Lo mejor del teatro inglés en 6 obras imperdibles | NATIONAL THEATRE LIVE | Temporada 2019

Page 1

EL ESPECTADOR BOGOTÁ COLOMBIA FUNDADO EN 1887 MAYO - DICIEMBRE DE 2019 8 PÁGINAS www.elespectador.com ISSN 01222856 EJEMPLAR DE CORTESÍA

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~


EL ESPECTADOR / MAYO - DICIEMBRE DE 2019

2 /

Cultura ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ SANDRO ROMERO REY

U

na cámara que registra y un proyector que reproduce las imágenes es la gran diferencia entre el teatro y losmedios audiovisuales. Ni el cine ni la televisión habían alcanzado un acercamiento aceptable a la experiencia irrepetible de las artes de la representación en vivo. Hasta que el registro digital ha permitido que la ópera, la danza, los museos y, por supuesto, el teatro formen parte de la experiencia inmediata de los espectadores, así no se encuentren de cuerpo presente en los escenarios originales. El programa denominado National Theatre Live (NTL) ha cumplido 10 años proyectando los mejores títulos de las tablas inglesas en las pantallas de todo el mundo. Pero, ¿cuál es la diferencia entre una película y una obra de teatro grabada? No existen términos de comparación. La literatura teatral puede reinventarse de tres maneras distintas: o registrando el montaje en las tablas, con sus convenciones hechas de telones y butacas, o adaptándolas a formatos “realistas”, o tomando las fábulas como pretexto para inventarse metáforas que les hablen, con nuevos lenguajes, a los espectadores contemporáneos. Es posible que la experiencia del National Theatre Live se acerque a la primera de las tres modalidades. Pero la diferencia entre la “filmación” con una sola cámara de una puesta en escena y lo que se logra con la infraestructura técnica del programa del teatro inglés no tiene comparación. Quienes realizan, para la gran pantalla, un montaje concebido para un escenario mantienen la convención de los ejes de la mirada del público, pero al mismo tiempo consiguen multiplicar la angulación de manera simultánea, de tal suerte que el espectador de una sala de cine bogotana pueda aceptar la invitación a un viaje, como si se encontrase en cualquiera de las mejores salas del West End londinense y, al mismo tiempo, saber que ha vivido una experiencia única, con un precio asequible y emulando la emoción de aquellos que poblaron las salas inglesas, después de meses de espera, reservando con dificultad o pagando boletas de precios considerables. El National Theatre Live comenzó en junio de 2009 en 70 salas del Reino Unido y 200 salas internacionales. En 2019, la aventura continúa en 700 salas inglesas y 2.500 salas alrededor del mundo. Un verdadero triunfo del acerca-

TEMPORADA 2019 NATIONAL THEATRE LIVE

La vida eterna de un arte efímero Las generaciones que consideraron, hasta hace 10 años, que el teatro era un arte que solo podía experimentarse mientras se estaba enfrente de los actores, ahora deben revisar dicha afirmación.

››

Un verdadero triunfo del acercamiento de la cultura a todos los espectadores.

Una escena de “Ricardo II”. / Marc Brenner

miento de la cultura a todos los espectadores que ya pueden vivir el mundo del teatro sin tener que limitarse a las lecturas de los textos emblemáticos. Las generaciones que consideraron, hasta hace 10 años, que el teatro era un arte que solo podía experimentarse mientras se estaba enfrente de los actores, ahora deben revisar dicha afirmación. En Colombia, la tradición teatral se estimuló, en primera instancia, por una pasión bibliófila. En los años 50 se consolidaron los primeros grupos que pusieron en escena tanto a los grandes clásicos como a los mejores representantes de las vanguardias del siglo XX. De igual forma, a través de la

radio y de la televisión se obtuvieron memorables resultados creativos, tanto en los radioteatros como en la puesta en escena de clásicos frente a las pantallas en blanco y negro. El cine, en distintos momentos, ayudó a la multiplicación de la experiencia del teatro griego y de Shakespeare, de Lorca y de Tennessee Williams, con adaptaciones especialmente concebidas para la gran proyección, primero en blanco y negro, luego en color. Hoy por hoy, la experiencia es múltiple: este año, para no ir más lejos, el NTL cuenta con el apoteósico Rey Lear, protagonizado por Ian McKellen, un verdadero triunfo del reciente teatro inglés.

Las pantallas colombianas se sienten orgullosas de compartir este tesoro de la recreación shakesperiana. Asimismo, se cuenta con dos obras más del genio de Stratford: Antonio y Cleopatra y Ricardo II, obras que no han sido vistas antes en el país. Por otra parte, de la dramaturgia estadounidense, se proyectarán sendas versiones de Todos eran mis hijos, de Arthur Miller; una adaptación del clásico cinematográfico Todo sobre Eva, de Joseph Mankiewicz y, por fin, la polémica Trilogía Lehman, de Stefano Massini, dirigida por Sam Mendes (American Beauty), una saga que combina los escándalos de la actualidad con una estilización poética de inmensa aceptación internacional. La consolidación del National Theatre Live en las pantallas de Cine Colombia confirma el interés del público por otro tipo de alternativas audiovisuales y sirve como complemento al regreso a los clásicos del cine, a los documentales sobre las artes plásticas o a los viajes inolvidables a través de la ópera o la danza. No todo está perdido. El mundo del audiovisual se reinventa todos los días.


EL ESPECTADOR /MAYO - DICIEMBRE DE 2019

/3

Una década de éxito El proyecto del National Theatre Live cumple 10 años de transmisiones en 2019. Regresa a las pantallas de Colombia, por quinto año consecutivo, con una nueva temporada con aclamadas producciones que cautivarán a espectadores, de junio a diciembre. Este año llegará a 3.500 pantallas de cine en todo el mundo, desde Tokio hasta San Francisco, para deleitar a casi 9 millo-

nes de personas. Todo esto empezó con una sola función: de Phèdre, protagonizada por Helen Mirren, que llegó a 70 cines británicos y 200 internacionales el 25 de junio de 2009. Una década más tarde, National Theatre Live ha completado más de 80 transmisiones en vivo que han llevado lo mejor del teatro británico al mundo entero.

Cultura

El equipo de “El Rey Lear” organiza el Duke of York’s Theatre. / Matt Humphrey/Curtain Call

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ “El REY LEAR”: junio 1 y 2

ADELA DONADIO COPELLO

Lear es un personaje que representa algo similar a escalar una de las cumbres más elevadas de la interpretación; el rey desposeído, senil, se expone a los rigores de la naturaleza y enfrenta verdades que se revelan con extremo sufrimiento. Esto implica una fuerza y energía descomunales, no fáciles de conservar con la edad. Sir Ian McKellen ha escalado esta cima del triunfo dos veces, en casi 10 años. En la Royal Shakespeare Company en 2007, dirigida por Trevor Nunn, para un inmenso auditorio. Y en 2016 en la sala Minerva del Chichester Festival Theater, un teatroestudio muy íntimo y cercano al público, bajo la dirección de Jonathan Munby. El Rey Lear divide el reino entre sus tres hijas, entrega el poder para tener una vejez tranquila y prevenir así futuras disputas por la herencia. A cambio hace una demanda que solo Cordelia, la menor y más amada por el padre, encuentra contradictoria y perversa. Les pide que le declaren su amor. Goneril la mayor y Regan la segunda, lo engañan con su oratoria; Cordelia es sincera y escueta. Ella lo ama por ser su padre y no dirá nada, para obtener un “tercio más valioso que el de sus hermanas”. Por hablar desde la verdad y defraudar al padre que espera una gratitud adulatoria, Cordelia es desterrada y desheredada. El conde Gloucester, fiel servidor del rey, tiene dos hijos: Edgar el legítimo y Edmund el bastardo, reconocido con vergüenza por el padre. Un hijo que desprecia al padre y ambiciona el lugar que ocupa el hermano en sus afectos. Por lo general esta historia se considera una trama secundaria. En sus relecturas Munby encontró relevante la historia íntima de las relaciones entre padres e hijos, y su adaptación se inspira en preguntas sobre la naturaleza de estas relaciones “domésticas” y las razones que hacen a los hijos volverse en contra de los padres. Las considera dos historias paralelas a las que da el mismo peso, “se reflejan y se iluminan la una a la otra” y están entretejidas de manera admirable de principio a fin. Esta fue una vía de trabajo con los actores, para generar ese ambiente íntimo de los conflictos; vivirlos desde su respiración, su humanidad y una palabra poética en clave de conversación. Las consecuencias trágicas de las situaciones introductorias tienen efectos casi inmediatos. Las hijas ofenden al padre, lo maltratan

Una tragedia conjugada en tiempo presente “Son las estrellas, que están sobre nosotros, las que rigen nuestra naturaleza; si no hombre y mujer nunca podrían engendrar hijos tan diferentes”.

Ian McKellen y Anita-Joy Uwajeh, en “El Rey Lear”. / Johan Persson

y lo obligan a huir. Edmund, mediante ardides, hace que el padre destierre a Edgar. Luego entrega a su progenitor como traidor por amparar a Lear. El rey enloquece, a Gloucester le sacan los ojos, Edgar vive como mendigo para que no lo reconozcan. Lear es una obra triste y desesperanzada. Los poderosos experimentan la caída, quedan expuestos a los embates de la naturaleza y a la fuerza de los dioses (no de Dios), ven la miseria humana y se hacen preguntas existenciales sobre el origen y los misterios de la vida. Durante el período de la Restauración Inglesa el poeta irlandés Nahum Tate hizo una adaptación “Versión revivida con alteraciones”- con un final feliz justo como convenía al restablecimiento de la monarquía y al triunfo de los valores. Lear retoma el poder, el bufón es suprimido, Cordelia y Edgar, los buenos hijos, se casan. Esta versión dominó los escenarios europeos desde 1681 hasta 1838, cuando se emprende el rescate del texto original. No es un simple dato histórico, nos da luces sobre lo que implica este extendido diálogo con los clásicos y lo que para cada época significa adaptarlos. A Munby le interesa un matrimonio entre las obras clásicas y los medios contemporáneos de expresión para hablar en tiempo presente. El National Theatre Live nos permite conocer en Colombia a este joven director inglés y comprender cómo se aproxima a Shakespeare. Cercanía al espectador; una obra donde se sienten los conflictos internos en la respiración de los actores. Un mundo familiar y conocido, pero a la vez extraño y distorsionado. Decisiones sobre los personajes. Un Lear guerrero comandante de ejércitos con un bufón que es su ayudante de campo. Para Munby los bufones de Shakespeare son una pesadilla. Hay en ellos algo anticuado, un humor que ha perdido vigencia. Son siempre su gran reto, resuelto en esta obra, dándole un oficio real y desde lo musical. Las mujeres, ¿qué papel masculino podrían hacer en el mundo de hoy? Kent lo encarna una actriz, una mujer representa al personaje más leal al rey quien se disfraza de hombre para estar entre los suyos y protegerlo. El director, en sus trabajos preparatorios, hace listados de las palabras que más aparecen en las obras. En Lear es la palabra “me”: “Una obra de personajes ególatras que persiguen con fiereza su objetivo, con salvajismo, sin conciencia”.


EL ESPECTADOR / MAYO - DICIEMBRE DE 2019

4 /

En territorio colombiano En Colombia, las transmisiones de National Theatre Live se disfrutan desde 2014: cinco años en los que ha visto obras tan poderosas como Follies, de Stephen Sondheim; Frankenstein, de Danny Boyle, y Hamlet, de Shakespeare: la joya de la corona del National Theatre Live. Con Benedict Cumberbatch en el papel principal, ha sido un éxito arrollador que ha reunido a más de

Helen Mirren es la reina Isabel II en “La audiencia”.

un millón de espectadores de todo el mundo. En Colombia se presentó en dos ocasiones: en 2016, año en que llegó a 4.366 personas y en 2018, a 4.633. En 2019 habrá una oportunidad similar: regresa a salas La audiencia, protagonizada por Helen Mirren, luego de una triunfal presentación en 2016, que acumuló 3.588 espectadores.

/ Johann Persson

Cultura ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Lily James en “Todo sobre Eva”. / Jan Versweyveld

“TODO SOBRE EVA”: julio 6 y 7

Eva o los riesgos de la admiración La tensión se da entre los que tienen y los que no, los exitosos y los que quieren serlo, con preguntas sobre la frontera entre la admiración y la envidia, sobre las apariencias y la realidad. MANUEL KALMANOVITZ G.

Hay pocas villanas en el cine clásico de Hollywood como Eve Harrington, la muchacha aparentemente inocente, dulce y ambiciosa que le da el nombre a la película All About Eve, de 1950. Nominaría quizás a Ellen Berent, la figura

central en Leave Her to Heaven, el perturbador y retorcido melodrama de 1949, pero sería un asunto reñido y en este duelo imaginario Eve tendría la ventaja de ser una actriz, de tener cara de inocente y de saber disimular, lo que siempre produce una maldad, y unos dramas más complejos y suculentos.

All About Eve tiene lugar en el mundo del teatro y los personajes centrales son dos: Eve y Margo Channing, una actriz en la cumbre de su fama y fortuna que, a los 40 años, está comenzando a verse extraña interpretando papeles de jovencita. Luego hay una variedad de hombres alrededor de las dos -un dramaturgo, un director, un crítico teatral y un productorque poco a poco van convirtiéndose en el mapa metafórico donde se desarrolla la guerra entre la recién llegada y la actriz consagrada a quien admira e imita. Viéndola ahora, casi 70 años después, es impresionante lo bien que se ha conservado. En buena parte se debe a los diálogos cortantes y memorables del guion del también director Joseph L. Mankiewicz, pero también al reparto: además de Anne Baxter, como la joven Eve, estaba la inolvidable Bette Davis y el duelo matizado de las dos, con todo lo que tiene de crueldad y de arribismo,

de falsa modestia y hambre de éxito, está lleno de momentos icónicos. La tensión dramática de la película se da entre los que tienen y los que no, los exitosos y los que quieren serlo, con preguntas sobre la frontera entre la admiración y la envidia, sobre las apariencias y la realidad. Pocas veces se ha retratado con un humor tan negro, con tanta elegancia e inteligencia, la sinuosidad del carrerismo y la forma como quienes lo darían todo por el éxito profesional terminan instrumentalizando hasta la última de sus relaciones personales. Es inevitable para una película realizada en 1950 que algunos elementos no resulten vigentes tantos años después, pero son sorprendentemente pocos (especialmente incongruente es la visión de Channing del matrimonio como la solución a todas sus dudas existenciales) y estos desfases culturales han sido suavizados en

la adaptación teatral que, por lo demás, sigue de cerca el guion original de Mankiewicz. A nivel temático, es una adaptación totalmente lógica: al fin y al cabo, All About Eve tiene lugar en el mundo del teatro de Nueva York, que en el imaginario cultural de Hollywood de ese entonces servía como un símbolo de lo que sería un santuario de cultura y sofisticación, y que en lo que sucede termina por hacer evidente que la cultura y la sofisticación sirven no tanto para hacer más pacífica a la gente, sino para que sus agresiones sean más elaboradas, su crueldad más solapada, sus comportamientos más difíciles de leer e interpretar. Para los niveles de cinismo que el Hollywood clásico llegó a refinar, es decir, esa visión del mundo en la que no hay nobleza o afectos o bondad que puedan hacerle contrapeso a la arrasadora sed de triunfo individual, esta película alcanzó una cima que comparte, si acaso, solo con la obra de Billy Wilder (Ace in the Hole, de 1951, me sigue pareciendo insuperable). Quizá sea ese pesimismo tan profundo sobre la naturaleza humana, sumado a la elegancia dramática con la que se va desarrollando esta relación y que despierta una combinación de repulsión y ternura por esta joven ambiciosa, la que permite que este choque de mujeres siga viéndose y disfrutándose tan intensamente hasta el día de hoy. Porque si nos sintonizamos con esa visión pesimista de la humanidad, es posible verla replicada en los gobernantes mezquinos del mundo entero o en los miles de personas que buscan en redes sociales, con una terquedad aterradora, sus cinco minutos de fama y atención (ni siquiera fortuna) cada día y cada minuto. En la versión del National Theatre de Londres, dirigida por Ivo van Howe y musicalizada por la cantante PJ Harvey, el papel de Channing lo interpreta Gillian Anderson (la agente Scully de Los expedientes secretos X) y el de Eve lo hace Lily James (Baby Driver) en un espectáculo que usa efectos de video y teatrales para hacer, en palabras de Andrezj Lukowski, crítico teatral de Time Out, “un monumento al rostro de Anderson”. Cabría agregar que también es un monumento a una de las mejores villanas que haya producido el cine de Hollywood en su larga historia.


EL ESPECTADOR /MAYO - DICIEMBRE DE 2019

/5

Cultura ~~~~~~~~~

~~~~~~~~

~~~~~~~~~~

Sally Field en “Todos eran mis hijos”. / Johan Persson

“TODOS ERAN MIS HIJOS”: agosto 3 y 4 MARTHA ISABEL MÁRQUEZ QUINTERO

Unas 71 personas mueren en un accidente aéreo, donde la mayoría eran jóvenes jugadores de fútbol del Chapecoense. 21 jóvenes pilotos, soldados estadounidenses, mueren en accidente aéreo por fallas en dispositivos del motor. ¿Qué tienen en común accidentes de este tipo? Una decisión. Simplemente una decisión. Y es una decisión que puede acarrear la vida de muchas personas o podría ser que no. La cantidad de combustible tan exacta que llevaba el vuelo de los jugadores de fútbol habría podido durar la exacta distancia en kilómetros para la que debería durar y lograr aterrizar en la ciudad destino, sin importar la no existencia de combustible de reserva. El capitán de vuelo asume el riesgo, pues ya había tomado en otros vuelos decisiones similares y nada había pasado. Y en el otro caso, las culatas defectuosas de los cilindros para aviones P-40 eran dispositivos que podrían no haber sido usados o que simplemente hubieran podido, de llegar a usarse, no haber colapsado. Nada les habría pasado a esos 21 jóvenes soldados que pilotaban sus respectivos aviones. Estas son decisiones de último minuto en el cual quizá se guarda la esperanza de que nada ocurra, pese al alto riesgo asumido. Y muchas de las cosas que a diario pasan, decisiones de este tipo en la ciencia, en la aeronáutica, en la manufactura de electrodomésticos, en dispositivos tecnológicos, miles de decisiones a diario van en

Decisiones de riesgo Un drama basado en hechos reales sobre un accidente aéreo en la Segunda Guerra Mundial.

ese riel de esperar que pese a un defecto la pieza se mantenga y el dispositivo funcione. Alguien decide no dar marcha atrás frente a la posibilidad del desastre. La producción siempre anda a un ritmo tan vertiginoso, que estamos hablando de miles en inversión, lo que equivale a miles en pérdidas. Pero a veces la pequeña decisión que se espera permanezca oculta, termina volviéndose pública y, desgraciadamente para muchos, de la manera más siniestra. Este es el drama en el cual nos instala Todos eran mis hijos. La magistral pieza teatral, escrita por el dramaturgo Arthur Miller, uno de los reyes del realismo norteamericano, quien en años posteriores a este, su primer éxito, se encontraría casado con la diva de las divas: Marilyn Monroe. Este aparte como un detalle coqueto para quienes deseen escarbar más en la vida de este prodigioso escritor. Miller acababa de fracasar, en ese entonces, con una obra de teatro en Broadway. Así que Todos eran mis hijos fue desarrollada por él con la fiel convicción de tomar aliento

luego del impasse y empoderarse de las tablas. Efectivamente se convirtió en su primer gran éxito. Taquillero en Broadway en 1947, ha contado con la fortuna de ser adaptado para el cine, para la radio, para la televisión y estrenado y reestrenado en varios países. Y hoy por hoy, 2019, con el mismo éxito taquillero, puede verse en una bellísima puesta en escena del National Theatre Live. Contando en los roles protagónicos con Sally Field, la dos veces ganadora del Óscar, inolvidable por interpretaciones en Forrest Gump, Lincoln y Hello, my name is Doris, y el actor Bill Pullman también con una extensa filmografía y grandiosa experiencia teatral. Ellos dan vida en este drama a Joe Keller y su esposa Kate. Todo inicia la mañana en la que el

››

Violento, contundente, sobrecogedor.

árbol de manzano plantado en el jardín de los Keller al momento de nacer su hijo Larry ha sido derribado la noche anterior en una ventisca. Larry nunca volvió de la guerra. Pero 21 hijos más tampoco volvieron de la guerra a sus hogares, porque sus aviones cayeron a consecuencia de un dispositivo mal manufacturado. Decisión que fue tomada por los socios de la fábrica de proveedores de estos dispositivos. Uno de los socios: Joe Keller. Un negocio de miles de dólares con el ejército y la producción no podía detenerse. Ambos hombres pasan a los tribunales y uno es encarcelado y el otro absuelto. La amistad vio quebrantada su fortaleza. Una familia termina siendo humillada y la otra no. Amigos de infancia, vecinos de toda la vida, se confrontan, se enfrentan. En medio de esa incansable búsqueda de la verdad, un día, luego de tres años y medio de no verse, los hijos del hombre condenado y encarcelado visitan a sus antiguos vecinos. Pero uno de ellos, George, acaba de ver a su padre en la cárcel y decide creer en él, decide no quedarse con lo que los tribunales dictaron, decide no quedarse con la versión de Joe Keller, el socio absuelto. George decide por la verdad que pondrá a todos contra una verdad mantenida por años. Una verdad que es hora de ser revelada.

El desenlace no puede ser de otra manera: violento, contundente, sobrecogedor. Todos eran mis hijos es un drama que seduce con sus diálogos, con las poderosas actuaciones. Con una exquisita historia sobre la espera, sobre la lealtad, sobre el dinero, sobre la culpa. Con momentos mágicos de enamorados, de familia, momentos mágicos sobre el vivir, sobre el amar y sobre el morir. La puesta en escena cuenta con un espléndido diseño de arte e iluminación que transporta con poesía y evocación a otra época, con esa contundencia sobre lo humano que nos confronta, porque en realidad no es una historia de época. Es nuestra historia. La que se repite a diario. La de las decisiones humanas. Alguien tiene la esperanza de que el avión no necesite un minuto de más de combustible. Y alguien tiene la esperanza que las culatas de los cilindros finalmente no alcancen a ser usadas. Y alguien como, por ejemplo, un desprevenido lector, tiene la esperanza que al conducir el día de hoy y se pase el semáforo recién puesto en rojo, pese al riesgo, logre llegar a casa. Pero podría no pasar. Son tan solo decisiones de riesgo. Las de todos los días. -KELLER. — ¿Quieres el periodico? -CHRIS. — Bueno, solo la seccion bibliografica. -KELLER. —Siempre estas leyendo la seccion de los libros y nunca te veo comprar libro alguno. -CHRIS. — Sí papá, tienes razón. Es solo que me gusta estar al tanto de mi ignorancia.


EL ESPECTADOR / MAYO - DICIEMBRE DE 2019

6 /

Tras bambalinas

Robin Weaver detrás de escenas de ‘Ricardo ll’. / Marc Brenner

El origen de la National Theatre Company se dio hace más de cincuenta años. Bajo la dirección del legendario Laurence Olivier, quien dotó su nombre a los prestigiosos premios teatrales, su primera presentación fue en 1963: ‘Hamlet ’ protagonizada por Peter O’Toole. Desde entonces, el National Theatre ha realizado más de 800 obras de teatro, entre ellas unas 20 que se

montaron por primera vez en manos de la compañía, que hace más de 1,000 presentaciones al año. Y no se ha detenido. Además del National Theatre Live, que lleva las obras a audiencias de todo el mundo con tecnología de punta, recibe unos 1,500 guiones para revisión al año y continúa desarrollando nuevos proyectos para mantener vivo el teatro en todas sus expresiones.

Cultura

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ FABIO RUBIANO

E

sta producción es del National Theatre de Londres, pero es necesario hablar de otro teatro, también de Londres: el Old Vic. En la temporada de 193031 se puso en escena Antonio y Cleopatra, y en el papel de Antonio estaba John Gielgud, uno de los grandes del siglo XX y de la historia conocida; y, además, uno de los expertos en Shakespeare (aunque el desagradecido aseguraba que Shakespeare no era Shakespeare). Paradójicamente por ese Antonio recibió malos comentarios. El argumento del crítico era que Gielgud se encontraba mejor con héroes con cerebro e ideas, que tenía talento para personajes con pensamientos sutiles y que su fuerte era la interpretación psicológica; pero que esta señora (Cleopatra) no le daba la oportunidad de hacerlo. Empiezo por ahí, porque muchos estudiosos del universo isabelino (Kott, Bloom, Bradley) coinciden en la fortaleza de este personaje femenino y ubican a Cleopatra por encima de todas las demás mujeres de Shakespeare, de tal modo que uno puede pensar que la culpa de no hacer un gran Antonio no era de Gielgud sino de Shakespeare por haber compuesto un personaje en el que la obra es de ella, y nunca de él. Según Harold Bloom, Antonio está menguado desde mucho antes de que se levante el telón, y ella no puede permitirse menguar. Llama a Cleopatra la primera celebridad del mundo, famosa y triunfante más allá de sus amantes Pompeyo, César y Antonio; que, aunque también históricos, nunca del tamaño de ella. El que tiene el reto de asumir esta versión contemporánea de Antonio en la puesta del National Theatre (ya lo había hecho Anthony Hopkins) es Ralph Fiennes (de Shakespeare tenía un Hamlet en teatro en 1995, por el que recibió un Tony; y un Coriolano en cine del cual fue director y productor, y por el que fue candidato al Oso de Oro en Berlín). Fiennes se decide por un Marco Antonio sin los tradicionales gritos de sus antecesores, asume su cansancio, su edad (así como su angustia por ello) y su consciencia de que ya no tiene las destrezas del guerrero que fue. La fortaleza que sí no ha menguado es la de la pasión y el amor; no necesariamente por su esposa. Eso también lo tiene claro. Lo notable de Fiennes está ahí. Como si pusiera en práctica la lección de que un personaje con fragilidades, abismos y quiebres es más interesante que el que insiste en investirse de poderío. Por ahí ataca y se llena de herramientas para

Ralph Fiennes y Sophie Okonedo en “Antonio y Cleopatra”. / Johan Persson

“ANTONIO Y CLEOPATRA”: agosto 31 y septiembre 1

Un ejemplo de majestad Una obra de Shakespeare que siempre ha sido contemporánea, con una estructura de vanguardia explorada por los grandes renovadores de la dramaturgia. construir un Antonio con vergüenza por sus derrotas, que aprovecha su declive. No intenta hacer un emperador, hace un hombre que no tiene control sobre su inevitable descenso. A ningún otro le ha sonado mejor el texto “Dios nos castiga haciéndonos adorar nuestros errores”. El director Simon Godwin, con apenas 41 años, ya ha dirigido con el Almeida, el Old Vic, la Royal Shakespeare Company y cinco veces con el National Theatre (no lo digo con odio ni con envidia ¿o sí?). Decide hacer una versión contemporánea en lo espacial, en lo temporal y en lo estructural. Comienza por el final, o sea con una Cleopatra ya muerta (no se puede catalogar esto como spoiler porque ya todos sabían el final de ella), y un Octavio

ordenando que sea enterrada junto a Antonio. Después comienza a contar lo que pasó. El decir “versión contemporánea” es extraño. Esta obra siempre ha sido contemporánea, las capas que constituyen el personaje de Cleopatra, hecho por la británica de raíces nigerianas Sophie Okonedo, pertenecen a una estructura de vanguardia que ha sido explorada por los grandes renovadores de la dramaturgia. Cleopatra actúa (hablo del personaje, no de la actriz. Obvio, Okonedo tiene un personaje que a su vez hace un personaje. Muchos), todo el tiempo mide, calibra, cuida, prepara sus desmayos, anuncia que va a representar un dolor de amor frente a otros. Además de actriz es una estratega dramatúrgica que logra tener y re-

tener a quien quiere. Todo está preparado, hasta su muerte. Y tan bien que es inmortal. La gracia de Cleopatra es tal que ahí radica su belleza, es tan poderosa como Lear cuando dice “¿cuánto me quieren? Si me aman verdaderamente digan cuánto”. La imagen mítica de la seductora con líneas gruesas en los ojos y con un séquito de eunucos pasa a un segundo plano, aquí eso no es relevante; ella hechiza por ser divertida. Tales rasgos los explota Okonedo, sabe manejar la ironía y sabe cómo construir la reina de la burla, o si no vean cuando el mensajero trae la noticia del matrimonio de su amado. Un ejemplo de majestad. El primero que hizo de Antonio, en los inicios del siglo XVII, fue evidentemente Richard Bur-

bage, el legendario actor de Shakespeare. No sabemos quién hizo de Cleopatra. Estamos seguros de que no fue una actriz, los personajes femeninos los hacían hombres (para algunos el origen del término DRAG: “Dressed As a Girl”), y es difícil imaginar cómo se desataría todo el poder seductor. Una teoría es el sonido. Bernard Shaw dice que en el duelo de Cleopatra por la muerte de Antonio el sonido de las palabras es más valioso que el sentido. Allá cada uno si quiere creerlo; yo no estoy de acuerdo (menos viniendo de alguien que odiaba a Shakespeare); prefiero pensar en el drama, en la capacidad de mantener una tensión tal que, aun mintiendo, no perdamos la atención por aquello que sucederá. Por eso esa Cleopatra y su manera de relacionarse era tan bien elaborada que podía ser hecha por un hombre. A fin de cuentas, asistimos a una historia de amor que dentro del universo shakespeariano, y a mi entender, es la más madura. Dos adultos queriéndose a su modo durante diez años. Ella de sus 29 a sus 39, y él de sus 43 a sus 53. Así como se quisieron se murieron: por decisión no por arrebato. Celebridades.


EL ESPECTADOR /MAYO - DICIEMBRE DE 2019

/7

Un cielo de estrellas ¿Qué une al universo de Marvel, la saga Harry Potter, la serie Game of Thrones y los corredores de Buckingham Palace? Los mejores actores del teatro británico, reunidos en las pantallas de National Theatre Live. Desde Benedict Cumberbatch (Doctor Strange) hasta Daniel Radcliffe (Harry Potter), pasando por Mark Addy (Robert Baratheon) y varios Dames y Sirs con-

decorados por la familia real de Inglaterra, sin mencionar a Helen Mirren, quien es Dame, pero también interpreta a la Reina Isabel en las tablas. En 10 años de transmisión, las audiencias del mundo se han podido acercar a lo mejor de la actuación británica con nombres como Patrick Stewart, Sienna Miller y Jude Law. Este año se suman unos más.

Cultura Grabación de “Hamlet”, con Benedict Cumberbatch. / Ludovic des Cognets

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ NICOLÁS MONTERO

Esta aventura comienza un 11 de septiembre en la ciudad de Nueva York, pero el año es 1844 y también terminará en un gran colapso. Ese día, en la madrugada, un joven judío alemán, hijo de un comerciante de ganado, llega, como miles de personas, a buscar oportunidades, impulsado por la ambición de progreso, una noción que con el desarrollo del capitalismo ha moldeado la historia del mundo contemporáneo. Su nombre era Heyum Lehman, pero rápidamente, al llegar a las tierras del “sueño americano”, fue rebautizado y pasó a ser Henry Lehman. Pronto abrió una pequeña tienda de telas en la ciudad de Montgomery, al sur de Estados Unidos, en donde las plantaciones de algodón eran parte del paisaje. Para 1850, sus dos hermanos llegaron a acompañarlo y la pequeña tienda pasó a llamarse con un nombre sinónimo de ingenio, de éxito, de las inmensas posibilidades del capitalismo, pero que desde la gran caída de la bolsa de 2008 se convirtió en un monumento a la irresponsabilidad de la ambición desmedida, de la corrupción, de lo frágil del mismo sistema que lo creó. Un nombre que no debemos olvidar: Lehman Brothers. El dramaturgo Stefano Massini, director del Piccolo Teatro de Milán, es quien asume narrar esta historia para el teatro, y el resultado es sorprendente. Desde su estreno la obra no ha dejado de cosechar éxitos, ha sido traducida a 14 idiomas y es reconocida por la crítica como la gran crónica del capitalismo. El autor logra hacer partícipe al público de un proceso que se pensaría imposible, o por lo menos muy aburrido para estas épocas en las que se prefiere exacerbar la emoción y no la comprensión. Narra cómo un comerciante se convierte en intermediario y después en banquero y después en inversor y finalmente en especulador; todo ello mientras asistimos a las contradicciones y peligros de un mundo en el que el dinero se ha vuelto una especie de fetiche que convoca una cadena de ambiciones que muchas veces no son más que una de promesa de futuro, de confort, de felicidad, pero que termina siendo el camino más rápido a la ruina humana. Pero la obra no es una clase de economía o de moral. Lo increíble, lo conmovedor, es ahondar en los personajes que construyen el itinerario de nuestras propias ambiciones, porque en el fondo nos encantan las historias en las que nos asomamos al poder. Como dice la

Simon Russell Beale, Ben Miles y Adam Godley en “La trilogía Lehman. / Mark Douet

crítica teatral Raquel Vidales: “¿Eran genios? ¿Oportunistas? ¿Amorales? ¿Sin escrúpulos? ¿Cómo debemos juzgarlos? ” Y la misma crítica cita a Peris-Mancheta (uno de los actores del montaje español): “Es más fácil empatizar con los tres fundadores y su espíritu de pioneros. Ellos aún necesitan tocar la materia prima, las telas que vendían, la economía y los sueños eran todavía algo concreto. A lo largo del texto se ve bien cómo eso que entonces era concreto se va convirtiendo en abstracto y cómo en paralelo los sucesivos propietarios van perdiendo escrúpu-

lo. Como dice Phillip, uno de los personajes de la saga: en Wall Street está todo. No hay hierro, pero sí está la palabra hierro. No hay tela, pero sí está la palabra tela. No hay carbón, pero sí está la palabra carbón. Pero su hijo, Robert, va más lejos: invertir dinero solo para hacer dinero. Sin siglas que financiar. Sin industria que lanzar. Sin

››

Me encantaría ganar más sin hacer más.

mercados que explorar. Dinero para hacer dinero. Adrenalina pura. Escalofrío continuo”. En últimas asistimos a una danza de ambiciones y en algún momento nos preguntamos por qué le gente sigue confiando, recordamos nuestra propio contexto: Interbolsa, el grupo Gran Colombiano, DMG y los que vendrán. A lo mejor lo hacemos porque necesitamos a esos personajes para incentivar nuestras propias ambiciones. Es un cuento de hadas contemporáneo: confío en ti, pero me encantaría ganar más sin hacer más. The Lehman Trilogy va camino a

convertirse en un clásico y el montaje que se verá en los teatros de Cine Colombia es una de sus mejores puestas en escena. Realizada en el National Theatre, dirigida por uno de los directores más inteligentes de la escena británica: Sam Mendes y con un reparto con sobrada experiencia y talento: Simón Russell Beale, Adam Godley y Ben Miles. Los cuatro nominados a los premios más importantes del teatro británico, al igual que su diseñador Es Devlin y, por supuesto, su autor Stefano Massini: los Olivier Awards. Simplemente imperdible.


EL ESPECTADOR / MAYO - DICIEMBRE DE 2019

8 /

Cultura ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Simon Russell Beale en “Ricardo II”. / Marc Brenner

“RICARDO II”: noviembre 2 y 3

WILLIAM OSPINA

Ricardo II de Inglaterra fue rey a los 10 años, y Shakespeare sabe que aprendió dos cosas: a dejarse influenciar por sus aduladores y a considerar la corona, y el poder que le brinda, como su juguete personal. Es ese típico gobernante que no concibe otra realidad que su poder y su voluntad: el mundo es él, las leyes son sus deseos, cuando quiere poner fin a los conflictos lo hace solo para estar tranquilo, no pensando en la paz para su pueblo. Ni siquiera necesita mirarse en el espejo: él es lo que lo rodea, todo debe ajustarse a su voluntad, no es más que un niño caprichoso, y cuando decide gobernar por sí mismo, no escuchar a sus consejeros, obra con tanta arbitrariedad y torpeza, que el reino entero se ve crispado de asombro y de indignación. Cuando su primo Bolingbroke, duque de Hereford, quiere batirse a duelo con el duque de Norfolk, Ricardo lo impide no por sentido de la justicia, sino por fastidio, prefiere deshacerse de los combatientes arrojándolos lejos de Inglaterra. Inmediatamente después, decidido a someter a los irlandeses, también él deja el país, lo arrienda como si fuera una propiedad privada, y lo saquea con impuestos y violencia. Este monarca incapaz de cualquier patriotismo hace nacer por contraste el patriotismo en los

Del todo a la nada Shakespeare no es juez sino artista; su propósito no es juzgar a un rey indigno de su misión, sino pintar con el lenguaje más intenso un desajuste monstruoso entre el individuo y el mundo. otros, y su tío Juan de Gante, cuyo hijo ha sido desterrado, alza cada vez con más vigor el canto de orgullo de la vieja Inglaterra. Curiosamente ese rey que no ama su mundo hace que ese mundo aprenda a amarse, y el amor por Inglaterra hace que sus súbditos cada vez lo rechacen más. Cuando su tío sucumbe a la pena de ver a su patria profanada, Ricardo no solo no siente dolor, sino que decide confiscar sus propiedades, arrebatando la herencia a su primo, el desterrado, para financiar la guerra de Irlanda. Entonces Bolingbroke regresa a su tierra, violentando la prohibición, e Inglaterra empieza a ver en ese hombre doblemente ofendido la esperanza de un tiempo nuevo para el reino. Bolingbroke destronará a Ricardo y se convertirá en Enrique IV. Porque con Ricardo II, Shakespeare comienza su saga de los reyes, las obras sobre la Guerra de las dos rosas, que enfrentó a los York y los Lancaster y ensangrentó a Inglaterra. Enrique IV, Enri-

que V, las tres partes de Enrique VI y la tragedia final de Ricardo III, el villano perfecto, que cierra ese ciclo de odios familiares de los Plantagenet. Más allá de la crónica histórica, Ricardo II es el retrato de un gobernante tan embelesado con su propio poder que ya no entiende al mundo. Poco le importa sacrificar a su pueblo para mantener su corona y su idea de sí mismo. Pero Shakespeare no es juez, sino artista; su propósito no es juzgar a ese rey indigno de su misión, sino pintar con el lenguaje más intenso un desajuste monstruoso entre el individuo y el mundo. Si un orden irracional es capaz de poner en manos de un mucha-

››

Ese rey que no ama su mundo hace que ese mundo aprenda a amarse.

cho caprichoso el destino de un país entero, Shakespeare desnuda la locura que le hace creer a ese muchacho que su poder viene de Dios, que toda el agua del mar no podría lavar el óleo que ha ungido su frente, que si perdiera todo su ejército Dios le enviaría por cada soldado perdido un ángel a luchar por su corona. Nada es más peligroso que una espada en las manos de un niño, dice la escritura. Y nada es más peligroso que el poder en manos de la inseguridad y la prepotencia. Pero Shakespeare es como Terencio: nada humano le es ajeno, y él quiere mostrar la enorme tragedia de ese hombre que descubrió en su propia carne la falsedad del poder divino de los reyes. Pobre Ricardo: cuanto más mal político, más dolorosamente humano, cuanto menos rey, más poeta y más loco, pero cuanto más perdido, más misterioso. La ceremonia de su abdicación puede discurrir exactamente igual en las naves de una catedral o en el patio de un manicomio. Al final nos conmueve

descubrir que no tiene sed de poder, sino que no sabe ser otra cosa. Hasta lo atrae la idea de ser nadie, como si eso le diera la posibilidad de un destino. A medida que pierde su poder Ricardo va descubriendo su humanidad. Sentado en el trono no dice nada memorable: pero sentado en el suelo, viendo cómo se pierde su mundo, una poesía estremecedora empieza a brotar de sus labios. Cuando al volver a Inglaterra comprende que todo está perdido, descubre también cuánto pesa una corona y casi siente el placer de renunciar al mundo. Algo de Buda y de Cristo empieza a resplandecer en él. No lamenta la pérdida del poder, de la riqueza y de su reina, sino de sí mismo. Descubre que él no era más que esa corona que convertía en leyes sus flaquezas y en conflictos sus contradicciones. Ahora ya no sabe quién es. Ahora es nadie. Y termina pronunciando una frase que no habría rechazado el propio Buda: “Ya nada podrá complacernos, sino la paz de no ser nada”. Ricardo dice que en su propia persona hace el papel de muchos. Es bello que Borges haya dicho que también Shakespeare era todos y nadie: que nadie fue tantos hombres como aquel hombre que no era nadie. Pero nadie desnuda mejor la vanidad del poder que Juan de Gante, cuando le dice al rey: “Podrás quitarle años a mi existencia, pero no puedes añadirle un minuto a mi vida”.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.