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Experiencia que hay que vivirla por Carlos J. Carrero Morales
significativo. Este impacto se proyecta en la imagen que presentan gran parte de las personas observadas, entre ellas: vestimenta de estilo surf, llena de imágenes de surfing o de marcas asociadas al deporte, stickers y racks en los carros, entre otros. Esto fue observado en personas de todas las edades y niveles socio-económicos. Además del impacto que ha tenido el surfing en la moda, existe el impacto que ha tenido en el turismo y, por lo tanto, en la economía del municipio de Rincón. Esto se puede observar, por ejemplo, en murales, en las competencias de surf que auspicia el municipio y en el desarrollo de la infraestructura y las facilidades turísticas como lo son el balneario y el Sunset Village. Este desarrollo probablemente está inspirado directamente por las playas y el buen surf en Rincón. Sin embargo, deberíamos mirar con detenimiento el mercado o a quién están dirigidos estos nuevos desarrollos turísticos, ya que nuestras observaciones dan la impresión de que el rincoeño común y corriente (sea surfer o no) no es el tipo de consumidor a quien está dirigido este desarrollo económico (Carrero Morales, 2007).
Experiencia que hay que vivirla
por Carlos J. Carrero Morales
Definitivamente, el surfing es una experiencia que solo se comprende cuando se vive. Yo, que no practico el deporte, ni siquiera en juegos electrónicos, solo puedo verlos y tratar de entender su arte. Para intentar comprenderlos, me doy a la tarea de observarlos. De forma interesante, veo que se acomodan en línea luego del paleteo hasta lo hondo. En uno de los momentos, que como caballeros demuestran su honor, se colocan por turnos para tomar las olas, siguiendo su propio orden.
Entonces, el momento de la calma: ese espacio entre cresta y cresta de las olas, parece ser el momento en que se conocen, dialogan y socializan con los otros surfers. Pero el momento en que llegan las olas puede convertirse en un momento de lucha donde el más apto es quien corre la ola, una especie de “darwinismo surfer.” Aunque, según me aclaran varios de ellos, se entiende que hay un orden para el turno de la ola, algunos no lo respetan y quieren
apropiarse del derecho a la ola. Es ahí cuando surgen los problemas; según me dicen, hasta se han formado peleas. Estos encontronazos ocurren especialmente cuando llegan surfers de otras áreas (ej. los “sanjuaneros” en Rincón) e intentan plantar bandera. Ni hablar de los choques entre quienes corren tabla y los que corren boogie, o los choques generacionales entre los “viejos” y los “chamaquitos.” Esto ha sido documentado en trabajos anteriores por Valentín Román (1994) y García Quijano (1992).
Quienes no somos surfers nunca lo entenderemos. Solo conoceremos por referencia lo que es tener que “paletear” hasta las olas, el duck dive, eso de que las olas están “chopeás” o lo que es el wipe out de la ola. Es una cultura extraña para los que no la conocemos. Pero más que un deporte, para muchos es un estilo de vida, una manera de expresión, de liberar tensiones y de tener un momento de relajación. Supongo que la emoción, el sentido de libertad y el placer de sentir que eres uno con la madre naturaleza es lo que anima a estos descendientes de las dinastías polinesias a aventurarse al mar, desafiarlo y ser uno con él. Ese contacto con la “Pacha Mama”, “Gaia”, “GEA”, o cualquier otro de los nombres que se le dé a la naturaleza, es parte de esa experiencia.
16 Historia de una sesión de surfing
por Jaime Banuchi Vargas
Son las 6:00 AM y acabo de estacionar mi carro mirando hacia el mar en el parking de María’s. Aunque todavía no es hora para que el sol esté afuera y nos provea suficiente claridad, puedo ver que las predicciones de las boyas eran correctas. Ese frente frío que se estacionó al noroeste de nuestra Isla, el mismo que trajo consigo aguaceros y un bajón en la temperatura, nos ha brindado el más grandioso regalo que tanto anhelábamos: ¡OLAS! Rápidamente desamarramos las tablas del carro y, antes de dar un paso al agua, ya comenzaban a llegar más surfers. No es que seamos egoístas, pero siempre uno siente ese resentimiento de tener que compartir “mis” olas con algún “gremo” que no se las merece.
Pongo el primer pie en el agua y, como siempre, me sorprende lo agradable que está. Sin embargo, este frente frío también provee una leve brisa que al encontrarse con tu piel mojada te congela hasta el hueso; bueno, esto lo digo ya que siempre he surfeado aquí en el trópico y no conozco lo que es tener que ponerse un wetsuit para enfrentarse a aguas de 60° y hasta 50°. De todos modos, comienza mi avance hasta las olas.
Wahines
i. La mujer en el surf: Una revisión histórica
por Eilís A. Bracero Rodríguez
En Puerto Rico, el deporte ha sido parte activa de la manifestación cultural que ha contribuido en la afirmación nacional para todos los sectores sociales. La participación de la mujer en la práctica deportiva se da a comienzos de 1900. Se destacan íconos como Rebekah Colberg, campeona de tenis, y Angelita Lind, atleta de pista y campo. Ambas participaron de los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe en Panamá. Fue en estos juegos que, por primera vez, las mujeres puertorriqueñas participaron en eventos internacionales. Esta primera representación femenina en eventos internacionales no contó con el aval de todos los sectores de Puerto Rico. El doctor Félix R. Huertas González destaca que el columnista Julio Francis Edwards declaraba que la delegación femenina era solo un aditamento y