.Rerlne las reflexiones de este hombre que es, hasta la fecha, u¡ personaje alrededor del cual sürgelr lai más acaloradas disc¡rsiones y controversias.
InÍorme sobre el Dislrito Noúe ¿le Ia Baja Caldornia
át. info.rn" es un análisis muy preciso de los problemas económicos y pollticos del dist¡ito con propuestas prácticas para solucionarlos.
El otto M¿xico. Biografía de Baja C.tlifomia
7¡nando Jordán vino a esta tieffa y escribió este libro estremecedof cor el cual redescubrió su existe¡cia al resto de la nación.
Del Grijaba al Cololarlo. Recuerdos y vivencias deun pollfico
A estib\r Det Gtijaba al Colorudo, su autor, Milton Castellanos Everardo, narra sl¡s experie¡cias de¡tro de Ia polltioa en su estado natal {hiapas- y en el que ha sido durante los últimos cua¡enta años su lugar de residencia: Baja California.
M¿fi;.)ia admi istrttiva lel gobiemo ¡lel Disltito N or1 e de la B u i a Califo m ia 1924 1927 rt
/a memoriz administrativa es ur documento interesante en Ia historia de Baja California. A la fecha es el único texto en la región que sintetiza la actuación y las perspeotivas de un periodo de gobierno.
ablav oeÍ libra, de k iuagowbLe canüdad 0e ef ectos qae ryñwce [a Íecu,w a, ao se yruede $ager sin be1ar a un {ndo [a expmenaa iudividua[.n[ auode leev u, a[vnisvno tiewyo, solftano y w[ectiao, yevtenue a una ao[uutub y a ,nwcfias a [a aez. rJnvnisvno hbro puede ynodwcirefe*tos contvan1s eu aarws yevsÜhas) per} hwuca indiferewcia.Emestostievnytas,kao[wvmdbesabev II escoger lo que se Lee, es cababia vnevos covnun. n-t AqwelLos que vlna aez qlzarlvtde esa "elonqacion" espiritwa[ y de[ sentivnieyto de ser transforvnado yor e[[o,awetven coninsistencia a buscav esa yo[acentera yosibi[ñalde "pvesenciav[n vvrctavnorfosis De [os TI yequenossgnas t4egr}s en una paLabva qhe WeüWtú. a[vnnndo emtre cwatvo yaredes" cowo ayuntn, ,IT gr aci as a sus wucLl as Lectt* as, Sivnowe de Beauttoiv. Este nnvneyo reywesemt^a quiza só[o wna gou de[ cauba[ en e[ vuunbo interior de {os hbvos, yevo , 1,. f . . I Uvnü evl un esluev zo y ay a qw efie s se tma ohtcy ay on y dejaronunafayte vnebu[ay be si vnisvnos. rinabnente,toDossor,roswvt{ifua,abievto,aiaog sintervninav.
"1997: Año de ta Universidad Au6nJma de Baja Cal¡[orn¡a"
Lic. Luis Javi€r Garavito Elias Rcctor
M.( Rohcrlo de Je\üs vcrduglJ Dia¿
Sscretario genelal
M.C. Juan José SeYiua García ViaeÍectol zon¡ cosla
C.P. Víctor Manuel Alcántar Enríquez
Direclor general de Exfensión Univcrsil¡ri¿
Revista Univeruitaria
COORDINACION CENERAL
Luz Mercedes Lópcz Barrera EDÍTOR LITERARIO
Tomás Di Bella DISEÑO EDITORIAL
José Gu¡d¡lupe Durán cAPTURA Y FoITMACIóN Paülinr Wong Hernández
I]I,ITORA RrlsPONSABLE
Rosa María Espinoza
CONST'JO EDITORIAI UABC
HoIst Matthai, Escttela de Hu¡n¡nidarles; ,lo.ge N{crtínez Zepeda, Instif ulo de Investigaciones Históricas; RaÚl Nrvejas, Instituto de InvesliBaciones de Ceografía e Histoia; Sergio Cómez l\llontero. Universida(l Ped¡gógicaNacional. unidad Mexicali
COMITÉ] EDITORIAL
Sergio Romntl Alfonso Cuzmán. Aid¿ Crijalvo, Gabriel Trujillo. Robe¡lo Caslillo Udiare.
ASESORES DE ARTE
Rubén Carcía llenavides, É{]gar Me.á2, Iléctor Algrávez y Cárlos Coronado Ortega (Mexicali); Manrrei Boiór'kez y FraDcisco Chávez Corrügedo (Tijuaná); Alvnro Bl¡ncnrte y Ftoridalma Alfonzo (Tecrte); Allbnso C¿rdo$á (EDscn¡da) 4 El libro: sueños y magia
Olga Angulo 5 Liber qua liber
Horst Matthai Quelle
12 Todo libro tiene más de una historia que contar
María Edma Gómez
u Máquina del tiempo 1,'crisol evolutivo
yrhx Año 5. número 20, octubre'diciembre de i997. Re!isla trimestral f ublic¿daporlrUniversidad Autó¡omade Bal¿Cxlifomix Los rrtíc!¡los firrr¡dos son respo¡sabilid:rd de su alrtor Se ¡utori¿x l¡ reprodLicsióo (otal o parci¡l de ,os maleriales püblicados sietrpre )' cu.tülo se cit. l¡ fuents- Cerliñcado de licitud dc tí1uto número 7't32 Certificrdo dc licilxd de conlenido núm. 5346. Reserva de título de Detecho de Autor nurn. 2)t4ü-o.t. I rrJe I 500 elernpláre. Drirrrb,rrtotl: Put,t¡.. Cons(itución I120-A zona cenlro, Tiju¿na. 1el. 88-36 04, en'fiju¡ntl Tecate y Rosa¡ito; ,is/¡i b idorur de Bdia Califo r¡¿l, cálle Scgutda 342A zonasentro Ensenadá, tel. 78 I l_90, en Blsenada ) San Quintín, B C.. y La Paz, B.C S. Lnpresión: LnParcolor, Mina y Fe,ipe Salido número 25. C.P. Ii3O00, tel. (62) l7'10'40, F-ax (62) l7 40-l5 llcrmosillo Sonora. Correspondelrcia: R?.'islu Uni|ersirario Coordinación general UABCRectoría. Av Obregó¡ y Juliáñ Canillo s/n Mexicali, B.C ' 2l 100. tels. (65) 52-90 36, y 54'22 00, exrs. 3274 y 3276.
zt El libro de poesía
Benito Gámez
t7 Vida, pasión ymilagros (trllrlcos ) del Estado alfabetizador en \f e:..ico
C u star o \Iendoza
Yubai,,l .J o rge Onega
z: Deltiempo, el amor \ el c..l-J::.:rn
F e Iipe (iarridti
31 Sergio Tapia Bolfeta 1 ir < 'r. -' !r '
3s Hoja de papel volando Otra mane¡a de disfrutar la :- - , Tere¡ ¿ \ itcncio -{.
3z Confesiones de un lect.:
Sergio Rommel \lf,,n r (,uzm¿in
¿o El libro atrierto de Chelo Silva
Roberto Castillo Udiarte
¿¿ En busca de tesoros perdidos: Los libros de historia de Baia Califomia
Aidé Grijalva
50 {Jna conversación acerca del libro
Alejaudro Espinoza
s¿ Allonso López Camacho: Lalibreríacomo proyecto cultural
G¡t¡riel Trujillo Muñoz
I libro es inf¡nito como el cosmos. No, no es verdad. El cosmos está en el l¡bro. Está la nada y está Dios, la oscuridad y la luz. Está la ciencia, la cultura, el hombre, el génesis y el apocal¡ps¡s, estás tú... la libertad.
El libro soy yo y los demás. Espejo que refleja mil rostros. Am¡go silente, susurra verdades al oÍdo; terapista de conciencias, abre horizontes y echa a andar ilusiones. Pegaso que despliega sus alas e invita a surcar los cielos y s¡t¡os fantásticos. El l¡bro: nor¡a de sueños, de mág¡cos conjuros, embrollos y aventuras, abrevadero sin f¡n.
El libro, testigo y luz milenarios. Conoc¡miento perseguido y acosado, es mártir de la hoguera y la ignorancia. Ave fén¡x que renace y resplandece en los siglos subsecuentes a su cons¡gna de extinción. Entra a la modernidad y ensegu¡da, de manera prolíf¡ca, se reproduce.
El libro crece, y crece triunfante, incólume, erudito. Trasciende ambiciosamente todos los espacios y tiempos, al formar un ejército magno y avasallador. Su imperio es el mundo, la Tierra toda. El imperialismo libresco se expande y se expande. Libra batallas ciclicas, mas sale avante. Recibe reconocimientos, premios, homenajes y es codiciado. Se v¡ste de oro, plata y piedras preciosas, convirtiéndose asÍ, en arte-objeto. La nota negra -escasa pero notorla- la da la censura, las persecuciones fanáticas lo condenan. Huye y se ocu ta. Uno de sus tantos generales ha sido satanizado y proscrito. La dinámica vertiglnosa del desarrollo actual, ha propuesto nuevas opc¡ones para la letra escrita, pero sus imitadores carecen de su cal¡dez y autonomía.
Aún así, el ejército imparable , avanza.
El tibro hoy, enfrenta un nuevo peligro. Se encuentra atra pado entre la apatÍa de sus seguidores y la activ¡dad apabullante de la alta tecnologÍa. Está en luego su imperio y quizá hasta su supervivenc¡a para este siglo xxt que ya lo tenemos aquí.
El libro necesita de aliados que acudan a salvarlo de a hecatombe final. Urge se una al campo de batalla otro ejército, el ún¡co contingente que lo puede rescatar: el de los ávidos y persistentes lectc.es
No hace falta más. De lo contrario, el espíritu se verá invadido por un gran e inhÓspito vacÍo y, Los vL,. I s de la imaginación, perderán la dimensión de las alturas logradas y decrecerán. La magía de la palab'a ?scrita desaparecerá y los sueños quedarán truncos en sus inconmensurables alcances Y
*Naffado? y ed¡tora de /a revista Aquilón. Actualmente es d¡rcctora del lnstitulo de las Améicas en Mex¡cal¡
Liber qua liber?t(
IJustrrcittn lost Afimxtl Y
le* * büch),
F"¡'#'#tt¡:i'¡*F{;i
cs tom.rd;s Hr¡ls srch t973
Lo cs, 3¡aci¡s a un o dccia Nicol' 1 /,, vocttcitin hur¡ana. ¿blc afán de cxPlorar iltrsofar cs. conl tc, ¡Partc de consc¡ertc, con cl i¡sac¡ En r'stc sc¡lfido crilc áutoconsclÚ jto dc si rrlisnto Y u c¡lomo cósm¡coi¡ cvoiución 'Jc ¡rsta lo fics recónd col¡o los hum¡nos han agregado a Iarrzlrlos hac¡a frlosofar es la mancra l¡ dimcnsió¡ esptfl al, c¡Paz ¿c ido al :¡ñe dc 1a m¡tcrta v de ta vid¡¡ ,i¡mc¡surchlcis. Pcro cl filoso fat., de modo Parcc esfc mi§mo altu¡a§ '¡c ha sitlo, cs,YsctÁ Posiblc, Po¡quc ar cmincntc, scaf, cazaf o scfibÍaf, !-rÚe los cualcs cl h¿bla ocu?a un lug ació, no c§ pe ¡caciót1' ¡¡cio¡c's' Mas' esta acufiul
c¡fe ¡¿ dcs ¡nollado sistemas de co¡I]u¡ nconlrblcs gc¡tc sabiduría a oro u otro§' e acufiular Ios iogros de i -talga la'cxPrcsión- c¿tl¡o ¡le uc p¡omcf'f u¡a ¡ifii¡la pucs pc,nl iva. agregación ¡lc tn ¡l,at)icos dc hotizontcs' q fierur,1c/nte sumá tcs, inciuso ¡ dc ¡uryos ho¡tzon cspiritual humanil a sus absffá cciorcs É¡no Ia a?ertur ihlcs scndcros dc l¿ evolución bÍe da fofin'ts co¡crelas audit cs. Durarrc rariedad dc Pos plcar)a Por cl hofi fcnómcnos
El habla cofio hcÍafiienta cfi yencl li,cñPo cofio dc con¡ctura' fiLtY rccicndo éstas cn cl cspaclo con la Pa labra h¡bl¡tl¡ aluc, cn sorl :i cnffc la joYcn ñcntalcs, ¿pa hum¿nitl¿tl sc conformalm dada la intirn itlad csPirilu cs. Como dice largas é pocas la ado cofio canto dc cuna, c¡ ollas situ¡cionc§ vital posilrlemcrifc sc haya ortgtn alcanzable cn intcnsitlatl alización dcl P.flsa¡ric'to humano' Y' madre Y su rcclcn nrcido, no lab¡¿ h¡blada fue I¡ mater¡ ias de orros individuos
Hünboldt, 2 cl sonklo de la Pa mctnoria, cn las co¡cicnc ulas, así como pocsí¿s usccPtihic dc sc'¡ gu ardada, como e sufnallan cuentos Y fáb n¡iienios, como tal' s rnás Prístin¡s dcl hahl¡ humano s i,:adición oftl sc afinó' a fr¡vcl.s de los A las fi)rfi¿s |:áBicas' Aun auando Ia épicas, elcgíac'1s' líricas Y ¡ cscrita.
Reemplazar la una por la otra, empero, intensificaba el proceso de materialización del habla, en cuanto que ahora es el sonido el que se materialíza como imagen. Nos topamos aquí con üna especie de mímesrir platónica, donde la imitación se muestrapobre ante el original. Y si bien aun hoy día un poema fervorosamente declamado deja a la zaga su lectura en silencio, se ha ido para siempre Ia era de la conversación dentro de la intimidad de la familia, de las ¡euniones en los salones de patrocinadorasa o patrociladores de las añes, ciencias o literarura.
Hasta aquí nos ocupamos de la palabra sonante como materialización del pensamiento, encontrándonos ahora con la escrita como materialización de aquella. Si para muchos la palabra libro evoca el nombre de Gutenberg, inventor del proceso de la impresión,s en realidad merece ser aplicada a cualquier colección de escritos, trátese de tablas de barro (Babilonia -v Asiria), de rollos de papiro (Egipto), de pergamino hecho de pieles de borrego o becerro (Pérgamon) o. como en la actualidad, de papel hecho de madera. Su tradición. por ende. abarca un buen número de milenios.
Libro proviene de i'ió¿¡:n latln -su homólogo griego: ptp)"og de donde la B¡¡i:.-. término que tenía a la vez el significado del espariol liber: memb¡ana delgada y flexible que cubre los talltrs dei parii,-., o se encuentra debajo de la cortezadealgunos árb!.ii' Ei-mos, empero, al suponer cue ,¡. rlamantes libros havan sen iic rrr:::lmen-
¡e. para dar c¿¡i:., :. t,r.tas Iucub¡aciones de l: :=-:. ,:----r¡r¡. pues sabemos por i":..:-.r-::rjs bien sirvieron a los ¡a :.- ::::r :.tra fines estadisticos. t3.:: , :31 .omo mercantil. AoLi : - : -r li iicontenian textos te¡ -::, ' 'rificos,ofueronesr::.::,. : . l ¡ierática, como en el c¿. :. : - :: ¡ estaban bajo el re ¡, -- .ieducido número de pe;:: -. :on escritas en forma .a .-- ,: ;r¡¡ro los de Ios filóso::: :-.¡rcaicos.
En muchos casos lo: :-, , ;i¡nvirtieron en el instru;::: ::ural conservador. consec-:: - - : ¡iiulatino deterioro de l!-: ::.:spirituales de los pueblos- -- :.: habían preservado ora[n:;: - -
embargo. per: .ri,e lrrs libros pudieran cumplir la citada función ccrns¡:r ::...r. habia menester de su disponibilidad para las persr.r:. :.: ::r.¡i. debido a su espíritu indagador, no sólo a e¡:::;-:¡.- : :Lllura. sino de transmitirla a las siguientes si:::r- .:
Conello. l.-::: -.::-r-:¡ron un lugarcadavezmás relevanteen 1¡,::, :. :. :: .j:.enespecialaquellosque se podrían tler:: - :: -- , ::to los t/edar de la India. los Gafhas ót Z-'..,':. :- :.el ,(ozín, a los cuales se unen e!enr'j:.-:: :: : : - : c,-r lilosófico, cientifico y, com.. :a :-::: -::- ' .ii¡. una verdadera inundación de l!a-
Alaproliiera;.:r:.escrita le anter¡i: --. _--:
Sabemos de Pi-:: , para obtener e:--=,.: -', que tenía que oi-r= !- :fanatismo relisi.-s: -. antes de Platón ., :- :sistemática. Ir¿=-:'- _: llamaban libros. :-- - -, supone que la biL.: :i:r" de las ob¡as de ,.¡ i :,,. cos, sospechánó.-s< -: , de sabios orien¡a=; :.., -. :eneros literarios. -:::.icrn de la palabra ., :::r¡rl accesoaé1. - -: - ,:: :::rSld(-rr haCía :lcuidado ' - ::¡Jer el -. P::.. aún : -. a: lorma
Libro proviene de liber en latín *su homólogo griego: BrBT,oq de donde la Biblia-, término que tenía a la vez el signiflcado del españo1 liber: membranadelgada y flexible que cubrelos tallos del papiro o se encuentra debaj o de la corteza de algunos árboles.
r : :::lA\Ofpafie .- r: presocráti:,:::en escritos :. -- :rrembro en Ia :: rr.sopotámico. .: :: aolno elpro.::5 antiguas es .:rada después .-. undro Magno . .- asesorado por .'retrio, antiguo . .ritrotélico. Esta - : Ji¿ seis deparr ::ril )' cinco para j.l¡álogo que re: -le se estima en -. ::piro para el año i ::: aquél se ]:: : ::.CISOS. SC
r r. Weim¡r en 1a épo.¡ ltltc¿p¿¡ticrlo !tu d t I
¡tresores,los habi¡de ::.:(rnicoycult!tral,couo :..á lo Í¡eron Polícrates rrdar librós
OerStulifir6tnba.
47 a.C, es decir, antes del incendio que la destruyó. En el siglo tll a.C. se formó labiblioteca de Pérgamo, con unaslo.l o galería de arcos, con salas adyacentes para conferencias )- lectura. Su catálogo seguía los lineamientos del de AlejandrÍa. De ahí en adelante las bibliotecas proliferan: Los gimnasios son dotados de bibliotecas, la escuela de medicina de Cos, ia escuela de Rodas, las ciudades de Delñ, Halicamaso, Corinto, así como la escuela de medicina de Cartago, tenían sus bibliotecas. Los romanos dotaron de bibliotecas numerosos centros de su imperio, dos en Roma, construidas por Trajano; Adriana donó a la ciudad de Atenas unabiblioteca, muy admiradaen su época, adyacente a Ia ,Toü rotrcútn (§toa poikilh), stoa de los muchos colores, con sus 100 arcos, de venerable tradición filosófica;la antigua Prusa (hoy Brusa en Turquía), donde un imponente edificio de l6 m de altura almacenaba más de 14 000 rollos; en Nimes en Ia antigua Galia; en Filipos en Tracia, así como en múltiples otras ciudades del gigantesco imperio romano. En tiempos de Constantino, Roma contaba con 28 bibliotecas públicas, desde luego no comparables con las antes citadas. Aun así, todas ellas constituyen elocuente testimonio de la eno¡me importancia que la colección y disponibilidad de libros tenia la maravillosa cultura grecorromana.
La edad oscura en el libro
El Medievo cambió todo esto. El derrumbe de Roma. la invasión de las regiones colindantes al mar lvlediterráneo,
de elevado desarrollo cultural, por rudos e iletrados biírbaros provenientes del norte de Europa, más la de nómadas asiáticos, mongoles y tártaros, creó loque en inglés se llama atinadamente The Dark Ages, es deci¡, la edad obscura, la Edad Media. En ella se había establecido la hegemonía cristiana que, aunque lograse la conversión de aquellas hordas incultas a la nueva fe, no hizo nada por reparar los destrozos culturales del mundo que heredó. AI contrario, celoso de su base de poder, cuyas raices las encontramos en el establecimiento del cristianismo como religión del Estado, por Constantino en el siglo tv, mantuvo a los pueblos bajo su dominio no sólo en un estado de total ignorancia, sino instituyó, desde mediados del siglo xtt, el atroz y sangriento Santo Oficio, mejor conocido como la Inquisición, que había de dura¡ hasta la revolución francesa. Participaron en aquelia, de manera destacada, las fraÍías de los monjes, tristemente célebres desde la antigüedad por su participación, al principio delsiglo v, en los acontecimientos que desembocaron en el horrible asesinato de Hipatíade Alejandría, famosa filósofa neoplatónica, quien en aquel tiempo tenía 60 años.
Una vez establecida la hegemonía del cristianismo, el libro desapareció del escenario de Iavida de lospueblos. La instrucción religiosa se valió de imágenes, los famosos iconos bizantinos son un ejemplo, hasta mediados de nuestro siglo se prohibió incluso, la lectura de la Bihliq.Y no fue sino hasta el renacimiento humanístico. cuando los antiguos libros, muchas veces emergentes de los claustuos monásticos,e traducidos a las nuevas lenguas, volvieron a despertar el potencial creativo de lamente humana. Nuevas bibliotecas, como la de los Medici acreditándose a LorenzoelMagníficolaposesión de S0obrasclásicas, abonaron las artes, las ciencias, la literatura y la filosofia renacientes.
Observamos entonces un auge jamás visto de la proliferación de ideas, gracias al libro que las pone al alcance de todos. La ilustración, los grandes movimientos en la ciencia, en Ia literaturay en la filosofía del pasado y actualsiglos incidieron en lavidade lospueblos. Pero, más deunmilenio de un tutelaje religioso estéril'o había atrofiado, en la mayoría de los humanos, la capacidad de evolucionar espiritualmente mediante la crítica asimilación del contenido de los libros, demanera que éstos, para dichamayoría,
'Donde frailes. nomuyobed;entesalaautoridad papal,los suddaban celosanente, los eludiaba¡ y, eventúálm€nte los tradujeron -véase a Alcuino a 1as ouevas
1"No hablamos aqui del €ristianismo útricm¿nre, pues eljudaísmo, el islamismo e, incl so, cl budis,¡o p¡riciparon en €Ua.
no son más que un sustituto de 10 que :ni:ñc iJe:: -. indoctrinación religiosa. El conducrismo de ur P¿r l.-. : :. un Skinner reernplazan el dogmatismo c;ies:¡sr: :: :- :.trando la utilid¡d dcl libro como rnsrtu:-:: -i. manipulación y eventual imbecilización de ia hu:r:¡,:,:
El libro que somos
Descubrimos aqui una novedad: no son los libros los que producen Ia espiritualidad en los individuos, sino son éstos los que. si de espiritualidad disponen, aprovechan aquéllos Mas, en su época donde una vcrdadera avalancha de libros con poco o ningún Yalor literario u otro inundan las lib¡erias, e1 hallazgo de 1os pocos libros verdaderamente valiososes cadavez más dificil. al gradotal, que antelaestante¡ía de una librería moderna pronto se abardona el intento de haceruna selecciótr intehgenre. Pero. aunque sebuscase, e incluso, hallase tales buenos iibros. su ¡eedición, dada una dernanda menor en la rnedi da e n que pe sa el tiempo, los hará más inaccesibles, como ¡ a suc:de hor dia con los libros de gran antigüedad. Quizás luramo: descuidado lo que a fondo realmente es un libro. Dice \i;¡l:
Es u¡a experiencia común: ei :¡;r- r:, ., :r:: sientc cl autor un impulso iúefrenable a escn.l: L'l:-. :rr:.. rrsmo que ha dicho va. Más tarde. acaso disrnr¡-:.: .::i --:..¡rded. porquc la rcsponsabilidad que se coni.a.¡ ,.:: ._. :e::rás obliga a acc¡tar la inevitahle identrica., . .- .' .\i'r cnlre el autor y su expresión propia r:
Aquí aparece claro. Un libro no cs un ente abstracto" un libro no sólo es, corno ya se ha dicho. la materialización de la rnaterialización del pensamienlo. un Iibro cs la matcrialización de su autor. Y no hav en esto Lrn mero pleonasmo, porque la primera materialización. la de Ia pal abra sonante, se disipa en la inmensidad de un espacio ilimitado: la segunda. en cambio, debido a una permalencia de cierta duración. permite que nos acompañe el autor msmo. presto a aciararr ¡ olvera aclarar las inquietudes que su erposición nos despiena.
Cons;ientcs de 1o anterior vemos ahora que todos. cada runt¡ di nr.s..l¡..rs. somos libros, no hablados ni escnros. sino j,. r i.-, Er. I :l 3;¡/io:r se habla del gran libro de Jeho\ á del :L:- -¡s :: -:::nos podernos ser o no ser raído. lvIás tarde esta -.::'::: :: l:turca- encontrándose en la teologia del rne- :.: .. :r:.an3s del Libro de lavidas del Librt¡ de lo ' - ..: :l pnnero de éstos tenÍacarácter cscatológi, . - :.-.:.::: ,r ri la posibilidad de lavidaetema Llamóse -:. :1 censo divino, pensándose quepor medio :r>ona scriaregistrada en é1: en el seglndo
- r:r::l Dios al trazar las cosas del mundo :":: - .: .:. ¡s sentidos. Se creia que aquel contiene ,:: , -i.l artey de la sabiduria etema \ divina: , :iaritura exlerna susceptiblc dc ser leída :':- -: :- :a:I!-¡S Sentidos. :- --,-, :lies.L5Husserlexprcsaaigoparecido.al :- - , ::: iaifi carnente en las contdbuciones de , !: llciones singulares. el sentido común :: >-' : :,, - r.r de aquéllas sería premisa l elemenuperior, que seintegrarían enun libro : '- : .r lc hacia la infinitud. ' - r:: encontramos con diferentes auto: .rctafónco así llamados- 1ióro¡. '- n1er caso Dios es el autor. en cl \-i,:: :, .-' ,:' l no. Pero éste, Husserl lo presenta
rrosur.=:: -
rrÉxod. :l;:
"Edmud i.s< , ttusc¿nrlent- '-
Yol¡i :'.::¿s eara?eas y rte to fe»onenotogío :,'-r-rJ, husserliana 6, p 460 OirCingrr.
en forma colectiva, y esto a pesar de haber declar¿do él mismo e[ desenlace de su fenomenologia en una monadología leibniziana. ru Veamosel texto:
Pero el único Serabsoluto es ser sujeto, como ser prístinamente co¡stituido para si mismo, y el Ser absol to total es el del unbetso de sujetos tascendentales, qre lnutuamente están en real y posible comunidad. Así lleva la fenomenologia hacia la monadologia, anticipada en genial aperqu (resumen) por Leib¡iz. (cursivas nuestras)
El curioso afán de homenajear al colectivismo, nolable desde la época de Platón, encuentra aquí su expresión po1 parte de un pensador que debla haber estado más altá de esta enfermedad, precisamerúe co lecl¡v a, de restarle legitimidad al individuo. Es por todos conocida la importante aportación leibniziana de la mónada sin ventanas, de radical individualidad, que no es otra cosa que el hussserliano sujeto cot\stituido pera sí mísmo como Ser absoluto. Dúi mos curioso afán porque Husserl, al igual que nosotros, estaba perfectamente al tanto de lo contradictorio de hablar de un §¿¡ absoluto al lado de un Ser absoluto totql. El Létmino de absoluto. como atinadamente enuncia la Real Academia, significa. que excluye toda relación: y q],J.e es
9rrSucgbrfrcfer.
independiente, ilim¡tado, sin restricción alguna.tl ATtora, comuni dod tB no es compatible con la idea de lo independiente. ni con la de lo ilimitado, ni con la de la ausencia de restricción alguna. Y enlo que se refiere a latranscendentalidad del sujeto husserliano, nótese que la transcendenciaconcorde con ladesinencia -.¡/ (latín-a/is) en los adjeüvos, que generalmente denota pertenencia-]e es inmanente al sujeto, análogo a la mónada leibniziana sin ventanas. Por tanto, el sujeto absoluto individual ya ¿s ta totalidad, y el libro por él escrito a la vez ¿¡á ro de la viday Libro de la naturqlezq.
He aquí la oportunidad de dar al libro carta de legitimidad, en cuanto hagamos comprender a las nuevas gencraciones. que hallarse en el universo implica. quiérase o no, la autoda de una obra. En tal obra, en tal libro, se emplea {itado a Wittgenslein2o- un lenguaje que sólo entiende cada cual, pero un lerguaje que a la vez describe el mundo de cada cual, siendo además mundo y vida unay la misma cosa.'?r Entonces la mane¡a cómo nos desanollamos. cómo indagamos nuestro entorno, cómo exploramos lo desconocido, pero también cómo actuamos, cuáles opciones aprovechamos, aceptando o ¡echazando las alternativas que ofrezcan, todo esto determinará si las páginas de nuestro libro se luzcanpor lo sustancioso de sucontenido o desme-
1óE6te Philosophie (192i/24), husserliúa 8, p 190 ''Real Academia Española, Diccjohano de Id lehgaa esp¿ñola 16" €d, Ma&i4 s e, Año de la Victori¿: Qu€ excluye loda r.1eión 2. Indelendiente. iliñitado, rn restricció¡ algun¿. '"Ibidel:J, de coñún: " ..di¿¿se .l¿ 10 qú¿, N nen.la pnraüvanente ¡1¿ rikquho, penehece o se ettiehde avanós".
1'Rapha€l Kúh¡oryPried¡ich Holzweissig, ABf¡iltrliche Gldúdatik det lateinische» §?r¿cr4 l'parle, Damsrádt, wB, 1989, § 225.7. zaTtdctdtlls, 5,62 Qu. elmüdo €s n¡ mundo, se muestra en $16los limires d¿l lensuajo (l€neuate que sólo yo útiendo) sisifi.an los límites de d, hundo zlLac- c¡t: 5.621 "El tI,\\ndo y l¡ vida son uno. Yo soy nl ñ¡.I.1do (el mácrocos'nos)"
riten por la paj a-para no decir basum que contengan. Pero también hemos de afendet la estructure de nuestro libro, es decir, los capítulos -infancia, niñez, adolescencia, madurez y vejez o senectud: ilustres ejemplos sugieren que en todos ellos pueden asentarse notables hazañas, como lo serían las composiciones de un Mozart a Ia edad de apenas seis años o la intrepidez de un anciano comoNestor ante Troya, quien a la edad de más de sesenta años toma parte en la feroz batalla, a la par arengando a los demás héroes."
Pero no hablemos tan sólo de los capítulos, cada página, párrafo, línea, palabra, silaba e, incluso, letra de nuestro Iibro, es testimonio elocuente de nuestra vida y el mundo que estamos forjando. Así visto, nuestros actos llenan páginas enteras cuando abarcan planes o proyectos significativos, párrafos al cumplir las tareas cotidianas, sean de nuestlo trabajo, de actividades deportivas. de participación politica, administración doméstica o simplemente recreativas. Finalmente, las líneas seráu nuestras pláticas, las palabras, lamanera como nos vestimos y arreglamos, las sílabas,
:
la subida a un taxi o la propina para un mesero a la hora de trayectoria del individuo a través de su relacjón con su comer y, finalmente, las letras podrían ser el tono de voz entomo, siendo éste el universo entero. Recurriendo a la con que nos dirigimos a los demás, gestos y ademanes idea de la ley kármica de las filosofias orientales,2r puede ejecutados a la vista de otros, muecas o sonrisas que decirse que el universo de un individuo está constituido por manifestamos ante nuestros semejantes. las acciones, buenas o malas, que éste haya llevado a cabo En todo esto, y de manera intencional, no se tomó en a través de infinitas existencias anteriores más los actos de cuenta el aspecto axiológico, dada la gran diversidad de las los cuales fue autor durante la presente. Aquí, empero, será personas y mundos creados por la menester regresar a la filosofia ocgran variedad de individuos, ni ca- cide¡tal, en nuestro caso la presoracterísticas que pudieran invitar a crática, porque es precisamente en diferenciar rasgos conshuctores y ella donde encontramos persistendestructores, ya que se pretende Un libfO nO eS temente la teoría de los infinitos sugerir la metáfora del libro como mundos (s¿. infinitos individuos o llamada de atención, dtigida a to-
Un ente abstfagt6, átomos). dos los individuos, en son de con- Nos parece deplorable aunque cientización. La noción de la vida un libro no Sólo eS probablemente constitu),a merade un individuo como algo grabado menteunafase del proceso evolutiindeleblemente ennuestro /iálo vi- la materialización ;;,-;iri;ñ;;;;'; el ocaso de la tal nos parecemás actractiva que la ;^l ^^-..*;--+^ humanidad como especie pensande osca¡ wirde cot sv Retr^to de del pensamiento, ;:ffi::;""il:Hia de ]a jdentiDorian Gray, porque aquélla sería Un libfO eS la dad individuo/cosmos o individuo/ una verdadera biografía. Pues don- mundo, vigente en 1a fi losofia griede el retrato de Wilde muestra la lll atetializaciól ga arcaica al igual que en lamayoría superposición de las capas posteriores sobre las anteriores, opacan- dg su amor -tr.6.66-11 do estas últimas y terminando en la .,yosi R*?.h3.ri:. ..:,',, :.), j tttis¡. as ¿e efigie monstruosa, síntesis de una Ia t ¿id F 't -:'r: : :¡n cl'sarió: vida en constante dective moral, "Íi:i,',",; :::: -- ': .a: .'":'::'l;,i:,i: nuestro libro de la vida enuncia la r " ", . , ,- , -.
de lasfilosoflas o¡ientales, se haya perdido casi totalmente. Esto nos parece tanto más importante, en cuanto ya se perfila uÍlatendencia haciala etirnirnción, del panotarna dc truchos dc lospaiscs llamados en desarrollo (léase paíscs despiadadamente explotados). de I¿s universidadcs y, de manera especialy prioritaria. de sus instituciones humanísticas, r' su reemplazo por institutos tecnológicos. más compatibles con Ias nodernas tendencias pragmáticas.
[,iber qua li ber, cl llbro en cuanto tal, porende, transciende radicalmente lo que t¡adicionalmente ostentaba este nombre. Trátese del acaecer cósmico mismo, encarnado en cada uno de nosotros como individuos. en radrcal absolutez respecto de todos los demás. Ciertarnente juegan en él un ¡nportante papel 1os hasta ahora así noübrados libros, en cuanto fé iles estímulos aun en el caso de llbros ba.surqpara la redacción de líneas, párrafos y capítulos en ruestro libro de la vida. Al tener presente en este contexto. que la leclr¡ra de los llamados Iibros no nos proporciona sino fenómenos captables. a lapar que cualquierotra experiencia cotidiana. en detenninada situación vital, es decir, con determinada intencionalidad, nos damos cuenta que dicha intencionalidad de suya es irreducible a la de cualquier otro indr\ iduo. Pero no solo eslo. sino nuestra propia inlencionalidad varía respecto de cualquier otra anterior, dado el replanteamiento del problemavital en cada momento de la eristencia de un individuo. de modo que el liber qua liberha de reeditarse siempre de nuevo. Mas. esto significá que. vadando el contenido del dicho, di¡emos,verdadero libro de momcnto a momento Parménides diía: de alrcra a ohora-, su contenido constituiría una nueva histo¡ia igualmente en cada instante. Acepfando, con las reseñ,as del caso, esta hipótesis -si así prefieren llamarla nuestros lectores-, se presentaría de inmediato la posibilidad de una nueva historiografia,'?a ya que de lo registrado en nuestro /iáro no sólo emergen nuevas connolaciones, sino, incluso denotaciones. En consecuencia de ello, los acontecirnientos asentados con antedoridad en nuestro libro ceden su lugar a otlos, debido a su reedición, convirtiendo [o que se tomaba por acontecido en algo no acontecido y. por tanto, en una mina inagotable de posibilidades u opciones de lo que puede acontecer. Los epistemólogos tienden a llamar estas posibitidades utopías, preñada cada una de pautas para una futura acción. Leibniz dice que Dios creó el mejor mundo posible. Nosotros, quienes sabemos que este pensador, como tantos otros a través de la historia, tuvo que rendir tributo a los poderes (s¡¿. Estado/iglesia) de su época, ocultando sus verdaderos pensamientos, pondremos la palabra indiyiduo en el lugar de la deDios. Decimos, porende: esverdad, sin
Orr Eobfrr.
embargo, de que é1 mismo es a la vez el creado¡ de dicha posibilidad, pudiendo modificarla en la medida en que él sea el verdadero aufor del Liber qua liber. I
"La idea de lono ácontecido como fuente de lo que puede aco¡tecer lá debeños á Marisa conález de oleaga, notable historiadora españo1a, quien si la inlerpreta mos corectañote se enlrenta al siN.ñtido de la historiog¡afi¿ co¡temporánea
Todo libro tiene tnás
de una lnistotria que contar
María Edma Gómez* llustraciones tomadas de The Complete Woodcuts oÍ Albrccht Diirc\ Editorial Dover, Nueva York, 1927.
Que las leyendas de los antiguoa sean una lección para los nodemos, a f¡n de que el hombre aprenda en |os sucesos que ocurren a otros que no san é1..Las mil y una noches
as m¡l y una noches fue mi primer libro -amor a primera vista diría yo. Era un volumen antiguo de espléndidas letras capitulares, de formas redondas y turgentes, incrustadas en grabados de flores, aves y animales marinos. M¡ abuela, como Scheherezada, cumplia el ritual de cada noche: abrir las abultadas pastas negras para dejar huir aquella cascada de relatos: pájaros de mil voces, bálsamos perfumados, árboles de esmeraldas, aguas de oro, islas y mares encantados. La ¡maginación, viajera ¡nfatigable, construía puentes hasta los magnificos palacios de Bagdad, ciudad mitoi recorriendo con Harún Al-Raschid (sombra de Djos en la tierra) sus calles angostas, donde flotaban las fraganc¡as de la seda, del sándalo, del incienso y los exóticos olores de exquisitos manjares.
Af¡rma el proverbio árabe: "Un buen libro es como un jardín en el bolsiilo". Yo aprendÍ a leer con avidez, sólo para apoderarme del misterio de ese jardín milenario, de sus cuentos viejÍsimos tomados de la tradición oral del antiguo or¡ente y transmitidos sin lugar a duda, por otras abuelas como la mÍa. Fui descubr¡endo en m¡ lectura, que había otras h¡storias, crueles tal vez, pero no menos poéticas; como la de la mujer despedazada, y encontrada dentro de un cajón, bajo las aguas profundas del río, envuelta en un velo blanco, "blanca como la plata virgen". Historias intensas, algunas de ellas v¡olentas o de acentuado erotismo, de acuerdo con su procedencia oriental y por lo tanto lejanas a nuestro pensamiento occidental. Pero habia algo más allá de los relatos favoritos, de las palabras pred¡lectas, algo más, que fui guardando amorosamente en mi corazón: La poesia. Me basta evocar el siguiente fragmento, en el que el relato se vuelve canto:
*Poeta y ed¡ton de la
revisaa Aquilón
...en el lecho hab¡a una joven de maravillosa hermosura, con ojos babilónicos. un talle esbelto como la letra aleph, y un rostro tan bello, que podía envidiarlo el sol lum¡noso. Era una estrella brillante, como dijo el poeta:
¡Elque mida tu talle, iOh jovenlY lo compare por su esbeltez con la delicadeza de una rama flex¡ble, juzga con error a pesar de su talento! iPorque tu talle no tiene igual, ni tu cuerpo un hefmano!...
Nunca supe el nombre del compilador de aquella edición, que para mí, era única en el mundo. Según los conocedores, la primera colección de estas narraciones or¡entales, fue traducida y publicada por el d¡plomático Antoine Gallan en 1704, quien af¡rmaba haber encontrado el manuscrito árabe en S¡ria. Lo más probable es que el origen de mi libro proviniese de esta fuente, pero este deslinde entonces, escapaba a mis ojos de lectora insaciable, a m¡ crec¡ente asombro y a la poderosa atracción que ejercían en mi ¡maginac¡ón aquellas páginas, a las cuales me acercaba con una especie de devoción, por los muros blancos de las mezqu¡tas, sus cúpulas de malaquita, los perfumados lavatorios ased¡ados de palomas y las esbeltas agujas de los alminares, alaceando el cielo.
Sobre Las m¡l y una noches. mi libro, había otra histor¡a que
contaba la abuela, no menos insólita que las de su contenido, y era que su padre. lo habia trasladado cons¡go de su país natal, en uno de los barcos de guerra del emperador Maximil¡ano. Sus páginas maravillosas lo acompañaron en su extensa travesÍa, aqu¡etaron sus horas de abatimiento en aquellas in mensidades. Poco tiempo después, perseguido por el ejército de Juárez, mi brsabuelo -el francés", se extravió en la sierra de Zacatecas, llevando entre sus reducidas pertenencias, el pesado tomoi único recuerdo de la tierra que habÍa dejado para siempre. Más tarde vino a parar a las manos de mi abuela, junto con un d¡ario escr¡to en letras antiguas, dibujadas en tinta ocre con cu¡dadoso apego.
Una de esas interminables tardes lluviosas, busqué el l¡bro sin encontrarlo, había desaparec¡do. Alguien que nunca supo de su valía, lo secuestró. Aún no ei1cuentro palabras para expresar el vacio irremediable de su pérd¡da. He leÍdo otros ejemplares, que reseñan la m¡sma historia fascinante, pero nada se compara con aquellas lecturas bajo la tenue lámpara en la habitación de mi abuela. Acaso el volumen no ex¡sta más, o bien, se encuentre reposando en el ámbito silencioso de alguna b¡blioteca. Ahora,
continúa v¡vo en m¡ imaginación, y es aún más grandioso de lo que verdaderamente fue. Aquellas pág¡nas apergaminadas de exquisitos cantos dorados. aquellas regias capitulares, permanecen en m¡ memoria tan claras como el pr¡mer día. Sheherezada es una joven de oscura cabellera rizada, de figura esbelta, ataviada en seda pÚrpura. Me pertenecen: sus movimientos, su andar, su voz de tono grave, que va contando las historias de amores y traiciones, de hazañas de héroes nunca repetidas; sus manos danzan al compás de las palabras, son pájaros de mil voces. ruiseñores. Alguna vez leÍ un hermoso ensayo de Borges en el cual propone, (en términos de la cábala) que las mil noches son las histor¡as de todas las noches que pudieron exist¡r; y una noche más... la inf¡nita. Yo estoy de acuerdo con é1, y agrego: todo libro tiene más de una h¡storia que contar. y ésta se multiplica innumerablemente. Y
Máquina del tiempo
y cnsol evolutivo: el libro
Benito Gámez* ..:I¿crone. tomdda( Je B- -.¡e.rrq"¿, Edith Diehl. Edii::r: I .:' .. ::.:::.r.;!Sl il¡nitivamente, uno de los inr::.':,. :.. r-.j:rosos \,con mayor ftrluro en el mun jt -: : :- :../.rrte libro Esta paradoja se clar¡ñca ,.-:.:- ::-::-lnJ.¡no, una vc¿ más que la voz pop[]ar :r!¡ -.:.:-::: i. \ erdadera, y que los que se apresuran 3n J:r:- :i ;.-,n¿Jo funebre de las ediciones, no hacen olr¡ ;r= ; -ii¡a¡iltfar suinexperiencia lectural: deslumt r.ll¡i ¡: ii .fuspor¡oteo informático de las computad.'r':s '. ¿IEüdumbrados por las legiones de los que no -b:r. l Qureren ieer libros, mandan sus esquelas entre ¡:srgnadas r fururistas por el tefo editado que ya nos deja. \ada mas falso; nadamás alejado de la auténtica dinámica de1 lib¡o en la vida de la sociedad.
En primer lugar, la lectura de libros siempre ha sido actividad propia de minorías, lo cual no impidió que ellas determinaran, en torno a la publicación cada vez mayor de libros, las características de la educación y de la vida civilizada de la sociedad en los últimos 500 años. Estos núcleos de lectores sistemáticos no sólo no han dejado de consolidarse y crecer, sino que han pasado a partir de ta segunda mitad de nueslro siglo a una nueva visión funcional del proceso de lectoescrifua de textos, que se podria sintetizar de la siguiente fo¡ma: decodificar (leer) y codificar (escribir) las propuestas lingúísticas, es la mejor manera de propiciar y encauzar el desarrollo integral del ser humano. Ya no sólo leer para ser laboralmente efectivo y un ciudadano confiable; sino leery escribirpara ser un mejor
acoor.li ka.lot .)¿ I Progru ó.le Lecta-Escntula ¿tetaUABC.
r.r humano, más pleno, más equilibrado, más crítico y c:eador. más feliz.
Cierto que de forma paralela a este proceso de concien:i¿ación de las minorias, las masas de no lectores han aumentado de manera proporcional al incremento de la población mundial, haciendo patente que la esperanza de un mejoramiento cualitativo de Ia humanidad tiene que cr.cer a través de una espesa capa de barbarie funcional, de redonismo barato, de consumismo grotesco. Sin embargo, una nueva variable {e eficacia comprobada, pero de apli-acrón inslitucional pendiente-. se propone como eje coordinador del proceso de alfabetización primera, media y superior: la adecuación placentera vivencial; una variable compleja que implica Ia integración de la psicología, la pedagogía y la literatura, en función del desarrollo simultáneo de las capacidades fundame[tales de la conciencia, tales como son la imaginación, el raciocinio, la sensibilidad y la valoración ética.
Y cierto asimismo que la dimensión cibernética de la realidad ha venido a plantear un acelerauriento del flujo y procesamiento de la 'ulormación. que no puede menos que significar el inicio de una nueva etapa de la humanidad, que se caracterizará entre otas cosas, por dos procesos clásicos de los ciclos evolutivos: en este caso, densidad de las interconexiones informativas y centración funcional de las mismas. Podriamos decir que la estructura operativa del espíritu planetario --esa coherencia mundial de la mente humana que imaginó Teilhard de Chardin, como resultado lógico del proceso evolutivo de la especie , se está armando. Sin embargo. si la imaginación axiológica integral (la capacidad y vocación en el hombre por ser justo y desarollar el amor por el bien y Ia belleza) no crece en el núcleo de esta mayor centración funcional, nada nos garantiza que la superestructura naciente no vaya a ser la pesadilla de un control mercadotécnico de hie¡ro. en donde como previó Aldous Huxley en Un mundo fe liz, la ingeniería genétjca determine con precisión científica las iegiones de mano de obra "contenta" que garantizarán el tipo de vida de ios
seres humanos "superiores".
En esta perspectiva doble de un horizonte que se ilumina sombríamente por masas vacunadas conta la lecfura de libros y sistemas computarizados en manos de minorías sumamente astutas, es donde la lectura vivencial de libros adquiere su ve¡dadera misión y trascendencia. Sólo la lectura profundamente íntima de textos vivencialmente integrales -es decir, para afirmarlo con todaclaridad, literarios-, puede garantizarle al hombre la salvaguarda y desarrollo de su humanidad enproceso de gestación continua. Para entender el verdadero serdestino del libro tenemos que reconsiderar la función humanística gestora del lenguaje con respecto al serhumano: pensar y hablar con signos linguísticos representó 1a inauguración de una suprarealidad la significación-, que se sobrepone a lanaturaleza, expliciíndola, ordenándola, programándola y hnalmente, transformándola.
Como dicen los poetas, "la ve¡dadera patria es el lenguaje"; podrÍamos ir más lejos y afirmar que antes que pafia, la lengua es madre de nuestro ser, porque el momento psicogenético con valor ontológico definitivo, es el momento en que el hombre vislumbra que puede decidir límites y formas palabras, liases-, en su captación de la realidad. A este primer paso que implica la genialidad de establece¡ una relación entre los fonemas y la realidad, se viene a sumar, quizá, el invento más importante del ser humano: la escritura, que significa la fijación permarente del código lingüÍstico, con Io cual, el hombre captura -en condición de latencia, a actualjzar en cualquier momento y por cualquier persona que sea capaz de hacerlo-, la mayor energía existente sobre la tierra, la signifi cación.
Así, podríamos definir al libro como el formato más práctico creado para el manejo de la escritura. este registro que vence al tiempo y a la muerte, y que se constituye en una oportunidad siempre propicia a la comunión creativa, con la mente virgen de todos los lectores del mundo que tengan la oportunidad de tenerlo en las manos y "hacerlo funcionar" conectándolo a su cerebro. Si quisiéramos establecer una diferencia fundamental entre la computadora y el libro, tendriamos que darnos cuenta que la primera es un acelerador de procesos significativos, mientras que el segundo. es simpiemente el conservador pasivo del código lingüístico, 10 que implica ia oportunidad del surgimiento y desanollo de procesos significativos de complejidad integral en el cereb¡o de los lectores. y Io cual requiere rie un tiempo y
una intimidad que no suele conceder la pantalla de las computadoras.
La computadora es un intermediario que gana funcionalidad entre más presente la tengamos; el libro es un intermediario que gana funcionalidad entre más invisible se vuelva -lo que sucede de hecho completamente durante
éxtasis lectivo. La pasividad lat€nte del código en el libro nos exige la totalidad creadora de nuestra imaginación. La computadora nos exige que la imaginación se proyecte al medio, para aprovecharlo al máximo; el libro nos pide que la imaginación explote recreativamente en nuestro interior. La pugna entre una y otro es falsa; simplemente cumplen funciones diferentes. Vale lapena abundar en el humilde y portentoso misterio del libro. El libro ha sido hasta la t'echa el arca de la alianza de la escritura para el hombre, es decir, el recipiente donde se conservá el poder del código significativo. Nadie podrá dudar de su capacidad de vencer el tiempo, cuando al abrir un libro los muertos de la histo¡ia se convierten en [uestros mejores amigos, sin importar que ya ni el polvo quede de ellos. Pero pocos quizá están conscientes de Ia dimensión evolutiva que encierran, cuando se trata de textos literarios. Está sonando la hora de que comencemos a darnos cuenta de que la reina madre de las bellas afes, la literatura, en su condición de máxima complejidad en el ejercicio de la dimensión lingüistica pues combina en su vivenciación la integralidad del ser humano (como ya dij imos: imaginación, raciocinio, sensibilidad y evaluación éticaF, puede ser también el hilo de Ariadna para el laberinto de la tbmación y transformación del ser humano contemporáneo.
Pronto, el desaruollo curicular del siglo xxt comprenderá de nuevo por qué Ia antigüedad clásica y el renacimiento privilegiaban en la educación el conocimiento literario, enriqueciendo este saber hereditario, con la perspectiva científica de la investigación lectural, una v¡sión lingüÍstica psicosocial del fenómeno de la
lectoescritura, que va mostrando cada vez con mayor evidencia que la única realidad cultural que logra el desarrollo integral de la persona es la literatura. El hlósofo español Julián Marías lo dice así:
Sí creo que la Literatura puede ser el hilo conductor de la tbrmación humaflistica. Su accesibilidad, el hecho de que da una "tonalidad" que sirve de pauta a las demás interpretaciones. todo eso hace que laLiteratura sea el"excipiente adecuado" de otros saberes e interprefaciones. Yo diría que la importancia de la Literatura -y de su enseñanza- es mucho mayor que lo que suelen peDsar. no sus adve¡sariosi sus defe¡sores.l
Visualizamos un horizonte en donde la lucha por la dignidad detodo serhumano, que consiste en tener derecho y posibilidad a ser único e irrepetible en la libertad creadora, y no carne de cañón barata para el consumismo demente, se desarrollará en el mayor contacto de la humanidad con Ios libros literarios. Anuncio para la educación mexicana del siglo xxt, cursos unive¡sitarios de inducción a laliteraturade Vasconcelos, Alfonso Reyes y Octavio Paz, por ejemplo; antologias de lecturas para educación media con textos clásicos de humorismo universal. En síntesis; la desmitifi cación del acaft onamiento educativoi la irrupción de la imaginación creadora en la tibieza curicular, la maniféstación de eros en la burocracia mortecina donde dormitan alumnos y profesores en el cumplimiento del deber de ser totalmente prcdecibles. A'i. el destino dc Ia humanidad, como desde el principio. sigue estando en la escritu¡a y en el libro: caballero andante de Ia cultura y crisol alquímico de la especie: iarga vida ¡.u lrumrlde magia deslumbrante. Y
'Citado por Lrrañ C¡rrerer e) | tttn rht\ !¿ útnnt Eo Cafalia Esp.riá. 1!-J
Y)", pasión g m ilrqro, (truncos)
,"1 E sLa)o "ll"á"Lir')o, en [,lari.o
Gustavo Mendoza*
Fotografias de Odette Barajas
Pan Serg¡o y Flor, que viv¡ercn los pr¡v¡leg¡os del azar
uiero iniciar esta intervención deslindándome de cualquier tipo de autoridad, es decir, a este texto no Io avala la solidezdel conocimiento sociológico de la educación, nide las ciencias de la educacrón. Durante
dieciséis años me he desempeñado como alumno, o producto, de lo que porconvención llamamos sistema educativo mexicano. Por lo tanto, mi voz no es la del especialista en la materia, sino la combinación de algunas prácticas de éste con las de la experiencia cotidiana, registiada cuasi etnográficamente.
Descubrimiento del universo Gutenberg
Un amigo (de más edad) y yo, asistimos a Ia misma escuela secundaria. Aunque él egresó algunas generaciones antes, tuvimos casi a los mismos maestros y hasta los mismos mesabancos. Sin embargo, conserva el gusto por la lectura, aunque para ganarse la vida su profesión no tiene ninguna relación con las humanidades.
Hay en su biblioteca un libro que en más de una ocasión ha sido motivo de conve¡sación: El galano atle de leer. Si no mal recuerdo, mi libro de texto se titulaba Español programado 3, o algo por el estilo.
En su generación hay varios que han incursionado por la narrativa yla poesia con fortuna muydiversa. Hay uno,leapodan el Chacho, y que según me comenta es "muy buen poeta" (con una inflexión muy fuerte en el adverbio).
Locurioso esquetodosellos recuerdan quefue su maestro de español, BenjamÍn Chávez, quien les dejó la certeza de que morirán, sí, pero tendrán una muerte quevediana; serán polvo enamorado de la literatura.
La lecturc del nundo Necede s¡enpre a la leclura dela palabhy la lect rc de ésta ¡np|¡cala cantinuidad delalectua de aqué|. Hay un nov¡n¡enlo del rnundo de la palabra yde la palabra alnunda,la palabrc dicha fluye del ñundo misno a través de la leclura que de é1 hacenos. Paulo Freire
"El profe Benjas", o'el profe Benja", según el informante, causó un enamoramiento intenso que aún perdura entre quienes fueron sus alumnos. Y lo hizo en una comunidad en la que un expendio de diar¡os y revistas hacÍa las veces de libreria. Desde fnales de la década delcincuenta varias generaciones escucharon (no sin azoro) algunas de las gestas de don Rodrigo, algo de la épica griega y por supuesto del caballero de la triste figura. Una docencia tan carismática es la responsable de que, casi cincuenta años después, algunos integrantes de las primeras generaciones de la Francisco l. l\,4adero tengan un háb¡to que en las posteriores no es posible encontrar: la lectura como parle de la vida, es decir, profesionistas y obreros que practican el galano arte de leer. Puede percibirse en ellos la cadencia de su movimiento vitalque recorre el itinerario del que habla Paulo Freire en el epígrafe.
Creo, por supuesto, que la falta de lectores es un problema eskuctural de nuesko sistema educativo. Sin embargo, con claro romanticismo, creo igualmente que harán falta docentes carismáticos que enseñen a desear, que sepan provocar ei deseo por saber. Quizá resulte una frus¡erÍa insistir en que la pasión del docente es indispensable. Pero la evidencia empírica me favorece. En la preparatoria, m¡ maestro de historia, cuando hablaba de Zapata o Villa, Soto y Gama o los F¡ores Magón, hacía queelsalón de clase oliera a pólvora, y esto sucedió un par de años antes de conocer esa hermosa miniatura poética que es la "Canción mexicana", de octav¡o Paz. La descripción que él hace de las pláticas de sobremesa con don lrinero terminan así, "y el mantel olÍa a pólvora..." Eso sucedió durante las clases preparatorianas de historia de l\réxico que recibÍ. Hasta antes de esos alardes de riqueza de lenguaje y cierto don actoral iflncados además en su orgulloso positivismo historiográfico), nadie antes de don Alfredo
*Escuela de Human¡dades. uABc-
Pérez Bolde me enseñÓ que Para estudiar historia es indispensable ser un lector disc¡plinado y para siempre Y eso es lo que me Preocupa. No fueron las instalaciones escolares (que en realidad fueron muy buenas), ni la catastrófica década de los ochenta Ias que me aleja' ron o me ganaron para la lectura. Fue algo mucho más contingente: maestros
Algunos meses desPués del anuncio de Carpizo, otro académ¡co de la UNA[/ constató, por medio de una encuesta por separado, "que los estudiantes universitarios eran, en algunos aspectos, analfabetas."3
Casi diez años después, D¡ódoro Guerra Rodriguez, director general del lnstituto Politécnico Nacional, declarÓ que conocían la intensidad del deseo, lectores durante toda su vida que habían escuchado Ia palabra del mundo. Ésos, son los indispensables.
"¿Qué habéis hecho, oh analfabetas tuncionales, de mis altos ideales educativos?" -se pregunta la patria (es decir, la morenita que está en la portada de los libros de texto), mientras lee un discurso vanguardista-revolucionario
Hace exactamente cinco años, la revista Nexos publicÓ los resultados de una encuesta sobre el rendimiento escolar en nuestro país, A partir de los resultados ahÍexpuestos se preguntó a los lectores: ¡.4éxico, ¿un pais de reprobados?1
Fueron 3 248 exámenes de bonocimientos generales, de acuerdo con los contenidos de los programas vigentes en 1992 Se aplicaron a 175 grupos (de quinto y sexto grado) de 161 escuelas pr¡marias en diferentes ciudades. Los resultados fueron, almenos para mi, algo asícomo elingreso al infierno de todos tan temido'
Utilizando la escala convencionalde un puntaje máximode 10,los promed¡os generales por área del conocimiento fueron: español, 5.23i matemáticas, 4.39; ciencias naturales 4 83; ciencias sociales, 4.88. Es decir, sÓlo 10.71 % de la población escolar encuestada logró una calificaciÓn dentro del rango 6 1 a 7'0
En elcaso de la educación secundaria los promedios generales por área delconocimiento fueron delsiguiente orden: español' 5.0, matemáticas, 3.47i ciencias naturales, 3'40; ciencias sociales, 4.01.
Para la materia de español, sÓlo aprobaron el examen 3 40 % de una muestra de 4 753 alumnos de secundaria general y técnica, de 174 escuelas del país. S¡milar al anterior, el examen consistió en los conocimientos generales del primer y segundo grados conforme a los programas vigentes hace un lustro Este es ótro capítulo de la "divina comedia" en la que se ha convertido la educación de este País
Que los responsables de la politica educativa hayan recon0cido que una de las debilidades más grandes de nuestro sistema educativo es el que tiene que ver con la calidad de la enseñanza' es un grave avance.
Baita recordar, a este respecto, cuando Jorge Carpizo MacGregor, entonces rector de la Universidad Nacional AutÓnoma de México, hizo pÚblicos los resullados del examen de admisión de los estudiantes que aspiraban en 1986 a la educación media básica y superior en esa univers¡dad: 4 8 de calificaciÓn para aspirantes a licenciatura; 3 5 para los aspirantes a la preparatoria' 2
que en el examen de admisiÓn para ese instituto el promedio general de los estudiantes fue "superior a los 6 puntos, lo cual demuestra una mejorÍa en relaciÓn con años anteriores" 4
Estas tarjetas postales del reciente pasado mexicano incentivarian la imaginación febril de cualquier epÍgono de San Juan Perogrullo acaso diria-con cierta mesura-que, "de acuerdo con las evidencias, parece que algo anda mal en materia de educación en este paÍs".
Desafortunadamente este panorama es global Sven Birkets encontró en materia de lectura y lectores en Estados Unidos un espejo muy simllar al nuestro "lVuchos educadores afirman que nuestros estudiantes tienen menos capacid ad pa? leer, analizar o escribir con claridad" sin perder de v¡sta de que habla de los Estados Unidos, escuchemos una queja muy familiar: "Nuestro sistema educativo está en decadencia, nuestros estudiantes son incapaces de leery comprenderlos textos que les son requeridos' y sus califlcaciones han descendido más que las degeneraciones previas".5
La misma Secretaría de Educación Pública escribe;
El propósilo de los programas de estudio de Español para todos Ios niveles de educación básica es lograr que los alumnos se expresen en forma oral y escrita con claridad y precisiÓn, en contextos y situaciones diversas, y que sean capaces de usar la lectura como nárramienta para la adquisición de conocimientos, dentro yfuera de la escuelá y como medio para su desarrollo personal' 6
La falta de lectores, además de ser un problema que puede explicarse como consecuencia de la historia de vida de cada no lector, también es consecuencia de la inveterada e injusta distribución de la riqueza que padece este país La piadosa obra del Estado por formar lectores, pese a su declaración de principios' ha sucumb¡do ante las mañas de los espÍritus malignos que se han avecindado en nuestro sistema educatlvo' 7
I Laencueslaluecoordinadaen 1991 porGllbertoGu€varaNieblaypublicadaen el número 162 pp. J3-44 lárJJu,, ¡1"¡lr, cil¡"no i's92) '[ ráFsrareovcarivo' e- NoYos r70 ?l 16
I Guevara Niebla, Glberto (1992i23). 'l ¿ ¡orrada 22 de rullo de 1995 á, iil, i*. f l sd). I * e, enhe'q Etes@'. rne I ateot Readrlg '¡ d¡ frecrtonrc age Ne'¡, Yorkr Fáwcetl Columbine, pp. 119. 123. ; é"."üiá¿" e¿**lo" i;¡blica (1993) Educációr básrc a' Ptan v prcsranas de esttil¡o 1993. ¡¡éxico:secretaría de Edlcáción PÚblicá, p 19' i i"si;;.im..i"*. d" Oilb"rto Guevara NiebLa (1 992121 ) de 1921 a 1992 el nÚmoro de al,mnos Daso de 868 040 a 14 585 300:rcs m¿esl os eran 62 858en 1949y pa'¿ 1992 5e -an416718,elnu-erodeF§cueas pasooeI104'e_ 9"' ¿81924'
¿Qué podemos hacer los docentes ante elhecho contundente de que los universitarios (es decir, colegas y alumnos) son analfabelas func¡onales?
La lectura es ¡ndispensable para los procesos decognición en todos los niveles de la educac¡ón.3 Sin embargo, el hecho es que en México no haylectores,que pa(e de esta vergonzosa deficiencla se explica por el deterioro de la calidad de Ia educación; otra parte es por el costo de los libros; otra puede ser que faltan bibliotecas, presupuestos para ellas...
Ante esta situación me parece que nuestra polít¡ca educativa requiere ser revisada a fondo. SÍ, entiendo que esto se sabe desde hace mucho tiempo. Sé, ¡gualmente, que el desaliento y la apatía han devorado a gran parte del magisterio de todos los niveles, pero el problema no se resuelve solamente declarándose pesimista u opt¡mista. Este problema sobrepasa la volición.
Muchas veces han formulado los grandes problemas nacionales en materia de educac¡ón. Tal parece que hay un ampl¡o consenso en preguntas como: ¿qué sabrán los c¡udadanos de este país dentro de cuatro generaciones de continuar esta tendencia? ¿Podrán valorar nuestra cultura?¿Qué estudiantesestán en capac¡dad de comprender el valor de nuestra lengua, de nuestra h¡storia? ¿Es posible comprender todo esto sin que medie el galano arte de leen ¿Podremos lograrlos avances científlcos y tecnológicos que requerimos con maestros y alumnos que son analfabetas funcionales?
La patria (es decir, la morenita que mencionamos pá¡rafos arr¡ba)se pregunta; "¿es posible documentar nuestro optimismo?"
Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad de Colima dieron a conocer los resultados del proyecto de investigación básica denominado Formación de Ofertas y Públicos Culturales (Focyp). El equipo de investigadores coordinado por Jorge González nos perm¡te tener información relevante para ensayar una perspectiva, hasta c¡erto punto novedosa, para explicar la falta de lectores. Los resultados fueron obtenidos porelestudio de más de 34 ciudades mexicanas con más de 100 000 habitantes. Además de conocercuant¡tat¡vamente la infraestructura cultural en México, el Focyp ofrece información para conocer los patrones de consumo y/o utilización de las práct¡cas de abasto, alimentac¡ón, diversión, educación, religión y salud.
En lo que toca al tema que nos interesa, la lectura, los resultados (entre otros) son asi:
a) 21% de la población no tiene, en su hogar, un sólo librol
b) 16% tiene de uno a cinco libros;
c) 14% de seis a diez libros;
d) sólo 25% de los mexicanos tiene más de 31 libros en su casa.
Con estas cifras tenemos otra arista que comprueba las sospechas: el impacto del proceso educativo en la formación de lectores es casi insign¡f¡cante. Según Jorge González, vemosque "de cada d¡ez hogares en l\¡éxico, tres tienen almenosun titulado. Pero cuando pasas a la parte de Ia lectura es impresionante: de los que t¡enen nivel de licenciatura sólo 42% habÍa comprado un libro en el último mes, y el restante 52%, no."e
Un pais sin lectores, más un sistema educativo reducido a la reproducción delsaber, más problemas sindicales, más docentes y estudiantes analfabetas funcionales, más caída salarial, más recortes presupuestales, más la ¡njusta distribución del capital cultural, terminan por aplastar a cualquier alma bienintencionada, como lo demuestra la vida, pasión y milagros (truncos) del Estado alfabetizadoren ¡,4éx¡co. Una cosa es cierta. Quien sea responsable de escr¡bir la respectiva hagiografia no podrá ev¡tar la confusión de sent¡mientos al ver, pongamos por caso, a José Vasconcelos, un genuino soldado delespÍritu pese a todo, y al lÍder vitalicio de la vanguardia revolucionaria del magisterio unidos por el mismo ideal. Momento, momento. Por supuesto que, por fortuna, haydiferencias. Pero asíde compleja y paradójica es la historia que habrá que conocerde tan conmovedora acción educativa.
Los resultados de la invest¡gación colimense sobre infraestructura cultural nos ayudan a repensar otra dimensión de la ¡ectura, hasta ahora poco explorada: la de los hábitos de consumo de bienes y serv¡cios culturales. Un ejemplo. Guadalajara registró de acuerdo con el Focyp "14 museos, 27 casas de cultura,20 bibliotecas y 12 teakos; buena parte de ellos iundados en la época de la cr¡sis, entre 1970 y 1980." Compárese la infraeskuctura de una ciudad como Guadalajara con la del sur de la ciudad de N¡éxico: "36 museos, 42 casas de la cultura, 348 bibliotecas, 40 teatros, 7 salas de concierto, 56 auditorios, 28 cines de arte, 26 galerías y 22 escuelas de arte".10
Si se extrapolan las cifras al rubro de la lectura y los lectores, una posible consecuencia es que quien nazca en el sur de la
¡ Véase, enlre otros, Sámie¡lo Silva, Caroliná (1991) teery c onprender. pr ,esanjentade lextos destle ]a pstcalogía cognlfiva Máxlco:Pianeta y Arenza¡a, Aná y Auretra¡o carciá (1995). Espácios de /ecfum. Estaleg¡as netcdotogicas para la lünación de lectares. México: Fondo Nacionalpara la Cultura y tas Artes.
s La /'omada, 16 de abril de 1 996.
ln La ¡ornada, 15 ds abril de 1996
ciúdad de N¡éx¡co tiene más pos¡b¡lidades de encontrar en su medio mejores oportunidades para su desanollo cultural. Si de apuestas se tratara, yo ¡nvertirÍa en infraestructura cultural. Sería la mejor inversión para el pais, aunque no estoy seguro de que un pais de lectores sea la solución a nuestros males, si no se dan (a la vez) la v¡da política democrática, la descentralización, la búsqueda de formas más equitativas de repartición de la riqueza, la partic¡pación política más ampl¡a del l\,téxico profundo y la responsabilidad ciudadana (y ante todo gubernamental) por lo que queda de la flora y la fauna de la suave patria.
Volviendo a lo de las estadísticas sobre ¡nfraestructura cultural. El aparente determ¡nismo geográfico es eso, aparente. En Tecate, en la década de los sesenta, un modesto pero ejemplar maestro de secundaria, con todas las condiciones estructurales en su contra,logró heredarvarias generaciones de lectores. lvuy pocos, es cierto, pero casi todo les era desfavorable. Ni una sola bibl¡oteca pública habia en Tecate en esos años. Hoy, 1997, hay una sola biblioteca pública,4 escuelas secundarias (matutinas y vespertinas), un Colegio de Bachilleres, un bachillerato tecnG lógico, un Conalep, una escuela universitaria de inqenieria, varios colegios de profesionistas. En los últimos cincoañosse han presentado akededor de sesenta l¡bros, opocomás, y aellas as¡stimos las mismas personas, casi siempre. 30 años después de que se leía en la secundatia Elgalano añe de ieer, no hay lectores galantes. Estaes otrade las paradojas de las que hablaba párrafos arriba. Hay una infraestructura (modesta, no hay duda), pero no hay lectores, nisiquiera en la univers¡dad.
Esees mitemor. Ojalá esté equivocado. Pero nuestro sistema educativo no promueve la imaginación, ni la creatividad. Casi aleatoriamente tuve Ia fortuna de conocer a maestros que en términos bachelardianos me enseñaron a portar el deseo, a desear el conocimiento, a negarme al lenguaje aprendido, a las teorizaciones del sentido comÚn, a los manuales, alsabersabido, a reivindicar y prácticar mi derecho al eror, y estos atisbos de alegriasólose dan por mediode la lectura. Entiendo, porello, que cuando platico esto no pocas veces me acusen -cordialmentsde una vergonzosa cursilería. Y sin embargo, asífue. Antes que yo, hay miembros de pasadas generaciones que llevan con
orgullo su muerte quevediana. Yo aprendi a interesarme por Ia h¡storia y literatura porqúe mi maestro hacÍa, talcomo lo leen, gue el salón olieru a pólvora. Son estos seres contingentes, escasÍsimos,11 quienes pueden hacer los milagros que el Estado alfabetizadorno ha podido acausa de los espíritus malignos que se han apoderado de é1. Tras 16 años de vida escolar sé (como bien señala el refrán), queesosmaestros no se dan en maceta. Eso yo lo sé, y es lo que préocúpa. ¿Se imaginan un Vasconcelos que además de su amor por las letras sea, a la vez, excelente adm¡n¡skador, con espíritu empresarial y de benef¡cio social, capaz de hacer redituable el consumo de libros? Esos son los ¡ndispensables.
Leer es muy importante. iQué bueno que compartamos este lugar común | ¡Qué lastima que todo parece estar en contra! Sin embargo, Roberl Darton nos recuerda varios episodios de la historia que abogan a favor de la Promoción de la lectura. "Piense con cuanta frecuencia la lectura ha cambiado elcurso de la historiala lectura de Lutero de Pablo, la lectura de lMarx de Hegel, la lecturade ¡,4aode l\rlarx. Esos momentos críticos resaltan en un proceso más profundo y vasto- el esfuerzo s¡n f¡n del hombre Por hallar sentido almundo a su alrededor Y dentro de sÍ. Sipudieramos comprender cómo ha leido, estariamos más cerca de cÓmo da sentido a la vida; Y de esa forma, la forma histórica, podríamos incluso satisfacer algunos de nuestros propios anhelos de significado." r'?
Posible o no, tenemos la obligación de la esperanza, diría Borges... peseatodo. Pese aquienes han hecho de la educación lo que es hoy día. Mi maestra de literatura gustaba de citar a Machado: "malos hombres, malas mujeres, que caminan y van apestando la tierra". Palabras más, palabras menos... Y
" Lo preocup¿nle de la docencia carhr¡átca, como la Llamo es evidente 'Alcomenzar a aplc¿r 'Fo..a\e'áorá.lc¿peo¿goqica-an\"'odom.'h¿s'dp"qdern_ov¿'ión peo realmenleéslasnosefundamenlánenningunabaseci€nlif caseria porlocualmuchoshán fracas¿do. Tambié¡ hahabidopersonasque Mn logrado bue¡ éx lo apllcando algrin mélodo delrabáio, p€m su éxlto hatenidocomo base su personalidad, su liderazQoosuenlusiasmo' otodoju¡lo,demodoqle'aldesaparecerelprobgonista'desaparecelodoelmovirniento' Hoy, que podemos conlar con una pedagogía máLs cienliflca, los €sultados ¡o son tan halagadores.Yolaláeconocimieniocientiiicornerefutec!antasvecesseánecesariaLácila corresponde allibrode varios autores E/ n,río y sus prirneros años e/r/a esc'e/a ¡/éx co: Sec.elariade Educación Pública, 1995, pp.77 78 r'?Dámion, Roberl (1991). 'History of Reading' €n Peler Bu rke {ed.) New PerspecÚves on H,slor.,cal ryd¡rg. London: Polily Press, p. 161_162.
qy LIB.?O Dp
Jorge Ortega*
Fotografias de Rosa Maria Espinoza
a Gabriel Tmjillo
is primeras nociones de la poesía escrita, como género literario, se remontan también a la escritura de mis primeros poemas. Tenía yo quince o dieciséis años y una inexplicable afición por la escritura comenzaba a echar raíces en mi mano. Era mi novia de ese entonces, propulsora de inspiración inagotable, cuando de pronto, todo acabó, y la decepción multiplicó en mi corazón las posibilidades curativas del lenguaje para sanar lo sucedido. Escribia para autoflagelarme con el fin de "tocar fondo" y enfrentar la realidad. Escribia carlas y poemas de amor para.iustificarme, para accesar de nueva cuenta a lo perdido y purificarme a base de martirio; pero me endrogué atal punto con la redacción confesianal. que al cabo de unos meses me volví siamés de la palabra. y por ende. de Ia escrirura misma. Escribir era un acro esponráneo y necesario. mejor dicho- un ritual para corporeizar la imaginación, el idealismo intimista de Ia segunda adolescencia. Indagué. entonces. otros modos de escritura para ubicar mi afición, para saber qué decían los otros. los poetas, acerca de lo mismo que yo sentia o había sentido. Acudí a la biblioteca de la preparatoria con enorme desorientación, mas con una brújula segura: la intuición poética que ya fraguaba en mi, aspiraciones profesionales. Repasé de prisa los lomos de los libros. El secreto de los demás contiindose sus cosas y apilados a Ias mesas me llegaba como un sedimento de trinos; los estudiantes eran pájaros inquietos en un jardín donde los lib¡os eran instrumentos de viento, donde el silencio era una fiesta subrepticia. A partir de esta ñgura, las bibliotecas se me presentan como un campo de analogías placenteras, donde los volúmenes y el mundo extemo comparten el reflejo del conocimiento. la comunión de las naturalezas.
*?o¿ta N!\icdlehs¿
Bibliotecas, pero también librerías. Por las primeras averigiié a fondo el temario de la clase de literatura universal en su espectro más tepresentativo: desde El Gilgamesh hasta Bécquer, pasando por El Mahabarata y El Ramayana, El cantar de los cantares, La llíaclq, La reptiblica, La Eneidq, La canción de Roldán, El cantar del Mío Cidy El cantar de los Nibelungos, La divina comedia, LaJerusalén liberada, Los Lusiadas. Por Ias segundas inicié mi descubrimiento de Ia poesía modema: de Whitman y Baudelaire a Sabines y Paz, pasando por la Generación del27 y la de Contemporáneosi sin embargo, los dos primeros libros de poesía que compré en mi vida, hacia abril de 1988, fueron de dos autofes ([/e¡nle poemas de amor y unct cclncíón desesperada de Pablo Neruda y Se/ecci ón poéticq deF ederico GarcíaLorca), que marcaron conprofundo sentimiento una poesía que no me he atrevido a publicar.
Libros baratos, accesibles, libros para ser comprados por un estudiante de preparatoria que, a diferencia de sus compañeros de salón, espera y toma la clase de literatura con cu¡iosidad excepcional. Estudiante y aprendizde poeta que mide en los libros de Neruda y García Lorca las longitudes de la expresión poética como un pasadizo para sorprender las facultades liricas del lenguaje común Libros de poesia de autores, ahora nostálgicamente asociados con una edad donde la ingenuidad es el estimulo esencial
todo tropiezo sea un comienzo, un pisar fondo para ascender a los remansos de la seguridad intelectual y la elección estética. Libros de poesia para afinar las directrices de mi
búsqueda, reconocerme en Ias herencias magnánimas de mis héroes literarios en un intento por identiñcar a un patrono vitalicio que, más allá de influenciar mis poemas, seaunmodelo de compromiso consecuente con la perennidad del oñcio poético.
Desde entonces, el libro de poesía como tal ha venido a hacerme la vida más llevadera a través de su lectura. A sabiendas de que la poesía es búsqueda y alabatza de verdades, de certidumbres yisibles e invisibles que le dan razón existencial a nuestra vida, el libro de poesia viene a ser Ia encamación legible de dicha actitud. Testimonio material que nombra, dibuja y exalta la desnudezde nuestra ¡ealidad comoun cuerpo deslumbrante quevamos debelando conforme la experiencia nos va dando argumentos para ello. Su otro atributo capital es el don de la inmortalidad, donde la página impresa es un patrimonio cultural de la verdad que accede a la infinitud a través de la memoria del autor y su lector. Gracias al primero, el libro de poesía va heredándose por un a s:usrfe de genea I .)gía p oét ic a (robo el término al poeta Tomás Di Bella) que da lugar a una tradición poética familiardonde el canto adopta un carácter genético; gracias al segundo, el libro de poesía percute más allá de su autor, divulgándose en ámbitos ajenos a éste, enrolándose en el circuito etemizante de lahistoria literaria. En lamedida de mis posibilidades, he ido sumando libros de poesía en los estantes de mi pequeña biblioteca: antologias de autores alemanes y mexicanos, en Tucán de Virginia; Coleridge, Rimbaud y Wordsworth, en Visor; Cavafis y Heaney, en Hiperión; Maples Arce, Pellicery otros mexicanos, en FCE; en Harcourt Brace; otros poetas mexicanos y de lberoamérica, de nuevo en Tucán; Becerra, Lezama y Pacheco. en Era: poetas bajaca liforn ianos. en UÁBC. ICBC. Cecut, Larva, Los Domésticos, Tierra Adentro. Libros y plqquettes de poesía que dan sentido al microcosmos de mi recámara, suspendiéndola, haciéndola girar en una repetición de versos leídos años, meses, días, ho¡as atrás; lomos que resplandecen como fosforescencias a mitad de lanoche y me llevan a estirar el brazo; libros de poesía como cigarreras o rectángulos de ébano flaquísimo, como páginas que son películas de ámbar adelgazado con lamanualidad del editor, ángel de Ia guarda; Iibros de poesía, inexplicable tendencia a sumergirme en los libros de poesía: aventurar el pensamiento en su lectura, aspirar una brisa de metáforas campantes, descubrir claros de flo¡a inusitada, y de pronto, perder contacto con la radio debido a la profundidad de la tuz. Y
Cultura y escritura
El libro -lo digo en un sentido amplio; , on mavor precisirin habria que der ir, la palabra impresa es el espacio propio de nuestra cultura, de nuestra literatura. Es cierto que la literatura oral persiste al lado de la escrita, y que nrerece cultivo y atención; pero para nosotros lo habitual es que la literatu ra se escriba, se publique y se lea. Y quienes se encargan de publicar los libros son los editores. Me parece útil tomar conciencia de que la literatura lle6a al público en libros y revistas, en diarios y hojas volantes, en impresos. Las actividades editoriales no son algo separado, sino una continuación necesaria de las literarias. En nuestros dÍas, hablar de Iiteratura exige tomar en cuenta no sólo la escritura del libro, sino toda esa intrincada red de hechos que lo multiplican y lo hacen llegar al lector, y que incluyen la edición, la Llislribur icin. ld promo( ión. la vent¡. la. bec¿s. los, oncursos, lo< prernios las conferencias, las relaciones con la ¡rren'a. la radio. la televisión y el cine y, naturalmente, las ferias.
El libro no es un lujo, sino parte esencial de la vida; enriquece por igual la soledad y la compañía. Estamos tejidos de la sustancia de los libros y detrás de nuestros más sencillos actos y palabras hay una larga tradición escrita. Nuestra sociedad existe gracias a una cultura que rebasa ampliamente la capacidad individual de cualquiera de nosotros y que se encuentra depositada en los libros. La dimensión del conocimiento colectivo es terrible: suena en el recuerdo la voz e.t ¿nd¿liz¿da dp lu¿n de M¿irena: " iLo que sabemos entre todos! Eso es lo que nadie sabe".
Nuestra cultu ra se encuentra depositada en los Iibros y en otras formas de escr¡turas. En libros de toda clase: de medicina, de ingeniería, de leyes; en cat.ílogos, instruct¡vos, prontuarios, en diccionarios, códigos, cartillas. Sobre todo, y tal es Ia primera imagen que nos asalta cuando escuchamos la palabra libro, en las obras de imaginación o de teslimonio, de r re¿cirjn liler¡ri¿. Los otros libros, útiles en su momento,
envejecen y pasan. Las grandes obras de creación permanecen. Su lectura nos rescata del tiempo y de la muerte; pefecciona en nosotros la capacidad de amar.
Pese a las raíces etimológicas de la palabra, que la relacionan como letra, l¿ lileralura e. rnul anlerior ¿ la e.t ritura. Durante milenios fue solamente oral. Ar¡n en nuestros días hay pueblos c¡ue no la conocen sino de esa manera, y todos la practican, así sean letrados. Literatura oral fueron y son los corritlos; literatura oral es la Ce todas nuestras comu nidades indígenas y muchas de campes¡nos mestizosi literatura oral ft¡eron la llíada y la Odisea y el Cantar del mío Cid; literatura oral son Ias fabulaciones que dejamos caer quizá por las noches, antes de que ellos se duerman, en los oídos de nuestros hijos. 2Hace falta decir más para señalar hasta qué niveles de excelencia puede llegar?
I a memoria, sin embargo, como recurso único para conservar la información o las obras de arte, const¡tuye un¿ limil¿nle sot i¿1, un¿ barrera escritural que frena el crecimiento de una cultura. Hoy creemos saber que, así como Ia poesia se deriva de la reli6irin, el alfabeto -no las formas de escritura anteriores, como los ideogramas o los pictogramas surge a partir de las necesidades comerc¡ales de una comunidad y solamente después se aplica a recoger lo que desde tiempo atrás circula como literatura oral, y todavía más tarde comienza a utilizarse, directamente, para componer literatura. También sabemos qLre la literatura escrita, así se haya derivado de la oral y conserve una relación mutua con ella, ha terminado por ser estructural y funcionalmente distinta: una obra escr¡ta no se compone como una oral. En cambio, parece ser que la necesidad de multiplicar las copias de un manLrscrito es virtualmente s¡multánea a la adopción de la escritura alfabética. El medio mismo que constituye el alfabeto lleva implícita la potencia a multiplicarse. Así pues, la edición en r uanlo quc rcprodurr ión de un original, nace, por decirlo así, con la adopción de la escritura alfabética.
Griegos y romanos
Poco sabemos del comercio de libros pnlre los Briegos. pero la gran dilusión que tenia exigiria modos de manufactura en escala comercial. Algo semejante, podemos imaginar, a lo que después ocurriría en Roma, de cuyas edi¡on¿les c\iste m¿yor inform¿ción. Montar una ed¡torial en Roma, según cuenta Alfonso Reyes en su llbros y libreros en /a anfrgüedad, requería una inversión apreciable, si no en máquinas sí en esclavos que, de preferencia, debían ser6riegos y que, esclavos y todo, recibían cierta paga por su trabajo. Según Séneca, un servus /iteratus podía valer cien mil sestercios; sobre las máquinas, entre otras, tenía la ventaja de estar capacitado para enseñar caligrafía a los hijos del amo, en sus ratos l¡bres.
Para producir los ejemPlares que ¡ondrían ¿ la venl¿, vdrios copislas tom¿b¿n dict¿do de un mismo lector. Una firma bien organizada Podía lanzar al mercado varios cientos de ejemplares en unos cuantos días. La colección era cara y los empresarios insisti¿n en que hacia [alta Irabaiar más de prisa. Por supuesto el apresuramiento provocaba descuidos y errores de los copistas, y las quejas de los autores sobre este tema fueron tan abundantes entonces como los son ahora. 5i se descubrían a tiempo yerros importdnl.es había que corregirlos, ejemplar por ejemplar -la versión clásica de un pliego o una hoja que deben ser rePuestos-. En su correspondenria, Cicerón mencion¿ t ómo {tico. amigo y edilor suyo, atePtó hacer enmiendas de última hora en su Defensa de Ligario, pese a que las ocasionaban descuidos del autor en el original. Encargados del remiendo estuvieron tres copistas: Farnaces, Anteo y Salvio.
En ocasiones los amanuenses, Por negligencia, se saltaban líneas. Los compradores que buscaban ejemplares completos, confrontaban el número de renglones de su copia con los de un libro que se sabía correcto Y que servía de patrón. Las ediciones se hacían paulatinamente, unas pocas decenas de ejemplares a la vez; lo cual no impedía que a veces un editor tuviera que quedarse con ellos en la bodega. Por olra Pdrle, los ¿ulores podían autorizar que su obra fuera puesta en circulación porvarios editores al mismo tiemPo.
Además de libreros e impresores -si llamamos así a la reproducción manuscrita en gran escala-, los editores de Roma se hacían cargo también de la distribución: la red de librerías de Ático, porejemplo, abarcaba todas las ciudades griegas de cierta importancia, con Atenas a la cabeza Para promover los libros se acostumbraba hacer recitaciones en lugares públicos, como las ternas y las galerías; algo así como las presentaciones en la actualidad. Pero el público de entonces era menos paciente: en el Satiricón, de Petronio, se cuenta cómo EumolPo, un poet¿ lorpe v pedante. lerm¡n¿ und de est¿s re prese nt¿( iones r orrido a pe-
ERO EN,
Los establecimientos editorales de Roma, que eran también librerías, se hallaban en los mejores distritos comerciales y eran s¡t¡os de reunión de eruditos y bibliófilos. En la entrada habí¿ list¿s de los mdnuscrilos en existenc¡a y fragmentos de algunas obras para incitar a los posibles comprado ies. Había t¿mbién libreros ambulantes, pero noventasa plazos. Y los litrros de escasa demanda, entonces como ahora, iban a dar a las provincias para correrlos de nuevo.
dradas por el auditorio. Como ahora, los manuscritos antiSuos eran muy apreciados y no era raro que fueran falsificados.
Los derechos de autor, que tan importante papel desempeñan en nuestro mundo, no fueron conocidos por los griegos ni por los romanos- El derecho romano, que tan minuciosamente cubre todas las eventualidades de la vida, nada dice de la ProPiedad lileraria. Marcial, enlre otros, se quej¿ de que los colegas saqueen sus obras, pero no apela a ninSún procedimiento iegal porque éste no e\isle. Recuerdo en particular a Marcial porque fue él quien primero empleó la palabra piaE¡dr¡us tlpi1ram¿\ l, 5J I (on el senlido metdfórico con que la usamos ahora; en el derecho romano se apl¡ca sólo al autor de un robo o de un raPto Ningún autor antiguo se queja de que Io esquilme .u edilor' Pero sí Itegan a la mentar con envidia los iugosoi negocios que podían hacer los editorei en conlraste con l¿ huec¿ fama, según dice Juvenal, que es toda la recompensa que Pueden esPerar los autores.
Con el fin de evitar que las clases que daban fueran publitadas porotros, autores como Quintili¿no, Caleno, S¿n Jerónimo tenÍan que aPresurarse a publicarlas. Leios de esperar provecho económico de sus obras, lot autores estaban más bien disPuestos a pagar para que fuesen Publicadas' ir4uchos etan aristócratas acaudalados, sin preocupaciones et onómic¿s' tos ooetds solí¿n ser de cun¿ más modLsu y cuando mucho asPiraban a encontrar un mecenas/ un pfotector. Sila, que tenía el ingenio agudo, concedió una vez un sueldo a un mal poet¿, con la condición de que no volviera ¿ escribir. Había pocas oportunidades para que un escritor cobrara por su obra. Una de ellas en el tedtro; otra, vender a alguien lo que hubiese escrito, para que el comprador lo publicara como ProPio.
Una creciente especialización
Hacia fines de la Edad Media, la apar icidn de la bant a y la induslri¿liz¿ción inripienle de Europ,r [orzaron elsurgimiento de nuevas técnicas de producción y de negociación. La imprenta y los derechos autorales entraron en escena. El número de los lectores se multi plicó fantásticamente. Había nacido, para estos menesteres, Ia modernidad. Hoy en día algunas editoriales podrán engañar a sus autores con el pago de derechos. Las que son serias no lo hacen. A final de cuentas, la mayor riqueza de una editorial son sus autores. Lo cual no evita que, de vez en r u.lndo, puedan aún escuch¿rre historias terribles, hasta hace poco tiem, po más bien frecuentes, como la de Jorge lsaacs. No voy a contarla en detalle. Baste transcribir unas líneas de una carta que lsaacs dirigió a Justo Sierra en los albores del siglo:
Usted sabe que en Méx¡co se han hecho ya catorce ediciones de Marla y las hechas en los demás países de Hispanoamérica, sin contar éste, pasan de ve¡nt¡cinco. ¿Qué resultado supone usted que daría en México algo que se hiciera con elfin de exc¡tar a los editores del libro a formar un fondo que recompensara, siquiera en parte, mis dc¡echos como autor de ese libro? iQué efecto daría, hecha desde allí, una excitativa semejante a los demás editores de Amér¡ca que, perjudicándome tanto, han hecho ediciones sin consentimiento mío?
Todavía a mediados del siglo xtx un ed itor era en realidad un impresor q ue al mismo tiempo era librero y distri buidor. En algunos casos, como el de Luis C. lnclán, era además autor y, para las obras que había escrito, se daba en él todos los eslabones de la cadena que lleva el libro de las manos del autor a las del lector. Sin embargo, mientras más florece la literatura de un pueblo, más se ensancha el círculo de sus escritores y de sus lectores; menos directo va siendo el contacto entre el creador de la obra y quien la recibe. La actividad editorial se subdivide y se especializa; Ias tareas del editor, el impresor, el cuadernador. distribuidor y el librero se divcrsifican. Aun lo que llamamos editor se fragrnenll: en una editorial pequeña una misma persona puede y suele cubrir las más diversas funciones, desde contratar los libros hasta venderlos; en una editorial mayor, cada actividad estará en manosde personas d istintas. La contratac¡ón de obras, la revisión de tr¿dLr((ioneq, la preparación de originales, la corrección de pruebas, el diseño del libro y de los forros, la publicidad, la contabilidad, el manejo de los derechos de autor, la venta, el almacén, las exportaciones... son algunas de las especialidades que serán atendidas por diferentes personas o grupos de personas, según lo exija el tamaño de la operación. 2Quién, pues, de todos éstos, será el editor?
El editor es quien tom¿ l¿s decisiones: qué publicar, cómo publicarlo, cómo venderlo.
Naturalmente estas decisiones se encuentran mezcladas y suelen hallarse supeditadas u nas a otras de manera variable. En editoriales distintas, o en colecciones diferentes de una misma editorial, o en proyectos aislados, pesará más una u otra, y el resto se amoldará a ella para respaldarla. En el caso de cada empresa, de cada editor, la cadena de decisiones que se adopten en estas tres esferas fundamenta, Ies será lo que finalmente decida el carácter de una editorial.
Eso es lo que un ed¡tor hace con una editorial: aun sin quererlo, al través de sus decisiones, le imprime un carácter, le da una fisonomía. iCómo hacerlo? Aquí no hay recetas. Estamos hablando de decisiones em¡nentemente personales; apoyadas en la experiencia, la formación, los caprichos, las fobias y las manías de cada editor; en los análisis de mercado y los dict{menes de los lectores de cada editorial; en los propósitos, expectativas y temores más íntimos; en lo que ustedes quieran pero, sobre todo, en la bendita intuición. Porque, después de habertomado en cuenta todo lo anterior -y todos los demás factores que uno pueda imaginar-, el editor se abstraerá un momento y escuchará a su corazón. La corazonada: he aquí la consejera final. iEs un método falible? Por supuesto que sí. Pero no hay otro mejor.
Corrección yultracorrección
El editor de l¡teratura -que es aquí el que más nos importa-, me parece, debería estar terri blemente conscienle de que su trab¿jo consiste en servir de medio para que la palabra delautor llegue al lector lo que naturalmente se complica, en el caso de obras trad ucidas, con la presencia de ese otro personaje de nuestro mundo ed¡torial que es eltraductor-. Esdecir, para que llegue con la mayor proximidad, de la manera más directa, respetando las
preferencias, las fobias, los entusiasmos y, yo diría, aun los yerros del autor.
Los editores modernos padecemos de una obsesión por la uniformidad y la corrección, que en ocasiones pueden llevarnos a distorsionar la obra de un autor. Es posible que en otra clase de libros -de historia, de economía, de medicina, de química; en general, de información- tenga sentido corregir los descuidos del autor; pero en las obras literarias me parece que eso eslá fuera de lugar.
Reyes recuerda cómo Schopenhauer citó eq uivocadamente, de memoria, un verso de Voltaire:
Le secrct d'etre enuyeux c'est de tout dire
en lugar de le 5ecret d'enuyer e5t celu¡ de tout dire;
Cómo Erasmo, en el Elogio de la locura, pone en boca de Sócrates las teoría de los dos amores que Platón, en E/ banquete, en realidad hace decir a Pausanias. Borges, que también solía citar de memoria, equivoca de vez en cuando los detalles y dice Venecia en lugar de Florencia, y cosas por el estilo.
iQué debe hacer el editor? Creo que su obl¡gación es respetar estas dehilidades de la memoria o de la erudición no las ortográficas ni las mecanográficas-. Detrás de esta clase de errores, ino hay muchas veces movimientos profundos del alma, razones que valdría la pena investigar y conocer? ¿Cómo puede uno penetrar en estos terrenos luego de que un celoso editor se ha lomado el trabajo de poner todos los puntos sobre las íes? En algún caso extremo tal vez se justificaría una nota. La mayor parte de las veces creo que aun eso sale sobrando. Sucede con estocomocon Moreno Villa r uando publicó en un sem¿nario un artículo sobre las deformaciones sufridas por muchos edificios del centro de la ciudad de México como consecuencia del carácter movedizo del subsuelo. Las fotografías mostraban torres y fachadas con diversos grados de inclinación, pero el encargado de colocarlas creyó que era su obligación corregir tales desperfectos y se tomó el trabajo de recortarlas y enderezarlas. En ocasiones esos errores que el editor se apresura a corregir pueden llevar segundas intenciones, así no lo sepa el autor.
Capítulo aparte, y tan extenso e importante que no haré ahora otra cosa que señalarlo, es Ia orientac¡ón que el editor puede prestar al autor. El editorexper¡mentado, que puede leer a la vez desde afuera y desde dentro el libro que se le presenta, es un consejero excepcional para el escritor. Nadie como él podrá señalar los puntos fl¿cos del te\to, ni h¿ccr observ¿tiones concrpla(: lo que conviene suprimir, o añadir, o reordenar, o reescribir.
La unidadperdida
Dije antes cómo elcrecimiento de una editorial obliga a fragmentar las funciones del editor. Y lo normal es que las editoriales aspiren a crecer. Entonces ocurre un fenómeno curioso que da constancia de la profunda unidad que, de fondo, existe en la actividad editorial. Después de que ha crecido, cuando forma parte de una emPresa
próspera y activa, entonces el editor comienza a soñar. Y ¿en qué sueña ese editor? En la unidad perdida. En esa suerte de paraíso del que ha sido expulsado, que seria aquella primitiva empresa donde el autor, desPués de escribir, con las propias manos componga el texto y entinte la prensa y sirva el papel y lo alce al trasluz y sonrÍa con esa felicidad que sólo dan los folios bien registrados y una mancha perfectaTambién Alfonso Reyes tuvo esa ilusión:
A veces, he soñado también con el desarrollo de la pequeña imPrenta, instalada en las dependencias de la mor¿d.l domé51¡(,1 1 gohernada por una familia, por poca gente y bien aven¡da, gente que conviva en todo Y procure hacerlo todo ella misma con sus propias mdno\ l. . fl trabaio así sería alegre, y se acercaría al juego lo más posible, quc e. el rerdldero pertec.ion¿micnto dpl I rabajodonde qurera que son libres los hombres [...J Y Lu¿ndo, t¿mhién cn Madrid, acompañaba yo a luan Ramón liménez en la puhlir ación de /ndi, -, t:l se at ord¿rá de lo que suspirábamos Por suprimir de algú n modo ese error de trad u cc¡ón que se opera siempre entre la voluntad del poeta que concibe sus libros y la ejer u.ión rulin¿fld e insipida del oficial que los imprime.
lguien que alcanzó ese sueño fue el poeta Manuel Altolaguirre. En una carta dir¡gida precisamente a Reyes, d ice:
tanto, no es obra del
En casa, en mi cuarto tiene usted a su disposición una maquinita con la que yo trabajo. Todo lo hago yo. Es decir, que soy el caj¡sta, el impresor y encuadernador de Poes/a, Ia cual, por I cansanc¡o triste de los obreros, sino de mi alegría entusiasta.
En t¡empos rec¡entÍsimos, los equipos de autoedición han casi vulgarizado esta oportunidad.
Necesidad de lectores
Producto de esta pequeña imprenta o de la gran empresa que probablemenlp m¿nd¿rá maquilar lodo el trabajo. finalmente el libro queda encuadernado e ingresa al almacén.2Habremos terminado allí? Por supuesto que no. Hará falta entonces algo tan imporlante ( omo todo lo anterior: h¿brá que ponerellibroen manos del lecto México necesita más v tores. Demasiados mexic nocen los placeres ni las lectura. No me refiero a que más gente alfabetizada, sino m te acostumbrada a leer. Cente sea capaz de informarse, educarse y divertirse, de multiplicar sus experiencias mediante Ios libros; que sepa y quiera apagar el televisor. Pero será difícil tener más ¡ mejores lectores si no se dedica un esfuerzo directo a su formación.
La formación de lectores no debe ser confundida con la indispensable alfabetización. Alfabetizar a una persona, independientemente de su edad, no siginifica convertirla en lector. Hace falta orientarla y estimularla para que se aficione a la lectu ra. "El maes-
tro -dice Arreola- debe comunicar su personal deleite de lector, ilustrar el estudio con metáforas, hacer del curso mismo una obra literaria Ilena de animación y movimiento, de emoción y fanatasía".
Tampoco debe confundirse el hábito de la lectura con el consumo, a veces limitado a la mera compra, de los libros de texto, que se hace de manera obligada. Nuestro mayor problema de lectura no es que los analfabetos no puedan leer, sino que los estudiantes y los profesionales, que la población escolarizada no suela adquirir la costumbre de leer.
Si se quiere elevar el índice de lectura hará falra pu blicar libros a precios accesibles y distribuirlos de manera eficiente y poner en servicio más mejores bibliotecas y librerías. Sobre todo, hará falta dedicar tiempo, talento, imaginación y recursos a la formación de lectores: esto es, hará falta instituir prácticas que nos acostumbren a disfrutar y usar los libros.
A leer se aprende leyendo. La lectura de los padres y del maestro en voz alta; la lecl ura r on loc alumnos ¿ va ri¿s voces; el convertir la t¡iblioteca en un lugarde deleite; el dedicar un tiempo diario a la lectura, en el hogar y en la escuela, desligándola de cualquiertipo de obligación; el atender las sugerencias de lectura que presenten los alumnos; el indispensable ejemplo de los padres y los maestros; todas éstas son actividades que deberían ser puestas en práctica de manera permanente, humilde y entusiasta.
La falta de lectores es un grave problema educativo y económico, pero tamtrién editorial. Si tuviéramos más y mejores lectores de libros tendríamos un¿ industri¿ ediLorial más sólida, libros más baratos, regalías más abundantes. Según vemos, los editores y los escritores debemos incluir en
la lista de nuestras preocupaciones la formación de lectores.
Ocu ltismo
Por último, en honor y memoria de este tipómetro que mi sirena lleva escondido, debo referirme a un conocimiento secreto, propio de iniciados, que confirma mi aseveración de que las actividades editoriales forman parte de las ciencias ocultas. Me refierr¡ a l¿ relacicin enlre mdg¡a y edición. Quiero decir que de todas las artes de que puede sacar ventaja un editor ninguna supera, en cuanto a su utilidad manifiesta, al arte del exorcismo. Todo aquél que haya dedicado parte de su vida a la tarea de editar libros sabe que en este empeño existen ciertos callejones ciegos, cierlos laberin. tos sin solución, para los cuales no hay más salida que hacer a un lado las recomendaciones de los tipógrafos, impresores y encuadernadores, y lanzarse de cabeza por las páginas del Flagellum daemonum.
Cuando una errata versátil aparece y desaparece en revisiones sucesivas pero no desprecia la oportunidad de inmoftal¡zarse en el libro impreso; cuando las pruebas que han sido enviadas a un autor en el extranjero tardan seis meses para llegar a sus manos, aunque las cartas en que él las reclama hagan el viaje redondo en semana y media; cuando un dibujante ins¡ste, más allá de lo que es explicable por motivos de mala voluntad, en poner fuera de sitio la tipografía de unos mapas; cuando el papel que se h¿ "nr ¿ r8¿do sufre tres a lzas de pret io
antes de que la fábrica haga la primera entrega; cuando en un forro que ha sido revisado por cuatro pares de oios, incluidos los del autor, aparece, en cuanto queda impreso, una errata tan notoria que incluso el autor puede verla; cuando un libro complelo, ruidadosa y enteramente impreso, se extravía durante un par de semanas entre una dobladora y una guillotina; cuando cada vez que el encuadernador jura que entregará el libro al día siguiente se queda sin corriente y no puede refilarlo y después la camioneta naturalmente se le desbiela o chosa o es arrastrada al corralón con la edición a cuestas; cu¿ndo, en fin, ¿l recibir el libro uno lo abre y a golpe de vista descubre que el título de la portadilla no es elque corresponde o que la numeracón del índice no coincide con ninguno de los capítulos, o que falta aquel pliego de láminas en cuya confección tanto esmero fue puesto, o que se ha colado aquella dedicatoria
que elautor pidió insistentemente que fuer¿ eliminada. o que liene de improviso una página en bl¿nto así no sean las tres de la tarde-, o que todas las enmiendas de las últimas pruebas fueron minuciosamente pasadas por alto... Entonces, bueno es saberlo, 2de qué pueden servir los desvelos del más cuidadoso de los editores?
En esos casos extremos vale más olvidarse de preceptos, técn¡cas y normas, y agenciarse a la brevedad posible el agua y la sal, el eléboro blanco y la ruda, el oro y la mirra, y buscar entre las recetas de Mengus alguna que nos cuadre pues, 2quién lo duda?, no es cuestión de que uno se enfrente a la proverbial flaqueza de las r apacidades humanas, sino a los poderes desquiciantes de esos ejércitos de íncu bos y de súcubos que acechan toda labor editorial.
Porque, además, cuando estas plagas persiguen a un libro no se producen por separado, sino en apretada procesión, una tras otra. Todo editor sabe que hay libros t uya confección transcurre sin dificultad alguna, mientras sobre otros se congrega toda suerte de calamidades. Achacar esto a la buen¿ o a la mala forluna, a la capacidad o a la ineptitud de los trabajadores, es pueril y propio de genle bisoña. Los entendidos saben que hay libros perseguidos por toda una corte de demonios-
Un novelista que conozco prefiere creer que se trata de entidades astrales convot ¿d¿s por las envidias de quienes no pueden sufrir su talento. Le parece que pensándolo de ese modo adopta una actitud más científica, y encuenlr¿ consuelo en esa oportunidad de atribuir a causas humanas las desventuras que suelen acosar a sus libros. Desde un punto de v¡sta práctico, tal diferencia carece de importancia. Y
Sergio Tapia Bolfeta
como maestro a Gonzalo principios de los años ochenta, Tapia decidió probar fortuna con familiares y amigos. Fue a Ia que llegaba, puessupresencia el panorama editorial de su arribo, Tapia Bolfefa ingresó al Gráfico de la Universidad Auténoma sótanos del edificio de Rectoría) , con el puesto lm órdenes de Georgina Walther no sólo nuevos aires al trabajo de Meade. En aq edición e impresión de y revis[as de nuesramáxima casade estudios, sino una exigencia de calidad en el diseño gráfico nunca antes vista. Es justo reconocer aquí que para I 984, el año en que Sergio ingresó, el Departamento de Editorial cont¿ba apenas con dos años d€ h¿ber comenzado a superar sus esquemas editodales para la creación de libros, carteles, folletos, revistas o cualquier olra clase de malerial para difusión de las actividades aÍísticas y culturales de nuestra institución. Con Oina Ilalther al mando, la premisa fue profesionalizár t0d0 el proccso editorial para obtener publicaciones e impresos que pudieran competir z niYel nacioflal.
En tal situación, Tapia Bolfeta fue una pieza clave para este desarrollo edit0rial, al aportar criterios de calidad en cuanlo a la prcsenfación d€ las propuestas, a la creativiüd y consistencia de sus diseños y a su manejo de recursos técnic0s, cuya variedad y versatilidad se vio plasmada en las obras que realizó durante los cinco años -d€ 1984 a 1988- en que trabajó er la UABC.
l0]l0ll
la carrera de diseío grífico el la
Para Sergio, ser diseiiador no consistía en queda¡se en el restirador haciendo dlbujos o dummies.s\fatfleramásamplia e imaginatiYa: debíavisualizar lo quebuscabay luego encontrar los medios técnicos f¿ra que suvisión pudieraser plasmada de la mejor manera posible, Para lograrlo, el diseñador tenía que ser un conocedo¡ de fotografra, impresión, arquitectura, artey culturaen general' Ser flexible (no quedarse en una t&nica, en un estilo) y serversátil (capz de hallar re§Puest¿s en lugales insospechados o con materiales poco utilizdos) Él mismo decía "eldiseño esver mucho, clararte en observar todo lo que te rotlea ' En diseño no hay nada nuevo, todo es reelaboración de lo ya existenfe, es darle una nueva conffguración a lo que Ya conoces". ParanuesÍ! diseñador, su n1¡6tro princM er¿ la propia n¿turaleza Ellaerasu máximo modelo a seguir. Tampoco negaba a sus maest¡os más cerczlos a su idea I creativo: M C' Escher y Leonffdo Davinci. Gustaba de lo clásico, pero sólo como plahfo rmaEaraalcatzar otras posibilidades imaginatiYa.s. En la uABc, Sergio fue un parteaguas: más que un ilustrador aYezado como Benito Gaytán y Ramón Villegas, o ull conciliador eotre texto e imagen como Raúl Gütiérrelo Rosi Domíngüez, eraun expertomanejadordelos recursostipográficos Él fue quien empezó a proponer las tipografias a mano libre, el maneio de caPitulares en caligrafta, como se hacía en antaño, y al hacedo abrió un camino de libertad Los demás diseñadores se sintieron entonces más libres en la utilización de recursos para su labor gr,áfica, menos apegados al cafi¿bón conYencional para la creación de sus trabaios'
¿'bQo es ver mucho, clavarte eo obÉ#
I rt0l0¡tA
"Para Seryio --como menciona cina walther-, la imagen no era Io principal. Es la tipograflra lo que le da sentido a su diseño. É I er¿ muy pulcro con sus obras, muy supeflisor de sus trabajos- Vigilaba cada paso en el proceso de producción editorial. Era el único que se metí¡ en el taller de imprenta p¿ra ver qué recu rsos adicionales podía conseguf para mejorar su ob ra. Cuando aparecieron las compuladoras como insfumentos auiliares del diseño gráfic0, los dem,ás diseíadores se metieron a jugar con l¿s imií8eres. Él no lo hizo: porque respetaba el prircipio de qüe la tipografa, en sus rasgos que la componen, te da los elementos gráficos necesados para todo lo que quieras decir. Pam Sergio, la tipograña era el mensaje".
Tapia Bolfetr, el diseñador, era muy aulocrítico de su propio trabaio. se exiSía a símismo tzrto como alosdemiás. En la BaiaCaliforniade 1984 encontú una reducidaculturavisual, una fa.lta de educación en cuanto a la gr.{fica, que lo ilevó a pedir que se destinar¿n recursos monetarios para la compra de libros de aÍe, de diseño, de fotografia, con los cuales se pudiera enriquecer la tzreade los diseñadores universit¿rios. Y esa fe en el ¿prendizaje cultural dio frutos inmediatos. Erfre los libros publicados por la uA3c en los uños setentay los editados un¿ déc¿d¿ rnís tarde, las diferencizs son sustanciales en l¿ c¿lidad del diseñ0, en el uso creativo de las fuentes tipogtáfic¿s, en la utilización imaginativa de las iftígenes, Y al modificar las cotas de calidad en su rárea, modificó iMmente el resto del Foceso ditorial, imprimiéndole un nivel de excelencia nunca ¿ntes visto, Fue una labor de equipo, pero el caklizador fue Sergio Tapia Bolfeta. Talyez, como Gina!(/alther lo ha señalado, "la obr¿ que sintetiz laYisiór de Sergio de esa épocz fue el logotipo de la UABC, que cor su tipografra institucional y sus brochzz os característicos, comb ina lo formal con la liberlad erpresiva: uta imagen ya conocidaa la que se le agregan brochazos que delat¿n unafirrna personal, un estilo propio". Paxa 1988, Sergio mismo optó por la ffrma personal sobre la imagen institucional y fündó, con sus hermanos Alberto y óscar, Bolfeta y kociados, una agencia de mercadotecniay publicidad. Durante los años siguientes, sin de;ar de hzbaiar de ftee lance yara la universidad, Sergio se ubicó como un diseñ¿dor no sólo de publicaciones, sino de empaques, logotipos, etiquetas o camg¿ñas promocionales para toda clase de empresas e instituciones públicas, como el Cetys, el Sobiemo del est¿do, maquiladoras fronterlzas o el Instiluto de Culturade Baia Califomia También sevolvió, por iniciativa propia, edilor de autores regionales que reían en Bolfeta y Asociados una casa edito al de alta crcatividad e innovación.
Anecdotario de vida en un ingenio
¡
Memoria sobreSueovViviendo ' . 199A.i9es del
El 9 de julio de 1 996, apen¿s tres meses después de cumplir los cuarenta aios, Seryio Tapia mu¡ió en su casa de un der¡ame cerebnl. S uilttnombajo,el Informede acüyidades delIhüonato de la aBC 199ei g9íseplblicólnasemanaantes. Su muerte causó impacto en toda lacomunidad editorial del estado. Su esposa, Luz María ortega y sus hijos Sathya Alejandro y Shanti Mariana, pzsaron aquel trance concentrados no en su dolor, sino en la esperanza hindú, en la q ue habían cimentado su fe, de que ningunz pzrtícula de vida tiene neís ffnalidad que transformañe pemanentemenle. Como Luz María lo dijo un año más tarde: "Para Sergio la muerte era un anhelo porque la veía como una experiencia yital de tr¿scendencia, como una manera, la más sencilla, la má oponuna, de continuar el camino hacia la perfección y Iavida", Es seguro en tonces, que si vemos hoy la nafuraleza qüe rros rodea, el universo del que lormzmos parte, podemos descubrir, en sus toduras e intrinc¿d¿s complejidades, Ia mano de un diseñador, la tipografn de Sergio Tapia Bolfeta, vestidos con lablancura de una pígina en blanco llamada cre¿ción.
Gabriel Trujillo Muiroz Mq{ic¿.li, B.C. lnvierno de 1997
d.¿ papel. uo0ovrdo
Otra manera de disfrutar la lectura
Teresa Vicencio A.*
Ilustraciones tomadas de Old Ehglish Cul¡ and lbslrulionsfot Arlisl and CrLtl: People. Bowles aíd Crayer, Editorial Dover, Nueva York, 1970.
ada semestre, el Taller de Radio de la Escuela de Humanidades es escenario del desarrollo de múltiples procesos creativos. Así ha ocurrido siempre, ya que los estudiantes de comunicación ponen en juego, en mayor o menor medida, su entusiasmo, su talento y los conocimientos recién adquiridos. P¡ofesores y alumnos se coo¡dinan para Iograr productos radiofónicos bien hechos, propositivos. que forman pa¡te de un proceso de aprendizaje y que deben enlocarse a la: necesidades de la población de Tijuana. Desde esta perspectiva, a lo largo del año, hemos tenido la oportunidad de rabajar en un proyecto que va más allá del quehacer académico; la Escuela de Humanidades se ha hecho presente a tavés de una propuesta crcatira de en trelen imienlo: la serie Hojds de papel volando. gue cumple sü primer semestre al aire. Quienes formamos el equipo de producción queremos compartir con ustedes esta experiencia y hablar de cuáles fueron nuestras motivaciones para dar marcha al proyecto.
El innegable avance de los medios electrónicos de comunicación en las últimas décadas, trajo consigo la crítica de sus efectos en cl irmbito de la promoción y la difusión de la cultura. Por ejemplo. se generalizó la idea de que su amplio espectro de acció¡ se ha co¡vertido en u¡ sólido obstáculo para la formación de lectores habituales. Es muy comú¡ oír comentarios como éste: "Por culpa de la televisión, la gcnte ya no lee".
tn muchos casos. la critica desembocó en una visión maniquea que opone la bondad de los libros a la seductora enajenación de los medi,rs eleclrónicos. Pero quienes estamos, de alguna manera.
en contacto con los medios y que además nos gusta leer, sabemos que es posible superar dicha confrontación. Todo depende del diseño de propuestas creativas. Nada impide pensar que un video, un programa de radio o de televisión puedan contribuir de manera efectiva a la promoción de la actividad lectora.
L^ptopüesta de Hojds ¡le papel voldndo partió de esta reflexión. Elegimos la radio, porque nos gusta hace¡ radio. Pero también porque creemos que es uo medio idóneo para difundi¡ obras Iiterarias y promover la actividad lectora. Sabemos que la literatura constituye un proceso de creación e interpretación simbólica que ¡ec.ea la experiencia no sólo del autor, sino del receptor que entra en contacto con la obra. Y ahora, paradójicamente, 1a revoluciórl generada por los medios elect¡omagnéticos, convierte a la radio en un medio capaz de conservar las caracteristicas de una expresión artística que tuvo st¡s origenes, precisamenlc. en el Ienguaie oral:per¡¡ite que la imaginación de quien escucha quede en libefiad, tal como sucedía con el antiguojuglar y en forma semeiante al proceso de lectura de un relato escrito. Es fácil reconocer las posibilidades creativas que ofrece un espacio radiofónico sr¡stentado en la literatura; ésta es una alternativa ampliamente documentada en la tradición de la ¡adio en México. Mientras que los ¡equerimientos técnicos para la producció¡ y transmisión televisiva son cada vez más sofisticados. la radio, en cambio, permite generar programas cu.va calidad depe¡de de
'Escuela de Hunani(kdes, u¡ac,
rcali,/adores que desplieguen su creatir 'dad y profesionalismo en un estudio de grabación er¡ buenas condiciones.
Por otra parte, la preferencia de nuestra sociedad por la radio es u¡ hecho conp¡obado y la población de Tiiuana no ¿s Ia excepción. P¡ueba de ello es la constante actividad de receptores de ¡adio .n viviendas, automóviles, talleres, naquiladoras. comcrc,o5 ) oficrna5. ^si es que si el público l1o se decide a abri¡ un libro, nosotros vamos a da{le "probaditas de literatura" a través del lenguale so¡oro. De esta forma, Ia serie ofrece Ia posibilidad de promover la lectura, de manera lÍrdica, en su fünción recreativa y lbflnativa.
Fll proyecto se presentó al maestro Rogelio Arenas y a la protlsora Ca.olina Periiza. Ellos diero¡ de inmediato su aprnbacion ) lo acogicron lj,'n beneplácito. Así. nlrestra serie radiofónica está al aire, se¡nanalmente. desde la tercera semana de enc.o de este año. Al principio. se pensó en dirigirse a un público lamilia¡, en general; acfualmente, ei programa se ha perfilado más hacia el público adulto. Se concibió como un programa misceláneo o lo que se de¡omina también revista radiofónica. Durante treinta minutos, un conductor y una conductora hacen comentarios y van da¡do paso a las difere[tes secciones.
l. Dramatizacién de un relato Ésta es la secció¡ de mayor peso. Tiene una duración de diez a quincc minutos. Se soleccionafl cuentos, que pueden ser de literatura regional, nacional o universal, susceptiblcs de ser adaptados- Aquí ha destilado la obra de escritores regionales como Jesús Guerra o Luis Humberto Crosthwaite; maestros de la literatura nacional como Jua¡ José Arreola; o bien, cuentos hispanoamericanos de autores oomo Julio Cof¿izar o deljaponés R ) uno.ule Agulaga!,\ a. l)¿ra la dram¡¡ ización de relatos contamos con el apoyo dc actoros de reconocjda trayectoria en Tijuana. tales como Manuel Villaseñor, Sergio Liirón. Socorro Tapia, lsabel Rolón y Fernando López Mateos; ellos han hecho posible que las adaptaciones de cuentos resulten de mucha calidad. Lo que cuenla es la posibilidad de estimular la imaginació¡ y promover asi la "lectura" creativa del radioescucha.
Una !ez hecha la adaptación. se programa fecha de grabación y acuden los lectores solic¡tados al estudio de radio de la Escuela dc Huma¡idades. En ocasiones se ha requerido la participación de estudiantes que amablemente han realizado hazañas indicadas en el guión. tall]s como "gritar como parturienta", "cfccto resortera". "discurso en tono salinista", "niños en ronda intántil", etcétera. Después, el musicalizador, ef productor y su asistente h¿cen lo que se requiere para completar la producción.
2. Reportaje o entrevista
Esta sección tiene una duración aproximada de cinco minutos. Se presentan actividades, publicaciones y demás eventos literarios que ocurran en'Iijuana. Por ciemplo. se ha,r \ isrlddo brbliurecas públicas para platicar con los i¡tegrantes de talleres de lectura o con los bibliotecarios. También se cubren eventos tales oomo presentaciones de libros o lecturas de poesía. E11 otras ocasiones sc ha invitado a escritores o editores para hacerles una entrevista en el estudio. La xv Feria del Libro de Tijuana tuvo especial cobeñura dL¡rante algunas semanas.
3. Cartelera de actividades
En esta sección se anuncian las actividades Iiterarias que se llevarán a cabo dunnle la semana. Sc drfunden er entr.rs que se realizan en distintos espaclos: Ce¡tro Cultural Tijua¡a, bibliotecas públicas. Casa de la Cultura, Teatro Univérsitario, sala audiovisual de la Escuela de Humanidades, librerías, Instituto de Cültura, e inclusive espacios alternativos como el bar El perro az ly El lugar del nopal. I a experrencra ha sid,' muy cnriqueccdora. Es grato coordinar un equipo en el que se conjugan tantas habilidades. Sobre lodo ha sido lunJamcnt¡l I¿ panicipacrón dc dos marsrros de I.r fscucll de llumani dades: Roberto Castillo como musicalizador y Gonzalo González como productor. Los detalles técnicos han sido cuidadosamente resueltos por Domingo Arvizú, operador del laboratorio de radio. Y. desde luego, la participación de alumnos de la Escuela de Huma¡idades ha sido fundamcDtal: Yadira Rodriguez. Alma Delia Padilla. Claribel Bernll. Joses Luis Martínez y. recienteme¡te, Consuelo Ceryantes; ellos han colaborado prácticamente en todas las árcas: conducción, asistencia de prodLrcción. reportaie y controles tócnicos.
Cabe mencionar que. adernás del apoyo que recibimos a travós delTaller de Radio de la Escueia de Humanidadcs de la UABC, también contamos con el patrocinio del Departamento de (iultura del xv Ayuntamiento .le Tiiuana y con un financiamiento otorgado por cl Fondo Nacional para la Cultura y las Ales. La participación de estas i¡stituciones ha sido lund¿rnental cn cná primcr¡ clapa.
Los comentarios de algunas personas que semana a semana llaman a la cabina de transmisión, nos motivan a seguir realizando esta Iahor cn la qrre crecmos. Queremos que nuestro programa sea cada vez mejor y que nos escuchen más y más personas. Queda abierta la i¡vitación a los alum¡os que quieran integrarse.como prestado¡es de se¡vicio social. Esta es una buena oportunidad para formarse en el oñcio de la adaptación radiofólica de cuentos, o bien, para praclicar algunas tareas de) periodismo cultural.
Y si quieren saber cómo suena la literatura... isintonicenosl Hojas de papei yoldrxdo se transmite por Es1éreo Frontera, 102.5 FM, los.iueves a las 8 cle Ia noche. Y
(no encuentro adjet¡vo mejor) E/dandysrno con textosde Balzac, Baudelaire y De Aureb¡lly.
Confesiones de un lector
SergioRommelAlfonsoGuzmán"
llustraciones tomadas de Deutchland, revista de política, cultura, economía y ciencias, número 1, Alemania, febrero de 1997.
Leo uno o dos libros al día, de lunes a viernes, dependiendo del humor y que o no se atraviese alguna obra de teatro, exposición fotográfica o espectáculo de danza que haya que presentar en el Centro de Extens¡ón Universitar¡a de Tecate.
Como esto casi siempre ocurre, en el mejor de los casos leo ocho o nueve libros por semana, en el peor sólo tres, sacando la media aritmética de ambas cantidades, el número es seis. Mult¡plicándolo por las 52 semanas que t¡ene el año resulta 312. Multiplicándolo a su vez por los 50 años más que tengo planeado vivir, el número total de libros que podré leerelrestode m¡vida apenas sobrepasa los 1 5 000. Esta cant¡dad realmente resulta rid ícula.
De acuerdo con la Gaceta un¡vers¡taria númerc 44, el acervo total de las 12 bibliotecas que tiene Ia uABc es de 165 675 libros. Es dec¡r. después de medio siglo no habré leído ni siquiera 1 0% (9.4%, paraserexactos) de los libros que existen en la universidad. Y conste que la nuestra no es la biblioteca del Congreso de los Estados U nidos.
Además de Ia cantidad, los libros nos presentan el problema de la calidad. Realmente buena parte de los mater¡ales resguardados en estantes de b¡bliotecas y librerÍas no valen la pena (en realidad debí decir; son basura).
Me explico. Hace dos meses una vez más me mudé de casa y una vez más cargué de allá para acá cajas repletas de hojas con anotaciones de lecturas hechas con anterioridad. Just¡ficarlas (las lecturas) como desl¡ces de juventud no es suf¡ciente. Panfletos anticomun¡stas repletos de fervor religioso y estupidez intolerante como Peiil de Karl Marx y El comun¡smo: lo que es y lo que hacei libelos babosos como E/ rnormonismo refutado e Invasores de la cristian¡dad, y noveletas ridículas y moralizantes como Tr¡l l¡zos de N avidad y ¿Tamb¡én Lucy merece vívir?
S¡n embargo, debo decir -en defensa propia- que en medio de esa bazofia de escritura (llamarlos literatura sería demasiado) me encontré con algunos viejos tesoros perdidos pero no olvidados: Dlsertac¡ón sobre las felarañas de Hugo Hiriart, Los poefas mald¡tos de Pablo Verlaine y Ia deliciosa antologia
¿Quá hacer con los l¡bros, productos del obsequjo, el robo o Ia compra? (mis tres métodos favoritos *en ese orden- para allegarme a ellos) es un tercer problema a resolver. "Los l¡bros se alimentan unos a otros"escr¡b¡ó Porfirio M artínez Peñalozaque es lo mismo que decir que un l¡bro te lleva a otros libros y a otros y de pronto ¡ufffl, "faltan muros para las estanterías, y los tomos se ap¡lan en elsuelo" (Jaime García Terrés). Y la mujer rezonga porque los libros usurpan Ias zonas asignadas a su ropa y los utensilios de coc¡na, y los niños protestan porque ya no hay lugardonde resguardar los juguetes. Al inicio de m¡ vida como lector, conservar un libro leído era asunto sagrado. Le as¡gnaba un lugar en el l¡breroy periódicamente ¡ba a visitarlo. Acar¡ciar sus pastas frías y duras me producÍa un estremecimiento cercano al orgasmo. Repasarvelozmente sus pág¡nas hasta encontrar los renglones subrayados con tinta negra era volver a poseer el objeto del deseo. Hoy es distinto. Cada vez me resulta más d¡fÍcil conservar los libros. Vienen y se van. Cada vez hay menos espacio para ellos. Unos deben marchar para que lleguen otros.
04
Hace aproximadamente veinte años formé miprimera b¡blioteca. Un viejo librero de cartón comprim¡do resguardaba m¡ ¡ncipiente tesoro. Cincuenta tomos que dÍa a día visitaba, acariciaba, olía. Entonces v¡nieron unas fuertes lluvias. La casa de mis padres se llenó de agua hasta casi
*Centro de Extens¡ón Univers¡tar¡a Tecate
llegar al techo. Todo se llevó la corriente, en un albergue improvisado lloré por una hora. Fu¡ huérfano en el mundo por pr¡mera vez.
05
El primer Iibro del que tengo memoria se titulaba La exped¡ción de Lew¡s y Clark. Lo compté a dos pesos (de los v¡ejos) en la ún¡ca libr¿rÍa de Tecate. De hojas gruesas y firmes, con pasta de cartÓn duro, de color n aranja.
Lo leÍ una y otra vez. Para fortuna mía no recuerdo casi nada de lo que trataba. Sólo lo obvio. Lo demás -para fortuna mía. una vez más-, permanece en el misterio.
Fue en la primera (en total fueron cinco)de las inundaciones a la vieja casona de mis padres, cuando lo perdi para siempre.
06
¿Y de verdad los libros sirven para algo? Miente el estupendo profesor Keating de La sociedad de los poelas mueftos al decir que "la poesía sirve para conqu¡star muchachas".
Siacaso hay algo que vale la pena recordar de mis años de estudiante son las nalgas de Jul¡a. Enormes y redondas apretujadas en los pantalones de mezclilla que usaba dÍa a dia. Pues b¡en. Le cité de memoria párrafos enteros de El afte de amar y poemas de Neruda. Le hablé de Weñher. de María,de Romeoy Julieta, que b¡en pudieron ser Rommel y Julia, pero no. Nunca consintió -a pesar de Neruda y compañía- en
que mis manos bailotearan traviesas en la f¡rmeza de sus muslos, que mis labios sedientos chuparan elotro néctar de la vida de sus senos tibios. Fue un estudiante de derecho, ignorante de Ovid¡o, Fromm, Shakespeare y Goethe, en elasiento trasero de su Atlantic nuevo, a qu¡en le dio permiso.
07
¿Porqué leo? Porocio, v¡cio, deseo, diversión, hambre, hastio, necesidad, costumbre, etcétera. Todas son razones c¡ertas y ninguna. Leo porque es una de las pocas formas que conozco de estar en e¡ mundo y de evad¡rme de é1.
09
Los motivos que están detrás del acercam¡ento a un libro pueden ser muchos e insospechados. Tal vez sea un tÍtulo hermoso, cargado de misterios y promesas lo que nos atrape la mirada por primera vez. ¿Es posible hacerle el fuchi a un título como Todo lo sólido se desvanece en el a¡re?
A lo mejor es el diseño sobrio, envidiable, el formato cu¡dadoso del buen editor que sabe que antes que masa de escritura, el libro es objeto de consumo que entra a través de la pup¡la. ¿Quién pasará por alto el Poeta en Nueva York de Editorial Crítica?
2b
También pud¡era ser un autor. Después de Pantaleón y las visitadoras el apell¡do Vargas Llosa salta de los estantes de la librería a mi cara y de ahÍa mi bolsillo. Sí, todas éstas son razones conocidas y públ¡cas, pero tamb¡én hay otras oscuras y privadas. En algún momento álgido de mis años. la soledad terrible y dolorosa me hizo descubrir un ensayo demoledor y formidable: La separac¡Ón de /os amantes del ps¡coanalista austriaco lgor Caruso.
M¡entras el pol¡cía levanta la ¡nfracción (que suelen ser lentos por motivos cognitivosi no t¡enen mucha escuela, o económicos: están esperando un arreglo entre conductor y oficia¡, es decir, mordida). Leo mientras intento inút¡lmente que mis alumnos de secundar¡a lean y entiendan un texto de apenas dos cuart¡llas. Cuando el director me llama a su oficina y me recrimina las inas¡stencias del mes..
¿Cuáles la mejorposic¡ón para leer? Por ahí circula una noveleta torpe y pseudoerótica El experimento Harrad que sugiere que el índ¡ce de comprensión lectora se incrementa s¡ esta actividad se realiza s¡multáneamente a la cÓpula. Desconozco si la correlación grado de penetración vag¡nal o anal (variable ¡ndependiente) y comprensión lectural (variable depend¡ente) tiene fundamentos. Por m¡ parte, al carecer de ev¡denc¡a empírica a favor o en contra de la hipótesis menc¡onada, me abstengo de tomar partido. 12
Leo en el baño. En la cama, mientras trato de dormir a mi hijo más pequeño (quien probablemente culpará a Juan de Valdés y su Diálogo de la lengua del chichón que se hizo la semana pasada al caer de cabeza). Leo en el banco m¡entras hago fila para cambiar m¡ cheque. Leo en el intermed¡o de una clase a otra mientras los demás profesores se cuentan el últ¡mo chisme sind¡cal. Leo en las juntas, reuniones, foros, simposios, mientras el resto de partic¡pantes discuten acaloradamente y juegan a salvar el mundo. Leo m¡entras espero que mi mujer finalmente decida subir al carro.
La habituación a la lectura no se fansm¡te ni se enseña: se contagia. AsÍ de simple. Como en la parábola del Evangelio: estaba el agua y Ia necesidad, entonces el milagro surgió -y se h¡zo el v¡no. lal vez la ún¡ca tarea que nos corresponda hacer a favor de las nuevas generaciones sea despejar el camino entre ellos y los libros.
13
No tengo libros favoritos. De hecho, cas¡ cada uno lo es mientras lo leo. Mis grandes pecados: No haber leído Ufses de Joyce ni Rayuela de Cortazar. Único autor al que abomino: Carlos Cuauhtémoc Sánchez.
14
lmaginar -como Borges- el paraíso en forma de una biblioteca es sólo una verdad a medias. Sí, la lectura es (ocasionalmente) estrategia para abordar la fel¡c¡dad, pero esto no s¡empre es asi. La lectura también es ¡nfierno, dolor, desesperación, angustia, soledad y s¡lencio.
15
En este momento de mi v¡da encuentro que más de la m¡tad de ella no podría ser entendida s¡n los libros. Han estado ahÍ, casi desde s¡empre. No puedo afirmar que haberleído unoscuantos miles de ellos me hace mejoro peorqueotros. Son vias de acceso inmediato a la fel¡cidad al igual que la conversación, la cerveza y el sexo. No creo que el libro sea la esperanza del hombre. Quinientos años de ¡mprenta en Occidente no han hecho a la nza humana menos intolerante y estúp¡da. Difiero de quienes pregonan que el I¡bro sea artículo impresc¡ndible. Los tarahumaras requieren agua y vÍveres, no libros. Estos no los harán sobreviv¡r, aquéllos sí.
Los l¡bros no son necesarios, es posible crecer y vivir sin ellos. Conseguir trabajo, hacer fortuna, acceder al poder. Son -como Dios- Ios grandes ausentes en los éx¡tos humanos. Son también -como Diosrefugio en sus m¡serias. En nombre üe ellos se han comet¡do atroc¡dades contra los hombres. "La letra mata pero el espíritu vivifica '-escr¡b¡ó San Pablo-: "Los muchos libros son fatiga de la carne" sentenció E/ ec/es,asfés. Talvez esto qu¡so decir Mallarmé: "La carne es triste. He agotado los libros".
Bertrand, mi hijo de cuatro años me interrumpe d¡ciendo: "Léeme este l¡bro papá". Y empiezo: "Están solos en casa dos ositos... ". Y
'El libro abierto de Chelo Silva ü
Roberto Castillo Udiarte*
La lileratura es una ñentira que rtrice la verdad Juan Rulfo
¿Quées eso que llamamos literatura?
La literatura es el género de producciones del entendimiento humano, que tiene por fin próximo o remoto expresar lo bello por medio de la palabra.r
Si bien esta definic¡ón es demasiado escueta, manifiesta esencialmente el concepto de la búsqueda de Ia belleza por medio de la palabra. Eduardo Galeano agrega que:
la literatura abarca, sin embargo, al conjunto de mensajes escritos que integran uná determinada cultura, al margen deljuicio de valor que porsu calidad merezcan. Un articulo, una copla o un guión son también literatura -med¡ocre o brillante, alienante o liberadora, como bueno o malo puede ser, al fin y al cabo, cualqu¡er libro.,
S¡ bien esta definición es más ampl¡a con respecto a la antes menc,onada. y un tanto radical, adolece de algunas fallas como puede ser el olvidar a la literatura oral. En otro estudio, más reciente, se puede leer que:
Ia palabra literatura ¡nduce a error, pues, su origen etimológico puede hacer creer que únicamente abarca creaciones escritas con letras, lo que recibimos como lectores frente a un libro, manuscr¡to o impreso. Ello supone una parcialísima reducción del hecho literar¡o, que excluiría un número considerable de obras de gran valor e interés y que anularía grandes zonas cultuIales. Lo que todos entendemos por l¡teratura ha llegado a los hombres y en parte llega todavÍa por dos vías distintas: el oido y los ojos. La literatura cantada o recitada, y para la cual un texto escr¡to no sirve de vehículo, llena enormes espacios de las culturas antiguas y medievales, es hoy casi exclusiva en los pueblos que solemos considerar separados de nuestra convencional civil¡zac¡ón y mantiene todavía gran v¡talidad entre nosotros.3
Estas concepc¡ones acerca de la obra l¡teraria pueden provocar desagrado para aquéllos que deflenden elacto litérar¡o como una práct¡ca de la escritura y su difus¡ón a part¡r exclusivamente del libro. Es la misma situac¡ón a la cual se enfrentan los escritores al presentar creaciones en donde se diluyen las fronteras entre poema y prosa. obras donde se rompen los géneros tradicionales y clásicos, donde la prosa se hace poética y elpoema se vuelve prosa. cuando el poema se transforma en canción. eldrama en ópera, cuando elcuento se vuelve noveleta etcétera.
La tendencia hacia la estr¡cta demarcación literafla de los géneros. hacia la precisa elaborac¡ón de un canon de los géneros, es un corolario natural de la concepción reglamentadora y normativa del lengua je, caracter¡stica del clasjc¡smo. [...] Nuestra época asiste, justamente al reverso de la medalla, con la disolución vertiginosa del estatulo de los géneros y su división... a
*EscitoL Escuela de Human¡dades, uABc, T¡juana.
r'Literalura y cultura popular efi América Latina', Eduardo Galeano et, La cultura papular (Adolfo Colombres, compilador), Iréxico Premiá Editores, Col La Red de Jonás, 1984, pá9. 93
sHistor¡ade literatura universa¿ porl\,lariin de Riquer y José María Váiverdg, España Grupo Ed¡torial Plañeta, vol. l, 1991, pág.3.
'"S uperación de los leng uajes exclusivos' Haroldo de Campos eñ Anér¡ca Lat¡na en su lteftturc, coordinado porCésar Fernández [¡oreño, Editorial S¡glo xxr, Ser¡e Amé¡¡ca Latiná en su Cultura, lréxico, 1980, pá9. 279.
más d¡f¡cil. que la obra más innovadoh, que la obra que rompe con las pautas establecidas del lenguaje, que narra de forma dist¡nta, que introduce -lo mismó vale Para la lileratura que para la cinematografia o para lo que ustedes ql¡eran- elementos nuevos que Perturban el código habitualmenle e-§tablecido. 1 1
Las inst¡tuciones educativas del noroeste, aquéllas que cuentan con escuelas de comun¡caciÓn, han terminado por ser, en términos generales, escuelas creadas para cubrirlas necesidades de los med¡¿-s regionales, ya re radlevisión nsa pa llenarespacios de pu licidad formal mo orden
menlat¡dadés naépoca como tuestra en que está m ch cultu mu has muchas mejo loscasos, porádaptar pro- conlaclo, la conv estalida ramaslas necesidades de presarios departic lares, no de tradicio bien, se han caracterizado portener programas de ostudio diseñados paraotraszoña§, otros estadosy, en el éxpres¡vo diíe nte§ en parte, la globalización de las experieñcias culturales, como resultado de la difusión mas¡va, no ha logrado
nteñ1a lura
Es po que cualesqllt len min rar 1as iferenciasétnicas guaje rtí tico litera creativo u políticas, rel¡giosas o de clase que social, asu§ta a los artesanos de agobian ala humanidad. El notable bnguaje comerc¡al, pqblicitario o ávance tecnológico y la.evólueión polltico El lenguaje utilizado por los de los lenguajes audiovisuales .no med¡os masivos, en términos genehan convergido con aquellas politi- ,rt"=, bra", p"raradiralpúblic; para -: f ."-"-T-:lf::l"j^que promue- que no escápe de los mundos esven et desarro o socla¡." tablec¡dos, normativos Y, en otras Así af¡rma Fernando Vizcarra, re- ocasiones, que el pÚblico entre á cordando las paTabras de Roman realidades en donde las propuestas Gubem yi atmislnotiempo, almaes- de felicidad humana reside enartítro fundááor de las escuelas de Co- culos d€ consumo. Por el contrarioi municación, el padre Villaseñor. el lenguaie artístico propone oÜos mundos que hacen tambalearal exis-
Literatura y medios de comunicac¡ón
La l¡teraturc os la ¡ntemetá Anónlmo
Para aclarar las funciones básicas comunicativas de la literatura y la de los medios masivos de comun¡cación. Fernando Savater escribe:
La comunicac¡ón busca un creciente convencionalismo. es decir, in' tenta lograr la acéptación del mensaje y su fac¡litaciÓn al hacerlo cada vez más convencional, cada vez más sometido a códigos, a estructuras preformadas e, incluso también, a
necesidades sociales. Por eso, muchos de los anál¡s¡s acerca de los medios son inofensivos, ¡mpresionistas, con poco anál¡sis Y, siacaso, utilizan la denunc¡a vociferante pero no muy orítica. Es por eso que, además de necesario Proponer nuevas teorías, otras maneras de acercarse a los medios, es imPortante también promover la creatividad, la imaginación. La l¡teratura debe ocupar,junto con otras materia§ como semiÓtica y sociologia de la cultura. un lugar importante en los planes de estudio en las escuelas de comunicación.
tente; realidades Y ficciones que hacen imaginar y ver la posiblidad Dentro de este sistema, la poesíá de crear otfo universo, difelente al funciona c¡mo un elementodistorsio-
que vivimos; esta alternativa, desde luego, no es del agrado Para quienes detentan elpoder de dec¡dircuál es la realidad que a ellos les conviene <jue vivamos.
Todo lo que es rad¡calmente ¡nnovador o {adicalmente individuá|, tropieza, evidentemente, con laconvención[...] de ah¡ que sea siempre más aceptable el ¡,esf sel/er máS o menos prefabricado, la novela ullraconvencional, el poemita de oircunstancias, que sea mucho más aceptado por el Público que la obra
nador, porque lá Poes¡a es oPuestaa las ventaias prácticas de las razones económicas. La Poesia existe en lo ún¡co, en lo irrepetible, en lofrág¡1. podríamos decir, en lo comÚn quetienen los hombres frente a lo general.l'Y vAales, humañidadeg y cor¡uniCaCión", Fernañdo Vizcarraen revista Esfu d/o sob rc Ia s cu ltufts con le ñporáreas, tevista Époc¿ 11, vol. l, nÚm 2' 1995, pá9. 104. 'ecomunicaoó¡ y literatura' Fernando Savaier en Caademos de conun¡caciór¡, núm 101,Edición de II Coloquio lñlemacional de Comunicologfa, Méxaco, 1992, pá9. 123. "lbfdem. pá9. 123 '?lbídem. pá9. 126.
La escritura, la ed¡ción, la lectura son actos de amor Felipe Garr¡do
La historia de Baja Cal¡fornia es, todavía, a fines del siglo xx, un enjambre cle incógn¡tas. Hasta ahora, los grandes esfuerzos por historiar el pasado bajaca¡iforniano han sido insuf¡cientes para conocerlo en toda su diversidad. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que a los clionautas de esta región les falta por descubrir auténticostesoros que permanecen escondidos en archivos no consultados, en bibliotecas no clas¡ficadas, en grupos de documentos no catalogados y sobre todo, en los libros que a lo largo del tiempo se han escrito sobre la historia de los lugareños.
La historiografía bajacaliforniana tiene ciertas características que la part¡cularizan: una de ellas es que los trabajos de clionautas regionales conviven con el de colegas extranjeros que han hecho alguna de Ias aportaciones más importantes para el conocimiento del pasado californiano. Esto, que ahora es co-
de tesoros perdidos:
los libros de historia de Baja California
Aidé Grijalva*
mún en la historiografía nacional, ha sido Ia norma en el caso de la bajacaliforniana: testimonios de viajeros, crónicas de m¡s¡oneros. descripciones geográficas e histor¡as de vida han sido escritas por ciudadanos de otras lat¡tudes que vivieron, entre el asombro y el deslumbramiento, en tierras californianas y quisieron dejar huella de dicha experiencia. Lo anterior viene a cuento a raÉ del programa editorial Baja California: Nuestra Historia, que tiene como objet¡vo la publicac¡ón de una biblioteca básica acerca de los principales temas del pasado de esta region. con enfasis en los acontecimientos históricos de la parte norteña de la península. La selección de las obras que integran esta bibl¡oteca es representativa de Ia situación que ya se ha mencionado: obras publicadas originalmente en otros idiomas coexisten con textos escritos hace medio, uno o más siglos, y en conjunto permiten un acercamiento aese pasado, que se vislumbra sugerente y del que todavía ignoramos la mayor parte.
Bajoesta premisafue que se inauguró la colección Baja California: Nuestra Historia. Cada uno de los volúmenes publicados hasta la fecha han requerjdo de diferentes esfuerzos y de éstos hablaremos en este trabajo.
', Sorpresas queda la v¡da ' Durante muchos años mi relac¡ón con los libros fue la de una simple lectora. Compraba un libro y lo leía, s¡n importarme sus características editor¡ales. Ahora, antes que otra cosa, me fijo en el tamaño de la letra, en el colgado de la caja, en el tipo decomposic¡ón, en el papel, en la portada y en todo lo que hace a un libro diferente de otro" Antaño, no me importaba la presentación del l¡bro que adquiría. Ahora, entre un l¡bro cuyaed¡ción ha sido bien cuidada y otro que no lo ha sido, ni lo pienso: si mi bolsillo me lo permjte, pref¡ero el que está mejor hecho,
porque además de amar el contenido de los l¡bros, amo Ia forma en que vienen presentados.
Ahora conozco a un grupo de iniciados que hace una labor callada y tesonera y que a través de los siglos se ha dedicado a la manufactura de uno de los más importantes trasm¡sores del conocimiento humano: los libros. Me refiero a los editores, correctores de estilo, traductores, f ormadores, capturistas, linotipistas, tipógrafos, revisores, lectores de planas y galeras, elaboradores de índices analíticos, onomásticos o temáticos, ilustradores, diseñadores, impresores, encuadernadores, libreros, y todos aquellos integrantes de ese colectivo humano que hacen posible que la palabra impresa llegue a nuestras manos dentro de esos estuches marav¡llosos que son los libros.
Sobre esto reflexionaba al evaluar la experiencia adquirida a través de nuestra partic¡pación en el programa editorial Baja Californ¡a: Nuesfa Historja. Aquel proyecto, "sencillo", dedicado sólo a "reeditar" los textos básicosde la historiografía bajacaliforniana, nos ha llevado por caminos ¡nusitados, por veredas llenas de incertidumbres y sobre todo, a corroborar las palabras de Umberto Eco: "los libros se hablan entre ellos".
Este d¡álogo nos ha permitido no sólo hurgar en el pasado, sino atravesar desiertos inhóspitos, subir y bajar sierras, encontrar oasis en medio dé parajes desolados y, sobre todo. reconocer que el devenir histórico de Baja California ha estado marcado por una naturaleza que la ha host¡lizado más que bendecido y que en este enfrentamiento se ha formado la soc¡edad bajacal¡forniana. Esta situación aparece reflejada en cada uno de los libros que forman parte de la colección Baja California: Nuestra H¡storia. Cuando se inició este programa editorial, tuvimos como objetivo tratar de incluir aquellos Iibros que se habían escrito acerca del pasado
de esta colección.
Sin embargo, al hacer esta selección ¡gnorábamos que emprendíamos un viaje fabuloso. Que a través de cada uno de estos ¡ibrosíbamos a reafirmar la peculiaridad de la historia bajacaliforniana y que constataríamos que las páginas en blanco acerca del pasado californiano son mayores que las ya escr¡tas. Comprobaríamos que lo indagado sobre nuestro pasado hace énfas¡s en ciertos temas y que dentro de ellos la descr¡pción de la geografía peninsular es uno de los más recurrentes. Parecería que la hostilidad del medio geográfico ha ¡mpactado tanto, que antesque nada, los interesados en describirnos e interpredel estado de Baja California, en especial los que perm¡tieran a un público no espec¡alizado tener una visión general del devenir histór¡co de esta región. Este fue uno de los elementos que ¡nfluyeron en la elección de las obras que forman parte
tarnos han indagadoen la naturaleza y en sus características, en buscade una explicac¡ón tanto de lo sucedido como de lo no acontecido.
En busca deltiempo perd¡do
En la colecc¡ón Baja Cal¡fornia: Nuestra H¡storia ocupan un lugar
preponderante las descripciones geográficas que se han hecho a través del tiempo, de la California peninsular. Algunas en forma de reportajes periodisticos: otras. bajo el pretexto de estudios socioeconómicos de Ia región. de investigacio-
nes académ¡cas o informes de las primeras entradas que se hicieron al territorio. Lo cierto es que una y otravez, lapenínsula ha sido descubierta y vista con diferentes ojos. Con los de los conquistadores, que venían en busca de tesoros y de nuevas tierras y se preocuparon en demarcar sus costas e inventariar
sus mares. Con los de los religiosos, que con afanes apostólicos se ded¡caron a domesticar a los habitantes del lugar y a encontrar sitios adecuados en donde establecer sus misiones. Con los de los militares que encabezaron expedic¡ones de exploración en busca de senderos y caminos para unir a la California peninsular con el resto del continente. Con los de los viajeros que con asombro descubrían una península que era isla, que no se parecía a ninguna otra y en donde se vivía en una delicada y frágil relación de equilibrio con la naturaleza.
Después vino la época de los repodes: de funcionarios gubernamentales, de periodistas, de comis¡ones científicas, en donde plasmaban además de su sorpresa, su honda preocupación por los pueblos abandonados y dejados de la mano de Dios, a los que el gobierno de México parecíatambién olvidar, al punto que hic¡eron al periodista Fer nando Jordán bautizar a esta parte del mundo coño El otro Méx¡co. La reed¡ción de estos testimonios han sido el eje de esta colección. Desde las descripciones del entorno geográf¡co y de su modificación a través del tiempo, contenidas en La fronte ra m is ¡o n al do m in ic a de Baja California, libro escrito por el geó-
grafo Peveril Meigs [¡, quien en la segunda década de este siglo recorrió los sitios en donde los dominicos establecieron sus misiones entre 1774 y 1834, hasta el viaje que a bordo de una lancha desvencijada, hizo en 1953 el antropólogo metido a periodista, Fernando Jordán, por las costas peninsulares del Mar Roxo de Cortés, la cruel geografía bajacal¡forniana aparece apadrinando cada una de las obras publicadas. iCómoes que Ulises Urbano Lassepas hace la defensa de los bajacalifornianos, para que fueran eximidos del pago de un canon territorial establecido por decreto presidencial en 1857? Muy simple: haciendo una descripción exhaustiva del territorio; expl¡cándole al gobierno delcentro que en la penÍnsula no sólo escaseaban pobladores, sino el agua, los campos de cultivo, el ganado y lo indispensable para viv¡r; elaborando cuadros con todo lo que la población tenía que traer de la "otra banda": paños, telas, velas, licores, comida, pólvora y hasta papel para las cartas, mientras que de Baja California sólo salían sal, cueros, dulces de p¡tahaya, sebo y mantequilla; contándole al gobierno sobre una historia colon¡al aún v¡va, pero sobre todo hablándole de la pobreza del sistema hidrául¡co de la península, causa de todos
los males. Este memorial, publicado en 1859,fue reeditadocasi 150 años después, gracias a los oficios de don Miguel León-Portilla, quien lo encontró en una l¡brería de viejo en uno de sus viajes a San Francisco, California, bajo el título de Historia de lacolonización de Baja Californ¡a y decreto del 10 de marzo de 1857, y es hoy uno de los integrantes más importantes de la biblioteca bajacal¡forniana que aquí nos ocupa.
El aspecto de pobreza y de m¡seria que se encuentracas¡en todas partes es impresionante. La tierra es generalmente árida, el agua de mananlial y de río es muy rara, y no llueve más que unas pocas horas en todo el año.
Con estas palabras describía el padre Alric la parte norte de Baja California a med¡ados del siglo pasado. Este, un sacerdote de or¡gen francés, publicó en varias ediciones en español y en francés, sus experiencias del viaje que hizo por estos rumbos, y de los archivos de la Biblioteca Nac¡onal de París se obtuvo el m¡crof¡lm de la versión más completa, la de 1869. Con una traducción exquisita de Tomás Segovia, este libro salió a la luz porprimera vez en nuestro idioma, con el nombre de Apuntes de un via¡e por los dos océanos, el intetior de Amér¡ca
y de una guerra civil en el nofte de Ba¡a Califomia, donde se recrea un enfrentamiento habido entre los escasos pobladores de la recién inaugurada frontera bajacal¡forniana, qu¡enes luchaban por el control de las pocas t¡erras aptas pára el cultivo, y que por eso, eran de un valor incalculable y motivo de enconos. Es aquí, cuando la "cruel geografía" da pie a otro de los temas que han merecido la atenc¡ón de los estudiosos del pasado de Baja California: el de la colonización. Tema recurrente, obsesión de políticas gubernamentales y panacea que resolvería los problemas de la región, los pobladores traídos de otras partes del mundo, serían los portadores de técn¡cas avanzadas para trabajar la tierra, y por lo tanto, los encargados de traer el progreso. La solución era poblar las estériles tierras, pero no con cualquiera: los preferidos eran los europeos.iEl ejemplo de las trece colonias había cundido!
Fue así como la colonización se conv¡rtió en el tema prefer¡do de propios yextraños. Se crearon compañías colon¡zadoras. Se especuló con la tierra y las mejores, las más prometedoras se concedieron sin ton n¡ son, una y otra vez, a los mejores postores. Dosde estos procesos se d¡eron en forma paralela y
uno de ellosfue motivo de polémica y escándalo. Surgieron los grandes debates nacionales acerca deltema, los cuales han sido recogidos en forma de libro y publicados con el sugerente título de La controversia acerca de la política de colonizac¡ón en Baja California, en donde aparecen los argumentos afavor y en contra de Carlos Pacheco y de Manuel Sánchez Facio, los principales protagonistas de Ia polémica.
El otro proceso, el de la aprop¡ac¡ón de la t¡erras aledañas a la desembocadura del río Colorado, las de su reg¡ón deltaica, fue motivo de una tesis de doctorado escrita por William O. Hendricks, la que, debidamente lraduc¡da y enriquecida con un apándice documental, se incluyó en la colección con el nombre de Guillermo Andrade y el desarrollo del delta mex¡cano del río Colo rado, 1 874- 7 90 5. Esle libto permite husmear en el pasado inmediato al surgimiento delvalle de l\ilexicali, cuando éste era sólo un pedazo de t¡erras baldías y prometedoras.
Juntos pero no revueltos
Anclado en la península del mismo nombre, el estado de Baja California comparte con las otras dos Californias un pasado común, "La histor¡a" de nuestro estado com¡enza en el sur de la península y hasta el s¡glo xrx, fue un mero apéndice en el estudio del pasado bajacaliforniano, donde la gesta jesuitica acaparaba la atención de los estudiosos, Por otro lado, la Nueva o Alta California, la continental, la que se quedó con el nombre que le pertenecía a la península confundida con la isla de Cal¡fornia, cantada en Las se rgas de Espla ndlán, resplandeció durante el periodo misional franciscano y comenzó a tener luz propia cuando pasó a ser una estrella más de la bandera estadunidense. Luz que alcanzó a iluminar a la zona mexicana colindante y que expl¡ca,
de alguna manera, el surgimiento de las poblaciones fronterizas bajacalifornianas.
De lodo esto nos hablan los gobernantes que con lucidez tuvieron el cuidado de dejar el testimonio de su gestión. Abelardo L. Rodríguez, Braulio Maldonado y Milton Castellanos Everardo, cuentan desde sus particulares visiones, los esfuerzos y avatares vividos cuando dirigieron el gobierno de la entidad. Responsab¡lidades diferidas en el tiempo: la memoria administrativa de Hodríguez entre 1923y 1927i los comentarios políticos de Maldonado, quien en 1953 asist¡ó al parto de Baja CaIifornia como estado y los recuerdos y vivencias de Castellanos enfrentado al reto de una entidad que para 1970 rondaba el millón de habitantes, fenómeno sorprendente si recordamos que a principios del siglo la población del entonces Distrito Norte de Baja California no pasaba de unos cuantos miles.
Pero el nacimiento de nuevos pueblos en el norte bajacaliforniano inquietaba tanto a los gobiernos revolucionarios, todavía con el recuerdo fresco de la revolución del desierto, que la incursión magonista de 191 t había provocado en Baja California, que una comis¡ón integradacon expertos f uncionarios f ue enviada para hacer una evaluación de los cacareados progresos de los que tanto presumía el gobernador Esteban Cantú. Porfortuna, uno de
los evaluadores, Modesto C. Rolland, escribió un acucioso reporte de lo v¡sto y revisado, de las cuentas presentadas y de los problemas detectados, el cual fue localizado en los recónd¡tos acervos del Arch¡vo General de la Nación de la c¡udad de México, de donde fue rescatado y conüertido en el libro que con el título de lnforme sobre el Distrito Nofte de Baja California, inaugura la colección.
Un equipo de estrellas
Pero esta laborde rescate historiográfico no pudiera llevarse a cabo sin la ayuda de ese equipo silenc¡oso, que sin aspavientos y con un tesón infatigable, se dedica a Ia noble tarea de convertir tesoros perdidos en libros. Que convierte textos antiguos en contemporáneos al modernizar!es la escritura y quetraduce los textos de un idioma ajeno al de la lengua materna, embelleciendo, en muchas ocasiones, la versión original. Que con paciencia hace la corrección de estilo y elimina los gerundios, los anglicismos y todo tipo de ismos, los verbos incorrectos y las comas mal puestas, mientras que compone las frases mal construidas, permitiendo que la Iectura de Ia obra sea ágil y entretenida. Que hurga en arch¡vos, hemerotecas y bibliotecas, en busca de Ias fotos, de las citas textuales, de los nombres actuales de sitios antiguos, con loque entendemos mejor las relaciones del pasado con el presente. Que, a pesar de los avances tecnológicos, elabora al estilo antiguo, los índices temáticos, onomásticos y analíticos, haciendo una de lastareas más difíciles dentro del trabajo editoral. Oue lee y relee originales, y luego lee y relee galeras, en busca de esa errata, de ese gazapo, del yerro inadvertido, persigu¡endo lo imposible: el texto perfecto. Que con gesto ceremonioso ojea la obra ya casi lista para la imprenta, hoja por hoja, revisando los detalles, tratando de hacer
de cada página un ejemplo de decoro editorial. Que con una paciencia artesanal arma los pliegos, coloca las ilustraciones y convierte los negativos en rompecabezas de páginas, que entretejidas de 16 en 16, son después cosidas y pegadas, para ser envueltas dentro de su portada.
Lo cierto es, que a pesar de las computadoras y de programas ed¡toriales sistematizados. la edición de libros requiere de unavocación y pasión humana que desarmaría cualquier intento de desPlazar al hombre de esta larea.
¿oué sería la humanidad sin esos hombres y mujeres que viven entre el olor de la tinta Y el PaPel, que
sueñan con letras, callejones, huér fanos, cuadrat¡nes, versales yversalitas, negritas e itálicas, altasy bajas, capitulares, cornisas, índices y colofones, ded¡cados a maquilar esos estuches llenos de palabras escritas? Poco sabría el hombre de su origen y de sus pasos trashumantes a través del tiempo, ya que la tradición oral es insufic¡ente para conservar la memoria de los PUeblos,
En busca de nuevos tesoros
Los tesoros rescatados hasta ahora nos permiten evaluar el estado actual dela historiografía bajacaliforniana. Los ojos de los otros nos
ayudan a entender cómo hemos s¡do vistos, interpretados Y hasta malentendidos. Pero afines de este siglo que es también de milenio, es urgente emprender la tarea de escrib¡r las páginas en blanco de nuestra h¡stor¡a. Dejar de recorrer los cam¡nos trillados y abr¡r nuevas rutas de investigación. Benef iciar nuevos archivos y extraer de los tesoros ya recuperados, las perlas que necesitamos para vestir de gala a la historia de Baja California, hasta ahora... "la cenicienta de lahisloria pen¡nsular", Y
lejandro: La primera vez que tuve en mi mano un libro de lacolección I anavede Ioslocos,senricomosidentrodeese librito exil¡ieran una serie de cueras iluminadai con velas que dejdban ver todas las dilerentes tonalidades de Io oscuro; lo oscuro siendo para mí todo lo que mis hormonales dieciséis años lodavia no cubrian. Esos Iibros de Rimbaud... L.¡\ oncc m¡lfalas de Apollinaúe. ¡legaban ante mi como proh ibiciones autoimpuestas. ya sea por ignorancia o por miedo. que a lin de cuentas venía siendo lo mismo. Historia del ojo y Madame Edwarda de Bataille, los libros de Baudelaire... por un lado. el mundo que ellos desparramaban en letras era inalcanzable para mi. muchas veces iDcomprensible.
-No les vas a entender- recuerdo que me decia el dueño de esos libros. Pero yo de todos modos los lel¿, a escondidas. Cuando el menos se daba cuenta. yo ya los renía debajo de la cama. Esas fueron las primeras experiencias sublimes. liberadoras que luvc con la lileratu(a... Kuks: Eres una mierda. No presumas por haber descubierto y haberte enconaado con esos libros. Tus primeras aproximaciones no ÍLeron con los franceses desaforados sino con los gringos condensados. Acuérdate. Iu empezaste leyendo la colección de obras lirerarias de Selecciones. No las revistas que hoy sirven de tope para las puertas. sinolos que publicaba el Reader's Digesl a manera de enciclopedia. Libros serios de cubierta grues¡ y sin portada. En el canlo estaban impresos con letra dorada los titulos de
*Ndftd¿ot rur iculcn\c, to¿.\t lo ¿¿ t ikt. ln¿ iutüra c hi.\torid d¿l uñ c 0¡ ¿l ülnttu ¿l( L sdonn¡ 1 ¿c icú.y Stt ¿titt ! t1 (:ünh t lnn ¿rsita¡io ¡lc li¡útút ¿¿ Mciicoli
novelas -o fragmentos- de autores estadunidenses de variadísima estirpe y calidad. Habrás tenido como ocho, rlueve años, pero sin darte cuenta leías cosas como l/ maestro con cariño junto con fragmentos de The gieyers de Faulkner.
Alejandro; Si, pero tú mismo lo diiiste, lo estaba haciendo "sin darme cuenta". Yo no tenia conocimiento o un juicio de valor como para diferenciar un tipo de lectura de la otra. Esos Iibros y esas Iecturas tienen un espacio en mi memoria que desconozco hoy en dia. Su efectono participa realmente enmi vida diaria, en larelación quetengo con los libros, esa relación casi vampirezca que tengo -ytenemoscon los libros.
Kuks: Mie¡da, otra vez. ¿Cómo puedes decir eso? ¿Con quién crees que estás hablando? Tú sabesmuybien que la relación empezó justo entonces. Ahi, acurrucado ense-
guida de Ia cama, en ese huequito entre la cama
y la pared, en la esquina, como recorriste las veredas del niño que sigue a su hermano a la estación que lo iba a Jlevar hasta la marina para enlistarse para la segunda guerra mundial, o cómo olías lo mismo que olían los personajes de O' Connor, de Fitzgerald, cómo veías el verde campo que no sabías ni por qué de pronto apafecíaen tu recámara, cómo de esa letra escritacon litográficas de las antiguas, se diseñaban uni-
versos de la nada. Acuérdate que en esos años, aprendiste a callar, escuchar, ver.
Alejandro: Sí... fue una época medio
rcra. Estaba aprendiendo adesdoblarme, estar en silencio pero al mismo tiempo hablando conmigo mismo. hablando con los otros que me empezaron a habitar. Pero algo pasó entle esta épocay cuando comencé a leer-según yo , con cierto grado de seriedad. Algo ocurrió. Hubo un periodo de gestación, mi espiritu incubaba deseos de variadísima índole. La música me consumía con su fuego elástico, mi relación con ios Iibros se circunscribía a Ios textos escolares; no sé. Hubo como un periodo de tregua en el que esta relación se distanció.
Kuks: Lo que pasa es que dejaste de leer, eso es todo. Ha¡ muchos periodos en tu r ida en los que dejaste de leer solamente te dedicabas a ver, a inspeccionar los recovecos del mundo, los callejones y avenidas del existir.
Alejandro: Bueno, pero me tienes que conceder que Ilegó unmomento en el que la lectura se empezó a conyertir en una obsesión, un impulso. Los libros adquirieron el carácter de amigos lejanos que se abrian de par en par y me arojaban aromas terribles.
Kuks: Lo curioso es que, antes de tener un hábito por la lectura, desarrollaste un hábito por la escritura.
Alejandro; Sí, es cierto, aunque esos primeros escdtos...
Kuks: Sí, tienes razón, mejor olvídalos. Oye, ¿te acuerdas cómo se te forjó el hábito por la lectura?
Alejandro: A 1a fuerza. Tuve un guía muy nefasto. Se comportaba como monja de primaria, forzándome a leer libros que
no comprendía en ese entonces. Kuks: Habrás tenido como
unos catorce, quince años.
Alejandro: Me encerraba en el cuarto y me decia, "no te vas a salirhasta que hayas telminado este Iibro", y luego me daba cosas como Ezra Pound, junto con üatados de semiótica;x muy disparatado, muy indisciplinado. Hasta la fecha no tengo una disciplina rigurosa en cuanto a mi material de lectura.
Kuks: Pero luego, cuando tú quisiste leer los volúmenes de La crucifixión rosada de Miller, te düo, "estás muy chico, no le vas a entender". Aunque, claro, ya los leíste posteriormente. Fue como si de pronto regurgitaras a ese chamaquito que eras y que no podia leerlos.
Alejandro: De hecho, fue con Miller como descubrí el efecto conspiatorio que tiene la lectura, y laadoración a Ios libros en general. En sus novelas, seguido nos encontramos con pasajes en los que Miller visita las bibliotecas y se regocija con volúmenes y volúmenes de lecturas crípticas y oscuras que no necesariamente cita, pero que de alguna
* G¡brie1 Ga.cia Márquez junto con un oscuro pnrlorescrilor lla¡¡¡do Joyce Cary.
naneratransmite la sensación de leerlos. Realmente ve uno al autor sentado en unamesa de biblioteca, devorando hoia tras hoja, como empedernido, describiendo las pastas, el lugar polvoso y sagrado donde se situaban en los estantes. No sé por qué, pero cada vez se fija en mi mente la imagen de un libro en su librero, pienso en el olvido.
Kuks: Yo también. Cuando recorro Ios pasillos de las bibliotecas, veo cómo los libros tiemblan y se quieren salir de sus escondrijos para gritar sus condenas, sus verdades, sus fantasías en nuestfas caras.
Alejandro: ¿Qué pasará con todos ellos?
Kuks: ¿Todos qué?
Alejandro: Los libros. Con todo ese corpulento animal de vidas. pensamientos, imágenes, Iugares, sucesos, datos e irrelevancias? ¿Qué pasará con todo eso?
Kuks: Se va a convertir precisamente en un animal corpulento, y habitará un universo propio, inalcanzable. Y desde ahí, ejercerápoder sobre nosotros. Será como un dios.
Alejandro: Y nos dominará, porque sabe más que nosotros... Bien, hablemos de otra cosa. De otra etapa, mejor.
Kuks: Sí, después, de cuando los libros empezaron a caer en tus manos por arte de magia. La tercer época, la que vives hoy. Ya es un poco sexual esta intimidad que tienes con los libros.
Alejandro: Si, porclue Ia relación es más íntima. Hay libros con los que he entablado romances empedernidos. Paradiso d.eLezama Lima, por ejemplo. Ese libro rosado y obeso se acostabatodas las noches en mi cama, y compartí con él momentos muy intensos.
Kuks: Borracheras intensas
Alej andro: Estabatotalmente embriagado con ese libro. Yo insisto que el mundo que ahí habita debería existir en la realidad. Un mundo como el de Paradisc¡ es tan perfecto que bien puede ser la perfecta utopía. Imaginate lo impresionado que quedé cuando, una vez que estuve en una biblioteca en Tijuana me encontré con diez copias de ese libro, enfilados, uno enseguida del otro. El mismo libro rosado con el que me acostabatodas las noches reproducido a la décima potencia. Creía que esa gorda rosada que estaba en micasa era la única que existía. Cuando me enfrenté a esa realidad fue algo verdaderamente sobrecogedor. lnclusive, cuando teminé de leerla, senti la necesidad de regresar las páginas para cerciorarme de que lo que habia leido seguía en su lugar. Por un momento crei que lo habia soñado.
Kuks: Yo recuerdo un momento sincrónico que tuve cuando terminé de leer Rayuela. Justo cuando leí las últimas líneas, cuando uris ojos no podían
creer el destino inevitable de Oliveira, volteé al cielo. Estaba leyendo elúltimo capítu1o afuera de mi casa, sentado en el iardin. Cuando volteé hacia el cielo, repito, una parvado de chanates cruzaba el flrmamenlo con una gracia violentísima.
Alejandro: Casi lloras, ¿verdad? Recuerdo que me contaste. Experiencias de ese tipo con los libros son demasiadas como para contarse en una sentada. Debemos emborrachamos un día de estos.
Kuks: Es una desgracia que la memoria sea tan insistente y al mismo tiempo tan dificil de apretdar en un lapso de segundos. El libro tiene la cualidad de guardar, a veces por mucho tiempo. A veces por poco, pero siempre guardando. A) momento que lo guardado surge y flota enardecido en Ia atmósfera, sólo con lanzas blandas se puede combatir.
Alejandro: Hay cosas que contienen los libros que no se pueden contener, por más absurdo que esto suene. Por eso
digo que los libros tiemblan. Muchos de ellos ya son parte de la naturaleza. Provienen de naturaleza que muere para renacer en otro tipo de r,at:Jjaleza. A los libros ya no le crecen las hojas, pero su verdor es igual de incandescente y vigoroso que el árbol más imponente.
Kuks: A menos que estés hablando de los paperbacl<s o los libros de bolsillo.
Alejandro: Pero ése es uno de los tantos cuerpos que toman los libros. Son vestuarios que se ponen las palabras que guardan en su interior.
Kuks: Disfraces, más bien dicho. Hay libros de bolsillo más poderosos que muchos libros de cubierta gruesa y de diseño rimbombante.
Alejandro: A fin de cuentas, el eco que de ellos surge y resurge es el mismo, y es eterno, permanente. A veces, por más bien vestidos que estén, con sus portadas conseruadoras y tipografÍa reluciente, por dentro se carcomen miles y
miles de espejismos que rugen a los cielos como venidos de otros lados-
Kuks: Todo Io escrito en los libros viene de otros lados. Nadie de nosotros sabe realmente de dónde, y aqui no sólo hablamos de libros literarios; hasta el libro más academicista o utilitario ignorasu origen. Ni el economistamás atinado (¡jal dice Alejandro) ni el politélogo más nefasto sabe realmente de dónde viene lo que dice.
Alejandro: Carlos Cuauhté¡noc Sánchez debería de oi¡ esto.
Kuks: Los libros tienen vida propia. Son como los ángeles de las películas de Wim Wenders.
Alejandro: No metas al cine en esto.
Kuks: No, espérate. Sí son como esos ángeles. Estáncon nosoúos. Allá, en un lugar que desconocemos, escuchando todo al mismo tiempo, fantaseando con sus arnas que son palabras que se vierten en el vacío como agua multicolor, volando en espacios a veces ligeros, a veces espesos, llorando, haciendo llorar, siempre solos.
Alejandro: Por más que los visitemos y revisitémos cuando lostenemos abiertos frente anosotros, tienes razón, los libros siempre están solos. Son gente solitaria, tacituma, y muchas veces nos cuentan unos chistes que nos doblan de la risa, a veces nos señalan los lugares donde sucedie¡on las cosas más increíbles.
Kuks: A veces, solos, nos recuerdan de otros libros, inclusive de libros que nunca han existido (ojo, Borges). Oialá, un día de éstos, me pudiera encontrar en la calle con un libro.
Alejandro: Sí te has e[contrado con ellos.
Kuks; Pero en las librerías. .. hay muchos )ibros que me estál esperando ahí, en varias Iibrerias. A veces los visito, los veo, y en mi mente Ies digo "un día de estos voy a ve[ir por ti". Claro, no lo digo en voz alta, porque ya sabes cómo son las cajeras de sospechosas. A lo que me refería era a encontrarme a un libro en la calle.
Alejandro: ¿Cómo? ¿Como si fuera una persona? No la friegues, no los bajes de categoría.
Kuks: Tú sigueme la colriente. rne gustaría encontrarme a un libro en Ia calle.
Alejandro: Pero, ¿Qué te dirías?
Kuks: Yo no tengo nada que decirle. Es él el que tiene muchas cosas que decir. De ser posible, le pediría que me ayudara a convertirme en é1. De ser posible, meicr, le pediria que me ayudara a reencarna¡ en un libro.
Alejandro: Esa seria ula hetmosa manera de desp€dirte de esta vida. Despeditle con la seguridad de que, en un tuturo, algLrien te pueda acariciar con los dedos. Y
La Iibreria EI Día de Tijuana es, probablemente, la mejor librería existente en el noroeste de México,.Inaugurada en 1963 por Alfonso López Camacho padre, esta libreria se ha caracterizado desde su fundación, por ser un verdadero centro cultural en plenafrontera norte de México, una peña donde han convivido, por kes décadas y media, varias generaciones de literatos, pintores e intelectuales bajacalifomianos.
Don Alfonso padre eta, como muchos otros agueffidos andaluces y catalanes de aquella época, un transtefiado español que acabó por construir su proyecto de vida en un país ajeno al suyo por los vaivenes de la política de su tiempo. Y es que la cuestión política es el elemento lundamental para comprender el proyecto cultural que fue y es la libreria El Día. Como su hijo Alfonso dueño actual de este negocio libresco lo explica: "Mi padre se propone montar una Iibrería que no sólo venda Iibros, sino que tenga como propósito ayudar al entomo en el que vive, que mejore Ia calidad de los ciudadanos. Y con una ideología de carácter político".
Alfonso L6pez Carnaeho: La librería como proyeeto
cultural
Gabriel Trujillo Muñoz*
Las fotografías que ilustran esta entrevista formari parte del arohivo de la librería, El Día
Su propio itinerario vitales compatible con esta empresa cultural inédita hasta entonces en Baja Califomia. Alfbnso padre llega al nuevo mundo, a las Américas, en 1940. Huye, como buen republican'o, de las hu€stes usurpadoras delgeneral Franco. Su primera estarcia es en Santo Domingo. Más tarde, en 1945, llega a la ciudad de México. Su hijo sintetiza su viaje rumbo al norte mexicano, sus motivaciones: "Siempre buscando mejores siruaciones y mejores circunstancias económicas. Mi padre llegó a Tijuana en 1951, precisamente a hacerse cargo de la administ¡ación de los vinos del vieio Luis Cetto. Mi padre vivió su vida de exiliado como la de todos los exiliados: con el deseopuesto en elretomo a latierra de origen, en el menor tiempo posible, y eso hizo que durante mucho tiempo no consolidara nada aquí".
En Tijuana, don Alfonso padre regentea un restaurante, y aunque con este negocio se defiende durante sus primeros años de estancia, lo que va a convertirlo en un librero, en un comerciante de libros de primera, es su viaje a España, a principios de los años sesenta, cuando el franquismo imperante relajó su celo ideológico y permitió que muchos exiliados volvieran a su tiera natal como turistas. Lo que don Alfonso padre vio y percibió en Andalucia y en Barcelona
Aspectos de la iúauguraciór de la 'ib¡eria de la calle ocho.
Alfonso López Camacho padre, un cotrocido suyo y su hüo AlfoÍso
Alfonso López Camaclro padre en los injcios de EIDía
lue que España era, al menos para é1. un coto cerrado. No había allá ninguna posibilidad de rehacer su vida. Como buenhijo desusiglo, él era --y como empresario lo eramásun hombre formado tanto por el ideario del marxismo-leninismo como por la saga liberlaria anarquista. Es decir: un hombre de libros, de Iecturas c¡íticas. mdicales.
La cuestión política es el elemento fundamental para comprender el proyecto cultural que fue y es Ia librería El Día
En 1963, don Alfonso López Camacho padre funda Ia librería El Día en la calle sexta. en el centro mismo de Tijuana, a unos metros de la famosa avenida Revolución. Poco después manda traer a su hijo, llamado igual que é1, Alfbnso López Camacho, quien es el encargado, el operario real de la misma. Don Alfonso hijo lo recuerda como un cambio de generación: "Mi padre ya tenía ganas de desacansar, de delegar la responsabilidad administrativa. y como él confiaba en m í, me enúegó toda laresponsabilidad, todo el trabajo, pero siguiendo las líneas impuestas por élj que la librería tuviera amplios espacios de exhibición, un amplio acervo y una esmerada atención al cliente',.
En 1966. la librería El Día tuvo una sucursal en Mexicali, la capital del estado de Baja Califomia, en Av. Obregón. Dirigida por A.S. de Ia Vega, la librería se convitió en el único acceso real a toda la literatura social y política de su tiempo. Allí era posible conseguir Ias últimas novedades de las editoriaies mexicanas de vanguardia Era, Fondo de Cultura Económica, Siglo xxt- lo mismo que libros cubanos, soviéticos, españoles y argentinos. En un momento tan explosivo y candente como la segunda mitad de los años sesenta y la primera mitad de los setenta, ambas librerias. Ia de Mexicali y Tijuana, sirvieron corno puntos de encuento y discusión de Ia vida pública en relación con todos los acontecimientos Viet[am, Tlatelolco, guerrilla urbana y rural. racismo, utopías libertarias, modos alternativos de vida, reforma política o revolución, capitalismo o comunismo, aldeaglobaly autopsoquiatria, Avándaro y Woodstock, literatura de la onda y cine de autor- que moldearon a toda una generación dejóvenes baiacalifomialos. muchos de 1os cuales ten¡inaron fundando comunas árppies, perteneciendo a la Liga Comunista 23 de septiembre o escalando los peldaños del poder hasta la cúspide presidencial. Para los años setenta y con el impulso de don Alfonso hrjo, Ia librería El Día inauguró instalaciones nuevas en una zona de Tijuana por Ia que nadie daba un cinco entonces: la
Zona del Río, hoy punto central en la vida económica, política y social de esta ciudad fronteriza. Pero también en estos años hubo bajas irreparables: a mediados de los años setenta la sucursal de Mexicali ceró por fallas administrativas del encargado de la misma. En Tijuana, sin embargo, El Dia se convirtió en la locomotorade una serie de actividades culturales que llegan hasta nuestros días. En 1987 murió don Alfonso padre. Una década más tarde, don Alfbnso hijo, su parentela y sus empleados, mantienen viento en popa el ¡umbo de Ia nave libresca tanto en el antiguo iocal de la calle sexta como en sr¡s modemas instalaciones todas luz y atención, orden y buen gusto en el boulevar Rodolfo Siínchez Taboada. A ella acuden -acudimos- multitud de lectores que buscan desde la última novedad de un auto¡ de moda hasta una edición especial de alguna casa editorial española que nadie, excepto don Alfonso, ha oído mencionar: Lo seguro es que libro que no halla a la vista, don Alfonso lo localiza aunque tenga que ir hasta la madre España para conseguirlo. La atención al cliente sigue siendo la caracteristica escencial de esta empresa cultural de primer orden, de esta isla catalana situada en pleno océano Pacífico.
En sus primeros años, sin embargo, cuando El Dia era una modesta librería enclavada en el centro bullicioso de Tijuana por Ia calle sexta, Juan Goytisolo, el afamado escritor español, se topó con ella y lo que allí vio lo hizo pensar que estaba frente a una escena propia de la mente de un Luis Buñuel. Ycon estaanécdota, inicio laentrevistacon don Alfonso López Camacho hijo, el corazón sanguíneo, alerta, cordial, de un espacio cultural que muchos desearíamos se extendiera más allá de Tijuana.
Gabriel Trujillo Muñoz: A principios de los años sesenta, Juan Goytisolo descubre la librería El Día. Su impresión es tan fuerte que escribe una crónica publicada más tarde en larevista Vuelta- quc gira alrededor de este descubrimiento. Es como si la librería misma fuera la llave maestra para entender el caos fronterizo, para develar la fisonomía multitudinaria, cosmopolita, de Tijuana.
Alfonso López Camacho: Sí, efectivamente, Goytisolo llegó a Tijuana como consecuencia de los cursos que daba en la Universidad de San Diego. en La Jolla. Fl venía aqui los fines de semana, y en uno de esos paseos conoció la
librería e hicimos cierta amistad. Inclusive nosotros fuimos un poco mensajeros con Joaquín Mortiz, para que Ie editaran aquí en México La reivindicación del conde donJulián. Incluso él descubrió en la librería una obra suya editadapor los rusos en español. Todo eso Ie causó cierta sorpresa.
GTM: Si, porque Goytisolo entla a un lugar, a una España en pequeño, casi es una corte de los milagros, porque hay músicos, niños pidiendo estampas cívicas y libros que no se esperaba encontrar.
ALC: La anécdota que explica es cierta, en esa crÓnica mucha gente confunde con mi padre a la persona catalana que aparece. No es mi padre, es otro catalán que estaba en San Diego, que siempre que llegaba aquí se ponía a cantar, en fin, hacía su srorr. Y es cierto también lo de las muchachas, era muy común que llegaran los alumnos a buscar estampas de Mesopotamia o esas cosas, entonces ese efecto es como un mundo surealista. Allí hace un paralelismo entre Tijuana y Berlin, por 1o del muro.
GTM: Ahora. en Ia actualidad, pero aún antes, desde que yo la conozcc, El Día ha sido y es como una plataforma para los escritores de aquÍ, para la comunidad literaria de Baja California. ¿Lo fue
visto que hay más ediciones, más producción, más gente mezclada en el campo de lacultura, la libreríatambién se ha involucrado, detal forma que, cuando se abrió la librería de la Zona del Río pensamos que teniamos espacio para hacer presentaciones de libros, invitar a la gente, escritores y demás. Yo pienso que es una actividad que de alguna manera está lntimamante relacionada con el espíritu de la librería, cooperar en ese campo de la cultura y de la creación. Y obviamente que una Iibrería no puede vivir sin los escritores. Entonces es sensato acercarse a ellos. ,A1guien decia "bueno, pues son un mal necesario". Pero para nosotros no son necesarios: son imprescindibles.
GTM: La librería El Día es parte fundamental del desarrollo cultural de Tijuana. Si Tijuana ha logrado aumentar en pocos años sus niveles cultu¡ales y artísticos, es en buena medida porque ha tenido acceso a lecturas de primer nivel, es decir, a libros, revistas y periódicos españoles o europeos, rusas o chinas, dependiendo la época, en las que se discutían de los tópicos del momento. sin necesidad de esperar a que llegaran desde la ciudad de México, sino que ustedes los traían directamente de otras partes del mundo. desde Ios años sesenta o Fachada de la pámera librería El Díá. ¿Cómo ha visto esa confue un proceso que se fue tribución de la librería? Y dando con la llegada de si alguien le ha dicho lo lectores-escritores a la libreria? que ha significado eltener un acceso tan dilecto, tan rápido
ALC: Yo creo que fue un proceso. No quisiera atribuir- a Ia cultura occidental en términos de libros, como el que me los méritos solo, pero quizá mi padre no vivió tanto el aquí se ha llevado a cabo. Porque lo interesante no es que sea ambiente cultural de la ciudad, vivÍa más el ambiente un librero que está esperando las novedades, sino que usted polltico- También en esaépoca quizáhabiamenos produc- mismo es un lector activo, voraz, explorador de nuevos ción. Sí, me acuerdo que vendíamos alli la famosa revista títulos y autores que pone a disposición de la comunidad ésta de poesí4... bajacaliforniana mucho antes que aparezcan en ias librerías
GTM: Letras de Baja California ¿o c,tál'l de la ciudad de México.
ALCTSí,Letrds ... Lcómo se llama el poeta que la dirigía?
ALC: Bueno, es que yo siento que eléxito de una librería
GTM: Miguel Ángel Millán Peraza. y tal vez de cualquier negocio, pero fundamentalmente éste,
ALC: Sí, me acuerdo que la vendíamos allá y siempre es irmás allá de lo que el propio mercado te pide, uno debe hemos dado cabida a todo, pero en la medida en que hemos estar pensando qué le ofreces aunque sea a una minoría
intelectual, siempre tienes que pensar en que Ia gente necesita más y más y más. Entonces el prestigio se m antiene a través de la oferta singulary ésa se basa en lapreocupación y el interés del librero. Yo digo: Ia gente que lee tiene que estar buscando novedades, aunque desgraciadamente hay poca gente que lee y cuando hablamos de la inquietud, de la búsqueda de Ias cosas, podemos referimos más a las revistas que a los libros.
Por ejemplo, si yo te digo que se venden 25 Vueltqs al mes o se vsnden 25 Nero§. es unacantidad insignificante en et desarollo cultural de una ciudad. Posiblemente otras librerias venden I 0 o I 5. Es decir, que no hay un mercado: pese a eso, uno se embarca en esa gestión, a veces un tanto arriesgada, porque eres el primero que la gozas, o que la sientes, es una satisfacción saber que traes algo que a alguien le va a gustar. Es el "encuentro feliz" del que habla Gibriel zaid- del lector con el libro. Eso forma parte de la propia satisfacción de uno. Y efectivamente el desarrollo culturalde Tiiuana, que ha sido muy lento, continúa siéndo-
lo, porque las circunstancias obvias es que no hay unos Planes educativos adecuados que laPropulsen conr o debería de ser. Pero también ha dado lugar a que la )ibreria vaya creciendo. Por un lado la librería ofrece cosas, libros, ideas al medio intelectual y por otro lado el medio intelectual estimula a la librería Para que se vaya cubriendo esa oferta minima pero necesaria. Por ejemplo, con las revistas españolas es un hecho. ha habido un consumo, si yano lastraigo a lo me-ior tú no lo sabes, pero otros que han llegado, se han encontrado con la revista de música, de teatro y se sorPrenden, las reclaman. Pero bueno. fue una iniciativa del librero, Pero también porque había unas Posi bilidades de la gente. Y eso es permanentemente, Por eso el 1ibrero tiene que ir más allá de su propio mercado, estimularlo. Sitienes una sección de Poesia con libros de poesia PoPulares y demás, pues sí vas avender
posiblemente a una clientela, pero si además pones poesía áe Cavafis o de Mallarmé, se anima a subir de su nivel y eso permite también que se dé una inteffelación'
GTM: Yo siempre he dicho que en Baja California, y no sólo en Baja Califomia, yo diría que en el noroeste de México hay librerias dirigidas por vendedores de libros, pero la única librería que está dirigida por un librero es la suya. Es decir, que aquí sí se nota el amor por el libro, no por el libro como mercancia nada más, como ocurre en muchas otras. ¿Qué piensa de este subdesarrollo librero en México y qué piensa de la situación de las librerías en México?
ALC: Bueno, pues que es una co[secuencia de nuestro subdesarrollo politico y económico. Lo que no entiende uno es por qué permanece un subdesarrollo cuandotenemosuna iniaestructu¡a educativa tan grande, cuando-+reo- que es el único país en el mundo donde el estudiante puede ír gratis tlesde el kínde¡ hasta la uniYersidad. Pero, en cambio, el nivel de Ia educación es pésimo y lo encuentras en cualquier examen de Ia vida académica que tú veas. Yo me pregunto
si es cierto que Tiiuana ha tenido un cambio cualitalivo en función del aumento cuantitativo de su población, pero no de los estudiantes. Me gustaría hacer un cálculo y saber cuántos estudiantes arrojan todos los años nuestras instituciones educativas superiores. Aquí en Tijuana es un montón de gente. Y no se refleja en las tibrerías. ¿,Por qué no se refleia? Porque no leen.
GTM: Porque son gent€ que estudia sin leer.
ALC: Exactamente Miru, Parece un disco rayado, Perotengo que decirlo siemPre, siPartimos de un punto de referencia, un parámetro donde tu dices: "bueno, el promedio de lectura de un universitario es de un libro al año", ¿cómo es Posible tener un ciudadano quehaPasado20 años en el aula y que sólo lea un libro al año? Eso es un liacaso Para Ia educación, es un desPill'arro de la educación. Pero haY otra cosa que para mi es más imPortante, la actitud pasiva de las clases
Alfoñso López Camacho hijo. achrat administmdor de El Día
¿Cómo es posible tener un ciudadano que ha pasado 20 años en el aula y que sólo lea un libro al año? Eso es un fracaso para la educación, es un despilfarro de la educación
pensantes. Es decir, no ves la beligerancia a todos los niveles exigiendo que cambien esas cosas. No voy a decir que agarres y te vayas a la calle, pero si con los escritos, con la mente, se pueden hacer muchas cosas y no lo ves. No ves en los periódicos que digan: "La educación no vale nada". al contrario, las cosas continúan igual por años y años, y no hay proyecto educativo en donde tu puedas fincar una esperanza y decir "bueno, hasta aquí las cosas estuvieron mal, pero a partir de mañana se van a cambiar los programas de educación", porque el otro problema es el magisterio, tú sabes... Nunca he sido pesimista, pero sí estoy unpoco desesperanzado con el futuro de las librerías.
GTM: De la lectura en México.
ALC: Y claro, las librería reflejan eso.
GTM: En estos últimos años hubo un descenso drástico en el número de lib¡erías en México y muchas de éstas, que se siguen nombrando librerías, ya son puestos de revistas, me¡cerías, ¿no? Venden de todo, venden papelería para subsistir. ¿Hasta qué punto el proyecto de la librería El Día ve el futuro de la cultura en Tijuana, en términos de lectores? ¿Cómo ha creado sus lectores? ¿Cómo ha hecho para que se mantenga esta no sólo solidaridad gremial, sino más bien esta vinculación de empatía por una librería como la suya?
ALC: Bueno, en realidad uno siempre tiene que ser un poco optimista, pensar que las cosas van a cambiar, que hay una dinámica propia de estos clrculos de intelectuales que van creando cierta afición a la lectura; yo digo que hay actividades que quizásno crean lecto¡es, pero que sí pueden captar un porcentaje de gente que se aficione a la lectura y en ese senfido son importantes también las actividades culturales, pero yo soy de los que digo que tenemos más oferta que demanada, esto obviamelte estáclaro y 10 ves en cualquier actividad cultural a la que tu vayas: presentaciones de libros, conciertos de música, festivales de cine, muestras de teatro. La presencia de los espectadores es mínima, no hay gente que vaya, y es una consecuencia de esta falta educativa. HabrÍa más público si nosotros consiguiéramos modificar el desarrollo de la sociedad del individuo a través de la educación, porque no necesitas ser universitario para que te guste labuena música o la lectura;
un albañil lo mismo que un profesionista puede necesitar la lectura si desde niños empezaron a leer, igual un mecánico o un plomero, no hay, no debe de haber diferencias.
GTM: No hay limitaciones.
ALC: En la cultura no debe haber clases. En los oficios no debe haber clases. Entonces, ¿cuál es el problema? Por ejemplo, si un muchacho que va a clases y luego es mecánico puede tener tanta afición a la lectura, si desde niño le inculcaron ese hábito, como uno que llega a Ia universidad. El hábito es una naturaleza, es una necesidad de la cual no puedes prescindir.
GTM: Pero ven los libros como animales raros o peligrosos o no quieren acercarse a ellos.
ALC: Porque no los vieron desde niños. Desde niños estuviero¡ viendo televisión todo el tiempo, y eso lo ven con mucha facilidad. Alguien decia que la gente Ie tiene miedo a las librerías. Yo creo que sí. Las librerías paramucha gente son como unaespecie detemplo. Hade sercomo algo donde entras y te sientes cohibido, ¿por qué?, porque no existe el hábito y la cercania desde niños, consideran que el libro es un objeto de élite. Hay una serie de preju icios que ¡ o siento que están motivados por esa falta de...
GTM: De acercamiento, de contacto cotidiano con el libro, de verlo como un objeto más que está ahí para ser utilizado, para aprender de é1, pero también para divertirse con é1.
ALC: Asi es. Para el individuo que está acostumbrado a los libros, éstos son una parte más de su vida, son un apéndice. los ran a manejar como se maneja una camisa. porque son algo necesario, imprescindible, nada fuera de o¡den.
GTM: Y además es una fuente de goce.
ALC: Aparte, aparte.
GTM: Dentro de esto la libre¡ia ha desarrollado una serie de cuestiones. Unas son las presentaciones de lib¡os en el propio espacio de la librería, pero también ha sido parte fundamental para la creación de la Feria del Libro de Tijuana. ¿Podría hablamos un poco de eso?
ALC: Sí, como no. Pues la Feria del Libro de Tijuana nace en 1980 y también como un accidente, porque si bien es cierto que las ferias son siempre la manifestación de
ciudades arraigadas y con tradiciones culturales, con un censo librero más o menos adecuado, aquí en Tijuana no teníamos esas cosas, nos faltaba -y nos falta- ese empuje' Pero resulta que en 1980 ltega de México el licenciado René Cruz, que era el director del Codiecli (Comité para el Desarrollo de la lndustria y el Comercio del Libro)'
F.ntonces. hablando con el licenciado Cruz se dijo: "pues sí. sería interesante hacer una feria del libro en Tijuana" ¿Por qué no le entramos?, nosotros ayudamos' Entonces Ia ierianace gracias al apoyo del Codiecli y también al hecho de que pudimos reunir a los libreros y hacer un proyecto colectivo de feria. De México nos llegaron en un /roqrie los propios exhibidores que utilizaban en Ia feria de Pino buárez, montamos Ia feria en la calle ocho, creo que fue la primera feria en México que fue colectiva Es decir, aporiurrror r"arrro, ""onómicos y recursos humanos para obtener resultados colectivos, era la única forma de hacerla, porque no éramos muchos, fueron como ocho librerías las queparticiparon allí; y, posteriormente, en l9Sl,también el CorJiecli nos ayudó bastante con Ia segunda feria' Y ya después tuvimos dos años sin feria, porque no nos sentíámos capaces de montar nuesffa feria sin el apoyo del Codiecli ¿y qué pasa entonces?, que en esos años meditamos, pensamos, y bueno ¿Por qué no le entramos con nuestro propio esfuerzo? ¿Por qué no probamos con nuestras propias posibilidades? Y así trasladamos la feria de la catte Oitro a la Plaza del Rio. Ahí tuYe la frustración más
grande de mi vida, me dí cuenta que el libro no es un atractivo, porque desfilaban cientos, miles de personaspero no se aceriaban al libro, en un espacio abierto donde no les costaba nadamás que dar un paso, y mira, desltlaban grandes cantidades dejóvenes, porque en aquel momento ahora todavía lo es el centro comercial era un lugar de dive¡sión donde la gente iba a comprarse la paleta, al cine, eran miles de personas que pasaban y no se acercaban al libro. Ahi te das cuenta de la indiferencia, del desdén Pero ese fue el inicio de la Feria del Libro de Tijuana en donde et tibrero se siente capaz de llevarla adelanle por su propio esfuerzo.
GTM: ¿Y finalmente a qué instituciones han involucrado con los libreros?
ALC: La feria empieza a lener olra presencia' empieza atener otra participación cuando se involucfa con el municipio. El itinerario de la feria fue: calle Ocho, Plaza fuo, Cecut y Palacio MuniciPal
Cuando nos vinculamos con el Departamento de Cultura del municipio, ahí hay una aportación de carácter cultural, es decir, la feria crece en lo cultur¿l y también "
GTM: En loseventos, enlo quehay alrededorde laferia'
ALC: Exactamente, porque se invita a instituciones que altes no paficipaban, como el CoLEF. Y eso Ie da un poco más de fresencia al libro. Continuamos organizándola, a veces son ocho libreros a veces nueve, bajay sube, notodos Ios años somos los mismos y la presencia del libro se mantiene a través de las librerías, lo digo y lo he repetido varias veces, que la feria es un reflejo del ambiente cultural y el ambiente iibrero de la ciudad y que no se pueden pedir ailugror, porqua hay algunos intelectuales que se quejan' lo. q-ue siempie van a las librerías y conocen todos los Iibroi, cuandá van a la feria se dan cuenta de que la feria es .anor, po.qr" no tenemos la librerias allá, tenemos las muestrai de las librerías. Entonces es una feria pobre en cuanto a oferta y hay que reconocerlo así, pero esa es nuestra realidad.
GTM: Pero es una feria que trae escritores nacionales (José Agustín, Carmen Boullosa, Sealtiel Alatriste, GuadaIupe Loaeza, Ángeles Mastreta, Margo Glantz) a que presenten susúltimas obras, las novedades editoriales, etcétera; de alguna forma también vincula culturalmente a Baja
California o a Tijuana con la cultura nacional'
ALC; Han sido pasos que hemos dado y que enriquecen a la feria en su proyección a nivel regional, nacional y también hacia Estados Unidos, a nivel intemacional Y eso es muy importante, por eso te decía que la feria ha crecido mucho en lo cultural Ha crecido más en lo cultura que en
lo comercial, y qué bueno que sea asi, porque se hace una fiesta del libro. El libro, de alguna manera, tiene un escenario apropiado y se crea esa relación, ese vínculo con las personas. Si hubiera más recursos pues posiblemente pudiéramos traer más escritores, pero como a veces los recuros escasean. también la panicipación.
Pero a partir de la x Feria del Libro de Tijuana, por primera vez se trajeron dos escritores nacionales, que fue¡on Sara Sefchovich y José Agustln. Eso fue gracias al esfuerzo de la unión de libreros; quisimos celebrar Ia décima feria con cierto fastuo. El municipio ha colaborado bastante en este aspecto, independientemente de Io nacional, a mí me parece que lo más interesante es la aportación regional, es decir, el que haya presencia de todo lo que se publica en la región, que haya presencia de los auto¡es obviamente, porque es la feria de la gente de Tijuana y de la gente de Baja California que quiera pafticipar.
GTM: Dentro de las personalidades culturales de Baja Califb¡nia usted es una de ellas. Lo es porque cuando uno
ve digamos todo lo que se ha hecho en términos de literatura y de buena parte del desarrollo cultural de aquí, [a librería aparece una y otra yez mencionada, y aparece también usted como presencia fundamental en lacultura tijuanense. ¿Cómo ve usted su aportación en este sentido y qué ha cambiado para bien y para mal en esta tierra que ahora es suya, en esta Tijuana que le pertenece por derecho de librero?
ALC: Yo me siento muy satisfecho de ser parte del medio cultural. Sin más ni menos méritos que los otros, porque yo pienso que es una demis obligaciones como ser humano. Y estaren un medio que me obliga a ofrecer a la sociedad lo que yo puedo ofrecer como persona. Las cosas sehacen porque las sientes y las estimas, y a veces, hablando de esta librería, mucha gente viene y
hace el elogio, y yo les digo: "bueno, no tiene ningún mérito, porque siuno disfruta las cosas que hace, el primero que recibe el interés o rendimiento es uno". Me siento muy satisfecho de formar parte de este medio cultural y aportar todo Io que yopueda, no creo que sea un mérito, pero yo me siento muy satisfecho.
El desanollo de la libreria está en forma paralela al desarrollo de la ciudad de Tiiuana, entonces en lo inteIectual yahemos hablado. Ha sido un desarrollo lento, no es lo que podria ser, creo que aquí podría crecermucho miís si hubiese un buen programa educativo que pudiera utilizarse a nivel estatal, paraque de aquí a algunos años tener cierta esperanza, y creo que hay una contribución también de instituciones federales, por ejemplo tenemos el Cecut que ha hecho una labor excelente, eso ayuda de alguna manera, quizás no crea lectores.
GTM: Eso no crea lectores pero es un aporte importante al desaffollo cultural de la ciudady nos beneficia porque va creando un ambiente. También creo que Tijuanaha tenido últimamente unaemigración de más calidad en relación con Ia que había te-
[Vle siento muy satisfecho de ser parte del medio cultural. Sin más ni menos méritos que los otros, porque yo pienso que es una de mis obligaciones como ser humano
nido antes. Es decir, después del acontecimiento del terremoto de México, quizá también por la gran expansión industrial, de maquiladoras y todo eso, va llegando otra clase de ciudadano, que ya viene con un bagaje cultu¡al más desarrollado. Entonces yo pienso que ha sido una gran contribución la emigración de una buena parte de iapoblaciónti.juanense, que en gran porcentaje, es de más calidad. No significa esto discriminación de la gente que viene a ganarse sólo la vida con otros niveles culturales. que no es su culpa, que son víctimas de un proceso político y económico de los cuales son ajenos, pero sí que hay utr nueyo nivel cultural de ]a población tijuanense, ya más instruida. más educada en lo cultural. Que los llevan más hacia el libro, la lectura, la reflexión, hacia querer aprendercosas nuevas, frente al que tiene que sobrevivir simplemente.
ALC: Exacto. Y en la libreria he observado una demanda en sectores que antes no eran tan manifiestos. Por ejemplo, Iibros técnicos, de arquitectura, no se diga de computación y todo este tipo de libros que son herramientas para prof'esionales, que marcan también un crecimiento en el área del ciudadano profesional, que se dedica a otros menesteres que no son propiamente el de la creación intelectual y creo que para mí esos serÍan los rasgos más importantes. Ese crecimiento cualitativo de Tijuana en cuanto a sociedad se ha refle.jado también en el desarrollo de una librería. Tiene que afectar forzosamente. No tanto
para que crezcan muchas librerías, porque la verdad tal crecimiento en Tijuana no existe. Mira. te pones a pensar en el crecimiento de Tijuana o al menos en el crecimiento ar¡tóctono, y Io que yo puedo decir es que ha llegado la Librería de Cristal, Sanborn's, que se puede hablar que es una tienda de departamental con libreria, pero crecimiento autóctono no ha hahido. Bueno, el librero ha c¡ecido un poco, yo he crecido de una a tres libre¡ías, Libro Club también, ¿quién más? Pero hemos sido Ios libreros que estamos aquí, que nos manejamos con una dinámica propia, anual o semestral, de una temporada de textos escolares suficientemente importante, los que hemos logrado el crecimiento, la sobrevivenc ia.
GTM: Bueno, para finalizar ¿qué es para usted la librea El Día: un negocio, un proyecto de vida, una utopía?
ALC: No es ninguna utopía. Es un espacio donde me realizo y me sienlo satislecho porque me parece que mi profesión, que mi trabajo aporta algo al crecimiento cuali tativo de la ciudad de Tijuana y pienso que no se puede pedir más de lo que ya recibi, un trabajo que me gusta, disfruto y gozo. Para mí la libreria El Dia es mi razón de ser. el sentido de mi vida.
La entrev jsta ha telminado. Veo a don Alfonso y pienso que lo que ha hecho que El Día sea tan diferente al resto de las librerías del noroeste de México, es que nuestro interlocutor es un auténtico librero, un amante sin concesiones del libro como objeto cultural, como joya intelectual de la humanidad en su conjunto. Don Alfbnso no se concibe a sí mismo, como sucede con buena parte de sus colegas bajacalifomianos, como un simple vendedor de libros. Sin perder su prestancia comercial, López Camacho ha sabido crear en plena frontera un recinto de tolerancia y sabiduría, una tertulia para bien del espiritu. Por ese solo acto, Baja California es hoy, en vísperas del siglo xxt, una zona de intenso desaffollo cultural, un oasis donde la palabra aún es un insfumento de crítica y verdad, de conocimiento y emoción. Un paraíso para todos Ios que amamos la palabra escrita, el libro como amuleto y la lectura como ceremonia a la vez privada y pública. Rito de placeres y saberes frente al alfabeto del mundo, frente al signo prodigioso que la mirada devela. Y
com ubl1car
':r;r... .,.' lii l: -a
YubAL
La revista Yubai, del área de humanidades, es una publicación trimestral dela Universidad Autónoma de Baja California, destinada a establecer un puente de comunicación entre la comunidad artística y cultural de la universidad y el público en general.
Los articulos propuestos serán evaluados por especialistas, a través del Comité Editorial de Ia revista, y deberán tener las siguientes características:
L Todo ar¡iculo debe 'er inedito.
2. La extensión debe ser entre seis y quince cuadillas a máquina, escritas a doble espacio. Si se tiene una colaboración más extensa podría publicarse en dos partes. Envíe su articLrlo por duplicado.
a) En el caso de colaborar con poesía, si el poema es muy extenso pueden enviar un fragmento que no exceda de dos cuartillas. Si su envío consta de más de tres poemas, todos serán tomados en cuenta para publicaciones posteriores de la rev¡5ra. pero sólo treq podrán publicarse en un número.
b) Si se trata de novela, envíe fragmentos autónomos (que no excedan de l5 cuartillas), que puedan leerse como independientes.
c) lgualmente si se tmta de cuento, que su extensión sea de 15 cuartillas como máximo.
3. Para Ia edición de yubqi, contamos con el programa Page Maker. por lo cual, si usted trabaja en computadora, le pedimos nos envíe su colaboración grabada en ASCII y acompañada de dos impresiones.
4. EI lenguaje de los artículos debe ser lo más claro y sencillo posible; común, como el que usamos al entablar una conversación informal con nuestros amigos, sin que por elJo 1a cha¡la sea intrascendente. Es recomendable evitar, hasta donde sea posible, el uso de tecnicismos. Sin embargo, cuando éstos sean imprescindibles, deberá explicarse su significado merliante el uso de paréntesis, o bien, asteriscos a pie de página.
5. Puede incluirse una pequeña lista bibliográfica: tres citas deben ser suficientes y nunca exceder de cinco; el número máximo se puede aplicar, cuando el artículo verse sobre resultados obtenidos de una revisión bibliográfica. Se recomiendano citaren el texto las referencias, salvo en casos
estrictamente necesatios, ya que eso entorpece la Iectura y cansa al lector.
6. En caso de anotat la refe¡encia del artículo, ésta debe¡á indicarse con un superíndice, nume¡ado en orden creciente conforme se citen en el texto.
7. La bibliografia deberá citarse de Ia siguiente manera:
GARCÍA Diego, lavier, Esteban Cuntú y la revolución constitucional¡stq en el Distrito Norte de la Baja Califotnia, mecanografiado inédito, pp. 6, 10, 11, 15.
BENÍTEZ, Femand o, El libro de /os desaslres. México, Era, 1988, p. 35.
MORENO Mena, JoséA. "Los niñosjornaleros agrícolas; un futuro il¡,ciefto". Semillero de ideas, núm. 3, junioagosto, 1993.
8. En relación con los titulos es preferible seleccionar uno coÍo y que sea accesible y atractivo para todos los lecto¡es. Considere que un buentítulo y eluso de subtítulos constituyen una forma infalible de captar ia atención del lector. Ei comité técnico-editorial de yubai se fomatála libertad de sugerir al autor cambios en el título del articulo y adecuaciones en su l'ormalo cuando lo considere necesario.
9. Es recomendable acompañar su artículo de un juego original de fotografías, en blanco y negro, preferentemente, así como dibujos y, en general, todo aquel material gráfico que apoye su tuabajo.
10. Los autores deberán precisar en unas cuantas lineas sus datos personales, incluyendo dirección y teléfono donde pueden localizarse.
I L Los artículos que se proponen para su publicación deben enviarse al editor responsable deI'rróalo a la coordinación general de la Revíst.1 Llnivers¡tqria eÍt el sótano norte del edificio de Rectoria, Av. Obregón y Juli¡i,n Caffillo, s/n. Tel. 54-22-00, ext. 3274 y 3276, en Mexicali, B.C.
Si tiene alguna duda o sugerencia, por favor hagiiLnosla saber por fax, correo, teléfono o personalmente.
mono
En lo escuelo y toller de Fotogrofíq Alternc¡tivc nos importo mós quién presiono el botón.
Porticipo en nuestros cursos y tolleres. Conocerás 1o técnico y opreciorás el crrte fotográfico.
Los mejores fotógrofos del estodo serÓn tusmoestros.
Poro moyores in{ormes puedes ocudir o colzqdq cosi esquÍno con colzodo Independencia # 3
Fco. L. \lontej 347-B, colonio Gno
Insurgentes Oéste, tel. 66' 87'56.
Apunles de un t'iaje por los dos oc¿onos. el int¿fiot tlo Am¿rica y de una guerra civil en el ,rorfe de la Bija califonia ll , I
át" Iib.o ", unu u,n"nu descripción de algunas de Ias experienc¡as del padre Henry J.A. Alric, en la región fronteriza de Baja Ca¡ifornia, a la que por lejana y casi desconocida, se le llamaba La Fronteta,
GÍforma: Nuootra tlistcna
(Cocdición SEI'-UABC)
La¡tonteru misiohal dominica en Baja Cal{onia
peveril Meigs aporta en este Iihro un caudal de información de primera mano. Sus pesquisas doc¡¡mentales las realizó sobre todo en archivos de California dorrde se co¡sefvaron no pocos testimon¡os pertinentes.
Gaillermo Andrude y el desaüollo del delta mexica o ¿lel Río Colorudo. 1874-1905
/4 fines del siglo xx, cuillermo Andrade, naviero sonorense, logró mediante una serie de concesion€s, adueñarse de las 400 000 hectáreas que forman la parte mexicana del delta dei Rlo Colorado, zona en donde se desarrolló poster¡ormente el valle de Mexicali.
Historia de Io colonización de la Baja California y ¡lecreto .lel 10 de naBo .le 1857
áte libro trata sobre las cuestio¡es de t€nencia de la tiera en la región, desde la ¿poca prehispánica hasta mediados del siglo xx, cuando fue escrito.
La conlrovefiia acerca de la política de colonización en B¡tja CqliÍqrnia
l'acl¡r(o ) Nl¡ tr ú.1
y'o, t"*to, reunidos en este volumen, Ia Exposicióh sobte ld colonizació de la Baja Cati"fonia y el Inforhe sobre Ias actividades colonizadoras e¡ la península, t¡enen una relasión ñuy intima y directa entre sí.
Oe u¿,r¿a a (akotht q wo¿4h4 eu¿ulr¿¿l4iA'¿ o e¿ et Dqa¡la*¿,tÍ¡ d¿
Tncansable navegante enamorado de la penlnsula de Baja Californi4 Fernando lordán y Pilo, su fiel ar¡igo, a bordo de una pequeña embarcación recorrieron la costa peninsula¡ del golfo de California, descubriendo sus islas, bahias, poblaciones y riquezas naturales y humanas,