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Los murciélagos en Isla de Mona y su legendario guano
Por: Armando Rodríguez-Durán, PhD
La relación de los murciélagos con la Isla de Mona es legendaria. La historia documental sobre la explotación de guano, las pictografías y los petroglifos taínos, así como la superabundancia de cuevas, comúnmente asociadas con murciélagos, abonan a esta asociación. Sin embargo, aquellos que visitan Isla de Mona pocas veces observan a los legendarios murciélagos. Más paradójico aún es el hecho de que, hasta hace muy poco, no se había hecho siquiera una evaluación sistemática sobre la fauna de murciélagos en la isla.
En 1925, en el Scientific Survey, Harold Anthony, del American Museum of Natural History, informó dos especies de murciélagos para Mona: el murciélago barbicacho (Mormoops blainvillei) y el pescador (Noctilio leporinus). De estos dos, el reporte del murciélago pescador, Anthony lo basó en un informe incorrecto y, por muchos años, se citó erróneamente la especie como presente en la isla. Anthony se apoyó en un reporte de Monos Island, Trinidad, no de Isla de Mona. Evaluación tras evaluación, después de Anthony, varios naturalistas fallaron en encontrar la especie. Pero, descubrimientos fósiles recientes, específicamente un hueso de Noctilio confundido entre huesos de aves de Mona, en el Museo Smithsonian, así como observaciones por parte de algunos naturalistas, sugieren que la especie ocupa y ocupó la isla, aunque sea de manera ocasional.
Las evaluaciones recientes sobre la fauna quiropterológica de la isla revelan una riqueza de especies sorprendente. Además de las especies reportadas por Anthony, la isla sostiene poblaciones de los siguientes murciélagos: bigotudo mayor (Pteronotus parnellii), bigotudo menor (P.
Murciélago frutero común en Mona.
Farallón coronado de cuevas en Mona.
quadridens), frutero común (Artibeus jamaicensis), lengüilargo (Monophyllus redmani) y casero (Molossus molossus), para un total de siete especies.
Las poblaciones de estos murciélagos no son comunes. En la amalgama de cuevas que presenta Isla de Mona, es posible visitar cueva tras cueva sin observar un solo murciélago. Pero, perdidos en el laberinto de pasadizos, que discurren por las entrañas de la isla, se pueden encontrar unos pocos salones repletos de estos curiosos mamíferos. Varias de las especies que habitan en Mona requieren de lo que se conoce como cuevas calientes o salones Tepidario y Caldario. Estos son recintos cavernarios donde la temperatura sobrepasa los 260 C. Mantener estas temperaturas elevadas en los recintos cavernarios requiere una densidad de murciélagos elevada. Esto no necesariamente significa que las poblaciones sean enormes, pues los relativamente pequeños recintos pueden alcanzar una densidad de murciélagos elevada con unas pocas decenas de miles de individuos. En comparación con la isla de Puerto Rico, las poblaciones en Mona son pequeñas, pues en Puerto Rico las poblaciones alcanzan los cientos de miles de individuos.
Entonces, ¿cómo se acumularon los conocidos depósitos de guano en Mona? El guano es la acumulación de excreta de aves y de murciélagos, que sirve como fertilizante de alta calidad. Antes del desarrollo de los fertilizantes químicos, la extracción de guano era una actividad de gran importancia económica, razón por la cual se explotaron los depósitos en Mona. Las poblaciones de murciélagos no parecen lo suficientemente grandes como para producir los depósitos de magnitud legendaria de los que se habla. Se ha propuesto la explicación de que las modificaciones infringidas a las cuevas, para facilitar la explotación de guano, terminaron por destruir grandes poblaciones de murciélagos. La realidad es que parece poco probable que Isla de Mona tenga la capacidad productiva para sostener poblaciones de murciélagos mucho mayores de los que hoy sostiene. Otra explicación propuesta es que los depósitos de guano se derivaron de la actividad de colonias de aves marinas. Esta explicación tiene mucho sentido, pero no hay duda de que una parte importante de la explotación de guano se llevó a cabo dentro de las cuevas y, por tanto, debe haber tenido su origen en la actividad de los murciélagos.
Entonces, es probable que el guano explotado fuera el resultado de la acumulación a largo plazo de excreta producida por colonias medianas de murciélagos. La naturaleza xérica (aquella de zonas áridas) de la Mona probablemente contribuyó a que el guano se acumulara en lugar de degradarse o ser cargado por escorrentías, produciéndose, de esta manera, los depósitos que por primera vez pusieron a Mona en el mapa.
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En la parte derecha superior, murciélago bigotudo mayor y, en la parte derecha inferior, el murciélago lengüilargo en Mona.