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DE LA PERSONA (PROYECTO VITAL

ÁMBITO DE LA FORMACIÓN DE LA PERSONA (PROYECTO VITAL)

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No construimos desde la nada. Detrás de cada decisión que tomamos subyace la intención de ir perfilando un modelo de persona con unas determinadas señas de identidad, con un modo de sentir, de actuar y de enfrentarse a la vida; es decir, una persona que va construyendo su proyecto de vida, y es capaz de comprometerse consigo misma y con los demás.

La educación integral consiste en plantear la acción educativa de tal modo que la persona se desarrolle en todas sus dimensiones de una manera armónica. Decir que queremos educar a la persona en todas sus dimensiones significa afirmar, en primer lugar, que la persona no es definible ni abarcable más que desde una visión de direcciones y magnitudes múltiples y diversas: no la podemos reducir a una o varias dimensiones limitativas. Esto supone que debemos situarnos siempre desde una visión antropológica amplia y rica, que recoja de verdad toda la inmensidad de la vida personal.

Así, podemos afirmar que la persona madura es el resultado del desarrollo de todas sus dimensiones: racional, afectiva, comunicativa, estética, moral, corporal, interior, y también espiritual y religiosa. Dentro de la reflexión educativa, algunos prefieren plantear este mismo fenómeno desde el punto de vista de las necesidades. En este sentido, las dimensiones no serían más que una manifestación de las necesidades que tenemos las personas para alcanzar una vida plena: necesitamos comprender, tener una vida afectiva intensa, comunicarnos, gozar de lo bello, etc.

Sin embargo, el compromiso por la educación integral incluye un segundo objetivo. No basta con tomar nota de esa multiplicidad de dimensiones sino que también es preciso concebirlas desde un

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