Fuete y Verguilla Volumen 5, Número 2
mayo 2011
Programa de Colegio Sea Grant y el Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral (CIEL) de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez
En este número... El Bajo de Sico
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Debates y pleitos en torno al Reglamento de Pesca
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In memoriam
10 Esmeraldo Torres, pescador de La Parguera
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Figura 1. Zona oeste de Puerto Rico
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El Bajo de Sico
Por Michelle Schärer-Umpierre Foto por Michelle Schärer-Umpierre
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l Bajo de Sico (o Cico), conocido también como el Bajo de esponjas, está localizado a 15 millas náuticas (28 Km) del oeste de Puerto Rico, justo en el margen de las jurisdicciones de
la zona económica exclusiva (ZEE) y las aguas territoriales locales, como se aprecia en el mapa de la Figura 1. Este bajo es una meseta que mide 3.2 millas náuticas (6 Km) de largo por 1.3 millas náuticas (2.5 Km) de ancho. La meseta está ubicada en el tope de una montaña submarina que se eleva desde 500 m (1,640 pies) de profundidad, hasta el pico más llano, de aproximadamente 24 m (78 pies) bajo la superficie. La meseta del bajo (véase el mapa de la Figura 2), donde la profundidad es menor a 100 m (328 pies), tiene un área de aproximadamente 1,058 hectáreas (2,614 acres, 2,691 cuerdas o 10.6 Km2) y es dentro de esa zona donde se han encontrado varios tipos de hábitats, algunos con cobertura de coral de hasta 8% compuesto, mayormente, de colonias pequeñas. El entorno del Bajo de Sico provee hábitats esenciales para especies de peces y otra fauna marina, como las tortugas marinas y los mamíferos marinos.
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El Bajo de Sico se identificó como un área de desove del mero cabrilla (Epinephelus guttatus) y, probablemente, lo es también para otras especies de meros. Es por esto que, desde el 1996, se designó como un área cerrada a la pesca durante los 3 meses del desove del mero cabrilla (diciembre hasta febrero), en conjunto con el Bajo Tourmaline y Abril la Sierra, localizados en la plataforma insular del oeste de Puerto Rico (Figura 1). En el Bajo de Sico, se unen dos jurisdicciones de manejo, una de las aguas locales que maneja el DRNA, y que se extiende 9 millas náuticas desde la Isla Desecheo, y la otra son las aguas de la ZEE, manejadas por NOAA mediante las acciones del Consejo de Pesca del Caribe (CFMC). La zona bajo la jurisdicción del DRNA es aquella más profunda que comprende la parte del norte del Bajo de Sico, como se muestra en el mapa de la Figura 2.
Figura 2. Bajo de Sico 4
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Basado en estudios y reuniones del Consejo de Pesca del Caribe se modificaron las regulaciones que aplican dentro de la zona protegida del Bajo de Sico, en las aguas de la ZEE. En el 2010, se enmendaron las regulaciones y las siguientes medidas de manejo que aplican ahora: 1. Temporada de 6 meses de no pescar de fondo (desde el 1ro de octubre hasta el 31 de marzo de cada año). 2. Se prohíbe el anclaje de cualquier embarcación durante todo el año para proteger los corales y el hábitat que es esencial para peces. 3. Se prohíbe la pesca con nasas, palangres, redes de enmalle o mallorquines durante todo el año. 4. Se permite la pesca de petos, dorados, sierras y algunos atunes durante todo el año (excepto para especies altamente migratorias EAM o HMS, por sus siglas en inglés, donde debe tener el permiso federal correspondiente).
Debe destacarse que las vedas por temporada de otras especies, que se disponen para toda la ZEE, tienen vigencia en la zona federal del Bajo de Sico. Por ejemplo, la temporada de veda para la pesca y la posesión de
Santos Mejías, pescador de La Mela, capturó un mero guasa (Misty grouper)
individuos (peces) pertenecientes al grupo de la Unidad 4 de Meros (mero cabrilla, mero prieto, mero tigre, mero pinto y guajil amarillo) en las aguas federales es del 1ro de febrero hasta el 30 de abril. Al igual en aguas de jurisdicción de Puerto Rico, la veda para el guajil colirrubio (Mycteroperca venenosa) es del 1ro de febrero hasta el 30 de abril.
Para ver más información sobre las regulaciones federales, puede ir al documento sobre preguntas más frecuentes del Bajo de Sico en el portal de NOAA http://sero.nmfs.noaa.gov/sf/pdfs/Bajo_de_Sico_FAQs_Nov2010.pdf o la página del Southeast Regional Office: http://sero.nmfs.noaa.gov 5
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Debates y pleitos en torno al Reglamento de Pesca
Por Jannette Ramos García Pescador frente a botes de pescadores recreativos en una marina en Fajardo
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ue “el regalo de navidad para los pescadores”, según Daniel J. Galán Kercadó, Secretario del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico (DRNA). Se trataba
del Nuevo Reglamento de Pesca de Puerto Rico, el que una vez entró en vigor el 24 de diciembre de 2010, fue impugnado en el Tribunal de Apelaciones de la Región Judicial de Fajardo por la Federación de Pescadores y Defensores del Mar, Inc. (FEPDEMAR). Una de las razones para dicha impugnación es que, el reglamento como está redactado favorece a los pescadores recreativos sobre los comerciales.
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Por toda la costa escuchamos diversos argumentos y preocupaciones en torno al Reglamento de Pesca. Raul Abrams, pescador comercial de la Villa Pesquera de Cataño, resumió su sentir de la siguiente manera: “Yo estuve en todas las vistas públicas que hicieron y estuvieron escuchando el sentir de los pescadores comerciales. Nos escucharon sí, pero no hicieron nada, al contrario, se suponía que el reglamento era para proteger algunas especies. El dorado, por ejemplo, le aumentaron la cantidad a los recreativos porque tienen más dinero que nosotros y son la gran mayoría, y a nosotros nos siguen pisando.”
Juan Manuel Cortiñas, administrador de la Villa Raúl Abrams e hijo y Juan Manuel Cortiñas
Pesquera de Cataño, se hizo eco de esas palabras y
puntualizó que los recreativos, quienes no viven de la pesca, venden el pescado que capturan a un precio muy bajo, pues lo que les interesa es recuperar algo de los gastos de su viaje de pesca. Estos no tienen donde almacenarlo, ni los mecanismos para disponer del mismo, por lo que abarrotan el mercado, a bajo precio, en detrimento de los pescadores comerciales, quienes no pueden competir con esos precios. En contraste, Aida Rosario, directora del Laboratorio de Investigaciones Pesqueras (DRNA), nos expresó en una entrevista que “El reglamento de pesca está para proteger los recursos pesqueros, no para darle ventajas a los pescadores. De todas formas, si el recurso está saludable, ya eso es una ventaja para ellos.”
Aida Rosario
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Rodrigo Irizarry y Liza Flores, pescadores de La Parguera, expresaron que, durante los fines de semana en que hay torneos de pesca, los pescadores se sienten impedidos de salir a pescar por el poco respeto que tienen los pescadores deportivos hacia ellos, cuando entre otras cosas, no toman en cuenta la debilidad de sus botes y levantan olas con sus botes más poderosos. Además, nuevamente ellos trajeron lo que parece ser un denominador común entre Rodrigo Irizarry y Liza Flores
las quejas de los pescadores cuando hablan
del Reglamento de Pesca, y es que se sienten desamparados de las leyes cuando se trata de que se defiendan los intereses de los pescadores comerciales, sobre los de los pescadores recreativos.
Como vemos, el Reglamento de Pesca y el asunto de los pescadores recreativos, ha suscitado las más diversas reacciones y opiniones de todas las personas involucradas en el sector.
Otro factor que llevó a los pescadores comerciales afiliados a FEPDEMAR a impugnar el nuevo reglamento es la preocupación que tienen respecto a su seguridad física. En este caso se refieren al peligro que puede representar para los pescadores carrucheros, el tener que subir los carruchos con su concha a sus yolas. Según ellos, el peligro reside en que el peso de las conchas acumuladas las puede llevar a zozobrar.
Ante esta preocupación, la senadora Melinda Romero, sometió una resolución (R. del S. 1909) ordenando a la Comisión de Recursos Naturales y Ambientales del Senado de Puerto Rico que realizara una investigación sobre la implementación de dicho reglamento. No se tiene información, si se realizó ésta investigación ni si rindió algún fruto para los pescadores comerciales.
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El 21 de abril de 2011, el Tribunal de Apelaciones, falló en contra de los pescadores comerciales y avaló el Reglamento de Pesca de Puerto Rico tal y como está redactado. Sin embargo, FEPDEMAR, por medio de sus abogados en Servicios Legales de Puerto Rico radicó una solicitud de reconsideración a dicho tribunal y, sujeto a cómo resuelva dicha moción, se evaluará la posibilidad de llevar el asunto a la atención del Tribunal Supremo.
Carrucho (Queen conch)
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In memoriam
Por Jannette Ramos García y Manuel Valdés Pizzini Don Tomás Rosas Quiñones
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a historia de la pesca en Puerto Rico está escrita con el trabajo de hombres, mujeres y niños que han puesto en ella alma, corazón y vida. Esas familias de pescadores han vivido de forma
humilde y muchas se han sostenido con lo que produce la pesca. Otros, además de su trabajo, han sido empresarios que han invertido su ingenio y su dinero, su capital, en hacer crecer el negocio. Por todo el litoral, los pescadores lo dicen: “Para ganarse algo, hay que vender el pescao.” Tal vez eso ha empujado a muchos pescadores a encargarse ellos mismos de mercadear sus capturas, según revela el último censo de pescadores del Laboratorio de Investigaciones Pesqueras (DRNA). Un puñado de personas se ha encargado, históricamente, de vender el pescado: los acaparadores. Estas personas compran el pescado directamente de los pescadores y lo venden a un mayor precio, detallándolo o vendiéndolo al por mayor. Para asegurarse de tener una pesca fija, los acaparadores compraban embarcaciones, contrataban capitanes y proeles y les adelantaban dinero a los pescadores, para que les vendieran el pescao. 10
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En Puerto Real de Cabo Rojo, los acaparadores, desde principios del siglo veinte, comenzaron a invertir dinero en embarcaciones y en instalaciones para el desembarco de las capturas y su venta. Uno de ellos, apellidado Comas Flores, pero conocido como Mameyes, construyó un congelador para conservar la gran cantidad de pescado que le traían desde el veril de la plataforma insular y de los ricos bancos de pesca del Canal de la Mona. De ahí en adelante, a los acaparadores y a los dueños de los congeladores o “neveras,” se les conoció como los neveristas. Los neveristas invirtieron su capital en nuevas tecnologías y apostaron al uso de malacates eléctricos para la pesca de pargos y de meros de profundidad. En la década de los setenta, se movieron y transformaron las lanchas usadas para levar las nasas y las convirtieron en embarcaciones para la pesca de pargos de aguas profundas, con malacates. En la cubierta de las lanchas, construyeron una “nevera,” una caja de madera cubierta y revestida de fiberglass (fibra de vidrio) para guardar el hielo, el rancho y el pescado embalado en hielo. Con fondos y ayudas del gobierno local y del federal, los neveristas compraron embarcaciones de gran tamaño y capacidad de navegación, y con ellas fueron a pescar a las aguas de otros países caribeños: República Dominicana, Turcos y Caicos, Bahamas, Saba, San Eustaquio y Nevis, entre otros. En términos de capturas y de actividad económica, esta fue la época de oro de las pesquerías en Puerto Rico. En esa historia, hay un nombre que sobresale y que está en la memoria y en la voz de todo el mundo: Tomás Rosas Quiñones.
Tomás Rosas, heredero de las prácticas de negocios de Mameyes, creó su propio imperio pesquero en Puerto Real, Cabo Rojo, donde se convirtió en el mayor distribuidor de pescado en todo Puerto Rico y puso en el mapa, de forma prominente, a la comunidad pesquera de Puerto Real, la que ha sido considerada desde entonces, el principal centro pesquero del país. Así lo afirmó Tomás en una entrevista en el año 2008: “Yo cubría a todo Puerto Rico con mariscos. Usted va a Fajardo y me conocen, va a Arecibo y me conocen, va a Ponce y me conocen. Va a San Juan a la Quince, que es un quiosco de pescado, una casa de dos pisos que tenían el negocio abajo y me compraban pescado pa’ vender. En la casa que estaba Pedro Albizu Campos me compraban pescado, había una carnicería y una pescadería y me compraban pescado.”
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Por eso, no ha faltado quien le haya llamado, en algún momento, “el rey de los chillos.”
Tomás nació en el Barrio Pedernales de Cabo Rojo, en 1921. Su padre se dedicaba a la agricultura y a la ganadería. Su madre se dedicaba a atender su familia y a sus siete hijos, aunque uno de ellos nos ha relatado que era empresaria y dueña de embarcaciones de pesca. Dos de sus hermanos también se dedicaron a la venta de pescado y tuvieron prósperos negocios en Cabo Rojo; otro, fue pescador.
Rosas cursó hasta el segundo grado y su escuela fue “la vida,” según sus palabras. Trabajó picando caña y llevándola en vagones, cosa que no le gustó para nada. Durante un “invernazo,” o sea, en el tiempo muerto de la caña, cuando “no había trabajo ni nada,” se decidió por la pesca, actividad en la que laboró por tres años, levando nasas como proel en una embarcación.
Foto de Jack Delano, tomada del archivo de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos www.loc.gov/pictures/item/fsa1992000433/PP/ 12
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De ahí pasó a trabajar en la venta de pescado con Evaristo Carlo, uno de los principales vendedores del área oeste, con quien aprendió todo los detalles de cómo manejar esa empresa. Con Carlo, aprendió que lo mejor era pagarle a los pescadores inmediatamente, una vez llegaban con la pesca y la desembarcaban. Su propio negocio lo comenzó en la Plaza del Mercado de Mayagüez, lugar donde vendía el pescado que le compraba a los distintos pescadores de Puerto Real. Ese puesto era de uno de sus hermanos, a quien Tomás compró el negocio, una guagua y algunas embarcaciones. Rosas, como muchos otros, vendió pescado por la calle, en su guagua. Luego, con la ayuda de algunas personas dentro del gobierno, compró el terreno donde estuvo enclavada la Pescadería Rosas. Allí se mantuvo por muchos años y tuvo muchas embarcaciones, pero su mimada era la Antares, la más grande de toda la flota de Puerto Real, con la que surcaron las aguas del archipiélago caribeño en busca de chillos y de meros, en el momento en que los desembarcos de Puerto Rico fueron los más altos de toda su historia. Al preguntarle, por qué era su mimada, nos reveló que lo era porque: “la metían presa donde quiera, estuvo presa en las Bahamas, estuvo presa en las Islas Turcas; mire, que por estar pescando la metieron presa en [la] República Dominicana.” La Antares fue el barco insignia de la Pescadería Rosas, un complejo de edificios con muelles, talleres de mecánica, de soldadura, congeladores, máquinas de hacer hielo, almacenes, áreas para desembuchar pescado y su barra, para las cervezas. Eventualmente, vendió la Antares y la pescadería que tan famoso lo hizo.
Tomás Rosas Quiñones falleció el pasado 4 de febrero de 2011.
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El Puerto Real de antaño
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Puerto Real en la actualidad
http://www.boatingpuertorico.com/aerials/puerto_real.jpg 15
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Sobre Sea Grant La misión de Sea Grant consiste en conservar y usar, de manera sustentable, los recursos y los ecosistemas marinos y costeros de Puerto Rico. Para alcanzar su misión, el programa cuenta con proyectos de investigación, de educación y de extensión marina. Sobre el CIEL El CIEL es un centro interdisciplinario para el estudio de procesos sociales costeros. Ponemos atención a la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Colaboramos en planes de manejo de las reservas naturales y marinas. El CIEL es subvencionado por el Colegio de Artes y Ciencias, el Instituto Caribeño de Arrecifes de Coral y el Programa Sea Grant del Recinto Universitario de Mayagüez. Este número de Fuete y Verguilla se publicó bajo la dirección de Manuel Valdés Pizzini. Fue supervisado por Jannette Ramos García. La diagramación y el diseño gráfico estuvieron a cargo de Jannette Ramos García y de Johanna Guzmán Castillo. Los artículos son producto del esfuerzo de Michelle Schärer Umpierre, Manuel Valdés Pizzini y Jannette Ramos García. La edición del texto estuvo a cargo de Mydalis M. Lugo Marrero. Las fotos fueron tomadas por Jannette Ramos García y Michelle Schärer Umpierre y editadas por Johanna Guzmán Castillo. La impresión fue llevada a cabo por la Imprenta del Programa Sea Grant, Sección de Comunicaciones y Publicaciones, dirigida por Cristina D. Olán Martínez. El jefe de impresos es Guillermo Damiani González.
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Programa de Colegio Sea Grant y el Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral (CIEL) de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez Programa de Colegio Sea Grant Recinto Universitario de Mayagüez Call Box 9000 Mayagüez, Puerto Rico 00681-9000 Tel: (787) 832-8045 Fax: (787) 265-2880 E-mail: fueteyverguilla@gmail.com seagrant@uprm.edu Página electrónica: http://www.seagrantpr.org
Nuestra página es: http://amp-pr.org/ciel Esta revista ha sido producida con fondos para mejoras en los servicios de extensión para las pesquerías (Fisheries Extension Enhancement Grant) del Programa Sea Grant.
Fuete y Verguilla es... • una revista para el sector pesquero. • un medio para informar y dialogar sobre asuntos de interés y de importancia. • una manera de estar al día. • su revista.