ents, mas acá del mito Norbey Gaviria - Bardo
El saber humano posee un tronco madre en la tradición chamánica de los pueblos tribales desde la cual sociológicamente se hace el transito del rito al mito y el tronco se ramifica en religión, moral, ética, historia y arte entre muchos otros; haciendo más frondoso el follaje del tronco común, que en Tolkien cobra fuerza y esplendor aún para el lector desprevenido ajeno a las tradiciones ancestrales Europeas, sumergiéndolo en el disfrute de una narrativa apasionante y magistral que vigoriza y revitaliza el deseo de conectarse con la tradición mitológica propia. Tolkien tomó los incompletos mitos y leyendas y creó para los Elfos una vasta civilización, una historia y una genealogía. Les dio lenguas y una inmensa herencia cultural, imaginaria pero arraigada en la historia verídica (Day, 1994). Es importante para comprender el papel de los Ents en la obra de Tolkien, tanto desde lo mitológico, lo filológico como en lo literario; pensar que connatural al ser humano es la estructuración social, la conformación del núcleo familiar dentro del cual surgen prácticas cotidianas que se van afianzando en ritual y se articulan en mito que se narra mediante la leyenda y conforman los cimientos de la cultura, el mismo profesor lo enuncia: “Debería decir que los ents están compuestos de filología, literatura y vida” (Tolkien, Carta 163). La experiencia de J.R.R. Tolkien a este respecto empieza temprano; en su niñez crece en Birmingham cerca de Gales y su influencia ancestral anglosajona, allí son comunes en las ornamentaciones de las casas públicas unas figuras talladas en las puertas y las fachadas: una especie de apliques con la cara de un hombre rodeada de hojas, con ramas y enredaderas que brotan por boca y nariz de cuyos brotes salen flores y frutos, representan una deidad asociada con lo masculino de la naturaleza conocida como El Hombre Verde, la representación en ocasiones muestra una figura completa, esos hombres verdes eran
Al leer cualquiera de las obras de J.R.R. Tolkien es casi inevitable no sobrecogerse ante la majestuosidad del entorno natural que en ellas se presenta y no apreciar con una óptica renovada todo paraje silvestre al que posteriormente se tenga posibilidad de acceder. Para todos aquellos que en alguna medida han disfrutado la obra del profesor parece una obviedad el establecer que ésta refleja un profundo respeto y admiración por la naturaleza, obviedad palpable en el sinnúmero de entornos, paisajes, seres y personajes en los que el elemento natural, tanto real como imaginativo, poseen un carácter principal, activo y determinador que va mucho más allá del simple escenario en el que transcurren los eventos y constituye una cosmogonía propia, completa y única en la que se expresan con fuerza todas las manifestaciones de la naturaleza: su flora, su fauna, el devenir del tiempo y el desarrollo geológico del espacio; logrando hacer totalmente verosímil La Tierra Media en la experiencia de transitar por ella. Esa valoración de la naturaleza, en contraposición a la industrialización desmedida, abrumadora, que todo lo pervierte y corrompe al límite de ponerlo todo al servicio de la guerra, cobra vida en Tolkien en unos seres como los Ents. Los Ents son un claro ejemplo de la profundidad y densidad creativa de la obra de J.R.R. Tolkien, son muestra de su intención de no dejar, en términos de David Day, motivos menores dentro de la obra; trascender con cada detalle más allá de simplemente sacar a escena figuras comunes de los mitos y leyendas tradicionales, hacer de la ficción creativa el verdadero cimiento que articule esos saberes ancestrales para poner el drama literario en segundo plano y enfocarse en nutrir un universo propio para la literatura fantástica, con la creación de personajes, escenarios y acontecimientos que repercuten con mayor fuerza y profundidad al ser contrastados con las fuentes mitológicas más antiguas, la historia y la literatura universal.
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