Revista Marejada Vol. 4 #1 otoño 2009

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Culebra: Acechada por el desarrollo p. 7

2do Acto de lucha en Vieques p. 4

REVISTA AMBIENTAL

Vol. IV, Núm. 1

El porvenir de la bioluminiscencia en nuestras manos:

otoño 2009


Carta del Director Esta cuarta edición de Marejada incluye una extensa variedad de artículos relacionados a: la conservación de nuestros recursos marinos y costeros, la educación ambiental y los distintos procesos sociales y ambientales que se han suscitado en nuestras costas. Hace varios años celebramos la salida de la Marina de los Estados Unidos de Vieques como si se tratara de la solución de todos los problemas de contaminación ambiental generados por los más de 60 años de bombardeo continuo. Nada más lejos de la verdad. Los datos presentados en el artículo Lucha inconclusa por la salud de los viequenses evidencian que la lucha está inconclusa. Sin embargo, la Isla Nena no sólo se ha destacado por esta lucha. A pesar de que la salida de la Marina acaparó por mucho tiempo los espacios de diversos medios de comunicación y de que este evento constituye un aspecto de suma relevancia en la historia de Vieques, la Isla Nena brilla por sí sola gracias a la Bahía bioluminiscente de Puerto Mosquito. La posesión de esta maravilla natural la coloca en un sitial privilegiado en el mundo y al mismo tiempo, nos mueve a realizar un llamado en favor de la conservación de este recurso tan valioso. El artículo Simposio de Bioluminscencia: Alumbra a favor de la conservación relata los esfuerzos del Fideicomiso de Conservación de Vieques por resaltar la importancia de estas maravillas naturales —nuestras bahías bioluminiscentes— y su vulnerabilidad a fenómenos tales como: la contaminación lumínica, las aguas de escorrentías, la deforestación y la sedimentación. Los fenómenos antes mencionados no ocurren exclusivamente en Vieques. El entorno de todo el archipiélago puertorriqueño se ha visto amenazado por los efectos de la construcción desmedida en las costas. Además, hemos experimentado cambios en la composición social de éstas. En Un alerta en contra del desarrollo desmedido en Culebra, la señora Rosarito Morales, residente de esta Isla Municipio reacciona ante la falta de planificación en la construcción de algunos proyectos en la isla y se pronuncia a favor del desarrollo sostenible de la misma. Por su parte, la doctora Rima Brusi, en el artículo La costa y la construcción ilegal, discute ampliamente el proceso de gentrificación de dos comunidades costeras con características similares —La Parguera y Stella— que evolucionaron como espacios para la recreación marina y destinos turísticos. En este escrito, se contempla la protección de los derechos de vivienda de los residentes tradicionales de bajos ingresos y se apoya el libre acceso a las costas para toda la población. Los residentes tradicionales de estos espacios costeros han sido testigos de estos cambios. Es por esta razón que conocer su visión es un aspecto importante en el estudio de las comunidades costeras. Uno de estos residentes lo es el pescador de La Parguera, buzo en el Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez y colaborador del Programa Sea Grant, Godoberto López Padilla. Su vasto conocimiento sobre el mar, su compromiso con los estudiantes y su calidad humana lo hacen merecedor de ocupar la sección de Vidas Apasiondas. Este mismo tipo de compromiso con la educación y con el medio ambiente marino y costero, es el que queremos emular

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en nuestro Programa Sea Grant. Por tal razón, en esta edición damos a conocer el esfuerzo que está llevando a cabo el Programa para educar al público y dar a conocer los resultados de las investigaciones a través de actividades y mecanismos como la base de datos del Caribbean Regional Assessment, la actividad para niños Aventura Marina y el Taller de Periodismo Con Ciencia. Quisiera recalcar la necesidad de solidarizarnos con la lucha por detener el desarrollo desmedido, no sostenible y tonto que se propone para Culebra. Además, tenemos que exigirles a las agencias con responsabilidad de velar por la remoción de las bombas y de los contaminantes en Vieques, que este proceso se lleve a cabo teniendo en consideración la salud de los residentes y no los costos en los que tengan que incurrir los responsables de este desastre ambiental. La necesidad de brindar atención especial a las dos islas municipios del Archipiélago de Puerto Rico es urgente. Vieques y Culebra han sido abandonadas en la prestación de servicios en todos los sectores de la administración pública por todos los gobiernos y partidos. Tanto en Vieques como en Culebra la representación de las agencias gubernamentales con mandato ministerial para atender los asuntos relacionados a la educación, al manejo de los recursos y a las atracciones naturales, a la salud, a la recreación y al deporte, a la calidad ambiental y a la planificación del desarrollo sostenible de estas islas han sido deficientes e insuficientes. Esto ha motivado una serie de problemas ambientales y sociales con repercusiones en la autoestima y en las expectativas de vida de la población de estas islas, en especial los jóvenes, quienes no se merecen esta suerte. Mi exhortación: Que no se repita la tragedia de la ayuda a Haití que llegó tarde. Apoyemos a Vieques y a Culebra hoy.

Ruperto Chaparro Serrano Director del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico

Créditos Marejada es publicada por la Oficina de Comunicaciones del Programa de Colegio Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico bajo la subvención Núm. NA06OAR4170016 del Departamento de Comercio de Estados Unidos y la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA). ISSN 1947-1424 Ruperto Chaparro Serrano, MA, Director Manuel Valdés Pizzini, Ph D, Director Asociado/Director Programa de Extensión Marina Milton D. Carrero Galarza, MA, Especialista en Comunicaciones/Editor en Jefe Delmis del C. Alicea Segarra, MA, Diagramación/Coordinadora de Actividades María E. Font, Especialista en Información Oliver Bencosme Palmer, Ilustrador Científico/Diagramación Alexis Rivera Miura, Ilustrador Científico Cristina D. Olán Martínez, Editora Guillermo Damiani González, Jefe de Impresos Juan Ríos Ramos, Asistente de Fotolitografía Las opiniones y los puntos de vista expresados en esta revista no necesariamente reflejan los de la Universidad de Puerto Rico o los del Programa Sea Grant. La mención de marcas de productos en esta revista no debe ser interpretada como un endoso a las mismas.


REVISTA AMBIENTAL

otoño 2009 * volumen IV * número 1

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Alerta Ambiental Vieques: Conviviendo con la contaminación: A 10 años de la muerte de David Sanes, la salud de los viequenses sigue amenazada por la contaminación que dejó la Marina.

19 La costa y la construcción ilegal: Vista al mar: Un lujo de clase social.

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Mar Adentro Bahías bioluminiscentes: Joyas

vulnerables que necesitan protección.

Razones Científicas Simposio de Bioluminiscencia: Estudiosos de la luminiscencia se reúnen en Vieques a favor de la conservación. Periodismo Con Ciencia: Sea Grant adiestra a jóvenes para reportar acerca del ambiente.

Vidas Apasionadas Godo: La vida de un pescador que se

sumerge en las profundidades científicas.

Educando con el Mar Aventura Marina: Una experiencia de aprendizaje para jóvenes junto al mar.

Compromiso Ambiental TICATOVE: Organización protege el futuro de los tinglares, de los careyes y de las tortugas verdes.

Horizonte Rincón: Una mirada al interior de la

Capital del Surfing.

Foro Ambiental Culebra: Isla prístina acechada por el

desarrollo. Portada: En nuestra portada podemos apreciar el fenómeno de la bioluminiscencia simulado en el laboratorio de fotografía de Sea Grant por nuestro ilustrador gráfico Oliver Bencosme. 3


Foto: Ruperto Chaparro

Por Milton Carrero Galarza Vieques sigue bajo amenza. Ya no sobrevuelan aviones militares ni se siente el detonar constante de las bombas, pero los casi 10 mil residentes de la isla aún sufren los estragos de la contaminación que dejó la Marina de los Estados Unidos. La lucha por la paz, la salud y la calidad de vida en esta isla de 51 millas cuadradas al este de Puerto Rico ha quedado inconclusa. La evidencia está en los cerca de 20 mil acres, repletos de miles de bombas sin detonar, químicos carcinógenos y metales pesados, que según los estudios del catedrático Arturo Massol y de la investigadora Elba Díaz de Osborne, ambos del Departamento de Biología del Recinto Universitario de Mayagüez, continúan afectando a los viequenses a través de la cadena alimentaria.

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Área quemada en Vieques.

en Vieques al Departamento del Interior. Éste a su vez designó la zona de tiro como un Refugio de Vida Silvestre y lo transfirió a la Agencia de Pesca y Vida Silvestre, US Fish and Wildlife Service (USFWS). Esta estrategia, según explica la profesora de antropología de la Universidad Estatal de Montclair, Katherine T. McCaffrey, impide que la zona se limpie adecuadamente ya que indica que el área será restringida a los seres humanos. Es una estrategia que las Fuerzas Armadas han utilizado en otras zonas de tiro, pues según la ley, aquellas zonas designadas para la conservación requieren sólo de una limpieza superficial.

El peligro latente de los químicos y de los metales pesados como el mercurio, el uranio reducido, el plomo, el cadmio, el cromo, manganeso, cobalto y los residuos de agente naranja, mantienen a la población en alto riesgo de contraer enfermedades relacionadas a la contaminación. Los viequenses, quienes sufren de unos niveles de cáncer que superan por casi 30 por ciento al resto de la población del archipiélago de Puerto Rico, ya no gozan del apoyo, de la organización comunitaria ni de los movimientos de desobediencia civil que lograron expulsar a la Marina de sus tierras en mayo de 2003. De aquellos momentos de regocijo sólo quedan recuerdos.

El legado de los 60 años de bombardeo, por parte de la Marina, permanece prácticamente intacto. Durante los años 1980 al 1990, la Marina arrojó en Vieques un promedio de 1,464 toneladas de bombas y explosivos anualmente, según cita McCaffrey a los archivos de la Marina. Gran parte del área de tiro—unos 980 acres— aún permanece sin limpiar. Y la zona que se ha comenzado a limpiar, la cual contiene cerca de mil bombas por acre, de acuerdo a una resolución interlocutoria de la Junta de Calidad Ambiental (JCA), es muy probable que se queme en forma muy parecida a lo que ocurre con las plantaciones de caña en la isla—a menos que la comunidad logre activar nuevamente las estrategias de desobediencia civil que rindieron frutos en el pasado.

Cuando la Marina de los Estados Unidos abandonó la isla, traspasó gran parte de los 18,000 acres que poseía

La desobediencia civil es lo único que detendría la posible quema, según explica el representante de la


Marina Kevin Cloe, P.E., quien asegura que las Fuerzas Armadas no quemarían si hubiera personas en la zona de tiro.

La JCA, responsable de salvaguardar la limpieza del aire en Puerto Rico, ha establecido unos parámetros para la quema contenida. La misma no podrá ocurrir durante días en que el aire esté saturado por residuos del polvo de Sahara o en días en que la velocidad del viento o la humedad sea muy alta. La Marina tampoco deberá quemar más de 75 acres al día.

“Nos aseguraríamos de que no hubiera nadie,” dijo Cloe, quien explica que la Marina posee radares y diversas formas de asegurarse de que no haya nadie en el área antes de quemar.

Al momento de la publicación de este artículo, la JCA, aún no había sometido un documento oficial a la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), indicando la aprobación del permiso especial para la quema de los 192 acres en la zona de tiro, en espera de que la Marina hiciera unas modificaciones a sus modelos para la quema. No obstante, en su resolución interlocutoria ya ha manifestado su intención de aprobar la quema, lo cual alarma a la comunidad viequense, según explica Ismael Guadalupe, líder comunitario y uno de los principales opositores de las actividades irresponsables de la Marina.

La Marina se apoderó de 26,000 de las 33,000 cuerdas del territorio viequense durante la década de los cuarenta. De ahí surge la forma tan irregular en que se han distribuido los terrenos. Miles de familias fueron expulsadas de las tierras en las que habían residido por generaciones y relocalizadas en áreas asignadas por la Marina. Las Fuerzas Armadas establecieron sus bases a los extremos este y oeste de la isla. El este se designó para las prácticas de tiro y el oeste para el almacenamiento de explosivos. Las expropiaciones en la parte oeste, tuvieron el mayor impacto en la población, pues son las zonas más propicias para la agricultura, ya que reciben cerca de 45 pulgadas de lluvia anual, de acuerdo a las Guías para el Desarrollo Sustentable de Vieques, documento que fue preparado por un caudal de profesionales previo al desalojo de la Marina.

A Guadalupe, le indigna el que la JCA no le haya exigido a la Marina otro plan de limpieza y critica el que las Fuerzas Armadas, capaces de desarrollar un armamento tan sofisticado como el que se ha utilizado en Vieques, no sean capaces de diseñar una forma segura de disponer de las bombas y los químicos que quedan enterrados en el subsuelo y que han contaminado los acuíferos, según encontró un tribunal internacional en el año 2000.

Además de ocupar la mayoría del territorio de Vieques, los militares obligaron el cierre y el desmantelamiento de la Central Playa Grande, causando una grave crisis económica y un desempleo que ocasionó la emigración de miles de viequenses a la Isla Grande, Estados Unidos y Santa Cruz.

Ante la alarma de la población viequense, la alcaldesa del municipio, Evelyn Delerme, escribió una carta recientemente al jefe de la JCA, Pedro J. Nieves Miranda, condenando la quema controlada y pidiendo que se le exija a la Marina otras alternativas para limpiar en la zona de tiro. La comunidad por su parte, miles de viequenses, ha radicado una demanda en la Corte Federal, alegando que la Marina expuso negligentemente a la población a niveles excesivos de tóxicos tales como: plomo, mercurio, aluminio y cadmio.

Cloe dice que la quema de cerca de 192 acres en la zona de tiro es la única estrategia viable para evitar poner en peligro al personal que actualmente trabaja en la remoción de chatarra en la zona de tiro. La zona, explica Cloe, está cubierta por vegetación lo cual impide divisar las bombas sin detonar, las cuales según la Marina podrían explotar a la menor provocación. Su solución: quemar con gasolina o diesel.

Playa parte del Refugio de Pesca y Vida Silvestre , antes propiedad de la Marina.

“Esto sería una opción rápida y económica, pero no necesariamente ambientalmente responsable,” señaló Román quien prevé la posibilidad de que la quema libere poliaromáticos y particulado al aire que podrían contener carcinógenos y substancias que al ser suspendidas por el viento podría ocasionar daños a la población que vive al centro del municipio. También podría provocar que ciertos químicos como el plomo sean liberados a la atmósfera para ser arrastrados por las escorrentías.

Foto: Ruperto Chaparro

Es una estrategia que preocupa al experto en metales tóxicos y profesor de Química del Recinto Universitario de Mayagüez, Felix Román.

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No obstante, la JCA y EPA todavía concurren con la Marina en que la quema de los casi 200 acres es la forma más viable de disponer de la contaminación. El ingeniero Daniel Rodríguez, gerente de remediación de la EPA y residente en Vieques, dice que aunque le preocupa el efecto que la quema controlada en la zona de tiro pueda tener en la población, la prefiere a que la Marina se vaya sin limpiar nada. Señala que la Marina ha intentado limpiar con la ayuda de robots y de otras maneras pero que no ha tenido éxito. “No ha sido un proceso fácil para la Marina,” asegura Rodríguez. Tampoco lo ha sido para los viequenses, señala Bob Rabín, otro de los líderes comunitarios cuyo trabajo fue clave en la expulsión de la Marina de Vieques. Ahora resulta mucho más difícil, explica Rabín, pues la organización y el apoyo por parte de la Isla Grande de

Puerto Rico, Nueva York y otras partes del mundo está desarticulada y resulta inminente el que las nuevas generaciones se organicen para defender el bienestar de los residentes de la Isla Nena. Para Alberto de Jesús, el activista conocido como Tito Kayak, quien comenzó el movimiento de desobediencia civil en Vieques, luego de que una bomba errante cobrara la vida de David Sanes en abril de 1999, el momento de manifestarse es ahora. De Jesús catalogó al hecho de que la Marina propusiera quemar en la zona de tiro en los días cercanos a la conmemoración de los 10 años de la muerte de Sanes como una “provocación y una falta de respeto.” “No se puede permitir,” expresó de Jesús acerca de la quema. “Hay que hacer lo que hay que hacer. Vamos a to’as.”

Foto: Oliver Bencosme

y sensible el cual, de acuerdo a las necesidades sociales ambientales, físicas y económicas, actuales y futuras, habrá de fomentar un proceso de desarrollo económico y social sostenible que a su vez proteja la salud, el crecimiento económico, la seguridad, el orden, la cultura y los recursos naturales para esta y las futuras generaciones. Su misión es planificar para el desarrollo de Puerto Rico basado en tres principios fundamentales: economía competitiva, ambiente sano y mejoramiento de nuestra calidad de vida. http://www.jp.gobierno.pr/

Miembros de la comunidad viequense participan de una discusión acerca de los métodos de limpieza de la Marina y sus consecuencias.

Junta de Calidad Ambiental (JCA)

Agencias

Junta de Planificación La Junta de Planificación fue creada bajo la Ley #213 del 12 de mayo de 1942. La misma tiene como visión guiar el desarrollo integral de Puerto Rico, estableciendo un plan racional, balanceado 6

La JCA fue creada bajo la Ley #9 del 18 de junio de 1970 durante el gobierno de don Luis A. Ferré con el fin de establecer una política pública que estimulara la armonía entre el ser humano y su medio ambiente. Es un organismo normativo, coordinador, regulador y planificador con facultades cuasi-judiciales y cuasi-legislativas. Esta entidad es responsable de desarrollar y recomendar al Gobernador la política pública ambiental, ejecutar y asegurar el cumplimiento de las leyes ambientales, proponer reglamentación ambiental, evaluar, fiscalizar y asegurar el cumplimiento de toda declaración de impacto ambiental y ejercer, ejecutar, recibir y administrar la delegación de toda legislación


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o programa federal relacionado con la protección del ambiente y de los recursos naturales. htp://www.gobierno.pr/JCA

Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) La EPA fue creada en 1970 en respuesta a la creciente demanda pública por agua, aire y tierra más limpios. La misión de esta agencia es proteger la salud humana y salvaguardar medio ambiente, en particular, el aire, el agua y la tierra, recursos de los cuales depende la vida misma. La EPA tiene como propósito los siguientes aspectos: proteger a los seres humanos y al ambiente de riesgos significativos que puedan surgir en los lugares donde las personas viven, aprenden y trabajan; llevar a cabo esfuerzos nacionales dirigidos a la investigación científica que conduzca a la reducción de riesgos ambientales; asegurar la ejecución justa y efectiva de las leyes federales que protegen la salud humana y ambiental; procurar que todos los sectores de la sociedad tengan acceso a información precisa con el fin de lograr una participación activa en el manejo de riesgos para la salud humana y para el ambiente; defender la diversidad de nuestros ecosistemas y el desarrollo sustentable; y contribuir con otras naciones en la protección del medio ambiente global. La EPA está divida en diez regiones. Puerto Rico forma parte de la Región 2, que a su vez está compuesta también por los estados de Nueva Jersey y Nueva York, las Islas Vírgenes Americanas y siete poblaciones nativo americanas. http://www.epa.gov/

Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (USFWS, por sus siglas en inglés) Los orígenes del USFWS se remontan a 1871 cuando el Congreso de los Estados Unidos estableció la Comisión de Peces de Estados Unidos para estudiar

el descenso en el abasto de peces. Junto al Servicio de Parque Nacionales, al Negociado para el Manejo de la Tierra y al Servicio Forestal, el USFWS forma parte del grupo de agencias en Estados Unidos que tienen la responsabilidad de manejar los recursos que se encuentran en estado silvestre. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos tiene como misión trabajar para la conservación y la protección de los peces, de las plantas y de la vida silvestre, así como también de sus hábitats, para el beneficio continuo del pueblo estadunidense. Entre sus objetivos se encuentran los siguientes: colaborar con el desarrollo y la aplicación de un manejo ambiental ético basado en principios ecológicos, en el conocimiento científico y en el sentido moral de responsabilidad; dirigir la conservación, el desarrollo y el manejo de los peces y de la vida silvestre y administrar un programa nacional que le provea al público la oportunidad de entender, apreciar y utilizar sabiamente los peces y la vida silvestre. El USFWS se encarga de proteger especies en peligro de extinción, aves migratorias, pesquerías y humedales. http://www.fws.gov/

Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) El DRNA tiene a su cargo la implantación y la formulación de la política pública ambiental y la protección y la conservación de los recursos naturales, ambientales y energéticos. Fue creado en 1972 y reorganizado en 1993. Forma parte del Gabinete Constitucional del Gobernador. La misión del DRNA es proteger, conservar y administrar los recursos naturales y ambientales de Puerto Rico de forma balanceada, para garantizar a las próximas generaciones su disfrute y estimular una mejor calidad de vida. Además, el DRNA busca propiciar un ambiente sano y saludable a través de la promoción de: el uso sostenible de los recursos naturales, la ordenación de la gestión ambiental y la transformación de la cultura ambiental de los puertorriqueños hacia una de conservación, con la participación de todos los sectores de la sociedad para mejorar la calidad de vida. http://www.drna.gobierno.pr/oficinas/front-page 7


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Un Alerta en Contra del Desarrollo Desmedido en Culebra

Foto suministrada

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La sección de foro ambiental es un una oportunidad de participación ciudadana. Para someter su escrito favor hacerlo a través de seagrant@uprm.edu. El Programa Sea Grant se reserva el derecho de escoger y editar los documentos recibidos. Rosarito Morales frente a Ensenada Honda.

Por Rosarito Morales

Durante todos estos años he sido testigo del lento pero devastador deterioro de uno de los lugares más hermosos y de más valor ecológico de Puerto Rico. Pero más importante aún, desde el punto de vista de planificación urbana, he sido testigo del incipiente deterioro social causado por la mala planificación, especialmente por la llegada de mega proyectos residenciales y turísticos que nada tienen que ver con nuestra comunidad, con nuestros mejores intereses económicos, con nuestros recursos naturales ni con nuestra calidad de vida. La gran cantidad de proyectos de esta clase propuestos para Culebra es un ataque frontal a este pueblo que tanto ha luchado por mantener su identidad y su integridad. Culebra ha sido hasta el momento una sociedad integrada donde conviven distintas clases económicas y sociales y donde no existen comunidades cerradas ni caseríos. Está probado que la división de clases en 8

una comunidad promueve el crimen y el descontento social. Culebra no necesita caseríos ni tampoco comunidades cerradas. Hemos escuchado hasta la saciedad la importancia, de que los desarrollos sean sostenibles. Sin embargo cuando vemos lo que se propone para esta pequeña y preciada isla, da ganas de llorar o de reír, el cinismo con que se usan palabras tan lindas como eco turismo y desarrollo sostenible para promover desarrollos que Culebra no puede sostener. El proyecto Costa Bonita nos ha ofrecido el mejor ejemplo para saber los daños

Foto: Oliver Bencosme

Hace 18 años que soy residente permanente de la Isla de Culebra y mis trabajos en favor de la conservación de la naturaleza durante 13 años me han brindado la oportunidad de observar el desarrollo que se ha estado dando en nuestra Isla municipio.

Playa Flamenco, Culebra, PR.


El Proyecto Villa Mi Terruño es de singular desgracia para Culebra por su colosal tamaño. Basta con mirar el tamaño del pueblo y de la Barriada Clark para darnos cuenta de que Villa Mi Terruño está totalmente en desproporción con el pueblo y con la bahía Ensenada Honda. El pueblo será aplastado por una masa enorme de cemento y la llegada de miles de personas y automóviles. Los culebrenses terminaremos siendo una aldea al servicio de esta mole de cemento y sus propietarios. Las más de cien cuerdas de terreno en cuestión estarán cubiertas por grandes estructuras de cemento que cubrirán de costa a costa la única área totalmente verde que queda cerca del pueblo y alrededor de la bahía. Villa Mi Terruño es un proyecto gigantesco que se apoderará del pueblo y su barriada, traerá hacinamiento, causará problemas de tráfico, problemas con los abastos de agua y alcantarillado, y cambiará la naturaleza de pueblo pesquero y tranquilo que es lo que atrae al turista a nuestras costas. Lo único que tendrá de “terruño” es el recuerdo de cómo era ese precioso monte antes de que lo destrozaran. Ya el planeta tiene todas las Rivieras necesarias para saciar el interés del tipo de turista que las mismas atraen. Este concepto de desarrollo turístico alcanzó su cúspide en los años 50 y ya está totalmente pasado de moda y de cordura. Ese tipo de desarrollo respondía a una época totalmente distinta a la realidad del planeta en este siglo. Ya en el Caribe tenemos ejemplos devastadores de lo que este tipo de desarrollo significa. Basta con mirar a nuestra hermana isla de St. Thomas para saber que eso no es lo que queremos aquí. El futuro económico de nuestra isla no está en imitar conceptos obsoletos para atraer turistas. Culebra es una isla para el futuro, que con un desarrollo bien planificado y verdaderamente sostenible, servirá para satisfacer la necesidad cada vez mayor de un turismo mundial hambriento de sentirse parte de la naturaleza y de visitar las pocas áreas que quedan en el mundo que aún no han sido destrozadas por la avaricia sin visión que ha destrozado islas y costas en el mundo entero. ¿Cómo es posible que un gobierno que presume de

ser moderno proponga desarrollos anacrónicos para el desarrollo económico de Puerto Rico? Cuando el mundo civilizado ya ha aprendido de los errores de los años 50 y 60, aquí seguimos proponiendo un modelo fracasado. Puerto Rico se está convirtiendo en el hazmerreír del mundo civilizado. No puedo entender cómo se puede justificar un proyecto como éste cuando está obviamente en contra de todos los postulados de buena planificación y a toda luz es totalmente insostenible. Para empeorar las cosas, acabará con nuestro recurso turístico que exige nuestras bellezas naturales. Nuestro desarrollo económico y nuestra calidad de vida no se pueden sacrificar a favor de un solo proyecto de desarrollo. Me preocupa sobremanera el hecho de que Villa Mi Terruño ya ha sido multado por la Agencia de Protección Ambiental federal (EPA) por contaminar las aguas de Culebra, antes de empezar la construcción. ¿Qué podremos esperar cuando empiece la construcción? Los proyectos que Culebra necesita para su desarrollo turístico y económico son las pequeñas hospederías y proyectos que a pequeña escala integren el cemento o la madera con la naturaleza para crear habitaciones de un estilo rústico y playero a mucho a menor escala de lo que se propone actualmente. De esta manera, más

Foto: Ruperto Chaparro

ambientales, los daños sociales y el poco progreso económico que proyectos de esta clase significan para nuestra comunidad. Este proyecto, no sólo destruyó mangles, sino que acabó con la belleza de la entrada de nuestra bahía, causó problemas sociales y no generó ni una fracción de los empleos que prometía. La construcción desmedida de proyectos turísticos que no tomen en cuenta el tamaño de la isla, el bienestar de sus residentes, nuestro futuro económico ni la protección de nuestros recursos naturales no son desarrollos sostenibles.

Ensenada Honda y Costa Bonita al fondo.

personas se beneficiarán económicamente y se podrán evitar mejor los daños ambientales. El desarrollo bien planificado no tiene por qué destruir manglares, matar corales, contaminar las aguas y acabar con los encantos de Culebra. Todo esto se puede lograr con una supervisión gubernamental adecuada no sólo en la fase de planificación de los proyectos sino también durante su construcción. Por favor, no permitan este proyecto ni los otros tantos de este tipo que se proponen para Culebra. Éstos atentan contra nuestro futuro económico, nuestro estilo de vida, nuestros paisajes y recursos naturales, ambientales y sociales. El daño será irreversible. 9


ALUMBRA EN FAVOR DE LA CONSERVACIÓN

Por Cristina D. Olán Martínez Puerto Rico brilla en el mapa del Caribe. Nuestro archipiélago es uno de los pocos lugares en el mundo que posee cuerpos de agua bioluminiscentes y el único que goza de al menos tres zonas en donde la luminiscencia es constante todo el año: La Parguera en Lajas, Laguna Grande en Fajardo y Puerto Mosquito en Vieques. En respuesta a la presencia de este valioso recurso natural y a la necesidad de conservarlo, se llevó a cabo el Primer Simposio acerca de Bioluminiscencia en Vieques, durante los días 9 al 11 de octubre de 2009. El mismo reunió a autoridades académicas, gubernamentales y científicas, así como a la comunidad en general, con el fin de desarrollar nuevas formas de proteger esta maravilla natural. Actualmente, nuestras bahías se encuentran amenazadas por la contaminación lumínica, el manejo inadecuado de las aguas de escorrentía, la deforestación, la sedimentación, la presencia de basura en los cuerpos de agua y el uso irresponsable de embarcaciones de motor. El simposio fue un foro en el que se discutieron los problemas antes mencionados y se buscaron posibles soluciones conducentes al manejo sostenible de un recurso tan delicado y singular. “Queremos comunicarle a la gente el valor natural, ecológico y económico que poseen las bahías bioluminiscentes,” expresó con gran entusiasmo Lirio Márquez D’ Acunti, asesora en asuntos ambientales en el Fideicomiso y coordinadora del simposio. Para los científicos, la celebración de este simposio fue una manera de compartir sus hallazgos y lograr un mayor entendimiento del funcionamiento de los cuerpos de agua luminiscentes, simultáneamente. 10

“Mi expectativa es que se tenga un conocimiento más profundo de la ciencia y del funcionamiento del complejo sistema de Puerto Mosquito. Yo quisiera que todo el mundo estuviera al tanto de la ciencia que está detrás del fenómeno de la bioluminiscencia. Si conocemos cómo funciona el sistema podemos desarrollar un plan de manejo saludable para que eso (la bahía biolumiscente) perdure para siempre,” manifestó el doctor Juan Gerardo González Lagoa, científico adscrito a la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez (UPRM) y autoridad en todo lo concerniente al ecosistema de la bahía bioluminscente. Durante el simposio se discutieron minuciosamente las características del dinoflagelado luminiscente, el Pyrodinium bahamense, se ofrecieron ejemplos de herramientas y técnicas de monitoreo de los cuerpos de agua bioluminiscentes y las áreas aledañas a los mismos, se examinó el componente social vinculado a la Bahía de Puerto Mosquito y se presentaron una amplia gama de soluciones para resolver el problema de contaminación lumínica. Además, se llevó a cabo una discusión en la cual todos los participantes – científicos, estudiantes, miembros de la comunidad, representantes de diversas organizaciones, entre otros— dialogaron acerca del futuro de este preciado recurso y los esfuerzos que se deben realizar para su conservación. Por su parte, el doctor Fernando Gilbes, director del Centro Hemisférico de Cooperación en Investigación y Educación en Ingeniería y Ciencia Aplicada de la UPRM (CoHemis), entiende que el simposio proveyó un espacio para aunar toda la información que se ha obtenido acerca de las bahías bioluminiscentes y crear conciencia acerca de la protección de un recurso que él considera único: “Es la mejor manera de lograr un entendimiento acerca de las bahías. Para entender un sistema hay que entender la conexión de todos los elementos que lo componen,” comentó Gilbes, quien presentó un

Diseño: Fideicomiso de Historia y Conservación de Vieques

SIMPOSIO DE BIOLUMINISCENCIA


Con sólo agitar el agua levemente, los dinoflagelados producen luz.

estudio comparativo acerca de las condiciones en La Parguera y Puerto Mosquito y habló acerca de la base de datos GERSVIEW, herramienta que desarrolló como parte de un proyecto subvencionado por el Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico (PSGUPR). Asimismo, Gilbes resaltó la importancia de desarrollar un plan de trabajo en el que se incorporen los conocimiento y las herramientas de monitoreo presentadas en el simposio y la necesidad de obtener fondos para ello. Además, señaló que los esfuerzos para conservar la Bahía de Puerto Mosquito se pueden combinar para rescatar la de La Parguera, también. La celebración de este simposio coincidió con el vigésimo quinto aniversario de la fundación del Fideicomiso de Historia y Conservación de Vieques, entidad organizadora del simposio cuya misión es fomentar, protección de los recursos ambientales, arqueológicos y culturales que existen en Vieques.

Chaparro, para quien el simposio cumplió y sobrepasó las expectativas en cuanto a la calidad de la información discutida, la participación y el intercambio de información concerniente a la protección de las bahías bioluminiscentes, entiende que el simposio dio a conocer las amenazas que están sufriendo los cuerpos de agua luminiscentes. Además, enfatizó en la importancia de que los políticos radiquen medidas para la protección de este recurso: “Creo que los políticos, en especial la alcaldesa, deben reconocer que si el municipio no detiene este desarrollo está comprometiendo el turismo de naturaleza en Vieques.” Tanto los expertos en biolumniscencia como los organizadores del simposio coinciden en que la recopilación y uso de información apropiada puede conducirnos a un mejor manejo de un recurso cuyo valor es incalculable. La prioridad en estos momentos es conservar nuestras bahías de manera tal que continúen resplandeciendo. “Somos muy afortunados en este país. Tenemos un recurso hermoso y valioso. No podemos perderlo,” afirmó Márquez D’ Acunti.

Geological and Environmental Remote Sensing Laboratory

Fotos: Oliver Bencosme

“Nosotros tenemos una atracción natural que es bien valiosa para el mundo. Sea Grant como programa que tiene injerencia en los recursos marinos y costeros tiene la responsabilidad de participar y colaborar en actividades como ésta,” puntualizó Chaparro al hablar sobre la participación del PSGUPR en el simposio.

El simposio también recibió el auspicio de entidades como el Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico y el Municipio de Vieques. Diversas hospederías entre las que se destacan W Hotel, The Crow’s Nest, Hacienda Tamarindo, Ababor Suites, Los Bohíos y Acacia Apartments también han respaldado el simposio. De igual manera, Island Adventures, Blackbeard Sports, Crow’s Nest Realty, Maritza Car Rental, Vieques Air Link, Cape Air, IslaSol Design y NAVFAC- ATL auspiciaron esta actividad, así como también lo están haciendo decenas de familias e individuos en su carácter personal. El PSGUPR, por su parte, se enorgullece en formar parte de esta extensa lista de auspiciadores, expresó Ruperto Chaparro Serrano, director del Programa, quien además destacó que el PSGUPR lleva más de quince años compartiendo y colaborando con el Fideicomiso.

Bahía Puerto Mosquito, Vieques, Puerto Rico.

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Foto: Alexis Rivera

La bioluminiscencia: una maravilla vulnerable

Por Milton D. Carrero Galarza

Estela luminosa producida por el dinoflagelado Pyrodinium bahamense al paso de la embarcación Luminosa II en la Bahía Bioluminiscente de Puerto Mosquito, Vieques, PR.

El doctor Juan Gerardo González Lagoa recuerda los días de gloria de la Bahía Bioluminiscente en La Parguera. Era a finales de los años sesenta cuando la bahía era considerada la más brillante del mundo. Allí acudían reporteros de medios tales como National Geographic, ávidos de documentar aquellas aguas en las que la gente parecía nadar en neón. Bastaba con derramar un cubo de agua por encima de alguna persona para notar el centelleó constante del famoso Pyrodinium bahamense, el organismo que produce la bioluminiscencia.

Puerto Rico cuenta con al menos tres zonas en las que la bioluminiscencia es constante. Éstas son: Puerto Mosquito en Vieques, la Laguna Grande de las Cabezas de San Juan en Fajardo y La Parguera en Lajas, la cual a pesar de haber perdido intensidad, mantiene cierta bioluminiscencia durante todo el año.

Considerado una autoridad en el estudio de la bioluminiscencia, González Lagoa recibía a científicos de las universidades más prestigiosas del mundo con el mayor orgullo y la seguridad de que la bahía no lo haría quedar mal. Esto lamentablemente ha cambiado.

Son varias las circunstancias necesarias para que se produzca la bioluminiscencia. En nuestras bahías, el agua es como una sopa perfecta en la que la ausencia de un ingrediente es suficiente para que se eche a perder, según explica Mark Martin del Fidecomiso de Conservación e historia de Vieques.

“El otro día pase una vergüenza,” confiesa. “Vinieron unos científicos de los Estados Unidos a ver la bahía y cuando fuimos no brillaba.”

Es un fenómeno que atrae a turistas y a científicos de todo el mundo. Pero que al mismo tiempo, es vulnerable a nuestra conducta. Cualquier cambio en las condiciones del agua o del ambiente aledaño a las bahías podría extinguir su brillo, debido a lo complejo de los organismos bioluminiscentes y su delicada naturaleza.

El abuso de las embarcaciones privadas, así como las escorrentías relacionadas al sobre desarrollo aledaño, la basura y la contaminación lumínica han ido disminuyendo el resplandor de las aguas luminosas en La Parguera.

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alerta para que la historia no se repita en las demás bahías y lagunas que por su constante fulgor hacen de Puerto Rico un lugar único en el mundo.

González Lagoa ha visto el degaste de la bioluminiscencia a través de los años como quien observa una tragedia gradual. Y en el deterioro está implícito un llamado de

Lo primordial es la salud de los organismos microscópicos de plancton conocidos como dinoflagelados, entre los cuales se encuentra el Pyrodinium bahamense, principal responsable del resplandor. Un cambio en el nivel de sal o


temperatura puede afectar la cantidad de dinoflagelados. Estos organismos necesitan de nutrientes que le proporciona el mangle para sobrevivir. La forma de la bahía y las corrientes también afectan la concentración de estos organismos. Los dinoflagelados son una combinación de animal y vegetal. Poseen unos pequeños flagelos que le permiten desplazarse y alimentarse de partículas en el agua. Además son capaces de crear energía a través de fotosíntesis. Producen luz mediante un proceso químico en el que se unen dos substancias conocidas como luciferina y luciferasa. Cuando se agita el agua, las moléculas de ambas substancias liberan energía en forma de luz. Este proceso ocurre solamente en la noche para estos organismos que según los experimentos, aparentan tener una especie de reloj biológico. Pero las luces en las comunidades cercanas a los cuerpos de agua de los establecimientos y residencias son suficientes para opacar el resplandor fascinante de estos organismos microscópicos. La basura y la contaminación de aceite y gasolina por parte de los botes de grande calaje es un insulto al ecosistema. El secretario del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Daniel J. Galán Kercadó, está consciente de la necesidad de controlar la cantidad de embarcaciones a las que se les permite navegar por las reservas naturales que poseen bioluminiscencia. “Hemos aprendido mucho de la situación de la Parguera,” señala Galán Kercadó, “sabemos que no podemos dejar eso al azar. No podemos dejar que la gente utilice (las bahías) comercialmente sin cierto resguardo. En el caso de Fajardo, dice el secretario, se hizo un estudio el año pasado el cual reveló que la capacidad de acarreo es de 300 personas por noche. El estudio también sugiere el que se limite los botes en estas aguas a sólo aquellos que tengan motores de cuatro cilindros o menos, o a botes con motores eléctricos.

“Contamos con el silencio y con la oscuridad para que por encima emerja la luz y el sonido,” explica. Para evitar la contaminación lumínica, Kercadó aseguró que a partir de agosto de este año, se implantaría en Vieques una iniciativa similar a la que existe en Fajardo para intercambiar las luces cercanas a la reserva natural con faroles menos potentes para evitar que la luz artificial eclipse el resplandor natural de la bioluminiscencia. Martin es el líder de esta iniciativa comunitaria en Vieques. Y a pesar de que dice estar satisfecho con el apoyo que ha recibido hasta ahora por parte de los viequenses quisiera, que la bahía fuese considerada como una Reserva Internacional de la Biosfera declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura —UNESCO, por sus siglas en inglés— como es el caso del Bosque Seco de Guánica. Esta sería la manera más apropiada de asegurar el porvenir y la salud de la bahía a largo plazo, asegura. Galán Kercadó ve la posibilidad de obtener esa clasificación por parte de la UNESCO como un reconocimiento adicional, pero por su parte deposita su fe en el nuevo plan de manejo el cual aún está por aprobarse. “Todos somos responsables de manejar esa reserva,” dice el secretario del DRNA. Con el propósito de fomentar la discusión de estos temas de conservación y estudio, se realizó, los días 9 y 10 de octubre de 2009, el Primer Simposio de Bioluminiscenia en Puerto Rico, organizado por el Fidecomiso de Conservación e Historia de Vieques y con el coauspicio del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico. Según los organizadores del simposio, ahora más que nunca es inminente el estudio de diversas formas de conservación para que los cuerpos de aguas bioluminiscentes en nuestro archipiélago puedan enfrentar las presiones de desarrollo en las zonas costeras.

Es por eso que la mayor parte del acceso que hay a la Laguna Grande de las Cabezas de San Juan es a través de kayak.

Todavía no existe en Puerto Rico un reglamento especial para proteger las bahías, cosa que cada vez se hace más crucial según los científicos que han notado una inestabilidad en la cantidad de organismos bioluminiscentes que habitan en nuestras aguas.

Ryan Salgado Fuentes, guía de Las Tortugas Adventures, es uno de los encargados de presentarle el fenómeno de la bioluminiscencia a los miles de turistas que visitan la laguna en Fajardo. Enfatiza la importancia de mantener las condiciones cercanas propicias para que se pueda apreciar el espectáculo en el agua.

“Esa inestabilidad ha ido aumentando vertiginosamente en los últimos 10 años,” explica González Lagoa, quien ha estudiado estos organismos por más de 50 años. “Yo estimo que si en los próximos 10 años no se hace nada, nosotros vamos a perder la bioluminiscencia en nuestras bahías.” 13


Foto: Oliver Bencosme

GODO: UN PESCADOR AL SERVICIO DE LOS ESTUDIANTES

Por Cristina D. Olán Martínez Hay en Magueyes un espíritu de pez transmigrado a un cuerpo de hombre. No lleva prendas ni ropas suntuosas. Transita los muelles casi como Dios lo trajo a esta vida. Sus ojos claros exploran el mar de su niñez y lo transportan al pasado. En los canales de La Parguera, tan sinuosos como su vida misma, navegan los recuerdos de sus 62 años de experiencias. Godoberto López Padilla no olvida la primera vez que contempló la Bahía bioluminiscente, los veleros que transportaban a los pescadores, las salidas de madrugada a pescar con su padre y los miles de peces pargos que recorrían estas aguas y que dan nombre al lugar. Tampoco, se escapan de su memoria los paseos con sus hijos al mar, el primer encuentro con su esposa actual y todas las ocasiones en las que se ha lanzado al agua con el noble propósito de ayudar a estudiantes a realizar sus proyectos de investigación. Su oficina es custodia de sus tesoros, secretos y pesares más recónditos. Allí se resguardan del sol, del agua y del viento las fotos de sus hijos –uno de ellos ya fallecido—, la bolsa de dormir que utilizaba cuando vivió allí después de su divorcio, los recuerdos de los días en los que bebía para evadir momentáneamente 14

sus problemas, su bitácora y sus instrumentos de pesca. Este lobo de mar, como lo describe su esposa Waleska, se ha ganado el respeto de muchos en el Departamento de Ciencias Marinas del Recinto Universitario de Mayagüez desde que empezó a trabajar en Magueyes en el año 1972. En 1979, “Godo” como lo conocen sus colegas, ocupó la primera plaza de buzo que existió en todo el sistema de la Universidad de Puerto Rico. Trabajando en Magueyes, ha sido pieza clave de muchas de las investigaciones que allí se realizan, algo que desafía las expectativas de alguien que creció bajo las circunstancias más humildes y que con mucho sacrificio logró estudiar. En la casa donde nació no existían lujos. Las paredes fueron fabricadas con trozos de madera que traía la mar y ramas de palma secas. El techo estaba formado por pedazos de latas, mayormente de manteca y de mantequilla. El piso era de tierra. Su papá lo había compactado de manera tan perfecta que los cangrejos no podían hacer sus cuevas allí. Hoy, no existen casas en ese lugar, pues está ocupado por el conocido Hotel Villa Parguera. Ésta es sólo una de


Foto: Efraín Figueroa

Foto: Oliver Bencosme Foto: Efraín Figueroa En las fotos se aprecia el lugar donde estuvo las casa en la que nació Godo. También, se observa a Godo junto a su hijo Carlos y realizando uno de sus paseos en bicicleta.

las cuantiosas transformaciones que ha experimentado su barrio.

incluyendo el arrecife, incluyendo el mangle, es más, hasta la tranquilidad de nuestra área.”

La Bahía bioluminiscente de Lajas —alguna vez la más resplandeciente del mundo— ha perdido mucho de su brillo. Las aguas más prístinas del ayer, se mezclan hoy con el aceite de los botes y los desperdicios de algunas casas aledañas. Un número importante de los arrecifes han emblanquecido. Los cardúmenes de peces han mermado. Los mangles han disminuido y las raíces de los árboles de su infancia han sido enterradas bajo la construcción de casetas, hoteles y ostentosas residencias para vacacionar.

Tantas memorias provocan que de sus ojos broten lágrimas. Son lágrimas que, satinadas a la luz del sol del mediodía en el muelle, dan testimonio del profundo amor que siente por su poblado.

Godo ha presenciado estos cambios y los sufre. “Esto en sí, en verdad era un paraíso,” señala. “La bahía era todo un anclaje de veleros, botes de pescadores. En esos botes, no había motor, lo que habían eran remos y velas. Por esa razón era que esto era tan virgen.” Además, extraña aquellos años en los que todo el mundo se conocía, cuando sólo contadas familias de pescadores poblaban el lugar. “Siguió creciendo nuestro poblado. Se extendió hacia arriba, se extendió hacia abajo. El poblado de La Parguera era solamente donde están los muellecitos, una casita por aquí, una casita por allá. Hemos visto no solamente el progreso sino el deterioro de todo,

Tal es su lealtad por La Parguera, que desea que al morir sus cenizas sean mezcladas con cemento para formar una especie de domo que será incrustado en uno de los arrecifes. Y es que Godoberto se conoce La Parguera en todas sus facetas, desde el amanecer hasta que atardece. Conoce sus vientos, sus corales y sus peces. Sabe dónde se esconden los pulpos y las langostas, los meses en que desova el pez capitán y cómo se pesca correctamente un carrucho. Se guía por el sol, los árboles, los montes y las estrellas. La naturaleza misma le provee todo lo que necesita. Es el Godo’s Positioning System (GPS), como lo bautizó uno de sus estudiantes. Sus días de pescador le han otorgado esa sabiduría de la vida y, sobre todo, del mar. La pesca ha sido parte de su vida desde los ocho años, cuando su padre los sentó a él y a su hermano mayor a la mesa y les dijo que ellos también tendrían que pescar. Fue una de las lecciones más importantes de su vida: aprender a alimentar a su familia. 15


Foto suministrada Foto: Efraín Figueroa

Foto: Efraín Figueroa Arriba: Buceando en La Parguera. Arriba a la derecha: Junto a su esposa Waleska y Franklin Chang-Díaz, físico e ingeniero costarricense que fue el primer astronauta latinoamericano en la NASA. Abajo a la derecha: Impartiendo principios acuáticos para el buceo.

“Era fuerte levantarnos a esa hora y perder un día de clases. Mi hermano iba a pescar un martes y yo, un sábado. Luego, él pescaba un sábado y yo un martes. Muchas veces, en los meses de lluvia como mayo, nos tocó salir a pescar bajo el aguacero. Uno no podía negarse. Era mejor mojarse a que te mojaran a cantazos.” De la pesca a la academia A pesar de las dificultades, Godoberto también pasó momentos inolvidables con su padre, a bordo del Carmen Viola, bote de vela que don Pedro usó por más de treinta años. Allí aprendió a trabajar la pesca como cualquier agricultor trabaja su finca. De su madre aprendió a ser humilde, a “tener vergüenza.” De su padre aprendió que para poder pescar había que cultivar y proteger el mar. Godo se entregó a la pesca de meros, samas, pargos, langostas y colirrubias hasta llegar a la adultez, pero nunca dejó a un lado su deseo de aprender. Ante la falta de instrucción escolar, Godo aprendía de los profesionales y de los más viejos. “Me gustaba estar con personas mayores que yo, personas que habían ido al ejército, que tuvieran un título, que pudieran contar anécdotas. Aprendía de la gente a la que le daba los paseos en bote.” 16

Fue esta pasión por el aprendizaje que lo motivó a tomar los exámenes libres que le permitieron obtener su diploma de cuarto año a los 19 años de edad. Deseaba ser ginecólogo o cirujano, pero las dificultades económicas se impusieron. Emigró a Newark, donde laboró en distintas fábricas durante cinco años. En unas vacaciones en las que regresó a Puerto Rico se casó con Evangelina Flores Ramírez, su pareja en el desfile de graduación de sexto grado. Cuando quedó embarazada, retornaron a Puerto Rico y tuvieron a su primera hija, quien lleva el mismo nombre que su madre. Aunque tenía trabajo y un apartamento que le había alquilado a su abuela materna, se sentía solo y distante de sus raíces. Para Godo, esos fueron años perdidos. “La vida allá no es fácil,” expresa. “Allá no hay familia.” Por eso, a pesar de que al regresar a Puerto Rico tenía poco dinero y de que tuvo que construir un rancho de ocho pies por ocho pies, se sentía feliz al encontrarse cerca de su gente. A los 25 años, trabajó en la construcción. Por su primer día de trabajo recibió un modesto pago de cuatro dólares. En las tardes, Godo salía a pescar a bordo de su yolita El Meneo.


“En Parguera, o pescabas, o te ibas a trabajar en la ganadería, o te dedicabas a pasear a los turistas en los botes,” comenta Godoberto. Godo continuó trabajando en la construcción de algunos edificios en Magueyes. Un problema con un inspector de obras fue el motor que necesitó para dejar la construcción. La tarde en la que renunció, Ignacio Rodríguez, carpintero en Magueyes, le comentó que en el Instituto de Biología Marina –nombre con el que se conocía al Departamento de Ciencias Marinas anteriormente— buscaban un guardia de terrenos. Esa noche del 17 de septiembre de 1972, transformó su vida hasta el día de hoy. Godo, además de ser guardia, sustituía al botero dos veces por semana. Para 1979, el director de buceo, el señor Walter Hendrix, le ofreció la oportunidad de certificarse en buceo. De esta manera, llegó a la posición que ocupa hoy día: Asistente del director de actividades subacuáticas. Con el pasar de los años, la Isla de Magueyes se convirtió en su hogar, literalmente. Al divorciarse de su primera esposa, Godo le dejó la casa a ella y a sus cuatro hijos –Evangelina, Godoberto, Angélica y Carlos— y se mudó a su oficina. Viviendo allí, evitó varios accidentes, entre ellos un fuego que se estaba a punto de formarse por una bombilla que se quedó encendida y puesta boca abajo en uno de los botes.

“Usted es la que ha sacado las citas conmigo y no ha venido a ninguna,” mencionó Godo. Waleska le explicó lo ocurrido y coordinaron la primera clase. No obstante, Godo conservaba su enojo. Por eso, le advirtió: “Bueno pues entonces, tendrá que venir acá, porque si usted es de Mayagüez, yo no puedo llevarle el mar a Mayagüez.” Transcurridos varios días, Waleska llegó temprano en la mañana a Magueyes. Llevaba puesta una pamela y gafas para el sol. Al verla, él le preguntó: “¿Pa’ donde usted se cree que viene? Usted no viene de pasadía; usted viene aquí a trabajar.” De ahí en adelante comenzó una relación que se limitaba a las clases y al trabajo bajo el agua. Godo pensaba que ella era “la niña engreída de mami y papi, la niña de dinero.” Para Waleska, “Godo era un antipático y malcria’o.” A pesar de las fricciones, una relación de amistad floreció eventualmente. Waleska comenzó a confiar más en él.

Magueyes no representa sólo un lugar de trabajo o residencia. También es el lugar donde conoció a Waleska Cruz, su esposa actual. Amor bravío Después de insultarse, de mirarse mal, de discutir, de hacerse la vida imposible, de querer sacar al otro del camino, de cerrarse el tanque de aire bajo el agua, se casaron.

Foto: Oliver Bencosme

Así es la historia de Godo y Waleska. La relación entre el maestro y su aprendiz de buzo no comenzó bien. Waleska le delegaba la coordinación de las citas a una amiga en común, pero siempre ocurría una de dos cosas: o las citas confligían con el horario de clase o la amiga no le comunicaba a tiempo la fecha de la cita. Las ausencias de Waleska enojaban al maestro. Dos semanas después de la tercera ausencia, Waleska y Godo conversaron por vez primera. “Yo soy Waleska Cruz,” se presentó, mientras trataba de expresarle su interés en tomar las clases de buceo. Godo entrando a su oficina en la Isla de Magueyes.

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Godo, por su parte, colaboraba con ella en algunos muestreos. Si uno de ellos no estaba presente en Magueyes, el otro lo extrañaba. Las peleas con el tiempo fueron sustituidas por conversaciones amenas, invitaciones a cenar y una gran dosis de respeto y paciencia. Godo y Waleska se casaron el 29 de octubre de 1994. Actualmente, viven en Lajas y son padres de una adolescente. Acerca de su matrimonio Waleska bromea y comenta: “La única competencia para mí son sus estudiantes.” Entregado al servicio Los estudiantes han encontrado en Godo a un padre y a un amigo. Él ha sido para ellos un maestro estricto y sabio que los ha llevado a dar lo mejor de sí. Resulta casi imposible contar cuántos estudiantes han saboreado su comida después de una agotadora sesión de buceo. “Más que un empleado, es un amigo,” expresa la exalumna Yaritza Rivera Torres. “Es como un papá para los estudiantes magueyeros. Como maestro es paciente y exigente. Su enfoque es que aprendas para que cuando tú estés sin él puedas hacer una buena labor. Ayuda sin esperar nada a cambio. La mayor recompensa para él es ver que la gente sea feliz, que aprendan y que sean exitosos.” Así como Godo le ha servido a sus estudiantes, también ha servido a otros en La Parguera. Perteneció a la directiva de las batuteras y dirigió varios equipos de beisbol y softball. En el deporte, Godo encontró una manera de alejar a los jóvenes de la inactividad y de los vicios. Además de apasionarle el juego de pelota, el buceo y la natación, Godo también corre bicicleta diariamente. Mientras pedalea por el valle de Lajas, en las tardes, suele contemplar la caída del sol bañando los arrozales y las pequeñas motas blancas que se asoman de las plantas de algodón. A menudo tararea las melodías de “Mi viejo” y “El cáliz dorado,” las canciones favoritas de su padre y de su madre, respectivamente. En las cuestas más empinadas piensa en su esposa, en sus hijos pero, sobre todo, en el mayor de sus dos varones: Godito. Godito fue un joven alegre y trabajador. Disfrutaba el baile y con frecuencia ganaba las competencias que se hacían en las fiestas patronales. En Navidades se destacaba como trovador. Le gustaban las mismas cosas que a su padre: el béisbol, el softball y la pesca. Corría y pescaba con él. Cuando tenía 5 ó 6 años, Godo 18

lo montaba en una balsa en la parte de atrás del bote mientras pescaba. Sin embargo, de adolescente se distanció de los consejos de su padre. Descubrió la bebida y las drogas. Trabajó como animador de fiestas, disc jockey, buzo en los botes que visitaban la Bahía bioluminiscente y administrador de un restaurante. Estuvo internado en numerosos hospitales y clínicas. En múltiples ocasiones se vio al borde de la muerte pero se recuperaba. Cuando se sentía mejor se escapaba de los hospitales y abandonaba los tratamientos. Su salud fue empeorando y con ella la energía y el deseo de vivir. Murió en un hospital a los 26 años de edad. Su entierro fue uno de los más concurridos en el área. “A veces me pongo a correr bicicleta y pienso en él,” expresa Godo entre lágrimas y repetidos silencios. “Muchas veces voy a correr bicicleta y me encuentro con un pesar, con una negatividad como que no voy a poder hacerlo. Empiezo a subir los montes y me encuentro como débil y le pido a él: ‘Godito ayúdame’ y me ayuda mucho.” Estos paseos en bicicleta son prueba del buen estado de salud de Godo. Este experimentado pescador, cuenta con un nivel de energía que cualquier joven envidiaría. A veces practica la pesca de línea por las tardes y esporádicamente juega softball. El ejercicio lo ayuda a mantenerse en forma y a controlar la diabetes. Su familia y muchos de los estudiantes de ciencias marinas están muy al tanto de los alimentos que ingiere. Además, la bebida ya no forma parte de su vida. Godo reconoce que la aparición de Waleska en su camino lo ayudó a dejar el alcohol a un lado y a superar los momentos difíciles que atravesó luego del divorcio. Se siente satisfecho de su carrera como maestro de buceo en Magueyes y disfruta colaborar con los estudiantes. También, se encuentra experimentando ser padre de una adolescente por quinta vez y ser abuelo de un total de diez nietos. Aunque de manera muy vaga ha pensado en la jubilación, por el momento él no ve el retiro como una posibilidad inmediata. Sus estudiantes y el bienestar de éstos son sus prioridades. “Seguiré ayudando a los estudiantes hasta que ya no pueda coger un tanque,” comenta Godo entre risas. “Respira el aire, esto es salud,” dice al conducir su lancha hacia los cayos, los mismos cayos que han sido testigos silentes de sus alegrías, de sus tristezas y de su amor por el océano.


Foto: Ruperto Chaparro

La costa y la construcción ilegal Por Rima Brusi, Centro de Investigación Social Aplicada1 Recientemente, el Centro para la Investigación Social Aplicada de la Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez, ha trabajado con varios estudios de casos en los que se examina la construcción ilegal de residencias de temporada en la costa —segundas viviendas o residencias para vacacionar— por parte de personas relativamente acomodadas. Nuestros datos sugieren que este tipo de construcción suele hacer uso de antiguas políticas y prácticas gubernamentales que, originalmente, estuvieron destinadas a proteger las viviendas construidas por los más pobres. Aquí haré referencia a los estudios de caso de dos comunidades que recientemente se han transformado en importantes destinos turísticos en Puerto Rico y que, por ende, se han tornado particularmente vulnerables a la expansión de esta modalidad ilegal de construcción. Contexto Para entender el proceso que, de acuerdo a algunos artículos publicados en diversos rotativos del País, promueve “la construcción ilegal por los ricos,” es importante contextualizarlo en la historia del área. De acuerdo a las estadísticas que arrojó el censo del 2000, el poblado de La Parguera tiene 1,141 residentes permanentes. La mayoría viven en el sector conocido como Parcelas, nombre que tiene sus raíces en la distribución de tierras y en políticas de vivienda iniciadas en la década de 1940 y que continuaron hasta los años 70, cuando los residentes recibieron títulos de propiedad permanentes. Estas parcelas fueron distribuidas a un grupo poblacional conformado principalmente por agregados, es decir, peones sin tierra que vivían en propiedades pertenecientes a grandes terratenientes quienes a su vez, les proveían, según la temporada, La autora agradece el insumo de Michael González (CISA), Emely Medina (CISA), y el equipo editorial de Marejada en la preparación de este escrito. Una versión anterior del mismo apareció en Anthropology News, en diciembre de 2008 (Vol 49. Núm. 9), bajo el título Claiming Coastal Property in Puerto Rico.

trabajo agrícola. Esto ocurrió así en La Parguera y en muchos otros pueblos de la Isla. Las casas eran construidas en estas parcelas o porciones de tierra mayormente a través de un sistema conocido como ayuda mutua, mediante el cual el estado proveía materiales y un plano básico, y los vecinos organizaban equipos de construcción y erigían las casas. La comunidad Stella, ubicada en el pueblo de Rincón, parece haber surgido de forma similar. Su población actual, de acuerdo al censo del 2000, es de unos 1,293 habitantes. En las entrevistas de historia de vida llevadas a cabo en Stella y en La Parguera sobresalen las políticas de distribución de tierras, la construcción de viviendas a través del programa de ayuda mutua y un rápido proceso de construcción de comunidades que en algunos casos fue complementado con centros comunales y escuelas. Sus poblaciones comparten también un componente particular, propio de las parcelas costeras: Residentes que son o que eran pescadores artesanales independientes o cuasi-independientes y que suelen llevar, como grupo, cierto rol simbólico de representar a la comunidad y su noción de lugar2. Aunque originalmente, la proximidad al mar no parece haber sido un criterio importante para los solicitantes de parcela (de hecho muchos pedían explícitamente estar separados del mar) es justamente debido a la costa cercana que ambas comunidades se han vuelto tan atractivas para la industria del turismo en Puerto Rico, y este atractivo refuerza el proceso de construcción ilegal que discutimos aquí. Construcción ilegal Históricamente, La Parguera ha experimentado dos tipos de construcción ilegal. El primer tipo—hoy día reconocido y documentado como legal—involucra a los hijos de los dueños de parcelas, quienes durante la década de los 80 construyeron en un terreno baldío pequeñas casas de

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Para una mirada más profunda a la historia de las comunidades pesqueras en Puerto Rico, puede consultar los trabajos de Griffith y Valdés-Pizzini, “Fishers at Work, Workers at the Sea,” y Ricardo Pérez, “The State and Small-Scale Fisheries in Puerto Rico.”

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madera y otros materiales. En la tradición de los rescates – término3 que usualmente se adjudica en los escritos académicos sólo a los casos en que los desposeídos construyen viviendas ilegalmente — los primeros habitantes del sector conocido como Villa Cañona le presentaron a los políticos y a la prensa un caso sólido, basado en la necesidad económica y en su biografía como hijos del lugar. A medida en que el valor de la propiedad inmueble fue aumentando en La Parguera, debido a la elitización4 asociada al aumento en la actividad turística y a la compra venta de viviendas vacacionales, los hijos de los residentes de antaño se vieron incapaces de costear los precios de las casas en su propia comunidad. Fueron exitosos en sus reclamos y hoy día lo que originalmente se llamaba Villa Cañona es parte oficial del sector Parcelas en La Parguera.

La construcción ilegal de viviendas de temporada es también una cualidad sobresaliente de la comunidad Stella en Rincón. Allí, todas las casas están registradas, excepto aquéllas construidas cerca de la playa. Aunque las parcelas

Fotos: Geological and Environmental Remote Sensing Laboratory

El segundo tipo de construcción ilegal es el fenómeno de la caseta, descrito en mi ensayo “Deluxe Squatters in Puerto Rico” (CENTRO Journal 20 [2]). Las casetas son casas de madera que generalmente poseen entre una y tres habitaciones. La tipología básica de Jopling (Puerto Rican Houses, 1988) las denomina “casas de agua”. Según historias de vida recopiladas en La Parguera, tan temprano como en la década de 1930, había casetas allí. Algunas les pertenecían a pescadores que luego se mudaron a las parcelas. Al menos una de ellas era ya conocida

casas, que eran utilizadas por sus dueños como primera residencia; el resto eran viviendas de temporada utilizadas o alquiladas durante las vacaciones o los fines de semana. Las casetas en La Parguera no aparecen en el Registro de La Propiedad que contiene todas las construcciones en el área. Sin embargo, y a pesar de su dudoso estatus legal, éstas son vendidas a precios más elevados que el de una casa promedio de cemento registrada legalmente en la vecina comunidad de Parcelas. A pesar de las frecuentes amenazas emitidas por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, aparentemente solamente un desalojo ha tenido lugar en las casetas. La mayoría de los dueños de casetas ha hecho caso omiso a estas amenazas, y organizándose como grupo, han contratado abogados (y, de acuerdo a lo expresado por algunos residentes, una firma de relaciones públicas) para protegerse de futuros intentos de desalojo. ¿Cómo estas casetas pueden ser construidas si son ilegales? De acuerdo a las personas entrevistadas, un posible casetero, o un especulador tratando de realizar una buena venta, contratan trabajadores locales que construyen la caseta de noche y en secreto.

Vista de Villa Stella en Rincón, 1936.

Vista de Villa Stella en Rincón, 1998.

como vivienda de temporada, propiedad de un médico de Lajas. Las fotografías aéreas de La Parguera sugieren que la construcción continuó a través del tiempo y al día de hoy, las casetas bordean la costa de La Parguera. Al momento en que realicé mi estudio etnográfico, el cual concluyó en el 2003, sólo encontré tres, de sobre 200

de Stella son bastante típicas demográficamente hablando, y muchas aún exhiben la arquitectura característica del programa de ayuda mutua, el caso no es el mismo en las dos calles que se encuentran directamente de cara al mar. Allí, las casas de huéspedes y los pequeños hoteles se han convertido en una barrera visual entre las parcelas y la playa. De acuerdo a las entrevistas de historia de vida, después de la distribución de las tierras de parcelas en los años 40 y 50, algunos solicitantes que no recibieron parcela construyeron sus casas en la franja de terreno que queda justamente mirando al mar. Ante la evidente necesidad de vivienda que esas familias exhibían, el

Para aprender más sobre los rescates en Puerto Rico, recomendamos los trabajos de Juan Llanes Santos, (Desafiando el Poder, 2001) y Liliana Cotto. 4 Luz García Herrera documenta los distintos términos que se han utilizado para traducir el inglés gentrification: aburguesamiento, aristocratización, gentrificación y elitización. Como ella, preferimos éste último porque nos parece que recoge las cualidades esenciales del fenómeno. 3

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estado les dio no un título sino un “número”, una especie de permiso de uso. A medida en que la vista costera fue adquiriendo valor para los puertorriqueños más acaudalados y para los empresarios y veraneantes estadounidenses, estos ocupantes ilegales “vendieron” sus derechos sobre la tierra. Actualmente, la mayoría de las estructuras en esa franja de Stella son hospederías, y sus dueños aparentemente norteamericanos.

En resumen, a medida que el acceso al mar adquiere valor cultural y material para sectores más privilegiados que aquellos que históricamente han dependido del mar como medio de vida, se han manipulado políticas y prácticas que fueron originalmente desarrolladas para proteger los derechos a la vivienda primaria. Las estructuras vacacionales así construidas están asociadas a la elitización de las costas y, aunque la construcción y el mantenimiento de esas propiedades provee algún empleo para los residentes permanentes, estos tienden a ser informales y sus salarios, bajos, perpetuando así los problemas económicos de muchos barrios costeros. Estos hallazgos y otros sugieren la necesidad de modificar la política actual de construcción, de manera que se protejan los derechos de vivienda de los residentes tradicionales, especialmente los más pobres, y que y las costas no se conviertan en meros espacios de asueto privados para los más ricos.

Geological and Environmental Remote Sensing Laboratory

En ambos casos —La Parguera y Stella—, las políticas y las prácticas de construcción establecidas fueron diseñadas como una respuesta explícita del estado (primero el gobierno de Muñoz y luego el de Ferré) a las necesidades de tener una vivienda primaria de la clase trabajadora puertorriqueña. Con el tiempo, no obstante, sectores más privilegiados tomaron ventaja de estas políticas y prácticas. De esta manera pudieron adquirir terrenos costeros y establecer accesos al mar más privados, ya fuera para uso, vista o ambos. Estos procesos no son exclusivos de los dos casos que aquí se discuten. Un ejemplo bastante visible es el del poblado de Joyuda, localizado al oeste del país, donde el Mar Caribe está al lado de la carretera pero es prácticamente invisible al conductor, bloqueado por las estructuras predominantes que son los restaurantes y las casas y edificios de temporada. En Papayo, al sur y cerca de La Parguera, los residentes más pobres reciben dinero por

parte de posibles dueños de viviendas de temporada y de especuladores, para que al amparo de la noche puedan cercar, construir y vigilar estructuras de madera en las colinas que posean las mejores vistas al mar. En Mayagüez, el grupo ambientalista Mayagüezanos por la Salud y el Ambiente denunció recientemente la presencia de dos casetas construidas ilegalmente al lado del mar en el barrio de Boquilla, y durante dos años ha tratado, infructuosamente, de llevar a los dueños a los tribunales .

Arriba: Imágenes de satélite muestran el crecimiento poblacional en el área del poblado de La Parguera en 1936 y en la actualidad.

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Periodismo Con Ciencia: Sea Grant adiestra jóvenes para reportar acerca del ambiente

“El periodismo se debe transformar en un ejercicio más democrático y descentralizado que incluya las visiones de público.”

Foto: Alexis Rivera

Dan Gillmor

El camarógrafo Efraín Figueroa y Cristina Olán entrevistan a Carlos González.

Por Mariam Ludim Rosa Vélez de Prensa RUM La democratización de la información y el deseo de que la audiencia tenga una voz en los temas que más le preocupan, representan la base del periodismo ciudadano. Con esa misión y con el objetivo de dejar escuchar su voz en temas ambientales surgió el Taller de Periodismo Con Ciencia del Programa Sea Grant de la UPR.

hubo especialistas en comunicación tales como la profesora Sonja S. Mongar y la directora de Prensa RUM, Mariam Ludim Rosa Vélez. También los documentaristas Leandro Fabrizi y Cesar Colón Montijo; los abogados ambientales, Ana Navarro, Rafael Espasas, Rafael Cancel y Verónica González; la especialista en ambiente Carmen González, el fotógrafo Efraín Figueroa, el oceanógrafo Dr. Juan González

Asimismo, la experiencia educativa incluyó charlas sobre temas ambientales como el control de erosión y escorrentías, derecho ambiental y, por supuesto, sobre oceanografía. Entre los facilitadores de los seminarios 22

Foto: Oliver Bencosme

La iniciativa, liderada por el periodista Milton D. Carrero Galarza, comunicador del Programa Sea Grant, agrupó a unos 20 participantes que asistieron a una veintena de talleres sobre diversos tópicos entre los que se destacan: el impacto de la prensa, fundamentos de redacción periodística, periodismo ciudadano y multimedios, libertad de expresión y fotoperiodismo.

Taller impartido por los licenciados Rafael Espasas, Rafael Cancel y Verónica González, del grupo ANDA, en la biblioteca de Sea Grant.


Fotos: Oliver Bencosme Dra. Carmen González en su taller acerca de erosión de suelos.

Lagoa, el antropólogo Dr. Manuel Valdés Pizzini y el director del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico, Ruperto Chaparro. “Nuestro propósito principal es la educación y el diseminar información que haga que las personas piensen más acerca del medio ambiente, específicamente la costa y todos los recursos marinos,” sostuvo Carrero Galarza. El proyecto, explicó, tuvo el fin de preparara un grupo de estudiantes como periodistas ciudadanos que conocieran de ciencia y que tuvieran las herramientas indispensables para comunicar estos temas de una manera precisa, entretenida y veraz. “No queremos que estos temas ambientales se queden en el trasfondo, sino que estén al frente de nuestra discusión social.” Del mismo modo, Chaparro, destacó la pertinencia de reforzar el mensaje de conservación. “Lo que pretendemos es que ellos comiencen a llevar un mensaje sobre la necesidad de conservar y proteger nuestros recursos marinos y costeros, ya que es sumamente importante que se desarrollen de una forma sostenible,” puntualizó Chaparro. Agregó que una de las ventajas de que estos jóvenes se capaciten en el periodismo es que pueden llevar un mensaje más efectivo y directo a sus pares.

Los periodistas ciudadanos ambientales El Taller de Periodismo Con Ciencia agrupó a colegiales de los departamentos de Estudios Hispánicos, Inglés, Arte, Humanidades, Psicología, Ciencias Marinas, Biología, Ingeniería Química y Ciencias Sociales. Igualmente, participaron egresados del RUM y colaboradores de Sea Grant y del Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral (CIEL). Daira Dávila Vargas, estudiante de Psicología, explicó, que tras participar en el Taller, se inclina por la redacción de temas relacionados con el impacto social de asuntos ambientales. “Es una experiencia, tanto personal como profesional, muy importante para mí. Sí, me había interesado antes por la redacción, pero no había pensado en la opción de periodismo, (el taller) me abrió la mente y la oportunidad de poder participar en el periodismo ciudadano,” dijo Daira. Por su parte, Cristina Olán, estudiante graduada de Estudios Hispánicos, explicó que la experiencia educativa le ayudó a conocer más sobre lo que es el periodismo multimedia y tener una idea más clara de las técnicas de entrevista. “Me percaté de que las destrezas de redacción, que aprendí en mis clases de español y en Sea Grant, son útiles para comunicar una noticia de carácter ambiental.”

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En el caso de Hilda Rojas, egresada de Ciencias Marinas del RUM, el taller le ayudó a discernir mejor entre los contenidos noticiosos. De hecho, Hilda es la editora de una revista que se distribuye de Aguadilla a Lajas, cuya misión es comunicar noticias de conciencia espiritual. Mientras, el fotoperiodista Efraín Figueroa catalogó la experiencia como “maravillosa.” Su caso fue particular porque además de ofrecer varios talleres sobre fotografía, también decidió participar en el rol de estudiante. Adriana I. Caraballo, Michelle Shärer, Carlos Carrero y Daira Dávila en el taller de periodismo.

“Fue una experiencia diferente, ver el concepto de buscar la noticia y su impacto inmediato... Ha sido bien refrescante, tener la oportunidad de pararme del otro lado de la cámara y hacer una entrevista,” sostuvo el veterano camarógrafo, quien también se desempeña como fotoperiodista del programa Geo Ambiente de la productora María Falcón. La graduación en El Último Brinco

Dr. Manuel Valdés Pizzini en el taller de antropología y periodismo.

Desde junio hasta septiembre, los participantes del taller tomaron los cursos que les permitieron lanzarse a un proyecto periodístico multimedios. Ya constituidos como un equipo de trabajo, a finales del mes de agosto, asumieron el reto de documentar periodísticamente una noticia ambiental. Se trató de la limpieza del cuerpo de agua conocido como El Último Brinco en el sector Calvache de Rincón.

Participantes del programa de izquierda a derecha: Carlos Carrero, María Fernández, Rosemarie Vázquez, Pichón Duarte y Jannette Ramos.

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Milton Carrero, comunicador del Programa Sea Grant y propulsor del programa de Periodismo Con Ciencia.

“Es un área que tiene el potencial para ser desarrollado para ecoturismo, hay áreas verdes, un cuerpo de agua, distintas especies de aves, hay árboles que crean sombra para pasar el día, caminar y para el disfrute del tiempo de ocio. Parte de nuestra experiencia allí, fue conocer esta área y al darnos cuenta que tiene este potencial, y que hay personas que tienen el interés de que el lugar surja como una nueva área de recreación, nos dirigimos a hacer esta noticia,” explicó Oliver Bencosme, uno de los participantes del taller que labora como diseñador gráfico de Sea Grant. “La experiencia fue espectacular, aplicamos lo que habíamos aprendido y las técnicas que se utilizan para grabar. Nos dio la oportunidad de utilizar las destrezas del taller y acercarnos a la comunidad y exponer sus iniciativas, dar otra cara de Rincón más allá de la playa, mostrar que tiene otros recursos distintos pero no desvinculados al mar, porque lo que se hace en tierra y otros cuerpos de agua repercute en el mar,” enfatizó por su parte Olán.


El Turismo de Rincón mira hacia adentro Rincón es mi pueblo querido, yo amo su cielo y su mar. Son verdes sus campos floridos con brillo de sol tropical. Las bellezas de sus montañas son cual bendiciones de Dios. Sus flores, su brisa y sus cañas son gratos mensajes de amor. -Fragmento del himno de Rincón, PR Foto: Oliver Bencosme

Autor: Conrado Rodríguez

Salto El Último Brinco en el Barrio Calvache en Rincón, Puerto Rico.

Por Cristina D. Olán Martínez y Rosemarie Vásquez Cruz Mientras gran parte de los turistas y residentes de Puerto Rico imaginan olas, arena y atardeceres al escuchar el nombre de Rincón, existe un grupo de rincoeños que han dirigido su mirada tierra adentro y reconocen la variedad de recursos y atracciones naturales que posee su pueblo. La Quebrada Grande, ubicada en la Comunidad Campo Alegre en el Barrio Calvache, pertenece a este cúmulo de atracciones ubicadas en la zona rural del conocido Pueblo de los Bellos Atardeceres. Esta quebrada, que por muchos años, ha sido un lugar de recreación para un sinnúmero de residentes de Rincón se podría convertir en un destino ecoturístico.

Al menos, esa es la intención del guía turístico del municipio de Rincón, Carlos “Joey” Feliciano, quién vislumbra la posibilidad de transformar el área de El Último Brinco en un Centro Recreativo y Turístico, donde puertorriqueños y extranjeros puedan apreciar la belleza de la llamada “Capital del Surfing” desde una óptica distinta. “Queremos darle (a los visitantes) la otra cara de Rincón. Somos un pueblo pequeñito pero diverso,” expresó Feliciano. No obstante, y al igual que muchos de nuestros cuerpos de agua alrededor de la Isla, la quebrada se ha visto amenazada por los desperdicios que arrojan las 25


Foto: Alexis Rivera

Además, al hablar con nosotros, Crespo mencionaba algunas de las especies de plantas que crecían a la orilla de la quebrada y recordaba los días en que sus hermanos y ella recogían mangós y los vendían para obtener ingresos extra para comprar algunos efectos escolares.

El grupo hizo varias paradas para retirar la basura recogida del cauce del río.

personas. Por tal razón, un grupo de residentes de Rincón con la ayuda de Feliciano, se reunió recientemente para comenzar a limpiar la quebrada desde la intersección de la Carr. 411 con la Carr. 115 hasta el salto de agua conocido popularmente como El Último Brinco. Durante el recogido de basura, niños, jóvenes y adultos disfrutaron de las atracciones naturales que posee la quebrada. Al mismo tiempo, recogían latas, plástico, bolsas, ropa, zapatos, lavamanos, gomas y alambres, entre otros tipos de desperdicios. Esta basura se fusionaba con la tierra, la vegetación y las piedras. Mientras Feliciano nos mostraba una pieza de carro que encontró en el río, un charco de espuma de jabón se formaba a sus pies como muestra de la contaminación aledaña. Aunque no todos los participantes de la limpieza eran residentes de la Comunidad Campo Alegre, algunos vecinos se mostraron receptivos a la idea de desarrollar un proyecto con propósitos ecoturísticos. “Lo vería bien si es para el disfrute de todo el mundo,” señaló Zoraida Crespo, vecina de la comunidad. “Claro está, que se conserve y que se mantenga limpia y cuidada y en el mejor estado posible y que se siembren más árboles alrededor, a ambos lados de la quebrada, porque le hace falta mucho eso, para ver si vuelve a su estado como era antes. ¡Ojalá y volviera a su estado como era antes!” Crespo nació y se crió a minutos de El Último Brinco, como se le llama a esta quebrada luego de que un hombre se suicidara, por razones de infidelidad, en el lugar. Vivió 26 años en Mayagüez y luego, regresó a su comunidad natal. La integración de la comunidad en el desarrollo de un proyecto ecoturístico es algo que considera esencial. Esta quebrada era para los residentes de la comunidad como “su carretera.” Allí socializaban. Por lo tanto, un proyecto de esta índole le regresaría su función de lugar de encuentro al río, señaló. 26

Además, el lugar cuenta con una amplia variedad de especies animales y vegetales. Durante el recorrido, don Carlos González, actual director del Centro Cultural de Rincón nos decía: “Vimos la palma real, que se usaba para tablas, para construir las casas. Vimos otros árboles frutales como el mangó, el guamá, la papaya y el jovillo. También hemos visto plantas medicinales como el cundeamor, como el carrasco –para eliminar verrugas— […], la higuereta. Podemos ver la yautía silvestre y el yagrumo. Varias plantas medicinales y de uso en el hogar. “Las reinitas lo buscan cuando echa la semilla, la fruta,” dice González, acerca de la planta de cundeamor. “Además, esto lo arrancan, lo hierven, para hacerle un baño a uno cuando uno tenía fiebre alta o un catarro fuerte, las abuelas hervían el cundeamor. Es como ir a un spa moderno pero en la casa.”” En la quebrada también viven chágaras y camarones. Estos últimos, en el pasado, se pescaban en grandes cantidades. Ahora, no hay tantos en la quebrada y el cauce de ésta ha disminuido. “Veníamos los amigos y nos parábamos en la parte de arriba del río y nos poníamos a ver cuando los camaroncitos se asomaban de sus cuevitas y nos poníamos a competir cuál era el que más camaroncitos pescaba. Cada vez que se asomaba uno teníamos que estar bien calladitos pero como yo soy bocón, capturaba el primero y formaba un show y los demás no podían pescar ninguno. Así que yo siempre terminaba ganando,” rememoraba Roberto Duprey, joven que se crió en la Comunidad Stella de Rincón y que actualmente reside y trabaja en la zona metropolitana. Las palabras de este joven son eco de las expresiones de muchos rincoeños que en sus años de juventud se recreaban en la quebrada y se bañaban en la cascada, así como lo hicieron los participantes del recogido de basura al final de la actividad. La quebrada fue su lugar de entretenimiento durante la niñez y la adolescencia de muchos rincoeños, un sitio para acudir luego de la escuela y una piscina comunitaria donde aprendieron a nadar. Para ellos y para ellas, esta corriente de agua posee un gran valor sentimental.


Sin embargo, el valor sentimental aún no ha podido sobrepasar el descuido de otros que lanzan todo tipo de desechos a esta corriente de agua. A Ana Salcedo, quien reside en Rincón desde el año 2000, le preocupa mucho ese descuido que la gente tiene por la quebrada y por los recursos naturales en

general. Conversaba con nosotros al tiempo en que atendía a su nieto y nos decía: “Tenemos que velar para que éstos cuando crezcan tengan un ambiente limpio que respirar, que no haya tanta basura ni tanto cemento.”

Nombre común

Nombre científico

Uso que le daba la comunidad

Carrasco de zona húmeda

Comocladya glabra

Para curar verrugas.

Cundeamor

Momordica charantia

Para curar la fiebre y el catarro.

Higuereta

Ricinus communis

Para aliviar la mastitis en las vacas.

Guamá

Inga laurina

Para comer su fruto.

Jovillo

Astronium graveolens

Para comer su fruto.

Mangó

Mangifera indica

Para comer su fruto y venderlo.

Papaya

Carica papaya

Para comer su fruto.

Yagrumo

Cecropia peltata

Para hacer las tapas de los tiples.

Crustáceos que se encuentran en la quebrada y sus usos Nombre común

Nombre científico

Uso que le daba la comunidad

Chágara

Atya, sp.

Como carnada para pescar camarones de río.

Camarón de río

Macrobrachium, sp.

Para comerlo.

Fotos: Efraín Figueroa

Tabla: Rosemarie Vázquez y Cristina Olán

Algunas plantas que se encuentran a la orilla de la quebrada y sus usos

Árbol de papaya a la orilla de la quebrada.

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RIP CURRENTS ¡ESCÁPESE DE LA RESACA! ESCAPE

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ESCAPE

RIP CURRENT (RESACA)

RIP CUR

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(RESAC A)

www.ripcurrents.noaa.gov www.usla.org

IF CAUGHT IN A RIP CURRENT SI LO ATRAPA LA RESACA ! Don’t fight the current.

No luche contra la corriente.

! Swim even with the shore, until current

weakens, then swim to shore. Nade paralelo a la orilla hasta que la resaca se debilite.

! If you can’t escape, float or tread water.

More information about rip currents can be found at the following web sites: Para más información acerca de la resaca consulte estos sitios de web: www.ripcurrents.noaa.gov www.usla.org

Si no logra escapar, manténgase a flote pateando.

! If you need help, call or wave for assistance.

Si necesita auxilio, grite o agite los brazos.

Puerto Rico

Never swim alone. ­ Nunca nade solo. Las corrientes de resaca se originan principalmente en costas de alta energía, es decir, costas que reciben mucha energía de las olas y de las corrientes marinas. En ocasiones, estas corrientes son difíciles de detectar ya que aparentan ser áreas de aguas tranquilas y atractivas para nadar. Sin embargo, representan un riesgo para la seguridad de los visitantes de nuestras playas.

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Debido a la peligrosidad de estas corrientes, la United States Lifesaving Association (USLA) desarrolló un letrero de advertencia en inglés y en español en el que se explica qué debemos hacer si quedamos atrapados en una corriente de resaca. Este letrero será colocado en las playas de Puerto Rico en las que ocurren eventos de oleaje fuerte y, por consiguiente, mayores posibilidades de que surjan corrientes de resaca. El Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico y la Caribbean Regional Association (CaRA) auspiciarán la preparación de los letreros y el Programa de Manejo de la Zona Costanera del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales se encargará de la colocación de los mismos. Si usted conoce alguna playa en la que se deban colocar estos letreros puede comunicarse con el Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico a los siguientes números: (787) 834-4726, (787) 832-3585 y (787) 832-8045.


Pregúntale a Sea Grant ¿Qué países componen el Gran Ecosistema Marino del Caribe?

Por Jasmine Seda Miró

¿Qué está haciendo Sea Grant con relación al manejo de los recursos en esta zona?

El Gran Ecosistema Marino del Caribe está compuesto por 26 países ubicados en zonas tales como:las Antillas Mayores, las Antillas Menores, las islas Bahamas, la costa norte de Sur América, a lo largo de Colombia y Venezuela. También en Panamá sobre la costa este de Centro América y en la Península de Yucatán a lo largo de la costa caribeña de México. Esta región fue definida por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La misma posee una amplia diversidad de recursos marinos vivos compartidos. No obstante, existe también una gran cantidad de problemas relacionados al manejo de estos recursos, problemas para los cuales es necesario buscar una solución. Respondiendo a la misión de promover la conservación y el uso sostenible de los recursos marinos y costeros de Puerto Rico, las Islas Vírgenes y la región del Caribe, en el Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico (PSGUPR) hemos comenzado un proceso de avalúo sobre las necesidades en la investigación y la información dirigida a la conservación de: los recursos costeros, marinos y oceánicos, la biodiversidad y los ecosistemas del Caribe. Este esfuerzo va dirigido a establecer una lista de prioridades que refleje las necesidades de investigación de la región del Caribe, de manera tal que pueda potenciarse la capacidad de conservación y manejo. La identificación de personas que tienen un rol importante en el manejo, en el uso y en la investigación de los recursos marinos en el Caribe constituye una de nuestras metas principales. Los especialistas, los administradores y los usuarios del sector público y privado forman parte de este grupo de personas. Con el fin de conocer con exactitud a los individuos que manejan, usan o investigan el ambiente marino, parte del personal del PSGUPR ha participado en varios simposios y reuniones a nivel regional y local. El estatus de los arrecifes de coral, el manejo de la pesca y el desarrollo costero

son varios de los temas que se han discutido en esas actividades. Una de nuestras estrategias para obtener información sobre las necesidades para la conservación y el manejo de los recursos marinos consiste en la coordinación de varios grupos focales. Estos grupos focales nos permiten reunir a los manejadores, a los usuarios y a los investigadores de los recursos y hacerles una serie de preguntas y generar discusión sobre temas de interés local y regional. Ejemplos de estas preguntas son las siguientes: 1. ¿Cuáles son los estudios relacionados con el manejo de los recursos marinos que deben llevarse a cabo en el presente? 2. ¿Qué información es necesaria para manejar los recursos marinos durante los próximos 5-10 años? 3. ¿Qué tipo de información pueden utilizar los administradores de los recursos marinos para tomar mejores decisiones? 4. ¿Cuáles obstáculos están impidiendo llevar a cabo los avalúos o estudios necesarios para mejorar la calidad del manejo de los recursos marinos? Con el propósito de facilitar el acceso a las personas interesadas e involucradas en el manejo y la conservación de los recursos marinos, el PSGUPR estableció una base de datos de estudios científicos publicados desde 1998 hasta el presente. Esta base de datos está disponible gratuitamente a través de la página electrónica del Programa (http://www. seagrantpr.org). Además, hemos preparado un blog (http://seagrantpr.org/caribbean) en el que se ofrece información actualizada sobre nuestras actividades y se publican comentarios acerca de estudios recientes sobre los recursos marinos. El blog también permite que los visitantes puedan dejar sus sugerencias y comentarios relacionados a este proyecto o a algún otro estudio de interés. 29


Foto: Oliver Bencosme

Experiencia de aprendizaje para todos

Por Milton D. Carrero Galarza Keyshla Quiles se maravillaba mientras sentía al erizo de mar moverse sobre la palma de su mano. Minutos antes había mirado con desconfianza a una estrella marina, pero tras sostenerla y sentir el cosquilleo sutil de aquel organismo succionando sobre su piel, su rostro cambió. Ahora le permitía al erizo la libertad de mover sus antenas sin que le causara inseguridad y antes de abandonar la pecera en donde se exhibía, la joven de 14 años hizo una declaración: “Yo voy a ser bióloga marina.” Esta frase se escuchó más de una vez por varios de los 46 niños provenientes de diversos residenciales públicos mayagüezanos que participaron recientemente de Aventura Marina, una de las actividades emblemáticas del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. El evento tiene como meta educar a jóvenes del país acerca de la conservación ambiental a través del contacto directo con el mar.

Con nombres como los caballitos de mar, las langostas, los pulpos, los delfines, los jóvenes se dividieron en grupos y alternaron entre distintas estaciones, donde estudiantes graduados del Departamento de Ciencias Marinas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) les orientó acerca de los mangles, la arena, el buceo, la calidad de agua, la vegetación marina y los organismos invertebrados. “Estamos aquí porque a todos nosotros nos encanta la Universidad. La universidad es una chulería,” expresó Rima Brusi, catedrática asociada del departamento de ciencias sociales del RUM. “La universidad no solamente les deja mirar el mar, les permite tener acceso a los conocimientos para entender el mar,” continuó una de las fundadoras del CUA. John Torres fue otro de los niños que quedó sorprendido luego de que se le revelaran algunos de los misterios de las Ciencias Marinas como el hecho de que el gel que utiliza cuando sostiene su preciado cabello al estilo “mohawk” proviene de las algas. “Lo que ellos no conocen no lo pueden proteger,” indicó Hernán Torres, quien facilitó las charlas acerca de los invertebrados marinos, una de las atracciones principales de la actividad. El CUA surge de una preocupación de varios catedráticos del RUM, quienes tras analizar los datos de admisión de la Universidad, se percataron del escaso número de residentes de vivienda pública que estaban logrando ingresar al RUM. A través de campamentos de veranos,

“Ésta es una oportunidad tremenda para nosotros,” indicó Ruperto Chaparro, director del Programa Sea Grant. “Nosotros les vamos a enseñar a querer estos recursos, a que los conozcan, a saber que estos recursos les pertenecen y que tienen derecho a accederlos.” 30

Foto: Oliver Bencosme

En esta ocasión, la actividad fue realizada en colaboración con el Centro Universitario para el Acceso (CUA) y su Proyecto Carvajal para la Democratización del Conocimiento. La misma ocurrió en Playita Rosada en Lajas, una atracción administrada por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, privilegiada por su diversidad de ecosistemas marinos.

Keyshla, joven de 14 años, comparte con sus compañeros en la sección de los invertebrados en la Aventura Marina ofrecida por el Programa Sea Grant para jóvenes participantes del CUA.


Foto: Guillermo Damiani Dr. Vélez Arocho, Rector del RUM, junto a jóvenes del CUA, escuchando a Ivonne Bejarano hablar sobre los mangles y su importancia.

tutorías, actividades sabatinas y cursos de preparación para las pruebas de admisión, el programa se propone inspirar a los niños a convertirse en futuros universitarios. “La idea es que a los que están ahora en séptimo grado, yo los vea entrando a la Universidad,” dijo Brusi. Foto: Oliver Bencosme

Es la misma aspiración que tiene David González, catedrático de ingeniería y parte del CUA. “Tú no cambias un país marginando a su gente de la educación,” expresó González. La actividad contó con la visita del rector del RUM, el doctor Jorge I. Vélez Arocho, quien señaló que la Universidad tiene la obligación de favorecer programas que ayuden a estos estudiantes a no sólo ingresar al RUM, sino a mantenerse en el recinto.

Hernán Torres muestra un organismo del ecosistema marino.

Foto: Ruperto Chaparro

“Todos estos estudiantes tienen derechos,” indicó el rector. “Tienen derecho a educarse y a conocer un lugar como éste. Éste es un sitio único.” Vélez Arocho aseguró que la Universidad continuará apoyando este proyecto. El programa ya cuenta con una matrícula de 120 estudiantes de escuela intermedia y superior. “Lo único que puede pasar con este programa es que se tenga que agrandar,” señaló Ivette Santiago, líder comunitaria vinculada con el proyecto.

Además de mostrar ejemplares de los organismos, se enfatizó en la importancia de los mismos en el medio ambiente y en la manufactura de productos.

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TICATOVE: Al rescate de las tortugas

Sin embargo, su vida no siempre estuvo tan ligada a la conservación del medio ambiente. Julián fue criado en el Barrio Puerto Real de Vieques, y como muchos viequenses, aprendió a pescar desde niño. En compañía de su padre, a los 12 años, se inició en la pesca y aprendió a cazar y a capturar tortugas marinas sin entender el daño que causaba a las mismas.

Foto suministrada

No obstante, de adulto y cursando estudios de biología en la Universidad Interamericana de Fajardo, creó conciencia de su error y comenzó un largo camino para ayudar a conservar diversas especies y su hábitat.

Grupo de TICATOVE monitoreando un nido de una tortuga.

¿Qué es TICATOVE? TICATOVE es una organización profesional y comunitaria sin fines de lucro registrada y establecida en Vieques, Puerto Rico, en el año 2006. Su misión primordial es proteger y conservar los tesoros naturales de Vieques mediante la promoción y el desarrollo de acciones de conservación que demuestren las funciones y la compatibilidad entre la naturaleza y la humanidad. Asimismo, se encuentra dirigida a proveer educación ambiental, colaborar en investigaciones científicas y dar asistencia técnica a organizaciones gubernamentales, privadas y comunitarias. Según las necesidades que surgen, TICATOVE provee a los residentes de Vieques y a los visitantes, información sobre la conservación de la flora y fauna de nuestra hermosa isla de Vieques. ¿Cómo surge TICATOVE? TICATOVE tiene su origen en un proyecto llamado Huellas sobre la arena. Este proyecto fue una iniciativa de Julián García Martínez, fundador y actual presidente de TICATOVE. El mismo involucró a los estudiantes, maestros y la directora de la Escuela 20 de septiembre de 1988. El propósito principal de este proyecto era identificar aquellas playas en las que había movimiento de especies en peligro de extinción –específicamente tortugas marinas–, llevar un registro de éstas y monitorear sus nidos. De ahí el significado del nombre actual de la organización: Tinglar, Carey y Tortuga Verde. 32

Actualmente, García Martínez es biólogo de profesión, miembro del Fideicomiso de Conservación e Historia de Vieques y Superintendente Auxiliar del Área Natural Protegida Cerro del Buey del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico.

Su carrera profesional la inició como maestro de ciencias en la escuela intermedia de Vieques, ocupación que le permitió conocer al Profesor Ram Sarub Lamba, Rector del Recinto de Cayey de la Universidad de Puerto Rico. Este profesor creó y condujo una serie de talleres con el propósito de educar a los maestros e involucrarlos en iniciativas propias sobre aspectos relacionados al medio ambiente, entre otros temas. García Martínez ha dirigido sus esfuerzos hacia la educación de su pueblo, particularmente de los niños y de los jóvenes, con el fin de que éstos conozcan la importancia de proteger y conservar las especies silvestres y su hábitat. En el año 2003, estos esfuerzos fueron reconocidos públicamente por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre al ser nombrado el Voluntario del Año para la Región-4, la cual se compone de los diez Estados del Sureste de los Estados Unidos y el Caribe. Adiestramientos y alianzas La dedicada labor de Julián, de los demás componentes de la junta directiva y de los miembros ha rendido frutos. En el pasado año, TICATOVE aumentó en número de miembros. Estos miembros poseen distintos conocimientos y desempeñan múltiples oficios y profesiones. Entre ellos hay pescadores, estudiantes, educadores, enfermeras, contadores, amas de casa, científicos sociales, entre otros. Su diversidad constituye uno de los mayores activos de TICATOVE. Es por ello que también la junta directiva de la organización enfatiza en la necesidad de seguir reclutando miembros. “Es una lucha en la que tenemos que unirnos todos y tratar de prevenir que hurten los huevos y maten los careyes. Para nosotros es muy importante hacer un llamado a los ciudadanos para proteger nuestros


recursos,” comentó enérgicamente Ivette Santos Figueroa, tesorera de TICATOVE. Además, la organización se encuentra trabajando en vías de solidificar los esfuerzos cooperativos con otros grupos de conservación en Vieques, tales como: el Fideicomiso de Conservación e Historia de Vieques (FCHV), el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico (DRNA) y el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre (USFWS). Es con las últimas dos agencias, con las cuales se coordinan esfuerzos para conservar las tortugas marinas. Como parte de estos esfuerzos, los miembros de TICATOVE han recibido adiestramientos especializados por parte del DRNA, de USFWS y de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Humacao (UPR-Humacao) a través de su Programa Sea Grant. Por su parte, el “grupo de las tortugas” –grupo compuesto por tres líderes de campo y sus acompañantes, cuya tarea es monitorear las tortugas— comenzó a participar de una serie de cinco talleres entre marzo y junio de 2009. Tres de éstos fueron dirigidos por los biólogos Edgardo Belardo y Erick Bermúdez, ambos del DRNA. Otro taller fue conducido por el Refugio de Vida Silvestre de Vieques (VNWR, por sus siglas en inglés) y se llevó a cabo en el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Sandy Point (SPNWR) en la isla de Santa Cruz. Este refugio de USFWS maneja uno de los programas de conservación y desove del tinglar más activos en todo el Caribe. Gran parte de los miembros de TICATOVE tuvieron la oportunidad de tomar este adiestramiento gracias al auspicio de Superdescuentos Morales y a la línea aérea American Airlines, quienes generosamente les donaron sus pasajes ida y vuelta de Puerto Rico a Santa Cruz. Empleados de la división de conservación de esta línea aérea, al igual que de Naval Facilities Engineering Command (NAVFAC / CH2MHILL) también tuvieron la oportunidad de asistir y colaborar en el taller en Sandy Point. El quinto y último taller fue ofrecido en el VNWR por Lesbia Montero, bióloga del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico, destacada en el Recinto de Humacao. Entre los temas que se cubrieron en los adiestramientos se encuentran: la identificación de tortugas marinas y sus nidos por especie, actividades de desove en las playas y las características de desove de cada especie, documentación de riesgos asociados a los nidos y protocolos, técnicas y procedimientos para relocalizar nidos recopilar y recopilación de información sobre las tortugas que están anidando y sobre los neonatos. También recibieron orientación acerca de los reglamentos actualizados, regulaciones y protocolos preparados por el Estado Libre Asociado de Puerto Rico para grupos comunitarios que trabajan y asisten a agencias gubernamentales en la conservación de estas especies.

Afortunadamente, TICATOVE cuenta con el respaldo de diferentes entidades relacionadas a la conservación del medio ambiente y colabora con las mismas. TICATOVE es el Friends Group o grupo de apoyo del VNWR. Miembros entrenados de TICATOVE trabajan en colaboración con USFWS y colaboran en proyectos de biología y otros programas. Además, los miembros de TICATOVE han tenido la oportunidad de recibir una serie de adiestramientos de enseñanza y capacitación, gracias a los esfuerzos del Director del Refugio de Vieques, Matt Connolly, el biólogo Mike Barandiaran, en colaboración con sus contrapartes y colegas de SPNWR, Director del Refugio Mike Evans y la bióloga Claudia Lombard. También, existen planes en conjunto con el Programa Sea Grant, el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico y el USFWS, de crear talleres de capacitación relacionados a la erosión de playas y el manejo de hábitats, entre otros temas. Aunque TICATOVE trabaja con varios proyectos educativos y de conservación de aves, plantas, anfibios, murciélagos y otras especies en Vieques, una de sus metas principales es la protección de las tortugas marinas. Recientemente, a su regreso de Santa Cruz, donde se llevaron a cabo unos adiestramientos sobre manejo y conservación de tortugas marinas para miembros de TICATOVE, Julián nos comentó: “Cada encuentro con estos organismos provoca una emoción única, la cual brinda la oportunidad de tener una experiencia directa de lo que representa vivir en un Mundo amenazado por los seres humanos. De aquí surge la energía que nos mueve a continuar con nuestro trabajo.”

Medidas que contribuyen a la protección de las tortugas de mar y otras especies marinas • No arrojar basura ni bolsas plásticas en las playas ni en los océanos. • No abandonar redes ni hilos de pescar en el océano. • Ser cuidadoso al conducir en y cerca de las áreas costeras donde anidan las tortugas. • No permitir que los perros, caballos u otros animales domésticos estén sueltos en áreas de desove de tortugas. • No robar o remover ilegalmente arena de las playas. • Ser cuidadoso con las luces artificiales en y cerca de áreas de desove. 33


Fotos suministradas Oscar Cortés, operador de la pala mecánica y voluntario de la compañía Asfalto Cortés, junto a Robin Torres y otros voluntarios ayudan en la colocación de las paletas de madera.

Por Augusto A. Feliciano Alvarado El pasado sábado, 7 de noviembre de 2009 se llevó a cabo el segundo evento de restauración de dunas en Isabela, PR. El mismo fue una iniciativa estudiantil en respuesta a las amenazas que están afectando los ecosistemas alrededor de la Isla.

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para su recuperación. Entre las plantas que fueron sembradas sobresalen las uvas playeras, las palmas y las enredaderas de dunas.

La actividad capturó la atención de personas de distintos sectores, quienes aceptaron el reto de trabajar juntos a favor de la protección de un recurso que, en su estado natural, protege a los terrenos y a las personas de fenómenos atmosféricos tales como tormentas y huracanes.

Parte del equipo de trabajo pernoctó en el lugar la noche antes y realizó algunos de los preparativos para la actividad. A las 8:00 a.m. el equipo comenzó a realizar diversas labores relacionadas a la restauración de las áreas afectadas tales como: dirigir las máquinas excavadoras, monitorear el tamaño de los huecos en los que se iban a colocar las paletas de madera, trasladar las paletas y amarrarlas.

De acuerdo con Héctor Varela, director asociado del Programa de Restauración de Dunas de Puerto Rico (PRDPR), la tarea consiste en enterrar paletas de madera en posición diagonal con relación a la playa, donde el viento acarrea la arena y la deposita lentamente. Sembrar los árboles y las plantas apropiadas cerca de las dunas también es esencial

Las dunas de arena se forman a lo largo de costas bajas y arenosas donde el viento predominante sopla del mar de forma perpendicular a la orilla y la arena de la playa es acarreada hacia tierra amontonándose y formando dunas de arena. En Puerto Rico, existen dunas de arena en las costas de alta energía como en la costa norte. Ejemplo de ello son las


costas de: Isabela, Camuy, Piñones y Vacía Talega. Desafortunadamente, muchas de las dunas están desapareciendo debido a la actividad humana. “Las dunas se han visto amenazadas por una gran variedad de actividades humanas, como el desarrollo costero, el aumento en los usos recreativos y la extracción ilegal de arena,” explicó Robert Mayer, director del PRDPR. Este programa tiene como meta la restauración y conservación de un segmento de dunas primarias, de 1.5 km de longitud, ubicadas paralelamente a la carretera estatal PR 466 en el municipio de Isabela. Cabe señalar que durante la actividad se le ofreció información educativa al público acerca de problemas ambientales y de las características generales del ecosistema de las dunas. Entidades tales como el Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico (PSGPR) y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) proveyeron datos importantes acerca de la vegetación, los animales y los distintos tipos de arena en nuestras playas. Además, este evento de restauración de dunas contó con una amplia participación de diversos sectores sociales, una gran disponibilidad de equipo para realizar las tareas y una gran cantidad de donaciones provenientes de distintas entidades privadas.

Voluntarios miden la altura de las dunas y el área de extracción ilegal.

“Éste fue el segundo evento formal llevado a cabo en la costa de Isabela y el más exitoso,” expresó Cristina Hernández González, coordinadora del PRDPR. También, hubo bebidas, emparedados y pizza para todos los participantes. Cerca del campamento, colocaron sillas de playa, hamacas y tiendas de campaña para que los participantes pudieran descansar y protegerse del candente sol.

Voluntarios realizan labores de siembra de paletas de madera. Las mismas retienen la arena que el viento transporta y forman una duna lentamente. Además, evitan el paso de vehículos todo terreno, de manera tal que la vegetación crezca y las raíces solidifiquen la duna.

Entre los colaboradores de este evento se encontraba el grupo Nación Unida Pro Ambiente (NUPA), una organización estudiantil sin fines de lucro cuyos miembros han fungido como voluntarios en el PRDPR. Además, participaron estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, de la Universidad Interamericana y de la Escuela de la Base Ramey, representantes del DRNA, del Municipio de Isabela, de la Asociación Nacional de Derecho Ambiental (ANDA) y del Programa Sea Grant y residentes del área.

Grupo de voluntarios que participaron de la actividad de restauración de dunas.

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