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Esfuerzo comunitario para la restauración de las dunas de arena en Isabela

Sistema de restauración de dunas en la costa norte de Puerto Rico, coordinado por el doctor Robert J. Mayer. Se observa también el bejuco de playa (Ipomea).

Por: Robert J. Mayer, PhD

A veces me pregunto, ¿cuántas personas están conscientes de la gran importancia de nuestros sistemas de dunas costeras? Definitivamente, en Puerto Rico, hay mucho que hacer en cuanto a educación ambiental se refiere. Es importante que la gente sepa que lo que queda de nuestros sistemas de dunas costeras peligra ante el desarrollo desmedido, la ignorancia, el desconocimiento y la apatía de gran parte de nuestra población. Por ejemplo, en la costa de Isabela, afortunadamente, queda parte de lo que una vez fue un sistema de dunas costeras realmente impresionante. En este lugar, había dunas de hasta 50 metros de altura en los años 60, pero lamentablemente fueron impactadas, durante varias décadas, por la extracción desmedida de arena para la construcción. Esto resultó en la desaparición de gran parte de este importante sistema costero. A pesar de todo este abuso y explotación, en gran parte causado por el afán desmedido por el lucro y por la falta de una política pública efectiva, todavía en Isabela queda una línea de dunas primarias (las que quedan más cerca del mar) que sobrevivió a esa época de devastación. Esta línea de dunas sigue resistiendo la gran erosión, causada por la gente que camina sobre ellas, los vehículos todo terreno que las transitan y la gente que roba, poco a poco, su preciada arena.

Este sistema de dunas, y sus alrededores, albergan una gran biodiversidad que comprende una variedad de especies de aves y de plantas exclusivas de estos ambientes costeros. Por cierto, hace un año estuve recorriendo el área, con un compañero de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla y dos personas de la Sociedad Ornitológica de Puerto Rico, y pudimos identificar 28 especies de aves, en un periodo de dos horas. Algunas de las especies que pudimos ver fueron: tórtolas aliblancas, gorriones negros, viudas, reinitas de mangle y mariposeras, julián

chiví, ostreros, martinetes, garzas azules, tordos lustrosos y varias especies de playeros, en un área sumamente accesible para toda la familia. El área de las dunas de Isabela es también visitada todos los años por tortugas marinas, tales como el tinglar (Dermochelys coriacea) y el carey (Eretmochelys imbricata). Vale la pena recalcar que, recientemente, hemos encontrado huellas y nidos de carey en la periferia de la vegetación de las dunas.

Además de ser un área que alberga una biodiversidad de flora y de fauna extraordinaria, las dunas ayudan a proteger la costa de la acción de las olas en eventos de tormentas. Las mismas también son parte importante del sistema de intercambio de arena costera del cual depende la playa para reemplazar la arena perdida durante una tormenta o durante marejadas fuertes, como las que hemos tenido la oportunidad de presenciar en las costas de nuestra Isla.

Actualmente, existe un acuerdo de colaboración entre el Programa de Restauración de Dunas de Puerto Rico—perteneciente a la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla (UPRA)—y el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (USFWS, por sus siglas en inglés),

Huellas de tinglar en dunas restauradas. Entre las especies de aves que se puede avistar en los ecosistemas de dunas de arena de Isabela, se encuentra la garza azul.

junto al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico (DRNA), que tiene como objetivo la restauración de las dunas primarias en la costa de Isabela. El proyecto es de índole comunitario y estarán involucrados estudiantes subgraduados de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla y voluntarios de la comunidad. El mismo tiene componentes de reforestación y de educación/alcance, además de que servirá de laboratorio para algunos de los estudiantes del curso de biología de investigación de la UPRA. También, se está monitoreando, diariamente, la actividad de las tortugas marinas en esta área.

Como parte importante de este trabajo, en el área de las dunas, se están colocando barreras que contribuyen a la acumulación de la arena que es traída al área por el viento. Los voluntarios del programa han detectado proporciones de acumulación de arena de hasta un metro, aproximadamente cada tres meses, en algunas áreas. Una vez esto comienza a ocurrir se procede a sembrar plantas, que ya habitan esta área, en las zonas de acumulación o dunas incipientes.

El bejuco de playa del género Ipomea es una de las especies que mejor consolida los granos de arena en las etapas prematuras de la formación

Paseo de bicicletas que recorre parte de la costa de Isabela.

de una duna. Generalmente, luego se siembran otras especies, como por ejemplo, las uvas playeras del género Coccoloba. La vegetación es una parte vital en la restauración de una duna, ya que evita que las mismas se erosionen y, a la vez, propicia la acumulación de arena en el área. No es necesario ser un geólogo o geomorfólogo para darse cuenta de cómo es la dinámica de las dunas y cuál es su importancia para proceder a restaurarlas y ayudar a proteger lo que queda de ellas. Se trata de sentido común y ganas de trabajar duro. Estas dunas, prácticamente, se restauran solas, siempre y cuando el ser humano no impida el proceso natural de acumulación de arena y de crecimiento de las plantas.

Es muy importante tener en cuenta que debemos admirar este sistema de dunas sin caminarle por encima y sin dejar ningún tipo de basura en el área. Hay que utilizar las áreas designadas para caminar a través de las mismas. Estoy seguro que la clave del éxito de esta nueva iniciativa comunitaria radica en el esfuerzo de las personas involucradas en el proyecto, la cooperación de los usuarios de las playas del área y el aumento en el nivel de conocimiento sobre su importancia. Sin embargo, hace falta que se modifiquen las leyes actuales, para proteger estos sistemas efectivamente. Solo protegiendo la costa, y manteniendo intactas sus barreras naturales, podremos brindar un lugar seguro a los animales que viajan miles de kilómetros para desovar en ellas. De igual manera, los seres humanos, en tierra firme, nos podremos beneficiar de la protección que nos ofrecen las dunas de arena.

Miembros del equipo de restauración de dunas.

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