ARTÍCULO
La autoconciencia en el autocuidado y el cuidado a otros
Dau - Escuela de Vida
¡CUÍDATE!
¡Cuídate!
Nos decimos de manera ineludible a manera de despedida o saludo, dispensado e incrementado; sobre todo durante la pandemia que nos ha tocado vivir. Al decirlo pensamos en la acción de ayuda a nosotros mismos para evitar sufrir algún perjuicio, por ejemplo, para evitar contagiarnos o contagiar a otra persona el coronavirus. Recapacitamos en muchas acciones a fin de preservar, guardar, conservar, asistir para vigilar y atender a alguien o a nosotros mismos. Para la Organización Mundial de la Salud, el cuidado es la atención autónoma y en colaboración a personas de todas las edades, familias, grupos y comunidades, enfermas o no. Comprende la atención a las necesidades en la salud y en la enfermedad, en la discapacidad o en la situación terminal (cuidados paliativos). Porque cuidarse implica ayudarse a sí mismo o a otro ser vivo a fin de incrementar su bienestar, lo cual puede incluir numerosas actividades personales, físicas, alimenticias, nutricionales, entre muchas otras, para una vida sana y equilibrada. En las circunstancias actuales, estamos viviendo confinamiento, incertidumbre, miedo porque nos dicen que estamos pasando por una pandemia, el sufrimiento y el vacío. El dolor de mis pacientes me ha llevado a pensar en el valor fundamental del autocuidado como actividad esencial de nuestro mundo interior, porque el cuidado es una palabra que usamos frecuentemente en nuestra vida diaria, pero no incluimos la espiritualidad desde la autoconciencia y la intencionalidad humana. La experiencia me ha permitido constatar que la baja percepción de sentido lleva a crisis existenciales, vacío, depresión, ansiedad, infelicidad, baja satisfacción con la vida, entre otras. Un mundo interior fortalecido es un factor
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