Revista Rascacielos No. 38 | 14 de octubre de 2018

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Domingo 14 de octubre de 2018. La Paz, Bolivia.

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de C+C: donde empiezan los sueños | La marea verde | La despedida de Los Brown Victoria ensangrentada | Revival tipográfico | Ukamau y ké | Ojo al parche


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IDENTIKIT / Hemanas / Satori Gigie

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CARTA A UN FÉNIX / El encanto de la historia / Mabel Franco

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AGENDA LaEscobaEscultural / Claudia Daza

10 CRONIQUITA / C+C: donde

empiezan los sueños / Gabriel Mamani Magne

13 CRONIQUITA / La marea verde /

Martín Gutiérrez

14 MEMORIA / OCTUBRE / La

despedida de Los Brown / Cecilia Lanza Lobo / Cicatrices de Octubre negro / Luis Raimundo Quispe Flores / Victoria ensangrentada / Mónica Machicao Pacheco

Cicatrices

H

AY QUE APRENDER a querer nuestras propias cicatrices, dijo alguien alguna vez. Porque dado que las cicatrices son esas marcas que dejan huella allí donde antes no había más que una superficie lisa, impoluta, suelen vivirse –las cicatrices– con rechazo. Pero en vez de sentir que nos afean podríamos más bien entrañarlas: vivirlas como aquellas batallas libradas, bien peleadas, siempre vencidas. Eso es lo que cuestiona en este número de Rascacielos el cronista Raimundo Quispe Flores, alteño, panadero egresado de la carrera de Literatura de la UMSA, que en octubre del año 2003 tenía 20 años. Como todos los días, Raimundo había terminado de hornear el pan. Impaciente, salió a las calles corriendo a dar batalla frente al Ejército porque sus vecinos estaban muriendo y aquello le era insoportable. No tuvo que vivir demasiado para saber que esa revuelta cargaba consigo demasiados pendientes y que había llegado la hora de cobrar una deuda histórica. El pueblo moreno dijo basta y venció. Los balines en la pierna de Raimundo se infectaron y a punto estuvo de una gangrena. Hoy queda su cicatriz. Una marca compartida por el pueblo alteño y boliviano y que Raimundo cree que no terminó de sanar. Valga entonces la memoria para mirar bien el camino y no errar. Cecilia Lanza Lobo

* Rascacielos abre este espacio a la buena crónica, perfil, historieta, diario de viajes, testimonio, fotografía, fotoreportaje y otros vicios. Pueden enviar sus aportes a: rascacielosrevista@gmail.com Las publicaciones estarán sujetas al criterio del comité editorial que se comunicará con la autora o autor.

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17 DISEÑO Y COMUNICACIÓN

VISUAL / Revival tipográfico: historia, recuperación y preservación / Josefina Matas

26 LA PAZ MARAVILLOSA / La Repú-

blica: ginebra con sabor a Amazonía y Andes / Carlos Moreira Ascarrunz

30 RETR ATO / Ukamau y ké / Andrés

Ramírez / Noah Friedman Rudovsky

32 CARTELER A / Ojo al parche /

Adrián Nieve

34 HISTORIETA /Apocalicia / CTX

Editora: Cecilia Lanza Lobo. Asistente de edición: Fabiola Gutiérrez. Coordinadora: Claudia Daza. Redes: F. Gutiérrez e Isabel Navia. Diseño editorial: Edmundo Morales. Fotografía: Cecilia Fernández,

Víctor Gutiérrez, Freddy Barragán, Sara Aliaga y Agencias. DISEÑO DE PORTADA: Ericka Vargas Foronda / DGR-UCB.

Rascacielos y la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad Católica Boliviana se unen para el diseño de las portadas de esta revista. Coordinador: Sergio Vega. Estudiantes en pasantía: Ericka Vargas, Marcos Luna, Sergio Salazar, Josefina Rojas, Ariel Chuquimia y Adiba Rojas.

Compañía Editora Luna Llena S.A. Nº de Depósito Legal: 4-3-25-10 Dirección: Achumani, Calle 9 N°6, La Paz. Teléfonos: Central: (591) 2-2611700; Comercial: (591) 2-2611731 - 2611707 2611709. Suscripciones: (591) 2-2611734. Web: www.paginasiete.bo - La Paz, Bolivia Directora: Isabel Mercado Heredia. Subdirectora: Mery Vaca Villa. Jefe de Redacción: Alcides Flores Moncada. Jefe de Informaciones: Juan Carlos Véliz Morejón. Presidente del Directorio: Raúl Garáfulic L. Vicepresidente Ejecutivo: Carlos Saravia. D. Gerente Comercial: Nadia Diab Linale. Distribución: Marco Téllez. Distribución nacional: Douglas Azurduy. Impresión: Papel Principal S.A.

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ANDRÉS RAMÍREZ es fotógrafo y documentalista ecuatoriano, director del largometraje Ukamau y ké.

JOSEFINA MATAS MUSSO es Doctora en Arquitectura por la Universidad Nacional de Tucumán, Argentina. Actualmente es docente de la Carrera de Diseño Gráfico y Comunicación Visual de la Universidad Católica Boliviana San Pablo. SATORI GIGIE es Wilfredo Limachi, egresado de Comunicación Social de la UMSA. Se dedica a la fotografía desde 2014. La Alcaldía de La Paz le otorgó un reconocimiento por la fotografía de Valentina Mamani cargando el Illimani en carretilla, que contribuyó a que La Paz fuese nombrada Ciudad Maravilla.

ADRIÁN NIEVE es psicólogo renegado que hace de todo –menos eso– mientras seduce a la novela hasta que pueda ser narrada decentemente.

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COLABORADORES 38|18

MÓNICA MACHICAO PACHECO es corresponsal de medios internacionales hace casi tres décadas. Entiende el mundo en varias lenguas y le apasiona la física de partículas. Busca los placeres del sabor y está convencida de que, junto a la música, son un regalo que nos acerca a lo divino.

LUIS RAIMUNDO QUISPE FLORES es egresado de la carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés, maestro panadero y orgulloso vecino alteño. GABRIEL MAMANI MAGNE estudió Derecho en la Universidad Mayor de San Andrés aunque nunca ejerció –ni ejercerá, espera– la abogacía. Cursó una maestría en Literatura en la Universidad Federal de Río de Janeiro. Ha obtenido el premio de Cuento Franz Tamayo 2018.

MARTÍN PABLO GUTIÉRREZ es boliviano y vive en Nueva York cuando no está en un avión. Trabaja en la Federación Internacional de Planificación Familiar como Oficial Principal de Desarrollo Institucional y Asesor de País. MABEL FRANCO ORTEGA es periodista cultural y actual jefa de la Unidad de Espacios Escénicos Municipales de La Paz. Tiene un blog un tanto abandonado, cartaaunfenix.blogspot.com. Estudió en el colegio Lourdes, en la Universidad Católica, y toma lecciones a diario, sobre todo en las salas teatrales.

CARLOS MOREIRA ASCARRUNZ es paceño de corazón, amante de los símbolos, incluidas las letras. Productor audiovisual, redactor, guitarrista, fotógrafo y tarotista. Apuesta por una re-evolución poética por encima de una revolución política. DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18


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IDENTIKIT Texto y foto Satori Gigie

SATORI GIGIE © FEBRERO 2016

Hermanas Una Segunda Oportunidad: Cuando limpiaron la calle por donde la señora Matica solía vender sus jabones, papeles higiénicos y fósforos al por menor, ella no supo qué hacer. Había perdido su única fuente de ingresos y con ello los planes que para el futuro tenía para ella y sus hijos. Es así que, de repente, ascendiendo por los graderíos infinitos hacia los barrios de la ciudad, rumbo a su hogar, se encontró con una amiga de infancia y de pueblo. — ¡Ohhh! ¡K'unxamaxtas, Matica! (¡Oh! ¡Cómo te encuentras, Matica!) Y allí le contó su desgracia. — Han limpiado la calle donde yo vendía.

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Mas la amiga, en todo el sentido de aquella palabra, le pidió que guardase la calma. — Si no tienes dónde vender, yo teyde (te he de) llevar a mi taller. Ahí vas a aprender a costurar mochilas. — Pero no sé costurar mochilas. — Yo teyde enseñar, Matica. Y desde entonces, juntas costuran todo tipo de mochilas y sueños en los interiores de un pequeño y vetusto taller ubicado en un callejón de La Portada; un taller que por nombre lleva en su puerta: Una Segunda Oportunidad. (Cuento, 1983)

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CARTA A UN FÉNIX

FOTO AECID, SANTA CRUZ

Mabel Franco

El encanto de la historia

F

ernando Botello encarna al viejo Simón Rodríguez, el maestro de Simón Bolívar, enfrentando en un duelo de ingenio al militar español Facundo Infante Chávez, representado por Luis Caballero. Carlos Cordero, dramaturgo y director, los ha puesto así, frente a frente, para recordar a dos personalidades que trabajaron en la joven Bolivia republicana sin que la memoria colectiva, tan endeble en el país, lo reconozca…, digo, lo conozca siquiera. Tal el primer valor de El encanto de Molière, obra teatral que fue estrenada en 2017 y repuesta, en dos funciones, este 2018, con el añadido del libro que recoge la investigación documental realizada por Cordero y el texto teatral que es una ficción que prueba que la imaginación puede volar alto desde plataformas históricas. En esto último radica otro de los valores de la obra: su autonomía respecto del origen, pues ambos personajes –Rodríguez e Infante– existen aun si nunca hubiesen sido de carne y hueso. Las palabras que el autor pone en sus bocas tienen el poder de la evocación: de la Bolivia de Bolívar y Sucre, ciertamente, pero también la de hoy. Como dice Infante: “Acá todo pescado quiere ser cabeza”. Está también la evocación de una posibilidad, en un mundo proclive a imposturas y traiciones, de pugnas de poder, de la existencia de espacios en el tiempo, así sean mínimos, para cultivar la amistad, la generosidad, la gratitud entre seres humanos. DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18

En medio de todo, el teatro. Porque es Tartufo, de Molière, la pieza que sobrevuela la obra, aunque la impostura de Infante nada tenga que ver con la del pillo y el tono de la obra esté lejos de ser una comedia. El libro, de editorial 3600, merece su propio comentario. Cordero vuelca en él datos apasionantes. Infante fue nada menos que el director de El Cóndor de Bolivia, el primer periódico del país. Su pasión por el teatro se tradujo en artículos críticos que ayudan a tener datos sobre este arte en Bolivia. Admirador de Molière, se dice que Infante escribió una versión inspirada en Tartufo, titulada El huésped, cabalmente la pieza que en la ficción de Cordero sirve de excusa para la entrevista del militar con el educador venezolano. Botello y Caballero –actores de 5 Palmas Teatro, grupo dirigido por Fernando Arze– dan vida a poderosos personajes. Y así se los siente, a veces menos con Caballero, a quien el acento de español peninsular parece restarle naturalidad. En todo caso, el espectador es convocado a ser parte de esa entrevista en la que la tragedia de un gobierno que se tambalea allí afuera resulta dramáticamente premonitoria. Hay que ver esta obra, leer el libro, atisbar en el pasado, mirarse a uno mismo y a los demás para sopesar eso que dice Infante: “Después de todo, a nadie le importa si estuvimos acá. Nos olvidarán como a todos”, en tanto Rodríguez “ríe tímidamente”. www.paginasiete.bo

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A G E N D A LA ESCOBA esCULTURAL Claudia Daza

Atajos para la gente sola

H AY QUE recorrer y mantener ciertas distancias en La Paz: ir por donde mora el artista muerto o por donde adivinemos ciertos pasos lentos en la ciudad. Esta semana quizás nos toque a los nostálgicos ciertas actividades para realizarlas solos porque no hay con quien o porque ya nos agarró el estrés de fin de año. Necesitamos huir. Algo que puede conectarnos con la Parca y la locura, de manera sui géneris, es el recorrido que se hará en el Cementerio General tras las tumbas del artista vanguardista Arturo Borda, y nuestro antropólogo, el escritor Víctor Hugo Viscarra. Habrá invitados especiales que hablarán de estos dos artistas, habrá lectura de sus textos y fija pasará algo medio extraño, tal como le pasa a la gente fanática de estos dos paceños. La cita será el sábado 20 a las tres de la tarde en la puerta del Cementerio General. Cada quien con su biblia bajo el brazo, es decir su Alcoholat um o El Loco. Antes de ir, se debe contemplar al Illimani: ahí comienza el paseo. Si de contemplación se trata, a la

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VISITA PASEANDO POR BORDA Y VISCARRA / LA PAZ / 20 de octubre / Cementerio General / av. Entre Ríos / 15:00

piedra esculpida, labrada, expuesta, le toca conmover nos. El la se dará sus formas porque del 15 al 21 de octubre, la ciudad de La Paz será la sede de la Bienal Internacional de escultura en piedra. El desafío de inquietarnos y acariciarnos estará en manos de artistas de España, Costa Rica, Argentina, Perú, Irán, China, Bélgica y Chile, además de escultores que llegarán de la población de Comanche de la Provincia Pacajes de La Paz. Como guiño a nuestra triste mediterraneidad, el Teatro Nuna se abre para los depresivos con la obra Marianita y el mar, de David Mondaca, obra que traduce todas las ansias de recuperar el mar cautivo, así con toda su juventud presente. Una historia recreada en el año 2030 donde intervienen un moreno, un ekeko y una ñatita. Las funciones nostálgicas tienen

fecha para el 13, 14 y 17 de octubre. Cómo no irse a Ciudad Satélite, a pata o en teleférico, para ir a ver una obra de teatro en el C OM PA. Allá nos estarán esperando los guerreros del Te a tro Trono para mostrarnos su obra Cartas al Chaco. Con ellos podremos recorrer los caminos prohibidos de la historia, los belicosos y sangrientos. Una obra con la marca registrada de un abrazo tronero. La cita: el viernes 19 a las 19:00, como para no olvidarse. Y así se pasa volando la semana, como preparándonos para los abismos, para la locura, para un poquito de oscuridad y un poquito de claridad. Así, los solitos podemos dar rienda suelta a nuestros pequeños placeres, esos que quizás nadie entienda porque tienen que ver con el aplauso silencioso a los artistas. DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18


OTROS ANTOJOS LA PAZ

Retorna a la ciudad de Sucre el evento más esperado del cómic, animé y videojuegos. Habrá concursos de cosplay, cover dance, softcombat, pasarela y videojuegos.

PARA VIAJEROS

EXPOSICIÓN BIENAL INTERNACIONAL DE ESCULTURA EN PIEDRA / LA PAZ / 15 al 21 de octubre / Museo Nacional de Arte / plaza Murillo

TEATRO MARIANITA Y EL MAR / LA PAZ / 13, 14 y 17 de octubre / Teatro Nuna / c. 21 de Calacoto N° 8509 / 20:00

Obra pictórica de Mario Conde / 19 al 30 de octubre / Museo Wayna Tambo / c. Evaristo Valle s/n El reconocido acuarelista paceño, premio Municipal Obra de una Vida 2017, prepara la muestra retrospectiva que validará su destreza en la acuarela, habilidad que le permitió crear obras que ahora forman parte de colecciones privadas, dentro y fuera del país. Primer encuentro iberoamericano de obras musicales / 16 de octubre / Teatro Modesta Sanjinés / Casa de la Cultura / av. Mariscal Santa Cruz, esq. Potosí / 8:30 Charlas magistrales sobre cómo gestionar una banda, cómo firmar con una disquera internacional, raíces musicales y la importancia de la identidad musical. Con invitados internacionales llegados de Chile, México, Colombia y otros.

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MADRID Van Gogh Alive The experience / 26 de diciembre al 26 de febrero de 2019 / Círculo de Bellas Artes / c. de Alcalá N° 42 / 10:00 a 23:00 Exposición que permite acercarse, mediante la tecnología, a la vida y obra del pintor holandés. Más de 3000 imágenes de gran tamaño cubriendo paredes, techos y suelos. Se hace uso de la innovadora tecnología Sensory4, capaz de lograr que los cuadros cobren vida. Sin duda, otra manera de tener La noche estrellada. LONDRES

SANTA CRUZ

Cuentos desde el Huerto / 20 de octubre / Centro Cultural Simón I. Patiño / c. Independencia esq. Suárez de Figueroa / 10:30 Taller de cuentos dirigido por Olivia Fernández e Inés Andia, bajo la consigna del fomento a la lectura. Un encuentro donde el manejo y la gestión de emociones, el diálogo y la empatía de escuchar son los contenidos principales de cada relato. TEATRO CARTAS AL CHACO / EL ALTO / 19 de octubre / Fundación COMPA / Ciudad Satélite, Plan 405, c. 17-8 N° 615/ 19:30

Irse de museo en museo, o de calle en calle, es otra de las grandes aventuras cuando se conoce una ciudad nueva. Pero encontrarse con una exposición itinerante de lujo ya es un regalo de la vida. Aquí algunas ofertas, además de ciertas rutas clave para encontrarnos con obras de arte a la vuelta de la esquina.

SUCRE Fanaticon5 / 14 de octubre / Colegio Nacional Jaime de Zudáñez / c. San Alberto N° 150 / 20:00

La ruta de Banksy / Regent Park / Old Street y Clerkenwell / arte callejero. Podemos irnos a Londres para visitar las obras del controvertido artista callejero. A Camdem Town para ver Aristoc-Rat, Fisher Boy o Chalk Farm Maid. O también a Old Street, para ver Giant Rat, TV through Window o Cherub with a bulletproof vest. Londres es la ciudad ideal para ver a los artistas con otros ojos. www.paginasiete.bo

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CRONIQUITA Gabriel Mamani Magne

C+C: donde empiezan los sueños ¿Qué somos sino historias a las que les gusta que les cuenten historias? Aquella entrañable biblioteca del cómic, en Sopocachi, se trasladó pocas cuadras más allá. Las historias, ¿también?

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UNA VEZ MÁS, es 2004. Alexandra tiene diecinueve años, estudia arquitectura y no sabe qué leer. Centenas de cómics. Un sillón mullido. Y apenas dos ojos. La música arrulla y la sonrisa del hombre que se acerca, también. Alexandra pide una recomendación. El hombre le muestra Blankets, la novela gráfica de Craig Thompson… Y así empieza todo. Catorce años más tarde, Alexandra se habrá convertido en dibujante profesional, arquitecta que no ejerce y presidenta de Viñetas con Altura (el festival de cómics más importante de Bolivia). Blank ets se habrá descosido y habrá pasado por centenas de manos, mientras que la cara del hombre, que se llama Andrés y es bibliotecario, seguirá conservando ese mensaje radiante e implícito que uno percibe en su ex presión: ¿leeremos cómics?

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Todo ocurre en el C+C, el lugar de la primera biblioteca especializada en historietas de toda Latinoamérica, fundada hace dieciséis años y ubicada hasta dentro de unas horas en la mítica esquina Belisario Salinas y Ecuador, en La Paz. “Un búnker”, dice Alexandra Ramírez. “Un oasis”, d ice Diana Cabrera, colega de aquella. Hogar, cuartel, refugio, búnker, café, oasis, escape, club felino, ¿sueño? Los apelativos sobran para este lugar: el C+C, dependiente de la Fundación Simón I. Patiño, es eso y más. Se encuentra en

Sopocachi, sobre la avenida Ecuador, aunque las referencias sobran: cualquiera que haya pasado por esa r uta alguna vez se ha detenido a observar esa fachada ineludible por colorida. Ahí está Tintín. Y a su derecha, Superman. Más allá está Obélix, y a estas alturas el transeúnte ya se ha preguntado qué hacen esos personajes tapizados en el vidrio; ya ha imaginado, ha soñado un poco. Sopocachi, aunque montañoso, es un barrio ligero. Lugares como el C+C entorpecen la gravedad y hacen que andar por sus calles sea como escalar con una lía que te hala. Miras, andas, miras: lo bohemio DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18


2 Si por fuera el C+C es una colosal viñeta, por dentro es como una historieta sobre la que uno puede deslizarse. Las DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18

reunieron para hacer retratos. Diana, que apenas empezaba a meterse en el mundo del cómic, pensaba que las vacantes estaban reservadas para autores con trayectoria. No podía estar más equivocada: Andrés, el bibliotecario, con esa paciencia que lo caracteriza, le dijo que podía acomodarse donde ella quisiera. Alexandra Ramírez, por su parte, asocia su experiencia en el C+C a un estallido. “La primera vez que fui me quedé esa tarde a terminar Blankets. Por más que sea un libro gordo, lo terminas rápido porque es bastante fluido. Algo en mí detonó porque a nivel artístico d ije ‘ yo quiero ded icarme a la historieta. Quiero estar aquí más tiempo’”. Aquello dejó retazos que cambiarían el r umbo de su vida. Tres meses después de haber descubierto el C+C, Alexandra expondría su primera historieta en un evento organizado por la biblioteca. “P usimos vidriecito. Fue una parte importante en mi vida porque me dieron esa oportunidad, pese a que yo era nadie y no merecía nada”, dice. Pasó un año y Alexandra se enlistó como voluntaria en el Festival Viñetas con Altura, organización que nació a la par del C+C, hace dieciséis años. De ahí en adelante toda su vida ha girado en torno al Festival y a la bibl ioteca: “el C+C se volvió el cuartel de operaciones de Viñetas con Altura; ahí conocí gente, me abrieron las puertas… Le debo todo”. Tanta generosidad sólo puede www.paginasiete.bo

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FOTOS GABRIEL MAMANI MAGNE

de Sopocachi y ese afán de originalidad que caracteriza a sus residentes logran el espejismo de que, al menos en este kilómetro a la redonda, La Paz sí funciona. Nada malo puede ocurrir en ese lugar “ b o n i to y l i m p i o ” . “ Te p i e r d e s d e l mundo”, asegura Diana. Mirar, respirar. Sopocachi es una pausa y el C+C un suspiro en una ciudad que es la negación de su propio nombre.

paredes están pintadas de blanco y rojo y en una de ellas una Mafalda de un metro cavila al lado de un globo terráqueo. En el baño de hombres su amigo Manolito, desde la pared, nos dice que “si alguien te golpea en la mejilla izquierda, ve y aprende karate”. (Me pregunto qué dibujo habrá en el de mujeres). Las paredes son una extensión de los más de cinco mil libros de historietas que constituyen el acervo. Sillones cómodos alrededor de mesitas con superficie de vidrio. Gente que dibuja. Café gratis. Bossa nova en los parlantes. Todo te empuja al sueño, un sueño que nada tiene que ver con el letargo sino con la posibilidad de no estar en este mundo: flotar, mirar alrededor y pensar que, si el cielo se parece en un diez por ciento a este lugar, la muerte será un rito de iniciación placentero como un orgasmo, leve como estar chino, sublime como una viñeta de Daniel Clowes. “Me voy a casar ahí”, dice Alexandra en tono de broma. El C+C y la Fundación a la que pertenece son lugares generosos. Además de cómics, ponen a disposición de los lectores y artistas distintas actividades relacionadas al noveno arte. Un evento reverbera en la memoria de Diana Cabrera: el 24 en 24, en el que “se trata de hacer un cómic en 24 horas. Estás desde la mañana. De siete a siete. Es cansador… Pe ro cuando te gusta… No hemos dor mido”, dice con una sonrisa. A ese recuerdo se cuela una Noche de Museos en la que varios dibujantes se


CRONIQUITA

ser sostenida por personas apasionadas por su trabajo. Ese es el caso de Paqui Leñero, el director, y Andrés Choque, bibliotecario. La responsabilidad del primero y la afabilidad del segundo parecen ser los broches de garantía que hacen que muchos piensen que el cambio de sede será algo para bien. “Igual nomás va a ser”, dice Johnny, un asiduo lector, “se van a trasladar a dos cuadras”. Diana y Alexandra piensan igual. Ambas confían en que la biblioteca mantendrá su esencia y por eso no romantizan tanto el lugar actual, que en menos de veinticuatro horas cerrará sus puertas. Confían demasiado. “De modo que el C+C, más que un lugar físico, es un espíritu”, comento. Diana sonríe. La nueva sede tendrá lugar en la misma avenida Ecuador, a menos de tres minutos del edificio. La construcción que está en avance es de propiedad de la Fundación Simón I. Patiño y ha sido diseñado por el ilustre arquitecto Juan Carlos Calderón, fallecido en diciembre del año pasado. Ha sido su último legado a La Paz: por lo visto, lo icónico de la nueva edificación viene desde su génesis. “Estoy segura de que los cambios radicales siempre son positivos. Se va a poder captar nuevos públicos. Algunos lectores que ya no frecuentaban el lugar van a sentir curiosidad”, comenta Alexandra. El argumento es unánime y Diana, con una frialdad que contrasta con la

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intensidad que uno nota en su trabajo, lo refrenda: “No voy a sentir mucho ese cambio; se van a trasladar cerquita, a dos cuadras. Va a mantener el mismo aire, la misma comodidad. No creo que vaya a extrañar nada”. Pero yo sí.

3 Una vez más, es 2011. Tengo veintidós años y estoy en la recta final de la Carrera de Derecho. El mundo es joven, los libros me llaman y mi tesis de licenciatura es un fantasma que me persigue por el simple hecho de que no le doy la atención que reclama. Clases a las siete de mañana. Bostezos. Un abogado corrupto que habla estupideces. Nueve en punto: me levanto del pupitre y salgo, casi huyo, de esa facultad en la que veo de todo menos espíritu. La ruta es la misma: Loayza, C o l ó n , Sa n Pe d r o, 2 0 d e O c t u b r e , Ecuador. El C+C está ahí, al final de esa calle arbolada que te hace creer que el mundo está en orden. Refugio de viernes, mi viernes de soltero está en la biblioteca: mi trago favorito se llama Editorial Astiberri y los compañeros que me soportan son los personajes de Edmond Baudoin. A esta hora nadie viene al C+C. Sólo yo. Así que, por unas horas, el sueño que Tintín y Superman custodian desde afuera me pertenece a mí y a nadie más que a mí. En los parlantes, una playlist con canciones que no conozco y cuyos títulos jamás sabré

producen un viento imaginario que empuja las páginas de mi cómic. Bebo café. Cierro los ojos. Sólo para volver a estos momentos, debería inventarse una máquina del tiempo. El tiempo pasa y los cómics quedan. 2018. En unos días esta sede será historia y comenzará el inventario que dará paso a la mudanza. Según Paqui, la biblioteca reabrirá en noviembre. Aunque la esencia será la misma, el nuevo edificio generará nuevas experiencias. Mismo espíritu, nuevas aventuras. De la antigua sede me quedo con las historias que ha producido este lugar –las que yo he vivido y las que otras personas han protagonizado– y aquellas que los cómics me han contado. ¿Qué somos sino historias a las que les gusta que les cuenten historias? Jueves por la noche. La biblioteca va a cerrar en diez minutos. Hojeo Blankets, la primera novela gráfica que leí, y descubro que el libro está mucho más envejecido respecto de la última vez que lo revisé. El lomo del libro se ha desapegado de varias páginas; el forro original ya no existe. Los libros, al igual que la gente, envejecen. Algunos acaban olvidados… Los libros se parecen tanto a las personas. Smooth jazz por los parlantes. Me detengo en la última página de la obra. Miro, leo: “Qué satisfacción produce dejar una marca en una superficie en blanco… Sin que importe que no sea para siempre”. DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18


CRONIQUITA Martín Gutiérrez Buenos Aires, Argentina

La marea verde

En cada mano, en cada cuerpo, en cada ventana y en cada balcón de la Avenida de Mayo, en Buenos Aires, hay un pañuelo verde como símbolo de la lucha feminista por el derecho al aborto legal y seguro. Esa marea verde llegó a varios rincones de América Latina para mostrar que en esa lucha están las mujeres hace rato. En Bolivia hace poco se ahogó la posibilidad de ampliar las causales para el aborto legal. Pero igual que en Argentina, la lucha continúa. DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18

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CRONIQUITA

L

LEGAR A BUENOS AIRES es un placer en sí mismo. Las amplias autopistas camino a Capital Federal te permiten ver una ciudad que despierta y se prepara para comenzar el día a pleno. Son las 4:30 de la mañana después de un vuelo de más de diez horas y pensar en un café con medialunas me cambia el estado de ánimo y disimula mis ojeras. Conversar con los taxistas es una experiencia única en esta ciudad, en plena madrugada. La charla se inicia con los problemas políticos, el fútbol y la terrible crisis económica que vive el país, pasando por el tipo de cambio del día y termina con el chisme sobre la pelea entre dos actores. Luego del desayuno camino a una reunión pactada a primera hora. Me toca transitar por la Avenida de Mayo hacia el Congreso. Me sorprende la cantidad de pañuelos verdes y telas del mismo color colgadas y amarradas en los balcones de la mayoría de los edificios en esta avenida. Presto más atención y puedo apreciar que no sólo están en los balcones y fachadas de oficinas y comercios, sino también en las mochilas, en los cuellos y muñecas de miles de jóvenes que transitan todos los días por la capital argentina. Estos pañuelos son testigos del movimiento más grande de mujeres en busca del reconocimiento de sus derechos en los últimos 25 años en Argentina. Hace poco se cumplió un mes desde que el Senado argentino rechazó el proyecto de ley que legalizaba el aborto considerando las primeras 14 semanas de gestación. Nunca se estuvo tan cerca. El movimiento social, en especial de mujeres, en las calles y en las redes sociales, fue abrumador. Miles, cientos de miles de personas manifestaron su apoyo al aborto legal, seguro y gratuito. Sin embargo, la cámara de senadores rechazó la media sanción conseguida en diputados, y aquel proyecto de ley tendrá que esperar hasta el próximo año. Más allá del rechazo formal en el Senado, el cambio se gestó en Argentina. La movilización popular histórica dejó huellas en la calle, en los trabajos, en el debate en los almuerzos y en los cafés. No hay que ser experto en el tema para identificar que es un debate profundo que divide a la población entre el dogma y la evidencia científica; al final, siempre los constructos sociales ligados a las iglesias terminan afectando los derechos de las personas y las discusiones de sobremesa. Estamos hablando de equidad de género, de que exista igualdad de derechos entre hombres y mujeres, ni más ni menos. No existe igualdad sin la capacidad de una mujer de decidir si quiere o no tener hijos, y eso significa contar con el acceso pleno a servicios de salud sexual y reproductiva,

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incluida la atención del aborto. No cabe duda de que sólo así las mujeres podrán ser ciudadanas plenas con garantía de igualdad, desarrollo y democracia. Esta es una premisa en Argentina y en cualquier parte del mundo. Aquí estoy, sorprendido por estos pañuelos verdes, pensando además cómo Buenos Aires me cobijó por varios años mientras estudiaba, así que estar aquí es también grato motivo para juntarse con los amigos y amigas de siempre. De modo que me voy a tomar un café con un par de amigas; este lugar histórico es uno de mis favoritos en plena avenida Corrientes y me permite disfrutar de uno de los mejores tostados de jamón y queso. Ambas tienen el pañuelo verde amarrado en la muñeca. Dejan sus bolsos en la silla del frente y piden dos cortados. No nos vemos hace tiempo, conversamos para ponernos al día y nos contamos todo lo que pasó en los últimos meses. Ellas me dicen que vivieron una verdadera locura. Durante el último tiempo el tema del aborto fue cotidiano y continúa como asunto de análisis y discusión constante. Es una de las primeras veces que ven y se sienten involucradas junto con otras amigas en un tema social y político. Hablamos sobre las y los senadores y diputados, aquellos mayores de 50 DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18


FOTOS IPPF

años que según ellas no las representan y que deberían dar un paso al costado. Dinosaurios que sueltan frases indignantes durante los debates, que ofrecen monólogos tristemente célebres llenos de odio, mentiras y machismo, mucho machismo rodeado de dogma. Estoy convencido de que la discusión sobre el aborto trae consigo un logro conexo. Los jóvenes se dan cuenta de que sin participar activamente, sólo eligiendo a sus representantes, la situación actual no va a cambiar. Sienten que deben involucrarse. Ambas amigas relatan entusiasmadas los hechos del 7 de agosto pasado, el día anterior a la votación en el Senado. Fue un día lluvioso, frío y húmedo en Buenos Aires, dicen; un día histórico no sólo por la cantidad de mujeres y jóvenes sino también por sus características: se logró despenalizar el aborto socialmente. Y esa fue una conquista ascendente en la lucha de las mujeres en toda la región. Por temas de seguridad, cuentan, aquel día la Plaza de los Dos Congresos se dividió en dos para evitar que las posiciones se encuentren y se generen disputas. Era la grieta argentina en su máxima expresión. Los grupos antiderechos por un lado y DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18

la marea verde en el otro. Miles de mujeres de todas las edades y familias enteras combatiendo el frío con sus pañuelos verdes, demostrando que hoy se debe hablar y legislar con hechos, con evidencia: el aborto clandestino es el reflejo de una sociedad discriminadora e inequitativa. En la práctica, la criminalización del aborto lleva a que las mujeres con menos recursos continúen con un embarazo –mayoritariamente no deseado–, con un acceso limitado o nulo a servicios de salud, y que resultan ser esas mismas mujeres quienes son víctimas de violencia, pobreza y desigualdad. Todo esto me cuentan ellas con gran entusiasmo, y al terminar nuestra charla me regalan un pañuelo verde. Me dicen que lo guarde como un recuerdo porque cuando la ley salga se lo podré mostrar a mi hijo como un verdadero trofeo. Termino el día y mi visita a Buenos Aires caminando por la misma avenida, ahora en sentido contrario, comenzando por la Plaza de los Dos Congresos. Vuelvo a ver los miles de pañuelos colgados en los edificios y encuentro varios más en las ventanas de algunos departamentos, pero sobre todo veo muchos más caminando conmigo listos para emprender la misma lucha en toda América Latina. www.paginasiete.bo

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M E M O R I A Cecilia Lanza Lobo

La despedida de Los Brown 16

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En octubre de 2003 Bolivia cambió de color. Y hay una herida cuya cicatriz aún duele. ¿Valió la pena aquel Octubre negro?

M FOTO JAVIER MAMANI / APG

R. BROWN, rubio, busca enfáticamente convencer al Sr. Pérez que la d istancia entre ambos comienza por la piel. Entonces repite una y otra vez: — Nosotros –los Brown– som os blancos, blancos, de la punta de los cabellos a la punta de los pies, dice, la cara rosada, el cabello amarillo. Y otra vez: Nosotros –los Brown– somos blancos, blancos, de la punta de los cabellos a la punta de los pies. El Sr. Pérez, morocho, finalmente responde: — En realidad, nosotros también somos blancos. Lo único que tenemos brown es la raya del culo. **** Era marzo de 2003 y ese chiste de tufo racista olía cada vez más fuerte. Los Pérez estaban hartos. Poco antes, ocurrente, el líder del MIR, Jaime Paz Zamora, había llamado a las élites gobernantes “culitos b la nc os ”. Gonzalo G on i Sánchez de Lozada, el Presidente, jocoso como de costumbre, lo había desafiado a probar la blancura de sus lugares más ocultos. Los Pérez, por su parte, no estaban para bromas. Hace rato que buena parte del país comenzaba a cuestionar el hecho de que los Brown y compañía pudiesen aún sentirse harina de otro costal y, más aún, creyesen que aquello les otorgaba, por tanto, privilegios de por vida. Algo hervía en olla de presión y no se

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necesitaba demasiado pretexto para el estallido. En febrero del año 2000 en Cochabamba había sucedido la llamada “guerra del agua” que echó a una transnacional abusiva a fuerza de lucha callejera. El pueblo había probado que era capaz de eso y más. Tres años después sucedió.

Volveré y seré millones Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR) había alcanzado la Presidencia en 2002 luego de vencer a Evo Morales en el Parlamento a duras penas, de modo que tuvo que sumar a sus filas a Jaime Paz Zamora (MIR) y Manfred Reyes Villa (NFR). Pero nada fue suficiente para frenar la crisis económica que pronto derivó en crisis social y política. Las medidas antipopulares del gobierno fueron razón suficiente para la bronca del pueblo cuyas demandas de todo tipo se multiplicaban en todos los sectores, particularmente en el sector de los cocaleros liderados precisamente por Evo Morales, diputado y dirigente de los productores de coca del Chapare bajo el manto del flamante MAS que crecía como el sueño encarnado de Julián Apaza: “Volveré y seré millones”. Así, a poco de iniciado el gobierno se encendió la olla, de modo que un año después había ya varios muertos en el camino y el gobierno y el país estaban de cabeza. Los cocaleros rechazaban la erradicación de sus florecientes cocales, los desempleados pedían trabajo, los maestros pedían una mutual, los empresarios demandaban seguridad jurídica, los campesinos de Felipe Quispe conminaban a cumplir los 72 puntos de su pliego petitorio, los universitarios de la UPEA pedían lo suyo, los rentistas jubilados

también, los maestros y los cooperativistas igual, y las Juntas Vecinales de El Alto protestaban cont ra el ALCA , pe ro también contra el nuevo Código Tributario, hasta que finalmente decidieron rechazar la posibilidad de vender gas boliviano a Estados Unidos vía Chile. ¡Eso, el gas! Varios sectores, incluida la COB, tomaron la bandera del gas para iniciar huelgas, paros y bloqueos. La mecha se había encendido en el Altiplano bloqueado por las piedras y la furia de años de cuentas pendientes. El rescate por parte del Ejército de turistas varados inició la balacera de un conflicto que se extendió hasta El Alto y La Paz donde las fuerzas armadas del Gobierno arremetieron contra el pueblo que murió a tiros. La Paz quedó cercada por la revuelta, sin gasolina ni alimentos, esperando el desenlace que llegó casi un mes después cuando los muertos sumaron lo insoportable y el Gobierno cayó y Sánchez de Lozada acabó como por entonces acabaron uno a uno los gobiernos de América Latina: en helicóptero rumbo a Miami. Fue sin duda la vuelta de página de una época. La despedida de los Brown. Lo que vino después es, precisamente, harina del otro costal. A continuación dos crónicas cortas para recordar aquellos días de furia. Luis Raimundo Quispe Flores, panadero de 20 años en octubre de 2003, no soportó que sus vecinos murieran como moscas y salió a la calles a pelear. Varios balines en la pierna le dejaron cicatrices, las mismas que la ciudad de El Alto todavía se mira con frecuencia y se pregunta si aquello valió la pena. Por su parte, la periodista Mónica Machicao relata momentos cruciales de aquella epopeya el mismo día de su final. www.paginasiete.bo

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MEMORIA Luis Raimundo Quispe Flores

Cicatrices de Octubre negro

Cada cicatriz tiene su historia y al revés: cada historia tiene sus cicatrices. La revuelta de Octubre de 2003 en El Alto es ambas cosas. Es una marca en la historia 18

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política reciente del país y es también una huella indeleble más allá de la piel de muchos cuerpos. Quince años han pasado. Raimundo entraña su cicatriz. DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18


ILUSTRACIÓN ADIBA ROJAS / DGR-UCB

Los muertos El mes de octubre significa para mi ciudad, El Alto, dos cosas: un poco de calor y la cercanía de la fiesta de los muertos. Pero el año 2003 las cosas cambiaron: el calor de la primavera no sería el del sol o el de los hornos de pan, sino el de la sangre. La fiesta no sería la de los muertos, sino la muerte misma. En los primeros días de octubre, lo que ocupaba la mayor parte de mis pensamientos era la cercanía de la fiesta de Todos Santos, ya que durante cinco o seis días, antes del 2 de noviembre, mi casa y el horno donde trabajaba se llenaba de vecinos que traían sus harinas para que las convirtiéramos en panes, galletas, tantawawas. Pensaba en lo duro que sería el trabajo e n esos días y pensaba también en cómo ese trabajo se haría más llevadero, pues el horno se convertía en el lugar de encuentro de los

cambió todo. Esos muertos cambiaron todo… De la piel quemada por las balas salió la sangre que se derramó sobre nuestras polvorientas calles y avenidas, sangre caliente que calentó nuestra sangre. Yo tenía 20 años entonces, lo recuerdo. Recuerdo que ya no pensaba en la fiesta de los muertos sino en los muertos. Recuerdo la impotencia que sentí la tarde y la noche del domingo 12, ese día en que a unas cuadras de mi casa cayeron los muertos. Quería salir, correr, hacer algo, pero no podía; mi padre me dijo que trabajaríamos, que sería el último día. Mis ganas de salir se debía a que los muertos caían cerca de la planta de gas donde yo tenía a varias de mis caseras, personas a las que conocía, a las que luego de venderles el pan les conversaba por un buen rato, personas que eran parte de mi vida, que compartían conmigo ese suelo polvoriento del cual éramos parte también.

Los muertos, esos que caían en lugares lugares lejanos, esta vez cayeron cerca de mí, cayeron delant delante de nosotros, nosotros, y esos muertos eran nuestros. vecinos, un salón de fiesta incluso cuando los vecinos compartían vasos de cerveza con nosotros para que nos c h’ a l l á r a m o s p o r f u e r a y p o r dentro y así sacáramos buenas tantatawawas. Pensaba en esas cosas sin imaginar lo que se avecinaba. Sucedieron los primeros enfrentamientos entre militares y la población civil. Yo me había informado acerca de los muertos y del paro general pero no le había dado demasiada importancia porque pensaba que se trataba de otro conflicto más, otro de aquellos que escuchaba desde niño, que duraban cierto tiempo, que sucedían lejos y que siempre se solucionaba después de algunos muertos. Los muertos (esos que siempre caían lejos) eran la señal de que las cosas acabarían pronto. Los muertos, esos que caían en lugares lejanos como Achacachi, el Chapare, o abajo, esta vez cayeron cerca de mí y de los habitantes de esta ciudad, cayeron delante de nosotros y esos muertos eran nuestros. Eso DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18

Sangre que llama a la sangre E l l u n e s 1 3 p u d e ve r d e c e r c a l a sangre derramarse, sangre mía y prójima que se convertían en una sola. A las ocho de la mañana, luego de repartir los últimos panes, salí de mi casa dispuesto a caminar hasta la Ceja para integrarme a la marcha que se había convocado. No había cansancio en mí, pues me movilizaba ig ual que lo hicieron los vecinos que estaban más allá de mi barrio. Nuestra sangre se movía por el llamado de la otra, la derramada. El poder de aquel llamado lo pude ver primero cuando llegué al cruce Viacha y vi cómo los dos torrentes humanos que venían por la avenida 6 de Marzo y camino a Viacha se juntaban para formar una sola riada. Esa escena quedó chica comparada con la que vi en la plaza San Francisco un poco más tarde. www.paginasiete.bo

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FOTOS JUAN Y JAVIER MAMANI / APG

MEMORIA

Mientras ayudaba a algunos desconocidos a arrancar las losetas del suelo para hacer barricadas, escuché un griterío que venía de todas partes, levanté la cabeza y pude ver cómo por todas las calles que daban a la Plaza de San Francisco ingresaban oleadas y oleadas humanas. Fue entonces donde comenzó el tira y afloja entre la muchedumbre y la Policía: ellos lanzaban gases y nosotros retrocedíamos, pero, dispersado el humo, volvíamos a ganar terreno. En ese juego con la Policía fue que cometí la imprudencia que dejó las marcas en mi piel. Yo había estado un par de años antes en la Policía Militar cumpliendo con mi servicio militar, donde me habían habituado al gas lacrimógeno al punto de que lo usaba como sustituto de la llajua. Confiado por mi adiestramiento, decidí no abandonar la plaza. Cuando los policías lanzaron los gases, me puse boca abajo y esperé a que el humo subiera para ser uno de los primeros en volver a la plaza, pero no conté con que, antes de que el humo subiera, un grupo de avanzada policial entraría en la plaza. Me dispararon a tan corta distancia que todos los balines del cartucho acabaron en la parte posterior de mi muslo izquierdo. No fue tan doloroso ni tan grave como podía

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pensarse, me lo habían explicado en la instrucción: los balines de goma no eran armas letales, lesionaban la piel solamente a corta distancia. Es más, el calor de los mismos balines cauterizaba en parte las heridas y su fin era simplemente “sacar del juego a los más revoltosos”. El impacto lo sentí como una patada caliente. Cuando examiné mis heridas comprobé que sangraban un poco. Decidí irme sin buscar que me atendieran. Hubo heridos más graves que yo. En el camino, de subida a la Ceja, tomé varios descansos. Escuché, recuerdo, cosas como “No te preocupes, hermanito, es por algo que luchamos”. Al llegar al límite entre las dos ciudades contemplé unos minutos la hoyada con satisfacción por haber dado mi pequeña cuota de sangre e impotencia por no poder volver al día siguiente. Casi a las seis de la tarde llegué a casa. Mi familia me recibió escandalizada y mientras lavaban y vendaban mis heridas me decían cosas que me daban a entender que no sabían si sentirse orgullosos o enojados por mi imprudente osadía. No sé lo que pensaban, pero lo cierto es que al día siguiente todos se fueron hacia la avenida 6 de Marzo donde, junto a otros vecinos, cavaron y cavaron hasta levantar del suelo las rieles del tren que cruzaban esa vía.

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Necrosis Unos días después de que la sangre dejó de correr en El Alto, el Presidente huyó del país. Había que comenzar a curar las heridas. El 17 de octubre, después de quitarme las vendas, pude ver mis heridas. Cuatro de ellas sanaban muy bien pero la más grande y profunda no, la piel a su alrededor dolía al tocarla. Viendo aquello decidí esperar unos días más, creí que por su tamaño tardaría en sanar más que las otras. Los días pasaron pero la herida no mejoraba, la piel se hinchó y endureció. Al ver aquello, mi padre me mandó al médico con 50 bolivianos para que me inyectara penicilina. Pocos días después la herida mejoró un poco pero sólo por unos días. Volví donde el médico que intrigado abrió la herida por completo para ver lo que sucedía: resultó que dos de los perdigones de goma seguían en mi muslo. Había que cortar parte de la piel pues se había necrosado y así lo hizo unos días después. A veces, cuando veo lo que queda de mi herida, pienso en la memoria de mi ciudad. Esa herida aún no ha cicatrizado por completo. Ha sufrido un mal tratamiento. Claro que se la recuerda pero se lo hace de mala manera. Esa herida es manipulada por el discurso y los intereses de quienes no la vivieron o, peor aún, de quienes viviéndola usufructúan con ella. “La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que sí se conocen pero que no se masacran”, dice Paul Valéry. En este caso, los que disparaban y los que caían probablemente se conocían. El Alto, por esto, es más que la “Guerra del Gas”. Mucho más.

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A veces, cuando veo lo que queda de mi herida, pienso en la memoria de mi ciudad. Esa herida aún no ha cicatrizado por completo.

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MEMORIA Mรณnica Machicao Pacheco

Victoria ensangrentada Muchos periodistas llegaron hasta El Alto para contar la revuelta de Octubre. Pocos compartieron adrenalina junto al cura Obermaier que anunciรณ la victoria.

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V

IERNES 17 DE OCTUBRE DE 2003. Sus ojos inyectados de sangre se entremezclan con el aliento agrio a centímetros de mi cara. Con los dientes apretados estrella su ira clavándome el encono de sus pupilas mientras blande un cartucho de dinamita en cada mano. El rosario de explosivos le da varias vueltas en el cuello. Al verme paralizada, sentencia: “Esto le vamos a meter al gringo por el culo”. La cólera no es un sentimiento. Es más bien un ente, una energía, un demonio que empuja el aire y lo presiona hacia abajo. Te eriza, golpea la dermis, para los pelos. Se siente porque arde. Y yo, con las manos arriba, soy rehén de la bronca debajo de ese cielo azul de octubre que desentona con el olor a pólvora y la furia del suelo. A medida que esta columna de miles de mineros baja por la avenida Naciones Unidas, en El Alto, la asfixia aumenta.

siva PAT, y su camarógrafo, cuyo nombre no recuerdo, tuvieron que desarmar su cámara para esconderla entre sus ropas y mochilas. La libertad de informar es una quimera en medio de las revueltas. Por eso el aval del sacerdote era, creía yo, el camino para contar la historia de la ciudad que estaba poniendo los muertos. En dos ambulancias, una del SUMI (Seguro Universal estatal) y otra de su iglesia, Obermaier nos esperaba en el Hospital Juan XXIII para subir esos pocos metros más hacia el cielo alteño convertido en el escenario del juicio final. En el camino nos detuvieron, procedieron al cacheo, una y otra vez. Manos en alto, aliento contenido, paciencia infinita, cero remilgos. La esperanza estaba puesta en que el toqueteo acabara en cuanto encontraran la credencial y nos dejaran pasar. Nadie era de confiar, ni el sacerdote que intentaba explicar a la turba que llevaba comida para las viudas y niños de la masacre. El régimen había priorizado la distribución de gasolina en cisternas para La Paz, anunciada en estruendosa

En el hall principal de la residencia presidencial, diputados, senadores, ministros y llunkus de los tres partidos, entre whiskies y canapés, festejaban.

ILUSTRACIÓN ARIEL CHUQUIMIA / DGR-UCB

**** Días antes, mi productor, Guillermo García y el camarógrafo Carlos Carrillo, ambos extranjeros, no pudieron hacer el camino inverso: bajar del aeropuerto a La Paz. “Si les disparan, pecho a tierra. Pero si es dinamita, la desvían con la palma como en el vóley”, les dijo un militar que se apiadó de los recién llegados y los transportó hasta el Colegio Militar en convoy junto a varias decenas de conscriptos. Fui a rescatarlos allí, sorteando bloqueos en el único coche con gasolina disponible. Le puse una funda blanca en calidad de bandera y unas bolsas negras de basura como crespón por el luto nacional. Los días siguientes las dinamitas nos pusieron un poco más sordos. La adrenalina no nos permitía dormir. Nuestra cama era un sillón al lado de la mesa de edición en la oficina. Era una de esas las coberturas que crea complicidades, hermanamientos que perduran por décadas. Por eso cuando dije que volvería a El Alto, Guillermo me hizo jurar que no había riesgo. Así nos mentimos los periodistas, mirándonos a los ojos. Es que Goni no se iba, la gente estaba harta y miles y miles de mineros estaban a horas de volar La Paz por los aires. El sacerdote alemán Sebastián Obermaier, párroco de Villa Adela en El Alto, hoy fallecido, fue mi pasaporte al esquivo ojo del huracán. Porque subir a esa ciudad era deporte de alto riesgo. Adriana Gutiérrez, periodista de la red televiDOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18

conferencia de prensa. El costo fue cerca de dos vidas por cisterna, además de otras tantas que habían colmado la paciencia de toda la población. En la Ceja de El Alto vagones de un tren descarrilados a empujones eran la medida de la irritación reinante, de la patria cabreada. Mientras tanto en la residencia presidencial, en la zona de San Jorge, en La Paz, el poder tenía la vista nublada. El miércoles 15 de ese octubre aciago fui testigo de ese extravío. Mientras el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, Jaime Paz Zamora y Manfred Reyes Villa ratificaban la unidad de la megacoalición, en el hall principal de la residencia presidencial, diputados, senadores, ministros y llunkus de los tres partidos les daban la espalda a los muertos, entre whiskies y canapés. Festejaban. Un prominente diputado alzó su copa y dijo ¡Salud!. Me fallaron las piernas, la náusea me hizo caer sentada en una grada el instante en que un escolta se apresuraba a sacarme de allí. **** VIERNES 17. El Alto es una ciudad bombardeada. Hay un hoyo en cada cuadra. Obermaier, que había subido y bajado muertos y heridos desde el inicio del conflicto, trae a dos ayudantes en la cabina, cada uno con un palo y una pala. Los palos son para que las llantas puedan sortear los baches que de otra www.paginasiete.bo

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CRÓNICA

forma son infranqueables y las palas para rellenar los huecos más pequeños y permitir nuestro paso. Al llegar a Villa Adela, casi dos horas después de partir de Munaypata, el padre abre las puertas de la ambulancia donde estamos, saca unas seis bolsas grandes de fideos y se las entrega a los vecinos. En la radio San Gabriel hay un piquete flanqueado por campesinos con bastón de mando y látigo. “¡Tu fideo está envenenado, seguro que quieres matarnos!”, le grita un “poncho rojo” mientras rodea la ambulancia. El camarógrafo Carrillo me dice: “No salgas, si ven la cámara se asustan y esto se puede poner peor”. En ese instante otros dos “ponchos rojos” comienzan a rodear nuestra ambulancia y gritan: “¡¿Qué escondes?!, ¿por qué todo lo tapas? ¡Andate o te vamos a quemar!”. Obermaier explica que quiere ayudarlos. Pero a medida que el alboroto se alarga y los gritos se hacen agudos, sale más gente de la radio y comienzan a mover la ambulancia para voltearla. Eso mismo debió haber pasado con una sarta de autos quemados en toda la ciudad. En segundos, el ayudante del Padre se mete en la ambulancia donde estamos los periodistas y sin pensar dos veces arranca con las puertas abiertas y la adrenalina a mil. A lo lejos, Obermaier toma el volante de la otra ambulancia en la que la enfermera, el médico y chofer se balancean segundos antes de partir, empujando a los vecinos enardecidos. Unas 20 cuadras después paramos a esperar al Padre que

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llega con dos llantas pinchadas, la ambulancia golpeada y un equipo médico en pánico. Más adelante conseguimos un llantero que las parcha con rapidez. Llegamos a la parroquia Cuerpo de Cristo y entramos a un garaje cercado por una construcción de dos plantas. Obermaier, arrastrando sus eres, nos ordena: “¡Ustedes, no sean flojos, tienen que ayudarrr!”. Abre las puertas de la ambulancia y se materializan frente a mis ojos maples de huevos frescos, bolsas de pan, latas de atún, tomates, zanahorias, pan, azúcar, fideos… Todo lo que había desaparecido hace días de los mercados parecía haberse trasladado ahí. Sin salir del asombro pregunto a Obermaier: “Y toda esta comida, ¿para cuánta gente es?”. Responde que allí viven dos. La asustada doctora del SUMI interrumpe el afán del cura que pone tanta comida a buen recaudo. “Padre, vamos a dejar la ambulancia aquí. Ha visto como casi nos matan. Si nos ven de nuevo afuera nos van a linchar”, dice. Sin espacio para pensar, Obermaier responde: “¡Ah, no! ¡No! Úchale, úchale. Tienen que irrse. Tú me comprrometes”. Carlos Carrillo me mira indignado. “Si no moderas a este cura hijo de puta, lo voy a moderar yo de un ponchazo. ¡Pinche cura!”. Corro tras Obermaier y el digo: “Padre, no puede hacerles eso. ¿Tiene pintura roja?”. El Padre me mira curioso. “Tengo pintura guinda”, responde, y señala un tarro y una brocha DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18


FOTOS JUAN Y JAVIER MAMANI / APG

vieja. Miro a la doctora y le digo: “vamos a camuflar la ambulancia”, hay que evitar que piensen que es un servicio de salud usado por el régimen para trasladar municiones y soldados saltándose las convenciones internacionales, como creen. Entonces, la cruz verde se vuelve roja y el SUMI desaparece. Cuando miro la ambulancia en la que habíamos subido, veo un esparadrapo que cubre todo el rededor por debajo de las ventanas. “Padre, ¡es por esto que la gente casi nos lincha. Han tapado las letras!. Esto genera sospechas ¡hay que sacarlo!”. Sin esperar su respuesta, de un tirón descubro la leyenda que reza: “Donación del Ministerio de Defensa”. Peor aún. Aterrados, Carlos, un equipo del canal alteño, el chofer del SUMI y yo, comenzamos a sacar las letras con las uñas mientras el cura nos anuncia que va a atender una entrevista en su oficina. En ese momento me llama un informante de La Paz. El prominente diputado –el mismo del brindis– está redactando la renuncia del presidente Sánchez de Lozada: “Van a reunir al Congreso a las 3:00”. Corro a la oficina de Obermaier donde un periodista de Los Angeles Times y el corresponsal de El Deber, Darwin Pinto, empezaban a preguntar. “Padre, el Presidente va a renunciar a las 3. Nos tenemos que ir”. Los colegas se paran como resortes y Obermaier sentencia: “¡Continuamos la entrevista en la ambulancia!”. Nos montamos nuevamente en la ambulancia y esta vez somos como nueve personas que apenas cabemos. El cura al volante emprende raudo el retorno. Mientras conduce, por la

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ventanilla que comunica la cabina con la parte de atrás donde estamos todos, responde las preguntas que le traduzco del periodista gringo. “Padre: ¡un rompe muelles!, ¡un rompemue…!” ¡Pum! La ambulancia salta por el aire y nosotros también. Obermaier no disminuye la velocidad sino que golpea a los ayudantes de la pala y el palo: “¡Brrutos, animales! Ustedes son mis ojos, ¡¿porr qué no me avisan?!”, protesta el alemán. En la Ceja, los camiones que llegan a La Paz desde las provincias traen hombres de refuerzo para alimentar a la serpiente de mineros que desciende a la hoyada. Al cruzarlos el padre enciende la sirena. Toca la bocina. Grita con todos sus pulmones: “¡Han ganado!, ¡han ganado!, ¡ha renunciado!”. Y entonces sucede lo imposible: El rencor se transforma a nuestro paso. La inquina se desvanece en el aire pesado que huele a llantas quemadas. El tufo de la dinamita se siente dulce. A nuestro alrededor un grito sordo despierta y minutos más tarde se hace estruendo. Es mediodía, el sol comienza a calentar. Guardatojos en alto se blanden en el aire. Los puños se abren, las palmas hacia el cielo en señal de celebración. El premio, el único posible, la escapada, la “renuncia irrevocable” pedida a gritos, pedradas y bloqueos, se anuncia a alaridos desde la ambulancia. El camarógrafo Carrillo y yo traemos entre manos la historia de una victoria ensangrentada que hasta hoy no abandona nuestra memoria. instagram twitter spotify: @warmisapiens Facebook: @LaWarmisapiens

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DISEÑO Y COMUNICACIÓN VISUAL Josefina Matas

Universidad Católica Boliviana

Re vival tipográfico: historia, recuperación y preservación El Centro de Investigación de Diseño (CID) de la carrera de Diseño Gráfico y Comunicación Visual de la UCB se ha propuesto, como uno de sus ejes de trabajo, abrir nuevas miradas hacia la rica tradición escrita legada por los misioneros durante la Colonia. Por ello se ha iniciado un trabajo de rescate de manuscritos donde las protagonistas son las letras y los usos editoriales de las mismas. El objetivo es digitalizar, vectorizar y generar familias tipográficas. Esto implica una mirada al pasado con el fin de preservar y poner en vigencia el uso de la palabra visible.

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EVIVAL TIPOGRÁFICO es un proyecto que pretende diseñar una fuente tipográfica basada en la caligrafía realizada en los manuscritos de los documentos coloniales de la Chiquitanía. El objetivo es no sólo generar una fuente/familia tipográfica, sino también recuperar/rescatar/revivir un estilo de letras local (heredado de Europa) por primera vez en Bolivia, y adaptarlo en una fuente para uso contemporáneo. Este proyecto considera varios aspectos que deben estar presentes en el diseño de una fuente tipográfica completa, según los estándares de calidad actuales en el mundo. Entre otros: vectorización ortogonal; un mínimo de caracteres para uso cotidiano y avanzado de la fuente, incluyendo símbolos, diacríticos y otros para la localización de la fuente (soporte de idiomas); compensaciones ópticas; aplicación de kerning a la medida; ligaduras estándar. Se plantea una metodología de investigación de tipo exploratorio que involucra la obtención de las fuentes primarias para, a través del rescate/revival, llegar a una propuesta con aporte significativo, ya que será la primera tipografía

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creada en Bolivia en base a estilos caligráficos de la Colonia. Los pasos a seguir son: recopilación de documentos manuscritos de la Chiquitanía del período colonial; análisis morfológico y comparativo de las piezas obtenidas con enfoque en el estilo caligráfico dominante; práctica del estilo rescatado y luego el bocetaje necesario para todos los caracteres; digitalización de las piezas a través de la técnica de vectorización ortogonal (software Glyphs); diseño de la fuente para luego exportarla apropiadamente en el formato estándar de la industria. El papel que está tomando el diseño en el mundo contemporáneo es cada vez mayor y esto ha llevado a la Academia a avanzar en este ámbito del conocimiento. Sheila Pontis explica que siendo el diseño una disciplina práctica, la investigación puede abordarse bajo tres ámbitos: investigación para el diseño, investigación a través del diseño, e investigación por el diseño. Cualquier práctica de diseño implica un conocimiento nuevo y un trabajo intelectual. Si consideramos la investigación como la generación de algo nuevo, esto es investigación, resultando inútil cualquier intento de aproximación a una metodología tradicional ya sea especulativa o experimental. www.paginasiete.bo

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LA PAZ MARAVILLOSA Carlos Moreir a Ascarrunz Moreira Agencia La Paz Paz Mara Maravillosa

Lonsdale junto a la destilería de Master Blend y su producto estrella La República Andina.

La República: ginebra con sabor a Amazonía y Andes Gin La República, con sede en La Paz, ha conquistado el mercado internacional gracias a su identidad heredada de más de una treintena de ingredientes andinos y amazónicos.

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S FÁCIL PARA Daniel Lonsdale, gerente general de Master Blends SRL, describir la ex periencia de un turista cuando prueba por primera vez un ginebra La República, con sabores andinos o amazónicos. A comienzos de año volvió de San Francisco, Estados Unidos, a La Paz, sosteniendo dos botellas de donde pendían dos medallas otorgadas por el World Spirits Competition, una de oro para La República Andina y una de plata para La República Amazónica, dos de sus productos estrella.

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Apostar fuertemente por la exportación le ha merecido a este gin paceño distinguirse en mercados como Perú, Chile, Suecia, Dinamarca y México, gracias a la innovación en sus sabores. “Para un danés en Copenhague, estar tomando un Gin&Tonic con sabores de la Amazonía y tratar de imaginarse estar en la selva es una experiencia que se disfruta mucho”, asegura el gerente. Para describir su producto tiene que viajar mentalmente a los lugares de donde extrae casi una treintena de ingredientes que contienen sus especialidades. Los diversos pisos ecológicos que ofrece La Paz son una fuente inagotable

de creatividad para Master Blends, con una masiva variedad de productos que se utilizan en todas sus especialidades. “Queremos que (nuestros consumidores) sepan que aquí hacemos cosas de calidad y tenemos la suerte de vivir en un lugar que tiene Andes pero también selvas tropicales”, afirma Daniel. El ginebra, más conocido como gin (en inglés), es un destilado de alcohol neutro, cuyo principal ingrediente es la infusión de enebro, una baya aromática muy resistente a cambios de temperatura. Esta bebida ha conquistado los cinco continentes, siendo una de las más antiguas. Incluso en la mitología griega se cuenta que Jasón y la hechiDOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18


Tumbo, canelón, limón, rica- rica, ají chinche, culantro amazónico, chirimoya, copuazú, maracuyá; son sólo parte de los ingredientes que utiliza Master Blends SRL para distinguir sus productos en el mundo. Aromas y sabores de una tierra bendita.

cera Medea prepararon un destilado de enebro para dormir a un feroz dragón en las aventuras de los argonautas. La República compite en el mercado de ginebras más puros del mundo, conocidos como London Dry Gin, donde se disting ue por una pureza del 80% e ingredientes exclusivos de estas latitudes. Pero además La Paz ofrece un valor adicional al proceso de destilación. “Al estar a 3.500 metros (de altura) estamos destilando a temperaturas mucho más bajas; entonces los botánicos, sus aromas

y aceites esenciales, se cuecen menos, son más puros y eso le da la magia al sabor de La República, explica Lonsdale. Luego de haber posicionado dos ginebras de calidad internacional, Master Blends prepara la pronta presentación de un licor en base a coca: El Cocalero de Altura, aprovechando la gran riqueza de productos naturales que le otorga La Paz como el palo santo, ají chinche, canelón y cacao. Esta versátil bebida será el insumo fundamental para bebidas como el Coca Sour, gracias a su sabor incomparable.

Nuevos productos esperan seguir el sendero de éxito de La República. DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18

Paralelamente, Master Blends se encuentra en la etapa final del diseño de lo que será el primer vermut boliviano, Vermut Titicaca, fabricado con vino de uva moscatel de Alejandría; ramas de un arbusto conocido como rica–rica, que sólo crece en el salar de Uyuni; y ajenjo cultivado en la isla del Sol, en pleno lago sagrado. Se trata de un vermut intermedio, entre blanco y seco, que se puede tomar solo, con una rodaja de limón o naranja, pero también en cocteles como el Martini. Cada año La República duplica sus ventas, fenómeno que Daniel explica con un orgullo que ha cultivado junto a su socio Joan Carbó, el alquimista que está detrás de la mezcla de aquella treintena de ingredientes para lograr el sabor de cada producto. “Queremos que la gente en el mundo se impresione con Bolivia, pero que no se impresionen con que Bolivia tiene un buen producto sino que esa calidad sea, para el extranjero, algo normal, algo natural”, afirma el gerente mientras imagina sus nuevos productos con más medallas internacionales pendiendo del cuello de sus botellas. El contenido de esta página es patrocinado por la Agencia La Paz Maravillosa del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz. www.paginasiete.bo

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RETRATO Andrés Ramírez Fotografía de Noah Friedman Rudovsky

Ukamau y ké Con su sonrisa destilaba humildad y con su voz cimentaba el indestructible compromiso que tenía con su gente y con su pueblo. Así era el Abraham. Cuando lo conocí en Venezuela, en la Primera Cumbre Mundial de Hip Hop Revolución 2005, no sólo encontré al joven aymara que reivindicaba la historia e identidad milenaria del hombre y la mujer andinos, sino que pude descubrir a aquel guerrero que, en nuestro tiempo, empuñaba el micrófono para disparar las verdades acalladas por la infame desigualdad que el sistema capitalista le heredara desde niño. Cuando me regaló una copia de su primer álbum, Para la raza, me explicó en detalle el porqué de las fotografías que él había colocado. En la parte posterior se encontraba una larga fila de féretros, fruto de las sangrientas jornadas de octubre 2003. En la parte interior emergía una desconcertante sombra que yo no podía entender, una imagen desenfocada montada justo al medio de un enfrentamiento entre policías y manifestantes. Es un campesino que regresa con su arado para enfrentar a quienes causaron su muerte y la de sus hermanos, me dijo. En ese tiempo no dimensioné enteramente lo que me estaba encargando. Su ejemplo se convirtió en una larga responsabilidad para mi vida. A casi diez años de su partida física, hoy día miro nuevamente aquella portada y siento en mi interior su verdad sobre quienes se nos adelantaron. Comprendo que en esa foto nos dejó, también, una síntesis de su vida y de su muerte, eternizando a aquel luchador que siembra pero que también rapea para los millones de hijos e hijas de este continente y a todos aquellos que aún viven enfrentando la maldad y la mentira.

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Abraham Bojรณrquez DOMINGO 14 DE OCTUBRE 38|18

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C A RT E L E R A Ojo al parche Adrián Nieve

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amos a seguir hablando de películas raras e ignoradas, pero en esta ocasión mencionaremos los trabajos de actores que la andan rompiendo. Bueno, algunos no serán tan actuales pero no por eso le vamos a quitar onda a esta lista de series y películas que mostraron una cara d i fe re nte de actores que ya de por sí tienen/tenían carreras brillantes. Ahí está Joaquín Phoenix en You were never really here (2017, Lynne Ramsay. Suspenso). Este filme es una maravillosa experiencia de silencios, intensidad, imágenes pesadas y violencia, muchísima violencia, y de varios tipos, pero nunca mostrada de frente, siempre confrontada desde las conse-

cuencias, dándole al filme un ambiente acezante aunque igualmente sutil. Phoenix es un actorazo. Casi todo lo que ha hecho es oro y hasta se ha animado a experimentar en proyectos como I’m still here (2010), un documental sobre la vez que le hizo creer a la industria que dejaba la actuación y que se dedicaría a hacer hip hop. En You were never…, Lynne Ramsay le ofrece un rol que tiene muchas de las características que Phoenix busca, así que colabora con la directora para pintar un cuadro turbulento y muy antiheroico. Nada acá visto será romántico y más bien se sentirá muy real. Es interesante ver como Phoenix no se pierde en el estilo de Ramsay y logra incorporar cosas que vemos que hace muy bien en esta y otras películas, en especial porque su rol como protagonista del filme puede ser cuestionado de alguna forma. En todo caso, creo que hay que prestar atención a lo que sea que haga pues no es de los que elige las cosas por nada. Pero si no me creen, o si por algún motivo odian a Joaquín, pues ahí les dejo más opciones de series y películas que les harán ver con nuevos ojos a reconocidos actores.

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6 pelis con 6 actores que la rompen

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ABOUT SCHMIDT. 2002, Alexander Payne. Drama. El director es muy bueno para retratar la vida en momentos de crisis y/o tragedia. No pudo encontrar mejor aliado que un

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Jack Nicholson avejentado y más mala onda que nunca. EMPIRE OF THE SUN. 1997, Steven Spielberg. Drama. Hoy todos hablan de Christian Bale y sus épicas subidas y bajadas de peso para sus roles. Déjenme decirles que desde niño fue un gran actor y esta es la prueba. LÉON: THE PROFESSIONAL. 1994, Luc Besson. Drama. Sí, todo el mundo se queda con los protagonistas. Pero, ¿qué me dicen de este genial villano? Gary Oldman es de los mejores, siempre lo fue, sino vean cómo se hace inolvidable. LIMELIGHT. 1952, Charles Chaplin. Drama. Charles Chaplin tiene demasiados ejemplos de lo gran actor que era, pero pocos vieron su película más personal. Escrita, dirigida y estelarizada por el único hombre que podía salirse del molde del Hollywood de los cincuentas. HELL OR HIGH WATER. 2016, David Mckenzie. Drama. Una de vaqueros, pero de los que quedan: los modernos, los granjeros, con un forajido endeudado a los bancos y un sheriff interpretado por el glorioso Jeff Bridges. THE PLACE BEYOND THE PINES. 2012, Derek Cianfrance. Drama. Con unas cuantas escenas nada más, Ryan Gosling se roba el filme que hizo con el subestimado pero poderoso director de otro de sus grandes filmes: Blue Valentine (2010).

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6 series con 6 actores que la rompen

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MAD MEN. 2007–2015, Matthew Weiner. Drama. La masculinidad en crisis, las mujeres en ascenso, los años sesenta y Jon Hamm encarnando a un hombre que prueba que ser perfecto tiene un coste. THE OZARKS. 2017–, Bill Dubuque, Mark Williams. Suspenso. Jason Bateman, estereotipado actor cómico, protagoniza una buena serie que tarda en entrar en calor. Mucha gente se aburre en los primeros tres episodios pero les juro que la paciencia paga bien. HAPPY! 2017–, Grant Morrison. Fantasía. Un escritor tan genial como Grant Morrison necesitaba de un gran protagonista. Christopher Meloni venía un buen rato desperdiciando su talento en malos shows de TV. Su encuentro estaba predestinado. ATL ANTA. 2016–, Donald Glover. Fantasía. Donald Grover actúa, compone música, escribe guiones para esta y otras series, dirige algunos episodios y es creador de una de las series más frescas y bien pensadas de los últimos años. Imperdible. PEAKY BLINDERS. 2013–, Steven Knight. Suspenso. Doble carga de buenas actuaciones. Cillian Murphy calienta el asunto hasta que Tom Hardy se le une en la segunda temporada en un show atrapante y muy bien escrito. HITRECORD ON TV. 2014–, Joseph Gordon–Lev itt. Variedades. Joseph Gordon–Levitt actúa muy bien pero acá decidió darle el control creativo y protagónico a la gente. El resultado: un show de variedades que demuestra que hoy en día mucho se logra con poco.

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HISTORIETA CTX

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