Reporte sp Número 9 • Mayo de 2015
Publicación mensual gratuita de Editorial Sexto Piso
Las enseñanzas Felipe Rosete
de Sensei
K
okoro, el título de la última novela escrita por el japonés NatsuEsta misma transición es experimentada en carne propia por el me Sōseki en 1914, es un término que en japonés puede signinarrador, escindido entre el calor del hogar familiar y su solitaria ficar «corazón, mente, alma, sentimientos». La compleja relación aunque independiente existencia en una de las primeras y más importantes ciudades modernas del continente asiático. Muy a su pesar, entre todos estos elementos que nos constituyen como humanos tras graduarse en la Universidad regresa a su pueblo a cuidar de su es precisamente el núcleo de esta fascinante historia, considerada padre, que padece una enfermedad mortal, una de las más grandes obras de la literatura aunque su estado no es del todo grave. Por el japonesa, llena de contrastes, tensión, ritmo La melancolía de Sensei, la contrario, parece estar muy animado y enéry profundas reflexiones. El narrador es un joven originario de un oscura sombra que se postra gico con la presencia de su hijo. La muerte del emperador Meiji y el casi inmediato harakipueblo rural cercano a Tokio, ciudad a la que sobre él, es análoga a la ri del general Nogi para seguirlo al más allá recientemente ha emigrado para realizar sus afectan terriblemente al padre del narrador, estudios profesionales en la Universidad Im- que vivimos los hombres perial. En uno de sus periodos vacacionales co- contemporáneos. Y tiene al grado de que a partir de entonces él tamnoce a Sensei, un tipo misterioso y taciturno bién parece entregarse a la muerte. Su salud se deteriora terriblemente. Sin embargo, el con quien el narrador entabla amistad y quien que ver con todo aquello que se convertirá en su maestro. Como joven que hemos perdido: la solidaridad, narrador decide regresar a Tokio en ese momento. Ha recibido una larga carta de Sensei es, el narrador quiere conocer el mundo, descifrar los caminos para adentrarse en él, y sabe la amistad, el sentido de lo en la que se lee: «En una ocasión me preguntaste por mi pasado y no tuve el valor de que para ello la universidad no es suficiente. colectivo, la moral, el honor, responderte. Sin embargo, creo que ahora he En las pláticas con Sensei, en sus caminatas alcanzado la libertad necesaria para hacerlo por una ciudad que aún mezcla lo urbano con la lealtad, el valor de la con toda claridad. Esta libertad, no obstante, lo rural, en la contemplación de los paisajes palabra dada, la honestidad, es circunstancial y podría perderla si espero a y la belleza de la naturaleza, y sobre todo en que regreses a Tokio». las confesiones de su nuevo maestro, habrá de la confianza en el otro. El narrador lee el resto de la carta en el tren encontrar esa guía. que lo llevará a la capital. De él no se sabe más en la novela, que en Pero algo extraño le ocurre a Sensei. No trabaja, no tiene un oficio. Pocas veces sonríe. Es una persona aislada del mundo, que sólo este momento se transforma en el testimonio y las enseñanzas de Sensei. Su vida está marcada por una doble traición, familiar la primera, mantiene contacto con su esposa y con el narrador, y que no sale de amistosa la segunda. En ambas impera la ambición: en la primera su casa, excepto para ir al panteón una vez al mes a visitar la tumba por el dinero, en la segunda por la posesión del objeto del deseo: de un amigo. Ni siquiera los libros lo consuelan. Tiene asco hacia la una hermosa mujer. Si en la primera él es la víctima, en la segunda es humanidad y hacia una sociedad japonesa, la del Imperio Meiji, que el victimario. En todo caso, las huellas de ambas serán cada vez más está en proceso de occidentalización, y en la que el dinero se empieza profundas. Su peso irá creciendo más y más hasta convertirse en algo a imponer como principio rector de la vida.
Reporte SP • Año 2 • Número 9 • Mayo de 2015 • Publicación mensual gratuita de Editorial Sexto Piso • www.sextopiso.mx Impresión: Offset Rebosán • Editores: Diana Gutiérrez, Diego Rabasa, Eduardo Rabasa, Felipe Rosete • Diseño y formación: donDani Portada: Ilustración de Efealcuadrado para El jugador de Fiódor Dostoievski, de próxima aparición en Sexto Piso.
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insoportable. La desconfianza inicial hacia la especie humana terminará por convertirse en asco, primero respecto a los demás, después hacia él mismo. La paranoia de ver en el otro a un posible traidor se convierte en una angustia creciente que se va alimentando de sus incesantes pensamientos. La conciencia de ser él mismo un traidor deviene en una culpa lapidaria y tiránica. Los secretos terminan por desvelarse. El destino se consuma según lo ya escrito. El testimonio de Sensei es el de toda una época. «El dinero lo estropea todo. El más moral de los hombres se convierte en un villano bajo el poder del dinero», le dice en una de sus charlas a su discípulo. Estropea su vida porque le impide volver a confiar en nadie más. Y esa desconfianza lo va a hacer ocultar sus sentimientos hacia la mujer amada. Lo que a la larga lo conducirá a un hundimiento mayor y, en última instancia, a quedar «enterrado en vida». Atrapados entre el pasado y el futuro, los «nuevos hombres», como Sensei, terminan por sucumbir ante la confusión de un mundo que ha derribado los antiguos valores a favor del interés egoísta. Por eso también en él las muertes del emperador y su general tienen un fuerte impacto. Marcan el fin de la tradición. La melancolía de Sensei, la oscura sombra que se postra sobre él, es análoga a la que vivimos los hombres contemporáneos. Y tiene que ver con todo aquello que hemos perdido: la solidaridad, la amistad, el sentido de lo colectivo, la moral, el honor, la lealtad, el valor de la palabra dada, la honestidad, la confianza en el otro. Su testimonio es el de un ser con los nervios destrozados, carcomido por la duda, poseído por una fuerza oculta e indomeñable a la que hoy llamamos inconsciente, y a la que, como él, gritamos: «¿Por qué me atormentas? ¿Por qué?». Como muchos de nosotros a cien años de distancia, Sensei se siente prisionero de sí mismo, de sus demonios, de sus pensamientos. Y no encuentra la salida. Ni el amor logra redimirlo. Si Kokoro es una novela fundamental de la literatura japonesa es porque refleja el impacto de la occidentalización de su país en la vida de sus pobladores, proceso que, antes o después, fue replicado en prácticamente todo el mundo. Por ello, las enseñanzas de Sensei rebasan las fronteras del país del sol naciente; están destinadas a todo aquel que sepa escucharlas. Son una advertencia contra los nuevos principios rectores, viejos ya para nosotros, cuyas consecuencias hoy son más visibles que nunca. Si no queremos acabar como él, hay que intentar, como individuos y como sociedad, seguir un camino distinto. No existe un camino correcto y único, pero hay que aprender de los ya transitados tanto por nosotros mismos como por otros hombres, sociedades y épocas. Quizá un buen comienzo es reconciliarnos con el mundo, aprender nuevamente a mirarlo y contemplarlo, y en su belleza vernos reflejados. Extender, como hace el narrador, nuestras alas imaginarias para volar y deleitarnos con la visión que podamos tener desde las alturas. •
Kokoro Natsume S¯oseki Traducción de Yoko Ogihara y Fernando Cordobés Impedimenta • 2014 • 304 páginas Lee un adelanto de este libro:
El Señor Cerdo
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l Señor Cerdo es consciente de que vivimos una época muy particular en la historia de la humanidad, una época de vertiginosos cambios y transformaciones, una época en la que ya es muy difícil saber qué está bien y qué está mal, pues todo es relativo, y el Señor Cerdo no es de los que piensan engatusarse con alguna visión totalizante que atente contra su libertad de espíritu. Sin embargo, el Señor Cerdo tiene el problema adicional de contar con una gran inteligencia y sensibilidad, con lo cual es más proclive a dilemas morales que ni siquiera pasan por la cabeza de las demás personas, pues no cuentan con la introspección del Señor Cerdo para comprender las consecuencias plenas de sus actos. Por eso, el Señor Cerdo contrató un cupón que le da diez sesiones con un coach de ética y valores morales, más una sesión gratis por pronto pago, y aunque el Señor Cerdo se sabe totalmente autónomo como para tomar sus propias decisiones, pensó que sería aconsejable confirmar lo que ya sabía acudiendo a exponerle la situación a su coach. Además, el Señor Cerdo tiene una amplia experiencia en el rubro de recursos humanos, y sabe perfectamente que se ve muy bien en su currículum el contar con algún tipo de seminario o terapia que demuestre que él es de esos seres interesados en entrar en contacto profundo con sus sentimientos. Recién llegado a un nuevo trabajo que llevaba anhelando durante mucho tiempo, el Señor Cerdo se vio de inmediato confrontado con el siguiente dilema: ¿debía actuar a las espaldas de personas de las que se ha dicho amigo con tal de conseguir obtener para sus nuevos jefes algo que el Señor Cerdo considera de gran importancia y valía? Por la mirada que le dirigió el coach de ética en cuanto el Señor Cerdo le hubo planteado la pregunta, quedó claro que comprendía que el Señor Cerdo no es de esos que se van por la respuesta fácil y obvia, sino que, por doloroso que sea, está dispuesto a enfrentar las consecuencias últimas de un cuestionamiento ético y moral en serio. De esa manera, el Señor Cerdo fue cobrando cada vez más confianza en sí mismo, y pudo expresar que aunque finalmente la amistad es un valor importante, la vida le había enseñado que nada es para siempre, y los amigos tampoco, y su compromiso con desarrollar su potencial es mayor que el compromiso que pueda tener con personas con las que alguna vez pudiera haber tenido algún tenue, más bien mínimo, vínculo de cordialidad a nivel social. El coach se complació enormemente al escuchar las palabras del Señor Cerdo, pues supo de inmediato que tenía frente a sí a un alma gemela en ciernes, quien ya tenía la predisposición adecuada, y a la que simplemente le hacía falta ser moldeada para asentar con principios firmes aquello que de todas maneras ya traía bien inculcado en su espíritu. Con voz de enigma recién resuelto, el coach le dijo al Señor Cerdo que había pasado la primera prueba, y que por lo tanto le compartiría las dos primeras perlas de sabiduría a las que lo hacía acreedor su cupón de diez sesiones prepagadas. La primera es que There is no friend but success, pues, argumentó el coach para dar paso a la segunda máxima, Nobody loves a loser. En ese momento, el Señor Cerdo tuvo perfectamente claro lo que ya sabía: ¿de qué le sirve al Señor Cerdo apegarse a principios éticos y morales que pertenecen a una época que is over, si a cambio será un loser que no tendrá con quién compartir los frutos que le asegurará su futuro éxito? Con la lección aprendida, el Señor Cerdo observó gustoso cómo el coach perforaba el agujerito correspondiente a la primera sesión, curioso por saber qué nuevos dilemas le depararía el futuro, por lo que se despidió con un firme apretón de manos que, más que un adiós, simbolizaba un hasta luego. •
La canción de
la bolsa para el mareo Nick Cave
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n niño trepa a un montículo a la orilla de un río. Se mete en un puente de ferrocarril. Tiene doce años. Se arrodilla, bajo un sol abrasador, y pega la oreja a la vía. La vía no vibra. No se acerca ningún tren desde la curva que hay al otro lado del río. El niño empieza a correr por las vías. Llega hasta el centro del puente. Va hasta el borde y mira hacia abajo, al río cenagoso. A la izquierda hay un pilote de hormigón que sostiene el puente. A la derecha, un árbol a medio talar se extiende sobre el río; sus ramas se meten en el agua oscura. En medio hay un pequeño espacio de unos ciento veinte centímetros de ancho. Le han dicho que es posible tirarse en ese lugar, pero él no está seguro, pues nunca ha visto a nadie hacerlo. Las piedras de debajo de sus pies comienzan a temblar. Se agacha y vuelve a pegar la oreja a la vía. La vía empieza a vibrar. El tren se acerca. Mira al agua oscura y cenagosa. El corazón le late con fuerza. ¶ El niño no se da cuenta de que no es un niño en absoluto, sino más bien el recuerdo de un niño. Es el recuerdo de un niño que atraviesa la mente de un hombre que está en una suite del Hotel Intercontinental, en el centro de Nashville (Tennessee), al que le están poniendo en el muslo una inyección de esteroides que transformará al cantante griposo y afectado por el jet-lag en una deidad. En tres horas saldrá a toda prisa de la habitación del hotel. Avanzará por la ciudad vacía, cruzando ríos enormes, conduciendo a través de praderas vacías, por unas tremendas autopistas de muchos carriles, bajo el cielo del atardecer, como un pequeño dios, para estar con ustedes esta noche.
[…] Me quedo así durante un rato, hasta que noto una respiración superficial que viene de debajo del puente. Me pongo de pie y después me agacho y me meto a cuatro patas bajo las pesadas vigas para investigar. Debajo del puente está húmedo y oscuro, y aunque mis ojos tardan un tiempo en adaptarse, logro ir a tientas hacia los extraños jadeos
es la parte más bonita de sus corazones. El mito es la verdadera historia. No dejen que les digan que no hay monstruos. No dejen que los hagan sentir idiotas porque son felices jugando con su linterna en la oscuridad. El mundo místico depende de ustedes y de su tolerancia a lo absurdo. ¡Sean fuertes, queridos míos, y crean! «Y tú también», le digo a mi dragón. «¡Sé fuerte!», le digo, y la tapo con una manta fina. «¡Sé fuerte!», le digo, y ahí, en calzoncillos, pego la oreja al costado del dragón, que se mueve lentamente, y acato el argumento distante de su respiración. Al cabo de un rato, en un susurro, me dirijo a mi mujer con la esperanza de que pueda oírme, a muchos kilómetros, al otro lado del mar. «¡No flaquees!», le digo a mi mujer. «Sé fuerte», le digo. «Somos millones, en todo el mundo, respirando como tú esta noche».
[…]
encadenados que parecen provenir de una hilera de juncos que hay en la orilla. En el suelo, echada de lado entre las sombras de las cañas, encuentro un dragón hembra. Está muy pálida, enferma, al borde de la muerte. Tiene los ojos cerrados y cuando le pongo la mano en el cuello para ver en qué estado se encuentra, levanta los párpados blindados revelando unos ojos naranja deslumbrantes. Me mira un momento y después los cierra. Su pulso es tan débil que apenas se nota. Me pongo de rodillas y envuelvo al dragón en la chaqueta del traje, y después, con dificultades, la llevo cuesta arriba hacia el majestuoso Fairmont Hotel Macdonald de Edmonton. ¶ La mitología hacía burbujas dentro de mí y a mi alrededor. El dragón está sobre la cama de mi suite en el Fairmont. Su respiración es prácticamente inexistente. A veces deja de respirar y entonces pienso que ha muerto y entro en pánico y me retuerzo las manos, pero entonces oigo un extraño chasquido en su garganta y empieza a respirar de nuevo con la misma fragilidad. He apagado la luz, ya que el resplandor parecía ponerla nerviosa. En la habitación de al lado, el teléfono suena una y otra vez. Enciendo la aplicación de linterna de mi iPhone y la examino —una pequeña Drakania escamosa— con unas intrincadas marcas curvadas que le recorren todo el cuerpo. En las palmeadas patas traseras tiene una espuela que emplea para inyectarles veneno a sus atacantes. Su órgano sexual es un nítido pliegue con los bordes azulados y la piel cerosa de su vientre, bajo la luz del iPhone, tiene un brillo opalino que resulta desgarrador. Todo está ocurriendo y ya ha ocurrido y volverá a ocurrir. Todo lo que existe ha existido siempre y seguirá existiendo. La memoria es imaginaria; no es real. No se avergüencen de su necesidad de crear;
El tren retumba detrás de la curva, al otro lado del río. El balasto de las vías repiquetea y tiembla. El niño mira hacia abajo, hacia los remolinos que se forman en la oscura superficie del agua. Ve el pilote de hormigón. Ve las ramas del árbol. Levanta la vista. El tren tiene una enorme cara amarilla, como un sol. El niño piensa en volver corriendo por las vías. El niño piensa en saltar al río. El niño se da cuenta de que no puede hacer ninguna de las dos cosas y se queda paralizado en la vía. Se le llenan los ojos de lágrimas. El tren arrasador chilla y avanza a toda prisa hacia él. Los nueve tormentos primarios de la creatividad son: ◆◆ ◆◆ ◆◆ ◆◆ ◆◆ ◆◆ ◆◆ ◆◆ ◆◆
El aplazamiento debido al miedo. El aplazamiento debido a la indecisión. El aplazamiento debido al perfeccionismo. El aplazamiento debido a que se espera la llegada de la inspiración. El aplazamiento debido al caos y a la adversidad. El aplazamiento debido a la enfermedad y al cansancio. El aplazamiento debido a que se está criando una familia. El aplazamiento debido a la superstición y a la religión. El aplazamiento debido a la locura y al suicidio. •
Fragmentos tomados del libro:
La canción de la bolsa para el mareo Nick Cave Traducción de Mariano Peyrou Sexto Piso Realidades Fecha de aparición: 15 de junio Mira el book trailer original en la voz de Nick Cave.
Instrucciones a los patrones • Por Johnny Raudo
T
Tienen toda la razón • dD&Ed
odos los patrones de gran éxito coinciden en que son los pequeñas detalles los que hicieron la diferencia en su camino hacia la cumbre. Así es, en estos tiempos de competencia feroz, ser patrón es un trabajo, un oficio, un estilo de vida que exige no bajar la guardia nunca, y estar alerta y vigilante las 24 horas del día, siete días a la semana, doce meses al año, durante el número de años que dure la vida útil del patrón, pues el más mínimo desliz implica el riesgo de dejar de ser patrón y de rápidamente pasar a formar parte de esa chusma sin propósito, con la cual los patrones no quieren rozarse ni en sus peores pesadillas. Por suerte, los patrones son una raza de ingenio inagotable, que no se cansan de encontrar nuevas maneras de extraer de esos insumos llamados empleados hasta la última gota de productividad, para que aporten su máximo al desarrollo de ese ente tan sagrado como es la empresa. Para ello, es de crucial importancia que en todo momento se sientan valorados. Que piensen que la empresa es como un barco navegando una tempestad borrascosa, y que sin la ayuda de todos ese barco se iría irremediablemente a pique. No hay nada como el poder del lenguaje y del pensamiento positivo para ayudarte a hacerlos sentir importantes. Como patrón de avanzada, comprenderás muy pronto el inmenso poder de los eufemismos y los títulos pomposos que en realidad no significan nada. Así, en vez de llamar por su nombre a la señora de la limpieza, hazle saber que su puesto oficial es Directora de la Cruzada Antigérmenes, o también Responsable de Borrar el Rastro del Cochinero Ocasionado por Gente
con Aires de Superioridad que Jamás ha Pasado un Trapo en su Vida. De ese modo, aunque probablemente no entienda lo que significa su cargo en ninguno de los dos casos, limpiará con más enjundia y sentido de la responsabilidad, al tiempo que subliminalmente le recuerdas con toda claridad cuál es su rango, para que tampoco te salga el tiro por la culata y adquiera ínfulas de poder a partir de su nuevo nombramiento. La empresa es un ser vivo, con su dinámica propia, que evidentemente no puede todo el tiempo albergar a las mismas partes que lo componen, pues la marea del mercado es tan cruel como imprevisible, y entre mejor sepan los empleados que en cualquier momento pueden ser fulminados, mejor será para todos los involucrados. Así, puedes sustituir términos como Despido, que además están asociados a las agitaciones laborales que por suerte hoy no son sino un mal recuerdo, por Descanso Permanente sin Goce de Sueldo ni Indemnización. De la misma forma, ante la posible contingencia de verte obligado a tomar medidas dolorosas como reducirle el sueldo a algunos o todos los empleados, puedes proponerlo como un Ahorro Necesario Realizado con Gratitud y Felicidad por el Bien Último de la Empresa. El lenguaje es una más de las muchas herramientas que como patrón tienes a tu disposición para llevar a cabo la elevada misión que te ha sido encomendada, por lo cual deberás utilizarlo siempre a tu favor, para crear ese clima de eterna comunión y armonía necesario en toda familia, como sin duda lo es tu empresa. •
El buzón de la prima Ignacia Estimada señora Ignacia, Acudo a usted para solicitar su ayuda ante una crisis familiar que el Señor nos ha puesto como prueba en el camino. Mi hijo es uno de los estudiantes del Instituto Cumbres que, inocentemente, quiso continuar con la bonita tradición de dejar huella de su paso en esa honorable institución, participando en un video conmemorativo de su graduación. Como padres, el video nos enorgullece, pues muestra que nuestro Betito ha aprendido a la perfección los valores que le hemos inculcado, que lo harán sin duda ser un empresario destacado, líder económico y social en este país olvidado de Dios, que evidentemente necesita muchos, pero muchos Betitos, para algún día salir de tanta ignorancia y barbarie de la mayoría de su población. Pues resulta que el video ha causado indignación, que la escuela le dio la espalda a nuestros hijos pidiendo una disculpa pública, y Betito está tan deprimido que se la pasa el día en su cuarto llorando, y ya no quiere ni jugar con su PSP ni ir a la graduación ni nada. Dígame usted, como madre de familia: ¿qué hizo una criatura como Betito para obtener un castigo como éste? Por eso este país tiene lo que se merece, y la chusma que lo está juzgando tendrá su castigo cuando todos nos presentemos a rendir cuentas frente a Dios nuestro Señor. Alberto Betancourt Limonta III
Estimado Don Alberto, ay ay ay, a ver, ¿por dónde será bueno empezar? Como usted bien dice, la gente como yo y la gente como usted solemos tener mucho en común, pero Betito y sus amiguis esta vez se pasaron hasta un grado que la verdad nos hace mala prensa a todos nosotros como clase privilegiada. O sea, ¿qué todos sus millones en el banco no les sirven a ninguno de ustedes para al menos activar de vez en cuando un par de neuronas? Híjole, ya ni siquiera me voy a molestar en comentar la fantástica idea que tuvieron para hacer el guión de su video. ¿Para qué me explayo en el hecho de que ninguna de las chicas que salen bailando para rogarles que las inviten a su graduación voltearían siquiera a ver a niños como Betito, que no ha de hablar sino del más reciente partido entre el Real Madrid y el Barcelona? (Ay, permítame nada más un pequeño paréntesis: ¡sería increíble que volvieran a hacer el mismo video dentro de diez años, cuando Betito y los suyos estén todos gordos y completamente calvos (¡si ya desde ahorita tienen unas papadotas!), para ver si aunque sea en un video pagado por ellos mismos se atreverían a fingir que le hacen el feo y el fuchi a unas modelos guapísimas! Por favor por favor, ¡prométame que en unos años les financia ese proyecto!) ¿Para qué le explico lo perverso de que unos niñitos bien de 18 años tengan esas fantasías de creerse muy hombrecitos porque tienen un jaguar amarrado con una cadena? La verdad, don Alberto, prefiero centrarme sólo en lo siguiente: ¿cómo pueden ser tan estúpidos, estar tan enajenados y desconectados de la más elemental realidad, para no darse cuenta de que en cuanto ese video empezara a circular por las redes sociales se los iban a comer vivos? Ay, o sea, pero si me encantaría conocer a los funcionarios del Cumbres y a los padres de familia que vieron el video antes de que fuera lanzado y les dijeron a sus tesoritos que siguieran adelante. No cabe duda de que, como todo el mundo ha dicho, ésas son las élites que dentro de unos años estarán en puestos de mando decidiendo nuestro futuro. ¡Qué padre y qué emocionante!, seguro que Betito y los suyos aprenderán mucho de este episodio, y continuarán en su meteórica carrera hasta convertirse en los hombres, líderes y estadistas que tanto necesitamos. Me quedo tranquila, el futuro de nuestros hijos se encuentra en muy pero muy buenas manos.
Querida Ignacia, Heeeelp me please, estoy hecha un mar de lágrimas y nadie me comprende. Después de cinco años de noviazgo, decidí ponerle una prueba de amor a Ranulfo, pues yo no puedo estar en serio con alguien que no comparta mi devoción por Luis Miguel. Le hice un test de lo más básico sobre Luismi y Ranulfo tuvo nada más como dos respuestas buenas. Para darle un escarmiento y que me valorara más lo troné, y ahora me enteré de que lo vieron con otra cante y cante en el último concierto de Luismi. ¿Crees que haya reprobado el examen a propósito para irse con la otra? Lucero Mendiola
Ay Lucero, criaturita, no es por ser mala, pero I have some news for you: todos son iguales, mi vida. Pasan de cantarte un día todos románticos la de «La incondicional», a decirte «Fuera, shoe, zapato» y burlarse de ti cantándote la de «Por favor señora no se me ofenda» en un dos por tres. Te lo digo yo, que le di los mejores años de mi vida a un inútil que ni siquiera llegó a quererme como para que yo tuviera casa con chofer y toda la cosa. ¡Pues claro que el tal Ranulfo ha de ser hasta experto en Luismi! Si todos ellos cantan sus canciones bien escondidotes en el clóset, o nos las dedican cuando se emborrachan y se ponen cursis con sus amigotes. Mejor ya hazte a la idea de que Ranulfo is gone, mándale toda la mala vibra y el odio que puedas (si quieres que te pase el número de una bruja que le puede echar una maldición, nomás me avisas), y mejor cambia de look y cambia de vida. Tú sal guapísima a los lugares más exclusivos que puedas permitirte, para buscar a un nuevo Romeo que, sorry amiga, pero así será, terminará como todos por maltratarte y dejarte más sola que un árbol de navidad en primavera.
Hazle una pregunta a la prima Ignacia. Si tienes la suerte de que en su infinita sabiduría la seleccione como la mejor del mes, recibirás gratis en tu domicilio el libro de tu preferencia de Sexto Piso.
Estudié Economía en el itam, Finanzas en Harvard y Karma en la Universidad Tibetana, pero el verdadero aprendizaje lo obtengo en esa loca maravilla llamada vida. Si quieres que lo comparta contigo, no lo pienses más y consúltame en el siguiente correo electrónico: ignacia@sextopiso.com (PD: No hay censura pero por favor sean recatados y no me vayan a andar preguntando puras pendejadas).
Esta temporada Reporte SP te recomienda Andanzas de un hombre en pijama
La noche tiene mil ojos
Paco Roca • Astiberri
María Negroni • Caja Negra Editora
«Una creación ciertamente memorable. Aparte de la redondez narrativa de todas las historias, cada viñeta contiene a su vez un gag o microrrelato brillante. Una divertida reflexión sobre el proceso creativo de todo narrador. Una nueva prueba de la versatilidad de Paco Roca, capaz de emocionarnos en todos los géneros que aborda».
Tres libros de ensayo en uno —Museo negro, Galería fantástica y Film noir—, consagrados a profundizar los alcances de la literatura gótica y su profuso imaginario, en los que Negroni propone derivas sutiles y afinidades literarias, con la paciencia y sagacidad de quien sabe que está ante grandes revelaciones.
Fernando Marías
Canciones de amor a quemarropa
Nacionalismo banal
Nickolas Butler • Libros del Asteroide
Michael Billig • Capitán Swing
«Una de esas raras novelas que pese a estar ambientadas en un lugar y tiempo muy concretos hablan de verdad de la condición humana. Un libro breve y notable. Una novela que una vez leída no se olvida».
«Un modo alternativo de examinar el concepto de nación y la identidad nacional». Eric Hobsbawn
The New Yorker
Dibujos
Narrativa breve completa Narrativa breve completa
Sylvia Plath • Nórdica Libros
Joseph Conrad
«Apuntes en tinta o carboncillo que demuestran cómo la mano de Plath no se limitaba a la escritura sino que era también una delicada y talentosa artista». Elsa Fernández-Santos, El País
traducción Andrés Barba y Carmen M. Cáceres
Joseph Conrad • Sexto Piso «Lo que distingue a Conrad es una extraordinaria maestría narrativa, un dominio absoluto de una lengua, la inglesa, que no era la suya, que lo situó entre los grandes escritores de la literatura anglosajona, probablemente la más brillante de la cultura occidental de los últimos dos siglos». Andrés Padilla, El País
En una noche de melancolía
Óptica sanguínea
Fuminori Nakamura • Satori
Daniela Bojórquez Vértiz • Tumbona Ediciones
«La parte menos brillante de una sociedad, que Nakamura explora en sus claroscuros, mostrando los abismos del ser humano más allá de la mera reflexión sobre el mal».
A Daniela Bojórquez le interesa explorar las nociones del borde, límite, inestabilidad. Por eso, su escritura es radicalmente distinta y plantea en todo momento tensiones frente a las convenciones de la narración.
Ana Matellanes, Koratai
Eso
Tal vez Esther
Inger Christensen • Sexto Piso
Katja Pretrowskaja • Adriana Hidalgo Editora
«Para describir el trabajo de Christensen es casi inevitable hablar de lo teórico y lo abstracto. Lo que es notable (y lo que la hace una poeta) es la voz lírica que suena a través de todos los sistemas y regímenes que conforman su poética».
La aguda y original novela Tal vez Esther, de la escritora en lengua alemana de origen ucraniano Katja Petrowskaja, está compuesta por fragmentos narrados en primera persona que conforman un mosaico familiar alrededor de la persecución de los judíos ucranianos en 1941, durante la Segunda Guerra Mundial.
The Guardian
Facsímil
También Berlín se olvida
Alejandro Zambra • Sexto Piso
Fabio Morábito • Sexto Piso
«El libro más punk y rupturista que ha escrito Zambra; no sólo por el formato, sino también por el desparpajo, la ironía y la rabiosa nostalgia que contiene».
«Hay sencillez pero no simpleza, economía de medios pero no frialdad. Las frases —no termina de ocultarlo su elegancia— son restos de una lucha que no observamos. Porque hay una lucha: la de Morábito purgando el idioma».
Gabriela García
Christopher Domínguez Michael, Letras Libres