

a CaLfoffilo: f{ucstra fLotona
(Coedici{in SEI'-UAllc)

Baja CaliÍoüia, Comehlafios politicos
Rrine las reflexio¡es de este homb¡e que es, hasta la fecha, un personaje ahededo¡ del cual surgen las más acaloradas discusioÍes y controv€rcias.
Irlfottue sobrc el Distrito
Norle de la Baja California
át" info,rn" es un análisis muy preciso de los problemas económioos y pollticos del distrito cor propu€stas prácticas para solucionarlos.
Del G jalva al Colorado. Recuetdos l úvehcías de urt político
A esuibir Del Grijalva al Colorado, su autor, Milton Castellanos Everardo, na¡ra sus experiencias dentro de la polltica en su estado natal -Chiapas- y en €l que ha sido durant€ los últimos cuarenta años su lugar de residencia: Baja California. §l autor sigue paso a paso las acciones que dieron origen a la polémica sobre el fllibusferismo en Baj¿ California. y'n ^emorio administrativa es un docume¡to interesalte en la histotia de Baja California. A la ttcha es el único texto en la región que sintetiza la actuación Y las perspectivas de un periodo de gobiemo.
El olto Mético. Biogru.fla de Baja Cslifo ia
Tmando Jorrlán vino a esta tierra y escribió este libro estrem€cedor con el cual redescubrió su existencia al r€sto de la n¿ción.

La litertura sirve pata eYoc f, rYrat y desierto en un mismo espacio, conjurar todo lo que existe para inyectarnos impulsos que nos hagan rirajar sin moverno.. É.ur son sólo unas de las ventaias que trae consigo la palabra escrita. Puede tratarse de un dialio íntimo, ufl poefiu, una gran novela o sólo un verso) no imp orta, cualquier manife stación sus ceptible de ser impresa, transporta. La nzón que nos tiene aquí, en el tazo tipográfico de esta línea y de todas lasque componen el conjunto de este número, es, en muchos sentidos un ímpetu ambulatorio. Una revista es un pequeño recorrido. Es como una caminata en una tarde fresca, o deslizarse en bicicleta por el campo. Pero sin duda, es todo lo que representa movimiento. En esta era cibernética, puede ser también un itinerario virtual por la mente de los que le han dado forma a cada texto. Aborden por favor la nave, esperemos que disfruten de este Ylj¿le
Lic. Luis Javier GaraYito E[ías Rector
M.C. Roberto de Jesrls Verdugo Díaz
Secretaxio general
M.C. Juan José Sevilla Garcla
Vicerrector zona costa
C.P. Víctor MaDuel Alcánt¡r Enrlqusz
Dircctor general de Extensión Universita¡ia
Ren$a Univemitana
COORDINACIÓN GENERAL
Luz Mercedes López BaÍera
EDITOR LITERAR]O
Tomás Di Bella Ma¡tínez
DISEÑO EDITORIAL
Benito Gaytiín Moreno
CAPTURA Y FORMACIóN
Yola[da Venegas Agúndez

EDITORA RESPONSABLE
Rosa Ma¡ía Espinoza Galindo
CONSEJO
EDITORIAL UABC
Horst Matthai Quelle, Escuela de Humanidades; Jorge Ma¡lnez Zepeda Instituto de I¡vestigaciones Históricas; Raúl Navejas, Instituto de Investigaciones de Geografía e Historia; Sergio Gómez Monte¡o, Universidad Pedagógica Nacional-Mexicali.
COMITÉ EDIIORIAL
Sergio Rommel Allonso Guzmár, Aidé G¡ijalvaGab¡iel Trujillo Muñoz, Roberto Castillo Udiarle. Regina Swain.
ASESORES DE ARTE
Rubén García Benavides, Édgar Meraz, Héctor Algrávez y Carlos Coronado Ortega (Mexicali)i Manuel Bojórkez y Francisco Chávez Cofugedo (Tijüana);
Álvaro Blancarte y Floridalma Allonzo (Tecate); Alfonso CaJdona (Ensenada).
Yubai Ai,o 6, número 22, abril-junio de 1998. Revista trimestral püblicada por la Universidad Autónom¿ de Baja California' Los artículos firmados son responsabilidad de su autor. Se autoriza la reproducción total o pa¡cial de los matenales Publicados siempre y cuando se cite la fuente Certificado de iicitud de tfulo número 7,132. Certificado de licitud de conteoido nÍrm. 53'16. Rese¡va de título de Derecho de Autor núm. 2846-93. Tiraje 1 500 ej emplares ' lmpresiór: 1mp¿rcolor, MinayFelipe Salido número 25, C.P 83000. lel. (62) 17-10-40, Fax (62) l7-40-15, Hermosrlio, Sonor¿' CorrespondeDcia: Revista Ün^'ersítaria' Coordinació¡ general uArc-Rectoría, Av. Obregó, y J¡rlián Carrillo s/n \fexicali. B C'. 21100, tels. (65) 51-82-63 y 5l uAac'127(#. Dirección .t¿c1¡óDI '3: revista@inf o.rec.u¿bc-mx
RIITA DE PASO
El desieno del Colorado: De Los Algodones a El Mayor Hábitat de los Kwidsan y los cucapá
Eduardo Mancillas Pérez, Fernando Araujo Cota, Miguel Carrillo Mendívil . Gloria Tripp de Mancillas
Sobre Grenero Negro de Jorge Ruiz Dueñas
El Guerrero
Señoras, señores
Cuando el silencio circunda
Palabras pronunciadas por Jorge Ruiz Dueñas con m.orivo de la recepción del Premio Xavier Villaurrutia 1997

Álvaro Mutis
Jorge Ruiz Dueñas
Álvaro Mutis
Jorge Ruiz Dueñas
ESPEJO DE AGUA
l,tt pintura es un lenguaje que tiene su,\ propi(ts reglas de desarrollo.
Una conyersación con Pedro Peralta
Sergio Rommel Alfonso Guzmán
Alfredo Espinoza, Alejandro Sánchez, Alejandra Rioseco, Tomás Di Bella, José Antonio Pacheco May, Jorge Ortega AFLIIENCIAS
Angelina Tang, Javier Martínez Alarcón
Sanborn's light
Yirginia Hernández CAUCES
Jorge Ruiz Dueñas, Luis Rafael H,Q,, Gabriel Trujillo Muñ04
Luis Enrique Medina
Fotrígrafos e ilushadores: Enrique Botello, Ramón Villegas Madariaga, Laura Castanedo, Alfonso Ca¡dona. Ilustraciones de índice, portada y contraportada: §allr a flote y Tigres (respectivamente), obraplásüca de Pedro Peralta, fotografías de Enrique Botello.

EEl desierto del Color de LosAlgodones aE
Hábitat de los kwidsan y los cucapá
Eduardo Mancillas Pérez, Miguel Canillo Mendívil, Fernando Araujo Cota, Gloria Tripp de Mancillas.* Fotografías : -Fernando Araujo
I-, I pr"..n,. rabajo quedó enmarcado dentro del :::.a ceneral del simpósium: Historia Biogeográfica de i .. .: California, presentando el aspecto histórico, etno-. ::ico I geográfico, de las dos etnias más importantes := la resión de1 delta del Colorado; específicamente de - r. .\luodones a El Mayor.
Se parte del marco geográfico de la zona, conti: .rando con el aspecto biológico y concluyendo en el a r ir.r r\ estos aspectos antes mencionadosrepercuten en el :-s.rrr.llo de los habitantes indígenas de lazona.
PLrr lo m ismo, el trabaj o se dividió en tres partes. La ::r;nera desar¡olla eltema geográfico y fue expuesto por ::uard¡ \'lancillas Pérez. La segunda se refiere al :.::cto t'iológico, específicamente lo relacionado con .r i'lrrra \ fauna. y fue presentado por Miguel Carrillo ).!:ndÍr il r en la tercera parte se tocaron los aspectos :rriirrri.os ¡ etnográficos de los cucapá y kwidsan,r y - lerr.n presentados por Fernando Araujo cota y Gloria Ir rrp de \lanc illas.
\ s pecto geográfico -: z.-r a que ct¡Bt prende desde Los Algodones hasta El \1:,.,rr. en la regiein norestede BajaCalifomia,pertene-
ce fundamentalmente a [o que se conoce como deltadel río Colorado. Esta región fue ocupada preponderantemente por los kwidsan o quechan, también conocidos como yumas, y los cucapá. Fue también habitada en diferentes épocas por otros grupos como los
*Eduardo Mancillas Pélez es catedrático en la Escuela de Contabilidad ), Administracíón de la UAItC enEkse ada: Migtel Carrillo Mendíil en la Facultad de Ciencías de la u,ttc en Ensenada,l;emando AraujoCola es m¡embro delSentinario de (listoria de Baja Califomia y Gloria Tripp de Mancilhs profesora en el Centro de ldíomas de la uAaC e» Ensenada.
I Kwidsan o quechan es uno de los dife.entes grupos étnicos de origen yumano que existen y que conjuntamente con los cucapá habitaron el delta de río Colorado.
Mayor

halyikwamais, los kohua-nas y los halichihdoma, según nos los señalan los diferentes exploradores del siglo xvr al xvtrr.':
En cuanto al aspecto hidrogriifico, es necesario rnencionar que esta región estuvo enclavada dentro de lo que hoy se conoce como lago Cahuilla, antiguo lago de hace aproximadamente 10 000 años, que se formaba y desaparecía como consecuencia de largos periodos de sequia, y que iba desde el sur del actual estado de Nevada, run, hasta la desembocadura del río Colorado. En cuanto a las corrientes de agua de la zona, sin drscusión alguna la única que tiene importancia es la del ño Colorado, ya que los otros dos rios existentes, el
Hardy y el Pescadero, son simples afluentes del primero. Por otro lado los arroyos que suelen bajar de la sierra Cucapá, son totalmente efimeros pues son arroyos de temporal que tan sólo duran mientras dura la lluüa, y ésta es muy escasa.
La principal característica geográfica de la zona es el delta del Colorado, que se encuentra enclavado en el gran desierto de Nofeamérica, quinto en el mundo por
'? Véase William H. Kelly. Cocopa Etnogruphy Antropological papers of the University ofArizona núm. 29, Tucson: University ofArizona, 1977 y Jack Forbes. ,yarf¡ors oftheColorado: The yuna! ofQuechanNat¡on dhd their Ne¡ghbor§. NonJ¡,an Oklahoma: Universiry ofOklahoma P¡ess, t965.
- -.: :1. se le conoce como desierto ".,r definición la zona se ubica :!r-:, , . :. llecho de que esté dentro del .r-'* * , ri lerte enuna de las más fértilcs
:r: --- :quc 121 000 hectáreas eran r: -::- -: ,-. habiendo formado un delta con
I :-r- - --: l.¡ único que hahecho habitable a :--- ,: :guas pereúles del río Colorado. -- - - :- : lo narra en su peculiar ma:rera:
:: un río notable. Recoge los deshielos , -:.ranos de los estados de Wyoming. Utah - ,-.¡reandolos por cientos de kilómetros a ,:¡sro desierto. para terminar su larga :;)ta creado por él mismo. Su Yolunen de, : , :n 1os meses de abril. mayo yjunio. el flujo . --. por el contrario, inunda sua\€mente las -:-lias a su cauce; en julio comienza a ceder - : :,irfa lista para la siembra. Por csta razón se r. ir ilo americano-l
,::-¡rcs intrínsecos de la zona que determinan rr la ]atitud ¡, la precipitación pluvial. Los - - ' se encuentra en los 32o 42' ¡, El Mal,oren los - :: .atttud norte. El promedio dc precipitación . i. : zona cs nrenor ¿ los 4.1 mm. pcro cslo no ticne ::rcia. 1a que la vida en esta zona no depende de -,'nte de agua, y el promedio de temperatura cs de - :'t- . rendo los exlremos desde 12" hasta 35oC , ::J:JS tomadas en un periodo de 1 I a-ños).

-:,:: r:.r!: L.ter¿na. 'san i'edro -v San Pablo de llicuñer Pu.bl¡ r- -i :: r-. l3 llrr¡ Caiifonria', en,V/efl"¡ra del Doce.No SDltpos¡tlr| de : '.: a¿1 .\il: ai¡rcanes Ol|\dddas de Baia Cal¡l)m¡ú, pt 8-21. i -...::. -r a \!,).ia.ron Cultlrr¿l de l,iherales de Ensenad¿. A.C.. 1991.
Dentro de los factores extrínsecos está la orografia, caracteizada principalmente por la sierra Cucapá al oeste. Sin embargo, son las sierras de Juárez y de San Pedro Mártir, también situadas al oeste de la región, las que influyen más en la zona al evitar el paso de la humedad proveniente del océano Pacífico. Otro factor extrínseco son las corrientes marinas, muy caracteristicas de la zona, cuyos movimientos de pronunciadas mareas provocan grandes entradas de agua de mar a la desembocadura del no Colorado. Otro factor es su altitud que va de 38 a 70 m sobre el nivel del mar; y el suelo y su textura, constituido principalnente por limo. arcillas y arena.
Aunque el clima es el factor pnncipal que determina el tipo de seres que habrán de habitar un sitio, también
influyen la naturaleza del suelo y la influencia mutua que posteriormente se da entre los seres que la habitan. Esta zona se caracteriza por poseer un clima del tipo B'Whx' (seguntipología de W. Koeppen), descrito corno seco, desértico, cálido y con probabilidad de lluvia en cualquier época del año. Aunque Russela lo clasifica como BWhh, es decir seco, desértico y muy caliente'
Los suelos de la región fueron formados en el cuaternario, por sedrmentos deltaicos del río Colorado, ¡, por aluviales provenientes de la erosión de roca granitica y metamórfica de la sierra Cucapá. Sobre la influencia mutua entre los seres que habitan la región se hablará en la parte de biologia de la zona
La historia geológica de la zona está dividida en tres periodos, el de las rocas prebatolíticas, constituidas por calizas marmolizadas, esquistos y gneiss. Las rocas batolíticas, ejempliñcadas por la sierra Cucapá, las cuales esán constituidas principalmente por granito ytonalita. Y las rocas posbatolíticas, que en la actualidad prácticamente no se pueden apreciar en la superficie de la zona, ya que han sido cubiert¿s por los sedimentos

deltáicos y aluviales del cuaternario, encontrándose a profundidades superiores a los 3 000 m.
Otra característica geográfica de la zona es que se localiza tectónicamente en el contacto de las piacas del Pacífico yNorteamérica,lo que provoca fallas geológicas y manifestaciones volcánicas, como las de cerro Prieto y laguna Vulcano, enclavadas en la sierra Cucapá.
Aspecto biolégico: Flora Y fauna
El hábitat origrnal de los cucapá fue el delta del río Colorado. Esta región es un desierto con temperaturas extremosas, que fue solamente habitable debido a las aguas perennes y a las inundaciones de este río, situación que origrró una rica vida vegetal y animal. A pesar de la abundancia del agua ( o quizás debido a ella) los cucapá de finales del siglo xx no sembraban más de 90 a 120 h, de forma tal que un alto porcentaje del delta se mantenia con su aspecto prirnitivo. No obstante, MacDougal, investigador de pnncipios del siglo xx (1906, citado por Kelly) da una lista bastante limitada de especies vegetales (25 especies de las cuales 20 son de aguas o suelos no saiinos). Por él sabemos que había algunos tipos de caña s (Phragmatis), espadaña (Typha), sauces (Salix gooddingii), álamos (P op u I u s fr e m o n ti i), c achanllla (P lu c h e a s e r i c e a), qlulelite (Amaranthus patmeri\, cáñarno (Sesbania)' las cuales limitaban el crecimiento de otras plantas. Cerca del golfo se encontraban grandes extensiones de arroz srlveslre (Uniola palmeri), mientras qne en la tierra sujeta a las mareas se encontraba zacate salado (Distichlis spicata). A lo largo de todo el delta se encont¡aba mezquite (Prosopis glandulosa) y tomillo (Prosopis pubescens) y fambrén crecía el salaüllo (Atriplex).s
El uso que se le daba a estas gra.ndes extensiones cubiertas por sauces, álamos, mezquite, tomillo y cachanilla mezcladas con otro tipo de plantas, motivó que
a Willia¡rs IL K.lly. Cocopa Ehograprr. Anlropological Paper§ ofthe University ofArizon4 núm. 29, Tucson: University ofArizona, 1977' J william H. Kelly, Op. c,r.

\ 1:ni de 1a Cruz, autonombrado capitán de los indíge- :,. :r¡enta¡a el cobro por tales usos. Cuestiones como ,'.::-. :-, -.rir aron algunas refriegas entre mexicanos y ..':: ',:rridenses en i 870.6 : iesmonte y el uso de técnicas de irrigación, - - :.r.:j a principios de siglo, cambiaron esta fisono. - :r:dominando ahora el pino salado (Tamarix -. ,. ir-sl. lo que también modificó la avifauna y otro : :: Iauna.T
:, uso que le daban los cucapá a los diversos -::r !sm os vegetales eramuy variado. Paramencionar --r..s diremos que las mujeres usaban faldas de , :za de sauce y en la noche estas mismas las usaban :,r o almohadas- Los hombres hacían sombreros con la ::.nra de abanico (WashingtoniaJilifera) lacual reco.:ctaban en las montañas llamadas Wi-yal. Conel jugo -'r - a iabaTa quemado obten ían un pigmento negro que usaban parateñir el cuerpo de los niños, y del polen del l-rie obtenían el coloramarillo. Con lasaviadelmezquite hacian una loción ytambién después de cocerlapreparaban con ella un colorante negro que aplicaban al cabello para que éste no se les volviera rojo por la decolo¡ación causada por el sol; este colorantetambién Io mezclaban con lodo.
Respecto a la fauna, la zona era rica en animales conlo coyotes, conejos, gavilanes, venados y otros, inciuidos insectos como los tábanos, mosquitos, etcétera. Los cucapá tenían una serie de creencias basadas en estos animales, así, el soñaruna batalla entre un halcón, un águila y un puma contra otros animales, les confería poder para desollar cráneos. El gavilán les hablaba a los guerreros y les aconsejaba cómo tirar a los patos.
Utilizaban la piel de conejos unidas con fibras de mezcal para fabricar mantasJ y como adorno los hombres usabanen el antebrazo izquierdo unpuñohecho de piel de conejo con flecos; estos flecos eran los pelos largos delabdomen de los chivos. Loscapitanes usaban unos puños más elaborados fabricados con piel de r,enado y conchas de plata.
Subsistencia
Los cucapá y los kwidsan de habla yumana, habitaban el bajo delta del río Colorado- Antes de la construcción de las presas y los sistemas de irrigación, su hábitatera
único,la zona baja del delta presentaba inundaciones de verano que anegaban grandes extensiones de tierra, permitiendo así la siembra. Además, el río Colorado les pror eía e I agua que perm it ia a la zona convenirse en una tierra rica en flora y fauna.
Más claramente que en otros grupos peninsulares, en el desarrollo de éstos se nota la influencia que ejerció el medio ambiente y el uso que ellos hicieron de ese medio para su desarrollo.
Grandes y poderosos, el río Colorado y su hermano el Gila, corrían desde el noroeste hacia el lago, que en aquel entonces cubría lo que hoy conocemos como los valles de Mexicali, hnperialyYuma. La rebosurade los ríos y del lago coría hasta el hoy golfo de California. Por lo que la subsistencia de los indígenas se encontraba muy ligada a estas avenidas de agua, que marcan la diferencia entre los cucapá y los otros asentamientos indígenas de BajaCalilbrnia, haciéndolos más estables, así como dedicados a la agricultura y la pesca, sin dej ar de ejercer por eso otras actividades.
Los aspectos básicos desarrollados por los cucapá para su subsistencia son seis: la agricultura, vivienda, caza, pesca, recolección y transporte.
Agricullura: Los cucapá no tenían un calendario formal, pero sí hablaban del tiempo, refiriéndose a las estaciones de la Ilegada del calor y del frío, así como de las temporadas de inundaciones y de momentos propicios para plantar y cosechar.
Las inundaciones de verano remojaban grandes extensiones de terreno, depositando ricos sedimentos y suficiente humedad para nutrir las plantas silvestres
" Dav;d Z&ate Loperena. "Los 'Gosdemis'de Campo Algodones." En Memoria del Señinario de Historia de Bajd Califomia. pp- 3-16. editado porHilarie J. Heath, Ensenada, B.C.: Seminario de Historiade BajaCalifornia,l994.
I W.C. Hunter.B.W. Andersony R.D. Ohmart, "Riparian Ecosystems a¡d fheirMa¡agem€nt: ReconcilingConflicting Uses". Conferenciq UniversidaddeArizona.
comestibles. El mezquite, tal vez fue el alimento silvestre más importante, lo preparaban para su consumo, moliendo las vainas sec¿s con un mortero, formando una especie de cereal, que mezclaban con alguna de sus comidas o 1o usaban para preparar bebidas.
Sus siembras consistían en plantíos de maí2, frijol, calabaza y sandía. Construían diques o presas para almacenar las aguas y posteriormente distribuirlas -v regar sus huertas.
Y¡vienda: La consfrucción de sus viviendas (chozas o jacales), era no-cimentada, pues estando en las inmediaciones del río, sabían que tenían que abandonarlas en l.emporadas de inundaciones. Para ello construíalr pequeñas chozas aprovechando la madera de los bosques del delta, de los mezquites, palofierro, álamo, sduce y de algunas plantas acuáticas como el tule. Durante la temporada de calor dormían debajo de "enramadas", algunas eran construidas de mayortamaño para aprovecharlas como graneros.
Caza: Las maderas y cañas, también eran utilizadas en la fabricación de armas de cacería y guerra: lanzas, arcos, flechas y dardos. Con estos objetos cazaban animales como conejos, liebres y ratas, utilizando también fuego, trampas y redes para atraparlos El venado, eljabalí salvaje y el borrego cimarrón eran los animales que constituían la caza mayor, y que les servía tanto para su alimentación como para cubrir sus cuerpos en tiempos de frío, aunque era la piel de conejo la más

usada para este último fin. Otros animales utilizados en su dieta, eran los gansos silvestres y los patos, al igual que el mapache y los castores.
Pesca: A mediados de verano era cuando más pescado había en el río. Y utilizando larzas y redes de todos tamaños, fabricados con fibra vegetal, se dedicaban a esta actiüdad que constituía elem€nto importante en su dieta.
Recolección;Durante los primeros meses del año. la comida era escasa, y ya para entonces los cucapá se habían comido la cosecha, y era temporada en que los alimentos silvestres, incluyendo el pescado, aves y vegetales se reduóían en cantidad. Por lo que se veían obligados a viajar a la parte alta del desierto en buscade bisnagas y agaves.
También habia gran movilización en el mes de septiembre, cuando se trasladaban a la montaña para la recolección de bellotas y piñones que la naturaleza les brindaba.
Transporte: Debido a que se encontraban rodeados de mares, el transporte por agua fue de gran importancia, y la presencia del río Colorado, constituyó u¡a ruta fundamental de contacto con los pueblos del norte. Para sus üajes utilizaban canoas y pangas de diferentes formas y tamaños, incluyendo las de tule.
A fines del siglo to<, los cucapá se involucraron muy activamente en el comercio, proveyendo madera a 1os barcos de vapor para combustible. Eran hábiles

navegantes y conocían mejor que cualquier no-inügena las intnncadas y cambiantes aguas del delt¿.
También mantenían comunicación e intercambio comercial con los pai pai y los kumiai, principalmente. \sí como relaciones amistosas y comerciales con pueblos más alejados como los navajos de Anzona, los chemehuevi y walapai en el norte de Califomia y los pLmas y seris de Sonora.
ye,sfimenta: Es interesante conocer que los texliles usados para sus frazadas y tunicas eran de piel de conejo las cuales entretejíari y anudaban con fibras vegetales. En la manufactura de morrales y taparrabos usaban pieles curtidas. Para curtirlas usaban una tier¡a blanca que se encuentra cerca del río Hardy. La piel cruda se usaba con el pelo hacia adentro para hacer sandalias.
Las faldas de tiras que todos conocemos, se hacía¡ con madera de sauce y fueron tan tradicionales que aún eran usadas hasta fines del siglo ;o<.
Los hombres usaban trenzas largas y adomaban su pelo con lodo. Las mujeres usaban el pelo largo y suelto con cinLas en la frente. Hombres v mujeres como se mencionó al principio, usaban en el pelo un tinte extraído de la savia del mezquite. Paradespiojarse, desenchincharse y en general para embellecerse usaban plastas de lodo.
Los kwidsan- llamados también quechan o yrmas. eran un grupo único de seres huma.nos, con una forma de vida distint¿, no tanto por su aspecto material, sino por
su conducta y personalidad, casi todos los no-indígenas tenían una impresión muy favorable de ellos. "Su temperamento también impresionó a los españoles, sobre todo su jovialidad espontinea, inteligencia, entusiasmo y deporte".8 Su hábitat era un pequeño oasis quevirtualmente les proveia de los bienes -\' alimentos necesarios para su sobrevivencia.
Físicamente erannotables por su altura ] atractil'os rasgos faciales. Se distinguían de otros indígenas del este y del oeste por su altura.v el color de su piel. Una de las descripciones de las caracteristicas ñsicas de los kwidsa¡ los refiere como de piel morena oscura, opaca y sucia durante la temporada de frío, pero durante el verano, brillante y lustrosa debido a sus const¿ntes baños en el río.
I David Zára1e Lopere¡4 Op- ¿il.
Sus casas eran relativamente sencillas en su estructura y servían más que nada para protege os del sol. Los kwidsan estaban muy ligados a las actividades acuáticas. Los hombres eran hábiles nadadores y las mujeres eran aun mejores, capaces de nadar grandes distancias río abajo, llevando a sus hijos a cuestas, y transporlando a I rn ism o t iempo sus provisiones u otras cosas en canastas, para que éstas no se mojaran. No era extraño ver grupos de hombres, mujeres y niños nadando río abajo sostenidos de un madero. En la temporada de frío los hombres usaban frazadas para cubrir sólo la parte superior del cuerpo dejando

desnudo el resto. Las mujeres por el contrario sólo cubrían la parte inferior del cuerpo coll las faldas de corteza de sauce. Para protegerse del frío, especialmente durante lasnoches de invierno,llevaban en las manos un tizón encendido.
La geografia de la zona fue alterada por la ILegada de los militares,los colonos, los garnbusinosy finalmente la llegada del ferrocarril, la ocupación de sus tierras se h izo sin tratado. n i compensac ión a lguna. Después de 3 12 años de lucha para mantener su tierra y su río, en 1852 la guerrera nación kwidsan dejó de existir como unatribu independiente, y su gente fue enviadaal norte a la reservación de los mojave.
Los cucapá (alrededor de 200), siguen luchando por sobrevivir, actüalmente ocupan la zona de El Mayor la cual se encuentra entre la carretera a San Felipe y el río Hardy. Y
Bibliografia
Álvensz de Williams, A¡ita. |'he C<ropah People. Phoelixl Indian Tribal Series, 1974; Cocopa. Vol. 10: Handbook of North American Indians. Washingto[: Smithsonian Institution, 1983.
LEóN Portilla, Miguel. "Los primeros califomios: prehistoria y etnohistoria." E¡ Pd¿orama histórico de Baja Califurnía,'tijuana, B.C.: Universidad Autónoma de Baia Californi4 1983, pp. l5-45.
ZÁRATE Loperena, David. "Los'Gosdemis'de Campo Algodones." En Memoria del Seminar¡o de Historia de Bdja Califurnía. Editado por Hilarie J. Heath, Ensenad4 B.C.: Seminario de Historia de Baja Califomi4 1994, pp. 3-16. ''Los pobladores aborigenes de Baja Califot¡ia." En Memoría del Cuarto Simposiah de Hístoría Regional, Ensenad4 B.C.: Asociación Cultural deLibe¡alesde Ense¡ad4 A.C., 1985, pp. 65-71. "SanPedro y San Pablo deBicuñer: Pueblo primigenio de Baja California-" En Memoria del Décímosegundo Simposium de Hístoría Regional: Rincones Olvidados de Baja Californía, Etsenada, B.C.: Asociación Cuhuml de Liberales de Ensenada, 4.C., 1993, pp. 8-21.
Sobre Guerrero [Yegro de Jorge Ruiz Dueñas*
Álvaro Mutis**
Fotografias: Ausffeberto Silva

LJé que es u¡¡ tanto aventurado tratar de agregar algo a lo afirmado sobre este libro singular, sobre este libro sorprendente de Jorge Ruiz Dueñas. Estoy completan:¡ente de acuerdo con todo lo dicho, probablemente el silencio hubie¡a sido mejor en mi caso. Pero de todas maneras quisiera mencionar, resaltar algunos aspectos particularmente inquietantes y que todavía no acabo de descif¡ar.
Este libro lo conocÍ a medida que fue naciendo y, desde el primer instante, esta impresión sobre la que voy a hablar, fue la que más me llegó y más definitivamente me puso fiente a una sorpresa y una iDteüogante que todavía no acabo de aclarar. Hay en el tono de este libro, en el acento de sus palabras, en Ia selección de su vocabulario, en el ritmo, en esa especie de ascetismo de las metáfo¡as, algo tan absolutamente ajenó a lo que en general
*Palabras bronunciadas en la bresentac;ón d¿l líbro Guerrelo Neglo (UAM) eh la Calel'ta Metroroli.tana de la Ufii.ue/si d,ad Autór1orfra Metrololitana.
**Poeta 1 natradr'r cohmbi.ano.
conocelnos como la poesía Iatinoamericara de nueshos días y hasta terminado el modemisrno -desde ese momento hasta ahola. Si tolno este libro y lo llevo a un escritor, a un buen lector de poesía err Venezuela o ert Ecuador, va a tener una sorpresa enorme. Va a preguntar: ide rlóndc e. erta lrersotra. t ómo es posible que haya escrito en tan hennoso idioma algo tan escueto, tan ascético, tan casdgado, tan bien escogido y tan Iejano a lo que suele ser la corriente norr¡ral rle Ia poesía latinoamericana?
Después hubo otro asPecto del libro que me serprendió enormernente y me sigue pareciendo absolutamente feliz como hallazgo; es el ritmo, el orden en el que están puestos los cuatro poernas. De e.ta forma se puede Ilegar a Ia conclusión de que el libro es un solo poema en donde, primero, el autor se encuentra frente al dolor, al pavor absoluto de presentir que se le viene encima el infortunio. Le va a dar uno de esos golpes, una de esa vueltas de la esquila, realmente arrasadoras y, al tenninar el poema "El guerrero", la primera exclamación del lector es: iqué más se puede decir? Lo dijo rnuy bien My,rianr Mosco¡ra. no había otra salida sino agarrarse de las palabras, tomarlas como tabla de salvación, despojarlas de todo adorno innecesario, darles [o esencial que cada una tiene y tratar con esto de salir de esa angustia y de ese dolor. Es admirable cómo el libro pasa después por una serie de aparentes juegos en "Celebración de la memoria", "Los amantes de Malta", "El desierto jubiloso", y así uno se da cuenta de que el poeta sigue hablando de lo mismo, se agarra como tabla de salvación, otra vez, con el mismo idioma, del paisaje. Pero no es el paisaje adicional, el paisaje que tiene una serie de aspectos amables, salvadores, que rescatan del dolor. Lo que está viendo aquí el poeta, y eso es lo sorprendente, es.el mundo, el mundo de la creación. Hay algo elemental, directo -otra vez uso la palabra-, escueto, ascético, para menciohar las cosas del mundo, los animales marinos, la fauna marina que realmente nos están rnostrando que el poeta sigue sumergido en una concepción de Ia vida y del destino humanos bastante angustiosa, bastante justihcada, muy lúcida, y que no le permite en ningún momento, ni siquiera una

sola queja. Ése es otro aspecto extraordinario de este libro. No hay ninguna satisfacción en su propio dolor, en pasar por esta prueba, frente a los demás, frente al lector. No hay complacencia ninguna.
Esto hace para mi que Guenero Negro sea fealmente una obra de tal originalidad que va a dar mucho qué decir, no sólo en México, estoy seguro también en América Latina y en España. Tengo realmente un deseo enorme de que lo lean mis amigos de Venezuela, de Colombia, de Chile, de Argentina, de Uruguay, rnis compañeros de generación y quienes han venido después, y vean esa maravilla de orfebrela hecha por un asceta que nos habla del dolor y de la maravilla del mundo en un lenguaje absolutamente limpio y tasparente. Y
El guerrero
Guerrero Negro (Fragmento)

Rosas de sangre en los dedos
Cilicios del amanecer Tus ojos a contra luz
uvas de vino recio en las gotas de junio en la bruma difusa en el trapecio de las orquídeas
Escudriño tus latidos
misterio revelado palpo tu fiente busco la señal
Luego partes deslizas el secretcr y hurgo en las horas de oficio la ondulación de la crisálida
incandescentes alas al garete
Es el día y es la noche es también encuentro austral y busco en ti el origen y me sé destino y el padre que desciende del hijo entona una armonía
canción desfallecida en el aljibe presaglos
como luceros en el simún enigmas en busca de la esfinge
Digo así el polvo del camino me incomoda y aterrado en un rnal sueño
zozobro con mi historia
No hay razón para temer insisto
tomo tu mano y recupero el sosiego la esperanza sin apremio
sln astucla

Después
zarzas me aprisionan agonía sobre baldosas para acaso interrogar a qué dioses reclamo
ioh azaroso miseñor de madmgada!
Qué relámpagos haré caer sobre la mies ajena y en mi soledad cómo ocultaré la angustia
la línea rota que no prolongan más mis ojos
No duermo ya la vigilia hunde su daga la vigilia es en mí acecha ronda
sale de la noche y reposa a mi lado
bestia fiel que habita en mi interior polvo de obsidiana en la pupila albatros ciego
Vigila pues vigila
Velemos las armas
Señoras, señores,
fl¡¿i¡nadas arnigas ;,' arnigos: Ái rir¡ ¡¡i¡¡r,¡- (r ¡l)OiflIJdocn,'l !'lClnl¡)
Vill¿li¡u¡¡¡. !ol\ieron a irrrlt¡iet.rl Il,c ¡.llexic:les que ttte he vcli<io haclcndo
,l-.,ic alg,,r',i airoj \,!l,rf tl P¡,r''enir ¡l! la poesía en esta épcca en la c¡re valtos
CUANDO EL SILENCiO CIRCUNDA

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Cuando el silencio circunda u t.l quehacer literario, porque el sigilo no es [in sino princiPio, oc¿siones como ésta restituyen inesPeradamente los límites del asombro. Sin embargo, no quiero fatigarles con el recuento del enlusiasmo, sino compartir algunas reflexiones y las buenas maneras del agradecim ie nto.
Como en los misterios del sueño, veo sus rostros esta noche asistido también por el arte de la memoria: los rostros del afecto doméstico; los rostros de quienes hemos compartido el viajc que hov ya se anloia prolongado: los roslros tutel¿res. bienhechores; lo' rorlros jórenes dispuestos ¿ ru propid jorndda templados, como m¿scarones de proa; ¡ aun los roslros de aquellos ya disuelto' en las sombras, están aquÍ conmigo Rostros entrañ¿' bles todos, y al verles caigo en la cuenta de la razón que asistía a Valéry cuando exclamaba: "¡Se neces¡tan tantos años para que las verdades que uno se ha hecho se vuelvan nuestra misma carne!"
Este premio de escritores para escritores que me otorga un muy distinguido jurado -a cuyos miembros expreso mi reconoc¡m¡ento-, este premio decano entre los galardones ¿ nuestras lelr¿s, se fund¿menta en el homenaie a un destacado creador, Xavier Villaurrutia, y en la visión y tenacidad de dos esforzados animadores de nuestra escena cultural: Francisco y Alicia Zendejas, que también, en su momento y después de 43 años, han sellado su dest¡no con la literatura contemporánea de México. Con ellos y con Ia Sociedad Alfonsina lnternacional que auspicia esta aventura afortunada, todos los escritores tenemos una deuda imPagable.
De las numerosas virtudes de Villaurrutia, fecundo en géneros diversos, me identifico, como raíz de mi propia inclinación, con su apego al mag¡sterio, su interés por los que llegan. Si cada vocación literaria es un sendero hacia el interior de nuestra propia noche, hay también un rito en la tribu de las letras y, sin pretenderlo siquiera, nos hacemos cómplices de la revelación del mundo, mediante los libros o con la palabra viva, como seres fortuitos en las tinieblas de una marcha perpetua, inextinguible. Así, con prudencia y mesura, comparto hoy la emoción de agregar mi débil soplo al ímpetu de los corceles de viendo que, unidos en este galardón, hacen el caudal de casi medio siglo literario. He de mencionar con gratitud a mis editores: José Sordo, director de Aldus, y su asesor editorial, Víctor Hugo Piña Williams; así como a José María Espinasa y Blanca Sánchez, coeditores, de Ediciones sin Nombre y luan Pablos Ed¡tores. Esfuerzos como éstos, surgidos de la iniciativa individual y el gusto por la actividad literaria, son, sin duda, los mejores antídotos contra Ia cultura dirigida o la civilización apócrifa. En la fecundidad de los sentidos he creído encontrar el deslumbramiento, el orden sensorial del mar y del desierto jubiloso en su plenitud solar, amparado siempre por la seducción telúrica del brazo peninsular de nuestras Californias. Y ese paisaje con su incendió deslizado hasta el mar, que es conmoción ¡nter¡or y es casa, me acompaña siempre convertido en sustanc¡a y sutrato porque, como el poema de Alfonso Reyes: " l..ro soy yo quien vuelve, sino mis pies esclavos". No ha sido diferente en los libros que me han deparado este momento, si bien en uno el amor se me presentá como verdad, como dicha precaria, como pasión, como abrumante dolor, porque al final de la vida el amor puede no ser todo, pero es lo más cercano a la plenitud y, en todo caso, es lo único que tenemos... En el otro he confesado que a las experiencias en el Amazonas y a los ritos de Umbanda debo mi mayor proximidad al misterio de la vida; por ellos, afortunadamente, cada día me parece más incomprensible su caóüco orden superior. Me asombran dos prodigios: uno en el corazón de la Naturaleza, el Gran Río, la hidrografía que resiste el peso atroz del conocimiento humano en su desamparo moral. Otro reside en el corazón del Hombre y no es la existencia de los taumaturgos, sino la fe aún viva e inmanente de nuestra

Poetai aióI,'dé
especie en los milagros, cierta ingenuidad revestida de la dignidad esencial. Un sent¡miento inquietante, empero/ me aconrpaña en los últimos tiempos; hostil, impenetrable. Un estremecimiento que perturba los valores poéticos nutr¡entes. Un esasosiego por la dispersión de nuestra arr:onía, por el debate infinito y las conductas .nadaptadas a la irrupción explosiva de otras -:rvicciones; una dolencia por el presagio del jesgarramiento y Ia catástrofe espiritual. Los ¿rcl u etipos cu lturales de neutral idad aparente nos permitieron imaginar límites y disociar Ia vida individual de la colectiva, como si fuese posible una separación incuenta entre el espíritú del individuo y su aspirac¡ón social; esto, cuando la única utopía vigente es la convivencia de los criterios múltiples, porque lo que pstá en deb¿te no es el cambio sino su ritmo. Pero ha sido Solzhenitsin, un escritor, no un político, quien se ha empeñado en recordarnos la concepc¡ón de la política en Erasmo como categorÍa moral, y el precepto de Bentham por el que lo moral se identifica con la satisfacción de la mayoría. Y es ahora cuando llega a nosotros esa deploratle sensación de miseria infinita por saber lo impreciso del destino colectivo, esa ansiedad proveniente de la evidencia de que cuando los sistemas se desploman aplastan al hombre común baio sus escombros. Ahora, cuando ya nada puede ser unánime y nos desconcierta la aparente incompatibilidad entre la libertad y la equidad, y los golpes de zapa de las palabras vacías. Ahora, cuando, según afirma Cioran, nuestra época como "cada época se inclina a pensar que ella es l¿ última, que con ella se t ierra un ciclo o todos los ciclos, porque quien hace la historia cas¡ no la comprende, y quien participa en ella(...) es víctima o es cómplice"' Pero quizá la pérdida de la lógica de subordinación, si bien tiene efectos antiautoritarios, no necesariamente ha de ser disruptiva, y mejor aún, debe elevar los umbrales de la tolerancia entre hermanos, y así, todog de alguna manera, hemos de considerarnos minoría. Quizás asumirse así, no porque seamos excluidos sino porque somos diferentes, nos ayudaría a sentirnos como Cordon y Dudorov tras hojear el cuaderno del Dr. Yuri Zhivago, cuando les parecía que "el futuro se había colocado, tangiblemente, en las calles que se extendían a sus pies, que ellos mismos habían entrado en el futuro y que desde aquel momento se encontraban en é1". Hoy, pocos pueden reclamar

para sí ser y haber sido soldados ejemplares de una teoría, o ignorar la realidad en favor de las hipótesis, salvo quienes manifiestan el rostro turbio de la malicia; aunque, como ha expresado Cünter Crass, lo grotesco político real es muy difícil de superar en lo grotesco literario. ViVimos tiempos de insomnio y de tormenta, y me pregunto si cuando hay cuestiones tan urgentes, más allá de la intimidad o los ascensos del intelecto, no se precisa acaso de la inquietante pregunta de Hólderlin, plasmada en su poema "Pan y vino": "¿Para qué Poetas en tiempos de miseria?" Evoco entonces las palabras de Marguerite Duras, y pienso que, como ella, podría decir de un libro interno, adormecido en mí; "Este libro no es un libro. Ni un poema. Ni pensamientos. Sino las lágrimas, el dolor, los llantos, las desesperaciones que scguimos sin poder frenar ni r¿-lonar. lntensas cóleras políticas como la fe en Dios.
Más intensas aún. Más peligrosas por inf¡nitas".
Pero en ese áspero espacio de la duda, donde, de manera voraz, la palabra, el ritmo, la imagen, la verdad literaria, parecen perder su esencia inmoladas por el pudor y la inquietante sensación de los cainitas, siempre encuentro refugio en la convicción de Enrique Molina y en su plan para el olvido, pues: "Se ama todo lo viviente, pero con tal intensidad que ese amor no desdeña lo que muere, lo ya extinguido, porque lo que alguna vez vivió en nosotros sigue siempre aferrado a nuestro ser de una manera irreparable". Y entonces, sólo entonces, tengo la certidumbre de la complicidad del poeta con la vida, que es, tal vez, su único destino.

Ahora quisiera traer aquí algo de lo escrito para Ca¡ta de rumbos, obra celebratoria y próxima: por las incursiones en la narrativa, sobre todo merced a proyectos pendientes, en ocasiones me han pedido opinar sobre las diferencias entre poesía y narrativa. lgnoro por qué periódicamente esta cuestión nos atormenl¿. por qué se presenta con énf¿sis determinista. Eugenio Montale respondía invariablemente que tal pregunta está viciada por Ia hipótesis de que la poesía debe estar escrita en verso. La compilación de Apollinaire, Bergere Tour Eiffel, proclamó un cansancio por el mundo anl¡8uo, al igual que lo hizo su generación (Max lacob, Reverdy, Cocteau, Cendrars). "Zone" es un poema revelador donde la nr,rBcn es el primordial elemento por encima del conteo de sílabas... Por otra parte, s¡ Poe tomó de Coleridge el argumento contra el poema extenso (y en favor de la novela) aduciendo que no era posible sostener placeres y conmociones de larga duración, Hermann Melville escri6ió "Clarel", un poema en tetrámetro yámbico de dieciocho mil versos y c¡ento ciencuenta cantos (mucho más extenso que la Divina comedia). En este escenario mutante, dialéctico, si, como afirma Caétan P¡con, "la prosa se impregna de poesía como la poesía de prosa(.. .) es en el mismo lenguaje donde se juega la part¡da". Avanzamos hacia nuevas propuestas que diluirán las fronteras de los géneros y de las artes: "Blanco" de Octavio Paz y "Ríos" de Ungaretti alcanzarían mayor expresión con la apoyatura de las artes visuales. No es pues sólo la diferencia de un discurso desplegado ante uno concentrador, m usical, y consecuentemente más hermético. El futuro es expansivo y, salvo resistenc¡as (no sólo de años, sino de lustros), Ia prosa no será una poesía fallida porque (Montale dixit) en ella se encuentra "el gran semillero de todo hallazgo poét¡co". Empero, la idea de Ia novela como "el género de géneros" tiene su ida y vuelta... Los cambios conllevan oposiciones. Me resisto ante Ia poesía pura y, también, ante la transformac¡ón incondicional, absoluta, pero la evolución ¿van7¿ sin demor¿... Ahora quisiera creer que la poesía es, más que un medio de representa- '- L;n medio de conocimiento esencial , -:: intuición; ya no es sólo música : : r-:: es un hecho espir¡tual que elude . : -::ó¡ Quien no lo entienda ' ---. -:-j iono'enado a permanecer
Esto es así, porque la poesía, como se sabe, es una dolencia instalada en la jaula del pecho que fluye a través de la mirada y da testimonio de nuestra erranc¡a. O, mejor aún, una forma inapelable y lenta de despedirse de la vida, un silencioso retorno al misterio. Por el[o, después de treinta años con el bálsamo de la palabra es oportuno reconocer el magisterio de poetas mayores; no sólo los de las lecturas vivificantes, s¡no quienes con generosidad otorgan amistad, guía, buen consejo, ayudan a crecer en el dolor, enseñan a vivir..
Durante los breves años en que acompañé a León Felipe, hasta la madrugada tenible cuando auxilié a Víctor Trapote a sacar el molde de la mascarilla mortuoria, me reveló la relación entre poesía y ethos (no sólo como ética, sino como orden natural). Opoftunamente me pidió elegir entre la palabra atada, mart¡r¡zada, de los estetas puros, o la suya, donde hay cabida para el relámpago onír¡co, la condición humana, el léxico mágico y la metáfora como un linaje abierto de señales nómadas y emotivas. Por él entendí que el verbo no puede reducirse a normas ni al universo profesoral. Pero, sobre todo, me enseñó que el verdadero poeta no se siente investido de una misión ¡mportante.. . Similares Iecciones he requerido advertir en Álvaro Mutis, aunadas a la devoción por el lenguaje; a la aceptación del insondable devenir de lo incierto; a ser más amigo de los amigos que de la verdad porque ésta siempre es relativa; a dudar del poder político. que es una quimera y, muchas veces, un elíxir trágico; a distinguir lo esencial de lo transitorio.-- lgualmente vital ha sido para mí saber que dignidad es sinónimo de Rubén Bonifaz Nuño, que el verdadero rigor académico concilia el pasado y la profundidad de los sed¡mentos con la evolución proteica del lenguaje; que no hay presente sin pasado literario, que la existencia es el estímulo más exultante, y a entrar con los ojos abiertos a la vida. En suma, ellos me han ayudado a reconocer mi impelección extrema para, quizás, al final, poder repet¡r con el mismo Montale: "he vivido mi t¡empo con el mínimo de cobardía posible para mis débiles fuerzas". Y
Jorge Ruiz Dueñas 25 de febrero de 1998
Palabras pronunciadas por Jorge Ruiz Dueñas con motivo de la recepción del Premio Xavier Villaurrutia 1997.
Jorge Ruiz Dueñas **
Rebolledo o el atÍe de recrear Lavida*
Fotografías: Austreberto Silva

L Ld,y personajes inescrutables que parecen salir délas tinieblas para cumplir un desti¡o, más allá de la emoción depositada en sus hazañas por el autor. Franciso Rebolledo ha logrado eso para Rasero, merced a una larea literaria sin imporvisaciones tejida con la paciencia de quien desea dar a su obra permanencia y aun vida propia. A propósito de Flaubert y Madame Bovary, Marío Yargas Llosa escribió: "Un puñado de personajes literarios han marcado mi vida de manera más durable que buena parte de los seres de carne y hueso que he conocido?'. Tal es, me parece, la condición propia de seres intangibles y entrañables, que lo son, porque, venidos del desequilibrio entre la realidad y la fantasÍa, se instalan en nuestra conciencia sin mostrar ningún rubor por su naturaleza onÍrica. iSerá por la apetencia de sueíos siempre insatisfecha, o porque sin malicia convivimos con el desastre cotidiano de nuestra insastisfacción? Quizá por ambas circunstancias, pero el instinto me dice que este relato de vidas extraordinarias y próximas al lector, ha salido del control, del dominio de su creador quien sin estupor se sabe va consumido por su propia namativa.
Plena erudición, la novela evoca mediante una abigaffada estmctura temporal épocas estremecedoras a partir de una trama centrada en Fausto Rasero y Oquendo. La saga de Rasero inicia con la descripción universal del infánte que pudo haber sido cualquier intelectual modernista hasta nuest¡os días, incluyendo la afición temprana por los
senos desbordados, sean de ayas, camareras o cortesanas, Sin duda excéntrico, el personaje calvo a perpetuidad en la era de las pelucas, permite el repaso turbador por las costumbres de la época y de sociedades mutantes. En parte la novela criolla en la que se exploran las vertebraciones poco antendidas enre España y Francia. Rebolledo acierta a incorporar al ámbito espacial y temporal de su romance a personajes de la Nueva España, las cmdelísimas torturas civiles y religiosas en boga, y el tránsito a sistemas políticos soportados en la manipulación de las masas y la panacea de la democracia. Cinismo, rehnamientos, escrupulosas descripciones del País del siglo de las luces e intrigas versallescas, reproducen la era del contrato social y la exaltación de las ciencias básicas; así, paralelamente, Fausto Rasero y Jean-Baptiste Grenouille, el pe¡sonaie de Patrick Süskind (.E1 perfume\, cada uno atrincherado en peculiaridades funestas, éste con la obsesión del olfato y Rasero condenado a padecer inoportunos sueños proféticos en medio de sus orgasmos, recrean, a su manera, la fábula del mundo real.
Pero esa condena de Rasero es mitigada temporalmente por sus relaciones con la estupenda viuda novohispana -medio sorJuana, medio Güera Rodríguez- que ha de conocer para llevarlo
* Texto leldo en la presentzc¡ón deRasero de FraDcisco
Rebolledo. Febre¡o de I 997.
*t Escrito¡ bajacaliforn¡ano ¡adic¿do en la ciudad de Méico.
a la infatuación en un concierto del párvulo
Wolfgang Amadeus Mozart. Y esta historia de ideas que hace de los hombres sus propios dioses y demonios acude a la signihcancia histórica; a la escatológica descripción de un recolector de heces fecales que conhrma el consabido hecho del mayor costo, antes y ahora, de la mierda de los pudientes, y al recurso convencional de enamorarse en un concierto, como convencional ha sido siempre la üda misma. Mariana reproduce así el mito romántico de la mujer como salvación satisfactoria ante las tentaciones del mundo, la soledad patética, el foso de las lrustraciones o la maldición de ver el futuro.
Vale decir que la ambición de Rebolledo de combinar el realismo rnágico con la exactitud histórica, es sólo una coartada para un relato creíble. Probablemente se trate del mismo realismo mágico que tanto inoportuna a Elena Garro y a algunos reseñistas estadounidenses e ingleses, pero aquí el verismo histórico permite expresar el relato y no lo sustituye. Es el caso, según confesión de parte, de hacer de las figuras célebres seres creíbles imbricados en el tejido hno de lo e.pi.ódico y la. biogra[ías ima¡¡inarias.
Afortunadamente Francisco Rebolledo no ha pretendiáo hacer una novela histórica, "sino una novela en la historia"; precisamente ahora que algunos novelistas apelan a la verdad histórica y no a [a verdad literaria, bien lalsificando la historia, bien insistiendo en que han sido testigos de privilegio, por lo cual su ficción no es tal sino páginas de vidas ejemplares con ellos como eje confidencial; y benévolo de los desastres humanos. Entiendo que a Rebolledo le interesa pues la verdad literaria y, por ello, la exactitud respecto del nombre de conde von Fersen (iHans o Axel?, en realidad ambos), la fecha precisa de los atisbos inoculativos de la viruela a partir de la experiencia

popular turca o la crónica del hábito de comer chocolates en Europa, son irrelevantes ante el pesimismo congénito de la misma manera que Gabriel García Márquez no se ha preocupado en demasía por losjuicios de los historiadores bolivianos respecto de El general en su Jaberinto, \i Ávaro Mutis en relación con su narración canónica "El último rostro".
En este sentido, una hipernovela enciclopédica -que no una relación de biografias donde deambulan, entre oros, Diderot, D'Alembert, Rousseau, Voltaire, Lavoisier, Mozart, Goya e insaciables mujeres de incontables enaguas y generosos escotes, implica la selectividad. Es la confrontación con la estatura moral de cada uno y el oestionamiento del progreso histórico en la historia del progreso, lo que documenta el universo del discurso, sea diálogo o monólogo interior. Como esto se da líricamente, con pasión, preocupadamente por la simultaneidad de los hechos, pero también sin neutralidad merced a la irrupción del narrador-frlósofo -Vargas Llosa dixit*,las objeciones en relación con el perhl que más nos parece para estos personajes legendarios, carece de validez.
Personalmente aprecio en la pluma de Rebolledo la expansión de los hechos de Franqois Marie Arouet: jactancioso, vocinglero, pertinaz, genio de la razón y de la luz, como lo calificó Gustav Lanson. Así, me parece advertir transminada en la novela la concepción moderna de la historia, propia de Voltaire, con cítica hostil ,:.rr .,j'
, r , :netafísica; por otra parte, las paráfrasis de srrs
. r rLrL.rs,v las triqr¡iñuelas reales del abate Mognot -,.rnarias de R.rse¡o, son ciertarreltte, una
. . Se.eirn el propio Voltaire, "ro basta cot) que .., .ea posible para creerla". por ello, de srr
. r rr¡ 1 carácter hablalr ciertos rasgos hurnar r por el autor, ircluso con hullor. AsÍ, . -. l,ibliográhcos, de los que quizá . :r irr rrrás obras de Rebolledo, lo r :]lués de l8lncses de exilio en : rrncia tan rrral el inglés, casi cor¡ro a srr - :...,i o de 1726. Asistía, por ello, todas las , :,¡ l)ury Lale, donde el apuntador . .lltregaba copia de la puesta en i:, reapareció en París, en 1729, , .-rrqua. También, el rapto de lajoven
- .:- i er'. "Pimpette", en ropas de hombre , , r rlel:¡ mucho de su posterior relación . rrl os[itutas. Nada, sin embargo, nrírs r rLre sils célebtesjuicios en favor de : -. .o¡rtra el clero y un aparato judicial : :pto. En efecto, entre 1759 y l7t-2, a .: io cle los hermanos Crassy cuya .:-cu a losjesuitas de Ornexy, como :e.i. con el caso deJuan Calas

-calvinista condenado a muerte por el suicidio de su hijo Marco Antonic¡ en la tielda paterna, después de rnanifestar su intelcióD cle hacerse católico, al que rehabilita Voltaire el I de marzo de 1765 por unanimidad de cuarenta relarores-, se expande su prestigio popular y gana el respeto de posteriores generaciones de lerados de orbe, corno ro logra con el diccionario filosófrco portátil. Pero es Robeolledo quien ha dehnido el sendero de sus personajes. Es Rebolledo quien -acto literado imperdorable- prescinde de Mariana con lalces propios de una paradoja en el tiempo -dicho esto en términos de Ia teoría de la relatividad- para, no conforme con acudir hábilmente a la combinación audaz de estilos narrativos, iniciar el imbrincarniento enre la irnaginación misma del personaje, la del nan-ador omnisciente y el propio autor, de suerte que las acciones de uno afectan a otros: Rebolledo ve hacia el pasado. Rasero ve hacia el futuro. iQuién está de qué lado del espejo? iCuál es la irnagen virtual? iDónde está el mundo rnaterial y dónde la imagen? Si lo real es irnaginario y lo imaginario es lo real, habrá que coincidir con }-edelico Patán en que "cada nromento del tiernpo representa todos Ios momentos del tiempo". A pesar de saber que las visiones de Rasero eran la superestructura ideológica de la estructura temporal de Ia novela, donde flule la historiogralía de reyes, regeures y cardenales, que dan paso a la de filósofos, artistas y revolucionarios, fugazmente consideré ingenuo eI recurso de hacer uso de pasajes que en el presente se pueden calihcar de obvios, sin apostar mucho a sucesos, digámosle, "históricos" del futuro. Pronto advertí lo ¡udimentario de tal juicio. Rasero es una novela apocalíptica en todo sentido, no sólo por lo anecdótico, pero terrible de
las visiones, sino, porque Rebolledo, buen lector de San Juan Apóstol, no escaPó a la admonición del epílogo de El Apocalipsis,libro de las revelaciones, donde fi¡lmina contra quien se atreva a defor-¡nar la sagrada profecÍa agreSJando o quitando a sus propias palabras. Seguramente, enterado de la sentencia del único texto profético del Nuevo Testamento, en el turbador ejercicio literario de Rasero, Por gué os de.:precio, el libro que escribiría el personaje, Rebolledo no transgrede los umbrales del presente real. Si bien Rasero parece emparentar bfulicamente conJezabel, no la profetisa del santuario en Tiatira que inducía a la fornicación y a la idolatría, sino la hija de Etbal, rey de los sidonios y esposa de Acab, impÍa, idólara, licenciosa que atraía a los Profetas verdaderos para matarlos; si.esto es así -decía-, la condición precognoscitiva de Rasero es diversa de la heredada en la obra de Patrnos por la tradición judeocristiana, y en las profecías de Michel de Nostredame, astrólogo del siglo xvl mejor conocido como Nostradamus y sumamelte apreciado por Catalina de Vedicr..
En efecto, San Juan tiene primeramente revelaciones y a partir de "Los siete sellos", las suyas son visiones de absoluto sentido figurado y, en algunos pasajes, el vidente es llevado en espíritu.
Nostradamus, Por su parte, sufre en sus sueños de revelaciones y este conocimiento, vedado y prohibido, llega conforme al pensamiento occidental en términos crípticos que requierett ser descifrados, No es esta la condición reservada para Rasero. Por el contrario, sus arrebatos le hacen "ver" nítidamente, si bien no acaba de inlrigarse con ello por lo inexpre"able de ,us

contenidos, pero ciertamente comprensibles para el Iec¡or.
En lo descrito parece haber ora ganzúa para legar a la crítica implícita a Occidente. En su método y en Ios desapacibles momento§ de R¿Se.r"o, existe otra narración por omisión, una verdad más profunda, un dato escondido orientado también a hacer un juicio contra la razón moderna desde el terrorjacobino y sus instituciones hasta nuestros días, pero cuyo amanecer íue el siglo xul, el Tercento, tan caro al personaje de marras. Y es que mientras, desdeñosos, reprimimos toda posibilidad que exija una forma de pensamiento diversa a la de Occidente, Rasero entronca con formas orientales de entender la existencia donde la adivinación es parte de su fe y creencias, Así, en tanto los libros Tuesday Lobsang Rampa enarcaron las cejas de nuestros padres y dibujaron discretas sonrisas que hoy tienen su correlato en la chacofa de new age, desde 1904, año del dragón de madera, tenemos certeza, aunque no lo entendamos, de que los tibetanos guían sus decisiones -no para modihcar, pero sí para preparar sus existencias- con estos recursos

heterodoxos: tal ha sido el caso de sus innumerables inr asiones. Esto, ciertamente, nos deja tan perplejos como su rastreo de supuestas vidas pasaclas. Por lo demás, seguramente el recurso del org3:¡ro en Rasero puede hallar hospitalarias in rer¡,re taci ones en el Tantrismo, en ese "desencarr¡ je iodo 1o saciable, de lo insaciable, que se conriert¿ el ,l e: esperación", para decirlo err térmrno,. d- -l'rqrreles Vela,
En rodo caso la oniromancia v la interpretación dq lo. ,l.no. .omo medio. del pre.agio. no "on totalnente ajenos a nuestro mundo. Así, Giorgos Seferis nos habló de Artemidoris de Daldis. intérprete prolesional de los sueños que antecede con mircho a Sigmrmd de Viena, y se deslumbra, como nosotros con Heráclito, el filósofo de Éf.ro q.,. afirmó: "(...) incluso los que duermen, son operarios y colaboradores de lo que acontece en el mundo". Y si bien los sueños premonitorios no han de ser confundidos con las visiones, en ambos hay r¡n entramado laborioso del incon,ciente que no apela a oráculos ni pitonisas.
No me ha pasado desapercibido el hecho de que un profesor de química, antes ocupado con rigor de la filo'olia de l¿ cicncia. lermin¡ cn .u novela haciendo filosofía de la historia y del dc.¿rrollo. y c[ examen dc los lenómeno. e.enciales- Rebolledo no sólo emitejuicios sobre ella, va a la raíz de nuestra cultura y hace dudar del proyecto de la ilustración, es escéptico de los resultados de la Edad de la razón y hace una acumulación pnntual de sus monstmosidades. "Quise hacer una novela desesperanzada y apocalíptica con el siglo \\ ha dicho Rebolledo-, pero me salió esperanzadora porque existen el arnor v la amistad". Así, adentrándose en el origen de nuestra catástrofe, por diferentes derivaciones del alter eg'o de Dios. Rebolledo coincide fatalmenre en
\icolai Alexanclro Berdiaer,. Si bien no comparte sus conclusiones metalÍsicas. antbos abrazan el escepticismo lan,ario respecto del hombre lobservan con amargura la alteración cle los ritnlos de la civilización y la interrupción del proceso natr¡ral de las culturas. "Los ho¡nbres que Dresentían el futuro -dice Berdiaev- habían romado mucho antes conciencia de que amenazaban catásrofes inminentes, y podían discemir Ios síntomas espirituales bajo las apariencias de una vida tranquila y bien encauzada. Y es que los hechos se desarrollan en la realidad del espíritu antes de manifestarse en la realidad exterior e histórica". iPuede cencebirse mayor afinidad?
Para ambos el ponenir es sombrío. Berdiaev ve el ajuste en volver el epicentro espiritual y a la idr;r de Dios. Rebolledo. metafórico. quiere creer que llegarán tiempos mejores y u¡l futuro más digno. Ambos parecen lamentarse el triunfo del hombre natural sobre el espiritual, de la esteriliclacl creadora y la autodestrucción del humanismo :Son las "Luces" el castigo temporal del Renacirniento? Aceptarían Rasero v Rebolledo, como Berdaiev, que "el descubrimiento de la entropÍa, rle Ia relatividad y de Ia separación de los átomos de la materia, del principio cle la relatividad, en fin, tno es acaso como un apocalipsis de Ia física Doderna?" Los dos, que son uno, tienen la -.:1ab¡a.

Só1o agregaré algo más. Me sorprende la capacidad de Francisco Rebolledo pard aislarse y casi en el anonimato, sin confusiones banales, sostenerse por años en la perspectiva esencial de Ia creación literaria, sin sufrir por la resonancia que en su alrededor reproclucía la mediocridad ' lamentable de noveletas insufladas por una trama de complicidades, Pero no me sorprende a pesar de las distinciones alcanzadas con su opera p.rimay alrededor de una docena de ediciones extranjeras y traducciones, la mezquindad del medio en torno de grupos, revistas y suplementos, se haya expresado sólo con el grotesco pedal de la sordina.
Recientemente he leído un texto enviado por Yevgueni Yevtushenko en el que se refiere a un comentario epistolar de Thomas Man a Freud, quien preguntabar "No cree el gran siquiatra que la genial esquisitez del alma de Dostoievsky se explica por su epilepsia, cuando como un relámpago inesperadamente ilumina los rincones más oscuros de la sicología humana". A ello, dio Freud una respuesta singular: "El relárnpago no era la epilepsia sino la genialidad de Dostoievski. Lo que de insondable y terrible veía Dostoievki en la gente, gracias a su genialidad lo llevaba a la epilepsia y no al revés". Yo me pregunlo sr Rasero, a través de Rebolledo, no ha atisbado el advenimiento de un siglo cabalístico, como Dostoievski parece haber profetizado en Zos ende¡noniados los terrores del gulag a Campuchea. Pero quizás podamo. orientarnos con Ias palabras del mismo Yevtuchenko: "encontrar resplresta a esta maldita pregunta, romper el círculo vicioso de ilusiones y crÍmenes, sólo puede hacerlo la esquisitez de la comprensión de Ia vida". Esa esquisitez, creo yo, Rebolledo la ha mostrado con creces en su obsesiva recreación de la debilidad humana. Y
Lo pinturo es un lenguoje que tiene sus prop,crs reglos
Una conversación con Pedro Peralta
Sergio Rommel Alfonso Cuzmán*
Fotografías: Enrique Botello

Ajeno a exotismos estét¡cosy modas por definición perecederas, Pedro
Peralta asume con rigor formal propio de academia, la experiencia creativa. "La pintura es un lenguaie que tiene sus propias reglas de desarrollo" 'nos dice-. Buscar la coherencia en /os e/ementos de su propuesta plástica ha sido la tarea de su vida.
Rec¡entemente, un mural suyo ha sido colocado en el Centro de Cómputo de la Unidad Ensenada de la u¡sc Si bien, el entorno marino es el referente obvio del cual parte la propuesta mural Sa/ir a f/ote, la mirada del artista va más allá de los elementos primigenios y marcos escenográficos. "Pintar no significa copiar el tema" -señaló Paul Cézzane- por ello, combinando expresiones, dimensiones' colores y formas, el artista transforma la superficie real de la tela en espacio ficticio, donde ideas y materiales encuentran el equilibrio exacto; surgiendo así -como quería Orozco-, el cuadro como "un mundo aparte", como "un mundo nuevo"'
En una lluviosa mañana de enero, Pedro y yo reiniciamos una amplia conversación interrumpida tres veces en los últimos años' Como siempre, reprocho su vocación a la marginalidad' Su negativa a hacer presencia pública. El arte, las modas, la academia son los temas sobre los que una y otra vez anuncia dogmas y asume posiciones. Los siguientes fragmentostestifican lasobsesiones particulares y entusiasmos íntimos del pintor ensenadense'
*Colabc¡rador incontenibie de esta rev¡sta, es también promotot cultural en e/ Centro de Extensión unive$¡taria de /a uASc en lecate'
Eil
(del ambiente cultural o familiar) no es éste mí caso. Yo no tenSo ningún antecedente. Nadie en mi familia se hal¡ía dedicado anteriormente a esto. Desde niño tengo inclinación por pintar, aunque no había un lugar propicío para que se diera ese acercamiento a la plástica. Más que antecedente, en mí, fue un accidente.
En ese tiempo no había casas de la cultura o algo parecido; asÍ que de chico no tuve ninguna guía, n inguna información. Me dediqué más que nada a dibujar solo, a irme -poco a poco- aproximando a una idea de lo que la pintura era. En esos años (los sesenta) había en [nsen¿da un fotógrafo {rancés que pintaba y daba clases en la preparatoria local.

Él fue como una imagen que reflejaba la inquietud que el arte provocaba. No er¿ un Personaie con presencia de líder en la comunidad, sencillamente era un hombe que se dedicaba al arte. Esto fue importante. En algún momento, en Ensenada, alguien se dedicó a la actividad artística.
Había otro señor, un pintor primitivo que era peluquero. Todo su lugar de trabaio estaba tapizado de cuadros. Era un pintor naif. De una manera u olr¿ hmbién era un Personaie. Por un lado, el fotógrafo francés, culto, por el otro, el Pintor primitivo peluquero.
La pintura es un lenguaje que tiene sus propias reglas de desarrollo. Una frase famosa dice que "el arte entre más esté caminando sigue siendo lo mismo". Si nosotros vemos lo

que es el inicio de la actividad plástica, desde el arte prehistórico hasta el actual, sus elementos (lenguaje) siguen exactamente bien definidos. Esto es mucho más importante que cualq uier elemento que esté sujeto al tiempo-
Las artes plásticas tienen una coherencia de lenguaje. A ese lenguaje plástico debe ser fiel el artista. Sin embargo, de manera inconsciente tú exPresas Ia época en donde estás Participando. Si pensamos en el arte de principios de siglo, vemos que estd pintura estuvo imPregn¿da de d iferenles característ¡cas, precisamente Por su momento histórico. En la vanguardia se descubren nuevos derroteros que van desde el extremo de destruir la figuración o incluso el otro arte, el que se planl.ea la tr¿nsformación de la sociedad desde el Punto de vista de usar un discurso coherente que sirva de lectura Para quienes participan en ese ejercicio de transformación. H¿blemos -por ejemple de los movimientos sociales de princiPios de siglo. En México, el muralismo. fn l¿ Unión Soviélic¿, la Partici-
una le pación de los artistas en la revolución.
Para mí el arte iuega un PaPel muy importante en cuanto al lenguaje mismo. Pero también soy consciente de los problemas que están en el entorno. HaY una frase que usaron mucho los surrealistas y d ice: l'Convertirse en la expresión consciente de un proceso inconsciente, que lleva a la humanidad a encontrar su destino". Esta frase está ligada a todas las cosas que se dan dentro del lenguaje artístico como dentro del lenguaje común.
Eso no e. u n d iscu r.o ;deológico, intencionado o limitado. No es el realismo social u otro tipo de d iscu rso. Sencillamente es: si soy un elemento consciente y sé que existe un elemento inconsciente 2cómo vo puedo ser ese elemento consciente para que las cosas se expresen? Evidentemente hay que cu idar muchÍsimo cómo se van a plantear las cosas para que esta expresión fluya coherentemente sin nada de elementos que vayan a distraer el centro del objetivo de lo que eslás diciendo.
En Baja California la Pintura está por hacerse, Por encontrar un lugar. Nos falta articular un lenguaje plástico que tenga coherencia en cuanto al lenguaje en sí, y por otra Parte, que ten8a un elemento que sea consciente, que no sea Producto puro de accidente.
Falta taller, falta academia, falta formación, falta un discurso pictórico coherente. Si tú recorres los espacios de exhibición en el estado, encuentras que hay una época en que los muchachos están obsesionados por el arte chatarra. Curiosamente, piensan que están
inventando el mundo, pero si abres cualquier manual de historia del arte te das cuenta de que el arte chatarra ya se estaba haciendo a principios de siglo. Precisamente los pintores surrealistas fueron los primeros en usar los basureros como centros de abastecimiento para el arte. El problema con el arte en Baia California, es que en su afán por lo novedoso resulta anacrónico. Todos esos movimientos de vanguardia hoy son de retaguardia.
Algunos líderes de estos movimientos no tienen los elementos necesarios para poder definir los pasos a seguir. Ceneran alrededor suyo una especie de espec[ículo donde el qrre hace más ercándalo es el que logra mayor reconocimienlo. tl hecho de que losjóvenes de ahora sean apoyados con
más espacios, becas e incentivos, los lleva a sobrevivir pero no con su trabajo plástico. Los jurados también caen fácilmente en la trampa. Es muy difícil decir no a una propuesta de "artes plásticas" donde hablas de l¿ fronler¿. Lntonces, vemos las famósas "instalaciones" donde c6¡ unas cuanhs llanhs y otros metros de alambre crees estar haciendo una propuesta de arte; pero realmente lo que est¡ís haciendo es ceder a una forma de espectáculo.

El trabajo serio es el que siempre ha existido. El arte mientras rnás camina sigue siendo igual. Hay que darse cuenta de que lo que estiís haciendo ahora con todos est.¡s elementos no estiá cambiandcr nada. Abren nuevas vías de comunicación, nuevos canales, pero el trabajo básico de formación existe y es el que hay que continuar haciendo.
Hay mucha gente ahorita, haciendo instalaciones y no sabe dibujar, y el dibujo es el 7o% del arte. A nombre de "lo nuevo" muchos quieren olvidar los elementos plásticos. Olvidan que la pintura todavía sigue siendo pigmento, aceiie y agua. Hay "pintores" que no saben preparar un color.
Uno debe preguntarse si estií creciendo la plástica en Baja California o están creciendo las mafias, los espectáculos y la algarabía.
Ahor¿ vivimos una efervescencia de artes plásticas en el estado. Un alto porcentaje de improvisación y accidentes con fortuna. Lo que debemos preguntarnos es ácómo balancear el espectáculo noved oso con lo que al final de cuentas va a permanecer? ilos foros, el /n Slte, están realmente contribuyendo al desarrollo de la plástica?
Más que d caráüer práü)co o la imagen plástica de un pintor
o varios pintores, lo que siempre me ha interesado es conceptualizar y enconlrar los elementos distintivos en cada pintor o grupo. De los mexicanos me ha impresionado Orozco más que todos. Es un pintor conceptual que sintetiza lo que fue la plástica de principios de siglo en América. Su discurso, es más un iversal que el resto.
Picasso es punto y aparte, porque se atreve a poner en duda todo el punto de vista occidental sobre el arte. Dice: "2por que no puedo loc¿r a mi modelo? 2por qué no puedo atreverme a mirar de arriba
abajo los extremos? ápor qué necesito estar quieto para poder representar la realidad?"
Hice el mural Salir a flote por el simple hecho de que tengo la necesidad de pintar. Para mí la pintura es tratar de buscar la manera de ser productor de los eventos presentes y ausentes que eslán alrededor. En este caso quiero entender donde

vivo, el hecho de ¿.t¿r iirnto al mar y venir de una i¿.milia de pescadores.
Lo que ro \."\ P,r d rd'Lrdleza básicamente e¡ a ¡er hu¡¡ano. Veo al ser human,:, participando de la naturateza. Es rlecir, la naturaleza no es el paisaje vacío, sino es preci;anrente el hombre participand¡ e¡ é1. Me interesa buscar lo¡ e:r¡entos que no distingan al m¿r cor¡o una pieza del pai:aje rino que de una manera u otra. definan al hombre como h¡m t,re.
Salir a flote tiene mLrch¿s connotaciones. Puede rer el hombre s¿lienclo de Lrn¿ crisis crónica. Me interesa clLre mi pintura tenSa los signos del momento que estoy vil iendo.
Se me hace difícil hablar de la plástica bajacaliforn iana, creo que una plástica bajacaliforniana en estas circunstanciar sería un error. Lo que sí hay son muchisímos jóvenes que tienen inquietud y están trabajando. Creo que estos jóvenes van a madurar mucho más rápido que todos los viejos dinosaurios de la pintu ra bajacaliforn iana. Y
Figur«s Mixta sobre papel, 1995
edro

Fotografías: Enrique Botello
Detalle de Texturús Mixta sotrre papel, 1997

1995

Mixta sobre papel, 1997


*Po./d y ruN¿ol thihrdhr¿B¿-
No pido la gloria que a todos dreron. No me acongoia el polvo en el que habrán de convertirse mis versos. No me rmporta haber sido el insffumento sin médto de la música que escuchó mi epoca. Fue mi ptemio habitar 1a poesía, el súbito destello, ei ebrio c¿nto. De la cat¡e aleve y fugaz de las musas me convido, del oscuto anrmal que en jaulas de muier atisba y gime. Me dio más pasión que sentido. Los amigos. el café. las metáforas, la Luna, el río, mis hijos, ios páiatos. La üciosa ecuación de la libido y el torvo dictamen del intelecto. Urdió en 1a misma página \a ttama de rmagtración, experienclt y atte. Sin amuleto anduve y sin antídoto. Me contenta la lrda. Todo 1o demás es ceniza.
Alfredo Espinoza*
La música del beso ebrio
Aleiandro Sánchez*
A Martha

Quién tañe el hatpa que al besatte escucho -En el jardín del beso fl orccen nuestras lenguas
Te oftezco mi rosa ensalivada Recibo tus pétalos de sangre-
¿No serán 1os besos Rojos diamantes muertes de amantes muettos?
¡Bésamel
Pezón
¡Quématel
¡Embrtígate!
¡Incendia mi saliva con tu leflgua!
Cúpula enclarzda en la cima de la teta; ctáter grardán de su colina
*ECt¿tuto de ta .óftñ ¿¿ ntobSía d¿ la Fdtubd ¿. Cnúidr H,Ddtu¡

Afuera, un invierno dulce se a1eja. Adenüo, las entrañas me lozan los pensamientos. Sé que están de más cada una de mis tripas. Quelo que da cuenta de tni no es matena ni espíritu. Es un hecho contundente. Un accidente de la ¡afwraleza.
Afuera, el humo de los cohetes vaticina -cual gltana-,1as fiestas venidetas, las de los cuerpos. Y quiero gozat desde hoy, desde 1o menos íntimo para no deiar nada y topatme con la cama perfecta, la cama olüdada. La que no se desea más potque, de tepetirse, puede echar a perdet su perfección.

Declaración
Tengo en las venas un andat como de olas bmzos de un mar deshojado por la futia de su sal en las manos soldados inmunes ojos que vigilan lenguas pata lamer las llagas 1os tescoldos, las cuevas Qüero decir a la mierda sopoftafme y no puedo no en este lugat que se llama mi cuetpo Quieto decr luz y veo rnutciáagos decir agua y caen de sa1 Quieto tenerte cetca como perro alcohol aire mat 11orar en tus pietnas y vaciarme hasta e1 Polvo pam volver -atena- al desieto mar de 1os cor zones que naufragan en su espeiismo.
Oda al comeleguas
Tomás Di Bella* a José Mantrel Di Beli Cro1eil| n Í et710fl0r¡.
Sí don José te hubieras detenido un poco antes de1 amaflecer en esa tu demente cateta hacra e1 abismo teirías iozano con tu palrllo fumarías abundzfl temente con tu café a sorbos y yo podda enseñarte mi verso así como si enviara cattas al matginado de la vida al de la ordla de la oudad en ese cercano derrumbe entre súcubos y arpías cruces y lamento
Ése es mi ..erso don José una colección de aullos algatabía ptecisa una reunión cle nar,zjazos heridas y piei. Pienso que verso éste no es nada una larga ausenclt un llanto en ia planicie fría un inesperado corre¡ sc¡bte la tundr¿ ura niña accidentada que destroza 'al acontecrmiento y es destrozado por la vida

+Eütar, ?o¿1¿, tfld,.t.r J núr;to, ttbotu n ./ Delstdlnútu d( E&tori¿l ¿e l¿ LIABC

dejándolo yermo e inerte verso sobre 1a rumorosay solitaria carretera
Es mi verso también donJosé unafiesta globos haciael cieio huyendo desaforados sin remedio y sobre la mesa cada verso es transparencia d e cewezay vaho barbacoay tonilia de comal efervescencia que bul1e entre nalgas y cogotes que apresuran el infierno hacia el edén o va de retro
DonJosé un manto es mi verso ahíyace el aroma y la frescura de nuestras hijas y en ellas el laberinto e interrogatorio de ¿por qué el amor y cuándo el odio? Torpe mi mano garabato hace queriendo asirlo apretarlo y fugaz e inalcansable elverso huye y se esfuma como en tu gesto en lahonda silu ea de,¡ntiz\n placer de sólo unos instantes iosúltimosdelinú¡ildía.
lJna mañana entre gritos y cocoos de gallina 1a abuela hurgando bajo su falda de plumas allá frente a 1a huena gritó ¡don José! yte asomaste para ver la lluvia. Habría, claro, derrumbes porque la montaña toda hosca se enfurruñaba con quejidos te llamaba enrrelta en misterio y nube

Ásí es mi verso. La humedad inspitada como alimcnto. Y es que para enftentatse al des¡lome de cse grgantc al porriente había que aspitarle e1 alma ése su olor a paridero de venado y cueva impreglada de pelambte y bufido coronada cori 1a demencial y momefltáoea apanción de 1a cordorniz atar,rada súbita de ttueno escenatio todo en tu mrtada
Lste que 1e digo verso don Jose suy-o es como si p( )sara a la , ,rilla rlel camino una foto
cletrás la gran planicic que angustiaba rgual que el mar peto más gtandc 1a ausencla y tafl sólo afettado al sombreto con 1a mrtada sobre 1as rocas estatuas de belleza de la mujet tertiblc del clespeñadeto inevitable dc ascendencia de su amor mineral
Ese verso don José al fin y ai cabo muy suyo tarnbién es parte de su plexo solar v c1e la intermrnable camlnata que iniciír cn la punta cntre la bruma sobre 1os pedregones y que hace pauta aquí entre el musgo apenas perceptrble.
Supücio

Soy un joven poeta envejecido porque las palabras me odian con 1a misma intensidad que yo las amo.
Arnante
Prefiero estar lejos de tr sumido en la búsqueda de alguien como tú que üvir contigo pefrsando que etes oüa.
José Antonio Pacheco May*
* Cird¿d & M¿nco, M,¡ia, D.F., a hano a El Colcgio & MíÁd.
Larisa azul
Del batir incesante de las hotas lacías que caefl sobre mi espalda, de l¿s tietras baldías que nublan mis pasos me alivia \a ,i,lsa aztd de tus labtados muslos.
Rescate de Ícaro
Jorge Ortegax
A paxir de ana pintwra del aúano Jalio l-array
La cintilación del vérugo en pátpados de la locuta purifica el bochorno creciente de 1a merma.
Auge de mates apacibles publica en égrdas de alatde 1a nobleza gaüem del suceso, polizonte que media¡do litorales, colude a un tiempo el esca4re y Ia llanura del nauftagro.
Babor de calibte pubescente, el tescatado pavonea sus atdbutos con énfasis indómito; pafie plaza. menezurdo el abolengo por la rambla eyacular que jetarquiza 1os alodios.
En cúpula de los hoteles dormita la ctcatra del viento, e1 boquete estnfalario que hospeda los topiezos de1 casanova.

*I'o,td ñ¿ituttu¿, etot dc diot libfts, e tt ¿Ia3 Cn^derno .añesi (Íiffi dn¿tu¡a CONACIJLT.4 t997). h?rofeer & ht lat ó ld Fa ha¿ de Cidt;¿s HtúM' u,1bc.

Ludiüna
Ya que en casa se delir¿ ¡¡¿ 1¿gedia de ventanas, goz .ver úas el almuerzo cubetazos de agua helada.
Marcha cuculat de pies descalzos teie en el mosaico presunción de girasoles, pináculo de flautas sectetas que descotchan la tarde con un gñto.
Acoprando entre labios una copla centenada, tepa débilmente por su aliento 1a noble agitación de 1os asuetos.
Espiga eI cuello para acuñar sobre mis pfupados sus dones de bailan¡ra rural, brincos cenitales entre los atos de fuego que el oio hace flotar cual inminencia de u¡ acto peligtoso, un pulso arremangado donde amortiguan las palpitaciones del sexo.
Tropelía de caricias humeantes la ruta a sus homb¡os cocinados. Aspaviento y ventolera, ella emerge del sueño en hélices de enjundia, 2¡i5161do ert las yir¡rdes de la danza los dominios de un lenguaje blasotado en la maestría de sus encomios.

Postal de las Ardenas
El verdor imparte sus amables beneficios cuaiando con espigas de amaranto la amplitud de la mimda. Vegetación de los misterios. Borbotón petrificado melldigando en arabales una pteñez de capullos incendiados.
La flotación de 1as ermitas dubita sedos montículos de plomo. Vale más hetetoma¡cia navideña cntzada de azores escarchados que sonrisa de mecánico tostando canti¡elas en cierto ta"ller de la comarca.
Fútil diapasón de teferencias que bien puede realzar dominios panorámicos o peinar con sinónrmos de bruma al país en sus facciones de acttarela.
Tier Tierua,
-{:geLla Tang*
f]l :: rnucho tiempo viví angusI Z :,acia. ofuscada. oerdida. rodea¡ ,n o" nermanas sotrcrtas pero -:::aces de comprender la soledad :: :la celda que únicamente pudo :::srruir mi cu1pa,
Pero esta tarde, tibia aún de 1os :=, osde un sol que comienza a perder¡e en el hor?onte y quizás la última :ue paso en esta tabla que me sirve de lecho, me siento acompañada más que nunca.
De mi celda llegan los gemidos insístente§, agudos, plañideros, de quienes ruegan ¡»r e1 eterno descanso de mi alma en los cor¡edores del claustro,
Mi memo¡ia no regisira hechos ce¡canos, mi razón de sero estar aquí. Errante sale porla pequeñaventana al pie de micama, para alcanza¡un tíempo y un lugardiferentes, desdibujados en el calo¡ sofocante de otra ta¡de de verano,
Huyo lejos de la oscuridad y el silencio que me aprisionan, escapan, do de sentimientos que ya me son extraños. Afuera. e1 sol deslinda 1as faltas propias y 1as ajenas. Pero aquí, sin más abrigo que un Cristo desnudo sob¡e los muros cenizos, blanqueados con cal, no hay pretextos, nohay excusas. Todas las culpas son mías.
Otra vez estoy sentadaala diest¡a de mi padre, f¡ente a 1os campos cubiertos del aroma espeso de la cosecha recién cortada. Plantíos de algodón segados de flor y fruto.
-arotdlnador¿ de Actlvldades Cultunles de la Escue¡a de Ingenlería, aABc, Tecate.
Apenas oigo su musitar grave, entre dientes, como si hablara para sí, como 1o hace siempre que me reprende, Su voz ronca habla de responsabilidades, de moral y buenas costumb¡es, de 1as que distingo a medias su significado.
Percibo a Io lejos. ia risa de mis helmanas y la voz de mi madre que incli¡ada sobre 1a máquina de coser, distraídamente me pide que tenga cuidado, confiada en que yo estoy con ellas.
Adivino a Mariana. dos años menor que yo y a Melisa, Ia última de mis he¡manas, tomarse de 1as manos y bajar al riachuelo que aún corría detrás de los terrenos del rancho de mis abuelos y del que se deshicieron mis padres después de 1a tragedia.
E¡ sólo ahora que me encuentro tan cerca de ellas que puedo recordar §us rasgos, sus ¡isas de entonces, sus gritos buscándome. Y yo sín poder retirarme sin la venia de mi padre, obligada a escucha¡ su ti¡ada, deseando que el rro se Ias tragara.
Durante años, sus rotros se me han presentado bo¡rosos, sus voces apagadas yoscuro el tono de sus vestídos recién estrenados,largos hasta el tc¡bi11o. tomados de una ilustración cuyo estampado se pegaba a sus cuerpos sirviéndoles de lodosa mordaja, mientras yo me perdía en los brazos de José Antonio.
Es sólo ahora que puedo deshacerme de mis culpas, cuando e1 tíempo convierte en supe¡fluos los recuerdos y Ia muerte hace innecesa¡ío el hábítoque he llevado todos estos años, tantos que apenas recuerdo que mi madre dejó de coser para mí, el día que murieron mis he¡manas. Y
f avler Martlnez Alarcón* ilustraciones: Ramón Villegas Madariaga

imbuidos todavía de la energía acumulada du¡ante los juegos del recreo. corderon a forma¡se en línea, De alguna forma se most¡aban más inquietos que de costumbre, su algarabía hacía pensa¡ al maestro -quien trataba de controlarlos-, gue algo inusitado había sucedido, sin embargo, consideró que no era el momento apropiado para avedguar1o. Revisó cuidadosamente que en fila estuvie¡an todos sus alumnos. de manera que prefirió imponer su autoridad y espera¡ a un momento de calma en el salón.
-iGua¡den silencíol -gritó-, prepárense para iniciar la marcha. Pe¡o los muchachos seguían inquietos y no dejaban de hacer comentarios entre ellos.
-Pro[esor ii¡o un chico-, durante el recreo vímos un rato resplandor que iluminó el patio, usted estaba en la di¡ección, de manera que seguro no se dio cuenta de ello.
-No quiero saber nada, todos a guardar silencio porque estamos perdiendo demasiado tiempo, entremos al sa1ón para inicia¡ 1a clase, Casi al unísono los jóvenes trataron de que el p¡ofesor hiciera caso a 1o que se le diio.
*Maestro en la Fa.ultad de I*¡echo de la UABC, Tl.luana. CoD este cuento obtuvo meaclón honorí(l.a e, el prtmer concurso de poesÍa, uento yensayo convocado por el Departamento de Actlvtdades Culiurales de la ÜABC.
-Es cierto profesor, es cierto, una de las posibilidades de la escuche por favor a Felipe que fue el desaparición de los dinosaurios fue prímero en darse cuenta, escúchelo el choque de un cometa con la por favor, porque en verdad, tene- Tierra, Hace muchos siglos de ello, mos miedo. pefo no estamos exentos para que El profesor sabía que habían visto suceda de nuevo. algo anormal, no menosprecÍó 1o La tercera ioven, yicell, les di1o, que decían, peto para discutÍrlo se -No podemos descartar la necesitaba estar en calma y dentro proximidad de una nave extntetresdel aula. Inició la marcha al f¡ente tre; desde hace muchos años de la fila y sus estudiantes 1o merodean el cíelo y se dice que siguieron, sin dejar sus comentarios. muchas personas los han visto. "Un fuerte resplandor" pensó Piensen en la fuerza que requiere un don ]usto, el profesor del grupo. "Si ovni para desplazarse de un lugar a todos 10 vieron no se tfata de una otro con velocidad supersónica. Si fantasía de Felipe, debo avisar a la alguno de ellos estaba estátfco dirección de la escuela para que el estudiando nuestra fo¡ma de vida, al personal de mantenimiento revise reiniciar su vuelo debió desprender las instalaciones eléctrÍcas, es tal cantidad de energía como para mucha la responsabilidad que producÍr el resplandor que vimos. tenemos sobre la seguridad de los , Se acercó a ellas hablándoles alumnos, si se produjo un corto Ramón, un muchacho tranquilo, circuito se debe arreglar de inmedía- tacitufno y descuidado. Sus calificato, sin que se provoque alarma". ciones no hablaban bien de é1, pero Tres iovencitas que formaban por alguna razón el profesor le ponía parte del grupo comentaban entre sÍ especial atención. las causas que pudieron haber
-No desca¡ten los avisos divinos producido el resplandor, que compañeras, la humanidad no ha también habían visto, Patricia - tenido un comportamÍento aiustado cuyos ojos crecían debido al cristal a las reglas de Dios, no hemos de sus anteoios- buscaba una escuchado sus palabras y cada vez explicación científica al fenómeno. más el hombre se aleja del camino -Seguro -di;o-, en el firmamen- del bien. Un rayo de luz, como el que to se produjo el choque de dos acabamos de ver puede ser una cuerpos siderales a miles de kilóme- señal de la ira del Señor, preocupét¡os de la atmósfera, sólo nos ha monos más por nosotros mismos llegado el resplandor de 1a energía buscando meiorar nuestro espíritu. que el choque produjo. Imagínense De inmediato se aleió para tomar ustedes la suete que hubiésemos su lugar en la fila y dejó a las tres corrído si alguno de esos cuerpos muchachas mirándose entre sí, llega a entrar en nuestra atmósfera; -Ramón está medio loco -aseveró se hubíera producido un verdadero Patricia-, siempre anda con ideas cataclismo. raras, creo que nosotras no tenemos
-Es cie(o -Silvia apoyó la nada que temer. somos muieres teoría-, acabamos de aprender que normales y nos comportamos bien,

de acuerdo con nuestra edad, por ello no creo que podamos ser ob;eto de un mensaje divino, Creo que Ramón debe prepafarse para ser sacerdote o cualquier otra clase de predicador, a lo mejor por eso 1o consÍente tanto el profe.
SÍlvÍa, por su parte hizo ver a sus compañeras que lo mejor era conocer a Ramón:
-es un chico especial, no tiene un comportamiento igual al de todos los estudiantes.
Yicell alcanzó a decirr
-Cfeo que Ramón es un exttate¡¡estre, Obsérvenlo bien. la forma de su cuerpo, medÍo enclenque y jorobado y el gran tamaño de sus ojos. Tuvo que callar, porque en ese momento entfaban al aula. era imperioso guardar silencio si no se quería recfbir una reprÍmenda del maestfo.
Don Justo encargó a Felipe que vigllara el orden del grupo, tenÍa que ausentafse momentáneamentei se dirigÍó a la direccfón del plantel en donde fue informado que el fenómeno ya había sido reportado, que fncluso ocasionó una movilización de las fuerzas de seguridad municipales, al ser reportado por los

vecinos, se había hecho una revisión minuciosa de las instalaciones del colegío y de los edificios circundantes y todo estaba en orden, El resplandor quedaba en e1 misterio Yice1l era una adolescente PreocuPada de sí misma; como era ProPio de su edad. con f¡ecuencia echaba a volar su imaginación, queriendo encontra¡ solución a sus problemas, que a su edad le parecían graves, como descubrir 1a verdad sob¡e los ovn is.
Ese día, al regreso de Ia escuela dejó presurosa su mochila a la entrada de la primera pieza de 1a casa. Sus padres y he¡manos le esperaban sentados al¡ededo¡ de Ia mesa para comer. Llegó hasta ellos y con un beso en la mejlla los saludó. Sin esperar 1a habitual pregunta de su padre sobre como 1e fue en la escuela les dijo a todosr
-sucedió algo muy raro en el colegio, Un enorme resplandor iluminó el patio du¡ante Ia hora de recreo, estoy muy emocionada, 1es aseguro que 1o van a decir en 1as noticias, a1gún p1ati11o volado¡ se acercó a nosotros y debemos esperar señales.
El padre, hombre ;oven, de carácter alegre y burlón pidió a Yicel1 que se sentara y comiela,
-Primero quítate el hambre que ya te está afectando el cerebro, después de comer te pones en contacto con tu extnte¡festre Y §i algún beneficio sacas de el1o, nos invítas, tus hermanos estarán encantados de acompañarte,
-Papá, por favor, 1o que digo es en sefio. Fue tan grande el resplandor, que te aseguro que 1o hubieses observado en cualquier 1ugar, todos 1o vimos y aunque el profesor no contestó cuando Felipe 1e comentó 1o sucedido, nada más por su expresión ¡»días darte cuenta que se preoculú. Por cierto, que el loco de Ramón salió con 1a tontería de que se trató de un
mensaje divino Para que aPrendiéramo§ a comPofiarno§.
-Quizá esa es la verdad de todo -iñterfidó 1a mamá-. cómo anda¡á su conciencia que ya siente "Pa§os en 1a azotea".
La joven terminó sus alimentos Y se dispuso a subír a su cua¡to, refugio seguro contra 1as c¡íticas familiares. En su rincón podía libremente medita¡ sus inquietudes, encontra¡ solución a todos los cuestionamíentos que día a día surgían sobre el universo. "Es tanto lo que ignoran mis padres -se decia a sí misma , que es casi imposible discutir 1os problemas que la vida moderna plantea a la humanidad. Los adultos están tan metidos en sus cosas, que no captan todo Io que está sucediendo a su alrededor. Algún día, cuando dejen a un lado sus preocupaciones cotidianas, podré platicar con e11os sob¡e todos los fenómenos que asomb¡an a muchos investigadores que ya dedican gran parte de su vida a estudiarlos".
-Mira 1a cara de boba que Pones cuando echas a volar tu mente a otros mundos -1e dijo su padre-, pon los pies en 1a tíerra y salte de ese mundo de fantasías que nada bueno te ha de dejar.
Yicell ya no quiso escuchar más, con franco disgusto apresuró sus pasos para llegar a su querido refugio; al pie de la escalera obsewó un objeto que brillaba con luz fosforescente, 10 tomó entte sus manos. Era, sin duda, algo extraño, nunca visto, parecía un frasco de cristal del que se desprendía una luz intermitente color azu1. remataba en un taÉn negro cofonado con una mancha blanca en la parte suPedo¡; su forma e¡a rara, Forzando 1a ímaginación podía Parecer un perrito cabezón, en posición de alerta,
Yicell se imaginó volando en el espacio. "Un ser extraterrestte deió
e1 objeto a1 pie de Ia escalera para ent¡af en comunicación conmigo; finalmente mis sueños se ¡ealízan". Presu¡osa subió a su recámara Para no ser interrumPida, se acomodó en el suelo poniendo frente. a sí su ha1lazgo, cerró los ojos, y aguardó en silencio. "P¡onto se dilo' recibiré el mensaje que abrirá para mí un mundo desconocido",
Comenzó a sentir sueño. Sus ojos se cerraban a pesar del esfuerzo para manLenerlos abiertos, Ia luz fos[orescente se fue difuminando. Cuando estaba a punto de apagarse, e1 tapón del objeto se abrió y una extrañ¿ voz le ordenó que entrara. Yicell no lo podia creer, no suPo si su tamaño se redujo o el objeto que tenía a la vista aumentó sus dimensiones. Sorprendida comprobó que podía introducirse sin problemas por 1a boca de1 ob;eto.
"iQué mas dal, no es el momento de titubeosr debe tratarse de un ovni que captó telepáticamente mi deseo de encont¡arme con un ser extraterrest¡e. jseguro que me atfevol".
Su movimiento caute]oso mani' festaba su temor. Ahuyentaba de su mente cualquier otra posibiiidad distinta al ovni, 1a invitación a entrar era un franc¿, que no podÍa implicar peligro alguno.
"Pero, no puedo descartat una sorpresa, refl exionó, ¿Será colrecto escudriñar en Io desconocido?"
Mientras pensaba en todo e§to, continuaba su camino hacia e1 objeto, se dispuso a entrar y Para darse valor dijo en voz alta, "lno tengo nada que temer, con seguridad esto es un §ueño1",
E1 interior de1 ob;eto estaba acolchonado, una mullida capa de algodón cubría sus paredes y estaba claramente dividido en franjas negras y amarillas. Una sensación de comodidad ínundaba el cuerpo de Ia joven, todos los temores desaparecie' ron; decidió acomodarse Y esPerar.

Revisó detenidamente el lugar, en re¿lidad no le e¡a extraño. sus recuerdos 1e llevaron imágenes de todo un mundo conocido, algo 1e ¡eco¡daba e1 ento¡noi de pronto recapacitó "ioh, ma¡avil1a, es increíble, estoy dentro de una oruga, en ve¡dad no entiendo. iUna nave espacial en forma de gusano?, iimposible!, cada vez me convenzo de que sólo se t¡ata de un sueño",
-¿Qué te pasa Yicel1, estás sorprendida?
Escuchó una voz sin saber de dónde provenía.
-¿Estás dispuesta a emprender una aventura?
Ya viste -{ontestó Ia niña-. no me atemorizo fácilmente: he entrado a tu mundo y te escucho a pesar de no verte. Hace tiempo que he deseado este momento, y ahora espero un fabuloso viaje sideral. Pero antes, quisiera conoce¡te, me sentiría más segura si te muestras tal como eres, -Paciencia niña, paciencia, no dejes que tu imagínación coIfa tan de prisa, no sabes siquiera dónde
estás y ya imaginas un yiaje sideral, te aseguro que algo más impo¡tante te esPefa.
Bueno, si así ha de ser, pe¡o ya no me ha6ias esperar, ide qué se trata?
De pronto frente a elia, como en un¡ e10'me panulla c,nemrtogra[i. ca, se presentó una figura macilenta, descarnada y flaca de un niño de escasa edad quien con voz casi inaudible le preguntó,
-iSabes quién soy y de dónde vengo?
Yicell pensó un poco, echó a andar Ia maquinaria de sus ¡ecue¡dos y pronto exclamó;
-iYo te conozco!. te he Yisto en algunas lotografías que nos fueron presentadas en la escuela. Eres un niño tarahuma¡a, nos han dicho que tu pueblo tiene hambre, que 1os níños son presa de enfermedades que no pueden atenderse por falta de médicos y de medicínas. Ayer p¡ecisamente nuestro grupo inició una colecta para enviarles ayuda. Pero, dime, ipor qué apareces en este viaje?
-Hace muchos años que aguardamos. Es inúti1, nunca llega isabes en realídad 1o que esperamos? iNol -se contestó a sí mismo-. nadie lo sabe, o quizá no quie¡en saberlo. Somos un pueblo olvidado, nos falta educación, nadie se percata de que somos impofiantes, mandan a veces paliativos a nuestra mise¡ía, con ello tranquilizan su conciencia, pero esas acciones no son suficienres; inecesitamos ser reincorporados a1género humanol
La imagen se fue difumínando, un nudo presionaba la garganta de Yice1l y no se percató del cambio. De pronto, en esa gigante pantalla apareció un frondoso bosque, todo se ínundó de un aroma a yerba, los trinos de las aves llenaban el espacio, de á¡bol en árbol revoloteaban cientos de bellas ma¡iposas matiza-
das en oro y negro, ai centro, un arfoyo cristalino cuyas aguas corrían plácidamente y completaban el ambiente con su arrullo.
Cuando ¡nás confortable estaba Yicell, e1 fuerte resplandor de un rayo intenso la cegó r-nomentánea' mente; cuando pudo regresar su vista a 1a pantalla, obsewó sorprendida, Los árboles que antes parecían frondoso¡, ahora e¡an troncos secos que yacían como saldo patético de un campo de batalia. Testigos de tan desolador panorama, revoloteaban buscando cuatro mariposas con deseperación el ot¡o¡a cómodo hábitat, en e1que, en su¡nigracÍón, encontraban su espacio reproductor, El arroyo de aguas cristalinas e¡a ahora casi un charco de aguas. estancadas, pestilentes, espesas, y en su o¡illa, abandonado, e1 solitario esqueleto de un venado, -tQué ha pasado? -preguntó Yicell a la voz de un ser que no veía. lDónde ha quedado esa imagen confortable y refrescante?
*La imagen anterior -respondió su interlocutor-, es sólo un recue¡do, 1o que ahora contemplas es la tierra que ha sufrido 1os embates de 1a avaricia humana, Es necesario -se decía-, explota¡ la natu¡aleza en busca de nuest¡a supervivencia, Algunas voces se han levantado para alertar 1os efectos de esa desmedida explotación, el mensaje conmueve a quienes 1o escuchaban, pe¡o no es a quienes iba dirigido. otros, en aras de1 descanso, provocaron grandes incendios que arrasaron con 1a vegetación que daba vida a la tierra; e1 ciclo alimenticio se rompió, y poco a poco fueron desapareciendo 1as especies de Ia ma¡avillosa fauna que antes habitaba el orbe, y 1a descuídada industrialización, el deso¡denado crecimiento de 1a población urbana fue poco a poco contaminando e1 agua, componente vital para los seres vivos.
No quiero abundar en detalles -di1o la voz-, esto que observas horrorizada, es lo que queda de tu planeta Tierra.
Con gran esfuerzo Yicell pudo ahogar un grito de angustia, la imagen que veía desapareció y quedó sólo un espeio en el que reflejaba su rostro, sus oios cegados por e1 llanto apenas le permitían ver mas allá de su figura, se llevó las manos a la cara y en busca de sí mísma quiso convencerse de que todo era un sueño-.
Yicell quedó sola con sus pensamientos, fecordó aquel poema que una vez leyó en un manuscrito de uno de sus ántepasados refiriéndose a una tigresa que a su cachorro aconseJabar
El hombre que vi yo leios, es el ser más corrompido, a tu padre lo ha matado a pesar de su bravura por haberlo traicionado en medio de la espesura, No só1o el padre de ustedes
Ha muerto así entre sus redes.
El hombre entre sí se mata
Con barbaridad insensata. Y se ametralla a los níños
A pesar de sus cariños, Y se arrasa a un pueblo entero
Con placer de camicero,
"iNo puede ser! -pensó la niña-, en la vida del hombre hay esperanza, aun podemos reaccionar. SÍ despierto de esta pesadilla podré hacer un llamado al mundo. iEscúchenme, oigan el grito de [a naturaleza, reciban 1a angustia de la Tielra. El mundo es vida. no nos abandonemos al desastrel".
-No te hagas ilustones -tespondfó la voz-, muchos antes que tú, lo intentaron, y su clamor cayó como semilla en el desierto. no les hicie¡on caso, lo que hoy has visto

es tu Tierra, o meior dicho, lo que de ella queda,
La necesidad de liberarse de las fue¡tes emociones a que estaba siendo sometida, provocó en la niña una reacción violenta que le llevó a escapar de aquel ob¡eto, en el que ya se sentia apdsionada; sin medita¡ en su ¡ealidad, de prÍsa, salió del obieto, abandonó su cuarto y bajó al piso inferior,
La mad¡e de Yicell estaba ocupada repasando las tareas escolares con los hermanos menores de Ia;oven. Se acercó a ella con las manos temblorosas y un frío sudor que pe aba su frente.
-Madre -le dijo con vos entrecortada-, es necesario que me escuches, hoy me han sucedido muchas cosas ra¡as, estoy atemorizada, sé que estás muy ocupada, pero hoy reclamo tu atención, no puedes dejarme sola con mi angustía.
Ante e1 reclamo de su hi1a, 1a mamá volteó a verla y a1 notarla pálida y sudorosa, se levantó, la tomó de la mano y la l1evó a un sillón donde se acomodó ¡unto a ella.
-¿Qué te pasa? *preguntó la madre-, algo comiste y te hizo daño, estás bañada en sudor, pero no
tienes calentura -aseguró posando la palma de su mano sobre la frente de Yicell. ¡Cálmate, procura tranquilizarte y cuéntame porqué estás asustadal
-Te aseguro madre -contestó la ioven-, que no me estoy volviendo loca, cuando llegué de la escuela tú y mi papá me ignoraron. jamás pensaron que algo grave pudo haber pasado en la escuela, todos mis compañeros estaban preocupados por el raro resplandor que vimos en el cielor el maestro no hizo caso a 1o que le decíamos y llegué aquí esperando ser escuchada por ustedes, tampo(o me quisieron oir. Hiia -respondió-, tienes razón en tus reclamos, pefo a veces tu padre y yo creemos que tienes la mente muy creativa, influenciada por programas y lecturas en las que te embebes, a1 grado que te aíslas de todos. Para tu tranquilidad, en las noticias acaban de hacer una reseña del fenómeno que te preocupa; no pueden determinar con seguridad su origen, pero e1 comentadsta dijo que no hay razón de preocupación, las autoridades están investigando y aseguran que todo tiene una explicación lógica.
-Pefo seguimos en la misma -interrumpÍó Yicell-, aparecen y desaparecen obietos voladores en el cielo, se toman fotografías y videos que parecen reales, y las autoridades se mantienen en silencio, cada vez es más sospechoso. Aún hay máscontinuó-. en mi cuarto acabo de suf¡ir una experiencia angustiosa, creo que estuve en comunÍcación con un extraterrestre que me invitó a entrar en una extraña nave. Adentro me most¡ó imágenes terribles sobre nuestra realidad.
-Confirmo lo que antes te dije *replicó la madre-, es necesario que cambies tus lecturas y dediques tu tiempo a cosas más constructivas, estás inmefsa en un mundo que no

es el tuyo, vive tu realidad, pon atención a 10 que te rodea y podrás percatarte de que hay muchos temas donde podrás ocupar tu inteligencia. En este mundo existen muchas cosas sin resolver y que se 1es debe dedicar más tiempo.
Madre e hi;a se levantaron dando por terminada 1a conversación, y volvíeron cada una a sus preocupaciones. Yicell salió a la calle, aspiró con fuerza para quita¡se el embotamiento que sentía en la cabeza, frotó sus ojos y se quedó viendo en lontananza-
Habíallovido, e1 aire era fresco y húmedo, al fondo e1 paisaje remataba en una cadena de colinasr de una de ellas surgió maravilloso el espectáculo.multicolor del a¡co i¡is, vo1átil, intangible, etéreo.
-Hermosa tarde -le dilo un anciano que estaba sentado a la oril1a de 1a banqueta.
No dejaron de impresionar a Yice11 su luenga y blanca barba, la tez acartonada y los ojos secos, sin brillo, pero su educación 1e fozó a esconder la sorpresa y gentilmente contestó:
-Buenas tardes caballe¡o, con todo respeto yo diría hermosa Tierra; si usted conociera el sueño del que acabo de despertar, me entendería, aunque la verdad no sé si fue pesadilla o realidad, pero e1 caso es que esa expedencia me permite hoy gozar intensamente este paisaie matizado por el arco irís.
-Es posible -dijo el anciano-, que el sueño que tú dices no 1o fue¡a. a veces se nos dificulta separar la realidad de Ia fantasía, pero creo importante remarcar que se trata de una bel1a tarde, ya que cada vez son más escasas. En 1as colinas que tienes a tu espalda, en lugar de arco iris hay una nube negra, provocada por el descuido de los homb¡es. e1 aire tontaminado coloca ya al arco iris en Ia clasífica-
ción de fenómeno en peligro de extinción. Algún día, eso espe¡o, seres de otros mundos llegarán hasta nosotros para educarnos, Ojalá y sea pronto porque esa he¡mosa Tierra a la que tú te refieres, nos la hemos acabado.
-iQuién es usted, por qué habla con tanto pesímismo? -1a joven respondió airada. -Efectivamente, no puedo definir si lo que acabo de experímentar es só1o un sueño o algún ser ext¡añó me puso frente a mis fantasías extraterrestres para reflexionar sobre lo que aqui tenemos, La Tierra es hermosa, pero sin duda mucho ha hecho e1 hombre por destruirla bajo el pretexto del progreso, pero estoy convencida de que aún hay esperanza, este arco iris se me ha presentado en forma providencial, me hace ¡ecordar mis cuentos infantiles en 1os que se decía que a su final había un tesoro, estoy segura que existe, es cosa nada más de saber encontrarlo,
-Me has preguntado quién soy, me extraña que tu imaginación no te 1o haya revelado. Soy el tiempo, 1o cargo en mis hombros, es fácil constatarlo, mi anciana joroba es el documento más fehaciente de la historia del homb¡e, basta que te acerque a mi espalda pala convencerte de que no hay esperanza, He recorrido todos los caminos, escudriñé en los tiempos, y el hombre no cambia a pesar de sus más negras experiencias. Te aseguro muchachita, que e1 ser humano es el único ser vivo en el uníverso que se tropieza más de dos veces con la misma piedra, y siempre encuentra excusas. Piensa en Aníbal, Atila, Napoleón, Hitler, para no mencionarte más que a cuat¡o de e11os. En estos tiempos la barba¡ie asola a 1os pueblos, pretextos políticos les lustifica matar a miles de:nocentes que njngún interés tienen en sus ideales. Y se metralla a los niños con placer de carnicero.
Por un momento Yicell guardó silencio. Lo que el hombre 1e decía era cierto, cuántas calamidades había tenido que soportar la humanidad por culpa de1 hombre mismo; nada más por refutar, casi en susurro dilo,
-Usted hace referencia a1 hombre como género, pero en sus ejemplos sólo ve hombres, difícilmente podrá usted mencionar a una mujer que haya causado tantos ma1es.
-No olvides --<ontestó el anciano-, que detrás de cada "gran" hombre siempre hay una "gran" mujer, que seguro por satisfacción egoista, alimenta la ambición de su pareja. Adán no pecó solo, su instigadora fue Eva.
*Dejemos eso -contestó 1a joven*, insisto que debemos olvida¡nos del fenómeno ovni y todo 1o que de ello se desp¡enda, se ha hecho todo un programa mundial de aficjonados para tratar de descubrir su secreto, pasan y pasan los años y cada vez se cae más en especulaciones, ho¡as de costo por televisión se ha dedicado a su análisis y nunca se llega a nada concreto, ¿No le parece a usted un desperdicio de tiempo y dinero? icuánto se Eadria a\anzar en programas de protección de la naturaleza si ese dinero se dedicara a ellol
-Niña, escúchame bien, no es posible de pronto cambiar la natu¡aleza humana. El hombre siempre ha sido dominado por sus malos sentimientos, o por lo menos por 1os de aquél1os que en el curso de la historia los ha dominado. Hace ur momento hablé de la destrucción del hombre por el hombre, recuerda Hiroshima y Nagasaki, tan sólo por mencíonarte las más devastadoras. iFue necesario acabar con tantas vidas? Siempre hay un pretexto, se nos dice que esos actos bárbaros dieron fin a una guerra mundial, que
su prolongación hubiera costado más pérdidas humanas, aunque creo que es 1o que menos 1es imPortaba, en ¡ealidad e¡a e1 costo económico Io que preocupaba a los contendientes.
En la vida sobran los ejemPlos. En aras de 1a economía regida Por e1 petró1eo, se promovió 1a famosa tormenta del desierto, que con ataques masivo6 a las Poblaciones enemigas pretendía quitar de en medio a otro desquiciado que todavía gobierna Irak, los hechos demuestran que e1 inte¡és era só1o el dinero, conseguido el pro¡Ésito dejaron en paz a Hussein, Traigo a colación este ú1timo pasaje, porque una de las a¡mas utilizadas por Hussein fue 1a ecológica. Incendió pozos petroleros y der¡amó eI producto hacia el ma¡. Reco¡darás con tristeza la imagen de una gaviota cubierta de petróleo posada en una roca junto al mar, Yicell, sentía 1a necesidad de luchar cont¡a 1os argumentos de1 anciano, no podía ignorar Ia ve¡dad de lo que éste 1e decía, pero no lo podía aceptar como verdad absoluta; a su temprana edad, plena de ilusiones, con toda 1a energía positiva de su adolescencia. buscó las respuestas al anciano; -El homb¡e no es el lobo de1 hombre -le di;o. Ilaga un recorrido mental por 1a historia y podrá comprobar todo lo contrario; el hombre es 1a esperanza del hombre usted mencionó usted personaies que están en la historia por su ambición que los llevó a Ia conquista armada de pueblos enteros y ¡esaltó atentados contra Ia humanidad y 1a naturaleza, yo puedo agregar casos que fustigan aI hombre en a¡as de1 dinero o las ideologías, me refiero a1 narcotráfico y al terrorismo, pero todo e11o no iustifica su pesimismo. Ma1 porta el nombre del tiempo. Su misma figura
es la más clara manifestación de lo negativo, le aseguro que a1 final de1 arco iris está otro anciano como usted, pero con brillo en sus ojos y su cafa, con una sonrisa que invita a1 optimismo, Usted representa al tiempo muerto, debe haber alguien que represente e1 Porvenit que tenemos que enffentat con saPiencia y la convicción de que 1a raza humana sobrevivi¡á como hasta aho¡a 1o ha hecho a cada una de 1ascalamidades a las que se ha enfrentado. E1 homb¡e forma parte de la naturaleza, y ésta es manifestación de equilibrío.
Yicell ya no quiso seguir 1a conversación con aquel ancíano que le producía malestar espiritual. Cada vez más se convencía de su futuro como parte del género humano, Entró a su casa donde sus hermanos se preparaban para realizar 1as tareas escolares. RaúI. seis años menor que e11a le dilot
-iDe dónde vienes? Te mostra' bas preocupada cuando saliste hace raro. Te hablé, no me hiciste casor me gustaría que me platicaras sobre el resplandor que viste en 1a escuela, oí que se lo platicaste a mis papás. jCreo que estás demasiado pequeño para entender todo lo que me está pasando, los adultos no me atienden porque creen que se trata de fantasías de adolescente; pero dime, ¿tú qué sabes de 1a conservacíón de1 planeta, o de su destrucción por el hombre?
-Últimamente he estado estudiando en Ia escuela todo lo que se refiere a los sefes vivos, unos dependen de otros en una cadena alimenticia que se regresa finalmente a la Tiern. Creo que todo muestra un equilibrio sorprendente. Un ser tan pequeño como un gusano o una bactería eE tan esencial para ese ciclo vital del que depende 1a conservación de 1a vida en 1a tierra, nada sobra.

Cada una de 1as regiones ecológicas del mundo tiene su propio equilibrio -continuó diciendo Raúl-, en el desie¡to, por ejemPlo, viven só1o animales que resisten la§ condiciones del clima, muy frío o muy caliente, y además pueden comer las plantas propias del desierto, generalmente de corteza gruesa y cubíerta de esPinas, En e§te medio como en la se1va, la tierra se ingenia para alimentar a los que viven en e11a, -Eso es 1o que dicen los lib¡os escolares, pero el hombre a veces es desequilibrante, acabo de soña¡ cosas tan terribles en relación con la naturaleza -{onte6tó Yice1l-, en mis sueños he visto paraie§ totalmente destruidos por Ia influencia del hombre; te advie¡to que no soy pesimista, creo que estamos a tiempo de hacer a1go, pero no deja de ser preocupante sentir a tu alrededo¡ e1 ambiente contamínado, cada vez más peligroso para 1a vida en 1a Tierra, -Te aseguro que nada está perdido, es de llamar la atención. si escuchas las noticias alarmantes, para adultos, terminarías escondida en algún rincón de un bosque o de
una selva, tal parece que en algunas ciudades es ya necesafio salir con tanques de oxígeno para poder respifar; quizás sea ciefto, pero en las notfcias dedicadas a los niños te muestran el lado amable de la vida; acabo de escuchar en la televisión que se ha inventado una gran torre, que colocada en lugares donde opera una fábrica, absorbe y filtra el aire, pudficándolo. No seas pesimista, muchos hombres estudían, se preparan e investigan para mejofaf nuestro medio ambiente.
-Tienes razón ahora me doy cuenta que ya no eres tan pequeño, tus palabras me alientan y hacen contrapeso a influencias negativas que durante eI día de hoy he expefimentado.
-El hombre es la esperanza de1 hombre -continuó Yicell-, no es posible ignorar la existencia de Sócrates, Platón, Pericles, Pasteur, Hediesen, Sartfe, para mencionar sólo un pequeño número de hombres que mucho han hecho por la humanfdad, Se ace¡có a su he¡mano, 1o abrazó y le dio un beso en la mejilla.

-iMuchas gracias, no tienes idea de como me he reconciliado conmigo misma, Raúl se 1e quedó viendo extrañado, se concretó a levantar los hombros y se puso a leer su libro de biología.
La joven, por su parte, salió otra vez de su casa, tomó una bicicleta y baio las caricias del afre f¡esco tomó camino hacia la playa. Al llegar, se quitó 1os zapatos para sentir la mullida sensación de la arena, llegó hasta [a orilla y se sentó despreocupadamente, la suavidad de las olas acaríciaba sus pies en un lento y monótono vaivén, cuyo rumor tranquilizaba su pensamiento. Contemplaba 1a serenidad del azul infinito en el que se conjuntaban e1 mar y el cielo. Creyéndose sola, en voz alta se diio; "tipara que resalte 1o blanco se inventó lo negro, el mal tiene que existir pafa que aprecÍemos en su iusta dimensión 1o bueno, el género humano ha subsistido durante siglosl"
Tan absofta en sus pensamientos estaba que no se dio cuenta de que a su lado se ace¡có una bellísima criatura, pequeñita, de ojos azules y rizos doradosr parecía surgida del paisaje que en el mar ret¡ataba la cabellera rubia del sol.
-Me llamo Paola -le di¡o-, vengo con f¡ecuencia a este rincón de 1a playa porque me deja sentir en toda su Íntensidad Ia armonía del fírmamento. Aquí te puedes convencer de que formamos parte de un todor mira a 1o lejos cómo se unen el mar y el cíelo. De noche esto se convierte en un espejo en el que se reflejan las est¡ellas, somos un todo con el todo. ¿Has visto alguna vez el desfile de ballenas? -preguntó la niña.
-Mucho he oído sob¡e ese maravílloso espectáculo, hasta donde sé, se trata de una migración anual que estos cetáceos hacen para
llegar a un lugar tranquilo en Baia california Sur, donde la naturaleza los ¡ecibe en un ambiente tranquilo que propicia su reproducción.
-No sólo eso -respondió Paola-, aquí sentada podrás observa¡ su paso hacia el sur buscando ese refugio, o hacia el norte para volver a su hábitat natural. Pero muy al norte sufren la persecución de botes balleneros, que las cazan para aprovechar su piel y su aceite; quizá se tratara de un fenómeno natural en una etapa de la cadena alimenticia, pero la forma que utihzan para matarlas es aberrante y primÍti!á, cuando se observa al hombre actuando tan irracionalmente. surgen sentimientos de repulsión a 1a humanidad entera, es increlble que en ocasiones el hombre parezca e1 ser más abominable de los seres vivos.
-Creo que esa conducta humana se presenta ya como verdade¡a excepción, son unos cuantos los que así actúan, y contra ellos reacciona airada e1 ¡esto de lahumanidad. No es posible que unos cuantos puedan hacer tanto daño sin que los demás hagan algo para evitarlo,
-Mira a tu izquierda -dijo 1a niña-, observa bien ese montículo que sobresale de la arena y todo lo que pasa a su alrededor.
Las dos quedaron quietas y en silencio, eran ellas las única que estaban en la playa. De pronto, a 10 lejos apareció la figura de un hombre que poco a poco se acercaba, traía un gfan canasto en 1os brazos y con frecuencÍa se ponía en cuclíllas y algo depositaba en el cesto. Finalmente llegó a1 montículo, se arrodilló y con cuidado comenzó a retiraf arena con sus manos, de 1a excavación sacó con cuidado unos huevecÍllos de blanda cubierta. Contempló el contenido del canasto, con un fuerte resoplido manifestó su contento, el cesto estaba lleno,
-isabes qué ha hecho ese hombre? -preguntó Paola.
-No, 1a verdad que só1o he observado que llenaba su canasto de huevos. pero no entiendo el signtficado que quieres dar a esta conducta.
-Debe¡ías informarte más Jiio Ia niña, La tortuga de mar es un precioso ser en peljgro de extinción, su rica carne hace de ella no só1o un suculento manjar, sino que se dice que es un reconstituyente formidab1e, inclusive hay quÍen bebe su sangre para fortalecer su organísmo, y sus huevecillos son apreciados tamblén como alimento, que se busca más por exótico que por sus verdaderas cualidades, que desde luego 1as tiene, pero que pueden ser sustituidas por otros alimentos,
-Pe¡o el hecho de que e1 hombre busque ese alimento no constituye nada anormal. dentro de 1a cadena alimenticia, el homb¡e es omnívoro y se alimenta de todas ias demás especies con 1as que convive,
-La natu¡aleza se comPorta sabiamente diio Paola, todo es equilibrio, pero a veces el hombre 1o rompe al realizar una explotación desmedida. Eso ha pasado con la tortuga de mar, ya está prohibida su captura, pero subsiste el robo de sus huevos, es necesa¡io Protegerla Para que no se pierda su especíe. Mira bien, hay más montícu1os en 1a playa, de ellos salen decenas de pequeñas tortugas que a1 romper el huevo tienen que hacer un angustioso ¡ecor¡ido hacia el ma¡, en su camino son presa de aves marina§ que 1as toman de alimento, de manera que son pocas 1as que sobreviven esta exPeriencia, Y al llegar a1 mar, son ob;eto de1 ataque de peces mayores, todo e§to está calculado en e1 equilib¡io natu¡al, só1o algunas se salvan para vivir por muchos años, pero si a ello agregas la depredación del hombre, el resultado es 1a extinción de 1a
especie, y eso pasa con multitud de animales que no ¡esisten 1a ínadecuada explotación.
-lo que me dices es desalenta' dor -le di¡o Yice1l-, pa¡ece que en una o en otra forma el homb¡e es el desequfibrante de ias fuerzas naturales, y no podemos terminar con los actos de babarie contra todo 1o vivo. Pero esto ha sido desde siempre. Desde que el hombre aparece en 1a Tierra, ta1 parece que el se¡ humano es el depredador más peligroso, pues atenta inclu§o contra sí mismo. El viejo tiempo insistió en decírmelo, me resistí a su Pesir,nismo, y ahora vienes tú, tan pequeña y tañ bella a t¡atar de abatif mi résistencia.
-No me tomes a ma1-dijo Paola-, no trato de se¡ heraldo de catástrofes naturales, hoy te has enf¡entado a una serie de experiencias que te han hecho reflexionar sob¡e el destino humano, tu adolescencia es e1 símbolo de la fuerza, de1 ímpetu vivificador que debe enfrentarse a todo 1o que amenaza 1a eústencia de la vid¿ en el planeta. Es la juventud 1a que debe ena¡bolar e1 estandarte de la vída y a brazo partido luchar contra todo aquello que nuestros mayores no pudieron o no quisieron entender, que percibieron y anticiparon pero sin la fuerza y convicción necesaria§ Pafa superar todo lo negativo que se ha acumulado en e1 tiempo, aquello que el anciano lleva en su vieja joroba.
No es la mera contemplación la que va a conservar esta maravilla, hoy has sido testigo de algunas de las calamidades que ha provocado el hombre irresponsablemente, ContÉ esa fue¡za destructiva ya se levantan voces airadas en defensa de este mundo, que no fue creado só1o para el hombre, pero de la que es parte integral de su equilibrio Y de su armonía. Só1o la acción firme de 1os

jóvenes, forjará una tierra de esperanza, Dices bien, 1a Tierra e§ vida, por eso estamos obligados a protegerla. Tú eres la fuerza Y Yo 1a esperanza, juntas llegaremos al final del a¡co i¡is donde encontraremos el tesoro de la vida, juntas podremos lanzar un nuevo gritor ¡tierra, Tierrat. como Io hizo Colón al descub¡ir un nuevo mundo.
EI sol se ocultó t¡as unas nubes matizando e1 horizonte con b¡illantes a¡reboles, y en semicírcu1o se dibujó el arco iris. La joven y la níña, tomadas de la mano son¡eían, contemplaban el milagro que tenían a 1a vista.
-iNo está todo perdidot -di1o Yicell-, la humanidad es Parte de eEe armonioso equilibrio, 1a naturaleza ha sido siempre 1a maestra de1 hombre quien a través de 1os tiempos le ha brindado 1a pleitesía, unos cuantos irresponsables no pueden destruir esa maravilla, 1a tierra es vida y generosa, a1ímenta nue6tros esPíritus Para ver el futuro con optimismo. Tienes ¡azón, un nuevo mundo está ftente a nosotros, un mundo pieno de Iuz y de optimismo; no se va a dar gntis, Pelo está en nuest¡as manos el lograrlo; dame la mano y gritemos juntas iTierra, Tierral Y
foal,r,tn túh ,o
(fiagmento)

Virginia Hernández
Ilustraciones: Laura Castanedo
Personajes: Filibe¡to, Gaudencio, Cleo, La mesera, Cliente y Don Toño
ESCENA I
@nSanbom's- Es denoche- En unamesa, el Cliefit? cena. Llev6 tl ttdje oscuro nada caro y un portafolios de irnitaciónliiliberto, Goudencío y Cleo entran al lugor- Gaudencio y Cleo muy pasados de peso)-
GAUDENCIO: Casi no hay nadie.
FILIBERTO: ¿Dónde nos se¡tamos?
CLEO: (Apuntando a una mesa) En aquella. (Llegan y se sientan- Pausa) Oigan, mejor nos sentamos en otro sitio, ¿no? Estas sillas están muy bajas.
FILIBERTO: ¿Dónde quieres?
CLEO: Alla.rSpsiertan? w¡o me\a Junto a! C liente ¡ É*a está más cómoda, ¿no creen?
GAUDENCIO: Tengo hambre.
FILIBERTO: ¿Qué vamos a pedir?
CLEO: A mi se me antojan unas enchiladas, pero acabo de reempczar ia dicta. Mcjor no.
GAUDENCIO: Yo no sé a quó venimos aqui. Nunca hal nada de lo que pido
FILIBERTO: (Dir¡gi¿,tdose d la lleJe¡d). ,Señon¡a:
LA MESERA: (prre está lintpiando otra nrera). iUn monlentol
CLEO: ¿Oye, todaía tendrán el menú especrall
FILIBERTO: ¿Cuál?
CLEO: Uno que sacaron en promoción Ce bajas calorias. Puedes comer hasta hamburguesas. pero sin nada de grasa y con pan i11tegral.
GAUDENCIO: (Observando al Cliente). ¿Oigan. qué está comiendo ese señor? Se Ye rico.
FILIBERTO: Un omelette. ¿¡o?
CLEO: ;Que ocurrencial Para hue!o.. cn mi casa
GAUDENCIO: Creo que tiene champiñones, ¿estará rico?
FILIBERTO: Si, una vez lo pedí, es con champiñones, cebolla y chile en rajas.
CLEO: Pero la torta la liien y iucgo le ponen queso fundido... Es dernasiada grasa.
(La l,lesera se acerca y les eliende el filenú).
LA MESERA: Buelas noohes. En cuanto estén listos me llaman.
FILIBERTO. Si. gracras.
LA MESERA: ¿Desean algo de tomar? ¿Algún aperitivo?
CLEO: ¿Qué tiene?
LA MESERA: (Enumerando rápidan¿rre). Aguas, refrescos, cervezas, café, jugos, bebidas preparadas...
GAUDENCIO: ¿Qué marca de cerveza?
LA MESERA: Bohemia, Tecate, Corona...
GAUDENCIO: ¡No tieoa Lager'l
LA MESER : Creo que ¡o, déjeme ver, ahorita le digo.
FILIBERTO: A mí tráigame un jugo.
LA MESERA: De naranja, toronja, jitomate...
FILIBERTO: De naranja.
LA MESERA: Muy bien. (,4 C,/eo). ¿Y usted?
CLEO: Qu,ero ir al baño.
LA MESDRA: Subiendo las escaleras, a mano derecha.
CLEO: Si, ya sé.
LA MESERA: ¿Le sirvo algo?
CLEO: No. (Se levanta). Mejor ahorita que regrese yo le digo. (Sa le).
(La \.lesera se retira. Galdencio y Filibe o reisan el menú).
GAUDENCIO: Ya ves, te dije qr-re nunca hay nada. Do seguro no van a teÍer Lager. (Paasa) ¿Qué habrá de sopa del dia?
FILIBERTO: No sé. Ahorita preguntamos. La sopa de tortilla es mi preferida.
GAUDENCIO: El consomé de pollo tiene menos grasa, ¿no?
FTLIBERTO: El especial Io sirven oon aguacate.
GAUDENCIOT No, mejor algo más ligero.
(Lo Mesera se acerca).
LA MDSERA: No tenemos Lager ¿l,e lraigo Bohemia?
(Llega Cleo).
CLEO. (Sentándose) Deberías de pedtr Tecate light.
GAUDENCIO: ¿Y de verdad tiene menos calorias?
CLEO: Si, como la mitad.
FILIBERTO: Pero sabe a rayos.
CLEO: Es cuestión de que te acostumbres al sabor. Mira, yo antes tomaba el café con azficar, pero desde que estoy en el gimnasio, cambié a Nrta sweet Al principio sabe raro, pero ahora ya no soporto el azúcar normal, Ia siento muy dulce.
LA MESERA: ¿Lo traigo otra marca?
GAUDENCIO: ¿Tiene Teeale light?

LA MESERA: (Desesperada). No. No la manejamos.
CLEO: Mejor pide una limonada sin azúcar. El limón quema 1a grasa.
GAUDENCIO: Tráigame una limonada s\n azircaL (Tratando de set s¡t rpálico). Es que estamos a dieta.
LA MESERA. tLos ñiro. Pausa). Aji\.
CLEO: Pa¡a mí un té helado sin azúcar.
GAUDENCIO: Crei que ibas a pedir limorada.
CLEO: ¡Ay, no, el limón me inita el estómagol
LA MESERA: ¿Ya se decidieron?
FILIBERTO: A mí tráigame unas enchiladas suizas.
LA MESER : Muy bien. ( ,4 Gaudencio). ¿Y para usted?
CLEO: (l Filiberto). ¿Vas a comer enchiladas? Deberias reüsar tu nivel de colesterol-
GAUDENCIO: ¿Un omeletto estri bion, Cleo?
CLEO: Pide lo que quieras.
GAUDENCIO: Pero a lo mejor es mucha grasa.
CLEO: Mira, a ti lo único que te falta es hacer ejercicio. Los hombres no tienen el p¡oblema de nosotras las mujeres. Ustedes sóio tienen que ejercitarse, ¿pero sabes lo que me dto mi dietista? Que las mujeres teniamos hormonas que producen grasa, ¿tu crees? De verdad que no hay justicia en este mundo- Así que nosotras tenemos que hacer ejercicio y además llevar dieta baja en calorias.
GAUDENCIO: (l 1a M¿se¡d). E¡tonces sí. Tráigameun omeletto de champiñones.
LA MESERA: lDirigiéndose a Cleol.
¿Y para usted?
CLEO: Yo no sé todavía. (Pausa. Revi,sa el menú) ¿Oiga, to ¡ienen el menú de comidas ligeras?
LA MESERA: No está incluido, pero si quiere se lo digo. Ya me lo sé de memoria.
CLEO: ¡,Lo piden mucho?
LA MESERA: No. Por eso lo cluitaron.
CLEO: Debgrian de incluirlo para la gente qüe estamos a dieta.
LA MESERA: Si quiere, en el buzón de la salida puede hacer su sugerencia.
CLEO: Sí, la voy a hacer. (Paisa- Sigte leyendo. La Mesera se iüpacienta). Mire. Todavia no me decido, Iuego le aviso.
LA MESERA: Muy bien. Con permiso. (Sa¡e).
CLEO: ¿Se fijaron? ¡Qué desesperadal Una tiene que pensar bien lo que va a comer, ¿no creen?
FILIBERTO: Pide unas enchiladas, las hacen muy buenas.
CLEO: No hombre, para qué quieres que mi doctora me mate mañana cuando me pase a la báscula.
GAUDENCIO: ¿Y hacen mucho ejercicio?
CLEO: Si. Deberias de melerre a un gimnasio.
GAUDENCIO: No me gustan los aerobics
FILIBERTO: Haz pesas.
GAUDENCIO: ¿Tú haces?
FILIBERTO: No. Pero creo que ya voy a empezar a hacer.
CLEO: Pero si ustedos nada más tienen que bajar la panza. Amolada yo que tengo que reafirmar todos los músculos.
GAUDENCIO: (Obsemándola) Se me hace que mojor cancelo el omelette.
FILIBERTO: No le hagas caso a Cleo. Come lo que se te antoje.
CLEO: Lo dices porque tú no tienes tanto problema, pero nosolro. dos...
(La Mesera se acerca. Lleta las bebídas, súlsa ! totopos- Lo s¡rve).
GAUDENCIO: G¡acias.
CLEO: Señorita, ya me decidi. Quiero una ens¿lada de atún.
LA MESERA: ¿Aderezo?
CLEO: ¿Tiene ¿'grl:
LA MESERA: No. Sólo italiano y blue cheese.
CLEO: Sin aderezo.
LA MESERA: Er seguida. (§a1¿).
(Filiberto come tolopos con selsa. Gaudencío inte ta comer u o perc se detiene al sentir la mirada de Cleo).
CLEO| No deberian poner estas tentaciones.
(Pausa latga. Silencio- Fílibefio sig)e comiendo- Cleo toma un totopo le tamerlle- Lo examina. Gaudencio la obsen'a).
CLEO: Por lo menos aquí Ies escurrcrl Ia grasa. (Le pofie salsa ) lo prueba, lo saborea, dcto seguido deyora el resto).
GAUDENCIO: ¿Y la dieta?
CLEO: (Tomando oro). Por uno que pruebes no va a pasaf nada. Además empie¿o hasla mañana.
FILIBf,RTO: (Riendo). Lo dicho. Para empezar una dieta hay que estar bieÍ alimentado.
CLEO: Y sobre todo si se hace ejercicio. No debes subalimentarte porque puede haber dosoompensación. Es muy peligroso. (Gaudencio se anima y come- No dejarán de comer hasta terminarlos) -
GAUDENCIO: ¿La salsa es fresca, verdad?
CLEO: Si. qué bueno.
FILIBERTO: Hay lugares en donde las frien.
CLEO| ¡Qué asco!
CLIENTE: iseñoritai (¿d Mesera se acerca¡
LA MESERA: ¿Dígame?
CLIENTE: Me trae café por favor... y un postre.
LA MESERA: ¿Pastel, flañ o gelatina?
CLIENTE: ¿Cual es el más rico?
LA MESERA: Qmpaciente). Todos esá¡ muy buenos.
FILIBERTO: (Interrumpiendo). Pida un pay de manza¡a. Son delioiosos.
CLIENTE: Gracias. (l la Mes*a). Un pay de manzana.
LA MESERA: Sólo hay de manzana con queso, ¿está bio¡?
CLIENTE: Si, esta bien. (La Mesera se retba).
GAUDENCIO: (Al Cliente). Oiga, ¿está rico el omelette?
CLIENTE: Sí. Siempre que vengo a este lugar pido omelette. Es mi platillo preferido.
CLEO: ¿Y viene con frecueÍcia?
CLIENTE: Más o menos, sobre todo en la floche. Es más tranquilo.
CLEO: Si- en el dia hay mucho moümiento.
CLIENTE: Sí. ) se krdan tanlo en servir...
GAUDENCIO: Pues ahorita ya se esLán tardando.
CLEOI Es que la mesera anda con unas calmas...
FILIBERTOT Es que ha de estar cansada. Irnagínate trabajar ocho horas seguidas yendo y vinier¡do.
CLEO: Es su trabajo, ¿,ro?
FILIBERTO: Pue si. Pero ha de terminar rendida.
GAUDENCIO: No úe gustaria servir en un restaurante.
CLEO| Ni a mi.
FILIBERTO: (ni¿rdo). No. Con Cleo de mesera el restaurante quicbra en tres dias.
CLEO $lolesta). icómo eresl
CLIENTE: (,{ C/eo). ¿,Usted rrabaja?
CLEO: Si. En una biblioteca.
GAUDENCIO: (Sigz iendt¡ la broma de Filióelro). Lo bueno es que los libros no se cometl, si no...
CLEO: (Fastidiada). iQué chistososl (Llega la Mesera y sírue el pay y el caJé al ,-liettat.
CLEO: Véngase para acá. Sirve que seguimos platicando
CLIENTE: ¿No les molesta?
FILIBERTO: ¡Clato que nol Aq i le hacemos un lugar-
CLIENTE: (A la Mesera). ¿Me puede cambiar a Ia ot¡a mesa?
LA MESERA: (Repimie do una ntueca de faslidio).
iclaro que sil (El Clienle lomo una §lla- Se acomodan. La Mesera cambia el sert,icio- En un moimiefito se le cae elPdy al piso) iAy. perdónl Ahorita se 1o cambio, señor' Disculpe. (Límpia. Cadu tez ,se le verá más nerviosa).
CLIENTE: No se preocupe ¿Está muy cansada. v9rdad?
LA MESERA: (A punto de llorar). Un poco... con... con permiso (Sa/e).
GAUDENCIO: Pobre chava ¿Le descontarán el pay de su sueldo?
CLEO: No creo. ILre un accidente.
FILIBERTO: Hay lugares en que si.
CLEO: Pero es un accidente A cr¡alquiera lc pasa. Ya me dio pena con la muchacha i,S€ fijaro¡'1 Casi lloraba.
CLIENTE: Si. Yo me di cuenta. (Llega la Mesera con otro pd),. Lo sir're).
LA MESERA Aqui e..ta.u lo\lrc. scñor Y disculpe nuevamente
CLIENTE: No se preocupe, Y por favor incluya el otro en mi ouenta.
LA MESERA: Cómo c.ee.
CLEO: ¿No se lo i¡án a descontar a usted, verdad?
CAUDENCfO: Eso senr una rnjusticia.
LA MESERA: No se prcocupen. Ahorita ies traigo su cena. (lnlenta sal¡r. Regresa) Son ustedes muY amables (Sd/e)-
CLIENTE: (Después de una pausa). ¿Asi que usted trabaja en una biblioteca?
CLEO: (Enrusiasmada). Si. Estoy en los servicios al Público, y déjeme decirle que es un suplicio...
FILIBERTO: iYa vas a emPezarl
CLEO: (En sa papet). El señor es1á interesado, ¿verdad?
CLIENTE: Eh... Si.
CLEOi Pues como le decia, es un suplicio. Siempre hay alguien qu€ no encuentra un libro y hay que ir a buscárselo. Pero es que la gente. por Io g€neral ¡o sabe utilizar las bibliotecas, y es la cosa más sencilla del ¡tundo. Por ejemplo: usted llega a buscar un libro.. Digane algún titulo.
CLIENTE: ¡Pensa'tdo llrrnl \o '( 11! .currc nin!rrrro.

CLEO: Pues éso si qr-re es un problema- Porque si de entrada no sabe lo que va a buscar, ¿cómo quiere que le alude?
GAUDENCIO: Pida cualquiera.
CLEOI Sí, hombre. Nada ¡nás para el ejemplo
CLIENTE: Pucs...
FILIBERTO: ¡La evohtción de las especies, de Darwin!
CLEO: ¿Está usted de acuerdo?
CLIENTE: Sí, claro.
CLEO: Bien. Usted entra a la sala y se enfrcnta a un sinnú-mero de ostantes, ¿qué hace?
CLIENTE: Pregunto en el mostrado¡.
CLEO En donde esloy yo alendiendo a olros tantos usuariosque tienen diferentes problemas y que además quie.er que se les atienda inmediatamente.. (Actuando). iEsperc su turrlo! iTomo su lugar en la ñlal iY por favor manténgase en silencio!
(Pausa lorga. Nadie habla. Todos a la espectdttua)
CLEO; ¿Dígame?
CLIENTE: ¿Yo?
CLEo: i,Qué desea? ¿En qué puedo servirle? Hay mucha gente esperando. Dése cuenta que no es el úoico y está gastando el tiempo de los demás. En una biblioteca no se viene a perder el tiempo, muoho menos el de los otros usuarios que sí vienen a adquirir conocimientos...
CLIENTE: El... La evol* ión d? las especies...
CLEO: Autor.
CLIENTE: Dar... Darwin.
CLEO: ¿Ya lo buscó on el catalogo?
CLIENTE: ¿En dónde?
CLEO: ¿De nuevo ingreso, verdad? ¡Atonciót1l El moslrador sc cierra por unos minutos. Tengo quo "enseñarle" a e§te usuario a utilizar Ios catalogos (Golpea la meso Sobresalto del Cliente. Cleo se levanla 1' se aproima al Clienle Llevo unmenúque se ha qredado en lamesa. Se lo fiüestra) Enlos catálogos, que ostán divididos por autor (azul) Títu1o (rojo) y materia (amarillo) se encue¡tra contenida toda la información para localizar el acervo de osta bliblioteca. Bu§que por autor en la "D" de diento, dieta, dolgado, deseo, digestivo, diurético, doudeno, derrame, diarrea, dosis, diámetro, da, de, di, do, dtt. (Pausa). La clave que aparece en la parte superior de la tadeta, le indicatá el lugar exacto del espacio fisico que ocupa el libro en el ostante. Ningún otro libro tiene

esa clave. Ningún libro puede ocupar el mismo lugar en el estante. Nadie ni nada puede ocupar el mismo espaoio. Usted no puede ocupar el mio. ni yo puedo ocupar el suyo. Cada uno tenemos nuestro lugar eIr el mundo. Cada uno vive su vida y no podemos vivi¡ la de los otros, eso seria antinatural. Aquí nadie puede cambiar los papeles. Un lugar nos corresponde porquo hemos sido clasiltcados de esa manera, por el sistema decimal o por la forma do ordenamiento de la Library of Congress of United States of America, o por cualquier otra forma de catalogación antigua o por descubri¡§e. Sepa usted que no se hace al aza¡. Toda clasificación hae consigo un estudio exhauslivo y minucioso realizado por personal capacitado para tal efecto. Usted no puede evadir sus rePonsabilidades. Cada uno de nosotros cümplimos una función para la ¡iual fuimos diseñados. Cada uno de nosotros somos contenedores de información de distinta índole y de diferentes uiveles, desd€ el conocimiento básico de pfuvulo hasta la sofisticación de las fórmulas fisicas con que so mide la distancia fo¡ma y espesor de los demás planetas que confor_ man el sistema solar, de la vía láctea, del u¡riveño. Años y años luz contenidos en una sola cabeza capaz de razonat, desmemb¡ar y orde¡ar los conocimientos en un libro que ocupa un lugar en el estante de Ia biblioteca. Sea cual fuere su tamaño, estado fisico, grosor, colo¡ ¡Todo es clasificado, todo es ordenado, milimétricamentel iEn una biblioteca Io que valo es el conocimiento, no importa si un libro es gordo o flaco, a lodos se les trata por igual, con la misma dedicación, c¡n et mismo amor, con las mismas reglas! (Poasa. Transicíón). Asi, cada libro es único. Ocupa un lugar ospeciñco e jntiansferible eo el estante... (Parsd). ¿Lo entendió usted?
CLIENTD: Si, creo que si.
CLEO: Bien. Pues eso no es todo. Yo debo regresar paia atender el mostrador, ol p¡éstamo extemo, la recepción del material, además de carros y cafios de libros quc hay que acomodar topog¡áfioamente. Ésa es mi función- Ése cs mi lugar. De nadie más... Debo regresar... No hay un mome¡to de descanso. (Re8z¿sa a ^t r /, gar, exhaust.t). Acaba una con los pies hiuchados
GAUDENCIO: ¿Ya ves? Y te quejas de la pobre mescra.
CLEO: Por eso. Porque sé lo que implica atender a la gente y porque aunque estés cansada, tu deber es dar siempre buena cafa_
FILIBERTO: El cliente siempre tiene la razón
CLEO: Aunque hay algunos que se pasa¡... ¿Oigan, creo que la muchacha ya se tardó, no?
GAUDENCIOT Si.
FILIBERTO: (Al Cliente). ¿Y usted a qué se dedica?
CLIENTE: Soy agente de ventas.
cAUDf,NCIO: ¿Qué vende?
CLEO: ¿Enciclopedias?
CLIENTE: No. Terrenos.
FILIBERTO: ¿De fraccion amiento?
CLIENTE: Algo así.
GAUDENCIO: ¿Cómo se llama?
CLIENTE: Paralso te_rrenal-
GAUDENCIO: ¿Es nuevo? Nunca había oido hablar de é1.
CLIENTE: Prácticameflte si. Apenas véinte o treinta clionles.
CLEO| ¿Qué extensión tienen los lotes?
CLIENTE: Depende del compradot. Los más económicos son de dos metros de largo por tres de fondo.
CLEO: ¡,Que?
CLIENTE: Son para una sola gaveta... (Pausa- Todos se miran) Vendo lotes para funerales... En elParaiso tefienal.. Es un ceme¡teio quo se acaba de iflaugurar.
CLEO: iAy, qué horror!
CLIENTE: Siempre que lo digo la gente §e asusta, y yo entiendo. A nadie le agrada que le rccuerden que se va a morir algún dia.
GAUDENCIO: Pues, eso es müY cierto
FILIBERTO: ¿Y vende mucho?
CLIENTE: Pues más o mcnos. Recoúo la ciudad casa por casa y ofrezco los paquetos.
CLEO: iQué feo se escuchal Yo no creo poder comprar un paquete de esos.
CLIENTE: Pero es muy práctico. Imagínese: Usted fallece inespemdamente y su familia no tiene dinero on e§e momon_ to ¿Qué harian?
CLEO: Pues...
CLIENTE: Pedir prestado, endrogarse... Claro que hay personas sin €scrúpulos que abandonan a sus familiares para que sean sepultados eIr la fosa comú¡, asi se evitan ol gasto No quiero decir con esto que sea su caso. Tal vez sus paientes la estime¡ lo suficiente pam ofrecerle un descanso decoroso, pero usted no sabe lo que le puede pasar después de haber fallecido. Si corre con sr¡erte, será srcontrada e¡ un lote baldío e¡ un basure¡o clandestino, o en la esquina de alguna calle solitaria antes de que su cuerpo presente los clásicos
sírltomas de descomposició¡. No hay nada más desagradable que eso, créamelo. Un cuerpo debe mante¡erse fresco, ratlral y bien maquillado para que los dolientes puedan acercarse, sill miedo, sin asco. Tomade las manos, besarle la frente, acariciar su cara por última vgz. (Le acaricia la cara a Cleo)- Y llotutla- Para que puedan reco¡darla tal y como era err vida. ¿No desearia usled eso?
CLEOr Si... sí...
CLIENTE: ¿Qué pasaría si se le encontrase un mes después?
GAUDENCIO: ¡Carroñal
CLEO: ¿Es cierto que si una se muerc en ñn de semana, hay que espera$e hasta el lunes para que la entierren?
GAUDENCIO: Es que las oficinas del Registro Civil permanecen cerradas los ñnes de semana y en dias festivos.
CLEO: ¿Y eso qué tiene que ver?
GAUDENCIO: Porque alli se expiden las actas de defunció¡...
CLIENTE: Y sin ella no se puede efectuar la inhumación o si el cliente io prefiere, la cremació¡. Asi es que hay que pagar un dia fiás en la funeraria. Y le voy a decir algo, en esta época sale más ca¡o tnorirse que lacer. "

CLEO: ¡Ay, qué horror! Tener un cadáver descomponiéndose, y con lo feo que apestan...
(Llega la Mesera que tiene muesbas de haber llorodo. Sime)-
LA MESERA: ¿El omelette?
GAUDENCIO: Para mi.
CLEO: Yo la ensalada.
LA MESDRA: Si seño¡ita. (Tem¡na de serlzr). Les dejo su cue¡ta porque ell un rato más se cierra.
FILIBERTO: ¿Por qué, qué no está abie¡to las veinticuatro horas?
LA MESERA: Si, pero faltó el personal del otro turno... So¡ órdenes de la empresa.
CL[O: A mi no me gusta comer apurada. Siento que no me sabe la comida. No es bueno atragantarse. Es el peor daño que le podemos hacer a nuestro cue¡po. Sobre todo al estómago. Come una rápidame¡te, se rocargan los intestiflos, se inflaman, luego anda una con gases- ¡Puede haber una indigestión, agruras, ha habido casos de peritonitis, los intestinos revientan por el esfuer¿o...
FILIBERTO: iYa Cleo!
LA MESERA: Lo siento.
GAUDENCIO: Antes de que cierren, me puede lraer una Bohemia?
LA MESERA: Si- señor.
(Dura te esfd parte de la escena, lodos cor en áúda etle y ordenan de manera simrilánea. LaMesero ¡ilenta anotar en n libreta. La escena debe ir acelerándose hasto llegar al caos en donde lodos comei de fodo y se atebatan la palabra).
FILIBERTO: Un cafe y un pay como el del señor.
CLEO: A mi otra Bohemia y más totopos por favor.
CLIENTE: ¿Me puede servir más café?
LA MESERA: Si señor.
CLEO: I¡cluya tambié¡ un flan.
GAUDENCIO: Yo también quicro otro. Y tonillas de harina, ,1O ¡le gustan las de maiz.
CLEO: Siempre si le acepto el aderezo. Tráigame blue cheese.
CLIENTE: Entonces a mí otro postre.
CLEo: Pida un flan son deliciosos.
CLIENTE: Un 1lan.
(La lÍesera a gusli.¡da fio sobe qu¿ hacer).
FILIBERTO: ¡Una ensalada de liutas, trárgame una ensalada de frutasl
CLEO: ¡Los totopos, quc no se le olvidenl
GAUDENCIO: Otro jugo de naranla.
CLIENTE: Mi flan y mr café.
FILIBERTO: La ensalada sin piña pero col] t\Dcho cotlage
CLEO: Yo también voy a querer unas enchiladas
GAUDENCIO: A nlí la sopa de tortilla.
FILIBERTO: ¿De qué úalteadas tiene?
CLIENTE: Mejor un chocolate caliente.
(l,a lvfesera hace esfuerzos para controlar el llantr.t).
CLEOi Enchil¿das suizas.
GAUDENCIO: Siempre sí, de harina ,v de maiz.

FILIBERTOT Tráigame de fresa.
CLIENTE: Que sea de bana.
CLEO: Pero sin cebolla.
GAUDENCIO: Con su rama do epazot6.
CLIENTE: De la abuelite.
FILIBERTO: Que no esté muy esp€sa.
CLEO: Bien gratinadas.
GAUDENCIO: Y con muchos champiñonos.
CLEO: ¿Ya apuntó mi orden?
LA MESERA: (Gritando). ¡Ya cállerise! (¿/ora).
(Pauso- Silencio- La Meseta conlinúa llorando. Tiene un leve nareo).
FILIBERTO: ¿Seño¡ita? (S¿ levanta y le ofrece una silla- La Mesera se sie fa).
CLIENTE: ¿Qué le pasa soño¡ita?
CLEO: Bueno pero qué...
GAUDENCIO: ¡Está llorando!
FILIBERTO: ic¿illense! (l la Mesero). ¿Se siente mal? (¿¿ toma el pulso).
CLIENTE: (A Filiberto). ¿Qué le pasa?
FILIBERTO: Tiene una crisis. (A la Mesera). Respire profundamonte y luego pasará.
CLEO: Es el colmo, son unos inconsciontes. Todo mundo hablando y ordenando al mismo tiempo. Cómo no se va a poner asi Ia pobro muchacha. Si yo me acuordo un dia que se me llenó el préstamo extemo, había como treinta estudiantes f¡ente al mostrador y todos quorían que los antendiera en el mismo momento. Era aquello el inñerno: ¡Señorita por aqui, señorita por allá, que yo llegué primero, que quien sabe qué tanto... ¿Y saben qué hice?
GA UDENCIO: ¿Que?
FILIBERTO: Ya deja de habla¡ Cleo. Estás maroando a la pobre muchacha.
CLEO: ¡No seas exageradol
CLIENTE: (A la Mesera). ¿ Ya se sionto mejor?
LA MESERA: (Intentando controlarse). Sí, muchas gracias.
FILIBERTO: (Tomándole la leñperatura). Tiene un poco de tiebre.
GAUDENCIO: (A la Mesera). Fili estudia medicina en la universidad.
CLEO: Sí. Yo cuando necesito hacerme un análisis o alguna prueba, voy con é1. Asi le ayudo para sus p.ácticas ¿Verdad Fili? Por cierto... (¿ee el nombre de la Meseta en su gafefe). Alicia, ¿te llamas Alicia, verdad?
LA MESERA: Si. Sánchez Mendoza. Alicia Sánchez Mendoza.
CLEOI Pues mucho gusto Lioha, yo me llamo Cleopa... bueno, de cariño me dicen CIeo. (Se saludan). Y ellos son mis amigos Iilrbeno y Caudencio.
GAUDENCIOT (-In terr umpiendo)- Prefiero gue me llamen Gude.
CLfrO: (Con risa burlona). No sé para qué.
GAUDENCIO: (Molesto). Es menos ridículo que Cleo-pa-tra.
CLEO: ¡Era una reina egipcial
GAUDENCIO: ¡Ella!
FILIBERTO: Bueno. Ya dejen de pelear.
CLEO: (Al Cliente). ¿Y usted? Mire nada más, tanto rato que llevamos platicando y no sé su nombre-
CLIENTE: Leocadio Garcia, para servirles.
(Cleo y Gaudencio se t ian rcpñirie do la isa ¿n ufi gesto de coftlplicidaó.
FILIBERTO : (A la Mesera). ¿No quierc que le pida un vaso con agua o algo?
LA MESERA: No. Ya estoy bien. Aho.ita les preparo su orden (Se lnonta).
CLEO: Ay, sí, gracias Lichita. Es que con este susto que nos sacastg me ha dado un hambre..-
LA MESERA: Nada más que se tienen que esperar u¡ ratito porque el cocinero ya salió.
CLEO: ¿Estás tú sola?
LA MESf,RA: Sí. Me encargaron el tumo. Yo cierro.
FILIBERTOT Oiga, pero si está usted sola, pues no se moleste. (Al grupo)- Mejor nos vamos, ¿I1o?
CLEO: Ay, no. A esta ho¡a dónde vamos a enco¡trar otro restáuranle abieno y yo francamente tenpo mucha hambre.
FILIBERTO: ¿Que no estabas a dieta?
CLEO: Si, pero la empiezo mañana. Mejor si quieres te ayudamos Licha. Al fin que ya no hay nadie.
GAUDENCIO: Es una buena idea.
LA MESER i Pero es que...
CLEO: Nada. Manos a la obra. (Se letanta). \o te a),rdo. Una de las cosas que he aprendido en el trabajo es que todos debemos echarnos la mano a la hora que se acumula la chamba-
GAUDENCIO: (A la Mesera). Ten cuidado con Cleo. Es capaz de devorar todo lo que hay en la cocina en menos que canta un gallo-
CLEO: No le hagas caso.
LA MESERA: Pero primero voy a cerrar la puerta, no vaya a ser que llegue alguien más. (Sa,ler).
cAUDENCIO: Bueno pues.
(Continúan con la ceha mie bas Cleo ! lo Mesgra se dirigen a la puerta luego a la cocina)- l
Anifidl de silekcio§, Jaime Labastida. licE, 343 pp. Colección Letxas Mexicanas
Toda aproximación a la le,ctura de Animal de sílexcios implica advertir que no se está frente a un libro. sino ante una colección de ellos. Treinta años de poesía se destilan por sus páginas conservadas con un respeto a la palabÉ escrita, propia sólo de un autor decidido a ¡econocer en ella una aütonomÍa que le da vida y desti[o propios- Jaime I-abastida ¡eúne su poesía en la meseta de su madurcz, y desde esa altura hemos aún de esperar m¿is f¡utos sazonados por la experiencia de un hombre eDtregado a las letras y ¿ la reflexión.
Conviene decir que este libro se acompajia muy bien de oho, de siaultánea aparición, donde se agrupa¡ textos criticos y ensayos revelador'es de ün pensamiento en evolucióli La palabra ene igo. Ha guerido Labastida hacer dos ¡ellanos en la escala ascendente de su obra, pero justo es decir al menos asi me 1o parece-, que al compenel¡a¡se en su sistcma poético y creativo, la lectura acompasada de esc¡itos analíticos nos pe¡mite ganzúas inusuales pa¡a comprcnder e1 lenguaje mágico de su versificación. Después de estas relecturas dondc tropezamos con el hallazgo o confirma,
mos nuestJas prcpias deducciones sobre el autor, no podemos duda¡ que su voz es la de un poeta notable i perdurable.
Para Labastida eu sus propias palabras, "la poesia no es sólo escritu¡a, es también la posibilidad de oír, de dialogar con otro distinto de sí mismo". Pa¡a hacernos sabe¡ más sobre el título de la obra que reúne su creación poéüca, el mismo autor ha af mado que Ia poesia con valor es aquella nacida del silencio "de 1o más profundo de 1a existencia- ahí donde eslii viva la muerte y nos hace volve¡ hacia nosot¡os".
SeguÉmente este títu1o 10 ha ftaguado Labastida a lo largo de muchos años. Bástenos recorda¡ de su eÍtxevista publicada en otoño de 1991 en A/rl ("¿La vuelta a Rimbaud e¡ diez pregun tas?"), su valoración sobre el sllencio cuando afumaba: "Crco, con Heidegge¡, que la poesía nace del silencio y apunta 1() indecible (...) No es lo mismo guárdar silencio que reconocer en el silencio el origen de la poesía. El p¡opósito de la poesía es darle forma al silencio. no hundi¡se en é1".
rí¡dc¿s, po¡ el acento propio y por su reconocimiento eo eshucturas históricasY uno se pregunta cómo establece así el diálogo con el todo social y con el hombre. Dónde quedq para decirlo con los términos de Eliot la intención personal atada a1 tiempo y a la reflexión propia del hombre ejercitado en esas lides por convicción y fonnación. Dónde queda la "iracionaüdad" del poeta, sumelgido en su p¡opio b¡be1lino intedo¡ y lo que le aport¿ el mundo. La ¡espuesta, sob¡e todo e¡ el caso de Labastida -fiIósofo, académico, ensayista-, esLá en la ali¡mación de Lukács de que el a¡te es punto de e¡cuentfo de lo individual y 10 universal mediante una categoría propia de la poesía, la particularidad. Es así como el filósofo no toca Ia esfera del poetA todo denho de un mismo hombre, pues, como dice e1 propio Labastida, "la poesía procede de iluminaciones; no hay un argumento, hay intuicioíes".

ejercicio poLítico en la literatura, manifestarse pretendidamente "rcaccionario" como Baudelai¡e. Dostoievsky, Pessoa o Ez¡a Pound co¡ s\s Cafltos pisa¿os. En todo caso, Labastida ha buscado, así lo creo, hacq lp convergencia ent¡e el hatamieiito del entorno y su visión intimista, como parecía rcsultar el más aluciJtante, el miís joven, Rimbaud.
Si, Animal ele silencios ba sido calihcado por Mafga¡ita Michelena como "un lib¡o esencial". a Labastida lo ha clasilicado e¡tre "aquellos poetas que se ocupan de los i
Pero el silencio es sólo parte de una e§tructum musical. El silencio le da ritmo a un discufo de sonidos y palab¡as. Por eso para Montále "la poesía es músical, o debería serlo", y para Labastida simplemente es música. El papel del silencio no sólo es el lindero de la angustia, sino funda menta una preocupación fo¡mal, estructural, que reconoce en los fonemas el origen del canto. Ignoro si estas preocupaciones tian influido de manera constáte erl tres décadas de fáfea literaria, pero, cie¡ta¡nente, en su ¡eflexiór¡ sobre la poesía y la poesía misma de su úadurez, existe un lla¡¡ado lital po¡ las estructuras
Se ha dicho de este poeta que su discurso básicamente coflceptual, t¡ansitó hacia un pleno vigor estilístico. Por esta af¡rmación, quiero pensar que en lectorcs atentos aún imantan las obras de pleno resabio social. Sob¡e ello es justo apunta¡ que és¡¿ no ha sido práctica exclusiva de poetas latinoamericanos. Data el tJatamiento de otros siglos, pero hay que distinguir 10 progrnmáüco de la ci¡cunstalcia social. Asi, Ia dbila comedia, como sabemos, fuvo una intención política: esto para no hablar de Conritio y De vulg.tri eloquent¡a del Dante en el exilio, si¡ deiar de insistjr en Monarchla y Quaestio de acqua ef terra.
En tanto que Eugenio MonLrle luce -an tifascista y antibélico- en Huesos de sep¡a y Fihisterre, fo¡mas del hecho social en la poesía. El propio Montale se p¡eguntaba si no es ot¡a folma de
A ptrpósito de Aninal de silencios y de su paulatina sedimentacióü, Jaime Sabines, con razón, düo: "los libros nacen en la soledad. se van haciendo dura[úe los días que estamos desnudos preguntando por qué dulante las floches en que sólo nuestro co¡azón alumbra. Pero las páginas después de un tiempo se reúnen y se nos ponen enfrénte p¡ecis¿mente para sacarlas del tiempo". En este sentido es advertible la preocupacióü de Labasfda por hacer ull poema unitario, e, sus palab¡asj "coücent¡ados en un solo tema que tenga un desa¡1ollo orgánico dpsde el pdmer hasta el último de los versos y que vaya en un desarro¡lo ascendenle en un conjunto mú1tiple". Si ahora no parece haber aliento suficiente para el poema extenso. Labastida ha procu¡ado, más que acumulación de poemas, ace¡carse al poema de gmn aliento; ese tipo de poema que Montale caliñcó de "génerc litemrio en declarada extinción", sustituido por la novel4 i¡fluido quiá po¡ Poe que tomó de Coleridge la idea de que sólo es admisible el poema breve, convencidos de la imposibilidad de admitir placeres y conmociones de la¡ga duración.

temas del sel y su eterna angusti& un poeta mayor de pie sobre la realidad t¡ágica".
Y es que la relación trazada poi Labastida entre el toottl pollfico y el horno poef¡cus, ha dado paso a poetizar la soledad y aún la muede. A partir del poema "Las cuatro estaciones" y, de manera indubitable, a lo largo de Domin¡o de la fetrde, sü Ítás reciente poemado, es reconocible una cercanía. un gesto [terario próximo al Rilke de tas Eleglas de Daizo. Aquél que buscaba inte¡preta¡, como ya Io hace Labastida, la relación del hombrc con el unive¡so, el misterio misElo de la existencia, la revelación de los finos lazos entre el sueño y Ia muerte.
Algo hay, si¡ emba¡go, que püebla la meLífo¡4 la rim4 el ritno, eo la obra ¡ueva de Labastida, que llena de densidad su poesía como una paradójica cualidad que surge también de su propi.l nah¡¡aleza humana: su verso se vuelve complejo, Perc ilumina como un surtidor a la mit¿d del día. Su ve¡bo. como el caso de José Ma¡ía Velazco, pintor de la luz en la luz, busca hanspa¡entar las formas, sacarlas de la noche y de su p¡opio enigma. Y tanta luminosidad, t¿nto desnuda¡ la palabia, su razón de ser, tanto buscar la verdad detnás de la verdad, son como sus p¡opias imágenes de la ta¡de: "La luz cieSa a 1a 1u2", aunque antes el Poeta Io const¡uyó todo "en la Iuz turbulenta". Y al final de esa toúlenta de incógnitas unive¡sales y luminiscencias de cua¡zo y sal, la palabra de Labasüda nos permite reafirmar que la poesía no es otra cosa que un lenguaje del espíritu... Y
Jorge Ruiz Dueias
Jáca ra, r evista lite r arta
"/dc¿¡ra es una ¡evista que pretende hacer de las ca¡encias su sello de distinción. Con ulra factura de apa¡ente rüsticidad, se imprime a partir del "emplante" de los manuscntos originales de puño y let¡a por sus autores, y es ilusfuada por artist¿s de la plástica cuba¡a Cada número de esta ¡evista es¡ ecia)izada er li¡eratum, constituye una joya bibliográñca codiciable pa¡a las instituciones culturales y todo aquél que pretenda estar actualizado en el conocimiento de la más joven literatum facturada en el país.
A esta peculia¡idad se le suma Ia de p¡esentar a escr! tores nóveles junto a figums de a¡te y literatuÉ. Asimismo, et tuabajo editorial en la revista se paficula¡iza en la organización de los manusc¡itos, ya que no apalece¡ explicaciones rri coüecciones.
El objetivo de tal püblicacón, a cargo del grupo editorial Jácara del Instituto Supe¡ior Pedagógico Enrique José Valona. es dar a conocet a jóvenes cre¿dores para quienes no han sido desplegadas las puertas de oftos espacios. Y como desptendi_ mierto de éste, incidir en el ámbito literario del país con la rcnovación temática y fomal de la nueva genemción de artistas que se va nuclmndo a su alrededo¡. El colectivo edi¡orial de la revista ha echado a andar, también, una colección de pLaquets, convoca a conctJt-
sos literariosl coordina la realización de cursos, conlercncias y lanzamiento de libros. "I¿¿¿l4, que comenzó siendo un plegable Y es hoy, por fin, una revista, es!í abocada en la difícil empresa de miutenerse Y ffecer, pa¡a presentar desde sus páginas, los tazos ftmes de la reciente literatura cubana. Y Luis Rafael H.Q'
' Colaborador cuba o co quien tutimos co tllcfo a tr¿at'és dc
Purificaciones y redenciones
Poetry InternafioflaL, Inaugr¡ral Issue, No. 1, SDSU Press, 1997
Lo periférico es hoy día 10 central. O mejo¡ aún: todo es cent¡o porque 1a cult¡¡ra Ya no tiene un solo eje, una respuesta absoluta. Las voces del arte se abren paso como úaleza en 10 que antes fue utr jardín ordenado y podado hasta el ca[sancio. Ahora hay que estar atentos a todas las realidades. a todas 1as zonas de creatividad- San Diego, Califomia, es u¡ buen ejemplo de ello. Una ciudad fronte¡iza opacada po¡ la aureola hollywodense de Los Angeles o la oleada bohemia contestiata¡ia- de San F¡ancisco, se ha vuelto un Pulto rojo en el mapa cultural Y artístico del mundo contemporiíneo.
Allí suceden cosas. Allí surgen novedades, Édicalismo §, cultos mesiá[icos. culturas híbddas, experimento s visuales sonoros, corporales. Entle los acontecimie[tos estrictamente literarios hay que señalar la aparición de una nueva revista, Poefry Interndt¡otal qüe, como su hemana mayor Ficrio¿ húernatioñal, responde a una necesidad universal de búsqueda y hallazgo, de comunicación con los escritores actuales de nuest¡a aldea global- El número inaugural del Poetry InÍemational (P\t' blicado en el segundo semestre de 1997) es una muestra de lo que un grupo de Poetas y cíticos litera¡ios, radicados en San Diego, han aprendido a 1o largo de los años: a verse como parte de una comunidad que lucha, como lo señala Fred Moramarco. el editor de esta revista excepcional, Por ser "el lenguaje del alrna', "la voz de la t¡ibu" que purifica el habla y el conocimiento de la humanidad.
Este maniflesto reconce que la poesía nos coÍesponde a todos, en todas partes del mundo; que la poesía es una manera, la más alla y digna de "limpiar el lenguaje de la co¡rupción del comercio Y de las incidias del discurso político". Moramarco. además, expone su meta: Poefry lntemat¡onal busca "repre_ sentar la poesía estadounidense internacionalmente. sin limitaciones regionalísticas, estilísticas o ideológicas". Pero también quiere "oftecer a nuesfuos lecto¡es en los Estados Unidos una colección del trabajo poético que se realiza en obas zonas del mundo". Es deciJ: la ¡evista cor¡o Web Poético, como ¡ed de correspondencias y añnidades clealvas. De ahí las aportaciones de este pdme! número, de poetas gringos como Diane Ackelman, Charles Simic, Cary Soto. Marge Piercy o S tanley
Moss, junto a la obra de poetas como Heindch Boll (Alemania), Nguyen Quangthieu (Vier Nam). Alda Merini (Italia), Natan Zach (Alemania), Claire Ma¡loux (!rrancia), etcétera. Po¡ último, hay que teco nocer aqui que la Unive¡si_ dad Estat¿t de San Diego, a través de su editorial. comandada por Harry Polkinhom. conti¡úa explorando nuevos mundos. Paef^. Interñt1tíonal es nn ejemplo. Pero tal¡bién lo es la put üceciri¡ del nuevo lib¡o cel reLínco de las nuevas ¡ter. D j.k Iligglns. con su -ll4 C¿7-. ¡r), Si7:.e P a sm,'-' tiÉt'.;t ri Slr:t P.ejs 1997t: que. como parre de su "s,o¡ld view", es un libro que aPa¡ece con su precio ya no sólo en dóla¡es estadouni, denses o canadienses, sino que también lo trae marcado eD Pesos mexicanos. cosa§ de la globalizació¡. En todo caso, Higgins discute el a¡te como una lorma cambiante. un flujo, uD intervalo. y da a conoce¡ su proPia reügión: "yo c¡eo que el a¡te de vaDgua¡dia es etet.no,'. Me too. I
Gabriel Trujillo Muñoz
La muefte de Artemio Cruz

La muerte de Artemío Cntz Carlos Fr¡entes I'ondo de Cultura Económica, undécima reirnpresión México 1988
Reconocido a nivel internacional y galardonado con
diferentcs condecoraciones tanlo en América como en Europa, el escritor mexicano Ca¡los Fue¡tes, a t¡avés de s!¡ novela La nue e de Artemio C/rz, pemite al lector adentrarse y hacer suya la agonia y un sin¡úme¡o de experiencias del personaje central de esta obra, que se dan en periodos históricos muy importantes en México.
Aunque "la búsqueda de la realidad me¡icaIa a través de los mitos del pasado es una constante de sL¡ narrativa dc sus primeras novelas"rE1 pequeia Laroltsse íl strado I99i )- este. es Lüt Iibro .:cu\o marcado e\perinientalisnlo rerela el coDocimiento de los grandes autores anglosajones,, (aquélios en cuyas obras el perso¡aje principal es el lenguaje).
La ml&rte de Artemio Cruz, escrita en 1962, és u¡a visión ¡etrospectiva que hace de su vida el personaje homónimo de esta narmción p¡ccisamente, a¡tes de morir. EI relato posee oaracterísticas literarias con un sello muy particular y q¡e van más allá del simple anecdotario de un moribuudo.
En primer lugar, resalta su estilo "accidentado,, para hace¡ uso de la ¡arración: es decir, a pesar de ser una retrospección, no se rige por un sentido cronológico (regresivo o progresi\o) de las sitr¡acioncs vividas, sino que se apropia de la condición misma de una persona pró\ilra a morir: de su sl¡frimienlo, su pensamiento, su realidad, en la que los .ecuerdos surgen de manera espontánea, disco¡tinuos.
Dicha narración accidenta-da trasciende tanto para el relato de sifuacione's en la vida prcsente de Artemio Cruz corno en las de su pasado, las cuales se dan casi de manera simultánca, combinando ambas de un modo un ta¡to abrupto que tierde, en un momento dado. a crear
corfusión, pero que al mismo tiempo mantiene Ia atenció¡ dcl lector y lo motiva a seguir leyendo. Reallnent€ el estilo lite¡ario adopta Lrn sentjdo objetivo al adecuarse a la forma en que el cerebro verdadcramente fu¡ciona y que a su vez, le da t¡n realisno (casi impresionista) que el lector llega a vivenciar (de ahi que de estar ¡anando su momento prosente [su agonía, Io que ve, escucha y sicnte en ese preciso instanto], sus ideas se corlen y se traslade repentinamente al recuerdo de una situación pasada col1 la misma intensidad emocional; v asi, de manera consecutiva. se sunlergc en un ir y vcnir de pensamientos y recuerdos).
A pesar de parecea un obstáculo para lograr su f,ácil coñprensión, esta caracteristica swí generis induce a introyectarse en Ia lectura y ser parte de ella de mangra vivida. Además, el vasto vocabulario del que se vale el autor a lo largo de su obra, que es acrecentado con el uso de un lenguaje coloquial y coll u¡ ca¡ácter muy n]exica_ no, y totalmente descriptivo , abre fácilmente las puertas de la imaginación del lector (además de una bella prosa cuando se reñere al amor), creando e¡ su mente de manera casi fotográfica (o videográfica) todas las vicisitudes en las que se desarollan las vidas de lós persona.ies de esta novela. lle aqui el experimentalismo del que se hablaba al inicio, y que demuestra fehacientcmente al Iengrraje como elemento p.incipal e i¡dispensable. Esta característica descriptiva la aplica tanto para los porsonajes (sea psicológicamente, sea lisicamente), sus coshunbres, Ios Iugares donde se desa¡rolla la narración, así como para las situaciones históricas prevalecientes en el relato, y que reflejan el (alto) nivel cultural y de conocimiel1to que el escrito¡ posee
acerca de esos elementos, y logra un desenvohimrento literario notable y por consiguiente, su obra envuelve al lecto¡ fácilmente. De esta manefa, La , uerte d¿ Artemio Cruz pennite, a quien la Iee, co¡ocer el Méxiao revolucionario pero desde otra perspectiva, más allá del punto de vista de la tipica clase de histo¡ia escolar. Desde un enfoque en el cual los personajes de Ia historia mexicana §on vistos como se¡es humanos comunes y corrientes más que como héroes. Asinrismo, su análisis se eÉiende a manera de reconocinliento hacia aquéllos que nl¡nca fue¡on ni han sido conside¡ados parte de ia lucha ¡evolucionaria, y quienes realmente dieron origen a la revuelta bélica de principios del siglo xx en Méüco. También critica y permite ver el México posrevolucionario, que se suponía un pais reformado y totalmente leg liz,ado, y que sin embargo se acerca m᧠-y de hecho cs ¡aL al México actual. el México de política y cotupción, pe.o también el México de lucha y progreso (vertientes dispares pe¡o que se han dado de manera paralela).
Asi pues, Carlos Fuentes, con La müerte de Artetuio Cruz, pÍoyecta de manera biográfica y a t¡avés de un solo hombre (y todo su contexto), los ca¡nbios en las estructr¡ras social, política y econónioa de un país, que se dieron dura¡te varias décadas -y que todavia¡ co¡tinúan. Pero sobre todo, como düera el general Liizaro Cárdenas, logra "una profr¡nda interpretación de los sentimie¡ttos y la actitud ante la üda de los se¡es que [... ] describe en sus novelas con tánta lidelidad.,, Y
Luis Endque Mediria Gómezr
I Editor literdrio delDepa arnento de EdíÍor¡al de la uABc.
ublicar
Yubat
La revista Yubai, del área de humanidades, es una publicación trimestral de la Universidad Autónoma de Baja Califomia, destinada a establecer un puente de comunicación entre la comunidad artística y cultural de la universidad y el público en general.
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a) En el caso de colaborar con poesia, si el poema es muy extenso pueden enviar un fragmento que no exceda de dos cuartillas. Si su envío consta de más de ffes poemas, todos serán tomados en cuenta para publicaciones posteriores de la revista, pero sólo tres podrán publicarse en un número.
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BENÍTEZ, Femando, El libro de los desasrres. México, Era, 1988, p. 35.
MORENO Mena, José A. "Los niños jornaleros agrícolas: un futuro incierto", Semillero de ideas, nÍrm. 3, junioagosto. 1993.
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BEu Glforrua' Nuootra flotcna
(Cocdici(in SEP-UAIIC)

.-lpunles de un viaje pot los dos océanos, el interior de Amética ) de ufia gueüa civil en el horte de la Bdjt CaliÍomiq nü rrlt
f,rt" libro ", uro u."nu desc pción de algunas de l6s experiencias del padre Henry J-4. Alric, en la r€gión fronteriza de Baja Californiq a la que por lejana y casi desconocid4 se l€ llamaba La Frontera.
LaÍronteta misional dominica eh Baja California
Peveril Meigs aporta en este libro un caudal de información d€ primera mano. Sus pesquisas documentales las realizó sobre todo en archivos de California donde se conserya¡on no pocos testimonios pertinentes.
Lq controvenia acercq de la política de colonización en Baja California
y'os bxtos reunidos en este vol¡¡men, la Exposicióh sobre la colonizacióh de la Baja Califot ria y el Infome sobrc las actividades colonizádor¿s en la penf¡sula, tienen una relación muy Intima y directa entre sf.
Guillermo Andrade y el desanollo del delta mexicano ¿lel Río Colo¡ado. 1871-1905
l4 finas del siglo xlx, cuillemo Andrade, naviero sonorense, logró mediante una serie de concesiones, adueñarse de las 400 000 hectáreas que forman la parte mexicana del delta del tuo Colorado, zona en donde se desaÍolló posteriormente el valle de Mexioali.
Hislo¡ia de la colonización de la Baja Califoruia y decrelo del l0 de mano de 1857
áte libro trata sobre las cuestiones de tenencia de la tiena en la región, desde la época prehispánica hasta mediados d€l siglo xx, cuando fue escrito.
Mar Roxo de Corfé§. BiogruÍa de un golfo
Tncansable navegante enamorado de la penlnsula de Baja California, Fernando Jordán y Pilo. su liel amigo, a bordo de una pequeña embarcación recorrieron Ia costa peninsular del golfo de Calitbrnia, descubr¡endo sus islas, bahías, poblaciones y riquezas natumles y humanas.

eauvoir: Contar para vivir
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Regina Swarn Ignacio Ahumada
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