Revista Marejada Vol. 20 Num.2 2022

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REVISTA AMBIENTAL

Vol. 20, Núm. 2 2022

Arrollo

Omar Ortiz

Fotos de portada y de esta página: Raúl

Carta del director

Los temas relacionados a eventos naturales extremos están directamente vinculados con la seguridad alimentaria, la vulnerabilidad y resiliencia de las comunidades, la seguridad pública, la conservación de la infraestructura verde y la planificación o falta de ella ante estos fenómenos. En Puerto Rico, tras los huracanes Irma y María, nuestro entendimiento de estos eventos y nuestra vida cambiaron para siempre. Ya nada es lo mismo.

Los trastornos, pérdidas, ansiedades, necesidades, enfermedades, malos ratos y otras experiencias vividas luego del paso de estos huracanes dejaron cicatrices difíciles de borrar a todo nuestro pueblo. Estas experiencias nos ponen a pensar si estamos preparados para enfrentar otros ciclones y sus secuelas. ¿Hemos aprendido y realizado los cambios necesarios para ser más resilientes, o persisten las deficiencias en infraestructura, planificación y servicios que nos mantienen vulnerables a inundaciones, apagones, racionamientos, interrupción de comunicaciones y escasez de alimentos y servicios médicos?

Si esperamos un cambio real que nos ayude a estar preparados ante desastres naturales extremos

es necesario entender cuáles son los riesgos y peligros que amenazan nuestra seguridad y bienestar. Además de huracanes, hemos enfrentado epidemias, terremotos, inundaciones constantes y el movimiento “Ricky Renuncia.” Hay que analizar nuestra vulnerabilidad ante estos riesgos y reflexionar sobre la capacidad de la población para sobreponerse a las adversidades físicas, emocionales, mentales y anímicas. Todas se pueden superar con la preparación, desarrollo de capacidades, adaptación y educación en las comunidades.

Es aquí donde nuestra cultura de más de 500 años toma un papel protagónico en el desarrollo de la resiliencia. Nuestra cultura alberga relaciones de cariño y apoyo, comenzando en las familias, en los barrios, en el trabajo y en las organizaciones de fe. Esto aún se observa en nuestros barrios tradicionales, donde antes de los eventos atmosféricos, miembros de la comunidad se reúnen, hacen planes para ayudar a las personas mayores a asegurar sus casas, limpian los patios, las alcantarillas y una vez termina el temporal, vuelven a reunirse para socorrer a los menos afortunados. Se comparte agua, comida, se ofrecen extensiones de electricidad a los que no tienen plantas y se puede respirar el ambiente de colaboración, camaradería y buena fe.

Nuestra cultura nos hace resilientes y demostró que estamos solos, que podemos ser independientes y no dependemos de la ayuda de quien llega tarde a tirarnos papel toalla. Como bien escribió nuestro poeta, locutor y actor David Ortiz Angleró en su canción “Soy de una raza pura”, un tema de reafirmación racial y nacional que los invito a escuchar en la interpretación de Lucecita Benítez: “Soy borincano, negro y gitano. Soy taíno y soy lágrimas y también dolor. Por los siglos que he vivido, por lo mucho que he sufrido, soy de una raza pura, pura rebelde”. Defendamos nuestra cultura, tiene un valor incalculable.

Portada: Playa Humacao

Ruperto Chaparro Serrano, MA

Visión

Mucha gente piensa que el espacio sideral, el universo, es nuestra frontera final de la exploración y del conocimiento. Sin embargo, los océanos todavía son una región desconocida y nuestros mares, los que nos quedan a unos pasos de nuestras casas, aguardan por nuestros esfuerzos en investigación, para conocerlos a profundidad, mantener su valor ecológico y salvaguardarlos para que las generaciones futuras puedan beneficiarse de las oportunidades económicas y recreativas que estos ofrecen. Tal vez, lo irónico es que muchos conocen sobre el planeta Tierra o sobre nuestro sistema solar, pero conocen muy poco sobre los ecosistemas marinos y costeros y su extraordinaria biodiversidad, su fuerza y su energía física, así como su papel en la climatología. Como ciudadanos, debemos entender bien esa inmensa parte de esta biosfera que está formada por las aguas de los océanos.

Marejada surge como un medio de comunicación enfocado en educar a los hispanoparlantes acerca de la importancia de proteger nuestros mares y océanos de los complejos procesos climáticos y antropogénicos que los amenazan.

Marejada es una revista ambiental comprometida con la conservación y el desarrollo sustentable de nuestros recursos y atracciones marinas y costeras. Nuestro interés es educar al público general y llevarle información científica de una manera sencilla y fácil de entender. Para nosotros, uno de los puntos clave, en el marco de las investigaciones científicas aplicadas, es poder desarrollar proyectos dirigidos a solucionar problemas actuales que afectan los recursos marinos y costeros que nos rodean, al tiempo que facilitamos los resultados de estas investigaciones a los manejadores y los usuarios de estos recursos. Estos resultados deben ser publicados y puestos al alcance de la mayor cantidad de personas. Esta revista ambiental constituye ese espacio accesible para que los investigadores, los científicos, los usuarios de los recursos, los educadores, los manejadores y los especialistas publiquen artículos cónsonos a nuestra visión, al tiempo que el lector disfruta en este proceso del saber.

Marejada: una manera de acercarte más a la costa.

Marejada es publicada por la División de Comunicaciones y Publicaciones del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico, bajo la subvención Núm. NA180AR4170089 del Departamento de Comercio de Estados Unidos y la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA).

ISSN 1947-1424

Para este número

Cristina D. Olán Martínez: Editora

Stephanie Díaz Pérez: Coordinadora editorial

Oliver Bencosme Palmer: Diseñador editorial

Raúl Omar Ortiz Arroyo (“Pichón Duarte”): Impresión

División de Comunicaciones y Publicaciones

Ruperto Chaparro Serrano: Director del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez

Stephanie Díaz Pérez: Directora de Comunicaciones/Directora Editorial

Delmis del C. Alicea Segarra: Especialista en currículo y evaluación

Cristina D. Olán Martínez: Editora

Esther M. Vélez Bonilla: Redactora de información

Cynthia Lee Gotay Colón: Ilustradora científica

Fabiola Nieves Guerrero: Ilustradora científica

Oliver Bencosme Palmer: Artista gráfico/Diseñador editorial

Raúl Omar Ortiz Arroyo (“Pichón Duarte”): Jefe de imprenta

Wilmarie Cruz Franceschi: Traductora

Las opiniones y los puntos de vista expresados en esta revista no necesariamente reflejan los de la Universidad de Puerto Rico o los del Programa Sea Grant. La mención de marcas de productos no debe ser interpretada como un endoso a las mismas.

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Reflexiones sobre la seguridad alimentaria y su relevancia para Puerto Rico

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La seguridad alimentaria de comunidades vulnerables en el área oeste de Puerto Rico durante el huracán María, los terremotos y la pandemia

El pescado como alimento: La contribución de la pesca en pequeña escala a la seguridad alimentaria en el este de Puerto Rico

Red de respuesta a la seguridad pública de comunidades costeras ante la emergencia causada por el paso de eventos atmosféricos por Puerto Rico

Conservación y política pública de los manglares en la Reserva Natural Caño Boquilla y las comunidades aledañas ubicadas en el oeste costero de Mayagüez, Puerto Rico luego del embate del huracán María

Foto: Raúl Omar Ortiz Arroyo

Reflexiones sobre la seguridad alimentaria y su relevancia para Puerto Rico

Cuando pensamos en inseguridad alimentaria, nos viene rápido a la mente imágenes de un lugar muy diferente a nuestro archipiélago y clima tropical, en el otro lado del mundo donde una sequía dejó a un pueblo sin cosecha. Aunque es cierto que a veces ese es el caso, nos puede sorprender que no hay que buscar tan lejos para encontrar situaciones donde las personas no pudieron comer hoy y que no saben de dónde vendrá su próxima comida. De acuerdo a una encuesta realizada por el Instituto de Estadísticas en el 2015, se estimó que un 33.3% de la población en Puerto Rico sufrió de alguna forma de inseguridad alimentaria. Nos podemos preguntar, ¿cómo es posible que esto ocurra si aquí no hay una guerra activa, aquí llueve lo suficiente o aquí hay mucha comida en el supermercado? Esto es así porque resulta que la inseguridad alimentaria depende de muchos factores y no todos son tan obvios.

Para entender qué significa seguridad alimentaria, podemos recurrir a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) que la define así: “cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos (que no hacen daño) y nutritivos que satisfacen sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana”. Esta definición cuenta con 4 dimensiones:

1. La disponibilidad física de alimentos –Esto se refiere a la oferta; en otras palabras, que haya suficientes alimentos para todas las personas.

2. El acceso económico y físico a los alimentos –Es decir, ante la disponibilidad de alimentos, que las personas tengan los recursos para adquirirlos y aprovecharlos.

3. La utilización de los alimentos - Se refiere a las prácticas de alimentación que resulten en adquirir los alimentos, los nutrientes y energía necesarias.  Esto incluye aspectos tales como la preparación y la manera de cocinar los alimentos, de forma tal que se maximice su aprovechamiento y la obtención de nutrientes y energía.

4. La estabilidad en el tiempo de las demás dimensiones – En otras palabras, que se cumplan de manera periódica y en todo momento, las dimensiones anteriormente mencionadas: la disponibilidad física, el acceso y la utilización adecuada de los alimentos.

A nivel mundial, la seguridad alimentaria es afectada o interrumpida por factores tales como: los conflictos bélicos, el cambio climático, el racismo, la desigualdad de género, la pérdida de alimentos y la pobreza,

Foto: Francisco Felix Canales Dalmau

entre otros. Nosotros en Puerto Rico también somos afectados por muchos de estos factores. El cambio climático ha alterado las temperaturas y los patrones de lluvia del archipiélago, lo cual puede impactar negativamente la producción agrícola. Si usamos los patrones de lluvia como ejemplo, notaremos que estos se han vuelto más erráticos, lo cual no permite que los agricultores y agricultoras puedan planificar su siembra para que concuerde con la época de lluvia en los momentos vitales del crecimiento del cultivo. Del mismo modo, lluvias más intensas pueden resultar en inundaciones que destruyen siembras enteras. Por otro lado, el hecho de que, en Puerto Rico, más de 80% de nuestros alimentos son importados nos hace muy susceptibles a sufrir problemas de oferta y distribución de alimentos después de los desastres naturales locales y, además, por los conflictos y desastres naturales en otras partes del mundo. Lo pudimos ver con los efectos que ha tenido la guerra en Ucrania sobre precios de alimentos en Puerto Rico.

Es también importante entender que, en el contexto de Puerto Rico y lugares como los Estados Unidos de América, los factores que principalmente agravan la inseguridad alimentaria son: el desempleo, los salarios bajos, la falta de transportación, las desigualdades y las discapacidades. Por ejemplo, las mujeres tienen 1.36 mayor probabilidad de padecer inseguridad alimentaria que los hombres; las personas con un ingreso menor de $25,000 anuales tienen 3.26 mayor probabilidad de padecer inseguridad alimentaria; las personas que no han podido ir al médico en los últimos 12 meses por razones económicas tienen 4.39 mayor probabilidad de padecer inseguridad alimentaria. Los individuos con alguna condición física, emocional o mental, como depresión, diabetes, presión arterial alta son dos veces más propensos a pertenecer al grupo de inseguridad alimentaria.1

¿Qué podemos hacer a nivel individual y colectivo?

Las acciones que tomemos deben estar orientadas a lidiar contra la pobreza y las desigualdades socioeconómicas, asegurando que las intervenciones (ej. programas de ayuda, beneficios gubernamentales) estén dirigidas a las personas que más las necesiten y que estas sean inclusivas.

¹ Estos datos fueron obtenidos del Resumen de análisis de Prevalence

Odds Ratio, publicado en el documento Seguridad alimentaria en Puerto Rico del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico.

Las formas para enfrentar estos retos son variadas y el tipo de acción que se lleve a cabo dependerá de las circunstancias de cada lugar. Exigir a nuestros representantes gubernamentales que tomen medidas en favor de la seguridad alimentaria del país y de los más vulnerables constituye uno de los pasos a seguir. De igual manera, emplear parte de nuestro tiempo y recursos en organizaciones que estén trabajando hacia la solución de estos problemas en las comunidades, puede ser otra forma de ir manejando la inseguridad alimentaria. Cuidar de nuestros vecinos, particularmente aquellos en mayor condición de vulnerabilidad, también es parte de lo que podemos hacer a nivel individual y en los colectivos más inmediatos en los que nos encontramos.

Otra de las áreas en la que podemos enfocarnos es aumentar la producción agrícola del país a través de la política pública2 y la modificación de nuestros hábitos de consumo. La vida de los agricultores y agricultoras es difícil y a veces, menospreciada. A nivel de gobierno, se deben desarrollar, evaluar y mejorar constantemente los incentivos y servicios que se le ofrece al sector agrícola, de manera tal que estos sean de fácil acceso, viables y eficaces, y que impacten positivamente el desempeño y la calidad de vida de este sector. Nosotros individualmente podemos apoyarlos al patrocinar la agricultura local y formar una relación con nuestros proveedores de alimentos. Incluso, el tipo de agricultura que fomentemos también es importante. Una agricultura como la agroecológica3, por ejemplo, tiene la meta adicional de la soberanía alimentaria que no solo

² Se entiende por política pública el proceso de planificación y toma de decisiones por parte del gobierno, el cual comunica objetivos, medios, estrategias y reglas, e incluye las leyes, normas, reglamentaciones, interpretaciones y decisiones operativas y judiciales, los estatutos, los tratados y las órdenes ejecutivas, entre otros. Son aquellas acciones o no acciones que toma el Estado y marcan el curso a seguir en determinados ámbitos de la vida de un País. Es un proceso continuo que no necesariamente tiene un principio y un final específico y que puede ser reevaluado, revisitado y revisado.

³ Entendemos por agricultura agroecológica, un movimiento social y un conjunto de prácticas agrícolas sostenibles que están en armonía con los procesos ecológicos, evitan el uso de químicos industriales (ej. pesticidas y fertilizantes químicos), optimizan y estabilizan la producción, minimizan la dependencia de insumos exteriores y promueven la diversidad, las sinergias y la creación conjunta y el intercambio de conocimientos. Reconocemos que la agroecología puede abarcar muchos más factores y puntos de vista. Proveemos esta explicación solamente como punto de partida y como una idea de los aspectos que forman parte la misma.

busca producir bastante alimento para todas las personas sino también poner la producción local en manos del pueblo, mejorar la calidad de los alimentos y usar métodos de producción que promuevan un desarrollo sostenible para asegurar la posibilidad de producción para futuras generaciones. Parte de este movimiento puede incluir hacer un huerto casero para siempre tener una fuente de alimentos a unos pasos de nuestro hogar. El mejoramiento de nuestra industria agrícola y el fortalecimiento de las redes de alimentación no es solo una cuestión de desarrollo económico sino también una cuestión de seguridad nacional para proteger a nuestros ciudadanos y a los sectores más vulnerables.

Referencias

Pensamientos finales

Alrededor de 1/3 de la población de Puerto Rico no cuenta en todos momentos con seguridad alimentaria. Las dificultades que ya enfrentan estas personas, e incluso uno mismo, son exacerbadas por el cambio climático, las alteraciones en la economía global y las crecientes desigualdades en la sociedad. Por eso ahora más que nunca tiene urgencia tomar medidas que ayuden a lograr la seguridad alimentaria en Puerto Rico. Con nuestra solidaridad, iniciativa y participación podemos lograr un futuro donde nadie pase hambre por falta de alimento sano.

Departamento de Recursos Naturales y Ambientales. (2013, agosto 23). Expertos discuten efectos de cambios climáticos en la Isla. https://www.drna.pr.gov/noticias/expertos-discuten-efectos-decambio-climaticos-en-la-isla/

FAO. (2022). A Tale of Empty Plates. https://www.fao.org/interactive/state-of-food-securitynutrition/2022/en/

FAO. (2023). Agroecología y agricultura familiar. https://www.fao.org/family-farming/themes/agroecology/es/4

FAO. (2011). La Seguridad Alimentaria: Información para la toma de decisiones. www.fao.org/3/al936s/ al936s00.pdf

FAO. (2018). Los 10 elementos de la agroecología: Guía para la transición hacia sistemas alimentarios y agrícolas sostenibles https://www.fao.org/3/i9037es/I9037ES.pdf

Flores, T. (2015). Qué es una Política Pública. Observatorio de gobierno y políticas públicas. https:// politicapublica.cl/definicion-de-politica-publica/

Franco, J. (2021, 26 agosto). ¿Qué son las políticas públicas? EXPOST IEXE Universidad. https://www. iexe.edu.mx/top-entradas/que-son-las-politicas-publicas/

Instituto de Estadísticas, Gobierno de Puerto Rico. (2015). Seguridad Alimentaria en Puerto Rico. https://estadisticas.pr/files/Comunicados/Seguridad%20Alimentaria%20en%20Puerto%20Rico%20 -%20Final%20%28300519%29.pdf

U.S. Department of Health and Human Services. (2020). “Food Insecurity.” Health.gov. www.health.gov/ healthypeople/priority-areas/social-determinants-health/literature-summaries/food-insecurity

World Food Program USA. (2023). The Causes of Hunger Is Not What You Think They Are. https://www. wfpusa.org/drivers-of-hunger/5

4 Esta referencia fue revisada previamente a la publicación de este número de la revista Marejada

5 Esta referencia fue revisada previamente a la publicación de este número de la revista Marejada

Foto: Francisco Felix Canales Dalmau

La seguridad alimentaria de comunidades vulnerables en el área oeste de Puerto Rico durante los eventos del huracán María, los terremotos y la pandemia

Edwin Asencio Pagán, PhD

Investigador Principal, Departamento de Ciencias Sociales Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez

Andrea I. Conty Rodríguez

Co-investigadora, Departamento de Ciencias Sociales Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez

Julián Lamadrid Zamora

Co-investigador, Departamento de Economía Agrícola Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez

Alexandra M. Guadalupe Rivera

Co-investigadora, Departamento de Cultivos y Ciencias Agroambientales Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez

La seguridad alimentaria y Puerto Rico

La seguridad alimentaria se define como la capacidad física y económica que tiene un individuo para tener acceso a alimentos nutritivos que satisfagan sus necesidades básicas1. Dentro de la misma, no tan solo se considera cuánto comes, sino también cuán bien comes.

1 Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. (2011). Una introducción a los conceptos básicos de la seguridad alimentaria. Guía Práctica. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

José L. Frau Canabal

Co-investigador, Departamento de Psicología Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez

Coral del Mar Dros Pérez

Co-investigadora, Departamento de Biología Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez

Esmeralda Soto Vélez

Co-investigadora, Departamento de Biología

Con el apoyo en redacción de Cristina D. Olán Martínez

A pesar de ser un tema de gran relevancia para la salud pública, en Puerto Rico hay poco conocimiento general sobre el mismo. Puerto Rico carece de seguridad alimentaria. En otras palabras, aunque las góndolas del supermercado se vean llenas, el acceso que tienen los puertorriqueños y puertorriqueñas a suficientes alimentos nutritivos es limitado. La alta dependencia de productos extranjeros (importaciones mucho mayores que el consumo local), el limitado consumo de alimentos locales y el alto costo de la comida reducen

las posibilidades de acceso a alimentos sanos y nutritivos.

Por aquí les presentamos algunos datos que apoyan la premisa de que Puerto Rico sufre de inseguridad alimentaria:

• El consumo de alimentos locales no sobrepasa el 20%.

• La cadena de transporte de alimentos es vulnerable y débil2.

• Puerto Rico tiene la canasta alimentaria más cara en América Latina3.

2 Comas Pagán, M. (2009). Vulnerabilidad de las cadenas de suministros, el cambio climático y el desarrollo de estrategias de adaptación: El caso de las cadenas de suministros de alimento de Puerto Rico

3 Rosario, F. (2022). Puerto Rico es el país de América latina donde más caro es comprar alimentos. Primera Hora. Obtenido de https:// www.primerahora.com/noticias/consumo/notas/puerto-rico-es-elpais-de-america-latina-donde-mas-caro-es-comprar-alimentos/

• La cifra de inseguridad alimentaria de Puerto Rico sobrepasa la cifra más alta por estado de los Estados Unidos: un 20.8% en Mississippi4

• En 2015, el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico llevó a cabo la única encuesta gubernamental (Behavioral Risk Factor Surveillance System 2015) sobre el tema hasta el presente. En la misma, se reveló que un 33% de la población representativa tenía una baja o muy baja seguridad alimentaria5.

4 Household food security in the United States in 2015 - USDA. (2015) Obtenido de https://www.ers.usda.gov/webdocs/publications/79761/err215.pdf. Debe notarse que, a pesar en diferencias por millas cuadradas, Mississippi y Puerto Rico comparten cantidades cercanas en cantidad de hogares y población.

5 Santiago Torres, M., Román Meléndez, E. M., Rodríguez Ayuso, I. R., y Ríos Vázquez, Z. (2019). Seguridad alimentaria en Puerto Rico Instituto de Estadísticas de Puerto Rico. Obtenido de https://estadisticas.pr/

Foto: Raúl Ortíz Arrollo

Datos que se revelaron en la encuesta

1. Se estima que el 33.2% de la población de 18 años o más en Puerto Rico presentó inseguridad alimentaria.

2. El 9.0% de la población de 18 años o más en Puerto Rico se encontraba en la categoría de “muy baja seguridad alimentaria”.

3. El 21.7% de las personas indicaron que, en los últimos 12 meses, hubo ocasiones en las cuales tuvieron que servirse menos cantidad de alimentos o dejar de comer una de sus comidas diarias por falta de dinero. Aproximadamente una cuarta parte de estos (25.8%) lo hizo casi todos los meses.

18+

GRACIAS ¡BUEN DÍA!

4. La región de Arecibo presentó el mayor porcentaje de inseguridad alimentaria en Puerto Rico (40.6%).

ARECIBO METRO

PONCE

5. Las regiones con menor inseguridad alimentaria fueron el Área Metro (31.8%) y Ponce (31.4%).

6. El 44.3% de las personas con inseguridad alimentaria percibieron su salud como regular o pobre. El porcentaje fue mayor en las mujeres en comparación con los hombres (47.6% y 38.7%, respectivamente).

7. Entre las personas con inseguridad alimentaria hubo una prevalencia dos (2) veces mayor de tener algún problema físico, mental o emocional que limita de alguna manera sus actividades, que entre las personas con seguridad alimentaria (28.0% versus 14.1%).

8. Entre las personas con inseguridad alimentaria hubo mayores prevalencias de presión arterial alta (43.2%) y depresión (25.9%) en comparación con las personas con seguridad alimentaria, cuyas prevalencias fueron de (37.0%) y (12.5%), respectivamente.

9. Las personas con un ingreso inferior de $25,000 al año tienen 3.3 veces mayor probabilidad de pertenecer al grupo con inseguridad alimentaria, que las personas con un ingreso de $25,000 o más al año.

$25,000

10. A partir de un estudio realizado por la doctora Celia Mir, se estima que luego de los huracanes Irma y María en 2017, un 86% de la población en Puerto Rico tenía una inseguridad alimentaria muy alta.

11. A lo anterior, se le suman los terremotos en 2020 y la pandemia de COVID-19.

Todos estos factores en su conjunto afectan el acceso a alimentos que pueden tener las personas en Puerto Rico.

Diagrama: Oliver Bencosme Palmer

Desastres naturales y pandemia

Los desastres naturales–específicamente los huracanes Irma y María, y los terremotos–provocaron pérdidas mayores en la agricultura1, en la infraestructura física (ej. casas, centros de trabajo) y en el sistema eléctrico, este último en extremo necesario para preservar los alimentos frescos, crudos, congelados o previamente cocinados. Asimismo, el embate del huracán María causó el cierre del puerto de San Juan.

Por otro lado, en enero de 2020 ocurrió un terremoto de magnitud 6.4 en el suroeste de Puerto Rico. Esto tuvo un gran impacto en la infraestructura (ej. casas, comercios, centros de trabajo, escuelas) y ocasionó el cierre de comedores escolares que a su vez representan una comida diaria para muchas comunidades en Puerto Rico. El cierre de estos se traduce en menor accesibilidad a alimentos, particularmente para los menores de edad. Tras el terremoto y sus réplicas, muchas personas perdieron sus propiedades,pertenencias y experimentaron desempleo.

En medio de un proceso de reconstrucción y recuperación socioeconómica–que aún no ha terminado–, sufrimos la pandemia del COVID-19, la cual puso en evidencia el debilitado sistema de salud de Puerto Rico, causó un aumento en el desempleo y requirió nuevamente el cierre temporero de escuelas junto con sus comedores escolares. La pandemia trajo consigo un alza en las solicitudes del Programa de Asistencia Nutricional (PAN) para un total de 102,0002. Huracanes, terremotos y pandemia en su conjunto tuvieron como consecuencia incrementos en el desempleo, en los niveles de pobreza y en la inseguridad alimentaria. Por ende, aumentó también la preocupación sobre la seguridad alimentaria en los hogares puertorriqueños.

8 Rodríguez Cruz, L. y Niles, M. (2018). El impacto del huracán María en el sector agrícola puertorriqueño: Experiencias, retos y percepciones. Obtenido de 10.13140/RG.2.2.31904.61444.

9 360, N. (2020). Más de 100 mil solicitudes del pan en Emergencia Por Covid-19 • WIPR. WIPR. Obtenido de https://wipr.pr/mas-de100-mil-solicitudes-del-pan-en-emergencia-por-covid-19/

Foto: Raúl Ortíz Arrollo

Investigación sobre la seguridad alimentaria en El Seco, Mayagüez, PR

Esta preocupación fue la que llevó al grupo de Investigación en Resiliencia Comunitaria de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez (UPRM) a realizar un estudio sobre seguridad alimentaria en la comunidad costera mayagüezana de El Seco. El Programa Sea Grant de la UPR brindó una subvención para esta investigación y en el verano de 2021, se realizó una prueba piloto de encuestas en la comunidad.

Tres dimensiones de la seguridad alimentaria fueron tomadas en consideración en esta investigación: accesibilidad física (disponibilidad

de los alimentos), accesibilidad económica (tener los recursos para aprovechar estos alimentos) y valor nutricional (capacidad de obtener los nutrientes y la energía necesaria). Estas dimensiones fueron evaluadas en tres épocas diferentes: antes de los huracanes Irma y María (- 2017), durante los huracanes Irma y María (2017) y durante los terremotos y la pandemia de COVID-19 (2019-2021).

El proceso de realizar las encuestas formales comenzó en enero de 2022. Las mismas fueron llevadas a cabo por estudiantes voluntarios de la UPR-Mayagüez. Se utilizaron tres criterios para seleccionar a los participantes: ser mayor de 21 años, haber vivido en la residencia por más de

5 años y haber estado presente en la comunidad durante el huracán María. De una población de 460 residencias–tanto habitadas como abandonadas–se llevaron a cabo 112 encuestas de las cuales 111 fueron validadas. El proceso culminó en mayo de 2022 y se cumplió el objetivo de sondear un 24% del total de residencias.

Hallazgos iniciales

Las encuestas permitieron conocer el perfil sociodemográfico (ej. edades, sexo, ingresos) y datos de seguridad alimentaria. A continuación, presentamos los hallazgos:

El Seco, Mayagüez

Accesibilidad física

Accesibilidad económica

DATOS DE SEGURIDAD ALIMENTARIA

No hubo mayores impedimentos para conseguir los alimentos. Sin embargo, los porcentajes variaron a la hora de indicar si experimentaron daños en la conservación de los alimentos debido a las fallas en el sistema eléctrico. También indicaron no tener accesibilidad a los recursos costeros para satisfacer sus necesidades alimentarias.

En general, las personas encuestadas no presentaron mayores inconvenientes para costear sus alimentos pero la situación de empleo cambió durante el periodo seleccionado para el estudio (antes de 2017 - 2021). Hubo menos desempleo antes de los huracanes Irma y María y la tasa de desempleo alcanzó sus niveles más altos durante los tiempos de los terremotos y del COVID-19. Cabe destacar que la falta de accesibilidad a los recursos costeros, cómo por ejemplo el consumo de pescado en residentes de las comunidades, responde a la desarticulación de la industria de la pesca. La misma se ha trastocado por la merma de la mano de obra y la reducción de las pescaderías; esto ha ocasionado que los pescadores se desempeñen de forma independiente con más movilidad entre los sectores locales. Otro de los factores que se pudo identificar responde a que más de una tercera parte de los residentes son adultos mayores con condiciones de salud apremiantes. Esta situación les dificulta el acceso a los mercados locales donde pueden adquirir alimentos que le garanticen nutrición proporcional a su estado de salud.

Valor nutricional

Los participantes del estudio tuvieron la oportunidad de consumir alimentos frescos sin necesidad de consumir alimentos expirados. No obstante, el estudio documentó experiencias mixtas al momento de considerar si los donativos de alimentos y suministros mejoraron su nutrición.

DATOS SOCIODEMOGRÁFICOS

Sexo La mayoría de las personas encuestadas eran mujeres, un 60.9%

Edad La mayoría de los residentes encuestados tenían 70 años o más; 55.9% de la población.

Situación

laboral

Ingresos

Fuentes principales de ingresos

Reflexiones finales

60.2% de los participantes se encontraban jubilados.

45.9% indicó que una sola persona genera los ingresos del hogar. La mayoría de las personas encuestadas indicó que sus ingresos son igual o menores a $1,250.00 mensuales.

El Programa de Asistencia Nutricional (PAN; conocido popularmente como “cupones”), el seguro social y los ingresos por nómina y plan de retiro figuraron como las fuentes principales de ingresos.

La población de estudio exhibió una seguridad alimentaria muy alta durante los tres periodos considerados en el estudio: antes de los huracanes Irma y María, durante los huracanes y en tiempos de terremoto y pandemia. Se pudo observar una relativa estabilidad en los niveles de seguridad alimentaria. Tampoco se identificaron obstáculos

mayores en las dimensiones de seguridad alimentaria: accesibilidad física, accesibilidad económica y valor nutricional.

Sin embargo, no todo es perfecto. Se observó una escasez de huertos caseros y un limitado acceso a los recursos costeros, a pesar de que la comunidad seleccionada está junto al mar. Esto da a entender que, aunque las personas encuestadas

pudieron comprar o recibir alimentos, estos no provienen de la propia comunidad, lo cual afecta la accesibilidad física a los alimentos. Además, se observó un aumento en el desempleo durante los periodos estudiados, lo que afecta la accesibilidad económica a los alimentos. Estar desempleado puede representar una dependencia de ahorros propios–si es que la persona tiene ahorros– o de ayudas gubernamentales, sociales o comunitarias. También, los datos recopilados muestran una alta insatisfacción en el impacto nutritivo de los alimentos suministrados. En otras palabras, no todo lo que se recibió en ayudas, necesariamente cumple los requisitos nutricionales de las personas, lo cual incide en la dimensión de valor nutricional.

Estos datos nos llevan a expresar que si bien una comunidad puede exhibir un alto nivel de seguridad alimentaria, es necesario atender aquellos factores que pudieran afectar negativamente el acceso a alimentos nutritivos, frescos y asequibles. Ejemplo de ello son la disponibilidad de huertos caseros y/o

comunitarios, y el uso de los recursos locales como manera de incrementar la seguridad alimentaria. El tema de la seguridad alimentaria en Puerto Rico sigue siendo urgente. La susceptibilidad de Puerto Rico ante el paso de fenómenos naturales–cada vez más frecuentes– constituye un llamado de alerta para que las personas individual y colectivamente lleven a cabo acciones que incrementen la seguridad alimentaria en sus comunidades. De igual manera, las instituciones académicas deben continuar realizando proyectos que visibilicen las experiencias de las comunidades y aporten a la concienciación sobre este tema.

Al final del día, no es solo lo que podamos adquirir en el colmado ni que veamos los pasillos del supermercado llenos de productos. La seguridad alimentaria requiere que, a lo largo del tiempo y de manera estable, las personas puedan acceder física y económicamente, a alimentos nutritivos que les permitan realizar sus actividades, cuidar su salud y mantener su calidad de vida. En Puerto Rico, vivimos en crisis y nos queda camino por recorrer.

Foto: Oliver Bencosme
Alana Jannette Toro Ramos, practicante de Agroecología

Referencias

360, N. (2020). Más de 100 mil solicitudes del pan en Emergencia Por Covid-19 • WIPR. WIPR. Obtenido de https://wipr.pr/mas-de-100-mil-solicitudes-del-pan-en-emergencia-por-covid-19/

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Comas Pagán, M. (2009). Vulnerabilidad de las cadenas de suministros, el cambio climático y el desarrollo de estrategias de adaptación: El caso de las cadenas de suministros de alimento de Puerto Rico.

Household food security in the United States in 2015 - USDA. (2015) Obtenido de https://www.ers.usda. gov/webdocs/publications/79761/err-215.pdf.

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Rodríguez Cruz, L. & Niles, M. (2018). El impacto del huracán María en el sector agrícola puertorriqueño: Experiencias, retos y percepciones. Obtenido de 10.13140/RG.2.2.31904.61444

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Santiago Torres, M., Román Meléndez, E. M., Rodríguez Ayuso, I. R., & Ríos Vázquez, Z. (2019). Seguridad alimentaria en Puerto Rico. Instituto de Estadísticas de Puerto Rico. Obtenido de https://estadisticas.pr/

El pescado como alimento: La contribución de la pesca en pequeña escala a la seguridad alimentaria en el este de Puerto Rico

Arizona State University

No hay ninguna duda de que la pesca en pequeña escala contribuye grandemente a la seguridad alimentaria de las comunidades donde esta se practica. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) la seguridad alimentaria se define como “una condición en la que todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos sanos y nutritivos para poder satisfacer sus necesidades y preferencias alimenticias a fin de llevar una vida activa y saludable” (Bené, Mcfadyen, and Allison 2007, p. 11). Por lo tanto, en el contexto de las pesquerías en pequeña escala, el abordar su papel desde la perspectiva de la seguridad alimentaria también ayudará a identificar cuáles son los recursos pesqueros más nutritivos y culturalmente preferidos por los habitantes de las comunidades pesqueras.

Existen varios mecanismos que nos permiten identificar y analizar de un manera concreta y eficaz en qué consiste la contribución específica de los recursos pesqueros a la seguridad alimentaria de una comunidad o región. De acuerdo con un documento publicado por la FAO donde precisamente se aborda este tema de una manera rigurosa, se sugieren dos

formas en las cuales la pesca en pequeña escala contribuye a la seguridad alimentaria: directa e indirectamente (Bené, Mcfadyen, and Allison 2007). La forma más directa y quizás la más fácil de identificar, especialmente dentro del ámbito doméstico, es mediante el consumo de pescados y mariscos. En términos generales, se considera que los peces y mariscos constituyen alimentos de alta calidad, ya que muchos son ricos en proteínas, ácidos grasos esenciales y macronutrientes que son indispensables para la salud y el bienestar (Daviglus, Sheeska y Murkin 2002). Entonces, los pescados y los mariscos representan una parte integral de los sistemas alimentarios de las comunidades pesqueras. Cuando estudiamos los patrones de consumo de peces y mariscos también aprendemos sobre cuáles tienen un valor alimenticio más alto y cuáles son los que se prefieren en una comunidad específica. También aprendemos sobre el conocimiento local o tradicional que poseen las comunidades en torno a sus recursos pesqueros como, por ejemplo, cómo se elaboran las artes de pesca específicas que se utilizan para pescarlos, cómo se utilizan en la gastronomía local, la distribución geográfica de los recursos, o las temporadas durante las cuáles aumenta o disminuye su consumo. Además, podemos obtener más

Félix Torres Sánchez, Xavier Ortiz Hernández, Camila Díasz Rosario, Valerie Acosta Rodríguez, Omelv García González, Liz Collazo Pagán, Hermaly Colón Guzmán, Glorymar Beltrán Cruz y María L. Cruz-Torres

información sobre los varios factores que limitan o facilitan su consumo en lugares específicos.

La pesca en pequeña escala también contribuye de manera indirecta a la seguridad alimentaria mediante la creación de actividades económicas y de subsistencia sostenibles que le permiten a la gente sobrevivir cada día. De hecho, muchos estudios realizados en diversas y variadas comunidades costeras alrededor del mundo destacan la contribución de la pesca en pequeña escala a la seguridad alimentaria mediante la creación de medios de vida sostenibles (Loring, et

al. 2019; March y Failler 2022; Salas y BarragánPaladines 2018). Además de las personas que se dedican a extraer los recursos pesqueros del mar y de otros ecosistemas acuáticos, o sea las pescadoras y los pescadores, existen también un sinnúmero de personas que se dedican a realizar otras tareas relacionadas con la pesca. Algunas de estas tareas están vinculadas al procesamiento, transformación y comercialización de los productos pesqueros y en muchos casos, están mediadas por las relaciones de género y otros aspectos sociales y culturales, como lo son la raza, la etnicidad y la clase social. Por ejemplo, en Puerto Rico, durante la década

Fotos:
Raúl Omar Ortíz
Arrollo
Villa Pesquera de Naguabo

de los años 80, la industria atunera empleaba, en su mayoría a mujeres, para la limpieza y el procesamiento del atún. En la costa Noroeste de México, donde he tenido la oportunidad de realizar una gran parte de mis estudios antropológicos, existe un grupo de mujeres, conocidas localmente como Las Changueras, que se dedican a comercializar el camarón de manera informal en las comunidades y ciudades de la región sur del estado de Sinaloa. Los ingresos generados a través de estas actividades le permiten a la gente utilizar parte de sus ganancias para producir y comprar alimentos, lo que al final también contribuye a

garantizar la seguridad alimentaria de sus familias y comunidades.

En Puerto Rico se han realizado un gran número de estudios sobre los recursos pesqueros, la actividad pesquera, las comunidades pesqueras y los ecosistemas marinos y costeros. Las ciencias sociales, en especial, han contribuido significativamente a elucidar muchos de los procesos culturales, económicos, políticos y ambientales que, de alguna forma u otra, moldean la relación entre la gente y los recursos marinos y costeros. Entre algunos de los estudios con base en las ciencias

sociales se destacan los realizados por Jaime Gutiérrez Sánchez, Bonnie J. McCay y Manuel Valdés-Pizzini (1986), David Griffith y Manuel Valdés-Pizzini (2002) Manuel Valdés-Pizzini (1990), Ricardo Pérez (2005) and Carlos García-Quijano (2007, 2009). Una contribución importante de estos estudios ha sido el documentar la importancia de la pesca en pequeña escala para las economías locales, la cultura y los sistemas alimentarios del país. Muchos de estos estudios también han demostrado la capacidad de organización de nuestros pescadores, su conocimiento sobre los recursos pesqueros y los ecosistemas marinos, y el impacto de las políticas gubernamentales sobre el control y manejo de los recursos pesqueros y la actividad pesquera en el país.

Más recientemente, y como consecuencia del huracán María en el 2017, otros estudios también han investigado la vulnerabilidad y la capacidad de adaptación de los pescadores puertorriqueños frente al cambio climático (Seara, Pollnac y Jakubowski 2020; Agar, Shivlani y Matos-Caraballo 2020). Sin embargo, y a pesar de la diversidad de estudios que se han realizado, muy pocos analizan la pesca en Puerto Rico dentro del marco de la seguridad alimentaria. Uno de estos estudios, fue el que realizaron Grifith, Valdés-Pizzini y García-Quijano (2013) en el suroeste del país. Aunque este estudio

no aborda directamente el tema de la seguridad alimentaria, sí nos ofrece pistas importantes sobre qué especies de pescado en particular tienen un papel especial y significativo en los sistemas alimentarios de Puerto Rico. Según los autores, los conceptos de calidad y valor son cruciales para entender cómo las especies de peces económica y culturalmente valiosas también pueden crear y cimentar relaciones sociales a lo largo de su producción, procesamiento y consumo. Siguiendo un poco estos hallazgos, se realizó un estudio piloto contextualizado dentro del marco teórico de la seguridad alimentaria con el fin de obtener un mejor entendimiento sobre la relación entre la seguridad alimentaria y la pesca en pequeña escala. Para esto se recopiló información sobre la obtención y el consumo de y mariscos en dos comunidades pesqueras en la costa este del país.

¿Cómo se diseñó e implementó el estudio?

Las comunidades escogidas para este estudio fueron Punta Santiago en Humacao y Playa Húcares en Naguabo. Ambas comunidades se escogieron debido a mi experiencia realizando estudios previos en estas comunidades. Los datos se recopilaron mediante un conjunto de técnicas de investigación utilizadas habitualmente en antropología, y en las ciencias sociales en general. En ambas comunidades se

El equipo de investigación se reunió en la Playa de Punta Santiago con Jorge Casillas Maldonado, educador marino del Programa Sea Grant para el este de Puerto Rico.

realizaron entrevistas orales, visitas y encuestas en las casas. En Punta Santiago realizamos 10 entrevistas orales breves con residentes, un líder comunitario y trabajadores de restaurantes y pescaderías. En Playa Húcares también realizamos 10 entrevistas con el personal de la Oficina de Turismo, pescadores y propietarios de restaurantes. Se realizó una encuesta en 145 casas de Punta Santiago y 46 de Naguabo. En Punta Santiago realizamos la encuesta en las casas de las cuatro áreas principales que comprenden la comunidad: La Playa, Las Parcelas Nuevas, las Parcelas Viejas y Verdemar (una urbanización de clase media).

En términos de la edad y el género de los entrevistados en Punta Santiago, la mayoría, o sea, 87 personas o un 60%, se identificaron como mujeres cuyas edades fluctúan entre los 20 y 90 años. El grupo más grande de las mujeres entrevistadas tienen entre 51 y 90 años. El resto (40%) se identificaron como hombres entre las edades de 20 a 90 años, teniendo también la mayoría entre 51 y 90 años. En Playa Húcares se entrevistaron a un total de 46 personas, de las cuales 26 o 56% son mujeres también entre las edades de 20 y 90 años. A diferencia de Punta Santiago, la mayoría de las mujeres entrevistadas en Playa Húcares se agrupan

entre los 41 y 80 años. Los 20 hombres entrevistados constituyen el 44% del total de las personas entrevistadas y sus edades fluctúan entre los 20 y 90 años. Es interesante notar que en esta comunidad hubo dos grupos de edades en los que se agrupan la gran mayoría de los hombres entrevistados. El primer grupo corresponde a las edades entre los 31 y 40 años, y el segundo a las edades entre los 61 y 80 años.

La encuesta se diseñó con el propósito de aprender más sobre la frecuencia con que los entrevistados consumen pescado y mariscos; de dónde los obtienen; qué especies son las que más consumen; y los factores, tales como la frescura, el precio y la calidad, que ellos consideran importantes a la hora de comprar pescado y mariscos. Debido a la pandemia de COVID-19, realizamos las entrevistas y las encuestas domiciliarias al aire libre, normalmente en la entrada o en los patios de las casas y guardando la sana distancia. En otros casos, los participantes respondieron a la encuesta hablándonos por una de las ventanas de sus casas. Otras encuestas y entrevistas se realizaron en los muelles, pescaderías y restaurantes, casi siempre también al aire libre. El equipo de investigación también llevaba siempre mascarillas puestas.

Playa de Punta Santiago

Sin embargo, la pandemia afectó la dinámica del componente de investigación etnográfica del estudio en el sentido de que limitó la oportunidad del equipo de investigación de tener una interacción más directa con los participantes y de llegar a conocerlos a un nivel más personal. Un componente importante del proyecto fue la participación de un grupo de estudiantes de la Universidad de Puerto Rico en Humacao y la Universidad del Turabo en Gurabo. Los estudiantes completaron un curso de formación CITI1 en línea y fueron certificados para hacer investigaciones en las comunidades. Los certificados se enviaron a la Junta de Revisión Institucional de la Universidad Estatal de Arizona como parte del proceso del protocolo general del proyecto. Los estudiantes también recibieron adiestramiento sobre la realización de entrevistas orales y el diseño de una encuesta domiciliaria.

En general, tanto las encuestas, como las entrevistas, y las observaciones participativas nos proporcionaron una mejor comprensión sobre la manera en que los sistemas alimentarios basados en los recursos pesqueros funcionan y contribuyen a la seguridad alimentaria de las comunidades costeras del este de Puerto Rico. También nos enseñaron sobre los retos de realizar trabajo de campo antropológico durante la pandemia de COVID-19. En la siguiente sección, discuto algunos de los resultados preliminares del estudio. Aunque el análisis no está aún completo, los datos que se discuten a continuación nos brindan una idea general de algunos de los principales hallazgos del estudio.

¿Qué aprendimos?

Los resultados preliminares nos muestran que los y mariscos aún constituyen una fuente de alimentación importante entre los habitantes de Punta Santiago y de Playa Húcares. Aproximadamente el 95% de los entrevistados en las dos comunidades consumen con más o menos frecuencia, una o más especies de y mariscos. Los resultados también nos muestran que la gran mayoría de los entrevistados compran los productos que consumen. En Punta Santiago, el 90% de los entrevistados compra el producto. Del mismo modo, la mayoría de los entrevistados en Playa Húcares (78%) compran sus productos. Sin embargo, algunos de los entrevistados en esta comunidad eran pescadores quienes consumen una

1 Iniciativa Colaborativa de Adiestramiento Institucional. Más información en: https://about.citiprogram.org/

parte de sus capturas, en vez de comprarlos. En ambas comunidades, un pequeño número de encuestados también obtienen el pescado y los mariscos como regalo de algunos de los pescadores que conocen.

Otro hallazgo importante se relaciona a los lugares y espacios donde los entrevistados obtienen los productos que consumen. En ambas comunidades, la mayoría prefiere comprarlos directamente de las pescaderías. Los datos específicos de la encuesta revelan que el 56% de los participantes en Punta Santiago compran el pescado y los mariscos directamente de las pescaderías. En Playa Húcares, el porcentaje de los que compran en las pescaderías es un poco más alto, un 63%. Entre las razones que dieron los participantes de ambas comunidades para comprar en la pescadería se encuentran: (1) la frescura y calidad de los productos; (2) la proximidad de la pescadería a sus casas; (3) el precio; (4) la confianza en el personal que maneja y trabaja en la pescadería; y (5) el conocer a los pescadores que venden sus capturas a la pescadería. En Punta Santiago, los encuestados también mencionaron que una razón por la que prefieren comprar en la pescadería es que siempre está muy limpia.

También se les pidió a los participantes que eligieran entre cinco factores que tendrían en cuenta a la hora de comprar productos del mar (véanse las Tablas 1 y 2). En Punta Santiago, la gran mayoría de los

Foto: Raúl Omar Ortiz
Playa de Humacáoen primer plano, en segundo plano el Bosque Nacional El Yunque

Frescura 115 (79%)

Calidad 51 (35%)

Precio

Sabor

Accesibilidad

46 (32%)

(30%)

(28%)

Tabla 1: Factores más importantes al comprar pescado y mariscos en Punta Santiago

Nota: Algunos entrevistados eligieron más de un factor.

hogares (79%) considera la frescura como el factor más importante a la hora de comprar sus productos del mar. El factor menos importante, según los resultados resumidos en la Tabla 3, es la accesibilidad que tienen o no los entrevistados a una pescadería o supermercado cercano para comprar sus productos. En Playa Húcares, la gran mayoría de los entrevistados (70%) también coinciden en que la frescura es el principal factor a la hora de comprar

Frescura

32 (70%)

Calidad 16 (35%)

Precio 11 (24%)

Sabor 9 (20%)

Accesibilidad 6 (13%)

Tabla 2: Factores más importantes al comprar pescado y mariscos en Playa Húcares

Nota: Algunos entrevistados eligieron más de un factor.

pescado y mariscos. La calidad del producto es el segundo factor más importante que los participantes toman en cuenta a la hora de decidir dónde comprarlo. Según los resultados, el factor que los entrevistados consideran el menos importante es el precio del producto ya que solamente un 6% indicó que lo consideraba un factor importante.

Según los resultados de la encuesta, los pescados y mariscos que se consumen con más frecuencia en Playa Húcares son: Langosta (26%), Carrucho (24%), Chillo (22%), Salmonete (22%), Sierra (20%), Cotorro (17%) y la Mojarra (17%). En Punta Santiago, los más consumidos son Sierra, (30%), Chillo (29%), Camarón (22%), Carrucho (22%) y Langosta (18%).

Nombre común en español Nombre en inglés

Arrayado Lane snapper

Atún Tuna Fish

Arenque Herring

Bacalo Cod

Basa Basa

Boquicolorado White grunt

Calamar Calamari / Squid

Camarón Shrimp

Capitán Hogfish

Carrucho Queen conch

Chillo Silk snapper

Chopa Sea bream

Cojinúa Blue runner

Colirrubia Yellowtail snapper

Corvina Corvina

Cotorro Queen parrotfish

Dorado Dolphinfish / Mahi mahi

Gallo Squirrelfish

Cangrejo real King Crab

Langosta Spiny Lobster

Mero Red hind

Mojarra Mojarra

Pejepuerco Queen triggerfish

Picúa Great barracuda

Picuilla Sennet

Pluma Pluma / Porgy

Pulpo Octopus

Robalo Snook

Rodaballo Turbot

Salmón Atlantic Salmon

Salmonete Spotted goatfish

Sama Mutton snapper

Sierra Swordfish

Tiburón Shark

Tilapia Tilapia

Tabla 3: Especies de peces y mariscos más consumidas en Punta Santiago y Playa Húcares

La Tabla 3 enumera los nombres comunes de todos los pescados y mariscos consumidos por los entrevistados de ambas comunidades. Algunas de las especies consumidas no son: nativas de Puerto Rico ni del Caribe, sino que son importadas y suelen comprarse en supermercados y grandes almacenes como Walmart y Costco.

Conclusiones

Este estudio piloto, aunque limitado, reveló que los recursos pesqueros continúan siendo una fuente de alimentación importante en las comunidades de Punta Santiago y Playa Húcares. De los resultados del estudio, también es importante enfatizar que la mayoría de la gente aún prefiere comprar sus productos pesqueros en las pescaderías de sus comunidades. También cabe resaltar la preferencia que tienen los entrevistados por los productos pesqueros frescos y de buena calidad. Otro dato importante es que los habitantes de las comunidades estudiadas consumen una gran variedad de especies marinas y costeras, aunque no necesariamente todas se pescan en Puerto Rico. Aunque todos estos hallazgos son preliminares y necesitan explorarse más a fondo, nos brindan una idea sobre cómo los recursos pesqueros podrían convertirse en un componente crucial para la seguridad alimentaria no solo en las comunidades costeras, pero quizás también en todo el país. A medida que la seguridad alimentaria de Puerto Rico se ve amenazada por factores tales como el cambio climático, el declive económico, la migración y las políticas gubernamentales estatales y federales, entre otros, resulta cada día más apremiante la búsqueda de otras alternativas reales y sustentables. En este sentido, los recursos pesqueros del país son más imprescindibles e importantes para garantizar la seguridad alimentaria de esta y de las futuras generaciones que habitan en el archipiélago puertorriqueño.

Otro resultado importante de este proyecto de investigación fue la formación de estudiantes de la Universidad de Puerto Rico en Humacao y de la Universidad del Turabo en técnicas de investigación antropológica y de ciencias sociales. Además, se fortalecieron los lazos con los líderes de las comunidades y los colegas de la Universidad de Puerto Rico en Humacao. Este estudio piloto también reveló cómo las comunidades costeras siguen luchando contra diversos problemas que afectan a su actividad pesquera, como la presencia de grandes volúmenes de

sargazo (algas pardas del género Sargassum) o la falta de instalaciones para la salida y el atraque de sus botes. A través de este estudio piloto, también conocimos los esfuerzos que se están realizando para desarrollar una industria acuícola en Puerto Rico, que también sería otra alternativa para la seguridad alimentaria del país.

Agradecimientos

Mi más sincero agradecimiento al Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico por proveer los fondos para cuatro de los estudiantes que participaron en este proyecto. Muchísimas gracias también a Arizona State University por proveer los fondos para dos de los estudiantes. Mi más sinceras gracias a Ruperto Chaparro Serrano, Director del Programa Sea Grant, por creer en este Proyecto y por todo su apoyo. Un agradecimiento especial a la Dra. Yulissa García por toda su ayuda y apoyo con la coordinación de la logística de los fondos de Sea Grant. También les estoy muy agradecida a los siete estudiantes que colaboraron como asistentes de investigación durante el trabajo de campo: Valerie Acosta Rodríguez (UPR-Humacao, Programa de Biología Marina Costanera), Glorymar Beltrán Cruz (Universidad del Turabo, Departamento de Psicología), Liz Collazo Pagán (UPR-Humacao, Programa de Biología Marina Costanera), Hermaly Colón Guzmán (UPR- Humacao, Departamento de Ciencias Sociales), Camila Díaz Rosario (UPRHumacao, Programa de Biología Marina Costanera), Omelv García González (UPR-Humacao, Programa de Biología Marina Costanera), Xavier Ortiz Hernández (UPR-Humacao, Departamento de Ciencias Sociales). Gracias de todo corazón a todos los residentes de Punta Santiago y Playa Húcares que participaron en el estudio. En Punta Santiago queremos agradecer el apoyo de Janet González, líder de la comunidad; y en Playa Húcares queremos agradecer a la Oficina de Turismo, a la Asociación de Pescadores y al Centro de Acuicultura de Naguabo, y en especial a su coordinadora Edna Díaz Negrón. También quisiera agradecer el apoyo de Jorge Casillas Maldonado, educador marino del Programa Sea Grant para el este de Puerto Rico. Mi más sincero agradecimiento también a Grisel Sustache por permitirnos recorrer sus instalaciones de acuicultura y por enseñarnos sobre sus diversas técnicas y la historia de la acuicultura en Puerto Rico. Por último, mi agradecimiento al Dr. Alejandro Torres Abreu y a la Dra. Deborah Parrilla Hernández, ambos profesores de la UPR-Humacao, por todo su apoyo durante la realización del trabajo de campo.

Referencias

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Valdés-Pizzini, M. (1990). Fishermen’s Associations in Puerto Rico: Praxis and Discourse in the Politics of Fishing. Human Organization, 49(2):164-173.

Foto: Raúl Omar Ortiz
Punta Santiago, Humacao, PR.
Red

de respuesta a la seguridad pública de comunidades costeras ante la emergencia causada por el paso de eventos atmosféricos por Puerto Rico

Investigador Principal: Edwin J. Asencio, Ph.D.

Coinvestigadores: Adana P. Rivera Rivera, Gustavo A. Rodríguez Vélez, Lourdes S. Romañach Álvarez, Fabiola Torres Ortiz, Génesis N. Valentín Rosa, Osciris M. Vargas Vargas

Colaboradores: Gabriela Ortiz Laureano, Milagros Granados Sánchez, Julianne López Rosas, William Pagán Silvestry, Javier De Jesús Alicea, Derek Quintero Rosa

El archipiélago de Puerto Rico enfrenta riesgos a eventos atmosféricos tales como huracanes y tormentas tropicales por su posición geográfica en el Caribe (USGS, 2022). El potencial paso de un evento atmosférico representa una amenaza para la vida y propiedad de la ciudadanía puertorriqueña, especialmente para quienes viven en comunidades desventajadas debido a su localización geográfica y accesibilidad a recursos (Donner & Rodríguez, 2011; Padilla-Elías et al., 2016). Por ejemplo, las comunidades costeras enfrentan la amenaza de

inundaciones por marejadas ciclónicas o por cuerpos de agua salidos de su cauce. Esto obliga a los residentes a desalojar la comunidad, lo cual les coloca en riesgo de robos y escalamientos. Frente a esta realidad, el Gobierno, a través del Departamento de Seguridad Pública, creó agencias encargadas de garantizar la seguridad de la ciudadanía antes, durante y después de la emergencia por un evento atmosférico. El Negociado de la Policía de Puerto Rico (NPPR), el Negociado para el Manejo de Emergencias y Desastres (NMEAD) y sus Oficinas

Foto: Sheila Murphy/USGS
Una muestra de los huracanes históricos que han azotado a Puerto Rico.

Municipales para el Manejo de Emergencias (OMME) son las principales agencias responsables de responder ante la emergencia generada por eventos atmosféricos. Su respuesta se enfoca en las comunidades vulnerables socialmente, que son aquellas donde los factores socioeconómicos y su dificultad para subsistir condicionan su respuesta a riesgos naturales y sociales (Blaikie, 2004). Asimismo, atienden a las comunidades y las estructuras de sus residencias que son vulnerables. También, se enfocan en aquellas cuya localización geográfica representa una amenaza significativa para su vida y propiedad.

No obstante, la insatisfacción del Gobierno con el Plan de Trabajo para la seguridad pública y el manejo de emergencias llevó a la redacción de la Ley Núm. 20 del 10 de abril de 2017. La misma estableció un Departamento de Seguridad Pública de Puerto Rico, con el fin de crear un nuevo sistema integrado por todos los componentes que administran la seguridad pública en Puerto Rico; permitiéndole compartir personal y gastos administrativos. Aunque esta nueva estructura buscaba un ahorro de recursos, el representante José “Conny” Varela junto a Epifanio Jiménez y Nazario Lugo, exdirectores de la entonces Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias, argumentaron en contra de la reestructuración y opinaron que afectó negativamente la respuesta del Gobierno al huracán María.

Consecuentemente, el representante anunció un proyecto de ley con el fin de devolverle la autonomía de operación y presupuesto a la agencia:

“La inclusión de NMEAD bajo la autoridad del comisionado de seguridad y las agencias sombrillas, no solo le quitó herramientas operacionales y presupuestarias, sino que peor aún, creó una excesiva burocracia en la cadena de mando que provocó la dilación y la lentitud en la respuesta del gobierno. Esta agencia, por su naturaleza, tiene que responder directamente al gobernador, de la misma forma que la Policía y la Guardia Nacional, señaló Varela (Rivera Clemente, 2017).”

De esta manera, el desastre que siguió al huracán María dejó al descubierto una carencia en la

mitigación, respuesta y recuperación a eventos atmosféricos en Puerto Rico. Estas dificultades en la respuesta administrativa representan un impacto directo a las comunidades costeras vulnerables a eventos atmosféricos, quienes dependen de los recursos provistos por estas agencias para mitigar su vulnerabilidad a eventos atmosféricos.

Fuera del componente gubernamental, los residentes de Puerto Rico también se han organizado para responder a las necesidades de su comunidad a través de organizaciones comunitarias. Las organizaciones comunitarias tienen la posibilidad de inscribirse como Consejos Comunitarios de Seguridad (CCS). El Reglamento para Reorganizar los Consejos Comunitarios de Seguridad de la Policía de Puerto Rico define “Consejo Comunitario de Seguridad” como un cuerpo compuesto de ciudadanos voluntarios, quienes trabajan en conjunto con la Policía de Puerto Rico para combatir la criminalidad y problemas sociales, con el fin de mejorar la calidad de vida de su comunidad (Caldero López, 2015). A través de estos mecanismos, los CCS pueden comunicar sus necesidades de manera más directa al NPPR y trabajar en conjunto para garantizar la seguridad pública en la comunidad.

Mediante semejantes estructuras, las organizaciones comunitarias buscan fomentar la autogestión comunitaria, es decir, la aptitud de identificar sus intereses y necesidades propias y trabajar hacia su cumplimiento (Martínez Díaz, s.f.). La organización y participación activa de miembros de la comunidad promueve que se minimice la dependencia de agencias gubernamentales para ciertas situaciones. Esto le permite a la comunidad explorar y trabajar

Foto: Raúl Omar Ortiz
Restaurante destruido en el área de Joyuas por el huracán María.

hacia su sustentabilidad y autosuficiencia, tomando decisiones y acciones que atiendan sus necesidades particulares.

Considerando lo planteado previamente, los investigadores establecieron como objetivo auscultar la existencia y el nivel de desarrollo de una red de respuesta compuesta por las agencias gubernamentales del NPPR, NMEAD y OMME y las organizaciones comunitarias en el oeste del país, con el fin de analizar la forma que tienen para responder a las emergencias causadas por los eventos atmosféricos. Utilizaron el concepto de red de respuesta para capturar la interacción que surge entre agencias gubernamentales y organizaciones comunitarias para garantizar la seguridad pública ante un evento atmosférico. Específicamente, se estudió la implementación de políticas públicas que establecen las agencias gubernamentales, los planes de acción por los que se rigen para responder a la emergencia por un evento atmosférico y su interacción con las organizaciones comunitarias. Con relación al componente no gubernamental de la red, indagaron cómo se promueve la autogestión comunitaria en las comunidades costeras y cuáles son las limitaciones físicas y sociales que enfrentan

sus residentes. Por último, auscultaron por qué estas organizaciones están o no están inscritas con el NPPR bajo la estructura del CCS. Aunque otras organizaciones también interactúan en esta red de respuesta, los investigadores optaron por enfocarse en las organizaciones comunitarias para entender la efectividad de su estructura y su interacción con las agencias gubernamentales. Para finalizar, a la luz de las teorías que establece el marco teórico, vislumbraron si se identifica o no la capacidad de establecer una red de respuesta.

La relevancia del estudio reside en precisar la efectividad de las agencias gubernamentales y de las organizaciones comunitarias costeras, y que son vulnerables biofísica y socialmente, en responder a una emergencia tras un evento atmosférico. La efectividad de las gestiones realizadas por los componentes antes mencionados se corrobora mediante el cumplimiento de las teorías expuestas en el marco teórico. Una red de respuesta efectiva es esencial para asegurar una respuesta ágil y eficaz a un evento atmosférico y prevenir que esta emergencia se convierta en un desastre. Es por esto que destacan la importancia de exponer el fortalecimiento de estrategias como la red de

Foto: Raúl Omar Ortiz
Negocios destruidos en el área de Guanajibo tras el paso del huracán María.

respuesta para garantizar la seguridad pública y mitigar daños en las comunidades costeras del oeste de Puerto Rico ante eventos atmosféricos.

Esta investigación utiliza un enfoque cualitativo para estudiar tres poblaciones de interés: empleados del NMEAD y la OMME, agentes de la División de Relaciones con la Comunidad del NPPR en la Comandancia de Mayagüez y líderes de las organizaciones comunitarias costeras localizadas en la zona V1 del NMEAD. En el componente de las organizaciones comunitarias, se consideran a los CCS, que son un grupo de al menos doce ciudadanos que realizan labor comunitaria dirigida hacia la prevención de la criminalidad en su comunidad y son adscritos por el NPPR, y a aquellas organizaciones comunitarias no inscritas como CCS. La muestra fue obtenida mediante un muestreo de bola de nieve o muestreo de referido, la cual es una técnica en la que el investigador obtiene participantes a través de las recomendaciones de otros participantes (Oregon State University, 2010).

De esta manera, se realizaron 17 entrevistas de las cuales se identificaron los siguientes hallazgos relevantes para las organizaciones comunitarias costeras. Es así como enfatizamos que las interacciones entre los componentes de la red de respuesta van a depender si la organización se encuentra inscrita como un CCS o no. Como se discutió anteriormente, los CCS son organizaciones comunitarias que, mediante los mecanismos establecidos por leyes y reglamentos, se encuentran adscritas bajo el NPPR para trabajar directamente con la Oficina de Enlace Comunitario. De las 5 organizaciones comunitarias entrevistadas, 3 son CCS inscritos y 2 no lo son. Por esa parte, 1 de las 2 organizaciones entrevistadas no inscritas como CCS manifestó tener una buena comunicación con el NPPR y detalló que no habían podido completar su inscripción debido a problemas de comunicación en cuanto a los requisitos establecidos para este proceso. En contraste, la otra organización entrevistada no inscrita como CCS indicó no tener ninguna relación con el NPPR u otras agencias e incluso demostró desconfianza sobre el desempeño de estas agencias en las comunidades. Esta relación

1 La Zona V (5) se refiere a la oficina regional de Manejo de Emergencias que atiende Mayagüez y sus alrededores.

aparenta ser totalmente distinta cuando se trata de los CCS. Los CCS expresan total satisfacción con el rol de la NPPR en sus comunidades, resaltan la buena comunicación entre ambos cuerpos y la diligencia en las distintas situaciones que se les presentan. Destacan además que estar inscritos como CCS contribuye a que las gestiones y provisión de ayudas en su comunidad se agilicen.

Por otra parte, el NPPR asegura trabajar tanto con los CCS como con otras organizaciones comunitarias no inscritas de manera equitativa; sin embargo, al describir sus planes de acción ante emergencias atmosféricas y reglamentos, se señala que las organizaciones comunitarias no inscritas no son incluidas en estos protocolos. Dentro de las emergencias, su principal encomienda es movilizarse a las comunidades para garantizar su seguridad. Su interacción con las otras agencias (NMEAD, OMME) consiste mayormente en extender a parte de su personal como ayuda durante eventos atmosféricos.

El Sr. Nelson Cruz, Director de la oficina municipal de manejo de emergencias municipio Mayagüez, Adana Rivera Rivera y William Pagán Silvestry durante el proceso de entrevista.

El NMEAD señaló que ellos no tienen interacción directa con las organizaciones comunitarias, sino que se encargan de suplir cualquier necesidad a través de las oficinas municipales de la OMME. A su vez, la OMME señaló que ellos tampoco cuentan con una interacción directa con las comunidades, sino que la mayoría de los recursos y/o situaciones en las comunidades se trabajan a través de otros componentes como distintas oficinas municipales y demás agencias. Al igual que el NPPR, su interacción con otras agencias consiste en la extensión de su personal a estas con el propósito de auxiliarlos en sus tareas.

Otro aspecto a ser estudiado son las limitaciones que identifican cada uno de los componentes de la red y que, en consecuencia, les impide desarrollar apropiadamente cada uno de sus roles. Por tanto, la mayor limitación identificada por las organizaciones comunitarias es su vulnerabilidad biofísica, ya que su ubicación en el área costera aumenta su riesgo ante eventos como inundaciones y desalojos. Otra limitación expresada es la baja participación de los residentes dentro de los distintos trabajos realizados por sus organizaciones comunitarias. Los líderes comunitarios identifican que la disponibilidad de los residentes, específicamente por su horario y responsabilidades laborales, es uno de los factores más influyentes para la baja participación comunitaria en sus distintas reuniones y actividades.

Asímismo, se identificaron ciertas limitaciones en el componente de Manejo de Emergencias. Comenzando con el NMEAD, se destaca que estos no tienen una comunicación directa durante una

emergencia con las comunidades, ya que son los municipios quienes tienen la primera respuesta. Además, los participantes resaltan que el cambio del personal en la agencia cada término electoral impacta su desempeño en una emergencia. Por lo tanto, de forma similar, la OMME expresa que son los municipios quienes se encargan de las preparaciones para cualquier tipo de emergencia y su interacción con las comunidades en las emergencias se limita a las necesidades que expresen otras dependencias municipales. Igualmente, comunican una preocupación con el cambio continuo de personal, lo que interrumpe la continuidad en los planes de acción que se desarrollan para atender las emergencias por eventos atmosféricos. Ambas agencias, el NMEAD y la OMME, enfatizan la poca disponibilidad de recursos tanto físicos como de personal e identifican que esto dificulta sus trabajos dentro de las comunidades. Además, una parte significativa de sus residentes son personas encamadas, adultos mayores e individuos con alguna limitación de movilidad o salud, lo que complica la ejecución de los planes de acción de estas agencias. Por último, el componente del NPPR también admite contar con recursos físicos y de personal limitados. Según lo expuesto dentro de las entrevistas, esta limitación de personal se agrava cuando al NPPR se le pide que funja como agencia de apoyo para otras dependencias gubernamentales, ya que deben expandir su personal limitado a aún más funciones.

Los participantes también ofrecieron sugerencias con respecto a la interacción entre los componentes gubernamentales y no gubernamentales y cualquier otra aportación sobre el desarrollo o fortalecimiento de la red de respuesta. Por parte de las organizaciones comunitarias que no forman un CCS, un participante sugirió más iniciativa y una comunicación más agilizada por parte de las agencias que se incluyen en la red de respuesta. Otro participante expresó una desconfianza total en las agencias gubernamentales debido a la falta de comunicación, interacción y ayuda que han recibido de ellas en su comunidad. Aun así, menciona que todavía tienen interés en crear relaciones con estas agencias y que sugiere mayor acercamiento y comunicación desde las agencias.

Entre las organizaciones comunitarias inscritas como CCS, un participante sugirió que haya un

Foto: Raúl Omar Ortiz
Edificaciones colapsando en la playa Corsega de Rincón

mayor desempeño y compromiso de los residentes de la comunidad para fortalecer la relación con el NPPR y garantizar la seguridad de la comunidad. Otro participante propuso fortalecer la interacción con el NPPR a través de la comunicación interagencial, las actividades educativas y reuniones antes y después de la temporada de huracanes entre el NPPR y la comunidad para dar a conocer su plan de acción y los recursos disponibles. Por último, un participante expresó que, aunque está satisfecho con la interacción de su comunidad con el NPPR, le gustaría que hubiera más acercamiento y rapidez en la respuesta del NMEAD y la OMME en su comunidad. Por último, sugirió que más personas jóvenes se involucren en los CCS, pues muchos de los miembros de este CCS en específico son personas de edad avanzada.

Por otro lado, tanto los participantes del NMEAD como los de la OMME, expresaron la importancia de que las comunidades estén organizadas y con líderes comunitarios identificados, pues esto aporta a la agilización en los procesos de recuperación en las comunidades ante el paso de eventos atmosféricos. También sugirieron que los residentes identifiquen sus limitaciones y vulnerabilidades individuales y colectivas. Lo antes expuesto promueve la autogestión comunitaria y agiliza la distribución de recursos ante al paso de un evento atmosférico. Aunque los participantes del NPPR también sugieren la organización de las comunidades, enfatizan en la posibilidad de aumentar el personal y la asignación de recursos en la agencia como una solución para agilizar la respuesta administrativa. También mencionaron aumentar la consistencia del personal que sirve de enlace en las dependencias gubernamentales para mejorar la efectividad de las interacciones interagenciales y comunitarias.

Es preciso sintetizar que los hallazgos de este estudio son relevantes para conocer el estado de la interacción entre las agencias gubernamentales y las organizaciones comunitarias en torno a las emergencias por eventos

atmosféricos. “Así, a partir de este conocimiento, se pueden desarrollar estrategias que agilicen la distribución de recursos en situaciones de emergencia y reduzcan la vulnerabilidad física y social de las comunidades costeras en el oeste de Puerto Rico.”

Los hallazgos identifican una red de respuesta en desarrollo en aquellas comunidades adscritas como CCS; por lo tanto, las comunidades que logran adaptar esta estructura tienen mayor éxito en adquirir los recursos que necesitan en una emergencia por evento atmosférico. Esto se evidencia en la satisfacción que expresan los miembros de CCS sobre la ejecución de las agencias gubernamentales y la agilización de la distribución de recursos en su comunidad.

Desde el componente gubernamental se pueden destacar dos características necesarias para lograr una respuesta administrativa eficaz. Primero, las agencias deben considerar a las organizaciones comunitarias en su plan de acción. La inclusión de las organizaciones comunitarias en la mitigación, respuesta y recuperación de un evento atmosférico asegura que las necesidades de las comunidades sean debidamente comunicadas y atendidas. Segundo, debe existir una comunicación interagencial efectiva para evitar los obstáculos burocráticos y canalizar debidamente los recursos en la emergencia. De esta manera, las agencias gubernamentales y las organizaciones comunitarias costeras pueden mantener una red de respuesta efectiva ante los eventos atmosféricos.

Con lo antes expuesto, es posible expresar que los componentes de estudio sí tienen la capacidad de fortalecer sus interacciones y desarrollar una red de respuesta, y que su desarrollo exitoso se facilitará atendiendo las limitaciones y sugerencias destacadas por sus integrantes. Es así como los investigadores enfatizan la importancia de una red de respuesta fortalecida para la mitigación de daños en comunidades costeras ante el riesgo de inundaciones, desalojos, robos y escalamientos en una emergencia por un evento atmosférico.

Foto: Oliver Bencosme Palmer
Playa de Guayanilla

El equipo destacado de Resiliencia Ante Vulnerabilidad en Comunidades Costeras del RUM, presentado de izquierda a derecha: Dr Edwin Asencio Pagán, Gabriela Ortiz Laureano, Adana Rivera Rivera, Julianne López Rosas, Milagros Granados Sánchez, Lourdes Romanach Álvarez, Sr Alberto Trabal

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Conservación y política pública de los manglares en la Reserva Natural Caño Boquilla y las comunidades aledañas ubicadas en el oeste costero de Mayagüez, Puerto Rico luego del embate del huracán María

Investigador Principal:

Edwin J. Asencio Pagán

Colaboradores:

Coinvestigadores:

Joshua A. Bolaños Cruz, Melgaly Oyola García, Ariam Padua Rivera

Alondra Arroyo Flores, Alexandra M. Guadalupe Rivera, Tashalye Grajales Acevedo, Allan A. Torres Cordero, Vanessa C. Manzano Colón, Nashaly Miranda Sánchez y Omar M. Zayas Cruz

Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez

Introducción

La Reserva Natural Caño Boquilla es la primera reserva natural costera de Mayagüez. Fue designada en el año 2002. Incluye 193 cuerdas de terreno de dominio público y se extiende desde Punta Algarrobo en el Municipio de Mayagüez, hasta el Caño La Puente en el Municipio de Añasco, incluyendo la desembocadura del Río Grande de Añasco. Se encuentra ubicada al norte de la zona urbana de Mayagüez, en el barrio El Maní. Su terreno cuenta con áreas de humedales, manglares y estuarios que hacen de la misma un hábitat esencial para muchas especies y un espacio que provee múltiples servicios ecosistémicos; es decir, servicios que nos brinda la naturaleza y que

son esenciales para la vida y seguridad de los seres humanos. Esta es una de las razones por las cuales se seleccionó dicha Reserva como zona de estudio (véase Figuras 1 y 2). En un contexto como el de Puerto Rico, en el que el porciento de territorios dedicados a la conservación y preservación es considerablemente bajo, la protección de la Reserva Natural Caño Boquilla es vital.

Según la Exposición de motivos en la Ley Núm. 126 del año 2012, Puerto Rico cuenta con un 8% de territorio terrestre dedicado a la preservación y conservación. Esta área incluye propiedades públicas y privadas clasificadas como bosques estatales, bosques federales nacionales, refugios de vida silvestre, reservas naturales, áreas naturales protegidas, servidumbres de conservación, y terrenos adquiridos o manejados por el Gobierno Estatal, Federal y organizaciones conservacionistas no gubernamentales. De acuerdo

Figura 1. La Boquilla fue una de las áreas de interés en el estudio realizado en el municipio de Mayagüez. Refleja la vulnerabilidad biofísica y social discutida en el estudio. La foto fue tomada al inicio del estudio después del huracán María.

a lo explicado en dicha Exposición de motivos, este porcentaje es significativamente inferior a otras jurisdicciones vecinas, tales como la República Dominicana (42%), Cuba (32%), las Islas Vírgenes Americanas (54%), el Caribe (28.2%), los Estados Unidos (25%), así como el promedio de 15% estimado para países desarrollados.

Dicha situación coloca a Puerto Rico en una posición de gran desventaja en lo que se refiere a la protección de sus recursos naturales, esenciales para la estabilidad y seguridad ciudadana. Nuestros recursos naturales nos proveen servicios ecosistémicos que hacen posible la vida humana y que nos protegen de múltiples amenazas. Entre esas amenazas, figuran los eventos atmosféricos como, por ejemplo, los huracanes.

A lo largo del tiempo, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) y otras organizaciones conservacionistas (locales e internacionales) han elaborado acciones para reconocer aquellas áreas en Puerto Rico con mayor valor natural donde la preservación y conservación debe ser prioritaria. Los manglares, presentes en la Reserva Natural Caño Boquilla, están dentro de ese grupo de ecosistemas que tienen prioridad en lo que se refiere a protección y conservación. Son uno de los humedales de mayor envergadura y que

más proliferan en Puerto Rico. Muchos los conocen como “pulmón del mar” y otros lo describen como una “unidad maternal” del ecosistema. Pero, ¿qué es un manglar exactamente? Este se define como “un grupo de especies de árboles o arbustos que poseen adaptaciones que les permiten colonizar terrenos anegados que están sujetos a intrusiones de agua salada” (Vivaldi & Valverde, 1988). En el caso de Puerto Rico existen cuatros tipos de mangles : Rhizophora mangle (mangle rojo), Avicennia germinans (mangle negro), Laguncularia racemosa (mangle blanco) y Conocarpus erectus (mangle botón) (Román, 2008). Según el DRNA, el manglar se encuentra entre los ecosistemas de mayor productividad de la zona costanera ya que constituye un vivero de organismos marinos de interés comercial, dado a que es el hogar de muchas especies acuáticas y el espacio donde comienza la vida de estas.

El manglar también puede salvaguardar las propiedades, pertenencias y vidas de residentes de áreas costeras durante el paso de eventos ciclónicos como ocurrió con el huracán María en el 2017. A pesar de ello, las ráfagas de viento creadas por el mencionado desastre natural fueron de gran amenaza para muchas especies de plantas y arbustos, en especial para los manglares. También es necesario mencionar que el cambio climático ha sido una amenaza para estos ecosistemas, pero no ha sido la

Foto: Melgaly Oyola

única. El cambio climático se refiere a estos cambios en el clima terrestre observados en el presente y mayormente provocados por acciones humanas, los cuales aportan al efecto invernadero y dan paso consigo al calentamiento global. Además del cambio climático, las malas estrategias y prácticas de planificación también les han ocasionado problemas a los manglares desde el siglo XIX. Según el DRNA, esto fue causado por la reducción y destrucción de ecosistemas de manglares debido principalmente al corte de los mangles, el relleno de estos humedales, y la construcción y desarrollo de hoteles, comercios y residencias en zonas de manglar. Esta destrucción se traduce en la interrupción de los ciclos y procesos de vida de las especies que habitan en los manglares y en la desaparición de los beneficios que nos provee el ecosistema del manglar.

Actualmente, uno de los problemas principales más latentes concurre en la poca efectividad de la implantación de las leyes en la protección de los

manglares (Barragán, et al., 2010). A pesar de la existencia de leyes, reglamentos y designaciones, el cumplimiento de estos no necesariamente el más efectivo.

Por tales razones es que los investigadores auscultaron la conservación de los manglares en la Reserva Natural Caño Boquilla, según la política pública que se encuentra en vigor hacia este sector. Su conservación es de suma importancia debido a que esta reserva contiene una alta biodiversidad que incluye especies de aves en peligro de extinción y endémicas de Puerto Rico junto a los manglares. Esta comunidad costera de bosques salinos, conformada por árboles y arbustos con características de climas subtropicales y tropicales, conocida como el mangle, aporta positivamente al clima y el funcionamiento de los ecosistemas. Además, se dice que estos sirven como un escudo vital contra eventos atmosféricos, protegiendo así las costas y controlando erosión (Costanza, et al., 1997). Es por esta misma razón que los investigadores decidieron

Figura 2. Mapa del área de estudio en el Caño La Boquilla.

realizar un inventario de mapas de la comunidad de La Boquilla, por medio del cual se determinó que existe un grado de vulnerabilidad biofísica en esas áreas. El concepto de la vulnerabilidad biofísica, se refiere “a la fragilidad de un socio ecosistema ante un fenómeno” (Chávez et al., 2017, pp. 98).

Este inventario de mapas divide la comunidad de estudio en cuatro zonas. En cada zona se identifica la cantidad de residencias en total, para las cuales se identificaron un total de 92 residencias u otros lugares de interés. A su vez, tales residencias se desglosan por condiciones físicas: habitadas, no habitadas, abandonadas, negocios, capillas y residencias desconocidas, siendo gran parte de las mismas habitadas, para un total de 63%. Además, las residencias se clasifican en estructuras de un piso, dos pisos o elevada, siendo un piso el número dominante, para un total de 60%. Finalmente, esas mismas residencias, se clasifican a base de su estructura: cemento con techo de cemento, cemento con techo de zinc, de madera con techo de zinc o estructura mixta (refiriéndose a cemento y madera con techo de zinc). Lo que más predominó en esta última categoría mencionada fueron las estructuras de cemento, con un total de 59%. Sin embargo, en cuanto a los techos predominó en material de zinc con un total de 51%.

Se buscaron estrategias de mitigación comunitaria con el interés de conocer las acciones que implementaron los residentes de comunidades aledañas a esta reserva para aplacar conservar su mangle, antes y después del embate del huracán María. El concepto de mitigación comunitaria se refiere a un conjunto de medidas o acciones específicas tomadas con el fin de reducir la exposición y vulnerabilidad ante amenazas a las infraestructuras de una comunidad. Además, los investigadores pretendieron identificar la relación, si existiese alguna, entre los residentes de la comunidad bajo estudio con estos manglares aledaños antes y después del huracán. A su vez, se buscó comprender si estos se benefician mutuamente (simbiosis). Por otro lado, la investigación tuvo como objetivo reconocer y analizar el conocimiento de los residentes de las comunidades aledañas al ecosistema de la Reserva Natural Caño Boquilla en Mayagüez sobre la protección y conservación del mangle, su importancia en la naturaleza y si tenían conciencia sobre la barrera natural que estos representan.

Otro asunto importante que responde a esta investigación es proveer y contribuir a una mejora en el conocimiento sobre el valor de los manglares para el ser humano. Esto, junto con la intención de aportar a la comunidad social y académica de Puerto Rico, pueden ser herramientas útiles para preservar importantes recursos como los manglares y fomentar la prevención ante perjudiciales embates de eventos atmosféricos, como lo fue el del huracán María en el 2017. Esta investigación corresponde al enfoque cualitativo y para la recolección de datos se optó por hacer entrevistas semiestructuradas. Las dimensiones de estudio desarrolladas fueron las siguientes: Manejo y conservación, Educación comunitaria, y Perspectiva de los residentes. Debe mencionarse además que se usaron tres criterios de inclusión para delimitar a la muestra bajo estudio: (1) los participantes tenían que ser residentes de La Boquilla, (2) mayores de 21 años y (3) haber experimentado el paso del huracán María mientras estaban en la comunidad.

Discusión de resultados

En relación a la primera dimensión, Manejo y conservación, se encontraron los siguientes hallazgos: 8 de los 12 (67%) participantes han tenido alguna interacción con la Reserva ya sea en el pasado o en la actualidad, lo que implica que la mayoría de los participantes han tenido o tienen una interacción con la reserva. Cabe destacar que esta interacción se ha dado mayormente en el pasado por dos razones principales: el paso del huracán María que provocó daños significativos en la Reserva y el envejecimiento de muchos de estos

Figura 3. Mangles en el Caño La Boquilla - 8 de febrero 2021
Foto:
Ariam
Padua

participantes. Otro hallazgo sumamente importante para la investigación es que la mayoría (7 de estos 8 participantes), han tomado medidas directas o indirectas para proteger los recursos de la Reserva. Por otro lado, 6 de estos 8 participantes, perciben que los manglares se encuentran en mal estado (véase Figura 3), mientras que los otros 2, entienden que los mangles en la Reserva están en recuperación. Así que, ninguno de estos residentes (8 de 12 = 67%) entiende que los manglares de la Reserva se encuentran en buen estado. Entre los participantes restantes, aquellos que no han tenido interacción con la Reserva (4 de 12 = 33%), demostraron tener opiniones diferentes: uno mencionó que los mangles están en mal estado, otro mencionó que están en buen estado y el otro respondió que están igual que antes; el restante no respondió la pregunta. Como último resultado a discutir, 10 de los 12 (83%) participantes están de acuerdo con que se hagan actividades para ayudar a la Reserva, tales como: llevar a cabo talleres y conferencias cortas para promover el intercambio de información entre los mismos residentes y expertos que puedan sumar a la conservación de sus recursos naturales, un esfuerzo de reforestación de mangles, la formación de un grupo comunitario de los residentes, limpiezas y llevar a cabo recorridos por la Reserva.

En cuanto a la dimensión de Perspectiva de los residentes, se destacaron cinco hallazgos. El primer hallazgo indica la mayoría de los participantes tienen la concepción de ser partidarios de proteger los mangles. Sin embargo, solo 4 de 12 (33%) han tomado acciones concretas para cumplir este objetivo. Aunque el interés de los residentes en la Reserva se ve reflejado en la interacción que la mayoría tienen o han tenido con la Reserva, ya sea una de forma recreacional o comercial. Segundo, no todos los participantes han visto al DRNA ejercer sus labores de manera activa en la Reserva. Por ende, muchos de los residentes no tienen claro cuáles son las tareas específicas que el DRNA debería estar realizando como parte de su responsabilidad de co-manejar la Reserva. Como consecuencia, los residentes en vez de mencionar las tareas y responsabilidades del DRNA con la Reserva, más bien expresaron sus opiniones en cuanto a lo que ellos entienden que el DRNA debería hacer. Ejemplos de esto son: limpiar el área, orientar sobre los beneficios de la Reserva, fomentar un área de recreación y ser más proactivos, darle

mantenimiento, sembrar, permitir que los residentes limpien el área, asegurarse que no contaminen, visitar el área cada seis meses, entre otras.

De tal forma, se pudo percibir el pobre cumplimiento de la agencia en cuanto a sus responsabilidades con la Reserva. En tercer lugar, casi todos los participantes coincidieron en que fueron principalmente las entidades municipales quienes se encargaron de limpiar el área luego del embate del huracán María. No obstante, 9 de 12 (75%) participantes entienden que es el DRNA la agencia que debería ocuparse del mantenimiento de la Reserva. Cuarto, la mayoría de los residentes no percibió la presencia y el trabajo del DRNA en la Reserva luego del embate del huracán María en el 2017. Quinto y último resultado es que, como fue ligeramente mencionado, la mayoría de los participantes (11 de 12 – 92%) se mostraron dispuestos a aportar de manera positiva al estado de los manglares en la Reserva, con la excepción de un participante.

Con respecto a la dimensión de Educación comunitaria, primeramente, se destacó el patrón de desconocimiento entre la mayoría de los residentes en cuanto a conocimiento básico y morfológico de los manglares y el ecosistema de la Reserva en general. La mayoría de los entrevistados no conoce todos los tipos de mangles presentes en la Reserva y solo 3 de 12 (25%) pudieron mencionar dos o más beneficios que los manglares proveen al ecosistema. Por esta razón, se concluye que la mayoría de los participantes sí están a favor de proteger los mangles; sin embargo, a medida que su conocimiento en cuanto a los manglares es menor, también su participación activa para proteger los manglares disminuye y viceversa. A medida que el conocimiento del participante aumenta, más participa de manera activa en la conservación de los manglares y la Reserva. Otro efecto marcado del desconocimiento fue que la mayoría de los residentes son inconscientes de las formas en que pueden ayudar a proteger los manglares. Aunque están interesados y dispuestos a ayudar a la conservación de estos ya que, como fue mencionado en la discusión sobre la dimensión de Manejo y conservación, la mitad (6 de 12 - 50%) de los residentes entrevistados destacaron que los manglares se encuentran en mal estado. También 6 de los 12 (50%) entrevistados respondieron que

conocen de personas en la comunidad a quienes les gustaría aportar positivamente al estado del ecosistema. Este resultado está vinculado al segundo, que es que 9 de 12 (75%) participantes entienden que los manglares son importantes para proteger a la comunidad ante el paso de eventos atmosféricos. Como tercer hallazgo, se encontró que 10 de 12 (83%) participantes consideran que el conocimiento en la comunidad sobre el manglar y sus beneficios es pobre o inexistente. Es por esto que, nuevamente 10 de 12 (83%) entrevistados expresaron que es importante educar a la comunidad sobre la importancia del mangle y, especialmente, educar a las nuevas generaciones. En efecto, todos los participantes (12 de 12 - 100%) concuerdan en que deben realizarse diferentes actividades de conservación enlazadas a la educación. En cuanto a la frecuencia de estas actividades, los participantes mencionaron que podían llevarse a cabo mensual o anualmente. Además, se encontró que la mayoría de los participantes mostraba interés en participar y divulgar la información de estas actividades si se llevaran a cabo.

Conclusión

Para poder cumplir con los objetivos de la presente investigación, se entrevistaron a 12 residentes de La Boquilla usando una entrevista semiestructurada durante el período de agosto de 2021 hasta abril de 2022. Debe mencionarse que los participantes del estudio, en su gran mayoría, eran personas mayores de 50 años y la mayoría de estos han vivido

en la comunidad durante toda su vida. Además, la mayoría de los participantes sufrieron grandes pérdidas a causa del embate del huracán María en la comunidad, incluso hubo algunos que perdieron su todas sus posesiones. También la mayoría de los residentes reportaron pérdidas de miles de dólares, ya que perdieron enseres y mencionaron haber experimentado daños mayores a las residencias tales como fallas en la cablería eléctrica, por ejemplo.

Acerca de los hallazgos de esta investigación, se determinó que ha existido una interacción entre los residentes de la comunidad de La Boquilla y los manglares de la Reserva Natural Caño Boquilla. Aunque no todos los participantes entrevistados han tenido interacción con la Reserva y sus manglares, muchos de ellos tuvieron alguna relación en el pasado mientras que la minoría todavía interactúa con la Reserva y sus manglares en el presente. Además, debe mencionarse que esta interacción es principalmente recreativa, ya que los participantes que respondieron interactuar o haber interactuado en el pasado con la Reserva y sus manglares mencionaron actividades tales como la pesca deportiva, dar recorridos por la Reserva como forma de esparcimiento, dar paseos en kayak, etc. No obstante, hubo un solo participante quien antes interactuaba con la Reserva y sus manglares, cuya relación era de índole comercial, dado a que pescaba cangrejos para venderlos. Por otra parte, acerca de los participantes que antes interactuaban con la Reserva y sus manglares, pero en el presente no, algunas de las razones brindadas por ellos fueron que interactuaban con la Reserva y sus manglares durante su juventud,

Foto: Raúl Omar Ortíz
Casas en la cercanía del Caño La Boquilla

pero ya no debido a que han envejecido y se les dificulta el llegar y regresar sanos.

Entre los hallazgos de la investigación se refleja que la mayoría de los participantes que tienen o han tenido interacción con la Reserva, han tomado medidas directas o indirectas para proteger sus recursos incluyendo los manglares. En cuanto a las medidas directas, figuran el intentar sembrar manglares y velar el área para que no entren individuos, ya sea de la comunidad o externos a esta, a ocasionarles daños a la Reserva y sus manglares, tales como talarlos o cortarlos. Mientras que las medidas indirectas tomadas han sido evitar ocasionar daños a la Reserva y sus manglares, junto con practicar el reciclaje, para de tal forma no ensuciar el área. Además, otro hallazgo que se debe mencionar es que la mayoría de los participantes entrevistados mostraron interés en participar de actividades de educación para la comunidad y para promover la conservación y el buen manejo de los manglares. Entre las actividades principalmente mencionadas figuró el que se lleven a cabo talleres, que se reforeste el área y que se lleven a cabo limpiezas de la zona.

Por otra parte, se encontró que los residentes de la comunidad de La Boquilla presentaron generalmente desconocimiento en cuanto a la Reserva, sus manglares y sus beneficios, tales como la protección que estos puede proveer durante el paso de eventos atmosféricos. No obstante, hubo participantes que mencionaron que los manglares aportan beneficios tales como oxigenación, mitigar los efectos de la erosión, proteger contra fuertes ráfagas de viento, y mitigar los efectos de las inundaciones. También los participantes generalmente demostraron desconocimiento en cuanto a los tipos de mangles que hay en la Reserva y las características morfológicas de estos. Solamente

unos pocos participantes mencionaron que en la Reserva se pueden encontrar el mangle rojo y el mangle blanco, y muy pocos pudieron detallar las características de los manglares. Además, muchos de los residentes entrevistados no pudieron precisar exactamente qué es un manglar, lo cual también es muestra del desconocimiento que existe en los residentes en cuanto a los manglares de la Reserva Natural Caño La Boquilla. Asimismo, se encontró que los participantes que más conocimiento demostraron sobre los manglares y sus beneficios fueron los que más activamente aportan al manejo y conservación de los manglares, lo cual abre la puerta a que se plantee que a mayor conocimiento sobre los manglares y sus beneficios, mayor participación activa habrá entre estos residentes y el área respecto a su aportación a la conservación de estos recursos naturales tan importantes.

Por otro lado, se encontró que la mayoría de los residentes entrevistados percibieron que el DRNA no ha llevado a cabo sus labores en la Reserva Natural Caño La Boquilla y que esta agencia no se ha presentado en la Reserva. Debe mencionarse que hubo participantes que mencionaron haber visto al DRNA en la Reserva; algunos de ellos dijeron que los ven de vez en cuando mientras que otros dijeron que hace tiempo no los veían en el área. No obstante, todos los participantes concordaron que el DRNA no ha cumplido con sus responsabilidades con la Reserva y sus manglares. Por otra parte, la mayoría de los residentes entrevistados respondieron no haber visto al DRNA presentarse en el área tras el paso del huracán María, y que más bien fue el gobierno municipal quien se presentó en la comunidad y limpió el área. Finalmente, debe mencionarse que todos los participantes estuvieron de acuerdo en que el DRNA es la agencia que debe

Foto:
Raúl
Omar
Ortiz
Casas en la cercanía del Caño La Boquilla

responsabilizarse por la Reserva y quien debe encargarse de mantenerla y cuidarla.

Finalmente, es importante resaltar que este proyecto de investigación tuvo una aportación muy importante al auscultar el conocimiento que tiene la comunidad aledaña a la reserva con respecto a los manglares y su ecosistema. Aunque los hallazgos obtenidos en este renglón no son representativos del conocimiento que otras comunidades tienen sobre los manglares, nos permiten tener una aproximación de esto y, de tal forma, promover estrategias de educación para fomentar el conocimiento de las personas acerca de los manglares, sus beneficios y su importancia. También, esta investigación trajo a colación el rol que

Referencias

las agencias gubernamentales, especialmente el DRNA, deben ejecutar en la protección y en la conservación de los recursos naturales del país, de acuerdo con la perspectiva de los residentes entrevistados. Asimismo, se demostró a través de este proyecto que las comunidades aledañas a manglares interactúan con estos, aunque en el caso de la población de estudio, solamente fue una minoría quien interactuaba con la Reserva Natural Caño La Boquilla y sus manglares. De tal manera, se aporta a lo que se conoce con respecto a la relación entre las comunidades aledañas a manglares y estos, lo cual puede ser de gran relevancia dado que la conservación de los manglares es sumamente importante para la protección de las comunidades costeras ante el paso de eventos atmosféricos.

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¡Busca nuestro libro, Peces de agua dulce nativos de Puerto Rico!

¿Sabías que los peces son los animales acuáticos con mayor número de especies descritas dentro de los vertebrados? ¡Se conocen cerca de 28,000 especies!

¡Tenemos copias disponibles! Para conocer más sobre las especies nativas de Puerto Rico, ¡escanea el QR code o accede nuestro enlace aquí! https://bit.ly/PecesAguaDulcePR

Administración (787) 832-3585 * Asesoría Marina (787) 832-8045 * Educación Mayagüez (787) 805-5110 * Comunicaciones

Página electrónica: http://www.seagrantpr.org

Este libro fue publicado gracias a la colaboración entre los autores Carlos J. Santos Flores y Sean A. Locke, y el Programa Sea Grant UPR.

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