Fuete y Verguilla Volumen 8, Número 4 noviembre 2014 Volumen 8, Número 3
Programa de Colegio Sea Grant y Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral (CIEL) de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez
La pesca del día Los peces que se capturan incidentalmente son parte de lo que se conoce como la pesca del día. Esta contribuye a mover la economía y a ampliar la oferta de pescados y mariscos. Además, se aprovecha el trabajo de la pesca, siempre teniendo en cuenta que se usa todo lo capturado.
agosto 2014
La pesca del día como una alternativa a las vedas, a la pesca y al consumo Por Cristina D. Olán Martínez
Por décadas, la mayoría de los amantes del pescado se han acostumbrado a consumir, básicamente, las mismas especies de peces y mariscos, como por ejemplo chillos, meros y carrucho. Para los pescadores, capturar y vender estas especies resulta rentable ya que son muy solicitadas por distribuidores, restaurantes y consumidores de pescado. Como resultado, se ha creado una situación en la que unas pocas especies son capturadas constantemente y el mercado para otras especies es limitado o inexistente.
A la captura persistente de las mismas especies se le suma el deterioro de los hábitats esenciales para peces. Este deterioro es producto de la contaminación de los océanos, como escorrentías y descargas de aguas usadas, la sedimentación, el calentamiento de los mares, la deforestación de los manglares y la destrucción de las praderas de hierbas marinas y de los corales, entre otras causas. La degradación sufrida por los hábitats marinos, sumada a la sobrepesca, ha causado una reducción en las poblaciones de los peces y mariscos. Ante la disminución en los abastos de ciertas pesquerías, los manejadores de estos recursos se han visto obligados a establecer medidas de manejo. Una de estas medidas son las vedas.
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Pesca del día - Foto por Pichón Duarte
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Las vedas Las vedas son una estrategia de manejo para proteger las pesquerías que, durante años, han sufrido los impactos de: la sobrepesca, la destrucción de los recursos marinos, la contaminación y la eventual reducción en el número de organismos. Las vedas ayudan a que los abastos de peces y mariscos se recuperen y aumente el número de organismos en la pesquería. Cuando las especies están en veda, no se pueden pescar, transportar, vender ni comprar dentro de un periodo de tiempo en particular y un lugar determinado por la veda. También, existen vedas por especies y por temporada. Asimismo, hay vedas que prohíben la pesca por el tamaño de la especie, por el arte de pesca o el método de captura utilizado.
Por ejemplo, la pesca de cualquier especie está prohibida dentro del espacio de ½ milla náutica desde la costa hasta mar afuera alrededor de Desecheo. Esta es una veda dentro de un lugar determinado durante todo el año. Por otra parte, la veda del mero cabrilla constituye un ejemplo de veda por especie y por temporada. El mero cabrilla no se puede pescar en los meses de diciembre, enero y febrero en las aguas de Puerto Rico ni en la zona económica exclusiva (ZEE), la cual se delimita desde donde termina el mar territorial hasta 200 millas náuticas mar afuera. Existen agencias gubernamentales que se encargan de velar por el cumplimiento de las vedas. Algunas de ellas son: el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, el Servicio Nacional de Pesquerías Marinas de la NOAA y la Guardia Costanera. El Consejo de Administración Pesquera del Caribe genera planes de manejo para las pesquerías en los cuales se incluyen las vedas dentro de la ZEE. Los pescadores, distribuidores y restaurantes, por su parte, tienen que cumplir con lo establecido por las vedas. Los consumidores también debemos mantenernos informados para no comprar pescados o mariscos que estén vedados. Así, las agencias y la comunidad unidas ayudamos a proteger las pesquerías.
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Las vedas se pueden comparar a cuando usted ahorra dinero. Al principio es difícil y quizás no pueda darse algunos lujos, pero luego va a tener dinero para hacer otras cosas que usted desee como viajar, comprar una nevera nueva o terminar de pagar su lancha, por ejemplo. En el caso de la veda, no se pescan ciertas especies por un periodo de tiempo o en algún lugar en específico para que puedan crecer y reproducirse y mantener el balance de los ecosistemas marinos y costeros.
Fotos por Jannette Ramos García
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La captura incidental Hay especies que por diversas razones no tienen vedas y se pueden consumir todo el tiempo. Sin embargo, por uso y costumbre las personas no se inclinan a pescarlas ni a comprarlas. Muchas de ellas tienen buen sabor y pueden ser muy nutritivas. La clave está en su manejo y preparación. Algunos ejemplares de estas especies no vedadas—poco comunes a los paladares de los consumidores y a los menús de los restaurantes—forman parte de lo que conocemos como pesca incidental. En ocasiones, cuando los pescadores utilizan artes de pesca que no son selectivas (ej. nasas, trasmallos, palangres), capturan otras especies que no son las que se estaban tratando de pescar. El producto de esta pesca se conoce como captura incidental. Esta pesca, con frecuencia, no se lograba vender y los pescadores terminaban regalando los pescados o consumiéndolos en sus casas.
Álida Ortiz Sotomayor Foto por Efraín Figueroa Ramírez
“Por tradición, nuestra cultura gastronómica nos acostumbró a consumir unas especies de pescados y mariscos en particular. Por esto, el mero, el chillo, la langosta y el carrucho figuran en todas las ofertas de los restaurantes y son las especies que más demanda tienen en los restaurantes y pescaderías. Se nos olvida que estas especies (mero, chillo, langosta y carrucho) son parte del ecosistema marino. Todas forman parte de las redes alimentarias del arrecife. Al consumir estas especies, el ser humano actúa como el depredador del más alto nivel y nuestra demanda puede afectar las redes alimentarias (proceso de transferencia de nutrientes entre las especies) y los procesos naturales que mantienen el ecosistema marino,” sostuvo la científica marina Álida Ortiz Sotomayor.
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La pesca del día Con un debido esfuerzo educativo, las personas pueden comenzar a degustar y consumir el producto de la pesca incidental. Tienen entonces la opción de comprar pescados frescos que antes les eran desconocidos. De esta manera, los pescadores no pierden el día de trabajo y a su vez ofrecen oportunidades nutritivas a los consumidores. Cuando se promociona y se vende la pesca disponible o capturada, hablamos de la pesca del día. El uso del producto de la captura incidental y el consumo de especies invasoras como el pez león pueden formar parte de la pesca del día. La pesca del día ofrece una aternativa y sirve como estrategia de mercadeo, para reducir el “cantazo al bolsillo” que pueden provocar las vedas. Si los pescadores venden toda su pesca en lugar de consumirla ellos mismos, regalarla o botarla, obtienen más dinero y esto se convierte en un incentivo adicional para respetar las vedas. Las vedas, a su vez, deben verse como una inversión favorable a largo plazo. La pesca del día, por lo tanto, es una alternativa para generar beneficios económicos adicionales y no perder el día de trabajo, pero no es la única opción para proteger los recursos pesqueros. La creación de áreas marinas protegidas y las vedas son otras estrategias a considerarse. También debe tenerse en cuenta la maricultura como opción para satisfacer la demanda de productos pesqueros. Asimismo, los esfuerzos educativos y de conservación que realizamos son importantes.
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Fotos por Jannette Ramos García
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Es bien importante que la pesca del día NO se convierta en una práctica para explotar todas las especies sub-utilizadas. Este es un esfuerzo que debe realizarse con precaución. No se puede promover el pescar todo lo que vaya nadando por ahí sin antes tener a la mano los debidos estudios de poblaciones. Estos estudios conllevan que se examinen aspectos tales como: las redes alimentarias, la biología de los peces—cómo son, dónde habitan en sus distintas etapas de vida—cómo se reproducen (rápido, lento, mucha o poca cantidad), cuál es el tamaño de la población, entre otros. Los estudios toman tiempo; no se puede decidir a la ligera. Se necesita cautela al momento de pescar. Si se pesca todo lo que queda, no habrá nada para el futuro. Como dice el refrán, podríamos quedarnos “sin la soga y sin la cabra.”
La autora agradece los comentarios y recomendaciones de Álida Ortiz Sotomayor, Ruperto Chaparro Serrano y Tania del Mar López Marrero.
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Lo que prefieren los pescadores Por Jannette Ramos García
Los pescadores no necesariamente prefieren comer los peces que se han tornado sumamente comerciales y solicitados por la mayoría de los clientes. Ellos pescan diferentes variedades de peces que, muchas veces, terminan comiendo en sus casas porque los clientes no los conocen ni los piden. Esto ocurre, tal vez, porque el público consumidor todavía considera el chillo, el mero y el dorado como los mejores pescados. Hace algunos años, durante una visita que realicé a la Pescadería Soltero en Puerto Real, Cabo Rojo, escuché una conversación entre varios pescadores. Hablaban de un compartir que tuvieron con sus familias y lo que habían preparado para comer. El tema me fascinó y me llevó a lo que sería mi primera labor dentro del Programa Sea Grant, que fue entrevistar a la gente que vive del mar para conocer cuáles eran sus gustos concernidos a los pescados que comían. Luego de entrevistar a varios pescadores de Puerto Real, ellos mencionaron entre sus pejes favoritos muchos de los que no vemos en los menús de los restaurantes ni en las pescaderías para la venta al público. Unos dijeron que la corvina era el mejor pescado, otros mencionaron la cachicata, el salmonete y la mojarra. Sin embargo, en raras ocasiones, los pescadores traen estos peces para la venta o los promocionan. Los traen para su consumo y el de sus familias. Los clientes, como no los conocen, tampoco los piden frecuentemente. Buscando otras opiniones, compartí en la Pescadería Toro en Puerto Real (Cabo Rojo) con Bartolo Barber Luciano (Quirico) y con su sobrina Haydée Toro Barber. Ambos son descendientes de familia de pescadores y pescadoras y en la actualidad, él se dedica a limpiar la pesca en un restaurante de Joyuda y ella contribuye en la pescadería de su mamá Tití y de su papá Gerardo Toro (pescador). Al preguntarles cuáles eran sus pescados favoritos, Quirico me dijo: “Mejor que el chillo es el peje puerco. A la gente lo que le gusta es el chillo porque tiene nombre. La gente mira al chillo como algo extraordinario y es que la gente no saben comprar, ni comer.” También mencionó Quirico y Haydée - Foto por Jannette Ramos García que la colirrubia y el arrayao son excelentes pescados. Además, Quirico me comentó que en el restaurante donde trabaja, los clientes se molestaban si no había chillo para la venta. Sin embargo, él comenzó a incluir los arrayaos junto con los chillos y ha encontrado un público que gusta consumirlos. En el caso de Haydee, me dijo que en su casa prefieren el arrayao, la cojinúa y el carite.
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Tommy Forte (izquierda) y Hernando Gómez (derecha)
Por su parte, Tommy Forte, quien en el pasado fue pescador y desde hace unos años es el administrador de la Villa Pesquera de Vietnam en Cataño, expresó su opinión en cuanto su gusto por los pescados: “Antes la gente comía sierra en ruedas y las preparaban en escabeche, pero cómete un ceviche preparado con sierra fresca pa’ que veas la diferencia,” comentó Forte sobre el buen sabor de la sierra preparada en ceviche. “Coge los bonitos y mételos en hielo, prepáralos en sashimi,”sugirió el pescador. A su vez, Tommy entiende que los restaurantes deben ser honestos con los clientes, deben ofrecer los pescados por su nombre y no decir que son otra cosa. De esa forma, contribuyen a adiestrar los paladares de los comensales. Tommy fue enfático en que toda pesca debe ser conservada en hielo desde el momento en que se saca del agua hasta que se vende para que la pesca conserve la calidad y la frescura. Reinaldo Acevedo - Foto por Jannette Ramos García
Sashimi - Foto cortesía de Cedric Taquin
sashimi - Delicia culinaria japonesa que consiste de pescado fresco cortado en lonjas finitas y servido con ingredientes tales como wasabi (condimento japonés de sabor muy fuerte), jengibre, rábano, vinagre de arroz, salsa de soya u otras salsas. Para poder utilizar el pescado para preparar sashimi, hay que procesarlo de una forma específica para este propósito. Cuando el pescado es recién atrapado, se le inserta un punzón por el cerebro y se pone de inmediato en hielo. La carne del pescado contiene un poco de ácido láctico que evita que la carne cambie su aspecto, se descomponga y se dañe de inmediato.
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Lo que dicen los manejadores
Los restaurantes que hacen la diferencia
Buscando la opinión de los manejadores, entrevistamos a Jesús León Fernández, a Noemí Peña y a Luis Aníbal Rivera, todos del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA). Tanto Noemí como Jesús y Luis Aníbal nos ofrecieron sus expresiones acerca de la pesca del día.
Alrededor de Puerto Rico, hay muchos restaurantes que hacen la diferencia y que tienen un alto nivel de preocupación y de responsabilidad por el recurso pesquero y por la pesca sustentable. Además, han sido proactivos al promover el consumo de pez león (especie invasora comestible) como una alternativa deliciosa durante los periodos de veda de otras especies. Cada uno de estos restaurantes es fiel creyente de la pesca del día y son sumamente exitosos en sus áreas. Algunos de los restaurantes que podemos destacar son:
Noemí Peña Jesús León Fernández
Luis Aníbal Rivera
En el área este de la Isla, Jesús León Fernández es un biólogo marino que trabaja para el DRNA como agente pesquero. En su área de trabajo— que va desde Loíza hasta Vieques y Culebra—ha encontrado que peces como el boquicolorao y la pluma son dos de las especies que forman parte de la pesca del día. Jesús comentó que quienes preferían otras especies más comunes, “han aprendido a degustar el sabor de estas otras especies y eso es lo que viene para el futuro, el cambio de las especies para consumo.” Además, abundó que al denominar especies como de primera, segunda o tercera, limitan a las personas de probar otros peces diferentes pensando en que no son de calidad, cuando la realidad es que muchas de estas son igualmente sabrosas si se saben manejar y en eso, “la técnica de quien cocina, contribuye.” Por otra parte, tanto Noemí Peña (bióloga en el Laboratorio de Investigaciones Pesqueras del DRNA) como Luis Aníbal Rivera Padilla (agente pesquero) coincidieron en que de la misma manera en que las vedas funcionan para proteger al recurso, con la pesca del día también hay que tener precaución porque ante la necesidad de crear y mantener un mercado, se pueden impactar negativamente otras especies que no han sido diezmadas.
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MenTa Cuisine en Arecibo, Buena Vibra en el sector Belvedere, Cabo Rojo, Miski Mikuna en Boquerón, Cabo Rojo, Restaurante El Coral en Joyuda, Cabo Rojo, Cayo Fresco en La Parguera, Lajas, Playa Brava en Arecibo y La Cueva del Mar – Tiene tres localidades ubicadas en la Calle Loíza en Condado, en Guaynabo y en El Viejo San Juan.
Como parte de sus esfuerzos de educación, el Programa Sea Grant ha producido afiches, revistas, pegatinas y tablas de vedas que están disponibles para aquellos restaurantes y pescaderías que promueven la pesca del día y el consumo de pez león. Si conoce otro restaurante que trabaje a base de la pesca del día y promueva la buena mesa y la conservación de las pesquerías, anímese a escribirnos y déjenos saber. Escríbanos a fueteyverguilla@gmail.com.
Fotos cortesía de Restaurante El Coral en Joyuda, Cabo Rojo
La pesca del día con el Chef Cedric Taquin Por Jannette Ramos García “¿Por qué voy a ofrecer un rodaballo en un menú, porque es fancy, porque es gourmet? ¿Por qué yo no puedo hacer eso con una sierra, por qué no puedo hacerlo con un pescao de aquí y convertirlo en algo gourmet y sale un producto rico, chulo?”
Cedric Taquin
La trayectoria de vida de sus padres propició que Cedric naciera en Nairobi, Kenya (país en el continente africano). Cuando tenía sólo seis meses, hubo allí un golpe militar y su familia se mudó a Bélgica, país en el que vivieron durante un año. Tiempo después, pasaron a Luisiana en los Estados Unidos. Finalmente, llegaron a Puerto Rico y se instalaron en la casa de su abuelo en el pueblo de Arecibo. Para entonces, contaba con tres años. Desde ese día, han pasado treinta años y aquí echó raíces y formó su familia con una joven arecibeña llamada Karoline Mena. De la unión de ambos, nació Amelie. Su amor por el mar le viene a través de su padre y de sus abuelos. Sin embargo, fue con un pescador de nombre Raúl Arce con quien desarrolló su pasión por la pesca mar adentro. Tanto así que desde niño pensó estudiar biología marina, pero desistió de la idea por diversas razones, una de ellas es que “no era tan estofón.” Puesto que la influencia de la comida belga y la francesa estaba siempre presente en su vida, el camino a seguir eran las artes culinarias. Para adquirir experiencia trabajó voluntariamente, desde los dieciséis años, en un restaurante de Isabela. Así las cosas, solicitó y fue aceptado en The Culinary Institute of America, en Nueva York, donde terminó un bachillerato en Artes Culinarias. Al graduarse y regresar a Puerto Rico, trabajó como mesero en el restaurante Culantro, hasta que este cerró sus puertas al público. Luego fue profesor en la Universidad del Este en Carolina, en el Instituto de Banca de Hato Rey y en la Escuela Hotelera de San Juan. Además, trabajaba como chef privado y hacía servicio de comidas (catering).
Durante ese periodo de tiempo, “trabajaba lo que el cliente quería” y no tenía “la mentalidad de trabajar lo que es de aquí”. Llegó el tiempo en que se cansó de cargar sartenes de un lugar hacia otro y de sufrir ansiedad por la inestabilidad que existía en la demanda por servicios de comida. Fue entonces cuando decidió echar sus miedos a un lado y abrir su restaurante como le habían pedido muchos clientes. Así es como nace MenTa en la Avenida José Cedeño #171 en Arecibo. Cedric es un pescador que es chef o es un chef que es pescador, cualquiera de las dos opciones le dan la ventaja de conocer pescados que no suelen ser comunes en otros restaurantes. Por lo tanto, ¿qué mejor que salir a pescar y poner en la mesa de los comensales de su restaurante pescados como el albacora (bonito, atuncito) (blackfin tuna) o la sierra? Es esencial para él educar al público consumidor y no engañarlo diciéndole que están comiendo otro tipo de pez, sino el que realmente es. “La sama, mira, la sama mucha gente la ha comido. ¿Cómo? Como filete de chillo. ¿Qué es la sama? Pues la sama es un pargo, más gomoso que el chillo, un poco más duro, pero yo se lo digo al cliente y le fascina”.
Albacora
Bonito
Robalo
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Pez león envuelto en tocineta - Foto por Jannette Ramos García
Un elemento importante para Cedric es que los pescados y los mariscos que compra o que pesca deben ser puestos en hielo de inmediato. También es de suma importancia conocer las características de las especies que captura o compra para darles el manejo correcto. Con esto, busca poder resaltar el sabor del pescado que si no se maneja bien, el sabor no es el mismo. “El blackfin tuna es delicioso y no es común en los restaurantes que sirven mariscos. Es espectacular y me encanta cogerlo. O cuando alguien me dice, tengo un atuncito de aleta negra, las desangré cuando las cogí y te las tengo en hielo, y yo les digo que me las traigan todas. De hecho, yo desangro el atún, la sierra y el dorado cuando los pesco. La sierra hay que desangrarla y es espectacular; nadie la desangra, pero yo lo hago y me queda rico”. Existe un concepto que muchos pescadores conocen y que muchos restaurantes ponen en práctica en otros países. Cedric lo conoce y lo practica. Explicado en sus palabras, la pesca del día se basa en lo siguiente: “Los peces son animales que van y vienen, como los pelágicos; animales que van de más hondo a más llanito. Hay momentos que hay más de ellos y momentos en que hay menos. Es como las frutas y los vegetales, hay temporada de mangó, hay temporada de panas, de aguacates. Puedes encontrar aguacates fuera de temporada, pero esos aguacates pueden venir de California, pueden venir de otro lado y no es lo mismo que el aguacate que tumbaste del palo esta mañana. Lo mismo aplica con el pescado. Aquí, cuando vas al supermercado, ves lo mismo: biftec, chuleta y pollo; está bien porque esos animales los crían para eso. Hay una granja pa’ los pollos, para los huevos y lo mismo pasa con la vaca. Pero el pescado es wild caught (pescado silvestre), que no es lo mismo que farm raised (criado en finca). El pescado tiene su época. Es como la pana, ahora mismo hay en todos lados, pero en dos semanas no va a haber una sola pana. Es importante trabajar
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con la pesca del día para tener un producto óptimo, fresco, por lo tanto, tienes que trabajar con lo que está disponible en ese momento. Cuando no hay, no hay y se busca otra cosa. Cuando no hay dorado, se busca la sierra; cuando no hay sierra, se busca dorado. Hay una veda de mero, pues no hay mero y trabajamos con otro, tan sencillo como eso. Me gusta servir colirrubia, chillo, cuando hay, cartucho, cuando hay. Evito el mero y no lo compro y no fomento ese mercado; dejé el tiburón, no lo toco ni lo trabajo. A principio, lo vendía y lo cogía, pero aportando mi granito en lo que pueda ayudar, dejé el mero y el tiburón a toda costa. Sirvo pez león desde hace tres años.” Cedric dejó de pescar estas especies al reconocer que están siendo pescadas de manera indiscriminada, lo que impacta negativamente las poblaciones de ambas. En su restaurante, justo a la entrada, un letrero te advierte que allí no se sirve tiburón. Para él, es esencial que las personas que tengan restaurantes en donde vendan pescados y mariscos conozcan a los pescadores de sus áreas y que estén seguros de que van a poder conseguir el producto fresco consistentemente. “El pescador comercial no siempre va a coger el mismo pesca’o, por eso es que es mejor que trabajen la pesca del día. Él puede no encontrar lo que busca y moverse a otro lado y coger colirrubias, jureles, un surtido de diferentes pescados. La flexibilidad de la pesca del día es que yo le puedo comprar tres o cuatro especies de pescado a ese pescador, que lo único que cogió fue eso. No cogió 100 libras de chillos, pero cogió 10 libras de samas, 20 libras de arrayao, 60 de colirrubia y yo, como negocio que vende la pesca del día, le digo, dámelos y le digo al cliente lo que tengo. Yo tal vez puedo filetear la sama y las otras las hago de otra forma, entonces, tú mantienes al pescador contento porque él sacó unas especies del agua que puede vender. No cogió chillos
que es lo que todo el mundo le va a arrancar de las manos, pero cogió otros pescaítos que puede vender por un peso más barato y se mantiene durante estos meses en que no puede coger chillos. Lo chulo de poder ofrecer la pesca del día es que te mantienes flexible, abierto. El pescador te trae una neverita con 40 libras de pescao surtido, mixto, pues ofrece eso, colirrubia, arrayao y besugo. ¿Qué es eso? Pues mira, el arrayao es primito del chillo, se coge más llanito. Ah, pues yo sé qué es una colirrubia. Algo que hago mucho, de repente, tengo filete de sierra, filete de dorado y filete de peto. De repente, tengo tres filetes diferentes y el cliente no puede decidir por uno. ¿Qué hago? Le traigo tres ruedas, uno de cada uno y el cliente prueba y tiene frente a él tres pescados diferentes que posiblemente ha probado, pero confunde uno con el otro porque aquí el peto se vende como mero y la sierra la venden como dorado y los chuchos como chapín. Entonces, el cliente puede reconocer las características de cada uno, por ejemplo, puede decir que el peto es un poco más seco que el dorado. Es como el vino, tú no puedes hablar de un vino si no lo has probado. ¿Cómo puedes hablar de vino? Con ocho o diez copas al frente para probarlos y compararlos. Wow, este sabe a tierra; uno es más picante que el otro. Pero si tú lo haces con el mismo vino todos los días, un Cabernet Sauvignon, ¿qué rayos vas a saber tú de vino? ¡Nada! Con el pescado es lo mismo; la carne es carne, la res está tierna o está jugosa. Pero si tú pediste un filete de sama o de chillo y te trajeron un pargo, el 99% de las personas no va a saber reconocerlo, sólo van a saber si estuvo bueno o si no les gustó.
Lo bueno de la pesca del día es que el pescador tiene más ventas, no se tiene que limitar a buscar una especie y el pescado también se beneficia porque no le dan tan duro a una sola especie, chillo, chillo, chillo… No le aplican tanta presión si buscan colirrubias, arrayaos. Un pescador tiene 5 o 6 restaurantes a los que le vende y él puede vender una variedad de pescados y no tiene que estar atacando el mismo pescado que es lo que ha pasado con el chillo y el mero en Puerto Rico. Aquí es chillo, mero, cartucho, carrucho, langosta, eso es lo que hay. Entonces, como se reportan grandes capturas de algunas de esas especies, tenemos el problema que nos cierran áreas de pesca. Si en Puerto Rico todos los restaurantes se decidieran a vender la pesca del día en vez de chillo solamente, o si empezaran a vender sierra en filete, entonces no existirían congeladores llenos de miles de libras de sierra. No tienen entonces que botar al mangle los pescados viejos por aquellos que estén en temporada. Si los restaurantes compraran la pesca del día, no se le daría tan duro, se crearían mejores oportunidades para las especies, para el pescador y para los restaurantes. A mí no me provoca dolor de cabeza no tener chillo o mero. Si tengo colirrubia, vendo colirrubia; si tengo sierra, vendo sierra; si hay atún, vendo atún y soy feliz. MenTa es un pequeño restaurante donde tratamos de servir las cosas más frescas que consigamos disponibles.”
Pero a mí me encanta cuando viene un cliente y dice: ¿qué hago?, y en la misma mesa hay dos pescados diferentes y la gente prueba las salsas diferentes y comparten. Eso es bello, es una chulería. No hay chillo, pero tal vez hay una colirrubia, hay un pez león.
Fotos cortesía de Cedric Taquin
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¡A la caza del Pez León! Combatiendo la invasión con la pesca y el conocimiento
Lee O. Vaasjo demostrando el uso de la vara hawaiiana.
Buzos y científicos participantes del evento de remoción en Cayo Pelotas, La Parguera. Fotos por Chelsea Harms
Los pleneros de Leró
Chef Cedric Taquin
Entrega de reconocimiento al Chef Cedric Taquin.
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Cedric, Jannette y Chelsea
Pez león - Foto por Pichón Duarte
Pescadores y científicos unen esfuerzos para controlar el pez león en La Parguera Por Chelsea Harms
Traducción por Wilmarie Cruz Franceschi
El pez león comenzó a invadir a Puerto Rico en 2008 aunque existen algunos avistamientos sin confirmar
que datan desde el 2007. La invasión comenzó por Vieques y la costa noroeste de Puerto Rico, y a partir de ahí, se ha distribuido a todos nuestros hábitats acuáticos: los arrecifes de coral, los manglares, y las praderas de hierbas marinas. El pez león se alimenta de las crías de las especies nativas de valor económico y ecológico–como los peces loro y los pargos– y dejan detrás una estela de interrogantes sobre sus futuros impactos contra nuestro ecosistema ya comprometido. Sabemos que no hay manera de erradicarlos; entonces, ¿qué podemos hacer para controlarlos? Un grupo de investigadores del Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez– bajo mi liderazgo (Chelsea Harms) y con la consejería del Dr. Richard Appeldoorn–, han estado trabajado con esta interrogante. Nuestro proyecto, Evaluando la efectividad de la remoción de pez león en lugares específicos con el propósito de restaurar la función ecológica de los arrecifes (www. lionfishpr.com) pretendió evaluar cuán efectivo resultaban los eventos de remoción del pez león a pequeña escala para los corales en Puerto Rico. Pescadores de arpón y estudiantes de Ciencias Marinas se unieron para cazar peces león en el Cayo Pelotas, en La Parguera. Durante un año se llevaron a cabo tres eventos de remoción. Con los datos recopilados se evaluó cuán efectiva era la remoción del pez león y cómo esta contribuía a la recuperación de las especies nativas. Lo que descubrimos fue lo siguiente: los peces león regresaban al arrecife luego de un periodo de aproximadamente 9 meses, sin embargo, regresaban en cantidades menores que aquellas encontradas antes de los eventos. De igual forma pudo observarse una recuperación en la población de peces nativos. Este resultado es particularmente importante para el sector pesquero porque con la recuperación de especies de interés comercial se esperaría mayor pesca y por ende mayor beneficio económico para ellos. Además, este esfuerzo se puede implementar en áreas marinas protegidas como Desecheo, Tres Palmas y Mona ya que al remover los peces león periódicamente, contribuirá a la recuperación de las especies que allí habiten. Confío que los resultados de mi proyecto sean considerados como base para estructurar eventos de remoción en el futuro en nuestro País. De igual forma, espero que los pescadores se animen a pescar el pez león, tanto para promover la recuperación de las especies de interés comercial, como para tener una fuente de ingreso adicional. Este proyecto fue subvencionado por la UPRM, Sea Grant Puerto Rico y Sea Grant Florida.
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La misión de Sea Grant consiste en conservar y usar, de manera sustentable, los recursos y los ecosistemas marinos y costeros de Puerto Rico. Para alcanzar su misión, el programa cuenta con proyectos de investigación, de educación y de extensión marina.
Créditos Dirección Ruperto Chaparro Serrano Tania del Mar López Marrero Coordinación Jannette Ramos García Diagramación y diseño gráfico Larimar Castro Medina Jannette Ramos García Edición del texto Delmis del C. Alicea Segarra Cristina D. Olán Martínez Jannette Ramos García Berliz Morales Muñoz
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El CIEL es un centro interdisciplinario para el estudio de procesos sociales costeros. Presta atención a la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Colabora en planes de manejo de las reservas naturales y marinas. El CIEL es subvencionado por el Colegio de Artes y Ciencias y el Programa Sea Grant de la UPR.
Colaboración Cristina D. Olán Martínez Álida Ortiz Chelsea Harms Ilustraciones Daniel Irizarri Oquendo Alexis Rivera Miura Deifchiramary Tirado Choque Fotos Pichón Duarte Cedric Taquin Jannette Ramos García Jesús León Fernández Noemí Peña Restaurante El Coral Chelsea Harms Efraín Figueroa Ramírez
Programa de Colegio Sea Grant y el Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez Programa de Colegio Sea Grant Recinto Universitario de Mayagüez Call Box 9000 Mayagüez, Puerto Rico 00681-9000
Contacto
Edición de fotos Larimar Castro Medina Jannette Ramos García Impresión Imprenta del Programa Sea Grant, Sección de Comunicaciones y Publicaciones dirigida por Cristina D. Olán Martínez Jefe de impresos Raúl Omar Ortíz Arroyo (Pichón Duarte) En portada: Ángela Barber, María de Lourdes Toro y Jaime Barber Foto por Jannette Ramos García
Teléfono: (787) 832-8045 Fax: (787) 265-2880 Correo electrónico: fueteyverguilla@gmail.com
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Blog: fueteyverguilla.wordpress.com
Página electrónica Sea Grant: http://www.seagrantpr.org
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