Un conocido pensador francés decía que la vida era un relato, sí, pero en busca de narrador. Su idea es más interesante todavía: para que la vida sea un relato se necesita quien la cuente, pero sobre todo se necesita quien lea u oiga ese relato, esa historia. Finalmente, el lector o el oyente será quien reconstruya, digamos, esa historia y le dé sentido. Un poquito más: el relato, entendido como ficción, será tan necesario que hará posible que una vida –“en el sentido biológico de la palabra”– sea una vida humana.
De ahí que lo que hace Víctor Hugo Morales, el relator por excelencia del fútbol latinoamericano, es justamente eso: contar historias. Hacer vivir un partido de fútbol, por muy redundante que aquello sea. Por tanto, un relato futbolístico es, sin duda, un género dramático. No por nada Víctor Hugo dice que su relato se nutre básicamente de la literatura y del teatro. ¡Así, sí, que viva el fútbol!