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Revista Universitaria de la UABC
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA Departamento de Editorial Universitaria Av. Reforma 1375. Colonia Nueva C.P. 21100. Mexicali, Baja California
Año 5 • nueva época • núm. 60 • octubre-diciembre de 2007
ISSN ISSN 1665-9724 1665-9724
Año 5 • nueva época • núm. 60 • octubre-diciembre de 2007 • Universidad Autónoma de Baja California
DIRECTORIO REVISTA UNIVERSITARIA DE LA UABC
Coordinación general • Rosa María Espinoza Galindo Coordinador editorial • Gabriel Valtierra Editor literario • Tomás Di Bella Diseño editorial • Olivia Marbella De León Machuca Operadora de sistemas tipográficos •Palmira Gaxiola Espinoza EDITORES RESPONSABLES POR ÁREA
Divulgare. Ciencia para todos • (ciencias naturales y exactas) Margarito Quintero Núñez Paradigmas • (económico-administrativo-contable) Martín Ramírez Urquidy Semillero • (ciencias sociales) Gabriel Trujillo Muñoz Yubai • (arte y humanidades) Gabriel Trujillo Muñoz Revista Universitaria de la UABC, nueva época, año 5, número 60, octubre-diciembre de 2007. Revista trimestral publicada por la Universidad Autónoma de Baja California. Los artículos firmados son responsabilidad de su autor. Se autoriza la reproducción total o parcial de los materiales publicados siempre y cuando se cite la fuente. Certificado de licitud de título núm. 12827. Certificado de licitud de contenido núm. 10399. Reserva de derechos núm. 04-2004-030411472300102. Tiraje: 1 000 ejemplares. Impresión: Color Uno. Calle Artículo 3ero, número 611. Fraccionamiento Soler, Tijuana, Baja California. Revista incluida en las bases de datos bibliográficos: Latindex (Sistema regional de información en línea para revistas científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal), Thomson Gale, así como CLASE (Citas latinoamericanas en ciencias sociales y humanidades), su índice puede consultarse en la dirección http://dgb.unam.mx/clase.html Correspondencia: Revista Universitaria de la UABC. Coordinación General. Departamento de Editorial Universitaria de la UABC. Av. Reforma 1375. Col. Nueva. Mexicali, B.C., C.P. 21100. Teléfono (686) 552 10 56, o a los correos electrónicos: revista@info.rec.uabc.mx, y revista_uabc@hotmail.com. Imagen de portada: Maricela Alvarado, El músico, 2006, técnica pastel sobre cartulina, original de 80 x 102 cm.
Dr. Gabriel Estrella Valenzuela Rector Dr. Felipe Cuamea Velásquez Secretario general M.C. Judith Isabel Luna Serrano Vicerrectora Campus Ensenada Arq. Aarón Gerardo Bernal Rodríguez Vicerrector Campus Mexicali M.A. Alfonso Vega López Vicerrector Campus Tijuana L.C.C. Ricardo Moreno García Secretario de Rectoría e Imagen Institucional COMITÉS EDITORIALES POR SECCIÓN
Divulgare. Ciencia para todos • Patricia Bonilla, Octavio Robinson (Facultad de Medicina); Laura Viana Castrillón, María Consuelo Espinoza Valle, Miguel Humberto Carrillo Mendívil (Facultad de Ciencias); Roxana Peláez Molina (Facultad de Odontología); Jorge Augusto Arredondo Vega (Facultad de Arquitectura); Ana Luz Quintanilla Montoya, Eugenio Carpizo Ituarte (Instituto de Investigaciones Oceanológicas); Marco Antonio Reyna Carranza, Onofre Rafael García Cueto (Instituto de Ingeniería); Daniel Hernández Balbuena, (Facultad de Ingeniería) Paradigmas • Juan Manuel Ocegueda H., Patricia Moctezuma Hernández (Facultad de Economía y Relaciones Internacionales); Jorge Morgan (Facultad de Turismo y Mercadotecnia); Candelaria Pelayo (Facultad de Derecho); Daniel Muñoz Zapata (Facultad de Administración y Contaduría Tijuana) Semillero de ideas • José A. Moreno Mena (Instituto de Investigaciones Sociales); Rodolfo Gómez Castellanos (Facultad de Ciencias Sociales y Políticas); Hugo Méndez Fierros, Marcos Ramírez, Alfredo Padilla (Facultad de Ciencias Humanas); Isabel Reyes (Facultad de Pedagogía); Elvia Méndez Fregozo (Escuela de Humanidades); Alberto Gárate Rivera (Centro de Enseñanza Técnica y Superior-Mexicali); Yubai • Sergio Rommel Alfonso (Escuela de Artes-Tijuana); Alfonso García Cortez, Hugo Salcedo (Escuela de Humanidades), Raúl F. Linares Borboa (Facultad de Ciencias Humanas); Fernando Vizcarra (Centro de Investigaciones Culturales-Museo), Carlos A. Gutiérrez Vidal (Escuela de Artes); Roberto Castillo Udiarte (Universidad Iberoamericana Noroeste). CONSEJOS EDITORIALES POR SECCIÓN
Divulgare. Ciencia para todos • Sergio Romo Barraza (Facultad de MedicinaMexicali); Roberto Millán Núñez (Facultad de Ciencias Marinas); Isaí Pacheco Ruiz (Instituto de Investigaciones Oceanológicas); Nahara E. Ayala Sánchez (Facultad de Ciencias); Sara Cortés Bargalló (Facultad de Medicina-Tijuana); Miguel Cervantes Ramírez (Instituto de Ciencias Agrícolas) Benjamín Valdez Salas (Instituto de Ingeniería) Paradigmas • José David Ledezma Torres (Facultad de Economía y Relaciones Internacionales); Ario R. Estrada Gaxiola (Facultad de Turismo y Mercadotecnia); José de Jesús Díaz de la Torre (Facultad de Derecho-Tijuana). Semillero de ideas • María de Jesús Gallegos Santiago (Facultad de Ciencias Humanas); Cuauhtémoc López Guzmán (Facultad de Ciencias Sociales y Políticas); María Aurora Lacavex Berumen (Facultad de Derecho-Mexicali); Pablo Jesús González Reyes (Instituto de Investigaciones Sociales) Yubai • Marco Antonio Samaniego López (Instituto de Investigaciones Históricas); José Gustavo Mendoza González (Escuela de Humanidades).
colaboradores Y en el caso de las citas de documentos en línea, la citación será: López, B. M. (2004). Salud pública: El precio del desarrollo. Recuperado el 2 de junio de 2004, de http://www.elmundo.es/ Salud/293/07No118.html Adonis, M., Caceres, D., Retamal, C., et al. (2001, enero). Indoor air Pollution in zone of extreme poverty of metropolitan Santiago [Contaminación intradomiciliaria en un sector de extrema pobreza de la comuna de La Pintana]. Revista Médica de Chile, 129 (1), 33-42. Recuperado el 17 de febrero de 2006 de, http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S003498872001000100005&lng=en&nrm=iso
4. Las figuras, fotografías o gráficas deberán presentarse por separado, impresas en papel de buena calidad o elaboradas por computadora y almacenadas en el mismo soporte en el que se entrega el texto, pero en archivos separados. En este caso son aceptadas las extensiones TIF, CDR, JPG o EPS mayores de 300 puntos por pulgada (DPI). Al preparar las figuras deberá tenerse en consideración que comúnmente éstas se reducen de tamaño, por ello la simbología deberá ser clara y diferenciable. Al final del texto se deberán incluir los pies de todas las imágenes. No incluya imágenes que no se mencionen en el texto. En lo posible se deberá evitar el uso de material gráfico previamente publicado; sin embargo, cuando ello se considere indispensable, será responsabilidad del autor obtener los permisos necesarios para su reproducción. 5.El o los autores del trabajo deberán anotar su nombre completo, dirección postal y electrónica, así como números telefónicos donde podrán ser localizados, además de la institución a la que se encuentran adscritos, y una breve semblanza de su trabajo, no mayor de media cuartilla. En caso de no cumplir con estos requisitos en el tiempo solicitado, Revista Universitaria de la UABC se reserva el derecho de publicar el trabajo. Tipos de colaboraciones • Ensayo, reflexiones, artículos. • Traducciones de ensayos y artículos. • Entrevistas • Reportajes
• Resultados e informe de investigación: Trabajo en los que se den a conocer los resultados generales o parciales de una investigación original. • Revisión comentada de un libro o cualquier otro tipo de documento (reseña). Se recomienda que el autor retenga una copia original del texto. Una vez recibidos los archivos o documentos, se le notificará al autor de su recepción en un plazo no mayor de cinco días. Toda la correspondencia se establecerá con el primer autor del manuscrito. Si la coordinación editorial de la revista no recibe respuesta del autor en un lapso mayor a los seis meses después de que se le hayan indicado los cambios a su trabajo, este será dado de baja. Formas de envío El material podrá ser enviado por correo electrónico, mensajería o personalmente. Si lo hace por correo electrónico será necesario que anexe en un archivo los documentos e incluya en el cuerpo de la carta el listado de los archivos enviados. La dirección electrónica a la cual deberá dirigir su mensaje es: revista@info.rec.uabc.mx, revista_uabc@hotmail.com. En el caso de mensajería, deberá incluir una impresión del documento original; una hoja con los datos de identificación del autor o autores (nombre, institución, dirección, teléfono, fax y correo electrónico); dos copias ciegas del documento (sin datos de identificación del autor); disquete de 3.5” o disco compacto conteniendo archivos. La dirección de envío es: Revista Universitaria de la UABC, Av. Reforma 1375. Colonia Nueva. Mexicali, Baja California. C.P. 21100. Derechos de autor Una vez aceptado el trabajo, los autores cederán a la UABC los derechos para publicar y distribuir el texto en forma impresa y electrónica, así como para archivarlo y hacerlo accesible en línea. Los autores podrán distribuir su propio material sin solicitar permiso del editor, siempre y cuando sea sin fines comerciales y la fuente original sea citada. En el caso de que se presenten trabajos firmados por dos o más autores uno de estos deberá presentar una carta en la que los co-autores autoricen la publicación del trabajo en cuestión y en donde se confirme su legitimidad.
CONTENIDO Semillero La reproducción de la vida cotidiana Fredy Perlman (traducción de Tomás Di Bella) Divulgare Mundo pequeño en internet Brenda Leticia Flores Ríos, Larisa Burtseva Divulgar, ¿tú qué opinas? Ana Luz Quintanilla Montoya, Carlos H. Zazueta Conductividad a la carta Guadalupe Lydia Álvarez Camacho, Jesús M. Siqueiros Beltrones Paradigmas El spam nuestro de cada día Ricardo Ching Wesman Yubai Notas negras sobre la nota roja en dos novelas mexicanas Cathy Fourez Errores de cálculo Rafael Luna Textos y discursosos Juegos y reglas Yaren Rojas Orden escudo de armas Hugo Salcedo Apuntes Sexualidad en el síndrome de down Claudia Pérez El papel de los derechos sexuales y reproductivos del individuo Mario E. Montoya, Adriana Guillén Ojeda Explorare Repensando al predador Alberto Tapia Landeros Culturas sin fronteras Procesos de legitimación Violeta García Esparza Mexicali y sus dinámicas de frontera Marlene Zamora Machado
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¿Quiénes somos? Entrevista a Escuela de Artes de la UABC Arlen Tapia
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Reseña Como cashora al sol Édgar Cota
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Fredy Perlman1 (Traducción de Tomás Di Bella)
1 Fredy Perlman (1934-1985) fue impresor, músico, traductor, teórico, editor y activista político. Nació en Checoslovaquia y emigró con sus padres hacia Cochabamba, Bolivia en 1938, un poco antes de que el nazismo entrara a su país. Luego viajaron hacia Estados Unidos en 1945 y vivieron en Alabama, Brooklin, etcétera. Entre 1959 y 1963 él y su esposa Lorraine vivieron en Manhattan, donde participaron en movimientos pacifistas y en contra de la bomba junto al movimiento activista llamado el Living Theatre. Freddy Perlman fue arrestado por estas manifestaciones. Durante ese periodo se dedicó a imprimir obras de teatro y también escribió The new freedom; Corporate capitalism, y una obra de teatro, Plunder, que él mismo publicó. Fue traductor al inglés de varios importantes teóricos y autores, como Arshinov,Voline, Camatte, en obras como Manual para líderes revolucionarios, cartas de insurgentes; La revolución desconocida y El deambular de la humanidad. Él mismo es autor de Worker-student action comites, mayo del 68; The reproduction of daily life; Revolt in socialist Yugoslavia; El persistente atractivo del nacionalismo y Against history, Against Leviathan. El fragmento que aquí se tradujo (inédito en español hasta donde sabemos) es una buena manera de empezar a entender términos como fetichismo, enajenación, trabajo asalariado, plusvalor, Capital, oferta y demanda, mercado y dinero, explotación y clase. La claridad con que está expuesta la teoría capitalista de producción y sus consecuencias sociales explican en breve y medularmente, la monumental obra de El Capital de Marx.
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Ilustración de Eric Drooker
La actividad práctica cotidiana de los hombres tribales reproduce o perpetua a la tribu. Esta reproducción no es meramente física, sino también social. A través de sus actividades cotidianas los tribales no sólo reproducen a un grupo de seres humanos; reproducen a la tribu, principalmente una particular forma social dentro de la que un grupo de seres humanos desarrollan actividades específicas de una manera también particular. Las actividades específicas de los tribales no son el resultado de características “naturales” de los hombres que las desarrollan, como por ejemplo la manera en que la producción de miel es un resultado de la “naturaleza” de la abeja. La vida cotidiana representada y perpetuada por el hombre tribal es una respuesta social específica a condiciones materiales e históricas específicas.
La vida cotidiana o las actividades diarias de los esclavos reproducen esclavitud. A través de sus prácticas cotidianas, los esclavos no sólo se reproducen a sí mismos y a sus amos físicamente; también reproducen los instrumentos mediante los cuales sus amos los reprimen y también reproducen sus propios hábitos de sumisión hacia la autoridad. Los hombres que viven en una sociedad esclavista, la relación amo-esclavo parecería ser una relación natural y eterna. El esclavismo es una forma social específica, y los hombres se someten a ella en condiciones materiales e históricas particulares. La vida cotidiana o las actividades diarias de los trabajadores asalariados reproduce el trabajo asalariado y al Capital. A través de sus actividades cotidianas, el hombre “moderno”, al igual que el tribal y el esclavo, reproduce a los habitantes, sus relaciones sociales y las ideas de su sociedad; ellos reproducen la forma social de la vida cotidiana. Al igual que los sistemas tribal y esclavista, el sistema capitalista no es natural ni la forma definitiva de la sociedad humana; al igual que las formas sociales tempranas, el capitalismo es una respuesta específica a las condiciones materiales e históricas. Contrario a formas tempranas de actividad social, la vida cotidiana en la sociedad capitalista transforma sistemáticamente las condiciones materiales de las que el capitalismo originalmente surgió. Algunas de las limitaciones materiales para la actividad cotidiana gradualmente pasan a ser control humano. En la fase ulterior del industrialismo, la actividad práctica crea sus propias condiciones materiales así como su forma social. Sin embargo, la cuestión aquí no es únicamente cómo la actividad práctica reproduce la sociedad capitalista, sino también la manera en que la actividad en sí misma elimina las condiciones materiales de las que el capitalismo es su respuesta. La vida cotidiana en la sociedad capitalista La forma social de las actividades normales del pueblo en la sociedad capitalista es una respuesta a determinada situación histórica y material. Las condiciones materiales e históricas explican el origen de la forma capitalista, pero no explican porqué esta forma prevalece después que su situación original desaparece. El concepto de “rezago cultural” no es una explicación de la continuidad de una forma social después de la desaparición de sus condiciones originales a las cuales respondía. Este concepto es simplemente un nombre para la continuidad de la forma social. Cuando el concepto de “rezago cultural” se ostenta como el nombre de una “fuerza social” que
determina la actividad humana, es una ofuscación que presenta la consecuencia de la actividad de un pueblo como una fuerza externa fuera de su control. Esto no sólo es verdad con el concepto de “rezago cultural”. Muchos de los términos utilizados por Marx para describir las prácticas del pueblo han sido elevadas al estatus de fuerzas “naturales” que determinan las prácticas sociales; así, conceptos como “lucha de clases”, “relaciones de producción”, y particularmente la “dialéctica” juegan el mismo papel en las teorías de algunos “marxistas” igual que conceptos como “pecado original” “fe”, “la mano del destino” jugaron en las teorías de los místicos medievales. Al desempeñar sus actividades cotidianas, los miembros de la sociedad capitalista llevan a cabo dos procesos simultáneamente: reproducen la forma de sus actividades y al mismo tiempo eliminan las condiciones materiales a las que esta forma de actividad inicialmente respondía. Pero ellos no saben que llevan a cabo estos procesos; esas actividades no son transparentes para ellos. Ellos están bajo la ilusión de que sus actividades son respuestas a sus condiciones naturales más allá de su control y no ven que ellos mismos son autores de esas condiciones. El reto de la ideología capitalista es mantener el velo que evita que el pueblo se dé cuenta que su propia actividad reproduce la forma de sus actividades cotidianas; el reto de la teoría crítica es develar las actividades cotidianas, convertirlas en transparentes, lograr que la reproducción social de la actividad capitalista sea visible dentro de las prácticas cotidianas del pueblo. Bajo el capitalismo, la vida diaria consiste de actividades que reproducen y expanden la forma capitalista de la práctica social. La venta del tiempo-trabajo por un precio (salario), la encarnación del tiempo-trabajo en mercancías (bienes vendibles, tanto tangibles como intangibles), el consumo de mercancías tangibles e intangibles (tales como bienes de consumo y espectáculos), actividades todas que caracterizan la vida cotidiana bajo el capitalismo no son manifestaciones de la “naturaleza humana” ni son impuestas a los hombres por fuerzas que ellos no controlen. Si se afirma que el hombre “por naturaleza” es un tribal sin inventiva y un negociante ingenioso, un esclavo sumiso y un artesano orgulloso y cazador independiente y un trabajador asalariado dependiente, entonces la “naturaleza” del hombre es un concepto vacío o, la “naturaleza” del hombre depende de condiciones materiales e históricas, y de hecho es una respuesta a esas condiciones. La enajenación de la vida cotidiana En la sociedad capitalista la actividad creativa toma la forma de producción de mercancías, producción de bienes de mercado, y los resultados de la actividad humana toman la forma de mercancías. La compra-venta y lo vendible es la característica universal de todos los productos y de toda actividad. Los
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productos de la actividad humana, que son necesarios para la supervivencia, tienen la forma de bienes vendibles: sólo pueden ser adquiridos a cambio de dinero. Y el dinero sólo se puede conseguir intercambiando mercancías. Si la mayoría de los hombres aceptan la legitimidad de estas convenciones, si aceptan la convención de que las mercancías son un prerrequisito para obtener dinero, y que el dinero es un prerrequisito para la supervivencia, entonces quedan atrapados en un círculo vicioso. Ya que ellos no tienen mercancías, la única salida de este círculo es considerarse ellos mismos, o parte de ellos mismos, como mercancías. Y ésta es , de hecho, la curiosa “solución” que los hombres se imponen a sí mismos ante específicas condiciones materiales e históricas. No intercambian sus cuerpos o partes de sus cuerpos por dinero. Intercambian el contenido creativo de sus vidas, su actividad cotidiana, por dinero. Tan pronto como el hombre acepta el dinero como el equivalente de la vida, la venta de su actividad cotidiana se convierte en condición para su supervivencia física y social. La vida es intercambiada por supervivencia. La creación y la producción significa actividad vendida. La actividad del hombre es “productiva”, útil a la sociedad, únicamente cuando ésta es actividad vendida. Y el hombre mismo es un miembro productivo de la sociedad sólo cuando las actividades de su vida diaria son actividades vendibles. Tan pronto como el pueblo acepta los términos de este intercambio, la vida cotidiana toma la forma de prostitución generalizada. El poder creativo vendido, o la actividad diaria vendida, toma la forma de trabajo. El trabajo es históricamente una forma específica de la actividad humana. El trabajo es una actividad abstracta que tiene una sola cualidad o propiedad: es vendible, puede ser vendido por una cantidad dada de dinero. El trabajo es una actividad indiferente: indiferente a la particular tarea desarrollada e indiferente al sujeto cuya tarea es dirigida. Escarbar, imprimir o esculpir son actividades diferentes, pero las tres son trabajo en la sociedad capitalista. El trabajo es simplemente “ganar dinero”. La actividad cotidiana que toma la forma de trabajo sólo se hace para ganar dinero. La vida sólo significa supervivencia. Esta jugarreta irónica no es el clímax dramático de una novela de ficción; es un hecho en la vida cotidiana de la sociedad capitalista. La supervivencia, entendida como autopreservación y reproducción, no es una referencia de la actividad práctica creativa, sino todo lo contrario. La actividad creativa en la forma de trabajo, principalmente actividad vendida, es una necesidad dolorosa para la supervivencia; el trabajo es el significante de la autopreservación y reproducción. La venta de la actividad cotidiana tiene otro revés. A través de la venta, el trabajo de un individuo se convierte en la “propiedad” de otro, es apropiado por otro, entra bajo el control de otro. Es decir, la actividad de una persona se convierte en la actividad de otra, la actividad de su propietario; se convierte en ajeno a la persona que lo realiza. De este modo, la propia vida, el logro de un individuo en el mundo, la diferencia que su vida hace frente a la vida de la humanidad, no sólo se transforma en trabajo, necesidad dolorosa para la supervivencia; se transforma
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en actividad ajena, actividad realizada por el comprador de trabajo. En la sociedad capitalista, los arquitectos, los ingenieros, los trabajadores no son constructores; el hombre que compra su trabajo es el constructor; sus proyectos, cálculos y tareas son ajenas a ellos; su actividad vital, sus logros, son de él. Los sociólogos académicos que toman la venta del trabajo como algo dado, entienden esta ajenidad del trabajo como una sensación: la actividad del trabajador “aparece” como algo ajeno al trabajador, “parece” ser controlado por otro. Sin embargo, cualquier trabajador puede explicarle al sociólogo académico que la enajenación no es ni una sensación ni una idea en su cabeza, sino un hecho real en la vida cotidiana de los trabajadores. La actividad vendida es de hecho ajena al trabajador; de hecho su trabajo es controlado por su comprador. A cambio de su actividad vendida, el trabajador obtiene dinero, el medio convencionalmente aceptado para la supervivencia en la sociedad capitalista. Con este dinero, puede comprar artículos de consumo, cosas, pero no puede comprar su actividad. Esto revela un “abismo” peculiar en el dinero como “equivalente universal”. Una persona puede vender sus artículos a cambio de dinero, y puede comprar los mismos artículos con dinero. Puede vender su actividad vital por dinero, pero no puede comprar esa misma actividad con dinero. Lo primero que un trabajador compra con su salario son bienes de consumo que le permiten sobrevivir, y con ello reproducir su fuerza de trabajo para así poder seguir vendiéndola; y esos bienes de consumo son espectáculos, objetos de admiración pasiva. Él consume y admira pasivamente los productos de la actividad humana. Él no existe en el mundo como un agente activo que lo transforma. Pero como un impotente espectador puede percibir este estado de admiración impotente como “felicidad”, y ya que el trabajo es doloroso, puede que desee ser “feliz”, a saber inactivo, toda su vida (algo similar a haber nacido muerto). Las mercancías, los espectáculos, lo consumen; gasta la energía vital en una admiración pasiva; es consumido por las cosas. (Un individuo puede superar esta muerte-en-vida a través de la actividad creativa marginal; pero la población no, excepto aboliendo la forma capitalista de la actividad práctica, con la abolición de la actividad salario-trabajo y con ello apropiándose de la actividad creativa). El fetichismo de las mercancías Al alienar su actividad y encarnarla en mercancías, en receptáculos materiales de trabajo humano, la gente se reproduce a sí misma y al Capital. Desde el punto de vista de la ideología capitalista, y particularmente de los economistas académicos, esta afirmación no es verdadera: las mercancías “no son únicamente el producto del trabajo”; son producidas por los “factores primordiales de
la producción”, Propiedad, Trabajo y Capital, la santísima trinidad del capitalista, y el ingrediente principal de esta obra es obviamente el capital. El propósito de esta superficial trinidad no es el análisis, ya que no es para analizar para lo que se les paga a estos expertos. Se les paga para confundir, para enmascarar la forma social de la actividad práctica bajo el capitalismo, para cubrir el hecho de que los productores se reproducen a sí mismos, a sus explotadores, así como los instrumentos con los que son explotados. La fórmula trinitaria no tiene poder de convencimiento. Es evidente que la tierra (la propiedad) no es productor de mercancías al igual que no lo son el agua, el aire, el sol. Además, el capital, que es al mismo tiempo un nombre para la relación social entre los trabajadores y los capitalistas, para los instrumentos de producción propiedad del capitalista, y para el dinero, equivalente de sus instrumentos en “intangibles”, no produce otra cosa mas que eyaculaciones en forma de publicaciones de los académicos economistas. Incluso los instrumentos de producción, que son el capital de un solo capitalista son “factores primordiales de producción” sólo si uno limita su visión a una aislada firma capitalista, ya que un panorama general de la economía revela que el capital de un capitalista es el receptáculo material del trabajo enajenado de otro capitalista. Sin embargo, aunque la santísima trinidad no convenza, sí logra ocultar todo cambiando el tema: en lugar de preguntarse porqué la actividad de la gente bajo el capitalismo adquiere la forma de trabajo asalariado, se preguntan si el trabajo es el único “factor de producción”. De esa manera, los economistas (y la ideología capitalista en general) tratan a la tierra, el dinero y los frutos del trabajo, como cosas que tienen el poder de producir, de crear valor, de trabajar para sus dueños, de transformar al mundo. A esto es a lo que Marx llamó fetichismo, a lo que caracteriza los conceptos del lugar común y que los economistas elevaron a nivel de dogma. Para el economista las personas son cosas (“factores de producción”), y las cosas tienen vida (el dinero “trabaja” y el capital “produce”). El alabador del fetiche atribuye el producto de su propia actividad a su fetiche. Como consecuencia de ello, se rehúsa a ejercer su propio poder (el poder para transformar la naturaleza, el poder para determinar la forma y el contenido de su vida cotidiana); ejerce sólo aquellos “poderes” que él atribuye a su fetiche (el “poder” de comprar mercancías). En otras palabras, el alabador del fetiche se castra a sí mismo y le atribuye virilidad a su fetiche. Pero el fetiche es una cosa muerta, no viviente; no tiene virilidad. El fetiche no es más que una cosa con la que, y a través de la cual, se mantienen las relaciones capitalistas. El poder misterioso del capital, su “poder” para producir, su virilidad, no reside en él mismo, sino en el hecho de que la gente enajena su actividad creativa, que venden su trabajo a los capitalistas, que materializan
o reifican (hacen tangible lo abstracto) su trabajo enajenado en mercancías. Es decir, la gente es comprada con los productos de su propia actividad, sin embargo, ellos ven su propia actividad como la actividad del capital, y sus propios productos como productos del capital. Al atribuirle poder creativo al capital y no a su propia actividad, entregan su actividad vital, su vida cotidiana, al capital, lo que significa que la gente se entrega diariamente, a la personificación del capital, el capitalista. Al vender su trabajo enajenando su actividad, su energía, la gente reproduce cotidianamente las personificaciones de las formas de actividad dominantes bajo el capitalismo, repiten el trabajo asalariado y al capitalista. No únicamente reproducen físicamente al individuo, sino socialmente también; calcan individuos que son vendedores de fuerza de trabajo, e individuos que son dueños de los medios de producción; ellos producen a los individuos así como las actividades específicas, la venta así como la propiedad. Cada ocasión que las personas desempeñan una actividad que ellas mismas no definen ni controlan, cada vez que pagan por bienes que ellas producen con dinero que reciben a cambio de su actividad enajenada, en cada ocasión en que pasivamente admiran los productos de su propia actividad como objetos enajenados conseguidos con su dinero, le dan nueva vida al capital en detrimento de la suya propia. El objetivo del proceso es la reproducción de la relación entre el trabajador y el capitalista. Sin embargo, éste no es el objetivo de los agentes individuales involucrados en el proceso. Sus actividades no son transparentes para ellos; sus ojos están fijos en el fetiche que se interpone entre el acto y sus resultados. Los individuos mantienen su mirada fija en las cosas, precisamente aquellas cosas con las que se establecen las relaciones capitalistas. El trabajador, como productor, busca intercambiar su labor cotidiana por dinero-salario, busca precisamente aquella cosa con la cual se restablece su relación con el capitalista, la cosa con la que él se reproduce a sí mismo como asalariado y al otro como capitalista. El trabajador, como consumidor, intercambia dinero por los frutos del trabajo, precisamente las cosas que el capitalista tiene que vender para amasar su capital. La transformación cotidiana de la actividad vital en capital es mediada por las cosas, no es llevada a cabo por las cosas. El alabador del fetiche no sabe esto; para él, el trabajo y la tierra, las herramientas y el dinero, empresarios y banqueros, son todos “factores” y “agentes”. Cuando un cazador que lleva un amuleto mata a un venado con una piedra, éste podría considerar a su amuleto como un “factor” esencial para matar al venado e incluso para proveer al venado para cazarlo. Si es un responsable y bien educado alabador de fetiches, le mostrará muchos cuidados a su amuleto, conservándolo con cuidados y admiración; para mejorar las condiciones materiales de su vida, mejorará la manera cómo lleva puesto el amuleto, no la manera cómo lanza la piedra; aunado esto, incluso podría enviar a su amuleto a “cazar” por él. Él no mira con transparencia sus actividades cotidianas: cuando come bien, no se da cuenta que es su propia acción de tirar la piedra y no la acción del amuleto lo que provee la comida; cuando pasa hambre, no se da cuenta
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que es su propia actitud de alabanza hacia el amuleto en lugar de cazar, lo que provoca su hambre, no la cólera del fetiche. El fetichismo de las mercancías y el dinero, la mitificación de la propia actividad cotidiana, la religión común que le atribuye actividad vital a cosas inanimadas, no son un capricho mental nacido de la imaginación del hombre; tiene su origen en el carácter de las relaciones sociales bajo el capitalismo. De hecho los hombres se relacionan entre sí a través de las cosas; el fetiche es de hecho la ocasión que tienen para actuar colectivamente. Pero no es el fetiche el que realiza las actividades. No es el capital el que transforma las materias primas, ni el capital el que produce los bienes. Si la actividad viviente no transformara, éstas se mantendrían sin transformar, inertes, materia muerta. Si los hombres no estuvieran predispuestos a continuar vendiendo su actividad vital, sería revelada la impotencia del capital; el capital dejaría de existir; su última energía sería tan sólo el poder para recordarle a la gente de una forma caduca de la vida cotidiana cuya característica era una cotidiana prostitución generalizada. El trabajador enajena su vida para poder preservarla. Si no vendiera su actividad vital no podría obtener un salario y no podría sobrevivir. Sin embargo, no es el salario el que provoca que la enajenación sea una condición para la sobrevivencia. Si los hombres estuvieran colectivamente no predispuestos a vender sus vidas, si estuvieran predispuestos a tomar el control sobre sus propias actividades, la prostitución generalizada no sería una condición para la sobrevivencia. Es la predisposición de la gente para seguir vendiendo su trabajo, y no las cosas por las cuales las vende, que hace necesaria la enajenación de la actividad vital para preservar la vida. La actividad vital que vende el trabajador es comprada por el capitalista. Y es únicamente esta actividad vital que le brinda fortaleza al capital y lo hace “productivo”. El capitalista, “dueño” de los medios de producción y de las materias primas, presenta a los objetos de la naturaleza y el producto del trabajo ajeno como su propia “propiedad privada”. Pero no es el poder misterioso del capital que crea la “propiedad privada” del capitalista; la actividad vital es lo que crea a la “propiedad”, y la forma de esa actividad es lo que la mantiene “privada”. La transformación de la actividad vital en Capital La transformación de la actividad vital en capital se lleva a cabo a través de las cosas, cotidianamente, pero no es a causa de las cosas. Los objetos que son productos de la actividad humana aparentan ser agentes activos porque las actividades y los contactos son establecidos por y a través de las cosas, y porque la actividad de la gente no resulta transparente para ellos; confunden el objeto mediador por la causa. En el proceso capitalista de producción, el trabajador encarna o materializa su energía vital enajenada en un objeto inanimado usando herramientas que son encarnaciones de la actividad de otras personas. (Instrumentos industriales sofisticados encarnan la actividad intelectual y manual de innumerables generaciones de inventores, improvisadores y productores de todas partes del mundo y de variadas formas sociales). Los instrumentos son objetos inanimados; son encarnaciones materiales de la actividad
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vital, pero evidentemente no contienen vida. El único agente activo en el proceso de producción es el trabajador viviente. Utiliza los productos del trabajo de otras personas y les infunde vida —por decirlo de alguna manera—, pero la vida sigue siendo la de él; no puede pues resucitar a los individuos que almacenaron su actividad vital en sus herramientas. El instrumento le podrá facilitar el hacer más trabajo durante un determinado tiempo, y en este sentido puede elevar su productividad. Pero únicamente el trabajador vivo, capaz de producir, puede ser productivo. Por ejemplo, cuando un trabajador industrial trabaja sobre un torno eléctrico, utiliza los productos del trabajo de generaciones de físicos, ingenieros eléctricos, constructores de tornos. Obviamente es más productivo que un artesano que esculpe el mismo objeto a mano. Pero en ningún sentido es el “capital” a disposición del trabajador industrial más “productivo” que el “capital” del artesano. Si generaciones de actividad intelectual y manual no se hubiesen incorporado al torno eléctrico, si el trabajador industrial no hubiera inventado el torno, la electricidad y el torno eléctrico, le tomaría entonces muchas vidas para producir un solo objeto en el torno eléctrico, y ninguna cantidad de capital alcanzaría para mejorar su productividad frente a la del artesano haciendo la pieza a mano. La idea de la “productividad del capital” y particularmente la medición a detalle de esa “productividad”, son invenciones de las “ciencias económicas”, esa religión del capitalista que utiliza la energía de la gente en la veneración, admiración y halago del principal fetiche de la sociedad capitalista. Los colegas medievales de estos “científicos” realizaron mediciones a detalle de la altura y peso de ángeles en el cielo, sin nunca preguntarse qué eran los ángeles o el cielo y dando por hecho la existencia de ambos. El resultado de la actividad vendida del trabajador es un producto que no le pertenece. Este producto es una encarnación de su trabajo, una materialización de una parte de su vida, un receptáculo que contiene su actividad vital, pero no es de él; es tan ajeno a él como su trabajo. Él no decidió hacerlo, y cuando está hecho, no decide qué hacer con ello. Si lo quiere, tiene que comprarlo. Lo que él ha hecho no es simplemente un objeto con ciertas propiedades utilitarias; para eso no hubiera tenido necesidad de vender su fuerza de trabajo a un capitalista a cambio de un salario; hubiera tan sólo necesitado tomar los materiales necesarios y las herramientas adecuadas, hubiese necesitado tan sólo darle forma a los materiales guiado por sus objetivos y limitado por su conocimiento y habilidades. (Es obvio que un individuo puede realizar tal cosa sólo marginalmente; la apropiación de la herramientas y las materias primas por el hombre tan sólo puede ser real cuando la forma capitalista de producción ya no exista). Lo que el trabajador crea bajo las condiciones capitalistas es un producto con una propiedad muy
específica, la propiedad de lo vendible. Lo que su actividad enajenada produce es mercancía. Debido a que la producción capitalista es producción de mercancías, la idea de que el objetivo de este proceso es la satisfacción de la necesidades humanas es falsa; es al mismo tiempo una falacia y una apología. La “satisfacción de la necesidades humanas” no es el objetivo del capitalista o del trabajador enredado en la producción, ni tampoco es un resultado del proceso mismo. El trabajador vende su fuerza de trabajo para obtener así un salario; el contenido específico del trabajo le es indiferente; él no vende (enajena) su fuerza de trabajo a un capitalista que le dé a cambio un salario, no importa qué tantas necesidades humanas pueda satisfacer este último. El capitalista compra fuerza de trabajo y la pone a producir mercancías para luego venderlas. Es indiferente a las propiedades específicas de los productos, al igual como es indiferente a las necesidades de la gente; todo lo que le interesa del producto es en cuánto se venderá, y todo lo que le interesa acerca de las necesidades de la gente es qué tanto “necesitan” comprar y la manera cómo puedan ser forzados, a través de la propaganda y el condicionamiento psicológico, para “necesitar” más. El objetivo del capitalista es satisfacer su necesidad de reproducir y engrandecer el Capital, y el resultado de este proceso es la reproducción generalizada del trabajo asalariado y el capital (cosas que no son “necesidades humanas”). La mercancía que el trabajador produce, el capitalista la intercambia por una cantidad específica de dinero; la mercancía es un valor que es intercambiado por un valor equivalente. En otras palabras, el trabajo pasado y el presente materializados en el producto pueden existir en dos formas distintas y sin embargo equivalentes, en mercancía y dinero, o lo común a los dos, que es el valor. Esto no significa que el valor sea trabajo. El valor es la forma social reificada (materializada) del trabajo en la sociedad capitalista. Bajo el capitalismo las relaciones sociales no se establecen directamente; se establecen a través del valor. A consecuencia de esto, bajo el capitalismo es imposible rastrear lo que le sucede a la actividad vital tan sólo observando la actividad en sí, sino sólo siguiendo la metamorfosis del valor. Cuando la actividad vital de la gente toma la forma de trabajo (actividad enajenada), adquiere la cualidad de poder ser intercambiable; adquiere la forma de valor. Dicho de otra manera, el trabajo puede ser intercambiado por una cantidad “equivalente” de dinero (salarios). La enajenación deliberada de la actividad vital —y que es entendida como necesaria para la sobrevivencia de los miembros de la sociedad capitalista— reproduce por sí misma la forma capitalista y que dentro de la que la enajenación es necesaria para su sobrevivencia. Debido al hecho de que la actividad humana tiene la forma de valor, los productos de esta actividad también deben de tener
tal forma: deben de poder cambiarse por dinero. Esto es obvio, porque si los productos del trabajo no tomaran la forma de valor, sino digamos, de objetos útiles a disposición de la sociedad, entonces se quedarían en la fábrica o serían tomados con toda libertad por los miembros de la sociedad cuando surgiera necesidad de ellos; en cualquier caso, el dinero-salario recibido por el trabajador no tendría ningún valor, y la actividad humana no podría venderse por una “cantidad” específica de dinero; la actividad vital no podría enajenarse. Por otro lado, tan pronto como la actividad humana toma la forma de valor, los productos de esa actividad toman la forma de valor, y la reproducción de la vida cotidiana se da sujeta a los cambios y metamorfosis del valor. El capitalista vende los productos del trabajo en un mercado; los intercambia por una cantidad específica de dinero; él obtiene un valor determinado. La magnitud específica de este valor en un mercado determinado, es el precio de la mercancía. Para el economista, el precio es la llave de San Pedro para las puertas del edén. Al igual que el Capital, el precio se mueve en un mundo maravilloso que consiste únicamente de objetos; los objetos tienen relaciones humanas entre sí, y están vivos; se transforman unos a otros, se comunican, se unen en matrimonio y tienen hijos. Y claro que sólo es a través de la gracia de estos inteligentes, poderosos y creativos objetos que la gente puede adquirir la felicidad en la sociedad capitalista. En la imaginación del economista sobre el trabajo en este edén, los ángeles realizan todo y los hombres no hacen nada; los hombres simplemente disfrutan lo que esos seres superiores hacen por ellos. No sólo el Capital produce y el dinero trabaja; otros seres misteriosos tienen virtudes similares. Tales como el Suministro, cantidad de cosas que son vendidas, y la Demanda, cantidad de cosas que son compradas, y juntos determinan el Precio, una cantidad de dinero; Cuando el Suministro y la Demanda se casan en un momento determinado del diagrama, dan a luz al Precio Equilibrado, que corresponde a un estado universal de éxtasis. Las actividades cotidianas son asumidas por las cosas, y la gente es reducida a cosas (“factores de producción”) durante sus horas productivas y en espectadores pasivos durante su tiempo de “descanso”. La virtud del economista consiste en la habilidad de atribuirle a las cosas los resultados de la actividad diaria de la gente, y sus inhabilidad para ver que bajo las cosas están inherentes las actividades de la gente. Para el economista, las cosas —que bajo el capitalismo regulan la actividad de la gente— son ellas mismas las madres y los hijos, las causas y consecuencias de su propia actividad. La magnitud del valor, a saber el precio de la mercancía, la cantidad de dinero por el que es intercambiada, no es determinado por las cosas, sino por las actividades cotidianas de la gente. Suministro y demanda, competencia perfecta e imperfecta, no son más que formas sociales de los productos y las ocupaciones en la sociedad capitalista; no tienen vida propia. El hecho de que la actividad esté enajenada, específicamente que el tiempo-trabajo es vendido por una determinada suma de dinero, que tiene cierto valor, tiene varias consecuencias para la magnitud del valor de esos productos del trabajo. El valor de las mercancías vendidas por lo menos debe igualar el
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valor del tiempo-trabajo. Esto es obvio tanto desde el punto de vista de una firma capitalista aislada como para el conjunto de la sociedad. Si el valor de las mercancías que el capitalista vende fuese menor al valor del trabajo que contrata, sus gastos al comprarlo fuesen mayores que sus ganancias, y rápidamente llegaría la bancarrota. Desde el punto de vista social, si el valor de la producción laboral fuese menor al valor de su consumo, entonces la fuerza de trabajo no podría reproducirse a sí misma, ya no digamos al capitalista. Sin embargo, si el valor de las mercancías fueran exactamente iguales al valor del tiempo-trabajo consumido para producirlas, los productores de mercancías se reproducirían únicamente a sí mismos, y su sociedad no sería una sociedad capitalista; quizás su actividad todavía fuese aquella de productores de mercancías, pero no sería una producción capitalista de mercancías. Para que el trabajo cree Capital, el valor de los productos del trabajo tiene que ser mayor que el valor del trabajo. Es decir, la fuerza de trabajo debe de producir un producto excedente, una cantidad de bienes que no se consumen, y este producto excedente debe ser transformado en un valor excedente, una forma de valor que no es apropiado por los trabajadores en forma de salario, sino por los capitalistas como ganancia. Es más, el valor de los productos del trabajo debe ser aún mayor, ya que el trabajo vivo no es la única forma de trabajo materializado en ellos. En el proceso de producción, los trabajadores gastan su energía, pero también utilizan el trabajo almacenado de otros en forma de herramientas, y le dan forma a materias primas que antes otro trabajo las había impregnado de su energía. Esto nos lleva al extraño resultado de que el valor de los productos de los trabajadores y el valor de su salario son diferentes, a saber, que la suma de dinero que el capitalista recibe cuando vende mercancías producidas por sus trabajadores asalariados es diferente a la suma que le paga a estos. Esta diferencia no se explica por el hecho de que las materias primas y las herramientas deben de ser pagadas. Si el valor de las mercancías vendidas fuese igual al valor del trabajo y las herramientas, aún así no existirían los capitalistas. La verdad es que la diferencia entre las dos magnitudes debe ser lo suficientemente grande para mantener a la clase de los capitalistas —no sólo a los individuos, sino las actividades específicas que estos individuos desempeñan, a saber la compra de trabajo. La diferencia entre el valor total de los productos y el valor del trabajo gastado en su producción, es valor agregado, la semilla del Capital. Para poder localizar el origen del valor agregado es necesario primero examinar porqué el valor del trabajo es menor que el valor de las mercancías producidas por él. La actividad enajenada del trabajador transforma a las materias primas con la ayuda de las herramientas, y produce determinada cantidad de mercancías. Sin embargo, cuando estas mercancías son vendidas y se paga con ello las materias primas y herramientas utilizadas, a los trabajadores no se les entrega el valor que queda en forma de salario; de hecho se les da menos. En otras palabras, durante todos los días de trabajo, los trabajadores desarrollan una cierta cantidad de trabajo no pagado, trabajos forzados, por el que no reciben ningún pago.
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El desempeño de este trabajo sin paga, de este trabajo forzado, es otra “condición de supervivencia” para la sociedad capitalista. Sin embargo, al igual que la enajenación, esta condición no es impuesta por la naturaleza, sino por la práctica colectiva de la gente, por sus actividades cotidianas. Antes de que existieran los sindicatos, un trabajador individual aceptaba cualquier forma de trabajo forzado que existiese, ya que el rechazo de ese trabajo significaría tan sólo que otros trabajadores aceptarían esos términos de intercambio, y el individuo trabajador no recibiría ningún salario. Los trabajadores competían entre sí por el salario que el capitalista ofrecía; si un trabajador renunciaba debido a que el salario era inaceptablemente bajo, un trabajador desempleado estaba dispuesto a reemplazarlo, ya que para un desempleado un salario bajo es mejor que ningún salario del todo. A esta competencia entre trabajadores el capitalista le llamaba “trabajo libre”, quien hacía grandes esfuerzos por mantener esta libertad de los trabajadores, ya que era precisamente esta libertad la que preservaba el valor agregado haciendo posible que acumulara Capital. Ningún trabajador tenía como meta producir más bienes que los que les pagaban. Su objetivo era obtener el mejor salario posible. Sin embargo, la existencia de trabajadores desempleados y cuyo concepto de un mejor salario era algo más modesto que el de aquél que sí lo tenía, hacía posible para los capitalistas contratar trabajadores con salarios bajos. La mera existencia de trabajadores desempleados hacía posible que los capitalistas pagaran el salario más bajo por el que los trabajadores estaban dispuestos a trabajar. Por ello la consecuencia —debido a las actividades diarias colectivas de los trabajadores, y cada uno luchando por obtener el mejor salario—, era la baja de salarios generalizada; el efecto de la competencia de cada uno en contra de todos era que todos recibían el salario más bajo posible, y el capitalista obtenía el valor agregado más alto. La actividad cotidiana de todos anulaba los objetivos de cada uno. Pero los trabajadores no sabían que su situación era un producto de su propio comportamiento; sus propias prácticas no eran transparentes para ellos. Para los trabajadores los salarios bajos eran parte de la vida natural, como la muerte y la enfermedad, y que la caída de los salarios era una catástrofe del medio, como una inundación o un crudo invierno. Las críticas de los socialistas y los trabajos de análisis de Marx, así como el incremento del desarrollo industrial, que dio espacio para un poco más de tiempo para la reflexión, quitaron algunos velos e hicieron posible que los trabajadores pudieran mirar más detenidamente sus propias actividades. Sin embargo, en la Europa occidental y en Estados Unidos, los trabajadores no se deshicieron de la forma cotidiana del capitalismo; crearon los sindicatos. Y en las diferentes condiciones materiales de la Unión Soviética y Europa oriental, los trabajadores (y los campesinos) reemplazaron
a la clase capitalista por la burocracia estatal que compraba trabajo enajenado y acumulaba Capital en el nombre de Marx. Con los sindicatos la vida diaria es similar a lo que era antes de su existencia; en realidad es casi idéntica. La vida diaria continúa basándose en el trabajo, de actividad enajenada, y de trabajo no remunerado o trabajo forzado. El trabajador sindicalizado ha dejado de establecer los términos de su enajenación; los líderes y la burocracia sindical lo hacen por él. Los términos con los que el trabajo enajenado es establecido, ya no es por la necesidad que el trabajador individual tiene para aceptar lo que está disponible; ahora se da por la necesidad que tienen los líderes sindicales de mantener su posición de alcahuetes entre los vendedores de la fuerza de trabajo y sus compradores. Con o sin sindicatos el valor agregado no es ni el producto de la naturaleza ni del Capital; es creado por las prácticas cotidianas de la gente. Al desempeñar sus actividades diarias, la gente no sólo está disponible en reproducir las condiciones que la fuerzan a enajenar sus actividades, a reproducir Capital como el poder de éste para comprar fuerza de trabajo. Esto no se da porque no sepan “cuál es la alternativa”. Una persona incapacitada por indigestión crónica debido a que come demasiada grasa no continúa comiendo grasa porque no sepa cuál es la alternativa. Ya sea que prefiere estar indigestada para dejar de consumir grasa, o de otro modo no está claro para ella que el consumo diario de grasa es lo que lo mantiene incapacitado. Y si su doctor, predicador, profesor y político le dicen, primero, que es la grasa la que lo mantiene vivo, y después que ya hicieron por él todo lo que se pudiese hacer para sentirse mejor, entonces no es de sorprender que su práctica no es clara para él y que no hace gran esfuerzo para hacerla más evidente. La producción del valor agregado es una condición de sobrevivencia, no para la población, sino para el sistema capitalista. El valor agregado es la cantidad de valor de las mercancías producidas por la fuerza de trabajo, y que no le es regresada a los trabajadores. Puede manifestarse tanto en mercancías como en dinero (igual que el Capital puede manifestarse en una cantidad de cosas o de dinero), pero esto no altera el hecho de que es una manifestación tangible del trabajo y que es almacenado en determinada cantidad de productos. Ya que los productos pueden ser intercambiados por una cantidad “equivalente” de dinero, el dinero “aparece” o representa el mismo valor que los productos. El dinero puede también, en su momento, ser intercambiado por otra cantidad de productos de “equivalente” valor. El establecimiento de estos intercambios, que se llevan a cabo simultáneamente durante el desarrollo cotidiano de la vida capitalista, constituye el proceso capitalista de circulación. Es a través de este proceso que se realiza la metamorfosis del valor agregado en Capital.
La porción de valor que no es regresada a la fuerza de trabajo, es decir, valor excedente, permite la existencia del capitalista, y le permite también otra cosa que solamente existir. El capitalista invierte una parte de este valor excedente; contrata nuevos trabajadores y compra medios de producción; expande su dominio. Esto significa que el capital acumula nueva fuerza de trabajo, tanto en la forma de fuerza de trabajo viviente que contrata y en la fuerza de trabajo del pasado (pagada y no pagada) que se almacena en las materias primas y las herramientas que compra. La clase capitalista en su conjunto acumula la fuerza de trabajo excedente de la sociedad, pero este proceso se lleva cabo a una escala social y, en consecuencia, no puede ser visto si uno observa sólo las actividades de un solo capitalista. Aquí debemos recordar que los productos comprados por un determinado capitalista en la forma de herramientas, tienen las mismas características que los productos que vende. Un capitalista vende herramientas a otro capitalista por una determinada suma de valor, y sólo una parte de este valor es regresada a los trabajadores en forma de salario; la parte restante es valor excedente, con el que el primer capitalista compra nuevas herramientas y fuerza de trabajo. El segundo capitalista compra herramientas por el valor dado, que significa que paga por la cantidad total de fuerza de trabajo entregada al primer capitalista, la cantidad de fuerza de trabajo que fue remunerada así como la fuerza laboral que salió gratis. Esto significa que las herramientas acumuladas por el segundo capitalista contienen la fuerza de trabajo sin pagar del primero. En compensación, el segundo capitalista vende sus productos por un valor determinado, y regresa sólo una parte de este valor a sus trabajadores; utiliza el remanente para nuevas herramientas y fuerza de trabajo. Si todo el proceso pudiese comprimirse en un solo periodo de tiempo, y si todos los capitalistas fuesen integrados en uno, se vería que el valor con el que el capitalista adquiere nuevos instrumentos y fuerza de trabajo sería igual al valor de los productos que éste no devolvió a los productores. Esta acumulación de trabajo excedente es Capital. Si consideramos a la sociedad capitalista como un todo, el Capital total es igual a la suma de fuerza de trabajo sin paga de generaciones de seres humanos cuyas vidas consistieron de la diaria enajenación de su actividad cotidiana. En otras palabras, y en el escenario bajo el cual los hombres venden su vida diaria, el Capital es el producto de la actividad vendida del hombre, y se reproduce y expande cada día que un hombre vende otro día de trabajo, en cada momento que decide continuar viviendo en el capitalismo. Almacenaje y acumulación de la actividad humana La transformación del excedente de fuerza de trabajo en Capital es una forma histórica específica de un proceso más general, a saber, el proceso de industrialización, la transformación permanente del medio ambiente del hombre. Se pueden entender ciertas características esenciales de las consecuencias de la actividad humana bajo el capitalismo mediante una ilustración simplista. En una sociedad imaginaria,
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la gente invierte la mayoría de su tiempo produciendo comida y otras necesidades; sólo parte de su tiempo es “tiempo excedente” en el sentido en que no se invierte en la producción de necesidades. Esta ocupación excedente puede ser dedicada a la producción de comida para personas que no son específicamente productores, como sacerdotes y guerreros; también puede dedicarse a producir bienes que serán utilizados en ocasiones sagradas; podría invertirse en la celebración de ceremonias o haciendo ejercicio. En cualquiera de estos casos, de una generación a otra, sería muy difícil que, como consecuencia de sus actividades cotidianas, las condiciones materiales de estas personas cambiaran. Sin embargo, una generación de personas de esta sociedad imaginaria podría almacenar su tiempo excedente en lugar de utilizarlo. Por ejemplo, podrían utilizar este excedente de tiempo enrollando resortes. La siguiente generación podría desenrollar la energía almacenada en esos resortes para desempeñar algunas tareas necesarias o podría utilizar la energía de los resortes para enrollar otros más. En cualquier caso, el excedente de fuerza de trabajo almacenada por la generación anterior proveerá a la nueva generación de una cantidad mucho mayor de tiempo excedente. La nueva generación podría también almacenar este excedente en resortes o en otros receptáculos. En un periodo de tiempo relativamente corto, la fuerza de trabajo almacenada en los resortes sobrepasaría el tiempo de fuerza de trabajo disponible para cualquier generación; gastando muy poca energía, la gente de esta sociedad imaginaria podría montar los resortes para la mayoría de sus tareas cotidianas y también para enrollar más resortes para las futuras generaciones. La mayoría del tiempo que antes pasaban produciendo para sus necesidades ahora podrá ser utilizado en actividades que no son dictadas por las necesidades sino proyectadas por la imaginación. A primera vista parecería improbable que la gente dedicara su tiempo y vida a la tarea extraña de enrollar resortes. Y también parecería igual de improbable, aunque lo hicieran, que luego los almacenasen para futuras generaciones, ya que el desenrollar los resortes podría brindarles placer y festividades en su momento. Sin embargo, si la gente no dispusiera de sus propias vidas, si su actividad laboral no les perteneciera, si sus actividades consistieran de trabajos forzados, entonces la actividad humana muy bien puede dedicarse a la tarea de enrollar resortes, a la tarea de almacenar tiempo de trabajo excedente dentro de receptáculos materiales. El papel histórico del capitalismo, papel que fue actuado por personas que aceptaron la legitimidad de otros para disponer de sus vidas, consistió precisamente de almacenar actividad humana en receptáculos materiales mediante el trabajo forzado. Tan pronto como la gente se somete al “poder” que el dinero tiene para comprar tanto fuerza de trabajo almacenada como actividad vital, tan pronto como acepten el “derecho” ficticio de los poseedores de dinero para controlar y disponer de la fuerza vital de la sociedad almacenada, en ese momento convierten el dinero en Capital y a los dueños del dinero en capitalistas.
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Esta doble enajenación, la enajenación de la actividad vital en la forma de trabajo asalariado, y la enajenación de la actividad vital de generaciones pasadas en la forma de trabajo almacenado (medios de producción) no es un acto aislado que haya tenido lugar en algún momento de la historia. Las relaciones entre los trabajadores y los capitalistas no es una cosa que haya sido impuesta a la sociedad en algún momento del pasado, de una vez y para siempre. No hubo ningún momento en que los hombres firmaron un contrato, o incluso un arreglo verbal en el que concedieran el poder sobre la actividad cotidiana de todas las generaciones futuras en todas las partes del mundo. El Capital lleva la máscara de una fuerza natural; parece tan sólida como la misma Tierra; sus movimientos parecen tan irreversibles como la marea; sus crisis parecen tan inevitables como los terremotos y las inundaciones. Incluso cuando se admite que el poder del Capital es creado por los hombres, el admitir esto quizás tan sólo sea la oportunidad para crear una máscara todavía más impositiva, la máscara de una fuerza creada por el Hombre, un monstruo como Frankenstein, cuyo poder sea más impresionante que la admiración que inspira una fuerza natural. Sin embargo, el Capital no es ni una fuerza natural ni es un monstruo creado por el hombre en algún momento del pasado, y que desde ese tiempo haya dominado la vida humana. El poder del Capital no reside en el dinero, porque el dinero es una convención social que no tiene más “poder” que el que los hombres estén dispuestos a otorgarle; cuando los hombres se rehúsan a vender su fuerza de trabajo, el dinero no puede realizar ni siquiera la más sencillas de las tareas, sencillamente porque el dinero no “trabaja”. Tampoco el poder del Capital reside en los receptáculos materiales donde es almacenada la fuerza de trabajo de generaciones pasadas, ya que la energía potencial almacenada en estos receptáculos puede ser liberada por la gente, ya sea que estos receptáculos sean Capital, a saber, propiedad enajenada. Sin la actividad vital, la colección de objetos que constituyen el Capital social serían un montón de variados artefactos sin vida propia, y los “dueños” del Capital serían apenas un montón de gente ordinaria sin poder creativo (entrenados) que se rodean con pedazos de papel en un vano intento por resucitar la memoria de una grandeza pasada. El único poder del Capital reside en la actividades cotidianas del pueblo; este “poder” consiste en la disposición del pueblo para vender sus actividades cotidianas a cambio de dinero, y en ceder el control sobre los productos de su propia actividad y de la actividad de generaciones pasadas. En el momento en que una persona vende su fuerza de trabajo y acepta tan sólo parte de su producto como pago por este trabajo, está creando las condiciones para la compra y explotación de otros. Ningún hombre estaría dispuesto voluntariamente a ceder su brazo o a sus hijos
a cambio de dinero; sin embargo, cuando un hombre deliberada y concientemente vende su vida de trabajo para así satisfacer las necesidades de vida, no solamente está reproduciendo las condiciones para que la venta de su vida continúe siendo una necesidad para mantenerse; también crea las condiciones para que la venta de la vida sea una necesidad para otros. Futuras generaciones podrían rehusarse a vender sus vidas por la misma razón que ese hombre se rehusó a vender su brazo; sin embargo, cada vez que alguien falla en el intento de rechazar el trabajo enajenado y forzado, crece el almacenaje de fuerza de trabajo con el que el capital compra la vida de los trabajadores. Para que el capitalista pueda transformar el trabajo excedente en Capital, tiene que encontrar la manera de almacenarlo en envases tangibles, en nuevos medios de producción. Y para ello tiene que contratar nueva fuerza de trabajo para activarlos. En otras palabras, debe de expandir su empresa, o iniciar una nueva empresa en otra rama de la producción. Esto presupone o requiere la existencia de materias primas que puedan ser moldeadas en mercancías vendibles, la existencia de compradores para los nuevos productos, y la existencia de gente lo suficientemente pobre que esté dispuesta a vender su fuerza de trabajo. Estos requisitos son creados por el capitalista, y los capitalistas no reconocen límites u obstáculos para su actividad; la democracia del Capital exige libertad total. El imperialismo no es la “última fase” del capitalismo, es también la primera. Cualquier cosa que pueda ser transformada en un bien de mercado es provechoso para el Capital, ya sea que se encuentre en la tierra del capitalista o con su vecino, ya sea que esté sobre la superficie o bajo de ella, se meza sobre el mar o se arrastre en el fondo; ya sea que esté confinado en otros continentes o planetas. Toda la exploración de la humanidad en la naturaleza, desde la alquimia hasta la física, tiene el objetivo de encontrar nuevas materias primas en las cuales almacenar fuerza de trabajo, encontrar nuevos objetos para enseñar a la gente a comprarlos. Los compradores para productos nuevos o viejos son creados por cualquier medio, por todos los medios accesibles, y constantemente se descubren nuevos medios. Los “mercados abiertos” y las “puertas abiertas” son establecidos mediante el fraude y por la fuerza. Si la gente no tiene los medios para comprar los productos de los capitalistas, son contratados por éstos y se les paga para que produzcan los bienes que desean comprar; si artesanos locales ya fabrican lo que un capitalista quiere vender, estos son arruinados o son absorbidos; si las leyes o las tradiciones proscriben el uso de ciertos productos, estas leyes y tradiciones son destruidas; si la gente no tiene los objetos en dónde usar los productos que el capitalista vende, son educados para comprar esos objetos; si la gente suple todas sus necesidades físicas y biológicas, entonces los capitalistas “satisfacen” sus “necesidades espirituales” y
contratan a sicólogos para inventárselos; si la gente está tan harta de los productos de los capitalistas que ya no puede usar nuevos objetos, se les enseña a comprar objetos y espectáculos que no tienen ningún uso sino simplemente son para ser observados y admirados. Aún podemos encontrar en todas partes del mundo a gente pobre viviendo en sociedades agrarias; si no son los suficientemente pobres como para estar dispuestos a vender su fuerza de trabajo cuando el capitalista llegue, son empobrecidos por las acciones de los capitalistas. Gradualmente la tierra de los cazadores es convertida en “propiedad privada” con “dueños” que usan la violencia del Estado para limitar dentro de zonas restringidas a los cazadores, donde no existe suficiente comida para mantenerse vivo. Las herramientas de lo campesinos las ofrece el mismo distribuidor que les prestó el dinero para que se las compraran, y gradualmente llegan a estar tan “endeudados” que se ven forzados a vender sus tierras; tierras que ni ellos ni sus ancestros jamás tuvieron que comprar. Los compradores de los productos de artesanía gradualmente se convierten en distribuidores de los productos, hasta que un día el distribuidor decide asociarse con “sus artesanos”, proveyéndolos de herramientas para que todos se concentren únicamente en los productos que son más vendibles. Cazadores, campesinos y artesanos dependientes o independientes, hombres libres al igual que los esclavos, son convertidos en fuerza de trabajo asalariada. Aquellos que antes disponían libremente de sus vidas dentro de condiciones materiales adversas, dejan de hacerlo precisamente cuando asumieron la tarea de cambiar sus condiciones materiales; aquellos que antes eran creadores conscientes de su propia magra existencia se convierten en víctimas de su propia actividad incluso eliminando lo magro de su existencia. Los hombres que eran muchos pero poseían poco, ahora tienen mucho pero son poco. La producción de nuevas mercancías, la “apertura” de nuevos mercados, la creación de nuevos trabajadores, no son actividades separadas; una nueva fuerza de trabajo es creada precisamente para producir nuevas mercancías; los salarios que estos trabajadores reciben son el nuevo mercado; su trabajo no remunerado es la fuente de la nueva expansión. Ni las barreras naturales o culturales pueden detener la expansión del capital, la transformación de la actividad cotidiana de la gente en trabajo enajenado, la transformación de su trabajo excedente en la “propiedad privada” del capitalista. Sin embargo, el capital no es una fuerza natural; es una serie de actividades desempeñadas a diario por la gente; es una forma de la vida diaria; su expansión y existencia continua presupone tan sólo una condición esencial: la disposición de la gente en continuar enajenando su vida laboral y con ello reproducir la forma de vida del capitalismo.
Fredy Perlman
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Divulgare
Mundo pequeño eneninternet Mundo pequeño internet Brenda Leticia Flores Ríos Larisa Burtseva
Una serie de experimentos científicos dedicados al estudio de procesos en redes de comunicación de naturaleza social, biológica, técnica e informática, llevó a la conclusión de que, internet —a pesar de que a primera instancia se desarrolla esporádicamente y de manera aleatoria— tiene una estructura bastante bien definida y existe la posibilidad de evaluar su tamaño, tendencias de crecimiento y sus amenazas a su funcionamiento.
Hace 40 años, el Dr. Stanley Milgram, inició sus investigaciones analizando las conexiones entre las personas. Él llegó a la conclusión de que la frase: “¡Qué pequeño es el mundo!”, no sólo es una expresión curiosa, sino que se refiere a un fenómeno inmanente a la sociedad humana, donde cada uno tiene su círculo de amigos, compañeros o simplemente conocidos. La intersección de estos círculos permite establecer las conexiones rápidas y flexibles. Este fenómeno atrajo la atención de científicos que investigan sistemas complejos, cuyo estado no se caracteriza ni como un orden ni un desorden completo. La simulación computacional de redes del tipo “mundo pequeño” realizada por los científicos de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York, a finales del siglo pasado, mostró que aquellas redes poseen una estructura intermedia entre un alto grado de orden y de carácter aleatorio, con un alto nivel de conexiones dentro de los mundos pequeños y poco conectados entre sí.
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Pocos años después, el Dr. László Barabási y su alumna Reka Albert de la Universidad de Notre Dame, EUA, investigaron principalmente redes de páginas WEB. El estudio consistió en un análisis probabilístico de distribución de nodos de acuerdo con su número de conexiones o enlaces. Sus conclusiones confirmaron que internet dejó de ser un organismo caótico, como fue interpretado anteriormente. Pero tampoco es algo estrictamente ordenado, lo que permite considerarlo como un sistema con un tipo especial de conexiones. Pero expliquemos con más detalle estos resultados.
Seis grados de separación En 1967, el Dr. Stanley Milgram, sociólogo de la Universidad de Harvard, realizó un experimento sobre la estructura de la sociedad, considerando el número de ligas sociales (amistades) requeridas para unir dos personas cualesquiera del planeta. Este consistió en lo siguiente:
Trescientos sobres fueron entregados a los habitantes de Omaha, en el estado de Nebraska —que en aquel tiempo era una ciudad pequeña— con el propósito de enviar la carta a un destinatario determinado en la ciudad de Boston (estado de Massachusetts). De acuerdo con las condiciones del experimento, una persona de Omaha mandaría, en forma separada, su carta, pudiendo usar sólo a un familiar o conocido como primer enlace, quien a su vez entregaría la carta a otro y así sucesivamente, acercándose al destinatario. Después de realizar el estudio, el Dr. Milgram hizo la siguiente declaración (Milgram, 1967): En la Tierra, cada persona puede estar conectada con cualquier otra persona a través de una cadena de seis personas, contactos o relaciones. De tal manera, a pesar de que en el planeta vivimos más de seis millardos (seis mil millones) de personas, el mundo es realmente pequeño.
La afirmación que hizo el Dr. Milgram pareció ser sorprendente a primera vista, pero no tanto cuando se analizó planteando la siguiente situación. Supongamos que una persona tiene cien conocidos. A su vez, cada uno de ellos también tiene cien conocidos. En este caso, se podría decir que las cien personas se unen por medio de un grado de separación, y con dos grados de separación se unen diez mil personas (multiplicando 100 x 100). La conexión con un millón de personas se podría establecer con tres grados de separación, cien millones de personas se podría relacionar con cuatro grados, hasta conectar a toda la población del planeta con sólo seis grados de separación. Esta propiedad de la comunicación social recibió el nombre de mundo pequeño o seis grados de separación1, que por cierto se hizo una pieza musical en Broadway y también una película llamada Six degrees of separation. La protagonista de esta película expresaba la teoría: En alguna fuente yo he leído que cada persona en nuestro planeta está separada de la otra a través de seis hombres… Existen seis grados de separación entre nosotros y cualquier otra persona del planeta. Entre el presidente de Estados Unidos y un gondolero de Venecia… Se pueden encontrar exactamente seis hombres para establecer la conexión. Un aborigen en la jungla y un esquimal. … Cada persona es como una nueva puerta abierta al resto del mundo.
Juegos basados en la teoría del mundo pequeño Basándose en la teoría de mundo pequeño, en EUA se han creado diversos juegos orientados tanto a público científico como a amas de casas. Hace unos años el científico Brett Tjaden, de la Universidad de Virginia, introdujo el nombre del actor de Hollywood, Kevin Bacon, en la galería de famosos internacionales por considerarlo como el centro de una red cinematográfica. Basándose en esta red fue creado el juego “Número de Kevin Bacon”. El juego consiste en que un participante elige a un actor cinematográfico, y busca una cadena mínima entre éste y Kevin Bacon. Si dicho actor ha participado en una película con Kevin Bacon, la cadena tiene la longitud igual a uno (el número de Kevin Bacon es igual a uno). Si el mismo actor ha tenido un papel en una película junto con otra persona, quien a su vez ha realizado una película con Kevin Bacon, entonces el número de Kevin Bacon, para este actor, es de dos, y así sucesivamente hasta encontrar la cadena más corta. Para 832 904 actores y 375 000 películas registradas a la fecha en la base de datos de este juego, la longitud promedia de su cadena era de 2 968 2. Los jugadores siguen agregando nuevos actores y encuentran nuevos caminos de éstos a Kevin. Tjaden mostró una conclusión interesante del juego: Que es prácticamente imposible encontrar a un actor estadounidense con el número de Kevin Bacon mayor que cuatro. Los científicos tienen un juego parecido. Su objetivo es encontrar el número del Dr. Paul Erdös (1913–1996), un científico húngaro reconocido en áreas de teoría de números y matemática discreta. La elección del Dr. Erdös no fue ocasional, debido a que es uno de los más reconocidos científicos del siglo XX, y cuenta con cientos de artículos, escritos en coautoría3. Las reglas del juego son las mismas que en el juego de Kevin Bacon: Si un científico escribió una obra junto con Paul Erdös, entonces, su Número de Erdös es igual a uno. Si escribió en coautoría con una persona, la cual a su vez escribió algo junto con
1 En http://www.sdsc.org/Six_Degrees.htm, consultado el 5 de junio de 2006. 2 En http://www.cs.virginia.edu/oracle/ consultado el 9 de enero de 2007. 3 En http://www.oakland.edu/enp/ consultado el 9 de enero de 2007.
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el Dr. Erdös, entonces este número es igual a dos, y así sucesivamente. Casi todos los laureados del premio Nobel cuentan con números pequeños de Erdös. Representación gráfica de una sociedad En los sistemas biológicos y sociales, la interacción de elementos se diseña en forma de redes o grafos, cuyos nodos son los mismos elementos, y las conexiones entre ellos se trazan con líneas de enlaces, llamadas aristas. Una biocenosis4 con enlaces de alimentación sirve como un ejemplo de una red. Los nodos de tal red son representantes de fauna o flora, y las aristas son conexiones de alimentación. Entre dos nodos de la red existirá una conexión si un animal, representado por un nodo, utiliza para su alimentación a un representante de la flora o la fauna, el cual corresponde a otro nodo de la red. Así, el genoma humano se modela a través de una red formada aproximadamente por 30 mil genes, y el cerebro humano o animal se compone por alrededor de 100 mil millones de neuronas conectadas entre sí. En un sistema social, una ciudad cualquiera se puede graficar a través de una red, cuyas aristas son las calles de la ciudad, que conectan unos u otros objetos (nodos) entre sí. Cualquier grupo de personas se representaría en forma de una red, donde los nodos se conectan a través de aristas cuando las personas se conocen entre sí. En realidad, todo nuestro mundo se podría representar como un grafo enorme, donde las personas son los nodos, y las relaciones familiares o de amistad entre ellas son las aristas de la red. Redes del tipo mundo pequeño Investigaciones sociológicas muestran que las personas se asocian en pequeños grupos de amigos, colegas o conocidos. Un cluster (cúmulo) se forma por un club de interés, un seminario de investigación, un círculo de amigos y conocidos comunes, donde por lo menos alguien conoce a otro. En sociología esta agrupación se llama clusterización (clustering). Por lo regular, dichos cúmulos tienen pocas conexiones con otros cúmulos análogos. Resulta que los sistemas tanto sociales, como naturales y técnicos, poseen una estructura no homogénea5 clusterizada. En la mitad de la década de los noventa, el Dr. Steven Strogatz, de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York y su aspirante Duncan Watts, decidieron investigar redes del tipo mundo pequeño. La simulación computacional mostró que aquellas
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redes poseen una estructura intermedia entre un alto grado de orden y de carácter aleatorio, con un valor pequeño de longitud media de la ruta entre los nodos y un alto nivel de clusterización; es decir, una pequeña probabilidad de ser vecinos para aquellos vértices, los cuales tienen a un vecino en común. A diferencia de redes del tipo mundo pequeño, las redes caóticas, aleatorias, poseen una pequeña longitud media de la ruta, pero también un pequeño grado de clusterización. Las redes regulares, ordenadas, como una rejilla de cristal, al contrario, tienen un grado alto de clusterización y una gran longitud media de la ruta entre nodos. Matemáticamente, este estudio estableció que un mundo pequeño ocupa el estado intermedio entre las redes completamente regulares y las redes totalmente aleatorias (Watts y Strogatz, 1998). El modelo obtenido consideró datos correspondientes a varias redes reales, como una red de actores, la red eléctrica del oeste de EUA y Canadá, o la red neuronal del gusano C. Elegans. Las investigaciones mostraron que dichas redes, las cuales anteriormente se consideraban caóticas, tenían un alto grado de clusterización y una pequeña longitud media entre los nodos y, por lo tanto, poseen la propiedad de una red de mundo pequeño. Al tomar en cuenta la importancia, generalidad, estructura y propiedades de tales redes, se pudieran contestar ciertas preguntas globales de ciencia, tales como: ¿Por qué en los sistemas sociales y en los sistemas de información se difunden tan rápido los virus?; ¿por qué algunas redes funcionan normalmente después de que falla la mayoría de sus nodos? o; ¿qué tan grande es el internet? Fenómeno club de ricos Las propiedades de concentración y dispersión son las principales de una distribución exponencial en la teoría de probabilidad. Algunos ejemplos son el crecimiento de ciudades muy pobladas y, al mismo tiempo, el crecimiento de un número de ciudades pequeñas; la distribución de coleccionistas según el tamaño y tipo de su colección y el valor de sus colecciones; la concentración de capital en un número pequeño de corporaciones grandes en 4
Biocenosis es un conjunto de organismos de especies diversas, vegetales o animales, que viven y se reproducen en un determinado territorio. 5 El significado de “homogéneo” en este caso es uniforme.
economía y el crecimiento de un número de micro y pequeñas empresas; la concentración del contenido principal de un texto en un número reducido de palabras y el crecimiento de un número de palabras para la extensión de su contenido. El sociólogo estadounidense Robert King Merton, profesor de la Universidad de Columbia, dio a este fenómeno el nombre de efecto de Mateo, suponiendo la cita bíblica: “Porque al que tiene se le dará y abundará …” [Biblia, San Mateo, XXV:29]. Existen otras sentencias aforísticas para este fenómeno, como “un éxito origina otro éxito o un recurso proviene de otro recurso, los ricos se hacen más ricos”. Esto permitió nombrar a la regla de conexión de los nodos en internet como un club de ricos (rich club), donde los nodos grandes se conectan con más conexiones entre sí, que con los nodos pequeños, y los nodos pequeños tienen más conexiones hacia nodos grandes, que entre sí (Zhou y Mondragón, 2003). Entre el caos y el orden En la teoría de sistemas complejos con un número grande de elementos (más que 1010), a los cuales también pertenece el internet, hace poco se había formado la noción del estado en la frontera del caos6 y el orden. Los sistemas en tal estado no son completamente regulares o predecibles, ni completamente caóticos o impredecibles. Tales estados proporcionan las mejores condiciones de adaptación y autoorganización para sistemas complejos. En 1999, un físico de la Universidad Notre Dame EUA, el dr. László Barabási y su alumna Reka Albert, iniciaron un proyecto con la finalidad de analizar las conexiones de la WEB. A diferencia de Strogatz y Watts, los cuales en su investigación se basaron en el fenómeno del mundo pequeño, Barabási y Albert (1999) decidieron aclarar la ley de distribución de nodos en algunas redes reales de acuerdo con su número de conexiones. Las redes bajo estudio fueron la red de interacción entre proteínas, la red de interacción entre enzimas, la red de páginas WEB en un dominio edu y una red LANs (Local Area Networks), WANs (World Area Networks) y ruteadores que se encuentran bajo una misma autoridad administrativa. El resultado, inesperadamente, confirmó las conclusiones de Strogatz. En aquel tiempo internet contaba con cerca de un billón de documentos, su comportamiento fue considerado como impredecible, o caótico. Sin embargo,
los investigadores posteriores, para su sorpresa, descubrieron que el modelo no es tal. La distribución esperada del número k de conexiones fue la ley de Poisson, característica para redes caóticas. Esta distribución tiene el máximo estricto alrededor de su valor medio Sin embargo, la investigación demostró que para muchas redes reales, tal valor medio no existe, y la distribución probabilística somete a la ley exponencial k −γ , propia de los estados críticos. Este hecho significa que en muchas redes reales domina una relativamente pequeña cantidad de nodos concentradores (hubs), cuyo número de conexiones es prácticamente ilimitado; mientras que un número enorme de nodos tiene apenas unas pocas conexiones. Barabási y Albert (1999) pusieron a estas redes el nombre de redes libres de escala (scale free networks), puesto que poseen la estabilidad de las características topográficas y geométricas, y su topología ocupa la posición intermedia entre la estructura de un cristal, estrictamente ordenada y regular, y un grafo aleatorio. La diferencia entre estos dos tipos de redes se halla claramente a través de la estadística de conexiones. Estadísticamente, en redes caóticas, cinco nodos, más cargados de conexiones, son conectados con 27% de otros nodos de la red. En redes libres de escala, cinco nodos, más cargados de conexiones, son conectados con 60% de todos los nodos. El “talón de Aquiles” del internet Las redes caóticas y las libres de escala tienen un comportamiento distinto. En el caso de la eliminación de nodos en una red caótica, existe un número crítico, el cual se determina como un valor específico de la razón entre el número de nodos eliminados y el total de nodos en la red. Al sobrar este número, la red se descompone en clusters separados. En las redes libres de escala no existe un número crítico. Con la eliminación de hasta 80% de los nodos, los nodos restantes siguen formando un cluster conexo. El análisis del desarrollo del internet, muestra que éste evoluciona de manera espontánea, correspondiendo al modelo de redes libres de escala, los cuales son más estables que las redes caóticas con respecto de la destrucción aleatoria o la influencia externa. Esto se explica por la estructura 6
Comportamiento aparentemente errático e impredecible de algunos sistemas dinámicos.
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no homogénea de su topología. Sin embargo, dichas redes tienen un peculiar talón de Aquiles: Un hacker bien adiestrado podría causar un daño grave al internet, al sacar fuera de servicio uno o algunos de los nodos más conectados. Dicha topología inspira un cierto temor, puesto que un ataque que se concentre en 5% de los sitios WEB del mundo, sería capaz de llevar a un colapso completo del internet y descomponer toda la red en islitas no conectadas de ninguna manera, y cada una de las cuales quedaría compuesta de no más de 100 sitios WEB. ¿Cómo se mide el internet? El internet es un organismo creciente de manera espontánea. Se puede entender como un sistema autoorganizado con un alto nivel de crecimiento. Para conocer su tamaño se tienen que tomar en cuenta el número de nodos y las conexiones entre ellos. La obtención de valores aproximados de estos números no es un problema grave. Lo más difícil es aprender la organización de su estructura. La conclusión de que el internet cuenta con un diámetro, se obtuvo como el resultado de la siguiente serie de investigaciones: En 1999 las propiedades de mundo pequeño fueron aplicadas por primera vez para la WEB. Desde el origen de la WEB, dichas propiedades fueron remarcadas por Berners-Lee y Cailliau (1990) al especificar que un número pequeño de enlaces es suficiente para llegar de cualquier lugar a cualquier otro lugar con tan sólo un número pequeño de saltos. Las investigaciones de Barabási y Albert (1999), descubrieron el número medio de pulsaciones necesarias para llegar de una página WEB a cualquier otra, también conocido como el diámetro del internet (Berrocal et al., 2003). Este diámetro está dado por la fórmula: D ≈ 0.35 + 2.06 log (N) donde N es el número aproximado de nodos en la WEB, se evalúa como 109 y log es la función logarítmica. D se refiere a la longitud promedio de los caminos más cortos entre dos nodos cualesquiera en la WEB. Cuanto más pequeño es D, más corto se espera que sea el camino entre dos nodos y esto influye en las posibilidades de comunicación existentes entre los dos nodos.
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Tal valor de D significa que cualquier par de nodos en internet están separados por no más de 18 o 19 clics. Para los próximos años, se pronostica un incremento de 1 000% en el tamaño de la WEB, lo cual podría cambiar el valor de 19 a apenas 21 clics (Albert et al., 1999). De esta forma, tanto el internet como el círculo de nuestros amigos, representan “mundos pequeños”. Conclusiones Estamos inmersos en una era conectada donde redes de todo tipo conectan objetos en formas diversas, condicionando y determinando la forma en que opera el conjunto de estos objetos. El estudiar la WEB a través de un modelo topológico con características de mundo pequeño nos permite analizar, evaluar y desarrollar diferentes tecnologías Web, conocer cuáles son las herramientas necesarias para realizar estudios cibermétricos, obtener mejores protocolos, proponer algoritmos más eficientes para arquitecturas de sistemas distribuidos, entre otras aplicaciones (Flores et al., 2006). Por último, reflexionemos sobre el nuevo fenómeno tecnosocial llamado WEB 2.0 (Romani y Pardo, 2007), el cual representa una red digital con propiedades de mundo pequeño. Esta nueva WEB se convierte de un contenedor de elementos multimedia a una plataforma abierta basada en la participación de los cibernautas. Bibliografía Albert, R. Jeong H. & Barabási, A.L. (1999). The diameter of the World Wide Web. Nature. Vol. 401,130-131. Flores Ríos, B. L., Ibarra Esquer, J. E.; Cáceres González, A. E. & Burtseva, L. Enfoque de redes de mundo pequeño en el análisis de medidas topológicas del WEB. XXVIII Congreso Internacional de Ingeniería en Electrónica 2006. Sección Computación. Vol. XXVIII. Pág. 271-276. ISSN. 1405-2172. México. Milgram, S. (1967). The Small World Problem. Psychology Today. Watts D. J. & Strogatz, S. H. (1998). Collective dynamics of “small-world” networks. Nature. Vol. 393, núm. 4, 440-442. Watts, D. J. (2003). Six degrees: The science of a connected age. New York: Norton. Zhou, S. & Mondragón, R. J. (2003, september). The rich-club phenomenon in the internet topology. IEEE Communication Letters.
Brenda Leticia Flores Ríos, Larisa Burtseva Instituto de Ingeniería , UABC, Mexicali.
Para poder divulgar la ciencia hay que amarla y conocerla a tal grado que de uno nazca un enorme deseo de compartirla con los demás. Por lo tanto la divulgación de la ciencia tiene mucho que ver con la pasión y con las ganas de llevar a cabo un buen trabajo empleando todas las facultades personales. Julieta Fierro Gossman
Decía Carl Sagan que “Ciencia que no se ve, no existe...” y estaba en lo correcto. Si la generación del conocimiento científico es ajena a la sociedad, esto trae grandes desventajas en el desarrollo y futuro de un país y demuestra que el científico incumple con una premisa fundamental: La ciencia es pública, no privada. ¿Por qué considerar que la mayor parte de la ciencia que se desarrolla en México sea pública? Porque es una actividad que se lleva a cabo con recursos que provienen directamente de impuestos de los ciudadanos. ¿A qué se refiere la divulgación de la ciencia? Comencemos por definir de manera sencilla la palabra divulgar, la cual viene del latín y se deriva de vulgas (vulgo o pueblo). Se refiere a decir o
hablar con lenguaje vulgar, en el sentido de que es el común para la gente; hacer llegar el conocimiento a las personas que son ajenas a una cierta área de especialidad. La divulgación de la ciencia puede definirse como un acto de generosidad, ya que ofrece a quien la recibe oportunidades de poder conocer mejor nuestro entorno. El divulgador comparte y regala conocimiento. La divulgación es una acción de compromiso social; el mero hecho de escribir puede considerarse legítimamente como un acto socializante. Junto con el habla y la lectura, se constituyen como elementos necesarios para formar parte viva de una sociedad, para participar, para intercambiar opiniones, para despertar la curiosidad, para incitar a la creatividad.
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¿Cómo divulgar el conocimiento científico? Existen muchas y muy variadas formas de hacerlo (museos, revistas, periódicos, radio, entre otros más). Lo más importante es tener claro a qué tipo de público se le quiere hacer llegar. Dice Manuel Calvo que es necesario aprender a dirigirse a la sociedad no desde la suficiencia sino desde la modestia. No es igual escribir un artículo para un chico de educación primaria de 8 años, que para uno de 12. Por ende, dependiendo del lector elegido, es necesario utilizar ideas, conceptos, palabras, gráficos y herramientas que hagan más fácil su lectura. Lo trascendente es que en la divulgación de la ciencia, el escritor tiene la oportunidad de ser sumamente creativo, de seleccionar entre múltiples formatos, de ser divertido, de utilizar analogías, metáforas; en fin, todos los instrumentos que permitan dar luz y entretenimiento al lector. Julieta Fierro propone que “uno no debe de dejar de lado el empleo de las pasiones” para divulgar la ciencia; no sólo eso, sino al hacerlo con profesionalismo, honestidad y dedicación, cada persona descubrirá su particular manera de lograr una práctica divulgativa que ponga de manifiesto sus cualidades. ¿Quién hace la divulgación de la ciencia? Pues en primera instancia debería estar hecha por comunicadores profesionales que unidos en una tarea interdisciplinaria, a la par con científicos y técnicos, logren a la vez la exposición clara y sencilla del conocimiento científico. En el pasado no existían programas educativos formales enfocados a la comunicación de la ciencia, sin embargo, este oficio lo han tomado en bastantes casos, los comunicadores —mediante el periodismo científico— y de manera más especializada, lo hacen ahora los “divulgadores de la ciencia”, sin excluir a los científicos. En nuestro país, la mayoría de los divulgadores de la ciencia son científicos o personas con una formación en las ciencias, que han profesionalizado la actividad. ¿Para qué divulgar la ciencia? Como primer enunciado, debería exponerse como una necesidad del científico de compartir el gozo y la pasión que se alcanzan ante el asombro y la dicha
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provocados cuando se consigue uno de los objetivos de la ciencia que es, básicamente, el dar respuesta a una pregunta que surge de nuestro entorno, y de esta manera “socializarla”, acercarla al máximo número de personas. No explicar la ciencia me parece perverso, decía Carl Sagan; cuando uno se enamora, quiere contarlo al mundo. Existen muchas razones más por las cuales la divulgación de la ciencia se presenta como una acción urgente a llevar a cabo, pienso en unas cuantas: ayuda a despertar la imaginación; cultiva el espíritu para dar respuesta a preguntas mediante la investigación; desarrolla la creatividad y la claridad del pensamiento; permite que el científico tenga un contacto más humano con el resto de la sociedad; da más claridad al propio científico sobre la importancia de su quehacer profesional; abre caminos hacia la participación del desarrollo cultural y universal. Divulgar también es útil, porque transmite valores científicos como son la curiosidad y el escepticismo razonado. Me parece prácticamente imposible hablar de participación pública, procesos de popularización, democratización de la tecnociencia, sin tener en cuenta la divulgación científica como agente dinamizador. Si hay algo que distingue al científico en todo el complejo problema aquí comentado, es que éste aprende a lo largo de su vida a mirar el futuro; utiliza el poder del tiempo verbal futuro; como parte de su trabajo, el científico pronostica y se anticipa en el conocimiento. Quizá valga la pena tenerle en cuenta a éste y a la ciencia misma cuando está en juego el futuro, menciona Antonio Heredia. Asimismo, Manuel Calvo opina que la información científica dirigida al público permite a una sociedad estar actualizada en la más grandiosa aventura de la especie humana de este siglo, es decir, la extensión del conocimiento. La ciencia es —o debe ser— parte de la cultura, y el público tiene derecho a estar informado sobre los avances de la ciencia y la tecnología; no sólo por lo que significan para el conocimiento, sino porque dan lugar a un mejoramiento de su calidad de vida. La divulgación de la ciencia en los medios informativos es una práctica democrática, porque ofrece a las mayorías el conocimiento de las minorías, en el ejercicio de la más exigente y compleja democracia, la democracia de la cultura.
Es imposible entender que los tomadores de decisiones en México, no tengan clara la importancia de crear una política científica articulada a una de proyecto de país, que incluya en el corto y en el largo plazos, el valor y relevancia que tiene la divulgación de la ciencia. Se ha privilegiado la publicación científica sobre la divulgación de la ciencia y ha sido un gran error social, cultural y político. Hace unos meses, Magali Tercero publicó en el periódico El Universal, un artículo sobre cuánto se lee y qué tipo de lectura se practica en nuestro país. Algunas estadísticas mencionan que el promedio en México es de 0.5 libros/año/habitante, comparado con países como Alemania cuya cifra se eleva a seis. Lo asombroso del señalamiento anterior no se reduce a lo poco que se lee sino, y aquí radica la contradicción, que el rasgo distintivo del material leído es su mezquino contenido educativo. Por ejemplo, se asevera que “el mexicano lee revistas de monitos”, tan así que en el año 2001 se vendían 800 000 ejemplares por semana de El libro Vaquero, cantidad considerada asombrosa si se piensa que en el año 2000 circulaban en el territorio nacional ¡800 revistas! Si aunado a esto recordamos que en nuestro país existen únicamente alrededor de 400 librerías para una población superior a 100 millones, y que las revistas menos consultadas son aquellas que incluyen como tema central la ciencia, nos lleva a una reflexión casi inmediata: Un país que no se apropia de los conocimientos y de la ciencia misma, está destinado a la pobreza no sólo intelectual, sino cultural, económica y social, pues la ciencia misma ha sido parte de las múltiples transformaciones que han existido en nuestras sociedades. ¿Qué metas debe tener la divulgación científica en México? Un primer comentario es que el objetivo principal debiera ser incorporar el espíritu de la ciencia en la cultura nacional. El segundo —mucho más tangible— sería crear las estrategias que permitan desarrollar una política científica a corto, mediano y largo plazos, que articule en la misma, la divulgación científica como una pieza clave en el desarrollo de nuestro país. Plantearse la comunicación como una forma de hacer que la sociedad se apropie del conocimiento científico, de tal manera que le permita incorporarlo a su vida diaria como un proceso integral que brinde mejoras en su calidad de vida. Además, que se integre como
un método sistemático de comprensión del entorno, que permita abrir sus horizontes a nuevas incógnitas relacionadas con el medio, que amplíe su creatividad, que avive la pasión por la búsqueda de la verdad como un camino más seguro para adquirir la comprensión de nosotros mismos, de la naturaleza, de nuestro universo, y de los procesos que se desarrollan en ellos. La causa de la miseria humana evitable no suele ser tanto la estupidez como la ignorancia, particularmente la ignorancia de nosotros mismos, menciona Sagan. Como menciona Antonio Heredia en su artículo Ethos del científico en el siglo XXI, para animarnos a encontrar el camino adecuado podemos recordar las palabras finales de Baruch Spinoza en su Ética: “Todo lo que es hermoso es tan difícil como raro”. Bibliografía Calvo Hernando, M. (2001). El nuevo decálogo de la divulgación. En http: www.dgdc.unam.mx/muegano_ divulgador/mayo2001/ideas.html Heredia Bayona, A. (2002, 8 de mayo). El Ethos del científico en el siglo XXI. Carta abierta por un compromiso de participación de la ciencia en la sociedad. El País. p. 40. Pérez-Tamayo, R. (s.f.) Sobre la divulgación científica en México. El Muégano Divulgador, número 28. Sagan, Carl. (2005). El mundo y sus demonios. Barcelona: Editorial Planeta. Tercero, Magali. (2005, 3 de diciembre). ¿Qué se lee en México? Confabulario, suplemento de cultura en El Universal.
Ana Luz Quintanilla Montoya, Carlos H. Zazueta Instituto de Investigaciones Oceanológicas, UABC, Ensenada, y director de proyectos de Servicon, respectivamente.
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Conductividad a la carta: Conductividad a la carta: Conductividad a la carta:
Una introducción a los los materiales semiconductores Una introducción materiales semiconductores Una introducción aalos materiales semiconductores Guadalupe Lydia Álvarez Camacho Jesús M. Siqueiros Beltrones Los materiales pueden clasificarse en aislantes, conductores, superconductores y semiconductores dependiendo de la facilidad con que permiten el paso de una corriente. Los aislantes o dieléctricos, hacen casi imposible el paso de una corriente eléctrica a través de ellos. Estos materiales son útiles siempre que queremos protegernos de la electricidad. Los conductores —materiales por los que se transporta con facilidad una corriente eléctrica— son útiles para crear líneas de transmisión de potencia. También los elementos de los circuitos electrónicos están interconectados mediante alambres o pistas de materiales conductores. Los superconductores son conductores perfectos, es decir, ofrecen resistencia nula al paso de la corriente. El día en que los cables —por medio de los cuales nos llega el suministro de energía a nuestras casas— estén hechos de materiales superconductores, se pondrá fin a una gran fuente de desperdicio de recursos. Finalmente, tenemos los materiales semiconductores, que no permiten el paso de una corriente eléctrica tan bien como los conductores, pero tampoco son capaces de dificultar su paso como lo hacen los aislantes. Ante esta descripción, surge una pregunta evidente ¿qué tienen estos materiales de interesante? En este trabajo trataremos de dar una respuesta a esta pregunta.
1. Electricidad 1. Electricidadyyelectrónica electrónica ¿Cuál es la diferencia entre electricidad y electrónica? Así, sin pensar mucho, es difícil notarlo. Pero veamos. El descubrimiento de la electricidad revolucionó nuestra forma de vivir. Hoy en día disponemos de artefactos maravillosos que hacen lo que antes teníamos que hacer nosotros mismos. Ya no tenemos que batir a mano el licuado, ya no tenemos que restregar tanto la ropa, ya no tenemos que conseguir hielo para conservar nuestros alimentos. Todo esto se ha logrado gracias a la electricidad. La electricidad es una forma de energía fácil de transportar y almacenar, de modo que podemos, por ejemplo, convertir la energía de los geisers de cerro Prieto en energía eléctrica y hacerla llegar a nuestras casas, para convertirla en energía mecánica en nuestra licuadora o lavadora cuando sea necesario. La electricidad es una forma de energía, y a la tecnología por medio de la cual se maneja y aprovecha esta energía, se le llama simplemente “electricidad”. Los ingenieros que se dedican a esto se llaman ingenieros eléctricos, o como se les decía antes: ingenieros electricistas. Sin embargo, hay otra aplicación interesante de la electricidad que no tiene nada que ver con su capacidad de transportar energía. La electricidad puede servir también para transportar información. Cuando utilizamos la energía para transportar información decimos que estamos haciendo
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electrónica. Es lo que hacemos cuando convertimos la voz humana en señales eléctricas y la transmitimos a través de una línea telefónica. Es también lo que hacemos cuando convertimos las imágenes en una señal que se transmite vía satélite y llega a todos los hogares del país. Así, la diferencia entre electricidad y electrónica queda clara: se llama electricidad cuando se ocupa del aprovechamiento de la energía y se llama electrónica cuando se ocupa de la transmisión de información. Cuando trasmitimos información, la potencia de la señal no tiene ninguna relevancia; lo único importante es que la señal no se distorsione. Por supuesto que en electrónica también necesitamos conductores cuando queremos transportar íntegra una señal, y aislantes cuando queremos bloquearla. Pero además de eso, necesitamos dispositivos que puedan procesar la información que la señal contiene. Esos dispositivos no pueden consistir en un simple material conductor o un simple aislante, sino que deben ser mucho más complicados.
2. Conductividad 2. Conductividad Las partículas que constituyen un átomo son: Los neutrones, que no tienen carga; los protones, con carga positiva y; los electrones, con carga negativa. Un átomo consta de un núcleo formado por protones y neutrones, circundado por un conjunto de electrones que revolotean alrededor. Los materiales
sólidos están compuestos de muchos átomos unidos y ordenados en ciertos patrones específicos. Un átomo, en su estado natural, tiene siempre la misma cantidad de cargas positivas que de negativas. No obstante, resulta sencillo arrancar o añadir electrones a un átomo, de modo que adquiera una carga eléctrica y, por tanto, se transforme en un ión. En cuanto a los protones, éstos permanecen fijos al núcleo, ya que la única forma de sacarlos de ahí es aplicando energías descomunales. Para que un material sea conductor es necesario que existan partículas cargadas en su interior y que estas partículas sean libres de moverse. Existen ciertos materiales excepcionales, llamados conductores iónicos, que permiten a los iones moverse en su interior y transportar una corriente. Sin embargo, en la mayoría de los materiales, las únicas partículas cargadas con libertad de movimiento son electrones que se han separado de sus átomos, esto es, electrones libres. Esto quiere decir que en todos los materiales que no sean conductores iónicos, la corriente es producida por un flujo de partículas negativas. Debido a que todo átomo tiene la misma cantidad de cargas positivas que de negativas, la materia en su estado natural es eléctricamente neutra. Es posible realizar un trabajo sobre las cargas y conseguir que se separen, generando así un extremo positivo y uno negativo. La tendencia de las cargas es volver a unirse, pero si lo impedimos, quedarán en tensión. Esta tensión, también llamada voltaje, es lo que tomamos de las líneas que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tiene instaladas por todo el país y que llegan hasta nuestros hogares. Si aplicamos un voltaje a los extremos de un material conductor, sus electrones internos se moverán atraídos por el extremo positivo. Al flujo de estos electrones se le llama una corriente eléctrica. Por convención, la corriente eléctrica se considera un flujo de cargas positivas. Esto quiere decir que un flujo de electrones que se mueven hacia el extremo positivo, se les trata como si fueran un flujo de partículas positivas que se mueven en sentido contrario. El que no se le haya aplicado ningún voltaje a un material, no implica que los electrones no tengan ningún movimiento de traslación. Sabemos que la temperatura es un parámetro proporcional al promedio de la energía cinética de las partículas que constituyen un material. Por esto, los electrones dentro de un material, se moverán, mucho o poco, dependiendo de la temperatura. No obstante, a
este movimiento no se le llama corriente, ¿por qué? Para que exista una corriente, no basta con que haya movimiento de electrones libres: Debe haber transporte de carga neto. Por ejemplo, si por cada electrón que se mueve a la izquierda, existe otro que se mueve a la derecha, la forma en que se distribuyen las cargas no cambiará. Por esto, para que exista una corriente, el promedio de todas las velocidades de los electrones en un material debe ser diferente de cero. Cuando no hay un voltaje aplicado, las velocidades de los electrones, sean grandes o pequeñas, siempre son cero en promedio. Todo cambia cuando se aplica un voltaje porque entonces los electrones serán atraídos hacia el extremo con carga positiva. Sin embargo, esto no quiere decir que los electrones marchen en “filita” rumbo a esa dirección. El movimiento térmico continúa existiendo, de modo que los electrones continuarán manteniendo un movimiento aleatorio, proporcional a su temperatura. No obstante, ahora los electrones tendrán una dirección preferida, su velocidad promedio ya no será cero y podrá existir una corriente neta. Desafortunadamente, una parte de la energía que el voltaje proporciona a los electrones se desperdiciará en choques al azar que lo único que lograrán será aumentar el movimiento térmico y, por consiguiente, aumentar la temperatura. Por esto siempre que hacemos pasar una corriente a través de un material, éste empieza a calentarse. Por esta misma causa, la conductividad de un material se deteriora cuando aumenta la temperatura: mientras más movimiento aleatorio exista, los choques ocurrirán con mayor frecuencia y mayor será la energía que se desperdicie en forma de calor.
3. Efecto Hall 3. Efecto Hall Así como los campos eléctricos ejercen una fuerza sobre toda carga eléctrica, los campos magnéticos ejercen una fuerza sobre los portadores de una corriente eléctrica. La dirección de la fuerza magnética hace un ángulo de 90° tanto con la dirección del campo como con la dirección de la corriente. La dirección de la fuerza magnética depende de la corriente, no de la carga, por lo que resulta irrelevante si la corriente es producida por un flujo de cargas positivas o por uno de cargas negativas. En la figura 1 la corriente (I) corre a lo largo de la barra, como saliendo de la página, mientras que el campo magnético (B) apunta en dirección vertical. En este caso, la fuerza magnética (F) debe apuntar
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a la izquierda. Los portadores de corriente deberán moverse entonces en dirección de la fuerza y se acumularán del lado izquierdo de la barra. Como sabemos que los portadores de corriente son los electrones, podemos deducir que el lado izquierdo de la barra (PB) adquirirá una carga negativa y el lado derecho (PA), una carga positiva. Por lo general, así es como sucede. Sin embargo, en algunos materiales ocurre lo contrario: el lado
Figura 1. Efecto Hall. Sin importar si la corriente es producida por partículas positivas o negativas, la fuerza magnética (F) siempre apuntará a la izquierda. Si la corriente es producida por electrones, esto hará aparecer un voltaje entre las terminales PB y PA, con el signo indicado en la figura.
izquierdo adquiere una carga positiva y el derecho una negativa, sugiriendo que la corriente es producida por partículas positivas. Este fenómeno ocurre en diversos materiales como el berilio, el zinc y el cadmio. Sería posible pensar que quizás estos materiales permitan el movimiento de iones positivos en su interior, pero se ha verificado que no es así. Para entender lo que ocurre dentro de estos materiales durante el efecto Hall, debemos olvidarnos de la idea de que los electrones son pequeñas pelotitas. Los electrones tienen propiedades ondulatorias y obedecen a leyes distintas de las que obedecen las partículas en el mundo cotidiano. En resumen, para entender este fenómeno necesitamos estudiar mecánica cuántica.
4. Partículas 4. Partículase eímpetu ímpetu En el mundo en que vivimos existen muchas partículas: Pelotas de beisbol, balas de cañón, incluso pueden considerarse partículas los automóviles o las
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personas. Una pregunta legítima sobre una partícula es ¿dónde está? Toda partícula debe estar en algún lado, es decir, tener una posición. La pelota de beisbol vuela sobre la barda, la bala de cañón da en el blanco, el automóvil está en el estacionamiento y la persona está sentada leyendo un libro. Las partículas de nuestro mundo cotidiano tienen también velocidad y masa. En nuestros estudios de química es probable que se nos haya enseñado a identificar la masa con la cantidad de materia. Sin embargo, en física es más conveniente definir la masa como la resistencia que tiene una partícula a cambiar su velocidad. Si se multiplican entre sí los parámetros masa y velocidad se obtiene un tercer parámetro que resulta muy útil, el ímpetu. De este modo, para determinar el estado de movimiento de una partícula pueden usarse sólo los parámetros posición e ímpetu. El ímpetu es un parámetro que tiene muchos nombres. Algunos lo llaman cantidad de movimiento, pero ese nombre es muy largo. Otros lo llaman momentum, pero eso está en latín, no en español. Otros más lo llaman momento, palabra con tal cantidad de significados que difícilmente califica como un término preciso. Juan B. de Oyarzábal, autor de un excelente texto de física básica propuso el nombre ímpetu, que es sencillo, elegante y preciso. El único problema con el término es que aún no es muy popular, pero eso nunca sucederá si no existen quienes tomen la iniciativa de usarlo. En ausencia de fuerzas, el ímpetu es una cantidad que se conserva. Si despreciamos la fricción durante una colisión entre dos partículas, todo el ímpetu que había antes de la colisión deberá ser igual al que exista después. En la figura 2 se muestra cómo una bola de billar blanca golpea de frente a una bola roja inmóvil y le transfiere todo su ímpetu. Ya que las bolas de billar son todas iguales, todas tienen la misma masa. En este caso, la transferencia de ímpetu es equivalente a una transferencia de velocidad. La velocidad a la que se aleja la bola roja deberá ser igual a la velocidad con la que se aproximó originalmente la bola blanca. La situación no es la misma cuando las masas son diferentes. En la figura 3 se muestra cómo en un juego de canicas, una canica grande golpea de frente a una canica chica. En este caso, no todo el ímpetu se transfiere y la canica grande se sigue moviendo después de la colisión, esto es, el ímpetu de la canica grande se reparte entre las dos canicas,
de tal forma que la suma de los ímpetus de las dos canicas sea igual al ímpetu inicial. Dicho de otra forma, el ímpetu se conserva. Puede notarse que la velocidad que adquiere la canica chica es mayor que la velocidad con que se aproximó originalmente la canica grande. La figura 4 muestra un diagrama del valor absoluto del ímpetu contra velocidad, para una partícula que se mueve libremente. La recta del lado derecho corresponde a partículas que se mueven a la derecha, mientras que la recta del lado izquierdo corresponde a partículas que se mueven a la izquierda. De acuerdo con la definición de ímpetu, es obvio que la pendiente de la recta del lado derecho es igual a la masa de la partícula. La razón de que se escogiera graficar el valor absoluto del ímpetu y no el ímpetu, se aclarará más adelante. Por ahora, obsérvese que en la grafica tal como está, la dirección del incremento de energía apunta siempre hacia arriba. De acuerdo con la segunda ley de Newton, si se aplica una fuerza sobre una partícula, su ímpetu debe cambiar. En la figura 5 puede apreciarse cómo responde una partícula que se mueve hacia la derecha a una fuerza dirigida hacia la derecha. Ya que el movimiento de la partícula y la fuerza apuntan en la misma dirección, el resultado debe ser que la partícula aumente su ímpetu. Esto se esquematiza en la figura 5, haciendo que el punto que representa a la partícula en la gráfica “trepe cuesta arriba” por la pendiente del cuadrante derecho. Si la fuerza estuviera dirigida a la izquierda, el ímpetu se reduciría y el punto que representa a la partícula se “deslizaría cuesta abajo” en la gráfica.
5. Ondas y partículas: Dualidad 5. Ondas y partículas: Dualidad En nuestro mundo cotidiano existen otros tipos de realidades que no pueden considerarse partículas y, por tanto, no pueden caracterizarse por su ímpetu y posición. Por ejemplo, ¿dónde está la señal de Radio Universidad? La estación de transmisión está en el edificio de Rectoría,
Figura 3. Juego de canicas. Una masa chica requiere de una velocidad más grande que la que requeriría una partícula de masa grande para tener el mismo ímpetu.
Figura 4. En una gráfica de valor absoluto del ímpetu contra velocidad, la pendiente en el cuadrante derecho es igual a la masa.
Figura 2. Bolas de billar. Cuando ocurre un choque entre dos masas iguales, transferencia de ímpetu es igual a transferencia de velocidad.
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pero no puede decirse que la señal esté ahí. La señal está aquí, allá y acullá: En cualquier lugar donde encendamos la radio podemos captarla. ¿Dónde está la luz que ilumina la habitación? Sabemos dónde está la bombilla eléctrica, pero la luz lo invade todo. ¿Dónde está el sonido de la voz de nuestros amigos? ¿Dónde están las microondas que hacen entrar una llamada a nuestro celular? Ninguna de estas preguntas tiene una respuesta clara. Todos los anteriores son ejemplos de ondas, no de partículas. Una onda no es un objeto, sino la variación de un parámetro con respecto del tiempo. El sonido es la variación de la presión del aire; la luz es una variación de campos eléctricos y magnéticos. Estas variaciones se dan en ciclos, es decir, se repiten cada cierto tiempo. A la cantidad de ciclos por los que una onda pasa en un segundo, le llamamos frecuencia. La frecuencia de la onda electromagnética de Radio Universidad es 104.1 millones de ciclos por segundo. Del mismo modo como nos parece absurdo decir que una onda tiene una posición, la idea de que una partícula pueda tener frecuencia suena igual de descabellada. Para que exista frecuencia tiene que haber ciclos de variaciones de algún parámetro. ¿Qué variaciones de un parámetro podemos encontrar en una pelota de beisbol o en un automóvil. En principio, las partículas no tienen por qué relacionarse con una frecuencia. No obstante, a veces la realidad supera a la más descabellada fantasía. Justo al empezar el siglo XX, se descubrió algo sorprendente: todas las ondas tienen propiedades de partícula. Poco después se
verificó que lo contrario también era cierto: todas las partículas tienen propiedades de onda. Al hecho de que todas las partículas puedan tratarse como ondas y todas las ondas como partículas, se le llama dualidad onda-partícula y es una propiedad universal. Eso quiere decir que, aunque nos suene raro, podemos tratar a las pelotas de beisbol como ondas y a la señal de Radio Universidad como una partícula. Sin embargo, no hay de qué preocuparnos. La dualidad de las partículas y ondas es imperceptible en nuestro mundo cotidiano. Podemos seguir nuestra vida sin tomarla en cuenta. Pero si queremos introducirnos dentro de un material y lograr comprender sus propiedades, la dualidad onda-partícula ya no puede ignorarse. En ese mundo nanoscópico, podemos pagar muy caro semejante descuido. Estamos acostumbrados a que las partículas tengan una posición exacta: pues bien, el electrón sólo tiene una posición aproximada. No estamos acostumbrados a pensar que una partícula tenga frecuencia: pues bien, el electrón tiene asociada una frecuencia. Para estudiar a una partícula-onda tal como un electrón, debemos encontrar su función de onda. Esta función de onda nos dice todo lo que es posible saber sobre la partícula en cuestión, su posición aproximada, su ímpetu aproximado, etcétera. La función de onda debe obedecer la ecuación de Schrödinger. Esta ecuación tiene un aspecto que asusta, pero no es más que una nueva versión de la ley de la conservación de la energía que obedece a los principios de una nueva mecánica, la mecánica cuántica. 6. Bandas de energía: Aislantes, conductores y semiconductores Si resolvemos la ecuación de Schrödinger introduciendo la energía potencial que los electrones tienen dentro de un material, podemos encontrar un conjunto de funciones de onda que pueden asociarse legítimamente con los electrones. Cada una de estas funciones de onda se asocia con un valor
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posible de energía, de modo que en vez de hablar de funciones de onda, lo más común es que hablemos de “niveles de energía”. Un material cristalino es aquél que tiene sus átomos ordenados, a diferencia de uno amorfo, cuyos átomos están en desorden. La energía potencial que ve un electrón dentro de un material cristalino es periódica. Las reglas de la mecánica cuántica no permiten que los átomos dentro del cristal mantengan sus propios niveles de energía, sino que deben cambiar para crear los niveles de energía del cristal. El potencial periódico obliga a los niveles de energía del cristal a tener ciertas propiedades peculiares. Por una parte, los niveles de energía permitidos se encuentran muy juntos entre sí, de modo que se puede decir que forman una banda permitida. Por otra parte, las regiones de energía donde no existen niveles son también anchas por lo que puede llamárseles bandas prohibidas o brechas. En la figura 6 se observan algunos esquemas básicos de bandas, tal como se encuentran en los textos más básicos. Para facilitar la discusión, la última banda llena se conoce como banda de valencia, mientras que a la siguiente se le llama banda de conducción. Es un hecho que para que un material pueda conducir una corriente eléctrica debe tener al menos una banda parcialmente llena. En el caso ideal, la banda está llena exactamente a la mitad y el material es un conductor excelente. Si un material sólo tiene bandas totalmente llenas o totalmente vacías, no puede permitir el paso de una corriente y se dice que es un aislante. En el caso contrario se dice que un material es un conductor. Es importante destacar que a veces un material tiene bandas completamente llenas y completamente vacías, pero éstas están traslapadas. En este caso el material es un conductor ya que las dos bandas traslapadas pueden considerarse como una banda más grande que se encuentra parcialmente llena. La estructura de bandas de un semiconductor es prácticamente idéntica a la de un aislante, como puede verse en la figura 7. La única diferencia es que en un semiconductor, la brecha entre la banda de valencia y la banda de conducción es más pequeña. Cuando la temperatura es extremadamente baja, tan baja como las temperaturas que pueden encontrarse en el espacio exterior, la diferencia de tamaños de las brechas no causa ningún efecto y puede decirse
sin temor a equivocarse que, en este caso, un semiconductor es lo mismo que un aislante. No obstante, nosotros no vivimos en el espacio exterior y afortunadamente, gozamos de un clima mucho más agradable. A temperatura ambiente, la diferencia en el tamaño de las brechas de aislantes y semiconductores sí tiene un efecto interesante. En ambos casos, la temperatura proporciona a los electrones energía adicional, lo que permite que algunos suban a un nivel de energía más alto. En el caso de un aislante, los niveles de energía más altos se encuentran bastante lejos, por lo que son muy pocos los electrones que consiguen llegar hasta ellos. En el caso de un semiconductor, la brecha es pequeña y, por tanto, más fácil de saltar. De este modo, una buena cantidad de electrones sube a la banda de conducción, dejando además una buena cantidad de lugares vacíos en la banda de valencia. Al ocurrir esto, el semiconductor ya no tiene sólo bandas totalmente llenas y bandas totalmente vacías. Como puede apreciarse en la figura 8, ahora el material tiene dos bandas parcialmente llenas: la banda de valencia está casi llena y la banda de conducción está casi vacía. Estas dos bandas permiten que el material conduzca una corriente eléctrica. Sin embargo, ya que las bandas están muy lejos de estar llenas a la mitad, su conductividad no es tan buena como la de un metal. Por ello estos materiales se llaman semiconductores, y no conductores, del mismo modo que a Hércules se le consideraba un semidiós y no un dios.
Figura 7. La estructura de bandas de un aislante y un semiconductor son casi idénticas, con la diferencia de que la brecha de un semiconductor es más pequeña. A bajas temperaturas, esta diferencia no tiene efecto y un semiconductor se comporta como un aislante.
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7. Bandas de energía: Ímpetu, masa efectiva y huecos Los esquemas en la sección anterior tienen la ventaja de ser muy sencillos y facilitan la explicación sobre la clasificación de materiales de acuerdo con sus propiedades de conductividad eléctrica. A pesar de todo, dejan muchas preguntas sin contestar. Es fácil entender por qué una banda vacía no permite la conducción de corriente: No tiene electrones. La razón de que una banda llena tampoco pueda permitir esta conducción no es tan obvia. Por lo general, este asunto se trata con ligereza argumentando que “los electrones se encuentran apretados” y se compara a la banda llena con un estacionamiento en que los automóviles se bloquean unos a otros. No obstante, esta explicación, aunque atractiva, no es correcta. Para poder entender la verdadera respuesta, necesitamos conocer más
Figura 8. Debido a que la brecha de un semiconductor es más pequeña, a temperatura ambiente muchos electrones pueden saltarla, de modo que se obtienen dos bandas parcialmente llenas que permiten tener conductividad.
Figura 9. Diagrama de valor absoluto de ímpetu contra velocidad para una partícula dentro de una banda. La relación entre ímpetu y velocidad, en este caso, no es tan sencilla como para la partícula libre.
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precisamente cómo se comporta un electrón dentro de una banda. En realidad la obligación de obedecer a la ecuación de Schrödinger en el potencial periódico del cristal, hace que los electrones se comporten en formas extrañas. Esto puede comprenderse mejor comparando el diagrama de valor absoluto de ímpetu contra velocidad dentro de una banda que se muestra en la figura 9 con el de una partícula libre, en la figura 4. La principal diferencia observable es que en la figura 9 la pendiente de la curva no es una constante. De acuerdo con lo antes expuesto, el esquema de una banda llena se vería como en la figura 10. En esta situación es fácil notar que por cada electrón que se dirige a la derecha, siempre hay otro con la misma velocidad pero que se dirige a la izquierda. Obviamente, la velocidad promediada sobre todos los electrones es igual a cero. Como ya se dijo antes, esto implica que no existe transporte neto de carga. Esta es la razón por la que los electrones en una banda completamente llena no pueden contribuir a la corriente. Los electrones en una banda parcialmente llena, como la que se muestra en la figura 11, sí tienen la capacidad para generar una corriente eléctrica. No obstante, esto no puede suceder si no existe un voltaje aplicado a los extremos del material. En ausencia de voltaje, los electrones ocupan los lugares de mínima energía posible y se distribuyen simétricamente en la banda, como se muestra en la figura 11. En este caso, la velocidad promediada sobre todos los electrones sigue siendo cero, lo que
Figura 10. En una banda completamente llena, la velocidad promedio de los electrones es cero.
es compatible con la ausencia de corriente. A continuación analizaremos lo que ocurre cuando los electrones sufren una fuerza dirigida a la derecha. Debido a que los electrones tienen carga negativa, una fuerza tal puede producirse por medio de un campo eléctrico dirigido a la izquierda. La tendencia de los electrones es a escalar “cuesta arriba” y continuar a través de la curva en dirección contraria a las manecillas del reloj. Sin embargo, los procesos de dispersión internos del material, evitan que los electrones avancen demasiado y se llega a un equilibrio como el que se describe en la figura 12. Es importante notar que aún en este caso, la gran mayoría de los electrones siguen sin dar una contribución a la corriente eléctrica, debido a que su velocidad se promedia con otro electrón que se mueve en sentido contrario. Sin embargo, los electrones que se muestran en rojo, no tienen contrapartes que cancelen su velocidad y sí contribuyen efectivamente a la corriente. Un detalle digno de observarse en la figura 12 es que, ya que los electrones no escalan la curva más allá del “codo”, su comportamiento no se ve excesivamente afectado por la extraña relación entre ímpetu y velocidad. En realidad, pudimos haber utilizado un diagrama como el de la figura 5 y no hubiéramos tenido ningún problema. Esta situación es mucho más evidente cuando la banda contiene muy pocos electrones, como se muestra en la figura 13. Siempre que los electrones no puedan trepar más allá de las líneas punteadas, la curva puede aproximarse como si fuera una recta. A pesar de esto, la pendiente de la recta
así aproximada, no resulta ser igual que el valor conocido de la masa del electrón. El valor de esta pendiente es diferente para cada banda y para cada material y se le conoce como masa efectiva. La banda de conducción de un semiconductor contiene muy pocos electrones y, por tanto, cumple las condiciones anteriores. Siendo así, su comportamiento puede analizarse de acuerdo con la segunda ley de Newton, bajo la condición de que se reemplace a la masa real del electrón por la masa efectiva que presenta por el hecho de estar atrapado en una banda de cierto material. Sin embargo, los semiconductores también tienen una banda casi llena que también contribuye a la corriente. En este caso, muchos electrones se encuentran más allá del codo de la curva y la
Figura 11. En una banda parcialmente llena, en ausencia de un voltaje aplicado, la velocidad promedio de los electrones es cero.
Figura 13. Establecimiento de una corriente en una banda casi vacía, tal como la banda de conducción de un semiconductor.
Figura 12. Establecimiento de una corriente en una banda parcialmente llena.
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Figura 14. Establecimiento de una corriente en una banda casi llena, tal como la banda de valencia de un semiconductor.
Figura 15. Cuando una banda está casi llena, resulta provechoso trabajar con los lugares vacíos.
Figura 16. Resulta provechoso considerar la corriente como producida por partículas positivas, a las que se les llama “huecos”.
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situación es un poco más complicada. A pesar de esto, la gran mayoría de los electrones en la banda tienen su velocidad compensada y no hay razón para tomarlos en cuenta. Los electrones en rojo son los únicos que contribuyen a la corriente y afortunadamente se encuentran en una región donde la curva también puede aproximarse por medio de una recta. Sin embargo, esta recta tiene una gran diferencia con respecto de la figura 5: Su pendiente es negativa. Estos electrones, en la parte superior de la banda, no se comportan como electrones normales. Cuando estos electrones se mueven hacia la derecha y sufren una fuerza dirigida en la misma dirección, reducen su velocidad en vez de aumentarla, como sería lo lógico. La verdad es que al ser negativa la pendiente de la curva, la masa efectiva de estos electrones es negativa y esto causa su extraño comportamiento. La idea de una masa negativa resulta muy desagradable y como a nadie le gusta trabajar con semejante concepto, se utiliza un hábil truco. Para entenderlo obsérvese que en la figura 15 todos los niveles que no están ocupados por electrones han sido marcados por medio de un círculo gris. Podemos ver que la mayoría de estos niveles están vacíos de ambos lados de la curva, con excepción de unos pocos que son la contraparte de los electrones en rojo. El truco consiste en imaginar que estos niveles desocupados o huecos son partículas positivas. Ya comentamos que una partícula negativa que se dirige a la derecha produce la misma corriente que una partícula positiva que se dirige a la izquierda. Siendo así, la situación en la figura 14 puede describirse alternativamente como se muestra en la figura 16. Esta representación tiene muchas ventajas. En primer lugar, como hay menos huecos que electrones, nos ahorramos el trabajo de dibujar tantas pelotitas. En segundo lugar, tenemos que un campo eléctrico dirigido a la izquierda ejercería una fuerza hacia la izquierda sobre una partícula positiva. Los huecos en la figura se mueven hacia la izquierda y responden a una fuerza dirigida hacia la izquierda aumentando su velocidad, como es lógico esperarse. Esto indica claramente que los huecos tienen una masa efectiva positiva. Debido a estas ventajas es convención el que siempre que se trabaje con bandas casi llenas, no se hable de conducción por electrones sino de “conducción por huecos”. El concepto de hueco es complicado, pero una vez
que se acepta, ayuda a simplificar el análisis de la conducción de un material semiconductor. Después de esta discusión, lo que ocurre durante el efecto Hall puede entenderse claramente. La dirección de la fuerza no depende de la carga de los portadores, así que, en el caso de la figura 1, estará siempre dirigida hacia la izquierda. Para la mayoría de los materiales esto causará que los electrones se acumulen del lado izquierdo, haciéndolo que se cargue negativamente. Pero en el caso del berilio, el zinc y el cadmio, tenemos una banda casi llena y los electrones que participan en la corriente tienen una masa efectiva negativa. Por esta razón, ante una fuerza dirigida a la izquierda reaccionan moviéndose a la derecha. Los electrones se acumulan del lado derecho —iodo que adquiere una carga negativa— mientras que el lado izquierdo adquiere una carga positiva. Ya que cuesta trabajo pensar en masas negativas, es natural que a todos nos parezca que la corriente en estos materiales está producida por portadores de carga positivos. Sin embargo, debe quedar claro que no es así. Lo que ocurre es un efecto cuántico.
8. Dispositivos 8. Dispositivossemiconductores semiconductores Como se mencionó antes, la conductividad de un semiconductor no es como para ganarse un premio. Sin embargo, la importancia tecnológica de los semiconductores no tiene nada que ver con lo alta o baja que sea su conductividad sino con lo fácil que resulta manipularla. El dopaje o impurificación es una técnica que consiste en añadir a un material semiconductor cantidades controladas de otros elementos. La cantidad de impureza añadida controlará el valor exacto de la conductividad, mientras que el tipo de impureza controlará el que los portadores de corriente predominantes sean electrones o huecos. Esta flexibilidad es fundamental para el diseño de todo tipo de dispositivos electrónicos, que se forman en general, por distintas capas de materiales semiconductores, cada una de ellas con propiedades precisas y específicas.Por ejemplo, el dispositivo electrónico más básico es el diodo, también conocido como rectificador de voltaje. Esta rectificación consiste en recibir una señal de voltaje que toma valores positivos y negativos, y a la vez truncarla, de modo que el voltaje sólo tome valores positivos. Un diodo está formado por dos capas de material semiconductor, una de ellas conduce por electrones y la otra por huecos. La
región donde se encuentran estos dos materiales, se llama unión y es muy sensible al cambio de polaridad de un voltaje que se aplica sobre ella. La unión pasa rápidamente de permitir el paso de una corriente tan bien como lo haría un material conductor, a bloquearla tan bien como lo haría un aislante. Otro dispositivo importante es el transistor bipolar, que funciona como un amplificador de corriente y que consta de tres capas de material semiconductor. En una de sus versiones estas capas conducen por electrones, huecos y electrones, respectivamente. La capa intermedia debe ser delgada y estar muy poco dopada para que el dispositivo logre que se establezca una pequeña corriente de huecos que controla a una gran corriente de electrones. La versión alternativa está formada por materiales que conducen por huecos, electrones y huecos, respectivamente. Esta versión establece una pequeña corriente de electrones que controla a una gran corriente de huecos. Existen muchos otros dispositivos electrónicos basados en semiconductores. Todos ellos tienen en común que son capaces de transformar una señal en otra diferente, de acuerdo con reglas preestablecidas. El ingeniero electrónico puede hacer uso de estos dispositivos y conectarlos entre sí de forma que puedan manipular información. Es así cómo se han creado los aparatos de radio, los televisores y las computadoras. Hubo un tiempo en que esta función la desempeñaban los estorbosos tubos de vacío, pero hoy en día decir dispositivos electrónicos, es lo mismo que decir dispositivos de semiconductores. Bibliografía Hemenway, Henry & Caulton. (1980). Física Electrónica. México: Ed. Limusa. J. P. McKelvey. (1976). Física del Estado Sólido y de Semiconductores. México: Ed. Limusa.
Guadalupe Lydia Álvarez Camacho, Jesús M. Siqueiros Beltrones Instituto de Ingeniería , UABC, Mexicali. Centro de Ciencias de la Materia Condensada, UNAM.
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Paradigmas
Ricardo Ching Wesman
Imagine usted, ilustre lector, que acaba de adquirir una nueva casa en un fraccionamiento muy bonito. No es muy grande pero sirve a sus necesidades. Tiene cochera, jardín, un árbol…, ahh! y un pequeño buzón en la entrada. A la mañana siguiente al levantarse, usted va a la cocina a prepararse un café, ya que no durmió bien debido a un golpeteo que lo despertaba continuamente, y aunque se asomó a la ventana, no vio a nadie. De repente, lo oye de nuevo en la puerta y rápidamente abre para sorprender a quien molesta y ¡sorpresa!, es aplastado por una tonelada de sobres y correos que se fueron apilando en la puerta al desbordarse el buzón. Usted dedica gran parte de esa mañana de domingo clasificando ese correo, eliminando lo que no le sirve —que es la mayor parte— y pierde tiempo leyendo información que no solicitó sobre cuestiones que no le interesan, como pasatiempos, negocios, películas, etcétera. Cuando se da cuenta, ya perdió varias horas de su vida productiva, no fue a la tienda, ni terminó esa presentación financiera pendiente tan importante que trajo de la oficina. Extrañado, se pregunta cómo es que tantas empresas supieron su nueva dirección si tan sólo se la dejó a su mamá, a su novia y al jefe. Cansado de tanto leer y romper sobres, se dispone a dormir para asistir a sus labores al día siguiente, y al despertar de nuevo, ya tiene saturada otra vez la entrada a su casa —sin mencionar el buzón— de más propaganda, ofertas, encuestas, cadenas de oraciones, etcétera. Con una pala se abre camino para ir al trabajo, preocupado por el incipiente problema. Al regresar, ya de noche, frena bruscamente en la entrada de su cochera debido a que no puede entrar porque está inundada de sobres y cartas.
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Esta analogía ilustra de manera sencilla el problema creciente del spam —originalmente nombre de un producto comestible enlatado que a muchos nos gusta y a otros no— también se le conoce así al correo electrónico no solicitado que es enviado a cientos de miles de destinatarios diariamente con fines de publicidad comercial o personal en forma de cadenas. Según Óscar Robles Garay, director de la empresa de telecomunicaciones Network Information Center de México (NIC), dice que “en el país se supone la transmisión de por lo menos 1 460 000 000 de correos electrónicos no solicitados diarios, lo que representa pérdidas económicas por 6.5 millones de pesos al mes”. Otros datos de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), estiman que algunas otras cifras permiten considerar que tres cuartas partes (75 %) del correo electrónico mundial es spam; de ese porcentaje, 63 % se produce en Estados Unidos; 21% en la región Asia Pacífico; 13 % en Europa, y 3 % en América del Sur. A pesar de esas tres cuartas partes, no es considerado un delito, ya que no existe en México una base jurídica que establezca sanciones o lo tipifique como un delito informático. Un delito informático es “Todo acto ilícito en que se tiene a las computadoras como instrumento o fin”, según la definición que nos da Julio Téllez Valdez, autor del libro Derecho informático, por lo tanto, el enviar publicidad no es un delito, sin embargo, el daño provocado por el envío indiscriminado de la misma debiera serlo. No solamente se trata de la disminución de la productividad en las empresas, sino también la afectación de los recursos informáticos debido al mal uso del ancho de banda con este fin inútil, la saturación de los servicios, la propagación de virus,etcétera.
Los que envían spam (conocidos como spammers) lo hacen recopilando las direcciones mediante innumerables formas poniendo a prueba su creatividad. Algunos utilizan programas que recogen direcciones de e-mail, o compran listas de suscriptores, o en sesiones de chat. La lista también pudo haber sido comprada a un vendedor legítimo al cual usted le dio su dirección al solicitar algún servicio, al contestar una encuesta o una cadena. Inclusive se dan el lujo de adivinar y mandar su publicidad al azar, por ejemplo a juanperez@hotmail.com, juanperez@yahoo.com, etcétera. Este problema ha alcanzado proporciones internacionales, no conoce límites ni fronteras o idiomas. Existen organizaciones como Coalición Contra el Correo Comercial no Solicitado (CAUCE) y sus filiales en Estados Unidos, Australia, Canadá, India, entre otras, que impulsan propuestas de ley contra este fenómeno. Están también la española Asociación de Usuarios de Internet (AUI), la Forum for Responsible and Ethical Email (FREE) o Yugoslav Anti-Spam Initiative (YASI) pero curiosamente en México sólo hay esfuerzos aislados por combatir este problema, un ejemplo de ello es el Equipo de Respuesta a Incidentes de Seguridad en Cómputo de la UNAM (UNAM-CERT). Es necesario que entre todos, gobierno, legisladores (tenemos tantos y a veces parece que hacen tan poco), iniciativa privada, sectores educativos y usuarios de internet, colaboremos para encontrar una solución legal a este problema que crece de manera exponencial. Poco a poco se desvanece el gozo de tener una cuenta de correo electrónica gratuita conforme pasa el tedio de eliminar diariamente el spam de nuestro buzón. La interrogante es hasta dónde debe llegar la libertad
de las empresas de usar este recurso publicitario sin regulación y consumiendo los recursos tecnológicos de transmisión, de almacenamiento de tiempo. Por lo pronto, me dispongo a terminar mi desayuno, huevos estrellados con dos rebanadas del delicioso spam (el enlatado, claro, se me antojó), acompañados de un buen café, mientras este agitado mundo sigue su avance tecnológico sin parar. Sobre el otro spam aún hay mucho por decir y sobre todo por hacer. ¿O no?
Bibliografía Cardoso, Víctor. (2005). En México los correos basura ocasionan pérdidas por $6.5 millones al mes. Recuperado el 6 de noviembre de 2006, de http://www.jornada.unam.mx/2005/ 03/24/019n1eco.php Téllez Valdez, Julio (2004). Derecho informático. 3ª. Edición. México: McGraw Hill. (2006) http://www.cft.gob.mx/wb/Cofetel
Ricardo Ching Wesman Facultad de Contabilidad y Administración , UABC, Mexicali.
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Cathy Fourez El poeta italiano Niccolò Ugo Foscolo declaró que: “El arte no consiste en representar cosas nuevas, sino en representar con novedad”. Dos siglos más tarde, los escritores mexicanos, el difunto guanajuatense Jorge Ibargüengoitia (1928-1983) y el regiomontano Hugo Valdés Manrique (1963), parecen hacer de la literatura un proceso por medio del cual el contenido de una expresión se convertiría en la expresión de un nuevo contenido. Ambos explotarían las posibilidades brindadas por la narración para trabajar un material a primera vista insignificante pero detonante, que no es más que “la extraordinaria expansión del relato del crimen”(Dubied, 1999), llamado fait divers en Francia, “suceso” en España y “nota roja” en México. Esta última formulación que designa las selecciones policíacas de un diario, nos viene del periodista jalisciense Manuel Caballero.1 El 10 de noviembre de 1889, el militar y político Ramón Corona Madrigal fue asesinado a puñaladas por Primitivo Ron Salcedo, conocido popularmente como el “Loco Ron”. En 1890, en Guadalajara, al reportero se le ocurrió aludir al homicidio en un pliego que lucía en primera plana una mano roja chorreando de sangre. Desde entonces tildan las noticias sobre crímenes y latrocinios de “nota roja”, dos palabras expresivas y especulativas que reflejan por sí mismas su mensaje al combinar lo compendioso y lo brutal, lo rápido y lo sanguinario, lo sensacional y lo morboso. El historiador Agustín Sánchez González, en su antología Cerribilísimas historias de crímenes y horrores en la ciudad de México en el siglo XIX, comenta que la gente que vive de esta prensa amarillista, al dar cursos de transgresiones por entregas, hace la propaganda a favor del mundo hampesco e incita a que las mentes perturbadas consigan fama mediante los delitos más bárbaros. Para Georges Auclair (Dubied, 1999, p.53): “La nota roja es siempre señal de alguna derogación de la norma”. Trastorna los límites de la realidad, crea una ruptura en la evolución de nuestros hábitos. Sin una afición a lo lóbrego, el escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia (1983), en los años setenta, se enfrascaba con frecuencia en este tipo de lecturas, porque para él representaban los espejos de actitudes y de existencias de su época:
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Creo que de todas las noticias que se publican son las que presentan más directamente un panorama moral de nuestro tiempo y ciertos aspectos del ser humano que para el hombre común y corriente son en general desconocidos; además siento que me tocan de cerca: tengo más probabilidades de morir por obra de un fanático que ganar la carrera de los cien metros planos o ser electo diputado.
La degradación institucional, el desmantelamiento del sistema social y educativo, el poder de la economía informal gestionada por el crimen organizado así como la delincuencia colosal generada por el narcotráfico, abastecen cada vez más las páginas del diario y la pantalla de los noticiarios de imágenes siniestras y deshumanizantes sin que podamos evaluar su grado de veracidad o de atrocidad. En la primera novela de Paco Ignacio Taibo II, Días de combate (1975) el detective Héctor Belascoarán Shayne hace hincapié en el auge de este fenómeno en la ciudad de México: En un país donde la nota roja había trascendido de su lugar de origen a las páginas sociales, se había escondido en la cartelera de los cines, en las páginas de deportes. En un país donde es nota roja las declaraciones del diputado, nota roja las frases del secretario de Gobernación, nota roja la boda Lanzagorreta-Suárez Reza, nota roja los comentarios del entrenador del Cruz Azul. Nota roja, incluso los anuncios clasificados, pensó sonriendo.
Por su repetición en la realidad y su relación directa con ella, ¿la nota roja no develaría de manera violentamente instantánea y condensada, lo que intenta precisamente enmascarar el discurso oficial? ¿No se encontraría en ella, como lo estipula el periodista Manterola, uno de los protagonistas de Sombra de la sombra (1985, p. 201) de Paco Ignacio Taibo II, “la verdadera literatura de la vida”?, 1
Véase, Sánchez González, A.(2006). El origen de la nota roja. En Cerribilísimas historias de crímenes y horrores en la ciudad de México en el siglo XIX.
¿no sería el barómetro optimista o pesimista de la sociedad? En un mundo donde la violencia alimenta nuestro cotidiano, ¿cómo hablar de otra cosa que no sea lo real en la literatura? Honoré de Balzac afirmaba ya en su época que las notas rojas eran telones de fondo a través de los que se dibujaban los grandes relatos (Chevalier, 2004). Al escribir en los años sesenta In cold blood, que reside en el asesinato de una familia entera por dos jóvenes sin pretexto aparente, en 1959 en Holcomb, Kansas, Truman Capote definió la narración de un hecho real que transgrede las fronteras del estricto relato ficcional, como novela documental. Si la historia como relato no es acontecimiento tal como se lo concibe en Historia, es decir un hecho pasado reputado digno de memoria, a la inversa es peripecia, cambio y crea el acontecimiento del relato, es decir, el hecho literario. La manera cómo se dice, se cuenta esta peripecia, contribuye a relatar y ver de otra manera la historia de la Historia. El escritor fantasearía el hecho criminal, en busca de una verdad que no sería la misma que la del periodista, sino la de un texto escrito que se convertiría a la vez en un acontecimiento, objeto y acto literario, y que entregaría al lector una radiografía del mundo, diría la expresión de lo absurdo, sondearía las angustias fundamentales del hombre, el mal y el miedo. Este interés por las notas rojas, reveladoras de un mundo desequilibrado y dislocado, resulta patente en la antepenúltima novela de Jorge Ibargüengoitia (1977), Las muertas, que teje su intriga a partir de “El caso Poquianchis”, una sórdida historia de prostitución, de hambre y de muerte. Delfina y María de Jesús González Valenzuela, dos madrotas, administradoras de prostíbulos en Lagos de Moreno en el estado de Jalisco y en San Francisco del Rincón en el estado de Guanajuato, fueron, entre otros desmanes, acusadas de trata de blancas, de alcahuetas, de corrupción de menores, de homicidio voluntario, de secuestro y de tráfico de droga. Su fúnebre carrera de asesinas y de delincuentes se inició en 1954 y se acabó en enero de 1964, fecha de su detención. En su obra dedicada a las desapariciones recientes de más de trescientas mujeres en la urbe de Ciudad Juárez (estado de Chihuahua), Huesos en el desierto, Sergio González Rodríguez (2002) establece un esquema histórico a propósito de los mayores crímenes perpetrados en contra del sexo femenino y
menciona a las Poquianchis, condenadas por haber matado a ochenta mujeres. Esta historia abyecta va a conmocionar a la nación mexicana, y la prensa amarilla va a explotarla como medio de sustento, acarreando a la población hacia un verdadero frenesí. La revista Alarma, que apenas alcanzaba los 140 000 ejemplares a la semana antes de la revelación de ese repelente incidente, tira, tres meses después de la captura de las dos mujeres, más de 500 000. La manera distorsionada y maniquea con la que fue presentado el asunto estimuló a que Jorge Ibargüengoitia reconstruyera ese hecho desde la óptica literaria. La novela se pone al servicio de lo existente, pero sin perder su estatuto ficticio. Justo antes del principio de su relato, el escritor insertó la apostilla siguiente: “Algunos de los acontecimientos que aquí se narran son reales. Todos los personajes son imaginarios” (p. 7). Por lo tanto, universo actancial desfigurado y realidad se ven estrechamente imbricados a fin de dar a luz una historia sacada del espíritu creativo del autor capaz de rellenar el vacío dejado por la prensa y la justicia, pero descifrado y actualizado por la ficción. En este libro, Serafina y Arcángela Baladro, dos celestinas unidas por los lazos de sangre, modelos de las hermanas Poquianchis en la ficción, gerentes de varias mancebías, se ven obligadas a esconder a su personal en un burdel desamparado, tras la aplicación de un decreto que prohíbe la apertura de los lupanares. Este cierre inesperado va a generar conflictos febriles entre las sexoservidoras recluidas e inactivas, y alterar sus relaciones con sus patronas. El ambiente cordial y libidinoso se metamorfosea en ajustes de cuentas, riñas y condenas a muerte a veces accidentales, como lo ilustra el caso de la prostituta Blanca. A lo largo de su ficción, Jorge Ibargüengoitia opera la migración de la nota roja hacia la narración a través del humor negro, recurso sin el que, “la literatura sería un cadáver”,2 según Paco Ignacio Taibo II, y el que, practicado en las manifestaciones tétricas, enrojecería al horror y fortalecería en contrapunto el realismo. A fin de tratar la parálisis que afecta gravemente a la jovencita Blanca, la curandera de las Baladro decide administrarle el tratamiento siguiente: “La 2
Paco Ignacio Taibo II, conferencia-debate intitulada “Les littératures policières: une écriture de l’inquiétude” y organizada por CECILLE (Centre d’Études en Civilisations, Langues et Lettres Étrangères), Université Charles de Gaulle-Lille3, 2 de mayo de 2006.
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receta dice: aplicar las planchas bien calientes, en la manta humedecida, sobre el lado paralizado de la enferma, hasta que la manta adquiera un color café oscuro” (p. 90). Mediante una gran economía verbal, Jorge Ibargüengoitia inventaría las diferentes fases de la curación abruptamente, crudamente, sin metáforas; depura la formulación, descarna las palabras y las encadena en la página a un fatal desenlace. Describe la escena fríamente, coge desprevenido al lector y lo deja pasmado. Pero esta tensión del horror (huelga precisar que la pobre Blanca expiró en seguida), adquiere una elasticidad narrativa insólita tal, que violenta la somnolencia de nuestra atención. Así, la muerte de la prostituta se hace humor negro; humor que amplifica, bajo el efecto de la risa “expulsada”, toda la dimensión de la absurda atrocidad de la operación. En efecto, la receta expendida se trueca en receta de cocina. La polisemia del vocablo “receta”, a la vez prescripción médica y composición nutritiva, el empleo del infinitivo que tiene valor de imperativo en los descriptivos de preparación de comida, la progresión de las etapas y el vocabulario de la cocción resemantizan los consejos farmacéuticos en consignas culinarias. La solución curativa se aparenta a trocitos de carne asada en una barbacoa. La incongruencia gastronómica se dilata en el momento en que nos percatamos de que “la científica de segunda mano” se inspiró en un remedio que le fue entregado por otra mujer llamada Tomasa N.; apellido cuyas dos últimas sílabas, “masa”, remiten a harina amasable, y cuyas dos primeras recuerdan el verbo “tomar”, es decir beber y comer, pero también quitarle la vida a uno. Este goce mórbido se vuelve doloroso y casi culpable al enterarnos de que esta agonía concuerda con la descrita en el texto del juicio de las hermanas Poquianchis y que leyó Jorge Ibargüengoitia (1998) para cimentar su trama narrativa. En dichos documentos penales se cuenta que una de las prostitutas, encamada, recibió “planchazos” ardientes en la sábana húmeda que arropaba sus miembros inertes. Cuando se dieron cuenta de que la enferma iba a fallecer, sus compañeras le hicieron beber un vaso de coca cola. En una de sus crónicas, el escritor mexicano subraya que la asistencia prestada a la mujercita puede parecer ridícula, pero la situación en sí resulta terrorífica porque sus colegas la están matando. “México [...] tierra de elección del humor negro” opinaba André Breton (1939, p.14); la
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ordinaria actualidad de este país “transdinamita” las fronteras de lo patético y de lo burlesco en la frecuencia de las inverosimilitudes, en los acercamientos inopinados de personas y de situaciones enteramente heteróclitas en los que la vida se destapa en toda su verdad. Este humor subversivo, lacerante, escandaloso se expresa a propósito de las conyunturas más desesperadas y enfangadas en su propio vacío, como “una cortesía de la desesperanza” para plagiar al poeta belga Achille Chavée. Octavio Paz comenta que Jorge Ibargüengoitia en su novela Las muertas nos incita al rictus, a una sonrisa agria y sombría que contrabalancea el horror. Es cierto que, de este modo, nos protege frente a un final en el que no prevalece sino el mal; pero el reír, que es sin duda la distancia más corta que separa a dos personas, también desacraliza la seriedad de lo espeluznante para chocar y azotar nuestras mentes entorpecidas ante lo inexplicable: Serio como Buster Keaton, Ibargüengoitia nos hace reír. La risa es una defensa contra lo intolerable. También es una respuesta al absurdo. Una respuesta no menos absurda. Pues lo verdaderamente cómico es que todo sea como es; la maldad es doblemente terrible porque no tiene pies ni cabeza (Paz, 1988).
El humor nace de esta malaventura que se aparta de la norma y que surge de los razonamientos estrafalarios de las compañeras de la moribunda. No entienden la gravedad de sus actos y pueden pasar de la ingenuidad al sadismo más implacable sin reparar en ello. Este traslado inconsciente y brutal del bien a la barbarie le cautivaba a Jorge Ibargüengoitia (1977, p.14): A mí... lo que me interesa del criminal es que en parte es común y corriente y en parte diferente a los demás. Lo que me interesa del mal, también, es que todos podemos cometerlo. Me interesa que, como dije antes, por medio de actos triviales, se lleguen a cometer los más grandes crímenes.
Desprovistos de educación, los personajes están dominados por la biología de lo visceral, por la moral de lo inmediato. En ellos, la culpabilidad no existe ya que todos están convencidos de la conveniencia de sus acciones. Ninguno de los protagonistas de Las muertas vacila, piensa, se pregunta quién es, por qué
y para qué actúa así. Su religión se reduce a unas supersticiones, su conducta a unos prejuicios. Pecan y se absuelven con la misma facilidad, prueba de una insensibilidad absoluta sea cual sea el contexto. En Le Malentendu (1941), tragedia adaptada a partir de un fait divers que trata de un hijo que desea darse a conocer sin declinar su identidad y que es asesinado por su madre y su hermana por un malentendido, Albert Camus define el absurdo como una confrontación entre el llamamiento humano y el silencio insensato del mundo. En este sentido, los actantes de papel de Las muertas, comparten similitudes con los de Camus: Viven en un mundo del que desconocen la lógica y la significación; lo ignoran todo hasta su razón de ser. Es la extrañeza colectiva, la cotidianeidad demente inherente al caso Poquianchis/Baladro que nos empuja a pasar al acto espectacular, a “expresar” una risa paródica, paradoja que une sorpresa y aflicción. La risa desde luego nos preserva, ya que es burlona, pero también da una dimensión nueva a lo que nos negamos a ver; pone en cuestionamiento lo cruel e incomprensiblemente ordinario. En esta “literaturización” de la nota roja, la risa sería una especie de descarga eléctrica que nos lanzaría afuera para despertar nuestra conciencia y obligarnos a mirar las anomalías seriamente. * Hugo Valdés Manrique, de su parte, disecciona la nota roja desde el subterráneo y áspero ángulo de la pesadilla más inimaginable, es decir, para reproducir las palabras de José Revueltas (1980, p. 155) en El luto humano, desde el ángulo del “animal oscuro cuyo goce simple se compone de la desolación y el caos”. Poco después de un doble asesinato que ocurrió en el norte de México en 1933, el escritor Eusebio de la Cueva publicó una novela que se basaba en un aterrador asunto, El crimen de la calle Aramberri; quizás demasiado próxima al acontecimiento y en un mundo literario aún refractario a la explotación de la nota roja como soporte novelesco, la obra conoció un destino efímero. Hugo Valdés (2003), para intentar entender la fascinación que ejerce el crimen en la conciencia y en el imaginario colectivo, escribió una nueva versión, y conservó el título del libro de Eusebio de la Cueva como homenaje a la primera versión escrita del suceso. La exposición literaria de este caso policial verdadero, retrata una ciudad que se va industrializando y modernizando pero cuyo crimen pone de relieve el
miedo a la naciente sociedad urbana. En el Monterrey de los años treinta, en calle Aramberri, dos mujeres, una madre y su hija son salvajemente matadas en su domicilio a eso de las seis de la mañana luego de la salida al trabajo de Delfino Montemayor, esposo y padre de las dos víctimas. El motivo de esta escenografía macabra es irrisoria: El robo de los escasos ahorros de la familia laboriosamente ganados y preciosamente escondidos. Los puntos de vista de los investigadores, los testimonios contradictorios de los reos, las analepsis sobre la vida de los actores de ese homicidio, los expedientes judiciales, los informes forenses y la interpretación de la prensa hilvanan este relato narrado con un lenguaje depurado, rudo que traduce toda la fiereza humana. Lo terrible de este caso se evidencia no sólo en la culpabilidad de los propios parientes de las difuntas, sino también en la sañuda y despiadada maestría con que se les dio la muerte: Ambas fueron degolladas. El primer capítulo deja constancia literaria del descubrimiento de los cadáveres y proyecta el relato de los días que preceden al drama. La fuerza de arranque de esta introducción permite recalcar la esencia misma del texto: La exploración de la violencia. Un narrador extradiegético dotado de un saber limitado, se involucra en la mente y en la focalización de un detective, Inés González. Textualiza la voz interna de éste, despedazando las dudas y las interrogaciones que lo van invadiendo al llegar al lugar del crimen. Estas páginas iniciales construidas por una concatenación de pequeñas secuencias se deslizan en la casa y conducen gradualmente tanto al inspector como al lector hacia las dos finadas. Las escenas se yuxtaponen de manera “anadiplódica”, sistema estructural que consiste aquí en conectar por la repetición de una palabra o de un argumento la primera frase del párrafo con la última del párrafo anterior. Este andamiaje textual favorece el encadenamiento de las distintas partes así como la bifurcación de un contexto a otro, de un cuarto a otro, de un protagonista a otro; incrementa la intensidad rítmica que imita tanto el recorrido del detective por la casa como las voces de los periodistas y los flashes de sus cámaras de fotografías; acelera el flujo dramático perceptible en cualquier recoveco del hogar. La hipotiposis domina la escritura, la que acarreada por los pasos de Inés González va dibujando la arquitectura de la casa, y mediante
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los resortes de la enumeración anima el universo auditivo. Al deslizarse por el domicilio, el funcionario de policía emprende una excursión por una zona crepuscular estrepitosa. Se capta y se intercepta un ambiente acústico que expone una doble infracción: La del silencio cacofónico del horror del asesinato, del sentido ahogado por la enorme inhumanidad; la de la polifonía verborreica de los periodistas que profana una segunda vez la sepultura de las dos víctimas. Este sonido se hincha, estalla y se hace ruido de nota roja. El remolino de vocerío violenta el dolor del padre, ultraja su luto, le asfixia la memoria de las muertas, de sus muertas, sabiendo que la memoria se yergue como la dolorosa pero única relación que el viudo puede sostener con las desaparecidas. La habitación, el lugar del crimen, se ve expulsada hacia la pulsión de la palabra mediática, de la nota roja en la que los muertos son ante todo recompensa. El reportero José Manuel Plowels, armado con su Agfa no perdona nada. Su artificial ojo itinerante prescinde de toda compasión, goza e inmortaliza las salvajadas para espectacularizarlas. Esta mirada espía desmembra de nuevo los cuerpos tumefactos, hurga en la intimidad de la sustancia, se deleita en las tinieblas interiores de la materia humana, penetra su espesor y ostenta el desmoronamiento del lazo social; hace oficio y mercancía de calamidades, de heridas vivas, de indiscreciones y de invenciones escandalosas. Fotografiar es encuadrar y encuadrar es excluir; y aquí se excluyen el respeto y el sentido mientras que las exhibiciones y las excentricidades saturan el foco de la cámara de fotografías. La inmersión en el edificio se refiere a las características de la novela policíaca clásica: La del crimen en cuarto cerrado y la resolución del delito en la que el detective desempeña el papel primordial. Desde el principio, Inés González, penetrado por la pura lógica, parte del signo visible para emitir una serie de sólidas hipótesis y así alcanzar el significado oculto; su instinto, su mirada panorámica examina, a veces, al estilo de un travelín, tanto el ambiente como la arquitectura del sitio, lo que ya ofrece la oportunidad de sacar pruebas materiales irrefutables como la ausencia de infracción: Al amanecer, don Delfino, antes de ir al trabajo, y la señora Antonia Lozano, solían revisar los travesaños de la casa; la facilidad con la que se insertaron los agresores en el espacio doméstico, así como las lacerantes ignominias sufridas por las dos
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mujeres cuyo descuartizamiento recuerda el oficio de los criminales —el de carnicero— parecen ser sólidas evidencias. Para solucionar el caso, la labor lúcida y escudriñadora lleva a Inés González, indicio tras indicio, a la deducción siguiente, instrumento de poder según Thomas Narcejac (1986), los culpables se encuentran en el círculo familiar de las víctimas. Por muy obvios que sean los vínculos de esta narración con la novela tradicional de enigma, éstos, conforme se va desplegando el relato, van desvaneciéndose y va asentándose un dédalo de preguntas sobre la naturaleza misma de la matanza, sobre ¿dónde está el hombre? ¿En qué se diferencia de la bestia o en qué es peor que la bestia? ¿Qué lo induce a agitar y transgredir el orden público, a ir más allá de las normas? Aquí la novela de Hugo Valdés se va identificando más bien con la vertiente negra del género policial, sobre todo con su componente temático (Todorov, 1980, pp. 9-19). Las cuestiones que acosan al inspector confirman el amplio epígrafe tomado del libro de David Abrahamsen, La mente asesina (1973), paratexto que comparte similitudes con las lápidas que se graban en las sepulturas, y que encierra no sólo el pensamiento de la instancia titular sino también del conjunto de la narración: El homicidio es además un misterio porque la muerte está más allá de la experiencia de todo ser humano vivo. Al intentar desentrañar el misterio de la muerte la tememos (aunque muchos la desean), pero no podemos concebirla como el fin último y definitivo. Nos sentimos atraídos por ella, como algo desconocido, anhelamos vislumbrarla —descubrir lo que se oculta en esa penumbra de sombras y niebla—. Al mismo tiempo, aterrorizados, deseamos alejarla de nuestra mente. Pero la temamos o no, la muerte sigue incitando nuestra curiosidad. Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos más ingeniosos, la muerte guarda su secreto, y este secreto constituye en parte la razón de la fascinación que el homicidio nos produce. (p. 7).
Los tenebrosos personajes, responsables del crimen, no surgieron de la mente de Agatha Christie o de Conan Doyle, sino del mismo espacio nuestro, de esta realidad inestable e intangible como lo son las transgresiones. Desde el inicio de la pesquisa, Inés González que se mueve en una conjunción de lo significado y de lo desconocido, está llevando otra indagación, la del sentido. Frente a la evidente
identidad de los criminales, la redundancia obsesiva de las frases interrogativas traduce la búsqueda de un misterio que va más allá del misterio policial, el del acto criminal en sí:
algunos músculos y las dos carótidas y yugulares. El cadáver de Florinda yacía sobre sangre ya coagulada que atravesaba el colchón, formando una mancha bajo la cama. (p. 14).
Sin que nadie te lo dijera ya lo sabías, Inés: los asesinos eran conocidos, amigos —¿familiares acaso?— de las mujeres victimadas. ¿Por qué, Inés, por qué creías saberlo? [...] ¿Quién más haría las cosas con tanta naturalidad sino gente cercana a las víctimas? [...] ¿Por qué tanta saña en matar así a dos mujeres que ni siquiera tenían bastante, dinero de verdad para comprarse una quinta en el Obispado? ¿Lo sabías, estabas ya en la pista? [...] ¿Cómo, exactamente, mataron a las mujeres? (pp. 11-12).
En los despojos sanguinolentos habla el monstruo, grita la espeluznante grandeza de nuestros tiempos y se impone un solo espectáculo, el del paredón. Clément Rosset (1988, p. 11), en Le principe de la cruauté, indica que cruor de donde deriva crudelis (crudo, no digerido, indigesto), designa la carne desollada y sangrienta, es decir, la piel desnudada de sus protecciones o adornos ordinarios, reducida a su realidad sangrante e indigesta. Poco importa lo que padezca la víctima, es necesario que sufra para que la satisfacción del culpable sea completa. La monstruosidad sustancial del rojo encarna aquí la muerte violenta que se concreta en la perversión de la carne humana. Ésta, como espacio vital, se ha transformado en el infierno material en el que se ha trasplantado la indivualidad del mal. En un mundo donde la desmesurada muerte ya no se ve paradójicamente por su omnipresencia, Hugo Valdés recompone la nota roja para contar la historia de una familia de Monterrey, una historia de terror, una invención textual de tremendas realidades, que se presenta, por su atroz índole, como la espantosa historia de algo más, aunque todavía se ignora de qué. Al describir la alcoba roja de cuerpos sacrificados y esta madrugada de sangre coagulada, rastrea los significados anulados, busca entender el extremo salvajismo en la materia de las palabras y en una transcripción pormenorizada de los monstruos engendrados. Jorge Ibargüengoitia, por el contexto torpe en el que se fomentaron los hechos dramáticos, optó por una escritura cómico-amarga para desenmascarar los aspectos tenebrosos de la vida de las Poquianchis. Las muertas no es una novela humorística; fue escrita para quienes tienen el sentido del humor pero limitado. La risa provocada por las extravagantes situaciones no tiene un valor moral, no trata de corregir los desvíos. Al contrario, el novelista los contempla inerme, pero ridiculiza lo que más duele y condena el mundo de la locura. Luego de las carcajadas hilarantes se manifiesta la reflexión, y entonces se destaca un malestar cierto, un sentimiento trágico, al intuir que los infractores están más cerca de nosotros de lo que quisiéramos admitirlo.
La casa mancillada es el emblema físico de la nota roja, un desorden que nace en las márgenes del orden doméstico. El lugar conlleva en sí mismo todo su nuevo saber, un cotidiano que descarrila y se descarría. La casa para Delfino Montemayor ya no se manifiesta como una dinámica del consuelo. Las paredes parecen exhalar quejas humanas, las sábanas y el suelo gemir. El trayecto de Inés González por sus entrañas se asemeja a un mareo, a un vértigo salpicado por imágenes de sofocación. La cuentista Maritza M. Buendía (s.f.) dijo que “El crimen de la calle Aramberri es una historia que gira y se mueve en el mundo de lo rojo”. Tan pronto como llega al espacio del crimen, el detective se siente flagelado por un olor a carne desmenuzada, un “maldito olor a carnicería” (p. 13), a sangre abierta al mundo, cruda, muerta que despacha la efusión del horror. Un olor desgarrador e inclemente que restalla en los muros, en el aire, se revela como la fractura de la humanidad, la intuición de lo peor. El lugar donde despertaban las mujeres se ha tornado en ataúdes. La visión de los dos cadáveres orienta la narración hacia el análisis clínico. El retrato de las mujeres se hace desde la “tanatografía” de los informes forenses que corroboran su exclusión de la vida pero también su exclusión de la vista, como lo pone de realce la anatomía de la señorita Florinda Montemayor: Los médicos cirujanos que hicieron su autopsia registraron en el parte forense una gran lesión en la zona interior del cuello causada al parecer por un instrumento cortante que casi desprendía la cabeza del tronco. El instrumento interesó la piel, tejido celular,
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Las notas rojas son evocaciones singulares y penetrantes que hablan de la realidad transhistórica, de lo más allá, del otro lado de los límites, de otro territorio omnipresente en la existencia del ser humano; es decir, de la común barbarie que nos rodea y que se diluye en lo cotidiano. Jorge Ibargüengoitia, Hugo Valdés y otros autores mexicanos actuales tales como Héctor de Mauleón, Eduardo Monteverde, Eduardo Antonio Parra revisan estos sombríos fragmentos de vida cuyo lado local adquiere un lado global. La universalidad se encuentra en cualquier barrio o poblado; por lo tanto, escribir, desentrañar y desterritorializar la violencia que contamina la sociedad mexicana consiste también en enviar mensajes, interrogaciones hacia otros derroteros sin fronteras espaciales y temporales. Por otra parte, la escritura que ficcionaliza la nota roja debe trabajar las emociones, pero sobre todo desempeñar el papel importante de la revelación en sociedades donde se cultiva el olvido y la carnavalización de la realidad. Es necesario exteriorizar los demonios y saber contar el sentido de la tragedia. El escritor Sergio González (2005) insiste en el hecho de que “toda libertad implica una responsabilidad” y que no es sano divulgar la nota roja sin recontextualizarla. Se trata de buscar de dónde ha emergido el proceso criminal, de empeñarse en entender los hechos. La estrategia literaria consiste en impulsar una atmósfera textual y armonizarla con un trabajo de archivos y de observación. Es difícil, como escritor, escaparse de la realidad, pero inspirarse en ella no debe permitir acercarse demasiado a ella. Es necesario evitar tocar a lo sagrado de la nota roja, y esforzarse por filtrarse en las huellas, las cicatrices y no en lo sensacional del propio acontecimiento. Así trabajar desde la literatura consistiría en transformar la nota roja, torcerla sin hacerla desconocida y sin huir de ella porque como lo aclara Maurice Merleau Ponty (1960) “los pequeños sucesos auténticos no son restos de vida, sino signos, emblemas, llamadas”. Bibliografía Breton, A. (2002). Anthologie de l’humour noir (1939). Paris: Jean-Jacques Pauvert Éditeur (1966), Livre de Poche. p. 14. Buendía, M.M. (s.f.). www.generopoliciaco.com. Chevalier, L. (2004). Splendeurs et misères du fait divers. Paris: Éditions Perrin. Dubied, A. & Lits, M. (1999). Le fait divers, Paris: Presses Universitaires de France.
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Cathy Fourez Université des Arts, Lettres et Sciences Humaines – Charles de Gaulle-Lille3.
Errores Errores de cálculo cálculo Errores de cálculo
Rafael Luna
“...lo cubre la sombra de un ángel blusero...” Real de Catorce
En algún momento perdiste la noción de lo que había pasado, como si hubieras estado enlagunado. Recordabas que hacía un rato habías estado platicando o cantando o bailando o fajando o ponchando; como en un sueño del que no acabas de despertar, pero al que tampoco puedes regresar. Sólo recuerdas con claridad lo de la tarde en el Orizaba, el momento de brincar de la cerveza al tequila, la propuesta de la Güera (la vieja de el Nopal) para ir a su casa —un cuartito metido en el fondo de una vecindad metida en el fondo del Callejón de Dolores—, la decisión final de caer en un departamentito que el Chuchín alquilaba en el cuarto piso de un oscuro edificio de Independencia. La Güera te había estado agarrando la pierna y el pito y todo, así nomás por encimita del pantalón cuando el Nopal se iba a atender otras mesas, hasta le habías preguntado cuánto te cobraría por un palo (arriesgándote a que el Nopal te rompiera el hocico, como se lo había roto al Chuchín). Ella te dijo que 50. Ya estabas ebrio, te estabas calentando e incluso tenías el dinero, pero de momento (pensando en el Nopal) decidiste seguir pisteando con los demás en casa del Chuchín, esperando que la Güera dejara al Nopal para que los alcanzara cuando terminara su turno y mientras te la plancharas (y gratis). El caso es que cuando recobraste el sentido (cuando te diste cuenta de quién eras y dónde estabas), sentías náuseas que se agravaban cuando mirabas el vaso de brandy con coca que había sustituido al tequila (¿cuándo?); el Chuchín miraba fijamente cómo el Nopal (¿a qué hora llegó?) y la Güera fajaban (y casi cogían) en un sillón. Olía a mota y tú sólo sentías en el estómago una especie de vacío que subía y subía hasta casi llegar a tu garganta; querías vomitar, salir, irte a tu casa, respirar, dormir; balbuceaste algo así como “ya me voy”, pero no, que mejor quédate, que duérmete, que tómate otra, que espérate, te decía el Chuchín mientras le echaba pasador a la puerta y guardaba la llave. Y empezó la angustia, con esa sensación de que todo te daba vueltas y la falta de aire y el pensamiento recurrente de que algo terrible iba a
ocurrir en cualquier momento y deseabas escapar de la casa y de la náusea que a cada nuevo olor se agravaba. Inútil pedirle al Chuchín que te abriera, y más ahora que el Nopal y la Güera le estaban dando chance de entrarle al faje, lo que te angustió más. “Voy a vomitar”, pensaste, mientras te medio levantabas y caminabas al baño. Una vez dentro, orinaste y quisiste vaciar el estómago, pero sólo te salían grandes arcadas sin que la náusea o el mareo desapareciera. Te mojaste la cara y tomaste un poco de agua que te supo amarga. La estabas escupiendo cuando viste la ventana, no estaba muy alta y pensaste, por la orientación de la casa, que daba al tragaluz junto al barandal de la escalera, cuestión de abrirla y descolgarse, pero estaba empotrada, sin manija ni nada: el cristal grueso y opaco sólo dejaba entrever lo oscuro del pasillo de afuera. Te aseguraste de que la puerta del baño tuviera el pasador puesto, tomaste la botella de champú y la arrojaste contra la ventana. Nada, luego fue el jabón y luego la pasta y luego un frasco grandote de crema nivea y ¡cras! Con una botella de loción, que se quebró al primer golpe, seguiste rompiendo el vidrio hasta formar un boquete por el que podías caber.
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Ya para entonces afuera se oía cómo el Chuchín golpeaba la puerta y gritaba. En un momento pensaste que no se oía al Nopal y a la Güera y te preguntaste si ellos seguirían fajando mientras su cuate trataba de tumbar a patadas la puerta. Usaste de escalón la taza del baño y te colgaste de la ventana sacando cabeza, brazos y pecho, y medio enterrándote en la panza los vidrios que habían quedado en el marco; fue cuando te diste cuenta de que la escalera estaba al otro lado del tragaluz, como a cinco o diez o quince metros de la ventana y cuatro pisos hacia abajo: imposible. El Chuchín seguía pateando la puerta y amenazando con llamar una patrulla. “¿Y ahora? Este cabrón me va a partir la madre”, pensaste mientras tratabas de gritarle que abrirías cuando llegara la policía. Silencio. “Ya se fue por los polis, así me salvo de la madriza”. El aire que entraba por la ventana te despejó la cabeza y desapareció la náusea; respiraste profundamente varias veces. No supiste cuánto tiempo pasó, mientras estabas sentado en la taza del baño, entre vidrios y perfume, en una especie de marasmo del que saliste cuando golpearon la puerta y gritaron algo así como: “¡Abra, por favor, es la policía!” Alcanzaste a decir “sí, señor” mientras abrías la puerta, y luego ya no supiste qué pasó, viste al Chuchín y se te nubló la vista, sentiste la cara caliente y la sangre que empezó a escurrirte de la nariz; todo empezó a dar vueltas y alcanzaste a ver la esquinita que formaban una pared y el suelo y cómo se acercaban rápidamente hacia ti. Un intenso dolor en el abdomen y en el pecho te impedía respirar, volteaste hacia arriba y viste cómo el Chuchín y el policía te pateaban hasta que una nueva patada en la cara te volvió a nublar la vista. Regresaron la náusea y las arcadas sin poder vomitar justo en el momento en que te preguntaste si el Nopal te estaría golpeando también, o si seguía fajando (o cogiendo) con la Güera mientras madreaban a un hombre en la misma habitación. Luego todo fue confuso, el Chuchín quería que le pagaras el vidrio y la crema nivea y el perfume, buscaste tu billetera, pero ya te habían pasado a báscula; el policía sacaba tus credenciales y papeles, pero de dinero, nada, una como bofetada con el dorso de la mano te adormeció la cara, querías vomitar ahora toda la sangre que habías tragado. Uno de los policías habló algo acerca del ministerio público y una querella, aceptaste, te llevarían a la delegación y podrías llamar a alguien que te
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desafanara, que pusiera un billete, o que te llevara al hospital. (¿Llevarían al Nopal y a la Güera como testigos? ¿Habrán visto algo de lo que pasó?) Seguía escurriéndote la sangre y cualquier movimiento te provocaba un dolor insoportable. Bajar los cuatro pisos con dos costillas fracturadas fue una tortura. En ese momento pensaste que hubiera sido mejor bajarlos aventándote por la ventana, así te hubieras madreado menos, pero no tenías fuerzas para reírte y la contracción en el abdomen que provocaban las náuseas te agravaba el dolor de las costillas. El Chuchín bajó a la calle pero no subió a la patrulla, antes de subirte te quitaron el cinturón, cuando arrancaron, el copiloto volteó y te dijo algo así: “Tons qué, mi joven, usté se metió en este pedo y usté sabe cómo salir dél” Tú no podías hablar, tenías la garganta inundada de sangre, la tragabas, la inhalabas y exhalabas. Quisiste decir “teléfono” mientras tratabas de acordarte de mi número, pero tenías la lengua hinchada y los coágulos en la garganta no te dejaban respirar. Quisiste jalar aire, pero una súbita náusea te llegó y pudiste arrojar todo lo que le había caído al estómago ese día; vomitaste sangre, agua, moco, alcohol y algo que seguramente habías comido (¿a qué hora?) Respiraste aliviado. “Hijo de tu pinche madre”, alcanzaste a oír cuando se abría la puerta y tomado del cabello te sacaban, volteaban y empujaban hacia el suelo de la patrulla: “Ahora la vas a limpiar con la pinche lengua”. No supiste qué te dolió más, si las patadas que te seguían dando en el cuerpo, los brazos, las nalgas y los testículos, o el dolor de las costillas fracturadas cuando te empinaron en el suelo. Fue cuando ya no pudiste más, te dejaste caer pesadamente en la banqueta, los policías te contemplaron ahí tendido y se subieron a la patrulla diciendo algo acerca de caerle al Chuchín y armarle un refuego para tragarse un paquetote. No te podías mover, tenías, además de las costillas, el cuerpo magullado, la nariz rota no dejaba de sangrar; antes de desmayarte alcanzaste a pensar si la Güera y el Nopal seguirían cogiendo en el sillón tan tranquilos cuando regresaran los policías.
Rafael Luna Es editor y vive en México, D.F.
Textos y discursos
Yaren Rojas Pérez
El punto que construye esta exposición es reflexionar por qué se dice que existe una relación, aunque sea de oposición, entre juego y reglas; y cómo puede ser esta relación, aun cuando resulte ser abstracta. Lo que puede ser filosófico, tratándose de conceptos, requiere de lo que no es filosófico: las formas y contenidos culturales. En este sentido, es posible reconocer que el conocimiento proviene de las vivencias. El juego puede ser considerado una de ellas, con lo cual le es dada su justificación con tema: Yo he jugado; Usted ha jugado; Él y Ella han jugado; parece que todos nos hemos prestado al juego anteriormente. Ahora parecemos seguros de que no estamos jugando, sin embargo, podríamos preguntárnoslo unos a otros: ¿estamos jugando? Lo cual implica diferenciar, entonces: ¿Cuándo, cómo y por qué jugamos? Vayamos por partes.
El juego como problema Existen tantos tipos de juegos como maneras de jugar; el juego no goza de una sola definición: suele ser concebido como ejercicio, conducta, un modo de ser, una alegoría u ontología del cosmos; una utopía o un “proyecto de sistema social”; y una finalidad, orientada a intenciones particulares de aplicación: política, educativa, estética, económica, hermenéutica, psicológica, sociológica y física. (Océano práctico, 2001). La polisemia se multiplica si buscamos su sentido. Marcela Castro (2005) opone las “definiciones” a las acepciones, entendiendo que estas últimas se refieren a un significado en uso. Además distingue un “sentido figurado” y uno “directo” de la palabra “juego”. El primero se refiere a la apropiación que puede hacerse de éste en situaciones que no son un juego, es decir, donde sólo lo utilizan para ilustrar una dinámica; tal es el caso de la economía, por ejemplo: “jugar en la bolsa”. El segundo se refiere al uso que puede darse en su propiedad, uso que no pierde la posibilidad de actuar
como alegoría, por ejemplo: “jugar a las cartas”; “jugar limpio”; “jugar en serio”; “jugarse la vida”, etcétera. Es decir, cualquier adopción nos remitirá a esta polaridad del juego: Si se habla en sentido directo, la conciencia se dirige a comprender la figuración real que nos da el juego como vivencia; y si se habla en un sentido figurado, se tratará de hacernos ver cómo en situaciones concretas, estamos siendo jugados. Así, la acción del juego implica una voluntad humana. Si hemos de distinguir “actividad” de “actitud”, también parece un problema distinguir cómo un principio de ser puede dejar de ser una finalidad de ser. Es en este comportamiento humano donde encontramos el fenómeno del movimiento del juego en una voluntad de acción, con lo cual, el juego parece entonces tener dos movimientos paralelos: El de sí mismo y el de su acción. De acuerdo a la RAE1 (2001) juego es la “acción y efecto de jugar; y consiste en un “ejercicio recreativo sometido a reglas, y en el cual se
gana o se pierde”. Por ejemplo: “Juego de naipes, de ajedrez, de billar, de pelota. Luego, la acción de jugar indica el hacer algo con alegría y con el sólo fin de divertirse. [...] tomando parte de uno de los juegos sometidos a reglas...” Siendo así, la regla en el juego está implicada2 en su vivencia. Si continuamos con el uso de las acepciones, regla significa: “Aquello que ha de cumplirse por estar así convenido por una colectividad“ (RAE, 2001). De modo que la regla es puesta en juego por su carácter convencional, y una vez en la convención es jugada.
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Real Academia Española: 2005. Beuchot nos explica que en primer término: “...la implicación es eminentemente sintáctica...” (Beuchot: 1997; 24), es decir, es el primer paso de la sutileza hermenéutica.
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Se distingue3 de máxima y norma, por ser ocasional, común, costumbrista. Inferido de lo anterior, regla de juego será lo que ha de cumplirse por convención para regular el venturoso desarrollo del mismo; y si una aventura es ocasional, la regla también lo es y, por lo tanto, depende del juego y viceversa. Propuesta de documentación Con lo anterior podemos ver que estamos ante un objeto de estudio de difícil clasificación teórica4, pero también ante un principio necesario de ser actuado. ¿Por qué entonces resulta pertinente un estudio filosófico? La filosofía, con mayor rigor, es la disciplina que consiste en crear conceptos. (Deleuze y Guattari, 2001). Si bien existe5 el término juego y muchas definiciones, su conceptualización pertenece al enfoque filosófico, ya que un concepto expresa movilidad y potencia antes que estabilidad o función de modo que un estudio filosófico nos posibilitará recrear el juego, es decir, nos posibilitará una puesta en escena de la teorización como una capacidad de acción intersubjetiva. Además, tomando como enfoque la regla de juego, es posible acentuar la importancia de la interpretación y su relación con los límites consensuados sobre la libertad; consensos donde la propia movilidad del pensamiento y acción están insertados en una misma dinámica. A continuación indicaremos: Una línea de tiempo que hemos construido tomando como base la historia de la filosofía occidental. Señalaremos nuestros hallazgos y la discusión que surge en torno a lo investigado. Pensamiento premoderno El uso del concepto juego varía de una cultura a otra. Pero ahora queremos ubicar la evolución de las primeras nociones dentro del pensamiento premoderno que van: De lo inmanente a lo trascendente; y de aquí a lo antropológico. Heráclito,
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Aristóteles y Tomás de Aquino son quienes marcan esta diferencia. Por un lado, Heráclito habla del juego en sentido figurado; mientras que Aristóteles y Aquino lo hacen en sentido directo. Para el primero el juego se sitúa de manera inmanente en el Ser, es decir, dentro del devenir del tiempo; para el segundo constituye una esfera particular de tiempo, una actividad especifíca; mientras que para Aquino además de ser una actividad específica, es necesaria, con lo cual, le añade un carácter valorativo. Así, el juego implicado en el logos hace de dicho devenir su ley absoluta. En cambio Aristóteles no encontrará objetivo ni finalidad alguna en el tiempo del juego más que el juego mismo y, por lo tanto, dirá que no tiene reglas; y Aquino notará las utilidades del juego para la educación, el descanso del trabajo, la convivencia y el solaz, y supondrá la necesidad de reglas como parte de una disposición al juego. Pensamiento moderno Si bien las raíces del concepto las podemos encontrar en estas líneas, el pensamiento moderno6 atenúa sus límites, es decir, formula combinatorias sobre la a) naturaleza; b) existencia; y c) valor del juego. Estructura que paralelamente puede entenderse como un principio, un medio y un fin. El juego como principio Kant es quien abre la brecha para las nuevas interpretaciones. No define el juego, pero la relación que hay entre imaginación y entendimiento es un juego libre de la razón sensual, conciencia cuyo juicio del gusto7 es “meramente contemplativo”, y de “universal comunicabilidad subjetiva” (Kant, 2003). Dicho juicio no se da por sí solo, sino que reside en un movimiento libre y humano. Pero ¿una regla de juego no requiere de imaginación y entendimiento? Kant entiende la regla como una condición general que posee una posibilidad de aplicación, a diferencia de la ley que consiste en un deber ser sometido a dicha condición 8 (Kant,
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1781); con lo que el poder puede entenderse como una facultad; mientras que el deber ser como una obligación. Entonces, la regla es una facultad, posibilidad o libertad, tanto como el juicio del gusto un juego libre. No obstante, para Kant el juego no posee reglas. De modo que el debate sobre las reglas se acentúa en las teorías modernas, una vez que asumen la implicación lúdica del pensamiento humano.
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Abbagnano (2001) nos explica que ley consistiría en ser una regla dotada de necesidad; máxima, una proposición evidente o regla de conducta; y norma, una regla que sólo concierne a las acciones humanas. 4 “Interdisciplinario. Dícese de los estudios y otras actividades que establecen relaciones entre varias disciplinas o varias ciencias.” (Océano práctico: 2001; 434). 5 “Termino. m. Palabra específica de una ciencia, arte o actividad.” (Océano práctico: 2001; 733). “Definición. f. Acción y efecto de definir. Definir. tr. Fijar con claridad, exactitud y precisión la significación de una palabra o la naturaleza de una cosa.” (Océano práctico: 2001; 242). 6 La definición de Villoro sobre el pensamiento moderno puede complementar: “…un giro decisivo en la imagen del mundo y del hombre y en el modo de pensar sobre ellos”, una “pérdida del centro”. (Villoro: 1998; 9) ¿Qué es el “centro”? Es el estilo de pensamiento medieval: “…una figura de un orden finito, en donde cada cosa tenía su sitio determinado según relaciones claramente fijadas...” (Villoro: 1998; 13). Entonces “Lo que interesa conocer no es ya el lugar natural que corresponde a cada cuerpo, sino las relaciones que tiene con otros, las funciones que se encuentra el movimiento de un cuerpo respecto de los otros.” (Villoro: 1998; 19). Esto es relativizar. 7 No es un “juicio del conocimiento”, no está “fundado en conceptos”, ni los tiene “como fin”. 8 Crítica de la razón pura, 1ra ed., “Deducción de los conceptos puros del entendimiento”, citado en Abbagnano.
Teorías estéticas Dentro de las teorías estéticas encontramos a Schiller y Marcuse. Para ambos el juego no posee reglas. Schiller parte de la filosofía kantiana. Reconoce “…en el juego, los albores del yo y de la cultura” (Castro: 2005), es decir, un principio, y una actividad que concibe como inútil y superflua para la conservación. Sin embargo, encontrará una utopía en sus explicaciones, y con ello un medio y finalidad del juego; pues la educación debe ser estética, y la estética tiene una correspondencia con la libertad, libertad que concilia la naturaleza sensible y racional. Por su parte, Marcusse relee a Schiller. Hace de la imaginación y la belleza un “…principio que legitima el juego…”; el cual a su vez, reivindica de “…la totalidad del carácter humano” (Castro: 2005). Nuevamente encontramos un reclamo de derecho que hace énfasis en un carácter incompleto del ser humano, el juego como “principio de placer” forma parte de una utopía social. Teorías antropológicas Por otro lado, en las teorías antropológicas encontramos a Huizinga y Caillois. Ambos consideran que el juego sí tiene reglas y aunque comparten esto, sus concepciones sobre el juego se oponen, ya que para Huinzinga la regla es absoluta, tiene que existir aunque sea para decir que “no hay reglas”. Para Caillois “Muchos juegos no implican reglas.” (Caillois, 1986). Pero una clasificación de los juegos por su presencia o falta de reglas, tampoco es precisa para Caillois: “Así, los juegos no son reglamentados y ficticios. Antes bien, o están reglamentados o son ficticios.” La disyunción “o” no indica exclusión, sino opción; una conjunción disyuntiva que permite elegir entre diferencia, separación y equivalencia (DEL, 2005). Esta acción depende de la libertad y voluntad del juego. Además, lo que para Huizinga es un principio de la cultura, para Caillois es una actividad sin consecuencias.
Teoría psicológica Una teoría psicológica la encontramos en Piaget, quien considera el juego como un mero ejercicio de “asimilación funcional” (Piaget, 1996), no obstante acepta que se vuelve a los juegos de libertad e imaginación, si son necesarios para la adaptación. A cambio, el proceso de socialización permite que aparezcan los juegos de reglas. Piaget no define la regla más que negativamente o por su relación al juego, pero aclara que ésta “…implica relaciones sociales […] una regularidad impuesta por el grupo y su violación representa una falta.” (Piaget: 1996; 157). Y distingue dos tipos de reglas: institucionales y convencionales (o espontáneas), pareciéndole estas ultimas más interesantes pues: “Proceden de la socialización...entre iguales y contemporáneos.” 9 (Piaget: 1996; 195). Teoría hermenéutica Gadamer, en su teoría hermenéutica entiende que el juego es asunto serio. Explica el juego “... como hilo conductor de la explicación ontológica”. Rechaza las etimologías que se puedan dar del juego “… porque no son abstracciones realizadas por el lenguaje sino por la lingüística, y porque nunca pueden ser verificadas por completo con el lenguaje mismo, con su uso real” (p.145). Así, atendiendo al uso lingüístico de juego, lo que se repite en las expresiones es el movimiento, con lo cual entiende que jugar no es una actividad y, por lo tanto, no hay sujeto activo en él: “Es el juego el que se juega o desarrolla…” (Gadamer,1999). Teoria política Baudrillard también encuentra el juego fascinante. Pero lo es por “La pasión de la regla”10, la cual seduce y une apasionadamente a los jugadores para hacer posible el juego. ¿Por qué la regla? Porque es la trasgresión y liberación de la ley, un “…encadenamiento inmanente de signos arbitrarios, mientras que la
ley se funda en un encadenamiento trascendente de signos necesarios.” (Baudrillard,2000). Así, el orden del juego es convencional, por eso es absurdo intentar transgredir una regla, en ese caso el jugador se sale del juego.
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Este tipo de reglas son los que interesan a nuestra investigación, pues como dice Piaget, provienen más directamente de un aprendizaje de socialización; y las relaciones que se dan entre jugadores son de igual a igual, como también dice Ardoino (1997) sobre la igualdad de condiciones entre partenaire, una condición indispensable para jugar. La razón de la existencia de la regla, según Piaget, implica competencia en los juegos colectivos. Ahora bien, lo que interesa de ello es saber bajo qué condiciones se da ésta o a qué acto se le llama competitivo en el juego. En las definiciones etimológicas de juego, la palabra implica acciones sensomotoras (brincar, saltar, correr, etcétera.); los sinónimos de juego o un “poner delante de otro” (para esparcir, distraer, divertir, travesear, entretener y asir) cobran sentido a partir, valga la redundancia, de que se ponen en relación los jugadores; dicha relación, templa, ajusta, arregla, etcétera, el ánimo de los jugadores, lo que para Piaget sería la moderación de la libre imaginación y creatividad. Si la regla es inútil al no haber competencia, es lo mismo que decir que no existe competencia sin la regla; una regla sin competencia denota una conducta obligatoria de carácter moral, y una competencia sin regla no denota un campo de juego. En el caso del juego, debe existir por lo menos una regla o convenio general: la ausencia de reglas o permisibilidad de toda violación. En lo que respecta a la imaginación, por el momento no discutiremos si en el juego es necesaria o no, atenderemos solamente el hecho de que la libertad de la imaginación, para Piaget, es la falta de comprensión de la otredad o el individualismo infantil. De modo que en un juego esta libertad es moderada, pero la racionalización de estrategias de competencia es la adaptación de la misma. 10 Nombre del capítulo de su obra De la Seducción (2000), espacio donde Baudrillard habla de nuestro tema.
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Hacia un retorno eterno del juego Nietzsche considera que el azar lo es todo en el juego. En sentido figurado o directo, el tiempo de juego lleva a cabo un retorno. Así como “el ser se afirma en el devenir”; el ser del juego se afirma en la propiedad de su movimiento11, en la voluntad de vivir. De esta forma, en el juego sólo existe una regla o síntesis práctica dada a la voluntad: “Lo que quieres, quiérelo de manera que quieras también el eterno retorno.” 12 (Deleuze, 2002). Resultados y discusión En suma, una vez asumida la implicación lúdica al pensamiento y vida humanos por los autores premodernos, para los modernos es un hecho que el juego es parte de la naturaleza humana, ya sea una categoría o una experiencia cultural. Ahora, la discusión se centra en si las reglas son parte o no del juego; si se determinan mutuamente o si uno tiene preponderancia sobre el otro. Tenemos entonces nuestro principal bloque de clasificación de autores: a) Los que atribuyen reglas al juego13 y b) los que no14. En el primero podemos encontrar a autores como Huizinga, Caillois, Piaget, Baudrillard; en los segundos a Kant, Schiller, Marcusse y Nietzsche. Gadamer no habla de reglas, pero le parece que el juego es medial; en su caso el juego es un medio para comprender. Solo Baudrillard y Gadamer desubjetivizan15 al juego porque el jugador es el juego. En cambio a Nietzsche le interesa la voluntad del juego, el quién. Schiller, Huizinga, Caillois y Marcusse plantean el juego como una meta, una utopía; para Baudrillard es una experiencia que se vive con matices de transgresión, menos para Gadamer, para quien es una experiencia de apertura del ser. Quienes plantean el juego como una utopía, a su vez lo declaran un principio del yo o la cultura; no obstante su teorización tienda a desear convertirlo en una actitud consciente.
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El juego convertido en una actitud se desborda de su carácter como actividad delimitada en tiempo y espacio, y con ello pierde su sentido directo para convertirse en una figuración. Sin embargo, la figuración a la que se acerca responde más bien a una categoría o estructura del pensamiento, que se dice, es natural. Ahora bien, ¿en que reside que unos autores y otros consideren o anulen la relación entre juego y reglas? De alguna forma hemos visto la libertad como un punto de discusión, es decir, el juego como una actividad vista con absoluta libertad y a su vez, liberadora; de ahí que una regla parezca contradecir la libertad. Sin embargo, podemos volver a prestar atención a la diferencia que existe entre regla, ley, norma y máxima. De este modo, la regla de juego: 1) No está dotada de necesidad, sino que es una posibilidad arbitraria y convencional. Sólo es necesaria mientras está en uso. 2) No es una regla de conducta general, sino que su empleo es único y exclusivo del momento de juego. Tampoco es evidente, pues la acción del juego no responde precisamente a una conducta, y dicha acción puede ser denominada “jugada”. 3) Si bien la regla concierne a acciones humanas, a diferencia de la Norma, no posee fijeza ni definitividad: la regla es espontánea, se renueva cada vez que existe una disposición para jugar. La Norma además, sugiere una sanción tras su violación, mientras que la regla no tiene violación porque es plenamente conciente y autoaceptada por gusto.
Bajo estos supuestos, es posible decir que las posibilidades de una regla de juego aunque requiere de estrategia, libertad e imaginación, está íntimamente determinada por la interacción con el Otro. Por lo que las posibilidades de elaboración de jugadas, en relación con unas reglas y un juego vistos como signos combinatorios, aunque puede implicar
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un cálculo, éste no está exento de la acción de otro cálculo, es decir, de un rompimiento o cambio de curso. Así, el juego y sus reglas requieren de una comprensión hermenéutica irreducible a un sistema lógico. En el ejercicio de comprensión e interpretación el juego es un campo abierto para formar consensos a través del diálogo en una comunidad, pues 11 “Apropiarse quiere decir imponer formas, crear formas…” (Deleuze, 2002: 63). 12 Jugar es un acto, un momento, que como todo en la existencia, se debe querer eternamente su retorno. 13 Los autores que consideran que el juego tiene reglas, consideran que es una actividad consciente y social. Los que consideran que no tiene reglas creen que es una actividad que puede ser inconsciente e individual, pero por ello mismo, natural. 14 El tema del juego goza de cierto carácter “sagrado”. Esta sacralización lo convierte en un tema divino. Lo divino nos remite a lo infinito y eterno, a lo intemporal e inespacial. De ahí la renuencia a ver reglas en el juego, a verlo como actividad conciente. Decir que somos jugados por la existencia, por una fuerza interna incontrolable, o externa, es lo mismo que decir que somos jugados por fuerzas divinas, por Dios. De ahí varía nuestra concepción de Dios: el Dios al cual recurrimos por necesidad inevitable y nos acepta por misericordia; o el Dios omnipotente que aunque no queramos nos tiene sujetos a un destino: es juego que se juega intuitivamente o el juego que jugamos porque tarde o temprano nos tiene que gustar. Por eso puede notarse que los autores que aceptan las reglas en el juego lo hacen por observación concreta, ya sea de casos individuales o de grupo. Mientras que los demás lo hacen buscando “otra realidad” que convive simultáneamente en “esta realidad”. 15 Desubjetivizar el juego o decir que el jugador es el juego no significa que se objetiviza, sino que se desujeta y desobjeta, se visa. Se libra de la intervención externa y se le deja de ver como un objeto o pieza describible. Se mira de lejos para ver todo, y encubrir el detalle, pues el elemento aislado no tiene sentido si no se le observa en convivencia con su total estructura.
la voluntad de jugar, ilustra la voluntad de convivencia orientada a fines recreativos, fines de construcción de significados específicos pero con relación a significados dentro de un conjunto de prescripciones y límites, temporales y espaciales de un grupo de jugadores. De ahí la pertinencia de ver en la regla una moderación del efecto de movimiento libre, constante y fascinante que provoca el juego. Este límite autoimpuesto es asido e implicado al juego, aparentemente como necesario, es incorporado como si se requiriera un esclarecimiento del gozo permisible, una delimitación de su principio y su fin. La regla de juego nos permite recordar, por redundante que parezca, el carácter convencional momentáneo de cualquier postura epistemológica, de su oportunidad de cambio y diálogo, aun cuando se trate de filosofía. Con esto es posible plantear las conveniencias de ver en el juego una actitud paradigmática orientada al uso interdisciplinario de conocimientos humanísticos y científicos para gozar de mutua complementariedad, no porque la carezcan, sino porque tendemos a polarizar lo que es objetivo de lo subjetivo (el entendimiento de la imaginación) y unos argumentos a otros de no servir para su justificación o naturalización arbitraria, apenas es posible su traducción; evento que lejos de enriquecer el conocimiento, lo empobrece junto con nuestra capacidad de dialogar con otras posturas epistemológicas. Como hemos visto, dada la fascinación que produce, el juego como algo específico comparte la utopía de extenderse a una forma16, pues como actitud paradigmática frente a la vida y el conocimiento (dejando de lado la creencia de que el conocimiento sólo puede ser sistemático) puede servir de analogía para ilustrar cualquier dinámica donde se requiera la convivencia humana: laboral, política, educativa, amorosa, familiar, etcétera. Así, el juego es una actividad y vivencia buscada, recurrida: no siempre estamos jugando y siempre queremos volver a jugar, pues un
sentido figurado o directo, el ser humano recurre al juego para actuarlo y pensarlo: Si lo actúa supone un mundo, media, intercala en un mundo compuesto de realidad y fantasía; si lo piensa tiende un puente entre la misma realidad hacia la figuración. El juego es una de las tantas actividades lúdicas. Se juega porque se quiere, y el juicio del gusto no tiene explicación ni justificación más que la libertad de imaginación que involucra. Lo mismo que se vive porque se quiere, y se vive en comunidad porque se quiere. La resistencia a ver en la regla un elemento de esta libertad, el juego como algo consciente, se debe a una sacralización del tema, ya que tendemos a naturalizar nuestros enunciados. Esta sacralización lo convierte en un tema divino. Lo divino nos remite valores de lo infinito y eterno, a lo intemporal e inespacial. Lo cual, como vimos, es incongruente con la propia acción del juego, incluso en su sentido figurado. En pocas palabras: recurrimos a reglas sólo si son parte del juego, es decir, si son parte de este movimiento de libertad, pues en el juego con reglas, la libertad comienza en la regla y ahí mismo acaba. La pregunta que podemos hacernos ahora es: ¿Nos regimos por reglas promovidas por la convencionalidad? ¿Reflejan la dinámica de nuestra sociedad? ¿Qué sucede con nuestra capacidad de juego? Bibliografía Ardoino, J. (1997). La implicación. Conferencia impartida en el Centro de Estudios sobre la Universidad:UNAM. Abbagnano, N. (2001). Diccionario de filosofía. México: FCE. pp. 1206. Barnes, J. (1982). Heráclito. Los presocráticos. Madrid: Ed.Catedra (Teorema). pp.18-21. Baudrillard, J. (2000). La pasión de la regla. En E. Benarroch (trad.), De la Seducción, (pp. 125-144). España: Cátedra, (Teorema). Beuchot, M. (1997). Tratado de hermenéutica analógica. Hacia un nuevo modelo de interpretación. México: Itaca. pp. 205.
Caillois, R. (1986). Los juegos y los hombres. México: FCE, p.35. Castro, M. (2005). Signos de juego. Recuperado el 08 de octubre de 2005, de http://www.javeriana.edu. Deleuze, G. (2002). Nietzsche y la filosofía. Barcelona: Anagrama, (Argumentos), p.99. Deleuze & Guattari. (2001). ¿Qué es la filosofía? Barcelona: Anagrama, (Argumentos). pp. 11. Gadamer, H. G. (1999). El juego como hilo conductor de la explicación ontológica. En A. Agud y R. de Agapito (trads.), Verdad y método. España: Sígueme, (Hermeneia). pp. 143-181. Huizinga, J. (2000). Homo ludens. España: Alianza. pp 87. Kant, M. (2003). Crítica del juicio. México: Porrúa, (Sepan Cuántos). p. 257. Lauand, J. (2005). Lo lúdico en los fundamentos de la cosmovisión de Tomás de Aquino. Recuperado el 08 de febrero de 2005, de http://www. Hottopos.com.br/rih1/ludico.htm Océano. (2001). Océano práctico, diccionario de la lengua española. México: Océano. pp. 792. Piaget, J. (1996). El juego en la formación del símbolo en el niño. México: FCE. p. 123. Pabón S. de Urbina, J. (1996). Diccionario manual vox griego-español. España: Bibliograf, S.A. pp. 711. Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española, 22da. ed. En www.rae.es Villoro, L. (1998). El pensamiento moderno. México: FCE. pp. 127.
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Sí jugamos porque queremos y nos gusta. El juicio del gusto nos remite a un movimiento de libertad de acción e imaginación humana. Esta libertad de ser nos dice que no estamos constituidos, sino que nos afirmamos en la acción. Entonces entender cómo somos en el juego es una forma de entender lo que podemos ser.
Yaren Rojas Pérez Escuela de Humanidades , UABC, Tijuana.
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Orden Escudo de Armas
de la ciudad de Guarenas, Venezuela Hugo Salcedo
Abogado Román Gómez, presidente del Concejo Municipal del Municipio Ambrosio Plaza, Guarenas, Estado Miranda. Sra. Auxioleta Díaz, vicepresidenta. Sr. Hely José Alfaro, secretario. Señores concejales: Antonio Cedeño, Julio Barrio, César Hernández, Ángel Arias, Betty Milagros Centeno, Freddy Rodríguez, José Contreras. Honorable audiencia:
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Transmito a todos ustedes mi atento saludo, agradeciendo de infinito la honrosa Sesión Solemne que hoy se convoca a fin de exponerles humildemente algunas breves reflexiones en torno al proceso de creación y escritura resultante de mi particular ejercicio que me ha permitido ir haciendo apuntes en el tránsito de vida e hilvanar con textura minuciosa ciertos pasajes que hacen referencia del alocado mundo que nos ha tocado vivir, y la forma en que este empeño se ha dejado transitar a fin de llamar a conciencia y empujarnos quizá con cierta posibilidad hacia la confección de una literatura arraigada al contexto reconocible, que de ninguna manera pretende evadir la urgencia razonada de un levantamiento de voz hacia las condiciones más dolorosas de nuestro entorno. Debo, en justa medida, agradecer la amabilidad de tantas personas —que imposible sería enunciarlas por la vastedad de número— que con la característica hospitalaria de este rico país, han permitido que en esta ocasión pueda acompañarlos. Y es que mi admiración de antaño hacia estas tierras venezolanas, a su tradición y su cultura, se ha visto acrecentada por las posibilidades de acercamiento por varias vías de mutuo crecimiento: ya por la participación en un memorial taller hace no muchos años en la llanera ciudad de Guanare a que convocó el maestro Rodolfo Santana —sin duda uno de los mejores dramaturgos que escriben en nuestra inagotable lengua cervantina y que es referencia palpable de la calidad y profundidad de las propuestas dramáticas que aquí se escriben—; ya por las amables publicaciones de las que he sido objeto por parte del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral y en otras organizaciones culturales de gran prestigio, que me han permitido rasgar con holgura la concepción nacionalista
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a ultranza de nuestra literatura; ya por el inolvidable estreno y temporada en el país de Rómulo Gallegos —de uno de esos montajes que por su calidad habrán de acompañarnos siempre— que tomó sitio a partir de una de mis piezas y que la magistral lectura del director e interpretación de los actores pudo hacer que alcanzara altos honores no sólo dentro de las coordenadas regionales sino también fuera de ellas; ya a merced de los convenios culturales puestos en práctica entre nuestros países que permitieron convivencia fraternal con alguno de sus miembros durante su temporal residencia en la ciudad más al norte de esta geografía latinoamericana: arrastrado desde esta límpida Venezuela hasta la Tijuana fronteriza, umbral limítrofe de México y de toda la cartografía de nuestra América Latina: Tijuana, mi ciudad de residencia desde hace casi ya veinte años, en ese punto del que ahora vengo y que —confieso ante ustedes— tanto amo porque allí trabajo con decoro y porque allí instalé de manera casi fortuita mi particular “centro de operaciones”, tan alejado del mundo y tan cerca de los Estados Unidos... Razones pues, son muchas que me obligan con amistad extender a todos ustedes mi inapreciable gratitud por la deferencia que a partir de hoy me marca de manera indeleble. Si me es permitido, quiero aquí hacer alusión de que la existencia cotidiana a la que todos estamos expuestos, hace surco en mi memoria para pensar sin cortapisa en un mundo más equilibrado, no como utopía por naturaleza inalcanzable sino afincada en la realidad por hoy acuciante, reconocible, cruenta y necia. Confío en una distribución justa y equilibrada de las oportunidades, en el respeto y comprensión hacia la diversidad en
todos los órdenes, en el bien común que impregne y haga mella en todas las esferas, en el reclamo urgente y pleno de nuevas posibilidades de expresión que con soltada libertad permitan entendernos unos a otros en los avatares de la efímera existencia; creo en el crecimiento mutuo, en la valoración y, por ende, comprensión de la expresión humana como factor de transformación sostenida por acuerdos legítimos; creo en el valor del ciudadano, es decir, en el hombre político que incluye en su ser la crítica y la responsabilidad de sus actos, y al tiempo expreso abiertamente mi postura contra las decisiones unilaterales de los gobiernos, aquéllos que atentan de forma pueril el establecimiento de la democracia que repetidamente no dejan manifestar a las sociedades de forma cabal debido a la mortaja que ciñe toda posibilidad de diálogo: con auténtica convicción creo que tanto la palabra expelida en cualesquiera de sus formas y la comprensión real de la otredad en su justa dimensión y en toda su amplitud y gama de posibilidades, son sin duda los únicos caminos de la libertad y por ende, del progreso al que la humanidad tiene obligación y derecho. Por lo anterior expuesto pues, mi propuesta literaria ha tomado lugar a partir de las manifestaciones centradas en numerosos aspectos de la conducta individual que busca auténticas como mejores condiciones de vida y en las situaciones sociales con alcances económicos que dañan las “buenas conciencias” que a su vez resultan lastimosas para los gobiernos “bien portados” y que a fin de cuentas intentan esconder las llagas y hasta descalabros en el ejercicio de civilidad. Intento escribir entonces una crítica a la dualidad entre lo dicho y lo actuado, pretendo hacer incisión en el doble ejercicio discursivo cuya mirada nunca resultará amable ni condescendiente porque siempre es más cómodo hablar de compromisos a cumplir pero al tiempo mantenerse alejado de la auténtica renovación que exige la sociedad moderna —e insisto— incluyente como necesaria.
En ese contexto, quiero poner a su amable atención, la situación de vecindad y co-dependencia de México con el país más bélico del mundo y al que —debido a su situación económica de privilegio— miles de ciudadanos pretenden ingresar. Estas condiciones han sido siempre inspiradoras del grueso de mi producción dramática porque aprecio que así se presentan las condiciones para que el teatro no sea ficción literaria, sino cruel y violento escenario real donde la historia cotidiana contiene los elementos suficientes para la composición de piezas de marcado aliento trágico, y no porque abogue por el pesimismo sino porque se construyen situaciones propias tanto del absurdo como de una tendencia existencialista que demuestra la orfandad del hombre en el nuevo siglo. La actual línea fronteriza del norte con 150 años de historia y más de tres mil kilómetros de longitud, divide a las dos economías tan dispares propiciando el flujo migratorio y el consecuente incremento demográfico que se deja sentir en las ciudades del lado mexicano, porque son muchos los migrantes que fracasan en su intento de cruzar al país del american way of life, o como bien se sabe, porque son deportados día con día mediante los sofisticados controles que se han ubicado en la franja como el doble muro de contención, los helicópteros nocturnos dotados de rayos infrarrojos o el intento de construcción de cierta autovía que a manera de cicatriz transversal, proeza de ingeniería, habría de pretender ser eficaz corredor para el tránsito de la border patrol. La frontera geográfica en la que en suerte me ha tocado vivir, se enmarca en un escenario de fuerzas contradictorias donde el teatro que concibo, no tiene una carga de ficción ni de mera imaginación lanzada al vuelo, ya que el interés por levantar muros divisorios que hagan todavía más notoria la diferencia de economías es asunto concreto, y los alarmantes índices que nos enteran de los decesos por bala, hipotermia o asfixia resultantes del periplo de ciudadanos varados trágicamente a
mitad de su camino, hacen referencia a muertos de verdad. Ante estas condiciones, la literatura dramática como referente de la realidad queda aquí ampliamente rebasada, pues en el devenir cotidiano aparecen —cada vez de forma más acuciante— los gestos racistas y de acotamiento como la promoción de normas que pretenden prohibir a los indocumentados el envío de las remesas —producto de su propio trabajo— para mantener a sus familias, la imposición de otras sanciones a empleadores que contraten inmigrantes sin papeles, o el amplio despliegue militar con más de seis mil efectivos distribuidos en la franja norte para aumentar la “seguridad nacional” de los Estados Unidos. En este teatro de carne y hueso, el texto planeado para la escena ofrece un juego anecdótico ilimitado pues nunca dejan de sorprender las nuevas modalidades de opresión, sometimiento, atropello o intolerancia, ejercidas sobre los sectores sociales más desprotegidos. En la práctica de la creación dramática pretendo exponer no sólo la voracidad de un sistema económico que se expande de manera exponencial en un espectro de contradicciones que nutren el planteamiento del conflicto y fortalecen su estructura, sino también estas coordenadas me permiten asomarme y buscar experimento en los límites del propio discurso dramático alimentado por la focalización del pasaje narrativo o la abstracción y ritmo poéticos, confeccionando un texto que también se mueve en las fronteras intangibles ya, del texto literario. La reciente militarización de la frontera norte de México ha hecho que los migrantes intenten el cruce por puntos menos supervisados, obligándose al desplazamiento por rutas antes inexploradas en el desierto y cuya peligrosidad da ahora censo de fallecimientos múltiples por insolación, cuyos cadáveres se encuentran hasta semanas o meses después de ocurrida la tragedia. Los contrastes hacen aflorar una carpeta de temas, personajes y situa-
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ciones prioritariamente violentas que dan razón del acontecer en la vida fronteriza y el tránsito de indocumentados. Obras de nuestra autoría como El viaje de los cantores de 1990 que, anecdóticamente expone la tragedia real de 18 jóvenes que mueren sofocados al cruzar ilegalmente en un vagón de ferrocarril herméticamente sellado y soportando una temperatura estival de 40 grados centígrados, se utilizan para experimentar una disposición en la recepción lectural o espectacular de forma tal que como se explica en la nota de inicio, la obra invita a la ordenación mediante una modalidad que sugiere el sorteo, para conseguir combinaciones diferentes en cada noche de representación o en cada ejercicio de lectura. El recurso intenta una participación activa del receptor en esta suerte de “Tablero de Dirección” trasladado de Rayuela, la novela de Cortázar, que dispone en nuestro caso del juego voluntario echado al azar de las diez secuencias que integran el libreto, con un total de combinatorias resultantes de la operación aritmética de 10 exponencial; es decir, 10 por 9 por 8 por 7, etcétera. El azar de la forma en la que descansa la propuesta estructural, pretende resaltar el periplo del caso fortuito a que se enfrenta este grupo de muchachos y que culmina en la desgracia. Por su parte, con la ordenación consciente de la secuencia, se intenta otorgar una modalidad expositiva que permita cierta distancia del lector/espectador para reflexionar sobre el hecho lamentable y cotidiano, sobre las condiciones inhumanas a que se expone el tránsito migratorio. Resulta evidente que dicho flujo no habrá de cesar mientras continúen los índices de explotación y pobreza extrema en América Latina, que seguirán alentando a otros para enfrentarse al muro de metal oxidado construido con placas que el ejército de Estados Unidos utilizó para que sus vehículos avanzaran sobre las dunas durante la Guerra del Golfo, y que ahora —como bien menciona Juan Villoro— no sólo sirve para la delimitar el espacio fronterizo
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sino también para intimidar, para mostrar a los ojos del mundo la diferencia entre las formas de vida tan distintas y la posibilidad performativa de este país, en su campaña de promoción violenta como árbitro del mundo. Y la afluencia de indocumentados no habrá de cesar aun cuando la noticia periodística de todos los días da a conocer el número de muertos por asfixia en el desierto de Arizona, habla de los ahogados en su intento de cruce por el Río Bravo; o bien, los que son aniquilados mediante proyectiles de francotiradores apostados desde sus granjas particulares que pretenden contener el cruce irremediable. La instauración de drásticas medidas, lejos de abatir el problema, lo único que logra es obligar a los inmigrantes a alejarse de la opinión pública estadounidense mediante el desvío del flujo de personas a zonas de verdadero riesgo mortal y evitar con esta estrategia deliberada, que el ciudadano medio se entere de tan brutales decesos. Y con la puesta en marcha del particular mexican gatekeeper por parte de las autoridades gubernamentales en Baja California que dice controlar las zonas de alto riesgo aún sobre el derecho constitucional de libre tránsito, es fácil advertir la evasión de responsabilidades que no resuelven en ningún caso el grave asunto de fondo. Sin embargo, la inabarcable vida en la frontera propicia un enriquecido pliego temático que no solamente echa mano de la nota roja sino que explora en las propias situaciones liminales y efímeras, ¿y qué no es el teatro sino ese fugaz instante detenido ante los ojos del espectador? En este sentido explico ante ustedes un caso referente al aprovechamiento de la mitología y literatura clásica ambientada en un tiempo actual que se da cita en mi obra Bulevar escrita y estrenada en 1995. Bajo la premisa lúdica de considerar que si en la metrópolis ateniense de la antigüedad se cruzaron griegos, egipcios y hasta turcos, en la Tijuana de hoy —la ciudad más transitada del mundo— cruzan mexicanos, centroamericanos, gringos, rusos, chinos,
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irakíes, pochos y judíos. En esta pieza, Clitemnestra es la rencorosa esposa que ansía el regreso del otro lado, es decir, de territorio estadounidense, de su marido Agamemnón que la abandonó para buscarse la vida en el país de los dólares, y del que se rumora ahora regresa luego de haber hecho familia aparte. Egisto es un acobardado taxista de ruta y amante de ella desde sucedido el primer encuentro sexual en un tramo oscuro del Bulevar. La ninfa Eco, en contrapunto, es la hija muda. Narciso, que enamorado de sí mismo desentiende el afecto indistinto que hombres y mujeres le profesan, trabaja en una de tantas maquiladoras establecidas en la región, y cuya ensambladora que manipula le trozará ambas manos en un leve pero vanidoso descuido. Creonte es el politiquillo en campaña, Hércules su guardaespaldas y sicario. Prometeo es el agitador, el rebelde que deberá ser inmolado para que los habitantes de esta ciudad en abismo reflexionen sobre la corrupción y el crimen político. El oráculo apolíneo se advierte en la enigmática Adivina que desde su clandestino espacio practica limpias, lee el café, la mano y el tarot. Con esta permutación y hasta aglutinamiento de personajes clásicos extraídos de las páginas de Ovidio, Homero y Esquilo, se narra un capítulo de la vida fronteriza caracterizada por caótica, fortuita, impredecible; pero en la simultaneidad, punto urbano de metamórfosis constante que propicia el encuentro racial y la contaminación de culturas. Y es con la redacción de nuestra pieza Selena la reina del tex mex donde, bajo otro enfoque, hay una perso-nalísma exploración ante el fulgurante ascenso y luego la desgracia repentina de un personaje real, endeble en la vida íntima pero capaz de abarrotar, con su presencia, el propio Astrodome de Houston como producto de la mercadotecnia pero también de la necesidad popular de idolatría en una (no particularmente fronteriza) sociedad frívola, epidérmica, tristemente reconocible.
Quienes puedan atender a la lectura de la obra se encontrarán con una pieza escrita bajo una perspectiva de retazos dramáticos —jirones de cierta intención sociológica—, con la exposición cruzada de los motivos múltiples de Yolanda Saldívar, la asesina confesa que ahora cumple su cadena perpetua en una cárcel de Texas, para cometer el desenlace funesto que se cimienta en la construcción de hipótesis diversas; con la crisis en el embrión de la familia que advierte del cáncer en la estructura total de la sociedad en donde se entronizan el oropel y los dineros. Selena la reina del tex mex no pretende la estéril reconstrucción anecdótica de los pasajes vitales de la protagonista sino que prefiere atenerse a la cultura electrónica propia de nuestro tiempo mediante la fragmentación, el dominio de los medios masivos y la alteración de los acontecimientos como asunto que echan a suerte los personajes para poder explicarse el asesinato de la admirada cantante y la permanencia en el inagotable archivo de la memoria. Selena intenta lograr sitio en el portal que da la bienvenida a la modalidad emergente, asociación plurilingüe donde ha de transformarse la barrera idiomática binaria para dar consistencia y sitio al contacto inevitable a lo largo de esta centuria que nos toca afrontar. El choque a veces hasta violento de la convivencia fronteriza ha de permitir la expansión de la auténtica cultura de la diversidad, la hibridez coronada por la expresión lingüística que otorga testimonio del convivir entre dos y más razas, entre dos y más culturas. Y tal amalgama se intensifica mediante la búsqueda natural de mejores condiciones de vida manifestados mediante el incesante flujo migratorio de varones, mujeres y familias enteras que abandonan Jalisco, San Salvador o Tegucigalpa para internarse en el país de las promesas y las supuestas realizaciones. Evadir los peligros de la Mara Salvatrucha o de otras agrupaciones criminales, afrontar airosos la corrupción policial, saltar la plancha de fierro oxidado, cruzar el río o el desierto, librar las inspecciones migratorias, salir ileso de una ráfaga de proyectiles...
Resistir, no doblegarse, no morir de sed en el desierto, no morir de frío en el desierto, hacer como que no se siente esa sensación de ausencia por los que bien se extrañan, avalentonarse con el desprecio de los güeros hijos de Burger King, “el rey de las hamburguesas”. Luchar durante jornadas enteras por salarios miserables pero siempre mejores a los ofrecidos en los distintos territorios nacionales. No ver a los hijos por años hasta cuando crezcan y emprendan quizá igual camino al norte. Abrirse a otras posibilidades aunque atrás se queden familiares, recuerdos, tradiciones... En este punto, es importante mencionar la concordancia afortunada, el paralelismo entre Abraham Quintanilla, verdadero padre y representante de Selena, con la imponente figura bíblica censada en el Antiguo Testamento que conduce a su familia hasta “la tierra prometida”. Igual que el padre Abraham lo hizo: de Canaán a Betel, de Betel a Egipto, así hicieron los Quintanilla de la ficción: de Linares (México) a Lake Jackson, y de allí a Corpus Christi, atendiendo a la voz del todopoderoso o de una simple corazonada: “vete de tu país y de tus parientes y de la casa de tu padre al país que yo te mostraré”, se lee en el libro sagrado. Encrucijada pues. Obra que habla del éxodo inevitable. Texto que se nutre en la nota del espectáculo anodino, pero que intenta ser puente entre el actecimiento trágico y la intervención maravillada del travestí que abre y cierra la pieza. Personaje este sin rostro propio, sin identidad, que requiere del uso de la compleja máscara corporal de rellenos, pelucas, coloretes y otros aditamentos para alcanzar la realización íntegra, el sueño ontológico. Contrapunto voluntario entre la marquesina rutilante del show business y la lentejuela perdida en el fondo de un mingitorio colectivo de cualquier zona de tolerancia latinoamericana. Empero, mi visión dramática continúa como con mi obra El olor de la guerra de 1999, escrita en los que llamo “tres frentes de batalla y un epílogo”, tristemente inspirada durante
una de mis repetidas estancias en Madrid y a partir de las noticias recibidas allá, acerca del enfrentamiento bélico en los Balcanes. En esta pieza, un anciano busca sin éxito a su hijo muerto mientras un hijo desprecia a su padre y quisiera no encontrarlo bajo los escombros de una fosa común; un sobreviviente recuerda la diáspora de todo su pueblo, los bombardeos en la escuela y el mercado, y los fusilamientos colectivos; una pareja de gobernantes se obligan en la intimidad a hablar de la hipocresía internacional y de las estrategias del poder... Todo ello para reflexionar acerca de que las guerras no pueden suceder en países alejados de los nuestros. Para poner atención, apelar a la memoria y apagar a tiempo el primer chispazo que encienda la pólvora, porque de cualquier enfrentamiento bélico no hay vencedores ni vencidos sino el triunfo de la sinrazón, del dolor y de la ignonimia. Así pues, esta invitación a expresarme ante ustedes, me ha permitido hacer conciente reflexión en torno a los procesos creativos, las relaciones de nuestras sociedades y la violencia que pone de manifiesto el agigantado retroceso de la humanidad. La literatura no puede alejarse del compromiso de apelar a esa conciencia a la que antes me he referido, y si bien la delectación le da fundamento, también la carga social y la referencia con el entorno deben ser sus bastiones. Ilustres miembros del Concejo del Municipio Ambrosio Plaza. Señoras y señores. La cita que hoy me convoca ante ustedes, me enorgullece y distingue inmerecidamente mi ejercicio profesional. La atenta escucha de la que he sido objeto, justifica con creces los avatares que de natural acompañan al escritor en cierne, ese que toma apunte en cuanto papel se le pone enfrente, que se emociona con las cosas más triviales y los asuntos más minúsculos, y que observa a detalle en los dobleces de la vida para intentar hacer literatura. Me llena de orgullo y ratifica mi función como escritor. Muchas gracias. Hugo Salcedo UABC, Mexicali. Guarenas (Estado Miranda), Venezuela, 25 de agosto de 2006.
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Apuntes
Sexualidad en el Síndrome Down Claudia Pérez Para entender mejor el concepto de sexualidad, debemos de explicarlo o ampliarlo un poco más, porque la sexualidad es mucho más que la simple genitalidad, es un encuentro interpersonal, es la realización propia de la persona y el desarrollo de la esfera afectivo-emocional, y a su vez comprende una serie de temas que guardan relación con la vida diaria, como lo es lo privado y lo público, el contacto y los límites, las relaciones, la pubertad, las actividades sexuales, la toma de decisiones, la salud, la seguridad, etcétera. Pérez Rosales (1996) menciona que: La sexualidad es un patrimonio de toda persona y como tal, representa una posibilidad y una riqueza, vivida en plenitud. La manera de vivir la sexualidad es diferente en cada persona, sea considerada o no con discapacidad; por ello defendería el derecho a la sexualidad de toda persona, sin distinciones.
La sexualidad inicia desde los primeros meses de vida y termina con la muerte de la persona. Frreud, el padre del psicoanálisis, destaca el papel de la sexualidad como un factor determinante en las conductas del hombre. Su trabajo se centró en cómo el deseo sexual, consciente o inconsciente, determina la salud individual y no tanto la conducta sexual misma. Freud divide el desarrollo psicosexual de la persona en estadios, los cuales son la etapa oral, anal, fálica y genital. La sexualidad infantil juega un papel importante dentro de las intervenciones en la educación sexual. “Se ha llegado a afirmar que la estabilidad y la felicidad de la propia infancia pueden estar condicionadas
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por el modo con que el niño viva su sexualidad.” (Jaramillo, N. 2000). Fleischauer, “el niño llegará a tener una relación natural con su cuerpo si desde el nacimiento ha podido experimentar por sí mismo, a través de las caricias, que todas las partes de su cuerpo son buenas y dignas de ser amadas”. El desarrollo de la sexualidad en una persona con síndrome down es igual que el de una persona común; pasa por las mismas etapas antes mencionadas y presenta los mismos cambios físicos que cualquier adolescente, por ejemplo, el cuerpo crece, comienza a aparecer el vello púbico, un poco después el vello axilar. En los varones los cambios se presentan uno o dos años más tarde que en las mujeres, crecen los testículos y el escroto, el pene crece y
al mismo tiempo comienza a crecer la laringe, lo que produce una voz más grave. En el caso de las mujeres hay crecimiento de senos, ensanchamiento de caderas, etcétera. La edad y comienzo de la pubertad en personas con síndrome de down, es la normal. Se menciona que algunos autores no encuentran diferencias en el tamaño de los genitales, pero otros han podido observar que la longitud del pene y el volumen testicular son inferiores a los valores medios. Se ha descrito una mayor incidencia de anomalías genitales. En algunas investigaciones realizadas se habla de una importante disminución en la producción de esperma en cada eyaculación, lo que hace que las probabilidades de ser padres disminuyan, y parece ser que el problema radica principalmente en la calidad funcional de los espermatozoides. En lo que se refiere al desarrollo de las mujeres, en investigaciones más recientes y en una revisión sobre su capacidad reproductora, 70 % son fértiles y han sugerido una función ovárica normal. Tienen ciclos menstruales regulares, y el comienzo de la menstruación se da a una edad similar a la de otras adolescentes sin síndrome down. (Masson, 1996). Es vital resaltar que a pesar de la poca información con que cuentan en esta área, de las pocas oportunidades que tienen para establecer relaciones interpersonales y de los escasos espacios de intimidad que pueden disponer, “la sexualidad se desarrolla de la misma manera en una persona con síndrome down que en los demás y por eso igualmente deberán aprender a canalizar los impulsos y los sentimientos “(Amor, J.R. 2003). Actualmente en la “Educación Especial se pretende la normalización de los sujetos que presentan alguna discapacidad”, así dice una de las bases filosóficas para la integración educativa. Ésta debe contemplar todas las facetas de la personalidad de un individuo. Generalmente en la educación formal y no formal —siendo la primera la escuela y la no formal la
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familia— de las personas con síndrome down, la prioridad es el desarrollo de habilidades de autosuficiencia y académicas, dejando de lado la adquisición de conductas que orientan el desarrollo del área afectiva y sexual. Los individuos con síndrome down son también seres sexuados que alcanzan un desarrollo real, en donde sus necesidades son semejantes a las de cualquier persona común y, sin embargo, la concepción y actitud por parte de padres y maestros es diferente y a veces ignorada, como menciona García, Ma. Teresa (2003) “... esto unido a prejuicios en relación con estas personas al desexualizarlas, negando su sexualidad o sobredimensionándola cuando dan señales de un desarrollo sexual...”, han contribuido a la formación de más mitos y tabúes acerca del desarrollo sexual de una persona con síndrome down. Generalmente se tiene el mito de que las personas con síndrome down poseen mayor apetito y actividad sexual pero en realidad esto no ocurre de tal forma. Por el contrario, se considera que una persona con dichas características se mueve sólo por el instinto y no puede controlar su pulsión sexual, puesto que no posee los mecanismos mentales de inhibición y sublimación, por tal razón, es necesario enfatizar en el conocimiento de lo público y lo privado. No todo es hormonas; unas personas expresan su sexualidad con más intensidad, impulsividad e incontinencia que otras; mucho tiene que ver los estímulos que reciben de los diversos medios, los modelos que observan y las conductas que actúan sobre nosotros. “En el síndrome down, la influencia inhibidora de la corteza prefrontal que ejerce impulsos y tendencias a respuestas inmediatas está disminuida “. (Flores, J. 1999). Aunque su excitación sexual puede estar más mitigada, les cuesta más trabajo parar algo que les apetece hacer, cambiar de una ocupación a otra, renunciar a algo que desean. Se ve limitado su autocontrol y es necesario de nuestra parte reconocerlo y planificar
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una intervención adecuada, dando a la persona los apoyos que necesite. La diferencia intelectual trae consigo una menor capacidad para la adaptación a las circunstancias, claro que tiene grados en función de dicha diferencia. Por tal motivo, se requiere del doble o triple esfuerzo por parte del educador y de los padres, convencerles de que existen conductas que no son socialmente aceptables. Por lo regular solemos aprender de la experiencia; y ésta nos sirve para saber hasta dónde podemos llegar en un momento determinado. Esa capacidad valorativa la tienen disminuida las personas con síndrome down, y no es que no la tengan. Es lo que anteriormente se mencionaba del autocontrol, es por eso que desde muy temprana edad se debe iniciar una educación en la que el respeto y el aprecio de la sexualidad crezcan de manera conjunta. Por otro lado están los que anulan hasta tal punto la humanidad de estas personas que los ven como eternos niños, así tenga 30 o 40 años, ellos no pueden tener pensamientos, ideas o deseos sexuales ya que se les considera niños. Amor, J.R. (2003) señala “en la medida en que continúa contemplada como un niño, la persona con síndrome down ve negado su acceso a la sexualidad de los adultos.” La educación sexual de un niño común reside principalmente en el núcleo familiar, al igual que la de un niño con cualquier discapacidad, y para ellos es difícil en ocasiones comprender que su hijo con síndrome down pueda presentar necesidades en este aspecto o simplemente ignoran cómo abordar este tema o es para ellos un tabú. Es importante aclarar en qué consiste educar: la educación tiene por objetivo ayudar al individuo en su proceso de crecimiento, permitiéndo le descubrir sus potencialidades y a conocer su entorno, de tal manera que cuando llegue a la adultez pueda determinar su propia vida con la mayor autonomía de que sea capaz. La educación engloba a la educación sexual y ésta debería jugar un
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papel relevante en el conjunto de los esfuerzos educativos, y que hoy en día, la formación e información sobre este tema se ha dejado en manos de los medios de comunicación como la televisión, radio, videos, las revistas, etcétera. Quedando así ajenos a la familia y la escuela. La educación sexual tiene como objetivo general guiar los contenidos, los métodos y actividades, así como proporcionar los conocimientos y habilidades que le permitan al adolescente orientar lo mejor posible sus decisiones en esta materia y que se refuercen las actitudes necesarias para vivir una sexualidad sana, positiva y así prevenir problemas que se puedan presentar por la falta de formación e información. Educar en la vida afectiva y sexual consiste , ante todo, en ayudar a alguien a tener en cuenta al otro, a enseñarle a escuchar, a amar, a tener compasión y ternura; en definitiva, a volverse responsable. La verdadera educación sexual consiste en despertar del corazón; en ayudar a una persona a caminar hacia la madurez afectiva.(Amor, J.R 2003, citado en Vanier, J.)
A continuación se presentan unos puntos que, tanto los padres como los educadores y la sociedad entera, deben tomar en cuenta para orientar a las personas con alguna discapacidad intelectual, específicamente nos referimos al síndrome down. Estos puntos pueden variar, sin embargo, para aprender las habilidades personales necesitan entender: a) Lo que es público y lo que es privado: Partes del cuerpo, lugares, actividades. Cuerpos y emociones: Información básica necesaria para el autocuidado de cada día. b) Límites y relaciones: Los contactos, la conversación y la confianza que resultan aceptables en los diversos tipos de relación. c) Distancia social: Cómo dirigirse a los demás y cómo los demás han de dirigirse a ellos. d) Planes de seguridad: Qué hacer
cuando se le toca de forma incorrecta. e) Consecuencias del contacto incorrecto: Qué puede ocurrir si alguien toca a otro de modo incorrecto. (García, Ma. T. 2003).
La cuestión aquí es saber cómo y cuándo deben ser enseñados todos estos conceptos. Por ejemplo, deben ser presentados cuando son significativos para la persona, es decir, los puede entender y son funcionales con su vida cotidiana. En ocasiones hay que adelantarse a sus preguntas, por ejemplo, al inicio de la pubertad no se puede dejar de explicar la menstruación y la eyaculación, porque es precisamente cuando el sujeto requiere de dicha información y la puede comprender perfectamente. Se tiene que prestar atención con el tipo de lenguaje que se utiliza, ya que deberá ser lo más objetivo posible, es necesario emplear las expresiones adecuadas, el lenguaje no ha de ser vulgar y se debe tener la certeza de que el educando está entendiendo. El lenguaje debe ser técnico y hay que nombrar las partes del cuerpo por su nombre, de tal forma que el vocabulario que se utilice sea accesible para el adolescente. Un ejemplo que vendría a ilustrar esta situación sería que una mamá muestre mediante la práctica, la higiene que debe tener la adolescente durante su período menstrual. Hay que estar conscientes de que a algunas personas no se les van a poder enseñar todos esos conceptos. Lo más importante es que se reconozca que la persona con síndrome down requiere de modelos reales como materiales concretos que cubran sus necesidades sexuales y de información al igual que las de cualquier otra persona y que es mejor prevenir que lamentar. Otro de los puntos importantes a abordar es sobre el matrimonio en los jóvenes con síndrome down, ya que existen opiniones excesivamente simplistas, según las cuales esas personas con síndrome down son incapaces de acceder al matrimonio por el puro
hecho de su diferencia intelectual y su supuesta incapacidad sexual. No hay razones para impedir por principio el matrimonio a toda persona con síndrome down, ya que se trata de un derecho básico que sólo puede negarse cuando existan motivos graves. Es importante hacer hincapié en que tal vez no todos llegarán a dar este paso, pero los que puedan llegar y quieran llegar —debido a la educación e información que se les ha brindado— es importante que no se encuentren con obstáculos sociales que se los impida: “La praxis del matrimonio de las personas con síndrome down debiera hacerse desde la propia realidad del individuo, sus demandas e intereses, abriendo cauces para el desarrollo cada vez más pleno de sus potencialidades” (Amor, J.R. 2003). Es de suponerse que la preocupación de los padres no acabará con el matrimonio de sus hijos, como comúnmente sucede, sino por el contrario, toda la familia estará a la expectativa de los acontecimientos y dificultades que se puedan presentar. Lo que sucede es que le damos más atención por ser personas con síndrome down. Sin embargo, contraer matrimonio es su derecho, pero cuando tantas personas están involucradas es necesario encontrar un equilibrio que sin duda resulta más difícil que cuando las personas mantienen su plena independencia. Aquí retomamos lo que se mencionó al inició y “…se puede concluir que al menos algunas mujeres con síndrome down son capaces de engendrar…” o “Algunos informes indican que se han encontrado evidencias claras de ovulación en menos de la mitad de las niñas estudiadas” (Cunningham, 1990). Y de igual forma como se mencionó anteriormente la situación en los varones es bastante diferente “… la evidencia sugiere que los chicos tienen menos probabilidades de ser fértiles.” (íbid.) Las personas con síndrome down tienen el derecho a desear tener un hijo y más cuando se le ha educado e instruido en un ambiente existencial
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normal, por ejemplo, cuando observa a parejas en el parque, a hijos de la mano de su papá o que ven en el cine o en la televisión familias amándose, eso los motiva a querer formar su propia familia. Por ello debemos basarnos en el principio de la paternidad responsable: se pretende afirmar que este campo tan íntimo e importante de la existencia ha de conducirse por medio de decisiones sensatas, razonables, en un clima de amor y libertad, supervisado por otros. Todas las esferas de la vida del ser humano deben estar bajo el signo de la prudencia y la responsabilidad. La paternidad responsable supone prestar atención a las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales que envuelven el acto de procrear. (Amor, J.R, 2003).
Si bien una persona con síndrome down puede desear tener un hijo, hay que revisar cuidadosamente si de verdad está en situación de traer responsablemente a un nuevo ser. Hay que anteponer a los deseos las posibilidades de atender a un bebé, ya que como ser humano, al venir a la vida se tiene el derecho de vivir en las mejores circunstancias posibles. Es obvio que esto no es exclusivamente de las personas con síndrome down sino que puede ocurrir en personas comunes que no cuentan con la preparación y madurez
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suficiente como para procrear y criar un hijo. No se pretende tomar una postura antinatalista, pero sí hacer énfasis en que la crianza de un hijo requiere un alto grado de preparación y de destrezas, por lo que es necesario que las personas con síndrome down tengan una preparación y educación adecuada para tomar una decisión tan importante, si es que pudiesen tener hijos. Pero esto es un tema que requiere de mayor análisis, ya que intervienen aspectos religiosos, legales y sociales; requiere de una reflexión más profunda.
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Claudia Pérez Estudiante universitaria.
ElEl papel delos losderechos derechos sexuales papel de sexuales yyreproductivos desarrollo reproductivos enen el el desarrollo del individuo individuo d del Mario Enrique Montoya Espinosa Adriana Guillén Ojeda
Hoy en día existe un desfase entre la legislación de los derechos sexuales y reproductivos y el ejercicio de los mismos, donde a pesar de estar estipulados, no se llevan a cabo. La intención de este documento es plantear la importancia de concienciar a los profesionales de la salud, maestros y comunidad en general, para llevar la formación sexual a un plano práctico e integral, proporcionar información pertinente sobre los derechos sexuales y reproductivos y confrontar los conocimientos, la experiencia y el desarrollo psicosexual con el sistema de valores personales, buscando una integración de los conocimientos a nivel curricular, intelectual y como una experiencia real de adaptación y desarrollo sano. La Organización Mundial de la Salud (OMS) concibe a la salud sexual como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad y no necesariamente la ausencia de enfermedad, disfunción o anomalía. La salud sexual requiere un acercamiento positivo y respetuoso a la sexualidad y a las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y de seguridad. (OMS, 2004). Esta definición carecería de sustento sin un conjunto de derechos que lo avalen. Los derechos sexuales se encuentran reconocidos en el ámbito nacional e internacional en leyes nacionales y documentos internacionales sobre derechos humanos. Estos últimos van encaminados para obtener el más alto estándar de salud en relación con la sexualidad, los cuales incluyen: El acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva; buscar, recibir e impartir información relacionada a la sexualidad; educación sexual, respeto por la integridad del cuerpo, elección de un compañero (a); elegir ser sexualmente activo o no, consenso acerca de las relaciones sexuales y el matrimonio; decidir cuándo o cuándo no tener hijos y tener una vida sexual segura, satisfactoria y placentera (OMS, 2004). Si bien el objetivo de dichos
derechos es proteger al individuo y abogar por su libertad y formación sexual: ¿Qué impacto tendría en el individuo coartar los derechos sexuales y reproductivos? Teorías más recientes han demostrado que la sexualidad es un elemento fundamental para el desarrollo integral de toda persona, es decir, no puede entenderse el concepto de sexualidad sin antes visualizarlo como parte de las motivaciones y fuerzas internas que emergen de la personalidad. El ser humano es un ente multidimensional, donde varios aspectos de su vida giran simultáneamente y se impactan unos a otros. (Lowen, 2000). Esto significa que la vida y dinámica familiar del sujeto, impactará su desempeño laboral, interpersonal, etcétera. El reto del hombre moderno es buscar un desarrollo integral basándose en la armonía de todos los aspectos donde se desenvuelve. Nuestra sociedad contemporánea, en un intento de integrar el aspecto sexual al individuo, ha solicitado la capacitación de instituciones gubernamentales y se han integrado temáticas sexuales en el sistema educativo mexicano, así como las diversas reformas y legislaciones en materia de libertad sexual. Estos
cambios tienen como objetivo la difusión. A pesar de estos esfuerzos gubernamentales, la realidad en nuestro país es otra. La marginación de toda atención médica, información y formación sexual, así como problemas de disfunción e insatisfacción dentro del ejercicio de nuestra sexualidad, son el pan de cada día tanto en poblaciones rurales como en las ciudades industrializadas del país. Profesionales de la salud han palpado esta situación debido a la gran demanda de tratamientos y medicamentos en materia sexual requeridos por la sociedad. La disfunción eréctil, eyaculación precoz, frigidez, e insatisfacción sexual en general, son ejemplos de problemáticas de mayor trasfondo (abuso y violencia social impune, machismo y feminismo, discriminación sexual etcétera). Ejemplos como la influencia de la estructura familiar, el círculo social y el sistema moral-religioso contribuyen a que esta problemática radique de manera considerable en nuestro sistema axiológico. Es decir, estas condiciones crean una dinámica de constante retroalimentación, perpetuando así esta situación. La influencia de la estructura familiar determina en gran parte la
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actitud de un individuo con respecto de su sexualidad. Es aquí donde el individuo va construyendo sus bases como persona. Para Satir (1995), una de las funciones principales de la familia es: “Transmitir la cultura por medio de la enseñanza parental”. Es decir, los padres enseñan papeles y moldean formas sociales de actuar en diversas situaciones. Es en el seno familiar donde se aprenden patrones de relación y se ejerce una importante influencia ideológica, y el machismo es una parte de esta realidad transmitida desde la familia en México y la mayoría de los países latinoamericanos (por no mencionar otros). Diversas teorías que exploran este fenómeno, como lo son teorías hormonales, cromosómicas y filogenéticas, continúan vigentes, dando pie a la propagación y ejercicio de esta práctica social. En los inicios de la segunda mitad del siglo XX, la contraparte femenina reacciona partiendo de una necesidad de igualdad. Sin embargo, al transformar este ejercicio de dignidad e igualdad hacia una absurda lucha de poder, se deja de lado el principio de equidad. La incorporación de los valores en la persona se da a través de la comunidad por medio del proceso de socialización y la identificación con las normas sociales y el entorno cultural de su comunidad. Dentro de nuestra sociedad contemporánea existen diferentes estereotipos de conducta que inhiben el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos en ambos géneros. Al ser la abnegación un común estereotipo de conducta en México, la autora Alegría (1979) menciona que “La abnegación es pues, un proceso de autonegación y de disminución de los propios valores, actitud que al ser llevada a la práctica por las mujeres trae consigo la anulación de los intereses femeninos”. La contraparte masculina refuerza una virtual “libertad de diversidad sexual” reforzada por un cimiento de expectativas y presiones de carácter social, trayendo consigo una cadena de prejuicios difícil de roer en el hombre contemporáneo. Estos argumentos
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nos llevan a la disociación entre las necesidades e intereses propios y el rol que “debemos” desempeñar según nuestro género. Es decir, el contexto determina en gran parte el ejercicio libre de nuestra sexualidad. Basándonos en la teoría de desarrollo moral de Kolberh, (citado por Woolfolk, 2000), la sociedad mexicana se mueve dentro del razonamiento convencional: Lo que es bueno o malo está determinado por lo que es aprobado por los demás. Como último nivel de razonamiento moral, se encuentra la orientación hacia los principios éticos universales. Esto significa que cada individuo actúa basándose en una conciencia individual, es decir, basándose en lo que cree que es bueno para sí mismo y para los demás, dejando de lado los convencionalismos morales. Es en este punto donde la sociedad mexicana transgrede sus derechos sexuales, tomando como referencia principal, los argumentos religiosos per se, reprimiendo sus necesidades. Temas sacros como virginidad, maternidad y matrimonio entre otros, limitan la libre elección en materia sexual y reproductiva. Creencias como “virgen hasta el matrimonio”; “los hijos que Dios nos dé” y “hasta que la muerte nos separe”, predisponen y mutilan la conducta y libertad sexual y reproductiva en el individuo, dando como resultado un fuerte dilema entre la moralidad religiosa y la libertad de ejercer sus derechos. La familia como núcleo de la sociedad ha actuado basándose en estas circunstancias. Esta célula social no ha fomentado apropiadamente el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos y, por lo tanto, el desarrollo pleno del individuo. Hablar de derechos sexuales y reproductivos va más allá de estipular reglas o normas que regulan el ejercicio de éstos, también implica proporcionar las herramientas necesarias para una formación integral. Ariza (1998) define por formación: “La integración de lo que nos da la información —conocimientos,
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hechos, conceptos y experiencias—, con los valores —actitudes, normas, principios y pensamientos—, y los comportamientos —hábitos, costumbres y procedimientos— que la persona va realizando”. Esto significa que cada persona erige su formación con base no sólo en la información que obtiene, sino en sus valores y la integración de estos en sí mismo. Lowen (1998) menciona que “El comportamiento sexual no puede separarse de la personalidad del individuo, ya que es inherente a ella, y no puede ser cambiado sin las correspondientes modificaciones en la personalidad”. Este argumento reafirma la necesidad de formar en materia de sexualidad, es decir, realizar las modificaciones pertinentes de la personalidad por medio de una revalorización en actitudes, normas, principios y pensamientos, fundamentadas con información para un comportamiento sexual saludable. Para un libre ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, se debe impactar el área axiológica, pues es en ésta donde se encuentran cimentadas las ideas que limitan y distorsionan el ejercicio de estos derechos. Es pues fundamental velar por una formación que dé pie a un ejercicio conciente de los derechos sexuales y reproductivos. En los países occidentales con mejores indicadores de salud sexual se aborda a la sexualidad como una expresión normal del crecimiento. El desarrollo sexual se ve como un proceso sano, biológico, social, emocional y cultural, siendo promovido con actitudes imparciales tanto en los adultos como en medios de comunicación. Esto plantea la posibilidad de adaptar estas medidas al sistema de valores mexicanos a través de diferentes medios. El objetivo de formar al individuo en materia sexual y, por consiguiente, propiciar un libre ejercicio de nuestros derechos sexuales nos lleva a: Identificar, conocer y aceptar las diferentes problemáticas que conlleva
la falta de ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Este malestar social se encuentra arraigado en diferentes manifestaciones psicosociales. Reconocer que las medidas tomadas hasta ahora han sido insuficientes, esto no significa que el esfuerzo gubernamental por educar a la población sea en vano, es este un paso importante para formar a la población en materia sexual. No obstante, se dejan de lado aspectos importantes para un desarrollo sexual pleno. Un claro ejemplo de que estas medidas son insuficientes, es el vacío constitucional que existe, pues los derechos sexuales y reproductivos no se encuentran estipulados explícitamente dentro del sistema, sino implícitamente como parte de otros derechos como lo son, los derechos que abogan por la vida, por la integridad personal y por la maternidad y paternidad libres. Esto trae sus consecuencias, pues al no encontrarse decretados estos derechos, difícilmente se podrá legislar en la materia, lo cual impide el desarrollo pleno de la persona. Realizar las estructuraciones necesarias en el sistema educativo, esto es, capacitar al cuerpo de docentes para impartir materias referentes a la educación sexual, realizando cambios curriculares pertinentes para la adquisición de estos conocimientos por parte de los estudiantes, pues actualmente el sistema educativo no está diseñado para impartir educación sexual saludable. Creación de un organismo gubernamental cuyo objetivo sea: Promover y regular los derechos sexuales y reproductivos, definir la terminología ambigua que dificulte el libre ejercicio de estos derechos, actualizaciones pertinentes de acuerdo con la materia, poner en práctica medidas preventivas las cuales incluyan investigación, estadística y aplicación de programas de intervención en los sectores requeridos. Creación de espacios o vínculos de atención en los centros de salud y monitoreo de aquellos casos que requirieron intervención y seguimiento. Establecer un vínculo entre la iniciativa privada y las instancias gubernamentales para realizar campañas
permanentes de educación sexual en los medios de comunicación (televisión, radio e internet) con el fin de proporcionar información clara y objetiva a la población, regulando que esta información no responda a intereses particulares. Doblar esfuerzos en el sector salud para una atención de calidad en todos los rincones del país, teniendo como prioridad las zonas marginadas. Reflexionar acerca de nuestra contribución dentro de este malestar social como lo es la alta cantidad de temática sexual que consumimos en los diferentes medios de comunicación (bombardeo mediático sexual, programación con elevada cantidad de imágenes sexuales, pornografía, etcétera) dando como consecuencia una sociedad sofisticada sexualmente, donde el sexo es visto por el individuo como un medio “egotista” para la obtención de prestigio, perdiendo así el significado del sexo como una expresión biológica natural. La persona adquiere una postura de recipiente con alto contenido de información y deficiente formación en el ejercicio de las relaciones sexuales sanas. Esto no significa que el material sexual nos conduzca a una patología, lo que se pone en tela de juicio es la postura adoptada por la sociedad la cual, lejos de fomentar los derechos sexuales y reproductivos, limita su ejercicio conciente. Que nosotros los ciudadanos nos comprometamos a respetar, demandar y hacer valer estos derechos, generando una respuesta en todos los sectores sociales con el fin de tener un impacto significativo en la toma de decisiones del país. Comprender que los derechos sexuales y reproductivos buscan una salud integral, es decir, son fundamentales para una formación sexual sana, y ésta a su vez, es indispensable para el bienestar general del individuo.
Los derechos sexuales y reproductivos van íntimamente ligados con el concepto de salud, de ahí entendemos que la falta de ejercicio de estos derechos es un problema de salud pública y es imperativo trabajar al respecto.
Surge de aquí una premisa de la importancia de los derechos sexuales y reproductivos: “Lo que es saludable forma al individuo y por consiguiente fomenta los derechos sexuales y reproductivos”. La finalidad de los derechos sexuales y reproductivos, a la par con los derechos humanos, son la libertad, la equidad, dignidad humana y la salud. Generar un cambio consciente y efectivo en el individuo y en la sociedad, es una tarea ardua y difícilmente se presentarán las modificaciones pertinentes en corto plazo. Se necesita un compromiso interdisciplinario, creando las reformas y condiciones políticas, educativas y socioculturales necesarias para fomentar el ejercicio de estos derechos. Otro factor fundamental es el compromiso constante hacia nosotros mismos y las futuras generaciones, ya que son nuestras acciones las que impactan en el sistema para generar las condiciones idóneas. Los derechos sexuales nos involucran a todos ya que nos impactan de diversas formas, directa o indirectamente. El derecho a una sexualidad libre y sana, plantea el compromiso de la humanidad hacia el siglo XXI. Bibliografía Alegría, J.A. (1994). La sexualidad de la mexicana. En Bartra, R. (ed.), en La anatomía del mexicano, 2002, México: Plaza & Janes. Ariza, C.; Cesari, M.D.; Gabriel & Galán M.(1988). Programa Integrado de... Lowen, A. (1988). Amor y orgasmo. Barcelona: Editorial Kairós. Pedagogía sexual en la Escuela Madrid, España: Narcea. Satir, V. (1967). Psicoterapia familiar conjunta, México: La Prensa Mexicana. Woolfok, A.(2000). Psicología educativa. México: Prentice Hall. www.who.org. Recuperado en septiembre de 2004.
Mario Enrique Montoya Espinosa, Adriana Guillén Ojeda Estudiantes universitarios.
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predador al predador El predador mata animales silvestres para comer. El hombre domesticó animales silvestres también para comerlos. Pero el hombre siguió cazando animales silvestres para comerlos o por diversión. Al faltar presas silvestres, el predador atacó a los animales domesticados por el hombre. El hombre para salvaguardar su economía, depredó a los predadores silvestres. Estas líneas sintetizan la relación hombre-fiera en el transcurso de milenios. Cuando los humanos todavía estábamos en África, hace más de 100 mil años, el leopardo era el principal predador del homo. Su agilidad, fuerza y astucia se imponían a aquella humanidad vegetariana, recolectora, tímida y angustiada. El leopardo se comía al que quería. Su capacidad craneal superior le permitía ser la especie dominante de la sabana. El paso del tiempo le permitió al hombre desarrollar su órgano más prometedor, el cerebro, que lo llevó a dominar el fuego, asociarse y especializar el trabajo de grupo, inventar herramientas, cazar y pescar para comer proteína animal, hasta que su primitiva capacidad craneal superó la de su predador, el leopardo, el cual dejó de ser su especie dominante. Al iniciar el siglo XXI, la fiera ha caído en peligro de extinción en algunos lugares de su hábitat, amenazada por su antigua presa: El hombre. Este vuelco en la historia ambiental es paralela a la historia misma de la sedentarización humana, al nacimiento de la agricultura y ganadería, al surgimiento de la economía. El hombre ya no se preocupó por vivir al día, sino trascender en el futuro. Así mismo, aquellos insectos de los que se alimentaba en su etapa primitiva, de haber sido su sustento, la agricultura los convirtió en sus enemigos y al atacarlos, ha envenenado su entorno, incluidos los mares. La economía agrícola no es posible sin los insecticidas, pesticidas y fertilizantes.
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Matamos predadores por varios motivos. Para comerlos, en el caso del mero, atún y tiburón; para proteger el ganado y por diversión, en los casos del puma y el lobo, y para salvaguardar vidas humanas en el caso de las fieras devoradoras de humanos, tigres y leopardos, en la India, osos en Alaska, pumas en California. ¿ Tienen todos estos casos la misma justificación? Con o sin ella, matar predadores ha sido práctica cultural en todo el planeta. Evoquemos al elefante de la India transportando “cazadores blancos” ingleses armados con rifles de cañones yuxtapuestos Holland & Holland , calibre .375 mágnum, ayudados de batidores indios a pie, arreando a la fiera hasta ponerla a tiro de los europeos y sus poderosas armas de fuego. La escena descrita, producto del colonialismo, llegó a ser considerada una noble tradición inglesa, hasta que llevaron a los tigres a la desaparición en casi todo su hábitat natural y al peligro de extinción en el planeta. ¿Podemos imaginar a batidores blancos y cazadores negros? Difícil. Nuestro marco referencial nos dice que “el cazador” es blanco y el negro es furtivo. Esta concepción se trasladó luego a África (sin elefantes) para cazar de todo, y a sur América, en la práctica de la caza del jaguar. En América el puma (Puma concolor) y el jaguar (Panthera onca) han sido perseguidos por comer ganado hasta poner en peligro de extinción al segundo. El puma, el predador mayor en América del norte, donde el jaguar ya no representa una amenaza, se ha adaptado al hombre tan bien, que no está en peligro de desaparecer hasta ahora, por lo menos en áreas remotas. La trampa de quijada que utilizó el señor César Cepeda en Sonora para defender su patrimonio —el ganado— siempre tuvo un trozo de cadena que el gato arrastró hasta quedar exhausto. Si se ancla la trampa, el gato puede dejar su mano o pata en ella en su fiero afán por zafarse y huir manco. En los 17 años que visité El Represito de Cepeda, cayeron 21 pumas en esta misma trampa y mismo lugar. La trampa estaba colocada en un puerto, o paso más bajo entre dos cerros. Instalada en una angostura, que obligaba a los gatos a pasar por ese lugar, al pie de un escalón de piedra. El felino tenía forzosamente que bajar el escalón con una de sus manos. La estadística que llevaba Cepeda, indicaba que de los 21 predadores, 19 habían sido “zurdos”, en otras palabras, fueron atrapados de su mano izquierda y, sólo un puma cayó atrapado de una de
sus patas. Dos fueron hembras y 19 machos, que son los que se aventuran en busca de nuevos territorios, cuando la especie está en expansión. Los pumas de la sierra del Humo parecen ser zurdos y machos por añadidura. Para los ganaderos americanos, si no se mantiene al puma controlado matándolo con armas, trampas y venenos, la ganadería no es redituable, como no lo es la agricultura sin insecticidas, pesticidas y fertilizantes. El puma prefiere comer venado, borrego cimarrón, pecarí (excepto en Baja California) liebres, conejos y hasta coyotes y zorras. Pero cuando escasean sus presas naturales, el felino mata potrillos, cabras, borrego doméstico, becerros y hasta cachorros de perro. En muchos ranchos ganaderos sonorenses prohíben estrictamente cazar venado, cola blanca o bura. Los rancheros dicen que si faltan venados, el puma se come al ganado. Es posible por lógico. Ver figura 3).
Figura 1. Jaguar joven cazado con escopeta en Sinaloa. Foto: Anónima, “Red de informadores ambientales”1. Figura 2. El señor César Cepeda (c. 1978) instalando una trampa de quijada para puma en su rancho El Represito, sierra del Humo, Sonora. Un trozo de bolsa de papel arrugada servirá para esconder la trampa, con un poco de tierra fina encima. Al pisar el predador el disco del centro, las poderosas quijadas se cierran atrapando la mano o pata de la fiera. Foto del autor. 1
La “Red de informadores ambientales” nació en la década de los años ochenta para proporcionar al autor información sobre el borrego cimarrón. Ver Homo-ovis, el borrego cimarrón en México. UABC, en imprenta.
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Figura 3. Este puma fue cazado en un rancho ganadero de la sierra de La Asamblea, Baja California, durante la década de los años noventa. El tamaño de este macho ilustra su proporción con relación al hombre. Foto: Héctor Laguna.
El oso gris (Ursus horribilis) fue el primer predador erradicado de las praderas ganaderas americanas, posiblemente incluidas las bajacalifornianas (Starker, 1965)2, el lobo (Canis lupus) el segundo. En México ambos predadores ya no existen en estado silvestre. Pero recientemente el canino mayor, el lobo, nos ha dado una lección de ecología. En el Parque Nacional de Yellowstone, EUA, han estado desapareciendo los castores y uno de sus alimentos favoritos, los álamos (sub corteza). Un estudio reveló que desde 1930 los álamos dejaron de reproducirse. Se intentó explicar esta realidad mediante los incendios forestales, la tala y el cambio climático. Pero álamos siguieron creciendo fuera del parque y habiendo castores fuera de él. Aquel año 30 del pasado siglo coincidió con el año en que fueron extirpados los lobos de Yellowstone. ¿Qué tienen que ver los lobos con los álamos y con los castores? Algunos investigadores concluyeron que los lobos cazaban principalmente alces (Cervus canadensis). Al matar a este gran herbívoro, los lobos se comían la carne dejando el cadáver para una infinidad de otras especies, hasta biodegradarse los despojos fertilizando la tierra, que beneficiaba a los álamos jóvenes. Debido a lo difícil de cazar alces en el bosque, los lobos lo hacían en los valles, que en este primer Parque Nacional del mundo todos tienen ríos y arroyos corriendo en sus depresiones. Sin lobos, ya no hubo la fertilización de sus cadáveres y el exceso de alces se comió retoños de álamos, sin álamos ya no hubo castores. La fertilización proporcionada por despojos de los alces cazados por los lobos permitía
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una masa vegetal riparia que impedía la erosión de ríos y arroyos, manteniendo cauces angostos con velocidad del agua suficientemente oxigenada para albergar truchas y diques de castores. Sin la vegetación riparia, la erosión ensanchó los cauces impactando negativamente el ambiente al llevarse los nutrientes del suelo ripario; sus aguas se volvieron lentas y con menos oxígeno, sin profundidad para que los castores nadaran y huyeran de sus enemigos. Así, la extirpación de los lobos causó en sólo 70 años una degradación ambiental que ni los peores incendios forestales causaron en el pasado. Esto nos lleva a repensar la importancia del predador no sólo en un ecosistema dado, sino en la salud general del planeta. Aldo Leopold (Leopold, 1949) filósofo ambiental y ecólogo estadounidense del siglo XX, decía que: La bestia es parte de la montaña y ésta lo sabe muy bien y por mucho tiempo. Al extinguirse la bestia, se extingue parte de ella. El vaquero que limpia su campo de lobos, no se da cuenta que está anulando el trabajo de recortar el rebaño de venados para que quepan en el hábitat. Él no ha aprendido a pensar como montaña. Como resultado tenemos polvaredas y ríos erosionando el futuro hacia el mar.
Parte del valor e importancia de su pensamiento es que se dio medio siglo antes de conocer el efecto de la desaparición del lobo. Al ser Yellowstone un área natural protegida, vigilada y estudiada, fue fácil advertir las consecuencias de la ausencia del lobo, lo cual se descubrió comparando fotos aéreas de sus ríos y arroyos tomadas a principios del siglo XX, con otras de finales del mismo. Pero en áreas no protegidas resulta más difícil advertir la ausencia de predadores. Lo sucedido en Yellowstone echa por tierra la propuesta simplista de algunos cazadores que consideran que el cazador moderno puede sustituir al predador natural, “recortando el rebaño de venados”. En 1978 yo mismo pensaba así y hasta llegué a proponer un programa de trampeo para reducir la población de pumas en la zona borreguera bajacaliforniana (Tapia, 1997). El razonamiento proviene del manejo de ungulados silvestres en EUA. En Anza-Borrego State Park, California, 2
En la página 474 del libro de Starker aparece el noroeste de Baja California como lugar de avistamiento de osos grises a finales del siglo XIX.
los pumas estaban acabando con los últimos borregos cimarrones peninsulares (Ovis canadensis cremnobates) y al no poder cazar a los predadores por estar protegidos en ese estado, se les capturó y llevó a otro lugar sin borregos. Y me salta la pregunta: ¿Es ambientalmente ético eliminar al predador, que es abundante, para proteger a su presa que está al borde de la extinción? En la primera mitad del siglo XX se extirpó al lobo y oso gris mexicanos de su último reducto, que es la Sierra Madre Occidental, y principalmente en los estados de Sonora y Chihuahua. ¿Cuál ha sido el impacto ambiental de su desaparición? Quizá nadie lo sepa o se interese, pero bien puede estar relacionado con la deforestación y degradación ambiental de esa serranía. Alguna vez alguien me preguntó, ¿qué consecuencias tuvo la desaparición del cóndor de California por 65 años (1937-2002) de la sierra de San Pedro Mártir? No lo sabemos aún. El período es semejante al de la ausencia del lobo de Yellowstone que fue de 70 años, ya que el canino ha sido reintroducido a este popular Parque Nacional estadounidense a principios del siglo XXI. En el caso del cóndor, aparentemente nadie se preocupó de investigar su ausencia, que aunque no es un predador, es el carroñero mayor en el ecosistema y su función saneadora es indispensable para la salud y equilibrio de toda la región, ya que los cóndores de San Pedro vuelan hasta ambas costas peninsulares. Pero la extirpación de predadores no es exclusiva de los ecosistemas terrestres, que son aparentemente más frágiles que los marinos. Lo que sucede es que la biomasa piscícola, por ejemplo, es incomparablemente superior a la terrestre, en cuanto a la relación predador-presa se refiere. Nos identificamos más, nos afecta más saber que extirpamos al oso y lobo gris mexicano —y que pudiera seguir ese camino el borrego cimarrón— que considerar siquiera que pudiera estar sucediendo lo mismo en los mares. Esta afectación es reconocida por Ernesto Henkerlin (Henkerlin, 2002), como valor de existencia: Para algunas personas es importante saber que existe un recurso o una especie, (la ballena por ejemplo) y le asignan un valor que no es tangible pero es real. Tal vez nunca conocerán a la ballena, tal vez nunca la irán a visitar, pero el solo hecho de saber que existe esta especie les produce una satisfacción o, en el caso de saber que se encuentra amenazada, una desilusión.
Los océanos tienen predadores que los humanos no estamos entendiendo bien. Principalmente por ignorar su papel en el ecosistema oceánico. Al evocar a los predadores marinos nos viene a la mente la orca, el tiburón y el lobo marino. Pero también son predadores muy importantes otras especies que los humanos no desaprovechamos la oportunidad de capturarlos. En aguas superficiales, el atún (Thunnus, spp.); en los fondos, el mero (Epinephelus itajara) y la pescada (Stereolepis gigas). Ambos realizan la misma función de mantener equilibrado el ecosistema, eliminando a los inviables biológicamente. Ambos llegan, o llegaban a vivir, más de tres cuartos de siglo. Pero son también las presas más codiciadas por el pescador comercial y deportivo y el mejor platillo en el restaurante. Pero meros y pescadas son, antes que nada, predadores de la costa rocosa y arrecifes. Su lento desarrollo y expectativa de vida de casi un siglo, los hace irremplazables en el tiempo del hombre. Para colmo de estos gigantes, el advenimiento de la pesca al buceo con pistola de fisga o arpón, los tomó desprevenidos ya que no esperan a que su nuevo predador, el buzo, llegue hasta sus cuevas y los ensarte con su flecha. Este tipo de pesca de meros y pescadas, ya no se practica en países de avanzada cultura ambiental. Pero pescadores extranjeros, sobre todo estadounidenses, vienen a nuestras costas a capturarlos de esa manera, y aquí los aplaudimos. Hace años que se prohibió la captura de pescada en California debido a la sobrepesca. Quien lo haga se
Figura 4. Mero capturado en Mulegé, B.C.S., 1957. (Kira, 1999).
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expone a pagar una multa de 1 000 dólares y estar tras las rejas seis meses3. Existe un mero que se está haciendo famoso en Cabo Pulmo, BCS, que ya pesa más de media tonelada y quizá llegue al centenario, cuya fotografía ha sido divulgada por varios buzos ambientalistas y que no dicen el domicilio del gigante para protegerlo. Deberíamos poner mayor atención, entender mejor a estos predadores. El atún, “el pez maravilloso” (Cháirez, 1996) , bautizado así por José Cháirez, que llega a todas las mesas, el que mueve a la industria de pesca deportiva mayor de California, el que desencadena la nueva práctica industrial conocida como “ranchos atuneros”, el que acarrea miles de turistas a Los Cabos e Ixtapa, por citar solo dos destinos mexicanos del océano Pacífico. Para decirlo más fácil, el que contribuye considerablemente a mantener viva a Ensenada, B.C., tal es su importancia, me pregunto, ¿lo estamos pensando como predador también? O como en el caso del borrego cimarrón, que se piensa solamente en los dólares, postura del gobierno federal durante todo el siglo XX.
El cuadro 1 muestra la captura de túnidos durante 14 años consecutivos, nos dice a simple vista que a pesar de la alta tecnología y eficiencia de la pesca industrial moderna, la pesca de ésta, quizá la más importante familia de peces para la economía mexicana de la costa del océano Pacífico, acusa tendencia a la baja. La fluctuación de 1996, de 47 099 toneladas comparadas con las 10 624 de 2004, representa una caída de 77.45%. Ignoramos el esfuerzo pesquero, que de haber sido el mismo, o peor aún, superior, las 10 624 toneladas de 2004 deberían representar un foco rojo para la conservación de estos importantes predadores marinos. Importantes económica y ecológicamente. ¿Los estamos pensando también ecológicamente? Los predadores tienen la función de ser parte de la selección natural, eliminando a los débiles, sordos, cojos, tuertos, lentos, sin olfato, confiados, incautos, etcétera. Los predadores perfeccionan a sus víctimas al escapar de ellos los especimenes más aptos que mantienen fuerte a una especie, según el evolucionismo darwinista. En este sentido, al leopardo le debemos gran parte de nuestras virtudes.
Cuadro 1. Fuente: Secretaría de Desarrollo Económico, Gobierno del Estado de Baja California, con datos de SIAP, Conapesca y Sagarpa. De 1993 a 2003 se consideró el rubro estadístico “túnidos”. De 2004 a 2006 se sumaron los renglones de atún de aleta amarilla, de aleta azul, barrilete y bonito, por ser todos ellos túnidos. 3
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Goodson Gar. Fishes of the Pacific coast. 1988. Stanford University Press, EE.UU. Pág. 3.
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¡Bendito el predador que nos hizo sobrevivir ¡Esta expresión es ya repensar al predador! El tremendo predador atlántico, el atún de aleta azul, ha sido sobrepescado industrialmente para satisfacer el antojo por el sushi, que en oriente y en Europa cada vez tiene más adeptos. Una simple cultura culinaria irrazonable está llevando al borde de la extinción a estos, gigantes del Atlántico y Mediterráneo. Como el antojo de “caldo de buche de totoaba” (Conal, 1993), llevó al estado de peligro de extinción a otro gran predador marino del alto golfo de California: La totoaba. ¿Acaso no podría vivir el hombre sin antojos biológicamente inviables? Y me surgen otras preguntas: ¿Podemos vivir con los grandes predadores? ¿Podemos vivir sin ellos? Cuando se acabó la oferta de vejigas natatorias (buche) de totoaba, ¿acaso alguien sufrió, o murió por dejar de sorber tal caldo? No. Pronto el paladar
Figura 5. Atún de aleta azul del Atlántico, de 1 065 libras de peso, pescado con caña y carrete.
humano se habitúa a otros sabores; en cambio, el daño inflingido a las especies puede ser irreversible. Que la lección del atún del Atlántico y Mediterráneo sirva para no hacer lo mismo con el atún de aleta amarilla (Thunnus albacares) y túnidos menores ( Thunnus spp.) de nuestros mares. Los tiburones son los predadores del mar más conocidos por la sociedad. La película Jaws (1975) sacudió al cinéfilo global sobre su temida conducta predadora que incluye al hombre. El gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias), protagonista de la citada cinta, ya ha sido incluido en la Norma Oficial Mexicana 059 como especie “amenazada”. Pero los tiburones se siguen pescando en todo el planeta a pesar de la notable reducción de sus poblaciones. La práctica de pescarlos, cortarles la aleta dorsal y regresarlos heridos de muerte al mar para ser devorados por sus iguales, ya fue prohibida a los pescadores estadounidenses y en aguas de ese país.
Figura 6. La totoaba fue capturada muchos años con caña y carrete, llegando a pesar más de 100 kilogramos si permitimos que alcance su tamaño potencial. Foto: IIO, UABC.
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Hace tiempo que la Organización de las Naciones Unidas intenta aplicar una veda mundial a la pesca de estos predadores marinos, que técnicamente no son peces. Pero los tiburones representan mejor que los peces mencionados, el papel del predador, la función de eliminar a los inviables en su basto ecosistema. En México ya tenemos una “norma tiburonera”, que merece comentario aparte. Pero seguimos permitiendo y hasta fomentando la pesca con palangre. Esta técnica pesquera, prohibida ya en otros países, consiste en sujetar con boyas en el océano y a la deriva, cables kilométricos con miles de anzuelos cebados. En ellos se ensartan y mueren lobos marinos, pelícanos, tortugas, atunes, pero también peces reservados para la pesca deportiva, como dorados, marlines, espadas y velas. Por supuesto, además de violar la ley y su reglamento al capturar y comercializar estas especies deportivas y en peligro de extinción, las palangres matan miles de tiburones de diferentes especies, al menos ocho especies oceánicas según consta en el Diario Oficial de la Federación, en sus instrucciones depredadoras “Palangres para tiburones oceánicos y pelágicos mayores del Pacífico” (Sagarpa, 2004). Los predadores mantienen la salud del planeta. ¿Podemos vivir con ellos? ¿Podemos vivir sin ellos? En los últimos 50 años hemos perdido 90% de los peces grandes del planeta. No a las especies, sino a sus ejemplares que antes de la depredación industrial podían llegar a viejos, creciendo de los tamaños ejemplificados aquí por el mero y el atún. “Es posible que muchas especies hayan disminuido casi en 90% desde 1900” (National Geographic, 2007). Declaro que ver al predador solamente como enemigo o presa, constituye un rasgo de incultura ambiental. Deberíamos repensar a los marinos, considerando que sin ellos, los peces herbívoros podrían explotar demográficamente, destruyendo la vegetación de sus entornos, degradando costas y arrecifes, contribuyendo a la enfermedad antropoplanetaria que ya le inflingimos a nuestro único hábitat: La Tierra. Para terminar, reflexionemos sobre los siguiente: “Gracias a Dios, los peces no son tan inteligentes como los que los pescamos. Pero sí son más nobles y más capaces”. Ernest Hemingway.
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Bibliografía Aguas inertes. La crisis global de la pesca. National Geografic en español. (2007, abril). México: Editorial Televisa, S.A. de C.V. p.4. Cháirez Antuna, J. A. (1996). Historia de la pesca del atún en México. Ensenada: Editorial Cháirez. Cannon, R.(1996). The Sea of Cortez. Menlo Park, California, EUA: Lane Magazine and Book Company. Conal David, T. (1993, marzo-mayo). Historia de un caldo de buche de totoaba. Divulgare, México: UABC. Goodson, G. (1988). Fishes of the Pacific coast. EUA: Stanford University Press. p. 3. Hemingway, E.(1999). El viejo y el mar. México: Editores Mexicanos Unidos. Henkerlin Hoeflich, E. & Correa Sandoval, A. N. (2002). Recursos bióticos en ciencias ambientales y desarrollo sustentable. México: Thomson Editores. p. 271. Kira Gene, S. (1999). The unforgettable Sea of Cortez. Torrance, California: Cortez Publications. p. 317. Leopold, A. (1949). A sand county almanac. EUA: Oxford University Press. Leopold Starker, A. (1965). Fauna silvestre de México, aves y mamíferos de caza. México: Instituto Mexicano de Recursos Naturales Renovables. Leopold, A. (1949). A sand county almanac. EUA: Oxford University Press. pp 129-133. Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-2001. México. Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. (Lunes 15 de marzo de 2004). Diario Oficial de la Federación. Cuarta sección. México. P.5. Secretaría de Desarrollo Económico de Baja California. La economía de Baja California en cifras (2000). Gobierno del Estado de Baja California, Mexicali, B.C., México. Tapia Landeros, A. (1997). Cimarrón, del culto a la cultura del borrego. México: UABC. Waterman F. C. (s.f.). The fisherman’s world. Nueva York: Ridge Press Book, Random House. P.232. www.iccat.es/documents/cusp/cv054_2000/no_ 5cv05405173.PDF
Alberto Tapia Landeros Centro de Investigaciones Culturales-Museo , UABC, Mexicali.
Violeta García Esparza ¿Quién dice qué es arte y qué no lo es? ¿Puedo considerarme parte de ellos? ¿Quiénes son ellos? En mi condición de espectador, ¿quién hace valer mi opinión al respecto de la obra? Éstas fueron algunas de las interrogantes que dieron origen a este ensayo. El catalizador fue ése: La duda. En el afán de comprender el campo artístico, este trabajo cuestiona los elementos del organismo social en que se desarrolla, la legitimación de autoridades intelectuales a las que les es permitido emitir juicios de valor en este campo y la interacción de la cual son parte.
Por ello, este escrito quiere describir el proceso de legitimación mediante el cual la Bienal Universitaria de Arte Contemporáneo 2007 se convierte en uno de los certámenes más importantes de la entidad. De igual manera, el ensayo se complementa al final con un apartado en donde se incluye el punto de vista de la autora con respecto de lo que pudo apreciar en la Bienal Universitaria 2007, apoyándose en dos de las obras presentadas. Ese apartado trata de cómo se percibe la cotidianeidad mediante las obras plásticas que fueron presentadas en esa edición y, asimismo, el papel que los artistas juegan para que el espectador asimile mejor la obra artística. De igual manera, la teoría de los campos de Pierre Bourdieu será de gran utilidad para los fines que a este ensayo interesan. En esta teoría se maneja al campo como un “conjunto de relaciones de fuerza entre agentes o instituciones, en la lucha por formas específicas de dominio y monopolio de un capital eficiente en él”1; es decir, son las relaciones existentes entre personas e instituciones que buscan ascender en la esfera del poder en un contexto específico, dado que la objetivación del poder varía dependiendo del campo en que se suscite. Esta teoría será la base de los diferentes argumentos presentados a lo largo del ensayo. La legitimidad Erich Fromm menciona que uno de los problemas humanos del capitalismo moderno es que “necesita hombres que se sientan libres e independientes,
no sometidos a ninguna autoridad, principio o conciencia moral […] a los que se pueda guiar sin recurrir a la fuerza, conducir sin líderes, impulsar sin finalidad alguna” (Fromm, 1983). En el campo de la legitimación, éste es uno de los ejemplos que nos ayudarán a comprenderla, pues la legitimación es algo tácito en las relaciones sociales, impalpable a la conciencia pero denotado por diversos factores: Política, medios, instituciones. Al establecer la distinción entre estados legítimos e ilegítimos, Aristóteles da inicio a las disertaciones sobre la legitimidad. Continúan con el desarrollo de este concepto Étienne de la Bóetie, y después JeanJacques Rousseau. No obstante, ninguno tuvo tantas aportaciones para la sociología como Max Weber2. Max Weber se ha constituido como un autor clásico en materia de legitimidad. Este teórico alemán explica que este concepto refiere a “una dominación considerada como auténtica”3. Para que esto sea posible se debe gestionar obediencia a un mandato de determinado contenido por parte de un grupo de personas4. Lo anterior señala que la legitimidad debe construirse de común acuerdo entre los integrantes 1
Disponible en: http://redie.uabc.mx/vol9no1/contenidodromundo.html#El%20concpeto%20de%20campo 2 En: http://es.wikipedia.org/wiki/Legitimidad 3 Medina, D. Razón iusfilosófica y razón histórica. Disponible en: http://www.uco.es/dptos/ciencias-juridicas/ filosofia-derecho/diego/Nuevo/FILOSOFIA/materiales/
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Culturas sin fronteras
Bien Bienal Bienal universitaria univuniversitaria dedearte 2007: artecontemporáneo contemporáneo 2007: Bienal Bi Bien ienal nall universitaria univ unive i de arte contemporáneo 2007: Procesos de legitimación Procesos de Procesos delegitimación legitimación
de un grupo determinado y el ambiente específico en que se desarrolla esta construcción mediante la no argumentación contra el factor de autoridad. De acuerdo con Max Weber la legitimidad se puede dividir en tres apartados5: 1) De carácter racional: Se apoya en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad (legal). 2) De carácter tradicional: Que descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad (tradicional). 3) De carácter carismático6: Se refiere a la entrega extraordinaria en la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas. Al campo artístico se le imprime una legitimidad carismática al ser frecuentado por personas a las cuales se les atribuyen cualidades excepcionales, que superan las destrezas de una persona común y los eleva por encima del grupo social en el que se desenvuelven. Precisamente porque la excepcionalidad de una persona no siempre es constante, el ámbito artístico produce una integración permanente de nuevos artistas para sostener su propia condición de legítimo y relega a los que no cumplen con los objetivos o la naturaleza del ámbito. Max Weber expresa la vigencia de la legitimidad de la siguiente manera: En el caso de la autoridad carismática se obedece al caudillo carismáticamente calificado por razones de confianza personal en la revelación, heroicidad o ejemplaridad dentro del círculo en que la fe en su carisma tiene validez.
Más adelante retomaremos esa cita, sin embargo, para explicarla brevemente, diremos que el carisma tiene una función significativa sólo en el campo semántico en el que se genera, si ese elemento se coloca fuera de su área de efectividad pierde significado y el valor se vuelve nulo. La legitimación como proceso El diccionario7 define un proceso como la evolución de las fases sucesivas de un fenómeno, de esta manera, ¿es posible examinar la legitimación
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como un proceso? Debido a su complejidad, la legitimación es un proceso ya en sí misma, pues depende de la oposición constante entre individuos e instituciones en su búsqueda absoluta por la dominación del campo. En su libro Donde empieza la carne asada, Luz María y Guadalupe Ortega Villa exponen los campos de Bourdieu como “espacios estructurados que tienen sus propias leyes de funcionamiento y sus propias relaciones de fuerza establecidas entre los agentes que intervienen en dicho campo y las posiciones que ellos ocupan” . Comprendamos entonces el campo como una estructura que alberga elementos que permanecen en oposición constante, situación que permite al campo existir gracias al resultado que se obtiene con base en esta condición de “movimiento”. El campo es una estructura que se encuentra en un cambio permanente, ¿por qué?, porque el movimiento que generan sus partes estructurantes es continuo, no cesa la evolución y esto le permite desarrollarse y no desfallecer. De acuerdo con Rodney Barker, profesor del London School of Economics, la legitimación es “una actividad autojustificante característica de quienes gobiernan, emprendida con gran intensidad en el centro del gobierno y que tiene como principales consumidores a aquéllos dedicados al negocio de gobernar”8. Es posible tratar al campo artístico como un campo que permanece en legitimación constante, sea esto por la oposición de sus elementos que buscan la dominación del campo mediante la objetivación del poder —en este caso, el estatuirse como ganador de un certamen, o el ser la institución que lo organiza—. Sea cual fuere la objetivación, ésta depende indiscutiblemente del campo en que se obtenga, porque es de suponer que no significa lo mismo ser el ganador del concurso internacional de geografía en un país que apoya mayoritariamente la educación, que en uno que no lo hace. 4
Ibidem. Ibidem. 6 Weber define el carisma como “la cualidad que pasa por extraordinaria”. Ibidem. 7 Consultado en: Diccionario práctico de la lengua española, Larousse. 8 Disponible en: http://www.ideaspaz.org/articulos/ download/27legitimidad_y_legitimacion.pdf 5
Para una disertación más adecuada sobre el proceso de legitimación de la Bienal Universitaria, tenemos que hacer referencia a la historia de su origen y a su evolución a través de los años. El siguiente apartado describirá brevemente su desarrollo.
esa manera la transformación del campo. Esto es palpable tanto en el desarrollo humano como en la ciencia. La evolución es algo inherente a la sociedad, por ende, toda actividad social debe transformarse constantemente hasta mejorarse y continuar transformándose desde ahí.
El certamen En 1988, a cargo del director general de Extensión Universitaria, arquitecto Jorge Núñez Verdugo, se da origen a la Primera Bienal de Arte Joven (que después cambiaría su nombre a Bienal Universitaria), cuyo objetivo principal fue la reunión de lo más selecto del arte joven en Baja California. Posteriormente, en 1999, se realiza la Quinta Bienal Universitaria que viene a reafirmar los fundamentos del certamen, entre los que se señalan la promoción y difusión de las artes, el impulso y proyección que se les da a nuevos artistas, y la búsqueda del certamen para obtener un grado de participación más elevado y una mayor aceptación por parte de la comunidad. Al año siguiente se realizó la Primera Gran Colectiva de 2000, en la que se reconoció a diferentes artistas el haber sido pioneros en el sendero artístico de la entidad. En ella participaron Ruth Hernández, Manuel Aguilar, Álvaro Blancarte, Francisco Chávez, Carlos Coronado y, por último, Rubén García Benavides. En mayo de 2003 se conforma la Escuela de Artes de la UABC (antes Departamento de Actividades Culturales), y al mismo tiempo se continúan los preparativos para la octava edición de la Bienal Universitaria. Lo anterior abre paso a la Novena Bienal Universitaria que cambia su nombre a Bienal Universitaria de Arte Contemporáneo, cambio que se genera a partir de una serie de innovaciones en cuanto a técnicas y representaciones de lo cotidiano. Todo lo anterior nos trae al tiempo actual, ese donde se hacen estos cuestionamientos y se plantea que los certámenes (en este caso la bienal) son dispositivos de legitimación a cargo de un organismo público que necesita, adyacente a su permanencia de legitimidad, un dispositivo capaz de legitimar su dominancia frente a un público determinado. Los certámenes pueden ser, ciertamente, dispositivos. La naturaleza de ello reside en que es un aparato con un objetivo específico a cumplir: Dar apertura en el campo para que en él se integren nuevos artistas o pensadores, y que se continúe de
Los jurados Bourdieu hace referencia, en su teoría de los campos, sobre la dinámica en que éstos operan dentro de la sociedad. A la par que genera esa teoría, desarrolla un concepto llamado habitus, descrito como un “sistema de esquemas de producción de prácticas y un sistema de esquemas de percepción y de apreciación de las prácticas” (Bourdieu, 1993.) Lo anterior nos indica que el habitus es una producción de nuestras formas de manifestar la realidad y nuestra percepción de la realidad con base en lo que generan los demás. Este concepto no sólo nos abre la puerta a la cultura de cada individuo, sino que desarrolla, a su vez, otro concepto: El pensamiento dominante. Esta misma teoría describe a los individuos que poseen “más capital específico y se oponen a los que no poseen mucho capital específico” como los pensadores dominantes. Para llegar a ser un pensador dominante se debe seguir una estratificación del conocimiento, a mayor conocimiento mayor dominancia y ésta, a su vez, genera mayor legitimidad. Este comportamiento se pudo observar en la bienal, pues tenemos a un grupo de personas (pensadores dominantes), denominadas jurados. Bourdieu, en su libro Cuestiones de sociología señala que “los que luchan por la dominación hacen que el campo se transforme, que constantemente se reestructure”. De esta manera podemos apreciar que, con base en el privilegio de dominio que poseen los jurados, éstos toman la decisión de escoger solamente a tres concursantes y otorgar una mención honorífica, para que se pueda abrir el campo y albergar nuevos artistas, que éstos, en su momento, continuarán con el proceso de selección y legitimación que mantiene activo el campo, dotándolos de un sentido de pertenencia. La institución Al describir lo anterior, es imposible dejar de percibir el escenario9 (Orozco, 1997), en que se llevó a cabo el evento como legítimo gracias, en gran medida, a
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que es parte de un organismo mayor y autónomo cuya construcción de sentido es resultado directo de la experiencia y la trayectoria que sus actividades avalan. Es el producto directo de una institución que ha sido merecedora de un reconocimiento por trayectoria o por construcción de sentido; es decir, es la extensión de un organismo consolidado; consecuentemente, ese “brazo” gozará de los mismos beneficios que la institución que le permite ser, constituyéndose a su vez como una institución con validez que continuará con el proceso indefinidamente. Bourdieu afirma que es “legítima una institución o una acción, o un uso que es dominante y desconocido como tal, es decir, tácitamente reconocido” (Bordieu, 2000); dicho de otra manera, un reconocimiento que, como mencionábamos anteriormente, tiene una dominación clara y precisa sobre un campo determinado, sobre los individuos que comparten ese campo y que, sin embargo, la desconocen. Para ellos la institución es y funciona, eso es suficiente para comprenderla desde el enfoque de los individuos que no reconocen en la institución ningún intento por obtener algo, ya sea el reconocimiento o la autentificación misma. El proceso de legitimación que ocurre en el campo artístico es, como en todos, la lucha por la dominación del campo, es decir, conservar su autoridad mediante el reconocimiento, esto genera que los elementos del campo logren su objetivo dándole a la institución un sostén firme y válido. Para ello, la institución se sirve de los certámenes. Un dispositivo creado artificialmente por la institución para lograr la obtención del campo mediante su objetivación: El logro del reconocimiento. Para la obtención de este objetivo, el dispositivo se sirve de instrumentos a los que denominamos “jurados”, convocados con la finalidad de dar fe al proceso de legitimación del dispositivo, esto que, simultáneamente hace igual con la institución y el dispositivo. Lo anterior produce la dominación del campo y con ello, continúa reestructurándose. Arte contemporáneo: Un escenario discutible En la edición más reciente de la Bienal Universitaria, se convocó a los participantes mediante una pregunta clave: ¿Cómo piensa el artista bajacaliforniano una
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obra de arte contemporánea? Los trabajos enviados por los concursantes deberían contestar esta pregunta y, además, cumplir con los siguientes criterios: 1. Rigor a nivel conceptual y de soporte. 2. Apuestas que conjugan el discurso crítico con un conocimiento del arte contemporáneo a nivel nacional e internacional. 3. Prácticas que interactúan con el contexto específico en que fueron realizadas. No obstante, lo anterior sirvió solamente como parteaguas para marcar el inicio de un nuevo periodo en el arte actual de la entidad. Marchán Fiz señala que importan más “los procesos formativos y artísticos de la constitución de la obra realizada. En ello se acusa la transición de la estética de la obra como objeto a la estética procesal y conceptual”. Con base en los criterios evaluados por los jurados, podemos percibir que el cambio ya se dio en el estado, prueba de ello fueron las obras premiadas por considerar que reunieron estas características. Sin embargo, al darle un mayor énfasis a la argumentación escrita de la obra, aquéllos quienes no tuvimos acceso tan libremente al texto, probablemente no podamos comprender a fondo los motivos por los cuales se distribuyeron los premios de la manera en que se hizo. Con base en lo anterior, cada uno de los artistas que participaron presentó una justificación por escrito para su obra; sin ese texto, probablemente el nivel de calidad de la obra no habría sido tan alto. Podríamos mencionar también que “al sustituir al sentido por una figura y el anclaje en darle a la figura un sentido” (Lozano, 2006), se da un rompimiento con el objetivo del arte, es decir, si el arte originalmente fue ideado para hacer un esbozo de la realidad completándolo con la impresión personal del autor, en la actualidad la impresión del autor, del artista, se complementa con la obra. ¿Será uno de los objetivos del artista hacer reflexionar a la sociedad en la que se presenta su obra o eso es meramente transitorio? Si bien no es su objetivo, ello ya figura como efecto directo de
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El autor refiere como “escenarios” todos los lugares en los que se produce sentido.
su obra. La apuesta que realizan los creadores del arte está cargada de un sentido social, denotando lo suficiente como para vernos reflejados en esa misma realidad que capturan y luego adaptan según la disciplina. Probablemente una de las razones por las que en ocasiones el arte más realista y apegado a la cotidianeidad es más exitoso que el de lo subjetivo, sea porque la competencia entre la cámara fotográfica y las diferentes disciplinas artísticas sostienen una rivalidad cada vez más grande. Las artes visuales (video, artes plásticas, escénicas, etcétera) buscan afanosamente plasmar la cotidianeidad en sus cuadros mediante un proceso de observación, acto seguido, toman la imagen y la reproducen en la disciplina por la cual sientan inclinación. En su texto El trabajo del arte en la era de la reproducción mecánica, Walter Benjamin menciona que “durante largos periodos de la historia, el modo humano de la percepción del sentido cambia con todo el modo de existencia humana”10. Cada cambio producido socialmente altera el modo en que percibimos el mundo, nuestros enfoques se desplazan a otras direcciones, esto es, la realidad percibida por el ser humano, es una, sí, pero no estática, porque la percepción del individuo es modificable. El artista sirve a un propósito fundamental, que si bien es entretener al espectador, es también dar testimonio de la época en la que está viviendo. El desarrollo humano puede ser estudiado de diferentes maneras: A través de sus guerras, a través de sus huesos, a través de la transformación de su pensamiento, y una de ellas podría ser a través de sus artistas, de sus obras, pero no estudiar la historia del arte, sino la historia de la sociedad a través del arte. El arte entendido como una forma de hacer historia y como herramienta al historiador. Para que una obra de arte pueda ser mayormente comprendida debe cumplir con “modelos de orden entre sus elementos (sintaxis), ser portadora de significaciones y valores informativos y sociales (semántica) y ejercer influencia, tener consecuencias en un contexto social determinado (pragmática)” (Marchan, S., 1996). Cuando vemos una obra probablemente nos fijamos primero en los elementos presentes en ella, los colores, las figuras, y después nos percatamos de la obra completa. Habrá uno, dos o quizá tres
elementos que nos recuerden alguna idea o que nos transmitan alguna información, algo que podamos relacionar con un dato que escuchamos o vimos en el noticiero. Después abandonaremos la sala y seguiremos pensando en el cuadro como un todo informativo, útil; entonces ese cuadro habrá provocado algo, se habrá producido una catarsis y una acción futura podrá ser gracias a la influencia ejercida por el cuadro. Una de las teorías de la Gestalt explica esto como una relación entre los procesos cerebrales y la organización de éste en relación con el estímulo de la percepción visual; dicho de otro modo, “cualquier configuración del estímulo luminoso que incide en la retina del ojo produce (presumiblemente) un proceso específico en el cerebro, que se organiza en campos de causalidad globales y que varía en función de cualquier cambio en la distribución del estímulo” (Hochberg, 1973). A pesar que este ensayo no pretende ir en dirección de la psicología, esta teoría nos puede ayudar a comprender un poco mejor lo dicho en el párrafo anterior. En su ensayo La representación de objetos y personas, Hochberg señala que para descifrar una configuración dada de estímulos, debemos conocer primeramente cómo se organizan los campos cerebrales del observador en relación con la configuración otorgada, lo anterior con base en la adecuada combinación de elementos que, leídos de cierta manera, sin orden específico, provocan en el espectador una sensación de entendimiento, compenetrándose mutuamente con la idea o el eje central del cuadro. Para que pueda surgir una sensación de entendimiento a nivel real, la configuración de los elementos mencionados debe ser organizada de la manera más sencilla posible para que el espectador pueda asimilar la información rápidamente, y comprender luego, lo que el artista quiso decir. Sería inapropiado, por tanto, no tomar en consideración que los estímulos que el cerebro percibe sostienen una relación fecunda con las experiencias o conocimientos que el espectador guarda al momento de confrontarse con la obra.
10 Disponible en: http://arthistoryarchive.com/arthistory/ modern/the-work-of-art-in-mechanical-reproduction.html
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de estímulos luminosos colocamos “estímulos cotidianos”, la comprensión de la obra artística se vuelve fácilmente asequible. En la bienal pude apreciar esto con los cuadros de Amor de secundaria I, II y III, y con Mi libro de artista. Ellos cumplieron con los espectadores al colocar elementos cotidianos, con los cuales la mayoría de los asistentes se pueden relacionar, y vuelven su obra algo que agrada por su sencillez. El espectador comienza a sentir confort ante lo familiar y celebra que un artista esté tan cerca de los objetos que rodean al primero cotidianamente, pues solemos pensar que el artista es algo lejano, solitario y que no convive con otros campos de la sociedad. Hochberg, citando a H. Rosenberg, menciona que “el énfasis sobre ciertos modos en un momento dado está determinado por las relaciones públicas del arte y la influencia de las condiciones sociales predominantes”; dicho de otro modo, mencionábamos anteriormente que el artista funciona en tanto que retrata a la sociedad en que se desenvuelve, y en tanto que entretiene y cumple una función dentro de su propio campo. Todos estos movimientos que realiza se deben a diversos factores, entre ellos sobresale el ambiente en que crea su obra, y que no es ajeno a los diversos elementos que distinguimos en la sociedad. En este caso no es indolente a los indigentes, ni a la segmentación de la cultura, ni a los conflictos escolares, todo ello nutre su obra, pues el artista se alimenta de la sociedad y con base en ella construye su obra. Como ejemplo tenemos Amor de secundaria I, de Ismael Castro. En esa obra vemos una adolescente retratada con la pasta de un cuaderno como fondo, cuya leyenda se lee: “Sonríe”. Asimismo, Franklin Moreno, con su obra Mi libro de artista, en el que se muestran diferentes aspectos de la vida de un joven que hizo de su obra una construcción de sí mismo. En el libro de visitas de la galería, estos cuadros fueron los que más menciones obtuvieron; es decir, fueron los que más agradaron en la opinión del público, ello se dio gracias a que su contenido es ameno, rescata elementos con los que nos podemos sentir identificados, o que podemos comprender de mejor manera. El arte contemporáneo en Baja California no avanza tan rápidamente como en otros lugares de la república mexicana. Ello se debe, quizá, a que la
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apuesta del gobierno no es el arte sino el empleo de los habitantes. Por ello es importante señalar también que uno de los aspectos clave para el adecuado desarrollo del arte en la entidad, es más inversión de un estado que busque la legitimación en un aparato cultural en vez de uno económico. Cabe resaltar, finalmente, que el artista es el que mueve el campo artístico y como tal “será siempre algo vivo y cambiante, como la misma realidad de la cual decimos que es expresión, y que no es fija, sino que constituye el concepto variable que nosotros mismos construimos de ella” (Rosique, 2004). Bibliografía Archivo histórico. Galería universitaria. Catálogos. Bourdieu, P. (2000). Cuestiones de sociología. España: Ed. ISTMO. Benjamin, W. The work of art in the age of mechanical reproduction. Recuperado el 29 de mayo de 2007, de http://www.arthistoryarchive.com/arthistory/modern/ the-work-of-art-in-mechanical-reproduction.html Diccionario práctico de la lengua española. (2003). España: Ed. Larousse. pp. 873. Fromm, E. (1983). El arte de amar. España: Paidós. Gramsci, Antonio. (1967). La formación de los intelectuales. México. Ed. Grijalbo. pp.159. Orozco G., Guillermo. (1997). La investigación en comunicación desde la perspectiva cualitativa. México: Ed. Universidad Nacional de La Plata-Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario, A.C. Ortega Villa, Luz María & Guadalupe Ortega Villa. (2005). Donde empieza la carne asada. México: Ed. UABC. p. 40. Posada, Eduardo. Sobre legitimidad y legitimación. Disponible en: http://ideaspaz.org/articulos/download/ 27legitimidad_y_legitimacion.pdf
Violeta García Esparza Estudiante de la Facultad de Ciencias Humanas , UABC, Mexicali.
Mex Mexicali y ysus Mexicali M i liy susdinámicas dinámicas di á i de dde f frontera t Mexi Mexicali Me exi icali icali sus dinámicas defrontera frontera fronte Marlene Zamora Machado
Dedico este ensayo a la ciudad de Mexicali, ya que me parece que es una ciudad con una gran diversidad de fenómenos culturales, y que son resultado de muchos factores que la sociedad bajacaliforniana ha experimentado.
La ciudad ha experimentado a través del tiempo, variados acontecimientos culturales, uno de ellos ha sido el de la migración. Este fenómeno de la migración está asociado a la hibridación cultural que, según el sociólogo Néstor García Canclini, consiste de “procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas” (García Canclini, 2001). Estos cambios culturales se presentan en toda la franja fronteriza, por similitud de sucesos, como las luchas entre personas por las tierras, o de disputas entre ellos una vez poblada la región. De esa manera surgió Mexicali, una gran sociedad en el desierto. La ciudad se localiza en una región fisiográfica perteneciente al desierto sonorense. El clima que presenta es muy seco (INEGI, 2000). Mexicali cuenta con un valle muy fértil que se alimenta de las aguas del Río Colorado, uno de los principales del país. La Baja California peninsular es una zona muy rica, es el resultado de una “multiplicidad de formas de presencias y actuaciones humanas” (LeónPortilla, 2000). Una sociedad como la nuestra necesita conocer su historia para percibir “su lugar en el tiempo” (Muriá, 2006). Los que aquí vivimos, necesitamos conocer lo sucedido para sentirnos vivos en el presente y saber hacia dónde vamos, hacia dónde queremos llegar y así sentir que somos parte de una sociedad que se ha formado con valores, creencias, costumbres, rituales y bienes simbólicos (Vizcarra, 2005). Quiero ahora resaltar algunos hechos que dejaron huella en la región y que son parte de la cultura bajacaliforniana.
*** La región fronteriza entre México y Estados Unidos se originó al finalizar la guerra entre ambos países. Dicha guerra dio término con el Tratado de Guadalupe-Hidalgo en el año de 1848 (Moyano, 2005). Con la nueva frontera surgieron poblaciones en Baja California, como Tecate, Tijuana y Mexicali, zonas geográficas anteriormente deshabitadas (Lucero, 2005). Menciono lo anterior sin olvidar a las poblaciones indígenas que existieron en el territorio bajacaliforniano. En la región del valle de Mexicali, por ejemplo, existieron tribus que eran “indígenas cucapá, afiliados a la familia lingüística yumana” (Garduño, 2004b). Los datos que se tienen sobre el origen de la Baja California peninsular indican que había “tres grupos tribales perfectamente definidos en la época prehispánica: Los pericúes, los guaycuras y los cochimíes” (Martínez, L., 2003). Investigadores como William C. Massey señalan diferencias con base en descubrimientos arqueológicos y hablan de contextos distintos, como las conocidas “Cultura de las Palmas” y “Cultura Comondú”. De esta manera, el cochimí y el yumano de la península aparecen ubicados en la primera. El guaycura y el pericú, en la segunda. La porción norte de la península, sobre todo en las inmediaciones del delta del Río Colorado, estaba poblada por otros grupos yumanos. “Los niveles culturales de todos estos grupos se asemejaban considerablemente” (León-Portilla, 2000). “La clasificación lingüística de la antigua California corresponde a la clasificación racial: La pericú, la guaycura y la cochimí” (Martínez, L. 2003).
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Sin embargo, en Baja California, como en el resto del país, los reyes católicos de España impusieron una sola lengua y una sola religión. “Las lenguas son instrumentos mediante los cuales una comunidad comparte y transmite, de generación en generación, su historia oral, sus mitos y sus creencias […] Es la forma en que los miembros de una sociedad lingüística perciben la naturaleza y el universo” (Stavenhagen, 2001). Imponer una lengua a los oriundos de la región representó, más que otra cosa, cambiar todo el semblante que ellos percibían de su propia comunidad. Quitarles su lengua era arrancarles esa conexión cultural de la que formaban parte. “Esta forma de vida encontró únicamente la resistencia pasiva a través de la desobediencia, el hurto y la intriga en contra de los misioneros” (Garduño 2004a). Cuando el “gobierno independiente de México dio por terminado el sistema misional […] ratificó la imposición de la lengua española entre los indígenas. [También ratificó] las nociones de propiedad individual de la tierra, y de un sistema de autoridad central” (Garduño, 2004ª). México estuvo a punto de perder la Baja California, surgiendo así grandes conflictos con Estados Unidos. Además, ya al apoderarse de la Alta California, habían expulsado a muchos mexicanos. Los que se quedaron hicieron el trabajo duro. Quienes regresaron a México, buscaron alojo entre los parientes de la zona. Así dejaron a las Californias “emparentadas y formaron lo que se llama ‘cultura binacional’”. Esta cultura serviría para migraciones futuras (Moyano, 2005). Los recién llegados formaron poblados fronterizos, que a su vez dieron lugar a las nuevas ciudades. Las ciudades que se formaron en la zona fronteriza fueron Tecate, Tijuana y Mexicali. Tecate se fundó el 12 de octubre de 1892; Tijuana, el 11 de julio de 1889 y, Mexicali, el 14 de marzo de 1903. “Su desarrollo inicial se vio íntimamente ligado a la agricultura y al turismo” proveniente de la antigua Alta California (Lucero, 2005). Lo que motivó que estas ciudades crecieran aceleradamente fue el turismo que provenía de Estados Unidos. Exploradores, comerciantes y filibusteros estadounidenses incursionaron en Baja California interesados en adquirir tierras. En ocasiones, como era el caso de los filibusteros, los estadounidenses deseaban conquistar el suelo bajacaliforniano, por lo mismo, sus actos acentuaron la desconfianza y
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resentimiento de los mexicanos hacia los extranjeros del norte. (Douglas, 2005). La única ambición que les movía era la de apoderarse de las tierras mexicanas y extenderse tal y como el presidente James Buchanan quería “ser propietarios de costa a costa y de norte a sur”. (Garduño, 2004). No lo lograron gracias a muchos factores que intervinieron para que siguiera existiendo, como autónoma, esta zona fronteriza. Más de un país extranjero ha codiciado la península. Entre otros están: Japón, Francia e Inglaterra, y de modo particular, como dije, Estados Unidos (León-Portilla, 2000). Pero todos estos intentos fueron fallidos. No sólo por la resistencia natural de los habitantes originales, sino la del medio ambiente. Según decían navegantes y exploradores extranjeros, la hostilidad de esta zona dificultaba cualquier intento por fundar poblados y cultivar la tierra (León-Portilla, 2000). Como se sabe, se necesitó de un gran esfuerzo para que se diera la agricultura en el valle de Mexicali. La dificultad no surgió por falta de agua, ya que se contaba con el río Colorado; más bien lo complicado fue controlar su cauce, que se desparramaba y arrasaba con todo a su paso. (Grijalva, 1996). Se fundan tres poblados Las ciudades que se establecieron en la frontera son jóvenes; “aunque algunas fechas de fundación se remiten a los siglos diecinueve, dieciocho y hasta diecisiete, sus perfiles metropolitanos tienen alrededor de cien años” (Vizcarra, 2005). Basta decir que “sus procesos de urbanización han sido tan acelerados como dramáticos: En tan sólo un siglo, estos centros han desarrollado poblaciones de entre uno y dos millones de habitantes, experimentando una amplia demanda en infraestructura, equipamiento y de servicios” (Vizcarra, 2005). Todo este crecimiento lo causaron los flujos migratorios provenientes principalmente de las ciudades del interior del país. Hablo de inmigrantes que llegaron —y todavía llegan— a estas tierras en busca de trabajo, la mayoría, de los estados más empobrecidos del país. Al parecer, los estados que aportan más migrantes son Chiapas, Jalisco, Oaxaca, Sonora, Sinaloa y Michoacán. Esta gente viene con la esperanza de encontrar una mejor calidad de vida; muchos se quedan en Mexicali y otros se van a Tijuana. Otras personas buscan cruzar la frontera persiguiendo el
“sueño americano”: No todas lo logran. Es triste ver cómo, al cruzar la frontera, pueden sufrir percances. No sólo por la reacción de autoridades de EUA (que es muy tensa y violenta) sino también por los riegos a los que se exponen. “Los flujos migratorios son un fenómeno mundial inevitable que forma parte importante de los procesos de desarrollo económico, político y social de las naciones”. El movimiento de personas de una región a otra puede generar “desequilibrios y demandas que tal vez no siempre se puedan cumplir” (Vargas, 1998). Aunque en Mexicali se requiere mano de obra para las fábricas y maquiladoras, para el trabajo en el valle, así como para gran cantidad de servicios. En los estados que se dedican a la agricultura, como Sinaloa, no hay mucho trabajo de mayo hasta octubre. El trabajo que más se ofrece se relaciona con diversos procesos agrícolas (desde el corte hasta el empacado de productos como frutas, verduras y hortalizas). Mucha gente se queda sin trabajo en esa época del año y por eso emigra a las ciudades. Sólo así cuentan con dinero para las épocas decembrinas. La gente que emigra, a veces se establece en el lugar al que llega en busca de trabajo, y ya no regresa a su lugar de origen. Un factor importante en la migración es el concepto de red social que se define como “un conjunto específico de vínculos entre un grupo definido de individuos, familias y grupos de individuos, que incluyen a parientes, camaradas, paisanos, amigos y vecinos […] que facilitan la adaptación al nuevo contexto y agilizan la migración en cadena” (Garduño, 2003). Cuando las personas emigran a las ciudades, casi siempre lo hacen en grupos. Lo hacen para trabajar cerca unos de otros, y vivir juntos. Hay personas en el nuevo lugar que servirán de anfitrionas a los recién llegados, para que se adapten más rápido. Así, con el paso del tiempo, los primeros inmigrantes traen a más familiares a trabajar. De esta forma es como mucha gente de otras partes del país radica en la zona fronteriza. Y siempre trata de mantener una relación constante con sus coterráneos, a través de fiestas y celebraciones, adonde siempre asistirán familiares de su lugar de origen que viven en la misma ciudad, o en ciudades vecinas. La migración trajo consigo a la frontera diversas culturas provenientes de otros lugares. Un aspecto muy interesante de la migración, es que cuando los
individuos son expuestos a otra cultura, a veces se adaptan a otras costumbres o simplemente refuerzan las costumbres de la cultura de origen (Garduño, 2003). Es interesante escuchar pláticas de personas inmigrantes que radican en la zona fronteriza, y enterarse sobre sus costumbres. Pienso en sus charlas sobre cómo hacer tamales en días especiales, pozole, o el famoso chilorio. Prácticas que a pesar de que viven en otro lugar, las siguen conservando, aunque ahora disfruten de otras comidas. Nunca falta ocasión para que se den gusto y cocinen sus comidas tradicionales. Las fronteras Las fronteras, además de delimitar a los países, son espacios donde se mezclan y traslapan (Lucero, 2005). Son como lo describe Fernando Vizcarra, “demarcaciones geopolíticas construidas en su mayoría a partir del conflicto y la violencia […] las fronteras físicas se nutren y se transforman [en] fronteras culturales […] aquello que nos identifica como miembros de una nación, de una región, de una forma de vida y percepción del mundo: Las identidades” ( Vizcarra, 2005). Si queremos ver el fenómeno migratorio por otro lado —el de los mexicanos provenientes de otros estados de la república— también se podría decir que ellos tienen sus propias creencias y costumbres, como celebrar navidad, año nuevo, el día de muertos, el día de las madres, el día de la independencia. Por supuesto, nunca falta el grito de Dolores y el ¡Viva México!, para recordar la revolución mexicana. También gritamos ¡viva la revolución!, proclamando así la libertad y soberanía nacionales. En cuanto a las costumbres, cada región cuenta con las propias, ya que la cultura es creada y re-creada, según el lugar y el tiempo donde se presente. La cultura es algo cambiante en el tiempo y cada individuo ayuda a formarla y transformarla (González, 2001). Sin notarlo, nos vamos adaptando a las circunstancias de donde estamos, y nos vamos haciendo según el lugar. Muchas veces adoptamos ciertos hábitos culturales. Los que son de una ciudad y viajan a otra, por ejemplo, toman la forma de esa ciudad. Se adaptan a ella. Tratan de familiarizarse con ella, de aprender cosas que desconocen. Ahí es donde entra la hibridación, la transformación. El aprender cosas nuevas sin olvidar
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otras, no es modificarlas sino trasformarlas a nuestro beneficio; es aprender algo nuevo y añadírselo a lo que ya sabemos. Es como aprender a entonar una canción, pero en nuestro estilo; es como cantar “El Cachanilla”, con banda, al estilo sinaloense. Aquí en Mexicali, a finales de septiembre y principios de octubre, se celebran las tradicionales Fiestas del Sol con una gran feria, eventos sociales, culturales y de todo. En Sinaloa, de donde soy originaria, por comparar, se acostumbra festejar al santo patrono de la iglesia cada año. Según el día del año en que caiga la celebración, se organiza una gran fiesta con una feria, y se pasea al santo por todo el pueblo con la banda tocando. El festejo se repite en todos los pueblos y ciudades. Las ciudades fronterizas se han desarrollado con la migración, la globalización, la industrialización y otros procesos. Su desarrollo se debe sobre todo a la gran demanda de Estados Unidos en cuanto al turismo e inversiones. Yo, como muchas otras personas, soy inmigrante. Llegué en busca de oportunidades, una carrera universitaria, y conozco a personas que son también de Sinaloa, de Sonora, y de Baja California Sur. Acostumbrarnos a la vida de aquí puede ser fácil. En particular en el aspecto cultural, pues como mexicanos, siempre respetamos nuestras creencias. El único inconveniente de vivir en esta zona, es el clima extremoso. En los veranos, hace un calor intenso, y en el invierno mucho frío. Aquí no sólo nos adaptamos a los diversos cambios culturales de la ciudad fronteriza, sino también al clima. Mexicali Mexicali es una ciudad nueva, fundada en una zona árida, hostil, en medio de un desierto que se conecta con los estados de Sonora y California. En un principio, la población era escasa y la gente mantenía sus cultivos con las aguas del Río Colorado. Muchos episodios históricos dieron lugar a organizaciones campesinas que lucharon por la tierra. Los movimientos políticos y las tendencias con impacto nacional, han constituido parte de su historia. Otras culturas se asentaron en estas tierras, como las de los chinos, indios y japoneses, que para finales de 1927 llegaron a constituir 22.7% de la población del distrito norte de Baja California (Figueroa, 2004). Mexicali es una ciudad que importa para las relaciones entre México y Estados Unidos. Mexicali forma parte de la frontera más dinámica y con
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mayores intercambios culturales entre humanos en el ámbito mundial. Es una ciudad que a veces sólo está de paso para muchos inmigrantes, que prefieren Tijuana por lo benigno del clima. Mexicali forma parte de una comunidad universitaria. La Universidad Autónoma de Baja California es una entre las mejores del país. Con apenas 50 años de fundada, ya cuenta con varios premios por su calidad y excelencia. Mexicali es una ciudad propensa a la migración y a la hibridación de culturas. Es resultado de una mezcla de diversas culturas, todas ellas interactuando entre sí para conformar una sociedad. Al llegar aquí, uno trae ciertas costumbres, una de ellas es cocinar, aprendida en las recetas de la madre y hasta de la abuela. Aquí te encuentras con recetas que tal vez te pasó una amiga o la vecina. Pero uno siempre le pone su toque personal para crear una nueva comida. Es así como te vas mezclando, o adaptando a la nueva sociedad: Con recetas de cocina, con la forma de organizar eventos, con la forma de hablar, de vestir… Hasta la alegría que traes dentro también la compartes y llega a formar parte de las personas con las que interactúas en tu nueva sociedad. Para que la ciudad se vaya construyendo se necesita que todos los individuos que la conforman, interactúen. Por ejemplo, el alimentarse de tacos, de fast food, de comida china, esto ya es en Mexicali una costumbre, forma parte de la vida cotidiana. Hay además preferencias por las carnes asadas, los raspados en verano para combatir el calor, entre otras cosas. Con todos estos aspectos he estado conviviendo como inmigrante, en el tiempo que llevo en Mexicali. El migrar a esta ciudad es adentrarte a una zona totalmente desconocida: Una que sólo fue escuchada en pláticas de parientes que la visitaban, y que la dibujaban, como una ciudad para seguir prosperando. Sobre todo escuché los primeros comentarios relacionados con su clima. Todo esto, pensé, era algo que tenía que conocer y experimentar yo misma. Cuando vine por primera vez, Mexicali me pareció maravillosa, ya que yo provenía de un pueblo de la región norte de Sinaloa. El encontrarme con diferentes razas, el escuchar cómo unas personas chinas hablaban con tanta familiaridad su idioma, el encontrarme con estadounidenses en las tiendas, todo esto era algo que no se veía a diario, por lo menos no de donde
yo provengo. Otra de las cosas que encontré aquí fue el uso del inglés para muchas denominaciones; palabras que la gente utiliza como: “No hay parking”, “vamos de party”, “sale, bye”, “es over”, “tu ranfla”, “tomar un break”, “beber soda”. Infinidad de palabras que me acostumbré a escuchar y algunas hasta a repetir, y que pertenecen al llamado spanglish. Como parte que somos nosotros de la cultura mexicalense, radicamos en esta zona donde se ganan o se pierden sueños. Parece increíble que una demarcación que a veces sólo está en la mente de las personas, en su imaginación, sea capaz de crear y recrear sus más preciados anhelos. Al final de cuentas, estemos de este lado de la línea fronteriza o del otro, siempre seremos seres humanos. Seres capaces de percibir la naturaleza; de expresar nuestras emociones ante los cambios que surgen entre los dos países. Dos países que sin más razones, siempre estarán unidos y separados, por esa demarcación que llamamos la frontera. Bibliografía Douglas Hansen, T. (2005, julio-diciembre). El filibusterismo en el noroeste de México: Un análisis historiográfico. Calafia, vol. 1, núm. 10, 11-26. Figueroa Ramírez, S. (2004). Evolución sindical en el municipio de Mexicali. 1920-1940. En E. Garduño y S. Phelts Ramos (coords.). Mexicali ayer, Mexicali hoy:
Entre la memoria, el centenario y la reflexión. (p. 72). Mexicali: Universidad Autónoma de Baja California/ Gobierno del Estado de Baja California/Archivo Histórico del Estado de Baja California. García Canclini, N. (2001). La globalización: ¿Productora de culturas híbridas. Argentina/México. En http://www. hist.puc.cl/historia/iaspm/pdf/Garciacanclini.pdf Gonzáles, J. (2001). Valores éticos y valores humanos (en torno a la antología del valor). En: J. Gonzáles y J. Landa (coords). Valores humanos en México. México: Siglo XXI editores. p.43. Grijalva, A. (1996). Del desierto a la despepitadora: El valle de Mexicali. Yubai, año 3, núm. 10, 4-6. León-Portilla, M. (2000). La California mexicana: Ensayos acerca de su historia. México: UNAM/UABC. pp.21, 24, 28, 37. Martínez, P. (2003). Historia de Baja California: edición crítica y anotada. Mexicali: UABC/ Instituto Sudcaliforniano de Cultura/XI Ayuntamiento de la Paz/ Administración Portuaria Integral. Vargas, V. (1998). Política migratoria de México. En A. Lattes & J. Santibáñez (coords.), Migración y fronteras. Tijuana: El Colegio de la Frontera Norte/ El colegio de México/ Asociación Latinoamericana de Sociología. p.455.
Marlene Zamora Machado Alumna de la Facultad de Ingeniería , UABC, Mexicali.
Fe de erratas nuestro número anterior, julio-septiembre de 2007, en el artículo Entrevista a académicos de la Facultad de Ciencias Humanas de la UABC-Mexicali (pp. 63-69), el nombre correcto de la Coordinadora de la carrera de Comunicación es Jasmín Vargas.
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¿Quiénes somos?
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SCUELA DE RTES DE LA NIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA
Arlen Tapia
Desde hace más de treinta años, la Universidad Autónoma de Baja California a través del Departamento de Actividades Culturales, ha brindado a estudiantes y a público en general una amplísima oferta de cursos culturales no formales en las diferentes disciplinas del arte. Sin embargo, al ser Baja California un estado con un gran desarrollo económico a nivel nacional y al contar con una importante producción artística, no se tenía aún cubierta el área profesional de las artes. Por eso el 29 de mayo de 2003, oficialmente se crea la Escuela de Artes de la Universidad Autónoma de Baja California, erigiéndose como la primera y única opción de formación académica en el ámbito artístico. Hasta este momento, dicha escuela ofrece cuatro programas de estudios a nivel licenciatura, que son la licenciatura en artes plásticas, en música, en teatro y en danza.
Ingresó en 1990 como coordinador del taller de literatura de la UABC, en lo que en aquél entonces era el Centro de Extensión Universitaria en la ciudad de Tecate, y al poco tiempo quedó a cargo del área de educación continua. A partir de ahí, se quedó en la universidad trabajando en el Área de Difusión Cultural de Extensión Universitaria de Tecate. Cuando desaparece la Extensión Universitaria como entidad administrativa, se creó la Escuela de Artes, y en junio de 2003, Sergio Rommel Alfonso Guzmán ocupó la subdirección de la Escuela de Artes en Tijuana. A partir del 30 de marzo de 2007 ha estado a cargo de la dirección, en Mexicali.
1. ¿Cuánto tiempo tiene funcionando la Escuela de Artes? La existencia de la Escuela de Artes como unidad académica data a partir del 29 de mayo de 2003, cuando el honorable Consejo Universitario aprueba la creación de la escuela con sus programas académicos de licenciatura en artes plásticas y en música. Sin embargo, el Departamento de Difusión Cultural prácticamente tiene los mismos años de vida que la universidad porque —ya que cuando se crea la Universidad Autónoma de Baja California en 1957, inmediatamente también se crea un Departamento de Difusión Cultural a cargo del maestro David Piñera—, que se encarga de generar esas acciones de cultura por parte de la universidad. 2. ¿Qué ofrece la Escuela de Artes artísticamente? En este momento brinda cuatro programas de estudios a nivel licenciatura, que son la licenciatura en artes plásticas —que se enseña
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tanto en Mexicali como en la ciudad de Tijuana—, la licenciatura en música, que damos por el momento únicamente en la ciudad de Ensenada; la licenciatura en teatro, que sólo está en Tijuana y la licenciatura en danza que se imparte en Mexicali. Además de ello, tenemos una amplísima oferta de cursos culturales no formales, es decir, que no te otorgan un grado o una licenciatura, pero que contribuyen a tu formación como estudiante o incluso para el público en general. Los tenemos para todos los gustos y para todas las edades, infinidad de cursos en danza, como lo es el ballet para niños y las danzas polinesias; en música tenemos cursos de violín, cursos de orquestas juveniles, entre muchos otros. Un ejemplo de la dimensión que tiene esta parte tan fundamental para nosotros como escuela, es que aproximadamente atendemos en todo el Estado alrededor de 4 500 alumnos de cursos culturales al año. 3. ¿Cómo se da la transición del Departamento de Actividades Culturales a la hoy, Escuela de Artes? La Escuela de Artes nace fundamentalmente por la inquietud y la necesidad de la comunidad artística
por encontrar opciones para su profesionalización; —a pesar de que nosotros ya teníamos en Baja California un conjunto de creadores plásticos visuales o colectivos teatrales que estaban posicionados, incluso internacionalmente— no existían las opciones de estudiar formalmente, a nivel de licenciatura, algunas de éstas disciplinas artísticas. 4. ¿Qué significa para usted trabajar aquí, en la Escuela de Artes? Para mí, trabajar en la Escuela de Artes significa, en primer lugar, la enorme fortuna de haber encontrado una opción laboral muy digna para mis intereses vocacionales y mi propio sentir como persona o ser humano. Yo siempre digo que la Escuela de Artes ha significado, para mí, el anillo al dedo, porque es un espacio donde encuentro la oportunidad de desarrollarme profesionalmente en una actividad que me es absolutamente grata. 5. ¿En estos pocos años, cuáles han sido las aportaciones de la Escuela de Artes de la UABC, a la sociedad bajacaliforniana? Las aportaciones que la Escuela de Artes ha dado a la sociedad bajacaliforniana son muchas. En primer término, ha contribuido a dar opciones de iniciación artística a algunas generaciones de bajacalifornianos. Esto significa que a lo largo de las décadas que tenemos funcionando miles de niños, jóvenes, adultos, incluso las personas de la tercera edad, han encontrado aquí mecanismos de esparcimiento cultural y de desarrollo. El segundo aporte importante que la Escuela de Artes ha tenido con la sociedad bajacaliforniana, son los grupos representativos que implican una expresión artística de alto nivel y de alto rendimiento, con los que la universidad representa dignamente al estado de Baja California en foros nacionales e internacionales. Un ejemplo de ellos es la Orquesta del Centro de Estudios Musicales que tiene la escuela en Ensenada, y que está considerada por muchos como la mejor orquesta juvenil de todo el país. Un tercer aporte importante ha sido la programación de la agenda cultural de diferentes sucesos artísticos y culturales, y que implican obras de teatro, conciertos musicales, exposiciones plásticas, funciones de cine, presentaciones de libros, etcétera; mismos que han permitido que expresiones de primer nivel de las artes del país, e incluso del extranjero, se presenten en los foros de Baja California para que el público pueda disfrutar de ellos. Pensemos sencillamente en los grandes
festivales que organiza la escuela, como el festival Entre Fronteras de danza contemporánea que presentamos aquí en Mexicali; el festival de Música y Musicología, que damos en la ciudad de Ensenada; y el Festival Universitario de Teatro que exhibimos en la ciudad de Tijuana. En cuarto y último lugar, pero no menos importante, tendríamos el impacto que está por darse en los próximos años cuando comencemos a generar recursos humanos especializados en danza, teatro, música y artes plásticas, y veámos como estos egresados contribuyen al desarrollo educativo y artístico de Baja California. 6. ¿Hacia qué rumbo se dirige la Escuela de Artes? Principalmente a garantizar la calidad de los programas educativos, siendo ésta la prioridad de nuestra escuela. Es muy fácil para nosotros, como para cualquiera, decir que tenemos los mejores programas educativos, pero lo importante es demostrarlo, y para ello nosotros estamos ahora en un proceso muy intenso de autoevaluación, con el objetivo de que a principios de 2008, podamos someter nuestros programas a una evaluación externa. Queremos que nos visiten instancias y organismos para que evalúen tanto la calidad de nuestro profesorado, la excelencia de nuestros servicios al estudiantado como la calidad de nuestro modelo educativo y de los servicios que nosotros prestamos; y que nos digan en qué estamos bien y en qué estamos mal, para corregir y mejorar esa oferta educativa. 7. ¿Cuáles son los logros más significativos que ha tenido la Escuela de Artes en los últimos años? ¿Cuáles son los retos académicos que tiene una Escuela como la nuestra? Cuando en el 2003 se empezaba a discutir y a debatir la posibilidad de abrir la escuela, muchos escépticos nos decían que sólo eran unos cuántos a los que les interesaba estudiar las carreras de arte, y que eso no iba a funcionar. Hasta este momento la escuela tiene alrededor de 450 alumnos en sus cuatro programas educativos, por eso yo creo que el primer y gran logro de la escuela es haberse consolidado como la gran opción para la formación profesional en el ámbito de la artes en Baja California, porque anteriormente para el estudiante que tenía el interés o la vocación de realizarse profesionalmente en este ámbito era un sueño o en todo caso debía abandonar el estado.
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Respecto de los retos académicos, uno de ellos es lograr el aseguramiento de la calidad de nuestros programas educativos, lo que significa, por ejemplo, desarrollar las habilidades de una planta académica; la mejora continua del profesorado —que significa por otro lado incrementar y perfeccionar la infraestructura de la que disponemos— y reformular nuestros planes y programas de estudio, a fin de que se vayan haciendo más adecuados ante las nuevas tendencias del campo laboral de las artes en Baja California. 8. ¿Qué nuevos planes y proyectos podemos esperar de la Escuela de Artes en los próximos años? La Escuela de Artes está continuamente alerta y atenta ante las necesidades del medio, por eso hoy, el plan inmediato es incrementar su oferta educativa a través de la apertura de nuevos programas. Por este motivo, se ha puesto a consideración de la Comisión de Asuntos Técnicos del honorable Consejo Universitario, la posibilidad de abrir una nueva oferta educativa a nivel licenciatura y que sería en medios audiovisuales. Otro reto sería la expansión de la oferta educativa, es decir, en un momento dado habremos de pensar si debemos ampliar la oferta académica a otras ciudades del Estado y abrir la licenciatura en danza en Tijuana —con la que actualmente contamos en Mexicali— o la licenciatura en teatro en Ensenada, que actualmente está en Tijuana. 9. ¿Cuál es la posición que ocupamos frente a otras escuelas de artes del país en relación a calidad y nivel educativo? Puedo hablar desde el corazón y decirte que estamos muy bien, pero de indicadores externos no tenemos información que nos permita inferir en qué nivel estamos con relación al resto de escuelas y facultades de arte del país. Eso no existe en este ámbito, como en las demás ciencias, no hay organismos externos acreditadores que precisamente determinen la buena o mala calidad de los programas educativos que son más de 163 en este nivel, como lo es la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). Por eso recientemente en la ciudad de Xalapa, en reunión con los directores de Escuelas de Artes de todo el país, determinamos conformar el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior en las Artes (CAESA), una asociación civil que buscará precisamente constituirse en un organismo acreditador. Una vez que CAESA inicie sus primeros trabajos, este organismo externo podrá decir cuáles son los programas educativos en
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el ámbito de las artes que tienen una calidad garantizada y cuáles son los programas educativos que están en transito de garantizar esa calidad, o cuáles son los que se han quedado rezagados. 10. ¿Cuál es el compromiso social que tiene la Escuela de Artes con el resto de la comunidad artística y la sociedad en general? Nuestro compromiso social se manifiesta en que estamos enfrascados en contribuir a formar profesionistas que sean aptos técnica, metodológica, teórica y aptitudinalmente para incidir en su entorno y transformarlo. A nosotros nos preocupa mucho el ámbito de la educación artística, porque los diagnósticos a nivel estatal y a nivel nacional que se han realizados muestran un desastroso estado de la cuestión; es decir, los niños y los jóvenes no llevan una formación artística adecuada a lo largo del ciclo de preescolar, primaria, secundaria o de bachillerato. Nosotros consideramos que la educación artística es un elemento que contribuye al desarrollo humano y que un individuo que ha tenido una educación artística adecuada se convierte en un mejor ser humano en cuanto a su trato con sus semejantes. Por otro lado, somos una escuela que está enfocada a la comunidad, porque si las demás unidades académicas de la ciudad tienen mayormente alumnos de programas de licenciatura y solamente tienen una pequeñita parte de la escuela que se dedica a servicios generales para la sociedad, nosotros estamos al revés, ya que tenemos 450 alumnos de licenciatura, pero 4 500 alumnos que no son de estudios universitarios, pero que son la sociedad en general a la que estamos nosotros enfrascados en servir. 11. Al ser director de la Escuela de Artes como ve usted su situación? ¿Qué siente al ser parte de ella? Considero que los retos que la escuela está viviendo, y tiene que vivir, son enormes, pero también considero que por fortuna la escuela no se inventó ayer ni muchos menos —el 29 de mayo de 2003— sino que tiene una tradición mucho más antigüa y que contamos con los recursos humanos —no sólo calificados técnicamente sino aptitudinalmente— para asumir estos retos. Por ello, para mí es un privilegio el haber logrado que en un mismo espacio coincidan mi visión personal de la vida y mis habilidades profesionales. 12. ¿En qué beneficia la Escuela de Artes a la sociedad mexicalense? Hay dos grandes contribuciones que tiene la escuela para la sociedad, la primera es generar profesionales
competitivos, porque, con todo respeto, no es lo mismo tener como profesor a una persona con buena voluntad que tomó dos o tres cursitos y que lo pones a enseñar en un aula del sector educativo la materia de iniciación musical que ofrecerles profesionistas competentes en el ámbito de las artes. En segundo lugar, la universidad, a través de la Escuela de Artes, da una oportunidad realmente extraordinaria de iniciación artística y esparcimiento cultural para todos los bajacalifornianos. 13. ¿A qué tipo de problemáticas se enfrenta una escuela nueva como ésta? Nos enfrentamos a tres problemáticas que son no privativas de la Escuela de Artes de la UABC, sino que son comunes a las escuelas de artes del país. El primer problema que tenemos es el de conformar una planta docente que esté cualificada desde el punto de vista de la disciplina que ejerce, desde el punto de vista de su competencia como docente y desde el punto de vista de sus grados académicos para impartir clases a nivel de licenciatura. En buena medida, en los últimos años, el desarrollo artístico en el país no se realizó a través de las vías escolarizadas y, por eso, de pronto tenemos muchísimos artistas que son altamente competentes en su disciplina, pero que no tienen los grados académicos que los califiquen para enseñar en las universidades. 14. ¿Cómo está conformada la planta académica de la Escuela de Artes? Nuestro esfuerzo es tratar de tener un equilibrio en la planta docente, por eso nuestra planta académica de la Escuela de Artes está conformada por dos tipos de académicos. En primer lugar está conformada por los creadores importantes en el ámbito de las artes y posicionados en el estado, que son artistas de diferentes disciplinas y que tienen un reconocimiento estatal regional o hasta nacional en su disciplina; y en segundo término — lo cual no quiere decir que sea menos importante— tenemos un bloque de docentes que posiblemente no son productores artísticos como los anteriores, que, sin embargo, tienen una calificación muy fuerte en cuestiones metodológicas y cuestiones teóricas. Maestros que tienen grados académicos con altas cualificaciones de productividad académica que coadyuvan a la formación de nuestros alumnos.
SUBDIRECTOR DE LA ESCUELA DE ARTES
Ingresó en 1986 con la aspiración de bailar en el grupo de danza folklórica, no específicamente en la Escuela de Artes, sino a lo que hoy conocemos como la estructura de esta escuela.
1. ¿Qué significa para usted trabajar aquí, en la Escuela de Artes? Yo creo que pocos somos beneficiados con el hecho de trabajar haciendo lo que nos gusta, porque cuando tú trabajas con lo que te gusta hacer, pues no es trabajo al final, sino que es un gozo. Por otro lado, son también pocos los que tienen la oportunidad de ser pioneros en ese proyecto de formación de la Escuela de Artes, donde dejamos toda una historia de veintitantos años de lo que fue el Departamento de Actividades Culturales, un sueño por el que habíamos peleado desde quince o veinte años atrás, que era la profesionalización de las artes. 2. ¿Qué impacto tiene la danza en la comunidad mexicalense? ¿Qué le ha dado a la sociedad bajacaliforniana? La danza no tiene el lugar que merece, según mi juicio, pero simplemente en el área de cursos culturales que son parte de la educación no formal, como lo es la licenciatura en danza, más de 50% del total de la matrícula que tenemos son del área de danza, es decir, de 1 500 alumnos, más de 750 están practicando la danza. Por otro lado, la danza a nivel artístico, es difícil de poder esparcir, pero sin duda ha ido ganado terreno; incluso el festival de danza contemporánea —encuentro de danza contemporánea Entre Fronteras— viene siendo un
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impacto importante para la ciudad, donde tenemos un público ya muy cautivo, porque la gente lo aprecia. 3. ¿Qué enfoque tiene la licenciatura en danza? Cuando empezamos a armar la licenciatura en danza hubo un montón de especialistas de todo el estado que tuvieron que discutir qué giro iba a tener la licenciatura. Nos preguntábamos si queríamos formar bailarines, pero para formar bailarines necesitábamos un perfil determinado, ya que formar un bailarín a los 18 años es una locura, es decir, un bailarín de ballet clásico si no empieza a los siete años pues jamás, no va a poder ser un bailarín profesional. Pese a esto, sí queríamos formar bailarines, pero también seguíamos necesitando docentes e investigadores, por lo que terminamos diseñando una licenciatura general donde lo que se busca específicamente es una formación integral del licenciado en danza. Tenemos cuatro competencias específicas que el estudiante tiene que mostrar al final de la carrera, que son: la investigación, la creación, la docencia y la gestión. Aunque aclaro que eso no lo hace ni investigador, ni gestor cultural, ni un bailarín al ciento por ciento, tampoco lo hace un docente, pero sí tiene las herramientas necesarias para buscar, ahora sí, la especialización en cualquiera de esas cuatro ramas. 4. En este país, donde no existen las suficientes compañías de danza que puedan darle trabajo a los bailarines, ¿cuáles son las oportunidades de la carrera para desarrollarse en el universo laboral? No tenemos el mercado de compañías profesionales de danza, pero sí hay compañías de danza, y sí hay grupos de danza. Lo que tienen que hacer nuestros estudiantes al salir es tocar piedra y gestionar recursos para trabajar. Los estudiantes deben abrir los campos de trabajo, es decir abrirse caminos; por ejemplo, el sector educativo —que es un sector muy desprotegido— ahora sí le podemos garantizar que por lo menos van a existir docentes con una preparación para trabajar el área en el sector educativo, no digo que no los haya, pero en su mayoría no son formados en la escuela para impartir materias artísticas. Incluso ya hay gente en tercer semestre que está produciendo y que está invitando a sus compañeros a que trabajen con ellos.
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Ya tenía algunos años trabajando en el Centro de Enseñaza Técnica y Superior (CETYS), impartiendo materias relacionadas con la apreciación artística, cuando Alejandro Espinoza supo sobre la creación de esta escuela e inmediatamente se entusiasmó, porque en términos de su formación académica, siempre había pensado que una de las grandes ausencias en la formación profesional en el estado es la educación artística formal. Fue entonces que se acercó a las personas que estaban dirigiendo la escuela para ofrecer sus servicios.
1. ¿Qué significa para usted trabajar aquí, en la Escuela de Artes? Significa una oportunidad para poder establecer una oferta de marco de acciones, que puedan permitir a la comunidad y al estado formalizar una práctica social y cultural que durante muchísimo tiempo se ha mantenido en la comunidad como una práctica diferenciada no vinculada con el entorno y que responde a las necesidades, inquietudes e intereses valiosísimos de las personas que se han dedicado al oficio de las artes. Lo que me gusta de trabajar en esta escuela, es que siento que formo parte del inicio de algo y esto es lo que me impulsa a organizar las actividades que realizo aquí en la escuela. 2. ¿Qué enfoque tiene la licenciatura de artes plásticas en Mexicali? La licenciatura de artes plásticas tiene tres vertientes bien establecidas. El primer perfil tiene que ver con la práctica artística, donde hay toda una serie de talleres y prácticas disciplinarias dedicadas a desarrollarse en la producción de grabado, de escultura, de pintura, de cerámica, y que esto va creciendo y se van habilitando las prácticas que los maestros desarrollan en estos talleres. El segundo ámbito es el de la docencia, donde la escuela tiene un énfasis dado a una necesidad social que existe en la comunidad, que es el de poder generar un perfil de estudiantes que tengan habilidades para poder impartir materias de educación artística
en primarias, secundarias, preparatorias y talleres especializados; y, por último, hay un énfasis hacia la investigación encaminado a que los alumnos puedan desarrollar discursos investigativos en torno a las artes, algo que no está muy desarrollado en México. 3. ¿Cuál es la distinción de la carrera de artes plásticas con otras escuelas del país? Hay una distinción muy particular e interesante y con esto debo de poner el antecedente de que Baja California, a diferencia de otros estados del país, no trae el peso histórico de las tradiciones. Por eso pasa que al no tener tradiciones folklóricas propiamente dichas, por la reducida presencia indígena, Baja California tiene que ir construyendo una concepción original en torno a la práctica artística, ya que frente a la ausencia de eso, tiene la oportunidad de definirlo por sí mismo e inventar su imaginario folklórico. Por eso sería un error exigirle a las Escuela de Artes de Baja California que produzca un tipo de obra artística que responda a un serie de raíces culturales nacionales. Por su parte, los practicantes individuales del arte de los últimos veinticinco años, son artistas autodidactas, cuyo desarrollo artístico es individualizado y que prescinde casi por completo de toda tradición, sin tener una base tradicional que lo sustente; como sería el caso de una ciudad como Veracruz con maestros de grabado cuya práctica tiene más de 400 años. 4. ¿Cuáles son los retos a los que se enfrentan las carreras de artes plásticas? El principal reto es la profesionalización de la práctica artística como elemento distinguible en el entorno, es decir, que la producción de licenciados en arte pueda ser parte del conjunto de actividades profesionales que hay en el estado. Para tal profesionalización también se necesita una consolidación de la planta académica, de manera que podamos alimentar esta escuela de personas que tengan grados académicos y que puedan desarrollar y evolucionar en las prácticas disciplinarias, es decir, no solamente consistiría en tener un maestro pintor sino que este maestro pintor también haga investigación posterior que le permita enriquecer su práctica. Esto también implica generar de la misma Escuela de Artes, una escuela de pensamiento que permita a los estudiantes desarrollar un discurso crítico y un diálogo enriquecedor sobre la práctica artística, ya que dicho discurso no se encuentra en el entorno, porque la crítica sobre arte se ha desarrollado más que nada desde un perfil de las ciencias humanas, siendo la crítica de arte un trabajo especializado que debe desarrollar su propio discurso.
Cuando fui coordinador de música del Centro Estatal de las Artes en Mexicali, colaboré con la elaboración del plan de estudios de la licenciatura en danza, en lo relacionado en las asignaturas en música y eventualmente me ofrecieron dar una cátedra en la facultad donde había yo desarrollado el plan de estudios e inicié como maestro de apreciación musical e introducción a la música para danza. Posteriormente fui designado por el director Sergio Rommel, como el Subdirector de la Escuela de Artes Campus Ensenada, porque consideraron importante mi participación, por mi experiencia tanto académica en diversas universidades en este ámbito, como mi experiencia como gestor.
1. ¿Para usted qué significa trabajar en la Escuela de Artes, campus Ensenada? El trabajar aquí en la Escuela de Artes significa una importante realización como gestor y como músico, porque tengo la oportunidad de desarrollar prácticas docentes, eventos artísticos y finalmente materializar una visión del programa profesional de música desde los inicios de la educación musical a través del Centro de Estudios Musicales, cuyo programa pretende continuar hacia la licenciatura. Además, al tener siempre un acercamiento con todas las disciplinas artísticas, este trabajo me proporciona la oportunidad de colaborar de cerca como gestor en apoyo a todas ellas, a través de los cursos culturales que ofrecemos. 2. ¿Qué ofrece esta escuela artísticamente? La oferta artística de la Escuela de Artes aquí en Ensenada estábasada en dos rubros: uno es la educativa y la otra la de la producción artística. En relación con la oferta educativa, académicamente la escuela brinda como carrera formal únicamente el programa de licenciatura en música del Centro de Estudios Musicales (CEM) en diferentes especialidades, estas son flauta, trompeta, trombón, piano, guitarra, violín, viola, chelo, contrabajo, entre otros. Aunque ofrece cursos culturales de las otras disciplinas artísticas, como las artes plásticas, literatura, danza y teatro. En cuanto a la oferta artística, están las
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exposiciones de artes plásticas y fotografía en diversos espacios, conferencias artísticas, encuentros de literatura, presentaciones de danza y producciones de teatro. También ofrece una gran variedad de recitales y conciertos por parte de los alumnos avanzados de música de los maestros y de músicos invitados. Gran parte de los conciertos los realizan las tres orquestas sinfónicas con las que contamos, que son la Orquesta Básica, la Pre Orquesta y la Orquesta del Centro de Estudios Musicales, quienes también han participado en los diferentes encuentros de orquestas juveniles que se han hecho en diversas ciudades del país. También ofrecemos dos grandes festivales de música al año, uno es el Festival de Música y Musicología que es uno de los festivales más prestigiados del país y a nivel internacional y el Festival de Jazz en Ensenada que es de los más posicionados en la ciudad. 3. ¿Cuáles son los logros más significativos que ha tenido la Escuela de Artes campus Ensenada en los últimos años? ¿Cuáles son los retos académicos que tiene una Escuela como ésta? Uno de los logros más significativos, fue que el pasado mes de junio tuvimos el primer egreso de la licenciatura en música, lo cual significa que ni en todo el estado ni en la región se había dado ninguna licenciatura en música en ninguna instancia educativa. Por otro lado el haber consolidado estos dos festivales como el Festival de Música y Musicología y también el de danza y teatro de los otros campos y que han sido logros importantes, así como contar con una planta docente permanente de maestros de alto nivel académico nacional e internacional. Debemos de tomar en cuenta, en el caso de Ensenada, que tenemos muchos maestros extranjeros que han tocado con las grandes orquestas sinfónicas, como la orquesta sinfónica de Moscú, y que han trabajado en los grandes conservatorios y que por alguna razón se vinieron a radicar a Ensenada y a Tijuana y, por eso, tenemos la fortuna de tener esa planta docente de tan alto nivel. Por último, el haber logrado formar maestros también de alto nivel aquí en la Escuela de Artes que empezaron como alumnos y que ahora son contratados tanto como por la misma Escuela de Artes como por otras instancias musicales en el estado.
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4. ¿Qué nuevos planes y proyectos esperamos de la Escuela de Artes Ensenada en los próximos años? Entre los nuevos planes y proyectos tenemos la construcción del nuevo edificio de la Escuela de Artes, que será un edificio hecho específicamente para las adecuaciones y las instalaciones que deben tener las diferentes áreas artísticas. También esperamos el establecimiento de la licenciatura en artes plásticas en el campus Ensenada, así como aprobar la autoevaluación y la acreditación. 5. ¿Cuál es el compromiso social que tiene la Escuela de Artes, campus Ensenada, con el resto de la comunidad artística y la sociedad en general? Tenemos el compromiso de sensibilizar a la sociedad, ante todo por los problemas de criminalidad, y rescatar ese rostro cultural tan rico. Debemos promover también oportunidades de educación profesional en las artes ya que anteriormente las artes, no sólo en nuestro estado sino en el país, no se consideraban carreras formales y los padres tenían miedo que los hijos se dedicaran al arte porque pensaban que no iban a tener fuentes de trabajo. Otro compromiso que tenemos es el de ofrecer espacios para el desarrollo profesional y darle a la sociedad eventos artísticos de primer nivel que además estén a su alcance. 6. ¿Qué impacto tiene la música en la comunidad ensenadense? ¿Qué le ha dado a la sociedad bajacaliforniana? En Ensenada la sociedad tiene un respeto muy importante hacia la música, porque es particularmente en donde ha tenido un desarrollo muy importante artístico y académico. Al fundarse la Orquesta de Baja California creció mucho el proyecto de educación musical, a tal grado que la gente en Ensenada ya ve a la música como una disciplina muy seria, una disciplina formal y como una disciplina difícil en la que nuestros hijos se pueden desarrollar intelectual y espiritualmente. 7.¿Qué enfoque tiene la licenciatura en música? Tiene un enfoque de creación de ejecutantes, particularmente de ejecutantes de música de orquesta, es decir, de instrumentistas y de concertistas. Precisamente porque se formó a raíz de la fundación de la Orquesta de Baja California, pero también incluyendo otros instrumentos que no son los orquestales, como la guitarra, el canto y el piano. 8. ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la carrera de música? Particularmente el que se dedica a la música no necesita hablar otro idioma para poder estudiar en otro
país, porque la música en sí es un idioma; uno de los retos es lograr tener un nivel elevado, de tal forma que nuestros alumnos puedan hacer intercambios académicos con otros países europeos o con países de América, por eso uno de nuestros retos es mantener un nivel de calidad suficiente como para poder enviar alumnos a las diversas universidades y también recibir alumnos interesados en estudiar con nosotros con la confianza de que nuestra educación va a tener la calidad del primer mundo. El otro reto es poder ampliar nuestra oferta del enfoque musical en otras áreas, como son, el área de una posible licenciatura en Educación musical, el abrir una licenciatura en composición y el área de la investigación y la musicología.
En el año de 2003 ingresó como coordinadora de Actividades Culturales, teniendo a su cargo los cursos y talleres culturales y los actos culturales de la Escuela de Artes.
1. ¿Qué significa para usted trabajar en la Escuela de Artes campus Tijuana? Una oportunidad de desarrollo personal dentro de la administración y gestión cultural, ámbitos que no había explorado anteriormente. 2. ¿Qué nuevos planes y proyectos esperamos de la Escuela de Artes campus Tijuana en los próximos años? Con el egreso de nuestra primera generación de la licenciatura en artes plásticas entraremos al proceso de evaluación por el Comité Interinstitucional de valuación de la Educación Superior (CIEES), el cual arrojará como resultado recomendaciones que nos permitan crecer y eficientar los procesos académicos internos; con esta evaluación estaremos entrando en un periodo de reflexión que permita visualizar y proyectar la escuela. 3. ¿Cuál es la posición que ocupa la Escuela de Artes campus Tijuana respecto de otras Escuelas de Artes en el país, en relación con la calidad y nivel educativo? Un buen indicador de la aceptación que tiene nuestra escuela es el hecho de que en la licenciatura
en artes plásticas de Tijuana hemos recibido a cuatro alumnos de España en intercambio estudiantil, y hemos autorizado a dos alumnos más procedentes de España para que realicen el intercambio en el periodo 2008-1. Durante este periodo y en el mismo programa de intercambio, pero a nivel nacional, tenemos a una alumna de Ciudad Juárez cursando asignaturas de la licenciatura en artes plásticas, además de dos alumnos de la ciudad de México y uno del estado de Chiapas, que decidieron trasladar su residencia a la ciudad de Tijuana para cursar la licenciatura en teatro. 4. ¿Qué enfoque tiene la licenciatura en teatro? Nuestro programa académico está diseñado con base en estudios generalizados, a diferencia de muchas universidades que ofrecen programas académicos con perfiles. La escuela considera importante desarrollar en el egresado conocimientos, habilidades y actitudes que le permitan integrarse al ámbito laboral exitosamente, a través de las áreas de conocimiento como son creación, investigación, historia, teoría, gestión y administración cultural. 5. ¿Cómo se distingue la carrera de teatro con otras del país? La licenciatura en teatro pone énfasis en la formación profesional del creador de teatro, y le ofrece los conocimientos que le permitirán integrarse al ámbito laboral con las herramientas necesarias para colaborar con instituciones públicas y privadas, además de desarrollar su capacidad de autogestión. 6. En este país, donde no existen suficientes compañías de teatro que puedan darle trabajo a los actores... ¿Cuáles son las oportunidades de esta carrera para desarrollarse en el universo laboral? Hay que tener en cuenta que uno de los problemas más graves en la actividad teatral son los espacios laborales, por lo mismo, el programa académico de la licenciatura en teatro está diseñado con base en competencias laborales con cuatro áreas de conocimiento: Creación, historia y teoría teatral, docencia, administración y gestión, mismas que permitirán que el egresado pueda desarrollar su actividad como creador teatral con conocimientos en actuación, dirección, dramaturgia y producción, así como gestionar recursos materiales y humanos para la realización de su labor creativa, además de poder integrarse a la labor docente y de investigación. Arlen Tapia Facultad de Ciencias Humanas , UABC, Mexicali.
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Reseña
Como cashora al sol Édgar Cota Torres
La obra de Rosina Conde (Mexicali, Baja California, 1954) se ha caracterizado por prestar singular atención a la figura femenina y de hecho, por rescatar a la mujer, dándole voz y agencia si no social, sí personal, en contradiscurso al que la estereotipa. Esto se puede constatar al incursionar en las páginas de su decena de libros publicados, y el más reciente, titulado Como cashora al sol, no es la excepción. Además, gran parte de su obra se ubica en un entorno fronterizo, un intenso y constante cruce de fronteras que en ocasiones pueden ser geográficas, de género, sicológicas, sexuales, entre otras. Se hace patente pues en la propia voz de sus protagonistas, el cruce de lo que Anzaldúa llama “…psychological borderlands, the sexual borderlands and the spiritual borderlands…” (Borderlands /La frontera 19) [… fronteras psicológicas, fronteras sexuales, fronteras espirituales…]. Las protagonistas de esta novela son mujeres o quizá cachoras, pero ¿qué es una cachora? Es un animal pequeño, una lagartija de color pardo, rojizo o verdoso por encima, y blanco por debajo. Este reptil es endémico de las regiones áridas del norte de México, Baja California y Sonora. Es en la misma piel de la cachora donde convergen varios colores y patrones para formar un diseño sin principio ni fin: Una manifestación del constante cruce de líneas, de fronteras. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que además de la combinación de colores y líneas, la parte posterior de este reptil es blanca y que metafóricamente podría ser otra característica de la frontera. Ésa que hasta cierto punto intenta mantenerse al margen de las diversas influencias que convergen en la frontera norte de México, especialmente las provenientes del país vecino, y que brega por conservarse más “nativa” y “estática”. Por lo tanto, no nos sorprende que la trama de Como cashora al sol se lleva a cabo en la Baja California de los sesenta, principalmente en Tijuana y Mexicali. Durante esa época el área se vio impactada por una variedad de acontecimientos: La guerra contra Vietnam, el nacimiento del tráfico de diversas mercancías, entre ellas la droga, la circulación del dólar, y además por otras corrientes que dieron entrada a la “modernidad” de la zona. Conde hace referencia a estos acontecimientos y a los que limitan a la mujer en el desarrollo de la trama de la novela.
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Como cashora al sol representa y altera las expectativas sociales de la mujer y, por ende, puede resultar violento, ya que los personajes masculinos y las “personajas” —como las llama Conde— se inmergen en constantes discusiones y actos violentos. Los ataques verbales y físicos de Pedro y Miguel no pasan desapercibidos, en ocasiones María Antonieta y Cristina se defienden, se vengan o “permiten” que alguien más las vengue. Éste es uno más de los cruces fronterizos que se manifiestan en la novela, una ruptura de los confines establecidos por el hombre en los que no se espera, ni mucho menos se acepta, que la mujer salga avante de las imposiciones del sexo opuesto. Esta es una historia que para algunos puede resultar incómoda por los constantes choques entre los personajes pero que al final también puede ser confortable al observar que la mujer no sólo resiste sino que actúa y decide por sí misma. Así pues, durante las vicisitudes cotidianas que afronta la mujer en esta novela, surge un intercambio de voces, una oralidad textual por la que ya se identifica la obra de Rosina Conde. Cruces que van acompañados de una oralidad muy regional, muy del norte de México. Esto se ilustra en el título, en el que se sustituye la “ch” de “cachora” por la “sh” “cashora”. Ésta no es la única constancia del habla regionalista ya que a través de toda la novela, los personajes hablan con ese “acento” en el que se sustituye la “sh”por la “ch”, y también emplean una jerga muy peculiar. Los ayudantes de Pedro , Beto y Toño comparten este diálogo: —¡No mames, güey!: ¡imagínate que te sale el pinshi tarantulón, cogiendo! —¡Guasha, carnal!, ahistá el Miguel. —El cremilla ese. Desde que puso su licorería se cre muy shingón el bato. (p. 120).
Esa es la maraña lingüística y circunstancial en la que se ven involucradas las protagonistas de Como cashora al sol. La turbulencia de su entorno las motiva a desplazarse, a cruzar límites psicológicos, sexuales, espirituales y además sociales. Ésta es una más de las virtudes que se celebran en la narrativa de Conde, y que a la vez, brindan una gran oportunidad para acercarse y adentrarse en el intenso mundo fronterizo. Esta novela es una invitación para observar de cerca la piel de las cachoras con “ch” y con “sh”, y para aproximarse a la mujer en su intento de violentar las líneas que las dividen y excluyen pero que simultáneamente las une y hace más fuertes.
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Información para La Revista Universitaria de la UABC es una publicación de difusión y divulgación científica y cultural. Es un medio de comunicación entre la comunidad académica y los estudiantes de nivel medio superior y superior interesados en ampliar sus conocimientos a través de las cuatro áreas básicas que cubre. Es abierta al público en general y acepta trabajos de cualquier especialidad. Los artículos propuestos para la revista serán sometidos a consideración del Consejo Editorial de la misma, con la finalidad de que sean evaluados por un especialista en el tema. Los criterios que se aplicarán para decidir sobre la publicación de material serán siempre: Calidad, precisión de la información, interés general y pertinencia del tema expuesto, así como la forma en que es utilizado el lenguaje y si es comprensible y claro. Con base en el dictamen de los árbitros se decidirá si el material propuesto es aceptado para su publicación y si requiere o no de correcciones que impliquen sea devuelto al autor para que las realice. Se hará todo lo posible por emitir esta opinión editorial en un plazo breve —idealmente no mayor a treinta días— aunque por el carácter de este proceso, no es posible establecer un tiempo fijo para su realización. Asimismo, todos los artículos aprobados serán sujetos a una revisión a fin de ajustarlos a los criterios de estilo editorial de esta casa de estudios.
2. En la medida de lo posible deberá evitarse el emplear tecnicismos, pero cuando su uso sea necesario, deberán ser explicados claramente, al igual que las abreviaturas. Se evitará, asimismo, el uso de fórmulas y ecuaciones, pero en caso de que sea indispensable utilizarlas, se buscará que su significado sea aclarado de la forma más didáctica posible. Se recomienda también el uso de imágenes que permitan sintetizar y aclarar los conceptos más relevantes del escrito. 3. Las referencias mencionadas en el texto se indicarán conforme aparecen en el mismo. Debido al carácter de la revista, deberán incluirse solo referencias a trabajos fundamentales sobre el tema en cuestión y el número máximo será de ocho; en caso de que un artículo lo exceda, únicamente se publicarán ocho citas a juicio del editor. La lista de referencias deberá escribirse de acuerdo con los modelos que se detallan a continuación.
Presentación de los manuscritos A fin de agilizar el proceso de revisión, es necesario se envíen tres copias impresas de cada trabajo, dos de las cuales deberán ser entregadas en forma anónima, a fin de enviarlas a los revisores, quienes juzgarán sobre la pertinencia y calidad del trabajo. Los artículos deben ser entregados en disquete o disco compacto y hechos en el programa MS Word. En caso de que no se cuente con este programa, haga una copia del mismo con extensión .txt. Los trabajos deberán ser etiquetados con los nombres del archivo y del programa que se utilizó. Es requisito indispensable que los manuscritos cuenten con las siguientes características: 1. Los artículos deberán tener una extensión entre las seis y las diez cuartillas (hojas tamaño carta escritas a doble espacio con letra Arial de 12 puntos), incluidas las notas y referencias bibliográficas, escritos con un lenguaje sencillo y claro. Todas las páginas deberán estar numeradas. Los títulos de los artículos no deberán ser mayores a las seis palabras. Se sugiere el uso de subtítulos en el texto, pues facilitan la lectura.
• Con un solo autor: Juliana Tejeda (1995) comenta que para efectos de legibilidad... En un reciente estudio de los tiempos de reacción (Walker, 2000)... En 2000 Walker comparó los tiempos de reacción... • Con dos autores: Si se coincide con algunos autores (Kosslyn & Koenig, 2003)... Kosslyn y Koenig, (2003) investigaron... En 2003 Kosslyn y Koenig determinaron... • Con tres autores o más: De acuerdo con algunos estudios (Kosslyn, Koenig, Cave, et al., 2001) Kosslyn, Koenig, Cave et al., (2001) determinaron que... En 2001 Kosslyn y otros afirmaron que...
Documente sus trabajos a lo largo del texto citando por autor y año (se puede, si se considera conveniente, incluir el número de la página de donde se tomó la referencia); la idea es que este tipo de citación ayude a que los lectores identifiquen la fuente en la lista alfabética de autores que se coloca al final de los artículos. Los diferentes tipos de citación de referencias son los siguientes, en el caso de libros:
La bibliografía completa deberá ir al final del escrito y se citará de la manera siguiente: Bazan, J. (1998). Manual de diseño urbano. México: Trillas. Fimbres Durazo, N. (2000). Emigración, inmigración y retorno: el ciclo de los inmigrantes mexicanos en Caléxico, California, EE. UU. Estudios Fronterizos, Revista del Instituto de Investigaciones Sociales UABC, 1 (2), 93-120.
DIRECTORIO REVISTA UNIVERSITARIA DE LA UABC
Coordinación general • Rosa María Espinoza Galindo Coordinador editorial • Gabriel Valtierra Editor literario • Tomás Di Bella Diseño editorial • Olivia Marbella De León Machuca Operadora de sistemas tipográficos •Palmira Gaxiola Espinoza EDITORES RESPONSABLES POR ÁREA
Divulgare. Ciencia para todos • (ciencias naturales y exactas) Margarito Quintero Núñez Paradigmas • (económico-administrativo-contable) Martín Ramírez Urquidy Semillero • (ciencias sociales) Gabriel Trujillo Muñoz Yubai • (arte y humanidades) Gabriel Trujillo Muñoz Revista Universitaria de la UABC, nueva época, año 5, número 60, octubre-diciembre de 2007. Revista trimestral publicada por la Universidad Autónoma de Baja California. Los artículos firmados son responsabilidad de su autor. Se autoriza la reproducción total o parcial de los materiales publicados siempre y cuando se cite la fuente. Certificado de licitud de título núm. 12827. Certificado de licitud de contenido núm. 10399. Reserva de derechos núm. 04-2004-030411472300102. Tiraje: 1 000 ejemplares. Impresión: Color Uno. Calle Artículo 3ero, número 611. Fraccionamiento Soler, Tijuana, Baja California. Revista incluida en las bases de datos bibliográficos: Latindex (Sistema regional de información en línea para revistas científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal), Thomson Gale, así como CLASE (Citas latinoamericanas en ciencias sociales y humanidades), su índice puede consultarse en la dirección http://dgb.unam.mx/clase.html Correspondencia: Revista Universitaria de la UABC. Coordinación General. Departamento de Editorial Universitaria de la UABC. Av. Reforma 1375. Col. Nueva. Mexicali, B.C., C.P. 21100. Teléfono (686) 552 10 56, o a los correos electrónicos: revista@info.rec.uabc.mx, y revista_uabc@hotmail.com. Imagen de portada: Maricela Alvarado, El músico, 2006, técnica pastel sobre cartulina, original de 80 x 102 cm.
Dr. Gabriel Estrella Valenzuela Rector Dr. Felipe Cuamea Velásquez Secretario general M.C. Judith Isabel Luna Serrano Vicerrectora Campus Ensenada Arq. Aarón Gerardo Bernal Rodríguez Vicerrector Campus Mexicali M.A. Alfonso Vega López Vicerrector Campus Tijuana L.C.C. Ricardo Moreno García Secretario de Rectoría e Imagen Institucional COMITÉS EDITORIALES POR SECCIÓN
Divulgare. Ciencia para todos • Patricia Bonilla, Octavio Robinson (Facultad de Medicina); Laura Viana Castrillón, María Consuelo Espinoza Valle, Miguel Humberto Carrillo Mendívil (Facultad de Ciencias); Roxana Peláez Molina (Facultad de Odontología); Jorge Augusto Arredondo Vega (Facultad de Arquitectura); Ana Luz Quintanilla Montoya, Eugenio Carpizo Ituarte (Instituto de Investigaciones Oceanológicas); Marco Antonio Reyna Carranza, Onofre Rafael García Cueto (Instituto de Ingeniería); Daniel Hernández Balbuena, (Facultad de Ingeniería) Paradigmas • Juan Manuel Ocegueda H., Patricia Moctezuma Hernández (Facultad de Economía y Relaciones Internacionales); Jorge Morgan (Facultad de Turismo y Mercadotecnia); Candelaria Pelayo (Facultad de Derecho); Daniel Muñoz Zapata (Facultad de Administración y Contaduría Tijuana) Semillero de ideas • José A. Moreno Mena (Instituto de Investigaciones Sociales); Rodolfo Gómez Castellanos (Facultad de Ciencias Sociales y Políticas); Hugo Méndez Fierros, Marcos Ramírez, Alfredo Padilla (Facultad de Ciencias Humanas); Isabel Reyes (Facultad de Pedagogía); Elvia Méndez Fregozo (Escuela de Humanidades); Alberto Gárate Rivera (Centro de Enseñanza Técnica y Superior-Mexicali); Yubai • Sergio Rommel Alfonso (Escuela de Artes-Tijuana); Alfonso García Cortez, Hugo Salcedo (Escuela de Humanidades), Raúl F. Linares Borboa (Facultad de Ciencias Humanas); Fernando Vizcarra (Centro de Investigaciones Culturales-Museo), Carlos A. Gutiérrez Vidal (Escuela de Artes); Roberto Castillo Udiarte (Universidad Iberoamericana Noroeste). CONSEJOS EDITORIALES POR SECCIÓN
Divulgare. Ciencia para todos • Sergio Romo Barraza (Facultad de MedicinaMexicali); Roberto Millán Núñez (Facultad de Ciencias Marinas); Isaí Pacheco Ruiz (Instituto de Investigaciones Oceanológicas); Nahara E. Ayala Sánchez (Facultad de Ciencias); Sara Cortés Bargalló (Facultad de Medicina-Tijuana); Miguel Cervantes Ramírez (Instituto de Ciencias Agrícolas) Benjamín Valdez Salas (Instituto de Ingeniería) Paradigmas • José David Ledezma Torres (Facultad de Economía y Relaciones Internacionales); Ario R. Estrada Gaxiola (Facultad de Turismo y Mercadotecnia); José de Jesús Díaz de la Torre (Facultad de Derecho-Tijuana). Semillero de ideas • María de Jesús Gallegos Santiago (Facultad de Ciencias Humanas); Cuauhtémoc López Guzmán (Facultad de Ciencias Sociales y Políticas); María Aurora Lacavex Berumen (Facultad de Derecho-Mexicali); Pablo Jesús González Reyes (Instituto de Investigaciones Sociales) Yubai • Marco Antonio Samaniego López (Instituto de Investigaciones Históricas); José Gustavo Mendoza González (Escuela de Humanidades).
colaboradores Y en el caso de las citas de documentos en línea, la citación será: López, B. M. (2004). Salud pública: El precio del desarrollo. Recuperado el 2 de junio de 2004, de http://www.elmundo.es/ Salud/293/07No118.html Adonis, M., Caceres, D., Retamal, C., et al. (2001, enero). Indoor air Pollution in zone of extreme poverty of metropolitan Santiago [Contaminación intradomiciliaria en un sector de extrema pobreza de la comuna de La Pintana]. Revista Médica de Chile, 129 (1), 33-42. Recuperado el 17 de febrero de 2006 de, http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S003498872001000100005&lng=en&nrm=iso
4. Las figuras, fotografías o gráficas deberán presentarse por separado, impresas en papel de buena calidad o elaboradas por computadora y almacenadas en el mismo soporte en el que se entrega el texto, pero en archivos separados. En este caso son aceptadas las extensiones TIF, CDR, JPG o EPS mayores de 300 puntos por pulgada (DPI). Al preparar las figuras deberá tenerse en consideración que comúnmente éstas se reducen de tamaño, por ello la simbología deberá ser clara y diferenciable. Al final del texto se deberán incluir los pies de todas las imágenes. No incluya imágenes que no se mencionen en el texto. En lo posible se deberá evitar el uso de material gráfico previamente publicado; sin embargo, cuando ello se considere indispensable, será responsabilidad del autor obtener los permisos necesarios para su reproducción. 5.El o los autores del trabajo deberán anotar su nombre completo, dirección postal y electrónica, así como números telefónicos donde podrán ser localizados, además de la institución a la que se encuentran adscritos, y una breve semblanza de su trabajo, no mayor de media cuartilla. En caso de no cumplir con estos requisitos en el tiempo solicitado, Revista Universitaria de la UABC se reserva el derecho de publicar el trabajo. Tipos de colaboraciones • Ensayo, reflexiones, artículos. • Traducciones de ensayos y artículos. • Entrevistas • Reportajes
• Resultados e informe de investigación: Trabajo en los que se den a conocer los resultados generales o parciales de una investigación original. • Revisión comentada de un libro o cualquier otro tipo de documento (reseña). Se recomienda que el autor retenga una copia original del texto. Una vez recibidos los archivos o documentos, se le notificará al autor de su recepción en un plazo no mayor de cinco días. Toda la correspondencia se establecerá con el primer autor del manuscrito. Si la coordinación editorial de la revista no recibe respuesta del autor en un lapso mayor a los seis meses después de que se le hayan indicado los cambios a su trabajo, este será dado de baja. Formas de envío El material podrá ser enviado por correo electrónico, mensajería o personalmente. Si lo hace por correo electrónico será necesario que anexe en un archivo los documentos e incluya en el cuerpo de la carta el listado de los archivos enviados. La dirección electrónica a la cual deberá dirigir su mensaje es: revista@info.rec.uabc.mx, revista_uabc@hotmail.com. En el caso de mensajería, deberá incluir una impresión del documento original; una hoja con los datos de identificación del autor o autores (nombre, institución, dirección, teléfono, fax y correo electrónico); dos copias ciegas del documento (sin datos de identificación del autor); disquete de 3.5” o disco compacto conteniendo archivos. La dirección de envío es: Revista Universitaria de la UABC, Av. Reforma 1375. Colonia Nueva. Mexicali, Baja California. C.P. 21100. Derechos de autor Una vez aceptado el trabajo, los autores cederán a la UABC los derechos para publicar y distribuir el texto en forma impresa y electrónica, así como para archivarlo y hacerlo accesible en línea. Los autores podrán distribuir su propio material sin solicitar permiso del editor, siempre y cuando sea sin fines comerciales y la fuente original sea citada. En el caso de que se presenten trabajos firmados por dos o más autores uno de estos deberá presentar una carta en la que los co-autores autoricen la publicación del trabajo en cuestión y en donde se confirme su legitimidad.
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Año 5 • nueva época • núm. 60 • octubre-diciembre de 2007
ISSN ISSN 1665-9724 1665-9724
Año 5 • nueva época • núm. 60 • octubre-diciembre de 2007 • Universidad Autónoma de Baja California