Revista Rascacielos No. 48 | 23 de diciembre de 2018

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Domingo 23 de diciembre de 22018. 018. 01 8 LLaa Paz, Bolivia.

Teatro contra todo pronóstico | Zona Sur en Roma | ¿A qué huele la Navidad? La movida musical boliviana en 2018 | Los objetos | Guido Fuentes


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Álbum de familia

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OMO UN ROMPECABEZAS. Juntar las piezas que durante este año hemos compartido en distintos textos como críticas, crónicas, perfiles, retratos, fotografías, dibujos, historietas, resulta un ejercicio necesario para no perder de vista el bosque y mirar más allá del árbol de cada día. El resultado del cuadro que resulte se lo dejamos a ustedes. Por nuestra parte, además de ese vistazo a la escena del consumo cultural local a través de la música boliviana, el teatro, el cine o las ferias del libro, hemos reunido algunas de las crónicas que nos permiten mirar cómo estamos y entonces sentir cómo está este país a ras del suelo, en la vida cotidiana de la gente. De allí surgieron dos cosas. Añadir a ese álbum de familia un personaje y cuatro objetos. El personaje es el migrante. Es Guido Fuentes, el homosexual marginado, “el confeccionista de seda y lodo” (Rascacielos Nº 5, 25 de febrero 2018) que se marchó a la Argentina en busca de mejor vida. En la Villa 31 de Buenos Aires, en medio de la pobreza y a plan de empeño, logró ser reconocido como diseñador de modas. A principios de este año apareció muerto, y en la Villa pocos lo recuerdan, es “como si un hueco en esa gran mancha urbana con olores nauseabundos se lo hubiera tragado”. Guido es nuestro personaje. Y los objetos, 4, son nuestro regalo de despedida de este año. Algo de humor que nos regala la propia realidad. Salud, dinero, amor, democracia y libertad para el próximo año. Volvemos el 6 de enero junto a los Reyes Magos. Cecilia Lanza Lobo

* Rascacielos abre este espacio a la buena crónica, perfil, historieta, diario de viajes, testimonio, fotografía, fotoreportaje y otros vicios. Pueden enviar sus aportes a: rascacielosrevista@gmail.com Las publicaciones estarán sujetas al criterio del comité editorial que se comunicará con la autora o autor.

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CARTA A UN FÉNIX / Teatro contra todo pronóstico / Mabel Franco Ortega

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CINE / Zona Sur en Roma / Rafael Archondo

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merengue. La movida musical boliviana en 2018 / Sergio Antezana

14 CRÓNICAS ESFÉRICAS / Una

Navidad de mierda / Martín Díaz Meave

18 ESPECIAL / ANUARIO / Foto de

familia / Gabriel Mamani / Mónica Machicao / Fadrique Iglesias / Cecilia Lanza / Richard Mateos / Pilar Soruco / Leny Chuquimia / Ivone Juárez

24 OBJETOS / Lucía Camerati 26 LIBROS / Los libros en invierno.

Ferias del libro 2018 / Willy Camacho

28 RETR ATO / Guido Fuentes /

Marco Basualdo

30 CARTELER A / El cine que vieron los

directores bolivianos / Isabel Navia

33 EL MAnGO DE OZ / ¿A qué huele

la Navidad? / Óscar Martínez

34 VIÑETA / Guizada Duán

Editora: Cecilia Lanza Lobo. Asistente de edición: Fabiola Gutiérrez. Coordinadora: Claudia Daza. Redes: F. Gutiérrez, Isabel Navia, Leonie Marti. Diseño editorial: Edmundo Morales. Fotografía: Cecilia Fernández, Víctor

Gutiérrez, Freddy Barragán, Sara Aliaga y Agencias. DISEÑO DE PORTADA: Ericka Vargas / DGR-UCB.

Rascacielos y la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad Católica Boliviana se unen para el diseño de las portadas de esta revista. Coordinador: Sergio Vega. Estudiantes en pasantía: Ericka Vargas, Marcos Luna, Sergio Salazar, Josefina Rojas, Ariel Chuquimia y Adiba Rojas.

Compañía Editora Luna Llena S.A. Nº de Depósito Legal: 4-3-25-10 Dirección: Achumani, Calle 9 N°6, La Paz. Teléfonos: Central: (591) 2-2611700; Comercial: (591) 2-2611731 - 2611707 2611709. Suscripciones: (591) 2-2611734. Web: www.paginasiete.bo - La Paz, Bolivia Directora: Isabel Mercado Heredia. Subdirectora: Mery Vaca Villa. Jefe de Redacción: Alcides Flores Moncada. Jefe de Informaciones: Juan Carlos Véliz Morejón. Presidente del Directorio: Raúl Garáfulic L. Vicepresidente Ejecutivo: Carlos Saravia. D. Gerente Comercial: Nadia Diab Linale. Distribución: Marco Téllez. Distribución nacional: Douglas Azurduy. Impresión: Papel Principal S.A.

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SERGIO ANTEZANA escribe canciones, canta tregua y baila catala, es comediante por Facebook y en su tiempo libre estudia arqueología del desarrollo.

WILLY CAMACHO es paceño y boliviano. Dice ser un cholo urbandino orgulloso, por eso no se cansa de cantar esa cueca que dice: “... cholo, cholo he nacido, cholito voy a morir...”.

FERNANDA GUIZADA DURÁN es artista plástica con especialidad en grabado, de la Academia Nacional de Bellas Artes Hernando Siles de La Paz. Diseñadora gráfica en formación, artista visual siempre.

MARTÍN DÍAZ MEAVE es publicista, profesor universitario, cronista y actor. Hincha del Tigre, por eso las canas y el aguante.

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COLABORADORES 48|18

MARCO BASUALDO (Buenos Aires) es periodista, hijo de migrantes bolivianos, que hace del desarraigo uno de sus temas preferidos. Escribió Rock boliviano. Medio siglo, con el que intenta registrar esa complicada aventura de los altos decibeles en el país.

MABEL FRANCO ORTEGA es periodista cultural y actual jefa de la Unidad de Espacios Escénicos Municipales de La Paz. Estudió en el colegio Lourdes, en la Universidad Católica y toma lecciones a diario, sobre todo en las salas teatrales.

RAFAEL ARCHONDO es profesor universitario en la ciudad de Puebla, México. Autor de Compadres al Micrófono (1991) e Incestos y Blindajes (2003).

ÓSCAR MARTÍNEZ es arquero, psicólogo social, cuentista, pajpaku, antropólogo, profesor universitario y vecino de Villa Fátima.

ISABEL NAVIA es comunicadora, aficionada al cine y a la fotografía. Sueña con ser mecenas. Exploradora consuetudinaria de variedades de vino y café.

ABECOR (ABEL BELLIDO) es dibujante. Recibió en tres ocasiones, incluido este año, el Premio Nacional de Caricatura de la Asociación de Periodistas de La Paz. Trabaja en Página Siete. DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18


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CARTA A UN FÉNIX

DODECALOGÍA DE LA DESTRUCCIÓN, DE WINNER ZEBALLOS

Mabel Franco

Teatro, contra todo pronóstico

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o se sabe si el público boliviano podría vivir sin teatro –a veces da la impresión de que sí-, pero una parte de los bolivianos –esto es seguro- no puede, no quiere, dejar de producirlo. Nada más en la ciudad de La Paz, como atestigua este 2018, junto a los varios hacedores que persisten en el oficio desde el cada vez más lejano siglo XX, han aparecido otros nuevos, se han organizado festivales nacionales e internacionales, se ha movido intensamente la actividad en espacios públicos e independientes, se ha escrito para teatro, se ha escrito sobre teatro… Y se han sucedido las obras como prueba de una resistencia, de una terquedad, que hasta podría persuadir al más incrédulo acerca de las cualidades que se suele atribuir a este arte. A saber: la irrepetibilidad de la experiencia, la intimidad que permite entre creador y espectador, la sensación que éste tiene de estar frente a un equilibrista que transitapor la cuerda floja, el descubrimiento

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de nuevas formas de percibir las cosas, pero sobre todo la oportunidad que el encuentro abre para pensarse en tanto ser humano que respira en este tiempo, en este espacio.

LO NUEVO

Winner Zeballos, desde su Arfuy Teatro, destaca en este año por haber roto la monotonía del quehacer teatral en varios sentidos. Este autor, director y actor se propuso hacer una Dodecalogía de la destrucción: 12 obras en un año que debían estrenarse una por mes. No se logró este último propósito, pero Zeballos sí alcanzó a trabajar todas las propuestas, para presentarlas al final en una sola y maratónica jornada de 12 horas. Destruir es el verbo perfecto de la dodecalogía en múltiples sentidos. Zeballos se echa a la hoguera e invita a otros artistas, de teatro, de danza, de música, a seguirlo para consumirse frente a los demás, sin que sea posible distinguir los límites entre el testimonio y la ficción. Él y los compañeros de escena

construyen relatos en los que es preciso que el espectador complete información. Zeballos propone una estética del caos y hasta de la escatología para mover al espectador del entender a la incomodidad del saberse perdido. No todas las obras de la dodecalogía tienen el mismo rigor ni la contundencia, hay que señalarlo. Pero, el riesgo y la continuidad parecen haber ido calando, sumando seguidores o, al menos, curiosos. Quienes presenciaron El caso de la bañera sangrante y La pieza 666 –y también Ifigenia, que no pude ver pero de la que supe tiene similar calidadpueden dar fe sobre lo cautivante que puede llegar a ser el teatro.

LA TRADICIÓN

Teatro de los Andes estrenó este año Un buen morir, obra ganadora del Premio Municipal Raúl Salmón de la Barra 2018 que, sin ser de la dimensión de las ya míticas Iliada, En un sol amarillo u Odisea, da cuenta del prestiDOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18


buenas obras bolivianas: Chancho, Animales domésticos, Fresa y chocolate, Cocinando con Elisa y Eva Perón.

gio del grupo entre el público y del intenso trabajo de Gonzalo Callejas, Alice Guimaraes y Lucas Achirico para mantenerlo vivo. Este último ha partido de Yotala, la sede de Los Andes, para buscar nuevos rumbos en Polonia, de manera que sólo quedan dos de la otrora numerosa comunidad que marcó un hito en el quehacer teatral en Bolivia, que representó lo nuevo, y que hoy se puede decir que es parte de una tradición. Una buena tradición que no sólo es capaz de convivir con lo nuevo, sino de sacarle ventaja.

PRODUCTO VENDIBLE

La Paz vivió, entre abril y mayo, el Festival Internacional de Teatro (Fitaz), que cumplió su décimo primera versión con la novedad de haber merecido la declaratoria de Patrimonio Inmaterial y Cultural por parte del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz. Este hecho hay que leerlo como un reconocimiento oficial de fe en el valor de un acontecimiento que ha permitido al habitante de la ciudad un acceso al teatro que se hace aquí, en el resto del país y en distintos lugares del mundo. Sin embargo, la experiencia acumulada en 20 años de festival, reflejados en esta reciente versión, muestra que está pendiente el trabajo con los públicos, para que lo de patrimonio adquiera total sentido de pertenencia. El Fitaz ofreció 11 días de teatro, con tres obras por jornada, incluidas las que se mostraron en la carpa instalada en la plaza San Francisco (de acceso libre para todo público, particularmente para la niñez). Estas presentaciones convocaron a gran cantidad de espectadores, frente a una realidad de salas con algunas obras trascendentales y demasiados asientos vacíos. Las cifras del Fitaz –con un promedio de menos del 50 por ciento de las butacas ocupadas en varias de las jornadas- tienen que ver con la realidad cotidiana del arte teatral en La Paz, no son su responsabilidad, aunque tampoco lo eximen del todo. Es evidente que entre festival y festival hay una ausencia, y que ni desde el Fitaz ni fuera de él se está haciendo teatro para la gente joven, niños y niñas, salvo contadísimas excepciones, y por tanto no se está formando nuevos públicos con la sensibilidad, y la necesidad, para DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18

OBRA CHANCHO / CHAKANA TEATRO

EL ESPEJO NECESARIO

Vender dentro, vender fuera. En estos dos ámbitos se ha trabajado este año en La Paz, tanto desde la iniciativa independiente como desde la pública. Por un lado, Eduardo Calla y Andrea Riera lanzaron Teatro Punto Bo, plataforma de producción que pretende facilitar a los artistas su llegada a los escenarios y la conquista de público en base a la periodicidad de las presentaciones. Con más altos que bajos en cuanto a respuesta de los espectadores, se estrenaron ocho obras y repuesto una: desde la versión escénica de la película Las malcogidas, hasta la despedida de David Mondacca del universo de Saenz con Vivir en lo profundo. Por otro lado, el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz realizó el Mercado de Industrias Culturales y Creativas, MICC 3600, para facilitar el acercamiento de creadores nacionales con programadores extranjeros. El teatro tuvo su propio espacio, con ruedas de vinculación y una muestra de fragmentos de obras que ha permitido a los propios artistas detectar las falencias en sus habilidades para explicarse. Lo que no es poco. Lo otro, las invitaciones a festivales, llegará, como pronosticaron los programadores, si el sector se apropia de la iniciativa municipal y la convierte en eventos regulares tipo ferias sectoriales, locales y nacionales.

TELÓN Y CUENTA NUEVA

encontrarse en este arte. A manera de acta, incompleta y subjetiva, cabe mencionar el acierto del Fitaz al haber programado obras como Ella, de la Comedia Cordobesa (Argentina), una reflexión sobre la violencia contra las mujeres desde los cuerpos y mentes de dos hombres, que además dejó en evidencia el anacronismo de la propuesta nacional En cuatro, del grupo Ditirambo, plagado de humor machista. Los espejos son necesarios. Para hacer equilibrio, ahí estuvieron las

Cabe añadir al recuento –cada vez más incompleto- las obras ganadoras del concurso de dramaturgia Adolfo Costa Du Rels –Manzana, de Darío Torres, y La serpiente, de Rodrigo Urquiola- cuyas devastadoras miradas de la familia se espera lleguen a las tablas este 2019. Cabe asimismo confiar en la persistencia de espacios independientes como el Desnivel, Casa Grito, Casa Mágica, Campo Lindo y otros que están ahí, exhibiendo contra todo pronóstico de taquilla, que vale la pena generar experiencias de teatro como lo que pueden llegar a ser: experiencias de vida para toda una sociedad. www.paginasiete.bo

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CINE Rafael Archondo

Zona Sur en Roma

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OY BOLIVIANO, resido logos en mixteco cuentan con atenta tra- al volante hacia su altiplano natal. Por en México, viví en Achu- ducción al castellano mediante blancos último y ya solo por acabar de embonar la mani, trabajé en Calacoto subtítulos, mientras en ZS nuestro direc- comparación, ZS es la película preludio y e n Obrajes y recor rí tor dispuso que el espectador que no sepa de los cambios engendrados tras el muchas veces la colonia aymara, quede con la misma frustración- ascenso de Evo Morales, mientras Roma R o m a d e l D i s t r i t o monolingüe de los patrones. En Roma, la se asoma en los días en que Andrés Federal. Le pido a quien madre le da una bofetada al hijo que espía Manuel López Obrador empieza su odie la obra de Juan Carlos Valdivia, y su pelea telefónica con el padre e increpa sexenal plan de transformaciones. particularmente su película Zona Sur a gritos a Cleo por quedarse mirando, Pero sin duda, ese conjunto de coin(ZS), que interrumpa ahora mismo esta petrificada por la compasión. En ZS, cidencias entre las dos películas no lectura a fin de ahorrarse disgustos inne- después de que Carola regaña a Patricio suma nada si no consideramos ante todo cesarios. Este es mi momento de intimi- por haber perdido el auto durante una el sitio, es decir, la casa en la que se desdad con quie nes pliegan ambas hisusan al cine como torias. En Roma, el excusa para volver micro-cosmos de a mirar la realidad a dos pisos con través de metáfosoleada azotea se ras visuales. desborda hasta El mexicano alcanzar las calles A lfonso Cuarón de la inmensa regresó a su país ciudad junto a sus después de 20 años ramificaciones de vivir y trabajar periféricas y en Hollywood. Allí rurales, mientras ya había cosechado en ZS la única tranotables galardovesía fuera del nes con un episoinmueble toca las d io de la saga de orillas del lago Harry Potter, pero T i t i c a c a , m o sZona Sur, de Juan Carlos Valdivia, Cinenómada, La Paz, 2009. sobre todo con la trando el círculo etérea Gra vity, por funerario campela que acarició un Oscar a mejor director. apuesta, también emprende contra sino, el epicentro de aquel largo cordón Juan Carlos Valdivia regresó a Bolivia Wilson, que muestra idéntico ademán umbilical, que no se rompe ni con las después de varios intentos por engranar sobreprotector para con el muchacho. Es deudas salariales acumuladas por la en la industria mexicana del cine. De allí el matriarcado en ebullición. Roma tiene patrona. logró jalar a Kate del Castillo y a Demián un final que es el retorno a la densa norLa casa de Obrajes, la casa de la Roma. Bichir para su American Visa. Él y esa cinta malidad, en tanto que ZS, igual, aunque Cuarón y Valdivia coinciden sin propotienen la doble nacionalidad. con la inclusión de los empleados en la nérselo en mostrar el mismo ordenaEn Roma retumba el himno nacional mesa familiar de sábado o domingo. Roma miento social y doméstico, que es común a por las calles de la capital, en medio del asciende a un clímax evidente con la la mayor parte de las sociedades de despliegue militar y para-militar. En muerte del bebé tras el “Halconazo” de América Latina y lo hacen con la habilidad Zona Sur, Andrés, el niño que es el propio Corpus Christi y otro con aquel episodio de la que no han sido capaces tantos socióValdivia en miniatura, silba el himno en el mar. Por su parte, ZS comparte logos o antropólogos al uso. nacional trepado sobre el tejado, mien- n a r r a t iva c u a n d o m u e r e e l h i j o d e El lugar de partida de ambas historias tras la cámara emprende su enésimo giro Wilson, por lo que el doliente debe es idéntico: la ausencia del padre. A partir dentro y fuera de la casa. En Roma, los diá- romper las reglas de la sumisión para huir de ese vacío, las mujeres rellenan el uni-

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“Amar como si fuera propio, al hijo del enemigo de clase”, qué bochorno, cuánta traición. Cleo no se enamora del hijo apuesto del patrón, sino de un mercenario de piel cobriza, México no se lo perdona.

verso. En nuestro continente, las madres lo hacen de la mano de la niñera, cuya adscripción al mundo indígena, entreteje una interculturalidad asimétrica, enhebrada de cercanías y distancias de la misma longitud. La absorción de la madre en el trabajo fuera de la casa abre la baraja para que se desborde el primer vínculo igualitario del Nuevo Mundo, aquel que se borda entre el niño–patrón y la sirvienta–madre sustituta. Y dado que, como nos enseñara Rainer Maria Rilke, “la patria es la infancia”, entonces no puede haber nada más decisivo en la vida de un ser humano que acaba de nacer, que el abrazo, la canción de cuna y el auxilio de quien dedica sus mejores horas del día a su cuid ado íntimo. Y entonces, huyendo de la frivolidad de intentar medir para comparar la calidad y capacidad evocativa de ambas películas, no cabe duda de que las dos tocan uno de los asuntos neurálgicos de nuestra formación como seres humanos. Nos desprendemos hacia la vida adulta desde Roma, de Alfonso Alfonso Cuarón, Netflix, Netflix, México, 201 2018. un amasijo de afectos y subordinaciones, de complicidades y opresiones, gusta ver esa unidad contradictoria, les de sustratos íntimos y recolocaciones escandaliza la excesiva cercanía entre los violentas de clase. Nuestra experiencia que supuestamente deberían enfrentarse primera circula por un nudo de contra- de forma encarnizada, quisieran ver a dicciones. La vida cotidiana nos hace Cleo rebelarse mientras envenena a la pares, pero las presiones sociales nos abuela patronal o les gustaría que Wilson vuelven a segregar. Y así, la ruptura con la no regrese a su condición subalterna para madre sustituta puede ser tan desgarra- emprender un bloqueo campesino en dora como también señal clara de la medio de una re–inmersión comunitaria llegada de la madurez y de la entroniza- al modo Sanjinés. Roma y ZS fastidian al ción del adolescente como capataz de izquierdista de manual que solo es capaz nuevo cuño. de celebrar una relación antagónica entre Me atrevo a decir que esto último es lo las clases, pero enriquecen a quienes que más irrita a quienes cultivan una entienden que la realidad social es fobia por este tipo de narrativa. No les siempre más enredada de lo que ansían DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18

los manifiestos. Ro ma y ZS no se dejan leer fácilmente y ni siquiera se terminan de entender usando al bueno de Paolo Freire. Cleo y Adela, Wilson y Marcelina, no tienen cabida en las novelas del “realismo socialista”, son asalariados de carne y hueso, cuyo contexto vital es la soledad, el desarraigo, la re-inserción en una familia ajena y dominante, además de la adscripción forzada a códigos culturales ajenos, aunque también apetecidos. Nada es fácil en ese microcosmos y el peor error de un cineasta sería simplificar las cosas para que quepan en el molde de sus consignas. “Amar como si fuera propio, al hijo del enemigo de clase”, qué bochorno, cuánta traición. No seguir el guión de la Cenicienta, que tanto dinero le ha dado a la cadena Televisa, qué desvarío, cuánto bostezo. Cleo no se enamora del hijo apuesto del patrón, sino de un mercenario de piel cobriza, México no se lo perdona. Wilson no termina de golpear a C a r o l a , s u patrona- esposa, qué sumisión, cuánto servilismo neoliberal. Pascual Loayza en ZS y Yalitza Aparicio en Roma no son actores profesionales. Esa es la otra enseñanza de un cine que se atreve a quebrar metodologías percudidas. Cuarón y Valdivia usaron maneras alternas para revelar talentos. Filmaron sus historias de corrido, enunciando ideas solo para que cada quien se acomodara al caos reinante, experimentaron con la espontaneidad de quien no conoce otro guión que el de la realidad, no obligaron a nadie a fingir lo que no sienten. Y así, de ese modo desordenado y libre, dejaron que la vida inunde la pantalla y con ello, el placer de encontrarse reflejado. www.paginasiete.bo

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MÚSICA Sergio Antezana

De postre tenemos merengue La movida musical boliviana en 2018 De los sellos discográficos al autoservicio y las plataformas web. Los estrenitos del año. El círculo vicioso del boliche–tributo vs. la propuesta propia. Muerte y resurrección de antros entrañables. Festivales, celebraciones. Y el postre.

Arriba. Vida, de Suyana Reggae. Abajo. Grandes Éxitos, de El tribunal de La Haya.

El Tri, 50 años.

La Producción

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ASCACIELOS me pidió hacer un repaso de la “movida” musical del 2018 (salvo folklore y cumbia). Luego de una tormenta de ideas entre los que colaboramos con la revista, me di cuenta que nadie saldría satisfecho, así que –de entrada– pido disculpas por las omisiones y ausencias. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, empecemos. La industria de la música en el mundo vio disminuir sus ventas desde la aparición de Napster y más aún con la masificación del mundo virtual hace unos años. En el país esto se tradujo en el cierre de los pocos sellos discográficos que teníamos. Los que sobreviven ya no funcionan como

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un sello sino como cualquier estudio. La diferencia entre uno y otro está en que los sellos invertían en el artista, mientras que un estudio te cobra por grabar y luego tú verás cómo promocionas eso. Los sellos, además, tenían sus propias radioemisoras y en ellas se pasaba solamente su música. Al romperse este circuito, los artistas encuentran un camino mucho más empinado: deben pagar para grabar y no tienen contactos que faciliten la llegada de su música a las radios que, por su parte, cuentan con poco espacio para la difusión de música nacional porque ya no hay un sello que las obligue a hacerlo. El lado positivo de las tendencias mundiales es que la tecnología ha demo-

cratizado el acceso a medios virtuales de gran alcance (Youtube, plataformas de strea ming, etc.) y ha bajado los costos de instalación de un estudio. Entonces, casi cualquier hijo de vecino puede comprarse un mic, una tarjeta de sonido, grabar su tema, subirlo a Youtube y esperar los likes. La catástrofe de la industria musical no ha matado a la música; de hecho, hoy en día existe más música nacional que hace 20 años porque ya no hay un monopolio radio–estudio de grabación que decida quién graba y quién no; entonces, si una banda puede pagar un estudio, puede promocionar su música. Pese a este contexto poco auspicioso para la producción nacional, decenas de DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18


Jenny Cárdenas y su Cambio de Estación.

Ernesto Cavour, Premio Nacional de Cultura.

Octavia Sinfónica. artistas sacaron discos el 2018. Acá dejo más de 30 nombres que no abarcan a la totalidad, pero son una muestra; si no los c o n o c e , b ú s q u e l o s e n Yo u t u b e : Matamba, Los Jimmy James, Dr. Jet, Suyana, Invencible, Los Gatos del Agro, Jenny Cárdenas, La Séptima Novena, Tere y Mau, Alandino, Vadik Barron, Gonzalo Paz, Gabriel Poma, Mao Khan, Christian Benitez, Rabeat, Club Social Experimental, Astronauta Suburbano, Christian Aillón, Challenger, Helena Vicari, El Tribunal de La Haya, Ensamble Moxos, Carlos Villegas, Elvira Espejo, Astrofónicos, Azul Viras, Histeria, Alejandro Rivas, Animal de Ciudad, Sajra, Marco Montellano, A veces siento tanto DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18

Piraí Vaca y Carlos Fischer. odio, Mutando, Los Mares, Mayra Gonzáles, entre otros. Una buena noticia para los músicos: Ernesto Cavour recibió el Premio Nacional de Culturas.

Los espacios

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ay una espiral de acusaciones y responsabilidades respecto de la p o c a d i f us i ó n d e l a m ú s i c a nacional. Los que hacen música dicen que faltan espacios para difusión, mientras que los que administran boliches (bares, cafés, etc.) dicen que no pueden dar espacio a una banda desconocida el fin de semana porque ésta no tiene convocatoria y ellos pierden dinero. Fruto de aquello, los boliches prefieren poner tri-

Suite Bee, el octavo disco de Vadik Barrón. butos los fines de semana dejando de lado las bandas con propuesta propia. Hay quienes dicen que son los tributos los que matan la música nacional. Personalmente creo que hay tributos en todo lado, incluidos los EEUU, y que no matan su industria. Parece ser más bien al revés: la ausencia de una industria musical es la causa de los tributos. Como no hay un ente que promueva la música emergente, el público masivo conoce únicamente la música de afuera que le llega por todo lado: radio, Youtube, Spotify, etc. Piense usted ¿qué nombres le vienen a la mente como referentes de la movida nacional? Si dijo Atajo, Octavia, Loukas/ Llegas, le cuento que todas tuvieron un sello por www.paginasiete.bo

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MÚSICA

Animal de ciudad en concierto.

detrás cuando comenzaron: Discolandia. Si dijo Efecto Mandarina, Oz, Ciudad Líquida, Los Tocayos, o A Pie, todos salieron de festivales o concursos. Eso pasa cuando hay una industria, aunque sea mínima. En resumen: no falta talento, falta una industria musical que lo promueva. Enfermedad de todo el continente, por cierto.

*** 2018 fue un año duro para quienes gozábamos de la vida bohemia cobijada en ese sucio y hermoso sótano llamado Bocaisapo en La Paz; fue un abrigo noc-

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turno por más de veinte años antes de su cierre a fines del 2017. Similar onda tenía La Esquina del Cronopio en Santa Cruz, también cerrada el 2018. Pero así como unos cerraron, otros abrieron: el Equinoccio inauguró una sucursal en Cocha; La Muela del Diablo en Santa Cruz; el Thelonius reabrió en La Paz; y el Espacio Simón I. Patiño abrió una nueva sala de teatro, también en La Paz. Los espacios municipales siguen siendo una buena alternativa para la difusión de música, pese a sus falencias de infraestructura y equipo. Lamentablemente, no todas las ciudades tienen gobiernos municipales que apuesten por instalar buenas salas, lo

que deja grandes vacíos incluso en las capitale y ni hablar fuera de ellas. Este 2018 vimos la continuidad y consolidación de espacios que trabajan años en la movida: 31 años de Festijazz, 12 años del Festival Misiones de Chiquitos, cinco años de Megafest y cuatro del Nuna Fest, por mencionar algunos; aunque también vimos la discontinuidad del Cosquín Rock en Santa Cr uz y el Rock de los Andes en La Paz.

De adentro pa’fuera

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ACIA ADENTRO: fuimos testigo s d e l r e t o r n o d e a l g u n o s entrañables como Atajo, Gogo DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18


Lion Army, tercer disco de estudio de Matamba.

Mayra Gonzáles, Bolivia, piano y voz.

XII versión del Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana.

Blues y Ruphay. Dos de nuestros mejores guitarristas hicieron una gira juntos: Carlos Fischer y Piraí Vaca. La Orquesta Sinfónica Nacional estrenó la Segunda Sinfonía de Alberto Villalpando, además de acompañar al Papirri en sendos conciertos que fueron además grabados. Octavia hizo lo propio con su Octavia Sinfonía, idea que partió de una actuación con la Filar mónica de Cochabamba. Pero no todo es hermoso, la música también sirvió para que los ll unk’us de turno aplaudan al innombrable epicentro de la humildad. Esos mismos artistas tienen canciones con letras como esta: DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18

Los Jimmy James.

quien busca una mujer bella (de cara bonita), debe tener mucha plata para mantenerla. Por suerte, no necesitamos a Moisés para que divida las aguas del mundo musical. Cerremos esto con la frase que se volvió meme: “Qué feo lo del Hermosa, ¿no?” (mi feis, sic) Como no todo es mirarse el ombligo, también debemos mencionar la participación de Fiesta Cuetillo en el Cosquín Rock de Argentina, la de Carlos Fischer Band en Colombia, la excelente representación de los Jimmy James en el Viva Rock Latino organizado por el Hard Rock a nivel regional, la canción grabada por Animal de Ciudad con

Alex Lora del Tri, además de una serie de presentaciones en México y, por supuesto, el progreso que va logrando nuestro niño prodigio José André con su carrera internacional. Les sugiero buscar su video con Carlos Vives; es pura ternura. Así está la música: buscando llegar a sus oídos a través de las hendijas que deja el ruido reguetonero. Y los músicos, como siempre, pelando cable, ahorrando para el siguiente disco, viviendo en re alterado, almorzando el eco de los aplausos en las pausas del ensayo. Y ¿de postre? Preg unta usted. De postre tenemos merengue. www.paginasiete.bo

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CRÓNICAS ESFÉRICAS Martín Diaz Meave

Una Navidad de mierda

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UERIDO PRIMO: Estas líneas no serán una disculpa. No correspondería; nada hice que amerite solicitar una excusa, y sin embargo en mi corazón siempre hubo algo atragantado desde aquella cena de Nochebuena de 2013, algo que sentí que te debía. Tal vez todo comenzó el momento en que llegaste para hacer esa pasantía en el departamento comercial del club de tus amores. Quizá mucho antes, cuando, según dice la familia, “decid iste” ser hincha de la Academia. Vos y yo sabemos que esa no es una decisión racional, ¿cierto? Entendemos que donde mandan las pasiones no cuentan las razones. Fue sencillo. En algún

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momento dijiste: “voy a ser del Bolívar, como el abuelo”. El querido Papá Carlos era el mandamás de una familia que, como varias en la ciudad, tenía a celestes y gualdinegros compartiendo el techo y la mesa. Vos lo viste poco, porque el abuelo partió cuando tenías dos años, el mismo día que la negra Amanda, en Coroico, te sacó de aquella piscina cuando ya no respirabas y subió contigo en brazos hasta el hospital, salvándote. Pero no solo fuiste hincha: al llegar de vuelta a La Paz decidiste, de modo consecuente, ponerte a trabajar en tu club y por él. Y cómo lo hacías. Se te veía dedicado, entero, puestas las manos a la obra y el corazón –celeste– en tus tareas. Tus padres y tus hermanos estaban al otro lado del océano, y te ibas a quedar a pasar las fiestas con la familia de este lado. Yo estaba tratando por entonces de sacar a flote la pequeña empresa, viendo de pagar deudas a proveedores y cosas así, e intentaba preocuparme lo menos posible por otros temas. Pero mentiría si dijera que no tenía la cabeza en el campeonato. Bolívar era puntero desde hace varias fechas y The Strongest se había recompuesto, lo perseguía a un punto, sin aflojar. DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18


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Si para el resto de la humanidad diciembre suena a jingle bells, para los hinchas del fútbol boliviano la vida entra en suspenso mientras se define el campeonato. Sólo entonces el alma vuelve al cuerpo. Si acaso. Los dos clásicos del campeonato habían sido celestes y eso molestaba en el ánima atigrada, que había festejado hasta el cansancio el famoso tricampeonato pero que ahora veía cómo poco a poco esos títulos pasaban a la historia. Las jornadas de definición habían puesto nerviosa a la ciudad. Es que pasa eso: llega diciembre y lo que el resto de la humanidad conoce como “fiestas de fin de año” se convierte para los hinchas en la angustiosa recta final del campeonato, en la que uno no adopta el espíritu navideño sino hasta saber si su equipo salió o no campeón. Recién entonces se puede relajar el músculo futbolero y armar el arbolito y el pesebre, o darse una vuelta para buscar regalos para los familiares. La penúltima fecha del campeonato fue de infarto para los celestes: estaban para golear como locales, pero desperdiciaron muchas oportunidades y Blooming se llevaba un empate hasta el primer minuto de adición, cuando Arrascaita anotó un gol salvador. Mientras, The Strongest, que tenía ocho fechas de invicto, le ganaba de visitante a un equipo juvenil de Oriente, cuyos titulares se habían enfrascado en un conflicto DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18

legal con su dirigencia. Pese a la victoria, el capitán y símbolo Pablo Escobar había sido expulsado y, encima, al volver a las prácticas, los jugadores habían iniciado un movimiento de protesta en disconformidad con ciertos pagos atrasados. Todo se iba a definir en la última fecha: el domingo 22 de diciembre a las 16:00 horas, el Tigre jugaría contra Real Potosí, en La Paz, con la obligación de ganar y esperando que Bolívar pierda. A la misma hora, Nacional Potosí recibiría a la Academia, que debía ganar para campeonar sin ver otro resultado. En casa, vos y yo no mencionábamos el tema. No sé en qué momento adquirimos esa omertá, ese código de silencio que hacía que no habláramos de lo que más nos gusta. Pero el tema de la definición entre nuestros dos equipos era inevitable. Me acuerdo que ese martes estábamos almorzando, cuando sonó tu teléfono. Te paraste a contestar. –Sí, él habla. Lo llamé en la mañana. ¿Tiene mi cotización? ¿No? A ver, le repito: sesenta gorras como de Papá Noel, celestes con frisa blanca. Con un número 19 dorado en el frente. Perfecto. Cuando la tenga, mándemela a mi correo, anote… www.paginasiete.bo

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CRÓNICAS ESFÉRICAS

Mientras vos hablabas, yo escuchaba. Mi viejo y mi madre escuchaban también, y se reían. Pero yo no. Si Bolívar ganaba el domingo celebraba su título liguero número 19. Si Bolívar ganaba el domingo hacia póker de ases, dormida, casa llena: los dos clásicos del semestre ganados y el campeonato. Si Bolívar ganaba el domingo yo prefería huir a las colinas y volver después de Año Nuevo. Mi padre me miraba y se reía, malicioso, deleitándose –como buen chuquisaqueño– en lo punzante de la situación. La noche del jueves me fui a tomar una copa al Malegría, propiedad de los Ocampo, nietos del fundador del Bolívar. Daniel, el más joven, me vio entrar. –¿Estarán preparando sus pañuelitos para llorar el domingo, no? –Me dijo. Le respondí con una sonrisa. –No viejo, si no ganamos se arma la hecatombe. –¿Cómo es eso? –Mira: el Hernando Siles va a estar lleno de cuarenta mil stronguistas que van a ir a ver salir a su equipo campeón. Pero si gana Bolívar… sus hinchas van a salir a la calle a festejar, y se van a encontrar con esos miles de atigrados furiosos. Va a arder la ciudad. Me devolvió una mirada con cierta sorpresa. –Por eso, lo mejor es que pierdan y salgamos campeones nosotros. –Mejor no jodas y entrá –me dijo riendo. El viernes no le dijiste nada a nadie y te subiste a una flota con destino a Potosí. Llamaste a mi madre el sábado en la tarde para reportarte y ella me lo comentó. Faltaban 24 horas y los nervios eran notorios. Mi hermana Mara, recién llegada para las fiestas, me miraba con una mezcla de asombro y desaprobación. –Qué locura todo esto, ustedes dos son demasiado fanáticos. Por la noche, me fui a una fiesta de cumpleaños sorpresa para Eli, atigrada y miembro de la barra. Vlayo, sentado a mi lado, fumaba un cigarrillo tras otro. –¿No lo habías dejado? –Hermano, no puedo más de los nervios. Quiero que ya sea domingo, que de una vez juguemos y se acabe esta ansiedad. El cumpleaños tenía trago y mezcladores para elegir, pero yo sentía que la garganta me quemaba. Un par de vasos de fernet suave bastaron para que yo dijera que me retiraba, que el domingo que nos esperaba era largo. Todos entendieron. El domingo desperté tarde, no por la fiesta sino porque mi insomnio me hizo conciliar el sueño cuando las aves ya cantaban y la claridad asomaba. ¿A qué demonios le cantan los pajaritos a esa hora? Tomé solamente un jugo y salí a buscar minibús a Miraflores. El banderazo de las varias barras del Tigre era a las 12 en la Plaza Triangular y llegué un rato antes. Busqué un poco de sombra bajo el toldo de una farmacia mientras esperaba a los chicos. No me sentía bien. –¡Perdón por el retraso! –¡Uy!

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Pensé en todas las familias de la ciudad que por noventa minutos dividen su corazón. Pensé en cómo hacemos que esos ímpetus se extrapolen de la cancha a la calle, a las casas, a nuestros corazones.

Era Eli, que se reía por el inesperado susto que me había dado. Me di cuenta de lo nervioso que estaba. Nos sentamos a esperar especulando sobre quienes venían, mientras hablábamos un poco de la fiesta de la noche anterior. Fueron llegando el Vlayo, Leo, Ariel, Guery, el Is. Gustavo nos iba a faltar por viaje, pero venían el Negro y su papá. –¿Almorzaste? –No. No tengo hambre. –Come algo. –No tengo hambre. –A ver, terco: si ganamos, nos vamos a tomar unos tragos y vas a caer borracho hasta contar dos. Si perdemos, vas a irte a tu casa y no vas a comer. Así que come algo ahora. Me alcanzaron un ceviche que solo aumentó la acidez que traía desde la noche anterior. La historia dirá que en las horas siguientes, The Strongest le ganó a Real por 3 a 0, mientras en Potosí un inspirado Nacional le ganó a Bolívar por 1 a 0. El campeonato fue atigrado y muy DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18


festejado porque, como había ocurrido 10 años antes, se lo habíamos sacado de las manos al máximo rival. La historia no dirá –por falta de fuentes cien por cien confiables– que la copa del campeonato ya la tenía el presidente de Bolívar en su avión particular y nos entregaron una réplica dejada en La Paz por si acaso. No dirá tampoco que en el mismo avión aguardaba el cantante Américo, que iba a animar la fiesta del campeonato celeste en la Villa Imperial. Otras historias contarán que la tarima donde el Tigre celebró era improvisada porque la “of icial” se la habían llevado a Potosí. Me fui temprano del festejo, sentía que mis nervios finalmente se relajaban y solo quería dormir. Pero otra historia seguía para mí. Era lunes 23 y tú no aparecías. –Llamalo –Me decía Mara. –No me va a contestar. A quien menos le va a contestar es a mí. –Ustedes exageran. Era martes 24 y no aparecías. La ciudad sentía en sus calles DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18

Esta crónica fue publicada en Kalatakaya, historias, crónicas, relatos y poemas stronguistas de La Biblioteca Stronguista, 2017. www.paginasiete.bo

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FOTO PIXABAY

el hormigueo de la gente que hace sus compras de último momento, que recoge a los familiares para la cena, que compra los últimos ingredientes para sazonar la picana. En casa, las abuelas esperaban mientras contaban historias de Navidades pasadas al ritmo de chuntunquis (canciones navideñas) convertidos a MP3. Pero ya era casi la hora de la cena y no aparecías. –Llamalo –repetía mi hermana. –Ya lo llamé y no me contesta. –le respondía yo. –Llamalo –me decía ahora mi madre. Yo no sabía qué hacer. Finalmente, cuando estábamos ya sentados a punto de comenzar la cena, te vimos entrar por la puerta. No estabas contento. Tus ojos respondían todas las preguntas que podríamos haber hecho. Te sentaste después de saludar de forma educada pero escueta. Mara me miraba como pidiendo una explicación que yo no podía dar. Se hizo un silencio solo matizado por las melodías navideñas que sonaban de fondo. Mi padre comenzó a ensayar una sonrisa maliciosa mientras nos escudriñaba a ambos. Lo miré y con la mirada le pedí no decir una sola palabra. Fui yo quien rompió –de forma desafortunada – ese silencio: –Bueno, ¿qué pasó…? –NO quiero hablar de ESO. Creo que solo entonces caí en cuenta de la incómoda dicotomía que nos había separado. Esa noche me di cuenta que un hecho totalmente fuera de nuestro control, pero al que le habíamos dado importancia culminante, había determinado que uno de los dos pasara una Navidad de mierda. Ahí estabas tú, emputado por la derrota de tu equipo, y ahí estaba yo, aliviado de que el mal rato no me haya tocado a mí. Pero podía haberlo hecho y yo hubiera estado escondido debajo de las piedras. Un rasgo de empatía me ponía en tus zapatos y me recordaba que victoria y derrota, como un péndulo que viene y va, son temporales, que euforia y desazón son estados pasajeros de la materia humana, pero que lo que no podía variar era el sentimiento de estar juntos en esa fecha. Pensé en todas las familias de la ciudad que por noventa minutos dividen su corazón. Pensé en cómo hacemos que esos ímpetus se extrapolen de la cancha a la calle, a las casas, a nuestros corazones. Pensé en tu familia, que al final era mi familia también, y a las 12 nos dimos un abrazo desprendido de colores. Por mi lado desee profundamente que ese desasosiego se transforme pronto en alegría. Y en tu abrazo entendí que muy en el fondo, dentro de esa desilusión, una pequeña parte de ti se alegraba por mí, y otra era muy consciente de que el fútbol y la vida dan vueltas y por tanto ibas a tener tu revancha, que ya la habías comenzado a esperar ansiosamente y que yo no iba a poder evitarla.


E S P E C I A L Anuario

Foto de FAMILIA

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CRISTINA MONASTERIOS DE ADUVIRI / FOTO CECILIA FERNÁNDEZ

ON LA Revolu ción de 1952 concretamos lo que desde la Guerra del Chaco veníamos rumiando: que éramos un país sobre todo indígena, luego campesino, luego inmigrante citadino, luego cholo. Y éramos mayoría. Cincuenta años después esa identidad ya consolidada comenzó a inflar el pecho, reivindicar su memoria y en lo posible ostentar el camino andado. En La Paz ese cambio es un viaje simbólico retratado de norte a sur: desde El Alto, ciudad de migrantes campesinos, hacia el sur, refugio de las élites adineradas tradicionales ahora desplazadas. La nueva burguesía comerciante se asienta, poco a poco, en el sur. Los sureños, por su parte, de vez en cuando van al norte de excursión so pretexto de las fiestas “electroprestes” instaladas en un cholet como escenario, a mirar con sus propios ojos “cómo son los otros ricos”. Con esta mirada al álbum de familia nacional recordamos fragmentos de algunas de las historias publicadas este año en Rascacielos. Si la última década el país cambió de rostro ¿cómo se vive ese cambio en la vida cotidiana hecha de gentes, de historias, de epopeyas, de amores y desamores de todo tipo, incluidos aquellos que amenazan las esperanzas?

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El rostro de un país que cambia De norte a sur y viceversa. Las fronteras (o no) del amor jaicholo Gabriel Mamani Magne

Tu envidia es mi bendición Mónica Machicao Pacheco

FOTO IVANA ALVÉSTEGUI / ELECTROPRESTE

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asta sus ocho años, Jeimi pensaba que Obrajes era otro país y, cuando sus amiguitos le preguntaban qué había hecho el fin de semana, ella decía: “he viajado a Obrajes”. (…) “Desde Villa Pacajes (El Alto) nos demoraba tres horas llegar hasta aquí”, relata doña Alejandra, su madre. Pasaron los años, los negocios mejoraron, Jeimi se hizo jovencita. Sin pensarlo, doña Alejandra pensó que el mejor lugar para que su hija se recibiera de abogada era la Universidad Católica. La distancia entre Obrajes y Villa Pacajes era la misma, pero ahora había dos salvedades: un teleférico amarillo y la plata suficiente en los bolsillos de Jeimi para agarrar un taxi (“o comprarse un taxi”, como bromea doña Alejandra) en caso de urgencia. Ahora que la familia vive donde siempre ha querido vivir, podría decirse que la plaza Roma es para Alejandra lo que Macondo es para un lector ferviente de García Márquez: es como haberse metido en el cuento.

Nora y Jesús Hace algo más de dos años, Nora descargó una aplicación para encontrar pareja (Tinder) y, luego de varias citas infructuosas, conoció a un muchacho. (…) El único detalle estaba en que Jesús era alteño y que estudiaba en un instituto superior y no en la universidad. “Mucha distancia entre nosotros”, asegura Nora mientras revisa su celular. –¿Hablas de una distancia de kilómetros o de mundos? –pregunto. –Distancia-distancia, obvio. (…) Quizá todo eso explique por qué la pareja decidió alquilar un departamento en la avenida Busch, cerca de la plaza Villarroel. –¿Por qué han escogido ese barrio? –pregunto todavía sorprendido por su revelación. –Es un punto medio. Ni para él ni para mí. (…) la plaza Villarroel se configura como un hito que separa lo popular de lo no tan popular. Arriba está Villa Fátima, y en ella su mercado, sus pollos a la broaster, sus bares, su caos; y abajo, Miraflores… sus tubos de neón, sus jardineras, sus condominios de diez pisos. El amor de Nora y Jesús se asentará aquí, en esta frontera. Me pregunto a qué lado se balanceará más. * Rascacielos 43 / 18 de noviembre DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18

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n la Rinconada y las Serranías de Calacoto, al sur de la ciudad, más de uno se acicala a carácter para ir a bailar. Hay que subir a El Alto en el bus que lleva a todos los participantes a la fiesta del cholet Emperatriz. El esfuerzo de salir de barrios con seguridad privada bien vale la pena. Ellos van a ver de cerca cómo viven los otros ricos. Llegan a la 16 de Julio y los reciben cholitas sonrientes con mistura, serpentina y manilla. Han pagado entre 120 y 220 bs. para entrar a la fiesta. (…) La jornada se inicia con polleras al aire. “Bien tirado, por hecha la buena”, dice el letrero, mientras las cholitas luchadoras reciben a los primeros asistentes a la fiesta, “Le han sacado su pu%@!”, reza otro. Los “wre” y los “rrre” están en el mismo sitio, con el mismo fin. ¿Será que tras estos musicales encuentros construimos una sociedad más democrática? ¿Nos aceptamos o nos aguantamos? ¿Cuándo, dónde, por qué, para qué? ¿Será que, a punta tonadas, baile en las calles y cholets, compartimos espacios físicos de encuentro y entendimiento que la política nacional no halla en el discurso? * Rascacielos 18 / 27 de mayo www.paginasiete.bo

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ESPECIAL / ANUARIO

Mientras tanto, ellos crecen Cresencio Choque, a lo grande

Fadrique Iglesias Mendizábal

Cecilia Lanza Lobo

ldo González Barbery es probablemente el hombre más fuerte de la historia de Bolivia, según cómo se mida y registre. No es de hablar en cócteles celebratorios de torneos deportivos, ni en mítines políticos. Ni era de prodigarse demasiado en la televisión. Hasta hace poco tiempo (previo a los juegos Odesur 2018) Aldo eludía desparramar quejas en medios de comunicación. Ni siquiera le gusta demasiado que lo fotografíen para medios de prensa. (...) Las marcas por encima de los 18 metros que lleva haciendo constantemente en el último quinquenio le han permitido estar entre los 20 mejores lanzadores de todos los tiempos en Sudamérica, aún cuando ha tenido que echar mano de oficios diversos para sostenerse, friendo hamburguesas, enseñando en colegios, como instructor de gimnasio o como funcionario municipal en su ciudad natal, Montero, y últimamente en una fábrica de hielo, donde embolsa y reparte pesados bloques de agua congelada. (...) El lanzamiento de bala es al atletismo lo que Ringo Star a los Beatles. Puede tener toda la calidad del mundo pero jamás tendrá la misma relevancia social. Quizás por esta insidia histórica, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 el comité organizador concedió a los lanzadores de bala una de las postales más bonitas que se recuerden en unos juegos, organizando la competición —únicamente ésta— en la mítica ciudad de Olimpia, nada menos que donde se celebró la primera olimpiada de la edad antigua hace 2.500 años.

amuel Choque, el papá de Cresencio, fue curandero. Eso dice Cresencio que con 90 centímetros de estatura hizo de todo para sobrevivir, entre otras cosas, seguir los pasos de su padre, espantando demonios ajenos. Su propio espanto debió haber sido el temor a verse tan pero tan chico que un día pudiese desaparecer. Por si fuera poco, como pirueta del destino, sus padres lo bautizaron así: Cresencio. Semejante responsabilidad fue asumida por él estoicamente porque creció y creció hasta hacerse de enorme fama. Una vez en la cima, Cresencio Choque asumió en su nombre la resignación de su destino: se bautizó en la lucha libre como Criatura de Dios. Cresencio es un hombre prolijo que viste a la moda. Lleva un par de tatuajes en los brazos, el más notorio es uno con la imagen de la virgen de Guadalupe. Del cuello le cuelga una cruz de plata que no se quita jamás, ni para el combate. Quizás porque nunca haya sido necesaria la protección de nadie. Cresencio Choque se vale por sí mismo y con eso basta y sobra. (…) “Si dejas la lucha, tu fama podría decaer ¿no te preocupa?”, le digo. –“No, ya tengo mi grupo, ya he salido en varios programas de televisión. Yo me siento el más famoso. Me siento y he demostrado”. (…) Como Criatura de Dios él está más allá del bien del mal. Tanto así que se da el lujo de desaparecer de la faz de la tierra, que fue su primer temor en la vida.

* Rascacielos 19 / 3 de junio

* Rascacielos 1 / 28 de enero

CRESENCIO CHOQUE / FOTO CECILIA LANZA

ALDO GONZÁLES / FOTO FERNANDO SEJAS SOLANO

El hombre más fuerte está solo

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Y ellos se toman la revancha

Y ellas cuidan la memoria y el cariño

Sí, cogemos

Mi abuela no usaba blue jeans

Richard Mateos Rodríguez

FOTO PIXABAY

FELIZIA Y MARCELO / FOTO SARA ALIAGA / PÁGINA SIETE

Pilar Soruco Etcheverry

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Luis Pérez le plantaron dos tiros que lo dejaron paralítico. Sobrevivió a los disparos, pero la parálisis le obligaría a renunciar a muchas cosas: a su independencia, a cazar y pescar, y al sexo. Luis dice que la discapacidad ha provocado un cambio radical en su vida en lo que a la sexualidad se refiere ya que antes, cuando practicaba el sexo, lo vivía desde lo puramente carnal o físico, mientras que ahora sus relaciones se basan en la ternura y en el afecto. “Además, no importa que uno no pueda penetrar –dice–, tenemos la lengua y los dedos”.

Feliza Feliza hace hincapié en que un problema serio (...) es la creencia de que las personas con discapacidad son seres incompletos a los que hay que proteger o aislar. Tradicionalmente en muchas casas se ha optado por el encierro en el llamado tercer patio: un rincón de la casa en el que se deja a la persona para que permanezca fuera de la vista de vecinos, amigos y parientes. Así, es lógico que un manto de silencio cubra el asunto de si las personas con discapacidad pueden gozar del sexo. (…) La temática es abordada sin tabúes en el documental Yes, We Fuck! (Sí, cogemos), producido por un grupo de activistas de vida independiente. (…) Ya hace algunos milenios, Vatsyayana nos explicó con el Kamasutra que es una ridiculez pensar que sólo hay una forma de practicar sexo.

*Rascacielos 14 / 29 de abril DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18

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na tarde de invierno paceño, después de almuerzo, estábamos mi abuela adoptada y yo sentadas en la grada exterior de su casa con una canasta de mandarinas al lado disfrutando el sol. De repente, en ese cielo azul impecable, vimos aparecer una bola de metal que por momentos parecía acercarse y por otros alejarse. Mandarina tras mandarina, estuvimos observando divertidas el movimiento de la bola de metal, apostando entre nosotras a qué lado se movería, mientras engullíamos otra mandarina más. Cuando llegó su hija Cuca a la casa preguntó qué nos provocaba tanta risa. Le explicamos que la bola de metal se movía y que apostábamos entre nosotras hacia qué lado se movería. La que perdía, tenía que comerse una mandarina más. Cuca miró hacia el cielo, vio la bola, pegó un grito y subió corriendo a llamar al Observatorio de San Calixto. Era 1962, tenía nueve años, próxima a cumplir diez (...). A los pocos minutos de que Cuca habló con el Observatorio donde le confirmaron que sí, que habían detectado un OVNI, la bola partió velozmente y se perdió en azul del cielo. (…) Mi Chontita, mi abuela postiza, se fue con mi beso de nieta, como quisiera irme yo ahora que soy abuela de tres preciosas nietas, Rafaela, Alicia y Sofía. Así quisiera irme para juntarme con mi Chontita en el Club de Abuelas del Universo que seguramente tiene sede en la bola de metal que vimos con ella un día de invierno en el inmaculado cielo azul paceño. Allí van las abuelas antiguas y modernas que se van de la tierra para siempre. Algunas van ahora de calza o pantalón apretado, pero la mía, la mía, no usaba blue jeans. * Rascacielos 39/ 21 de octubre www.paginasiete.bo

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ESPECIAL / ANUARIO

El bueno

El malo

Alexander, el ángel y los infiernos

Luis García Meza. El último dictador Cecilia Lanza Lobo

n un juicio a puertas cerradas, la madrugada del 20 de marzo de 2018, el Tribunal Décimo de Sentencia de La Paz condenó al médico Jhiery Fernández a 20 años de cárcel por la muerte y presunta violación –en 2014– de Alexander, un bebé de ocho meses internado en el hogar público Virgen de Fátima. Actas perdidas, contradicciones, pruebas genéticas que no identificaron ADN y declaraciones en reserva que duraron más de tres años conforman el rompecabezas de un caso que deja más dudas que certezas. En la cárcel de San Pedro, en La Paz, rige la ley del Talión. “Ojo por ojo y diente por diente. Aunque seas inocente te harán pagar lo mismo por lo que te acusan. Me lo dejaron claro cuando llegué. ‘¡Violador, mata niños, ahora vas a ver lo que te va a pasar!’, me gritaban cada vez que pasaba en medio de los internos”, dice Jhiery Fernández, principal acusado de la vejación del niño Alexander, y repite sin descanso: “Al pequeño no lo toqué, ni siquiera lo he visto”. (…) Aquella mañana, cuando Madelene llevó al bebé a la enfermería, Lola notó que estaba mojado en la cabeza y parte del cuello. Supuso que la “mamita” había dejado caer al niño porque estaba pálido. Quiso saber. La niñera lo negó. Al notar el estado crítico del bebé, sin cambiarle de ropa, Lola lo alzó en brazos y salió en busca de ayuda. En la calle paró una ambulancia y llegó al Hospital del Niño alrededor de las 6:40. (…) “Está muerto, me dijeron. Y me pidieron que lo lleve al cubículo de reanimación”. (…) Días después de la finalización del juicio oral, la presidenta del Tribunal Décimo de Sentencia de La Paz, Patricia Pacajes, admitió que Fernández fue declarado culpable sin pruebas científicas que evidenciaran su autoría.

tú, Neyo ¿te animas a levantarte contra la Lidia? preguntó Luis García Meza al coronel Avelino Rivera Parada, acostumbrado a recibir la visita de distintos generales que buscaban salvar a la Patria en esos días en que los rescatistas abundaban. Eran las 6 de la tarde del 15 de julio de 1980 cuando el comandante del Ejército, general Luis García Meza, apareció sin avisar en la oficina de Avelino Rivera, comandante del Distrito Naval Nº 2 en la ciudad de Trinidad, al norte del país. Rivero, harto de que los estudiantes estrellasen botellas y ladrillos en las viviendas de los oficiales, harto de mirar cómo el único canal de televisión de la ciudad no hacía más que desprestigiar a sus Fuerzas Armadas, convencido de que el país estaba de cabeza y nadie hacía caso a la señora Gueiler, dijo: Sí, mi General, y no lo hago mañana por respeto al aniversario de La Paz, pero pasado mañana sí. (…) Entonces El Maestro, ese hombre tosco y crudo que hasta hace poco nadie miraba más allá del cuartel, ese soldado que había logrado cuajar en su propia figura de hombre bronco el sentir de todos los miembros de las Fuerzas Armadas, sentenció: Hecho. El 17 nos levantamos y ponemos orden en este país. (…) Un incidente retrasó pocos segundos el ingreso de los paramilitares a la sala donde estaba reunida la Presidenta y su gabinete, (…) Fue el ministro de Educación, Carlos Carrasco, quien salió de la sala a mirar lo que pasaba (...) El paramilitar le hundió el caño de su metralleta en el vientre dispuesto a disparar pero en ese mismo instante el Mosca sintió que otro revólver se apoyaba en su sien. Era el capitán Agustín García, edecán de la Presidenta (...) que clavó sus ojos en el temible Mosca Monroy, apretó el gatillo de su voz y dijo: Si usted dispara, yo también disparo, ¡carajo!

* Rascacielos 35 / 23 de septiembre

* Rascacielos 15 / 6 de mayo

FOTO ARCHIVO PÁGINA SIETE

LUIS GARCÍA MEZA / FOTO LIBRO YO DICTADOR

Leny Chuquimia Choque

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El feo

Ella

El ladrón, la rubia y el brujo. La estética de la corrupción.

Marielle, el arma más poderosa Gabriel Mamani Magne

JUAN FRANZ PARI / FOTO ARCHIVO PÁGINA SIETE

MARIELLE FRANCO / FOTO NEWSRONDONIA.COM.BR

Ivone Juárez

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e extracción popular y sin haber logrado ninguna profesión, Franz Juan Pari, 28 años, trabajó en el Banco Unión durante cinco años en los que escaló meteóricamente de cajero a jefe de Operaciones. Llevaba una vida de millonario ostentoso, exitoso hombre de negocios y espléndido enamorado que, a pesar de estar casado, se desvivía por agradar a su amante, una argentina sensual de voz aniñada. Su esposa (…) su madre, su padre y su amante, están presos. También están encarcelados sus amigos de infancia a los que convocó a través de Facebook para que lo rodearan en su nueva vida de potentado. Tampoco se salvaron sus socios ni sus compañeros de trabajo. El joven desfalcador arrastró a casi una treintena de personas en su caída. (…) En el penal tuvo tiempo de pensar en su situación, dice, y asume toda la responsabilidad de su delito. Se declaró culpable desde el primer momento en que fue detenido pero asegura que en la entidad sabían lo que hacía. “¡Quieren cargarme todo estos cojudos!”, masculla mientras aspira el cigarro recién encendido después de un considerado “¿le molesta si fumo?”. (…) Pari no quiere que se involucre a su familia, menos a su amante, Luciana Cagnola. Los ojos se le nublan cuando habla de ella. “No he derramado ni una sola lágrima desde que me detuvieron, pero no puedo soportar que Luciana esté perjudicada. No sabía de dónde sacaba yo el dinero. Ella mantiene a su mamá y a su hermano que está enfermo”, se derrumba. * Rascacielos 41 / 4 de noviembre

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arielle Franco era todo lo que las familias tradicionales brasileñas creen que es mejor no ser: homosexual, negra, madre soltera, habitante de favela, politizada. Murió precisamente por eso. Porque, de ser heterosexual, blanca, cristianamente casada y oriunda de la zona sur de Río (la parte rica de la ciudad), la vida no la habría obligado a meterse en la política y las balas que le quitaron la vida hubieran ido a parar a un cuerpo más oscuro. 18 de marzo por la noche. La concejala de 38 años Marielle Franco participa en un evento llamado “Mujeres negras moviendo estructuras”. (…) A las 21:40, en la calle Joaquim Paralhes, en la zona central de Río, un Chevrolet Cobalt se arrima al vehículo de la concejala. Dispara. (…) No es un asalto, pues nadie roba nada. Se trata de una ejecución. (…) Hace algunas semanas, un mensaje homofóbico fue hallado en la pared de un baño de la universidad estadual. En respuesta, los estudiantes de la carrera de artes visuales organizaron un “beijão” masivo: una concentración en la que los manifestantes besaban a personas del mismo sexo a modo de protesta. La resistencia brasileña tiene formas que los bolivianos desconocemos: cerveza, alegría, sonrisas, amor. Esta noche, mientras observo el beso de esas dos mujeres negras, me doy cuenta de que, después de todo, las armas de la izquierda brasileña no son tan inútiles como pensaba. ¿Cómo responder al odio sino con amor? * Rascacielos 16 / 13 de mayo www.paginasiete.bo

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OBJETOS Lucía Camerati Ilustraciones de Abecor

Los PAPELES de LA HAYA Con este papel hemos reaccionado de acuerdo a cómo nos ha ido en el amor. Qué curtidos habíamos estado. El mundo nos ha dicho que no siempre, que no nos quiere, janiwa tatas y mamas. Que aunque nos desgarremos y pongamos todas las fichas, hoy sólo nos queda ir a llorar al río, al Silala, al Mamoré o al Pilcomayo. Queda agradecer nomás a los que pensaron que se podía, y no se pudo. Ojalá, lindo sería que así como no han escatimado esfuerzos en estas ganas de justicia, lindo sería que HAYA ganas de trabajar por la justicia para la naturaleza y las niñas en la frontera, y para las mujeres muertas en manos de hombres que no saben amar. Ojalá.

La MEDALLA Entonces el ladrón, desgraciado, se miró al espejo con la medalla puesta. Y su ángel de la guarda le habló. Derramó una lágrima, guardó de nuevo la joya, miró su afichito de Bolívar (Simón) y dijo: está bien. Ya hicimos historia. Fue a la iglesia, rezó diez padrenuestros, sacó el celular y dejó las coordenadas. La joya volverá a un pecho, el ladrón a sus calles... Las niñas del prostíbulo yacen ahí, como la única joya que nunca será devuelta.

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Los FOOD TRUCKS Las sugerencias de color, de marca emprendedora, de sabor emprendedor, de cocineros changos, de chicos hamburgueseros, de chicas jugueras, de oferta light, de oferta vegana, de oferta fast callejera, han tomado las ferias y las calles. Ya nomás han aparecido conquistando nuestro hippie proceder. Puede ser que los caseros celosos se hayan puesto, pero capaz los más envidiosos hayan sido otros cuya idea también haya sido vender comida en la calle, y en su carro, para no pagar alquiler diciendo, para ser más cool y para no estar rindiendo cuentas a nadie, sino sólo a los nuevos caseros que están pensando lo mismo. Rico está.

La GRABADORA Todo se graba hoy. Ya lo dice el sexo seguro por internet: cuidar tus fotos sexuales como si estuvieras utilizando condón. Cuidadito que una parezca con el encargo (situación embarazosa digital). Lo mismo se aplica a los chats, a las charlas telefónicas y a las confesiones de borrachos. Porque ya nomás tu cercano, incluso tu amado, te puede estar filmando cuando te estés relateando. Puede estar grabando tus confesiones de invierno judicial y, de ahí, todo en el internet puede estar apareciendo. Todas tus canas al aire, tus mentiras y arrebatos, suerte para algunos y maldición para otros. Y no es que te ralles así. Es que todo se graba hoy. Cuidado que tu boca te venda y una grabadora te grabe sin piedad.

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LIBROS Willy Camacho

Ferias del libro 2018

Los libros en invierno

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L MERCADO DEL LIBRO es muy particular, pues no se trata de un producto cualquiera. El libro es un producto de primera necesidad, y a la vez suntuario. Me explico: el libro es necesario para ensanchar la mentalidad, para despertar la sensibilidad, para transmitir conocimiento, para educar, para entretener, para generar cultura… en fin, para transformar al ser humano, pero no se puede

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c o m e r ; e n to n c e s, s i u n a f a m i l i a s e enfrenta a la disy untiva de hacer el mercado de la semana o gastar eso en tres libros, lo más probable es que prefiera los comestibles. Por eso, y dado el contexto boliviano, desde ya es sorprendente que haya tantas ferias del libro en nuestro país, y tres de ellas internacionales: las FIL de Cochabamba, La Paz y Santa Cruz, pese a que el índice nacional de lectura es bajísimo y cualquiera podría pensar que con una buena feria al año bastaría. La cosa es que a finales de mayo viajé a Santa Cruz. La meta era quedarme los diez días de feria, pero llevé una maleta pequeña, pues mi ropa de verano es poca y liviana (soy bien colla, debo aclarar). Llegué a la capital cruceña el 29 para instalar el stand de la Editorial 3600, hacía un calor extremo, según yo, y armar estantes en un galpón sin aire acondicionado se asemejaba a tortura vietnamita, aunque debo agradecer la repentina (y

fugaz) pérdida de peso luego de semejante ejercicio. Al día siguiente, el 30, se inauguró la feria, hubo regular cantidad de gente, pero, eso sí, mucho calor, aunque ya desde ese día comenzó a funcionar el aire acondicionado y la situación mejoró para los expositores collas. Todo se pintaba bien, pero el 31 llegó un surazo que se prolongó 10 días, es decir, el resto de la feria. Claro, yo feliz porque estaba en mi salsa, pero no contaba con que el público cruceño se

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achicopala con el frío y antes que ir a perder el tiempo viendo libros prefiere irse directo a casita a meterse en cama. No es que no hubo gente, pero en tremendo campo ferial la soledad se agiganta, se hace mucho más visible. Y claro, las ventas menguaron considerablemente con relación a la feria de 2017. Se

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expositores se diluye. En los stands no había abundante material sobre las guerrillas, ni ficcional ni ensayístico. Eso limitaría mucho las ventas, ya que los visitantes buscan diversidad y los expositores debemos aprovechar eso, por lo cual sería muy difícil privilegiar una temática específica. Luego, en agosto, llegó la FIL La Paz que quizá es la mejor en Boliv ia, no porque haya mayor oferta que en las otras sino, principalmente, por la cantidad de visitantes que en mayor proporción apuntan sus preferencias hacia la producción nacional. En La Paz el frío no ahuyenta a nadie, de modo que la afluencia se mantiene siempre constante, o se gún los organizadores de t ur no, siempre creciendo. Este año, en la FIL La Paz se homenajeó a Teresa Gisbert y Julia Vargas Weise, además se contó con invitados de la talla de Laura Esquivel. Hubo encuentros, jornadas de discusión literaria, presentaciones y otros eventos en el campo ferial de Següencoma, que devolvieron el brillo perdido en dos versiones previas a esta feria paceña. En síntesis, siempre hay cosas por mejorar, y aunque he sido testigo de la poca afluencia de público a las FIL de Santa Cruz y Cochabamba, los organizadores juran que batieron récords de asistencia, lo mismo en La Paz, que, si bien siempre tiene muchos visitantes, las cifras que la Cámara del Libro proporciona son un tanto inverosímiles. No sé quién se parece más al Defensor del Pueblo: los organizadores, que solo ven lo que les conviene, o soy el que ve la mitad de todo. En todo caso, con sus defectos y virtudes, así han sido las principales FIL del país, y espero que cada año mejoren un poco más. Sin mentir, eso sí.

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FOTO PIXABAY

sabe que un sur puede llegar, pues la feria siempre se realiza en pleno invierno; dos días de frío, vaya y pase, pero 10 continuos fue el colmo. Supongo que en septiembre, en primavera, el alquiler del campo ferial debe ser carísimo, y por eso la FIL debe resignarse al invierno, lo cual implicará siempre el riesgo de la baja asistencia de personas. Pese a todo, hubo mucha actividad sobre todo femenina. Me refiero a que las escritoras cobraron rol protagónico, desde la invitada de honor, Margo Glantz, pasando por G i o v a n n a R i v e r o, L i l i a n a Colanzi y Magela Baudoin que se lucieron en el II Encuentro de Narrativas. También las poetas tuvieron un espacio especial en el Festival de Poesía, donde Matilde Casazola, Camila Urioste y Claudia Vaca, junto con otras destacadas autoras de Bolivia y otros países celebraron la máxima expresión de la creación literaria. No quebramos en Santa Cruz, pero quedamos tas con tas, pagamos el stand, los gastos del viaje y otras vainas, y quedó algo para una salteñas. Lo mismo que en Cochabamba, cuya feria se desarrolló del 4 al 14 de octubre. Allí no hubo problemas con el clima, pero se repitió la sequía de visitantes. Es que el campo ferial de la Laguna Alalay queda lejos y a trasmano, de modo que escasea el transpor te público hacia esa zona. La FIL Cochabamba tuvo una temática central: “Las guerrillas de Ñancahuazú y Teoponte”. No entendí muy bien por qué, ya que, aparte de un espacio ded icado a la ex posición de fotos, cuadros y cosas por el estilo sobre la guerrilla, no noté que dicha temática influyese en el espíritu de la feria. La intención es buena, pero sin la participación de los


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FOTO GUIDO MODELS, DOCUMENTAL DE JULIETA SANS / TALATALA.NET


RETRATO Marco Basualdo

La posibilidad de soñar Guido Fuentes se fue y con él la posibilidad de armar utopías en el aire, de creer que aún todo es posible hasta el último gemido. Lo suyo fue una apuesta por lo imposible, un nado a contracorriente, como un verdadero iluminado, aunque esta vez desde el lado de la oscura periferia. Conoció la adversidad desde pequeño, pero su luz interna siempre lo rescataba del fango que parecía vital para diseñar ese su perfil de rebelde que no se contenta con lo establecido. Su “agencia” de modelos creada en la indigente Villa 31 de Buenos Aires, la más famosa de Argentina y donde vivió Guido, el tarijeño, con otros tantos soñadores, fue el inicio de una empresa que hasta el más optimista imaginaba un lindo chiste. Pero Guido soñó y junto a él un puñado de gentes discriminadas, de esas que no aparecen en los cuentos de hadas sino en la tragedia del diario vivir. Este confeccionista de sueños, como lo empezó a llamar la prensa bonaerense convocada a su encantadora quimera, se marchó y nos dejó eso que muchos olvidamos. La posibilidad de soñar.

Guido Fuentes DOMINGO 23 DE DICIEMBRE 48|18

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C A RT E L E R A #DíasDeCine Isabel Navia

El cine que vieron los directores bolivianos

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UVIMOS QUE indagar bastante para conocer los tít ulos bolivianos estrenados durante este 2018, que ciertamente ha sido un buen año para el cine local, ya que no sólo se ha promulgado una nueva ley, sino que se ha estrenado una interesante cantidad de películas, 14, hasta donde hemos podido conocer. Es bueno también saber que la mayor parte de éstas son óperas primas y hay nuevos nombres en el mercado. Esperemos que esta generación de jóvenes cineastas nos sorprenda cada vez más gratamente. Algunas de estas películas han sido estrenadas en el marco del Festival de Cine Radical y esperamos que el siguiente año lleguen a salas comerciales. Otras se han exhibido sólo en salas de Sucre, Potosí y otras ciudades, por lo que su llegada a La Paz aún está pendiente.

Películas bolivianas de 2018 1. ALGO QUEMA, Mauricio Ovando. 2. AVERNO, Marcos Loayza. 3. CÓMO MATAR A TU PRESIDENTE, Ernesto Flores. 4. EL DUENDE, Erick Cortés. 5. EL HOMBRE, Daniel Moreno. 6. EL RÍO, Juan Pablo Richter. 7. EUGENIA, Martín Boulocq. 8. JUKUS, Rubén Pacheco. 9. LO PEOR DE LOS DESEOS, Claudio Araya. 10. MAR NEGRO, Omar Alarcón. 11. MURALLA, Gory Patiño. 12. SÖREN, Juan Carlos Valdivia. 13. VIERNES DE SOLTERO, Tonchy Antezana. 14. WIÑAY, Alvaro Olmos.

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Qué nos recomiendan ver Para esta cartelera, además de dejarles la lista de estrenos locales, hemos pedido a los directores que compartan con nosotros la película que más les ha impactado, entre todas las que vieron este año. Aunque algunos no pudieron respondernos, acá está un regalo para los lectores de esta página, desde donde les deseamos un estupendo 2019, con buen cine para ver, sentir y, sobre todo, para pensar.

Omar Alarcón Nuestro Tiempo. Carlos Reygadas, México, 2018. “Por la capacidad de resignificar poéticamente la realidad y de confrontarnos a nosotros mismos a través del cine”.

Claudio Araya No soy Bruja. Rungano Nyoni, Reino Unido, 2017. “Es un filme lleno de honestidad, misterio, color y extrañeza, además de una crítica profunda al prejuicio de la sociedad”.

Martín Boulocq Miriam miente. Natalia Cabral, Oriol Estrada, Rep. Dominicana, 2018. “A través de una historia muy sencilla y emotiva, de forma sutil e inteligente, los directores exploran y develan la complejidad de los procesos de racialización en la sociedad dominicana, no muy distintos al resto de Latinoamérica”.

Erick Cortés Loreak (Flores). Jon Garaño, José Mari Goenaga, España, 2014. “La vi gracias a los ciclos de cine español. Me atrapó la armonía en la composición de las imágenes con la historia y los sentimientos de los personajes. Muy recomendable”.

Marcos Loayza Disobedience. Sebastián Lelio, Reino Unido, 2017. “Por la magnífica actuación de Rachel Weisz y Rachel McAdams. Tiene una primera escena magníficamente filmada”.

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CARTELERA

Daniel Moreno Scott Pilgrim vs. the World. Edgar Wright, Estados Unidos, 2010. “Me parece indispensable en el audiovisual probar nuevas estéticas, explorar por otros lados más allá del cine convencional y creo que en este trabajo es muy bien manejada la experimentación”.

Mauricio Ovando The Act of Killing. Joshua Oppenheimer, Christine Cynn, Dinamarca, 2012. “Es una trinchera llena de verdad haciendo frente a las ilusiones que nos vende el cine hegemónico sobre la historia del mundo”.

Alvaro Olmos El soldado desconocido (Tuntematonsotilas). AkuLouhimies, Finlandia, 2017. “Relato imprescindible sobre el papel de Finlandia en la II guerra mundial, narrada de manera emotiva a través de un grupo de soldados, sus añoranzas y sueños truncados por la guerra. La fotografía es trascendental, el guión es sólido y efectivo, una pieza digna de ser recomendada”.

Gory Patiño El ciudadano ilustre. Gastón Duprat y Mariano Cohn, Argentina, 2016. “Una comedia negra inteligente y sarcástica sobre las miserias de la condición humana. Un premiado escritor interpretado por un gran Oscar Martínez vuelve a su pueblo a recibir una distinción y ese retorno significa revelar sus raíces creativas”.

Juan Pablo Richter We the Animals. Jeremiah Zagar, Estados Unidos, 2018. “Un retrato íntimo y sencillo de una familia de padre migrante y madre gringa contado desde la imaginación de uno de sus hijos y cómo todos los sucesos a su alrededor comienzan a cuestionar su identidad desde varias ópticas. En lo formal, el elenco y la puesta en escenas me parecen fantásticos porque, sobre todo, lo último define un punto de vista muy claro y, además, hay un uso de la animación increíble”. www.isanavia.com cineypipocas@gmail.com

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EL MAnGO DE OZ Óscar Martínez

FOTO SARA ALIAGA / PÁGINA SIETE

¿A qué huele la Navidad?

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L TIEMPO VUELA, dicen las abuelas. Y los viejos, en general, sentimos que los minutos, las horas y los días se esfuman uno tras otro dejando una estela de incertidumbre sobre el futuro y, aunque no parezca, también sobre el pasado ya que, como decía Jesús Urzagasti, el pasado es para siempre imprevisible. Yo entiendo eso como que andamos reorganizando lo que nos acordamos según el estado de ánimo que tengamos y, obviamente, con el que esté cargado aquel recuerdo. Esa es mi teoría acerca de por qué el mundo se divide entre dos tipos de personas: las que odian la Navidad y las que la aman. Mi papá murió un veintitrés de diciembre, así que no sé. Soy navideñamente bipolar. Me gusta la Navidad de antes de que muriera mi papá. Cuando íbamos a buscar juguetes y ropa al Mayamicito y a la Huyustus, cuando toda la ciudad olía a choclo hirviendo con anís y pimienta dulce. Las cholas con sus ollas inmensas de aluminio envueltas en aguayo vendiendo Picana en cada

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esquina cuando llegaba la noche del veinticuatro. Entonces todavía se adoraba al niñito y meta a sacudir los chullus chullus (sonajeras) hechos con tapacoronas de refrescos Oriental, pacientemente reunidas en una lata a lo largo del año y machucadas con piedra en el patio la víspera de Navidad para cantar y zapatear delante del nacimiento del niño Manuelito e ir a misa de gallo a ver cómo se dormían los abuelos, y al día siguiente –bien tempranito en la mañana– a desenvolver los regalos que había dejado Papá Noel en el árbol mientras dormíamos. Porque, claro, era indudable que había leído nuestra carta dejada ingenuamente entre las ramas del arbolito navideño de la paradisíaca juguetería Casa Falcón del Centro Comercial Cristal. Pero luego, si a tu papá se le ocurre morirse en pleno veintitrés de diciembre y tienes que pasar Noche Buena viendo su catafalco mientras de fondo suenan los petardos y el irritante jingle bells de los foquitos, entonces la Navidad cambia para siempre. Y pasan años, hasta que los niños y las niñas vuelven a tu vida y renuevan la familia. Entonces ya no hay motivos para que tu mamá se preocupe, porque ahora es abuela y se afana desde las 9 de la mañana por ir a comprar chancho donde su casera –porque le ha dicho que le iba a guardar espalda con poca grasa–, y se afana por ir a hacer fila con sus compañeros de oficina para recoger un pollo de cuatro kilos. Y a eso de las cinco te llama para que cortes zanahorias y nabos; para que muelas ají, y las ollas hirviendo tuntas, choclos y papas hasta la medianoche cuando todo está listo. Entonces se reproducen esas pequeñas reglas y manías propias de cada familia, como por ejemplo en la mía eso de que cada quien le echa vino a su plato si quiere, porque una vez, antes de que mi papá muriera, le vació media botella a la olla y luego todo se fermentó. Y entre los recuerdos de gente que llega o se va, cada año nos prometemos que la siguiente Navidad intentaremos cocinar cualquier otra cosa para cenar y dejar de acordarnos de los que ya no están, porque luego la nostalgia y la olla de la Picana nos dura tres días. Así es que de una forma u otra, todo se repite y todo vuelve a empezar. www.paginasiete.bo

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VIร ETA Guizada Durรกn

Conectividad

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