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ENTS, MAS ACá DEl MITO
Norbey Gaviria - Bardo
Al leer cualquiera de las obras de J.R.R. Tolkien es casi inevitable no sobrecogerse ante la majestuosidad del entorno natural que en ellas se presenta y no apreciar con una óptica renovada todo paraje silvestre al que posteriormente se tenga posibilidad de acceder. Para todos aquellos que en alguna medida han disfrutado la obra del profesor parece una obviedad el establecer que ésta refleja un profundo respeto y admiración por la naturaleza, obviedad palpable en el sinnúmero de entornos, paisajes, seres y personajes en los que el elemento natural, tanto real como imaginativo, poseen un carácter principal, activo y determinador que va mucho más allá del simple escenario en el que transcurren los eventos y constituye una cosmogonía propia, completa y única en la que se expresan con fuerza todas las manifestaciones de la naturaleza: su flora, su fauna, el devenir del tiempo y el desarrollo geológico del espacio; logrando hacer totalmente verosímil La Tierra Media en la experiencia de transitar por ella. Esa valoración de la naturaleza, en contraposición a la industrialización desmedida, abrumadora, que todo lo pervierte y corrompe al límite de ponerlo todo al servicio de la guerra, cobra vida en Tolkien en unos seres como los Ents. Los Ents son un claro ejemplo de la profundidad y densidad creativa de la obra de J.R.R. Tolkien, son muestra de su intención de no dejar, en términos de David Day, motivos menores dentro de la obra; trascender con cada detalle más allá de simplemente sacar a escena figuras comunes de los mitos y leyendas tradicionales, hacer de la ficción creativa el verdadero cimiento que articule esos saberes ancestrales para poner el drama literario en segundo plano y enfocarse en nutrir un universo propio para la literatura fantástica, con la creación de personajes, escenarios y acontecimientos que repercuten con mayor fuerza y profundidad al ser contrastados con las fuentes mitológicas más antiguas, la historia y la literatura universal. El saber humano posee un tronco madre en la tradición chamánica de los pueblos tribales desde la cual sociológicamente se hace el transito del rito al mito y el tronco se ramifica en religión, moral, ética, historia y arte entre muchos otros; haciendo más frondoso el follaje del tronco común, que en Tolkien cobra fuerza y esplendor aún para el lector desprevenido ajeno a las tradiciones ancestrales Europeas, sumergiéndolo en el disfrute de una narrativa apasionante y magistral que vigoriza y revitaliza el deseo de conectarse con la tradición mitológica propia.
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Tolkien tomó los incompletos mitos y leyendas y creó para los Elfos una vasta civilización, una historia y una genealogía. Les dio lenguas y una inmensa herencia cultural, imaginaria pero arraigada en la historia verídica (Day, 1994). Es importante para comprender el papel de los Ents en la obra de Tolkien, tanto desde lo mitológico, lo filológico como en lo literario; pensar que connatural al ser humano es la estructuración social, la conformación del núcleo familiar dentro del cual surgen prácticas cotidianas que se van afianzando en ritual y se articulan en mito que se narra mediante la leyenda y conforman los cimientos de la cultura, el mismo profesor lo enuncia: “Debería decir que los ents están compuestos de filología, literatura y vida” (Tolkien, Carta 163). La experiencia de J.R.R. Tolkien a este respecto empieza temprano; en su niñez crece en Birmingham cerca de Gales y su influencia ancestral anglosajona, allí son comunes en las ornamentaciones de las casas públicas unas figuras talladas en las puertas y las fachadas: una especie de apliques con la cara de un hombre rodeada de hojas, con ramas y enredaderas que brotan por boca y nariz de cuyos brotes salen flores y frutos, representan una deidad asociada con lo masculino de la naturaleza conocida como El Hombre Verde, la representación en ocasiones muestra una figura completa, esos hombres verdes eran
Ent - Andrey Mironishin
tenidos por muy fuertes y recios, de carácter más bien huraño. Ya profesionalmente, como filólogo y traductor, Tolkien lo encuentra en el poema de finales del siglo XIV Sr. Gawain y el Caballero Verde, cuya edición, publicada junto con E. V. Gordon, es considerada la mejor hasta la fecha. En sus trabajos en anglosajón antiguo, en un hermoso poema conocido como El Trotamundos, encuentra el vocablo enta en las expresiones: •orbanc enta geweorc = trabajo de astutos gigantes •elda enta geweorc = trabajo de antiguos gigantes usadas para describir unas antiguas ruinas romanas consideradas el trabajo de una raza aún más antigua; el significado de enta es gigante, pero el espíritu de filólogo del Profesor hace retumbar la palabra en su interior y genera lo que conocemos como los Ents; para Tolkien una palabra debe evocar, tener trasfondo y rezumar en contenido. “Para Tolkien, desde el principio, las palabras eran fundamentales y fundacionales, parte de ellas para construir mundos.” M. Simonson “Siempre sentí que algo debía hacerse con la peculiar palabra anglosajona ent, que quiere decir «gigante» o persona poderosa de antaño, a la que se atribuían todas las viejas obras.” (Tolkien, Carta 157) Es bien conocida la intención de Tolkien de hacer que su obra esté correctamente articulada con la tradición histórica anglosajona, existen unos documentos muy antiguos conocidos como las crónicas de Holinshed, un trabajo colaborativo publicado en el siglo XVI. Se trata de una descripción larga y exhaustiva de la historia de las islas británicas con mezcla de ficción y realidad, referencia de literatos y dramaturgos tradicionales ingleses como William Shakespeare. A Tolkien no lo deja conforme el trato que hace Shakespeare de la historia y el mito en la presentación de su Macbeth, en especial en el pasaje de El Bosque de Birnam, donde considera que la narrativa es floja, poco nutrida y que Shakespeare trivializó la resolución de la profecía allí presentada sin valorar adecuadamente la identidad cultural inglesa; Tolkien mismo expresa que la creación de los Ents “se debe, creo, a mi más amargo desacuerdo y enfado de los días de colegio con el mal uso que hace Shakespeare de la llegada del ‘gran bosque de Birnam a la colina de Dunsiname’. Echo de menos concebir un escenario en el cual los árboles puedan marchar realmente a la guerra” (Tolkien, Carta 163).
Ents luchando - Alexey Aparin
Si bien es claro que el origen y surgimiento de los Ents posee una densa carga, mezcla de mitología, historia y filología; el elemento más representativo con el que se queda Tolkien, de aquellos indeterminados seres de la mitología anglosajona de los cuales parecen provenir los Ents, consiste en no representar ya una amenaza debido a su evidente desaparición. Los Ents de Tolkien transmiten, como lo expresa Shippey, (2003). “la sensación de extinción con que está cifrado su destino, mayor que para ningún otro de los pueblos no humanos de La Tierra Media.” (p. 122). Sin embargo, esa característica cobra un valor positivo en Tolkien al conferirles una longevidad que trasciende las Edades del Sol y se convierten en observadores ancestrales del devenir de
Merry y Pippin en casa de Bárbol - Ted Nasmith
la Tierra Media como referentes de épocas pasadas. Igualmente relevante es su evocación a los entornos naturales en los que transcurrió la infancia y juventud del Profesor, así como su sensibilidad por una naturaleza animada, infundiendo en esos seres un marcado carácter reflejo de esa pasión a fuerza de pura imaginación. “Lo que extrajo [Tolkien] exclusivamente de su imaginación fue la conexión con los árboles, la idea de los ents como pastores de árboles, criaturas que surgen del bosque y retornan a él, como los trolls con la piedra; la idea forma parte de lo que en años posteriores se vería como la ideología ‘verde’ de Tolkien.” (Shippey, 2003, p. 122). Puede interpretarse también la carga vivencial que nutre a los Ents, como parte de las experiencias del Profesor en su vinculación al círculo literario Los Inklings, con sus nutridas tertulias mezcla de crítica literaria, análisis filosófico y jocosas competiciones, donde la narrativa en ficción y la escritura de fantasía tenían el papel preponderante. El pasaje de la cámara de los ents, donde se dan alargadas discusiones con poca resolución a la acción, es una especie de parodia de esos encuentros con los académicos y literatos de Oxford en sus veladas en torno a la palabra: su locuacidad, su origen y la prosa correcta; el mismo Tolkien ha reconocido como inspiración para Barbol una sátira de su gran amigo y colega C. S. Lewis, y no olvidemos que fue justo allí, entre los Inklings dónde, aun inédita, fue leída su obra más reconocida: El señor de los Anillos. En el borrador de una carta fechada el 14 de enero de 1956, dirigida a un lector no identificado, Tolkien manifiesta expresamente su intención primordial y la finalidad, si bien no intencional, de la creación de seres como los Ents dentro del legendarium, explicando su anhelo de “restaurar para los ingleses una tradición épica y darles una mitología propia”, se topa con estadíos en los que se percibe simplemente como un contador de historias, un narrador que ha dejado de lado la invención y la creación. Es entonces cuando irrumpen los Ents para devolverle su enfoque en la «invención» mitológica y el misterio de la creación literaria con el que se distingue su obra. Tal es el motivo de mi gusto personal por estos habitantes de antaño de la Tierra Media, en ellos percibo sintetizados magistralmente los elementos representativos la obra de Tolkien y mi visión particular de La Fantasía como respuesta a la irrupción violenta de la realidad, no como escapismo, sino más bien como elemento esperanzador que protege los ideales y conserva viva y activa la bondad, sin dejar de desconocer las dificultades y la dolorosa esencia injusta de la cotidianidad: La Fantasía es ejercicio imaginativo dinámico que permite esa mirada sobre cada elemento de la realidad para encontrarles otro sentido, el mejor sentido. q
Referencias: •Carpenter, H. & Tolkien, C. (1993). Las Cartas de J.R.R. Tolkien. Ediciones Minotauro. •Day, D. (2004). El mundo de Tolkien: las fuentes mitológicas del Señor de los Anillos. Océano Ámbar. •Day, D. (1978). Bestiario de Tolkien. Timun Mas. •Day, D. (2002). El Anillo de Tolkien. Ediciones Minotauro. •Foster, R. (2003). Guía completa de la Tierra Media. Ediciones Minotauro. •Shippey, T. (2003). Tolkien autor del siglo. Ediciones Minotauro. •Simonson, M. (2017). La influencia y presencia de la obra de Shakespeare en la obra de J.R.R. Tolkien Video de YouTube https:// www.youtube.com/watch?v=L-U7uCa5_uc