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Los dilemas de la Inteligencia Artificial

Gabriela Seoane*

La tecnología avanza a pasos agigantados y al hacerlo presenta nuevos retos para la sociedad en todos sus ámbitos. Actualmente con la aparición de robots y modelos de lenguaje basados en la Inteligencia Artificial (IA) como el ChatGPT o el Google Bard, nuevamente se pone en la palestra el cuestionamiento sobre la posibilidad de que la IA sobrepase al ser humano.

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Desde el siglo pasado hasta la fecha se han publicado diversos libros de Ciencia Ficción y se han realizado programas de televisión, películas y series en los que robots, computadoras y otros elementos de la tecnología dejan de ser útiles para el hombre y se convierten en un peligro.

Es importante recordar que la IA engloba la teoría, método o técnica que les permite a las máquinas analizar, pero también explorar y aprovechar los comportamientos humanos.

Cabe señalar que, en la llamada Cuarta Revolución Industrial, el rol de la robótica ha aumentado al integrarse con otras tecnologías como el aprendizaje de máquina o la nube, entre otras. Así surgen: la robótica como servicio, la robótica cooperativa y la interacción humano-robot como el de gemelos digitales o sistemas cyber-físicos, que son muy útiles para las industrias. 1

Por otra parte, uno de los grandes avances de la IA se da en la analítica de datos y se convierte en algo delicado, pues cuando lo que se procesan son datos personales entonces esto se convierte en un laboratorio. Se conoce que las búsquedas realizadas en internet quedan registradas en el algoritmo y, por ello, después al usuario le aparecen anuncios o sugerencias de temas en los que mostró interés.

En el caso, por ejemplo, de los relojes inteligentes, se registran datos personales sobre la salud del usuario, como: peso, edad, presión sanguínea y tipo de deportes que realiza. Cabe señalar que todos estos datos pueden ser útiles no solo para el dueño del teléfono, sino para quienes venden o promueven productos relacionados con el ejercicio.

Así, vemos que la facilidad que la IA ofrece en materia de recolección de datos se convierte en un arma de doble filo, pues es evidente que la pri - vacidad de las personas se puede vulnerar fácilmente, aun cuando sus datos formen parte de un paquete destinado a la estadística.

*Gabriela Seoane es licenciada en periodismo y comunicación por la UNAM FES Acatlán y Maestra en educación también por la UNAM. Se ha desempeñado como guionista, redactora y reportera de radio y televisión. Ofrece capacitación para entrenamiento en medios y ha sido profesora del ITESM CCM en el Departamento de Español, Literatura y Arte de la preparatoria.

Por otra parte, en el ámbito de las ciencias sociales se presentan dilemas que tienen que ver con la ética. Por ejemplo, con el mencionado ChatGPT un profesor puede hacer una planeación de un curso de manera más rápida. Esto no representa ningún problema, siempre y cuando el profesor lo utilice como complemento y además se tome el tiempo de revisar tanto los detalles como el contenido, lo cual se espera haga de forma responsable.

De igual manera, un alumno podría utilizar el ChatGPT para realizar un trabajo sobre determinado tema, y si esto lo llevan a cabo también sus compañeros, entonces habrá no solo plagio, sino desinterés por investigar y aprender a hacerlo, porque la tecnología les ahorra ese paso.

Se trata de un asunto delicado, pues ya de por sí los profesores se encuentran cada día con la dificultad no solo de combatir el plagio, sino también los trabajos hechos por encargo a través de distintos sitios que se dedican a esto.

Lo mismo puede ocurrir en otras áreas como el periodismo, la IA facilita la búsqueda de información, pero si además se utiliza para la redacción de una nota o reportaje entonces ¿a quién se le debe adjudicar la autoría?

Si bien es cierto que el periodismo de investigación lleva tiempo utilizando la analítica de datos y el procesamiento de lenguaje, todavía falta explorar y hacer más eficaz el empleo de estos recursos, sobre todo, para seguir logrando trabajos profesionales, originales y de buena calidad.

Es decir, la tecnología, en general, y la IA, en particular, son herramientas importantes, que ya se encuentran al alcance de muchas personas. Por lo tanto, se vuelve cada vez más imperativo que tanto en las escuelas como en los ámbitos laborales se profundice en la necesidad de capacitar a las personas tanto en el conocimiento como en el dominio de la ciencia y la técnica, con un espíritu humanista y ético.

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