Foto: Alexis Rivera
La bioluminiscencia: una maravilla vulnerable
Por Milton D. Carrero Galarza
Estela luminosa producida por el dinoflagelado Pyrodinium bahamense al paso de la embarcación Luminosa II en la Bahía Bioluminiscente de Puerto Mosquito, Vieques, PR.
El doctor Juan Gerardo González Lagoa recuerda los días de gloria de la Bahía Bioluminiscente en La Parguera. Era a finales de los años sesenta cuando la bahía era considerada la más brillante del mundo. Allí acudían reporteros de medios tales como National Geographic, ávidos de documentar aquellas aguas en las que la gente parecía nadar en neón. Bastaba con derramar un cubo de agua por encima de alguna persona para notar el centelleó constante del famoso Pyrodinium bahamense, el organismo que produce la bioluminiscencia.
Puerto Rico cuenta con al menos tres zonas en las que la bioluminiscencia es constante. Éstas son: Puerto Mosquito en Vieques, la Laguna Grande de las Cabezas de San Juan en Fajardo y La Parguera en Lajas, la cual a pesar de haber perdido intensidad, mantiene cierta bioluminiscencia durante todo el año.
Considerado una autoridad en el estudio de la bioluminiscencia, González Lagoa recibía a científicos de las universidades más prestigiosas del mundo con el mayor orgullo y la seguridad de que la bahía no lo haría quedar mal. Esto lamentablemente ha cambiado.
Son varias las circunstancias necesarias para que se produzca la bioluminiscencia. En nuestras bahías, el agua es como una sopa perfecta en la que la ausencia de un ingrediente es suficiente para que se eche a perder, según explica Mark Martin del Fidecomiso de Conservación e historia de Vieques.
“El otro día pase una vergüenza,” confiesa. “Vinieron unos científicos de los Estados Unidos a ver la bahía y cuando fuimos no brillaba.”
Es un fenómeno que atrae a turistas y a científicos de todo el mundo. Pero que al mismo tiempo, es vulnerable a nuestra conducta. Cualquier cambio en las condiciones del agua o del ambiente aledaño a las bahías podría extinguir su brillo, debido a lo complejo de los organismos bioluminiscentes y su delicada naturaleza.
El abuso de las embarcaciones privadas, así como las escorrentías relacionadas al sobre desarrollo aledaño, la basura y la contaminación lumínica han ido disminuyendo el resplandor de las aguas luminosas en La Parguera.
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alerta para que la historia no se repita en las demás bahías y lagunas que por su constante fulgor hacen de Puerto Rico un lugar único en el mundo.
González Lagoa ha visto el degaste de la bioluminiscencia a través de los años como quien observa una tragedia gradual. Y en el deterioro está implícito un llamado de
Lo primordial es la salud de los organismos microscópicos de plancton conocidos como dinoflagelados, entre los cuales se encuentra el Pyrodinium bahamense, principal responsable del resplandor. Un cambio en el nivel de sal o