TEMA 2
Abran el corazón COMIENZA LA CONVERSACIÓN Era el año 1853, cuando un niño recién llegado a la ciudad de Port Huron, comenzó a tener problemas con el maestro en la escuela. ¿La razón? Sus preguntas insistentes hacían enloquecer al padre Engle. Justamente porque quería saber la razón de las cosas Tomás Edison alentó en su corazón un ardiente deseo de transformar el mundo. Su curiosidad lo llevó a revolucionar tanto el mundo de la comunicación como el universo de las construcciones, algunos de sus logros fueron el uso del concreto en la construcción civil, el micrófono, el primer altoparlante, y existen muchas otras invenciones. Creo que cualquiera de ustedes es capaz de revolucionar la vida espiritual de muchas personas, comenzando por la propia. El secreto está en cuestionarse el porqué de las cosas. ¿Ya se detuvieron a pensar por qué tantas personas van a la iglesia sin saber la razón, y si lo hacen por mera tradición? ¿Y cuántas personas leen la Biblia diariamente sin un propósito definido, solo para decir al final del año que la leyeron enterita? Y en cuanto a la oración, ¿cuándo y cómo oran? ¿Saben cuál es el significado y la relevancia que tiene en su vida? Cuando pensamos en el por qué y en cómo hacemos determinadas cosas, nos hacemos críticos de nosotros mismos. Por eso, piensen: ¿será que no corro el riesgo de hacer de la oración una simple repetición de frases automáticas, sin conexión con lo que estoy sintiendo o viviendo? En Mateo 6:14 encontramos un consejo muy especial de por qué tomar en serio una vida de comunión con Dios: En la oración hay una conexión entre lo que Dios hace y lo que nosotros hacemos. Las personas que viven en comunión hacen la diferencia porque dejan actuar a Dios en su vida. El estudio de la Biblia y la oración se conectan en el proceso de desarrollar una amistad real con Jesús. HACEMOS UN GANCHO Charla a. ¿Cuál es la importancia de comenzar el día con Dios y cuáles son las implicaciones de no tener la compañía de Dios en el comienzo del día? (Al comenzar el día con él le entrego todos mis pensamientos, decisiones, cuestionamientos, ansiedades y vivo el día de acuerdo con lo que él quiere para mí. Si elijo no entregarle a él mi día, demuestro que no quiero su compañía ni quiero seguir su voluntad). b. ¿Cuál es la diferencia entre orar y leer la Biblia? (Al orar, yo hablo con Dios. Cuando leo la Biblia, él habla conmigo). c. ¿Qué cambia si entiendo esa diferencia? (Percibo que necesito hacer las dos cosas para tener una relación completa con Dios). d. ¿Cómo se sienten cuando comienzan el día sin hablar con Dios? (Depende de cómo anda mi intimidad con Dios. Si hace tiempo que no converso con él, comenzar un día sin hablar con Dios, aparentemente, no hace la diferencia. Pero cuando ya estoy acostumbrado y comienzo el día sin hablar con Dios, me doy cuenta que está faltando algo). e. ¿Han experimentado conversar y oír lo que Dios tiene para decirles como primera actividad del día?
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