Domingo 9 de septiembre de 2018. La Paz, Bolivia.
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La case voladora | Navegar el fuego | 11S. American Tabloid | El día que gané un concurso de baile con Soda Stereo | Alberto Villalpando | Iván Nogales de la A a Z | Días de cine
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La ira. Las fronteras. Los hombres.
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UÁNTAS VECES HABRÁ recorrido Marco Basualdo –autor de la nota central de este número– esos dos mil seiscientos cuarenta y tres kilómetros que van de La Paz a Buenos Aires, por carretera. Cuántas veces habrá visto y cuántas veces habrá vivido él mismo aquellos momentos en los puestos policiales migratorios, cuando los gendarmes argentinos lo miran a uno desde arriba y de arriba a abajo con gesto de desprecio. A veces el desprecio es directo, brutal, otras veces sutil, igualmente brutal. La biografía del autor dice que nació en Buenos Aires, y que “ser hijo de migrantes bolivianos lo marcó tanto que hoy, una vez formado en periodismo, hace del desarraigo uno de sus temas preferidos”. Por eso es interesante también leer en su texto su sensibilidad ante esa situación cotidiana del cruce de fronteras como quien atraviesa el fuego de una fogata a riesgo de arder o, por lo general, arder y seguir. Esta vez sucede una paradoja: el sujeto al que los gendarmes maltratan no es un “bolita”, es un “gringo”, austriaco de ojos verdes, un joven que por mera casualidad es portador del VIH, un hombre que trabaja con musulmanes y latinoamericanos defendiendo sus derechos migratorios. Un hombre para quien conocer este continente “era una deuda pendiente”. Un hombre que a pesar de conocer, vivir y sufrir con frecuencia estas barreras en el mundo –y por lo mismo–, llora. La ira. Las fronteras. Los hombres. Qué oportuno resulta entonces hacer memoria. Edmundo Paz Soldán recuerda cómo se vivía en Berkeley los días posteriores al 11S, cuando el miedo al otro caló profundo en el mundo contemporáneo y hoy cosecha lo sembrado. Las fronteras. La ira. Los hombres.
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IDENTIKIT / La case voladora / Cecilia Campos Villafani
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PATIPERRO / Cómo ser ciego y no morir en el intento / Richard Mateos Rodríguez
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AGENDA LaEscobaEscultural / Claudia Daza
10 CINE / Navegar el fuego / Juan
Álvarez-Durán
12 CRONIQUITA / El día que gané un
concurso de baile con Soda Stereo / Cecilia Lanza Lobo
14 CRÓNICA / Ira de asado / Marco
Basualdo
22 MEMORIA / American Tabloid /
Edmundo Paz Soldán
25 VERBORREA / Iván Nogales de la
A a la Z / Cecilia Lanza Lobo
28 MUJER COTIDIANA / Marcia, una
mujer rediviva / Jenny Ybarnegaray Ortiz
29 RETRATO / Alberto Villalpando /
Cergio Prudencio
32 CARTELER A / Días de cine /
Isabel Navia
34 HISTORIETA /Apocalicia / CTX
Editora: Cecilia Lanza Lobo. Coordinadora: Claudia Daza. Redes: Fabiola Gutiérrez, Isabel Navia. Diseño editorial: Edmundo Morales. Fotografía:
Cecilia Fernández, Víctor Gutiérrez, Freddy Barragán, Sara Aliaga y Agencias. Ilustraciones: Abel Bellido Córdova. DISEÑO DE PORTADA: Ariel Chuquimia / DGR-UCB.
Rascacielos y la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad Católica Boliviana se unen para el diseño de las portadas de esta revista. Coordinador: Sergio Vega. Estudiantes en pasantía: Ericka Vargas, Marcos Luna, Sergio Salazar, Josefina Rojas, Ariel Chuquimia y Adiba Rojas.
Cecilia Lanza Lobo
* Rascacielos abre este espacio a la buena crónica, perfil, historieta, diario de viajes, testimonio, fotografía, fotoreportaje y otros vicios. Pueden enviar sus aportes a: rascacielosrevista@gmail.com Las publicaciones estarán sujetas al criterio del comité editorial que se comunicará con la autora o autor.
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Compañía Editora Luna Llena S.A. Nº de Depósito Legal: 4-3-25-10 Dirección: Achumani, Calle 9 N°6, La Paz. Teléfonos: Central: (591) 2-2611700; Comercial: (591) 2-2611731 - 2611707 2611709. Suscripciones: (591) 2-2611734. Web: www.paginasiete.bo - La Paz, Bolivia Directora: Isabel Mercado Heredia. Subdirectora: Mery Vaca Villa. Jefe de Redacción: Alcides Flores Moncada. Jefe de Informaciones: Juan Carlos Véliz Morejón. Presidente del Directorio: Raúl Garáfulic L. Vicepresidente Ejecutivo: Carlos Saravia. D. Gerente Comercial: Nadia Diab Linale. Distribución: Marco Téllez. Distribución nacional: Douglas Azurduy. Impresión: Papel Principal S.A.
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JUAN ÁLVAREZ-DURÁN es director, productor de cine y montajista autodidacta. Ha desarrollado diferentes materiales audiovisuales incluyendo video instalaciones, ficciones y documentales. Lo que le ha permitido viajar desde Macondo hasta Yoknapatawpha pasando por Bruselas y Bogotá.
CECILIA CAMPOS VILLAFANI donde va, ve y a veces escribe. Le gustan los lunes con singani y cueca, y los miércoles de ceniza con literatura, cine y ají de fideo. Es gestora cultural.
ISABEL NAVIA es comunicadora social de oficios variados y exploradora consuetudinaria de variedades de café, tanto como de películas que aún puedan sorprender.
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COLABORADORES 33|18
EDMUNDO PAZ SOLDÁN es escritor, profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Cornell. Autor de once novelas. Sus obras se han traducido a más de diez idiomas. Ganador del premio de cuento Juan Rulfo entre múltiples galardones.
MARCO BASUALDO es periodista nacido en Buenos Aires. Ser hijo de migrantes bolivianos lo marcó tanto que hace del desarraigo uno de sus temas preferidos. También es rockero y escribió Rock boliviano. Medio siglo (2015).
CERGIO PRUDENCIO es compositor, director de orquesta, investigador, docente y gestor cultural. Dirigió la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos por 36 años, desde su creación. Actualmente es Presidente de la Fundación Cultural BCB.
JENNY YBARNEGARAY ORTIZ es de profesión psicóloga social. De oficio, escribidora (a impulso de sus emociones). De convicción, feminista y libertaria.
RICHARD MATEOS RODRÍGUEZ es patiperro. Corresponsal sin medios, es parte de Cieguito sin Frontera, una organización asamblearia, horizontal y democrática de la cual es el único miembro, fundador y presidente.
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IDENTIKIT Texto y foto de Cecilia Campos Villafani
CECILIA CAMPOS VILLAFANI ©.
Remedios Aguilar, hace 30 años que cocina en el comedor del segundo piso del mercado de Obrajes, los almuerzos de todos los mediodías. Heredó, con harto cariño, el oficio de su madre.
La case voladora ¡Venga, coma rico, venga!, almuerzo tetris, pase señorita, acomódese caballero; ahí salen dos y entran cuatro, cada cual con su plato, entre hasta el fondo, de perfil nomás, metiendo la panza, usted, niñita, mejor pasa después de la señora, por si hay que levantarse lueguito, no eche su sopa… oiga joven, tiene una mano libre, ayude pues llevando la llajua, siéntese donde le toque; los que tienen buen equilibrio entren en esta banqueta, pero no se confíen, no hay que reírse tan fuerte que se han de caer por las gradas, y los resfriados, mejor aquicito nomás, para evitar
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riesgos. ¡Uta! ¡Era que no se apoye tan fuerte don! ¡Me lo ha pinchado la bolsa de fideos! Pero no hay que preocuparse, ya llega la case con un pedazo largo de escotch, hace equilibrio por las gradas, gambetea la bulla de las conversaciones mezclada con el volumen de las noticias de la televisión, y entre el tumulto de gente lo pasa por la mesa de cuarenta centímetros al comensal que está llovido de fideos. Ahistá, pegámelo por favor, caballero, agarre el escotch; cuidado pero, no lo pegue en el cabello de la señora; señorita agache su
cabeeeeza... casi con el codo del este; no es manera pues, lo ha sopado la manga de su chompa en la sopa de la wawa. Apunte cabalito, don, ¡yastá!, gracias. ¡Ay!, un ratito, los del fondo ya han acabado y han de salir, por favorcito, pueden pararse todos otra vez? (...) Ahora sí, ¿Qué se han de servir? Menos trucha, sábalo, ají de lentejas o asado de chancho, porque ya no hay, sólo nos queda plato paceño, riiiico pero, sírvanse. Es que cuando la comida es rica, vuela. Y en verdad ha sido el mejor almuerzo de la semana.
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PATIPERRO Richard Mateos Burlando fronteras
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i sales a caminar por La Paz considera este manual de instrucciones: El primer paso es muy fácil, saca tu bastón blanco y ponte a bailar. Pié derecho adelante, bastón también adelante pero girando en posición contraria a la del pié que avanzaste primero, o sea hacia la izquierda, y luego el bastón gira hacia la derecha cuando avanzas con el pie izquierdo: siempre marcando un arco de 45 grados. El arco que gira en posición contraria a la de tus piés sirve para que el bastón cubra la parte de tu cuerpo que queda expuesta a los obstáculos: postes, vallas, agujeros, autos, gradas. Ahora viene el segundo paso y la primera precaución: ¡Protege tus genitales! Los numerosos agujeros, baches y ladrillos rotos que se encuentran en las aceras pueden causar que tu bastón se trabe y por el impulso de tu paso hacia delante, es muy probable que la empuñadura de tu bastón golpee dolorosamente en tus testículos o en tu vagina. En este caso la sociedad no discrimina, ya que más que hombre o mujer eres por sobre todo una persona ciega. El tercer paso es el más divertido. ¡Conviértete en un ciego ninja para cruzar las calles de la ciudad maravilla!
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Cuando llegues a una esquina y estés listo para cruzar, espera con amabilidad a que los autos se detengan para ceder el paso a cualquier peatón. Si esto no ocurre (probabilidad muy alta), alza tu bastón y amenaza con avanzar. Si tampoco esto genera ningún cambio, ponte a rezar: San Lázaro, patrón de los caminantes, Santa Lucía bendita, Mamá Cebrita… Si a pesar de todo los autos pasan y pasan, y la espera pesa, y el tiempo pasa, y tú no pasas, puedes imaginar que el sonido de los autos es como las olas del Titicaca y que estás rodeado de naturaleza. Así te será más fácil esperar a que alguien se apiade de ti y te arrastre a la carrera hasta la acera de en frente. Los pasos cuarto y quinto, son los de la interacción con el humano vidente. Tu bastón es como el báculo de Moisés: tiene poderes ocultos. A tu paso callarán las conversaciones –la gente se quedará embobada mientras pasas-, sonará la alarma del auto mal parqueado al ser golpeado por tu bastón, y con un poco de suerte el descuidado conductor volverá para sacarlo. Detendrás la carrera, hastiado de alguien que iba de prisa a trabajar y que te ayudará a cruzar la calle mientras te habla del mundo loco y de la prisa de la gente para llegar a ninguna parte. www.paginasiete.bo
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FOTO: PIXABAY
Cómo ser ciego y no morir en el intento
A G E N D A LA ESCOBA esCULTURAL Claudia Daza
Una femme radical y progresiva
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FOTO JUAN CARLOS USNAYO
NA FEMME, una mujer, una chica, sale a ensayar, otra a d a n z a r, o t r a a cantar, alguna va a comprar una e nt rad a de rock progresivo, y muchas va n a ver y criticar una película radical. ¿Qué más podemos pedir? La vida de una femme, fantásticamente fatal, tiene días apretados, muchas citas en el Municipal, en la Cinemateca, en el 6 de Agosto y el 16 de Julio. Aquí nos prestamos sus agendas y descripciones.
Femme bailarina Su agenda está copada del 13 al 15 de septiembre. Tiene entre ensayos y presentaciones en la ciudad de La Paz. Sus jornadas se centran en el Teatro Municipal Alberto Saavedra donde se llevará a cabo Danzénica, el festival más importa nte d e d a n za c o ntemp orán ea e n Bolivia. Días emotivos para ella porque se rodeará de 45 artistas internacionales llegados de España, Argentina, Brasil Colombia, además de Cochabamba, La Paz y Santa Cruz. No tendrá tiempo para nada porque se entregará a las 14 obras que se presentarán a lo largo de estos días, además de ensayos y algunos talleres.
Femme cinéfila Lo tiene anotado todo en su celular: la sinopsis de muchas pelis, contactos de críticos jóvenes, y por supuesto tiene anotado el Festival de cine Radical que se lleva a cabo en la Cinemateca Boliviana, el Espacio Simón I. Patiño, Way na Ta mbo y l a Virgen de lo s
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METAL FEMMETAL FEST 2018 / LA PAZ / 15 de septiembre / Cine Teatro 6 de Agosto / av. 6 de Agosto / 19:30 / info: 77209117 Deseos. Pero sobre todo le interesa el I Encuentro de Mujeres Cineastas, el Warmi Fílmica que se llevará a cabo en la Casa Espejo, el viernes 14 de septiembre, y también en La Virgen de los Deseos, al día siguiente. Allí seguramente mostrará su trabajo, opinará, debatirá, compartirá con sus colegas y compañeras. El Radical es del 8 al 16 de septiembre. Qué vida tan intensa la de esta chica.
Femme progresiva En su mochila por supuesto está su entrada para el concierto de Stick Men el 14 de septiembre. No tiene agenda, no necesita, todo lo tiene anotado en su cabeza, como la música. Ubica perfectamente los aportes musicales de To ny
Levin, Pat Mastelotto, Markus Reuter y David Cross. Quedó de ir con un amigo amante de King Crimson, la banda de donde son estos caballeros. Su cita es en el Teatro 16 de Julio a las 20:00. El rock progresivo es lo suyo y éste su evento del año.
Femme metalera Sencillo de reconocerla. Ha publicado en su FB el evento donde cantará. Es el Femmetal Fest 2018, ese espacio, en su cuarta versión, donde talentos femeninos con producción propia dan un megaespectáculo sobre todo en el género del metal. Allí estarán presentes las bandas Infinite sadness, ÍO e Indignación. Es el encuentro de los colectivos metaleros donde las creadoras serán el centro absoluto de la noche en el Cine Teatro 6 de Agosto. DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
OTROS ANTOJOS LA PAZ
CINE I ENCUENTRO DE MUJERES CINEASTAS / LA PAZ / 14 y 15 de septiembre / Casa Espejo / av. 20 de Octubre entre c. Pinilla y Campos/ de 15:00 a 18:00 / info: FB de Festival de Cine Radical.
Festijazz / hasta el 14 de septiembre / Cine 6 de Agosto y Teatro Nuna / av. 6 de Agosto y c. 21 de Calacoto / 19:30 Seguimos en la fiesta del jazz junto a agrupaciones bolivianas y llegadas de otras ciudades de Chile, Holanda y España.
El gran Marco Tóxico enfoca este taller en el diseño de monstruos. Dirigido a diseñadores, ilustradores, creativos novatos y principiantes. La inversión incluye material de papelería y coffee break.
PARA VIAJEROS Los músicos más clásicos del mundo mundial valen la pena para vender tu casa, tu auto, tu alma. Un escándalo económico al año no hace mal, por lo menos así lo pensaría un soñador y alguien que recluta sensaciones por el mundo. REINO UNIDO
ROCK STICK MEN EN CONCIERTO / LA PAZ / 14 de septiembre / CINE 16 DE JULIO / av. Mariscal Santa Cruz / de 15:00 a 18:00 / info: FB de Festival de Cine Radical.
Jorge Millones en concierto / 15 de septiembre / Efímera / Final Sánchez Lima N° 2667 / 20:00 Desde Perú nos visita Jorge Millones con canciones que recogen la historia y los sentires del pueblo peruano. Lo acompañan Mau Montero, Teresa Morales y Christian Benítez. SANTA CRUZ
DANZA CONTEMPORÁNEA DANZÉNICA / LA PAZ / del 13 al 15 de septiembre / Teatro Municipal Alberto Saavedra / c. Genaro Sanjinés / 19:30 / info: 78988677 DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
Gogo Blues en concierto / del 14 al 16 de septiembre / Meraki / c. Ballivián N°159 / 20:00 El grupo blusero presenta el videoclip Volver dirigido por el cineasta Gory Patiño. Un concierto lleno de energía. COCHABAMBA Monstruitos / del 13 al 15 de septiembre / 360 Workplaces / av. América final Este esq. av. Uyuni / reservas: 69794388
PAUL MCCARTNEY en concierto / LIVERPOOL, 12 de diciembre, Echo Arena, Kings Dog Strett / GLASGOW, 14 de diciembre, The SSE Hydro, Exhibition Way G3 8YW / LONDRES, 16 de diciembre, The O2, Peninsula Square SE10 / 18:00 Freshen up es el nombre del tour que inició Paul McCartney para este año en que difunde su disco Egypt Station que incluye tracks como I’dont Know o Come on to me. LAS VEGAS QUEEN & ADAM LAMBERT en concierto / LAS VEGAS / hasta el 22 de septiembre / Park Theater at park MGM/ La Vegas NV. Brian May y Roger Tylor, miembros activos de la banda británica, continúan con el vocalista Adam Lambert, para hacer un trabajo de colaboración e interpretar las clásicas canciones de Queen. www.paginasiete.bo
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CINE Juan Álvarez Durán
Navegar el fuego El productor de Algo quema cuenta el complejo e íntimo proceso de guiar una película biográfica acerca de un nieto que se enfrenta a la imagen de su abuelo: el Presidente y dictador, gral. Alfredo Ovando (19641969). “Saber, de manera tan cercana, que los hombres odian y matan, es algo para lo que nunca estaremos preparados”, dice.
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l director, Mauricio, nieto y homónimo de Alfredo Ovando, había compilado un corte de poco más de una hora. Un amasijo emotivo, un e n c r i p t ad o f a m i l i a r ininteligible fuera de ese ámbito. Trajimos una montajista uruguaya, Cecilia, para abrirlo. La primera semana empezamos a construir el barco que navegaríamos casi por seis meses. Horas dedicadas a revisar un material que se hacía pesado por la reiteración de los lugares, los gestos y los personajes. Sabíamos que lo que nos importaba era un periodo de 5 años, de 1964 a 1969. Aunque los resquicios permitieron
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imágenes de mucho antes, y mucho después, la película está organizada de manera cronológica, aunque estaba claro que no haríamos una película histórica sino más bien una película familiar y emocional. El reto latente era la responsabilidad ante los hechos. En ese mar de imágenes, optamos por DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
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liar en color y lo institucional en blanco y negro, pugnaban con similares matices su lugar en la película. Este proceso complejo, sobre todo para el director, arrastraba su trazo más o menos 7 años, con altibajos y abandonos. Requirió, por tanto, de un equipo, un soporte. Muchas veces decisiones precisas tardaron en llegar, primero por el desapego necesario para lograr un discurso propio, y segundo porque las versiones sobre el abuelo chocaban de manera directa. Teníamos un pequeño margen para hacer una película que no fuese una hagiografía de un hombre muerto, y tampoco teníamos motivos para denostar al militar que el azar colocó como abuelo de un niño al que éste jamás conoció. Enfrentar un tema tan personal, con los elementos que hacen a un personaje público, necesitaba salir del lugar perfecto que había creado la familia, para hacer crecer la duda. Aunque esa llama todavía era incipiente en el director, el equipo trabajó por avivarla. Así también nos enfrentamos a la idea de mantener al mismo tiempo que apagar el fuego del cine militante. Sanjinés y el grupo Ukamau nos daban elementos importantes para trabajar contrapuntos hacia lo familiar, pero sabíamos que incidir en eso tampoco nos servía.
Como con las cintas, ese fuego puede quemar todo y no dejarnos nada. Como todo cine militante, la destrucción de sus propios creadores es latente. Coincidíamos en la necesidad de asumir lo que tocara como nieto, y nosotros con él. Esos dos meses con la montajista, tuvimos que desnud a r a u n ab u e l o, s i n h u i r l e a l a maldad de sus actos y la generosidad de sus palabras al leer un libro a sus nietos. Ambas caras convivían en u n a m i s m a p e r s o n a . Sa b e r, d e manera tan cercana, que los hombres odian y matan, es algo para lo que nunca estaremos preparados. Reculábamos entre aquello y la necesidad de avanzar en la película como obra creativa. En sus distintas facetas, el abuelo era un ser como cualquier otro, con defectos y virtudes. Y las entrevistas, por su parte, nos daban elementos muy precisos pues muchas veces los silencios, los gestos, eran más importantes que cualquier cosa dicha. Este fue un elemento central que nos permitió clarificar nuestra posición y convencer al director rumbo al final. Filmamos tres finales y nada funcionaba. Era necesaria la voz, tal vez como acto liberador. Guionizamos. Las palabras debían ser precisas, y la metáfora permitía un cierre acorde a la propuesta. El director planeó y filmó de manera justa, y el quiebre fue evidente, la catarsis fue total. Como todo acto creativo, éste implica restablecer una relación, que vivida o no, necesita saber navegar el fuego de las urgencias históricas. Nuestra generación no vivió las dictaduras y escuchamos a menudo mencionar esos tiempos, tanto para denostarlos como para evocar orden y felicidad. Nosotros queríamos una película con todas sus letras; una experiencia para el cine a partir de un hato de imágenes ordenadas y trabajadas para provocar una sensación compleja. Una manera de entender el pasado y poder convivir de manera responsable hoy con él. www.paginasiete.bo
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FOTO PRODUCCIÓN DE LA PELÍCULA ALGO QUEMA
dos filtros: si había algo familiar ligado al poder, estaba dentro; si era un acto relacionado al personaje en su función militar, entraba. Con ese bagaje audiovisual nos animamos a armar la estructura. Una estrategia fue descubierta al inicio del montaje cuando un padre y un hijo (Mauricio y su padre Alfredo) revisan el material familiar que han olvidado o desconocían. Esas sesiones fueron únicas porque mucho del material, añejo, se quemaba e n nuestras narices. La huella de esas sensaciones en pantal la fue el rót ulo de muchos de esos videos. Así, metamorfoseado, algo quema empezó a revelarse como el concepto base. El montaje es un viaje peligroso. He ahí su encanto: las posibilidades de relacionar imágenes, de conjurar la polisemia o, en nuestro caso, bajo su halo tratar de dar una idea de un tiempo del cual solo tenemos las ruinas de un pasado. Lo fami-
CRONIQUITA Cecilia Lanza Lobo
El día que gané un concurso de baile con Soda Stereo
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ABÍA QUE UN DÍA me serviría de algo. Lo cargué años, de traslado en traslado, esquivando reclamos, c o m o ad o l e s c e n t e q u e guarda cartitas de amor. Es un trofeo-feo. Verde en la base cuadrada que sostiene a una pareja dorada que baila bien trajeada, el vestido largo, como seguramente bailaba mi mamá. Todo de plástico, excepto la pequeña placa de lata que dice: “Primer puesto. Concurso de baile. Concierto Soda Stereo. Cochabamba 4 de septiembre, 1988”. Algo así, porque tres décadas después, ese fetiche ya no está y solo lo recuerdo cada que veo y escucho a mi hijo en algún concierto cantar “Mama sabe bien, perdí una batalla…” (Zona de promesa s, Cerati). Porque Cerati es para mí Soda Stereo y ese concierto épico en la punta del cerro de San Sebastián donde alguna vez Manuela Gandarillas enfrentó al ejército realista de Goyeneche. Yo Manuela, bailando a rabiar; ellos, ese ejército de fanáticos que ensayaban los gritos, esperando a sus ídolos, chillando sus aprecios o desprecios por las parejas de bailarines en el ruedo del coliseo de La Coronilla en Cochabamba. Todos esperábamos que pasara el temblor. Tanto lo habíamos bailado, que queríamos verle la cara. Aquel epílogo de los años 80 se había hecho esperar y era éste. Aquella generación ochentera que
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e ra la mía, algo “c heta” – d irían los gauchos de ese trío –, “f resa” para los amigos, “clasemed iera” de hoy, había salido a buscar universidades al norte argentino, Mendoza, Salta, Jujuy, y claro, de tanto en tanto llegaba de vacaciones con el rock en los pantalones algo apretados, saludándose de a besos entre machitos grosos, ¿vijte?. Todo bien. Por fortuna, algo serio ocurrió en aquellos universitarios que poco antes solo escuchaban rock en inglés. Y en buena medida, no quedaba otra. Pues encerrados en el corazón de Sudamérica, lo que teníamos aquellos ochenteros vallunos eran las radios FM con DJs que pronunciaban en inglés los pocos discos a los que tenían acceso, los cassettes que compartíamos, grabábamos y regrabábamos, y unas pocas disqueras que importaban aquellos LP con precios del flamante neoliberalismo. Los cochabambinos, además, teníamos la ventaja de ser, por angas o por mangas, parientes políticos del Lloyd Aéreo Boliviano. Así que azafatas, pilotos o ingenieros de vuelo, Miami mediante, volvían con discos y cassettes de música en inglés, alimentando aquel monoconsumo cult ural. Teníamos la mirada puesta al norte, mientras en el sur sucedían muchas cosas que nuestro precario sistema mediático demoraría un tiempo más en acoger (la televisión privada en Bolivia nació en 1984).
Sui Géneris, Charly García, Spinetta, eran platos gourmet de una generación que bailaba con Madonna y Cindy Lauper. Y sucedió que en la radio, en las fiestas y en las discotecas, algún rato de mediados de los 80, comenzaron a sonar Mig uel Mateos (Atado a un sentimiento), Andrés Calamaro (Por mirarte), Los Enanitos Verdes (Te vi en un tren) y, claro, Soda Stereo. El rock en español avanzaba a galope firme desde el sur del continente hacia arriba y sus tropas llegarían ese 4 de septiembre de 1988 a Cochabamba, comandadas por tres gladiadores, Charly Alberti, Zeta Bosio y Gustavo Cerati, a La Coronilla. Ocho mil almas caerían a sus pies. Entre ellas, Manuela Gandarillas. Yo. DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
FOTO CULTO.LATERCERA.COM
Treinta años de un concierto épico en el ocaso de una década de quiebre en América Latina. Soda Stereo estrenó La cúpula en el coliseo de La Coronilla, en Cochabamba.
(Des)esperábamos al trío en las tribunas. Era un verdadero día de fiesta. Soda Stereo estaba e n Cochabamba, ahí mismo, a minutos de entrar en escena y, por ejemplo, estrenar ahí, para nosotros, sí, sí, sí, La cúpula. Eso lo viviríamos después, locos de alegría, en ese primer rasguido de guitarra bendita, aunque Cerati fuese un punto allá a lo lejos. Antes, la fiesta. Un concurso de baile organizado por los animadores bajo el sol. De pronto, el Loco Zamora –qué haría el Loco Zamora a mi lado, mientras mi chico acariciaba a otra en mis narices ahí abajo – me agarra la mano y me jala al ruedo como pareja de baile, así como quien te empuja a la piscina. O bailas o te DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
ahogas. Así que venga el rock, venga el disco, venga lo que venga, Manuela Gandarillas por los aires del rock que el Loco Zamora dominaba con su cuerpo y su carisma, hasta que por descarte y la votación del griterío de las ocho mil almas bajo cuyo veredicto fuimos quedando 20, 10, 8, 4 y 2 parejas finalistas, El Loco Zamora y Manuela Gandarillas salimos campeones de aquel concurso de baile del concierto de Soda Stereo que los cochalas celebramos tres décadas después como si fuese el día de nuestra democracia musical. Un abrazo al Loco Zamora que durante 30 años me reclamó ese trofeo cuya ausencia compenso con esta nota dedicada a él. www.paginasiete.bo
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CRÓNICA
FOTO TOMADA DE FAN BUS. INTERVENCIÓN ADIVA ROJAS / DGR-UCB
Marco Basualdo
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LA IRA. 14
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Sentía que debía desaparecer y no se me ocurrió mejor cura que hacer mochila e irme a un concierto de una de mis agrupaciones preferidas que empezaba una gira por el sur del continente. Los caños de escape son necesarios, me dije. Entonces, en mi tarea huidiza, compré un boleto directo a Villazón para cruzar límites territoriales y luego continuar con mi periplo hacia la ciudad del tango y el fanatismo futbolero.
A de ASADO
. LAS FRONTERAS. LOS HOMBRES DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
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CRÓNICA
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N LA PUNA fronter iza conocí a un muchacho que se me adelantaba en la fila de Migraciones argentina. Era austríaco, se llamaba Franz, estaba todo tatuado y tenía algunas perforaciones en oreja, nariz y labios, además de cargar una mochila con patineta, agua y zapatillas viejas colgando de uno de sus lados. Ambos soportábamos esa cola de mierda en medio de ese torbellino de tierra que es el altiplano del norte argento y el sur boliviano. — Hola, disculpas ¿sabes si es la única fila para extranjeros y argentinos?, me preguntó. — Imagino que sí, no veo otra oficina de Migraciones, le respondí. — ¿No sabes si está muy lejos la Terminal en La Quiaca?, volvió a preguntar este chico rubio de unos 25 años. — No está muy lejos de aquí, primero tienes que cruzar el puente y de ahí deben ser unas seis cuadras. La atención de los gendarmes era lenta. Casi todos los bolivianos en ruta estaban siendo interrogados sobre el porqué de su viaje; se aproximaba la fiesta de la Virgen de Charrúa en el barrio bonaerense de Bajo Flores, así que el éxodo era masivo. — ¿Vives en Buenos Aires?, le pregunté a Franz para conversar y hacer más placentera la espera. — No, estoy de vacaciones por Sudamérica y ahora me voy a ver a mi banda preferida, Deep Purple, me dijo. — ¿En serio?, yo también viajo para verlos. — Oh, que coincidencia, entonces podemos viajar juntos, ya conozco la Argentina y no es muy bueno andar solo siendo extranjero, dijo sonriendo. No supe qué decirle pues para mi era gringo así que no tendría problemas. La discriminación en este país siempre había sido con los indígenas y los afros. Pero eso sí, se trataba de un viaje largo así que no venía mal tener compañía, mejor aún si era rockero como uno. Entonces le propuse comprar los boletos en La Quiaca, viajar en el mismo bus y quién sabe si marchar a dúo al concierto de Gillan y compañía. — ¿Y qué es lo que más te gusta de Argentina?, le pregunté. — El asado, dijo tajante. — Yo estaba pensando en irme a comer una buena carne apenas cruce el puente. Es lo que más me gusta de este país, bueno, aparte del fútbol y sus mujeres. — También son mis gustos, entonces cruzamos y vamos a comer, me respondió Franz sonriente. — Seguro que sí, le dije y me tragué la saliva tras pensar en
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el juguito que le sale a la carne cuando el cuchillo se hunde en ella. La fila avanzaba y le tocó el turno a mi nuevo amigo ante los gendarmes y luego me atendieron a mí en una oficina contigua a la de Franz. Las preguntas eran las de rutina. “¿A qué vas?, ¿qué hacés en Bolivia?, ¿cuánto tiempo te vas a quedar?”. Después, la revisión y para afuera, con la entrada libre hacia el país del ganado vacuno. Esperé a Franz que pese a haber ingresado a la delegación antes que yo tardaba y tardaba inexplicablemente. En total
fueron veinte minutos de plantón hasta verlo salir de Migraciones arreglándose el pantalón y la polera. Supuse que lo habían revisado al detalle. — ¿Y?, ¿todo bien?, ¿por qué tardaste tanto? — Oh, gracias por esperar; me estaban interrogando pero ya está todo bien. ¿Vamos a comprar pasaje o a comer asado primero?, me dijo. — A comer asado. Entonces cargamos las mochilas y nos fuimos caminando rumbo a algún restaurante con parrilla para saciar nuestro gran antojo. Dimos con El Quiaqueño, donde ofrecían todo tipo de carnes y pastas; entonces ordenamos una cerveza para él, un cuarto de litro de vino tinto para mí y la parrilla para dos. Así empeDOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
zamos nuestra charla, en la que me enteré que Franz militaba en una organización que luchaba por los marginados en su país. — Hay un resurgimiento del nazismo en varios países del este de Europa, donde se ve a las minorías de emigrantes como una amenaza para nuestras sociedades, algo muy parecido a lo que finalmente justificó Hitler en su arribo al poder. Yo trabajo con musulmanes y latinoamericanos principalmente, por eso venir a este continente era una deuda pendiente, me dijo este muy simpático muchacho. La charla era por demás amena y continuó en el bus-cama
hasta que una nueva parada nos obligó a una segunda revisión. Habrá sido como las doce de la noche y esta vez bajamos nuestras pertenencias para un minucioso control a la vista de todos; yo logré pasar la franja del permiso una vez que me desorganizaron el equipaje y luego llegó el turno de Franz, a quien, para espectáculo de la muchedumbre, lo hostigaron con otro interrogatorio. — ¿De dónde venís? — De Bolivia. — ¿Y qué hacías allá? — Fui a conocer. — Ahhhhhh, mirá vos. Y a Buenos Aires ¿a qué vas?, preguntaba el gendarme con tono acusador. — A visitar a un amigo y a un concierto de rock. — Te la pasás viajando vos. — Me gusta conocer otras culturas y otra gente. Terminado el cateo, subimos al bus y tratamos de conciliar el interrumpido sueño, pues pese a los contratiempos, el viaje debía continuar.
“¿A qué vas?, ¿qué hacés en Bolivia?, ¿cuánto tiempo te vas a quedar?”. Después, la revisión y para afuera, con la entrada libre hacia el país del ganado vacuno.
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El volumen alto de otra película me despertó a eso de las ocho de la mañana. Miré alrededor y algunos aún dormían, entre ellos mi amigo ario. Y mientras terminaba de despertar fui meditando el porqué de mi vertiginosa decisión. ¿Era correcto huir cuando algo se ponía mal?, ¿qué haría en Buenos Aires solo y despechado?, ¿cuándo volvería a La Paz?, ¿debería buscarla al retornar? El pensamiento me hacía añicos hasta que una nueva parada reprimió mi desgraciada reflexión. Otra revisión más. Por lo menos era de día esta vez. — ¿Qué pasa?, dijo Franz al despertar. — Nada, otra revisión, nada más. — ¿Otra vez? Bajamos y esta vez nos tocó el calor húmedo en plena pampa tucumana. De nuevo un número más o menos similar de gendarmes y perros y las dos mesas dispuestas para que todos vaciáramos nuestras pertenencias. Y nuestra dignidad. — ¿De dónde sos vos? — De Austria. — Ahhhhhhhhh, sos australiano. — No, ése es otro país, yo soy austríaco. — ¿Y venís de Bolivia? — Sí. — ¿Qué hacías allá? — Fui a conocer. — ¿Y te gustó? — Sí, es muy lindo. — Pero las mujeres son más lindas acá ¿no?, dijo el pelotudo de Gómez (así decía a un costado de su chompa milica) en presencia de tantas mujeres bolivianas. A Franz lo desvawww.paginasiete.bo
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CRÓNICA
lijaron todo y le encontraron varias pastillas. Le preguntaron para qué las tomaba; “para dolor de garganta”, dijo de algunas, “para temperatura, yo hago snow board”, respondió de otras, “y estas son para el VIH”, reveló sobre otra tira de medicamentos. Todos nos sorprendimos. Aún se trata de un tema tabú para muchos, por lo menos en esta parte del continente. Todos nos sorprendimos, menos un par de los que vestían uniforme. — Che, Martínez, ¿qué es VIH? — Y el SIDA ese. — No, SIDA es la fase terminal, cuando uno está por morir y yo no me estoy muriendo, intervino Franz para aclarar la ignorancia de los gendarmes. A metros de allí, la cabo Salinas, una hermosa morena de cabello azabache que combinaba muy bien con su uniforme verde olivo, se conmovió con Franz y le ofreció una silla, pues al parecer se le iban a averiguar todos los antecedentes para posteriormente encerrarlo en un cuarto, donde seguramente lo pondrían al desnudo. Y a los diez minutos más o menos, el muchacho salió de la nueva revisión casi guindo del enfado. Se habrá sentido humillado al verse desnudo e interrogado,
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pensé. Luego, el llamado de uno de los jefes de uniforme, el sargento Wirkewitz. — ¿Quién viaja junto al austríaco? — Yo, le dije, otra no tenía. — Bajá tus cosas. A la mierda. Qué huevada. Yo y mis amistades, dirían mi vieja y mi ex. Pensé mil cosas en el trayecto hacia el primer piso del bus; hasta empecé a sospechar de la conducta de mi extraño amigo. “¿Este gringo pendejo no se habrá hecho al cuate para ‘pasar ’ algo?”, razoné. De nuevo ante los gendarmes, surgieron las mismas preguntas de siempre, pero esta vez revisaron hasta la pasta dental. — Sabe qué señor, está todo bien con usted pero necesitamos que vaya de testigo hasta el hospital más cercano porque al sospechoso le vamos a hacer una radiografía, además de averiguar qué es lo que realmente son estas pastillas, dijo Wirkewitz. — Está bien, respondí ya medio emputado. Y nos subieron a la parte trasera de un camión militar junto a dos gendarmes que hablaban verdaderas gansadas a carcaDOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
Lo desvalijaron todo y le encontraron varias pastillas. Le preguntaron para qué las tomaba; “para dolor de garganta”, “para temperatura, “y estas son para el VIH”. jada limpia. — Pero, ¿por qué fuiste a Bolivia si ellos no tienen mar?, ¿cómo ibas a practicar tu deporte? Sucede que este par de uniformados confundía el snow board con un deporte marítimo, seguramente lo imaginaban cercano al surf, wind surf, o alguna de esas mierdas que los bolivianos no podemos practicar porque evidentemente, no tenemos mar. Y Franz les seguía la corriente, quería que esta pesadilla se termine. “Todo es por mi apariencia ¿no?”, me dijo bien bajito, pero lleno de ira. Así, tras recorrer siete kilómetros de asfalto, llegamos al hospital de Ciudad de Las Trancas, donde nos recibió el director del lugar. — ¿En qué les puedo ayudar, señores? — Mire doctor, necesitamos hacerle una radiografía al muchacho. Y el director me miró a mí. — No, es al otro, doctor, él es nuestro testigo. — Sí, como no, el asunto es que la máquina ahora está apagada y tendremos que esperar un poco, dijo el enguardapolvado y canoso señor. — Bueno, nosotros esperamos. Mientras “d oc ”, ¿nos puede decir qué es esto?, le preguntó el gendarme Stafuza al tiempo de alcanzarle tres tiras de las pastillas que Franz guardaba en su equipaje. — A ver... estas son para la garganta... estos son antirretrovirales... y estos son… laxantes. Los guardias miraron al doctor, se miraron entre sí, y luego nos miraron a nosotros sin poder aguantar la risa. — No me digás que te trajimos hasta acá por tus problemas de evacuación, mamita querida... Ellos se reían, nosotros no. No era para nada un chiste. Ya llevábamos dos horas haciendo detener el bus, había niños y gente adulta, pero ninguna contemplación de los militares. Así que tuvimos que aguardar por la máquina para la radiograDOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
fía; yo no tengo ni idea pero estos aparatos ¿tienen que calentar?, pensé. Al rato pasó un grupo de enfermeras o doctoras que no nos sacaron la mirada de encima a Franz y a mí. ¿Qué? ¿les gustábamos? No creo, habrán pensado que éramos un par de convictos con escolta dispuestos a hacerse algún examen. Y las mujeres como que tienen su fantasía con los chicos malos, se ve en las películas. Y si está en las películas es por algo, traté de divagar. — ¿Para quién era la radiografía?, interrumpió el doctor. — Es el muchacho que va a pasar, dijo Stafuza señalando a mi amigo, quien también ya estaba emputado de tanto manoseo. — Pasá, flaco, no nos va a tomar nada. Franz y al otro gendarme ingresaron al consultorio, y yo me quedé con quien parecía nomás buena persona, el soldado Stafuza. — ¿Así que lo conociste en Villazón? — Sí, en la fila para cruzar. — ¿Y vos qué decís? ¿trae algo éste? — No, yo de eso no sé, no podría ni acusarlo ni poner las manos al fuego por él. — Se puso nervioso, viste. Pero yo les digo a mis compañeros, a veces uno se pone nervioso por otras circunstancias, siendo extranjero, delante de policías que te preguntan y te piden papeles y te revuelven todo el equipaje; pero bueno, a veces el más cordero resulta siendo un narco de esos, viste. — Y si le encuentran algo, ¿se queda nomás? — Y sí, viste, se queda pegado. — ¿Pasa mucha droga por acá?, insistí. — Seguro que sí, viene de Bolivia pero no sólo la traen los bolivianos, también hay peruanos, argentinos y algún que otro europeo como este, metidos en el narcotráfico. — ¿Y cuál es la condena mínima? — Por lo menos tres años, viste. www.paginasiete.bo
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Nuevamente las enfermeras y doctoras con ese coqueto caminar y unas tacitas de café en esas pulcras manos. Nuevamente el recuerdo de ella que no era enfermera ni doctora, simplemente era la mujer que yo amaba y de cuyo recuerdo intentaba escapar. De fondo, el doctor que hablaba tratando de explicar aquello que parecía inexplicable. — Mire, oficial, hay algunas figuras extrañas pero esto puede ser desde exceso de comida hasta gases. — ¿Gases? — Sí, gases, dijo el médico al tiempo de abrir la puerta de la sala de rayos X. — Qué quilombo, che, decía el uniformado. — Flaco, ¿qué comiste? ¿qué comieron?, nos preguntó el doctor a los dos mientras Franz terminaba de atarse una zapatilla. — Asado, respondimos a dúo. Tras salir del hospital, regresamos los siete kilómetros hacia el lugar donde se encontraba el bus y nos encontramos con que el resto de pasajeros realizaba una pequeña protesta ante la oficina de la Gendarmería Nacional argentina. Llevábamos tres horas de retraso y las reacciones empezaban a tornarse violentas. — ¡Hasta qué hora nos van a tener aquí!, ¡yo estoy enfermo y estoy viajando a atenderme! — ¡Estamos con niños y no hay nada para comer! — ¡Si el joven tiene algo que le revisen y si le encuentran algo que lo detengan! ¡Pero por qué tenemos que pagar todos, pe! — Yo soy medio ignorante en esto pero entiendo que si el pibe tiene algo, viste, ya se habría puesto mal. Pasajeros bolivianos, argentinos y peruanos protestaban por igual y los soldados se reunían a debatir en grupo acerca del futuro del muchacho austríaco. — ¿Y?, ¿qué hacemos con este?, ¿qué fue lo que exactamente le dijeron, Stafuza? — Yo entré con el muchacho, mi sargento, dijo Gómez. — Y bueno, dígame qué le dijeron, retrucó Wirkewitz. — Que es algo extraño al cuerpo, que pueden ser restos de comida o gases, ¿vio? — ¿Gases?, a la pelotita... ¿y eso no lo puede decir la máquina? — No con exactitud mi sargento, es lo que nos dijo el doctor. Acá tenemos las radiografías. Gómez sacó las radiografías de un maletín y todos se le acercaron como niños ante un álbum de figuritas. Y cada uno hacía su respectivo análisis. — ¿Ve acá mi sargento?, esto parecen cápsulas... — ¿Esto de acá?, ¿estás loco vos?, esto debe ser una tripa, dijo Wirkewitz. — Mirá vos... y esto de acá, ¿qué es?, ¿el hígado, che?, opinó otro. — Los chicos dijeron que se comieron un asado en La Quiaca, explicaba Stafuza.
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— ¿Un asado?, se habrán comido una vaca entera para que salga todo este chorizo, ironizaba Wirkewitz. El pequeño comando debatía a gusto pero el furibundo grito de los pasajeros les avisaba que se debía llegar a una solución, y pronta. — Bueno, bueno, un momento. En vista de que los análisis no son claros, debemos comunicarnos con nuestro inmediato superior, el alférez Goldberg. Cabo Salinas, llámelo, por favor, ordenó Wirkewitz. — Sí, mi sargento, respondió la linda de Salinas. Y se encargó de marcar desde su celular el número de Goldberg. El calor y la humedad parecían adormecernos. Y sabedores de que la llamada nos daría la solución final, todos, pasajeros, chofer y ayudante, soldados y acusado, nos arrimamos alrededor del sargento que apretaba un pucho entre el mayor y el índice derechos, agarrando el teléfono con lo que le quedaba de dedos. — Hola, mi alférez... disculpe por molestarlo a esta hora de la siesta... tenemos un caso de un sospechoso... no... no le encontramos nada... tenía una pastillas que resultaron ser laxantes... sí, sí... entiendo... también le hicimos una radiografía y resulta que aparecen unas figuras raras, el doctor dijo que pueden ser gases... DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
No es la primera vez que me pasa. No sé qué es peor, si los asaltantes o los policías. Me ven de otro lado y todo es violencia, decía Franz expulsando lagrimones de esos ojos verdes. El comentario generó una risa colectiva entre los pasajeros que el mismo sargento apaciguó frunciendo el ceño y los bigotes estilo Eduardo Avaroa. Después vino lo que pareció ser una orden. — Entendido, mi alférez..., disculpe que lo haya molestado..., no se preocupe..., lo veo pronto en el Batallón..., que tenga buena tarde. Todos abrimos los ojos y creo que también las orejas, sobre todo aquellos que estaban atrás. —El alférez Goldberg informa que ante la duda y la falta de pruebas no podemos hacer nada... el bus puede marchar... — ¿Conmigo también?, dijo preocupado Franz. — Claro que sí, bienvenido a la Argentina, remató Wirkewitz. Para todos fue una noticia grata y festejamos como una pequeña Navidad en familia. Yo me despedí de Salinas que me devolvió una mirada seria como quien dice “a mí no me jodes”. Y así, tras acomodarnos, el chofer arrancó el enorme bus y película de Van Damme de por medio aceleró a fondo para recuperar el tiempo perdido. Pero a los minutos nomás noté que mi amigo austríaco no se divertía con los pasos de baile del actor y más bien miraba por la ventana; ahí me di cuenta que lo hacía para disimular las DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
lágrimas que resbalaban por sus mejillas. No quise ni mirarlo ni decirle nada. Hasta que él rompió el silencio. — No es la primera vez que me pasa. No sé qué es peor, si los asaltantes o los policías. Me ven de otro lado y todo es violencia, decía Franz expulsando lagrimones de esos ojos verdes. Pobre, pensé. El defendía a los inmigrantes en su país pero no había quien lo defienda a él, cuyo pecado radicaba en su “agresiva” apariencia. Por suerte ya no nos tocarían más controles hasta Buenos Aires, situada todavía a un promedio de quince horas de la provincia de Tucumán. Después de Van Damme, todo era ronquidos al interior del vehículo. Finalmente llegamos a la capital argentina con el retraso esperado. Me despedí de Franz con la promesa de volver a vernos el día del gran concierto y, mientras buscaba un taxi, logré divisar un locutorio donde seguramente se podría llamar a La Paz. “No, no la llamo. Nunca más. (…) Tal vez después”, pensé. Entonces, para olvidar la idea, compré unos cigarrillos Chesterfield que no fumaba hace mucho y volví a cruzarme con varios de los inmigrantes recién llegados a suelo argentino, que miraban deslumbrados la enormidad de esta ciudad. Estaban perdidos. Algunos intentaban parar algún vehículo. Pero nadie les hacía caso. www.paginasiete.bo
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MEMORIA / 11S Edmundo Paz Soldán
American Tabloid El 11 de septiembre de 2001, no sólo cayeron las Torres Gemelas en Nueva York. Algo en el mundo se derrumbó.
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S C R I B Í E S T E A RT Í C U L O c i n c o semanas después del atentado a las Torres Gemelas. Sentía, como casi todos, que ese acontecimiento marcaría un antes y después en la historia contemporánea de los Estados Unidos. Hoy, a casi dos décadas, con un par de guerras fallidas por detrás, más producto de un deseo ciego de venganza que de otra cosa, y con un concepto de seguridad interior que comenzó en las fronteras y los aeropuertos y se va extendiendo a todos los espacios, Estados Unidos vive en lucha continua con sus propios demonios. El 11 de septiembre no hizo crecer a los Estados Unidos, no le hizo ver la necesidad de una mejor coexistencia con otros países; le hizo desconfiar aun más del inmigrante que no es de piel blanca. La criminalización de las minorías comenzó con los árabes y se extendió a los latinos; hubo políticos que bus-
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caron la concordia, pero fueron pocos: ganó el discurso nacionalista radical, convertido por Trump en política de Estado. Y así vamos, botes que reman incesantemente hacia el pasado, arrastrados de regreso a un tiempo de xenofobia y racismo que uno creía, al menos durante un tiempo, estar luchando por superar. ***** Octubre, 2001. Una de mis estudiantes en Berkeley, universidad en la que me encuentro de visita este semestre, me advirtió hace algunos días que no fuera a ningún shopping mall el día de Halloween. Había escuchado en la radio que un joven afgano-americano había desaparecido en New Jersey, y que, en una nota a su novia, le decía que tenía que hacer lo que tenía que hacer, y que por favor no fuera al mall en Halloween. Ayer
mi suegro me contó que un afgano-americano había desaparecido en California, y que, en una nota a su novia, le decía que tenía que hacer lo que tenía que hacer, y que por favor no fuera a ningún restaurante de fast food. Si bien es cierto que estos días hay la sensación en Estados Unidos de que todo es posible y que las coincidencias existen, imagino que al menos una de estas dos historias no es cierta. Probablemente las dos no lo sean. Pero ambas, juntas, sirven para capturar la ola de rumores, la psicosis colectiva, la histeria generalizada que flota en el aire desde la destrucción de las Torres Gemelas el 11 de septiembre. Cuando la real idad se muestra superior con creces a cualquier ficción, entonces nada es imposible, y más vale prepararse para lo peor. American Tabloid, tituló James Ellroy a una magnífica novela sobre los diversos hilos conspiratorios –la CIA, la mafia– entrelazados para hacer posible el asesinato de Kennedy. Ese título podría referirise a este presente en que un fotógrafo del Star –un tabloide sensacionalista– muere al inhalar partículas de ántrax llegadas a la redacción en un sobre con una carta de amor a Jennifer López. Hay miedo a subirse a un avión, a abrir el correo, a visitar edificios altísimos como el Sears en Chicago o el Empire State en New York. Osama Bin Laden ha penetrado en la conciencia y el imaginario del país, y al menos uno de cada cinco DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
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MEMORIA / 11S
americanos no duerme bien. Cualquier polvillo blanco es sospechoso de ser ántrax y amerita una llamada al FBI –que pide, por favor, no ser inundado con tanta falsa alarma– y una visita al doctor para obtener una receta de Ciproflaxin. Cualquier maleta descarriada podrá lograr que se evacue todo un aeropuerto como el de San Francisco (la maleta contenía un equipo de video, y muñecos G.I. Joe). Cualquier árabe es un terrorista en potencia, y los taxistas musulmanes en Boston y otras ciudades se quejan de que muchos potenciales pasajeros prefieren no subir al taxi cuando les ven el rostro (los que más sufren son los sijs: no tienen nada de musulmanes, pero gracias a sus turbantes dos han sido asesinados). Hay aviones que no despegan porque en su lista de pasajeros hay nombres sospechosos, o son forzados a aterrizar de emergencia, escoltados por dos intimidatorios cazas F-16, si un pasajero va al baño
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La agenda de Bush era, sobre todo, doméstica: cuando un periodista le preguntó a quemarropa quiénes creía que eran los Taliban, él respondió que se trataba de un grupo de rock. con frecuencia o deja caer al suelo un misterioso objeto negro (resultó ser un teléfono celular). Los fabricantes de máscaras antigás no saben qué hacer para cubrir la demanda (algunos clientes se quejan porque todavía no hay máscaras para sus pobres mascotas). Todo lo ocurrido en las últimas cinco semanas ha demostrado que este país de apariencia invulnerable es más frágil de lo que se creía. Los excesos de la última década se viven ahora con un sentimiento de culpa; la gran mayoría vivía en la euforia del alza constante de la bolsa y cerraba los ojos a lo que ocurría más allá de las fronteras. Los noticieros televisivos y los periódicos acortaban su cobertura internacional ante la falta de interés de la audiencia. La agenda de Bush era, sobre todo, doméstica: causaba risa, y no preocupación, que en una entrevista meses antes de la elección, cuando un periodista le preguntó a quemarropa
quiénes creía que eran los Taliban, él hubiera respondido que se trataba de un grupo de rock. En sus primeros ocho meses en el gobierno, Bush renegó de todo tipo de tratado internacional e intentó llevar a la nación a un conveniente aislamiento del mundo (sin grandes quejas de la oposición). De pronto, tanto él como sus gobernados han descubierto la necesidad de la coexistencia con otros países y se han encontrado tan vulnerables como el resto a los azares y azoros de esa coexistencia. Cuando todo esto pase, es posible que los norteamericanos recuerden estos días como un mal sueño y retornen a su acostumbrado sentimiento de invencibilidad. También es posible que, prácticos como son, saquen algunas lecciones positivas de este tiempo de pánico y titulares de catástrofe. Mientras tanto, la guerra contra un enemigo escurridizo continúa. DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
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Cecilia Lanza Lobo
Ivรกn Nogales de la A a la Z
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on su piel color miel, con sus ojos de Navidad, con su miski sonrisa y su porte de maestro entre los changos (des)carriados en sus carriles de teatro callejero y trotamundos, el Iván responde a nuestras palabrejas. Lee, siente y escribe.
AFUER A .– Incrustarte en el corazón de la multitud que atraviesa cuerpos, calles, piedras, edificios, espacios y tiempos sin tiempos. El silencio obligatorio germina grietas y gritos que irrumpen y hacen de los invisibles reyes de la gestación de lo posible. BICICLETA .– Dice una pared del Trono: “la vida en bicicleta es más emocionante”. Llegaron y labraron en las rutas de nuestros cuerpos, huellas profundas de pedales, palabras de quijotes sobre ruedas. Payasos que siembran sonrisas agrietadas de polvo y frío; emociones congeladas en plazas; los viejos troneros cabalgan sobre ruedas las primeras obras que hoy florecen. COMPA.– Seremos una Comunidad de Menores Productores en Artes y con el tiempo creceremos y eso de menores dejará de ser. Hace 29 años dibujábamos en el piso con una tiza casas gigantescas, viajes por el mundo, obras fantásticas, quimeras irrealizables en medio de una multitud de curiosos harapientos que reía todo el tiempo. Hoy caminamos y palpamos todo aquello y vamos por más, intentando hacer de nuestras vidas un Arte de Producir Comunidad. CH’ILA.– Arrugas, achachi, abuelo, puñete, korota de hipopótamo, pitufo, y otros nombres que brotan de los labios de Ángel el Fantasmita. Un ping pong de insultos y a cada réplica carcajadas de la tropa. Para decir Chila es imprescindible decir Fantasmita. Pareja de actores celebres del Teatro Trono. Hoy el Chila es el fantasmita de nuestra casa, desde que se graduó en la universidad como modelo de principiantes de medicina. DESHECHO.– Lo inservible, la basura, es el invento comercial más lucrativo de todos los tiempos. De los escombros de lo inútil, hace casi 30 años, nos regalamos y compartimos juegos, arte, sueños, porque todo, absolutamente todo, puede volver a ser, renacer; hasta la mierda es útil. EUCALIPT US.– A contrasentido, son álamos que acarician el cielo. Sembrados en el pueblo de transportistas que acarreaban palos de eucaliptus atravesando la inmensidad del altiplano. A contrasentido mi viejo murió años después sembrando esperanza en la
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soledad de la impostura. Hoy sus álamos bailan con la diablada, los abuelos que los visitan, los fantasmas que reclaman enderezar tantos contrasentidos. FAMA.– Cada pueblo regala sus mejores abrazos a los héroes errantes, los acunan con aplausos, comida, fiesta inmemorial, y un morral de vianda para el camino. Los cantos nunca mencionan sus nombres; algunos niños juegan imitando las travesuras soñadas que fueron repartidas; así la semilla ha sido incrustada en los nuevos errantes que juegan. GR ITO. – Solo es posible entender las c a t a c u m b a s c u a n d o e l s i l e n c i o, l a s sombras, forman parte de los diálogos escondidos. Emergen como volcanes ocultos, la lava que enciende los pasillos del silencio. Acude a mi rostro el espanto de la despedida, las tropas de guardatojos, las calles con remolinos de polleras, los ataúdes en fila, mientras las madres desgarran sus obscuros velos. Mi madre tiene un nudo en la garganta y un silencio que le impide emitir su asombro, hasta hoy en día. HIGUERA.– Me mira a los ojos a tiempo de regalarme su último abrazo, deletreándome el título del libro, señalándome la boina, la estrella, y esa sonrisa enigmática de Gioconda con bigotes de Cantinflas. Hasta hoy sigue siendo un guía en los pasos que defino, pero no es ni el libro, ni el personaje emblemático de la cubierta, sino la dulzura heroica de su sonrisa con lágrimas, y su propia Higuera que construyó con sus firmes pasos. ILLIMANI.– Viejo amante que encandila pasiones, atrapa miradas, abrazado en comparsa con sus hermanas de la cordillera, me obliga cada mañana a reverenciarlo. Su ref lejo en las pupilas de Ivanita que me reclama observarlo, me dan cuenta que la historia se repite, y accedo voluntariamente a su encanto. JEFE.– Servil o mandante, eso deletreo en los cuerpos, las miradas de la gente que nos rodea. Las escuelas y academias del mundo, caminos hacia el mando. KUSILLO.– La fiesta que resquebraja al jefe que controla el cotidiano mundano. La máscara, el juego que descubre los múltiples otros que anidan, cohabitan
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adentro de esta coraza llamada cuerpo. Un volcán que erupciona en los múltiples que somos. LÁMPAR A .– De la hecatombe del olvido, juegan los niños en medio del frío que congela, el viento que abraza el esqueleto. Brillan sus risas y sus palabrotas; si te pones en medio, te ilumina la fuerza de su decisión que quema. Chispa de una rebeldía de creatividad incesante. MICROSCOPIO.– La total ausencia de mirar hacia la profunda intimidad de las cosas que los políticos ignoran. Solo los discursos panorámicos, ideologizados de verborrea racionalmente correcta. Viajar a la profunda semilla, es perentorio. NOGAL.– Mi padre sembró árboles, hoy enormes, que puedo abrazar simulando su cuerpo ausente. Cuando Teoponte lo reclamó, dejó su cuerpo como semilla. Hoy aún lo busco en medio del tiempo, la memoria, la selva. Dijo a su perpetrador “por favor, di a mis hijos, a mi familia, que los quiero mucho”. Verdad que siempre lo supe, pero atraviesa como cuchillo al leerlo en la prensa después de 45 años. Un nogal escondido florece allá lejos, aquí en cada paso personal y colectivo. OMBLIGO.– Pasados los 50 años, reconozco que soy, solo si mi madre acompaña mi aliento cotidiano. Cuido de ella en este ayni de vida, reciprocando su infinita paciencia. Soy, somos, el centro de gravedad de este universo, Yo, Ana, Claudio, Ivana, Tania, Bambina, Samy, Teatro TRONO y COMPA. PÚBLICO.– Desde bambalinas de la vida, mi guerrillera cotidiana está atenta a cada pulso y aplauso que cosechamos. Hoy con un bastón que la ralentiza, no le impide estar primera en la fila. Más que cualquier halago o nota de prensa, disfruto sus palabras, su emoción, su militancia de compañía. S OCAVÓN.– Memorias de rebeldía indígena, minera, femenina, juvenil y de creatividad incesante, eso es El Alto. Dicen que las artes te hacen volar, por eso en los cimientos de nuestra casa construimos galerías mineras, como raíces que expliciten el nacimiento de las alas. TAB L AS.– Cargamos desde la feria con el Marcos, puertas, machimbre, ventanas, balcones, portones, chucherías. Un día nos dijeron que la casa acabó siendo un tributo a la Feria 16 de julio. Pasión por el teatro, por las tablas, la casa en su integridad es un laberinto de una
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dramaturgia espacial de innumerables memorias. UMSA.– Bajar a pie desde El Alto, subir para almorzar, otra vez bajar, ¡mierda, se me olvidó la tarea!, volver a subir a recogerla, bajar para entregarla, subir en patota diseñando rutas de la ineluctable revolución, debatiendo marxismo, altruismo, nomeimportismo y la próxima reunión con los chicos revolucionarios del barrio aristocrático. VISA.– Pronta pieza de museo. Se diseñen performances que sean anuncios premonitorios, en pasaportes comunitarios que celebren los saberes y conocimientos circulando sin academia que las jerarquice, más bien pluriversidades que las abracen. Y comunidades a manera de consulados y embajadas de la cultura viva, que como los pájaros, dueños de su vuelo y de donde poner los huevos, celebren la igualdad de las comunidades circulando libremente el mundo. WILLCA (ZÁRATE).– La madera es pulida con paciencia, las manos del artesano logran la aparición del fantasma rebelde. La máscara transforma a quien se la pone, y durante toda la obra, el llamado, con voz serena, elocuente, insumisa, del Willka, delata el abuso del cawallero, de los pulcros liberales, y anuncia sus pasos desde las catacumbas. Hoy se pasea teatros, plazas, bocas de politiqueros, y le cuesta enderezar rumbos. XXX.– El Chila hace una lista extensa, marca con X los nombres de más de 100 troneros, todos muertos en combates callejeros con policías, alcohol, drogas, pandillas, enfermedades. Los pocos sobrevivientes habitan cárceles. Dice sonriendo mostrando su pallpha: “quizás no hicimos el teatro que soñamos, estos pocos ultimitos tienen que ver con nuestro grupo; creo que les salvamos la vida”. Al poco tiempo se fue con su amplia familia de alcohólicos. ¿Debo añadir una última X a esa lista? YOTALA .– La galería de la Sandra y el Guillermo, minúscula como repleta de descomunales sueños, en ese rincón del orbe donde caben muchos otros orbes posibles, que germinan en poesía, canto, colores, tropel de animales que se confunden con las visitas. Ahí cerquita, los amigos del teatro, agujereando el cielo de pura fantasía. ZURDO.– Error incorregible de la divina santidad de la jerarquía que promete el cielo si la obediencia va siempre derecha.
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MUJER COTIDIANA Jenny Ybarnegaray Ortiz
Marcia, una mujer rediviva
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ESPUÉS DE VARIOS intercambios de mensajes y comentarios por Facebook, finalmente conocí a Marcia en persona. Vino a buscar me para consultar mi opinión sobre un proyecto que viene madurando desde algún tiempo atrás; quiere crear un centro de capacitación artesanal para mujeres víctimas de violencia machista. Como suele suceder con mucha frecuencia entre mujeres, rápidamente logramos conectamos desde la emoción, desde nuestras historias de vida, desde nuestras íntimas experiencias. Fue así como supe que lo que la motiva a emprender su proyecto es que ella misma es una sobreviviente de violencia. De ese periodo de su vida ya han pasado muchos años, pero aún le es imposible guardar sus lágrimas al recordar la tarde en la que decidió separarse de su pareja. Llevó a su pequeño hijo a la casa de su familia para ponerlo a buen resguardo y, al volver a la suya para recoger algunas de sus pertenencias, se encontró con la furia salvaje de su agresor quien la estuvo golpeando por
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varias horas hasta que “se cansó y se quedó dormido” (según sus propias palabras), momento en el que ella aprovechó para arrastrase como pudo, salir por una ventana y huir del hombre del que alguna vez se enamoró. Tuvo que pasar un periodo hospitalizada para recuperarse de las heridas que le provocó aquel hombre y un periodo mucho más largo para recuperarse a sí misma y volver a ser la mujer encantadora que siempre fue. Además de una fuerza interior inconmensurable, que le ha dado el coraje para rearmar su vida, criar seis hijos (tres propios y tres de un hermano suyo cuya esposa lo abandonó), construir una nueva relación de pareja con un hombre que es “su amor, su cómplice y todo”, Marcia tiene magia en sus manos y una imaginación sin límites para creas objetos preciosos como la cajita que me trajo de regalo y que guardaré por siempre con mucho amor. Agradezco a la vida por darme la oportunidad, desde mi militancia feminista, de conocer mujeres como Marcia que devuelven la esperanza en que es posible sobrevivir a la violencia y, además, ser capaces de amar y soñar de nuevo. DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
RETRATO Cergio Prudencio Fotografía de Cecilia Fernández
Alberto Villalpando DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE 33|18
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RETRATO
La casa de Villalpando En casa de Villalpando siempre pasaban cosas increíbles. El piano, el tocadiscos, el olor al entrar y la hospitalidad. Hacía mucho frío en Miraflores. Una noche, como en una liturgia, soltó una cinta de carrete abierto con la grabación de su Música para orquesta I que Carlos Rosso acababa de estrenar en Venezuela. ¡Qué impresiones tan fuertes…! Masas sonoras en desplazamiento, sensaciones de tiempo suspendido, evocaciones al paisaje, clamores al unísono en los bronces, y el arpa en insólito sol mayor culminando ese viaje a un paraje inexplorado y fascinante. Luego, a la tertulia sobre revelaciones y misterios, entre comuniones, alcoholes y carcajadas. Otra vez, tantas veces, ya en Los Pinos, al abrirse la puerta golpeaba el humo; y en medio se adivinaba a unos conversando, a otros absortos en un texto, a dos en un rincón confrontados dama mata a rey, a alguno en silencio pensando, y a Alberto al fondo estofando cordero para una concurrencia entre quienes podía uno encontrar a Rubén Vargas, o a Pérez Alcalá, o a Jorge Patiño, o a Mónica Velázquez, y a otros aparecidos. Este era el lugar de todos; y para todos, el buen paladar y una palabra sabia o alguna música desenterrada que llevarse alma adentro. Blanca era la Blanca; dama en el tablero contra aquel bastión de alfiles, caballos y torres, caray, porque así lo quiso el Maestro en su alianza. Visité la casa en Cochabamba, hecha ya de silencio y ausencia. Y allí descubrí a Villalpando, él mismo una casa de ventanas abiertas, amplia guarida y calor de hoguera en sus entregas generosas e irrestrictas. La casa de siempre, Maestro.
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C A RT E L E R A #DíasDeCine Isabel Navia
Las mujeres de Sofía
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ACIDA EN NUEVA YORK, Sofía Coppola es parte de la “realeza” hollywoodense. Su papá es el cineasta Francis Ford Coppola, su abuelo era compositor y entre sus parientes próximos están Nicolas Cage y Talia Shire. Cuando tenía un año de nacida su papá la puso en la pantalla (El Padrino, 1972), siendo la primera de varias actuaciones en películas de Francis. Aparece también en Frankenweenie (Tim Burton, 1984) y en Star Wars Episode I (George Lucas, 1999), por citar algunos títulos. Lo suyo, sin embargo, no es la interpretación. Aunque ha hecho videoclips, piezas publicitarias y diseño de ropa, su mayor destreza es escribir sus propios guiones y dirigirlos. Gusta de contar historias frecuentemente de mujeres muy bellas y que además se ven, casi siempre, aburridas. Su línea narrativa tiene también una característica común y es el afán por hacer indagaciones psicológicas en sus personajes, quienes suelen ser algún tipo de celebridad. “Me gusta escribir sobre momentos en los que las personas atraviesan una transición y tratan de aprender algo sobre ellos mismos”, dice. Ésta es su filmografía completa a la fecha y su propuesta, en general, es notable.
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LICK THE STAR, EE.UU, 1998. Un corto de 14 minutos rodado en blanco y negro, que es el botón de muestra del estilo que Sofía Coppola creará en el resto de su filmografía. Un relato de uno de tantos episodios de crueldad adolescente en la escuela de algún lugar de los EEUU. Disponible en YouTube. LAS VÍRGENES SUICIDAS, EEUU, 1999. Basada en la novela de Jeffrey Eugenides, es el relato de una familia norteamericana en la década de los 70, compuesta por una madre y un padre muy estrictos y puritanos. Esto parece tener lógica cuando vemos que tienen cinco preciosas hijas entre los 13 y los 17 años. Lo interesante comienza cuando la menor acaba con su vida el mismo día en que hacen su primera fiesta en casa. Esta es una de esas películas que no envejece y cuya marca queda, indeleble, en la memoria. PERDIDOS EN TOKIO, EE.UU, 2003. El segundo largometraje de Sofía es, sin lugar a dudas, una de mis películas más queridas. Ganó numerosos premios, incluidos un Óscar y un Globo de Oro y relata el azaroso encuentro y posterior conexión entre dos seres que nada tienen en común. Bill Murray logra una de sus mejores actuaciones, en perfecta armonía con una joven y no menos solvente Scarlett Johansson en ese lugar tan famoso como extraño, que es la ciudad de Tokio. Absolutamente entrañable. MARÍA ANTONIETA, LA REINA ADOLESCENTE, EEUU, 2006. Kirsten Dunst, una de las musas favoritas de Sofía, tiene un muy notable desempeño, logrando encarnar a
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una jovencita de 14 años, hija de un emperador, a quien envían a Francia para que se case con el hijo del rey, como parte de un acuerdo entre naciones. Era prácticamente una niña todavía cuando se convirtió en reina, ajena a lo que el pueblo francés vivía unos kilómetros más allá. Una hermosa película, maravilloso diseño de vestuario, banda sonora casi perfecta y unas zapatillas de lona que se “cuelan” en la colección de tacones de la reina, hacen de éste un relato reivindicador de una mujer que fue vendida, utilizada y condenada sin haber tenido la opción de entender su propia vida. SOMEWHERE, EEUU, 2010. Luego de la recargadísima historia de María Antonieta, Sofía quiso hacer algo diferente y, en definitiva, lo hizo. Some wherees minimalista, pausada, casi lineal y aunque ganó el León de Oro a mejor película en el Festival de Venecia, parece ser la menos querida por el público que sigue a Coppola. Quizá porque trata de un decadente y guapo actor de Hollywood, cuya vida resulta completamente ajena a la de la mayoría de los demás (todos nosotros). Sin embargo, trata también de algo que todos vivimos: las relaciones y cómo pueden influirnos los sentimientos que construimos en ellas. THE BLING RING, EE.UU, 2013. Selección oficial de la sección Una cierta Mirada en el Festival de Cannes, está basada en hechos reales. Muestra la vacuidad en la que vive un grupo de adolescentes en Los Ángeles, atrapados en burbujas de opulencia. Su existencia carece de dificultades o propósitos, así que se prueban a sí mismos convirtiéndose en ladrones que roban a los famosos del pueblo y desarrollando un extraño placer en ello. La protagonista, Emma Watson, es estupenda en su papel de villana. A VERY MURRAY CHRISTMAS, 2015. Es un especial navideño en formato de comedia musical, producido por Netflix. Nominada a un Emmy como mejor película para televisión, homenajea al espíritu festivo que supuestamente todos deben tener en la época de Navidad. Se filmó en el histórico Café Carlyle de Nueva York e incluye números musicales a cargo de celebridades como George Clooney y Miley Cyrus. THE BEGUILED, EEUU, 2017. Con esta película, Sofía se convirtió en la segunda mujer en la historia del Festival de Cannes en ganar el trofeo a la mejor dirección. Cuenta con soberbias actuaciones, especialmente la de Nicole Kidmann en el rol de una estricta directora de internado para señoritas al sur de los Estados Unidos, durante la guerra civil. Esta es una historia que expone, detrás de graciosas y elegantes buenas costumbres, el lado oscuro en la vida de mujeres históricamente anuladas, que se debaten entre su ser y su deber, sin derecho a desarrollar parte de lo que son como personas, como la emocionalidad y la sexualidad.
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María Antoniet a Antonieta
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A Ver Veryy Murra Murray Christmas Christmas
The Beguiled
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HISTORIETA CTX
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