REVISTA AMBIENTAL
Carta del director
Los fondos federales recibidos por la O cina Nacional de Sea Grant (ONSG) provienen del Departamento de Comercio. La visión de la ONSG es el uso sabio de los recursos marinos y costeros, y su intención es salvaguardar su calidad, abundancia y las oportunidades económicas que éstos ofrecen para generaciones futuras.
Desde sus comienzos, el Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico apoya esa visión. Nuestro programa ha sido instrumental en la resolución de problemas, en la creación de bene cios y oportunidades económicas, así como recreativas para las comunidades costeras y los usuarios de los recursos marinos y costeros de la región caribeña.
Puerto Rico Sea Grant ha respondido a los retos ambientales diseminando información basada en la ciencia y utilizado nuestra presencia en las comunidades costeras. Tenemos la virtud de no ser una agencia reguladora para ser aceptados y escuchados. Nuestro éxito no sería posible sin el apoyo y la colaboración de un grupo de profesionales extraordinarios, servidores de vocación, reconocidos por su contribución a la educación marina, a la lantropía y a la conservación de los recursos marinos y costeros de Puerto Rico.
Foto de portada: Raúl Omar Ortiz Arroyo
Este grupo de buenos ciudadanos han dedicado sus vidas a servir a Puerto Rico. A través de los años han aportado desinteresadamente sus capacidades, habilidades, conocimientos, actitudes y aptitudes al desarrollo de la ciudadanía con la esperanza de enriquecer y fortalecer la educación y, por consiguiente, la calidad de vida de nuestra gente. Desde nichos individuales, han contribuido a moldear un mejor futuro para nuestra patria, impulsando nuevos valores a la sociedad y realzando la dignidad humana con el objetivo de alcanzar el país que anhelamos.
Nuestra revista ambiental lleva más de veinte años al servicio de las comunidades, los recursos marinos y costeros a través de la información y la educación. Con esta edición de Marejada, queremos brindarles este merecido reconocimiento porque queremos que nuestros lectores conozcan el valor que tienen estos puertorriqueños y puertorriqueñas para nuestra patria.
Visión
Mucha gente piensa que el espacio sideral, el universo, es nuestra frontera nal de la exploración y del conocimiento. Sin embargo, los océanos todavía son una región desconocida y nuestros mares, los que nos quedan a unos pasos de nuestras casas, aguardan por nuestros esfuerzos en investigación, para conocerlos a profundidad, mantener su valor ecológico y salvaguardarlos para que las generaciones futuras puedan bene ciarse de las oportunidades económicas y recreativas que estos ofrecen. Tal vez, lo irónico es que muchos conocen sobre el planeta Tierra o sobre nuestro sistema solar, pero conocen muy poco sobre los ecosistemas marinos y costeros y su extraordinaria biodiversidad, su fuerza y su energía física, así como su papel en la climatología. Como ciudadanos, debemos entender bien esa inmensa parte de esta biosfera que está formada por las aguas de los océanos.
Marejada surge como un medio de comunicación enfocado en educar a los hispanoparlantes acerca de la importancia de proteger nuestros mares y océanos de los complejos procesos climáticos y antropogénicos que los amenazan.
Marejada es una revista ambiental comprometida con la conservación y el desarrollo sustentable de nuestros recursos y atracciones marinas y costeras. Nuestro interés es educar al público general y llevarle información cientí ca de una manera sencilla y fácil de entender. Para nosotros, uno de los puntos clave, en el marco de las investigaciones cientí cas aplicadas, es poder desarrollar proyectos dirigidos a solucionar problemas actuales que afectan los recursos marinos y costeros que nos rodean, al tiempo que facilitamos los resultados de estas investigaciones a los manejadores y los usuarios de estos recursos. Estos resultados deben ser publicados y puestos al alcance de la mayor cantidad de personas. Esta revista ambiental constituye ese espacio accesible para que los investigadores, los cientí cos, los usuarios de los recursos, los educadores, los manejadores y los especialistas publiquen artículos cónsonos a nuestra visión, al tiempo que el lector disfruta en este proceso del saber.
Marejada: una manera de acercarte más a la costa.
Marejada es publicada por la División de Comunicaciones y Publicaciones del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico, bajo la subvención Núm. NA180AR4170089 del Departamento de Comercio de Estados Unidos y la Administración Nacional Oceanográ ca y Atmosférica (NOAA).
ISSN 1947-1424
Para este número
Cristina D. Olán Martínez: Editora
Stephanie Díaz Pérez: Coordinadora editorial
Esther M. Vélez Bonilla: Redactora de información
Francisco Felix Canales Dalmau: Redactor de información y editor
Oliver Bencosme Palmer: Diseñador editorial
Raúl Omar Ortiz Arroyo (“Pichón Duarte”): Impresión
División de Comunicaciones y Publicaciones
Ruperto Chaparro Serrano: Director del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez
Stephanie Díaz Pérez: Directora de Comunicaciones/Directora Editorial
Delmis del C. Alicea Segarra: Especialista en currículo y evaluación
Cristina D. Olán Martínez: Editora
Francisco Félix Canales Dalmau: Redactor de información
Esther M. Vélez Bonilla: Redactora de información
Oliver Bencosme Palmer: Artista grá co/Diseñador editorial
Cynthia Lee Gotay Colón: Ilustradora cientí ca
Fabiola Nieves Guerrero: Ilustradora cientí ca
Raúl Omar Ortiz Arroyo (“Pichón Duarte”): Jefe de imprenta
Wilmarie Cruz Franceschi: Traductora
Las opiniones y los puntos de vista expresados en esta revista no necesariamente re ejan los de la Universidad de Puerto Rico o los del Programa Sea Grant. La mención de marcas de productos no debe ser interpretada como un endoso a las mismas.
Más conversaciones frente la Marejada
(Segunda parte de nuestras entrevistas)
“Es evidente que el cambio climático es real, que este es generado por la actividad humana y que, de no tomar las acciones necesarias para adaptarnos, sus efectos sobre los sistemas naturales y la sociedad serán devastadores.”
Esta advertencia de Ruperto Chaparro está más vigente que nunca. La misma es parte de su carta para el primer número de la Revista Marejada en el 2007. Los efectos del cambio climático ya están aquí. Debemos atender esta realidad como un asunto inmediato, presente y constante. Los cambios han dejado de ser graduales y su escala aumenta a medida que pasa el tiempo. Las sequías se prolongan igual que las temporadas de calor intenso, las lluvias incrementan en cortos periodos, dando paso al aumento de inundaciones, daños estructurales y pérdidas económicas. La erosión de las costas y el daño a los recursos naturales como los arrecifes y los mangles es evidente. Parece haber una desconexión entre los organismos encargados de la preservación, algunas personas y la necesidad de preservar estos recursos.
El mal llamado desarrollo en zonas sensitivas a estos cambios afecta tanto a los recursos naturales como a las personas y comunidades que disfrutan y dependen de ellos. La construcción irresponsable de estructuras cerca del agua afecta tanto al mar como a los pescadores; es la intervención de la vida cotidiana y la invasión del escombro. De igual manera, el “desarrollo” que implica la destrucción de recursos como el carso o el asesinato de ecosistemas como bosques a corto y largo plazo nos costará mucho más que los aspectos económicos.
La evidencia está ahí; pedazos de casas y edi cios varados en la orilla del mar, hoteles dónde antes había costas, pérdidas materiales y orgánicas por desórdenes pluviales producto de la mala plani cación. Ya nos está costando la acidi cación y pérdida de los arrecifes de corales que, como los mangles, son nuestras barreras de protección contra las marejadas y son clave en funcionamiento de los ecosistemas marinos y costeros. Esto implica, por ejemplo, la disminución de recursos pesqueros fundamentales y grandes pérdidas en la industria de la pesca en general. Tenemos un gobierno que concede permisos a proyectos que claramente carecen de estudios o intenciones responsables con el ambiente y los recursos naturales. Las leyes no nos sirven de nada si no se ejecutan. Ya lo decía el director en el 2007:
“El desparrame urbano en nuestras costas y el desarrollo de estructuras cercanas a la zona marítimo terrestre no solo ponen en riesgo miles de vidas y estructuras de alto valor, sino que además amenazan la integridad de nuestras atracciones y recursos naturales (playas, manglares, humedales, arrecifes de coral, calidad de agua).”
Por otra parte, nos toca reconocer nuestro carácter individual sobre este asunto. La manera
en que interactuamos con nuestro ambiente debe corresponder al estado delicado en que se encuentra, pues no solo enfrentan fenómenos como altas temperaturas y el incremento de fenómenos atmosféricos, sino nuestras actividades recreativas y comerciales. La educación debe estar continuamente actualizándose, respondiendo a esas transformaciones, algunas naturales, otras de carácter antropogénico. Es importante no perder de perspectiva que los cambios son dinámicos y tenemos que ajustarnos a ellos. Nada permanece igual. Por eso nos parece pertinente continuar lo que habíamos comenzado con el primer número de nuestra revista para este año 2021. Han sido tantas las personas que son parte integral de nuestra misión a través de los años.
Al igual que el primer número que antecede esta revista, les presentamos cuatro conversaciones de sumo interés e importancia. Nos privilegian con su conocimiento y su compromiso con el país, con sus comunidades y con sus recursos naturales, que como comentamos en el pasado, es un asunto que nos toca a todos y todas. Al igual que los otros participantes, estas personas han sido parte esencial de nuestro trabajo en el Programa Puerto Rico Sea Grant, así como fundamental ha sido su trabajo como educadores, investigadores y componentes claves de agencias y
organizaciones dedicadas al manejo y conservación del ambiente. Presentamos al biólogo marino Carlos Diez, a la Directora adjunta y técnica de CariCOOS Patricia Chardón, al profesor de Ciencias Marinas, Ernesto Otero y al antropólogo social y profesor emérito, Manuel Valdés Pizzini. Hacemos un breve recorrido por sus memorias y exploramos algunas de sus aspiraciones para el país, aprovechando el vehículo de las palabras para extraer y dejar en evidencia la huella que han dejado en sus respectivos campos.
Creemos que, con este segundo número, dejamos en sus manos una valiosa herramienta para la comunidad. Si hay algo que necesitamos en estos momentos, es conocimiento, labor y experiencia. Aprender (y desaprender también) de las personas que han construido una base sólida a través de la colaboración. Esperamos dejar en sus manos una oportunidad de crear conciencia sobre la importancia de seguir siendo proactivos, de asumir un rol participativo en la preservación de nuestros recursos y en el desarrollo de una sociedad más preparada para enfrentar las transformaciones aceleradas del cambio climático y sus efectos sobre nuestra cotidianidad y el futuro que toca nuestras puertas.
Francisco Félix Canales Dalmau
Carlos Diez, biólogo marino
Hay que seguir pa’ lante. Esto no termina, hasta que termine…esto es algo perpetuo.
En 1992, se llevó a cabo la captura de una tortuga carey con nes cientí cos, luego se libera nuevamente al mar.
El biólogo Carlos Diez nos da un recorrido por su trayectoria con la biología marina y su relación con las tortugas. Nos cuenta sus experiencias con la fauna marina, su obsesión con los reptiles y sobre sus participaciones en diferentes capacidades, como voluntario, estudiante y cientí co. Nos habla de la importancia económica, social, y hasta cultural de las tortugas. Nos convence de su trascendencia para el ecosistema entero. En sus propias palabras, “al proteger una tortuga marina, estás protegiendo el arrecife, estás protegiendo la playa, y con ellos, un montón de organismos”.
El biólogo Diez nos anima a repensar nuestro protagonismo en los asuntos que tienen que ver con el manejo de recursos naturales y el cambio climático. La conversación también gira en torno a la falta de ejecución de política pública por parte de gobierno y de su rol participativo como intelectual en la producción educativa para las próximas generaciones. Recomienda que las personas se envuelvan en cualquier capacidad en estos procesos pero que no se limiten a un solo lugar, sino que busquen nichos en otros países. Añade a sus planteamientos la importancia de trabajar en
comunidad y repasa brevemente sus logros con la comunidad tortuguera. Estamos seguros de que disfrutarán esta conversación.
Stephanie Díaz Pérez (SDP): He podido leer un poquito sobre su trasfondo, entiendo que usted es biólogo y tiene un enfoque en las tortugas marinas de Puerto Rico. ¿Me puede contar un poco de cómo comenzó con este interés, desde su niñez, quizás…?
Carlos Diez (CD): Me crié en una urbanización en Río Piedras. Siempre tenía ese interés de estar al aire libre y entender un poquito más de la fauna y la ora. Desde pequeño me fascinaban los reptiles, principalmente las tortugas. Creo que desde ahí comienza mi interés. Leyendo un poco sobre cocodrilos y reptiles, me enteré de que existía la profesión de herpetología y que eso podía ser una carrera profesional. ¡Así que olvídate de la veterinaria! Comencé a trabajar de voluntario en diferentes organizaciones, entre ellas, la sociedad Chelonia, que en ese entonces era una organización de amantes de las tortugas. Me uní a otro grupo de Recursos Naturales llamado CICA (Cuerpo de Intérpretes Cientí cos Auxiliares del Departamento
de Recursos Naturales), ahí me expuse más al área de la ciencia y entendí que las tortugas son animales silvestres y que no necesariamente debían ser mascotas.
“Es una especie en peligro de extinción, es una especie esencial en cierta manera porque al proteger una tortuga marina, estás protegiendo el arrecife, estás protegiendo la playa, y con ellos, un montón de organismos.”
En ese entonces me tocó participar en una investigación en Isla de Mona. Imagínate: catorce años, ir a Isla de Mona con reptiles, tortugas e iguanas. De nitivamente ahí fue, como quien dice, que abrí los ojos y seguí a raíz de esa experiencia, aprovechando oportunidades y obviamente yendo a la universidad, buscando oportunidades para adquirir experiencias y trabajar con la vida silvestre. Seguí el curso de las tortugas marinas, ya que era el nicho que había aquí en Puerto Rico disponible porque era y sigue siendo una especie en peligro de extinción. Fui a la Universidad Central de Florida con toda la intención de estudiar solamente a nivel subgraduado, pero después me quedé porque había un profesor que se llamaba Llewellyn “Doc” Ehrhart, quien trabajaba en la costa este de Florida, precisamente con tortugas marinas y fue con él donde básicamente me adiestré académicamente y en técnicas de campo.
SDP: Me interesa mucho que desde una edad temprana tenía ese nicho, esa fascinación con los reptiles. Quería preguntarle; ¿por qué las tortugas?
CD: Aparte de que son prehistóricos, son animales fascinantes si te pones a pensar. Es más, si se hubieran extinguido igual que los dinosaurios, quizás fueran
más conocidos que el tiranosaurio rex. Es un animal que lleva su coraza ósea, sus huesos expuestos. Son animales que pesar del tiempo, siguen reproduciéndose y poniendo sus huevos en la playa, lugar muy dinámico. Eclosionan, y se van al mar donde pasan el 99% de su tiempo. Tienen pulmones, tienen que respirar, y tienen que salir a la playa a reproducirse. Por más de 150 millones de años, siguen saliendo a la playa a poner huevos y siguen existiendo. Eso es algo que siempre me ha fascinado.
Hay distintas especies de tortugas marinas, siete en total. Cada una tiene una peculiaridad. Por ejemplo, el carey de concha se alimenta de esponjas marinas; algunas especies de esponjas tienen una composición de espículas silíceas parecido al cristal. ¡Así que imagínense ustedes mordiendo una botella de vidrio! Una de estas especies de esponja es muy agresiva y puede acabar con la cobertura del coral. Por lo tanto, el carey tiene un rol importante en el ecosistema, por ser de los pocos depredadores de esta especie de esponja. Así sucesivamente con el peje blanco que se alimenta de algas o de hierbas marinas o el tinglar que se alimenta de aguas vivas. Las tortugas tienen nichos bien especí cos y unas adaptaciones interesantes. El carey vive en el arrecife. Su comportamiento lo lleva a esconderse ahí; de hecho, su caparazón es del mismo color del arrecife. El peje blanco por su parte vive y se alimenta en áreas de hierbas marinas y casi siempre está nadando. El tinglar tiene una morfología hidrodinámica porque vive en un hábitat pelágico, siempre está en mar
Cuarto encuentro tortuguero de Puerto Rico.
abierto nadando, se sumerge a un poco más de 1,000 metros de profundidad y nunca lo vemos en la costa, a menos que sea para reproducirse.
“Es fundamental que tomemos medidas para mantener nuestros recursos marinos y costeros sanos, resilientes y sostenibles para el beneficio de las generaciones presentes y futuras.”
Dentro del aspecto cultural y económico las tortugas marinas tienen un rol sumamente importante. En ellas se inspiran artesanías y religión. ¡Incluso su carne era codiciada! Había comercios internacionales para la comercialización de la carne y su concha. De hecho, en los restaurantes vendían su carne. Todavía hay un mercado negro, pero antes era prácticamente cultural y muy común. Aún hay gente que todavía, ve el carey como comida. En el plano cultural, de nitivamente
los mismos taínos y otras culturasconsideraban a las tortugas como animales de larga vida, animales perseverantes y que representaban la vida. Hay hasta una imagen en India de una tortuga que está cargando el planeta Tierra. Es una especie en peligro de extinción, una especie bandera, en cierta manera. Al proteger una tortuga marina, estás protegiendo el arrecife, estás protegiendo la playa, y con ellos, un montón de organismos.
SDP: De nitivamente son una especie icónica aquí en Puerto Rico. Como mencionó la amenaza a la población de tortugas marinas, le quiero preguntar ¿qué le preocupa sobre el manejo de los recursos naturales y el cambio climático que estamos experimentando estos días?
Me preocupa el estado actual de nuestros recursos naturales y el cambio climático. Es fundamental que tomemos medidas para mantener nuestros recursos marinos y costeros sanos, resilientes y sostenibles para el bene cio de las generaciones presentes y futuras.
CD: Mis colegas y yo podemos relocalizar un nido que está en peligro a un sitio más seguro, remover
depredadores exóticos, podemos tratar corales enfermos, podemos restaurar una duna o una playa, pero lo que más me preocupa es la política pública. Es decir, el macro de todo esto. Por ejemplo, el control de las emisiones de gases; eso no lo puedo hacer yo, no lo pueden hacer los grupos tortugueros porque eso es algo que es a nivel político, a nivel regional. Son los mismos dueños de fábricas que contaminan y que utilizan el sistema energético de combustión. Todo eso que está acelerando ese proceso de cambio climático requiere una mayor intervención a nivel internacional, y a nivel de nación y de países. Aquí podemos hacer lo que podemos hacer con nuestras manos, pero allá arriba… Cuando digo allá arriba, me re ero a los políticos o gobernantes que lamentablemente a veces tienen unos intereses o
a largo plazo.
Si hay gente consciente como nosotros, a nivel micro podemos hacer mucho. Pero para poder tocar base allá arriba, hay que crear más conciencia y tener gente en estos puestos de tratados internacionales y de leyes que entiendan la problemática y hagan algo. Respecto a nuestros recursos naturales, hay que implementar la ley de manera más e ciente. Ahí es donde yo creo que hemos fallado, en agilizar ese proceso.
SDP: Siguiendo la línea del manejo de los recursos naturales y el cambio climático, ¿qué futuro cree usted que le depara los recursos naturales aquí en Puerto Rico?
CD: Estamos tratando de dejar herramientas de trabajo para que la generación que venga ahora pueda utilizarlos, y ese sería el futuro. Hemos probado y se ha probado que si tú proteges un recurso, se recupera. En el caso de Isla de Mona, por ejemplo, teníamos un problema con la poca población de carey que anidaba en esas playas. Cuando nosotros empezamos allí, en los 80 ‘s y 90’ s, básicamente lo que había era 200 nidos. Luego se hicieron unas medidas de manejo y de protección bien agresivas a nivel de Mona: excluir a los cerdos para que no entraran a la playa porque
cabildeó para la veda internacional que hubo y se prohibió el comercio de carey a nivel Caribe. No estoy hablando solo de Puerto Rico, sino a nivel de Cuba, República Dominicana, Panamá, etcétera.
Después hubo un “boom” y la población aumentó, hasta que hoy día tenemos entre 1,100 1,200 nidos y 1, 500 nidos; y no sólo en Puerto Rico se ha visto este aumento, también en el Caribe. O sea, que está demostrado que si tú proteges un recurso se recupera. Eso es lo que hay que enfatizar. Y dejar herramientas listas para que la próxima generación las pueda utilizar. A veces es como decimos en inglés: try and error. A veces hay que intentar algunas medidas de manejo que a lo mejor no van a funcionar, o a lo mejor cambian según va llegando una amenaza nueva. Espero que, a través de la trayectoria de nosotros, los investigadores de la nueva generación aprovechen los estudios y las herramientas (resultados de nuestros trabajos) que hemos dejado, y que las implementen y sigan protegiendo los recursos, como hice yo con los que estaba antes de mí. Para bien o para mal, el futuro de los recursos naturales depende de la humanidad.
SDP: Como dijo que tuvo una oportunidad a los 14 años de ir a la Isla de Mona para ayudar a las tortugas marinas, no sé si ahora es difícil encontrar actividades
similares tan abiertas al público. Nos puede indicar unas recomendaciones para estudiantes que quizás estén pensando, “¿qué puedo hacer para la conservación de los recursos naturales de nuestra fauna?”
CD: Las oportunidades todavía están, pero tal vez no están tan organizadas o institucionalizadas Mi recomendación a los estudiantes o a los que están en este proceso de aprendizaje y de adquirir experiencia es eso, que busquen su nicho, busquen su área de interés y que por ahí busquen el recurso, la persona, o la institución que exista.Mi recomendación es que persistan, que no se den por vencidos, y que sigan intentando a nivel Puerto Rico y a nivel internacional.
En Centroamérica, Suramérica y Norteamérica hay muchos programas. Así que básicamente es identi car su área de interés o si no tienen un área de interés, pues simplemente tratar de exponerse a diferentes temas relacionados a la biodiversidad y a la ecología, y entonces buscar esas oportunidades.
SDP: ¡Qué coincidencia! Estamos trabajando en un portal para diferentes organizaciones donde una persona que tenga interés en tortugas, en corales, o en limpiar las costas, pueda entrar a ese portal y ver todas esas oportunidades que existen. Está en proceso, pero sí, entiendo que deberían ser más visibles estas oportunidades, y más fáciles para uno navegar. Pero ahora, ¿a qué se dedica, actualmente?
CD: En cierta manera, estoy dedicado más al manejo que la investigación, aunque de una forma indirecta seguimos investigando, porque estamos midiendo tendencias y tasas de crecimiento en poblaciones de tortugas marinas que sirven para hacer planes de manejo. Es importante saber qué tan rápido un animal crece y que tan rápido ese animal va a estar disponible para reproducirse. Empezamos a lidiar -como decimos nosotros- con la vida real como tal con los problemas que has mencionado de erosión, de contaminación lumínica, los problemas del desarrollo urbano no controlado y deforestaciones. A la misma vez, me tocó también lidiar con el aspecto social y tratar de bregar con las comunidades. Ahí tratamos de institucionalizar a los grupos tortugueros, hacerlos legales, conseguirles los permisos, adiestrarlos, y hacerlos a ellos parte del proceso de conservación. Así que me tocó también trabajar un poco con la comunidad.
El Proyecto Carey sigue brindando oportunidad a jóvenes estudiantes.
Soy una persona que está acostumbrada a trabajar sola, de manera aislada. Mi contacto eran las tortugas, más nadie. He tenido que ver la problemática humana que a veces el cientí co olvida, ese aspecto social que creo es la clave para la conservación. Puede ser un ciudadano común, un ciudadano cientí co, como a veces los están nominando. Estamos trabajando más en el manejo y en los impactos ambientales y en cómo poder restaurarlos y cómo corregir todos esos problemas.
SDP: ¿Cuál usted cree que haya sido su aportación más grande en la investigación de las tortugas?
CD: Los trabajos que hemos hecho de investigación, sobre todo al principio con el caso del carey. Era en una época donde todavía había comercio internacional, sobre todo con Japón. Estaban haciendo unas propuestas para el negocio del carey. Ellos argumentaban que la biología de las tortugas aguantaba una captura y por mercado internacional. Nosotros con los trabajos de crecimiento de madurez sexual, argumentamos y respondimos, que es una especie longeva, y tiene un crecimiento tan veloz como cualquier otro organismo. Ellos pensaban que eran como las langostas o los peces que se reproducen rápidamente, pero las tortugas son reptiles. Entonces, no se pueden tratar igual que una pesquería normal.
SDP: Veo que en su trayectoria, va abriendo caminos para que otros grupos continúen este trabajo tan importante de conservación. Es una carrera muy noble e importante. Mi última pregunta sería… tiene una trayectoria bien impresionante sobre la conservación de los recursos marinos y costeros, pero ¿qué hace en su tiempo libre y qué le ha fascinado de todo esto?
CD: He tenido la oportunidad de conocer mucha gente. Muchos colegas que ahora se han convertido en mejores amigos. Inclusive, a mi esposa, la madre de mis hijas también la conocí en esta trayectoria. Igual a mis mentores
y estudiantes. Así que la gente que he conocido a través de esto también ha sido fascinante. Y los momentos que he estado en contacto directo con un carey en el mar, en su lugar íntimo. Darme esa oportunidad ha sido interesante. Ir a las playas, ir a los bosques, disfrutar de los recursos naturales junto a mi esposa e hijas.
SPD: Ese deseo de estar en la naturaleza, ese sentimiento ha seguido con usted. Si quiere añadir un último mensaje
CD: Hay que seguir pa’ lante. Esto no termina, hasta que termine…esto es algo perpetuo.
Patricia Chardón-Maldonado, Ingeniera Costera, Civil y Ambiental
“Las costas son nuestra protección de la energía del oleaje. Se han promovido económicamente como algo llamativo para el turismo, pero de ellas también depende no sólo el disfrute sino nuestra protección.”
De la ingeniera Chardón nos sorprende su amplia red de experiencias con los recursos marinos, así como su relación con el agua. Es una deportista de primera clase que está en contacto con el mar desde los tres años. Así que se pueden imaginar el cariño que le tiene. En esta entrevista se desprende su increíble nivel de conciencia social, producto de sus años en el deporte acuático;
incluso fue parte de la Selección Nacional Femenina de Polo Acuático de Puerto Rico. Es importante recalcar ese vínculo tan personal arraigado a la experiencia con el aspecto educativo. Su fuerte se mani esta en lo transdiciplinario, en la capacidad de combinar los aspectos civiles con los ambientales (que deberían ir de la mano en las conversaciones que tienen que ver
Patricia Chardón-Maldonado y Manuel Valdés Pizzini.
con la conservación del ambiente). El conocimiento de la doctora Chardón se va expandiendo mediante la natación y la convivencia con el agua.
Resaltamos en esta entrevista sus recomendaciones para conservar y proteger los recursos marinos que incluyen la implementación de políticas más estrictas, la promoción de turismo responsable, la inclusión ciudadana en iniciativas comunitarias y el desarrollo e incentivo educativo en las escuelas y espacios académicos. Como ya mencionamos, su trabajo va más allá de una disciplina. Ha estudiado la morfología de las playas en Rincón y los cambios generados por la erosión, así como ha participado en proyectos que investigan y analizan el clima (y sus cambios) y su impacto en los sistemas socio-ecológicos y las comunidades en la región del Caribe. Actualmente es investigadora principal y directora adjunta del programa Caribbean Coastal Ocean Observing System (CARICOOS).
Esther M. Vélez Bonilla (EMVB): Háblenos acerca de usted y de su profesión ¿Qué le motivó a estudiar su profesión?
Patricia Chardón (PC): Soy originaria de Ponce y mi motivación para estudiar ingeniería civil proviene de mi amor por los deportes acuáticos y de mi conciencia sobre la importancia de proteger nuestros recursos costeros. Durante más de veinte años fui atleta de natación y polo acuático, incluso formé parte de la Selección Nacional Femenina de Polo Acuático de Puerto Rico durante una década. Esta experiencia me hizo apreciar el entorno acuático, sea agua salada o fresca, y me inspiró a explorar formas de protegerlo.
Mi viaje comenzó con un bachillerato en Ingeniería Civil en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Mayagüez (UPRM); ahí aprendí sobre ingeniería costera y su importancia en la protección de nuestras costas. A medida que avanzaba en mis estudios, me di cuenta de la vitalidad de nuestro litoral costero y cómo cualquier cambio, ya sea ambiental o causado por el ser humano, puede afectarnos signi cativamente. Dado que en UPRM no se ofrecía un programa de Ingeniería Costera, decidí seguir una maestría en Ingeniería Ambiental y Recursos de Agua. Mi deseo de aprender más sobre los procesos costeros y encontrar soluciones de mitigación me condujo a continuar mis estudios de posgrado.
EMVB: ¿Cómo describiría su trayecto profesional?
PC: He sido afortunada. Mi recorrido me llevó a completar un doctorado en Ingeniería de Costas en la Universidad de Delaware bajo la tutela del doctor Jack Puleo. Esta experiencia me proporcionó herramientas y conocimientos valiosos, además de la oportunidad de realizar estudios de campo en varios países y aplicar mi aprendizaje en la vida real.
Tras obtener mi doctorado, regresé a Puerto Rico y comencé a trabajar en CARICOOS, donde actualmente desempeño el cargo de directora adjunta y técnica. En esta posición, me encargo de todos los aspectos técnicos del proyecto y desarrollo herramientas para la toma de decisiones relacionadas con operaciones marítimas y actividades acuáticas.
EMVB: ¿Has tenido experiencia en el sector privado? ¿En qué se diferencia?
PC: A lo largo de mi carrera, también he tenido experiencia en el sector privado y he aplicado mis conocimientos en análisis y diseño de estructuras para la mitigación de riesgos costeros y proyectos de ingeniería civil.
EMVB: ¿Cuán satisfecha está de su carrera profesional?
PC: Me siento satisfecha, pero siempre con hambre de aprender y buscar soluciones para los desafíos que enfrentamos en la protección de nuestros recursos marinos y costeros.
EMVB: ¿Qué le preocupa sobre el manejo de los recursos naturales y el cambio climático?
PC: Me preocupa el estado actual de nuestros recursos naturales y el cambio climático. Es fundamental que tomemos medidas para mantener nuestros recursos marinos y costeros sanos, resilientes y sostenibles para el bene cio de las generaciones presentes y futuras.
EMVB: ¿Qué futuro cree usted que les depara a los recursos?
PC: Si no reaccionamos todos, especialmente los que tenemos la oportunidad y el privilegio de tomar decisiones con cambios positivos, nos vamos a ver dependientes de otros. De no reaccionar, afectamos la pesca porque se debilitan muchos de sus hábitats. Los arrecifes de coral son los ecosistemas que disipan la energía del oleaje durante eventos de marejadas ciclónicas. Perdemos una fuente de sedimento que ayuda a crear y mantener nuestras playas y dunas, que disipan la ola que llega a tierra como también evitan la inundación costera y que esa agua salada no entre y afecte nuestras tierras y, por consiguiente, se sigan afectando nuestros ecosistemas terrestres y nuestra biodiversidad. Tenemos que reaccionar, atrevernos, arriesgarnos y defender nuestros recursos de manera productiva. Hay que corregir al que se equivoca y detener al que quiere cometer algo con efectos negativos. Hay que promover el buen uso de nuestros recursos.
EMVB: Indíquenos recomendaciones para conservar los recursos marinos y costeros.
“Tenemos que reaccionar, atrevernos, arriesgarnos y defender nuestros recursos de manera productiva. Hay que corregir al que se equivoca y detener al que quiere cometer algo con efectos negativos. Hay que promover el buen uso de nuestros recursos.”
PC: Debemos respetar la biodiversidad, los ecosistemas marinos y costeros, incluyendo la cadena de suministro. Tenemos que conservar, administrar y utilizar sosteniblemente nuestros recursos esenciales para nuestro bienestar, desarrollo, demanda y clima. Conviene aplicar políticas más estrictas contra la pesca ilegal, la construcción de infraestructura en la costa dentro de la zona marítimo terrestre, entre otros. Se debe incentivar una pesca sostenible, la remoción de escombros en nuestras playas, usos de infraestructura verde, desarrollo de ncas de coral, entre otros. También se deben evaluar políticas públicas y promover un turismo sostenible que busque conservar los hábitats más vulnerables. La designación de reservas naturales y áreas marinas protegidas ayudan a mantener el buen estado de los ecosistemas naturales. Cuando tenemos ecosistemas fuertes y saludables de mangles, dunas, praderas de yerba marinas, y arrecifes, de coral estos ayudan a proteger la zona costera regulando los efectos de la erosión y las inundaciones provocadas por lluvias extremas o el oleaje fuerte. Se necesitan crear currículos escolares que promuevan el buen uso de los recursos marinos, costeros y terrestres. Los niños ayudan a mover el mensaje a los adultos. Por último, tenemos que apoyar a los grupos de voluntarios y organizaciones con iniciativas para mejorar los hábitats y entornos de nuestros recursos.
“Mientras menos recursos tengamos, menos capacidad tenemos para promover una agenda de conservación, de disfrute adecuado de los recursos marinos, de la protección de los ecosistemas y del disfrute de esos entornos.”
Manuel Valdés Pizzini, antropólogo social
“Quien está dando la lucha es la gente, las comunidades, las organizaciones y los universitarios, básicamente el pueblo”.
Salta a la vista la importancia que el doctor Valdés Pizzini le da a la educación. Sus primeras experiencias educativas estuvieron marcadas por la presencia de guras importantes como Don Ricardo Alegría, el doctor Carlos Buitrago Ortiz y el doctor Jalil Sued Badillo. Sus viajes por la isla fueron una gran in uencia en su decisión de permanecer en el campo de la investigación. En esta conversación se asoma una especie de nostalgia por esos años formativos de juventud, esos actos de guardar notas de campo y viejas fotografías. A nosotros los lectores, especialmente los que nos encariñamos con la facultad universitaria, nos
resulta familiar ese sentimiento que orece cuando recontamos los pasos que nos han llevado hasta el hoy. El compromiso se ha fortalecido con el paso de los años; su colaboración con estudiosos e investigadores lo condujeron a preocuparse por los asuntos ecológicos y antropológicos de Puerto Rico.
Su compromiso se ha traducido a múltiples investigaciones y colaboraciones que tienen que ver con el quehacer histórico y antropológico del país. Junto al antropólogo David Gri th, escribió el libro Fishers At Work, Workers At Sea: Puerto Rican Journey
ru Labor & Refuge, un retrato complejo, a menudo conmovedor, de los hombres y mujeres que luchan ferozmente por conservar los paisajes costeros y el patrimonio cultural ligado al Mar Caribe. Vemos que además de la formación educativa, el doctor Valdés tiene una gran experiencia con la comunidad pesquera puertorriqueña y la comunidad en general. Insiste y urge a las personas a que colaboren en la conservación de los recursos marinos y en la continua producción de conocimiento sobre estos temas. Apuesta a “capacitar a las nuevas generaciones” aunque sea complicado, “porque las cosas y los tiempos cambian, pero al educar en estos campos, hay un futuro en la conservación”. El doctor Valdés sigue activo en su quehacer. Es coordinador del Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral (CIEL) y profesor emérito de la Universidad de Puerto Rico, lo que le permite seguir activo en proyectos de investigación y ser colaborador de quienes lo necesiten.
Manuel Valdés Pizzini (MVP): Mi nombre es Manuel Valdés Pizzini y soy antropólogo social. Comencé mis estudios aquí en la Universidad de Puerto Rico y en
Vista de la costa en Puerto Real, Cabo Rojo
la Universidad del Estado de Nueva York y luego me doctoré en el campo de la antropología. Básicamente yo estudio como la gente se relaciona con los recursos marinos y costeros, cómo conviven y cómo hacen uso de otros tipos de ecosistemas. Cuando estuve en la escuela superior participé de un grupo de “investigación” arqueológica. Me parece que se llamaba la Asociación de Arqueología Juvenil y aunque tuvimos grandes experiencias, no sabíamos lo que hacíamos. Pero nos interesaba estudiar el pasado, estudiar las transformaciones de la sociedad, su evolución y todo ese tipo de cosas. El director de nuestra organización en la escuela superior era sobrino de Don Ricardo Alegría.
Esther M. Vélez Bonilla (EMVB): ¡Oh wow, historiador!
MVP: Don Ricardo Alegría una vez nos recibió en una de las instalaciones del Instituto de Cultura y nos dio una especie de charla sobre lo que era la antropología, la arqueología y todo eso. Nací en el viejo San Juan. Mi papá trabajaba para una rma importadora de conserva, entre ellas, el bacalao. Él me llevaba a pasear
por la zona de la Marina, lo que es ahora la Puntilla. También vivíamos muy cerca de la carretera, de la calle llamada Boulevard del Valle que es la que da al Océano Atlántico y a la Perla. De ahí yo creo que me surge algún interés por la cuestión marítima. Además, cuando era pequeño, estuve un año viajando de Bayamón a San Juan, usando la lancha de Cataño para ir a la escuela porque nos habíamos mudado a Bayamón. Después, fui a la Universidad de Puerto Rico y ya sabía que quería estudiar antropología. Tomé cursos con personas muy conocidas en el ámbito, como Eugenio Fernández Méndez, mi primer profesor de antropología y ahí me interesé mucho más por el tema. También conocí a una persona que fue importante en mi vida académica, el profesor y doctor Carlos Buitrago Ortiz, una persona legendaria en este campo. Él daba el curso de métodos etnográ cos; ahí uno tenía que hacer trabajo de campo, recopilar notas y tomar apuntes. Estamos hablando en los tiempos previos a cualquier aparato digital, para el 1974 o 1975. Entonces da la casualidad de que en ese año fue la primera o la única ocasión donde el proyecto de todos los estudiantes era hacer un estudio etnográ co de la Bahía de San Juan y para mí eso fue muy revelador, porque empecé a mirar las cosas desde otro punto de vista.
EMVB: ¿Cómo se llamaba el bachillerato de la Universidad de Puerto Rico en Antropología?
Tuve la oportunidad de entrevistar a mi papá para que me contara un poco más sobre la historia de muchas de las cosas que pasaron ahí, también fue una oportunidad para aprender y visitar estas comunidades desventajadas de la Bahía, la zona de los arrabales, lo que ahora es Vietnam y todo eso. Todavía guardo mis notas, mis croquis, mis mapas y las fotos hechas en una Kodak Instamatic (eran unas camaritas chiquitas), y también tengo guardados trabajos que hice, una monografía de cien páginas que hice con estudiantes subgraduados. Creo que eso me marcó y me dio una idea de que quería continuar esta carrera.
MVP: Sociología y Antropología. En Río Piedras hice el bachillerato. Quiero enfatizar la importancia de mi relación con Buitrago porque fue él quien me llevó a los archivos y así empecé a conocer cómo trabajar, no solo en el campo, sino en archivos y documentos históricos y todo eso; es algo a lo que me he dedicado en los últimos años de mi carrera. En mi último año en el recinto de Río Piedras, trabajé con la Fundación de Arqueología, Antropología e Historia de Puerto Rico, que estaba dirigida por el licenciado WilfredoGeigel. El licenciado era una especie de diletante, un tipo de persona al que le gusta todas esas cosas que tengan que ver con las artes o ciencias por diversión, que le gustan las antigüedades y que promueve que otra gente se involucre.
En ese tiempo había un sin número de personas muy importantes, personas que estaban en ese mundo, incluyendo a Jalil Sued-Badillo, una gura fundamental en la arqueología y la historia colonial en Puerto Rico. A la universidad trajeron un arqueólogo estadounidense para trabajar porque en ese entonces querían profesionalizar la disciplina y trajeron a alguien que tenía una maestría formal y estaba trabajando en su doctorado. Él se llama Agamemnon Gus Pantel; trabajé con él por ahí en el año 75’ o 76’
y una de las experiencias que tuvimos juntos fue un trabajo de campo arqueológico. Recuerden, lo mío no es la arqueología, pero tuvimos un trabajo de campo arqueológico en Cabo Rojo; revisitamos unos yacimientos arqueológicos que había estudiado un arqueólogo estadounidense de nombre Irving Rouse en los años 30’ y 40’. La idea era recuperar material de fauna que todavía estaba en esos yacimientos y que Rouse no necesariamente recuperó, porque estaba más interesado en la arqueología que tenía que ver con cerámica, los cemíes y todas esas cosas. Ahí me percaté en lo que consistía todo. Fue una experiencia que me abrió la mente para ver la manera en que las sociedades, inclusive las sociedades de aborígenes, utilizaban los recursos de la costa y de los ecosistemas marinos.
Ese trabajo para mí fue muy importante porque me ilustró mucho sobre cómo eran las cosas. Nosotros nos quedamos en una casa en Boquerón que alquilábamos, pero el último yacimiento fue por todo Boquerón, digo, por todo Cabo Rojo. El último yacimiento que exploramos fue el de Punta Ostiones que queda al norte
de Puerto Real, muy rico en fauna marina y todo ese tipo de cosas. Yo era una especie de asistente y tenía que hacer de todo, como meterme a hacer las excavaciones.
Pero la historia va por un rumbo insospechado y es que de regreso a Boquerón, nos detuvimos a tomarnos una cerveza en Puerto Real y es entonces cuando me puse a pensar en cómo era posible que Puerto Real de Cabo Rojo fuera tan diferente a la Puntilla o La Coal en San Juan, al puente y a las comunidades pesqueras por las que yo había pasado. En mi andar por la isla dije “alguien tiene que estudiar esto en algún momento”. En el año 76’, entré a escuela graduada y mi carrera la pagó la Fundación. Me dieron los fondos para que yo fuera y el primer semestre en un curso de etnografía tuve que leer la etnografía “Cat Harbor” de James Faris sobre las comunidades pesqueras en Terranova en Canadá. Leí eso y dije “yo lo que quiero hacer es estudiar las comunidades pesqueras en Puerto Rico y en otras partes del Caribe si es posible”. Entonces, empecé a recopilar información y datos para hacer una investigación en Puerto Real. Ya en el año 79’ había
El Dr. Manuel Valdés Pizzini lidera una charla educativa en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez.
terminado mis cursos y me fui a vivir a Puerto Real. Estuve viviendo ahí como 3 o 4 años.
EMVB: ¿Cuándo se mudó a Puerto Real ya se había graduado de sus estudios? ¿Hizo sus estudios aquí en la isla?
MVP: Había terminado mis cursos graduados antes de mudarme a Puerto Real. Estuve en Nueva York haciendo mis estudios doctorales en Ciencias Antropológicas y regresé a Puerto Rico en el año 79’. Cuando regresé, comencé a organizar el proyecto de investigación en la comunidad de Puerto Real y visité el Programa Sea Grant, que entonces estaba en Humacao.
EMVB: ¿Con Lesbia o con Álida?
MVP: Con Álida. También con Andy Romeu que es un activista en Rincón. Ellos me ayudaron dándome mucha información y ahí empecé a visitar el Consejo de Pesca y al Departamento de Recursos Naturales. Sea Grant de Humacao pasa a Mayagüez y eso ocurriría más o menos en el año 80’ o en el 81’.En ese momento el director del programa era Manuel Hernández Ávila; él estaba interesado en que hubiese unos estudios sociológicos sobre la pesca y las villas pesqueras, además de la costa. Manuel Hernández Ávila convocó a una gran reunión de gente que más o menos estaba interesada en ese tema. Yo fui a esa reunión en el tercer piso de Física del RUM y allí había un sinnúmero de personas interesadas. Se encontraba el doctor Jaime Gutiérrez del Departamento de Ciencias Sociales y también había otra gente relacionada al campo de las ciencias sociales y de la antropología. Sea Grant quería hacer esa investigación y en ese momento yo era profesor a tiempo completo en la Interamericana de San Germán, pero no tenía plaza.
Los profesores de la Universidad de Rhode Island, John Poggie y Bonnie McCay, se juntaron con Jaime Gutiérrez para hacer unas propuestas de investigación sobre la pesca en Puerto Rico. En ese momento, Don Jaime me recluta para que yo colabore con él. Trabajaba como asistente de investigación en la Interamericana y colaborar con Don Jaime fue la decisión más importante de mi vida, porque para mí fue un mentor. Me ayudó muchísimo y pude hacer más cosas. Continué trabajando en otras villas pesqueras, compartí lo que sabía de Puerto Real mientras continuaba mis trabajos ahí y en otros sitios. Con Don Poggie y McCay todavía guardo una relación profesional y de amistad; Don Poggie es colega y mentor de uno de mis
exestudiantes, Carlos García Quijano, que ahora es profesor también en Rhode Island. En 1985, terminé mi disertación y ahí se abrió la plaza de director asociado y líder de la Extensión Marina en la parte de Asesoría Marina aquí en Sea Grant.
Don Jaime nuevamente tira mi resume, habla con el director y el director le pasa la información a la gente en Washington, o en Silver Springs Maryland, que es donde están las o cinas. Ahí les sugirieron que yo era de las mejores personas para la plaza porque trabajaba con villas pesqueras, con la pesca en Puerto Rico y ya estaba relacionado con el campo. Fui miembro del Panel Asesor del Consejo de Pesca; ahí expuse mi conocimiento más allá de la cuestión sociológica y antropológica. Entendí más sobre la organización social de los pescadores, la cultura y su modo de vivir.
EMVB: ¿Su puesto de trabajo era a tiempo completo o parcial?
MVP: Sí, yo estaba a tiempo completo. Durante ese tiempo no trabajé en ningún otro sitio por lo que era un trabajo 24/7.
EMVB: El programa tiene esa reputación. Aquí no se para con todo el trabajo que hay.
MVP: Sí, hay que tener mucho compromiso. Me tocó reclutar a este muchachito que está aquí, Ruperto Chaparro. Hicimos un equipo tremendo. Chapa trajo un proyecto bien grande en el que trabajamos. También nos vinculamos con el Programa de North Carolina Sea Grant que tenía unos antropólogos trabajando con ellos, Je Johnson y David Gri th. Fui a una actividad que me parece estaba subvencionada por Sea Grant; ellos iban a dar unos talleres en North Carolina y allí los conocí, estuvimos hablando intensamente por dos días. David Gri th y yo terminamos escribiendo el libro Fishes at Work que es uno de los pocos libros sobre la pesca y los pescadores en Puerto Rico. Esto para mí fue otra gran experiencia sobre todo porque David Gri th era un antropólogo conocido y además una persona extraordinaria. Mantenemos la amistad después de tantos años.
EMBV: Una vez usted sale de Sea Grant, termina como profesor acá, ¿cómo surge todo eso?
MVP: Bueno, me fui porque el director del Departamento Jaime Gutiérrez me reclutó para que
Actividad de reconocimiento al Dr. Juan G. González Lagoa en la Isla Magueyes.
fuera a enseñar en el departamento. El primer año que estuve en el Departamento me tocó montar un Centro de Investigación Social Aplicada. Pasé los siguientes cuatro años de mi vida armando este centro que se convirtió en uno importante y reclutamos una facultad de primer orden para trabajar ahí en la investigación. Cuando Hernández Ávila pasa a dirigir el Centro de Investigación y Desarrollo, el puesto de director de Sea Grant queda vacante y en ese momento me nombran. Estuve varios años también echando el programa
pa’ lante en varias direcciones. Hubo logros que yo considero que fueron importantes.
EMVB: De esos logros, ¿cuál o cuáles cree que fueron muy importantes?
MVP: Bueno, pues le metimos duro a la cuestión de las áreas marinas protegidas, a la conservación de áreas. Por primera vez hicimos una actividad que organizó uno de nuestros agentes marinos, el asesor marino
Javier Vélez Arocho, quien después fue secretario de Recursos Naturales. Javier estaba interesado en hacer algo sobre los tsunamis. Nadie hablaba de tsunamis en ese momento por lo que dimos proyectos de investigación en tsunamis y paleo-tsunamis a personas como Víctor Huérfano. En verdad, para el tiempo que estuvo quizás no fueron muchas cosas, pero se trabajó en ellas además que se adelantaron varias cosas aquí en el programa. También fui por un tiempo decano de investigación en la Facultad de Artes y Ciencias.
EMVB: ¿Qué es lo que usted hace actualmente todos los días y en donde se encuentra?
MVP: Yo me retiré hace un tiempo. No obstante, tengo un contrato Ad honorem con la universidad para coordinar los trabajos del Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral (CIEL). Me encargo de que la cosa corra, por lo que constantemente estamos generando actividades. Tenemos un proyecto que se llama “De Cara al mar” en el que hemos estado documentando las historias de comunidades costeras. Ya estamos pronto a concluirlo. Básicamente mis días son los siguientes: me levanto a leer, a trabajar, a ir al campo, a hacer mis trabajos y cuando tengo tiempo, escribo unos libros donde anoto unos datos que tengo. Así que me encuentro muy activo, excepto los nes de semana cuando descanso.
MVP: Hay varias cosas que me preocupan mucho. La primera es que la ley 7 y la Junta de Control Fiscal con sus decisiones han erosionado la capacidad nanciera del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) para hacer su trabajo. ¿Qué pasa con esta situación? Lo que pasa es que una buena parte de la masa crítica de gente extraordinaria y muy valiosa que había en el DRNA se ha retirado y se ha tardado un
poco en recuperar esa masa crítica. Esa gente estaba dispuesta a aprender. Eso me consta porque yo trabajé con ellos a través de unos proyectos de la NOAA y con los o ciales de manejo de áreas protegidas. Los proyectos fueron intensos y pudimos trabajar bastante. Por esta razón, me preocupa que no se haya recuperado esa masa de gente que se retiró. La incapacidad del DRNA y de otras agencias al momento de intervenir en violaciones a la ley hace que el proceso se tarde mucho y que no exista la efectividad que debería haber. Esto
People, Habitats, Species, and Governance:
An Assessment of the Social-Ecological System of La Parguera, Puerto Rico
Manuel Valdés Pizzini
Michelle Schärer Umpierre
Gente, hábitats, especies y gobernanza: una evaluación del sistema socioecológico de La Parguera, Puerto Rico.
Este informe presenta los resultados de un ejercicio diseñado para describir el sistema socioecológico de La Parguera, Puerto Rico. Además, recomienda la utilización de conceptos fundamentales como la resiliencia y los servicios ecosistémicos para comprender mejor dicho sistema.
hace que quede en mano de las comunidades, de gente que a veces uno no quisiera que estuviera involucrada en eso.
Quien está dando la lucha es la gente, las comunidades, las organizaciones y los universitarios, básicamente el pueblo. Otra cosa que me preocupa es que el Departamento de Ciencias Marinas de aquí produce mucha gente muy valiosa que termina trabajando en esas agencias. Considero que el departamento debería tener unas secuencias curriculares en asuntos sociales, económicos, políticos y legales para poder afrontar los retos en este campo.
EMVB: ¿Qué nos puede deparar el futuro en cuanto a estas situaciones que están ocurriendo?
MVP: Creo que se intensi cará la lucha social en la costa porque no hay otra.
EMVB: Me gustó esa contestación. Pensé que íbamos a irnos por el ámbito de una respuesta sin mucha esperanza.
MVP: La lucha tiene que seguir. Esta lucha se da en diferentes maneras. Hay gente empujando sillas en la costa; tratamos de documentar esas cosas e intentamos enseñar a la gente lo que sucede; hay quienes están haciendo investigaciones sobre el estado de las especies marinas y están educando a estudiantes subgraduados. Hay mucha gente trabajando de diferentes maneras y ese tipo de cosas seguirán sucediendo. La Universidad Puerto Rico ha dado la cara por todas estas cosas, “pero el Estado las desprecia, no la entiende”. Nosotros tenemos un poco de culpa en eso. Pero ¿qué pasa? Que mientras menos recursos tengamos, menos capacidad tendremos para promover una agenda de conservación, de disfrute adecuado de los recursos marinos, de la protección de los ecosistemas y del disfrute de esos entornos.
EMVB: ¿Qué le podría decir a esos futuros estudiantes que se interesan por carreras relacionadas con los recursos marinos y costeros? Ya sea en la conservación, en investigación, en historia o en la carrera que usted escogió. ¿Qué le podría decir a esos jóvenes?
MVP: Yo les diría que hay una historia extraordinaria y hermosa que hay que aprender. No importa si usted es oceanógrafo, físico o biólogo. Hay una historia de nuestros ecosistemas que tenemos que entender. Aprendiendo esa historia, podemos diseñar maneras para incorporar a las nuevas generaciones. Capacitar a
las nuevas generaciones es complicado porque las cosas y los tiempos cambian, pero al educar en estos campos, hay un futuro en la conservación. Tal vez el futuro no es con el DRNA, pero quizás es con las agencias federales que están repletas de gente extraordinaria que son muy buenas y que son de aquí. Esta gente hace todo lo posible por echar hacia adelante la agenda de concentración, de disfrute y de uso. Así que creo que hay mucho por hacer. Los estudiantes tienen que hacer internados ya sea aquí en Puerto Rico, Estados Unidos o en otros países. Tienen que aventurarse, aprender, trabajar con organizaciones no gubernamentales (ONG). Las ONG son importantes para la naturaleza.
“Hay una historia extraordinaria y hermosa que hay que aprender. No importa si usted es oceanógrafo, físico o biólogo. Hay una historia de nuestros ecosistemas que nosotros tenemos que entender;aprendiendo esa historia, podemos diseñar maneras para incorporar a las nuevas generaciones.”
EMVB: No me puedo ir sin preguntarle qué le gusta hacer en su tiempo libre, aparte de observar, porque me imagino que es la acción que usted más realiza. ¿Hay algo que no esté relacionado con su carrera? Si está relacionado con su carrera lo puede decir también.
MVP: Me gusta leer literatura, pero debo admitir que hace tiempo que no practico ese pasatiempo porque estoy leyendo muchas cosas bien interesantes sobre la cuestión histórica de los recursos naturales. Salgo a trotar frecuentemente y me pongo a pensar en cosas que pudiera hacer relacionadas al campo de la antropología. Estoy tratando de volver a correr bicicleta. Yo vivo aquí en Mayagüez, pero alquilo un apartamento en Isabela y salgo por ahí a hacer hiking y no me pongo ni siquiera los audífonos porque me gusta escuchar el mar. También me gusta escuchar música, es un tipo de terapia. De vez en cuando me gusta tomar un poco de vino mientras miro al mar. Yo no dejo de ser antropólogo. Si estoy en una esta, estoy observando a la gente. Todo el tiempo estoy pensando en algo.
“Las
personas deben entender que son parte del ecosistema y que sus acciones tienen un impacto, incluso en la elección de donde viven. Es un proceso lento, pero es necesario para un futuro sostenible.”
Ernesto Otero Morales, profesor de Ciencias Marinas
El profesor de Ciencias Marinas comparte con nosotros sus primeras experiencias con la educación y el trabajo investigativo que ha realizado a través de los años. Sus enfoques han sido en temas como la microbiología del océano y asuntos relacionados con arrecifes y la calidad del agua en esos entornos. En la conversación, aparecen los vínculos que existen entre diversos organismos y nuestros ecosistemas. También señala algunas preocupaciones que tiene sobre el futuro de los recursos y por supuesto, el cambio climático. Habla de los roles individuales y su repercusión en los asuntos colectivos, pues “es crucial que las personas reconozcan que forman parte del ecosistema y comprendan que las pequeñas acciones individuales tienen un impacto acumulativo”. Esto lo dice desde la experiencia, como un maestro que ha visto de todo y entiende qué cosas funcionan y cuáles no. Su compromiso está con la próxima generación y nos recomienda asumir ciertas posturas y actitudes necesarias para estar listos y enfrentar las vicisitudes que la transformación climática ya nos presenta.
Stephanie Pérez Díaz (SPD): Háblenos un poco de su trayectoria profesional o quizás un momento de su niñez que lo haya inspirado a llegar a donde está hoy.
Ernesto Otero (EO): ¡Eso fue hace un rato! Una de las primeras experiencias que tuve con el agua fue algo un poco urbano. Vivía en Río Piedras en una cuesta y siempre que llovía mucho, corría el agua que arrancaba la brea; cogíamos los pedazos de brea y hacíamos unos diques al lado de la carretera y hacíamos un charquito. Ahí mismo me metía en plena lluvia con una careta. En esa época, la gente dejaba que los niños hicieran lo que les diera la gana. Yo lo que veía ahí era el agua marrón, los vórtices del agua y la espuma que de vez en cuando emanaba ¡y eso me tripeaba! Fíjate que te hablé de varios asuntos: la cuestión de la erosión urbana, los problemas que hay con el desarrollo humano… En la parte más arriba estaban construyendo una urbanización, era el fango lo que bajaba por mi camino. Todo eso lo ato con mi carrera actual.
SPD: ¡Claro! Son cosas que tú miras para atrás y dices, diantre esto como que empezó algo en mí…
EO: Todo eso estaba ahí…
SPD: Como empezamos con la niñez, ¿habría alguna experiencia que pueda compartir tal vez de su adolescencia o su adultez? ¿Cómo decidió qué iba a estudiar? ¿Cómo decidió entrar en su carrera?
EO: Yo quería ser médico… quería ser médico de familia. ¡Imagínate! Me quité en el 81 u 82 porque en el recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico me metí en unos laboratorios de biología haciendo ayudantías. Mi primera experiencia fue con erizos marinos, trabajando para un profesor de Ciencias Naturales que estaba trabajando con neuro receptores. No sabía mucho de eso, pero era un experimento en el que investigaban el desarrollo del cigoto hasta el embrión, una especie en concreto, un erizo verde. Me reclutaron porque sabía dónde conseguir erizos cuando nadaba con esnórquel. Sabía de sitios donde estaban y podía identi car cómo los erizos se camu aban. Ese ojo me dio el trabajo. El negocio era que yo los iba a buscar y trabajaba en el laboratorio. Trabajé bregando con ensayos bioquímicos y con radioisótopos, viendo cómo se desarrollaban y en qué etapas se encontraban estos receptores que son bien similares a los receptores en el cerebro humano. Trabajé un semestre en eso y después decidí que me iba para Ciencias Marinas porque esa experiencia fue clave. Siempre lo agradecí.
SPD: Esa fue una experiencia que usted entiende fue bien valiosa…
EO: Sí… eso fue fortuito. En el 79 empecé a bucear y también hacía mucho snorkelling porque no había acceso para los alquileres de tanques de aire. Me familiaricé con las partes más llanas porque uno podía llegar… y de ahí las hierbas marinas y lo que son esos organismos que son más costeros… desarrollé un ojo para eso.
SPD: Le iba a preguntar si me podía hablar un poquito sobre un proyecto que ha tenido muchoimpacto en su opinión, o el proyecto más interesante que ha trabajado…
EO: El proyecto más interesante que he trabajado ha sido sobre la microbiología del océano. Me preguntaste cuál es el proyecto más interesante para mí.
SPD: ¡Claro que sí! En su opinión…
Reunión de exalumnos del departamento de Ciencas Marinas en la Isla Magueyes en el 2014. De izquierda a derecha, Efra Figueroa, Ruperto Chaparro Serrano, Dr. Ernesto Otero Morales y Dr. José M. López Díaz.
EO: En ese caso, el proyecto más interesante en el que trabajé fue la microbiología del océano. Fue un estudio que se centró en preguntas fundamentales como el crecimiento de bacterias, comunidades bacterianas y su contribución a la producción secundaria del océano. Las bacterias son otro grupo diferente de microorganismos que incluyen representantes que se pueden clasi car como toplancton y que desempeñan un papel importante. En el océano, el toplancton1 es el equivalente de las plantas en tierra rme. El proceso es similar al de los productores primarios que exudan material orgánico y luego es consumido por las bacterias. En el océano, solo los microorganismos —mayormente bacterias— pueden aprovechar los nutrientes orgánicos disueltos en el agua. Esto hace que 1 Conjunto de organismos microscópicos, unicelulares, cuya otación depende de la densidad del medio en que viven: el agua. Son los productores primarios y forman la base de las redes alimentarias en el océano. https://issuu.com/seagrantpr/docs/manual_plancton_1_
se forme biomasa en el océano. Aunque la biomasa de las bacterias suele ser difícil de percibir a simple vista, es esencial para la cadena alimentaria y la salud del ecosistema marino.
Lo interesante de este proyecto fue que reveló aspectos desconocidos de la microbiología marina en la región cercana a Puerto Rico. Trabajé en este proyecto a principios de los años 2000 y me permitió enfocarme más tarde en investigaciones relacionadas con arrecifes y la calidad del agua en esos entornos. Durante este tiempo aplicamos diversas técnicas, incluyendo observaciones microbiológicas para comprender mejor el ecosistema. Mi trabajo también involucró asuntos de calidad del agua relacionados con la contaminación fecal y actividades industriales, especialmente en la generación de energía. Estuve involucrado en esta área aproximadamente ocho años, lo que me brindó una valiosa experiencia y contribuyó a la educación de algunos estudiantes a través de pasantías y asistencias
de investigación. Más tarde, dejé este proyecto y el Departamento continuó su trabajo mientras yo seguí adelante, explorando otros intereses y desafíos.
SPD: ¿En qué departamento?
EO: En el Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. Actualmente estoy investigando asuntos relacionados con el oxígeno en el océano, especí camente en áreas que pueden volverse anóxicas y su relación con el sargazo. Como sabemos, el problema del sargazo tiene diversos efectos y estamos estudiando cómo los niveles de oxígeno podrían cambiar en algunas zonas, mientras que otras no necesariamente se verían afectadas. Además, estamos investigando cómo estos cambios pueden estar relacionados con los organismos más pequeños como el plancton.2
En este momento, estamos elaborando informes para determinar si realmente existe un efecto medible. Existe la preocupación general de que esto podría convertirse en una catástrofe y para medir ese impacto, debemos observar la cadena alimentaria. Creemos que ciertos organismos de importancia comercial, como los pargos, podrían verse afectados en sus etapas tempranas de crecimiento debido a que los manglares son hábitats críticos para estas especies y son particularmente susceptibles a la llegada del sargazo.
Además de eso, estamos trabajando en el desarrollo de la acuicultura3. Estamos implementando un sistema denominado “multitró co4”. La idea original era determinar si era posible mantener peces, invertebrados, algas y plantas en un sistema integrado que utiliza cantidades mínimas de agua, donde la misma se pueda reciclar de la mejor manera posible.
SPD: ¿Siempre ha trabajado en el sector público o ha tenido experiencia en el sector privado?
2 Conjunto de organismos animales y vegetales, generalmente diminutos, que otan y son desplazados pasivamente en aguas saladas o dulces.
3 Cultivo de especies acuáticas vegetales y animales.
4 Los sistemas multitró cos en acuicultura o Acuicultura Multi-Tró ca Integrada es una práctica en la que varios sistemas acuícolas interactúan entre sí y donde los desechos generados por algunas especies son aprovechados por otras como alimento o fertilizantes. https://derwent.es/los-sistemas-multitroficos/
Dr. Ernesto Otero Morales mostrando un sistema acuaponico de Ciencias Marinas en Isla Magueyes.
EO: Bueno, he hecho pocas cosas en consultoría y en el sector privado en mi tiempo libre. Pero desde el ambito universitario he colaborado atendiendo necesidades de la industria privada. Recopilamos datos ambientales que luego presentamos a la EPA (Agencia de Protección Ambiental, por sus siglas en inglés). Manteníamos discusiones sobre estos datos con la EPA en un proceso que ocurría cada cinco años. Teníamos que preparar informes, presentaciones y más. Esa es mi experiencia en el sector privado.
SPD: ¿Cuán satisfecho está con su carrera actualmente?
EO: Me siento bien. No estoy extremadamente emocionado, pero en general, me siento bien. Me gusta tener contacto con algunos estudiantes. Como profesor, mi tarea no es la de un catedrático tradicional; soy un investigador y utilizo mis investigaciones para enseñar a los estudiantes sobre la práctica real. Hay una gran diferencia entre decir cómo hacer algo y hacerlo en
Visita educativa a la Isla Magueyes con la Dra. Brenda Soler Figueroa, estudiante doctoral del Dr. Ernesto Otero Morales. Se llevó a cabo trabajo intensivo relacionado a la funcionalidad y dinámica de la Bahía Bioluminiscente en La Parguera y cómo esto in uencia los a oramientos de los dino agelados responsables de la bioluminiscencia.
la realidad. No es lo mismo y mi objetivo es que los estudiantes comprendan eso. No todo se puede hacer de un día para otro.
SPD: ¿Qué le preocupa sobre el manejo de los recursos y el cambio climático actual?
EO: No me preocupa tanto el cambio climático en sí, sino la apatía social frente a este problema. Muchas personas pueden estar al tanto de la situación, pero no están dispuestas a hacer mucho al respecto. Los cambios individuales son esenciales para generar un impacto a largo plazo. La gente debe reconocer que los seres humanos son parte del ecosistema. Si no eres parte de eso, no puedes entender cómo las acciones humanas afectan al planeta. La principal preocupación es que la gente no lo entienda. Lo que podemos hacer individualmente hoy es parte de un proceso acumulativo. Si haces un pequeño cambio, imagina que millones de personas hacen lo mismo. Por ejemplo, si evitas tirar basura plástica al suelo, ya eso es un avance. No podemos eliminar completamente nuestra huella en la Tierra, pero sí podemos reducirla.
SPD: ¿Entiende que hay una apatía social?
entusiasmado. Es crucial que las personas reconozcan que forman parte del ecosistema y comprendan que las pequeñas acciones individuales tienen un impacto acumulativo.
SPD: En base a eso, ¿qué futuro cree que les depara a los recursos?
EO: Los recursos siempre estarán ahí, pero habrá cambios en las especies y en la forma en que usamos esos recursos. En el futuro, dentro de 50 o 60 años, si el nivel del mar continúa aumentando, nuestras costas serán muy diferentes. La urbanización se extenderá aún más porque el mar avanzará tierra adentro, incluso en áreas que ya están desarrolladas. Debemos lidiar con que el mar seguirá avanzando tierra adentro y eso plantea desafíos legales y batallas que enfrentaremos como comunidad. Las personas deben entender que son parte del ecosistema y que sus acciones tienen un impacto, incluso en la elección de dónde viven. Es un proceso lento, pero es necesario para un futuro sostenible.
EO: La apatía se origina en las preocupaciones y el ajetreo diario de la vida. Es difícil motivar a la gente. Puedes pasar toda la vida intentándolo, pero al nal, muchos lo olvidan o no se comprometen realmente con el cambio. Por eso, a veces no me siento excesivamente
Les digo a las personas que aman la costa que se alejen de ella, aunque sé que siempre habrá alguien que insistirá en que esta es su costa. La cuestión es que si decido mudarme a la costa y a rmo que seré conservador en su uso, podría justi carlo diciendo que dejaré una huella menor que otros. Pero es difícil de controlar, los propietarios tienen la autoridad y debemos buscar formas de trabajar la disyuntiva. En otros lugares que conozco, como las Islas Vírgenes, no es que sea perfecto, Casetas en La Parguera, Lajas Puerto Rico.
Foto: Programa Sea Grant de Puerto Rico
“Los cambios individuales son esenciales para generar un impacto a largo plazo. La gente debe reconocer que los seres humanos son parte del ecosistema. Si no eres parte de eso, entonces no puedes entender cómo las acciones humanas afectan al planeta.”
pero han implementado planes en los que debes reservar parte de tu terreno sin desarrollar. Supongamos que tienes una cuerda; puedes desarrollar solo 1/4 parte de ella para tu casa, mientras que el resto permanece como bosque o en su estado natural. Esto es un compromiso legal en algunos lugares y aunque se ha aplicado en el pasado, es una manera de controlar la deforestación mientras se respeta el derecho de las personas a adquirir propiedades. Nada es perfecto.
SPD: ¿Nos puede dar recomendaciones para conservar los recursos marinos y costeros, algo que puedan hacer las personas, quizás de manera individual a macro? ¿Cómo podemos hacer estos cambios?
EO: Aléjate de la playa. Llévate tu basura y la depositas en tu casa. Eso les quita una presión económica a los municipios, por ejemplo, que tienen que invertir en recoger. También le quita la presión a los organismos que existen en el ambiente, ya sea en la costa o mar afuera. También respetar las vedas de pesca y tratar de ser más conscientes de los impactos de embarcaciones en términos de la velocidad. Yo entiendo que la velocidad pudiera ser más restringida en ciertas áreas. Hace un “poquito” de diferencia con especies como los manatíes y con las tortugas que a veces son impactadas por las embarcaciones. Los fondos marinos también hay que protegerlos. Yo trato de nunca anclar en áreas que haya vegetación en el fondo y usar las boyas de anclaje.
En cuanto al uso de la embarcación y en cuanto al desarrollo de la costa, me alejaría de ella. Vuelvo y digo: yo no invertiría en la costa. Yo no tendría una casa, tendría algo con acceso o algo que no fuera permanente. Algo mínimo que tú puedas minimizar ese impacto y no tener aguas usadas en la costa, porque aquí en La Parguera, aunque se manejen de manera relativamente efectiva las aguas usadas, a veces el sistema falla, y se desbordan por semanas. Así que yo no tendría casas cercanas al nivel freático. Tendría casas que estuvieran alejadas de la costa, a 200 metros de la costa, tierra adentro a una altura adecuada para que las aguas usadas se puedan manejar por gravedad. Asi se disminuyen los desbordes directos al agua.
Eso es en el micro. En el macro, apoyo el manejo de zonas especí cas de conservación y ser estricto en velar que se cumpla con ese asunto. Ser bien estricto, no puedes dejarte llevar, porque poquito a poco se va perdiendo la zona, sin excepción.
SDP: Si tuviera palabras de inspiración para sus estudiantes o para cualquier persona que quiera estudiar esta rama que tiene que ver con el manejo de los recursos, especialmente recursos costeros, marítimo, ¿tuviera algunas palabras para dar?
EO: No soy una persona de mensajes inspiracionales, pero sí les puedo decir que sigan su meta. Si le interesa el asunto del manejo de los recursos, eso es un mundo bien amplio. Pudieran pensar en incursionar en asuntos no necesariamente ambientales, sino con los asuntos de los manejos de las políticas ambientales. No tienen que hacer un doctorado, podrían hacer otros grados menores que sean más efectivos. El doctorado no siempre atenderá ese asunto, a menos que sea un doctorado más especializado. Lo importante es que tengas una interacción que no sea solamente con la política pública.
Podemos hablar todo lo que queramos, pero es importante que tengas práctica y cosas que tú puedas ver que técnicamente son factibles. ¿Cómo tú aplicas una política pública factible a corto y a mediano plazo? Lo importante ahora con las emergencias y con las cosas que estamos viendo, debe ser política a corto y mediano plazo; hay que enfocarse en cómo ser más efectivo en eso. Es bien difícil; es una pregunta para mí difícil. No pierdan la esperanza. No hay una fórmula y hay que ser más proactivos. Conozco gente que tienen muy buenas ideas y después no actúan.
SDP: ¿Qué hace en su tiempo libre?
EO: Ahora mismo no me sobra mucho el tiempo. Trato de mantener mi casa lo mejor posible y trato de disfrutar. Pero el tiempo libre lo dedicaba a ver el ambiente, a observar cosas. Mirar y observar no es lo mismo. Y al observar, a veces uno ve cosas. Uno se va a dar una vuelta por ahí y ve qué bonito está el día. Pero también puede ver lo feo. Puede ver cómo tratar de buscar soluciones a los asuntos, quizás como un hobby. Eso es lo que yo hago.
Ya no hago deportes. Antes caminaba mucho; 10 o 12 millas caminando por la costa. Estoy empezando nuevamente porque una rodilla se me chavó. Caminar te ayuda también a meditar; miras otras cosas, a la gente; los detalles se te van porque no tienes tiempo de observar porque vas con prisa, no tienes tiempo de observar.
SDP: Quizás se le deba dar a la gente más acceso para observar...
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