Revista Rascacielos No. 36 | 30 de septiembre de 2018

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Simpathy for the devil | Reflejos perdidos | ¿Qué hará Kilko en la vida? Tlatelolco | Adiós a Las velas | Germán Araúz Crespo | Ojo al parche

Domingo 30 de septiembre de 2018. La Paz, Bolivia.

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Las cuatro estaciones

del partido de Carlos Palenque


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Las cuatro estaciones

IDENTIKIT / Simpathy for the devil / Martín Díaz Meave

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CARTA A UN FÉNIX / Reflejos perdidos / Mabel Franco Ortega

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AGENDA LaEscobaEscultural / Claudia Daza

10 MÚSICA / ¿Qué hará Kilko en la

vida? / Cecilia Lanza Lobo

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L 21 DE SEPTIEMBRE DE 1988, hace tres décadas, un partido político de características muy particulares se fundó en Tiwanacu (otros dirán que en realidad sucedió poco después en San Francisco, pero aquí eso no es lo relevante). De características particulares decía, pues su líder, un exfolklorista y presentador de televisión tremendamente carismático, Carlos Palenque, cobijó bajo su manto a las clases populares ninguneadas y se convirtió por tanto en un atractivo y potente proyecto político que varios desearon y tomaron. El texto central de este número cuenta esa historia. No es la vida, pasión y muerte de Condepa, aunque de alguna manera sí. Es decir, no es la historia de un partido político sino un fragmento de esa historia. Es un retazo de memoria de nuestra construcción democrática. Pero es sobre todo la crónica de un hecho político, desde la mirada empapada del cronista, Rafael Archondo, que prueba que en Rascacielo s co nti nu am os haciendo escuela. Que muestra una otra manera (igual que la crónica Las últimas horas de Germán Busch, RC Nº 30, por ejemplo) de contar un hecho político cuyos matices narrativos no solo enriquecen la historia sino que al hacerlo le dan otro sentido que, finalmente, cambia, sino la historia, el modo de percibirla. He ahí su valor. Y junto a éste, la necesidad de preservar la memoria para comprender mejor nuestros derroteros. Por esa misma razón es imprescindible recordar aquella tarde de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, México, cuando cientos de estudiantes fueron asesinados sin más. Protestaban contra el gobierno, pedían la libertad de los presos políticos, reprochaban el autoritarismo. Ahí un fragmento de memoria en la pluma del maestro Carlos Monsiváis cuyo pensamiento nos sigue alumbrando. Cecilia Lanza Lobo

* Rascacielos abre este espacio a la buena crónica, perfil, historieta, diario de viajes, testimonio, fotografía, fotoreportaje y otros vicios. Pueden enviar sus aportes a: rascacielosrevista@gmail.com Las publicaciones estarán sujetas al criterio del comité editorial que se comunicará con la autora o autor.

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@RevistaRCielos

12 CRONIQUITA / El relámpago que no

cesa / Álex Aillón Valverde

14 MEMORIA / Tlatelolco /

Carlos Monsiváis

18 CRÓNICA / Las cuatro estaciones

del partido de Carlos Palenque/ Rafael Archondo

26 EL MAnGO DE OZ / Adiós a

Las velas / Óscar Martínez

28 DISEÑO Y COMUNICACIÓN

VISUAL / Hoy, después del recreo, toca Semiótica / Pablo Loayza

30 RETRATO / Germán Araúz Crespo /

Manuel Vargas

32 CARTELER A / Ojo al parche /

Adrián Nieve

34 HISTORIETA /Apocalicia / CTX

Editora: Cecilia Lanza Lobo. Coordinadora: Claudia Daza. Redes: Fabiola Gutiérrez, Isabel Navia. Diseño editorial: Edmundo Morales. Fotografía:

Cecilia Fernández, Víctor Gutiérrez, Freddy Barragán, Sara Aliaga y Agencias. Ilustraciones: Abel Bellido Córdova. DISEÑO DE PORTADA: Adiba Rojas / DGR-UCB.

Rascacielos y la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad Católica Boliviana se unen para el diseño de las portadas de esta revista. Coordinador: Sergio Vega. Estudiantes en pasantía: Ericka Vargas, Marcos Luna, Sergio Salazar, Josefina Rojas, Ariel Chuquimia y Adiba Rojas.

Compañía Editora Luna Llena S.A. Nº de Depósito Legal: 4-3-25-10 Dirección: Achumani, Calle 9 N°6, La Paz. Teléfonos: Central: (591) 2-2611700; Comercial: (591) 2-2611731 - 2611707 2611709. Suscripciones: (591) 2-2611734. Web: www.paginasiete.bo - La Paz, Bolivia Directora: Isabel Mercado Heredia. Subdirectora: Mery Vaca Villa. Jefe de Redacción: Alcides Flores Moncada. Jefe de Informaciones: Juan Carlos Véliz Morejón. Presidente del Directorio: Raúl Garáfulic L. Vicepresidente Ejecutivo: Carlos Saravia. D. Gerente Comercial: Nadia Diab Linale. Distribución: Marco Téllez. Distribución nacional: Douglas Azurduy. Impresión: Papel Principal S.A.

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ÓSCAR MARTÍNEZ es arquero, psicólogo social, cuentista, pajpaku, antropólogo, profesor universitario y vecino de Villa Fátima. Normalmente se dedica a matar el tiempo mientras el tiempo hace lo mismo con él.

MARTÍN DÍAZ MEAVE es publicista, profesor universitario, cronista y actor. Hincha del Tigre, por eso las canas y el aguante.

CECILIA FERNÁNDEZ es museógrafa de profesión, fotógrafa apasionada por elección. Asegura que como ver no es suficiente, su corazón y su mente son el lente de su cámara.

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COLABORADORES 36|18

MANUEL VARGAS es escritor vallegrandino. En los años ochenta vivió exiliado en Suecia. Fue redactor de la revista infantil Chaski, dirigió la revista boliviana de cuento Correveidile, entre otras actividades. Sus cuentos se leen en distintas antologías dentro y fuera del país, y han sido traducidos a varios idiomas.

RAFAEL ARCHONDO es profesor universitario en la ciudad de Puebla, México. Autor de Compadres al Micrófono (1991) e Incestos y Blindajes (2003). ÁLEX AILLÓN VALVERDE es periodista y comunicador social en su tiempo libre, y es un activo miembro de la Casa Real de los Pajpakus a tiempo completo. Ha publicado Para leer al Pato Donald desde la diferencia; Pop y otros escritos; 4000, y Revolución.

MABEL FRANCO es periodista cultural y actual jefa de la Unidad de Espacios Escénicos Municipales de La Paz. Estudió en el colegio Lourdes, en la Universidad Católica, y toma lecciones a diario, sobre todo en las salas teatrales.

PABLO LOAYZA es ilustrador y docente en la carrera de diseño de la UCB. Ha trabajado en la ilustración de materiales educativos y lúdicos, así como en materiales para museos de niños y adultos.

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IDENTIKIT Texto y foto de Martín Díaz Meave

Simpathy for the devil 28 de marzo de 2017. Bolivia le gana a Argentina 2-0 con goles de Martins y el Conejo Arce en Eliminatorias a Rusia 2018. Marco Antonio Etcheverry abandona el estadio por la puerta del garaje del Hernando Siles… y como si el tiempo no hubiera pasado, se encuentra con un público que lo aclama, le sonríe y le pide fotos y autógrafos. A principios de los noventa, los bolivianos fuimos adoradores del Diablo. Su seña de identidad eran las piruetas que hacía en el área, dislocando caderas rivales y desordenando bloques defensivos. Si no hacía el gol, sus compadres Platiní, Tapera o Ramallo se encargaban. Cuando estaba quieto se lo podía distinguir por su mullet, el peinado que, si

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no fuera por él, hubiera dejado de estar de moda en 1989. 23 años y medio después de la hazaña, el Diablo se da un baño de popularidad que hasta lo asusta un poco. Por ello, agradece a quienes están cerca y decide, después de un par de selfies, retirarse rápidamente por la avenida Saavedra hacia el sur. Después dicen que la fama dura 15 minutos. So if you meet me Have some courtesy Have some sympathy, and some taste Use all your well-learned politesse Or I'll lay your soul to waste, mm yeah (The Rolling Stones)

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CARTA A UN FÉNIX Mabel Franco

FOTO MABEL FRANCO

Reflejos perdidos

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a madurez de dos actrices, Claudia Ossio y Erika Andia, y además la complicidad que les permite el trabajo conjunto de más de una década -como parte de Phajsi Teatro-, son valores de la obra Reflejos que trascienden de la escena a la platea. Actrices de cuerpo y verbo, transmitiéndose energía una a otra, dejando estelas de esa energía en espacio y objetos de la escena; esto es lo que cautiva, lo que mantiene la atención y motiva el aplauso. Y eso mismo es lo que ayuda a desviar la atención, al menos por unos buenos momentos, de un discurso superficial y tremendamente disperso de la condición de ser mujeres, cual es la supuesta temática de Reflejos. Isidora la loba (Andia) y Catalina alma de caballo (Ossio) salen detrás de una reja de fierro envejecido que marca el límite entre lo que van a mostrar y aquello que las precede. Qué poderosas formas, qué misterio, qué expectativa la que se vive de inicio con esas dos mujeres tan distintas, cuasi enemigas por la desconfianza que la experiencia de vivir les ha marcado y que deberán superar en aras de la sobrevivencia propia y la de los hijos que irán llegando. Hasta ahí, la obra dirigida por Freddy Chipana parece tener un hilo conductor. Hay en el mundo personas que buscan cazar a las mujeres, encerrarlas, matarlas y ellas están allí -fuerte una, rebelde otra-, para buscar las salidas, juntas. No es que se espere recetas de Reflejos, como de ninguna obra DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 35|18

de arte. Pero sí temas sobre los cuales pensar a raíz del asunto propuesto. Y esto es lo que no hay en la obra a consecuencia de un trabajo armado a la manera de cuadros escénicos que podrán estar visualmente muy logrados: por las luces, por el vestuario, por las actuaciones, pero que carentes de ilación dramatúrgica –alguien que diga esto va antes, esto después, esto no va–, no hacen sino dejar ir las ideas o, peor, echarlas a morir en la superficie. Producto de la puesta y la dirección, los potenciales espíritus de loba y yegua se diluyen al son de “No me arrepiento de este amor”, sin cuestionar lo que el amor tiene de cárcel. Los ladridos de sabuesos tras sus huellas dejan de ser eficaces ecos de ese mundo atemorizante, cuando la mayor preocupación de la loba es que un mal día la llamen “señora”. La maternidad se reduce a cuidar a los vástagos de traficantes que, lo dicen los espejos apuntando a la platea, podrían estar entre los espectadores… Alguien tiene que armar mejor el rompecabezas. La multiplicidad de sentidos en una obra es una cualidad deseable, pero si confunde, si no deja nada contundente en lo que pensar, es que el dramaturgo –el de la escena- está tan perdido como el receptor. Isidora y Catalina son creaciones que merecen mejor destino. Erika y Claudia tienen los instrumentos para proporcionárselo en tanto que además de teatristas son mujeres, madres y amigas. Por lo pronto, la obra dirigida por Freddy Chipana devuelve un reflejo confuso. www.paginasiete.bo

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A G E N D A LA ESCOBA esCULTURAL Claudia Daza

Acudiendo a la memoria

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S TIEMPO DE rec ordar y caminar lentamente. Se nos viene un mes algo complicado y el último trimestre del año. Un tiempo dedicado a resignificarnos desde la literatura, desde nuestros patrimonios, la fiesta en el teatro y los homenajes. Yo que ustedes me pongo de pie para empezar a aplaudir lo que nos cae esta semana. De entrada, el homenaje a Morayma Ibáñez, la creadora del grupo de títeres Colibrí y actriz reconocida en nuestro medio. El homenaje estará a cargo del actor Aníbar Lima y se llevará a cabo en el Teatro de Cámara este martes 2 de octubre. Un momento en el que debemos reconocer la trayectoria y todos los aportes que hizo Morayma al teatro boliviano. Y para que la semana sea más entrañable todavía, el periodista, crítico cultural y escritor Germán Araúz presentará el libro Cuentos Reunidos. Se trata de la recopilación de la producción cuentística del autor paceño: 23 relatos de los cuales 15 habían sido publicados en 2002 en su hasta ahora único libro de ficción Crónica secreta de la guerra del Pacífico. El resto, son piezas inéditas o publicadas en antologías, revistas y suplementos a lo largo de las tres últimas décadas. Esta presentación se vuelve más que una fiesta para la Editorial 3600, ya que cuenta con un texto introductorio de Martín Zelaya, una cronología bio-biblográfica elaborada por Vadik Barrón, además del diseño sobre la base de una pintura de Ejti Stih, reconocida artista esloveno–boliviana. Allí estaremos, cotidianos, fieles, e iremos caminando al Centro Cultural de España en La Paz, el 4 de octubre, para abrazar a Germán, más conocido como Machi Mirón. Nuestro Machi Mirón. Otra fiesta importante se llevará a cabo

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PATRIMONIO VISITA A LOS CEMENTERIOS / LA PAZ / Cementerio General, av. Baptista, de 9:00 a 16:00 / Cementerio Alemán, c. Enrique Calvo, de 9:00 a 16:00 / Cementerio Judío, c. Esteban Arce, de 9:00 a 16:00.

en la zona sur de la ciudad de La Paz, sobre todo para los que amamos ir a la 21 de Calacoto, allí en el NUNA, ya que cumple 5 años. Por supuesto piensan rajarse con seis noches de NUNA FEST a plan de música, danza, teatro y humor. Del 2 al 7 de octubre podremos disfrutar de Un buen morir, del Teatro de los Andes (2 oct),El método Grönholm, de la plataforma Teatro Punto Bo (3 oct), Noche de la comedia junto a Javicho Soria, Los Neros, Enrique Calderón y El pocholo y su Marida(4 oct),Noche de jazzcon el grupo Tierra Mojada, la solista Mayra Gonz ales y el violinista Gustavo Orihuela (5 oct),Jimmy James, Gogo Blues y desde Argentina Eruca Sativa en un noche rockera (6 oct), para cerrar el domingo 7 con danza de los grupos Proyecto B order, Coda Hop Crew y Bafobol. No hay cómo quejarse. El programa está surtidito, para todo público, y

que nadie les quite lo bailado. Otra actividad que se pinta linda es el Programa de resignificación del Cementerio General, el Cementerio Judío y el Alemán. Del 1 al 17 de octubre se realizarán visitas para conocer los respectivos patrimonios históricos y arquitectónicos. Recorrerlos, conocer las tumbas de personajes importantes, además de conocer los rituales que identifican a cada uno de estos lugares santos. Las visitas comienzan en el Cementerio General del 1 al 5 de octubre, para después desarrollarse del 5 al 9 en el Cementerio Alemán, y en el Cementerio Judío d e l 15 al 17 de o ct ub re. Todo, para esperar la VI I versión de Una noche en el Cementerio, el 26 de octubre. Una semana para recordar, para evocar, para celebrar, para caminar. Nos toca ver, escuchar, leer y sobre todo vivir, lento pero intensamente. DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18


OTROS ANTOJOS

EN EL PALACIO, DE EJTI STIH

COCHABAMBA Conociendo el expresionismo alemán / 1 de octubre / Alianza Francesa / c. La Paz Nº 784 / 19:00 / ingreso libre. Un misterioso infanticida lleva el terror a Düsseldorf. La policía local no logra capturar al asesino en serie y un grupo de personas fuera de la ley se unen al homicida. El criminal es capturado por los marginales y juzgado. El análisis y comentario de la película están a cargo de Gabriel Iriarte.

PRESENTACIÓN LIBRO DE GERMÁN ARAÚZ / LA PAZ / Centro Cultural de España / av. Camacho N° 1484 / 2 de octubre / 19:00.

Eruca Sativa en concierto / 5 de octubre / Proyecto Martadero / c. 27 de agosto esq. Ollantay / 19:00. Por primera vez en Cochabamba se presenta la banda que revoluciona el rock en Argentina. Y llega para celebrar sus diez años junto a las bandas Mammut y Poncho Blues Band. LA PAZ

QUEEN - Greatest Hits / 3 de octubre / Cine Teatro 6 de Agosto / av. 6 de Agosto / 19:30. Recordando a esta legendaria banda inglesa, el Coro Impera junto a Walkman Band, presentan sus mejores canciones.

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PARA VIAJEROS Poco a poco vamos terminando el año y nos entregamos a buscar lo mejor como para darnos un regalo de Navidad. Y para los que aman la música siempre habrá hermosas ofertas en el mundo. LONDRES

Def Leppard y Journey / 6 de diciembre / The O2 / Peninsula Square, London SE10 0DX, Reino Unido / 18:30. Con la promesa de ser el Tour del Año, dos de las mejores bandas de rock del mundo, Def Leppard y Journey, se han unido para una gira masiva. La mitad de los shows serán cerrados por Journey y la mitad por Def Leppard. La gira por 58 ciudades llegará con sets completos, producción enteramente nueva y un arsenal de sus éxitos como Pour Some Sugar on Me, Lights, Photographie. Don’t Stop Believin, Rock of Ages y Faithfully. TORONTO

ANIVERSARIO NUNA FEST / LA PAZ / Teatro Nuna / c. 21 Calacoto N° 8509 / 2 al 7 de octubre / 20:00.

HOMENAJE MORAYMA IBAÑEZ / LA PAZ / Teatro de Cámara / c. Genaro Sanjinés / 2 de octubre / 9:00 am.

central es la de un mimo enamorado de una payasita. Una valiosa lección de amor.

Con los gestos no basta / 5 de octubre / Teatro Modesta Sanjinés / av. Mariscal Santa Cruz / 19:30 / Info: 76153717 Este es el nuevo trabajo conjunto de Teatro Grito y el Colectivo Cultural Urus Delirium. La obra gira en torno a un narrador de millones de historias pero la

Game of Thrones Live Concert Experience / 14 de octubre / Scotiabank Arena / 40 Bay Street in Toronto, ON / 20:00. Esta es la gira de conciertos de la serie de fantasía épica de HBO Game of Thrones con el compositor Ramin Djawadi, quien dirige una orquesta y coro de 80 piezas. Pantallas telescópicas y de pared LED y diseños especiales en 3D. www.paginasiete.bo

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MÚSICA Cecilia Lanza Lobo

¿Que hará Kilko en la vida?* Eso mismo me pregunté un día y lo busqué por Facebook. Kilko Paz, ex baterista de Atajo, vive en Albuquerque, Nuevo México, la ciudad de Walter White (Breaking Bad).

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E FUE EN JULIO de 2008 detrás de una gringa que conoció en sus tiempos de rockstar. “ Como canta Rubén Blades ‘la vida te da sor presas…’”, dice, porque nunca pensó vivir en los Estados Unidos, y ahí está, ahora casado con una hermosa costarricense. Trabaja como programador web en la Universidad de Nuevo México y gracias a eso pudo hacer una maestría en sistemas de información geográfica. Pero como lo suyo siempre fue la música, a poco de llegar, en una guitarreada conoció a un gaucho que le presentó a los músicos con los cuales ahora integra y dirige una banda: Baracutanga. “Ese momento quedó claro que nunca dejaré de hacer música en lo que me resta de v ida”, asegura. Ni de hacer ni de escuchar. Porque no pierde oportunidad de asistir a cuanto concierto pueda: desde Roger Waters (Pink Floyd) pasando por BB King (que en paz descanse), Iron Maiden, Rush, Lila Downs, Olodum, Inti Illimani, Oliver Mt ukudzi, y muchos más –cuenta–. Pero en todos estos años también le cayó un jopo amaril lo en la cabeza. “Trump cayó como un bombazo justamente cuando Estados Unidos pensaba que estaba –con Obama– f inalmente superando algunos de los temas más jodidos de su historia con el racismo, etc. Entonces, el fenómeno Tr ump es en cierta forma positivo. Calma, calma que no panda el cúnico; me explico: Si tienes un cáncer, quisieras el mejor equipo que te permita diagnosticar con exactitud el

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tamaño del tumor, saber si es operable, etc. para finalmente atacarlo y (si es curable) erradicarlo. Precisamente eso está haciendo Trump: levantar la alfombra para descubrir la mugre acumulada; está mostrando al mundo el cáncer de esta sociedad. Ya se verá si este cáncer es o no curable”. Entre tanto, él hace lo suyo, extraña los ceviches de la plaza Abaroa, la marraqueta, la crema Lechuga, el (chocolate) Batón, el carnaval de Oruro (“con mis Tarkus queridos”) y la salteña, por supuesto.

Baracutanga, la música, los premios En Baracutanga mezclamos ritmos casi en su totalidad sudamericanos con sonidos africanos y elementos de rock y blues. No es una fusión propiamente sino más un estilo de yuxtaposición de ritmos y estilos. Hacemos énfasis en sonidos andinos y afro–sudamericanos como la cumbia colombiana y una amplia gama

Kilko Kilko Paz Paz en Albuquerque, Albuquerque, Nuev Nuevo México.

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con agencias en Luisiana y México DF para lanzarnos a nivel nacional e internacion a l . Q u i e r o l l e va r Baracutanga de gira por Ecuador, Perú y Bolivia de donde somos Carlos (bajista), Jackie (vocalista) y yo.

Atajo

La movida musical en el país Sigo a algunas bandas como La Chiva, Ciudad Líquida, A pie, etc. pero no estoy muy enterado de la mov ida act ual, tendría que preguntar a mis sobrinos adolescentes para que me eduquen. Lo que vi es mucha producción y de alta calidad tanto de música y como de video. Lo que no me parece es que ciertas personas (en muchos casos autoproclamadas como referentes de la música) se dan a la tarea de defenestrar bandas y estilos de música, ¿para que?, ¿de qué les sirve?, ¿se sienten más importantes así? Creo que si haces música y lo haces bien y de paso te va bien, independientemente del estilo que toques, pues felicidades. La música es universal y hay que entenderla así. de ritmos brasileños. Tuve la oportunidad de grabar la batería con Wagogo, una banda que hace música de Zimbabue. También grabé otras cosas, pero el disco más importante se llama Importados con Baracutanga. Es la primera vez que me aventuro a componer letra y música de algunas canciones, además de ser el productor del disco y participar como director y productor de un par de videos. Impor tados ganó ya varios premios en Nuevo México, como mejor arreglo original por Deja de Matar, mejor canción de Albuquerque por DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18

Rumba de Burq ue, mejor canción world music por Pa i x ao , mejor video musical por Son de la Condenada y otros. Las letras tienen que ver sobre todo con temas políticos y de med io ambiente. Utilizamos alrededor de 50 diferentes instrumentos en su grabación; una experiencia única. Estamos grabando el segundo disco y consolidando alianzas

La banda sonora de su vida No creo que pueda encontrar una pero me dejaron huella los soundtracks de Amores Perros, Cidade de Deus, Habana Blues, Underground. De las películas bolivianas, no sé si toda la banda sonora pero me quedo con Mi Socio. [*] Quilco en la raya del horizonte es un cuento de Porfirio Díaz Machicado. De ahí el nombre de Kilko Paz Rivera. www.paginasiete.bo

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FOTOS KILKO PAZ

Atajo me enseñó muchísimo y probablemente fue la banda que más influyó en lo que estoy haciendo actualmente. Fue una época muy linda y la recuerdo con mucho cariño. La separación de Atajo es una etapa que a todas las bandas les llega tarde o temprano. Lo importante es la huella que dejas.


CRONIQUITA Alex Aillón Valverde

El relámpago que no cesa Nadie pasa por el Teatro de Los Andes sin estremecerse. Álex Aillón, poeta, escribió el guión de Un buen morir. ¿Cómo fue?

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IN IMAGINARLO, desde hace mucho tiempo vengo escribiendo los textos que ahora componen Un buen morir. Algunos han sido publicados y otros no. Lo cierto es que algún día Alice Padhila Guimaraes descubrió uno de ellos flotando en la pantalla de su ordenador y después otro y después uno más y así, poco a poco, fue creándose un vínculo que terminó por aproximarnos y dar cuerpo a la idea de una colaboración, de una comunión. Alice fue la gran tejedora. En principio imaginándose mis escritos como parte de un constructo mayor, como parte de una historia. Esa historia todavía no tenía contornos precisos cuando nos reunimos por primera vez con ella y Gonzalo en La Casa del Cerro, a las orillas del Cerro Churuquella en Sucre. En ese entonces me dijeron que no sabían exactamente dónde querían l legar, pero desde hace mucho venían

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FOTOS ÁLEX AILLÓN

planteándose la idea de hacer algo como pareja de actores, que de alguna manera describa el viaje de una vida, de los encuentros, los desencuentros, los adioses, los abrazos y del paso ineludible del tiempo. Paolo Nalli había fallecido hace unos meses y esto había golpeado de manera muy sensible el corazón del Teatro de Los Andes. Por supuesto, con todas las reservas e inseguridades de alguien extraño al mundo del teatro, acepté la propuesta de trabajar con ellos amparado en la filosofía del grupo de que toda obra debe ser un acto comunitario, un acto que supera los actos personales, las individualidades. Al cabo de unos días Alice y Gonzalo viajaron a Chile, donde trabajaron intensamente, durante un par de semanas, con Elías Cohen, director de la obra. Regresaron con la idea orginal y un hilo conductor preliminar bajo el brazo. Todo iría mutando de manera vertiginosa con el transcurso de los días y con la cercanía de la fecha del estreno de la obra en La Paz. Comenzamos a trabajar a partir de esa primera aproximación. Semanas después llegó Elías a Bolivia. El resto fue sentarse a tejer como lo hacían nuestras abuelas. Tejer al mismo tiempo, al mismo ritmo, creando espacios desde el vacío, regando luz desde la sombra, acomodando elementos, silencios, palabras, imágenes. Elías, Gonzalo y Alice se encerraron en Yotala a crear las 24 horas del día, mientras Lucas Achirico componía la música y yo alimentaba el texto con ideas que ellos tomaban o descartaban o adecuaban o daban la vuelta, según la obra se los demandara. Cada cinco días aproximadamente nos sentábamos a ver los avances, una y otra vez, hasta que el tejido comenzó a revelarse ante nosotros como un organismo vivo, como una superficie palpitante, llena de profundidades, alturas, precipitaciones, perspectivas y cadencias. Se podría decir que Un buen morir es, en definitiva, eso: un tejido que cuenta la historia de una pareja que a la vez es la historia de todos nosotros, de toda la comunidad. En este tejido nos reconocemos, porque reconocemos la fragilidad de la vida, del amor, de las cosas que creemos ciertas y perennes. Aquí no hay respuestas, solo un retorno a las preguntas esenciales. Veo lo que hace el Teatro de Los Andes con asombro, maravillado. Lo veo navegar como un gran barco, sereno y silencioso, buscando la belleza en la mitad de la tormenta. El arte es el relámpago que rastrean, olfatean, y al que dan caza. El arte es la iluminación repentina al que Gonzalo, Lucas y Alice han entregado la vida. Ellos son los héroes de esta epopeya, yo solo soy un testigo privilegiado y agradecido que tiene, ahora, la oportunidad de contar parte de su historia.


MEMORIA Carlos Monsiváis

TLATELOLCO A las 5:55 del 2 de octubre alas en octubre de 1968, 1968, dos beng bengalas en el cielo fuer ueron la señal para para que comenzara comenzara la matanza. matanza. En la Plaza Plaza de las Tres uras en ral de Tres Cult Culturas en Tlatelolco Tlatelolco,, Dist Distrrito ito Fede Federal México iantes se reunier rados dos por México,, miles de estud estudiantes reunieron lide lidera el Consejo Consejo Na Nacional de Huel Huelggas, as, para para protestar protestar contra contra el gobier itares obierno de Gusta Gustavvo Díaz Ordaz Ordaz,, del PRI. PRI. Paramil Paramilitares del Batal lón Ol dos ent re la multitud Batallón Olimpia, inf inf iltra iltrados entre multitud,, con un pañuelo pañuelo blanco en en la mano mano izquierd izquierdaa como señuelo, señuelo, disparar on a matar nta años han pasa do y no se tiene ispararon matar.. Cincue Cincuenta pasado tiene cer certeza sobre la cantida cantidad exa exacta de muer muertos. os. Más de 300. Carlos Monsi váis,, el cronista Monsiváis cronista de México México y de todos todos,, escribe. escribe.

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A RECUPERACIÓN litúrgica de la fecha. En la ciudad de México el drama y el patetismo de lo irremediable se representan, no en el Panteón de Dolores ni en el Panteón Jardín, sino en un espacio insólito. Tlatelolco es el lugar del retorno. Desde muy temprano, ante la inextricable y vigilante reserva de los granaderos y la policía, la Plaza de las Tres Culturas se va poblando con los vecinos del lugar y los amigos y los familiares de los desaparecidos un mes antes. Allí fue: todos lo saben y algunos lo repiten como una hipótesis, quizás para aminorar el estupor, tal vez para con convvence ncerse rse a sí sí mismo mismoss de que no ha sido cier cier to, de que la pesad pesad illa il la es un v a cío o resp splan lande decie cient nte. e. H a c e un mes cí re me s , hubo o un mitin en n Tlatelolco latelolco. . ub e T (Eran los meses del Movimiento Estudiantil y en toda la interminable unidad habitacional Nonoalco-Tlatelolco sus moradores habían ayudado a los estudiantes de la Vocacional Siete y a las brigadas y habían asistido a los mítines y habían resistido a los granaderos arrojándoles agua caliente y macetas y objetos domésticos y obscenidades familiares). Era la tarde del mitin. Faltaban diez días para que diesen principio los XIX Juegos Olímpicos y fuese notificado el planeta entero de cuánto habíamos progresado desde que Cuauhtémoc arrojó la última flecha. Y eran las cinco y media y la gente se agrupaba, absorta en la fatiga de quien presiente la transferencia que lo convertirá en el asistente del próximo mitin y estaban los Comités de Lucha con sus pancartas y los brigadistas y los padres y madres de familia seguros de la calidad de su apoyo y había simpatizantes de clase media y empleados o profesionistas arraigados en la justicia del Movimiento Estudiantil y periodistas nacionales y reporteros de todo el mundo y quienes vendían publicaciones radicales y quienes vendían dulces y curiosos y habitantes de Tlatelolco. Hace un mes: estudiantes y maestros de primarias y obreros ferrocarrileros y maestros universitarios y del Politécnico

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y militantes de los grupúsculos acudieron a la Plaza de las Tres Culturas, con su historia acumulada que aprovechan edificios donde la propaganda ha improvisado “un nivel de vida superior”, con sus tesis explícitas sobre la asechanza de lo indígena, de lo colonial y de lo contemporáneo. Y el mitin se inició, al instalarse los dirigentes del Consejo Nacional de Huelga en el tercer piso del Edificio Chihuahua. Dieron comienzo los discursos que cercenaban el desánimo y sembraban la reciedumbre porque la victoria estaba próxima. El número de los asistentes se incrementaba. Por el micrófono un aviso: para contradecir los rumores de una represión del ejército, se suspendía la marcha de Tlatelolco al Politécnico. No podían correrse riesgos después del 18 de septiembre, cuando el ejército ocupó la Ciudad Universitaria, cuando el humorismo darwiniano a propósito de los ejecutores de la represión se petrificó ante esa hosca fisonomía implacable que se repetía, se desdoblaba, insistía en su corporeidad, volvía a dar órdenes, obligaba a los detenidos a acostarse en el suelo, postergaba cualquier estado de ánimo, revisaba listas, conducía a los estudiantes hacia los camiones, les ordenaba alzar las manos, les exigía continuar tendidos, se vanagloriaba de la inf luencia que las armas tienen siempre sobre las víctimas. Y eran las seis y diez de la tarde y de pronto, mientras el equipo de sonido divulgaba otra exhortación, rayó el cielo el fenómeno verde emitido por un helicóptero, el efluvio verde, la señal verde de una luz de bengala “desde la niebla de los escudos”, desde el reposo de lo inesperado. Y se oyeron los primeros tiros y alguien cayó en el tercer piso del Edificio Chihuahua y todos allí arriba se arrojaron al suelo y brotaron hombres con la mano vendada o el guante blanco y la exclamación “¡Batallón Olimpia!”, y el gesto era iracundo, frenético, como detenido en los confines del resentimiento, como hipnótico gesto que se descargaba una y mil veces, necedad óptica, engendro de la claridad solar desaparecida, descomposición del instante en siglos alternados de horror y de crueldad. www.paginasiete.bo

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MEMORIA

Y los hombres con el guante blanco y la expresión donde la inconsciencia clama venganza dispararon y el ejército disparó y la gente caía pesadamente... Y el gesto detenido en la sucesión de reiteraciones se perpetuaba: la mano con el revólver, la mano con el revólver, la mano con el revólver, la mano con el revólver. Y alguien alcanzó a exclamar desde el tercer piso del Edificio Chihuahua: “¡No corran. Es una provocación!” Y como otro gesto inacabable se opuso la V de la victoria a la mano con el revólver y el crepúsculo agónico dispuso de ambos ademanes y los eternizó y los fragmentó y los unió sin término, plenitud de lo inconcluso, plenitud de la proposición eleática: jamás dejará la mano de empuñar el revólver, jamás abandonará la mano la protección de la V. Y los tanques entraron a la Plaza y venían los soldados a bayoneta calada y los soldados disponían al correr de esa pareja precisión que el cine de guerra ha eliminado (por infidelidad de la banda sonora) y que consiste en la certidumbre de la voz de mando, una voz de mando que se transformará en estatua o en gratitud de la patria, pero que antes es coraje y alimento, cansancio y fortaleza, severidad de los huesos, simiente de obstinación, voz de mando que distribuye los temores y las incitaciones. Y cesó la imagen frente a la imagen y el universo se desintegró, ¡llorad amigos! Y el estruendo era terrible como apogeo de un derrumbe que puede ser múltiple y único, inescrutable y límpido. El clamor del peligro y el llanto diferenciado de las mujeres y la voz precaria de los niños y los gemidos y los

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alaridos se reunieron como el crecimiento preciso de una vegetación donde los murmullos son del tamaño de un árbol y lo plantado por el hombre resiste las inclemencias de la repetición. Y los alaridos se hundieron en la tierra preñándolo todo de oscuridad. Y los hombres con el guante blanco y la expresión donde la inconsciencia clama venganza dispararon y el ejército disparó y la gente caía pesadamente, moría y volvía a caer, se escondía en sus aullidos y se resquebrajaba, seguía precipitándose hacia el suelo como una sola larga embestida interminable, sin tocarlo nunca, sin confundirse jamás con esas piedras. Los niños corrían y eran derribados, las madres se adherían al cuerpo vivo de sus hijos para seguir existiendo, había llanto y tableteo de metralla, un ruido que no terminaba porque no empezaba, porque no era segmentable o divisible, porque estaba hecho girones y estaba intacto. Los fusiles y los revólveres y las ametralladoras entonaban un canto sin claudicaciones a lo que moría, a lo que con-

cluía entonces, iluminado con denuedo, con hostil premura, por la luz de bengala que había lanzado un helicóptero. Y el olor de la sangre era insoportable porque también era audible y táctil y visual. La sangre era oxígeno y respiración, el ámbito de los estremecimientos finales y las precipitaciones y los pasos perdidos. Se renovaba la vieja sangre insomne. Y la sangre, con esa prontitud verbal del ultraje y el descenso, sellaba el fin de la inocencia: se había creído en la democracia y en el derecho y en la conciencia militante y en las garantías constitucionales y en la reivindicación moral. La inocencia había sido don y tributo, una inminencia del principio, algo siempre remitido al principio, allí donde el llanto y las reverberaciones de la sangre y el rescoldo de la desesperanza se gloriaban en la memoria de los días felices, cuando se vivía para la libertad y el progreso. Los cadáveres deshacían la Plaza de las Tres Culturas, y los estudiantes eran detenidos y golpeados y vejados y los soldados DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18


alto poder disolvían la inocencia. Los rostros desencajados reducían a palidez y asco el fin de una prolongada confianza interna: no puede sucedernos, no nos lo merecemos, somos inocentes y somos libres. El zumbido de las balas persistía, se acumulaba como forma de cultura, hacía retroceder las manifestaciones y las voces de protesta y los buenos deseos reformistas del pasado. La temperatura del desastre era helada y recia y la gente tocaba con desesperación en la puerta de los departamentos y allí se les recibía y se les calmaba y desparramándose en el piso todos compartían y acrecentaban el dolor y el asombro. Los detenidos eran registrados y golpeados con puños y culatas y pistolas. Los agentes de policía emitían dictámenes: “A la pared, a la pared”. La inocencia se extinguía entre fogonazos y sollozos, entre chispas y ráfagas.

2 de noviembre de 1968: Tlatelolco

irrumpían en los departamentos y el general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa exclamaba: “El comandante responsable soy yo. No se decretará el estado de sitio. México es un país donde la libertad impera y seguirá imperando… Hago un llamado a los padres de familia para que controlen a sus hijos, con el fin de evitarnos la pena de lamentar muertes de ambas partes; creo que los padres van a atender el llamado que les hacemos”. Y Fernando M. Garza, director de prensa y relaciones públicas de la Presidencia de la República, informaba a los periodistas mexicanos y a los corresponsales de la prensa extranjera: “La intervención de la autoridad… en la Plaza de las Tres Culturas acabó con el foco de agitación que ha provocado el problema… Se garantiza la tranquilidad durante los Juegos Olímpicos. Hay y habrá vigilancia suficiente para evitar problemas”. Ametralladoras, bazucas y rifles de DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18

A lo largo y a lo ancho de la trágica superficie se van formando con flores letras de la victoria, letras pequeñas y grandes que homologan causa y sacrificio, decisión y martirio. Los letreros (“No los olv id aremos” , “La Histor ia los juzgará”) y los rezos y las veladoras y los llantos y la concentración y la tensión y la gravedad de los asistentes urden un vaticinio, un rito intenso de soledad que ni los escudos pueden proteger. En Tlatelolco, sin interpretaciones ontológicas, sin intervenciones del folklore, sin tipicidad ni son et lumière, la obsesión mexicana por la muerte anuncia su carácter exhausto, impuesto, inauténtico. La Historia

condena las tesis literarias y románticas y en Tlatelolco se inicia la nueva, abismal etapa de las relaciones entre un pueblo y su sentido de la finitud. Ante Tlatelolco y su drama se retiran, definitivamente trascendidas, las falsas costumbres de la representación de Don Juan Tenorio y el humor de las calaveras y los juguetes mortuorios de azúcar que llevan un nombre. Se liquida la supuesta intimidad del mexicano y la muerte. Ante lo inaceptable, lo inentendible, lo irrevocable, la respuesta de la familiaridad, la resignación o el trato burlón queda definitivamente suspendido, negado. Más aguda y ácida que otras muertes, la de Tlatelolco nos revela verdades esenciales que el fatalismo inútilmente procuró ocultar. Permanece el Edificio Chihuahua, con los relatos del estupor y la humillación, con los vidrios recién instalados, con el residuo aún visible de la sangre, con la carne lívida de quienes lo habitan. Hay silencio y hay el pavor monótono del fin de una época. Los rezos se entrelazan con la vibración de otra liturgia, la de una interminable tierra baldía donde octubre siempre es el mes más cruel que mezcla memoria y rencor y enciende la parábola del miedo en un puñado de polvo. El Edificio Chihuahua se erige como el símbolo que en los próximos años deberemos precisar y desentrañar, el símbolo que nos recuerda y nos señala a aquellos que, con tal de permanecer, suspendieron y decapitaron a la inocencia mexicana. Este es un fragmento del libro de Carlos Monsiváis, Días de Guardar. Era, tercera edición, 1971.

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CRÓNICA Rafael Archondo

Las cuatro estaciones del partido de Carlos Palenque Entre ncia Entre 1988 y 1997, 1997, Concie Conciencia de Pat Patrria (C (Condepa ondepa) vi vivió con sobresaltos tido sobresaltos.. El par partido nacido nacido de “La Tr Tribuna Libre Libre del Pueblo Pueblo”” vivió cuatr cuatro fases encarna das en ncarnad en igual igual númer número de personal idaades: naldo personalid des: Rey Reynaldo Veneg negas, as, Andrés Andrés Soliz Soliz Ra Rada, Julio la y Ricardo ulio Mantil Mantilla Ricardo Paz Paz Ball allivián. Acá, Acá, una crónica tardía de ese recorr recorrido. ido. 18

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CRÓNICA

E

Caravana

N LA MADRUGADA del miércoles 21 de septiembre de 1988, decenas de personas se aglomeraron en las cercanías de aquella vieja casona construida sobre la calle Bolívar, a solo dos cuadras por encima de la plaza Murillo. Ninguna novedad. El lugar solía estar colmado, sobre todo desde junio de ese año, cuando el gobierno anunció la clausura, por un año, de Radio y Televisión Popular (RTP), la emisora y el canal, donde Carlos Palenque Avilés irrumpió en la vida pública de la capital. El cielo, aún perforado de estrellas, cubría con su frazada oscura la ciudad adormecida. Los conductores de camionetas y buses, estacionados en hilera, negociaban con los asistentes un asiento para el viaje en ciernes. Muchos de ellos, los más fanáticos, habían pernoctado allí para asegurarse un lugar en el acontecimiento tan perifoneado. De pronto, desde uno de los motorizados salió el grito ansiado: “¿Quiénes quieren ir en ésta?...”. Logré subirme sigi-

casa situada en la plaza principal, desde cuyo balcón fue leído un documento de 21 puntos. Tres hombres se encargaron de los discursos, usando un afónico megáfono fijado a la fachada con un gordo nudo de alambres: Reynaldo Venegas, diputado del MNR por el departamento de Oruro, Genaro Torres, presidente del Comité de Defensa de RTP y el propio Palenque, siempre al centro, con una bufanda a cuadros. Una bandera boliviana cubría como falda el rústico balcón de aquel inmueble descolorido. Al medio, prendido por tachuelas, el único afiche del movimiento, la foto en blanco y negro de Carlos y Mónica, la pareja líder, sonrientes. A las 11 de la mañana, la caravana de buses y camionetas empezó el lento retorno a La Paz. Un nuevo partido iniciaba su andadura hacia las elecciones presidenciales de 1989. Le esperaba un sorpresivo cuarto lugar, con un 12% de los votos y una abultada victoria en el departamento de La Paz.

Estallido Una orden emanada de la Corte de Distrito había interrumpido la clausura de los medios palenquistas por casi tres meses.

8 de noviembre, 1988. “¡Condepa, Condepa, Condepa al poder!”. De manera instintiva, la gente blandía el puño y Palenque iniciaba su vida política con una plaza erizada. Ahí y no tanto el 21 de septiembre, se acunaba el huracán que abarcaría una década de cuantiosas cosechas electorales. losamente en la parte de atrás, ayudado por mi credencial de periodista. Dio la casualidad de que en la cabina esperaba ya la Comadre Remedios y su mamá, todo un privilegio para sus apiñados acompañantes. Una caravana de 13 vehículos partía en dirección a Tiwanacu, el mítico poblado de tantos rituales andinos. Al pasar por una suerte de mirador natural a un costado de la carretera, la travesía hizo un paréntesis religioso. Palenque ya estaba ahí, participando de una ceremonia alumbrada por los primeros destellos del amanecer. Me acerqué lo más que pude para verlo. Remedios, nuestra pequeña copiloto, se abrió espacio a un costado del abrigado caudillo. Los braseros humeantes circulaban entre los seguidores del nuevo partido político, aymaras en su inmensa mayoría. Al llegar a Tiwanacu, el día ya estaba instalado sobre su brillo inicial. No accedimos al templete de la zona arqueológica. Un grupo aguerrido de indianistas estaba ahí para impedir el uso del perímetro lleno de simbolismos. Al grito de “¡Muera Palenque!”, esperaban atrincherados en los ingresos. Los nuevos dirigentes de Conciencia de Patria (Condepa) fueron entrando uno por uno, casi en desfile clandestino, a una

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La ratificación del silenciamiento por parte de la Corte Suprema en Sucre, fue notificada a la prensa el jueves 3 de noviembre de aquel 1988. Era una agonía judicial en dos tiempos. La noticia detonó una explosión popular pocas veces vista. Miles de sindicatos de estandarte tricolor e indignadas mujeres de pollera llenaron con sus gritos y sollozos la plaza San Francisco la tarde del martes 8 de noviembre, día en el que RTP volvía a apagar sus equipos. La plaza hervía de furia. Un grito incesante se fue expandiendo entre la muchedumbre: “¡Condepa, Condepa, Condepa al poder!”. De manera instintiva, la gente blandía el puño y Palenque iniciaba su vida política con una plaza erizada. Ahí y no tanto el 21 de septiembre, se acunaba el huracán que abarcaría una década de cuantiosas cosechas electorales. El 4 de mayo del año siguiente, San Francisco volvería a quedar a tope. Condepa cerraba campaña, Palenque vestía de poncho, el color del partido era el café de la tierra, la plancha de dirigentes ya estaba llena y la cantidad de aymaras que secundaban al Compadre aquella madrugada del 21 de septiembre en Tiwanacu, se había diluido considerablemente. El partido había sido “capt urado” por rostros conocidos, políticos de DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18


diverso origen, profesionales del quehacer parlamentario. Acá retratamos a cuatro de ellos.

Rivales La toma de Condepa empezó dos meses antes del Manifiesto de 21 puntos. Producida la clausura de RTP, Reynaldo Venegas, hoy ya fallecido, fue el único diputado que usó su curul para protestar por la decisión de su partido de clausurar los dos medios de comunicación. El orureño, ducho en leyes, logró colocarse estratégicamente al lado del exfolklorista y conductor de programas a la hora de redactar memoriales y apelaciones. Venegas logró que la Corte de Distrito de La Paz resolviera la reposición de las emisiones el 8 de agosto. Convencido de que el movimiento derivaría muy pronto en una sigla partidaria, Venegas atrajo tras de sí al grupo Bolivia, un cenáculo de políticos de orientación nacionalista, muchos de ellos con una clara inclinación conservadora. Ahí figuraba Jorge Escobari Cusicanqui, quien a sus 62 años, se decidía por la vida partidaria tras haber sido canciller del fugaz gobierno del general David Padilla Arancibia en un año DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18

clave para cualquier diplomático: el primer centenario de la pérdida del Litoral. El 8 de octubre de ese 1988 fundacional, Venegas declaraba que el naciente partido no estaba “ni con la izquierda extremista y alienante ni con la derecha dependiente, sino con el verdadero nacionalismo revolucionario”. Venegas se había distanciado del MNR que lo llevó a la cámara baja, porque lo consideraba un partido que, de la mano de Sánchez de Lozada, había arriado las banderas de abril de 1952. Su obsesión en el Congreso era el proyecto poli-metalúrgico Bolívar, un ingenio industrial soñado por ingenieros patriotas. Aquel fin de año de 1988 fue clave para operar la toma de la dirección partidaria. Los medios estaban clausurados. Aunque Palenque fue acogido por radio Méndez primero y por radio Continental más tarde, la movilización social fue declinando y el asedio del gobierno se hizo cada vez más severo. Las labores del partido, como recolectar 27 mil firmas para lograr su personería jurídica, organizar visitas que mantuvieran el nexo con la gente, buscar alguna llegada a otros departamentos, fueron mejorando las condiciones para el desembarco de los nuevos dirigentes. Defender RTP requería de cualidades www.paginasiete.bo

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FOTOS VERÓNICA PALENQUE

Carlos Palenque Avilés, el líder apetecido por muchos.


CRÓNICA

Juanito Lupi Kala. Así firmaba en el periódico del Partido Comunista Julio Mantilla, el arquitecto de la simbología partidaria. Palenque se revestía de las ocurrencias mantillistas. diferentes que las usadas para redactar proclamas o proponer un plan de gobierno. Dos fracciones avanzaban en busca del núcleo del movimiento: el grupo Bolivia y el grupo Octubre. Los primeros, los amigos de Venegas, el número dos del naciente partido; los segundos, los impulsores de la izquierda nacional, dirigidos por el periodista y abogado Andrés Soliz Rada, también fallecido. Aquel 8 de noviembre de la segunda clausura de RTP, busqué a Soliz en las puertas del edificio de la Federación de Fabriles cuando la multitud ya se dispersaba. Le dije que me interesaba entrevistarlo. Soliz no quería entrevistas, necesitaba brazos y cerebros que apuntalaran su grupo interno dentro del naciente partido. Frente a una taza de café, el hombre que acababa de dejar la dirección informativa de un canal de televisión, y mantenía cercanía con la agencia France Press, me advirtió sobre el peligro de que la derecha se apoderara de la mente y el corazón del Compadre. “A nadie le conviene que este movimiento se transforme en una derivación del fascismo”. Creo recordar esa frase casi textual. Soliz se percibía a sí mismo como una puerta de acceso para una izquierda que por entonces no se había podido recuperar del desplome de la UDP, sucedido hace solo tres años. Cooperé con él durante dos años, primero a fondo, y luego con una creciente desconfianza por un proceso que se nublaba cada vez más con diversas y caóticas incorporaciones. El 12 de febrero de 1989, Venegas terminaba expulsado del nuevo partido. Menuda sorpresa. La ofensiva de Soliz cosechaba su primer fruto. El abogado orureño aspiraba a ocupar el primer lugar en la lista de candidatos al parlamento por el departamento de La Paz. El lugar iba a corresponder a Remedios Loza, la fiel escudera de Carlos Palenque. Venegas, un mal calculador, pensó que ir como segundo de la lista era una apuesta arriesgada. Tanto insistió en tener predominancia, que acabó fuera. Luego se arrepentiría. Los curules asegurados no fueron ni uno ni dos, sino nueve.

Ofensiva Noviembre de 1988. Un grupo de señores se reúnen en una casa de la zona sur. Son los nuevos condepistas. Ninguno de ellos salió a manifestarse cuando en junio de ese año, la Dirección General de Telecomunicaciones (DGT) dispuso la clau-

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sura de RTP. Es más, alguno de ellos incluso firmó un documento aplaudiendo la medida. Con el paso de varios años de lealtad, aquel error pudo ser olvidado justicieramente. Ese domingo, los congregados hacen un balance de lo logrado hasta ese momento. Dibujan un mapa mental en el que se colorean los avances de los seguidores de Venegas y de los presentes. DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18


Está claro que necesitan más incorporaciones. Dos son los convocados más citados: Ricardo Paz y Julio Mantilla, dos hombres que se trenzarían pronto en una rivalidad de larga data. Gonzalo Ruiz Paz, hoy fallecido, quien varios años después se convertiría en esposo de la periodista Cristina Corrales, sube las escaleras del monoblock de la UMSA rumbo a la Decanatura DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18

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ILUSTRACIÓN SERGIO SALAZAR / DGR-UCB

de Ciencias Sociales. Allí lo espera un hombre robusto y emotivo. Su nombre es Julio Mantilla Cuéllar, también fallecido, y un olvidado de la historia política de Bolivia. Mantilla comenzó su vida militante en el Partido Comunista de Bolivia (PCB), fundado en la década del 50, donde se entremezcló con la membresía campesina, dentro de lo que se consideraba a sí mismo como un partido obrero. Esa decisión fue importante para su trayectoria. Mantilla se vio en la necesidad de explicarle a los campesinos aymaras y quechuas que la vanguardia de la revolución no eran ellos, sino los asalariados de las fábricas, las minas y los ferrocarriles. Decirles que eran “furgón de cola” de la revolución no parecía ni pertinente ni sagaz. En el periódico del PCB, Unidad, firmaba con un pseudónimo de sazón precolombina: Juanito Lupi Kala. Ante ese reto, desarrollado en años de dictadura, se fue dando cuenta de que entre campesinos y obreros había una conexión indestructible; todos ellos eran indígenas. Entonces fue puliendo el lazo para hacerlo fecundo. Escarbó en la Historia del país y se encontró con los pasos del nacionalismo precursor de la Revolución de 1952. Allí detectó la alianza ansiada entre sus dos interlocutores y subrayó el nombre del ex presidente mártir, Gualberto Villarroel. Mantilla estudió el Congreso Indigenal de 1945, convocado por ese gobierno militar y conoció a Antonio Álvarez Mamani, quien presidió el cónclave. Ahí Mantilla se convirtió en un nacionalista de matriz indígena. Cuando su partido, el PCB, ascendió al poder en 1982, se plegó al sector salud, desde donde respaldó los comités populares de salud, que organizaron farmacias y atención médica para los más pobres. Tras el fracaso de ese gobierno, Mantilla se replegó a la Universidad. El puente de ideas con los miembros del grupo Octubre ya estaba tendido. Gonzalo Ruiz Paz lo convenció de jurar a Condepa. No tardó nada en transformarse en una figura central. Elegido diputado en 1989, Mantilla fue el arquitecto de la simbología partidaria. Palenque se revestía de las ocurrencias mantillistas. En 1991, Julio fue elegido alcalde de La Paz, meta que Palenque no consiguió dos años antes. Condepa gobernaba la ciudad más importante del país. Mantilla fue expulsado del partido y a raíz de ello compitió por la reelección con una sigla prestada, la del MNR. El periodista Carlos Soria Galvarro ha publicado una carta que le dirigió Mantilla en su fase más crítica. En ella, el exalcalde, fallecido en 2012, cuenta que quienes lo echaron del partido fueron Ricardo Paz Ballivián y Mónica Medina de Palenque. Esta última lo reemplazó en la silla municipal tras casi empatar con él en las urnas en 1993. “Intenté una jugada riesgosa, que hoy reconozco como mi primer error político: la alianza con el MNR”, escribe el exalcalde. “Me equivoqué y perdí”, señala más adelante. En la carta, Mantilla confirma que tras su enjuiciamiento por parte de la nueva directiva municipal, su situación


FOTOS PÁGINA SIETE Y LA PATRIA (R. VENEGAS)

CRÓNICA

económica se tornó catastrófica. Seis años después de su muerte en Sipe Sipe, Cochabamba, corresponde ir recuperando su obra y pensamiento. Julio Mantilla ingresó a Condepa en diciembre de 1988. Lo hizo lo suficientemente tarde como para no encontrar espacios vacantes, pero lo suficientemente temprano como para activar la campaña electoral en puertas. Se transformó en pieza central de la irradiación discursiva. Su primer puesto fue el de jefe departamental de La Paz. La función lo colocaba en directa relación con la gente, pero sobre todo, en fricción creativa con la mayor parte de la militancia de un partido con fuerte implantación regional. Cuando se distribuyeron las colocaciones en las listas de candidatos, Mantilla resultó fuera de la llamada “franja de seg uridad”. A diferencia de Venegas, no hizo ningún reclamo. Para sorpresa de todos, el partido lograba dos senadores y nueve diputados, Mantilla entre ellos.

Reynaldo Venegas.

Andrés Solíz Rada.

Toma y retoma Para 1989, el grupo Octubre ya había ocupado gran parte del escenario. Los aymaras que lo fundaron y que organizaron el Comité de Defensa de RTP no tuvieron más remedio que desalojar los puestos de mando. La mayoría de ellos se había educado en las filas de ADN, el partido del general Banzer. Para algunos, como Genaro Torres y Mario Valda, reemplazado sorpresivamente por el recién llegado Mantilla, el partido se había llenado de “comunistas”. El 22 de abril de ese año, ambos fundaban una nueva entidad de efímera duración: Condepa nacionalista. El 3 de septiembre de 1992, con Mantilla ya ejerciendo como exitoso alcalde, el senador condepista José Taboada denunció: “Hay un entorno comunista y familiar”. El 12 de diciembre, casi confirmando tales reproches, jura al partido el dirigente fabril Daniel Santalla. Él, junto a Soliz Rada, serían los dos ex seguidores de Palenque, que casi dos décadas más adelante, se unirían al gabinete de Evo Morales.

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Julio Mantilla.

Ricardo Paz Ballivián.

En 1993, Ricardo Paz Ballivián, sociólogo con estudios en México, exsimpatizante del MIR antes del surgimiento de Condepa, ya había perfilado su ascenso dentro del partido de Carlos Palenque. Junto a Carlos Cordero, Paz se fue convirtiendo en un asesor cercano de la familia del caudillo. Así, mientras Mantilla invertía sus desbordantes energías en el gobierno municipal, Paz tejía influencias desde la secretaría de desarrollo social de la Corporación de Desarrollo de La Paz (Cordepaz), cuota de poder que el MIR le entregó a Condepa por haber propiciado la formación del llamado Acuerdo Patriótico, en alianza con ADN. Poco a poco, Paz fue desplazando al grupo Octubre de la órbita de las decisiones. Su discurso giraba en torno a la necesidad de una renovación generacional, de la que Mónica Medina, pero también Manfred Reyes Villa, alcalde de Cochabamba y Johnny Fernández, alcalde de Santa Cruz, estaban invitados a participar. El 29 de agosto de 1993, el alcalde Mantilla anuncia que irá a la reelección “con Condepa o sin ella”. Ricardo Paz responde el 2 de septiembre que el edil no es “ imprescind ible”. Jorge Med ina, el también fallecido padre de Mónica, la esposa de Palenque, ratifica lo dicho por Paz. El 8 de ese mismo mes, Mantilla abandona el partido y el 2 de octubre firma un acuerdo con el MNR. El impulsor del acercamiento es Guillermo Bedregal, político ansioso por ganar fuerza fre nte a la impronta neoliberal del ya presidente Sánchez de Lozada. La fase de Ricardo Paz en Condepa apenas comenzaba. El siguiente paso fue su postulación como diputado y la elección de Mónica como aspirante a gobernar el municipio, hecho que cristalizó el 10 de diciembre. El reinado de Paz duró los tres años siguientes. El 10 de septiembre de 1996 sufriría el mismo trato que su rival: la expulsión. Al saber la noticia, Mónica le lanzaría a Palenque una frase memorable: “Amor, no te equivoques”. Corre el mes emblemático, aquel de Tiwanacu, y la pareja símbolo del partido está fracturada. El día 25, Condepa clausura su primer congreso nacional en el que se ratifica la vigencia de un Palenque que ya aparece ante todos como el señor que DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18


“El Monicazo”, ya sin Palenque, buscaba lanzar al ruedo un nuevo partido político. Grupos de choque lo evitaron. En cuestión de media hora, las llamas devoraron los tablones de la plataforma. Bolivia Insurgente ardió con ellos. tramita su divorcio. Éste arranca formalmente el 14 de noviembre. Tres semanas antes Mónica y Ricardo Paz anuncian la creación de un nuevo partido: Bolivia Insurgente. El 6 de diciembre, los seguidores de la exalcaldesa convocan a lo que bautizan como “el Monicazo”. Varios operarios llegan a San Francisco para montar las tarimas del acto. Minutos más tarde, puñados de jóvenes comienzan a hostilizarlos. Organizados para “reventar” el encuentro, los grupos de choque multiplican los pugilatos. En cuestión de media hora, las llamas devoran los tablones de la plataforma. Bolivia Insurgente arde con ellos. El 8 de marzo del año siguiente, un rayo cae macizo sobre la ya frágil estructura del Condepismo. Un infarto acaba con la vida de Carlos Palenque. La tragedia coincide con la confrontación entre los esposos y muchos seguidores le atribuyen el DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18

paro cardiaco a las maquinaciones que terminaron por escindir la cúpula del partido. Llegaba la hora para el retorno final de Soliz Rada, quien junto a Remedios Loza, terminaría por administrar la agonía final del partido. Se ha dicho reiteradamente que Condepa fue el fenómeno social que precedió y aceleró la llegada del MAS al poder. Dicha afirmación es altamente convincente. Desde 1988, los paceños y alteños se indispusieron precozmente con el neoliberalismo. En tal sentido, su mudanza de Palenque a Evo no resultó descabellada. Si eso es así, de nuestros cuatro personajes descritos, el que mejor condensa ese tránsito es Andrés Soliz Rada, el hombre que estableció con su presencia el puente entre aquel inicio en Tiwanacu y la nacionalización del gas casi dos décadas después. www.paginasiete.bo

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EL MAnGO DE OZ Óscar Martínez

Adiós a Las velas

L

A MADRUGADA de un día común y corriente, un martes digamos, desperté un poco sobresaltado y con la boca seca. Vi las luces de la Periférica ululando melancólicamente a través de las cortinas de tul. El silencio de la calle se rompía apenas por los lejanos ladridos de perros insomnes. Prendí la lámpara, busqué a tientas las alpargatas, agarré el celular y llamé a un radio taxi. Tuve suerte. La voz de la operadora me instó a estar en cinco minutos en la puerta. Me mojé la cara, cogí la primera chaqueta que encontré, palpé billetera, llaves, lentes y audífonos. Al amarrarme los zapatos en las gradas, sonó la bocina y se asomó la poderosa luz de los faroles del taxi por debajo de la puerta. El Corolla blanco con líneas azules y rojas en la puerta esperaba. Partimos. El aire frío de la madrugada entraba por la ventana. —¿Dónde nos dirigimos?, preguntó el chofer, un tipo ni joven ni viejo y sin ningún atributo físico particular. —A Las velas, contesté y busqué un cigarrillo e n el bolsil lo de la chaqueta. Sonaba en la radio Leo Dan, que siempre me pareció una bazofia, pero me recordaba a mis tíos. Qué casualidad, me dije a mi mismo. Yo en un taxi un martes a las dos de la mañana yendo a Las velas en busca del alivio para mi síndrome de abstinencia. Casualidad porque fue mi tío Nano quien me inició en el vicio. En eso pensaba mie ntras atravesaba la

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avenida Busch. Ese día me dijo “¡Probá!”, casi obligándome, y me alcanzó la pequeña botella de vidrio. Mi tío Nano era fanático de las gigantescas y tradicionales salteñas “zapato” (talla Manaco 28) de la calle que va del Estadio hacia Laikakota. “Salteñería fundada en 1940”, me decía. Las primeras salteñas de pollo en la ciudad. “A algunos les daba cosa que no le quitaran el hueso al pollo pues luego uno se rompía los dientes, pero hay que ser un asno para morder las salteñas como si fuesen manzanas”, decía, mientras acababa la Sinalco, bebida dulce y milagrosa que esta noche fría de un martes cualquiera me hacía pedir un taxi en plena madrugada para encontrarla en el único lugar posible a esa hora: Las velas. Pagué con lo justo y entré por la puerta principal. La mayoría de los puestos estaban cerrados; uno que otro abierto y el cuidador bebiendo una botellita de alcohol con algunos indigentes. Saludé a la sobrina de la Julia II y le pregunté por su tía. “Vie ne los fines de semana nomás”, me contestó. Prometí regresar en un rato. Al fondo la silpanchera, lavando su perol gigante, “ ya no hay nada”, dijo por si acaso. Dos tecnócratas tambaleándose sobre el taburete de la anticuchera que me sonreía con sus dientes de oro. “Bien que te cases, chango, ya es hora de sentar cabeza”, le decía uno al otro que escuchaba con una lata de cer veza en la mano, babeando de rato en rato. —Una Sinalco de dos litros. ¿Ahora hay de tres? Entonces de tres. DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18

FOTOS SARA ALIAGA / PÁGINA SIETE

Costumbre paceña, ir a morir a Las velas. Se está perdiendo, dice uno que iba allí precisamente a morir. Este es, entonces, un réquiem para Las velas.


En eso de ir a Las velas también me había iniciado mi tío Nano, sólo que esas veces íbamos después de los partidos del Bolívar. Y me vi en ese viejo mercado de comida popular, a fines de los 90, empeñando mi carnet de la U para pedir un sándwich de chorizo; Las velas llenas de vida gracias a la Ley seca, el único lugar donde no entraba la policía si no era a comer. Cuando los borrachos éramos dueños y señores de cada rincón ahumado de esa benemérita institución paceña. Esa madrugada de martes la decadencia daba un poco de pena. Los patios de comida, los food trucks y esas cosas de hoy en día habían acabado con la tradición trasnochadora paceña. Se ha perdido la costumbre de ir a morir a Las velas, que DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18

aunque nunca fue una cosa bien en el sentido del pedigree de la palabra, siempre fue un refugio para bebedores solitarios y uno que otro deprimido o náufrago de alguna fiesta. Lo mismo pasa con las fricaserías de la Pando, me dijo el taxista que me llevaba de retorno a casa, después de preguntarme si había gente en Las velas. Tiene razón, pensé, hace cuantos miles de años no voy a La salud, por ejemplo. Apagué la lámpara, pero no la sed. Al día siguiente, sugerencias de que vaya al médico tras contar la anécdota. Pruebas de sangre, esto y lo otro. Tiene diabetes, diciendo. Chau a la Sinalco y a la comida de Las velas. Vivir de recuerdos es lo que queda. www.paginasiete.bo

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ILUSTRACIÓN PABLO LOAYZA

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DISEÑO Y COMUNICACIÓN VISUAL Pablo Loayza

Universidad Católica Boliviana

Hoy, después del recreo, toca Semiótica

Se dice por ahí que el rostro es el espejo de la esencia oculta de una persona y que una imagen vale más que mil palabras. Si estos sistemas de signos tienen significados tan profundos y preciados, ¿por qué no existe en la educación regular escolarizada en Bolivia asignaturas que los enseñen?

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A EDUCACIÓN FORMAL del Subsistema de Educación Regular en Bolivia en sus niveles de Educación Inicial en Familia Comunitaria, Educación Primaria Comunitaria Vocacional y Educación Secundaria Comunitaria Productiva, desarrolla varios aspectos biopsicosociales de los estudiantes. Sin embargo, durante los catorce años de la educación escolarizada de este Subsistema, se prioriza el desarrollo de procesos cognitivos lingüísticos así como aquellos que tratan con conocimientos científicos y técnicos de las ciencias exactas, naturales y sociales. Pero se limita el desarrollo cognitivo que utiliza información de otros tipos de sistemas menos convencionales de signos no lingüísticos que tienen tipos particulares de pensamiento divergente, lateral y creativo. Estos otros sistemas de signos podemos estudiarlos desde la semiótica, entendida como la disciplina que estudia los signos de naturaleza no lingüística como la cinésica; la prosémica; los signos olfativos, táctiles y del gusto; los signos icónicos; imágenes en movimiento y los signos de la paralingüística, entre muchos otros tipos de signo. Lamentablemente, el Subsistema de Educación Regular

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no tiene ninguna asignatura específica que enseñe y profundice el conocimiento de los variados sistemas de signos de las áreas de investigación de la semiótica. Las pocas asignaturas que tienen un objeto o metodología de tipo semiótico son vistas como complementarias, no tienen perspectiva holística, se las desarrollan en los últimos grados de secundaria y, en muchos casos, tienen contenido desactualizado, simple e irrelevante. Además, en algún momento, hasta se las considera prescindibles. Se necesita una educación formal que enseñe de manera específica los distintos y complejos sistemas de signos no lingüísticos y menos convencionales, porque corresponden a una realidad cultural, social y económica nacional y global. Se necesita desarrollar y potenciar otros tipos de pensamiento, inteligencia y creatividad. Esto permitirá articular el Subsistema de Educación Regular con carreras específicas del Subsistema de Educación Superior de Formación Profesional. Así se podrá entender desde tempranas edades el verdadero valor de un rostro y una imagen en un mundo que consume y demanda cantidad y calidad de estos signos en todos los productos, servicios y demás quehaceres humanos. www.paginasiete.bo

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RETRATO Manuel Vargas Fotografía de Cecilia Fernández

Un señor no tan viejo con una sonrisa enorme Pero no cayó del cielo sino que vino de la ciudad de Buenos Aires, o más exactamente La Plata, donde hizo sus estudios universitarios. Me estoy refiriendo a Germán Araúz Crespo, escritor paceño que gustaba de cierta música de los viejos trovadores, tan de moda en su juventud. Lo conocí allá por los años setenta, en las reuniones de músicos como Ernesto Cavour y Alfredo Domínguez. De esa estirpe es este señor, corpulento, para que le quepa su amplia sonrisa. Justo acababa de llegar de la Argentina. Parece que pasábamos la vida raspando en cuanto a lo económico, pero más ricos que nadie en nuestros ideales y sueños de un mundo mejor. Éramos los inconformes, cuando gobernaba esta dulce tierra nuestra un amargo militar de oscuro recuerdo. Y cantábamos, y reíamos. Él tocaba la guitarra y se mandaba unos chistes a todo dar. Yo era, claro, un poco más chango, y miraba con admiración a los maestros de la música. Acompañá con la guitarra, me decían, como si nada, y yo qué sabía de esas cosas, si apenas rasgueaba pal gasto un único kaluyito de mi tierra (“Lo he perdido a mi amoooor…”), delante de semejantes artistas. Y el Germán sonreía, y se mandaba otro chiste. Se fue a vivir a Santa Cruz, a trabajar como periodista. Cuando yo iba por allá, era obligado llamarlo, y obligado que él me haga una entrevista, una nota, en relación con mis cuentos y novelas tristes. Luego volvió a La Paz con trabajos similares. A pesar de sus ocupaciones, nos pusimos a la tarea de continuar con la revista Correveidile, y fue una maravilla trabajar con él, y con el pintor Edgar Arandia. Correveidile publicó su veintiúnico libro de cuentos: Crónica secreta de la guerra del Pacífico. Libro que, por su título, cuando fuimos a Chile, causó ciertas suspicacias y resquemores. Pero era otro chiste más que se mandó el Germán. Si no, ¿cómo habría que enfrentar a esta vida terriblemente encantadora?

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Germán Araúz Crespo

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C A RT E L E R A Ojo al parche Adrián Nieve

Rebeldes

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UANDO ALGUIEN HABLA de movimientos estudiantiles me vienen a la mente dos momentos en la historia de Francia. El primero: mayo del 68, que irradió lejos y que es una de esas ocasiones en que todo comienza con los estudiantes –cómo no pensar en Auxilio Lacouture atrapada en la UNAM, apenas unos meses después –. Estudiantes cuyas protestas contra el capitalismo fueron creciendo hasta poner en paro la economía de sus países. Mucho se habla de la censura de esos tiempos y los inventivos métodos de

Les 400 coups

arte y propaganda que los parisinos encontraron, pero poco se habla del otro momento en el que pienso: la Nouvelle vague, ese movimiento del cine de fines de los 50 que fue estableciendo varios terrenos para que el 68 tenga lugar. No estoy diciendo que los cineastas de la nueva ola hayan sido el sustento ideológico. En realidad, pienso que este movimiento mostró a los franceses que el cine era más que Hollywood –industrial, conocido al punto de lo repetitivo–, que se podía jugar con las reglas y los métodos para crear algo novedoso, estilizado, creativo, fluido y particular. Y con eso, los parisinos se dieron cuenta que se podía ser rebelde y crear algo relevante y atrapante al mismo tiempo. Para entender mejor ese sentimiento que estalló en mayo del 68, les paso 7 geniales filmes de la Nouvelle vague. Después de mucho pensarlo, creo que Les 400 coups (1959, François Truffaut. Drama) es la mejor forma de conocer este movimiento de críticos de cine que se hicieron cineastas. El filme es un juego semiautobiográfico en el que el director vierte su alma pero sin tomárselo demasiado en serio. En la película seguimos a Antoine Doinel (Jean-Pierre Leaud), un jovencito que se opone rotundamente a la miseria y a cómo la

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sociedad castiga a los jóvenes. Una de las mejores historias sobre la dureza de crecer con un personaje y actor que se hizo icónico para el movimiento. Con su carácter rebelde y difícil, seguimos al personaje en sus tribulaciones que poco nos preparan para el golpe en el estómago del final. Admitido: puede ser un final algo ambiguo, pero si uno es seducido por el filme -lo cual, créanlo, no es nada difícil- es elemental quedar afectado por el final de ese viaje que al mismo tiempo hace un comentario social mientras explora la importancia del cine y la literatura con pequeños guiños visuales. La Nouvelle vague creó películas así. Historias exageradas o muy reales que se rehusaban a mostrarse de la misma forma que todo lo demás en su época. El resultado: un estilo inventivo y refrescante que fundó los cimientos del buen cine moderno.

6 pelis para sentir la Nouvelle vague

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PIERROT LE FOU. 1965, Jean-Luc Godard. Drama. Un jailón se aburre de serlo y manda al diablo a su familia para

Pierrot Pierrot le fou fou DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE 36|18


escapar con su ex. Todo, con un guión y cinematografía complejos pero digeribles. PARIS NOUS APPARTIENT. 1960, Jacques Rivette. Drama. El filme pinta París en crisis, paranoica, suicida, angustiada pero más que nada gris y desilusionada, esa ciudad que el 68 no permitió. JULES ET JIM. 1962, François Truffaut. Drama. Cuando se quiere estudiar a Truffaut en lo técnico, este es el filme al que se recurre. Un angustiante triángulo amoroso con la icónica Jeanne Moreau. LE MÉPRIS. 1963, Jean-Luc Godard. Drama. Todo lo que está mal con tu matrimonio pero con Brigitte Bardot. Un juego visual y sonoro para engolosinarse, mientras el horror se vive en la trama. HIROSHIMA, MON AMOUR. 1959, Alain Resnais. Drama. De las películas más experimentales de su época, la trama juega con la memoria, tanto como lo hace la cámara generando imágenes complejas y sentimientos muy abstractos. CLÉO DE 5 À 7. 1962, Agnès Varda. Drama. Me niego a excluir a Varda sólo porque pertenecía a otro movimiento parecido. En este filme mostró la intensa forma en que una mujer se desnuda frente a la incertidumbre de la muerte y lo desconocido, con excelentes y notables secuencias.

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Le mépris

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6 pelis para vivir las revueltas del 68

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THE DREAMERS. 2003, Bernardo Bertolucci. Drama. Ambientada durante mayo del 68, la historia no explora mucho el conflicto, más bien se convierte en una metáfora de la revolución, pero a través del sexo. LE REDOUBTABLE. 2017, Michel Hazanvicious. Drama. Doble premio: un filme sobre París en el 67 cuyo protagonista es Jean-Luc Godard, ese salvaje crítico que lo aprendió todo al discutir con esos estudiantes que luego tomaron las calles de París. BAISERS VOLÉS. 1968, François Truffaut. Drama. Ambientada durante los conflictos de mayo, Truffaut aprovechó para dar su opinión sobre lo ocurrido, pero siempre a través del cine. MAY FOOLS. 1990, Louis Malle.Drama. Una familia acomodada decide ignorar las protestas del 68 y se la pasa pensando en trivialidades, en este sorpresivo y radiográfico filme. SOMETHING IN THE AIR. 2012, Olivier Assayas. Drama. El ambiente pos mayo del 68, representado en un joven que tiene que reconciliar el arte con la política. TOUT VA BIEN. 1972, Jean-Pierre Gorin y Jean-Luc Godard. Drama. Una metáfora sarcástica e irónica de mayo del 68 y la destrucción del capitalismo, pero ambientada en una fábrica de salchichas.

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Something in the air

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HISTORIETA CTX

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