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Historia de una sesión de surfing por Jaime Banuchi Vargas
que no era una representación real de la Isla. La representación de las mujeres obtuvo dos medallas de oro en la figura de Rebekah Colberg. Esta, a su vez, rompió la marca que había hasta ese momento en lanzamiento de disco, convirtiéndose en la primera mujer en establecer una marca olímpica (Huertas González, 2006, pp. 55-58). Nos llama la atención que, en las postrimerías de los años 90, aún se reconocía muy poco la presencia de la mujer en el deporte.
En 1989, el señor José L. Ubarri, atleta y educador, publicó el libro El Deporte Ayer y Hoy. En este trabajo, el autor comienza haciendo un resumen histórico del deporte en Puerto Rico en el que destaca la celebración del triunfo de Puerto Rico en los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe (Ubarri, 1989, p. 1). No obstante, el señor Ubarri obvia por completo en todo el libro la mención de la mujer y que en estos juegos centroamericanos la mujer tuvo un rol central. Varias féminas, junto a hombres atletas como Eugenio Guerra, Juan Luyanda y Ovidio de Jesús, han sido parte de la reafirmación de la identidad puertorriqueña y punto de partida en la integración de la mujer en los deportes. Es por esto que hacemos una revisión histórica para poder saber y explicar la integración y participación del género femenino, no tan solo en cualquier deporte, sino en el deporte que fusiona al humano con la naturaleza, el surf. “…el surfing no es un deporte, es su estilo de vida que implica vestimenta, casas temporeras. Gente que viven fuera y vienen a Rincón sólo a surfear.”
Entrevista realizada el 22 de junio de 2006. En el presente, el surf es uno de los deportes más practicados alrededor de la Isla gracias al fácil acceso a una gran cantidad de playas idóneas para la práctica de este deporte. El grupo de personas (hombres y mujeres) que practican el deporte comparten otras cosas en común como la forma de vestir, el tipo de música que escuchan, su manera de hablar y expresarse, sus pasatiempos, en fin, todos llevan un mismo estilo de vida dado a que comparten la misma pasión por el surf. Esta filosofía de vida que gira alrededor de este deporte crea lo que se conoce como “la cultura del surfing”.
Como se ha mencionado anteriormente, se datan los principios de la práctica del deporte en las islas de Hawaii, las cuales fueron pobladas por habitantes de la antigua Polinesia1. El surf era parte de la vida cotidiana de mujeres, hombres y niños, tanto así que se poseía una tabla de surfing de diferente calidad dependiendo de la posición jerárquica dentro de la sociedad (Gault-Williams, 2005) (Kempion & Brown, 2003, p. 29). La llegada del colonialismo restringió la práctica del surf. Circa 1900 renace el deporte, sin embargo, no fue hasta las postrimerías del siglo XX que la mujer pudo reintegrarse en la cultura del surfing. Esta reintegración se da de lleno para los años 1950 y 1960 por varias razones, una de ellas: el cambio de los materiales de fabricación de tablas al introducirse la resina y la fibra de vidrio. A ello se adhiere la llegada de los board shorts para mujeres, la ayuda de Hollywood y el rol de los medios de comunicación. Estos son importantes catalíticos para que la reintegración de la mujer se fuera dando. Antes de estos cambios, se encuentran mujeres pioneras del surf como Josephine “Jo” Pratt, Mildred “Ladybird” Turner, Isabel Lenham, entre otras. Lenham fue la primera mujer que a sus 15 años se deslizó por las olas compartiendo una misma tabla, o tándem, con Duke Kahanamoku, mejor conocido como el Gran Kahuna, quien es considerado como el padre del surf moderno. Turner y Pratt fueron las únicas dos mujeres más destacadas que pertenecían al club de surf Hui Nalu que creó Duke en Hawaii para 1911 (Gault-Williams, 2005).
El cambio del material de construcción y la manera de convección de las tablas permitió un mejor manejo de éstas en el agua. Esto incrementó el número de mujeres y hombres que practicaban el deporte. La aportación de la cinematografía de Hollywood con películas como Gidget (1959), The Endless Summer (1964) y Playgrounds in Paradise (1978) fueron fundamentales para la reintegración de la mujer en el surf (Heimann, 2004, p. 5). Estas películas motivaron al género femenino a ser más curioso con el deporte y a practicarlo, ya que confirmaban la presencia y la aceptación de la mujer en el deporte (Booth, 1996).
En 1972, el Presidente Richard Nixon hizo activa la ley del Título IX. Esta ley les exigía a las instituciones que recibían fondos federales que financiaran proporcionalmente el atletismo para hombres y mujeres bajo riesgo de perder los fondos federales si no lo hacían (Office of the Assistant Secretary for Administration and Management). El Título IX les otorgó a las mujeres surfers el carácter legal y formal para formar parte del surf. Luego, comenzaron a marcarse los procesos de autogestión; se funda la WISA