Memorias de un vuelo colectivo FÉMINA ANCESTRAL
Por: Tania Granda Vallejo Fémina ancestral nace como una idea, como una urgencia, ante la necesidad concreta en un contexto adusto, cruzado por muchos tipos de violencias. Allí en Lovaina, en la Corporación Primavera, yo, Tania Granda, actriz y estudiante filosofía, y una antropóloga argentina llamada Patricia Luli, directora de la corporación, visionamos una apuesta de abrir un espacio para las mujeres donde ellas, a través del teatro, pudieran expresar y elaborar las voces calladas, los discursos rotos, los cuerpos maltratados, las sexualidades heridas. En noviembre del 2010 posicionamos este espacio de teatro como estrategia para la salud mental de las mujeres, donde éste fuese un camino a través del cual las mujeres juntas y en sororidad, transitaran hacia el empoderamiento sobre su cuerpo, su vida y sus derechos. Trabajábamos en círculo de mujeres, en encuentros, donde la palabra era la vía para contar todas estas vivencias de dolor, de muerte, de violencia, hacia su resignificación. Cada encuentro propiciaba un espacio, un espacio confidente y confiable, de sororidad, de cuidado de sí y de la otra, de conciencia y sensibilidad femenina. Pero este proceso pasaba también por metodologías específicas del teatro, nutridas por los aportes de la pedagogía vivencial. Fue así como ese material dio pie a pequeñas dramaturgias nuestras, que luego se elaboraban colectivamente con lo cual pudimos dar forma a un primer ejercicio performativo llamado Por un amoroso espacio de salud y cuidado para las mujeres, creado para una Jornada por la salud de las mujeres en mayo de 2011. Siguieron otras producciones teatrales como
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Vivencias- violencias, 2012, La Retrata, 2012, Conexión vital y La sentencia. Obras hacia la denuncia y reivindicación de los derechos de las mujeres. En el año 2013, se gesta un nuevo montaje Matriz de la memoria, que contó con Celine Fellay, danzarina contemporánea suiza quien hizo el diseño coreográfico de la obra. Cada vez más el proceso ratificaba el teatro como un escenario donde las mujeres se agenciaban en el mundo desde un cuerpo fortalecido, un gesto de resistencia, una palabra potente, crítica y argumentada, en otras palabras: donde podían construirse como sujetos políticos. Era un tiempo de gestación, donde la mariposa era aún una pupa, donde adoptamos como nombre el de Colectivo Fémina en primavera, para hablar de esa estación de encuentros de interacciones, del florecer de un alma colectiva. En el año 2014, sentimos que era el momento de abrir las alas y que aquel ciclo de gestación del proyecto en la Corporación, llegaba a su fin. Guardamos agradecimiento entrañable hacia la Corporación Primavera, que propició el espacio para gestar el sueño y a sus directoras Patricia Luli, Marielisa Ruiz Camacho, Janeth Restrepo, quienes apoyaron y alentaron la llama. A todas las mujeres: Mara, Aidé, Norma, Maribel, Alba Luz, entre muchas otras, quienes hicieron parte del grupo, quienes con sus ideas, energía, entrega, ayudaron a consolidar el proyecto y lanzarlo hacia una etapa diferente. ¡Nuestra gratitud para todas ellas siempre!