TEMA 3
En el gimnasio de la vida COMIENZA LA CONVERSACIÓN Imagínense delante de un espejo. Al observarse, notan que les gustaría tener más músculos o perder alguna gordurita indeseable. Entonces, con mucha fe cierran los ojos y oran con toda intensidad. Hasta gritan al pedirle a Dios que todo sea diferente y al abrir los ojos, ¡nada cambió! Entonces, se preguntan: ¿por qué? ¡Yo oré con fe! Puede parecer absurdo, pero existen personas que piensan que una vida espiritual funciona de esa manera, pasan semana tras semana sin al menos llegar cerca de la Biblia o reservar un tiempito para conversar con Dios. Entonces, ante una situación difícil o un problema grave, hacen una breve oración y creen que todo se resolverá como por arte de magia. Dios es poderoso y nadie puede negarlo, pero él no es el genio de la lámpara al que con solo pedirle algo hará que todo sea como queramos. Dios es muy sabio al responder nuestras oraciones, y comunión no es algo que debemos usar para manipular a Dios. No por tener comunión con Dios que vamos a obtener de él todo lo que pedimos. Pablo vivió eso. En determinada situación, no obtuvo una respuesta positiva de Dios, pero su dificultad lo fortaleció en la fe. Dios le dijo en respuesta a su pedido: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). Muchas veces las pruebas o una limitación que tenemos nos hacen más fuertes porque exigen que ejerzamos constantemente nuestra fe. Hablando de ejercitar, ¿sabían que podemos ejercitar la comunión exactamente como nos ejercitamos en un gimnasio? Tener músculos y un cuerpo adecuado es fruto de una combinación de ejercicios físicos, alimentación saludable y mente tranquila. La comunión personal también es una combinación diaria de estudio de la Biblia y materiales devocionales, oración intercesión y reflexión o meditación sobre la vida de Jesús. Hablaremos sobre eso: cómo ejercitar la comunión. HACEMOS UN GANCHO Charla a. ¿A ustedes les gusta la rutina o prefieren la novedad? ¿Cómo puede interferir eso al tener una relación diaria con Cristo? (Definir un horario específico para tener la relación diaria con Cristo facilita para que antes de cualquier otra actividad, ese sea el momento destinado a la comunión. Por eso la rutina facilita el proceso de consolidación de ese espacio de tiempo). b. ¿Qué experiencia tienen con la lectura de la Biblia? ¿Logran leer también otros materiales auxiliares? Compartan cuáles son sus favoritos. (aplicaciones: Primero Dios, Yo leo la Biblia cada día, Espíritu de Profecía: aplicación y libros de texto, lección de la Escuela Sabática: aplicación o versión en papel). c. ¿Ya probaron leer la Biblia en otras versiones con un lenguaje más actual? (Profesor: presente a los adolescentes la versión Dios Habla Hoy, Nueva versión internacional). d. ¿Experimentaron un lugar tranquilo, como ser entre la naturaleza, para estar a solas con Dios? Cuéntenle al grupo cómo fue la experiencia. e. ¿Qué les gusta más al leer la Biblia? ¿Cuál es la mayor dificultad en el estudio de la misma? f. Al hablar con Dios, por medio de la oración, ¿cuál sienten que es la mayor dificultad? ¿La concentración? ¿La falta de tema? ¿No saber cómo orar? (Profesor: en ese momento debe ayudarlos con su propia Grupos Pequeños para adolescentes LA MARCA
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