Yubai No. 11

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Baja California: Nuestra historia

(coedición SEP-UABC)

Informe sobre elDisttitl Norte de ln

BajaCalifurnia

Modesto C. Rolland

Este informe es un análisis muy preciso de los problemas económicos y políticos del distrito con propuestas prácticas para solucionarlos.

La revolución ilel ilesi¿rto.

Baja California, 1911

Lowell L. Blaisdell

El autor sigue paso a paso las acciones que dieron origen a la polémica sobre el hlibusterismo en Baja Califomia.

El otro Méxi.co. Biogratk de BajaCalifornin

Femando Jordán

Femando Jordán vino a esta tiena y escribió este libro estremecedor con el cual redescubrió su existencia al resto de la nación.

B aja Caffirnia. Comentarios político s

Braulio Maldonado Sández

Reúne las reflexiones de este hombre que es, hasta la fecha, un personaje alrededor del cual surgen las más acaloradas discusiones y controversias.

PRESENTACIÓN

En Yubailratamos siempre de ser un espacio abierto, como el lugar donde se ubicaba esa poza de los tiempos misionales que dotaba de agua a los andantes y cuyo nombre se tomó para esta revista, que en cada trimestre dejamos en sus manos para hacerla suya.

Recorriendo los caminos de la historia, ahora desde el apasionante ángulo de la política, Max Calvillo Velasco presenta un ensayo sobre los conflictos entre la jefatura política, de Io que fue el territorio norte de la Baja California, y el gobierno municipal de Ensenada a finales del siglo pasado.

Este número, dedica un gran espacio a las artes escénicas e inicia con una semblanza e interpretación de un género quizás desconocidó para algunos: el peiormance. "Acción poética. La escena traspolada" es el nombre de este trabaio firmado por Carlos Adolfo Gutiérrez. En este mismo contexto, el de escenarios y telones, Hugo Salcedo hace un inventar¡o de la práctica teatral en el estado. Siguiendo el recorrido, Angelina Tang habla de Óscar Liera, un dramaturgo cuya intensa vida y prolífico trabajo son dignos de que ustedes los conozcan.

Tras bambalinas, en una entrevista sobre teatro ensenadense, Norma Herrera presenta a los protagonistas, actores y directores de esta manifestación adística y social: Fernando Rodríguez Rojero y Virginia Hernández nos sientan en la butaca para mostrarnos que "la vida es un reflejo del teatro".

Lejos del mar, justo en el desiedo y la frontera, Angel Norzagaray, en una charla con Berla Celaya, revela su trayectoria, vida y experiencias dentro y fuera del teatro"

En narrativa, Fernando Hernández, Manuel Flores y Gustavo Ruelas invitan a entrar en sus mundos de nostalgia, aventura, vida Y muerte.

Raúl Naveias, Sergio Rommel, Ivonne Arballo, Luisa Fernández y Gabriel Trujillo depositan su tinta en las páginas dedicadas a la poesía.

Cerramos, como ya es costumbre, con un fragmento de "Alternativas" sobre teatro, novedades editoriales y literatura. Esperamos que este número once de Yubal represente para usted lo que este esfuerzo editoriales para nosotros: un punto donde converja la mente de los autores con la suya.Y

C I D N I 4

Jefatura polítíc a vs. ayuntamiento

Controversias en el Distrito Norte de la Baja Califomia. 1888-1894

Max Calüllo Velasco

Acción poética La escena traspolada

Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal

Dr am aturgia b aj ac alifurni ana hoy

Hugo Salcedo

Angelina Tang

Lic. Luir J¡ücr C¡r¡üto Ell¡s Rector

M.C. Roberto de J€s]ú! Verdugo Dísz

Secret¿rio general

M.C. Jusn José SeYllh c.rcl¡ Vicerfector zona costa

C.P. Víctor M. ¡él Alcánt¡r Enr¡qúez

Director geaeral de E)def§iótr U¡iversita¡ia

RevistaUniversit¡ria

CooRDINACIÓN GENERAL

lnz Merced$ Iópez Barrera

ASISTENTE DE COORDIN ACION

M¿ricel. conzÁlez Félix

EDITOR LITERARIO cera¡do Áüh

DIsEÑo EDIToRIAI

Jose Guadalup€ Durán

CAPTURA Y FORMACION

Virginia Sarabi., Yolanda Venegas Ag{¡ndez

EDITORA RESPONSABLE: Rosa Ma¡ía Espitrozz CONSEJO EDITORIAL

UAIIC: Horsl Matlhai, Escuela de Humanidades; Santos C¿rras.o, InstilrÍo de Irvestigación y Desarrollo Educativo; Jorge Martínez Z,€peda, Iristituto de Investi gaciones Hislóricas; Raúl Navejas Dávila, Iñituto de G€ograffa e Historil

Máscaras mexicanas de Rafael Coronel

25 y 35 Entrevista: El teatro en Ensenada. Entrevista con Femando Rodríguez Rojero y Vicky Hemández El v ue Io de I op e de s tre y e I at e rriz aj e de Ios sueño s. Entrevista con Ángel Norzagaray

41 Narrativaz Fernando Hernández A., Manuel Flores Ruiz, Gustavo Ruelas

52 Poesía: Ra úl Navej as, Sergio Rommel Alfuns o Guzmán, Iv onne Arballo, Luis a Fernández P ell ón, Gabriel Truj illo

60 Alternativas

Portada y Separata Máscaras mexicanas de Rafael Coronel. Fotogralías de Angélicr Castro Duañe.

COMITÉ EDIToRIAI, Sergio Roñme1, Aidé Grija¡va, cakiel Trujillo, Humberto Félix Beri¡merl Beriito Oámez.

ASESORES DE ARTE

Rutr€ri c¡rcla Benaüdes, Édgar Meraz, Hédor Algrávez y Carlos Corc[ado Ort€ga (Meúcali); Manu€l Bojórkez y Frarcisco

Chávez Corrug€do Cfijuana); Alvaro Blaricarte y Floridalma Alfonzo (T€cate); Alfonso Cr¡dona (Ensenad¿).

Yubai año 3, nrlñe.o 1I, julio-septiembre de 1995. Revista trimestral publicada pof la Universidad Autoroma dr Baja Califomia. Los afículos frmados son r€sponsabilidad de su autor. S€ ¿utoriz¡ h reproducción total o p¿rcial de 106 maleriales publicados si€rnpre y cuándo se cite la fuerfte. Certifrc¿do de licitud fllm. 7432. Cerlificado de licitud de coíerido llúm. 5346. Reserva de titulo de Derecho de Autor nrlñ 2846-93. Tir¿je I 500 ejerplares- Disrribución: Puólit 1¿r, l,€andro Valle 1202, t€I, 65-08-88,y Disnbuídora delya e, MaÁero 723, tel. 54-06-93, er Mericdi, B.C. y SLRC, Son.; P, ól¡za, Constitución I120-A zona centro, TÜuana, tel. 8 8-3 6-04, en Tüuana, Tecate y Rosaitoi Disttib idora BaJa California, calleSeg¡')ída 342-A zona centro Ense¡ad4 tel- 8-l l-90, en Ensenada y San Quintín, B.C., y La P¿Z B.C.S. knpresión: I¡np¿rcolor. Min¡ yF€lipe Salido número 25, Hemosillo, Sorora- Tel. l7-10-40. Corr€spondencia: R¿virra Universitar¡a Coo¡dinación gereral UABC-Rectorí¿. Av. Obregón y Juliá¡ Carrillo s/n Mexicali, 8.C., 21100,rels. (65) 52-90-36,y 54-22-00, exrs.3274 y3276.

Jefatura política u§. ayuntamiento

Controversias en el Distrito Norte de la Baja Califomia. I 888- l 894

Max Calvillo Yelasco*

Fotografías del taller de fotografía de la Facultad de Ciencias Humanas

La estrategia que el régimen de Porfirio Díaz estableció en Ias relaciones del poder central con las regiones del país puso enjuego diversas fuerzas políticas, ya fuera en contraposición, alianza o equilibrio.

El objetivo principal de este trabajo es exponer un caso que ilustrará la aplicación específica de la po1ítica de conciliación que el régimen encabezado por Díaz usó para determinar Ias relaciones del poder central respecto a las fuerzas locales en el Distrito Norte de la Baja Califomia.

Las prácticas políticas en las zonas fronterizas no dependieron tanto de una legislación escrita como de acuerdos y mediaciones entre ¿utoridades cuyajurisdicción no correspondía estrictamente a las delimitaciones políticas, ya fueran estados o territorios. La élite pol ítica del porfirismo negoció tanto con los grupos de poder ya consolidados como con aquéllos que apenas cobraban impulso inicial.

El poder central, para extender su presencia en la totalidad del país, procuró la eliminación de las autoridades que, a lo largo del siglo xx. habían ejercido el mando en diversas regiones con alguna autonomla y al mismo tiempo propició la existencia de autoridades dependientes que funcionaran como líneas de transmisión del poder del centro, a Ia vez que buscó intermediar por medio de los grupos Iocales. 'En el caso que nos ocupa trataxemos de ejemplificar el papel que, dentro de este proceso, desempeñaron la jefatura política y el ayuntamiento.

,ltu$itttto de hverligaciones

La jefatura política del Distrito Norte de la Baja California

político del Distrito Norte, al igual que el del Sur, fue más similar a la de los gobemadores de los estados. pero con la ventaja de que no tenían el contrapeso de un Congreso local y su laborde int€rmediación se dio entre el ejecutivo federal La cabecera política del tenitorio de la Baja California y el ayuntamienro. estuvo en la parte sur de la penÍnsula desde el inicio de la Una diferencia entre losjefes políticos baj acalifomianos vida independiente, primero en Loreto y, posteriormente, y los gobernadores de los estados e¡a que tenían una en el pueto de La Paz. Mienlras tanto. en la casi despoblada dependencia más marcada respecto al pode r cent rat. ya que porción norle de Ia península había un representante de la no eran eleclos sino nombrados poiel presidenre de-la autoridad política at que se daba. indistintamente, el lílulo república y dependÍan directamente de la Secreta¡ía de de subjefe o subprefecto del Partido Norte. La denomina- Gobernación. Como estos jefes no eran eleclos por votación de las divisiones políúcas y de los encargados de su ción. en su selección no iniervenían los grupos locales de gobierno varió de acuerdo con la vigencia de las leyes poder. A pesar de estas diferencias losjetes poliricos de la geaerales del país y también respecto a la adaptación local Baja Califomia, como sus colegas de muchas otras partes de esa legislación. del país. fueron elementos de ayuda para exrender la ied de El lerritorio fue dividido en dos distritos a finales de connol del poder central hasta zonas apartadas. 1887 mediante un decreto presidencial. En la práctica esta Eljefe político del Distrito Norte de la Baja Calilornia división fue un aj uste de Ia legislación para adaptarla a una estaba sujeto a cond iciones que caracrerizaban su desemperealidad cada vez más diierenciada entre las dos porciones ño comoial. enl¡e las cuales destacan dos muy especíñcas: peninsulares que. más altá de la distancia géográfica, se la de eslar en una zona fronleriza con los Estados Unidos alejaban en lo social y en lo económico. y la presencia de compañÍas extranjeras poseedoras de El decreto aludido. que entró en vigor el primer día de enormes concesiones de tierras, otorgadas a cambio de enero de 1888, determinó la división de la penísula en dos efecruar su colonización. Portales motivosel nomb¡amiendistritos con igual categoria polí{ica y, en consecuencia, la to de este funcionario dependÍa mucho de la cercanía que formación de una nueva jefatura pohlica para el Distrito tuviera con los cí¡culos del poder central. para estar en Norte, totalmente autónoma de la del Distrito Sur. El condiciones de traslada¡, sin conrrariempos, el dominio de mismo decre{o mencionaba como factores importantes ese poder a una zona de posibles conflictos. para el otorgamienlo de esta indep€ndencia la gran exten- Él nombramiento de los jefes polÍticos de la Baja sión tenitorial. su escasa población y, principalmente, la California estuvo a cargo del propio Díaz. quien logió situación fronterizade laporción nortede la Baja Cal ifornia. implantar un sistema basado, al principio. en la selección ya que la zona se convenía en "centro de negociaciones de personas identificadas dentro del ámbito del noroeste, mercantiles y mineras de la más alta imponancia" y era, principalmente de Sonora. La segunda parte del sistema por tanto, inüspensable la presencia de una autoridad consistió er el intercambio del jefe de un distrito porel del política en [a zona, que "ejerciera [a acción adminisl¡ativa oúo, tanto para cubrir ausencias temporales cómo para de manera más vigorosa y eficaz".r Como la seguridad de sustituciones definitivas. Ia zona estaba también a cargo de la jefatura poiítica, esta se mantuvo aunada a la comandancia militar.

La jefatura política tra "i¿o estu¿ia¿" "ámo una de las Selección y nombramiento del jefe político bases del sistema polftico porfirisla, ya sea en forma general2o en el de casos específicos. Así encontramos, por la imponancia estratégica de la zona fronteriza no ro!l: ,od? entle los del segundo tipo,r que las jefaturas resulta sorprendente que el régimen haya puesto especial políticas desempeñaron, en algunas regiones, un papel de atención en el nombramiento deljefe político del Distrito autoridad ¡ntermedia con funciones que propiciaban la Norte. El nombramiento recayó en un miembro del princicentralización del poder ejecutivo naciona! ante las fuerzas pal grupo del noroeste de la repúlica, que residía en Sonora: locales.

iu una-uaiOn anterior resulta válida para los estados rMemoándum de Ma¡uel Romero Rubio a tos secreqrios de lacám¡rm de libres y soberanos, aun cuando esa sobe¡anía exisliera sólo Diputados'.México' 9 de diciembre de 1887. Acervo Documental del de nombre, pero la §ituación era ligeramente diferente en Inlituto der¡vestigaciotres Históricas delauaBc' colerci&PabloHe¡rera r",..,:'.i::,j. federares. L: :;:é;. ü,l{";duj;i;i; ;ilj:,,rpi::ffi[x1]:er uoydMecham...ErjefepornicoenMéx¡co... política del Distrito Nofe de la Baja Califomia cumplió puuticadooriginatnrnre"ningiár"n rr:i,ioar.;;;;rp".;i;;;;i;;"funciones parec idas a las de las jefaturas del resto del país. do en srcr¿¡iia rEvista*"i.rru ¿. "i.r"ir*.o;,d;. ü;; ñil; aunque el gobierno del tenitorio dependía de la federación de lnvestigaciooes Dr. José María Luis Mora, núr¡l. 4. enero-abril de 1986. y el jete político no desempeñó li función de autoridad !'nmo puede verse en el trabajo de Ramona Falcón' "La desaparición de inreÁediacorocadaestratég'icamentee:'r.-1";c9b.."d* fil"j,lll§iSlilr?1fl'^l?;*:#,*";illfi:lXri¡;::X:::::ffi res de los estados y los ayuntamientos. La función del jefe ¿"-di; -.- .*

A, o,u,oirse en dos distritos el territorio de la Baja Califomia, se ajusta la legislación para adaptarse a las realidades cada vez más diferentes entre las dos porciones peninsulares

el general Luis Emeterio Torres. Aunque e¡a nativo de Chihuahua,a Tor¡es inició su ca¡rera militar en Sinaloa durante la lucha cont¡a la intervención francesa y, al concluir ésta, apoyó las pretensiones de Porfirio DÍaz para obtener la presidencia del país. Incluso participó activamente en la ¡ebelión de la Noria. El fracaso de este movimiento no desalentó a Torres, quien se afianzó en el bando porfirista al proclamarse el Plan de Tuxtepec, y contribuyó al triunfo de este plan en Sonora, donde Torres se estableció en alianza con el grupo en el que destacaban Ramón CoEal y Rafael Izábal. Al poco tiempo Torres consolidó una hegemonía que le permitió iniciar el dominio sobre los asuntos políticos de las entidades vecinas.

El general Torres fue gobernador de Sonora en varias ocasiones; la primera entre 1883 y 1887. La Constitución sonorense prohibía la ¡eelección inmediata del gobernador, así que Torres no podía volver a ocupar el cargo hasta que terminara el cuatrienio siguiente al suyo, Díaz aprovechó que Torres había terminado su gestión pocos meses antes de crearse [ajefatura política del Distrito No¡t€ de la Baja California y lo nombró titular de esa dependencia en diciembre de 1887. Torres llegó al puerto de Ensenada, cabecera política del distrito, en enero de 1888. Aunque permaneció formalmente como jefe potítico hasta 1892, con f¡ecuenciase ausentó de la Baja California para atender asuntos personales, políticos y de negocios en Sonora. De hecho, Torres mantuyo f¡ecuente comunicación con Díaz, desdeEnsenada, relativaalos asüntos locales de Sonora, en la que 1o mismo le recomendaba a parientes y amigos para ocupar puestos o adquirir tierras, que le avisaba de su participación en la organización de las elecciones en ese estado. Al vencerse el plazo legal que le impedía volver a ocupar la gubematura, Tor¡es fue reelecto como gobernador de Sonora, por lo que pidié licencia para dejar el cargo de jefe político del Distrito Norte, que fue cubie¡to interinamente por José María Ross. Sin embargo, Torres ocupó la gubernatura poco tiempo, ya que recibió una comisión militar en Yucatán.5

Tones sugirió a Díaz, desde Mérida, el nombramiento de Rafael García Mafínez como jefe político del Distrito Norte de la Baja California. La sugerencia fue aceptada y García Martínez fue nombrado en forma interina y ocupó la jefatura en septiembre de 1893. Ésre fue el primcr caso. pero no el único, como veremos adelante, en que Torres opinó ante el presidente Díaz sobre el nomb¡amiento del jefe político del Distrito Norte.

El ayuntamiento de Ensenada

La delimitación de espacios yjurisdicciones políticas cobró caractedsticas singulares en la Baja California durante el siglo xIx. Durante ese periodo se conformaron los grupos de poder conjurisdicción definida, que se manifestaron en los ayuntamientos principalmente en el sur de la península. Ahí se formaron varias municipalidades, cada una con su propio ayuntamiento, en contraste con la lejana y poco poblada región del norte, a la que se conocía simplemente como La Frontera, y donde hubo sólo un ayuntamiento. El ayunlamiento residió en Santo Tomás, fue trasladado a Real del Castillo y, finalmente, a Ensenada de Todos Santos, No se hicieron divisiones municipales hasta ya entrado el siglo xx.

La autoridad de lajefatura política se sobrepuso a Ia del municipio en su mismo espacio, situación a la que contribuyó el que, además de compa ir la misma jurisdicción, la jefatura y el ayuntamiento tuvieron la misma sede, el puerto de Ensenada.

Ante esta situación pareclan inevitables los enfrentamientos entre la institución municipal, único foro para la expresión política de los grupos locales de poder, y la jefatura política, representante del poder central. En estas confrontaciones el ayuntamiento tenía una cie a ventaja sobre la jefatura política por ser un cuerpo con más antecedentes, tradición y conocimiento de la situación 1ocal. En las fricciones entle ambos órganos tuvieron especial importancia el cobro de impuestos y el manejo de los fondos públicos, pero también un problema tal vez mayor que los anterio¡es: el del principio de auto¡idad.

Conflicto entre ayuntamiento y jefe político

Los problemas entre el ayuntamiento y la jefatura política existieron desde la gestión de Torres, pero fue¡on menores y manejados hábilmente por éste. Pe¡o cuando el general deió el Distrito los conflictos tendieron a ser más graves. El

al-a mayor pafe de los datos biográficos de Tores han sido tomados de Frarcisco R- l\lmeda, Dicciondrio de historit, Eeoqralía j biografra sorarenses, Chihuarhua, s .e., 1952, p.792.

5 AlrÍada, op. cit.,p.'194.

caso específico que nos servirá para ejemplificar este problema contiene los tres ingredientes quehemos mencionado antedormente: cobro de impuestos, decisiones en el gastopúblico y cuestionamiento del principio de autoridad.

A finales de 1893. el recién llegado jefe político Rafael Ga¡cía Martínez recaudó fondos, mediante el cobro de un impuesto especial, con el único objetivo de conclui¡ la construcción del edificio que albergaba la crárcel, hospital y cuartel de la Compañía Fija en lacabeceradel Distrito. La obra, iniciada años atrás, estaba inconclusa.y no ofrecía las condiciones de seguridad necesarias, por lo que continuamente habla fugas de reos. A pesar de la recaudación emprendida por García Martínez, la construcción no pudo concluirse pues la súbita depreciación de la plata motivó que el dinero resultara insuficiente para adquirir los materiales, ya que éstos necesariamente tenían que importarse desde San Diego, California. A petición del ayuntamiento, el jefe polltico entregó el dinero al tesorero municipal en depósito, para evitar suspicacias por su manejo, En abril de 1894, el ayuntamiento acordó que ese dinero fuera ingresado formalmente a los fondos municipales y que se desünaría, preferentemente, a la const¡ucción citada cuando mejorara la situación financiera del ayuntamiento. El jefe polltico, presente en la sesión del ayuntamiento, estuvo de acuerdo con la disposición, pues quedó en la idea de que el dinero recaudado se destinaría exclusivamente a la construcción de la cárcel y no a otros gastos. Sin embargo, semanas después, el ayuntamiento reformó el acuerdo en la parte relativa a que el dinero se destinarla a un gastoespecífico y dispuso que se invirtieraen el pago de todo gasto o deuda del municipio. El cambio de postura se debió aque un gmpo de ediles presionó para que los fondos existentes se destinaran a cubrir los adeudos que el municipio tenía con casas comerciales. El argumento de estos ediles era que algunas de estas casas comerciales eran propiedad de extranjeros y el ayuntamiento tenía la obligación de mantener su honor y respetabilidad al pagar sus deudas y evitar, al mismo tiempo, la posibilidad de posteriores reclamaciones de carácter internacional.

Pero el jefe polltico, empeñado en que tales fondos debían destinarse a la conclusión de la cárcel, declaró suspendida la ejecución del segundo acue¡do. García MartÍnez se quejó ante el ayuntamiento, al que acusó de inconsistencia por modificar sus propias decisiones, y puso en evidencia los problemas que se ocasionarían si se sancionaba "lapráctica de deshacer en una sesión lo que se hiciera en la anterior sin las formalidade§ de ley". La formalidad a la que se refería era, en primer lugar, tomar en cuenta su opinión como jefe político y, en caso de persistirel desacuerdo, acudiral arbitraje del poder central, a havés de la Sec¡etaría de Gobernación.

El problema dejó muy pronto de tener como centro el dinero recaudado, ya que el ayuntamiento, con el acuerdo que inició [a contoversia, sólo había intentado sancionar un.hecho consumado, pues el dinero había sido gastado completamente antes de que el jefe político suspendiera la ejecución del acuerdo municipal.

La gravedad del asunto residía, en opinión del jefe político, en que el ayuntamiento ponía en entredicho su autoridad aldisponerde los fondos recaudados sin toma¡en cuenta su opinión ni esperar la resolución de la Secreta¡ía de Gobernación. GarcÍa Martínez se quejó ante esta secretarla en los siguientes términos:

Esta práctica, de ser sancionada, co¡viefe a losjefes políticos en subaltemos de los presidentes municipales, [y] les ata las manos pa¡a tomar la iriiciativa en lo ¡elativo a mejoras materiales.

El ayuntamiento, no conforme con la resistencia que opuso a las disposiciones de García Martínez, lanzó otro ataque contraéste, sin esperar laresolución de la Secretaría de Gobernación. El nuevo embate consistió en suprimir la plaza de comandante de polícia, con el arguÍrento de que

había que hacer todas las economías posibles, aun sabiendo que el comandante destituido había sido traÍdo por GarcÍa Manínez desde Ciudad Juárez. El reclamo deljefe político fue inmediato y basado no sólo en el daño a la seguridad pública, sino en que la atribución para nombrar y destituir a la policía era de su competencia.

Ante la tensa relación con el ayuntamiento, Carcía MafÍnez modificó la solicitud que había presentado para ser trasladado a la capital del pals, y la sustituyó por una licencia que, aunque se especificaba como tempo¡al, pues aducía "motivos de salud" (los certificados médicos que acompañaban la solicitud indicaban que el jefe político padecía un "estado nervioso especial conocido bajo el nombre de neurastenia"), podemos considerarla prácticamente como una renuncia.

La influencia de Tores en el noroeste conünuabayigente durante el desanollo de este conflicto, a pesar de que el general estuviera en Yucatán, al parecer porque Dlaz contaba con su i[termediación para mantener el control de la zona. Encontramos muestras de ello en el regreso de Torres a Sonora con el nombramiento de jefe de la I Zona Military en que se tomó en cuenta, nuevamente, su opioión para nombrar al siguiente jefe político.

Negociación y equilibrio

En la designación del sucesor de García Martínez paficiparon el presidente Díaz y el general Torres en singular armonía y, aunque no se consultó directamente al ayuntamiento, la postura de éste ante el anterior jefe político pesó en el momento de tomar la decisión. Díaz propuso que se nombrara a Agustín Sanginés, medida que le asegu¡aría la fidelidad del jefe polftico, yaque además de allegadoera su paisano,6 Como adelantamos líneas arriba, Díaz puso a consideración de Tores ese nombramiento, acción que pone de manifiesto la importancia que el presidente concedfa a la opinión de éste. Pero aún más reveladora que esta circunstancia resulta la respuesta de Torres a esa consulta: Díaz podía nombrar a Sanginés, pero éste o quien ocupara el cargo debla llegar con la idea de estar bajo sus órdenes. La posición de Tor¡es se explica en parte porque éste regresó de Yucatán, como hemos dicho, con el [ombramiento de jefe de la I Zona Mititar, cargo que le daba jurisdicción en los estados de Sonora, Sinaloa y el Territorio de la Baja Califoraia. Al parecer esta jurisdicción rebasaba, en la práctica, el aspecto meramente militar y Torres tuvo injerencia en los asuntos polfticos.

Sanginés no formó su ca¡¡e¡a militar en los campos de batalla de la Guerra de Reforma o contra la intervención, y más bien parece haber formado pafe de la generación de militares a quienes la paz porfiriana dejó sin oportunidad de obtener ascensos por méritos en campaña.7 Las posibilidades de ascender en el ejército eran reducidas y los principales campos para destacar eran la represión de

DlEconflicto enúe la jefatura política y el ayuntamiento tiene tres ingredientesr cobro de impuestos, decisiones en el gasto público y cuestionamiento del principio de autoridad

óAgustín Sanginés nació en Teotitlán del Camino, Oaxaca. aproximadamente en I 853, como puede verse en el registro de sus hij os nac idos en B aja Califomi4 Pablo L. Malínez, Guía faniliü ¿e la Baja Califomia, 1700"1900,México,Ediciones Baja Califomia, 1965, pp. 827 y 840. tavierGarciadiego, "Higinio Aguilar: Milicia, rebelión y corft pción como ñodus rivendi" , Historia m¿ricana, México, El Colegi o de México, volumen )(r-r, número 163, 1992. pp.437-488.

:. :rrentos opositores al régimen y lapacihcación de los .-----:.j indígenas. Esta segunda opción parece ser la que :.:--:¡Lr a Sanginés obtener el grado de coronel, ya que --::=:¡estado sus servicios en Chihuahua. Sin embargo, :r : nuelo encargo Sanginés suplió la falta de méritos : -:res con una mediana capacidad administrativa y una - :.:ie habilidad mediadora en las cuestiones políticas. -= fórmula establecida para el control político del I r.nro Norte de la Baja California parece haber dado ::. :ltados rápidamente. Torres dio instrucciones a Sanginés = ::i de que tomara posesión del puesto, para que cesaran ¡ jificultades en la región pues "distrafan la atención de i-,z y manifestó, al mismo tiempo, estar conforme con el r :rbramiento de Sanginés, pues esta medida le permitió : r rener que regresar a la Baja California, ya que efectiva::rente Sanginés se subo¡dinó a su mandato y ofreció seguir .::s instrucciones.

Éste es el momento oportuno para regresar al episodio del problema con el ayuntamiento, no sólo por haberlo Jejado inconcluso, sino porque nos permitirá mostrar los pnmeros efectos de la actitud conciliadora de Sanginés.

En debida ¡espuesta tengo la ho¡ra de madfestar a usted que desde que me hice cargo de la Jefatura Política han terminado por completo las dificultades que habla entre ella y el ayunt¿miento.

Debido a la lejanía con la capital del país, la respuesta de la SecretarÍa de Gobe¡nación á la controversia planteada por el ayuntamiento llegó cuando García Martínez ya no estaba en el Distrito Norte. La mencionada secretaría solicitó un informe y la opinión del jefe político en torno al problema, a lo que Sanginés contesto:

Es decir, e[ asunto se resolvió simplemente con la presencia del nuevo jefe político, versión que resulta sorprendente ya que éste dio posteriormente muestras de tener un carácter obstinado, autoritario e incluso violento. En 1902 enftentó un juicio por haber matado a un reo de la c¡írcel de Ensenada quien, bajo los efectos del alcohol, lo atacó con un palo. Sin embargo, el carpeta¿o que dio al asunto comprueba el maridaje que iniciaba e_ntre la jefatura políticay el ayuntamiento, asícomo la influenciade Torres en la toma de decisiones.

Otra confirmación de este pacto se dio pocos meses después, a finales de 1894, al lleg{ el momento de las elecciones municipales. Los representantes de las mesas electorales de las secciones más aleiadas de la cabecera política del Distrito no pudieron llegar a tiempo y el jefe político aprovechó la falta de quórum para no hace¡ el cómputo de los votos, con lo que anuló todo el proceso electoral. La maniobra del jefe político permitió a las mismas autoridades municipales que meses antes se habían confrontado con lajefatura política permanecer, ahora con el apoyo de ésta, por otro periodo anual en el cargo. Pero este movimiento refleja no solamenteel acercamiento entle et jefe político y el ayuntamiento, sino la influencia de To[es, pues Sanginés admitió que la maniobra le fue sugerida por éste.

OtIo facto¡ que influyó en el éxito de la administración de Sanginés fue la rápida adaptación y arraigo que éste logró en Baja California. Apenas había sido nomb¡ado pidió licencia, antes de tomar posesión del cargo, para trasladar a su familia desde Chihuahua. También vale la pena mencionar que dos de sus hijos nacieron en Ensenada y que pidió a Díaz apadrinar a uno de ellos.

La combinación de arraigo, amistad con Díaz y subordinación a Torres permitieron a Sanginés permanecer ocho años en la jefatura del Distrito Norte y, aunque Cosío Villegas no lo haya incluido en la lista de "porfiritos",s fue de 1os gobernantes de mayor duración si se consideran también los nueve años que pasó en lajefatura del Distrito Sur.

Comentarios finales

La delimitación de las entidades federativas no siempre coincidió con las esferas de influencia, como hemos iisto en el caso de Tones al ejercer en [a Baja California un control político que no tenla base legal, pero que resultó muy efectivo.

Las fuerzas políticas regionales de la Baja California, a lasque pormotivos de espacio nos hemos referido en forma general, no tuvieron poder para influir en ladesignación de susjefes políticos, por lo que se concentra¡on en el control

*Daniel Coslo Villegas, "El po¡firiato, la vida política interior". ¡{isr¿rid modeno de México, México, Editorial Hermes, 1993, volumen x, pp.425-493.

del ayuntamiento y, por ese medio, presionaron a los jefes políticos.

El control político de la región fue miís efectivo cuando los nombramientos de las autoridades respondieron a una mediación. En el breve periodo reseñado en este trabajo, encontramos tres modelos distintos de jefe político en el Dist to Nofe de la Baja California: .Torres era un jefe militar que empezaba a ejercer su dominio conjurisdicción amplia, aunque fuera de una manera mediada con el poder central,ey desempeñó el cargo con mayor preocupación por los asuntos generales de la zona que por los específicos de la Baja California. García Martínez trató de actuar en contaposición con los poderes locales representados por el ayuntamiento. Finalmente, el modelo más exitoso fue el de Sanginés, subordinado a Díaz y a Torres y conciliador con los gnrpos locales.

Es cierto que en muchas regiones del país el régimen de Díaz tuvo "un firme sustento en el trueque de hdelidad por privilegios económicos y autonomía",r0 pero el éxito de la gestión de Sanginés en la Baja California pone de manifiesto que, al menos en esta región, la estabilidad política se sustentaba más en la transmisión del mandato por instancias intermedias, a las que se les concedió la facultad de autorregular sus relaciones mediante la conciliación de intereses. Y Fuentes consultadas

A¡chivo G€neral de ls Nscióú (Gobernáción)

Decreto presidencial de Porfirio Díaz, México, 14 de diciembre de 1E87. Año 1887, sección 2da., caja 535, expedie¡te l.

Nombmmiento de Luis E. ToEEs comojefe polftico del Distrito Nofe de Ia Baja Califomia, México, 15 de diciembre de 1887(5)' caja 219' sección2dá., expediente 10.

Oficios de Luis E. ToÍes al secretario de Gobemaciór¡' Ensenada, agosto_ septi€mbre de I 891 caja 293, si¡ sección' expediente tlnico.

Oñcios de José Mala Ross aI secretario de Gobemación. Ensenada, diciem_ bre de 1891. Año 1891, sección 2da , caja 301, expediente 2.

Telegrama de Rafael García Martínez al secretario de Gobemación' Ense¡ada, 5 de septiembre de 1893. Año 1893, sin sección, caja 2, expediente 18.

Acta de la sesión extraoldinaoa del ayuntamier¡to de Ensenada, Ensenada, 1 I de abril de I 894i oficio de Rafael Garcfa Maflnez al presiderte municipal de Ensenada, 3 de mayo de 1894' e Informe de Rafael García Martlnez al secretario de Gobemación,junio de I 894. Docu_ mentos del año 1894, sección2d^-, caia322,exPediente 7.

Acta de sesión extraordi¡radadel ayuntamie¡to de E¡senada, Ensenada, I de jülio. Años 1894-1896, sección2da, caja 322, expediente 8.

Informe de Rafael Garcla Má¡tínez al secreta¡io de Gobemación, Ensenad4 5 de julio de 1894. Años 1894-1896, sección 2da-' c ia 322, expedieote 8.

Solicitud de Rafael Garcfa Maffnez al secreta¡io de Gobemación, En§enada, 20 de mayo de 1894. Año 1 894, sección 2da.' caj ^322'expedien- te3

Oficio de Agustln Sanginés al secretario de Gobemación, Ensenada, I 8 de diciernbre de 1894. Años 1894-1895, sección 2da ' caja 339, expediente9.

Telegrama de Luis E- ToÍes al secretario de Gobemación, Hermosill o, 2l de agosto de I 894. Año 1894, sección 2da caj a 321 ' expediente 20'

Universialadlbero¡merica[a,ColccciónPorfirioDíaz

CartadeLuisE. TorrcsaPorfirioDíaz,juniode 1891, legajoxvl,documento 6308.

Comunicación de Porfino Dfaz aLuis E. Tores, México' 3 de agosto de 1 893, legajoxvul, documento, 1 I I 05; re§puesta de Tore§, México, 3 de aSosto de l893,legajo )§u, documento 11149 y 1l168'

Cafa de Luis E. Tones a Porfirio Dfaz, Torfn, 30 de abril de 1 894' legajo xx. docl¡rnento 7536.

C¿rtá de Luis E. Torres a Porftrio Dlaz, Hemosillo' ll de julio de 1894, legajo xlx, docume¡to 9975.

Comunicación de Agustfn sanginés a Porfirio Dlaz' Ensenad4 l8 dejulio de 1 894, legajo xx, doc]cfrÉrf.o 127 69 y 12710.

Cartas de Agustín Sangilés a Porftrio Díaz, Ensenáda, 21 dediciembre de 1894 y 25 de agosto de 1896,legajoxlx, documento 19602 y 16269, respectivamente.

eFrancois-XavierCuera lo ha consideüdo denlro de la categoía que llama "caudillo dependiente", México del antíguo régimen a la r¿rolución' México, Fondo de Cultura Económica, 1988, tomo I, p.96. 'o F^lcón. op. cit., p. 427

Acción poética Lo esceno trospolada

Fotosrafías de Laura Athié

" ¿Es que jamás te cansas de extmer de las tumbas a nuestrcs p ad res, obl¡gánd oles a que hab Ien en este s¡glo mueño en el que pesa tanta nieve de tedio?"

G¡acomoLeopard¡

f a cita de Leopardi asombra por I---r su precisión y actualidad. V¡vimos una época caracterizada porel tedio y en vano buscamos evad¡r esa condición entreteniéndonos en una larga serie de rev¡vals.Másque extensiones del hombre, los medios de comunicación se han convertido en aparatos de determinac¡ón y representación; sus lenguajes son sistemas posibles gracias al conocim¡ento y la s ig n if icació n.

Pe¡lormance es la palabra que sintetiza el encuentro de los medios como lenguajes alternos al arte y la experiencia del hombre como proceso de vivencia y conceptual¡zac¡ón.

I nstalaciones ype io rmances son expresiones que de un tiempo a la fecha han invadido los museos y olros espacios culturales. Todo mundo ha visto alguno, ha escuchado, leído o no argumentos que lo expliquen, y ha partic¡pado de esa clase de festines novedosos.

Ya desde los años sesenta, debido a las revoluciones culturales, se

establecieron las bases para una intensa labor de experimentación artística. Aún antes, a finales del siglo xrx, Stephan Mallarmé exploró las posibilidades de valor del espacio en un texto. También hay indic¡os de que la impurezal de los géneros se remonta a varios siglos atrás. Como puede verse, no hay nada nuevo; en todo caso la vanguardia está en los planteamientos, en la tecnología y en los alcances conceptuales de cada obra. La experimentación en las artes se incrementó con la asimilación de las vanguardias históricas y la influenc¡a de los lenguajes de los medios de comunicac¡ón masiva. La experimentación y elreylyalque han determinado el arte posmoderno'? se desarrollaron a la par de la industria cultural y la comunicación de masas.

La experimentac¡ón como experiencia conduce a un aprendizaje práctico que devela nuevas pos¡bilidades de acción a través de los lenguajes. El resultado final de una

'Estudiante de la licenciatun en cíenc¡as de Ie comunicación.

labor exper¡mentalista es el peformance como técnica y código. En inglés la palabra significa representación, y en francés, habilidad, característica. No es gratuito que se relacione al performance con las artes escénicas; ése es su origen. No quiero pecar de gramsc¡ano, pero en todo caso el performance es escénico porque orjginalmente es un arte revolucionar¡o que traduce,representaycambia el sentido de los conceptos. También ha permitido latraspolación de los espacios sociales, y una marMás que a mest¡zaje o h¡bridez, mo refiero a la impurgza como la concurrencia de dos o más lenguajes, de manera que el producto resultante no r€sponda a Ias leyes y condic¡onamientosde uno o de otro.

'l\re refiéro al queestáregido porel espÍritude la época; es decir, no al arte posmodemo como el arte Frankestein, sino a unaactividad artística ma¡cada por¡a nostalgia,la búsqusdade nuevas posib¡lidades dentro de la modernidad y la experimentación,

Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal*

Dramaturgia bajacaliforniana hoy

lr n la entidad federativa más al nort6 ¡- de nuestra geografía polít¡ca, el l- ejercicio de la dramaturgia va cobrando cada vez mayor relieve. Trátese de Tijuana -tan sólo con más de c¡en años de existencia-, de Mexical¡, la capital del estado, de Tecate o el puerto de Ensenada, un buen número de autores que escriben para el teatro, realizan sus composiciones que tienen entrada en los escenar¡os para la confrontación, porque sus temas están inmersos en la historia de la zona; sea ésta la ¡nmediata y llena de violencia que t¡ñe con sangre la frontera más visitada del mundo, como el resultado estético, traducido en literatura, de la estup¡dez que habla la xenofobia e intolerancia; así como las anécdotas dramál¡cas que cuentan las aventuras de la lucha humana, la búsqueda y consol¡dación de cierta identidad particular producto del esfuerzo del hombre y su circunstanc¡a, del hombre y su afán cont¡nuo por apropiarse y hacer suyo el entorno.

En años recientes, los dramaturgos de esta reg¡ón han participado en talleres, cursos, conferenc¡as y seminar¡os impartidos por personalidades del ámbito internac¡onal, con quienes han tenido oportunidad de intercambiar experienc¡as, lo que ha repercutido en el atisbo de

*DHmatupo

nuevas expectat¡vas para los autores locales. Entre esas personalidades cabe destacar a Atahualpa del Cioppo, Norma Román Calvo, Hugo Argüelles, Alejandro Aura, Margie Bermejo y Juan José Gurrola.

Otro acontecimiento de notable influencia para el desarrollode losdramaturgos en Baja California, resulta el hecho de que la ciudad de Mexical¡ es sede del más prestigiado premio nacional para obras de teatro que se organ¡za en coordinación con el lnst¡tuto Nacional de Bellas Artes, desde la capitaldel país. La importancia de este reconoc¡miento está sostenida por los nombres de los autores que engruesan las f ¡las: Wiliberto Cantón (ganador de la pr¡mera emisión en 1978), Sabina Berman, Felipe Santander, Enrique Ballesté, etcétera.

La instauración, en 1989, de los premios estatales de l¡teratura en Baja California, que ¡ncluyen la disciplina teatral en dos de sus modal¡dades, teatro y teatro para n¡ños, son una c¡ta obligada para quienes pretenden alcanzar ese estímulo (premio en efectivo y publicación de la obra) en los diferentes certámenes organ¡zados cada dos años.

La dramaturgia bajacalif orniana nunca antes había v¡sto un panorama tan propicio para su desarrollo. Lamentablemente en muy pocas ocas¡ones los autores han contado con apoyo institucional para la puesta en escena de sus obras, por lo cual tienen que.buscarles salidas opcionales que carecen de un marco publ¡citar¡o adecuado y una proyección en otros escenarios de ¡a repúbl¡ca y el extranjero.

Angel Norzagaray es quien ha consegu¡do rebasar el marco regional, lanto por la calidad de su trabajo como por el apoyo continuo que su taller de

teatro ha recibido de la Un¡vers¡dad Autónoma de Baja California, organismo del que depende desde hace var¡os años. Este autor y director de teatro ha aportado interesantes piezas como Mexical¡ a secas o El álamo santo, donde la devoción logra ridículos

t¡ntes de fanat¡smo que expone dentro de un marco mex¡calense por excelencia. En E/ velorio de los mangos, un texto de menor alcance, incorpora la música popular y el humor ácido, negro, de un estereot¡pado grupo de personajes fronterizos. Entre su dramaturgia f igura también Una isla llamada California, escrita en colaboración con Jesús González Dáv¡la, que apuesta por la reiv¡ndicación de D¡ck Ferr¡s y la vigenc¡a del discurso politico de Ricardo Flores Magón, quien combat¡ó la d¡ctadura de Porf¡rio Diaz y fue uno de los precursores de la Revolución Mexicana. En ¡gual línea del autor dramát¡co y director de escena figura lgnacio Flores de la Lama, quien es egresado de la Universidad Nacional Autónoma de Méx¡co, pero tijuanense de nac¡miento. Es autor de la farsa vamp¡resca Nosferatu Gómez, El caso W¡ldroot, parodja al género pol¡ciaco de televisión y V¡v¡rán felices para siempre. que recrea la convivencia chusca de una joven pareia, obras en las que la sát¡ra y las relaciones humanas son temas recurrentesEdward Coward (radicado también en T¡juaria) escribió el guión musical de Sirenas del corazón y es coautor de Matar a la frívolay Volver a decir star, esta últ¡ma sobre el mito creado en torno a los ídolos cinematográf icos James Dean y Mari¡yn Monroe. Como director Flores de la Lama ha llevado a escena también textos de otros autores fronterizos, como Cuarto

La dramaturgia bai acaliforniana

nunca antes había visto un panorama tan propicio para su desarrollo

asalto, de Bosina Conde; La rebelión de Anselmo, de Juan Carlos Rea; y Sinfonía en una botella, coÍíedia escr¡ta por Hugo Salcedo, que tuvo también grato rec¡bimiento durante su temporada en el Teatro Santa Catarina de la ciudad de México. Ambientada al momento del cruce de la línea internacional Tijuana-San Ysidro, el dramaturgo Héctor Azar ha escrito que la obra

Es una espec¡e de canto gregoriano de la ¡dent¡dad perd¡da, igual que salmo pulverizado y entonado.por algún ángel de la ¡ndependencia que alzó elvuelo. El aria de la locura familiar que nace donde la palria concluye.

A pesar de que no han sido consideradas como piezas de teatro los textos narrativos de Rosina Conde (Prem¡o Nac¡onal de Literatura G¡lberto Owen, 1993), func¡onan como excelentes monólogos. Ejemplo de ello son, Anoz y cadenasy ¿Estudias o trabajas?

De Juan Carlos Rea son también algunas piezas para niños: Un iuglar de pentagrán y La guerra de los mangos, ambas premiadas con el reconoc¡miento estatal de teatro infantil en i sso y t ssz. Suyas son, además, Tijuana yonke y Los torturados en la sala.

Desde Ensenada, el bello mirador que se abre hacia el océano Pacífico, Fernando Rodríguez Rojero ha ofrecido importantes aportaciones, tanto por su preferencia por la h¡storia regional que lo ¡nvolucra d¡rectamente con autores de la zona, como por sus innovadores enfoques de textos mexicanos de otras lat¡tudes. Suyo es el estreno nacional de Arde el des¡erto con los vientos que v¡enen del sur (Prcmio Estatal 1990), de Hugo Salcedo, cuya anécdota hace referencia a la mítica f undac¡ón de Tijuana, a través de personajes que reviven la llamada "f iebre del oro", el mov¡miento revoluc¡onario en el norte de Méxicó, la política del sexenio carden¡sta (1934-1 940), hasta arribar a la etapa actual donde Proliferan discotecas y cantinas. Rodríguez

Roiero llevó también a escena, del mismo autor, Bárbara Gandiaga, en donde se hace patente la opresiÓn y el terror de los indígenas, que concluyen con el crimen de un f raile dominico en una de las tantas misiones fundadas a lo largo de la península.

La mancuerna de este director con Virginia Hernández los ha llevado a recrear importantes pero dif Íc¡les textos de los que ha resultado, Por ejemplo, Susana San Juan, visual adaptación del Pedro Páramo de Rullo.

El presente repaso a vuelo de pájaro estaría aún más incompleto sin anotar el nombre de Luis de Basave. qu¡en destaca por su constancia en la escr¡tura de textos para niños. Otros autores que con cierta as¡duidad participan de la escritura para teatro y de los que se espera que puedan hacer a corto plazo mayores aportaciones son: Javier Montaño, Ramón TamaYo, Vianka Santana y Pedro López Solis.

Bibliografía

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-

-rPr¡mero de mayo",e Trazadurc, rcvisla independ¡ente, núm. 2, mayo-agosto de 1990.

Yrú scatr Liena, 9

O2 ¿que o

T z é1. tan amante del discurso y W d" lu ,i.u- me dir¡a: "YoI Angelina. quiero un teabo quc no huela a naftalina...;'

Óscar Liera nació en Culiacán. Sinaloa, el 24 de diciembre de 1946, en una casa cerca de la vieja estación del ferrocarril, y del llanito aquel donde entonces se ins¡alaban los circos y campamentos de húngaros y gitanas que paraban en la ciudad. Barrio enmarañado de casas, de calles empedradas y atajos sin pavimentar; lugar de peregrinación a la tumba de Malve¡de, santo popular, cuyos fieles llegaban cargados de generosos üibutos y humildes ofrendas por el favor concedido, por el hijo logrado o el infiel amante malogrado.

Su imaginación de niño lo hacía regresar una y otra vez al lugar donde yaciera el cadáver, cubierto de piedras que dejaran, una a una, piadosos tanseúntes, desafiando las represalias con que la autoridad amenazaba a quien diera cristiana sepultura al generoso bandido, acribillado por mercenarias balas.

Su inquietud de adolescente en vacaciones de verano 1o llevaba a visitar ese lugar de adoración, de serenatas interminables. del mariachi y la tambora, la India bonita y el Niño perdido, cuyas nostálgicas notas rasgaban la noche y quebraban el silencio del bar¡io de la vieja estación del ferroca¡ril.

A ese lugar donde Malverde, extraoficialmente, deshace entuertos y opera milagros, regresó óscar Liera una y otra Yez en sus esporádicas estancias en Culiacán cuando ya adulto regresaba de Guadalajara, de México y, más tarde, de Europa, Nueva York o Sudamérica.

Su madre cuenta que cuando Ósca¡ nació, el doctor le dto: "Ay, Adelina, éste viene de patas, trae los huevoS por delante, es un cojonudo, te va a sacar las canas verdes". Jesús óscar Cabanillas Flores, Chuchi para

*Coordinadora.le difusión ruUural ¿c la Escuela de lnge iería de Lt UABC, Tecale

óscar, Rarnonini, Jaime Espinoza. Detalle de laprepa.

0scar Liera

EL

los amigos, fue bautizado por el padre Manuelito en el santuario de Nuestra Señora, siendo desde entonces y para siempre el niño Dios de sus papás. Su madre era maestra; su padre, ferrocarri lero y pequeño agricultor. Dos empleadas atendían un abarrotito anexo a Ia casa con un pequeño patio cobijado del calor por una multitud de plantás y flores, que tenía un cuarto cuya puefa daba a la calle, el que Adelina, su madre, rentaba a veces al dueño de los circos que paraban en Culiacán o a veces a las "artistas del espectáculo" como el Chuchi les decía y a quienes hablaba de tú.

Merolicos y payasos, cirqueros y hapecistas lo aceptaban como a un igual, gastándole bromas, enseñándole trucos, llevándole de la mano a conocer e[ mundo de las carpas donde creció maravillado, formando sueños y quimeras que primero daría a conocer a su madre y después a su hermana mayor, que era su adoración.

Veinte centaYos cobraba en ese entonces por función, dinero que sus primos, vecinos y compañeros de bariada gustosos pagaban por presenciar, sentados en el patio, sobre jabas vacías de tomate, cebolla y calabaz¿, los juegos y redes de teatro que él y Carmen María tejían.

Con las pocas monedas obtenidas compraba títeres y muñecos, y así colmaba su alma, tan llena de nostalgia, con aventuras fantásticas y

personajes de fábula que constituían su única realidad cuando el circo dejaba la plaza para irse de Culiacán a Los Mochis, de Navolato a Mazatlán.

Ansiaba acompañarlos, irse con ellos, recorrer el mundo, dejar Culiacán, salir, no sabe a dónde, escapar de ese ambiente que 10 ahogaba, lo apretaba, no dejaba crecer su alma... le ponía trancas a su imaginación.

Con los gitanos descubrió el amor por el cine. Los buscaba y les temía: su abuela los culpaba de todo en espeluznantes historias de estaladores, ladrones y robachicos, pero é1, a escondidas, por las tardes, se iba at¡ás de esos extraños de ropas estrafalaas y extrañas costumbres que tanto le llamaban la atención.

Las gitanas lo azo¡aban con sus gritos y gesticulaciones, lo embobaban con su parloteo incesante en una lengua desconocida, tan alejadas del mesurado esquema de femenina compostura que su madre y hermanas representaban, educadas en el temor de Dios, con el lib¡o de etiqueta o el catecismo en las manos.

Los lad¡idos de sus perros, el llanto de sus niños, los chillidos de sus marranos al llevarlos al matadero y [a voz chillona de la vieja gitana que anunciaba la película de cada noche lo hacían escaparse. todas las tardes al regreso de la escuela, para disfrutar de la función, a cielo abierto, donde a oscu¡as 1o sedujeron las estrellas de oro del firmamento mexicano: Jorge Negrete, Pedro Infante, María Félix, Andrés Soler, personajes que en él despertaron el cosquilleo de la actuación.

Pero fue su hermana Carmen María, la primogénita, quien lo marcó para siempre como gente de teatro. Carmen MarÍa, sólo cuatro años mayor que é1, escribía poesía, cuentos y obras de teato; amaba la vida que compartió tantas veces con el hermano meno¡, esa vida que se le escapó en infructuosas travesías por sanatorios y hospitales, buscando un alivio que no llegaría.

:. :f, muerte de su hermana, a los :l -::-<. 5u madre cerró su cuarto con .-:.: i sólo a escondidas entraba - ,:- en é1, para llorarla primero con -:: rnconsolable, después, para ..t¡.i sus poemas y primeros cuentos. Su madre jamás volvió a pronun-:¿¡ el nombre de Carmen María y :rohibió que en su casa se menciona:a. quizás le dolía demasiado; quizás no quería que palabras yanas turba¡an los marayillosos recuerdos que de ella se tenían.

Fue el dolor por la muerte de su hermana, sentido pero obligado por maternas feglamentaciones a ser silencioso, lo que dio vida al Óscar introvertido que conocimos muchos, obsesionado hasta la neurosis con los senti¡es del alma, que expresaba en disciplinadas palabras plasmadas en un papel lo que no podía gritar en sollozos ni desahogar nunca en llantos.

Fue la muerle de su hermana la que lo enúegó a nosotros, la que dio esencia a óscar Liera, el dramaturgo, el actor, el hombre de teatlo.

Yo conocí al Chuchi en la escuela de monias donde estudié la secundaria; los brillantes monaguillos del párroco de catedral integraban un grupo de teaho, La Comedia, que representaba chuscas sátiras y pastorelas, recorriendo en modestas giras los sendos audito¡ios de los colegios de señoritas de la ciudad.

ósca¡, Adrir4n Rivera, Ramón Mimiaga (Ramonini), Jaime Espinoza, Chema Uribe (el Humus), amigos entrañables todos, Héctor Monge, Bastidas, José Luis Cristema, conocidos otros al formar el grupo Apolo a pdncipios de los setenta, algunos de cuyos nombres aún deambulan por los teahos de Culiacán.

Mi generación compartfa su amor por el teatro, si no con la misma pasión, sí con el mismo entusiasmo. Por las mañanas en la prepa y por las tardes en casa de algtin compañero, nos destemillaban de risa sus imitaciones de las emperifolladas damas de misa de doce en catedral, y

sus chistes, de pésimo gusto porque eran a costa nuestra.

Noches interminables en que la conversación no paraba, caminando por las calles vacías, las únicas horas en que se puede pensar en ese infiemo que es Culiacán. Preguntas sobre Dios, sobre el hombre, donde hablábamos de poesía o de melancolía, de la libertad o del significado de la voluntad, el tema no importaba; intercambiar impresiones era lo que contaba. Soñaba en crear un mundo donde hubiera un lugar destinado sólo a é1.

óscar tenía quince años la noche en que mi madre le preguntó: -Y usted, Chuchi, ¿ya tiene noyia? a lo cual, muy formal, replicó: -Señora, mi madre y mi abuelita son las únicas mujeres de mi vida.

Vendrlan entonces los tiempos felices de la Corporación de Estudiantes Mexicanos. La casa se rcntó con muchos esfuerzos. gracias a las quermeses, vendijas y ocasionales chantajes a los dcachones de Culiacán, que a[ ver a los más andrajosos dél grupo, cuidadosamente escogidos por e[ cura para la ocasión, se desprendlan trabajosamente de

I,AS JURAMENTACIONES'

ósca¡, su herma¡a ysus sobainos

Óscar Lie¡a, óleode

Héctor López Gómez.

Liera (esquinainferior derecha) con sus compañems de preparatoria:

Adrián Rivera, Mar¡uel Avilés, Marga¡ita Lam, Manuel López Avilés, José María Uribe y ollos.

unos cuantos pesos para darles utr plato de f¡loles y un lugar dónde dormi¡ a esos "pobres muchachos harapientos" que llegaban de Navolato o E[ Dorado a estudiar a la capital.

Noches en que clandestinamente se ¡eunían ("han de irse de putas", decía mi hermano) para pegar propaganda partidista. "No sabíamos nada de polltica entonces, se nos decía que el candidato era bueno y allá íbamos, como borreguitos", me confiaría luego.

Después yendía su partida a Guadalajara, donde sus padres y amigos lo hacíamos estudiando derecho, cuando en realidad se escapaba, otra vez por las tardes, para asistir a la escuela de teatro.

gafas cuadradas que le daban seriedad e impunidad para soñar despierto en clases; le quedaba bien a su cuerpo esbelto que vi consumir por la enfermedad, esa maldita enfermedad que en su obitua¡io llamaron "la venganza de los faraones".-. pero eso no vend¡ía sino hasta mucho tiempo después.

Ese día, su único capital Io constituían esos quinientos pesos, con su nombre futuro', Óscar Liera, otro billete de a mil y una nota que decía: "Jesús Oscar, que Dios te bendiga y te cuide siempre", y firmado: "Tu mamá."

Después vendrían los conflictos internos por el manejo de los dineros de la corporación, dineros que administraba el jardinero, cudosamente hermano de la amante del cura, más fea que su alma, la pobrecita ("No peca por lo que hace, sino por el mal gusto que tiene", dirían los corpos).

Sobrevendría su crisis existencial, el dolor ante una iglesia farsante que pretende controlar almas para beneficio propio, revuelta cuanto más cruenta como antes fuera su devoción, traicionada por su confesor espiritual, gdtos nuevamente plasmados en la disciplinada protesta de un papel.

Su nombre, óscar, su apellido Liera, nunca supe dónde lo consiguió, pero ya lo llevaba en el bolsillo el día que dejó Culiacán para irse por tren a encontarse con su destino; lo llevaba escrito con tinta indeleble, en letras de molde en un billete de quinientos pesos que siempre guardó y que era el dinero que le habían pagado por una estufa que ganó con un poema del día de las madres.

Su nombre, Óscar Liera, le quedaba bieD a su cara atractiva con

Vendría la confesión de su orientación sexual, la postración de su padre en una silla de ruedas que su madre paseaba por la sala cada vez que óscar recibía "amiguitos" en su casa, la comida de los corpos con el señor obispo, donde a la amenaza de excomunión po¡ expresar opiniones que no permitían negación ni censura, le contestaron con una mentada.

Vend¡ía la dolorosa disolución del grupo, el exilio del párroco de caledral a una capilla sin imponancia en una de las barriadas más pobres de la periferia.

De Guadalajara viajó a México para ingresar como alumno de actuación en el [NBA, donde obtuvo su primer trabajo profesional bajo la dirección de Héctor Azar en l¿ dnnza

del urigallo múltiple, atyos méritos vitoreamos hasta el cansancio, su primo Guillermo, Lito Lara, Adián Rivera y yo.

En l97l concluyó sus estudios en el INBA, y regresó a Culiacán a formar el grupo Apolo; publicó su libro de poemas Variaciones para una ausencia dqda ("y ustedes, -nos increpaía-, ¿qué carajos est¡ín haciendo?") y dirigió Bodas de sangre, Cánticos de la muerte, El hombre contra el hombre y El camino de los locos, et¡,tre ottas. En Culiacán teníamos teatro: tradicional, malo, mediocre, congruente y apacible. Teniamos el único teatro que conocíamos. Su inaudita obra teatral sorprendió a todos al mosüa¡nos de pronto a un aúevido director que contra toda lógica acostumbrada iniciaba caminos locos, ocultos e insospechados.

Con el grupo Apolo nació una entusiasta generación de jóvenes seguidores que, fieles, le sobrevivieron, contemporáneos de su ¡ecién abandonada adolescencia que compartieron su premura por madurarlo todo. Óscar Liera los trasplantó de un teatro tanquilo, en el que apenas debutaban, a una aventura artística que habría de ser determ! nante en la vida de muchos, Eran los tiempos en que las giras internacionales eran a Guasave, Guamúchil y puntos intermedios. Sus primeros pasos, que seguimos con ternura y admiración, lo convirtieron del Chuchi de unos pocos en el Óscar Liera de tantos; le quitaron el miedo a la oscuridad, a las salas vacías donde llamaba a las cosas por su nombre, logrando que cada obra fuera un acto de creación nuevo y fascinante, con una facilidad lograda de su necesidad de ser profundamente disciplinado.

Supersticioso, nunca cruzaba por debajo de una escalera, ni sentaba Íece a su mesa, ni decía "víbora" (¡culebra! ¡culebra!), ni atinaba a pasar delante de un gato negro, gris, blanco o del color que fuera, ni tantas otras cosas que tolerábamos como

peculiaridades de "esa" su gente de teato, que lo hacían particularmente vulnerable y querido por sus hermanos de UFEC y CEM, ya para entonces organizaciones fantasmas, sólo presentes en el recuerdo de aquéllos que crecimos bajo su guía espiritual.

En 1974 viajó a estudiar actuación en la Universidad de Vincennes, y lengua y civilización francesa en La Sorbonne. Esta vez, acompañado por Víctor Hugo y Moliére, transitó por las tardes las calles luminosas de un París nuevo, recién rescatado de su negra costra de siglos, y entregado a ese ansioso visitante que, absofo en su gente y en sus edihcios, no puede dejar de admirar su cultura.

Por las noches recorrió incansablemente sus cafés, sus bohemios y bulliciosos ba¡rios, donde la actividad no termina sólo porque haya llegado la madrugada.

Con Rimbaud y Baudelaire, compañe¡os queridísimos de sus tardes de lectura, visitó, en el cementerio de Pére Lachaise. a Jim Morrison, cuya tumba parece un pergarnino, plagado de inscripciones de sus admiradores: ahí recitó de memoria sus versos y, envidioso, se regodeó en fantasmagórea compañÍa: Balzac, óscar Wilde, Chopin y Edith Piaf.

sóloeI,rhi,^obl¡áñ¿nb'y odwttldn ¿ñ ¿t Mos nt4' iñrotuú.s .t r" luh.o, eüqa¿ s" dtuñdt?cia pru¿ ú1úá .túq.iond."'

Escena de la versióD de Don Juañ Tenorio, realizada por Liera, en la que éste apa¡ece como espectador (de sombrero norteño y camisaa cuadros y de frente).

Becario del gobierno italiano, retrocedió en el tiempo a la edad media, y se sintió Io mismo cabalgando por las colinas que ocupan Sienna, ¡ecreando su medieval herencia en las fiestas del Palio, que labrando como un campesino los terraceados campos fuera de los muros de la ciudad, o regateando baratijas en los multicolores puestos de la venta semanal. Siendo director de teatro del Difocur en Sinaloa, ingresó en 1977 en la Facultad de Filosofía y Letras de la uN,ltr.t, que publicó en 1980, su colección de obras kt piña y la manmno. con la obta Cúcara mticara,

Cúcara mácara fue la primera obra que le valió la atención del público capitalino. Fa¡sa irónica donde se burla del credo inacional y de la manipulación de ese credo, donde pone en duda la integridad de un culto que, movido por el lucro y el interés jeriirquico, fabrica un mito que enciende veladoras y engatusa fieles.

Cuando en 1981 la obra se representaba en la ciudad de México con un grupo de teatro de Ia Universidad Ve¡acruzana, fanáticos guadalupanos respondieron con violencia, imrmpieron en el escenario para echarlo abajo a punta de

garrotazos que alcanzaron a los actores, a quienes mandaron al hospital con las costillas rotas. El consiguiente escándalo dio mayor popularidad a Cúcarl mácqra y consolidó la reputación de su autor.

Un año después fundó el Taller de Teato de la Universidad Autónoma de Sinaloa, el Tatuas, y se recibió como licenciado en letras hispánicas, con mención honorífica por su tesis "Técnicas narrativas en las memorias de fray Servando Teresa de Mier", que dio origen a su obra Las fábul.as perversqs.

En 1983 concluyó la maestría en la División de Estudios Superiores de la UNAM y recibió el premio nacional Juan Rui¿ de Alarcón de la Asociación de Críücos Mexicanos, a la mejor obra teatral por ¿d.t juramentaciones, de Sor Juana, codiciada presea que yolvería a recibir en 1987 por su obra Cqmino rojo a Subaida.

Sobrevino entonces mi propia crisis. El Óscar amigo al rescate, quien todo lo solucionaba fácil y filosóficamente con invitaciones a reuniones y tertulias, a regresar a Culiacán, a trabajar en la uAs y. ya exasperado por mi apatía -y no porque verdaderamen te creyera en mis habilidades teatrales sino como una muestra de su confianza, mayor siempre que la que yo tenía en mí ¡¡¡i5¡¡¿-, una inyitación a dirigirle una obra, ofrecimiento que, riendo a carcajadas, decliné graciosamente.

Fui no una sino muchas veces blanco de sus reproches por no compartir ni sus ideas. ni sus actividades en el movimiento estudiantil del 68, que directa o indirectamente nos victimizó a todos: -No puedes ser siempre tan sólo una obseryadora; la vida no se reduce a eso -me reprendía.

Yo siempre me consideré, aún ahora me considero, muy al margen de los hechos. experiencias y vivencias que forjaron su generación, nuestra gereración. Quizás entonces nuestras causas no fue¡an las mismas,

Las dulces j l, i l compañías
Mario Partida v Liera

El jinete de la divina providencia, su obra más lograda, le otorgó el reconocimiento internacional en fo¡os tan importantes como Manizales, Colombia, y la unión americana, donde representó a México en el VI Festival Latino de Nueva Yo¡k.

El jinete ptopor,e \n teatro que combina de mane¡a deslumbrante el tiempo y el espacio con sus preocupaciones permanentes: la validez de las instituciones oficiales y eclesiásticas, el alegato por un sistema más justo, la fuerza del mito, omnip¡esente en cada uno de nosotros, que nos alimenta y a la vez nos rgpresenta en un microcosmos regional que es a la vez el de Latinoamé¡ica toda.

Sus giras desde entonces fueron triunfales y muchas sus funciones como director, pero aún viajaba con el Tatuas como un actor más. Muchas fueron las veces en que Adrián Rivera y yo, sencillos y humildes espectadores dentro de las muestras de teatro del Corredo¡ Cultural del Noroeste, votamos con los pies y nos escapamos sin responsabilidad alguna de insoportables y mediocres representaciones para imos jovial y simplemente de window shopping aZatagoza o a Plaza Rlo.

Mientras. él permanecía impasible, cumpliendo impaciente pero resignadamente con sus responsabilidades como jurado, obligado por su propia prominencia a expresar disciplinadamente en un papel sus opiniones, que, Ilo obstante, no dejaban duda alguna de su posición crítica ante un teatro anquilosado y mediocre que aún hoy se resiste al cambio-

En 1987 la Universidad de Sinaloa publicó sus obras El jinete de la divina providencia y Las dulces compañías, en cuya dedicatoria me escribe:

Angeli¡a, éste es un libro maldito, una especie de engendro del mal; uno de esos sueños amargos que no quisié¡amos tener pero que nos llegan y a veces soñamos. Las cosas son asl, así es la vida, amarga y mala.

Recibió un premio nacional por El oro de la Revolució¿, obra de teatro histórico que relata la participación en la contienda y los amo¡es de Rafael Buelna (el "loro" de la Revolución).

En 1988 montó, en el Distrito Federal, l¿s dulces compañías, dirigida por Julio Castillo. La obra se estrenó simultáneamente en 1989 en Nueva York, dirigida por Alba Oms, y en París, en e[ teatro del número 59 del bulevar de Estrasburgo.

Ya minado por la enfermedad aceptada encargarse de la Comisión de Arte y Cultura del Consejo Estatal del Partido de Ia Revolución Democrática, propuesta que se le planteó en octubre de 1989. Al final, cuando la vida se le escapaba, todayía tendría ánimos para ensayar con sus alumnos, uno por uno,

paficipantesen las libulas deLiera.

Su enfermedad se atribuyó a un ho,lgo: H is top lqs mo c ap s ulatum, transportado por algunas aves y murciélagos que penetran en los recintos, cuevas y cavernas, naturales o excavadas por el hombre, y que ploduce una enfermedad que en su forma más inofensiva se asemeja a un resfriado, con fiebre, tos y malestar general, pero que en su forma más grave se disemina progresiyamente, en una forma muy parecida a la tuberculosis. por Ias cavernas de los pulmones, con una sintomatología crónica muy similar,

La vida abandonó a óscar Lie¡a cuando apenas iniciaba la etapa de su madurez creativa. Dejó la pluma

Paficipantes en la

entle un papel sediento de letras, y en el tintero, un sinfln de historias sin acabar. El 5 de enero de 1990, al caer una de esas tardes que tanto amaba, óscar Liera dejó de existir, en esa ciudad que tanto aprendió de él y que 43 años altes 10 viera nacer, cerca del llanito aquel donde acampaban los húngaros y las gitanas que paraban en la ciudad.

Su paso por el mundo de las letras nos deja sus trabajos, pioneros entre los que buscan rescatar momentos históricos mal contados de nuestra vida regional. Su preocupación por la vida política nos ¡eco¡dará los ideales democráticos que tanto reclamamos, su contribución a la formación de dirigentes de partido.

óscar Liera no hacía causa común con fueros ni partidos, ni de izquierda, ni de centro ni de derecha. Lo decisivo y claro fue siempre su ir¡efrenable convicción de repudiar todo conservadurismo, atropello Y arbitrariedad; esto es, su vocación libertaria y democrática.

Como ciudadano, 1o mismo se rebeló conta una arbitrariedad perpetrada en su contra por la policía de tránsito municipal, que conha el frauile electoral y la política económica ejercidos por el actual gobierno federal.

Como dramaturgo, su obra, de raíz hondamente popular, se esforzó por indagar en el pasado para mosúar que el caciquismo, la injusticia, la explotación y el abuso de poder siguen, en los albores del siglo xxI, presentes en nuesto país.

Su capacidad para recrear una atmósfe¡a donde se entretejen la muerte y el ejercicio de los poderes religioso y secular le otorgó el reconocimiento de 1a cítica nacional y extranjera. Con su tarea.constante y callada, lejos de actitudes cortesanas, demostró que en provincia se puede hacer buen teatro.

Su cortejo llegó lento, la tambora lo recibió con las quejumbrosas notas de la India bonitay El níño perdido en el teatro del Seguro Social, ese espacio que reinventó con su terca e incomprendida pasión por dar nueva dimensión a los oprimidos, sacar las palabras de los calabozos de la ignorancia para acabar con tabúes y hacerlas partícipes de su comunión con la historia, de su profundo apego a las t¡adiciones de su tierra natal, donde floreciera su idenüdad.

Un aplauso cer¡ado, solemne, ¡ecibió su féretro gris, en hombros de esa su gente de teatro, que vivió y bebió de su esPÍrilu creativo. Impresionante fue su presencia en el escenario, acompañado por Ia voz de Pavarotti con el aria de Madame ButterJly, q]ue él mismo escogiera como fondo musical para Zos caminos solos, Todo el mundo se puso de Pie en esa gran despedida que él mismo instrumentó, para oír los adioses de sus amigos. alumnos y compañeros. "Los caminos están sólos. ¡Ya pueden repartirse la patria, hijos de la chingada!" Y

BibliografÍa

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VALENZUELA Mizquez, Ar,tonio. CrotLoloSía. Alfa y Omega. Culiscán, Sinaloa. Febrcro de 1990.

versión de Lie¡a de El caballerc de Olm¿do, de Lope de vega.
Lieraen sus últimos dfas.
Guardia de. honorel dla de su muerte,

Et teatro en Ensenada

Entrevista con Fernando Rodríguez Rojero y Vicky Hernández

Norma Herrera*

Ensayo fotográfico de Bórbara Gandíaga Fotografías de Enrique Botello

r¡undo de Zacatecas, Fernando Rodríguez Bojero llegó para quedarse a Ia Cenicienta del Pacífico, en 1986, donde a los seis meses formó La Compañía de Teatro de Ensenada. La primera vez que pisó suelo bajacaliforn¡ano lo hizo como actor de la obra Magia Roja, en un festival que organizaban Los Desarraigados, rolando obras por todo el estado.

En 1986, junto con su esposa, V¡rginia Hernández, Ilegó a trabaiar en el Centro de Extensión Un¡versitaria, donde, d¡ce Fernando, supuestamente había un proyecto para los dos. Pero "era un proyecto fantasma". Ríe irón¡co recordando que dejó chamba y todo en el D.F. para venir aquí "Siempre me interesó trabajar en las universidades. Creí en el proyecto, pero al llegar resultó que no era c¡erto. Se disfrazó un poco montando una obra infanliL Viaje al país de la armonía. "Tuve problemas en Extensión, me separé y formé un grupo independiente, ahora La Companía de Teatro de Ensenada".

Un grupo tan sólido y profesional que en su aventura por la v¡da que es el teatro han abierto su propio espacio, el "Foro Espacio", un lugar que consiguieron y rentaron para que siga activo el grupo. Sobreviven trabajando en otras cosas. "S¡endo asalariados". Se ríe Fernando y agrega: "la ruzón de ser del Foro Espacio es tener un lugar donde pueda trabajar el grupo, pero también un foÍo alternativo donde puedan presentarse otros trabajos de arte escén¡co como danza, teatro, música. Desde su inauguración, en abril de este año, con un trabajo de La Compañía: Bárbara Gandiaga, el foro cuenta con una programación mensual y queremos ser una alternativa a nivel regional, estataly nac¡onal. Hay unaestrecha relac¡ón

ri§

Femando Rodríguez Rojero, directorde LaCompañía de Teatro deEnsenada.

con los loros del D.F., con revistas de teatro que se editan en Xalapa, Queráaro y la ciudad de México. Queremos ser como un enlace bibliográfico, donde puedan adquirirse el mayor número de revistas y libros teatrales."

Fernando estud¡ó arte dramático en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nac¡onal Autónoma de México. En 1 982 terminó sus estud¡os, de tal suerte que los sigu¡entes cuatro años anduvo pisando escenarios como actor en algunas puestas

.Coodinadora de d¡tusión cultural en la Facultad de Ciencias, uABc, Ensenada.

con Héctor Mendoza, formó un grupo de teatro en la Universidad del Valle de MéÍico, montó obras que participaron en algunos festivales internos del D.F., y desde entonces Fernando descubrió que lo suyo era la dirección, no la actuac¡ón, aunque ésta "me ayudó mucho para conocer las características psicológicas de los actores y de alguna manera poderlos Ilevar por el camino de la acluación."

Director de var¡as puestas en escena, entre las que destacan La boda, Los negros pájaros del adiós, Cumbia. Hasta las tres de la mañana, Bárbara Gandiagay Aluc¡nada, ésta últimacriticada por los desnudos femenino y masculino presentados en escena, Fernando reconoce que el trabajo de La Compañía cobra mayor fuerza al darse a conocer en el estado y todo México por un hecho bochornoso: la censura en contra de Aluc¡nada.

A casi diez años

A casi diez años de su estanc¡a en Ensenada, Fernando nota cambios en el teatro bajacal¡forniano.

Recuerda: "ÁngelNorzagaray y yo cas¡ llegamos en el mismo año. No manteníamos relación alguna, pero ambos trabajamos ya con nuestras respectivas propuestas escénicas; él en Mexicali, yo en Ensenada.

En genera¡, en Baja Cal¡fornia, hay varios grupos que se han dedicado de lleno al teatro. Entre los más comprometidos, están en Tijuana: Jorge Andrés Fernández, Nacho Flores de la Lama, Heber Axel, que por cierto va a montar una obra de Hugo Salcedo próx¡mamente. En Mexicali están Emeter¡o Méndez, Ángel Norzagaray y otros que no conozco pero sé que andan trabajando.

En Ensenada están el Taller de Teatro Universitario, que dirige Virginia Hernández, grupo que de 1988 a 1990 se hace fuerte y que recientémente acaba de estrenar una de sus obras, Prlslón Desierra, asícomo Daniel Herrera, que también cada año presenta sus trabaios, y yo con La Compañía de Teatro".

Desde esta perspectiva ¿qué le falta al teatro de Baja Cal¡forn¡a: público, actores, apoyos, directores, espacios?

De alguna manera hace falta todo eso y no solamente aquí. En el mismo D.F. hacen falta espac¡os, formación, todo. Los directores en el estado suplimos la parte que falta; por ejemplo, la escuela. Hay que

formar a qu¡enes llegan con nosotros. No son actores. Los apoyos son pocos; la universidad, por ejemplo, sólo apoya una puesta en escena al año y como ¡ndependientes la cosa empeora: hay que suplir todo, entrarle a proyectos, buscar becas, etcétera. Ahorita no tenemos beca, pero sí hemos contado con este tipo de apoyos. En 1992 a 1993 tuv¡mos como grupo una beca por parte del Programa Cultural de las Fronteras y el Fondo Nacionalpara la Cultura y las Artes (Fonca), que es un sistema de becas para proyectos culturalesMás larde, Bárbara Gand¡aga nace como un proyecto de invest¡gación escénica de la compañia y el Fonca da un apoyo a la dirección, no al grupo. Respecto a las inst¡tuc¡ones estatales ninguna aporta nada.

Varias detus puestas en escenason obras de Hugo Salcedo. ¿Hay alguna preferencia por este autor?

Ivirginia Hemández. Coordinadom del Taller Univenitario de Teatro deEnsenada.

Conocí a Hugo Salcedo en 1991 conAlucinadai é1, por cierto. a pesar del estruendo que generó, nunca vio la obra porque tuvo que ¡rse a España. Allá escribió, para La Compañía, Bárbara Gandiaga. Cuando regresó, yo había montado la obra Arde el des¡eio con losvientosque vienen delsur,sobre el nacimiento de T¡juana y protagon¡zada por el grupo de teatro de la uABc en Tecate. En junio de 1 994, La Compañía de Ensenada estrenó Bárbaray se presentó en la muestra estatal. Tamb¡én tuvo seis presentaciones en la Sala de Barricas, de donde salió seleccionada para ir a la muestra regional, en Tepic. Al poco tiempo (15 días después), con el grupo de Tecate, se presentó

Bárba.ra y Lorenza. Dice la segunda:

"...Elpadre Eulalio ayerme lo dijo. Vio mis pechos... dijo que ya estaban rosados como el rnejor vino de cosecha... reüsó aquíen mediodela blusa y me chapaleó con agüa f¡esca Para ver lo que pasaba-.."

Cumbia. Hasta las tres de la mañana, que también es de Hugo Salcedo. Todo fue muy junto. Se dijo que todas las obras queyo montaba eran hugolas.Percno es eso, simplemente nos interesa un texto y lo trabajamos.

¿Cómo concibes el teatro? ¿Elteatro debe contar la historia regional, debe reforzarla, debe imbuirse en la real¡dad social, debe ser solamente un entreteniñiento?

Yo creo que el teatro es un compromiso soc¡al. Quienes hacemos tealro tenemos el deber, el comprom¡so de llevarles la voz a la gente. Como lo puede hacerun buen abogado, unsociólogo, un antropólogo... hay que trabajar para su sociedad. Específicamente en el contexto regional creo que hay que tratartemas referentes a su historia. No es una regla, pero en la búsqueda s¡ hallamós un tema hay que tratarlo. Aunque, claro, Ios grupos pueden montar lo que quieran.

Algo que desde su nacim¡ento ha caracterizado a La Compañía de Teatro de Ensenada es que hemos trabajado el teatro mexicano. Queremos rescatar autores nacionales, historias regionales. Bárbara Gandiaga ha generado más que una obra de teatro. Mucha gente trabaja sobre ella, se están preparando una novela, cuentos, e ¡ncluso Ernesto Rosas está escribiendo una ópera con el mismo telfo de Hugo Salcedo. S¡ el teatro despierta todo esto ¡qué bueno! A eso debemos asp¡rar, no a los premios o reconocimientos. Si éstos llegan son ganancia.

La puesta en escena debe llegar a la comunidad, que a partirde un montaje se generen otrascosas, que no queden solamente en la representación. En ese sentido, lo regional que trasciende a lo universal es muy ¡mportante.

Aunque sea un teatro documental, experimental, éste debe divertir. No podemos ir al teatro a sufrir. Si está b¡en tratado eltema, el público saldrá satisfecho. Que se d¡vierta con la representación y aprenda algo son dostendenciasquedeben equil¡brarse. Porejemplo, Cumbia. Hasta las tres de la mañana tala un tema crudo de una cantina, pero en el drama -como en la vida real- se involucran otras s¡tuac¡ones psicológ¡cas del ser humano que nos atrapan; además hay música viva. Contrasta, llama la atención. Si a alguna gente le molesta el lema, por lo menos se div¡erte con la música.

En otros ámbitos de la creación he v¡sto un regional¡smo muy marcado, sobretodo entre Mexicali y T¡¡uana. ¿Los teatreros son menos teatreros?

(Fernando no puede disimular la carcajada). Sucede en todos los ámbitos y más en el teatro: la mezquindad, los celos profesionales, las peleas... Sucede y no dejará de ocurrir, pero al f¡nal lo que cuenta es el trabajo, las propuestas. Eso es Io que verdaderamente se ¡mpondrá, hablará por ti. Puedes vociferar que eres el mejor, pero hay que demostrarlo en el escenario, en lo que haces.

Hemos ten¡do problemas de ese t¡po, pero se han solventado. Es lo mismo en la literatura, la pintura, el teatro... El tiempo lo dice todo. El kabajo habla por ti.

S¡n embargo, hay gente que se sabe vender más que otros...

Eso sí. A veces no es tanto la calidad escénica sino la grilla. Eso es determinante. Desgrac¡adamente, en Baja California, tenemos poco público crít¡co que pueda evaluar, dar un juicio fundamentado de lo que ve. Aquí podríamos diferenciar el teatro netamente comercial y el artístico o experimental, e ¡ncluso, en este último, hay qu¡en vende o ¡mpone su trabajo muy bien. Y hay quien no sabe vender nada... como nosotros, -reflex¡oña Fernando mientras se enlacia la barba.

¿Cómo ves el teatro un¡versitario?

Mi trabajo en la UABC sólo es como profesor de un curso de iniciación al teatro en Ensenada. En Tecate se quiere formar el Taller de Teatro Univers¡tario, ya se tienen tres años trabajando, pero..- Creo que el teatro que se está hac¡endo en Ensenada es bueno, hay que verlo y promoverlo. Ese grupo se fundó desde hace mucho; primero, Io tuvo Franc¡sco Aranda, oceanólogo de la Facultad de Cienc¡as Marinas; luego, lgnacio Enciso que se fue al D.F. A part¡r de 1990

lo tomó Vicky. Yo los apoyo en iluminación, escenografía, pero no esloy involucrado directamente.

Habla Virginia Hernández

Actual coordinadora del taller de teatro universitario, tamb¡én egresada de Filosofía y Letras de la UNAM, Vicky cuenta su trayectoria en Ensenada: 'Entré a Extensión en 1990. Después de un curso de ¡n¡ciación, montamos un espectáculo pequeño: lmágenes de Macondo,que era una adaptación de varios cuentos de Gabriel García Márquez. Se presentó en los Jueves Literarios que existian con Josefina Pedrfn; después de un semestre, aproximadamente, se hizo taller y su primer espectáculo fue Ma ría o la sumisión de Tomás Esp¡noza. Con ese trabajo participamos en la Muestra Estatalde Teatro, en esaocasión sedieron funciones en Ensenada y Tecate. Siguen /saóel v,endo llover en Macondo (soy admiradora de Garcla Márquezconf iesa Vicky-) ; teatro iñf antil, Pin güica, de Sabina Bergman; El árbol, de Elena Garro; ¿as dulces compañías, que tuvo presentaciones en el teatro del estado y en el Foro Espac¡o, y lo más recier]fle, Pris¡ón desierta. Espe¡amos participar con ésta, en junio, en la muestra estatal de teatro y presentarla en dos o lres funciones más".

Vicky arrastra el "esperamos" porque, dice, "el laller tiene muchos problemas. Trabajamos duro, mucho tiempo. lnvertimos un semestre o más traba-

& Bórbara Gatdiaga. "I-o vi todo. No se demorEn más en emitirsu veredicto, soy fiel testigo de los hechos... Apar€ciójusto ante mí la encamadaimagen del mismo Lucifer..."

el teatro. pierila, para

EscaDas

jando un espectáculo y para presentarlo, s¡ acaso, tenemos dos o tres funciones. El problema más fuerte es que no tenemos teatro y al no tener casa, uno está suped¡tado a la programación delteatro del estado (el único). Cuando mucho nos dan un día antes de la func¡ón: hay que montar, dar un ensayo general con técnicos que no conocen la obra. Fernando regularmente nos auxil¡a con la luz, pero los técnicos no dejan que la maneje, entonces, sólo debe dar indicaciones; igual pasa con la música; los desplazám¡entos de Ios actores que cambian porque no se hatrabajado en ese espacio. Todo eso se revierte en el trabajo: algo que ya tenías concentrado, bien hecho... cualquiera se desubica y a veces el resultado no es el planeado".

Hay una esperanza f¡ncada en la conces¡ón de su teatro que la Asociación de Periodistas de Ensenada hizo a la universidad. Sin embargo, el inmueble "Se está remodelando. Con la devaluación, el presupuesto ya es insufic¡ente, los trabajos se han parado. El teatro sigue en espera... Otro problema grave es que el taller en sus cursos de iniciación no tiene un espacio donde llevar a cabo los ensayos. Ahora están en el Foro Espacio gracias al apoyo de La Compañia. Hay apoyo entre los grupos porque a nosotros lo que nos interesa es el teatro, el espectáculo. Es nuestra forma de comunicarnos con la sociedad.

"Trabajamos en el foro y la universidad nos apoya mandando una persona que l¡mpie, lrayendo papel,

Bárbara o simplemente Marcosl Aquella mujer fui yo o mi hija o mi hermana o todas juntas a la vez, pero siempre alguien que actuaba en el tiempo. Y sigo siendo yo quien prefiero la lucha a la injusticia, el grito al silencio, el relato a la ignorancia; y todo para repeti¡ mil veces que no hace mucho. en un silio como esle..."

Bátbara Gandíaga ss una excelelte puesta en escena de l-a Compáñfa de Teatro de Ense¡adaque dirige Femando Rodríguez

Rojerc. Bárbara Ganliaga es una obra que no sólo reconstruye un evento histórico de Ia Baja California, incluidos ambientes. uajes y lenguajes de la época. sino una historia que en su pasado encieffa la actualidad de todas nuestras etoias, de Chiapas, Ruanda. Bosnia. Sarajevo...

jabón..., pero estamos trabajando con las puras uñas. En s íntes¡s, lo que quiero decir es que no tenemos un Iugar para ensayos, estamos esperando Ia remodelac¡ón del teatro que esperamos sea nuestro espacio, pero hasta el momento no sabemos cuándo sucederá. Queremos tener un espectáculo y mantenerlo. Oue Ia comunidad tenga teatro constantemente. Que la gente se acostumbre, que el tealro sea parte de sus opciones y éste sea de calidad. Nosotros no hacemos teatro comercial. No nos importa jalar mucha genle con una obra hueca. No nos importa la cantidad de gente sino la calidad del espectáculo. A veces la gente nos dice que las obras que montamos están medio dif íciles, sí, pero yo creo en la propuesta escén¡ca, en el trabajo del djrector, en su su concepción respecto a un texto dramát¡co y sobre todo en el trabajo de los actores. Ellos tienen una l¡bertad absoluta en el escenario. Desde el ensayo, desarrollan sus propias habilidades, proyectan su personal¡dad en los personajes, en la propuesta. No hacemos un teatro que como receta de cocina siga los movimientos, paso a paso, en un l¡breto. EI taller trabaja a base de propuestas. Leemos mucho y de repente sale un texto que interesa a todos y decidimos monlarlo. Aveces yo soy quien propongo, pero siempre discutimos las obras."

Vicky, ¿hay realmente un teatro un¡vers¡tario o hay un teatro por cada munc¡pio bajacaliforniano?

(A rompejarro lanza una carcajada). Ésa es la pregunta de los 64 mil pesos. Creo que hasta el momento no existe un teatro universitario. Hay grupos de teatro en los diferentes campus universitarios. Habia cuatro: El taller de teatro de Ángel Norzagaray, el taller de Tecate (era taller y lo dirigía Fernando), el de Tijuana que ha sido un grupo muy conflictivo, y el de Ensenada. Hacedos años porfaltade presupuesto desaparecieron dos talleres. Sólo quedaron el de Mexical¡ y Ensenada, a pesar de que en Tecate se ha trabajado mucho y han viajado con sus obras a Ensenada, Tijuana. Desde que yo tengo eltaller he ¡do una sola vez a Mex¡cali a presentarme con Las dulces compañías. Hemos ¡do a T¡juana, Tecate, Xalapa, pero a Mex¡cali una sola vez.

¿Por qué sólo una vez?

No lo sé. Nosotros s¡empre mandamos propuestas, los munic¡pios lo hacen cada semestre y a su vez cada campus selecciona los espectáculos. El teatro de Ensenada no se ha requerido en Mexicali. Supongo

que los jefes de Extens¡ón Un¡versitar¡a son quienes dec¡den qué obras seleccionar.

Además a los talleres se les apoya con una sola producción al año. No obstante, parece que para Tijuana yTecate no había dinero. Los talleres desaparecieron y en cambio se abrieron cursos, pero así la un¡versidad ya no tiene el compromiso de apoyar una producción. Les da 500, 1 000 pesos...a eso llegan sus apoyos, sin embargo se hacen cosas, por los menos en Tecate.

Creo que eltrabajo no se reconoce yvalora de igual manera" Hay. una gran brecha entre lo que es el taller de teatro de Angel Norzagaray (Mexicali) y los demás. El sí recibe apoyo. Claro, él tiene muchas amistades, se mueve en otros n¡veles, tiene más tiempo trabajando, pero de igual manera es más apoyado. Pareciera que el teatro un¡versitario se reduce al taller de Mexicali porque es el ún¡co que funciona como tal; los demás, no.

¿Es pos¡ble un teatro un¡versitar¡o en el mediano o largo plazos? ¿Podrán conciliarse intereses, propuestas?

Yo creo que los grupos no eslamos peleados. Unos y otros nos movemos para ver nuestros trabajos. Más bien creo que la universidad tiene favoritismos hacia el taller de Mex¡cal¡. Yo no puedo enojarme con Ángel porque él pueda maneiar otros recursos: becas, apo-

" iSeñoras y señores ! iNobles y bien nacidas ge¡tes del honroso pueblo de Santo

Tornás... ! iVenimos con nuestra caja mágica... pala crcar mu[dos ñcticios e ifeales !

Luego de la ceremo¡¡ia ¡eligiosa vendrá la repfesentación..."

"...Se acercala tormenla. Mejor sefá aguardarnuestros viejoscuerposy esperar que la piedraruedé hasta que llegue al punto más preciso. Detenerla ya es imposible..."

yos. El se los ha ganado y le ha costado mucho trabajo llegar hasta donde está. Lo que sí me enfada es que la universidad tenga favor¡t¡smos en cuanto a los talleres. Si él consigue otros apoyos qué bueno, pero la universidad debería dar los mismos apoyos a todos los talleres.

La entrevista ha tenido lugar en el Foro Espacio, momentos antes de la presentación de Bárbara Gandiaga, en ésta su segunda temporada. Fernando ha probado las Iuces, Vicky está l¡sta con su atuendo para caÍaclerizat a La Vieja que se cuenta h¡storias, para que sus ofdos no se aburran, los actores van yvienen rec¡tando sus parlamentos, estirando brazos y piernas, saltando, dando los últimos retoques a su maquillaje, sacudiéndose cualquier vestigio de miedo.

Casi para conclu¡r la charla, Fernando retoma la palabra: "Quisiera aprovechar este espac¡o para pregunlar a quien corresponda qué pasó con la publicación de Báhara Gandiaga. Cuando se tuvo eltexlo de Hugo Salcedo, se lo dimos a la universidad para que lo publicara, y nada. Lo último que supimos es que faltaba el vered¡cto de una persona. Cuando Hugo escuchó esto, dijo 'Pues que le hablen a Emilio Carballido para que dé su op¡nión". F¡nalmente, la Univers¡dad Veracruzanay la Rutgers Univers¡ty Camden, que coeditan una publicación, ya les ganó la tirada. Bárbara Gandiaga está publ¡cada en el número 43 de Tramoya, un cuaderno de teatro trimestral que es dirigido por Em¡l¡o Carballido y Eladio Cortés. No obstante, creo que aún es importante que la universidad publique esta obra que narra un hecho h¡stórico de la Baja California. Es un texto ¡mportante por la historia y porque desde la ¡nvestigación del tema hasta la m¡sma obra han trabajado muchos universitarios".Y

Lcr s rnósccl rcls cl @:

o R o F o R a € o L

B
Datza de Chiapa de Corzo, Chiapas.

ara la mayoría de nosotros, las máscaras representan un poco de magia y misterio. Las antiguas soc¡edades antes y después de la colonia lé dieron (y al parecer le siguen dando) estos valores a los curiosos objetos que cubrían, las más de las veces, los rostros de hombres, mujeres y niños en una infinidad de ritualesyfestejos llenos de color.

Un reconocido zacatecano, Rafael Coronel, amante de las colecciones, reunió tal cantidad de máscaras a lo largo de sus viajes por el

Loscojos,danza llañ di ^ Jugar

Tenosique, Tabasco, del gupo

étnicomaya.

Viejo (negro), Danzo del viejo J del toro, estado de Michoacán, del gnrpo étnico tamsco,
Yiejo,Boile de Nacahucq del grupo étnico chontal.

territorio nacional/ que no tuvo más remedio que desalojarlas de su casa. Les buscó u n refugio para conseryarlas, el templo de San Agustín en la ciudad de Zacatecas, donde permanecen algunas de ellas. El resto de su colección (al parecer cinco mil) recorre la república con el afanoso interés de su dueño en dar aconocer la obra del ingenio del artesano mexicano.

Yubai, en este número, les presenta una pequeña pero representativa muestra de esta colección.

Pascola. Dafiza
Poloma, Sonora; del grupo émico mayo.
Danza del caballero áBuili,ll\teyocotla, veracruz, del grupo étnico náhuatl y otorDl.
Mu.eÁe, Dalaza de lajudca, Nayarit, sierra delMayo, del grupo étnico corá-
Baftolo, pastorcl4 Guadalajar4 Jalisco, y Michoacán.

El vuelo de Io pedestre y "l aterrizaje .de Ios sueños

Entrevista con Angel Norzagaray

Berta Celaya Burruel*

Fotografías de Odette Barajas

Lsel Nnrranarav nos habla [, aí ,, vida, áónáe nació y l, l. creció. Dejamos que en su espacio (el Teatro Universitario) reflexione sobre esto y su habajo como creador, elementos que convergen todo el tiempo en la escena. Para habla¡ de su origen piensa un poco e inicia:

''Nací en un ejido de Sinaloa que se llama La Trinidad. Ahí estudié la primaria y muy cerca de ahí la secundaria, en Guasave. Iba y venla en autobús todos los días desde las siete de la mañana; regresaba por la noche. Crecí en un pueblo que no tenía luz eléctrica, drenaje ni agua por tubería. Entré en contacto con la natúaleza, el campo, los ejidos, la mentalidad de la gente, el pasar del tiempo que cone de otra manera. Puede sona¡ idílico. pero eso lo viví en la infancia. La joda viene por otro lado, las carencias que eso representa. Valió la pena, porque cada cosa fue un asombro: ver aparecer el primer chorro de agua por tuberla, jalarle a un cordoncito y encender la luz, o que no vas a usal lámpara de petróleo, que timbra el leléfono y por ahí se puede escuchar a alguien que está del otro lado... Son experiencias inéditas, arman una gran diferencia respecto a la forma de vida de la

gente que está acostumbrada a vivir con la computadora, que da por hecho que eso ha estado ahí todo el tiempo.

Después estudié la prepa.ratoria en Mexicali y la universidad en Veracruz. Vine a ejercer la carrera aquí en Mexicali, donde empecé a diigir teaho. Había hecho teatro en otros lugares, como en la Casa de la Cultura o en otras opciones que duraron menos tiempo.

Me he sostenido con el Taller Universitario de Teatro, que inició su trabajo en 1984.

Mi experiencia fue¡a de la universidad (sin dejar de contar con su apoyo, desde luego) ha sido dirigir a la Compañía Nacional de Teatro, o como en el diplomado de teaho (INBA-Cecut) en Tüuana, en el que dirijo ta obra Tú también Macbeth. Éstas han sido cuestiones paralelas a lo que es mi base. el Taller Unive¡sitario de Teat¡o."

El teatro desde el punto de vista biográfrco

Al parecer, recorrer el trabajo de este director oriundo de Sinaloa representa, las más de las veces, su experiencia personal. Sobre esto abunda:

El amor a la palabra

"Muchas de las cosas que se relacionan con e1 habajo creativo son eminentemente biográficas; lo que me ha tocado vivir se manifiesta de alguna manera en El álamo santo, El veloio de los mqngos, etcétera, hislorias basadas en anécdolas que mi mamá cuenta acerca de La Trinidad, de sus muertos, la vida en los ejidos, la vida de los campesinos, los jornaleros al norte del país, como es el caso de El viaje de los contores, que habla de la gente que se va al otro lado, que muere en el camino y no vuelven a saber de ella. A muchísima gente de La Trinidad le sucedió; sabían que cruzando el canal americano morirían y había que ir por ellos hasta allá. Mi papá se iba y no sabíamos cuándo regresaría. Volvía al nacer otro hijo, que había encargado en el viaje anterior, Todo esto tiene que ver con una biografía personal." El creador y director de Mexicali a seccs, que además tiene seis libros publicados (algunos de estos, premia-

*Estudian¡e de la carrera de ciencías de lo educación, d¿ la Facul¡ad de Cíencias Humanas, uABc.

dos), nos acerca a su experiencia con la palabra, a la que le adjudica su interés por el teatro: "Mi papá era prácticamente analfabeto; decía que sólo fue una vez a Ia escuela y había sido para sacar a un burro que se le escapó. -Y continúa-. Tenía un gran oído, sabía poemas completos de memoria; a mí me gustaba mucho escucharlo. Tamhién contaha historias de lugares y pueblos donde hablaban en verso todo el tiempo.-."

Esa primer experiencia le acerca a la literatu¡a y a querer compartir la palabra. Dice: "De alguna manera la c¡eación se relaciola, en el sentido bíblico, con compartir la palabra. Ahí es donde interyiene el teatro, también todas las artes, incluyendo las artes plásticas. Toda la explicación de lo que es el mundo llega tambión a través del impacto visual. Entonces mi interés en el lealro tiene que ver en gran medida con el amor a la palabra."

Cambiando de aires: Los medios culturales

Cuando se trata de medios cultuales --{ice Ánge1 Norzagaray- ya no se puede hablar de Mexicali, Tijuana, Tecate o Ensenada por separado; cada vez se entrecruza más 1; actividad cultu¡al en el estado.

"Si tú ves a un grupo de fotógrafos -ahora los acabo de ve¡ en Tijuana-, se reúnen los de Ensenada con los de Mexicali, Tijuana y Tecate. Hay genle de Ensenada que da clases de teatro en Tecate. En este momento nosotros, siendo de Mexicali, tenemos una obra en el Cecut. También se relacionan actores de aquí con los de Tijuana. Creo que eso está generando gran movimiento; somos parte de una comunidad amplia y plural; no puede ser que estemos aislados. Parte de este crecimiento que se viene dando en el ter¡eno cultural se debe a que los artistas se están moviendo en proyectos que nos involucran a todos; estamos más cercanos unos a otros que en tiempos pasados."

Para Norzagaray, superar el sentido de competencia en el arte permite el crecimiento de la actividad cultural:

"El a¡te no se desarolla, no evoluciona como la ciencia: un cuadro de Velázquez no es mejor ni peor que uno de Picasso: es decir. si no hay evolución no hay competencia; el camino no es la competencia sino el compartir, el estar juntos en la búsqueda para consolidar las propuestas o buscar nuevas formas de decir las cosas. Podemos estar juntos sin pelear, pero tampoco se puede ir agarrados de la mano todo el tiempo.

Muchas de las cosas que se relaclonan con el trabajo creativo

Aleja¡dra Sobera¡es en las devoradoras de un ardiente helado

Podemos conformar grupos ideológicos y encontrar puntos de concordancia para trabajar juntos en todo el estado. Lo que siento es que se avanza mucho en esta di.rección: compartir las diferencias sabiendo que el trabajo es finalmente en común-"

Cuando se trata del público

Hablar de teatro sin pensar en el espectador no es hablar de teatro. El público, antes que todo lo arriba mencionado. es la fuenle de inspiración. Es quien va a perpetuar el espectáculo.

Para Angel Norzagaray el público es su punto débil. Considera que es ahí donde está el trabajo. Asegura que el creador debe.buscar constantemente la forma de integrarse más, de vincularse. El Taller de Teat¡o Universitario ha logrado hacerlo en muchas ocasiones, sin embargo, es un esfuerzo que se ve timitado; implica invefir mucha energía. Está de acue¡do en inyertir tiempo para hacer llegar los proyectos a quienes tienen que llegar, pero advierte que el esfue¡zo debe compartirse con las instituciones. Con sus propias palabras dice: "...además de dedicar energla a la creación, dedicar la misma cantidad de energía al trabajo de vinculación con la sociedad es muy cansado..." El punto débil del que habla radica en que hay un desconocimiento, por parte de la sociedad, sobrc las actividades de esta índole en su comunidad y que vale la pena su apoyo a haYés de la concurrencia a los espectáculos. Afirma la importancia de que "los espectadores reconozcan que vale la pena ver el trabajo de los creadores locales, que sepan que tienen en sus artistas un grupo de creadores en los que se pueden ver reflejados. La gente no sabe todavía que se va a ver reflejada en nuestro trabajo y por eso no asiste; acude a otras cosas. El taller ha

corrido con suerte y siempre h€mos tenido público porque tenemos un promotor que la sabe hacer... Es muy difícil, da tdsteza que los espectadores que se acercan a Yer una obra nuestra y salen maravillados, diciendo que cómo es posible que no venga más gente, hayan acudido al evento por cuestiones ajenas a lo conveniente, como sería el interés por yer nuesao rabaio, el trabaio de los demás; eso es triste; debería existir una dinámica donde estuviéramos más insertos en la sociedad, en lo que hace la comunidad y que ésta esperara nuestro trabajo... Se requiere todavía de muchísima más inteligencia por parte de nosotros, pues no hemos [egado, en términos masivos, al espectador. Hay obras que no están diseñadas para verse masiyamente, pero bueno, tener los teatros y galerías llenos, que la gente esté ahí p¡esente, hace muchÍsima falta, sobre todo en esta época".

Al parecer, cuando se fiata de llegar a la gente, todos cojean del mismo lado. Si se recogen las peticiones de los creadores en la localidad, incluso en el estado, el dolor de cabeza comienza cuando se tiene que inverti tiempo y sobre todo dinero en la impresión de carteles, volantes, anuncios radiofónicos y -no se diga- publicidad por televisión. El caso de nuestro enheyistado no ha sido la excepción: piensa que no han sabido promoverse, que hay un desprecio por la promoción: "la propia universidad, que es con la que trabajamos y la que mejor [o hace, ao ha podido encontrar los mecanismos o no quiere invertir dinero en difusión; la publicidad y la promoción son caras. a lo mejor tan caras como la propia creación, pero

vale la pena arriesgar e invertir para que la gente asista."

La ausencia de canales de difusión es una de las grandes limitantes con que se enfrenta e[ artista y, aunque ésa no es su función, éste también debeía enconÍar mecanismos de promoción, pues es el más interesado en que su trabajo se vea. El tiempo siempre está en conha. Si a esto se le agrega que dentro del trabajo creativo también hay que preocuparse por administrar los recursos, las complicaciones son interminables. El coautor de Una isla llamnda Califumia asevera que las estructuras con las que se produce dentro de las instituciones son muy arcaicas: "el artista tiene que preocuparse por administrar el dinero (resolver sueldos, por ejemplo), rendir cuentas de lo que entla en taquilla, cuidar que los diseños estén bien, hacer el trabajo de creación y además encontrar mecanismos para atraer a la gente. Hay de pronto una falta de respeto al lrabajo -aun cuando las instiluciones tengan buena intención- porque desconocen por completo lo que se hace. Ganarse ese respeto requiere de un esfuerzo terrible: primero se tienen que hacer las cosas para demostrar que se pueden hacer. Norzagaray opina que deben reunirse inteligentemente las instituciones y Ios artistas. sentarse juntos y experimentar; entender que en esta búsqueda se tiene que ir juntos para poder llevar a la gente al teatro. Nosotros lo hemos logrado, pero aun así nos falta demasiado. Ángel Norzagaray es terminante y no olvida la ironía que le ca¡acteiza. Insiste en que hay una ignorancia y falta de respeto por pafte de los propios creadores respecto a lo que es subise a actuar: "como el escenario es planito y nadie se va a matar porque se suba, ni se va a quedar

Vamos respetando la creacién

mudo por dech mal a Shakespeare y habrá hasta quien le aplauda, cualquier pendejo se sube y siente que no hay ningún problema, que puede hacerlo, y no requiere de dinero, no cobra." '

Esta situación demerita a quienes hacen profesionalmente teatro, porque: "si Chuchita Pérez se sube y dice: 'Shakespeare' y no cobró nada... Pero, cómo y con qué compromiso 1o está diciendo. No creo que alguien se aheYa, con bisturí en mano, a abrir un cerebro. No creo que un neurocirujano acepte que alguien le diga: 'me lo prestas, voy a tomar como hobby abrir el ce¡eb¡o de alguien para divertirme un rato; después lo cierro. A nadie se lo permiten.

"La gente cree que con el teatro sí se puede hacer eso ---<ontinúaporque sienten que no corTen peligro, pero lo están haciendo, deforman toda una carTgra, una percepción del mundo y una forma de ver la vida. Si alguien se tuviera que subir a la cuerda floja y de cabeza dice un verso de Shakespeare está cabrón; pero como está planito, nadie se va a matar y no hay peligro, se le falta el respeto a la profesión."

Se preocupa por los creadores de todo el estado, sobre todo cuando se trata de hacer teatro con las mínimas heramientas y no pasa nada, nadie se mueve. Admite que por parte de éstos "hay un desconocimiento sobre cómo hacer un diseño de iluminación profesional o dirigir actores y, sin embargo, se presenta una 'obra de teato' y lo que se ve no es teatro; es algo arcaico, ma1 hecho y con una falta de profesionalismo, situación diferente respecto a que ura puesta en escena quede mal con un grupo de profesionales. La búsqueda es profesional y la mayor parte del tearro que se hace en Baja California es un teafo hecho al aventón, al 'ahi se va'. Existe un desconocimiento por

parte de la gente sobre 1o que implica trabajar en escena. Tampoco enlienden que debe existir una disciplina." Como director, Norzagaray considera que el cuerpo del actor es un inslrumento que hay que afinar, educar los sentidos y la voz: "creen que es cueslión de subirse y leer los lextos. Como cualquier güey se sube al . teato y no importa, la institución dice que es un trabajo de güeyes. Éste es el tipo de conclusiones peligrosas a las que nosotros hemos acostumbrado a la sociedad -concluye."

La falta de difusión y el desconocimiento de la gente van unidos. "La gente se acerca al taller; cuando se entera que lo que va a hacerse aquí es teatro de verdad, se va.." Dice que para la "cultura chatara" sí existe una gran difusión. Es la que Ilega y la gente quiere ver gracias a que t¡ene una inyeccidn de di[usi<in impresionante. "El teatro va aparejado -prosigue-, hay que difundir otras maneras igualmente akactivas que no tienen que ser cultas en el sentido de aburridas; pueden ser cultas, bien hechas, ahactivas y divertidas al mismo tiempo.

Quizás la gente se acerque más y empiece a creer que la poesía no es aburrida o que el tealro universitario. como tal, va a ser divertido. Puede resultar tan divertido ver una obra universitaria como ver una obra comercial."

Taller de Teatro Universitario en Se ve de un gran añor.
Ángel Norzagaray (al centro) y el Taller de Teatro Univesitario (reparto de Tú tambi¿n Macbeth\.

El teatro universitario

Cambiando un poco e[ ángulo de esta entevista, dejando a un lado todo aquello relacionado con la difusión y el público, sin restarles importancia, desde luego, se le abordó sobre su identidad como universitario y la idea de separar su trabajo de dramaturgo dentro y fuera del ámbito universitario. Él responde:

"Sigo pensando exactamente 1o mismo; es decir, el t¡abajo nos tocó hacerlo aquí. Es innegable tambión que se ha avanzado mucho; Ia universidad apoya cada vez más, se han abierto canales para difundir nuestro lrabajo en los nivelcs nacional e internacional y vale la pena seguir intentándolo."

Ángel Norzagaray no Ye su carera en otxo lugar que no sea Mexicali. Piensa que quizás adelante seguirá algo. Siempre ha pensado que 1as únicas propuestas que aceptaría fuera de su ambiente serían un poco como la de El viaje de los cantores. Prefiere dirigir y regresar! pero no radicar en otra parte. "La universidad es mi casa y sí creo que voy a ser universitario toda mi vida."

Según su propio punto de vista, la reflexión, el cuestionamiento y la divergencia de opiniones tienen su espacio en el ámbito universitado, donde él se siente bien y su trabajo encuentra su lugar, pues "uno no está en la universidad por el sueldo, porque es realmen¡e ingrato; están las virtudes de ser universitario, y ahl sí, hay un rasgo de orgullo."

La mística picaresca

En su trabajo, este director aborda, como ya se mencionó llneas arriba, una temática que representa su entorno: la realidad fronteriza norteña, Sin embargo siente que "más que una temática específica es un tono o una percepción de la realidad, donde pueden convivir dentro de una

IIay una ignorancia y una falta de respeto a la creación por pafte de los mlsmos artistas

obra lo más sublime como la aparición del Esplritu Santo y lo más pragmático, como saber qué vas a comer ese día", Para ser claro, hace referencia a José Ramón Enríquez, quien dijo algo que tiene que ver con su búsqueda personal: 'Es una mezcla de mística y picaresca."

Para Ángel Norzagaray, lo ideal dento del teato es desde lo místico, como ya se mencionó, lograr encontrar la realidad, otro mundo, un acercamiento con la divinidad y cruzarlo con cuesliones absolutamente pragmáticas, como alguien que defiende sus tierras, su terruño, su fe, su comida del día o los gandallas del momento, conflictos completamente cotidianos al lado de aspiraciones metafÍsicas.

Sobre la puesta en escena que más satisfacciones le ha dejado, dice que han sido tleinta segundos en El álamo santo. porque en ese preciso momento se da todo eso a lo que se refiere, y 1o describe: "...Ia divinidad desciende sobre el teako. Dios baja y está con nosoüos en ese momento, cuando oímos a un cuate al que le dicen: 'Te cargó la chingada, te vas a morir aquí cabrón, no tienes a dónde ir'..."

Desde su punto de vista, el teatro puro se da cuando lo absolutamente cotidiano, casi sin necesidad de palabras, se concatena con una se¡ie de elementos que logran establecer la comunicación con Dios. Son momentos difíciles de lograr. Norzagaray admite haberlo logrado sólo esa vez. Al parecer, la búsqueda de la que tanto habla este director, está relacionada con el hecho de contar con un juego amplio de proyectos. Dice tabajar a pafir de diez o quince proyectos (sin exagerar). Entre éstos menciona, como ejemplo, una versión de Hamlet qtre le gustaría desarrollar en término§de dirección escénica; sin embargo ésta es sólo una muestra de lo mucho que pretende desarrolla¡ y que está seguro de que logrará presentar.

Un cómo para un quién Norzagaray coincide con el espectador que gusta de estas reprosentaciones, ya que resultan atrayentes por el tipo de resolución que se le da, como ya decíamos, parecido a la caricatura, al gracejo y la broma. La gente se acerca como un acto de catarsis.

Es inevitable retomar el tema del espectador. Al preguntarle sobre el proceso de enseñanza teahal se menciona la impo¡tancia que tiene el acercamiento con el público. Sobre esto asevera que el único compromiso es hacer bien el teatro. "En el cómo es donde radica el problema, A1 tener un concepto del mundo y quererlo compartir, lo importante radica en eso, y es precisamente lo que más se descuida y al mismo tiempo lo que ambienta al espectador: es decir. a la gente Ie han hecho creer que da igual si es rojo o verde el vestido. si se mueve de de¡echa a izquierda o del fondo al frente- La falta de consistencia en la concepción y la realización es lo que ahuyenta al público."

Su experiencia teat¡al recoge el acercamiento del que se habla y que en muchas ocasiones le ha tocado vivir,.Menciona el caso de Se ve¡de un gran amor (todas sus versiones), es una obra que la gente quiere ver. "porque en pdmera instancia se ven reflejados en ella y es ahí donde el teatro encuentra su dimensión. Es un teatro que habla de las noticias, del movimiento político caricaturizado.

El espíritu universitario

Se le pregunta a Ángel Norzagaray cómo ve a[ universitario de hoy. En su respuesta maniñesta desilusión: "Siento un espíritu universitario muy mediocre. endeble. sin aspiraciones, Veo como que existe una necesidad de aprobar la materia y no de aprender, de querer saber más para interpretar el mundo y eso me da mucha tristeza. Los Yeo tontos, mensos y a mi me gustarÍa ver a los universitarios activos, que se peleen con los maestros, que estén en desacuerdo. Pelearse a partir del estudio -no de peleone¡os-, de tener propuestas personales, querer aprender y no sólo aprobar la materia. Los veo muy preocupados por pasar el año, cuando deberían estar preocupados por enconhar formas de entender la realidad mexicana. afrontarla y de ser propositivos en soluciones al respecto. Veo estudian-

Detalle de .¡rnor. El Taller Univefiitario de Teatro en escena.

tes ogorsomqdos como dicen en los ranchos, 'con la cabeza gacha', pensando sólo en salir, terminar la carrera por terminarla, no como un proceso educativo, y no tengo esperanzas respecto a ellos. Me gustaría muchísimo estar equivocado."

Respecto a lo que sucederá en un futuro en [a extensión unive¡sitaria, el autor de En kt madre bohemios, asegura que ",..va estar muy bien, en términos de que estaba muy mal... Creo que se van a mejorar muchísi. mas cosas, que va a haber más oído para escuchar las propuestas de la gente. Eso me da mucho gusto. Da tristeza lo que dije hace rato. Los universitados ni se enteraron de que hubo cambio de ¡ector; no lo supieron; no les importó; no lo discutie¡on y no cuestionaron el procedimiento. Estoy muy contento con el cambio de rector porque el otro era un patán. El hecho de estar a favor del cambio y que crea que van a mejorar las cosas no me quita de la cabeza la forma en que se dio el cambio, a nadie 1e importó; los alumnos no se enteraron A eslas alturas, estoy seguro de que hay más de 507o de estudiantes que no saben quién es el rector y eso es patético." Y

La tercera edad en lafamilia

ñ or fin habían reunido lo suficiente para hacer el ll,-l uit1, tan anhelado. Tenían mucho iiempo sin I saber, más que por cartas o esporádicas llamadas telefónicas, de sus hiios, que residían en la capital.

Los cuatro hijos, con exitosas profesiones logradas con mucho esfuerzo y privación, ya poco interés tenían por el lugar que los habÍa visto nacer. Fue esa razón 1a que impulsó a don Margarito a vender la única vaca que les quedaba para, junto con su espbsa Refugio, emprender el yiaje en un intento por volver a encontrarse con sus muchachos.

Como pudieron, lograron encontrar el domicilio del mayor de sus hijos, el cual, después del efusivo recibimiento en medio del azoro y sorpresa Por 10 inesperado de la visita, se puso a pensar que estaba a gusto con la presencia de sus padres. Su esposa, a la cual no conocían, les atendió co¡dialmente, pero se notaba que se sentfa incómoda ante ellos.

¿Qué iba a hacer mientras estuvieran ahí? Tenían contemplado permanecer por un mes; eso fue lo que diieron. Con tantos compromisos, sus proyectos de trabajo, el club, los planes con su esposa, todo chocaba con la intempestiva presencia de los viejos

Mientras los oía dar santo y seña de todos los acontecimientos en el rancho, su mente se encontraba en otro lado. Seguía pensando en buscar una salida que no les ofendiera o provocara algún senúmiento de dolor. Los

quería, pero no veía cómo hacer compatibles los deseos de los ancianos con todo lo que tenía por delante.

Definitivamente, tenerlos tanfo tiempo en su casa no era posible. Po¡ fin se le ocurrió una idea. Llamaría a sus hermanos para que entre los cuatro pensaran en alguna solución.

Al día siguiente, mienfas su esposa los acompañó a dar gracias a la Virgen de Cuadalupe por haberles concedido la gracia de volver a estarjunto a sus hijos, él y sus hermanos se pusieron a comentar qué responsabilidad tendrían que asumir cada uno mientras sus padres permanecieran en México.

Después de llegar inclusive a fastidiarse entre sí, convinie¡on en que lo más aceptable era que cada uno se hiciera responsable de ellos por una semana

É1, como pudo y a duras penas, sobrellevó la situación, no sin algunas iricciones cor su esPosa' pero al fin ahora le tocaría al meno¡ delos hermanos hacerse cargo de los viejos' No le sería tan difícil, ya que por ser el menor, aunque yaera profesionista, en algunos aspectos y con su vida de soltero todavía se comportaba inmaduro

Cuando ltegó a recogerlos les dijo que les tenía una sorpresa: realizarían un corto viaje y no se aburriían' Apiovechando el fin de semana eocaminó el auto hacia la

*Licenciodo et psicoloSía educa,úa.

autopista a Acapulco. Los ancianos se entretenían con el paisaje. Iban muy contentos por estar cerca del más pequeño de sus hijos. Se veía tan bien. muy jovial. manejando su auto modemo; no se sentían defraudados; habla valido la pena todo lo que ellos tuvie¡on que trabajar y sacrificarse con tal de verlos triunfar.

Al llegar al puerto de Acapulco, se enfilaron al Bulevar Costero y después de vados minutos llegaron frente a un lujoso edilicio y les pidió que bajaran con su equipaje. Entraron en el elevador; todo era muy elegante; se detuvieron ftente a una puerta; él sacó unas llaves y después les cedió el paso para que se introdujeran en un deslumbrante p e nthou s e.

Los llevó a la terraza desde donde podrían disfiutar una vista preciosa del mar y de sus playas, ¡fabuloso! ¡de maravilla!exclamaba él- y después de un rato, les dijo:

-Bueno, ya están aquí. Este es mi regalo de agradecimiento por todo lo que les debo. Una semana completa de estancia en este sitio, incluyendo los alimentos. -Y agregó- Yo me tengo que regresar a México, pero el próximo fin de semana, sin falta, aquí estoy con ustedes, y antes de que ellos tuvieran tiempo para reaccionar, se marchó.

Los viejitos, durante los tres primeros días no hicieron otra cosa más que consumir sus alimentos, sentarse en la teraza y ponerse a mirar hasta donde se perdía el horizonte. Ni ganas tenían de hablar.

Atardecía y una lágrima se derramaba por la mejilla de la anciana. Él ta volteó a mirar y no pudo soportar ver su tristeza reflejada en el rostro. Como pudo, 1e preguntó:

-¿Estás pensando lo mismo que yo?

-Sl. ¿Qué?

-Que ya los perdimos.

-Meior ni hubiéramos salido; así por 1o menos ni cuenta nos habíamos dado.

Al día siguiente recogieron sus perlenencias y salieron a buscar en qué regresarse.

Al principio pensaron en viajar sólo a México para llegar con alguno de sus hijos, pero en el trayecto se pusieron a valorar las acútudes de cada uno desde que se volvieron a ver. No tenía caso, para qué ocultar lo que estaba claro: ellos no queían ser un estorbo, por eso mismo sólo se bajaron del autobús para dirigirse a la estación del ferrocarril. En el trayecto la anciana se puso enferma. Solamente transcurrió una semana en el rancho, y murió. Un mes después, é1 le fue a hacer compañía. Antes de expirar, éste fue su último pensamiento: "Qué bueno que no somos etemos; no sabría cómo vivir ante tal ingraútl¡d. O cuánto tiemPo tendría que pasar para comprender estas circunstancias de la vida humana".Y

Las taptas ****s***** a

Para Sergio, en esa carrera que no termina nunca. t

¡-1se día me arrepentí de todos mis pecados y juré. H no sé cuántas veces. no volverlo a hacer. Fallé.

L¿l Era una nochc frra, como la de ahora. Los aullidos del viento se oían en todas pa es, se colaban por las rendijas de las casas, por entre los chamizales que arrancaba a su paso y llevaba quién sabe a dónde. Y el polvo, ese polvo, que volvía el viento pesado y lacerante. Esos días y noches eran de silencio para todos; nadie hablaba, sobre todo para evitar que se les llenara la boca con la tierra arenosa que no lograban expulsar a pesar de dedicarse días enteros a la peculiar labor de escupir, y así duraban dlas y dlas masticándola. Era como una lija que adelgazaba los dientes hasta quebrarlos, Así eran los yientos entonces y no han cambiado, y así era el viento de esa noche que nos fuimos a reunir al único lugar del pueblo en donde realmente éramos libres; las viejas tapias de la casa de los Romero. Allí podíamos hablar sin ser escuchados más que por nosotros mismos, cómplices de nuestras andanzas y de nuestras hazañas. Esas tapias fueron nuestro confesionario; ahí desahogamos remordimientos y dudas; ahí contábamos nuestras más grandes y elaboradas mentiras.

Ir a ese lugar a cualquier hora era un atrevimiento, pero ir de noche resultaba todo un desafío, y por ello éramos respetados y temidos en el pueblo. O al menos sí lo éramos por las señoras que al pasar rumbo a la

iglesia, se persignában y apresuraban el paso, miraldo de reojo las tapias de la casa. Los niños que eran arrastrados por sus madres a los servicios dominicales ?ran también instruidos sobre la necesidad de manlenerse alejados de la finca en ruinas y sobre todo nunca entrar, bajo ninguna circunstancia. Era, pues, para nosoúos, un orgullo ser los únicos con la hombía necesaria para entrar y salir como auténticos dueños, absolutos soberanos del temido lugar, con el legítimo derecho que otorga el descubrimiento y conquista de una tierra de nadie. Éramos, pues, los posesionarios absolutos de "las tapias": un montón de paredes lúgubres de apariencia fantasmal en los límites del pueblo, a la orilla de la angosta carretera, que nadie transitaba y por donde, se decía, algunos habían logrado escapar. Esa noche, antes de dormirme, evoqué sin poder evitarlo la imagen de las tapias iluminadas por las llamaradas de los leños que ardían al centro de la pieza en la que todos ensayábamos a ser adultos. Con la cobija hasta la nadz y los ojos de toro loco que se me salían de las órbitas, juré por todos los santos que me eran conocidos y alguno que otro que mi mente inventó, sin duda -de esto podía culpar a la adrenalina-, que seía la última vez que andaría en [a calle tan tarde, sin permiso y con la cabeza llena de malos pensamientos.

*Escrilor,

Manuel Flores Ruiz*

Sí, con que me arrepintiera era suficiente, siempre y cuando, claro, fuera de todo corazón, eso decía el padre desde el púlpito, así que lo mejor era no pensar más y cerrar los ojos con mucha fuerza para atraer el sueño. No resultó.

-Era cosa del diablo -retumbaba en mi cabeza-. Es cosa del diablo ---{ontestaba un eco.

-Diosito, padre nuestro que estás en los cielos, santiñcado sea tu nombre, hágase señor tu voluntad aquí en la tier¡a como en él cielo... Ay, no, no, capaz que tu voluntad sea que se me aparezca el diablo otra yez. Mejor nomás que se haga tu voluntad en el cielo, aquí no, a menos que me prometas que nada me pasará... ¿qué dices? anda, mándame una seña[... No, mejor no, qué tal que crea que la señal es de Dios y vaya a ser del diablo.

Habíamos hecho una fogata con unas tablas que le arrancamos al ce¡co de don Cleto. El Canelo sacó una botella de licor de una marca desconocida que todos fingimos conocer; daba igual, de todas maneras nos la íbamos a beber. El Librado hizo la siempre opoñuna y bien recibida aportación de una cajetilla de cigarrillos Alas, sin abrir; el Güero, ése iba nomás a ver qué nos robaba, total que ladrón que roba ladrón... nunca llevaba nada y cuando traía algo, lo ocultaba. Su contraparte, el Negro o el Calvo, el único chavo del grupo por dos ' apodos conocido (ambos hacían referencia a su apariencia), era el más joven de todos. Él siempre fue incorruptible, a no ser por la debilidad que repiesentaba ceder a la tentación de juntarse con nosotros a pesar de la fama de la que, a mucha honra, nos habíamos rodeado.

Nos sentíamos hombres, lobos de mar reunidos en la * mitad de la noche, encubiertos por las roídas paredes de una casa que jamás tendría techo, ni ventanas ni pisos, ni habitantes a no ser por los espíritus maloras que, según se decía, penaban allí mismo.

Esta historia de las ánimas nació del macabro descub¡imiento del cuerpo de un hombre con el cráneo machacado a iadrillazos ahí, en el mismo lugar en el que nosotros apilábamos la leña para prenderle fuego. Al poco rato de que encontraron el cuerpo, se supo que el victimario lo había hecho con la finalidad de roba¡le la raya. El difunto estaba recién llegado; decían que había venido del sur, que en realidad iba para otra parte del no¡oeste pero que en el desierto de Sonora perdió el rumbo y no volvió a tener conciencia de sí mismo, hasta que apareció por acá, en el valle de Mexicali. Nunca hablaba del asunto porque no recoidaba nada. No podía dar razón más que de sus huesos y de sus dentros que aparecían en relieve apenas embarrados con la piel reseca y cenicienta.

Cuentan que se asustó mucho cuando se miró reflejado en la tapadera de una lata de sa¡dinas. No se reconoció, la barba escasa y tiesa, los cabellos quemados por tanto sol y las bolsas debajo de los ojos que eran lo

único que contenía grasa en el huesudo rostro. Clamó por varios días estar dentro del cuerpo de otro hombre; que su alma no pertenecía a esa prisión ógea; nadie le creyó y al poco liempo lo riraban a loco. Él dejó de hablar del asunto y nadie lo volvió a escuchar deci¡ nada, ni una sola palabra. Siempre andaba c4llado, hundido en sus pensamientos. Sus pies estaban cubiertos en la planta por una capa tan gruesa y tan seca que los volvía inmunes a las picaduras, cortaduras o quemaduras. Esta caracteística le valió el apodo del Faquir; podía caminar sobre clavos y vidrios sin experimentar la más mínima molestia, no se diga ya de la posibilidad de sangrar.

Una vez muerto, al practicarle la autopsia, los impetuosos estudiantes de medicina que prestaban sus prácticas en el anfiteatro común, le filetearon la agrietada coraza, cuajada de clavos oxidados, vidrios y aun trozos de hojas de liíminas filosas que habían encontrado alojamiento en sus pies. La piel muerta no podía infectarse y a pesar de esto los filetes ext¡aídos del Faquir no pudieron ser arrojados a los perros, pues los vidrios y clavos terminarían rasgando los intestinos de los animales.

El pdme¡o en encontar al Faquir en el camino fue el maestro albañil del pueblo, una mañana, mientras akavesaba los algodonales rumbo a la ob¡a de los Rome¡o. Con él consiguió algo de comer que no logró calmar su hambre y también consiguió la chamba de ayudante de albañil. Como no tenía dónde pasar la noche, el maestro de la obra le permitió que se quedara a dormi¡ en las tapias, como velador. Así aprovechaba para cuidar los materiales.

Una noche como ésta, de viento helado y ruidoso, que no dejaba de cimbrar los techos y ventanas, con todo ese polvo suelto que traía desde el desierto, esa noche también traía la mue¡te. El asesino, resguardado en el espeso polvo, [[egó hasta esa pieza de las tapias en donde encontró al Faquir, envuelto en cobijas, junto a la lumbrada que apenas sí levantaba llama. Ahí mismo, con un ladrillo le atizó el primer golpe en la cabeza. El Faquir ni siquiera salió del sueño, por eso es que no se explican la saña con que lo siguió golpeando. Los sesos quedaron esparcidos por todas partes, salpicando la fogata y provocando un olor a came chamuscada que no se quitó por mucho tiempo a pesar de los emplastes de cemento y luego de cal.

Al principio se pensó que el motivo era la venganza, pero luego se supo que era el robo, porque ese día el Polo les habfa pagado la raya y como el infeliz no tenía en qué gastarla y nomás la ahorraba para un día regresar a su pueblo con algo en las manos, el Rochín se encargó de darle uso a esos centayos.

Ahí estábamos, en cuclillas, aguantando el frío y exhalando bocanadas de vapor e intentando formar donas de humo con lo que chupábamos a los cigarrillos.

Era también la excusa perfecla para no tener que inhalar el humo que siempre terminaba mareándonos. El viento helado seguía arrastrando los chamizos que no lograban mantenerse asidos al suelo. Uno los podía ver por entre el terregal, que se levantaba en remolinos, rodar por las calles, rebotar y dar saltos como si tuvieran vida. Pelotas esqueléticas que el viento trae y luego se lleva, como ánimas que van de paso y que uno ve sólo los días de viento vivo como el de ahora; pero nosotos estábamos a salvo en nuestro santuario, o nuestra guadda, según los actos del día. Por encima de nosotros podíamos ver pasar el viento pardo de tan sucio. Era como estar anclado en el fondo de un río revuelto que en su p¡isa arrasta, aranca y remueve. Ese mismo viento helado nos cortaba la piel con el corte fino de una navaja de afeitar, apenas amainado cuando nos quemábamos la garganta y el estómago con los tragos que dábamos al licor, uno por uno, simulando un gran placer, cuando en el fondo lo que deseábamos era que el siguier¡te se la terminara de un golpe y así no nos volviera a toca¡.

-Pues sí -les dije yo, continuando con las narraciones-, mi tía Lupe ha visto volar a las brujas convertidas en bolas de fuego durante las noches miís negras del año.

Dice que la única manera de alejárselas es a mentadas de madre.

-Ah, no, ¿y qué tal que la bruja no oiga bien? ahÍ nos fregamos dijo el Calvo con su pelona cenicienta, que le brillaba a la luz de la lumbrada.

-No c¡eas nada de eso -insistí-. Yo estoy seguro de que las brujas no existen. Lo que mi tia ha de haber yisto son los chamizos que pasan volando de un lado a otro, porque mira, son redondos, ¿no? Luego nomás hace un poco de viento y salen botando de todas partes, ¿no es cierto? Así que si a uno de éstos le prendes un cerillo y dejas que el viento se lo lleve, en cuanto se eleva se enciende luego luego si está bien seco. ¿Qué no has quemado alguno?

-Sí, pero no cuando hace viento.

-¿Oye, qué mrás dijo tu tía? -preguntó el Güero con los ojos brillosos y la respiración entrecortada.

-Pues muchas cosas, pero no me acuerdo. ¡Ah, sí! Que cuando ve las bolas de lumbre que Ia vienen siguiendo, les echa de la madre, aunque luego al día siguiente, alguna que otra señora envuelta en rebozo le voltee la ca¡a al salir de la iglesia, pero pues dice que su intención no es ofenderlas, pero que también cómo saber si es una bruja amigable, que ya le chuparon a un hijo y pues no se puede arriesgar. "¡Ay, comadre, cómo me maltrató anoche!" Y mi tía, que no halla que decir; "Usted dispensará, comadre, pero no sabía quién era".

-¿Qué más, qué más? -decía el Güero, con cierta excitación.

-¿Será cierto -preguntó el Canelo- que no es bueno destripar a los sapos en los canales, porque después en la noche se te aparecen mientras duermes y te saltan a la cama para metérsete por la boca y comerte los dentros?

-No sé -le dije- pero pues, ni modo de dejarlos vivos. ¿Luego a qué le apunto con mi reso¡tera? con los conejos se batalla mucho; a esos prefiero agarrarlos corriendo.

-¡Será muy fácil! -masculló el Canelo con i¡onía.

-Por eso los preñero corriendo.

-Sí ya sé hombre, que desde que atravesaste nadando el canal Treviño te crees mucho -y escupió un chorro de brandy en 1as brasas moribundas, que se levantaron, por un momento, en llamaradas que iluminaron todo el recinto-. ¿Pero cómo no cuentas de la zu[a que te puso tu mamá cuando llegaste a tu casa, todo hinchado por la resolana? ¿Ah verdad?

-Es que las mamás así son. Todo les da miedo. Aunque, claro, eso es cuando uno está niño, porque ahora ya nada más me regaña. Es más, creo que la última vez que me sonó fue cuando le arranqué los rábanos de la orilla del cerco de la casa del Güero; pero, ¿sabes qué? todo eso sirve para que cuando uno sea grande no se le anden antojando las cosas ajenas. Dicen que así se quitan las tentaciones.

-Pues si a esas vamos -dijo el Güero en tono amargo y rabioso- yo voy a ser un pinche santo cuando crezca, porque ya ven como me pega mi papá,

-Es cierto *dijo el Negro, con sus dientes brillantes, que nos servlan para ubicarlo en la oscuridad-. El otro día vi cómo te crucificó en el porche de tu casa.

-¿Cuándo? -preguntó el Librado, el más callado de todos.

-La semana pasada, el viernes, lo colgó con las manos abiertas y medio encue¡ado. Con el cinto 10 jodió hasta que ya no podía gritar. "¡Para que esca¡mientes, cabrón!" -nomás gritaba-. "¡Te voy a chingar hasta que aprendas que lo ajeno no se toca!" Y hasta mi casa se oían los gdtos de éste -señalándolo con un movimiento de cabeza.

-Me dejó colgado todo el día, sin comer ni toma¡ agua, de pie. Me tuve que orinar en los pantalones porque ni siquiera para eso me descolgó. La gente pasaba y me veía; hasta llevaban a sus hijos para que vieran lo que me hace mi papá y a ver si así les agarran miedo a ellos también. Todos nos quedamos callados, mirando el color rojo que se escondía en el vientre de las brasas. El Güero se tapó la cara: creo que lloró.

-Pues sabe qué iremos a pensar cuando estemos grandes -dije yo para romper el silencio que se había inc¡ust¿do entre [osotros. ' -Yo me quiero ir a estudiar lejos -dijo el Librado-. Los grandes del ejido se han ido casi todos y yo también me quiero ir.

-Yo no sé -dije pensativo-. Algunas veces se me hace que ha de ser a todo dar i¡se uno, pero por otua parte, irme de aquí, no sé, no estoy seguro.

-¡Oh, anímate!-me dijo el Güero con los ojos hinchados.

-Es que aquí ya conozco todo alrededor: los canales donde se pesca mejor, los montes donde uno puede agarrar los conejos más grandes, de ésos que casi parecen perros de lo grandes, luego, todo lo que se me antoja lo puedo tener y ni quién me agarre.

-Oigan, ¿1si les pregunto algo no se burlan? ----€sta pregunta del Güero resultaba ofensiva, dado los momentos de honestidad que vivíamos en torno al puñado de brasas calcinadas-. En el establo de don Juan ¿nunca han usado a los animales para... pues.. ?

-Yo sí *-dije con seguridad-, me brinco el cerco y ordeño las vacas y ni quién eche de menos la leche. ¡Ah! y de pasada me llevo unos cuantos huevos... tibiecitos, recién puestos.

-No, no hablaba de eso; pero mejor ahl que quede.

Todos nos miramos de reojo y nos avalanzamos sobre él dándole pamba y riendo divertidos.

-¡Oigan, oiganl ¿qué no oyen? -chilló el Calvo.

-¿Qué? -pregunté. -Parece como que alguien entró. -Todos nos miramos sin acefar a movefnos. Tampoco

conseguíamos escuchar nada que no fuera el golpetear del viento.

-Vamos -d¡e -, pero todos juntos.

-OÍ que el ruido venÍa del cuarto de atrás.

-¿De la cocina? -preguntó alguien y allá nos dirigimos, despacio sobre los suelos desnudos de la casa. Sin da¡ un solo traspié cruzamos cada cuarto sin hacer el menor ruido. Nuestros pies mostraron un conocimiento absoluto del terreno que pisaban. Al llegar a la puerta que daba a lo que algun día sería la cocina, nuestras cabezas se fueron apilando una encima de la otra para descubrir al intruso que desafiaba nuestros dominios. Lo que enconhamos con gran extañeza füe un cerdo blanco, de tamaño mediano, que husmeaba y gruñía buscando, probablemente, algo de comer.

-Hay que agarrarlo -les dije en voz baja, para no asustarlo-. Hay que entrar de repente y tapamos las salidas para que no se escape.

-¡Hay que matarlo a patadas ! -sentenció el Güero, maravillado.

-No -repliqué enérgicc*. ¿Cómo crees que lo vamos a desperdiciar? ¿no ves que luego nadie quiere la -carne amoratada?

-No, si yo nomás decía para divertirnos.

-Lo yamos a tratar de vender entero, o en partes, pero lo principal es sacarle provecho. -Sen¡í cómo todos me miraron en actitud de respeto. Sin duda había demostrado tener una mejor visión de cómo beneficiarnos de la situación.

-¿Oigan, no les parece muy raro? ----cuestionó el Librado.

-¿Qué cosa? -inquirí.

-Pues que ande este puerco suelto a estas horas. ¿Sabe alguien de quién es?

-No, yo nunca lo había visto -contestó el Calvo

-Ni yo -dijo el Canelo-

-Pues, que yo sepa -afirmé-, nadie en el ejido tiene cerdos blancos.

-Además -continuó diciendo el Librado- se me hace muy extraño que en lugar de asustarse con nosotros, entre y se quede ahí, mirándonos, inmóvil, como si quisiera decirnos algo.

Todos volteamos a vernos y luego, de manera mecánica y uniforme, volteamos a ver al puerco, sobre sus cuaho patas, como de medio metro de altura y con los ojos ñjos, clavados en nosotros, como esperando el menor movjmiento para reaccionar.

Habíamos bloqueado las salidas, así que nuestra víctima no tendría por dónde escapar.

-¿No tendrá el diablo adentro? -dijo el Güero, con un brillo en los ojos que no olvidaré nunca.

El Librado se quedó petriñcado. Los demás empezamos a senür un frío distinto que en unos segundos nos invadió el cuerpo.

Apenas había terminado de hablar y el cerdo se le dejó ir con gran decisión. El Lib¡ado sintió escurrir algo caliente por dentro de sus pantalones antes de que acertara a dar un salto, El Güero fue el primero que empezó a correr, buscando la salida más inmediata. Le menlaba la madre al puerco. Más que querer ahuyentarlo parecía como si quisiera provocarlo. El Librado tropezó y fue a dar al suelo, lo cual fue muy oportuno, pues gracias a esto el puerco no [o pudo embestir. Todos perdimos el conrol y sin decimos nada coherente empezamos a dar de saltos dentro de las tapias. Entrábamos y salíamos de todas las piezas. En la oscuridad perdimos el sentido de orientación y dábamos vueltas en círculo sin encontrar la salida. Nos cruzábamos unos con otros en el pequeño corredor y en todas las puertas que comunicaban la casa. El aullar del viento era ya sólo un gemido; ahora se oía el golpear sordo de nuestros pies contra el suelo, la respiración agitada y el cada vez más fue¡te gruñir del puerco detrás de nosotros, persiguiéndonos en el negro laberinto en que se hablan convertido las tapias. Así seguimos dando saltos, embistiéndonos unos a otros en nuesúo afán por escapar, mientras que detrás oÍamos el gruñir ronco del puerco retumbando en nuestros oídos. A veces se escuchaba miás fuerte, como un chillido; otas, parecía como que bufaba. Cada uno de nosotros huía perseguido por su propio puerco. Una vez fuera de las tapias nuestras piernas pudieron extenderse libremente en la car¡era, dando zancadas, casi sin tocar el suelo y el alma que se nos salía del cuerpo.

-¡Es el diablo, el diablo!-gritó uno de ellos, mientras que los demás decÍamos cosas que ya no recuerdo.

-¡Librado! ¿y el Canelo? ¿dónde está el Canelo?

-¡No sé, yo creo que se fue por la carretera!

-¡Espérame! -gdtó el Ne$o. Los demás confundlamos nuestros gritos despavoridos, sin ningún control de nuestras Yoces.

En la huida nos pasábamos unos a otos, bañados en sudor, sin sentir dónde pisábamos. "La olimpiada del susto" le llamé después.

La ayentura terminó, por lo menos eso creí entonces, cuando vinimos a encontrarnos todos en la esquina de la casa del Canelo, una esquina baldía y sin árboles, donde la luz de la luna dibujaba nuesÍas siluetas en movimiento y la yugular apenas nos cabía en el cuello.

-¡Hay que rezar! --dijo uno de ellos.

-¡Era el diablo, el diablo ! -insistía el Güero con una expresión de gravedad que escondía muy bien el gozo.

-¡No nos hemos portado bien!

-¡Pero, si no hemos robado tanto esta semanal

Cargados de culpa y con la absoluta convicción del arrepentimiento nos volvimos a casa, cada uno en

dirección distinta, volteando hacia todas partes, hurgando en la distancia. viendo cómo todos nos íbamos convirtiendo en sombras.

Ésa fue una noche de reflexión, una noche de arrepentimientos, Tratar de abusar del cerdo fue un error' Fue como abusar de nuesta buena suerte. Cuán cierto resultó eso de que nuestros errores siempre nos habrán de alcanzar sin importar lo que hagamos porque sea de otla manera, tarde o temprano terminamos enfrentándolos.

Después de ese dla ocurrió algo entre nosotros y con esa experiencia de grupo nos empezamos a dispersar, a ocuparnos de nuestras vidas lejos del pequeño círculo que formábamos en el interior de aquellas tapias que jamás llegaron a sostener un techo, ni resistieron, erguidas, el peso del üempo. Nunca volvimos a entrar en ellas, por lo menos nunca supe que alguno de nosotros lo hiciera. El pasar de los días me revolvió el orden de los pensamientos y ya no estuve seguro si había huido del cerdo o de las tapias, que después del incidente cobraron un cierto sentido de vida y al referimos a ellas, lo hacfamos como a un ente.

El suceso de esa noctp pasó a formar pa¡te de mis recuerdos; sin embargo, ahora, después de tantos años, algunas veces me descubro huyendo, dando de saltos, y en la oscu¡idad de la noche con sobresalto me parece escuchar el ronco gruñt del puerco. Volteo por encima del bombro y me pregunto: ¿hasta cuándo?Y iT

A cada santo se le llega

Gustavo Ruelas*

Ilustación de José Guadalupe Durán

e la pared cuelga una fotografía. En ella aparecen sentados, de izquierda a derecha, María Elena, que hablaba hasta dormida y

era, en la casa, la vocera oficial de todos los acontecimientos; ella era pequeña y grande para inventar mitotes.

Después está Alejandra, que tanto gustaba de cantar el Aye María en Ia iglesia, donde también preparaba niños para la primera comunión, adornaba, con flores de papel que salían de sus manos, los altares y paredes, vestía y desvestía santos, lloraba en bodas y funerales, rezaba novenarios. La iglesia fue su refugio desde que, al hace¡ el ¡ecuento de su vida, se dio cuenta de que no había más que esperar de ella.

Antonio, el mayor de los hermanos, estaba a un lado. Con su mirada dura escrutando la cáma¡a, como tratando de penetrar en las enhañas de este aparalo que hoy lo acechaba. Era la primera vez que se tomaba una foto, porque había escuchado decir que una fotografía equivalía a perder el derecho a descansa¡ después de la muerte. A él se le debía todo: el orden, las órdenes, Ia disciplina, Ia. cordura, las desventuras a que conducían sus equívocos múltiples.

Al habla¡ lo hacía con una impresionante seriedad, convencían sus argumentos, imponía sus opiniones y, además, aportaba dinero para ejecutar

sus ideas, buenas o malas. Una de ellas fue el terreno en el panteón.

Un día, a la hora de la comida, saltó la noticia de que había comprado un terreno en el panteón para que nos enterraran a todos, Dicha de ese modo, la nueva ya mero mata del susto a mis he¡manas, que estaban empezando a comer un delicioso caldo de cabdlla. Antonio estaba tan entusiasmado con su idea del terreno que no se dio cuenta del soponcio que les provocó a sus hermanas. Sacó un mapita de la bolsa de su camisa, 10 extendió sobre la mesa haciendo a un lado su caldo, y explicó:

-Tú vas a quedar en este lugar, tú en este otro, tú y yo por acá, y -en el croquis estaban señalados con cruces los sitios, y los sitios con nombres Como ven -dijo-, aquí hay lugar para todos y si nos sale algún pariente más, ahi que se acomode donde pueda.

Ese día la comida se quedó atorada en el esófago de todos; el tema fue considerado de mal gusto para tratarse en la mesa: por primera vez creó un ambiente de resentimiento unánime. Sin embargo, aunque divididas las opiniones y todo, el golpe ya estaba dado y se tuvo que acepta-r porque era olra orden. no una sugerencia.

*Cenfro de Esrudios Musicales uABc, E senada. Ganador d¿l Concurso "IA m ette ¡i¿ne permiJo", orgdnizado por esta misma instirución el mes de .liciembte dc ]991.

El día que tomé la fotografía los acomodé en las sillas del comedor, que eran cuatro, y sugerí que se sentaran de tal manera que coincidiera con la distribución del croquis del panteón. Ellos no se dieron cuenta, pero óse era mi plan.

Yo no salgo en la fotografía, fui quien la tomó y supe desde ese momento lo que ahora confirmo: los tengo en mis manos para verlos y hablarles todo 10 que se me ocurra, para cambiarlos de lugar, para ponerlos de cabe¿a. cerca del fuego o bajo la lluvia. para multiplicarlos, para deformarlos con la luz o la oscu¡idad, para gritarles lo mucho que los odio o para llorar su ausencia y decirles, desesperadamente, que me lleven a su lado.

Los tres de la fotografía que cuelgan, por ahora, de la pa¡ed, están muertos. Pero con verlos en la fotografía me siento como si no estuvieran tan muertos.

Ellos me ven y los veo. Si me muevo a mi derecha me siguen con los ojos fijos; si me muevo a la izquierda, me siguen con su mirada y yo les voy platicando despacito, con mi vista puesta sobre ellos, todo lo que se mé ocuüe, Ios maldigo y compadezco, y ellos, calladitos, nomás me ven desde su cuadro de papel como queriendo contestar a mis maldiciones, los pobres, sobre todo Antonio, que siempre se lleva la peor parte de mis pensamienlos. Sobre todo por lo que te hice al último. Ésa fue mi ganancia y ésa, mi venganza. Pobre, qué bueno que lo mandé al diablo.

Nadie más aparece en la fotografía. Y los tres que aparecen ya estián muertos. A lo mejor yo estoy vivo po¡que no estoy en ella. Quión lo iba a deci¡.

Cuando yo nací mu¡ió mi madre y por poco me echan al ma¡. Desde que me acuerdo me culpan de eso y de haber provocado todas las catástofes familiares que terminaron el día en que mi padre subió borracho a una lancha que se enconhó afiacada y enfiló rumbo a la isla para nunca más volver. Dicen que los que se van po¡ ese rumbo se los tragan los tiburones.

Pienso que si eso dicen, eso será. pero una cosa es que se te vuelque la lancha por el oleaje y otra que a punto de bor¡acho trates de maniobrarla. Sé que no tuve nada que ver con esa desaparición. Además falta que se haya enconÍado una sirena por allá por Cedros y me quieran cargar el muertito.

Ojalá que sea cierto lo de que se lo tagaron los tiburones. Como a don Sósimo Peralta, quien después de la tormenta del mes pasado desapareció y ayer apenas encontraron su bota en la panza de un tiburón que sacaron los pescadores. Así sí. Al menos don Sósimo tuvo la suerte de dejarse aparecer en parte y dar su bota para que lo velen.

Pero mi papá me lo cargan como si tuviera yo la culpa. Además ni [o conocí, y si lo viera ni 1o ¡econocería. Por eso prefiero pensar que se encampanó en la isla de Cedros con una sirena.

Los cuatro hermanos nos quedamos solos a lo largo del tiempo. Nos acostumbtamos tanto a las órdenes de Antonio que terminamos por aceptar todo lo que él decla.

María Elena me contó, porque ésa era su misión aquí en la tierra, que é1, Antonio, sufrió un revés en pu vida cuando ya iniciaban los preparativos de la boda. Se cambió de ciudad la familia de la novia, y al poco tiempo ella se casó con otro. Esta cuestión caló muy duro en su vida, y no nomás dejó de pensar en el casorio, sino que inte¡vino todos los conductos que desembocaban en [a vida de sus hermanas impidiendo que se les acercaran los pretensos con artimañas y groserías, que terminaron por conve¡tir la casa en un santuario-

Después, el tiempo se encargaría de agotar el parque a sus encantos juyeniles, reblandeciendo lo mismo las cames que el calor de la sangre que la contiene.

Pronto ese par de muchachas, no perdieron más el tiempo en intentar relacionarse con hombres y decidieron vesti¡se de negro como voto obligado de castidad y luto, por su vida, por su futuro que vieron muerto, enterado bajo esas cuatro paredes, bajo esos faldones de lino negro, como una máscara que ocultaba un agrio carácter sólo atenuado por largos periodos de rezos y confesiones.

El pueblo dolde vivo es una villa de pescadores. La casa queda de la playa a tiro de piedra. Hay palmeras semb¡adas alrededor y un pino salado, traÍdo de no sé dónde, que se llena de cigarras en el otoño.

Al pino lo riegan las aguas llenas de desperdicios que atraviesan el pueblo y nuestro patio. Son aguas llenas de sangre de pescado y pedazos de entrañas. A veces veo pasar ojitos flotando rumbo al mar -de donde provienen-, tenazas de cangrejo y trozos de choro, Pero el iárbol tiene sus ramas largas, fuertes y con su sombra se llena el porche de la casa, donde me siento a ver pasar los barcos que van y vienen y nunca llegan: desaparecen solos en el horizonte.

El pueblo hiede. Todos tiramos en todas partes nuestros desperdicios. El viento luego se encarga de regresarlos en la brisa.

En mi casa salamos el pescado para venderlo y sobrevivir, Salamos poco y vendemos menos, pero da para vivir. El método para salar pescado se lo enseñó su padre a mi padre, él a Antonio y éste a mis hermanas y amí.

En el pueblo nos dicen los salados. Dicen que como no sabemos hacer otra cosa todo lo que hacemos se sala. Hasla nuestras vidas. A eso ya nos impusimos. porque no les falta razón.

Dicen, por ejemplo, que cuando alguien quiere echarle la sal a otro nomás es cosa de saludarnos de mano y tocar al enemigo. Por eso a yeces los niños del pueblo me corretean para tocarme y salar. Yo no les

hago caso, pero en las noches de luna salgo de mi casa y me meto en las suyas sin que me vean, les pongo sal dentro de sus zapatos y espero.

Casi siempre se arman escándalos en esas casas y luego los niños me ven de diferente manera, como con miedo.

A esta hora salen los cangrejos. Se asoman poco a poco, cuando el mar está más tranquilo, llegando en olas repetidas y suaves a las rocas. Los cangrejos tienen una cara fea; parecen piedras con patas. Se mueven de una manera extraña.

Soy cazador de cangrejos. Antonio me puso un día a recogerlos en un balde. Me dijo: -Anda, toma este balde y vete a la playa a recoger cangrejos para que comas.

Y yo obedecí. Desde ese día estoy agane y agane cangrejos en estas rocas donde me dijo él que me pusiera. Me estoy por horas scntado sin moverme y sin hacer ruido para que agarren confianza y agarrarlos. Aquí estoy todavía. Antes sabía hace¡ más cosas, pero de tanto hacer ésta, ya no sé hacer nada más.

También espío. Espío los barcos cuando pasan. Los barcos pasan cada dos o tres días. He oído que son barcos atuneros. Yo no sé. Nunca he visto un atún. Dicen que bon unos pescados grandes y sabrosos. Yo como puros cangrejos siempre. A veces con frijoles, a veces con sal y limón.

Mi hermana María Elena me cuenta historias de barcos. Me gustan sus historias. Son tles. Siempre me las cuenta de distintas maneras, por eso no me aburren. Ella cuenta que su abuelo murió al incendiarse el cuarto de máquinas del barco en el que trabajaba, allá muy lejos. Que una mañana se escuchó una explosión y el barco se hundió antes de que nadie se diera cuenta. Todos murieron; también el abuelo. A todos se los tragó el ma¡. También por eso ella guárda luto. Y por su papá también anda toda de negro, y porque no se pudo conseguir un novio anda de negro.

Como ya dije, a su papá se 1o comió el mar, aunque yo tengo mis dudas. Pero dicen los pescadores que se robó una lancha y a punto de borracho se fue remando. Mi hermana se pone triste de pensar en el mar. Por eso ella me vigila para que me esté quieto en las rocas y no se me vaya a ocur¡ir la locura de meterme al agua. Ni que estuviera loco. En las rocas no hay tanto peligro. Yo, un ojo al cangrejo y un ojo a los barcos que pasan. Los cangrejos suben a las rocas y yo los atrapo. A veces rne muerden los dedos con sus tenazas.

Antes me dolía mucho; ahora ya no porque tengo callos en los dedos; la sal y los mordiscos me los han endurecido. Cuando me muerden, agarro al cangrejo y le quito los ojos. Los cangrejos sin ojos caminan para adelante, se desorientan y caminan a1 revés.

A mi hermano Antonio no le gusta que yo les quite los ojos porque, dice, suf¡en los animalitos. Como si a

mí no me doliera donde me pellizcan. Luego agarra una olla con agua hirviendo y los mete. Cuando caen al agua caliente los cangrejos chillan.

Mis hermanas también chillan. Por las noches se hincan frente a la imagen de santa Cecilia y se ponen a platicar. Le piden a la virgen que cuide a sus muertitos, que ahí se los encargan.

A yeces también las oigo hablar con ellos: les dicen de cosas. Les hablan por sus nombres y los regañan, Entonces mis hermanas termina¡ como los cangrejos cuando Antonio los echa al balde de agua hirviendo y chillan despacito.

Por pláticas conozco países y pueftos lejanos, pero yo no conozco más que la playa donde estoy.

Dicen que mi papá llegó un dÍa por accidente, que bajó del barco con su aire de mucho mundo, sin hablar el idioma y pensando en irse. En el barco en que llegó haían madera para construir un castillo o un no sé qué sn otra parte.

Nunca llegaron a su destino ni é1, ni la madera ni nadie. Fue como si se los hubiera tragado el mar, cosa que de todas formas le sucedió. aunque yo tcngo mis dudas.

Según él nomás iba a descargar y ya. Pero el tiempo se fue alargando y nada. En eso estaba cuando conoció a mi mamá, que en ese entonces tenía 16 años y lavaba ropa en las casas. Fue como una combinación de cosas raras y saladas. Ella también estaba aquí por una equivocación del rumbo de su barco.

Él era inglés y ella, china. La gente decía de cosas; entre ellas, que únicamente cinco veces se pusieron de acue¡do: cuando se casaron y nosotlos cuako.

Al mo¡ir mi mad¡e, mi papá se dio a la borrachera y a fumar opio con su suegro; haciendo esas dos cosas soñaba con irse lejos.

Cuando veo un barco cierro los ojos y sueño que voy en é1. Veo desde la cubierta lo que se vería a lo lejos y encuentro una playa con un muchacho viendo pasar los barcos desde las rocas. Entonces agarro un cangrejo y hago que me pellizque con sus tenazas para sentir que estoy en la arena.

Ahora sí me cayó gordo mi hermano Antonio, El enter¡ó a mis dos hermanas y si no me pongo abusado me Ya a enterar a mí también.

Dice que entre más pasa el tiempo más me parezco a mi padre. Ni se ha de acordar de él y dice eso. Que tengo la misma cara de baboso y que hablo igual. Ni hablo. La misma cara, la misma expresión de ido que tenía mi papá cuando se quedó viudo y empezó a beber de más y a irse donde yo me voy a ver pasar los barcos, o la vida, horas y horas, con su botella en la mano y hablando al viento.

Ahora que ya ente[amos a mis dos hermanas voy a decirle lo que pienso. Mejor no. Mejor voy a esperar a que se muera y entonces sí hago lo que me dé la gana.

Nomás de pensarlo. No más cangrejos. No más machacas, No más mete¡ las manos al balde con sal y al agua hirviendo.

Esperaré pacientemente. Antonio tendrá como sesenta años o más; lo que tengo que hacer es ayudarle.

La casa encierra un olor desagradable a trapos quemados: a carne y trapos quemados.

Apenas termino de deshacerme de ti y ya pido tu consejo.

¿En mi lugar qué harías? Te desobedecí, para que se te quite. No te enterré donde querías, para que dejes morir en paz a tus hermanas a las que tanto daño hiciste. Quizás me lo agradezcan algún dla.

Al morir esta mañana, en lugar de avisarle a alguien lo que hice fue envolverte en tus cobijas, rociarte con alcohol y Prenderte.

La carne despide un olor muy fuerte, pero tú olías

doblemente mal. Me dio güsto cómo te ibas haciendo pequeño y cómo tus huesos crujían en las llamas. Te tuve que rociar más alcohol a la mitad pues no sé si estabas muy duro o tu terquedad se rehusaba a cederme este privilegio.

No te guardo rencor ni me lo guardes.

Para que se te quite, en lugar de enterrarte en donde hablas dicho, agarré tus cenizas, como agarro los cangejos, y las arrojé en Yarias bolsitas al mar, Para que viajes aunque sea así, ya de muerto, y no descanses mienÍas haya olas.

Eso te lo digo a ti, mi querido Antonio, el navegante, frente a mis dos hermanas, a las que veo, de arriba abajo, en la sombra o con luz, a tu lado, siempre vivas en esta fotografía que cuelgo y descuelgo, a la que rezo y pido encarecidamente saber, por primera vez en mi ixistencia, si estoy vivo recordando todo esto.V

RAUL NAVEJAS

Ilustraciones de José Guadalupe Durán

El día crece

fJn segmento de vida, cuidadosamente afeitado de molestias aparece ahí donde menos lo esperan

Puede ser el inicio de una brecha que nunca se contempló en el plan de un camino y esabrecha, con el tiempo, puede resultar mejor que el camino

Una calle puede ser el comienzo de cualquier cosa o el encuentro con la página suelta que se arrancó de un libro

Una cerveza fría me alimenta de preguntas

Una llamada por teléfono puede ser el águila o sol de mi apuesta

Ahora sí. La casualidad y su baraja están de mi pafe

Lo que desea el hombre es ignorar que existe un reloj y un principio y un fin en el mundo material

Por eso me gusta estar en la noche y contemplar su negación:

Su peluquería cerrada, su gente ya sin prisa, el desorden ordenado, su vocación de penumbra...

Paul Verlaine en su casa

Estoy en mi casa

pero mi casa no es materia o lugar sino corazón o amor centro de un remanso, equilibrio

Nada hubo antes

La vida verdadera se fue por el desagüe y de la historia de aquel hecho da testimonio un patio donde ya no esperas hi

Quiero pensar. al menos. si eso me sirve que los frutos que asolearon su epidermis no se mueren sino quedan

El licor es la prueba porque subsiste ahí, Prometeo en potencia, en su redoma de cristal a pesar de que se acuerda que alguna vez fue néctar

Vetustas damajuanas, ánforas venerables mansiones de ron o moradas de ajenjo son el vestuario de un aroma sin confidente y sin lectura

Son eso y más

SERGIO ROMIVIEL ALFONSO GUZMÁN

Nuevos giros alrededor de Claudia

2l

Se leva¡ta mi voz entre las últimas ropas de 1a luna caída una vela a lo lejos hace da¡zar las olas a su paso

es abril y no hay mar y no hay vela no hay luna

Sólo la terquedad de pronunciarte y una pasión vigente

Páramo seco es mi corazón es lluvia tu mirada

una barca pequeña es mi sed tu ternura océano

Soy pájaro tu viento

23 suaves se enredan de improviso mis besos en tus manos ascienden lentamente agitando la orilla de tu piel derramada ¿es ayer o mañana?

24

¿Qué será de estas cuantas imágenes cuando estemos muertos?

¿Qué ojos derramariín luz en nuestra habitación vacial

¿A dónde irán en desbandada los besos?

25

Amanece la luna se descuelga perezosa desde hr bóveda de sombras dulce e inmóvil duermes abejas zumban en el hemisferio herido de tu cuerpo.

26

¿Cómo pensar un cuerpo que no sea tu cuerpo?

¿Cómo tocar una herrnosura. que no te pertenezca?

¿Dónde encontrar un paraíso fuera de hrs piemas?

Eres noche que me posee mar que me asedia luna que me retrata

2E

Como luna extraviada mis besos se descuelgan en el mar de tu cuerpo marineros borrachos aremeten tras de ti al divisar por vez primera el fuego que se engendra entre tus piemas

noche de agosto que deviene en madrugada de destellos noche de agosto que prolonga la avidez de la memoria noche de muslos condescendientes de lenguas tibias consumiéndose en la tristeza infinita de los ojos.

29 he dicho repetidamente --que si te vasno habé de morirme lentamente será instantiáneo

30 amada mla conspiremos contra la soledad acechemos con mirada de tigre la temura inventemos el amor la ficción de que existe

31 de pronto descubrimos un mundo hecho a nuestra semejanza en donde la temura --esa humedad del corazónes plena

32 de madrugada zumban mis dedos algarabía de pájaros errados sobre la primavera de tu piel

33 es lunes, despierto con la almohada y el pelo húmedos de silencio extraño de mí mismo y de tu cuerpo con el corazón demorado y hambriento infinitamente solo irremediablemente muert o.

IVONNE ARBALLO

I

Canto del águila

Volcá¡

Gélida cumbre

Madre tierra

Tonatzin

En la mansión florida

Han crecido mis alas plumas garas

He bebido cicuta desamor traición

De la ceiba fui colgado.

II

Habitantes de costas y montañas: el alba del sol nuevo ilumina el horizonte

Sé abre paso desde el sur

Tocando la montaña con la palma de la mano

Hablándole como si fuera mujer

Acariciándola tiemamente con su rosácea luz

Habitantes de valles y desiertos el sol nuestro de cada día será un nuevo sol

Se inicia el dla cósmico

Ahuyentando la sombra con su arribo

Por el país de los quetzales viene entrando

III

Atrás quedan las cenizas De la hoguera que alumbró el Anáhuac a la muerte del quinto sol

Tzocoyoltzin de mis amores --{ijo la luna rodeándolo de temuras infinitas cuando liberada su energía se alzó de la tierra Tzocoyoltzin mi xilotito tiemo -dijo la tierra cobijándolo con sus brazos matemales al recibir en su seno sus despojos

Montaña lacandona

Selva negra ceiba sagrada

El águila surca nuevamente nuestro cielo

Carlos Quinto el usurpador murió

La historia se escribe a sí misma

Con fusil arma blanca jade o pluma de quetzal

Álcese el pendón al viento

Suenen por las costas caracolas

De norte a sur repiquen bronces

Vuelve el águila

A devorar la sierpe sobre.el islote

Iv

¡Ah!

Vuelvo a ti

Querida tierra

Olor a barro mojado

País de ríos selvas y volcanes

Aguas de turquesa y mariposas tornasoles

Desiertos costas y valles

¡Vuelvo a ti pueblo del sol acero de la entraña cósmica hombres y mujeres de obsidiana!

Vuelvo del país del negro y el rojo

Tillan Tlapalan

v

¡Tiemblan en tu sepulcro usurpador

Águila que desciende sobre su presa y la aniquila

Vuelve para posarse sin mácula sobre la cactácea!

Nuestro último gran Tlatoani regresa

LUISA FERNÁNDEZ PELLÓN

Sólo un sueño

Es de noche, El inviemo deposita blancos besos Sobre el oscuro horizonte de mi cuerpo.

Flagrante,

Asciende tu silueta por el aire Hasta encamar en la penumbra.

Vuelan ias aves del deseo, Se deslizan como torrente Explorando los inauditos misterios De tu vientre.

Despiena de besos me desperezo. El alba implacable Me fuerza a despertar.

Allá en aqueljardín onírico La luna sigue su soñar.

Telefonema

Volvió la voz Y como mariposa se posó sobre la oreja Cálida y real como una caricia Mas intangible, sutil, efímera E irremediablemente inaccesible.

GABRIEL TRUJILLO

Cruce

Toda llnea es imaginaria

Hasta que la ves alzarse

En el horizonte cotidiano de hrs días

Hasta que alguien te pregunta

Cuando intentas cruzarla'.

¿Qué traes de México?

¿Cuánto dinero llevas en el bolsillo?

Y entonces un perro husmea tu cuerpo

Para probar que no has mentido

Que tienes derecho a visitar

(Por unos días al menos)

Esta salvaje

Desconfiada

Versión del paraíso

Equilibrios

A la luz de la mañana soY un hombre

Con mal sabor de boca

Por un verso impecable que se Pudre

En la punta de mi lengua

Por un verbo que resiste

Mis esfuerzos meiores

Para escupirlo al mundo

Y sin embargo

No hay luz

Que por bien no venga

Ni sol

Que no me haga

Compañía

ternativas

Sección a cargo de Sergio Rommel Alfonso Guzrrrán

BÁRBARA GANDIAGA:

Crimen y condena en la misióo de Santo Tomás

Diversos son los rumbos que ha seguido el teatro e¡ nuestro estado a partir de los años treinta, en que surge como una extensión de la poesia coral y la oratoria, dedicadas al fomento de las buenas costumbres y a la apología a ultranza de los valores mo¡ales y nacionales.

Mientras pequeños grupos de aficionados se estanca¡ en el melodrania y la comedia ligera, otros comienzan a expedmenta¡ nuevos caminos, como Los Desarraigados, en Tijuana, que optan por un teatro de conciencia sociat a par' tir de la puesta en escena de kt línea, en do¡de aborda¡ el tema de los indocumentados.

En Mexicali, en los años sesenta se forma el grupo Thalía, que entre otras producciones presenta E ,u¿rro eJ /¿), de Carlos Fuentes, en el Festival Latinoamericano en Colombia.

En Ensenada, no podemos aprecia¡ el desanollo del teat¡o sin remitirnos en forma obligada a la ñguia de Femando Rodlguez Rojero. Femando Rodíguez Rojero es uno de los directores más intensamente dedicados a la producción de obras de teat¡o eri nuestro estado. Textos de Brecht, Ionesco, Ca¡ballido, Lorca.

Rascón Banda, Arreola y Hugo Salcedo han sido puestos en escena en montajes que evidencian, por un lado, su gran capacidad para formar actores y, por otro, una inteligencia creativa para ap¡ovechar y adecuar los espacios escénicos de tal foima que permitan la exp¡esión óptima del texto. Bárbara Gandiaga: Crimen y condena en la misión de Santo Tomás, presentada recienteme¡te en el FoÍo Espacio por la Compañía de Teatro de Ensenada, bajo la di¡ección de Femando Rodrlguez, es un buen ejemplo de ello.

Bárbara Gandiaga es w texto de inusitada belleza que confirma a su autor -Hugo Salcedo- como uno de los dramaturgos mexicanos más consolidados.

'

"0órbaru Gandiaga ----escribió Pablo Herrero Hemández- constituye 10 que nos aventuramos a llamar, pese a la joven edad del autor, u¡a obra de madurez, si por madurez entendemos no el alcance de una perfección (siempre inasible y jamás plenamente conseguida para el autor digno de tal nombre), sino más bien el logro de la realidad ünitaria, totalmente coherente en sí misma y al mismo tiempo ñel -en la superación del espíritu, no eD el sometimiento de la letraa la trayectoria humana y artfstica del auto!. Coherente y fiel, igualmente con las ansias y exigencias del pueblo, de su pueblo, de un pueblo (no necesariamente 'público'), cuya tierra va teniendo cada vez más las dimensiones del mundo entero".

Escrita al tenor de uri clasicismo intenso y desbotdante, Bárbara Ganliaga se construye como un verdadero poema trágico, con un lenguaje fiío y depurado, pausado la mayorfa de las veces, rico en colores y sonidos, con timbre melancólico y lleno de presagios, como la voz de la vieja (Virginia Hemández) cuando dice: "En este puerto ya no se podrá estar tranquila, vinieron a traemos una caravana de nombres tan extraños a los que no estábamos acostumbEdos. Éramos un pueblo paclfico, dedicados a oficios tan remotos como diversos; cultivando nuestras pa¡celitas de tomates, recolectando moluscos entre las grutas escondidas de los acantilados. Los hombres pescaban mar adentro con las redes que tejíamos las mujeres cada tarde, y con los algodonales, hilos dorados que teñíamos bajo el sol".

La obra nara las ci¡cunstancias del homicidio del padre Eutalio (Alejand¡o Castro), de quien se dice que "bajo el hábito se esconde un ser corrupto", dedicado al uso y abuso de la población indígena bajo su "cuidado" en la misión de Sa¡to Tomás y la poste¡ior condena y ejecución de una aborigen, Bárbara Gandiaga (Ana Laura Flores), responsabilizada de este crimen. Pero, ¿estamos entonces ante una obra histódca? Definitivamente no encontraremos "una reco¡strucción arqueológica de ur¡ evento histórico" (Pablo Herero), sino una serie de hechos ambientados en un contexto temporal y geográfico. "Cuanto el hombre es, lo experimenta sólo a través de Ia historia", dice la famosa proposición de Dilthey, y Hugo Salcedo aprovecha un incidente local para describir con elocuencia

cuasiprofética la historia de la opresión e¡ todas sus formas, que muchos pueblos siguen sufriendo, testimonio cruento de la condición del hombre como lobo para el hombre. Finalmente no podemos pasar por alto qne Bárbala G and ia I a está pl anteada como una historia de amor: "Que no busquen más historias para confundir incautos o justificar al muertito fdice uno de los personajesl. La única verdad es que ella amaba con pasión, y con esa pasión capaz de hacer reventar, se ha cometido el crimen... hubo crimen po¡ amor, como en las más grandes historias de todos los tiempos. Es la única verdad."

Por ello aparecen, en el texto, bellos diálogos de amor y erotismo entre Bárbara y Juan, su joven amante, que evocan las conve$aciones entre la esposa y el esposo del Cantar de los cahtares, en donde se describen mutuamente la belleza de sus cuerpos, la eficacia de caricias prodigadas; Ia voluptuosidad hambrienta y desenfrenada. Y la historia temina. "Y que más da llama¡se Bárba¡a o simplemente Marcos", si antes y después, aqül y allá, las formas del amor siguen luchando para abrirse paso entre las formas del odio; es decir, la opresión, la intolerancia, Ia injusticia... porque a decir del Eclesíastés, "Nada es luevo bajo el sol".

LA VÍCTIMA

Cuando muchos aseguraban el agotamiento del teatro chicano, el estancamiento de sus pfopuestas escénicas y discursivas, Tortilla, el grupo expe mental de teatro de la California State University, en Frcsn'o, co¡ la víctimo,1a más reciente de sus producciones, demuestra que el teatro campesino, de protesta social, multicultural o como que¡amo§ llamarlo, sigue vigente y con una agenda actualizada ante la creciente ola de violencia a la cual la comunidad hispana se encuentm sujeta en los Estados Unidos, en cumplimiento del rito de chivo expiatorio con que pe ódicamente la sociedad estadounideNe (y particularmente algunos políticos) quieren lavar todas sus culpas.

Para Rubén Fuentes, la meta principal del grupo "es politizar al público sobre la problemática de los mexicanos, chicanos y lati¡os dentro de los Estados Unidos".

Pero la suya no es una visión maniquea; no estamos ante una lucha entre el bien y el ma[, sino ante el proceso dramático de la hibridación cultural y la desconce¡tante tafea de una minorla étnicacultural de integrarse sin disolverse, de formar parte sin perderse, de consm¡ir un futuro sin olvidarse del pasado.

Centro de Extensión Universitaria en Tecate. Este drama sociocultural explica la p.oblemática del trabajador migratorio mexicano residente en los Estados Unidos, y hace un recuento de las actitudes diversas que se han generado alrededor de é1.

La familia de Ampa¡o (Norma A. García) es desmembrada en una de las deportaciones masivas; muchos años después, al regreso de ¡uevo a los Estados Unidos, se encue¡tra con que no sólo le ha sido arancado su hijo Samuel (Sergio Martínez), sino que la propia conciencia del chicano corre el peligro de desapa¡ecer. Ante la amnesia histó ca de propios y extraños, Samuel, ahora Sammy, es slmbolo de aquéllos que hubie¡on de abdicar para progresar, que ganaron el mundo entero y pe.dieron su alma, que en la búsqueda de la "tierra prometida" sucumbie¡on en el desierto.

La yíctimo se estre!ó el mes de abril en el Teaúo del i\1A7?Ot,ES

DI,: SAI)F: l" liluuu{;, ,lr,l tot ¿¡J¡¡¡'

LA FILOSOFÍA DEL TOCADOR

Donatien Sade ( 1740-1814)

-más conocido como el Marqués- es una figura clave er¡ el desarrollo de la pomoliteratura. Sus libros ¿oJ 120 días de Sodoma y Justine, venerados como verdadero "evangelio del mal" (Jean Paulhan) han dado la welta al mundo y han popularizado la prosa ágil y provocativa de su autor -quie¡ i¡siste en que "no conocerás nada si no has conocido todo"-, y es en Sade, la apuesta por la voluptuosa totalidad, la insistencia de experimentar todas las posibilidades hasta el agotamiento, la nota distintiva de su litemtura. En l,a flosofla del tocador encontramos la exposició¡

más elaborada de las ideas políticas y filosóficas del Marqués. Manual de iniciación o catecismo en donde Sade nos provoca, nos propone, nos conviefe, Su ataque inicial lo di¡ige, por razone§ obvia§, contra la creencia en Dios. Si se destruye la concepción teísta, todo postulado moral ( por lo menos así lo entiende Kant) se viene abajo: "suponiendo que existiera este ser inerte [escribe Sade] sería con seguridad el ser más ridículo de todos los seres, ya que no habría servido más que un solo día para permanecer durante millones de siglos en una despreciable inacción, y suponiendo que existiera como nos lo pintan las religiones, sela sin discusión alguna el más detestable de los seres, ya que permitiría el mal sobre la tiefra cuando su omnipotencia podía impedirlo," Lo más peculiar de la obra de Sade ----escdbió Femando Savater- "es su total ¡echazo del proyecto ético" o la negación de "la virtud de la virtud": "Mantengámonos muy lejos de las virtudes que sólo crean ing.atos". Sade se inserta en el relativismo moral (¿o seía mejor decir amoral?) más absoluto: "Esas palabras, vicio y virtud, no nos dan más que ideas puramente locales. Ninguna acción, por singular que te

pueda parece.r, es del todo criminal, ninguna puede llama¡se, en realidad virtuosa. Todo es en razón de nuestras costumbres y de la zona en que vivimos."

Para Ceorge Bataille, Sade no tuvo en toda su larga vida más que una ocupación: "la de enumeraa hasta el agotamiento las posibilidades de destruir seres humanos y de gozar con el pensamiento de su muerte y de su sufrimiento". Pero, ¿realmente podemos hablar de la misantropla del Marqués? si "el que odia el vicio, odia la humanidad" --{omo escribió Plinio el Joven en una de sus cartas-, ¿el que ama el vicio y la crueldad no amará también a la humanidad? Me parece que en Sade, la apuesta definitiva no es por la denigración y destrucción del hombre. sino por la absorción de éste a la naturaleza por medio del placer sin límites: "Que no haya para tus placeres otros límites que los de tus fuerzas o tus deseos, ni excepción de lugar, tiempo o persona; todas las ho¡as, todos los sitios, todos los hombres deberán ser útiles a tus voluptuosidades, la continencia es una viftud imposible ya que la naturaleza, violada en sus derechos, nos castiga por ella con mil desgracias."

Evangelio y apología del mal, la obra de Sade ---.como la vio Savater- desespera en "la imposibilidad de dota¡ al crimen de los prestigios de la virtud". Por eso tal vez rnás allá de su proclama panfletaria de "no tengas más frenos que los de vuestros gustos, más leyes que vuesftos deseos, más moral que la de la naturaleza", no podemos dejar de ver en Sade a un pensador atrapado e¡ la virtud (¿o vicio?) característica de Ios cristianos: el deseo como culpabilidad.

FRONTERA GAY: LA VOZ DE LA

DIVERSIDAD

Creo no equivocarme al decir que en los diferentes recuentos sobre publicacio¡es periódicas en Baja Califomia, de una maüera sistemática han sido ignoradas las revistas, periódicos y gacetas de catáctef Bay, hecho que me parece injustificado, particuIarmente si nos rcferimos a Frontera gay: Itt voz de la díversidad, publicación más o menos mensual que se edita en Tijuana.

Sin ser uri lector asiduo de esta ¡evista, tengo sobre mi escritorio un buen número de ejemplares que van desde enero de 1992 a noviembre de 1994. Po¡ lo tanto, si de permaflencia o "sobrevivencia" se úata, Fronteru gay ha sqperado a un buen número de publicaciones que con mucho trabaio tlega¡ al segundo o tefcer número y desaparecen.

Su formato de qulnce por once pulgadas, en rigu¡oso blanco y riegro, le ha permitido explorar, a esa publicación, uno de sus mejo¡es iecursos: fotografías de plana o media plana, de excelente calidad, tomadas por fotógrafos reconocidos dentro Y fuera de nuestro estado como Alfonso Lorenza¡a y Richard A¡mas. Tal vez otra de las razones del éxito de esta revistaperiódico es que no se agota en la cuestión ga), si¡o que relata y discute temas de política y cultura en gene¡al.

Entre otros hechos que Frontera g6y docl)meti.t6, sobresale la cobertura que dio a la redada del 30 de noviemb¡e de 1991, que la policla municipal de Tijuana realizó en diferentes centros de diversión con el objeto de

capturar homosexuales.

Frontera gay logró alfaer la atención de diversos organismos nacionales e intemacionales sobre este hecho claramente violatorio de los derechos humanos.

Frcnteta goy ha segrido de cerca las diferentes expresiones culturales del estado, reseñando y comentando libros, pellculas o entrevistando a personajes de la cultura local o nacional.

Destaca en el númerc de

septiembre de 1994 la versión íntegra de la entrevista que Thc Chronicle realiza¡a con el subcomandante Marcos del EZLN.

Artículos sobre Lucha Reyes, Salvador Novo, Rosina Conde, Chabela Varga¡, etcétera, nos hablan de la p¡eocupaciófi de esta revista po¡ sostener un diálogo de altura con la sociedad bajacalifomiana.

Dirigida por Max Mejía, Fr-ontera Eay es wa de tantas publicaciones que circulan en el estado,.eri Ia difícil tarea de const¡uir espacios culturales de divelsidad y tolerancia.

LOS ALEBRIJF§

Los sueños y quimeras del homb¡e han producido, a través del arte, extaños seres como dioses, animales fantásticos, ángeles, demonios.

Bajo el influjo de lo insólito, los alebrijes de Pedro Linafes nos descubren la otredad de lo "no.mal". La fusión de animales de distintas especies nos provoca una paranoia Psicomolecular; transforma nuestos antigüos cánones de la fisonomía del reino animal en nuevas posibilidades de la evolución darwinia¡a. Los alebrijes salen de los escondrijos de la mente pafa mostrarse al hombre como seres extEños, existente§ en él mismo: el hombre los engendra y rechaza; maldice la came de su came.

La delectación de la came emana pasiones que se vuelcan en vasijas de perversión. Ésta, dicen algunos, engendra todo lo demoniaco (como estos

alebrijes), pero se maravillan ante [o visto en su mente y lo reprimen. Como animales híbridos se presentan en el sueño de la razón para descubrirse, sin velo alguno, en su verdade¡o ambiente: la imaginación.

Imaginar es trasladarse de un lugar a otro sin cue¡po, movefse libremente a través del día en las confluencias de la mente.

Pedro Linares creador (o engendrador) de los alebrijes, nos muestra el presente mexicano; mezcla del pasado indígena y español; tleno de color y formas barrocas. Da vidayrenacimientoala mitologla del "yo" mexicano que se muestra salvajemente e¡ alas, frompa§ paquidérmicas, plumas, capafazones, escama§, antenas, espinas, ojós, picos, aletas...

Volvemos a encontrar en la cartonería de los Linares. ese color, esa magia que los car&ctefrza.

Miguel Ángel Benínez

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en esta reaista?

LarevistaYubaí, del rírea de humanidades, es una publicación trimestral de la Unive¡sidad Autónoma de Baja California, destinada a establecer uo puente de comunicación entre la comunidad artística y cultural de la universidad y el público en general.

Los artículos propuestos serán evaluados por especialistas, a trayés del Comité Editorial de la revista, y deberán tener las siguientes caracteísticas:

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6. En caso de anotar la referencia del artículo, ésta deberá indicarse con un supeíndice, numerado en orden creciente conforme se citen en el texto.

7. La bibliografía debe¡á citarse de la siguiente manera:

GARCÍA Diego, lavier, Esteban Cantú y la revolución constitucionalista en el Distito Norte de la Baja Califomia, mecanogmñado inéüto, pp. 6, 10, 11, 15.

BENÍTEZ, Fernando, El libro de los desastres. México, Era, 1988, p. 35.

MORENO Mena, José A. "Los niñosjornaleros agrícolas: un futuro inciefo", Setnillero de ideas, núm. 3, junio-agosto, 1993.

8. En relación con los tltulos es prefe¡ible seleccionar uno corto y que sea accesible y atractivo para todos los lectores. Considere que un buen título y el uso de subftulos constituyen una foima infalible de captar la atención del lector. El comité técnico-editorial de Yubai se tomrálalibertad de sugerir al autor cambios en el título del artículo y adecuaciones en su formato cuando lo considere necesario.

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Si tiene alguna duda o sugerencia, por favor hagránosla saber por fax, coneo, teléfono o personalmente.

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del SE

¿Sabías la §r tlguos de la rma-. "agua de consulta las slonero encuen en el Museo Uni Te esperarq.os. 'I

Calle L y Reforma s/n, colonia Nueva, teléfonos 54-19-77 y 52-57 -15'

Baja California: Nuestra historia

(coedición SEP-UABC)

Memoria a¡lministrativa del gobierno del Di¡trito

Norte de ln Baja California 19241927

Abelardo L. Rodríguez

Del Grijalva al Colorailo. Recuerilos y vivencias

ile un polífico

Milton Castellanos Everardo

Al escibi Del Grijalva al Colorado , su autor, Milton Castellanos Everardo, nana sus experiencias dentro de la política

La memoria administrativa es un documento interesante en la ' en su estado natal --Chiapas- y en el que ha sido durante los historia de Baja Califomia. A la fecha es e[ único texto en la I últimos cuarenta años su lugar de residencia: Baja Califomia' región que sintetiza la actuación y las perspectivas de un periodo de gobiemo.

Ia ftontera misional ilominica en Baja Caffirnin

Peveril Meigs, IIL

Peveril Meigs aporta en este libro un caudal de informacién de primera mano. Sus pesquisas documentales las realizó sobre todo en archivos de Califomia donde se consewaron no pocos testimonios pertinentes. Sus observaciones las llevó a cabo recomendo entre 1926 y 1930 gran parte de "la frontera misional dominica" en Ia California mexicana.

Historia d.e la colanizaciin de laBaia Caffirnia y decreto del l0 de marzo de 1857

Ulises Urbano Lassépas

Este libro trata sobre las cuestiones de tenencia de la tiena en la región, desde la época prehispánica hasta mediados del siglo xx, cuando fue escrito. En é1, el autor pretende defender a los bajacalifomianos del decreto ptesidencial que dudaba de la validez de todo ltulo de propiedad. El texto tiene una vertiente histórico-jurídica a partir del estudio exhaustivo sobre la titulación de tienas en la península.

n E.! I P A:5' ü s', §'Eñ 3 á :!r 6 é- E== á § E¿E

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