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El carey de concha en PR
EL CAREY
DE CONCHA EN PUERTO RICO
Carlos E. Diez y Robert van Dam
Por: Robert van Dam
La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) es una especie emblemática de los arrecifes de coral en Puerto Rico. Durante siglos, la especie estuvo amenazada mundialmente hasta el punto de encontrarse en peligro de extinción, principalmente, por el valor de los preciosos escudos de su caparazón. Hoy día, las poblaciones de la tortuga carey en Puerto Rico muestran una franca recuperación, gracias a esfuerzos continuos de educación, de conservación, de ciencia y de aplicación legal a nivel local y regional.
El carey es la especie más tropical de las tortugas marinas; es decir, tiene lugar sólo en los trópicos y está asociado con arrecifes de coral y otros fondos duros. Cuando muy pequeños, los juveniles de carey son dispersados por las corrientes marinas. A partir del momento en que su caparazón alcanza los 20 cm, se establecen en áreas de poca profundidad, tales como los arrecifes costeros. Una vez ahí, su alimento consiste de ciertas especies de esponjas marinas y, alrededor de las islas de Mona y Monito, la esponja Sidonops (Geodia) neptuni es favorecida. Mientras el alimento adecuado esté disponible, los individuos tienden a mantenerse en lugares relativamente fijos, moviéndose típicamente en un rango de menos de 1 km durante el día. De noche, las tortugas en los arrecifes tienden a ser inactivas, aunque se despiertan regularmente para hacer ascensos a la superficie para respirar.
El tiempo necesario para crecer del estado de un juvenil pequeño hasta alcanzar la madurez sexual depende mucho de la calidad del hábitat y, en particular, de la abundancia del alimento. La isla de Monito es uno de los mejores lugares en el mundo para juveniles y adultos de carey, pues llega a albergar una gran concentración de individuos que, además, demuestran una tasa de crecimiento corporal excepcional. Es ahí donde hemos medido crecimientos del largo del caparazón de más de 8 cm anuales. Esta tasa de crecimiento implica que muchas de las tortugas alcanzan la edad de madurez antes de los 20 años de edad. Y efectivamente, una tortuga carey, monitoreada en Monito en 1994, durante su etapa juvenil, llegó 15 años después (2009 y de nuevo en 2011) a anidar en playas de Bocas del Toro, Panamá. En otras áreas de Puerto Rico, las tortugas carey tienden a crecer con mayor lentitud, pero aún mucho más rápido que en el Pacífico o el Océano Índico, donde se estima que pueden tomar entre 40 a 50 años en alcanzar la madurez. Este ciclo de vida más acelerado en el Caribe ha sido ventajoso para los esfuerzos de protección y recuperación para la especie. Desde 1973, el carey fue incluido como especie en peligro de extinción y protegido a nivel federal por el Endangered Species Act, luego a nivel internacional mediante la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), y también por medidas locales, como la creación del Reglamento de Especies Amenazadas y en Peligro de Extinción del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (1986). Un lugar donde el conjunto de esfuerzos de conservación en beneficio del carey han dado buenos
1500 1000 500 0 177 94 1970‐79 1980‐89 1990‐99 2000‐09 2010‐11
resultados es en Isla de Mona. Esto se debe, en parte, por su lejanía, pero también por la protección en las playas y las costas. La población de carey que se reproduce ahí ha crecido considerablemente, y en 2011 se contabilizaron más de 1,300 nidos en las playas. Un factor clave en esta recuperación ha sido el control de la depredación de nidos de carey por cerdos cimarrones mediante verjas de exclusión, ya que antes se perdían más del 50% de los nidos de tortugas por esa causa. Actualmente, son más de 170,000 crías de carey producidas anualmente en las playas de la Isla de Mona, lo que subraya la recuperación de la especie en Puerto Rico y la región, a pesar de los retos que enfrentan.