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Endechas a la Tierra Media

Ronald Fabián Abaunza Mónoga - Colombia

¿Dónde está el caballero y el filo resonante de la espada? Yelmo abatido y coraza desgastada; el crujir de los cascos del caballo, canto melancólico del valle, dando a luz la forma de la hoja al son del yunque y el martillo del herrero.

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Gotas de sudor que se evaporan por la forja del puño de su artífice: Formas que nunca volverán, formas que en leyenda el tiempo grabará.

Como el espeso bosque con su fresca hierba, abraza las columnas de los esbeltos templos; lugar de antaño donde se elevaban cantos florecientes acariciando los palacios de aquellos de orejas puntiagudas y cabelleras de cascadas, donde se cuentan las glorias del pasado, cual trueno que Retumba.

La roca habla en verano y la montaña anuncia en primavera: que los campos de los valles se llenaron de las hordas al sonido de la marcha, anunciaba la batalla que la fría niebla envolvía.

Cuenta el canto de la espada y el susurro del escudo, la fuerza de la lanza y la elegancia de la flecha impulsada por el arco a la altura de las bestias flameantes.

El terror abrumador narraba, cómo miles de razas, con espadas y escudo en mano; aquellos de arco y flecha, junto con los de barba espesa con martillo y hacha… cayeron. Fueron miles, pero diez mil son los de rostros sin figura.

Dejaron cubiertos, hoy, los campos de desechas armaduras. La voz del viento de vez en cuando se deja oír para descubrir la hermosura de su encanto que con ella trae bajo el manto de la luna el canto a la endecha de la tierra. q

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