Solidaridad Global Nª 15 Septiembre 2010

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Las Máximas de San Martín para su hija Mercedes 1ª Humanizar el carácter y hacerlo sensible, aún con los insectos que nos perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: -Anda pobre animal: el mundo es demasiado grande para nosotros dos. 2ª Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira. 3ª Inspirarle gran confianza y amistad, pero uniendo el respeto. 4ª Estimular en Mercedes la caridad a los pobres. 5ª Respeto sobre la propiedad ajena. 6ª Acostumbrarla a guardar un secreto. 7ª Inspirarle sentimiento de respeto hacia todas las religiones.

Gracias 8ª Dulzura con los criados pobres y viejos. 9ª Que hable poco y lo preciso. 10ª Acostumbrarla a estar formal en la mesa. 11ª Amor al aseo y desprecio a lujo.

Año 7 - Número 15 Programa de Voluntariado Universidad Nacional de Villa María Secretaría de Comunicación Institucional ISSN: 1669-0133/ 1851-2976 (en linea) Arturo Jauretche 1555 - 5900 - Villa María - Córdoba - Argentina voluntariadoeditorial@hotmail.com Página web: http://webnueva.unvm.edu.ar/index.php?mod=voces

El Colectivo Editorial de Solidaridad Global, agradece a la Escuela Superior de Bellas Artes “E. Gómez Clara” de la Ciudad de Villa María, por el aporte creativo y solidario de la Prof. Malena Casasnovas y de sus alumnos. A. la Dip. Andriana Puiggrós y al grupo de trabajo deAPPeAL . AClara Inés Raschi AAlicia Torra La ilustración de la portada, contraportada y portadas interiores de la presente edición, corresponden a la obra del artista plástico de la ciudad de BuenosAires Enrique Policastro.

Staff: Dirección Periodística: Andrés Cañas y María del Rosario Galarza. Edición y Redacción: Andrés Cañas y María del Rosario Galarza. Diseño Diagramación Pablo Alejandro von Düring y Guillermo Fracarolli. Dirección de Relaciones Institucionales: María del Rosario Galarza. Colaboradora: María José Rinaldi.


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Matrimonio homo sexual y la violencia contra el otro

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n este julio del 2010 Argentina se convirtió en el primer país de América Latina que reconoce y protege el matrimonio homosexual al concederle igualdad jurídica en todo su territorio. La 'igualdad jurídica' en realidad no iguala sino hace que la norma legal no incurra en violencia discriminatoria sobre quienes no han cometido ningún delito. La homosexualidad masculina y femenina no debería ser considerada delito, aunque Amnistía Internacional estima que unos 70 países del mundo o la valoran así o consienten acciones de violencia discriminatoria centrada en las diversas opciones sexuales. En Arabia Saudita, donde son legales castigos corporales como la amputación de manos o pies, el vínculo homosexual puede castigarse incluso con la pena de muerte. En Nicaragua, la homosexualidad configura un delito penado con uno a tres años de cárcel. En Colombia, en las zonas de guerra donde ha habido dominio tanto de las fuerzas político-militares insurgentes como paramilitares, se han implantado restricciones homofóbicas y sexistas. Sin embargo la aversión a la homosexualidad, y la violencia que la acompaña, no parece generarse en ideologías políticas o en el carácter revolucionario o reaccionario de sus agentes, sino en doctrinas religiosas de poder transformadas en sensibilidad cultural y 'naturalizadas'. En América Latina los aparatos clericales autodenominados 'cristianos' son mayoritariamente homofóbicos y encuentran fundamento para su violencia social en un mandato de su Dios.

Una jueza argentina, puesta ahora en situación de casar homosexuales, reseña bien el punto anterior. No lo hará debido sus “principios cristianos”. Obtuvo estos principios de la Biblia: “En la Biblia, Dios no aprueba esa forma de vivir. La Biblia me enseña que primero tengo que obedecer la ley de Dios, y después la ley de los hombres. Dios ama a toda la gente pero no aprueba las cosas malas que hace la gente. Una relación entre homosexuales es mala”. La jueza está en su derecho a tener creencias y, en este caso, ella lo hace sin incumplir su responsabilidad funcionaria. Si se le presenta una boda homosexual, pasará la ceremonia a un asistente. Pese a esta última “generosidad” la jueza podría estar equivocada. La Biblia no es un libro sino muchas lecturas personalsociales de sus textos. Si alguien lee a la letra la Biblia, como si fuera inalterable palabra de Dios, incurre en un fundamentalismo social y culturalmente explicable. Cuando estima leer solo muchos otros lo acompañan y, con ellos, muchas y variadas relaciones de dominación y violencia. El texto 'famoso', en el Génesis, del castigo a Sodoma, probablemente no verse tanto sobre la homosexualidad sino sobre una afrenta contra la ley de la hospitalidad. Señala el profesor Roy H. May: “Una nota en la Biblia Reina-Valera (…) explica: “De acuerdo con las costumbres del antiguo (medio) Oriente, la obligación de proteger la vida de un huésped era aun más importante que el honor de una mujer””. Así, Lot ofrece sus hijas a los varones de Sodoma

para que las violen, pero no les entrega a sus visitas. Intentar ultrajar a los huéspedes fue el 'pecado' detonante, no la homosexualidad. Y una lectura fundamentalista del episodio podría concluir que para Dios es bueno que los padres entreguen a sus hijas para que las violen. O que es 'bueno' que las hijas emborrachen a su padre y copulen con él para tener descendencia, como se lee en el mismo sitio (Gn.19.30-38). Es seguro que ninguno de estos argumentos convencerá a la jueza argentina ni a quienes 'sienten' como ella. Tampoco le dirán mucho los que podrían usarse para entender en su tiempo a Pablo de Tarso. Ella “vio” en la Biblia que la heterosexualidad es natural y buena y la homosexualidad antinatural y mala. Es su criterio y mientras no implique violencia social discriminatoria, o sea contra otros, debe respetársele. La aceptación jurídica del matrimonio homosexual por Argentina tiene un singular valor porque se da enAmérica Latina. La minoría homosexual es un particular tipo de “otro”.


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Matrimonio homosexual y la violencia contra el otro

Y América Latina, política y culturalmente, es zona de “pensamiento único”. Este no lo inventó el neoliberalismo latinoamericano actual sino que lo decretaron los conquistadores ibéricos. La expresión más acabada de pensamiento único en la región ha sido (y sigue siendo) el cristianismo católico. Y en reino de pensamiento único los “otros” (que pueden ser los indígenas, las mujeres y los homosexuales porque la jerarquía católica siempre ha considerado “no suficientemente humanos” a indígenas y mujeres: a los primeros hay que “evangelizarlos” a cualquier costo, incluso esclavizándolos, destruyendo sus familias y liquidando sus idiomas y culturas; a las segundas se les debe negar el sacerdocio debido a la naturaleza pecadora de su “carne”) convocan la violencia. La práctica homosexual, para la institución católica constituye

una aberración. El único homosexual bueno es el que no practica. No se trata de un chiste, porque se traduce en pérfidia y violenta discriminación social. El homosexual real no solo no entrará en el Reino,

aunque haya testimoniado eficazmente una ética del prójimo, como el samaritano, sino que debe ser degradado y apedreado en la sociedad terrena. Y ni su sufrimiento lo exculpará. El aparato clerical cree tener el poder para hacer esto. Por eso no es solo importante que Argentina haya sido el primer Estado del área en reconocer la legalidad del matrimonio homosexual, sino el asumir que su decisión implica trizar una señorial cultura de discriminación que constituye uno de los focos centrales de la violencia social 'legitima', por natural, en el subcontinente. Y de la cobardía e impunidad que las cortejan. Se trata, por tanto, de un paso sólido hacia una efectiva y necesaria producción de comunidad. Ojalá las fuerzas oscuras del conservadurismo oligárquico no la reviertan. Porque, a la luz del día, van siendo derrotadas.


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María Laura Canciani: “En una Argentina embanderada por los festejos del Bicentenario, es oportuno llamar a una toma de conciencia, a un cambio cultural, que debe estar acompañado de un cambio ético para la constitución de una nueva racionalidad; que supone construir otras representaciones del mundo, de la naturaleza, de las ciencias, del progreso y el desarrollo, de la tecnología, de las necesidades básicas para una vida digna”. Dominique Guillet: “Había en el siglo pasado, sin duda, todavía cerca de un millón de especies de insectos en esta gran colmena planetaria. En el plazo de algunas decenas de años, muy numerosas especies fueron erradicadas por la agricultura tóxica, por la de forestación, por la urbanización”. Luis Tuninetti: Recientemente Brasil ha descubierto lo que podría ser la mayor reserva mundial de agua. Científicos encontraron en el norte del país un inmenso acuífero que, si bien no es tan extenso como el Guaraní, posee mayor volumen de agua almacenada, el acuífero fue denominadoAlter do Chao. Cnl® José Luis García: columnista desde La carpa y la trinchera, expone sobre el nacimiento y origen de la Doctrina de la Seguridad Nacional: “Esta doctrina constituyó el instrumento ideológico- militar mediante el cual los EE UU tomaron las riendas de la conducción política militar en Latinoamérica y el Caribe, respondiendo a las técnicas que exigió la lucha que libró contra la Unión Soviética para lograr la suma del poder mundial”.


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María Laura Canciani

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Dos modelos en tensión

La actual crisis ambiental es, sin duda, una crisis de civilización, de nuestra civilización: moderna, occidental y capitalista. Es una crisis sin precedentes en la historia de la humanidad porque a diferencia de todas las anteriores lo que está en juego es la propia vida. La crisis energética, el recalentamiento global, la crisis alimentaria, la crisis del agua, la explotación industrial y biotecnológica de los recursos naturales, el incremento de la pobreza y la desigualdad económica, social y cultural ponen de manifiesto el debilitamiento sistemático de los fundamentos sobre los cuales hemos pensado, construido y organizado nuestra sociedad. En definitiva, nuestros modos de pensar y pensarnos. Es claro que hemos llegado a un punto límite y ya no hay atisbos posibles, no queda más que ir hasta la raíz del problema y reflexionar, juntos, las alternativas que nos permitan imaginar, al menos, otros patrones de vida y de consumo, otras formas de relacionarnos con la naturaleza y con nosotros mismos. Aquí la pedagogía tiene un gran desafío por delante.

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a es sabido que la crisis ambiental no remite únicamente a una problemática de los recursos naturales; es necesario comprenderla en su complejidad como expresión emergente de un proceso de recolonización, saqueo y control de nuestros bienes comunes. El control que ejercen estos procesos no se da sólo a nivel territorial o material sino que el plano simbólico juega aquí un papel fundamental, que sos-

tiene y profundiza el manejo de nuestras vidas, nuestros cuerpos, nuestras prácticas, nuestras costumbres y nuestros saberes. Esta multidimensionalidad de la cuestión ambiental abre un camino interesante de reflexión y acción conjunta permitiendo que todos, desde nuestros conocimientos y formación específica aportemos a la construcción de un nuevo horizonte de vida. Por ello, este artículo privilegiará una mirada entre muchas posibles, la mirada educativa; a fin de analizar una de las manifestaciones

más importantes de la crisis ambiental: la problemática agraria en la Argentina contemporánea y la centralidad que los saberes adquieren en dicha cuestión. Se trata de presentar una descripción general de las condiciones en las cuales se configura el actual modelo agrario de nuestro país, tomando como punto de partida la tensión entre dos modelos vigentes contrapuestos: el modelo del agronegocios y el de la agricultura familiar y campesina; reflexionando sobre la potencialidad política y


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Dos modelos en tensión cultural que hoy adquieren los saberes de las culturas tradicionales, campesinas e indígenas en la lucha por la preservación de un ambiente sano y diverso. Referencias históricas sobre la relación entre agricultura y capitalismo La cuestión agraria nos remite a la historia más profunda de nuestras comunidades latinoamericanas y a una de las problemáticas más controvertidas de nuestro país. Valorar la tierra debería implicar no sólo considerar la riqueza productiva de determinado territorio sino, fundamentalmente, un modo particular de trabajar, habitar y ser en armonía con la naturaleza. Sin embargo, desde la conquista, nuestra tierra ha sido un elemento clave de comercialización mercantil para el conquistador, como así también para las elites criollas en la etapa independentista. Desde su conformación, los Estados Nacionales han considerado a la actividad agraria una fuente de riqueza económica que posibilitó la inserción a un mercado internacional capitalista, de manera dependiente y subalterna. Identificamos distintas etapas en la historia del agro argentino. En líneas generales, entre 1880 y 1940, una etapa de expansión agrícola de la pampa húmeda articulada con un reajuste de la ganadería en función del frigorífico (producción de lanas, granos y carnes para la exportación); y entre 1940 y 1965, una etapa de estancamiento asociado a la no intensificación del agro y un retraimiento de la producción de granos. La emergencia del peronismo significó un salto cualitativo, siempre en el marco de la dependencia financiera, comercial e industrial. A partir de la década de 1960, identificamos un punto crucial para nuestra reflexión: la llamada Revolución Verde. La Revolución Verde llega a la Argentina con la creación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) durante la dictadura militar de los años 1957 y 1958, produciendo un avance capitalista al introducir nuevas formas de producción, el uso masivo de agrotóxicos, la maquinaria pesada y las semillas híbridas. En esta etapa, cantidad de corporaciones químicas transnacionales comenzaron a comprar las pequeñas empresas familiares que operaban, fundamentalmente, en los países del

sur. Se establecen nuevas variedades de cereales y oleaginosas en el campo pampeano y se introduce la doble cosecha. De esta manera, se va produciendo un fenómeno de “agriculturización” basada sobre dos cosechas agrícolas anuales, en lugar de alternar la producción agrícola con la ganadera. Esto fue posible por la utilización de nuevas variedades, que permitieron sembrar cultivos “de segunda” (desarrollando el doble cultivo trigo-soja y sustituyendo de manera parcial -principalmente en la región pampeana- al maíz y al sorgo y a la actividad ganadera de la zona). Este fue el comienzo de la producción sojera en nuestro país. Globalización, neoliberalismo y crisis agraria en la Argentina: dos modelos en tensión La década del 90 fue para América Latina en general y para la Argentina en particular, una etapa de consolidación del neoliberalismo. La reestructuración del capitalismo a escala mundial profundizó la relación de dependencia y subordinación económica respecto a las grandes potencias, en estrecha relación con el desarrollo de nuevas tecnologías de la comunicación e informática, y los avances del conocimiento científico, especialmente en el campo de la biotecnología.

En este nuevo orden mundial, la centralidad que adquirió el capital financiero transformará cualitativamente las economías nacionales en tanto que éstas debieron disminuir su hegemonía sobre la regulación de sus mercados, el control del precio de sus productos y el salario de sus trabajadores, con importantes consecuencias a nivel local, especialmente, en el terreno alimentario. Durante estos años, se aplicó en la Argentina un fuerte ajuste estructural y reestructuración económica, en el marco del entonces Presidente Carlos S. Menem y el Ministro de Economía Domingo Cavallo. El Plan de Convertibilidad de 1991 que instauró la paridad peso-dólar, la plena liberalización de las transacciones financieras, los procesos de privatización y desregulación de instituciones y organismos nacionales y públicos, la flexibilización del mercado laboral y una drástica apertura al exterior son hitos significativos de aquella etapa, que modificaron la lógica de funcionamiento de la economía nacional y al mismo tiempo consolidó un nuevo poder económico en nuestro país. Los índices de desocupación y subocupación alcanzaron niveles nunca antes observados en


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Dos modelos en tensión nuestro país, llegaron a un pico de desocupación en 1995 de 18,4%, generando una situación de gran inestabilidad a nivel social. Estas medidas incidieron de manera significativa en el sector agropecuario, particularmente en los medianos y pequeños productores, los agricultores familiares y campesinos que se les hizo cada vez más difícil sobrellevar la variabilidad de la actividad agropecuaria, los vaivenes de los precios de su producción y de los insumos, el acceso al crédito y las condiciones de vida que imponía el nuevo orden mundial. Estos cambios estuvieron asociados al proceso de globalización del mercado capitalista que en el agro argentino se materializaron a través del decreto presidencial 2284 de fines de 1991. El mismo se orientó a lograr una completa desregulación política y económica, desarticulando la red institucional que reguló durante más de seis décadas al sector. Esto significó la eliminación de una serie de entes de control estatal, tales como: Junta Nacional de Granos, Junta Nacional de Carnes, Dirección Nacional del Azúcar, Comisión Reguladora de la Yerba Mate, entre otros. Se disolvieron mercados de concentración, institutos de investigación (fue reestructurado el INTA), institutos de fiscalización y mercados de hacienda. Al mismo tiempo, el decreto establecía medidas que fortalecieron la desregulación del comercio exterior, regímenes de gravámenes a las exportaciones, desregulación del sistema de transporte, etc. Esto implicó la irrestricta apertura económica de los mercados de bienes y servicios, es decir: la transnacionalización del mercado de insumos y la presencia de capital financiero a través de los pooles de siembra y de los fondos de inversión directa que tomaron la actividad agrícola como un espacio de especulación de alto rendimiento. Por otra parte, la retracción del Estado del sistema bancario implicó la desaparición de los créditos blandos, fundamentales para los medianos y pequeños productores.

Con el argumento de acercar el sector al mercado, característico del pensamiento único neoliberal, se tomaron medidas que impactaron, en un corto plazo, en el sistema agroalimentario en su conjunto y la estructura agraria de la Argentina se vio radicalmente transformada. Un hecho clave en dicha transformación fue la liberalización en 1996 de la comercialización del primer cultivo transgénico utilizado en nuestro país: la soja resiste al herbicida glifosato y su respectivo paquete tecnológico; que se llevó a cabo durante la gestión de Felipe Solá como Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca del gobierno del Presidente Carlos S. Menem. Este hecho consistió en la implantación de la semilla transgénica de la soja, comercial-

mente llamada “RR”, que significa Roundup Ready. Roundup es la marca comercial del glifosato, herbicida al cual es resistente la soja RR. El paquete tecnológico consiste en combinar esta semilla con el sistema de la siembra directa, para lo cual se requiere la utilización del glifosato, utilizado en cantidades cada vez mayores: las malezas que quedan son eliminadas con el glifosato, siendo la semilla RR resistente a este agrotóxico. Tanto la semilla RR como el glifosato Roundup son producidos por Monsanto. Este sistema de siembra permite realizar tres operaciones en una misma unidad de tiempo: en una vuelta de tractor el agricultor prepara la tierra, controla el agente patógeno y siembra. Este paquete fue sumamente rentable y la posibilidad de disponer de un herbicida de amplio espectro que no afectara al cultivo seleccionado significó, por un lado, simplificar el trabajo pero fundamentalmente una reducción radical de los costos tanto de la mano de obra como de los insumos de biocidas. Para llevar adelante estas transformaciones operaron también otros factores interesantes de mencionar: las estrategias comerciales de las multinacionales, las prácticas locales de los productores y el elevado precio de la soja en el mercado internacional (Gras, Carla y Hernández, Valeria: “El fenómeno sojero en perspectiva: dimensiones productivas, sociales y simbólicas de la globalización agrorural en la Argentina”. En Gras, Carla y Hernández, Valeria (comp.) La Argentina Rural. De la agricultura familiar a los agronegocios. 1ª ed. Bs. As. Biblios, (2009). Este es el marco a partir del cual se conforma en la Argentina “el modelo de los agronegocios”. Un modelo definido como un “paradigma”, principalmente, por los cambios productivos, culturales y sociales que demanda. Con esto queremos decir que el modelo de los agronegocios no sólo consiste en la mera adopción de un determinado cultivo transgénico sino que implica la rearticulación laboral, jurídica, económica y cultural de la comunidad involucrada en el negocio de los alimentos. Este negocio ha desencadenado que los empresarios e inversores se propongan controlar la mayor parte de la cadena alimentaria, y sea cada vez mayor su inserción en la producción de alimentos. Esto conlleva una reducción del concepto de naturaleza a un almacén de


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Dos modelos en tensión recursos para la exportación, que responda a las necesidades de un consumidor global; en detrimento de la producción y demanda local y la preservación de los sistemas alimentarios biodiversos. Estamos frente a un modelo de agricultura intensiva monoproductivista cuyo lenguaje de valoración es la racionalidad económica y su propósito la máxima rentabilidad de la cosecha a costa de la fertilidad de nuestros suelos, la biodiversidad y la calidad de vida de la gente. La agroecología: un modelo social, económico y ecológicamente sustentable Una de las consecuencias productivas más importantes del modelo de los agronegocios fue el desplazamiento de la agricultura familiar y campesina y la reducción de la producción de alimentos diversos para el consumo de la población de nuestro país. Si bien la Argentina fue históricamente un país donde primó el latifundio, en 1960 la agricultura familiar y campesina ocupaba el 47% de la producción total de alimentos y el 48% de la superficie de la tierra. Sin embargo, entre 1988 (fecha del anterior relevamiento censal) y 2002 el número total de explotaciones agropecuarias disminuyó cerca del 21%; a la vez que se incrementó el tamaño medio en un 25% para alcanzar 587 hectáreas. La mayor disminución se dio entre las unidades de hasta 200 hectáreas. Asimismo, las explotaciones de más de 1000 hectáreas aumentaron en su importancia relativa, en 2,3 puntos porcentuales, en especial, entre 1000 y 2500 hectáreas (8,5%). Estos datos dan cuenta de la expulsión de productores y el surgimiento de otros perfiles como también de una mayor concentración de la tierra y de la producción a partir de la conquista de nuevos espacios productivos, incrementando la extensión de la frontera agrícola. El agro argentino fue transformándose así en una agricultura sin agricultores. La ausencia de políticas públicas que apoyaran, en plena crisis, a los productores familiares hizo que muchos de ellos se integren al modelo del agronegocios arrendando sus campos y maquinarias y poniendo a disposición sus saberes y mano de obra para poder subsistir. Esta situación, en el marco de lo planteado en el apartado anterior, no hizo más que acrecentar los conflictos en el espacio rural

y movilizar a distintas comunidades campesinas, en especial, en Santiago del Estero, Chaco, norte de Córdoba, Mendoza, Salta y Formosa; en la lucha por la defensa de la tierra y el territorio. En el NOA, el impacto social de la soja adquirió mucha más fuerza que en la región pampeana porque se produjo el choque de dos formas productivas distintas, dos formas culturales de entender la tierra, el monte. En este caso, se trata de economías de subsistencia, a pequeña escala, donde la familia produce, trabaja y vive en el campo. El bosque no representa un obstáculo. Es fuente de experiencia y saber, alimento y farmacia, salud y bienestar, vida para las generaciones presentes y futuras. En este sentido, frente a la desterritorializa-

vestre crecen en armonía con los tiempos de la naturaleza. De esta manera, se protege el suelo, las fuentes superficiales y subterráneas de agua y la diversidad biológica; a su vez que se reduce el costo del alimento familiar asegurando la Soberanía Alimentaria. La Vía Campesina -el movimiento internacional que agrupa organizaciones de campesinos y comunidades agrarias indígenas de América, Asia, África y Europa- propone la lucha por la Soberanía Alimentaria y la define como “el derecho de la gente a comida saludable, culturalmente adecuada, producida con métodos ecológicamente

ción propuesta por el modelo de los agronegocios, la agricultura familiar y campesina reivindica una concepción de naturaleza como forma de vida y propone un modo de producción basado en la agroecología. La agroecología es un sistema productivo sofisticado que prioriza el equilibrio natural de los ecosistemas en relación con una producción vegetal y animal diversificada e integrada; donde cultivos, árboles, animales, organismos del suelo, flora y fauna sil-

responsables y sostenibles. El derecho de los gobiernos a definir su propia comida y las políticas agrícolas de sus países, sin perjudicar la agricultura de otros”. La soberanía alimentaria antepone las necesidades de productores, distribuidores y consumidores por encima de las demandas de empresas y mercados. Da prioridad a las economías locales y nacionales y pone en el centro a los


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Dos modelos en tensión campesinos, para fortalecer la agricultura de conducción familiar y el sistema de producción agroecológica. Por otra parte, en los últimos años se han acumulado numerosas evidencias que muestran la superioridad económica y ecológica de la pequeña producción familiar por sobre las explotaciones agrícolas medianas y grandes (Toledo, Víctor: “Agroecología, sustentabilidad y reforma agraria: la superioridad de la pequeña producción familiar ” en Revista Artigo. Agroecología e Desenvolvimiento Rural Sustentable, Porto Alegre, v.3, n.2, abr./jun.2002). Esta afirmación está dirigida a cuestionar uno de los principales mitos de la ideología desarrollista en la cual se fundamento el modelo de los agronegocios: la supuesta superioridad productiva de la producción a gran escala y, por consiguiente, la supuesta ventaja de las medianas y grandes propiedades por sobre las pequeñas. Por el contrario, la producción de carácter familiar resulta más productiva tanto en términos económicos como ecológicos. Siguiendo esta premisa, el conjunto de saberes que los productores familiares y campesinos ponen en juego para explotar los recursos naturales se convierte en decisivo. Estos saberes, entendidos como el conjunto de conocimientos, creencias y valores que dan sentido a la práctica de la agricultura, tienen un valor sustancial que configura las formas en que perciben, conciben y conceptualizan a la naturaleza de la que ellos dependen para vivir. Son, muchos de ellos, saberes que se remontan a sus ancestros, transmitidos oralmente de generación en generación, y adquiridos en el ejercicio mismo de la práctica en la vida cotidiana. Su producción y

transmisión generacional se convierte en un componente decisivo en la implantación de la estrategia productiva, basada en el uso múltiple y refinado, no extractivista, de los recursos naturales. En este sentido, el modelo de la agroecología, impulsado por la agricultura familiar y campesina, es un modelo política y cultu-

ralmente opuesto al anterior, que prioriza las culturas tradiciones y se nutre de los saberes ancestrales de dichas comunidades, apostando a la utilización de tecnologías apropiadas al servicio de la calidad de vida de la gente y al cuidado del ambiente. Promueve saberes territorializados en armonía con la naturaleza, en el que el trabajo con la tierra es un aspecto dentro de un concepto más amplio. Aquí, la tierra se escapa de lo

meramente físico y material para constituir la identidad cultural de las comunidades. En definitiva, promueve “volver a la tierra” desde otra mirada, aquella que no reduzca la producción a criterios de rentabilidad económica y a los saberes populares y ancestrales de la agricultura familiar y campesina a competencias al servicio de un mercado internacional. Busca responder demandas del mercado interno, incluso, a pequeña escala abasteciendo a la comunidad local. Así, este modelo permite rescatar importantes valores culturales, saberes populares y reconstruir el tejido social y la identidad cultural de los pueblos. En las últimas décadas, el modelo de los agronegocios ha producido un quiebre en el proceso de transmisión de estos saberes del trabajo en el espacio rural. Sin embargo, esta situación ha dado lugar a la emergencia de procesos organizativos y de participación social. Aquí no sólo estamos revalorizando los componentes productivos o técnicos del modelo de la agroecología sino también el potencial político que adquiere esta propuesta en el marco del modelo agrario hegemónico de nuestro país. Su potencial político se encuentra, justamente, en la racionalidad que promueve, aquella no reducible a lo meramente económico, que se asienta en valores inconmensurables no traducibles a dinero y que intenta sacar los recursos naturales de la esfera económica, del sistema de mercado generalizado, e inscribirlos en una racionalidad ecológica. Hay una segunda cuestión no menos importante en el potencial político de este modelo y es que en la defensa de la naturaleza se encuentra la defensa de las culturas ancestrales. Naturaleza, producción y cultura se articulan en la lucha por la defensa del territorio, tres esferas de la civilización que el pensamiento moderno y la fragmentación del conocimiento científico se ha empeñada en separar. El simple hecho de


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Dos modelos en tensión reconocer una racionalidad ecológica en la producción familiar y campesina, históricamente considerada como arcaica y tradicional, reta a los paradigmas centrales del modelo de los agronegocios. La urgencia de la crisis ambiental está dando lugar a otras voces, a otros intereses y otros modos de vida. En nosotros esta hacer de esta crisis un espacio de oportunidad y recuperar los saberes históricamente rechazados, pero propios de nuestra identidad latinoamericana, para pensar otros vínculos con la naturaleza y con nosotros mismos. Los saberes en disputa Hemos visto cómo estos dos modelos en tensión representan no sólo sistemas productivos distintos sino dos modelos culturales contrapuestos, dos formas distintas de relación con el saber. Lo educativo, desde una concepción amplia del término, constituye uno de los campos más disputados en la actual problemática agraria. Los discursos educativos de ambos modelos conforman distintos proyectos políticos y culturales y constituyen distintos sujetos. Por un lado, el modelo de los agronegocios requiere la construcción de un nuevo perfil. La sociedad del conocimiento, como discurso educativo, interpela a los sujetos desde la eficiencia e innovación empresarial. Para el empresario innovador, lograr una buena inserción en el universo comercial depende de la capacidad para interpretar la demanda, lo cual requiere un tipo de herramienta específica que se obtiene en el ámbito académico y es el conocimiento del mercado, del marketing. Para este modelo, el rol del conocimiento se advierte en dos niveles: por un lado, como competencias necesarias para organizar y conducir el negocio y, por el otro, como factor directo de producción en su versión ampliada como tecnología de la información y de la comunicación, biotecnología, instrumentos de precisión, gestión del capital social, marketing, etc. Estos saberes son adquiridos en instituciones formales y ámbitos académicos. Estamos en presencia de una sobrevaloración del conocimiento científico al servicio del mercado. Es evidente que el modelo agroecológico de la agricultura familiar y campesino se asienta en otros discursos educativos cons-

tituyendo otros sujetos políticos. El trabajo manual, la experiencia adquirida en la vida cotidiana, la transmisión oral de generación en generación, los conocimientos sobre los ciclos de la naturaleza, el clima, el tiempo y el espacio, los valores, y el respeto por el patrimonio cultural heredado son saberes populares y ancestrales que conforman un horizonte de vida distinto al hegemónico. Estos saberes son prácticas situadas, son experiencia de vida y se desarrollan a través del uso. La cognición, en este modelo, deviene experiencia arraigada y no se puede disociar del territorio donde se llevan a cabo. Por último, en la defensa y recuperación del territorio radica la defensa y recuperación de los saberes como patrimonio cultural comunitario. La pérdida del territorio implica no sólo una pérdida material o física sino también simbólica. El quiebre en la transmisión de ciertos saberes locales en áreas rurales durante la década del 90 es evidente. ¿Cómo pensar entonces un modelo agrario que tienda a un modo de vida sustentable sin referenciarnos en los saberes agroecológicos de la agricultura familiar y campesina? Es casi imposible. Un punto clave de esta problemática radi-

ca en comprender cómo se articula naturaleza, cultura y producción y sus implicancias ambientales, políticas, económicas y sociales. Alcanzar el “buen vivir” implica un movimiento cultural profundo. En una Argentina embanderada por los festejos del Bicentenario, es oportuno llamar a una toma de conciencia, a un cambio cultural, que debe estar acompañado de un cambio ético para la constitución de una nueva racionalidad; que supone construir otras representaciones del mundo, de la naturaleza, de las ciencias, del progreso y el desarrollo, de la tecnología, de las necesidades básicas para una vida digna. Hoy, dicha construcción es más bien una transición que un hecho en sí mismo. Por eso, se hace necesario destacar el potencial cultural y político de las múltiples experiencias que, revalorizando los saberes ancestrales y una producción armónica con la naturaleza, tensionan el modelo agrario vigente y proponen alternativas a fin de disputar su hegemonía.


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Dominique Guillet

Hoy encontramos que más del 75% de los cultivos que nutren a la humanidad y el 35% de la producción de alimento dependen todavía de los polinizadores, es decir, en mayor parte abejas. Pero las abejas estan desapareciendo. El único enemigo verdadero de la abeja, su sólo predador a la escala planetaria, es el hombre moderno. Albert Einstein previno a la humanidad: “si la abeja desapareciera de la superficie del globo, el hombre no tendría más que cuatro años de vida, no más polinización, no más hierba, no más animales, no más hombres”.

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as multinacionales de la agroquímica recurrieron a tres herramientas mayores de persuasión desde el fin de la última guerra mundial. Ellas son: el cabildeo (lobbying), las amenazas y la corrupción. Y el sistema funciona bien, muy bien. Para la corrupción en todos los estratos de la administración francesa en el expediente pesticidas, les invitamos a leer la apasionante y muy bien documentada obra: “Pesticidas. Revelaciones sobre un escándalo francés”. Las amenazas que sufrieron los autores de la obra, publicado por Fayard, son reveladoras del estado de pánico de los estados mayores de la industria pesticida, incluyendo a la UIPP (Unión de los Industriales Promotores de Poison). Esa unión inundó cierta prensa de publicidades delirantes. Se crearon sitios en Internet para demoler el trabajo de Nicolino y Veillerette. Ya hemos invocado las amenazas de la firma Bayer contra los investigadores. Pero no hemos invocado las amenazas de la misma firma en 2001 contra los apicultores portavoces de ciertas uniones apícolas. Fueron las mismas estrategias que se emplearon contra Rachel Carson cuando publicó su obra “La primavera silenciosa” en 1962. Fue violenta-

Réquiem para nuestras abejas

Segunda parte


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mente atacada por Monsanto y toda la mafia de la agro-química. Monsanto amenazó de represalias una parte de la prensa que se hacía eco de esta obra. Desde entonces, los métodos de Monsanto son mucho más insidiosos e impregnados de mentiras, de desinformación y de apariencias. Monsanto mantiene, por ejemplo, un sitio: Internet creado hace poco en los E.U.A. para inspirar la confianza de los consumidores: el Center for Food Integrity. Esta maniobra busca sembrar la confusión puesto que existe un Center for Food Safety verdadera organización que lucha contra los alimentosvenenos y las quimeras. La obra de Rachel Carson fue incensada por William O.Douglas quien ocupó el escaño durante 37 años como juez de la Corte Suprema en los E.U.A. William O.Douglas pidió la creación de leyes para obstaculizar “¡a todos los envenenadores de la raza humana del siglo 20!” esta obra también atrajo fuertemente la atención del Presidente Kennedy quien no vivió lo suficiente para poder tomar disposiciones eficientes pero que, no obstante, tuvo tiempo de hacer votar el pesticidaAct. La traducción francesa de la obra de Rachel Carson fue prologada por el presidente de la Academia Nacional de las Ciencias, Roger IEM, quien declaró en 1963: “Se arresta a

los -gángsteres-, se dispara sobre los autores de -hold-up-, se guillotina a los asesinos, se fusila a los déspotas o pretendidos tales- pero, ¿quién pondrá en la cárcel a los envenenadores públicos que instilan cada día los productos que la química de síntesis entrega a sus provechos y a sus imprudencias?”

Sin embargo, ¡hay que apresurarse un poco! Puesto que, como lo decía recientemente el presidente de Francia, elegido y saliente: “Hoy, llegó el tiempo de la lucidez” y hay que “reconocer que hemos llegado al umbral de lo irreversible, de lo irreparable”.

¿Quién pondrá en la cárcel a los envenenadores públicos?

La agonía de los polinizadores

Posiblemente el nuevo presidente de Francia, que se comprometió a hacer surgir más moralidad y más seguridad. Más moralidad sin duda quiere decir menos corrupción en toda la esfera del estado. Más seguridad sin duda quiere decir más seguridad alimenticia: una agricultura biológica sobre el 100% del territorio, la interdicción de comercializar y utilizar los fertilizantes de síntesis y de todos los pesticidas, la interdicción de los lodos de esparcimiento, la interdicción de las quimeras genéticas y, claro está, la interdicción de todas las semillas patentadas. Mañana todo es posible, ¡hasta una Francia que no siga siendo un basurero agrícola, generador de cánceres!

Hablemos todavía un poco de lo irreparable no mucho sin embargo, para no deprimir totalmente el lector. Ya en 1993, André Pouvreau (INRA-CNRS de Bures-sur-Yvette) invocaba la amenaza de desaparición de los abejorros polinizadores del género Bombus. En los E.U.A, tres especies mayores de Bombus están en vía de extinción. André Pouvreau, Jean-Noël Tasei y André Vaissière (todos investigadores del INRA) lanzaron la publicación de una revista, “Osmia”, boletín de enlace para todos los que estudian las abejas salvajes. “Por otra parte, estudios recientes e investigaciones en curso confirman


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Réquiem para nuestras abejas el rol clave de las abejas salvajes para el equilibrio de los ecosistemas, tanto en medio natural como agrícola. Desgraciadamente, una proporción importante de la apidofauna de nuestras regiones está desconocida y amenazada, en particular por la presión antrópica que pesa sobre la integridad de sus sitios de nidificación y sobre la integridad de las poblaciones de plantas de flores de las cuales las abejas dependen exclusivamente para su desarrollo. Un estudio reciente de la evolución de la diversidad florística y entomológica durante estos 25 últimos años en Inglaterra y en los Países-bajos puso en evidencia una decadencia significativa de las poblaciones de abejas salvajes, consecuencia directa de la desaparición de las poblaciones de plantas de flores a las cuales están ligadas”. (Biesmeijer 2006). Según este estudio de Beismeijer, la diversidad de abejas salvajes cayó un 52% en Inglaterra y un 67% en Holanda y eso, en el espacio de 20 años. Europa contaba antes con 2500 especies de abejas salvajes. En cuanto a las mariposas, en Bélgica por ejemplo, sus poblaciones cayeron de 75% a 100% en 25 años. A escala de Europa, ciertos estudios estiman que 45% de las especias de mariposas están amenazadas de extinción. En los E.U.A, la catástrofe es total: los polinizadores naturales están diezmados. En 1996, Gary Paul Nabhan y Stephen Buchmann habían dado una voz de alarma en su magnífica obra “The Forgotten Pollinators” (“Los polinizadores Olvidados”). El problema de la polinización de extensos cultivos agrícolas seguramente no se soluciona haciendo un llamado a los abejorros, a las abejas

salvajes, etc. Éstas han sido masacradas al igual que los amerindios, por el Progreso, por el Crecimiento y por la Supremacía del hombre blanco. Colmo de hipocresía: tenemos ahora el privilegio de escuchar las predicas de algunos envenenadores de doble lenguaje, que invocan la pérdida de biodiversidad vegetal, origen de la desaparición de los polinizadores. En cambio, sus venenos tóxicos serían totalmente inofensivos en el límite permitido por la legislación. Hasta existe en Francia una red títere que se llama “Red Biodiversidad para las Abejas” también llamada en corto sobre su sitio Internet

“Red Biodiversidad”, financiada por “empresas del sector”. Su objetivo es de sembrar barbechos con flores para salvar nuestras pequeñas abejas. ¡Engañan con falsas apariencias! Los mismos envenenadores que lamentan la pérdida de diversidad son los que participaron grandemente en su puesta en marcha: monocultivos, intrans químicos esterilizando el suelo, insecticidas que matan a los insectos y consecuentemente a los pájaros, herbicidas, etc. ¿Dónde están las amapolas y las neguillas, señores envenenadores? En esta época, hablar de barbechos es una hipocresía mayúscula ya que una gran parte de ellos están erradicados para dejar espacio a los necro-carburantes. Es suficiente con mirar hacia los mares de colza amarillo

al este de París. Lo cierto es que ya no se habla de barbechos, sino de “barbechos industriales”. Quimeras genéticas Según la bióloga y genetista Mae-Wan Ho, las toxinas producidas por los cultivos transgénicos Bt no parecen muy tóxicos para las abejas. Si lo son para las mariposas, las falenas y ciertos coléopteros . Esta no-toxicidad parece confirmada por los recientes estudios de David Tribe en Australia. Estudios similares efectuados en Nueva Zelanda, en Suiza y por la Universidad de Maryland parecen confirmar estos resultados. Sin embargo, uno de estos estudios pone de manifiesto una disminución de las actividades de libación cuando las abejas están alimentadas con jarabe conteniendo la toxina Cry1Ab . Mae-Wan Ho recalca que hay que enfocarse también sobre los impactos subletales de la toxina Bt sobre la capacidad de libación y de aprendizaje de la abeja, y sobre su sistema inmunitario. Ya subrayaba en 2000 el peligro de transferencias horizontales de transgenes a los intestinos de las abejas. Se hacía eco de los descubrimientos del Profesor Hans-Hinrich Kaatz de la Universidad de Jena. El centro Blauen-Institut resume así un artículo parecido en el diario Der Speigel el 19 de marzo 2007: “Investigadores de la Universidad de Jena estudiaron el efecto de los pólenes GM sobre las abejas. En los individuos sanos, ningún efecto tóxico fue descubierto. En cambio, constataron que si estaban de repente atacadas por un parásito, la mortandad era mucho más alta en las abejas experimentales alimentadas con polen GM. La hipótesis más probable, según los investigadores, es una depresión inmunitaria de las abejas causada por el polen GM. Por


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falta de medios financieros, el estudio se interrumpió en 2004”. En este artículo, el Profesor Hans-Hinrich Kaatz declara que: “La toxina bacteriana del maíz genéticamente modificado puede haber alterado la pared intestinal de la abeja, debilitando suficientemente el insecto para permitir que los parásitos se introdujeran o bien, pasa el inverso, no lo sabemos”. El profesor precisa que hubiera querido seguir con sus investigaciones pero “los que tienen el dinero no se interesan en este tipo de investigación y los que se interesan no tienen el dinero”. Por el momento, no hay muchas investigaciones realizadas sobre el impacto de las quimeras genéticas sobre las abejas; podemos suponer que todo esto necesita mucho dinero y equipos de investigadores. Las quimeras genéticas son una catástrofe planetaria, para los campesinos, para el ambiente, para la seguridad alimenticia y, para la salud humana. Desde hace 20 años, son miles de millones de dólares que se han gastado para crear organismos genéticamente modificados, para entre otras cosas: estudiar su toxicidad, crear laboratorios de análisis de transgenes, lanzar centenares de investigaciones sobre su impacto en el ambiente, sobre el hombre, etc. ¿Podemos imaginarnos lo que se hubiera podido hacer con esos miles de millones de dólares para desarrollar técnicas de agroecología?

De hecho, la agricultura occidental moderna y tóxica se muerde los dedos: intenta remendar con chapucerías tecnológicas todos los problemas que generó. Es una búsqueda destinada a fracasar y el planeta tiene pocas posibilidades de levantarse, por lo menos a la escala de nuestras vidas humanas. Navegación de la abeja y campos electromagnéticos Tanto en el caso del síndrome de colapso de las colmenas o en el caso de la intoxicación de las abejas por pesticidas, numerosos estudios llevados a cabo y numerosos testimonios ponen en evidencia un denominador común: las abejas pierden su capacidad de orientación y no pueden regresar a la colmena. Esta capacidad de orientación de la abeja es por lo menos fantástica y fue el tema de algunas investigaciones científicas. Elizabeth A. Capaldi, de la Universidad del Illinois, pudo comprobar que, al cabo de cinco semanas, la abeja integró la topografía de una zona rodeando la colmena en un radio de 10 kms (y a veces más) lo que representa ¡una superficie de mínimo 30.000 hectáreas! Elizabeth A. Capaldi instaló un radar muy pequeño sobre la espalda de las abejas, transcurrían los años 1999/2000 y desde esa época se publicaron otros numerosos estu-

dios sobre la navegación de las abejas que levantan un poco el velo sobre este gran misterio. Otros estudios, realizados principalmente en Europa, intentaron percibir la influencia de los campos electromagnéticos sobre las abejas. La bióloga y genetista Mae-Wan Ho presentó informes detallados sobre su sitio internet en cuanto a la posibilidad de tales influencias. Menciona las investigaciones efectuadas por un equipo de la Universidad de Landau en Alemania con colmenas y teléfonos inalámbricos. El resultado de estas investigaciones fue muy convincente: debilitamiento de las colmenas e incapacidad para ciertas abejas de reencontrarla. ¿Por qué las tecnologías de la telefonía moderna tendrían más impactos ahora cuando existen desde hace unos veinte años? Mae-Wan Ho avanza la hipótesis de la telefonía llamada de tercera generación cuyas antenas están cada vez más omnipresentes en los países occidentales. Se conoce muy bien desde el siglo pasado la extrema sensibilidad de las abejas a los campos electromagnéticos y a las perturbaciones del campo magnético. En 1974, los investigadores rusos, Eskov y Sapozhnikov evidenciaron que las abejas generan señales electromagnéticas en una frecuencia que varía de 180 a 250 Hz cuando efectúan su baile de comunicación. Investigadores de los E.U.A. obtuvieron resultados muy similares en los últimos veinte años. La telefonía GSM está modulada en 217 Hz. Las abejas hambrientas reaccionaban a esas frecuencias enderezando sus antenas. En 1965, J O Husing, en 'Biene und Elektrizitat' in Imkerfr E.U. And (Beekeeper Friend) puso ya en evidencia este impacto de las bajas frecuencias. En 2006, el profesor Stever retomó el tipo de experiencias realizadas por el Profesor Hans-Hinrich Kaatz con los mismos resultados convincentes. Durante el primer estudio piloto, las colmenas habían sido


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Réquiem para nuestras abejas alejadas 1000 mts pero ninguna abeja pudo regresar a la colmena. Las colmenas fueron alejadas después 800 mts Dos de ellas fueron expuestas a un teléfono inalámbrico y dos no; 25 abejas fueron escogidas de cada colmena y depositadas a 800 mts de distancia; para las colmenas no expuestas: 16 y 17 abejas regresaron después de respectivamente 28 y 32 minutos. Mientras que, para las colmenas expuestas: 6 abejas regresaron a la primera colmena después de 38 minutos, ninguna abeja regresó a la segunda colmena. El profesor Ferdinand Ruzicka (él mismo apicultor y cronista para revistas apícolas) observó problemas en su colmenar después de que se instalaron tres antenas de telefonía en su vecindario. Llevó una encuesta con 20 apicultores que también tenían antenas cerca de sus colmenares en un radio de 300 mts. Sobre los 20 apicultores, 8 mencionaron un comportamiento más agresivo de las abejas, 5 mencionaron una tendencia a enjambrar más rápidamente y 14 mencionaron el síndrome de colapso de las colonias. Según las observaciones del profesor Ferdinand Ruzicka, las abejas están tan debilitadas por la presencia de las antenas de telefonía que se vuelvan menos resistentes a las enfermedades. Considera también que 15 años antes, eran capaces de resistir a infecciones de varroas de mayor importancia. En Alemania, dos investigadores, el Profesor Hermann Stever, matemático, y el Dr Jochen Khun, profesor y conferencista, acaban de recibir dos premios por su trabajo sobre la relación entre el electrosmog y las abejas. En 2006, Balmori estudió el impacto sobre las abejas de las radiaciones electromagnéticas de la telefonía móvil. Bindokas VP, Gauger JR, Greenberg B. han estudiado el impacto de los altos voltajes en 1988 en los E.U.A. En 1997, Kirschvink J, Padmanabha S, Boyce C, Oglesby J., estudiaron el impacto de las muy bajisimas frecuencias sobre las abejas en los E.U.A. En 1996, Sande-

man, Tautz et Lindauer estudiaron la transmisión de las vibraciones a través de los panales de la colmena y su detección por las patas de las abejas . En los años 70, un biofísico de la Universidad de Sarrebruck, el Doctor Ulrich Warnke, puso en evidencia las reacciones de estrés de las abejas bajo la influencia de frecuencias de 10 a 20 KHz31. El Doctor Ulrich Warnke reportó igualmente que las impulsiones de comunicación de las antenas de una abeja tocadas por otra abeja pueden ser medidas por un oscilógrafo. Por otra parte, Ulrich Warnke demostró que las bajas frecuencias perturban los procesos

radiaciones electromagnéticas en el espectro de las microondas. - Se encuentra en el abdomen de las abejas nanopartículas de magnetita”. Todas estas investigaciones confirman los trabajos y las intuiciones geniales del gran entomólogo norteamericano, Philip Callahan, quien publicó 14 obras y 200 artículos científicos y dio conferencias por todo el planeta. Philip Callahan hizo avanzar considerablemente el dominio de la investigación sobre los sistemas de navegación y de comunicación infrarrojo de los insectos. Pasó decenas de años estudiando los tegumentos, la quitina y las antenas de

metabólicos en la abeja. En 1976, publicó un estudio sobre los efectos de las cargas eléctricas sobre las abejas. El Doctor Ulrich Warnke publicó, en abril de 2007, una declaración en 6 puntos relacionada con la perturbación de las capacidades de navegación y orientación de la abeja por radiaciones eléctricas, magnéticas y electromagnéticas. Sus dos primeros puntos son los siguientes: - “Los tegumentos de las abejas poseen funciones semiconductoras y piezoeléctricas. Esto significa que transforman las microondas de alta frecuencia en señales audio. Varios segmentos del tegumento funcionan como receptores dieléctricos de

los insectos. Trabajó con insistencia también en agroecología sobre las propiedades paramagnéticas de los suelos en relación con la fertilidad. Estos estudios permitirán posiblemente dar una nueva luz sobre los trabajos del entomólogo ruso Viktor S. Grebennikov (fallecido en 2001) quien descubrió el CSE (Cavity Structure Effect). Trabajó mucho sobre los sistemas antigravitacionales en los insectos. Sus trabajos muchas veces fueron denigrados seguramente por ser demasiado adelantados para todos los minusválidos de la alegría de vivir. Escribió una obra cuyo prólogo fue redactado por Yuri N. Cherednichenko, director de investigación en el


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Réquiem para nuestras abejas Laboratorio de Biofísica del Instituto de Patología y Ecología Humana, Academia de medicina Rusa. La miel: ¿néctar de los dioses… o cóctel de antibióticos, acaricidas y polen transgénico? No es el síndrome del colapso de las colonias que facilitará la vida de los apicultores en cuanto a la posibilidad de satisfacer en miel los mercados interiores. En Francia, la producción es de 16.000 toneladas cuando se necesitarían 40.000 para satisfacer la demanda del mercado nacional. En los E.U.A, en 2006 la producción fue de sólo 70.000 toneladas, es decir 11% menos que la del año anterior. En Québec, los apicultores se quejan amargamente porque el precio de la miel bajó a 0,50 euros la libra sobre el mercado de mayoristas cuando el costo de producción ¡es de 1,50 euros la libra! Nadie les hace caso y los consumidores no están conscientes que el 80% de la miel comprada en Québec se importa de Argentina. En Europa, la miel se importa mayoritariamente de Argentina, en ocasiones, se hace de China pero dado el desastre ecológico de este país, hay que temer lo peor. Conviene tener en cuenta que, la denominación “miel” esconde a veces muchas sorpresas. Hace poco, Argentina estaba en el corazón de una gran crisis apícola porque los importadores de otros países se negaban a importar miel argentina repleta de antibióticos y acaricidas. Después de China, Argentina es el segundo productor de miel del mundo con alrededor de 100.000 toneladas en 2006, procedente de 2,5 millones de colmenas, manejadas por 33.000 apicultores. Argentina es el primer exportador mundial: 90% de su producción se exporta. La crisis apícola posiblemente se intensificará a medida que se descubra o, más bien, que se analice la cantidad de polen transgénico presente en la miel. El año pasado, en el suroeste de Francia se realizaron estudios, bajo control oficial, para poner en evidencia la presencia de polen transgénico en las colmenas. Las colmenas instaladas entre 500 y 1200 mts de campo de maíz transgénico estaban contaminadas hasta el 50% . En mayo del año 2000, miel conteniendo polen transgénico de colza fue descubierto en Inglaterra por la asociación los Amigos

de la Tierra. Componentes genéticamente modificados de la firma Aventis fueron descubiertos en dos muestras analizadas por un laboratorio en Austria. Algunas colmenas contaminadas estaban a 4 ó 5 kms de los campos de colza quimérica. En 2004, el gobierno Australiano hizo investigaciones para determinar la cantidad de polen proviniente de colza transgénico, en muestras de 34 mieles de Australia y del Canadá. Todo anda bien en el mejor de los mundos: todos los mieles contenían polen transgénico pero en cantidad menor al 1%, luego sin obligación de etiquetado. ¡Legalmente contaminados, pero sin necesidad de avisar al comprador! En 1999, La BBC reportó las investigaciones de científicos holandeses que utilizan el néctar de plantas genéticamente modificadas para producir medicinas o vacunas. En efecto, los científicos del “Centre for Plant Breeding and reproducion Research” de Wageningen se dieron cuenta que proteínas fungícidas del brezo común se encontraban en la miel. Alimentaron entonces abejas con una solución conteniendo una albúmina sérica bovina: no solamente encontraron intacta esta albúmina en la miel, sino que estaba además doblemente concentrada. Seguidamente crearon petunias transgénicas conteniendo una vacuna para inmunizar los perros contra una enfermedad llama-

da parvovirus. Empezaron también investigaciones para ver si los azúcares protegían las proteínas en la miel sin necesidad de refrigeración, con el fin de crear vacunas para las zonas tropicales. Miel a la vacuna transgénica, ¡tenía que pensarse! Por otra parte, ¿No se podría decir que toda miel contaminada por polen transgénico se vuelva, por este simple hecho, una miel farmacéutica? Y no es sólo en el suroeste de Francia que la miel empieza a estar contaminada por polen transgénico. ¿Miel de soya garantizada al polen transgénico próximamente? Los apicultores argentinos tienen pavor que los importadores empiecen a analizar el contenido en polen transgénico de sus mieles. Pues Argentina está cubierta de soya, claro está, de soya transgénica, 100% marca registrada Monsanto. Pero me van a decir, el Padre Dios, en su infinita sabiduría, ¿no creó la soya autogama, sin necesidad de polinizadores, para que Monsanto pueda sembrar sus semillas quiméricas sin contaminar a los campesinos bios y anticuados que sólo usarían variedades


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no mejorados por el “genio genético”? Es lo que cuentan los mentirosos. La realidad es muy diferente y ya hace mucho tiempo que se sabe que en algunas regiones de los E.U.A, por ejemplo, los apicultores cosechan miel de soya. En el año 2004, el investigador del INRA André Pouvreau, publicó un excelente libro titulado: -Los insectos polinizadores- del cual citamos un muy corto extracto relativo a la soya: En ciertas condiciones de cultivo de la soya, la colocación de colmenas puede contribuir a aumentar el rendimiento de granos al reducir la cantidad de vainas vacías. Entre 1930 y 1970, numerosos científicos y agrónomos estudiaron muy de cerca las posibilidades de utilizar las abejas como vectores de polinización para la producción en masa y barata de híbridos de soya. Un artículo sobre las relaciones entre abejas y producción agrícola fue distribuido en el momento de la conferencia EAS en 1997, en los E.U.A, mencionando el hecho que en el Delaware se traen colmenas de abejas para “favorecer la polinización de los cultivos de soya”. En 1960, Gordienko colocó abejas

en una caja con velo conteniendo dos variedades de soya: Las alimentó con jarabes perfumados con el fin de estimular las visitas florales: obtuvo 29% de hibridación en una variedad y 44% en la otra. Para más información y referencias, invitamos al lector a consultar las páginas 399 y 400 de la obra de Dominique Guillet: “Las semillas de Kokopelli”. Para concluir, la soya es abundantemente alógama y las abejas se usan ampliamente para favorecer su polinización. Acertijo: colmenares en medio de los campos ¿producirán miel de soya o miel de acacia? Los apicultores argentinos no han terminado de sufrir. En efecto, ¡50% de la miel producida en Argentina lo está en regiones cubiertas de cultivos transgénicos! Y Julio César Díaz, apicultor y presidente de laAsociación Argentina de Apiterapia, se queja con justa razón: que “son los apicultores argentinos que pagarán los platos rotos”. Julio César Díaz ataca violentamente a los “piratas hipócritas” que se aprovecharon de la crisis de las mieles argentinas contaminadas de antibióticos y acaricidas para romper los precios y aumentar otro tanto su plusvalía. Y precisa que son los mismos que formaron los apicultores al uso de la química más violenta para controlar los parásitos de la colmena sin preocuparse para desarrollar técnicas suaves y duraderas que, claro está, no generaban divisas a los vendedores de productos tóxicos. Esperemos que la comisión de encuesta sobre las abejas, solicitada por diputados franceses, no deje de indagar muy seriamente el problema de las mieles transgénicas contaminadas, sea por polen de soya transgénica argentina, sea por polen de maíz quimérico del suroeste de Francia. En el año 2006, 5460 toneladas de miel argentina fueron importadas por Francia. Alemania, importa desde Argentina 30.000 a 40.000 toneladas.Como lo dice con justa razón Pierre Rabhi, agro-ecologista y poe-

ta: “Una agricultura que no puede producir sin destruir lleva con ella los gérmenes de su propia destrucción. A la hora de comer, ya llegó el tiempo de desearse buena suerte más bien que buen provecho”. De tanto ir la colmena a los males que al final se cansa Lo que destaca de este largo informe, es un profundo cansancio de las abejas. La apicultura moderna occidental es la imagen de la agricultura moderna del mismo nombre. Es una apicultura militarizada para no decir apicultura de guerra: - Cuarteles sobrepoblados, que algunos hasta llamarían campos de concentración, esterilizados con antibióticos y acaricidas. - Operaciones puñetazos (calificadas poéticamente de trashumancia) sobre monocultivos escogidos. - Campos de la muerte, reminiscencia del episodio de la guerra de las trincheras, bombardeados con fungicidas, herbicidas: los herederos del gas mostaza. - Fumígenos (sin la ración de tabaco) para anestesiar las abejas recalcitrantes. - Comida-veneno: azúcar blanca, jarabe de maíz, harina de soya, aceite de colza, todo a la salsa GM. - Una sexualidad refrenada, por la inseminación artificial de las reinas. - Perdidas considerables en la población civil, daños colaterales de los bombardeos de pesticidas. - Correrías: robo de las reservas de miel. - Trajes de campaña cada vez más blindados para el apicultor, por la agresividad sin cesar creciente de las abejas. - La masacre de millones de reinas, al octavo día de su desarrollo embrionario, para “recolectar” jalea real. Sin hablar de las olas de agresores que asaltan las abejas sobre todos los frentes, desde el fin de la última guerra mundial, momento en que la tecnología de guerra se transformó en tecnología de la agricultura: - El varroa “varroa destructor”. Éste ácaro asiático invadió América latina en 1971 (importado del Japón por apicultores del Paraguay) y llegó a Europa al principio de los años 60 al mismo tiempo que el occidente invadía Asia con su seudo-revolución verde. Hasta entonces, el varroa vivía apaciblemente en simbiosis con la pequeña abeja india, Apis ceranae. Incluso existe


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Réquiem para nuestras abejas una abeja rusa de la especie Apis mellifica relativamente resistente al varroa por su localización geográfica (extrema Rusia oriental. Primorsky). - La acariasis, provocada por Acarapis woodi. Este ácaro es un parásito interno de la abeja. La hembra pone sus huevos a la entrada o dentro de la tráquea. Afecta con fuerza a los E.U.A desde 1984; en el año 2007 parece expandirse en Europa. - Una nueva nosemosis provocada por el protozoario Nosema ceranea. Ya está presente en España e incluso en Francia, según Marie Pierre Chauzat. Este protozoario ha sido sospechado de ser la causa del síndrome de colapso de las colonias de abejas. Parece poco probable puesto que está presente en los E.U.A desde una decena de años. - El pequeño coleóptero de las colmenas, Aethina tunida. Un recién llegado de África muy presente y temible en los E.U.A (desde 1998 en Florida), Canadá y Australia. Estaría presente ahora en Portugal. - Otra acariasis provocada por los ácaros Tropilaelaps clarae y tropilaelaps koenigerum. Todavía no están presentes en Europa pero lo estarían en Australia o cerca de las costas australianas, lo que represente un peligro de contaminación para los E.U.A, país en el cual muchos agricultores piden abejas a Australia para la polinización. Tropilaelaps clarae y Tropilaelaps koenigerum viven normalmente en simbiosis con las abejas de Asia, Apis florea, Apis dorsata y Apis ceranae. - Un nuevo predador de las abejas, un abejón llamado Vespa Velutina Nigrithorax, endémico de China en el Bután, y en el norte de la India, se introdujo en Francia a fines del año 2004. Vespa Velutina construye sus nidos en lo alto de los pinos y su taza de reproducción es elevada ya que no tiene predadores naturales. Ataca las abejas en pleno vuelo. - Las abejas están rendidas por todos estos esfuerzos de guerra y este universo de concentración. Las abejas han agotado sus municiones y el inmunitario cruje. - Una minoría se rebeló por la violencia: se las llaman abejas “africanizadas”. Proceden de trabajos de hibridación efectuados en 1957 en Brasil por un biólogo, Warwick E. Kerr, quien cruzó abejas de Europa con abejas de África del sur (26 reinas de tanzania, de la especie Apis mellifica scutellata).

En 1958, estas abejas híbridas dejaron la colmena y se fueron de América latina hacia el norte, atravesaron América central y llegaron a Texas en 1990. - Ahora están presentes en todo el sur de los E.U.A. Son a veces muy violentas, muy agresivas, de allí que se las llaman “Killer bees”. El número de humanos que estas abejas mataron oscila según las fuentes (de algunos individuos a un millar). Hasta atacan al ganado mayor. La gran mayoría de las abejas parece más bien propensa a capitular frente a la adversidad. El célebre biólogo Henri Laborit habría posiblemente hablado en su caso del “elogio de la huida”. - Éste síndrome del colapso de las colonias ¿es verdaderamente otra cosa que una deserción colectiva de las tropas? Las abejas dejan la colmena sin regreso. Y la agricultura moderna y tranquilizante, quien pone pulgas electrónicas a todos los animales domésticos, no ha tenido tiempo de lanzar un amplio programa para poner pulgas electrónicas a las abejas: decenas de miles de millones de abejas por lo tanto son dadas por desaparecidas. Síndrome del colapso de las colonias humanas Según los entomólogos, las abejas estarían sobre el planeta desde por los menos unos cien millones de años puesto que un equipo de investigadores de la universidad de Oregón anunció el año pasado el descubrimiento del más viejo fósil de abeja, de la especie Melittosphex Burmensis encontrado en Birmania, en ámbar del período cretácico. Podemos pensar que la humanidad coevolucionó con las abejas desde algunos decenas de miles de años y que la apicultura fue practicada, bajo una forma u otra, desde

hace unos 10.000 años. En el espacio de apenas un siglo, la sociedad moderna occidental consiguió casi erradicar la abeja de miel y la suerte de las abejas salvajes no es mejor. ¡Qué proeza! De hecho, los agresores de la abeja que acabamos de describir no son sus enemigos: son sólo agentes de limpieza encargados de eliminar lo que no está conforme a las leyes de la naturaleza. ¿Y por qué la apicultura moderna no es conforme a las leyes

naturales? Porque el hombre moderno perdió todo sentido de lo sagrado. Sólo está obsesionado por la productividad. Tiene que producir, que sacar, mucho y rápido, y en este caso, miel, del estómago de la abeja. Y, claro está, de la fuerza de polinización. John Lennon hubiera podido también cantar: “honeybees is the nigger of the food World” El único enemigo verdadero de la abeja, su solo predador a la escala planetaria, es el hombre moderno. Albert Einstein previno a la humanidad: “si la abeja desapareciera de la superficie del globo, el hombre no


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Réquiem para nuestras abejas tendría más que cuatro años a vivir, no más polinización, no más hierba, no más animales, no más hombres”. En 1923, Rudolf Steiner anunció el colapso de las abejas. Mucho antes que Einstein, Rudolf Steiner, el fundador de la agricultura biodinámica, en un ciclo de conferencias que dio a los apicultores en 1923 condenó firmemente la crianza de las reinas. Durante estas conferencias, impregnadas de poesía y de una verdadera percepción de la naturaleza de la abeja, un apicultor profesional le señalo su total incomprensión en cuanto a la condena, hecha por Steiner, de la crianza de las reinas. Rudolf Steiner contestó: si se sigue reemplazando las fuerzas orgánicas que obran en las colmenas por fuerzas mecánicas (incluyendo la crianza artificial de las reinas a partir de larvas de obreras) la situación se volverá muy grave para las abejas. Dio una cita al apicultor un siglo más tarde, previniéndole que para esa fecha, si estas prácticas perduraban, no habría más criaderos de reinas, eso es, que las abejas sencillamente habrían desaparecido. Rudolf Steiner, quien ya en 1924 presintió el advenimiento de la “vaca loca”, anuncia en 1923 el colapso de abejas. Añadiendo que la sobrevivencia de la humanidad dependía de la sobrevivencia de las abejas. No ha pasado todavía un siglo, pero el plazo parece acercarse muy rápidamente. Y posiblemente ya está aquí: en otra conferencia Steiner daba un plazo de 80 años. Es ahora. Una búsqueda obsesiva de reinas de elite Según Mauricio Chaudière “Desde que el hombre es hombre, parasita la abeja… Lo más sorprendente, en esta relación -hombre/abeja- es que es posible tomar de la colmena parte de sus bienes sin por ello arruinarla”. En efecto, contrariamente a su denominación común, las abejas no son domesticadas (del latino “domus”, casa). Por lo menos no lo fueron hasta al principio del siglo 20,

época en la cual los apicultores empezaron a criar reinas. Esta época de 1910/1920 es, por otra parte, la época durante la cual los primeros híbridos F1 de maíz fueron introducidos con todo su séquito de conceptos pocos claros: vigor híbrido, semillas elite, líneas puras, etc. Son los primeros intentos de poner en cautiverio semillas (proceso de degeneración) para llegar al gen moderno del Terminator quien esteriliza la planta, lo que le impida llevar semillas fértiles. ¿Puede uno dejar de pensar que la abeja fue realmente puesta en cautiverio cuando el apicultor empezó a criar reinas y a inseminarlas de modo artificial? Fue el principio de la crianza de las reinas en “batería”. (Este término de batería, ¿hace referencia a la “compañía de artillería y su material?”). Además, uno de las primeras ventajas de la selección de las reinas es evitar el enjambrazón natural, fuente de muchas preocupaciones para los apicultores. En pocas palabras, evitar que las abejas salgan a la aventura, evitar que rompan sus cadenas puesto que, recordémoslo, no son animales domésticos. En la naturaleza, las reinas se acoplan de 10 a 40 veces en el lapso de algunos días. La cantidad de acoplamientos varía en función de la especie de abejas y de las subespecies. La Asociación Mellifican cita las investigaciones del genetista francés Frank. P cuya tesis de doctorado trataba de “El acercamiento genético de las cuestiones evolutivas asociadas a la sociobiología y a la filogeografía de la abeja doméstica”. En la batería, la espermateca de la reina es inseminada con el esperma de algunas decenas de abejorros. La reina esta anestesiada con Co2 e inmovilizada en un tubo de plástico durante esta intervención quirúrgica. ¿Por qué las abejas del genero Apis escogieron la poliandria? Es evidente que la respuesta a esta pregunta esencial va más allá del cuadro de este artículo. Sin embar-

go, posiblemente es una de las claves fundamentales para la sobrevivencia de la abeja de miel, si para ellas sobrevivir todavía puede ser posible. ¿No habría una lección que aprender por la manera en que las “Killer Bees”, las abejas africanizadas, están reapropiándose cierto territorio? Ya están en los E.U.A en 9 estados del sur y, cuando llegan a una región, parece que son capaces de africanizar entre un 20% y un 30% de los colmenares en un año. Parecería también que se suavizan a medida de su instalación en un territorio. Son también más resistentes naturalmente a la varroase. En cambio, enjambran cuando quieren y son muy poco cooperadoras en cuanto al uso intempestivo de su fuerza de trabajo para polinizaciones de amplitud industrial. Según estudios que han sido efectuados, reinas inseminadas con esperma de abejorros africanizados y esperma de abejorros no africanizados tienen tendencia a solicitar de su espermateca el 70 % de


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Réquiem para nuestras abejas pensos a pensar que cuando la “Gran Abeja” experimenta todas estas fuerzas destructivas, se desprende de la entidad física. Cuando el centro espiritual de la colmena está así debilitado, la abeja individual toma su vuelo y no regresa más. Porque, de hecho, no

esperma de abejorro africanizado. ¿Por qué? Un último mensaje de las abejas Todas las civilizaciones han considerado a la abeja como un animal sagrado. Los Mayas, quienes consideraban a las abejas como una emanación de la luz solar, hasta tenían una divinidad de la abeja, Ah Muzen Cab. Para Mauricio Chaudière, “Las flechas de Eros son sólo abejas a la discreción de Afrodita”. La Artemisa de Éfeso tenía a sus pies un enjambre. ¿Que queda de esta visión de la abeja en la apicultura moderna? No queda nada. La abeja es una esclava al servicio de la agricultura militarizada. La reina es una esclava sexual inseminada en laboratorios asépticos. Para Gunther Hauk, director del Centro Pfeiffer en los E.U.A: “En lo que concierne a este extraño fenómeno denominado síndrome del colapso de las colonias, en el cual las abejas abandonan la casa y no regresan, desearía sugerir la siguiente línea de reflexión: cuando el estrés, los venenos, el alimento adulterado, y “prácticas de explotación”, además de una falta de respeto y de consideración, llegan a un cierto nivel, la esencia espiritual, este componente del ser que mantiene la integridad del organismo, desaparece. Cuando miramos un animal, percibimos su cuerpo físico. Los Amerindios, todavía clarividentes, “percibían” esta entidad espiritual quien preside a los instintos vitales del animal, con toda sabiduría. Llamaban a esta entidad espiritual el “Gran Oso” o el “Gran Bisonte”. Estaríamos pro-

tiene ninguna parte a dónde regresar. La “Gran Abeja”, que podríamos llamar el alma-grupo, no puede mantener la integridad de la colonia”. Es sin duda el mensaje último de las abejas: se apartan de la humanidad, se van a morir por grupo. Por decenas de miles de millones, y hasta tienen la decencia de no atestar con sus cadáveres sus campos de concentración. Última delicadeza. Trashuman definitivamente ¿Posiblemente hacia otro planeta o hacia otro cosmos? O tal vez ¿hacia otra humanidad, más respetuosa? Trashumancia pudiendo ser interpretada como tras-humus, más allá del territorio, o como tras-humano, más allá del humano. La apicultura solar de Mauricio Chaudière No quisiéramos terminar este artículo sin aportar una nota de esperanza ya que existen todavía, por el mundo, apicultores ena-

morados de sus abejas que pueden comprender que ya no se debe más buscar al exterior productos químicos milagros o nuevas súper-reinas hiper-seleccionadas. La respuesta está al interior, está dentro del corazón de los apicultores. Mauricio Chaudière, a sus 80 años posee siempre intacto este amor para las abejas que les dio durante 60 años de apicultura. Mauricio es un escultor, un poeta, un pedagogo, un injertador, un apicultor, un criador, un hortelano…En una época en donde

el Código Da Vinci invade los anaqueles de nuestras librerías (¿para hacer soñar el pueblo o para prepararlo a una gran revelación?) estaríamos propensos a percibir en Mauricio una expresión magnífica y fértil de esa energía Da Vinci que se estaría focalizando sobre la gestión de los recursos naturales. “Las abejas y nosotros estamos en el mismo barco. Si nos dedicaríamos a respetar su integridad salvaje, porque nunca fueron domesticadas sino solamente “explotadas”, entonces nuestro comportamiento mismo cambiaría. Al vivir al ritmo de las abejas, es decir al ritmo de la naturaleza, tendríamos alguna oportunidad de


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Réquiem para nuestras abejas re-hacernos saludables”. “Otra enseñanza que proviene de la observación de las abejas y que me convencería, si fuese necesario, de la necesidad imperiosa de proteger la biodiversidad en nuestro entorno, es el período de renuevo que podamos provocar al lado de una colmena deficiente al liberarla de la sujeción a la cual la Apicultura moderna la obligó. Enseguida que la cresa de una colmena se revela irregular o enferma, si se libera el enjambre de sus cuadros armados de panales de cera, de sus hilos metálicos y de su habitáculo más o menos cúbico y lo volvemos a colocar en su “condición de natura”, es decir sin ninguno de esos artificios, dejándolo instalarse en un refugio precario en donde tendrá toda libertad de constituirse en racimo, habrá reencontrado su mejor condición de incubación. Ahora bien, la incubación es la función esencial de

la colmena puesto que la colonia tiene que incubar su criadero para asegurar la renovación permanente de su población, cada abeja sobreviviendo poco tiempo a su propia tarea. Aunque es necesario que su entorno esté variado y libre de todos los productos tóxicos que tanto se usan para dar a nuestras campiñas esa “limpieza” que a veces nos enorgullece”. Mauricio desarrollo una forma de apicultura que llama “solar”. Creó colmenas de barro que constituyen el

prefecto entorno para las abejas. Mauricio es también el inventor de una colmena extensible, cada vez más conocida en Francia, que permite tratar la varroasa de manera muy sencilla, y sin ningún producto, tanto natural como de síntesis. “Las ventajas de la colmena extensible son numerosos: eliminamos las varroas, cosechamos jalea real, provocamos y controlamos la enjambrazón, renovamos la mitad de los panales, criamos las reinas en forma natural, hemos manejado una colmena con dos reinas, doblamos el volumen de la cresa y aumentamos lo mismo el volumen de la cosecha. Además, ningún producto tóxico entró en la colmena.” Liberemos las abejas Liberemos las abejas antes que el síndrome del colapso de las colonias no se vuelva el síndrome de colapso de las colonias humanas. Liberemos las abejas de sus universos carcelarios, de la procreación en laboratorio, de los fungicidas, pesticidas e insecticidas, de las radiaciones electromagnéticas, y de las quimeras genéticas. Cuando hayan salido de su cautiverio, bien que se liberarán solitas de sus parásitos o llamados tales, puesto que cuando el terreno es sano, los parásitos no son realmente que “los que comen al lado de otro”, en el sentido griego del término. Y el hombre, sin lugar a dudas, debe ser sumado al número de los parásitos de la abeja, puesto que, desde el alba de los tiempos, ella comparte con él los tesoros de la colmena. Esos tesoros, cuyos nombres es el número de los costados de su celdilla, son la miel,

el polen, la cera, la jalea real, el veneno y el propóleos. Esta última sustancia es seguramente una de las sustancias de las más terapéuticas del planeta: es por eso que fue llamada “propolis”, “frente a la ciudad” puesto que aleja los males de la morada de la abeja, por lo menos los males de origen natural. El propóleos se reveló impotente para proteger la abeja de los males de la tecnología humana. Había en el siglo pasado, sin duda todavía cerca de un millón de especies de insectos en esta gran colmena planetaria. En el plazo de algunas decenas de años, muy numerosas especies fueron erradicadas por la agricultura tóxica, por la deforestación, por la desertificación, por la urbanización. En este millón de especies de insectos, la abeja es única. El poeta pudo decir que la abeja nunca vuela sola: esta siempre acompañada por un espíritu de fuego quien la envuelve de un aura de luz cuya fuente es cósmica. Porque la abeja es, por excelencia, el portador de polen, el mensajero del polen y el polen es un pequeño trozo de sol. Es por eso que las civilizaciones antiguas veneraban la abeja como una emanación solar, una mensajera entre el Cosmos y la Tierra. ¿No es extraño que la abeja, símbolo de fuego, se desata de una humanidad cuyo entusiasmo, en el sentido griego de “fuego interno”, parece marchitarse, asfixiado bajo las cenizas de una tecnología cuyo tener-más le sirve de bien-estar? ¿No es extraño que la abeja solar desierta de la Tierra en el momento mismo en que el planeta empieza a sofocar bajo las angustias de un calentamiento que, ayudado por la locura humana, la convertirá en muy poco tiempo en un desierto ardiente?.


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Se descubrió un nuevo acuífero

Luis Tuninetti

Recientemente Brasil ha descubierto lo que podría ser la mayor reserva mundial de agua. Científicos encontraron en el norte del país un inmenso acuífero que, si bien no es tan extenso como el Guaraní, posee mayor volumen de agua almacenada, el acuífero fue denominado Alter do Chao. Según las proyecciones de los especialistas en hidrogeología, se trataría del acuífero más grande del planeta y se encuentra cubriendo tres estados amazónicos, al norte del país. Una de las ventajas de esta reserva de agua es que se encuentra a unos 300 a 350 metros de profundidad, lo que facilitaría enormemente su explotación como recurso hídrico.

S

egún Milton Matta, geólogo de la Universidad Federal del Estado de Pará, los estudios realizados por los profesionales vienen desarrollándose desde hace 30 años y según el profesional “se trata de la mayor reserva de agua dulce subterránea del planeta”. El acuífero de Alter do Chao tendría una superficie de 437.500 kilómetros cuadrados y un espesor medio de 545 metros.

Hasta ahora el acuífero más importante era el Guaraní, por su extensión y calidad del agua, pero el nuevo reservorio brasilero al ser de mayor espesor lo superaría en cantidad de recursos hídricos disponibles. El geólogo Matta, expresó que de corroborarse los datos éste reservorio podría abastecer de agua por cientos y cientos de años a la población entera del planeta, detalle nada menor si se tiene en cuenta que es un tema

de importancia geopolítica que moviliza numerosos intereses. La geopolítica y el ejemplo del Acuífero Guaraní Los diversos estudios realizados por sociólogos y analistas políticos indican que el agua será próximamente motivos de conflictos arma-


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Se descubrió un nuevo acuífero fue el petróleo para el siglo XX, el bien precioso que determina la riqueza de las naciones, el control del recurso determinará el poder sobre el otro país. Un dato interesante es que 160 gobiernos reunidos en La Haya en el 2000 acordaron definir el agua como una “necesidad humana” y no como un “derecho del hombre”. Si bien puede parecer un juego de palabras, una y otra definición, determina su naturaleza; un derecho no puede ser comprado. La preservación del acuífero Alter do Chao

dos, ya se pueden inferir algunos movimientos en este sentido y el acuífero Guaraní es un claro ejemplo. El acuífero tiene una extensión 1.190.000 kilómetros cuadrados (más grande que España, Francia y Portugal juntas), incluso se presume que en profundidades considerables, se encuentra conectado con los lagos de la Patagonia. Si se tiene en cuenta que su capacidad podría abastecer 4 veces la población de Argentina como mínimo, sería racional presuponer que se ha estudiado en profundidad, pero no. Las investigaciones sobre el Sistema Acuífero Guaraní (SAG) se desarrollaron intensamente hasta el

año 1997 y estuvo a cargo de la Universidad Nacional el Litoral y la Universidad de Buenos Aires, de la Universidad de Uruguay y de varias Universidades Públicas Brasileras. Pero a partir de ésa fecha paso a ser parte de un proyecto financiado por el Banco Mundial y el tema se volvió oscuro. Un estudio llevado adelante por Elsa Bruzzone llegó a una alarmante conclusión: la recurrente presencia del Comandante del Ejército Sur de los Estados Unidos, en la Triple Frontera, no se debía a los rumores de que allí habría terroristas sino que tenía un objetivo específico: el control del Sistema Acuífero Guaraní, que casualmente tiene en ese sector el principal punto de recarga. El agua parece ser en el siglo XXI lo que

Los brasileros son mucho más celosos en el cuidado de los recursos naturales que Argentina, por lo menos puertas para afuera. Resulta bastante difícil para las potencias, inmiscuirse en sus asuntos internos y mucho más pretender tomar posesión indirecta de los recursos (compra de tierra por extranjeros), cosa que no ocurre enArgentina. Estudios realizados por científicos de organismos internacionales sostienen que de toda el agua que existe en el mundo, sólo el 2.5 por ciento es dulce, de ese porcentaje, los acuíferos y las cuencas fluviales de Brasil produciría alrededor del 12 por ciento; si a esto le sumamos que tiene la mayor reserva de biodiversidad del planeta por el Amazonas, es lógico que muchas miradas apunten al país. La mitad de sus reservas acuíferas está en los ríos amazónicos, que corren por regiones con una menor tasa de habitantes por kilómetro cuadrado del país, lo que en un principio sería beneficioso, pero aún así no escapan de peligros ambientales. La contaminación de los ríos de la Amazonía preocupa seriamente a diversos sectores producto de la actividad minera ilegal que lanzan al Amazonas el mercurio que utilizan en la extracción de oro. La “Organización del Tratado de Cooperación Amazónica” (OTCA) (integrado por Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guayana, Surinam, Perú y Venezuela) determinó que este tipo


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Se descubrió un nuevo acuífero de actividad emplea entre uno y tres kilos de mercurio por cada kilo de oro extraído, en definitiva, en los últimos 50 años se han arrojado al Amazonas unas 1.300 toneladas de mercurio. La cercanía con la superficie del acuífero de Alter do Chao que fue presentado como una de sus principales ventajas, puede convertirse a su vez en la peor de sus características. Al estar tan accesible, también lo es a los contaminantes locales, dado que existen menos capas geológicas que actúen como filtro de los tóxicos. El otro punto importante a resolver por la administración pública es el tema de la deforestación, de no disminuir las tendencias actuales, por más importantes que sean las reservas subterráneas de agua, la deforestación terminará degradando el recurso, dado que uno de los principales puntos que se

evalúan en la calidad de un acuífero es la capacidad de recarga del mismo y la deforestación de la zona impacta de inmediato e irreversiblemente sobre esta característica. Reflexión final Los recursos hídricos en cualquiera de sus formas están en acelerada vía de degradación, hay factores indirectos que atentan contra el mismo como los cambios de clima y de suelo, sequías y desertización. Sin embargo, la acción humana directa sobre algunas actividades es la que más afecta: deforestación, sobreexplotación de recursos hídricos, represas, desvíos, etc. En la agenda política internacional el tema de la escasez del agua se ha vuelto prioritario, compartir ríos es una cuestión de índole de seguridad nacional, ciertamen-

te por la trascendencia del agua para el desarrollo; actualmente cerca del 40% de la población mundial vive y desarrolla sus actividades en más de 200 cuencas de ríos compartidos. Es en este marco que la escasez del agua representa un peligro en tres aspectos fundamentales del bienestar humano: producción de alimentos, salud y la estabilidad política y social. Por ello la gestión de los recursos hídricos deberá tender a evitar escenarios conflictivos, mediante medidas preventivas que procuren un uso racional y de conservación; evitando así su escasez, sobreexplotación y contaminación.


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José Luis García Cnl (R) Desde la carpa y la trinchera Introducción a la problemática de la Defensa Nacional

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a doctrina de la seguridad nacional constituyó el instrumento ideológico-militar mediante el cual los EEUU tomaron las riendas de la conducción política militar en Latinoamérica y el Caribe, respondiendo a las técnicas que exigió la lucha que libró contra la Unión Soviética para lograr la suma del poder mundial. Estas “técnicas” exigieron el uso de procedimientos indescriptibles -utilizados por ambos contendores- a fin de lograr la supremacía sobre el oponente. En nuestro país, y en muchos otros latinoamericanos - caribeños, la llamada lucha contra la subversión adquirió características de una crueldad que ofende los principios morales elementales que hacen a la condición humana y que afortunadamente han comenzado a ser investigados por la justicia para que, con ejemplares sanciones para los responsables, no puedan reproducirse en el futuro. Pero, a fin de ser objetivos, es necesario puntualizar que en la Argentina este uso de la violencia sin límites no nace en las circunstancias que origina el fin de la 2ªGuerra Mundial, sino que se manifiesta a lo largo de nuestra historia.

Valga para ello un ligero repaso de algunos episodios como las represiones del régimen colonial hispano, las sangrientas guerras civiles entre caudillos regionales, las matanzas de los pueblos originarios, las cueles represiones de gobiernos como los de Roca, sus sucesores e Yrigoyen contra las primeras manifestaciones gremiales, la sangrienta represión fusiladora del régimen de 1955, el terrorismo de estado de las dictaduras de los años 60, la represión del gobierno de Frondizi, que movilizó al gre-

mio ferroviario por medio del plan Conintes, la masacre de Trelew, ocurrida durante la dictadura de Lanusse, los crueles enfrentamientos entre los partidarios y opositores del General Perón, las iniquidades cometidas por la organización paramilitar conoci-

da como la Triple A en los años 70, y los intentos de De la Rúa y Duhalde de reinstalar el Terrorismo de Estado, que la reacción popular hizo fracasar, luego de los asesinatos de algunos ciudadanos que se manifestaban libremente, entre ellos Maximiliano Kosteki y Darío Santillán… Afortunadamente la condena de la opinión pública parece haber obrado como freno - hasta hoy contra los poderes violentos de turno. A partir de estas consideraciones pasemos a analizar la manera como fue tomando cuerpo la llamada “Doctrina de la Seguridad Nacional”. En 1940, en la 2ª Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de las Repúblicas Americanas celebrada en La


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Introducción a la problemática de la Defensa Nacional Habana, aparece por 1ª vez el concepto de que “la agresión de una nación no americana contra alguna del continente, se consideraría como un ataque contra todas”. Si bien la idea apuntaba aparentemente hacia las potencias del Eje, estaba destinada a poner en manos de los EE UU toda la seguridad continental contra cualquier agresor. Esta transferencia les permitió una creciente e imparable injerencia en los problemas de la defensa nacional de cada país, a fin de asegurarse - con lazos militares - una paralela penetración económica. En realidad la seguridad continental era (y lo sigue siendo) un pretexto para convertir a las FF AA de la región en policías pretorianas de las decisiones políticas económicas producidas por la potencia central. En 1940 el Eje no estaba en condiciones de atacar la región, tampoco lo estuvo nunca la Unión Soviética y mucho menos lo está ningún poder en la actualidad. Sin embargo y con distintos nombres la amenaza sigue siendo esgrimida para convalidar todo tipo de agresiones, intervenciones y despliegue de un enorme poder militar, que sólo sirve a un objetivo permanente y vital para el Imperio: el control y libre disposición de los recursos naturales y estratégicos cuya utilización les permitirá continuar siendo la superpotencia dominante. Para ello fue armado un esquema que sólo respondió a una finalidad: ocultar la verdadera identidad del agresor, desviando la atención hacia supuestos peligros fraguados por los norteamericanos. La agresión Británica a las Islas Malvinas, con incondicional apoyo político - militar de los EE.UU., permitió desenmascarar, de manera indudable, esta patraña diplomática. No obstante ello, es tanta la incapacidad de reacción de América Latina frente al poder central (salvo algunas protestas que afortunadamente se comienzan a escuchar), que la mayor parte de sus contenidos político militares siguen aún vigentes. En 1942 y, aprovechando las circunstancias producidas por el “inesperado” ataque japonés a Pearl Harbour, se realizó la 3ª Reunión de Cancilleres en Río de Janeiro durante la cual se creó un organismo militar combinado, al que se lo denominó Junta Interamericana de Defensa (JID).A esta Junta se le encargó la confección de un Plan de Defensa Continental (tarea nunca efectuada). En realidad el Plan ya estaba confeccionado en El Pentágono y

su puesta en marcha encomendada a un Comando de los EE.UU llamado Sur, con sede en la zona norteamericana del Canal de Panamá. En 1947 se perfeccionó lo acordado y se firmó el Tratado Interamericano de Asistencia Reciproco (TIAR), que permitió a los EE UU la absoluta penetración en los sistemas defensivos de cada uno de los países regionales, especialmente en el plano de la captación ideológica. La ciudad elegida en Brasil para la firma del Tratado Río de Janeiro - no fue casual pues ha sido inestimable, para los EE UU, la colabora-

fue efectuada por las directivas emanadas por el Pentágono y puestas en marcha a través del ya mencionado Comando Sur, que opera como virtual Virreinato de América Latina, dotado de suficientes medios político - militares de todo tipo y de la llamada Escuela de las Américas, donde se enseñaron las nuevas técnicas por emplear en la llamada lucha contra la subversión. Como dato ilustrativo de su accionar nos consta que en la Embajada de los EE UU en Bue-

ción de la Escuela Nacional de Guerra de ese país - con sede en esa ciudad - en la formulación ideológica y doctrinaria de las bases para la llamada “Lucha contra el Sistema Comunista Internacional” que puso en marcha la Doctrina de la Seguridad Nacional. Aunque parezca increíble el TIAR sigue incólume a tantas frustraciones como las que originó, y sigue siendo piedra angular del actual Sistema Interamericano de Defensa. (Será analizado en el próximo capítulo). En 1948 se realizó en Bogotá la 9ª Conferencia de Cancilleres, que adaptó los estatutos de la Unión Panamericana a la carta de la ONU dando origen a la Carta de Organización de los Estados Americanos (OEA), teóricamente el órgano de conducción política del sistema y en la práctica elemento decorativo, pues la verdadera conducción

nos Aires existió y existe un agregado militar destacado desde Washington y otro, destacado por el Comando Sur (ahora con sede en Miami). Este “sistema” fue muy eficiente y - a través de “recomendaciones” - fue estableciendo para nuestros países las hipótesis de guerra por enfrentar, el enemigo por combatir, la doctrina y procedimientos para hacerlo, las armas por utilizar, etc. Así desde 1942, fueron nuestros enemigos o dejaron de serlo: alemanes, japoneses, italianos, rusos, chinos, cubanos, nicaragüenses, etc. Con el correr del tiempo todos ellos se sintetizaron en la denominación: “Sistema Comunista Internacional” y este enemigo fue´ ubicado dentro de la propia población. Surge así la Doctrina de la


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Introducción a la problemática de la Defensa Nacional Seguridad Nacional, la que estableció que el único enfrentamiento internacional existente en el mundo es el conflicto Este - Oeste; y a él deben subordinar su accionar las naciones emplazadas en cada una de las zonas de influencia que las superpotencias se asignaron al fin de 2ª. Guerra Mundial en la Conferencia de Yalta. Sus previsiones se pueden resumir así: -El peso principal de la lucha armada contra el comunismo internacional lo llevarán los EE UU y sus aliados de la OTAN. El resto de las naciones americanas deberán: - Posponer todo enfrentamiento regional. - Mantener el orden interno en sus países respectivos, combatiendo todo intento de infiltración marxista y el desorden social resultante, de cualquier manera y a cualquier costo. - Colaborar en el mantenimiento del libre tránsito marítimo por los mares que bañen sus costas respectivas. - Disponer de un reducido grupo de su potencial militar a fin de poder ser empleado, como fuerza combinada, en algún país de la región en caso de un supuesto desborde marxista (caso de Sto. Domingo en 1962 ). Durante la década de los años 60 la Argentina acuerda con Francia un tratado para la compra de material de guerra en ese país, así se firmó el llamado “Plan Europa” lo que aparejó la instalación de una misión militar francesa en los comandos militares argentinos. A través de ella penetró en nuestras FF AA la llamada “Doctrina de la Guerra Contrarrevolucionaria” que realizó enormes aportes ideológicos, estratégicos y tácticos sobre el empleo de las FF AA en la represión del comunismo. La prédica de dos coroneles de esa misión, Patricio de Naurois y Francois Badie fue fundamental en la explicación de la puesta en marcha de la doctrina de la guerra contra-subversiva aplicada enArgelia por los franceses para “detener el avance destructor del marxismo”. En realidad se había tratado

de la salvaje represión de un pueblo que luchaba por su independencia. Contra ese enemigo - decían los franceses - incluido tal vez en la propia familia o entre las amistades más íntimas, son las FF AA de la nación las que tienen que actuar, debiendo recibir por ello todo tipo de ayuda e ilimitada colaboración. Cuando se conozca la existencia de un individuo que, en cualquier orden de cosas, ayude al objetivo del enemigo, tendrá que ser considerado traidor y tratado como tal. A su vez los norteamericanos no se que-

daron cortos en estas tareas de proporcionar su aporte ideológico, enseñando todas las técnicas de la “contrainsurgencia”, de la “lucha antisubversiva ”o “guerra contrarrevolucionaria”: en definitiva, represión contra un enemigo interior. Para ello desarrollaron cursos destinados no sólo a las FFAA sino también a las Fuerzas de Seguridad, en lugares tales como la Escuela Militar John F. Kennedy (Fort Bragg, en Carolina N); la Escuela de Infantería (Fort Benning - Georgia); la Escuela de Asuntos Civiles y Gobierno Militar (Fort Gordon - Georgia); la Escuela de Comando y E.M. (Fort Leaventwork - Kansas); y el Colegio Interamericano de Defensa (Washington D.C.). Además de estos lugares en su territorio, funcionó otra Escuela - quizás la más tristemente célebre: la Escuela de las Américas (USARSA), situada en Fort Gulick en la zona norteamericana del Canal de Panamá. Hasta 1975 se habían contabilizado más de 600 argentinos en esa Escuela, aprendiendo las técnicas de las “operaciones de lucha contra la subversión.” En la actualidad sigue funcionando en instalaciones de la Escuela de Infantería en Fort Benning, EE UU. En el año 1960 el jefe del Comando Sur, General T. F. Bogart, invitó a sus colegas latinoamericanos-caribeños a visitar la sede de su comando en Fuerte Amador en Panamá, con el propósito de “estrechar los lazos de amistad”. En esa oportunidad varios de los comandantes presentes propusieron una reunión anual de ese tipo, la que podría aprovecharse para analizar problemas militares comunes. y así fue. Pronto las Marinas de Guerra y las Fuerzas Aéreas siguieron igual proceder. Lo que había comenzado como una intrascendente reunión social se transformó en un formidable factor de poder desestabilizador de los pocos poderes democráticos de la región y que puso en movimiento una verdadera diplomacia paralela. Hasta se redactó un reglamento para su funcionamiento en cuyo artículo 2º se expresa: “es finalidad de estas conferencias lograr una clara comprensión entre los ejércitos para estudiar en conjunto los problemas militares de mutuo interés, a fin de garantizar su seguridad y defensa, especialmente contra la agresiva campaña del comunismo internacional y para que contribuyan al progreso social, económico y cultural de sus países”. Hace-


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Introducción a la problemática de la Defensa Nacional mos constar que en la actualidad estas “conferencias se siguen efectuando sin mayores inconvenientes. Pese al doble fracaso en la aplicación de estas doctrinas contrainsurgentes, ya antes de la derrota en Vietnam y aún antes de que Kennedy enviara los primeros “asesores” militares al SE asiático, todo este conjunto de teorías y técnicas, este cuerpo de doctrina yanqui - francés que hemos descripto, había servido de base para la creación de una mística, que de hecho iba mucho más allá de lo militar, y que incluía una concepción del mundo basada en la guerra permanente y total, sin reglas, contra un enemigo de ámbito universal. Así que – se expresaba - “no hay escapatoria, todo aquel que no se encuentre luchando activamente contra el enemigo, estará cooperando con él y deberá atenerse a las consecuencias.” Lo que los norteamericanos y los franceses no habían considerado y pusieron entonces en evidencia, fue que tanto la Doctrina de la Seguridad Nacional, cuanto la de la Guerra Contrarrevolucionaria, habían sido establecidas para ser aplicadas fuera de sus respectivas fronteras nacionales contra pueblos distintos a los propios. En cambio tanto los militares argentinos cuanto los del resto de Latinoamérica y El Caribe, adoptaron esas doctrinas para aplicarlas contra su propia ciudadanía, iniciando un camino de desvirtuación profesional y de alejamiento de su propio pueblo que lo nutre y le da razón de ser. Sus implicancias han sido trágicas. Por una parte han costado ríos de sangre derramada en aras de intereses espúreos. De otro lado, ha servido para hipotecar el futuro de casi todas nuestras naciones, originando una impagable deuda externa que servirá para maniatar a los estados por tiempos prolongados. En definitiva, se puede resumir lo analizado expresando que los factores más perniciosos de una sociedad desarticulada por tantos años de intervencionismo militar, de unas instituciones democráticas debilitadas por tantos años de dictaduras, del grave efecto desestabilizador de terrorismos contrapuestos, de unas FF AA doctrinal-

mente obsesionadas por la idea del enemigo interior, de militares cada vez más desviados hacia una mentalidad policial y cada vez más alejados de una recta función castrense; todo ello unido a una arraigada pervivencia de la tortura como medio imprescindible para la represión, conformaron un complejo atado de desviación del funciona-

miento institucional, que confluiría fatalmente en la tragedia que duramente iba a castigar no sólo a la sociedad argentina sino a la del resto de Nuestra América, como consecuencia de la aplicación de la maldita Doctrina de la Seguridad Nacional.


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Julio C. Gambina: Reflexiona sobre la crisis económica estadounidense: “Hace cuatro décadas que la potencia imperialista sobrevive en su condición hegemónica por el crédito que le otorgan los demás países a un estructural déficit comercial durante casi todo el período, y un creciente déficit fiscal, solo matizado con algunos breves períodos superavitarios. Pero el origen más cercano puede encontrarse también en la recesión a comienzos de la primera década del siglo XXI”. Félix Alberto Luque: “El paradigma dominante en la teoría económica en los últimos cuarenta años, ha sido (no tan raramente) denominado RARE por sus iníciales en inglés ( Rational Agents using Rational Expectations). La apropiación de la palabra “racional” para describir la conducta de los agentes económicos (consumidores, empresas, trabajadores y gobierno), es una muestra palpable de un fantástico golpe de propaganda para establecer el paradigma con carácter de dogma indiscutible”. Pedro Trecco: Alerta sobre la pandemia del siglo XXI: “Hoy ya no se duda sobre la estrecha asociación entre drogas, violencia y delito, en forma de narcotráfico o de presencia de estupefacientes en la comisión de otro tipo de delito. Las drogas son por tanto un problema relevante de seguridad social ciudadana”. Pablo Gentili: “Hay que refundar Haití con los haitianos, con sus organizaciones democráticas y populares. Refundar, desde su pueblo y junto a su pueblo, esa nación autónoma que no acabó de nacer, porque no la dejaron. La educación puede ser una buena forma de hacerlo”.


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Julio C. Gambina

La explosión de la crisis en Estados Unidos es cuento largo, pero se agudizó desde agosto de 2007 y se hizo evidente en el septiembre negro de 2008 con impacto para las finanzas y la economía global. La crisis puede rastrearse desde la declaración de la inconvertibilidad del dólar en 1971, medida que marca el fin de los acuerdos globales al final de la segunda guerra mundial. EEUU logra entonces la hegemonía del sistema mundial con la imposición de su moneda como patrón mundial de cambio. Hace cuatro décadas que la potencia imperialista sobrevive en su condición hegemónica por el crédito que le otorgan los demás países a un estructural déficit comercial durante casi todo el periodo, y un creciente déficit fiscal, solo matizado con algunos breves períodos superavitarios. Pero el origen más cercano puede encontrarse también en la recesión a comienzos de la primera década del Siglo XXI.

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l pánico en el último semestre del gobierno de Bush (2008) llevó a fortísimas intervenciones estatales de liquidez en los principales países capitalistas del mundo para sostener corporaciones transnacionales en crisis. Fueron intervenciones que tiraron por la borda la prédica “neoliberal” que sostenía la innecesaria intervención de los Estados nacionales. Junto a la gigantesca intervención pública, la iniciativa de Bush promovió la extensión del acuerdo político supranacional del G7-G8, al G20, involucrando en la toma de decisiones a países del sur del mundo, especialmente China (de América Latina se sumó a México, Brasil y Argentina). Por aquel momento, el presidente de EEUU anunció un salvataje por 700.000 millones dólares. Pocos meses después, con nuevo ocupante en la Casa Blanca, se aplicaría un nuevo salvataje por 800.000 millones de dólares. En poco tiempo se habían destinados en EEUU 1,5 billones de dólares para salvar las empresas transnacionales en crisis. En ese periodo se estiman más de 5 billones de dólares aplicados por los principales países capitalistas.

El objetivo era rescatar las carteras morosas (“deudas tóxicas”), sanear el sistema bancario y relanzar la actividad a costa del conjunto de la sociedad, con la intención de amortizar ese costo socializado en el sistema mundial. En el discurso de Bush presionando a los parlamentarios estadounidenses se pudo leer cierto tono catastrofista para inducir la aprobación del paquete de salvataje. Así se calificó la “profundidad de la crisis” que no admitía el rechazo del paquete de “estatización”, pues el impacto en costos sociales y económicos sería peor. Las políticas de “continuidad” en la gestión de la crisis, ahora bajo el gobierno de Obama, no son muy alentadoras. Es el chantaje usual de quienes asumen la responsabilidad en el curso de la crisis y aprovechan la ocasión para socializar las contribuciones del rescate público para continuar con el rumbo de la acumulación interrumpida. Sobre fines del 2009 se destacaba el fin de la recesión de la economía mundial. Era una batalla sobre el imaginario social que se derrumbó cual castillo de naipes cuando eclosionaron los gravísimos escenarios que observamos en Grecia, España, Portugal e Irlanda. La imagen que se pretendía instalar es que “ya había pasado lo peor”, pero a la luz de los acontecimientos es preciso discu-

tir y desarmar ese discurso, porque el chantaje induce nuevas rondas de ajuste que se descargan sobre los sectores más vulnerables, los trabajadores y los pobres del mundo. El ajuste europeo anuncia tiempos recesivos o de crecimiento muy lento, destrucción de beneficios sociales y disputa global por transferir el costo social de la crisis capitalista. En un informe reciente, el Banco Mundial reconoce que, producto de la crisis, hasta 50 millones más de personas podrían quedar desempleadas en 2009. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés) informa que son 1.020 millones los hambrientos en el mundo (uno de cada seis habitantes del planeta). Son referencias contundentes para enterrar la ilusión de “solución” luego de la crisis recesiva, por lo menos para millones de personas afectadas. Datos para la recesión La crisis en EEUU, manifestada como recesión hacia el 2001 se reve-


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la a partir del análisis del cuadro 1. Éste muestra el escaso crecimiento que tiene EEUU entre los años 2001 y 2008, y la definitiva baja que se consolida en el 2009. Ante este escenario, el país define profundizar la estrategia de libre circulación del capital. EEUU necesitaba financiamiento del mundo y lo logra a expensas de un crecimiento gigantesco de su deuda externa y una inversión de activos dolarizados de todos los países del mundo, posibilitado por la libertad de movimiento del capital global. En ese marco aparece como fundamental el proyecto del Área de Libre Comercio de la Américas, ALCA, que suponía la consolidación de un área de explotación propia para el capital de origen estadounidense. El objetivo era el usufructo de la riqueza en petróleo, agua, minerales, biodiversidad, es decir, recursos naturales y fuerza de trabajo capacitada y

barata con relación al precio de la fuerza de trabajo en el capitalismo desarrollado. Derrotado el proyecto del ALCA, desde Washington se empujó una estrategia de negociaciones bilaterales, junto a esfuerzos por hacer avanzar las negociaciones multilaterales en la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio, la OMC (obviamente manteniendo sus políticas nacionales proteccionistas). En este proceso, la potencia imperialista se transformó en el gran comprador del mundo agigantando su déficit comercial (cuadro 2) y en el mayor país endeudado para sostener un inmenso déficit fiscal (cuadro 3) que sus-

tentó su política de militarización y agresión global. La crisis recesiva del 2001 pudo sortearse una vez más con crecimientos restringidos en comparación con años anteriores y postergando el momento de la explosión hacia 2007, con fuerte recesión en el 2009 y la búsqueda de rebote en el 2010. No es distinta la situación en la Eurozona, con tasas de crecimiento que oscilan apenas por menos del 1% al 3% entre 2002 y 2007, para desacelerarse violentamente entre 2008 y 2009 en una recesión aún más prolongada que la de EEUU. Su punto más bajo es la caída del 6,3% producida en 2009. Japón por su parte registra sus propios y alarmantes datos de evolución entre el 0,2% para el 2001 hasta el pico del 2,7% en 2004 y una recesión en el 2009 del -5,2%. Para la región latinoamericana y caribeña la variación porcentual del PBI en el año 2009 registró un descenso menor respecto de la eurozona, los Estados Unidos y Japón, ya que bajó un 1.8% respecto del año anterior (cuadro 4). Sostenemos que el impacto de la crisis fue menor en nuestra región, dado que el ajuste anticipado, realizado en los años 80´y 90´, amortiguó la colisión de la crisis mundial en curso. Pero la recesión no es solo disminución en la generación de producto, sino y especialmente desempleo. La Revista The Economist señala en una nota bajo el título “Redefiniendo la recesión” que muchos economistas asumen que ésta se deriva de una caída en el Producto Bruto Interno de los países y que por lo tanto es necesario repensar la definición standard sobre el tema, ya


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La crisis como expresión del chantaje del capital que en la forma tradicional de medición alcanza con dos trimestres de caída del PBI. El artículo destaca que el desempleo es la mejor forma de medir el fenómeno recesivo, acudiendo a un viejo relato en clave humorística que afirma que “cuando tu vecino pierde su trabajo, a eso se le llama desaceleración de la economía. Cuando pierdes tu trabajo, eso es recesión. Pero cuando un economista pierde su trabajo, esto se transforma en depresión. Los economistas que ignoran el reciente crecimiento del desempleo merecen perder su trabajo”. Vale la mención por tratarse de una Revista especializada y muy comentada en el mundo de las finanzas y el poder económico y más allá de tecnicismos sobre que es recesión,

se destaca el papel del desempleo para definir la crisis recesiva. Veamos la evolución reciente de la tasa de desempleo para EEUU (cuadro 5). El incremento de la desocupación es también manifiesto en la Eurozona (cuadro 6) cuyo último índice alcanza al 10% de la población. Por otro lado, la región latinoamericana también ostenta graves índices de desempleo a lo largo de esta última década, aún cuando desde 2005 se evidencia una tendencia a la baja, producto principalmente del incremento de trabajo no registrado. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte en uno de sus últimos documentos que: “El desempleo es sólo la punta del iceberg de la angustia del mercado de trabajo. El subempleo se ha incrementado significativamente, aumentando las preocupaciones que muchos trabajadores desa-

lentados se puede deshacer de manera permanente el mercado de trabajo. Un marcado incremento en el empleo vulnerable y pobreza de los trabajadores también se ha producido entre 2008 y 2009. Trabajadores temporales y subcontratados han estado entre los primeros en perder sus puestos de trabajo. Los salarios y beneficios se han reducido para muchos trabajadores.” La liberalización es el rumbo del capital Mientras tanto, el grado de apertura de la economías latinoamericanas y caribeñas sigue su tendencia creciente, lo que deja en clara evidencia que en todos los rincones del planeta la respuesta a la crisis se manifiesta simultáneamente tanto como un “salvataje” a las grandes corporaciones financieras trasnacionales, como con la profundización de la liberalización de las economías nacionales (cuadro 8) que impacta directamente en detrimento de las clases

subalternas quienes finalmente terminan pagando la crisis por cualquiera de aquellas vías. Por su parte, la inflación a escala mundial parece reavivarse con el encarecimiento del precio del petróleo y los alimentos. No resulta sorprendente ese crecimiento de los precios, especialmente si se piensa en un paradigma productivo sostenido en el petróleo, el cual parece haber alcanzado el pico de las reservas históricas, según un reciente estudio, situación que estimula el alza del precio sin techo imaginable, más allá de las alzas y bajas en la coyuntura. Adicionemos a ello el incremento de los precios de los alimentos, motivado en una mayor demanda motorizada por China y la India, donde habita el 36% de la población mundial. Es cierto que las commodities elevan sus precios por inversiones especulativas, que incluye la compensación por las debilidades del dólar y que cualquier modificación que actúe en el fortalecimiento de la moneda estadounidense afecta a la baja de los precios, pero no debe obviarse las tendencias estructurales que explican integralmente la aceleración de precios de la energía, los metales y los alimentos. Las cifras de inflación y el incremento del desempleo y la pobreza, son referentes claros de que la crisis se descarga sobre los trabajadores y sectores sociales de menores ingresos. La crisis la están pagando con


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desempleo y peores condiciones de trabajo y vida la población vulnerable del capitalismo global. Surge entonces el interrogante sobre las perspectivas de los precios internacionales. No es un dato menor si se piensa que buena parte del crecimiento económico, de la holgura fiscal y de las balanzas comerciales en la región estuvieron motivadas en los últimos años en la benevolencia del mercado internacional de productos primarios. Al mismo tiempo cualquier indagación acerca de los precios, no debe soslayar el papel de China en su formación. ¿Por qué? Porque su economía sostiene un crecimiento del 10% acumulativo desde hace 30 años, fenómeno que no se detuvo ante la crisis actual alcanzando un incremento del 8,7% en el año 2009. Esta tendencia se mantendría, según un informe del Banco Mundial, que estima un crecimiento del 9.5% de su Producto Bruto Interno (PBI) para el año 2010. La evolución macroeconómica china y sus favorables perspectivas a futuro, han propiciado la expansión capitalista en su territorio y facilitado la inversión productiva con fuerza de trabajo barata para capitales ávidos de superar la crisis de rentabilidad presentada en los años 70´. El capital resuelve su crisis en este tiempo con una ofensiva contra el trabajo vivo existente, al tiempo que genera millones de nuevos puestos de trabajo en Asia en condiciones “inmejorables” por el bajo precio de reposición de la fuerza laboral y el carácter subordinado del mismo a las necesidades de los inversores capitalistas. Es el escenario ideal a fin de restablecer

rentabilidad al capital afectado y reproducir las condiciones mundiales para la generación y apropiación de plusvalor, posibilitando transferir ese nivel del costo de producción como standard mundial de remuneración del trabajo. Es un hecho que China bajó su pobreza del 80% en 1980 al 20% en 2006 y se manifiesta como mayor demanda de alimentos en el mercado mundial. El aumento del precio del petróleo y de los alimentos se complementa para estimular la espiral creciente de los precios de mercado que dan sustento a la inflación mundial. Ambos fenómenos disparan a su vez mecanismos especulativos, con apuestas a los mercados a futuro, que verifican con su accionar en tendencias recurrentes al alza de los precios, tal como ocurre, especialmente desde comienzos de 2007. En fin, las respuestas políticas ante el preocupante panorama que muestran las cifras, se encuentran en pleno desarrollo. Por un lado las clases dominantes impulsan políticas estatales que oscilan entre el salvataje, el ajuste y la liberalización de las economías nacionales a fin de sostener la tasa de ganancia y las condiciones para la continui-

dad de la acumulación y dominación capitalista. Por el otro existe una dinámica alternativa que se procesa, especialmente en América Latina y el Caribe en pos de construir relaciones sociales para otro mundo posible. Este es el desafío presente ante el cambio político regional en el marco de la crisis capitalista.


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La crisis global: ¿Es posible una mayor desigualdad aún? Félix Alberto Luque

Se han escrito toneladas de papeles sobre la mayor crisis mundial desde la Gran Depresión y se esperan muchísimos más. Ya no sólo de economistas, sino también de sociólogos, psicólogos, politólogos, antropólogos y aún de físicos. Especialmente se ha recorrido la larga memoria histórica para constatar que las crisis financieras, monetarias, bancarias, devaluaciones y default no son nada nuevo y constituyen un rito por el que han pasado todos los países y especialmente los imperios.

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elizmente la economía está dejando de ser patrimonio de los economistas. Como dijo Jacob Viner, si “la economía es lo que hacen los economistas”, ha merecido el mote de “Ciencia Maldita” (“dismal science”, en inglés), o aún mejor dicho, los desgraciados resultados que ha logrado, se han desplegado en el elevado número de chistes sobre economistas, desde “un economista es el que ofrece explicaciones complicadas de lo obvio”, hasta “un economista es alguien que no sabe de lo que habla y te hace pensar que tu no lo entiendes”, pero invariablemente sigue vigente el dicho aquel que un economista es alguien que explica por qué lo que predijo ayer no sucedió hoy. Lo que nos lleva al no increíble caso de la Gran Crisis de 2008, que pocos pudieron prever, y cuya magnitud se puede valorar en

Gráfico 1


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La crisis global: ¿Es posible una mayor desigualdad aún? relación a otras grandes caídas de los mercados en el siglo pasado, en el Grafico 1: El índice Standard & Poors de Wall Street, bajó en 3 años casi el 90% desde su pico más alto en la Gran Depresión, y la crisis de las hipotecas subprime de 2007-2008, en solo un año y medio, cayó un 50%: Véase Gráfico 1: 2008, La Crisis más profunda desde la Gran Depresión (según el índice S&P) Un minucioso estudio identifica sólo 12 conocidos economistas, los que la anticiparon, sin embargo, no fueron escuchados, y se impuso un pensamiento mayoritario, contrario a la voluminosa evidencia de la historia, desde los tiempos de Adam Smith, como se puede observar en el Graf 2, para ilustrar sólo un tipo de crisis, que muestra poquísimos períodos de “relativa estabilidad” o “moderación del ciclo”. Existen 4 variedades de crisis: 1) Crisis de la Deuda; 2) Crisis bancarias (Gráfico 2); 3) Crisis monetarias (alta devaluación); 4) Crisis de alta inflación. Serían 5 si incluimos la práctica de rebajar el contenido metálico (oro, plata, etc.) de las monedas (p.ej., el contenido de plata en las monedas europeas bajó desde 9 gr en el año 1400, hasta 1gr en 1800). Es decir, no hay nada nuevo bajo el sol, y cuando hacemos un racconto de la historia económica, se confirma una y otra vez esta característica saliente de la economía, la recurrencia de las “crisis”, y no sólo pero en forma creciente, en el capitalismo industrial primero, y vertiginosamente en el

capitalismo financiero global, con la lamentable consecuencia de que siempre los más perjudicados son los menos favorecidos en la escala social. Siendo sus consecuencias tan graves, ¿por qué los economistas no le han dedicado mayor importancia y profundidad al estudio de la recurrencia de las crisis disminuyendo su significado, identificándolos sólo como “ciclos reales de los negocios”? Véase Grafico 2: Porcentaje de Países con Crisis Bancarias y Libre Movilidad de Capitales (1800-2007) Kindleberger en “Manías, Pánicos y Cracs” contabiliza 6 grandes crisis en todo el siglo XVIII, un promedio de una crisis cada 17 años. Ya en el capitalismo industrial del siglo XIX, registra 17 grandes acontecimientos, lo que baja el período de estabilidad a 6 años en promedio, lo que se mantiene hasta la Gran Depresión. En contraposición, los 25 años del Estado de Bienestar desde la posguerra hasta 1970, caracterizado por las regulaciones financieras, sólo cuenta 5 episodios aislados de especulación en divisas. En los 37 años de preponderancia del capitalismo financiero desde 1970 hasta 2007, el propio FMI contabiliza 124 crisis bancarias sistémicas, 208 crisis monetarias, y 63 crisis de deuda soberana, con lo cual no hay un sólo año sin que estalle alguna crisis en algún país del mundo, reconociendo que la liberalización financiera tuvo un rol principal en su generación, como se puede ver en el gráfico. ¿Por qué los modelos que han decidido la política económica han descansado en los supuestos de agentes y expectativas racionales que tienden al equilibrio? Entonces, surge la pregunta obvia, ¿quiénes resultan beneficiados y quiénes perjudicados? y la

Gráfico 2

conclusión no puede ser otra sino la influencia del poder político y económico en la elaboración de las teorías y políticas económicas. Para ser precisos, son más que conocidas las legendarias leyendas de las crisis, desde la manía de los tulipanes en Holanda en 1637, las famosas burbujas simultáneas de 1720, tanto que Walter Bagehot decía en 1856: “Se ha escrito mucho acerca de los pánicos y manías, mucho más de lo que podemos observar o concebir… pero lo que sí es evidente, es que, en determinados momentos, muchísimas personas estúpidas poseen muchísimo dinero estúpido… De tiempo en tiempo, y por razones que no vienen al caso, el dinero de estas personas el capital ciego del país, como lo llamamos resulta particularmente abundante e insaciable: busca alguien que lo devore y se produce una 'plétora'; lo encuentra y hay 'especulación'; es devorado y estalla el 'pánico'”. Quizá por eso Joan Robinson, la mayor economista de la historia, nos advertía:“El propósito de estudiar economía no es adquirir un grupo de respuestas ya previamente confeccionadas a los problemas económicos, sino aprender cómo evitar ser engañados por los economistas.” ("Economics and Public Purpose", 1973), agregando en 1982, “tenemos la sensación de haber efectuado avances muy importantes en la comprensión de los efectos de la política económica y, sin embargo, se llevan a cabo políticas que producen resultados altamente perniciosos”, por eso, “las doctrinas económicas siempre nos llegan como propaganda”. La mayor crisis que vive el mundo desde la Gran Depresión, llevó a uno de los economistas con mayor responsabilidad en las decisiones que llevaron a provocarla, a reconocer que “Todo el edificio intelectual que hemos construido, ha colapsado” (Alan Greenspan, October 23, 2008 ). Muchos economistas deberían seguir su ejemplo y cambiar radicalmente su paradigma que ha demostrado tan claramente sus graves errores ontológicos, epistemológicos y metodológicos. Esos economistas deberían hacerse cargo, en lugar de culpar simplemente a una abstracción sin sujeto, como la ciencia económica. Las ideas que han predominado en el pensamiento económico y continúan influyendo hoy, solo sirven el propósito de proveer una mera justificación intelectual a las políticas económicas con consecuencias desastrosas para las clases populares de todos los países del mundo, afectando con mayor gravedad a los países


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La crisis global: ¿Es posible una mayor desigualdad aún? más pobres. La historia del reino del mercado... Y la miseria A medida que el capitalismo industrial desarrollaba sucesivas eras tecnoeconómicas, el pensamiento dominante generaba diversos modelos explicativos y de promoción de sus ideas. Es claro que el predominio de la economía clásica fue más el resultado del poder económico de Inglaterra que de los argumentos de Smith, Ricardo y Mill, aplicados a otros países menos competitivos y a sus colonias. La liberalización de la economía británica llegó recién en 1860, 84 años después del mito de la “mano invisible”. Esta época es conocida como “El Reino del Mercado… y la Miseria”, dando lugar a la Crítica de la Economía Política, con los trabajos de los socialistas, y fundamentalmente Marx y Engels. Alrededor de 1870 bajo el patrón oro, la era de la industria pesada despliega el ferrocarril, la navegación a vapor y las comunicaciones, generando lo que algunos llaman la primera globalización capitalista, mientras en la teoría económica se desarrollaba el paradigma neoclásico (1870-1929). Estados Unidos vive un proceso de concentración de la riqueza y opulencia, codicia y especulación, con el 10% de la población reteniendo el 45% del ingreso, que Mark Twain (1873) satirizó como “La Era Dorada” (The Gilded Age), sólo barnizada de oro, con prácticas fraudulentas, estafas y corrupción. Llamada “La Era de los Robber Barons” (1861-1901), un término despreciable en esa época, para designar a los ricos magnates producto de estafas y fraudes, como los Rockefeller, J.P. Morgan, y J. Gould. En 1931, Aldous Huxley, proyecta el mundo después de seiscientos años en su novela “Un Mundo Feliz”, el género humano se ha dividido en varias especies distintas: los Alfa, los Beta, los Gamma, los Épsilon, y las reservas salvajes. Cada una de estas especies es distinta por su condicionamiento mental, realizado en laboratorio mediante técnicas de “hipnopedia” y todos son felices. Uno de los párrafos que mas impresionan es aquel que reza: “Estabilidad, estabilidad, estabilidad... La necesidad primaria y última…”. La Gran Depresión puso fin a la época de auge y de la teoría neoclásica, al menos en su versión histórica original, y los años '20 son conocidos como los años de la “gran teoría”, desarrollos analíticos importantes

que desafiaron su predominio, como la competencia imperfecta (J. Robinson) y la teoría keynesiana. Pasada la guerra, las políticas económicas keynesianas aplicadas en todo el mundo, entre 1945 y 1970, junto al auge de la “planificación del desarrollo” dieron lugar a la llamada “Era de Oro del Capitalismo” (The Golden Age), que Paul Krugman reconoce como la época de la clase media americana. El mundo desarrollado se expandía a tasas de crecimiento sostenido que hicieron olvidar las crisis y depresiones del pasado, duplicando la participación del Estado en la economía. Con la creación de los bancos centrales y la regulación prudencial, no hubo ninguna crisis bancaria en el mundo entre 1945-1971 (véase Gráficos 2 y 3). Véase Gráfico 3: Estados Unidos, Participación del 10% más rico en el Ingreso Como se observa en el gráfico, la euforia de los ricos llega hasta alcanzar el 50% del PBI, bajando por la Gran Depresión, sólo hasta el 45%. La gran caída se produce como efecto de la Segunda Guerra Mundial, y se mantiene en un nivel del 33% en la posguerra producto de las políticas keynesianas, hasta 1970. La globalización financiera: De vuelta a la exhuberancia Un lugar común en la literatura es que la historia se repite a sí misma, como recordó Marx en el 18 Brumario: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal apare-

Gráfico 3

cen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa.” A comienzos de los años '70 sucedieron varios hechos importantes, que cambiaron radicalmente el contexto económico mundial. En primer lugar, y como consecuencia de los déficits provocados por la Guerra de Vietnam, Estados Unidos declara la inconvertibilidad del dólar rompiendo unilateralmente los acuerdos de Bretón Woods de 1944, y establece el privilegio, propio de una potencia hegemónica, de emitir sin control la divisa de reserva internacional. Los productores de petróleo se agrupan en el cartel de la OPEP cuadruplicando los precios del petróleo, poniendo fin a los años de complacencia, y para mediados de esa década, un problema desconocido desafiaba las políticas keynesianas: la estanflación. El pensamiento Keynesiano fue desechado y, en su lugar, la ortodoxia de base neoclásica se posicionó como “la economía”, dando sustento teórico a lo que llamamos “neoliberalismo”. La experiencia piloto fue en el Chile de Pinochet (1973), con Milton Friedman y sus “Chicago boys”, con todos sus ingredientes: desregulación, banca libre, y privatizaciones. A pesar de su fracaso, en 1979 el triunfo de Thatcher en Inglaterra y en 1980 de Reagan en EE.UU., fue ampliando el movi-


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La crisis global: ¿Es posible una mayor desigualdad aún? cuidando las ovejas, principales causantes de los shocks que, emanando de los países centrales, provocaron las crisis de los últimos treinta años (ver Grafico 2). Los capitales especulativos, entran y salen en “manada” de los países periféricos, “contagiando” como una epidemia según “el sentimiento de los mercados”, calculado por tres agencias internacionales de estimación del “riesgo país”, cuyos modelos “bancados”, tampoco previeron el estallido de las hipotecas subprime, ni el miento que abarcó hegemónicamente todo el mundo. El triunfo ideológico fue aplastante, el pensamiento dominante se volvió pensamiento único: la inflación como principal problema económico, rebajas de la tasa máxima del impuesto a la renta, mientras la desocupación aumentaba, los salarios se estancaban y la desigualdad volvía a niveles de fines del siglo XIX. Pero el aspecto fundamental que define esta nueva era, es el predominio del capital financiero por sobre el capital productivo industrial. La referencia a “los mercados” ya no corresponde tanto a las bolsas de acciones sino más a la transacción con derivados, divisas y bonos. Nacía una “Nueva Economía”, bajo la Globalización Financiera, y con ella todo un período plagado de crisis monetarias, cambiarias y bancarias. “Adiós a la supervisión bancaria, Bienvenidas las Crisis Financieras”, como avizoró el economista cubano Carlos DíazAlejandro en 1982. Tres son los instrumentos básicos de política económica para el triunfo del financierismo a escala global: 1) la liberalización de los movimientos de capital a través de las fronteras, impuesto por el FMI y el Banco Mundial en todos sus programas de “ayuda”; 2) la desregulación financiera, con el falaz argumento que los bancos se saben cuidar solos. El lobo

default de Grecia en 2010; 3) La rebaja de la tasa máxima del impuesto a la renta que igualmente se propagó rápidamente al resto del mundo, por temor a la fuga de capitales hacia los paraísos fiscales. El impuesto a la renta de las personas es el más importante en todos los países desarrollados, representando un 10-25% del PBI, y ha sido uno de los pilares de la reforma neoliberal en los EE.UU., iniciada por Reagan en 1981 y finalizada por Bush en 2003. Reagan redujo la tasa máxima a las rentas altas del 70% al 28%, y

Bush del 40% al 35%, y aún así, representa un 10% del PBI, similar a los países de la OCDE, pero la mitad de los países nórdicos, las sociedades más igualitarias del mundo. Surge así con enorme fuerza una exaltación hacia la riqueza, al contrario del desprecio que experimentaba la cultura de fines del siglo XIX, y ahora los ricos son admirados como iconos del éxito y mientras más altas sean sus ganancias, mayor es la admiración mundial. Tom Wolfe la parodió como “La Hoguera de las Vanidades” (1987) y Galbraith la analizó en “La Cultura de la Satisfacción” (1992), también como la “Era de los Robber 'Boomer' Barons” que se desarrolla entre 1980-2008, cuando estalla nuevamente una burbuja (boom). En el Grafico 3, se puede ver este ciclo de frenesí hacia la codicia, o la “exuberancia irracional” como la llama Alan Greenspan. Lo increíble es que a pesar de este frenesí hacia la riqueza, los economistas ortodoxos insisten en llamarla la “Era de la Gran Moderación”, por priorizar políticas antiinflacionarias; el Grafico 3 se resalta esta “virtud”, que tuvo su dramático final con el crash de 2007-2008, muy similar a 1929. A raíz de esta tendencia hacia la concentración de la riqueza, un importante grupo de economistas (Picketty, Saez, Atkinson) realizan un amplio programa internacional de investigación de las altas rentas originado en Francia y continuado en más de 20 países, de donde surge el Gráfico 3 que ilustra esta tenden-


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La crisis global: ¿Es posible una mayor desigualdad aún? cia: en EE.UU., el 10% más rico llega a igualar el 50% justo antes de las dos grandes crisis (1929 y 2008) y lo interesante para nosotros es que en Argentina incluso se supera como veremos luego. Con excepción de los tiempos de guerra, en todo el siglo XX y hasta 1980 los activos financieros crecieron al mismo ritmo que el Producto Bruto Mundial (PBM). Pero todo el “dinero estúpido” que describió Bagehot, tiene que ir a algún lado y reproducirse. Entre 1980 y 2007, el valor total de estos activos alcanzaron un máximo de 194 billones de dólares, 343% del PBM, hasta caer a $178 bn, a fines de 2008. El valor del mercado de derivados en los mercados extrabursátiles (OTC), en Junio de 2008, según el BIS (Banco de Pagos Internacionales) alcanzó la suma nominal de 683 billones de dólares, con un valor bruto de mercado de 20 billones de dólares, creciendo a una tasa anual del 30% desde 2004, y cubre los derivados relacionados con divisas, tipos de interés, acciones, commodities y otros, ya sean futuros, swaps u opciones. La volatilidad financiera de la globalización es uno de los males públicos mundiales más graves de esta etapa del capitalismo, y junto al cambio climático, la pobreza, el agua, la energía y los alimentos constituyen los problemas estructurales más acuciantes que debe enfrentar la humanidad. Como tales, no hay ninguna estrategia viable de solución si no hay reglas mundiales que gobiernen la imposición de bienes públicos mundiales capaces de remediarlos. La coordinación de la humanidad casi nunca ha funcionado en bienes públicos, como lo demuestra el Teorema de Coase en la literatura económica.

Gráfico 4

Su reproducción en Argentina El proyecto de investigación de las altas rentas también incluye a la Argentina, el único país de Latinoamérica, con la participación del economista argentino Facundo Alvaredo en la Escuela de Economía de París. La concentración del ingreso es aún más pronunciada que en todos los países desarrollados. Véase Cuadro 1: Participación por Grupos de Renta (en U$S año 2.000) Con cifras actuales (2003-2004) el 10% de la población gana más del 60% del total del Ingreso Nacional, es decir que el 40% restante se reparte entre el 90% de la población. En el Cuadro 1, se detalla como se

reparte la torta en el año 2.000 en el país. Se puede observar que el 1% de la población adulta retiene el 21% del total del ingreso nacional, y luego se divide este 1% entre fracciones más pequeñas aún hasta llegar al 0.01%, o sea 2.383 personas que ganan cada una un promedio de U$S 2.145.079 al año. Y el Gráfico 4, muestra como ha sido la participación de este grupo en el siglo pasado. Véase Gráfico 4: Participación del ingreso del 0.01% en Argentina y EEUU. La guerra y el imperio PonziMadoff Las doctrinas del imperio norteamericano se inician casi en su propia independencia con la Doctrina Monroe, siguen con la del Destino Manifiesto, continúan con la Diplomacia del dólar a inicios del siglo XX, para consolidarse con la Hegemonía del Dólar a raíz del acuerdo con la OPEP para establecer el precio del petróleo exclusivamente en dólares. Como se puede observar en el Gráfico 3, a partir de 1971 del default de su convertibilidad en oro, la cantidad de billetes emitidos crece exponencialmente desde 100.000 millones hasta los 900.000 millones de hoy. Un 60% de esos billetes están fuera de EE.UU., es decir que el mundo está financiando gratis a la potencia por unos 500.000 millones de dólares.


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La crisis global: ¿Es posible una mayor desigualdad aún?

Gráfico 5

En vista de sus enormes déficits fiscales y externos, ahora debidos a la Guerra de Irak, costo estimado en 3 billones, el mundo seguirá acumulando dólares como divisa de reserva. Véase Gráfico 5: Dólares en circulación El esquema Ponzi de 1920, hoy llevado a nivel de 50.000 millones de dólares por Bernie Madoff, fue establecido como categoría académica por el economista Hyman Minsky como la última fase de las crisis financieras. El análisis, siendo mucho más profundo, no difiere en sus líneas básicas de lo conocido: una primera fase de estabilidad, que da paso a otra de auge o euforia, terminando en una “fase Ponzi” de crisis cuando los especuladores deben pedir prestado para pagar los intereses de su endeudamiento. Analizando las proyecciones de los déficits y la deuda norteamericana, destacados economistas la han llamado La Nación Ponzi. Desde la perspectiva de los países periféricos que la financian lo llamamos El Imperio PonziMadoff. Conclusión: Exhuberancia y exclusión La Gran Recesión que atraviesa la economía mundial es consecuencia de las políticas económicas neoliberales iniciadas en la década de 1970

en el seno del poder imperial y transmitida al resto del mundo por la globalización y los organismos financieros internacionales. La ola de crisis que hemos reseñado en todo el planeta han llevado mayor inestabilidad y pobreza a todas las regiones, pero esta vez ha sido en la propia sede del imperio donde se han sentido sus efectos. Los enormes costos de la guerra de Iraq, y el endeudamiento de las clases medias y bajas tuvieron que ser contrarrestados por tasas de interés casi nulas para aumentar el consumo y la compra de viviendas. Esto provocó un auge de los valores inmobiliarios que se transformaron en derivados financieros con los cuales la banca financiera hizo enormes ganancias que terminaron en una burbuja que explotó en Agosto de 2007, tuvo su peor caída en octubre de 2008, continúa con su transmisión a través de la crisis de Grecia y Europa en 2010, y parece no tener final anunciado. Las grandes fortunas financieras ya se han recuperado de sus pérdidas y los bonos de sus ejecutivos han vuelto a ser escandalosos. En EE.UU., lo que queda es una población con más del 10% de desocupación, 15 millones de trabajadores, de los cuales un 40%, 6 millones no encuentran trabajo hace más de 7 meses, un record histórico. En Europa se ha alcanzado el record histórico del 10% con 23 millones de desocupados. En total, en el mundo hay 1.000 millones de personas sin un trabajo estable, 150 millones desocupados y 850 millones subempleados.

El concepto de exclusión supera al de pobreza. Incluye no sólo aspectos económicos, sino también sociales, étnicos, políticos y culturales. Esta nueva categoría social se ha venido perfilando en Latinoamérica con la aplicación de las políticas de ajuste del Consenso de Washington, y si bien pueden mostrar islas de modernidad comparables a los países del primer mundo en algunas de nuestras capitales, la gran mayoría de la población ha visto aumentar su pobreza y miseria, a un grado que se ha denominado exclusión social. Algunas cifras incendiarias provocarían en otras épocas un Gran Mayo Francés, como las siguientes: - Presupuesto del FMI o del BM = 70 Millones de pobres - Los Bonos 2009 de Goldman Sachs = 224 Millones de pobres - El Ingreso de los 400 más ricos de EEUU = 640 Millones de pobres - El Ingreso del 1% de los más ricos de EEUU = 1606 Millones de pobres - El Ingreso del 1% de los más ricos del mundo = 4275 Millones de pobres. Hace unos años Goodwin profetizó que debido a la irrelevancia y alienación de la homogeneidad ortodoxa quizás sólo “otra gran depresión o gran guerra pueda venir al rescate de la (verdadera) economía”. El paradigma dominante en la teoría económica en los últimos 40 años, ha sido (no tan raramente) denominado RARE por sus iniciales en inglés (Rational Agents using Rational Expectations). La apropiación de la palabra “racional” para describir la conducta de los agentes económicos (consumidores, empresas, trabajadores y gobierno), es una muestra palpable de un fantástico golpe de propaganda para establecer el paradigma con carácter de dogma indiscutible. Después de todo, quién quisiera invocar un pensamiento irracional como base de sus argumentaciones, o sugerir que los agentes actúan irracionalmente? Para recordar nuevamente la advertencia de la Sra. Joan Robinson, las doctrinas económicas siempre nos llegan como propaganda.


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La pandemia del siglo XXI Pedro Trecco

La problemática de la drogadependencia se ha incrementado de manera alarmante en los últimos 20 años, los intentos a la fecha de revertir esta penosa realidad han sido por demás frustrantes, las drogas ilícitas se han expandido por e l m u n d o e n t e ro transformándose en una verdadera pandemia que a la fecha padecemos todos.

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as adicciones son un síndrome constituido por un conjunto de signos y síntomas característicos, en los cuales el resultado final es el deterioro progresivo de la relación del hombre con sus mas preciadas raíces, tradiciones, valores y fundamentalmente una profunda forma de aislamiento de sus pares con un final trágicamente inevitable, la pérdida de la dignidad humana. El origen de las adicciones es multifactorial, entre los comunes que podemos mencionar están los factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Algunos síntomas característicos de las adicciones son: Daño o deterioro progresivo de la calidad de vida de la persona asociado a la pérdida profunda de su estado de ser humano, debido a las consecuencias negativas de la práctica de la conducta adictiva. Perdida de control, caracterizada por la práctica compulsiva de la conducta adictiva. Negación o auto engaño, que se presenta como una dificultad para percibir la relación entre la conducta adictiva y el deterioro personal. Uso a pesar del daño, lo cual se manifiesta como la práctica continuada de la conducta adictiva. Este

daño es tanto para la persona como para los familiares. Diversos estudios trataron de demostrar que existirían cambios neuroquímicos involucrados en las personas con desordenes adictivos y que además es posible que exista predisposición biogenética a desarrollar estas enfermedades a la fecha las respuestas definitivas a estas hipótesis aún no han sido reveladas. Puede desarrollarse adicciones tanto a sustancias psicotrópicas como a actividades y hasta relaciones. Algunos casos de adicciones que podemos mencionar son: las sustancias psicotrópicas, como el alcohol (etilismo o enolismo), tabaco (nicotina) y diferentes tipos de drogas (legales o ilegales), juegos de azar (ludopatía), comidas o componentes comestibles (obesidad mórbida), sexo, trabajo, relaciones interpersonales, por ejemplo una pareja. Como expresamos anteriormente la naturaleza exacta de las adicciones continua siendo motivo de análisis científicos y cada día se hacen descubrimientos que nos facilitan la comprensión de este fenómeno con el consecuente surgir de nuevas interrogantes para esta pandemia que afecta a miles de personas a nivel mundial. Dentro del campo de las adicciones la drogadicción o drogodependencia es una

enfermedad biopsicosocial, caracterizada por el abuso y la dependencia de sustancias químicas. Produce graves problemas físicos, familiares, laborales y sociales. Cabe destacar que el interés público prevalece sobre las libertades individuales cuando éstas afectan derechos e intereses de terceros. En sí esta depen-


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La pandemia del siglo XXI dencia es una forma de conducta social disvaliosa, pero al mismo tiempo no cumple los fundamentos elementales como para que esta conducta sea merecedora de penas. Podemos señalar que la experiencia demuestra que la aplicación de medidas represivas legales frente a esta situación (penalización del adicto), provoca un aumento de los perjuicios y no así de los beneficios que puede acarrear. Los sistemas actuales de tratamiento para adictos, estatales o privados, son escasos, de alto costo y tienen escasa efectividad. Generalmente para la recuperación se plantea la creación de granjas comunitarias, con un régimen flexible, y de amplia y activa participación familiar y social. La mayor posibilidad de éxito en un programa de intervención en esta patología social que pueda mitigar o disminuir el consumo se encuentra en la promoción de la vida saludable y la prevención de las adicciones, es decir en la captación de los individuos con determinantes sociales de riesgo. Cuando se buscan las causas que determinan el consumo, se denominan factores de riesgo a aquellas características sociales, culturales y/o individuales que en conjunto, en un momento determinado, incrementan las condiciones de vulnerabilidad de la persona para el consumo de drogas. En contra partida de estos, existen factores de protección se refieren a los estímulos y situaciones originadas en el individuo, el grupo o el medio social que al estar presente en un determinado periodo de la vida, determinan una menor vulnerabilidad en relación con el uso de estupefacientes. La droga se presenta en la sociedad con múltiples caras, siendo la más visible la del delito: el narcotráfico y

la violencia que es capaz de instaurar en la sociedad. Otra faz es el micrográfico o tráfico hormiga, que se infiltra en los espacios que la comunidad ha construido para el desarrollo y esparcimiento de la infancia y la juventud (escuelas, clubes de barrio, estadios, fiestas). Hoy ya no se duda de la estrecha asociación entre drogas, violencia y delito, en la forma de narcotráfico o de presencia de estupefacientes en la comisión de otro tipo de delito. Las drogas son, por tanto, un problema relevante de seguridad social ciudadana. Los hombres cualquiera sea su condición social o nivel cultural no pueden permanecer indiferentes y ajenos al entorno social cotidiano, para contribuir a erradicar los peligros que a diario acosan a nuestros niños y adolescentes, y poder apostar a una juventud consciente y comprometida con su tiempo. Con el claro objetivo de intentar aportar una alternativa humana al abordaje de la problemática que nos desvela y desde los mas profundo de nuestro ser tratando de dar una respuesta a la penosa realidad que los habitantes del barrio refirieron como su principal adversidad, nos aventuramos a presentar este programa de promoción de vida saludable y prevención de la drogadicción en cualquiera de sus formas. Programa este que se asienta en nuestra firme convic-

ción en la existencia de valores absolutos y eternos, como el bien común, la solidaridad, la lealtad, la belleza y verdad humana que son inclaudicables y florecen a cada momento en cada ser. Principios estos, naturales y superiores a la voluntad misma del hombre, fundacionales de toda sociedad y herramienta elemental en la superación de toda adversidad.


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La educación en Haití: Del abandono al caos

Pablo Gentili

Haití está en ruinas. Su sistema educativo se encuentra entre las instituciones más afectadas del país como consecuencia del reciente terremoto, que dejó 200 mil muertos y un vendaval de calamidad. Informaciones brindadas por el gobierno local y por agencias internacionales, dan cuenta de la destrucción física de más de la mitad de los establecimientos educativos nacionales, la muerte de cientos de docentes y personal escolar, además de varios miles de alumnos y alumnas en todos los niveles del sistema. El Ministerio de Educación ha sufrido también, severos daños y la pérdida de técnicos y administrativos, que se desempeñaban en la gestión educativa.

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l sistema escolar haitiano es la marca emblemática de una nación en colapso. La educación de Haití está en ruinas. La ayuda internacional se apresta a brindarle condiciones para su reconstrucción. Las aspiraciones de un importante número de agencias de cooperación, de gobiernos, organizaciones no gubernamentales, iglesias, movimientos sociales y universidades de todo el mundo son valiosas y permiten movilizar lo que quizás sea el volumen más importante de recursos económicos que ha atraído la ayuda externa ante una catástrofe. A pocos días de la tragedia, se indica que podrán alcanzarse cerca de 20 mil millones de dólares recaudados de forma directa o indirecta por la comunidad internacional. Sin embargo, se correrán grandes riesgos de fracaso y frustración, de prepotencia y arrogancia, si se desprecia o desconsidera la situación que vivía la educación nacional el día 11 de enero, víspera del terremoto que ha sumado un nuevo capítulo de desolación y muerte en el país. Prepotencia y arrogancia internacional que Haití

conoce desde que tuvo la impertinencia de declarar su independencia de Francia, en 1804. Entender las condiciones que enfrentaba el sistema educativo haitiano antes del sismo quizás pueda ayudar a que una de sus más probables réplicas deje de amenazar a su ya castigada población: el fracaso de nuevas promesas de bienestar que consumen millones de dólares y sepultan millones de ilusiones. Después del terremoto, la educación haitiana se encuentra, como el país, en el más absoluto caos. Antes, estaba simplemente abandonada. Raíces del abandono Si el Haití de hoy parece estar condenado al olvido, la historia haitiana suele ser despreciada por quienes reducen los procesos históricos latinoamericanos a una sucesión de gestas heroicas comandadas por hombres ilustres. Así, se ignora que fue ésta la primera nación latinoamericana y caribeña en independizarse de un imperio colonial y la primera del mundo en abolir la esclavitud. La algarabía del festejo bicentenario que

invade nuestros países debería haber comenzado hace ya algunos años, cuando se cumplieron dos siglos de esa lucha por la libertad. Un acontecimiento que parece hoy, de cierta forma, incomprensible: un contingente de esclavos venció a las tropas de Napoleón Bonaparte y asentó en América Latina los principios del reconocimiento igualitario entre los miembros de una nación; virtud que casi todos los países del continente reconocieron formalmente sólo medio siglo después y Brasil nada menos que 84 años más tarde. La impertinencia le costó cara a los haitianos: Francia estableció severas sanciones económicas a su ex colonia, imponiendo el pago de 150 millones de francos-oro en concepto de reparaciones. Estados Unidos, nación también independiente, tratando de evitar que la insolencia haitiana se expandiera como la peste, también impuso sanciones económicas a la nueva nación, demorando más de medio siglo en reconocer la legitimidad de su gobierno. La cifra


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La educación en Haití: Del abandono al caos la deuda con Francia fue pagada finalmente hacia 1948, casi 150 años después de la independencia. Pero Haití no sólo fue el primer país autónomo, sin esclavitud y estructuralmente endeudado de América Latina y el Caribe, fue también el que tuvo la primera ley de educación obligatoria. Sabían esos esclavos impertinentes y valerosos que para librarse de la opresión había que dominar las herramientas del saber, construir escuelas, educar al pueblo para hacerlo soberano. Lo sabían e imaginaron la necesidad de un sistema educativo que se adelantó en varias décadas a lo que luego sería identificado por la historiografía oficial como el faro iluminista del Sur de las Américas, donde se gestaría la fundación de los modernos sistemas escolares en la región. Lo sabían y lo imaginaron, aunque las guerras internas y los delirios protoimperiales de quienes

del castigo quizás pierda dimensión en su perspectiva histórica. Bill Quigley (2010) recuerda con propiedad que Francia vendió todo el territorio de Luisiana a los Estados Unidos por un poco más de la mitad de ese dinero: 80 millones de francos. Napoleón se deshizo así de una extensión territorial que superaba los 2 millones de kilómetros cuadrados en lo que hoy son los estados de Arkansas, Misuri, Iowa, Oklahoma, Kansas, Nebraska, Minnesota y las Dakotas; en suma, la cuarta parte del actual territorio norteamericano, además de los estados de Alberta y Saskatchewan en Canadá. No debería sorprender que un territorio 80 veces más grande que el de Haití costara la mitad que el valor impuesto a la pequeña isla como pago por su dignidad. El poder colonial mide el valor de los escarmientos, por la eficacia que éstos tendrán en infringir sufrimiento y penuria a los pueblos. El castigo francés contra Haití constituiría hoy algo más de 21 mil millones de dólares, valor superior a toda la ayuda internacional que prometen, después del terremoto, países, organismos internacionales, iglesias, ONGs, movimientos sociales, sindicatos y universidades. Se calcula que

habían luchado por la independencia parecían conspirar contra esta posibilidad. Alexandre Pétion, uno de los artífices de la lucha anticolonial, presidente entre 1807 y 1818 prometió escuelas para todos los hombres y mujeres libres de Haití. Sin embargo, al final de su gobierno, el país contaba con dos escuelas de salud, un liceo y una escuela primaria para hombres (Louis, 2010). Alas limitaciones impuestas por la precoz deuda externa se le sumó la persistente incapacidad de los gobiernos haitianos por hacer de sus horizontes de libertad una rea-

lidad efectiva. La inestabilidad política y las reyertas internas, que solían cobrar la vida de los ocasionales gobernantes, impidieron la edificación de las bases de sustentación de un sistema educativo universal y progresivamente democrático. Pasada la primera mitad del siglo XIX y luego de diez gobiernos de presidentes, reyes, emperadores y dictadores, la educación haitiana rozaba la insignificancia comparada con la gesta de libertad que había significado el proceso de lucha anticolonial. Ya en 1860, bajo el gobierno de Fabre Nicolas Geffrard, el Estado haitiano firmó un tratado con la iglesia católica para el desarrollo y creación de escuelas en todo el país. Se inició así el proceso de privatización del sistema educativo nacional, beneficiado por las ventajas ofrecidas al clero: promoción para la apertura de escuelas confesionales, donación de terrenos, subsidios para el pago de docentes y otros aportes que fueron definiendo la fisonomía de un sistema escolar atravesado por el crecimiento de las instituciones privadas y el abandono estatal, una característica que se mantiene hasta hoy. La privatización del sistema educativo avanzó así de forma sostenida, aunque no los ideales universalistas que habían imaginado los padres de la patria. En el centenario de la independencia, de los 350.000 niños y niñas en edad escolar sólo un poco más de 30.000 asistían a una escuela pública o privada. Un sistema educativo abandonado a su suerte, en un país que transitaba entre el


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La educación en Haití: Del abandono al caos naufragio y opresión. Un país, para algunos, sin suerte. La política del abandono A comienzos del siglo XX, menos de la mitad de los niños y niñas haitianos asistían a la escuela. Entre 1915 y 1934 el país fue ocupado por los Estados Unidos. Los motivos de tal arrebato fueron los que siempre esgrimen las potencias coloniales para justificar sus atropellos. Sin embargo, además de profundizar el proceso de degradación económica vivido en el país, la ocupación significó un drenaje sistemático de recursos haitianos hacia sus invasores. Una verdadera expoliación que se garantizó mediante el control norteamericano de las aduanas, el cobro de impuestos y la depredación de todos los bienes rentables existentes en el país. La ocupación trajo muchos más daños que ventajas a la población haitiana, como suele ocurrir cuando el gobierno de Estados Unidos decide fundar, de la mano de su ejército y de su tecnocracia, el reino de la libertad y del progreso más allá de sus fronteras. El crecimiento del sistema educativo siguió a ritmo lento, agónico. La privatización escolar, por el contrario, a ritmo acelerado, siendo ya, en la segunda década del siglo XX, prácticamente irreversible. Como modesta contribución al futuro educativo del país, la ocupación norteamericana contribuyó a estructurar en 1926 la Escuela de Medicina. Un minúsculo aporte a un país que, aún hoy, tiene una de las esperanza de vida más bajas del mundo y arrastra, desde siempre, pésimas condiciones de salud en su población. Nada nuevo bajo el sol del Caribe. Los Estados Unidos pasaron como un vendaval, se llevaron todo lo que de valor se interpuso en su camino, violaron derechos y dignidades y dejaron un par de placas de bronce que aspiraron a ocultar el brillo del sol con las manos. La educación haitiana le debe mucho menos a la ocupación norteamericana que lo que la comunidad educativa norteamericana de ayer y de hoy, le deben a este pequeño y maltratado país. En 1934 terminó la invasión estadounidense a Haití,

aunque la ocupación se mantiene hasta nuestros días, con una permanente presencia e intervención militar en el país y con un ocasional, paternalista y casi siempre inefectivo aporte de recursos que, en el campo educativo, sólo consolidó los procesos de privatización y el desprecio estatal por el derecho a la educación de todos los haitianos. A mediados del siglo XX Haití recibió ayuda norteamericana para “saldar” su deuda reparadora con Francia y, pocos años

de la región. No se trata de una paradoja, sino de una cruel evidencia: el país más pobre de las Américas, uno de los más miserables del mundo, es el que tiene su sistema escolar más privatizado en todo el continente, con 90% de sus escuelas bajo el comando de iglesias, ONGs o pequeños empresarios, con más de 80% de la población escolar estudiando en ellas. No se trata de una paradoja. Se trata de una política que hace del abandono y del desprecio a la dignidad humana su misión más valorable. La persistente transición del abandono al abandono

más tarde, en 1957, el nada despreciable soporte político que llevó a la dinastía Duvalier al gobierno de la nación y la mantuvo en el poder hasta 1986. Dictadura brutal y sangrienta, corrupta y asesina, pero lo suficientemente útil y necesaria como para blindar de anticomunismo ese pedazo del Mar del Caribe, tan cerca del temido infierno cubano, tan lejos de los más elementales derechos humanos y del respeto a la vida. La dictadura de los Duvalier mató millares de haitianos, multiplicó casi 20 veces la deuda externa, saqueó los cofres públicos incrementando la fortuna de la familia dictadora en más de 900 millones de dólares, empobreció y produjo, ante la indiferencia o la mirada cómplice de los gobiernos de algunas de las naciones más desarrolladas del mundo, el proceso de expropiación educativa más brutal que se haya conocido en el continente. Los Duvalier huyeron de Haití con millones de dólares en sus maletas, millares de muertos pegados en la suela de sus zapatos y dejando un sistema educativo que se transformaría en el más privatizado

Lo que siguió en la historia reciente de Haití puede no ser plenamente conocido, aunque seguramente sospechado. La inestabilidad política y el conturbado escenario interno continuaron profundizándose. Una insurrección popular derrumbó finalmente la dinastía dictatorial en 1986, expulsando a Duvalier Jr. del país. (El Bébé Doc, como era internacionalmente conocido, se exilió en Francia gozando de inmunidad y los beneficios que le ofrecía la fortuna expropiada por él y su padre al pueblo haitiano). Asumió el gobierno una junta militar comandada por un aspirante a dictador, Henry Mamphi, hasta que, en enero de 1988, luego de un proceso electoral muy cuestionado, Leslie François Manigat se transformaría en el 36º mandatario del país. Seis meses más tarde, Mamphi, haciendo uso de una gala militar tan frecuente en la región, consideró que le volvía tocar el turno de gobernar y derrocó al frágil Manigat. La ambición de Mamphi duró poco para él y mucho para los haitianos. Tres meses más tarde, el presidente de facto fue des-


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La educación en Haití: Del abandono al caos tituido por un conspirador profesional y, como no podría ser de otra forma, militar de carrera: Prosper Avril, quien se mantuvo en el poder un año y medio, siendo por su parte depuesto por otro militar, el general Hérard Abraham, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas que nombró en la presidencia provisoria del país, por primera vez, a una mujer, Ertha Pascal Trouillot, jueza de la Corte de Casación y encargada de organizar las esperadas elecciones libres. En diciembre de 1990, el pueblo haitiano votó. Jean-Bernard Aristide se transformó así en el primer presidente democráticamente electo, con un abrumador apoyo popular, 186 años después de la independencia del primer país abolicionista del mundo. Aristide había sido un destacado sacerdote adepto a la Teología de la Liberación y, aunque consiguió escapar a varias tentativas de asesinato llevadas a cabo por bandas militares o paramilitares, no pudo evitar ser expulsado de la Orden Salesiana, que lo consideraba un estorbo, en 1988. Las perspectivas y esperanzas abiertas en Haití eran, sin lugar a dudas, enormes. Entre tanto, una vez más, los anhelos de felicidad duraron muy poco. Luego de un mes de haber asumido la presidencia, el gobierno de Aristide sufrió la primera tentativa de golpe militar y, antes de haber concluír un año de mandato, fue destituido por Raoul Cedras. Heredero de toda la prepotencia militar ejercida en el país, Cedras lideró la Junta Militar hasta 1994, e hizo uso de un triunvirato de marionetas que ejercieron ocasionalmente la presidencia durante este período: Joseph Nérette, Emile Jonassaint y Marc Bazin. Este último había sido funcionario del Banco Mundial y uno de los candidatos que había disputado las elecciones contra Aristide, recibiendo un amplio apoyo de los Estados Unidos, por medio de la National Endowment for Democracy. En 1990, la truculenta NED, nacida gracias al apoyo del Presidente Ronald Reagan en 1983 y cuya función real siempre ha sido la desestabilización de los

gobiernos progresistas y democráticos en América Latina y el Caribe, había aportado a la campaña de Bazin la nada modesta ayuda de 40 millones de dólares. Pólvora en chimangos. El candidato norteamericano obtuvo sólo el 12% de los votos. Meses más tarde, ejercería su destino histórico como bufón del régimen militar, hasta que, con ayuda del propio gobierno norteamericano, Aristide regresó a la presidencia en un con-

texto de gran inestabilidad y brutal violencia política. En 1995, se celebraron nuevas elecciones presidenciales, en las que venció con 88% de los votos por René Garcia Preval, primer ministro y compañero de exilio del ex padre salesiano. Los senderos de la política haitiana son sinuosos y complejos, demasiado empinados para quien aspira a transitarlos desde el llano y provisto apenas de una racionalidad lineal y previsible.Aristide volvió al poder luego de nuevas y muy cuestionadas elecciones nacionales, en el año 2001, más cerca de Cuba y Venezuela que de Estados Unidos. Más interesado en atender las demandas de las mayorías pobres y excluidas que en prestar atención a las exigencias de los tutores coloniales que siempre guiaron los rumbos del país. Sin embargo, nada de esto logró realizar. La violencia política se extendió a niveles extremos. La crisis económica no dejó de profundizarse, elevando aún más, los niveles de desigualdad y miseria. Una nueva conspiración volvería a gestarse. Si Aristi-

de había vuelto del exilio con ayuda norteamericana, con ayuda norteamericana volvería a ser desplazado del gobierno y del país en febrero del 2004. El presidente que alguna vez supo sembrar esperanzas marcharía a un nuevo destierro, esta vez a Sudáfrica, dejando un vendaval de muertos, rebeliones y enfrentamientos de bandas paramilitares y militares, policiales y parapoliciales, con una población indefensa y sometida a los más brutales atropellos. El país estaba en ruinas, como casi siempre durante el último siglo. Asumió el poder Boniface Alexandre, juez de la Suprema Corte. El 30 de abril de ese mismo año, el Consejo de Seguridad de la ONU estableció la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH). En mayo de 2006, volvió a asumir el debilitado gobierno, René Preval. Desde entonces, las temporadas de ciclones de 2007 y 2008 azotaron la isla. Los huracanes Noel, Ike, Gustav y Hanna dejaron centenas de muertos. El 12 de enero de 2010, un apocalíptico terremoto destruyó 200 mil vidas, buena parte de la ya precaria infraestructura nacional y casi todas las esperanzas en poder hacer de Haití una tierra de felicidad y bienestar para los haitianos. En una de sus desorientadas y estupefactas declaraciones públicas después de la tragedia, el presidente Preval sugirió que era mejor que sus conciudadanos abandonaran de una buena vez, lo que quedaba del país. ¿Qué pasó con la educación en este período marcado por las dictaduras, las intervenciones externas e internas, la corrupción, la violencia y la miseria, la interminable, honda y dolorosa miseria propinada del pueblo haitiano? Como se ha mencionamos, la dictadura de Duvalier dejó una herencia de privatización educativa, brutal evidencia de su persistente violación de los derechos humanos, de la militarización del Estado y de la expropiación casi ilimitada de la riqueza nacional. Poco y nada avanzaron para revertir esta tendencia las breves administraciones civiles de una democracia siempre tutelada y frágil. Ni siquiera, consiguieron revertir las ofensivas de contrarreforma autoritaria que llevaron a cabo las intervenciones militares y el desgobierno de los poderes provisorios que se instituyeron en el país desde mediados de los años 80. Con la caída de Duvalier, lejos de consolidarse políticas públicas democráticas y genera-


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La educación en Haití: Del abandono al caos doras de un mínimo bienestar para la mayoría de la población excluida, se profundizaron acciones orientadas a “liberalizar” la economía, privatizar los precarios servicios públicos existentes, reducir el gasto social y estimular “alianzas” con el sector privado para dotar al raquítico Estado haitiano de mayor competitividad y dinamismo en la economía regional. Haití, prometían, podría transformarse en la Taiwan del Caribe. De tal forma, las mejoras necesarias en el campo social serían la consecuencia inevitable de la modernización económica, algo que, claro, nunca ocurrió. Las políticas nacionales han sido más que limitadas para atender la enorme deuda social existente en el país. La ayuda externa ha navegado entre las recetas inocuas para revertir la crisis, el despilfarro, la corrupción y la inoperancia de la burocracia nacional, así como la ampliación de un endeudamiento externo que Haití a conocido desde que tuvo la impertinencia de declarar su independencia más de 200 años atrás y fue, como afirma Eduardo Galeano, “arrojada al basural, por eterno castigo de su dignidad”.

meten el desarrollo de la infancia, colocando a millones de niños y niñas en una situación de precariedad extrema en el acceso a los bienes fundamentales para su sobrevivencia. La desnutrición infantil y la falta de prevención no sólo cobran la vida de centenas de niños y niñas cada año, sino también condicionan severamente las oportunidades educativas de aquellos que acceden al sistema escolar. Menos del 75% de los niños y niñas son vacunados contra la tuberculosis, 53% contra la difteria y el tétano, 52% contra la poliomielitis, 58% contra el sarampión y vaya a saber cuántos pocos contra la hepatitis B. En Haití, los derechos del niño son pisoteados cotidianamente ante la mirada indiferente de sus gobernantes y la incompetencia cómplice de algunos organismos internacionales que, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, han promovido políticas de ajuste que no han

La educación en el abismo El Censo Nacional de 2006 reveló las carencias de una población de 8,4 millones de personas, casi todas ellas en estado de pobreza extrema. Hoy, con casi 10 millones de habitantes, Haití tiene indicadores sociales alarmantes que la posicionan entre las naciones más pobres y desiguales del planeta: altas tasas de mortalidad materna (523 mujeres mueren por cada 100 mil partos), 1 de cada 8 niños y niñas mueren antes de cumplir cinco años de vida y 1 cada 14 antes de cumplir un año, la esperanza de vida es de 59 años para los hombres y de 63 para las mujeres. La tasa de alfabetización de la población adulta no llega al 60% y la de niños y niñas que asisten a un establecimiento educativo no supera el 50%. Más de 500 mil niños y niñas en edad escolar nunca pisaron una escuela. La falta de alimentos y el vaciamiento de la capacidad productiva del país compro-

hecho otra cosa que profundizar las condiciones de miseria y abandono en los sectores más vulnerables de la población. La escuela pública es casi inexistente y, como se afirma anteriormente, más del 80% de los niños y niñas escolarizados asiste a una escuela privada. Estas, casi siempre, poseen pésimas condiciones de infraestructura y ni siquiera pueden ser reconocidas como establecimientos escolares a la observación de los ocasionales visitantes de Puerto Príncipe. En efecto, antes del terremoto, una recorrida por las calles de la

ciudad permitía identificar que decenas de escuelas funcionaban en galpones o en el segundo piso de construcciones altamenteprecarias, mezcladas con viviendas y negocios, superpuestas, apelmazadas, en ruinas antes que se anunciara que Puerto Príncipe había sido destruida por causa del temblor de tierra. La escuela privada tiene un costo muy alto. El país que gasta menos del 2% de su PBI en educación, siendo el 65% de los gastos educativos sustentados por las familias haitianas, según un informe de la Coordinación Haití-Europa. (Louis, 2010) El costo promedio de una escuela preescolar haitiana ronda los 70 dólares anuales y el de una escuela primaria los 160. Un valor desmedido en un país con un ingreso medio per cápita de 414 dólares. En otras palabras, enviar a un niño o una niña a la escuela primaria consume el 40% de la renta anual promedio de un adulto haitiano, suponiendo que éste posea algún tipo de ingreso. Considerando que más de 30% de la población no posee empleo formal o informal, que no existen políticas asistenciales que financien la falta de recursos derivados de la inexistencia de una renta laboral y que sólo el 10% de las escuelas nacionales son públicas, es inevitable reconocer la trágica insignificancia del derecho a la educación para las familias más pobres en Haití. Por otro lado, al igual que en todos los países latinoamericanos y caribeños, los beneficios educativos, como la riqueza, se distribuyen de manera muy desigual. De los niños y niñas que no asisten a la escuela, casi 75% de ellos pertenecen a los dos quintiles más pobres de la población, un


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La educación en Haití: Del abandono al caos dato que se agudiza mucho más en las zonas rurales y, particularmente, en la población femenina. La reconstrucción de la escuela pública parecería ser una urgencia democrática y un imperativo ético en Haití, aunque no parece haberlo sido para el Banco Mundial, uno de cuyos proyectos consistía, antes del terremoto, en financiar las matrículas de 100 mil niños y niñas haitianas que cursaban sus estudios en mil escuelas privadas de todo el país. Tampoco, ciertamente, una prioridad del gobierno nacional que, en el año 2006, gastó la irrisoria suma de 82,9 millones de dólares en el financiamiento educativo público, siendo menos de la mitad aplicado en la enseñanza fundamental. Las familias pobres haitianas que no tuvieron la suerte de contar con el subsidio aportado por el Banco Mundial, debieron arcar con algo más de los 270 millones de dólares que fueron necesarios para escolarizar a sus hijos e hijas. Un dato espantoso: más de la mitad de la población sobrevive con menos de un dólar diario y casi 80% con dos; donde el 20% más rico concentra más del 60% de los ingresos nacionales y el 20% más pobre apenas el 2%. Dicho de otra forma, mientras el Estado gastó menos del 2% de su PIB en educación, las familias gastaron cerca de 9% del PBI en garantizar la escolaridad de la mitad de los niños y niñas que asisten a la escuela. La otra mitad, simplemente, no asiste. El primer país de América Latina en poseer una ley de escolaridad obligatoria no establece ni garantiza aún hoy, la gratuidad de la educación en su legislación nacional. Es en este marco, que cualquier debate acerca de la calidad de la educación, de las condiciones de aprendizaje y educabilidad en las escuelas, de los procedimientos y métodos de instrucción, de los currículos y de libros didácticos, puede parecer irrelevante. En Haití se gradúan un poco más de 350 docentes por año: ¿puede hablarse aquí de algo parecido a la “formación docente”? Por su parte, el sistema universitario, altamente

precario y frágil, produce profesionales que rápidamente abandonan el país, huyendo a República Dominicana y, cuando pueden, a Canadá, Estados Unidos o Francia. Casi 85% de los haitianos con nivel superior de educación han salido del país durante los últimos años, según datos proporcionados por el SELA. El tamaño de abismo que separa el sistema escolar haitiano de los valores y principios democráticos que hacen de la educación un derecho, no parecen haber

sacado del autismo a gobiernos locales y agencias internacionales más proclives a ver la infancia como un mero producto de exportación destinado a satisfacer las carencias afectivas de solidarias familias extranjeras, que como un sujeto de derechos plenos y efectivos. El abandono se nutre de una política indiferente al sufrimiento de millares de niños y niñas que, al igual que su país, son vistos como objetos de saqueo o chatarras que sólo pesan en la borda de un naufragio que se hace visible ocasionalmente, apenas cuando la tierra tiembla. Caos y reconstrucción El terremoto del 12 de enero de 2010 destruyó la educación haitiana, que ya se encontraba en ruinas. Escombros sobre escombros, destrucción sobre destrucción. El tamaño de los desafíos abiertos es tan enorme como las carencias que desde antes del sismo se ponían en evidencia, aunque se silenciaban o ninguneaban por parte de los gobiernos locales y de la llamada comunidad internacional, hoy tan visiblemente conmovida ante la tragedia. Durante los días que sucedieron al desastre, un eco resonó tanto en el Norte como en el Sur: se abre ahora la posibilidad de una reconstrucción duradera. Sin embargo, para que esto sea posible, no parece ser un buen camino despreciar la experiencia que

nos aporta la mala cooperación ejercida por algunos organismos internacionales y los trágicos errores que siempre ha significado militarizar las estrategias de ayuda externa a naciones que han sufrido desastres sociales o naturales. Por eso, es necesario estar atentos a las propuestas providenciales que aportarán los sagaces y siempre listos funcionarios de los bancos solidarios o las prepotentes acciones de guerra que aportarán ejércitos imperiales más acostumbrados a bombardear naciones periféricas que a reconstruirlas. Aunque quizás resulte simplista proclamar que las fuerzas de la ONU deben retirarse de forma inmediata del país, no menos irresponsable puede resultar que dejen de ponerse bajo estricta evaluación la contribución efectiva que éstas han tenido para la pacificación y la reconstrucción de una nación en ruinas. La educación, una vez más, puede ser la clave desde la cual imaginar la edificación de un futuro de libertad y justicia para este país que iluminó los horizontes de igualdad en nuestro continente al fundar, dar sentido y legibilidad al abolicionismo anticolonial. Hay que hurgar en los escombros que apiló el trágico terremoto. También en los que había antes que la tierra se pusiera a temblar. Cuando la ONU instaló la MINUSTAH esta fuerza conformada por 6.700 efectivos militares, 1.622 agentes de policía, 548 funcionarios internacionales, 154 voluntarios de las Naciones Unidas y 995 funcionarios nacionales más. Ningún maestro. Hay que revisar, evaluar, ponderar con cuidado y con rigor, el tenor de la ayuda internacional ofrecida al pueblo haitiano en materia educativa. No sólo porque la aspiración a la repetición de malas experiencias por parte de los organismos internacionales poco ha ayudado a superar las demandas educativas de los países más pobres, sino también porque buena parte de los recursos destinados a estos programas suelen no ser otra cosa que mera pirotecnia propagandística. Haití recibía, en el 2006, nueve dólares por año de ayuda internacional para la educación básica por cada niño o niña en edad escolar, bastante menos que República Dominicana, que recibía 32 dólares y Nicaragua, que recibía 97 o Guyana, que recibía 52. Fueron sólo algunos pocos países los que mandaron a Haití, antes del terremoto, algo más que armas, blindados y ropa de batalla.


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La educación en Haití: Del abandono al caos Hay que reconstruir Haití con los haitianos, con sus organizaciones democráticas y populares. Refundar, desde su pueblo y junto a su pueblo, esa nación autónoma que no acabó de nacer, porque no la dejaron. La educación puede ser una buena forma de hacerlo. Acurrucadas en la esperanza

Cuba, como siempre, brindó su ejemplo de solidaridad, aportando más de 400 médicos y paramédicos, quienes estaban en el país trabajando arduamente el 11 de enero, víspera de la tragedia, y pudieron contribuir enormemente en el socorro y el auxilio a las víctimas. Haití precisa de ayuda y la precisaba antes del terremoto. Los huracanes y ciclones que asolaron el país algunos pocos años atrás habían destruido centenas de escuelas y no se hizo mucho por ellas. Casi un centenar de niños y niñas murieron al derrumbarse una escuela en Puerto Príncipe en noviembre del 2008. Ese día la tierra no tembló. La escuela se cayó simplemente porque, como casi todas, estaba mal construida. La noticia duró pocos días en los periódicos y nadie juntó dinero para ayudar a las familias de las víctimas. Ni siquiera llamó la atención que esta escuela se llamaba “La Promesse”. Días más tarde, otro edificio escolar se vino abajo. El tema dejó de ser noticia porque ya lo sabemos: lo que se repite de forma sistemática deja de ser atractivo en materia periodística. Y una vez más, todos se olvidaron de Haití. Nuevamente, ejerciendo nuestra obsesión por el olvido y el habitual desprecio hacia los más pobres del planeta. Como nos olvidamos cuando, gracias a la valerosa acción de un conjunto de organizaciones de mujeres haitianas, los soldados de Sri Lanka que servían a las fuerzas de la ONU, fueron expulsados de Haití por sus reiteradas violaciones a niñas indefensas, a aquellas niñas hacia las cuales ellos, los

soldados de la MINUSTAH, debían ofrecerles protección y seguridad, respeto y dignidad. La prensa olvido también a esas niñas y mujeres que valerosamente las defendieron: Myriam Merlet y Magalle Marcellin, dos de esas grandes militantes, dirigente de las organizaciones feministas que denunciaron el atropello, fueron algunas de las tantas víctimas fatales del terremoto del 12 de enero. ¿Quién defenderá a las niñas haitianas ahora que ellas no están y que nosotros siquiera llegamos a olvidarlas porque nunca llegamos a recordarlas? La violencia sexual era brutal antes del terremoto. Y era ésta una de las tantas causas que explicaba el abandono escolar de las niñas haitianas. La Brigada de Protección de Menores contaba en Haití, en marzo de 2008, con 12 agentes en todo el país. Carecían de vehículos para su movilidad. Una catástrofe humanitaria en una nación donde la violación es y ha sido desde hace mucho tiempo un arma política; donde 19 de cada 100 niñas que viven en Puerto Príncipe ha sido violadas. (Amnistía, 2008) Una catástrofe humanitaria en un país donde casi la mitad de los hogares tiene como cabeza de familia a una mujer. Esas mujeres que dejan casi todos sus ingresos, cuando los tienen y cuando no los tienen, para permitir que sus hijos e hijas vayan a la escuela, sospechando, imaginando, soñando que allí será posible tejer un horizonte de felicidad y prosperidad.

La madrugada del 13 de enero un llanto estremeció las calles de Puerto Príncipe. Minutos antes hubiera parecido absurdo que fuera posible diferenciar uno de entre los miles de llantos que inundaban la ciudad, que bañaban con lágrimas de luto y dolor tanta muerte y tanta destrucción, ese desarraigo absoluto que se cuela por las grietas del alma y de una tierra seca que parece querer vengar todos los crímenes que se cometieron contra ella. En una pequeña tienda de campaña, en una especie de hospital improvisado sobre los escombros de la Cité Soleil, había nacido una niña. Las lágrimas de su madre iluminaban silenciosas el cielo gris de ese pequeño pedazo del mundo, donde se espejan la indiferencia, la impotencia y la obsesión del mundo por el olvido. El llanto de la niña reinaba milagroso en las calles de Puerto Príncipe, mientras su madre la abrazaba, todavía marcada por las heridas de los escombros que la habían cubierto hasta hacía algunas pocas horas, en una escuela cerca de allí. Te llamarás Lu, le dijo al oído en un creole dulce y amoroso. La enfermera brasilera que había asistido el parto cerró los ojos y rogó no volver, una vez más, a llorar desconsoladamente. La niña llevaría su nombre como forma de agradecimiento. Así lo había prometido su madre. Y allí estaban ellas, abrazadas, acurrucadas, fundidas en sus lágrimas de amor y en la esperanza de un futuro que, como su patria querida, también estaba naciendo. Haití, una vez más, pese a todo, la utopía.


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Fondo Gérard Pierre-Charles de Apoyo a la Reconstrucción de Instituciones Educativas en Haití www.clacso.net/haiti El Fondo Gérard Pierre-Charles ha sido creado por la Secretaría Ejecutiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) para contribuir de forma solidaria con la reconstrucción de instituciones educativas que han sufrido la devastación y la destrucción como producto del terremoto producido en Haití el 12 de enero de 2010. El Fondo lleva el nombre de Gérard Pierre-Charles (1935-2004), uno de los más destacados intelectuales haitianos y luchador incansable por los derechos humanos y por la democratización de su país. CLACSO ha realizado un primer aporte de USD 50.000 (cincuenta mil dólares) al Fondo Gérard Pierre-Charles de Apoyo a la Reconstrucción de Instituciones Educativas en Haití. ¿Quiénes pueden colaborar? Todas las personas, grupos de personas, instituciones, movimientos y organizaciones interesados en apoyar el objetivo del Fondo. ¿Cómo colaborar? Con donaciones en dinero u otro tipo de aportes, los que serán aplicados a la reconstrucción de instituciones educativas haitiana. ¿Cómo se administrará el Fondo? La Secretaría Ejecutiva y el Comité Directivo de CLACSO serán los responsable de llevar adelante las acciones de captación de recursos y apoyos solidarios, los que serán distribuidos en instituciones educativas haitianas, según prioridades que serán establecidas por un Equipo de Trabajo coordinado por la Dra. Suzy Castor del Centre de la Recherche et de Formation Economique et Sociale pour la Develeppement (CRESFED, Puerto Príncipe, Haití). CLACSO certificará cada contribución y presentará un informe detallado acerca del uso de los recursos, distribuido a su comunidad de instituciones asociadas, a todos/as los/as donantes y al público en general.

Depósitos Nombre del titular de la Cuenta: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) Nombre de la Cuenta: Solidaridad con Haití Número de la cuenta: 20381904176000215767 Banco: CAJAMADRID Dirección del banco: CALLE MAYOR ,46 - 28013 Madrid - ESPAÑA BIC/SWIFT: CAHMESMMXXX UID: 153837 IBAN: ES11 2038 1904 1760 0021 5767 Contribuciones con Tarjeta de Crédito: www.clacso.net/haiti El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) es una institución internacional, no gubernamental, que promueve la investigación y la formación académica de investigadores/as y de instituciones provenientes de países de Iberoamérica. Fundada en 1967, en la actualidad agrupa a 270 centros de investigación y programas de posgrado en 25 países de América Latina, el Caribe, Europa y Estados Unidos. Comité Directivo: Carmen Caamaño Morúa (Costa Rica), Eduardo Toche Medrano (Perú), Gabriel Misas Arango (Colombia), Gerardo Caetano (Uruguay), Guillermo Gómez Santibañez (Nicaragua), Ingrid Sarti (Brasil), Jenny Nathaly Torres Gómez (República Dominicana), Jesús Redondo Rojo (Chile), José Vicente Tavares dos Santos (Brasil), Julio César Gambina (Argentina), Luciano Concheiro (México), Luis Tapia (Bolivia), Olga María Zarza (Paraguay), Carlos Barba (México), Pablo Andrade (Ecuador) y Suzy Castor (Haití). Secretaría Ejecutiva: Emir Sader (Secretario Ejecutivo), Pablo Gentili (Secretario EjecutivoAdjunto)


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Margarita Victoria Gómez: nos dice por qué Paulo Freire es un clásico, para esto hace hablar al pedagogo brasileño: “Soy un clásico, sí. No porque me considere así de modo subjetivo y presuntuoso, sino porque así me consideran todos aquellos que ven en mi obra un instrumento para afrontar un problema clásico: la existencia de opresores y oprimidos. Por eso, mientras persista ese problema, quiero seguir irritando, incomodando, fustigando a aquellas personas, contemporáneas o no, que defienden la permanencia de las desigualdades”. Roberto Fernández Retamar: “Con las mismas manos”. Poema José Eustáquio Romão afirma: “Si se desea reinventar el legado freireano -como él mismo sugería a sus colaboradores más cercanos- tendrá que darse mayor extensión a este principio: sólo el (las) oprimidos (as) es que hacen la liberación, solo ellos (ellas) es que hacen cultura, arte, religión, ciencia, tecnología, en fin, sólo ellos (as) tienen el potencial para desarrollar el proceso civilizador. Los opresores, ocupados en oprimir y en apropiarse de todo, no son capaces de continuar la marcha de la humanización…”. María Luz Ayuso: reflexiona sobre la dialéctica: educación / trabajo. “Los saberes del trabajo disponibles en la sociedad -sostiene la autora- constituyen un punto central para la planificación estratégica nacional en el marco de un proyecto de crecimiento endógeno. Conocerlos, nombrarlos, realizar su genealogía y estudiar sus luchas por la regulación permitiría profundizar líneas de investigación y de generación de política pública para el beneficio del conjunto”. Andrés Donoso Romo: remite a la vigencia del pensamiento latinoamericano de tres pensadores emblemáticos: “José Carlos Mariátegui, Pedro Henríquez Ureña y José Vasconcelos,… fueron algunos de los muchos latinoamericanos que eligieron el camino de la reflexión y del análisis para enfrentar los temas culturales. Y aunque no coincidieron en todos sus planteamientos, todos ellos compartieron un atributo fundamental, la originalidad”. Beatriz Cajías: en su columna habitual Abriendo Sendas nos introduce en el ideal pedagógico de José Carlos Mariátegui. Aquí sostiene la autora: “La educación es analizada por Mariátegui como un aspecto esencial de la realidad peruana, aunque la agudeza de sus juicios permite su aplicación a otros países latinoamericanos”.


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La pedagogía de Paulo Freire: Más allá de corrientes, líneas y jerarquizaciones

Margarita Victoria Gómez

La propuesta de este debate es sin duda provocativa, y no se agotará -ni comienzaaquí. Por eso, aprovechando reflexiones realizadas anteriormente voy a considerar algunos momentos importantes de la propuesta pedagógica de Paulo Freire para dejar algunas pistas para el diálogo.

Paulo Freire: un pedagogo que no se contentó con irritar sólo a sus contemporáneos

E

s sabido que en el contexto de la teoría de la educación, la pedagogía clásica y la pedagogía crítica se encuentran referenciadas en los sistemas pedagógicos. En la estructura de las relaciones jerárquicas, que se nos presentan muchas veces en la universidad, la pedagogía clásica está estrechamente vinculada a la paidéa y la pedagogía crítica vinculada a la pedagogía conscientizadora, a la pedagogía de la autonomía, a la pedagogía crítico social o de los contenidos o a la educación socialista. En el contexto de estos mismos sistemas pedagógicos, la educación popular se encuentra separada y relacionada a una educación funcional y no a la pedagogía -y esta sería otra cuestión para ser investigada y reflexionada-. Más allá de este mundo de descriptores, corrientes, líneas y jerarquías, hay que reconocer que cuando Freire publicó el libro Pedagogía del Oprimido (1970), hoy ya considerado un clásico, quedó evidente que el pensamiento pedagógico latinoamericano se estaba apartando de ciertas ‘lí-

neas’ filosófico-pedagógicas, iluministas, behavioristas, tecnicistas, positivistas, entre otras. Con Freire se da origen a una revolución popular de la educación, distanciándose de la revolución pedagógica burguesa. Entendiendo popular, en la perspectiva de Freire, como una educación del pue-

blo y no solamente de los pobres. Desde niño Paulo Freire decía que alguna cosa no andaba bien en este mundo y no es casual que cuando se tornó adulto se ocupó de alfabetizar un grupo de adultos de la población más pobre del nordeste brasileiro, por aquel entonces. Freire pensó, busco desvendar y vincular, en el proceso de aprendizaje, las condiciones de dominación con el hombre y la mujer situados en su propia cultura, tiempo y espacio. Problematizó la situación social de esta gente, desnaturalizó la situación de que los adultos sean -los que eran- alfabetizados con métodos utilizados para alfabetizar niños. Así, en su propuesta, el hombre, su situación y su praxis son el eje del proceso de aprendizaje. La introducción de la cultura a la escuela está en estrecha relación con la apertura de la escuela a la sociedad. La perspectiva cultural fue una contribución de la sociología de la educación con la cual Freire, entre otros educadores, contribuyó para pensar e interpretar los procesos de cambio educativo a través de entender la cultura contemporánea. Como decíamos, con la publicación de Pedagogía del oprimido, la educación pronto comenzó a ser repensada también a partir de esta propuesta. Estaba claro que la edu-


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La pedagogía de Paulo Freire: Más allá de corrientes, líneas y jerarquizaciones cación comportaba y comporta, según sea la propuesta pedagógica, diversas concepciones de sujeto, de aprendizaje, de conocimiento y de la ética. Llegó a reconocerse el hombre ideal, el del deber o el hombre como resultado de las relaciones de producción y de consumo y, específicamente, el hombre oprimido que en la perspectiva de Freire implica, también el hombre de la praxis, el hombre en potencia y el hombre de la transformación. Quedó evidente que no es suficiente trabajar a favor de un ideal y por un sujeto desconectado de las condiciones sociales de los hombres y de sus prácticas educativas pues sabemos que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones, según reza una frase popular. Para tratar de invertir la lógica burguesa de pensar y hacer educación, Freire entonces coloca en el eje al hombre praxiológico, aquél que es producto de sus quehaceres, que transforma y es transformado, siempre inconcluso y consciente de eso se abre al otro. Por eso, en una sociedad llena de conflictos no es suficiente la conscientización, la conceptualización, la tematización y la teorización del hombre desvinculado de su realidad. Ese quehacer educativo implica el diálogo pues quien dialoga lo hace con alguien sobre algo que puede convertirse en un nuevo contenido de producción. En esta perspectiva, el diálogo incluye la palabra, el lenguaje, el afecto, la humildad, la fe en el hombre, la esperanza- como espera activade aquellos que tratan ser éticos y presentes, como explica Paulo Freire. Presencia ésta que, reconociendo la otra presencia como un no yo, se reconoce como si propia. Presencia que se piensa a sí misma, que se sabe presencia, que interviene, que transforma, que habla de lo que hace pero también de lo que sueña, que constata, compara, evalúa, valora, que decide, que rompe. Es en el dominio de la decisión, de la evaluación, de la libertad, de la ruptura, de la opción, donde se instaura la necesidad de la ética y se impone la responsabilidad. La ética se torna inevitable y su trasgresión posible es un desvalor, jamás una virtud (Freire, 1999:20). Esta existencia original y singular es una cuestión humana y social que resulta de las relaciones en conexión, que nos tiran de la monotonía, de la mismice, del anonimato. Así, al permitirnos ser, el otro también

puede ser y se amplía en una existencia colectiva y social. Esto nos remite al concepto del cuerpo consciente acuñado por Paulo Freire; aquél que sin ser puro objeto es la mediación de la consciencia con el mundo y con la intersubjetividad (Freire, 1975). Darse existencia en la perspectiva de Paulo Freire es vivenciar y experimentar ya que su propuesta no puede ser aplicada como si fuera una vacuna. Su método de alfabetización, como es conocido, y que él considera una teoría de conocimiento, incorpora al adulto en el proceso de alfabetización como adulto y no como niño. Esa es una de las originalidades de su ‘método’. Así, también, la alfabetización y la educación son entendidas como procesos que comprometen las competencias específicas y conceptuales de lo que se quiere enseñar o aprender y la competencia política del para qué, con qué, para quién, con quién y contra quién. Freire afirma que analfabeto político es el más problemático por no conocer las causas de su situación. Freire, es uno de los primeros educadores brasileros que entiende que la educación se puede realizar en otros lugares, además de la escuela. Su propuesta pedagógica impli-

ca el círculo de cultura como una estrategia y como un lugar de aprendizaje. Durante la interacción, en el círculo, los participantes empeñan su cultura, sus conocimientos y el uso del diálogo para encontrar el eje temático a partir del cual problematizar y desarrollar el proceso de aprendizaje. No hay un detentor del saber, el profesor y el estudiante son activos y ambos -de manera interactiva- construyen un nuevo conocimiento. El vínculo funciona de acuerdo al principio establecido por Paulo Freire (1975): aquí nadie educa a nadie. Nadie se educa a sí mismo; las personas se educan entre sí mediatizadas por el mundo. Así, despertar la curiosidad epistemológica del alumno es primordial para juntos conocer más. Esta es una apertura respetuosa donde no hay un Yo pienso individual sino un Pensamos como un acto colectivo. Y, es a través del diálogo que se puede decir la propia palabra, producto de la acción y de la reflexión. La expresión se constituye en un acto político-pedagógico pues puede generar crítica, creatividad y


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acciones transformadoras. Si bien en la pedagogía de Freire no existe centralidad ni del alumno ni del maestro este es quien orienta el proceso de aprendizaje. Pero, cuando el docente se transforma en un mero tío(a), o en un mero ejecutor de políticas públicas ligadas a intereses bancarios, se torna difícil atender y trabajar a favor de las demandas populares. La educación bancaria, literalmente se refiere a banco y, es un concepto acuñado por Freire para designar ese modelo por él criticado. De acuerdo con Freire ni el alfabetismo ni cualquier situación de opresión puede ser arrancada de raíz de un momento para otro si entendemos que tal situación es una construcción social e histórica, sustentada en parte por políticas públicas. La politicidad del acto educativo adquiere una fuerte connotación cuando hombres y mujeres, seres en relación pueden participar de la lectura y comprens i ó n d e l m u n d o , c o d i f i c a n-

do/decodificando una realidad para la realización del inédito viable, de aquello que perciben inédito, porque nadie lo estrenó, pero viable porque están dadas las condiciones para realizarlo. Y, cuando percibido, es una cuestión ética realizarlo para permitir la educación. Abratte (2003) dice que la ausencia, ignorancia u olvido de un estudio previo de la situación del sujeto amerita la falta de un concepto claro y fundamental de lo que es el hombre. La lectura de mundo no puede ser hecha por “leguleyos” de escritorio que, hayan o no leído algo sobre la educación de adultos, jamás se han embarrado los zapatos caminando por los estrechos senderos de algún barrio habitado con personas carenciadas. Estos programas no pasan más allá de considerar al hombre, como un objeto para usar a bajo costo; un objeto que produzca mucho, en caso de tener trabajo, y que sea un buen consumidor en caso de tener cómo comprar”. Este autor, todavía afirma que “esto tiene que ver con este tiempo fatal donde a la falta de trabajo, se suma la miseria diaria de no poder adquirir ni lo

más esencial para sobrevivir. De nada sirve decir hoy que vivimos en libertad, si sólo podemos avizorar que estamos inmersos en la más tremenda dictadura pseudodemocrática y que, en mayor o menor medida, somos los nuevos esclavos del siglo XXI, de un sistema neoliberal perverso.” La raíz más profunda de la políticidad de la educación está en la capacidad que los seres humanos tienen de educarse entre sí, la cual se funda en su naturaleza inacabada y de la cual él o ella son conscientes. Inacabado e consciente de su in-acabamiento, necesariamente, el ser humano se torna ético, capaz de optar y decidir. Un ser humano conectado a los intereses y en relación a los cuales tanto puede mantenerse fiel a su ética o transgredirla, lo que se tornaría un anti-valor. (CF. Freire, 1999). Con esto quiero llamar la atención para una pedagogía mojada de existencia y no simplemente de ideas. Pues, no es consintiendo con la sociedad, a la que Aratte hace referencia, que la educación va a permitir la concientización. Si bien la educación no puede, sola, transformar la realidad, puede alguna cosa para contribuir a resolver las desigualdades instauradas por el sistema capitalista, entre otros, que continua desarrollando la lógica de excluir para, en seguida, crear políticas de inclusión. La educación en la pedagogía de Paulo Freire es una posibilidad y puede ser hecha entre los participantes del proceso de aprendizaje, nada se da a priori, ni el sujeto ni la educación. Enseñar más que transmitir conocimientos es crear espacios -con las diferencias- para la construcción de los mismos. Tal vez lo más original de la pedagogía propuesta por Paulo Freire y que lo torna un clásico es que incomoda a muchos y mueve a otros a reinventarlo o inventar cosas nuevas. Desde cuando leemos ya su escrita ‘oral’nos llama la atención, la invención de palabras, como “boniteza”, por ejemplo. Su texto manso, crea (o no) empatía y fluye sin violencia, sin grandes elucubraciones, pero, sincero y preciso con lo que quiere decir. Su discurso es radical, no es endulzado y lo interesante es que su lectura nos remite de inmediato al pueblo y no a la academia. Nos remite al pueblo, a la situación del hombre y de la mujer, porque como dice Ernani Fiore, él no piensa las ideas y sí la existencia, piensa el ser humano, histórica y socialmente situado. En el tercer milenio ya no estamos tan


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“Yo como educador, político, y hombre que tiene practica educativa, sigo profundamente esperanzado”. “El profesor, la profesora no tienen derecho de llegar a su clase y hacer un discurso incomprensible en nombre de la teoría académica”. preocupados con las clasificaciones y sí con los procesos, en ver cómo dialogan los pedagogos llamados clásicos con los otros y cómo nos mueven a la reflexión, a la toma de posición político- pedagógica y a la acción. Y me gustaría concluir este texto que abre el debate, con palabras de Paulo Freire respondiendo en parte a la cuestión colocada. Mario Sergio Cortella nos cuenta que en 1986, en ocasión de la conferencia inaugural del curso de pos grado en Educación -Área Supervisión y Currículo- de la Pontífica Universidad Católica de São Paulo, Brasil, preguntó a Paulo Freire si se consideraba un clásico y qué pensaba de la frase de Millor Fernandes que decía: “Clásico es un escritor que no se contentó con irritar solo a sus contemporáneos”. Freire respondió: Soy un clásico, sí. No porque me considere así de modo subjetivo y presuntuoso, sino porque así me consideran todos aquellos que ven en mi obra un instrumento para afrontar un problema clásico: la existencia de opresores y oprimidos. Por eso, mientras persista ese problema, quiero seguir irritando, incomodando, fustigando a aquellas personas, contemporáneas o no, que defienden la permanencia de las desigualdades. Tal vez se puedan indagar otros motivos por los cuales la pedagogía de Paulo Freire es diferente y se circunscribe -o no- en la pedagogía clásica.

Pensar si podemos decir que hay dos pedagogías: la conservadora reaccionaria y la pedagogía progresista. Se puede interpelar a la pedagogía clásica y hasta redescubrir la actualidad de pedagogos que como Juan Amos Comenio, Juan Enrique Pestalozzi, Celestin Freinet y John Dewey todavía están presentes en la formación pedagógica de las universidades contribuyendo cada uno a su manera. Y, sin dudas, podemos leer e interpelar la obra de un educador que escribiendo tanta(s) pedagogía(s), que dialogando con muchos de los clásicos, no se manifestó preocupado por saber en qué clasificación entraba. Claro que él decía que no le gustaría tener imitadores o apóstoles pero, sin dudas, inspiró e inspira con su obra a muchos educadores a la reflexión, al diálogo y a la acción bien como a reinventarlo. La actualidad de su obra se mantiene en el tiempo sin perder la especificidad político-pedagógica fruto de haber radicalizado una situación concreta de hombres y mujeres y propuesto al mundo una perspectiva otra que lo torna universal. Después de conocer su obra todo indica que era un hombre de su tiempo, un humanista.

“Somos seres sociables, históricos y comunicativos. Por esta razón es que el quiebre de la relación dialógica no es simplemente el rehusar un principio democrático, es también rehusar la naturaleza misma del ser humano”. “La tarea fundamental nuestra de educadores y educadoras, es vivir la ética diariamente con los niños, con los jóvenes. Mucho más que una clase de biología, si soy un profesor de biología, es el testimonio con el cual yo doy la clase”. “Una de las tareas fundamentales hoy para mí, aquí como en Brasil, en Brasil como en Chicago, es la pedagogía crítica. Quien dice que Paulo Freire ya fue, carece científicamente de sentido, porque nadie que esta haciendo fue, y yo nunca estuve tan vivo a pesar de la edad”. *Encuentro con Paulo Freire. San Luis. Argentina. 1996.


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Con las mismas manos

Roberto Fernández Retamar

Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo una escuela. Llegué casi al amanecer, con las que pensé que serían ropas de trabajo, pero los hombres y los muchachos que en sus harapos esperaban todavía me dijeron señor. Están en un caserón a medio derruir, con unos cuantos catres y palos: allí pasan las noches ahora, en vez de dormir bajo los puentes o en los portales. Uno sabe leer, y lo mandaron a buscar cuando supieron que yo tenía biblioteca. (Es alto, luminoso, y usa una barbita en el insolente rostro mulato).

Pasé por el que será el comedor escolar, hoy sólo señalado por una zapata sobre la cual mi amigo traza con su dedo en el aire ventanales y puertas. Atrás estaban las piedras, y un grupo de muchachos las trasladaban en veloces carretillas. Yo pedí una y me eché a aprender el trabajo elemental de los hombres elementales. Luego tuve mi primera pala y tomé el agua silvestre de los trabajadores, y, fatigado, pensé en tí, en aquella vez que estuviste recogiendo una cosecha hasta que la vista se te nublaba. Como ahora a mí.

¡Qué lejos estábamos de las cosas verdaderas, Amor, qué lejos como uno de otro! La conversación y el almuerzo fueron merecidos, y la amistad del pastor. Hasta hubo una pareja de enamorados que se ruborizaban cuando los señalábamos riendo, fumando, después del café. No hay momento en que no piense en tí. Hoy quizás más, y mientras ayude a construir esta escuela con las mismas manos de acariciarte.


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Paulo Freire: Un Clásico Anticlásico

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aulo Freire puede ser considerado un clásico en el primer sentido y diametralmente opuesto al segundo significado del término “clásico”. Hay varias razones por las que Paulo Freire no puede ser considerado un clásico en el sentido de ser un representante de la Pedagogía hegemónica, instituida, conservadora. Destacamos, a continuación, las que consideramos más significativas, que confieren al legado pedagógico freireano el carácter anti-clásico, innovador, revolucionario. La primera y, quizás, el más paradigmático cambio que Paulo Freire introdujo en la práctica educativa y en el pensamiento pedagógico fue la sustitución de la “enseñanza” para el "aprender", como un eje estructurador de la Educación y de la Pedagogía. Inicialmente, no fue entendido, pero a menos de la mitad de un siglo después, el principio fue incorporado por la Unesco, en la caracterización de los cuatro pilares de la educación para el siglo XXI (véase Delors, 1998). En Pedagogía de la autonomía (2004), Paulo Freire escribió: “Enseñar no existe sin aprender y viceversa y fue aprendiendo socialmente como, históricamente, mujeres y hombres descubrieron que era posible enseñar. Fue así, aprendiendo socialmente, como en el transcurso de los tiempos mujeres y hombres percibieron que era posible -después, preciso- trabajar maneras, caminos, métodos de enseñar. Aprender precedió a enseñar o, en otras palabras, enseñar se diluía en la experiencia

José Eustáquio Romão

El adjetivo clásico, es polisémico, designa cosas diferentes, aunque, en este trabajo, vamos a tratar sólo de uno de sus significados, pero no antes de explicitarlo en oposición a otro que, también, es muy utilizado. “Clásico”, en su connotación histórica y sociológica positiva indica un autor, o su obra, como un logro que se universalizó por la calidad, convirtiéndose en una referencia y que, por lo tanto, no puede ser desconocido/a por los especialistas del área. Así, en la expresión, “él ya se ha convertido en un clásico”, el término se refiere a esta connotación. Sin embargo, también puede significar lo instituido, lo hegemónico, lo predominante, lo conservador y, por tanto, tiene una connotación politológica negativa, ya que, hoy en día, a nadie le gustaría ser llamado conservador.

realmente fundadora de aprender. No temo en decir que carece de validez la enseñanza, que no resulta en un aprendizaje en que el aprendiz no ‘volvió capaz de recriar o de rehacer lo enseñado, en que lo enseñado que no fue aprendido no puede ser realmen-

te aprendido por el aprendiz´ (p. 2526)”.Un segundo aspecto que forma parte de la revolución paradigmática que Paulo Freire provocó en la Educación y la Pedagogía se refiere a los componentes de la matriz curricular. Ya sea por no entender o por estar en contra, los críticos del legado y de los seguidores de Freire afirman que la educación freireana, los contenidos del currículo, los círculos de cultura, sustituyen a las clases, son mediaciones educativas en las que no hay contenido, porque todo nace de las palabras generadoras (en la alfabetización), de los temas y contextos generadores (en la educación continua). Hay componentes de contenido en la propuesta freireana. La diferencia es que ellos no son dados previos, y sí identificados, a partir de la investigación de la realidad de los alumnos, ya sea en el campo, ya sea a través de su discurso, de sus representaciones, verbalizadas en los círculos de cultura. Sin embargo, la transformación más radical propuesta por Freire es la


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Paulo Freire: Un Clásico Anticlásico ventaja gnoseológica y política de los oprimidos, de los dominados, de los “desharrapados del mundo” Y, ¿qué significa esto? Según el autor de Pedagogía de la Esperanza (1992), los oprimidos y las oprimidas son quienes harán la transformación liberadora y, si ellos y ellas no la hicieran, ella no va a suceder. “Quién mejor que los oprimidos se encontrará preparado para entender el significado terrible de una sociedad opresora?¿Quién sentirá mejor que ellos los efectos de la opresión? ¿Quién más que ellos para ir comprendiendo la necesidad de la liberación? Liberación a la que no llegarán por casualidad, sino por la praxis de su búsqueda; por el conocimiento y reconocimiento de la necesidad de luchar por ella. Lucha que, por la finalidad que le darán los oprimidos, será un acto de amor, con el cual se opondrán al desamor contenido en la violencia de los opresores, incluso cuando ésta se revista de la falsa generosidad a que nos hemos referido. (FREIRE, 2002, p. 31-32)”. Esta ventaja gnoseológica política de los oprimidos se indica claramente a continuación en la misma obra, sin embargo, transformada en competencia política: “Mientras la violencia de los opresores hace de los oprimidos hombres a quienes se les prohíbe ser, la respuesta de éstos a la violencia de aquéllos se encuentra infundida del anhelo de búsqueda del derecho de ser. Los opresores, violentando y prohibiendo que los otros sean, no pueden a su vez ser; los oprimidos, luchando por ser, al retirarles el poder de oprimir y de aplastar, les restauran la humanidad que habían perdido en el uso de la opresión. Es por esto por lo que sólo los oprimidos, liberándose, pueden liberar a los opresores. Éstos, en tanto clase que oprime, no pueden liberar, ni liberarse. (id., ib., p. 43)”. Si se desea reinventar el legado freireano -como él mismo sugería a sus colaboradores más cercanostendrá que darse mayor extensión a este principio: sólo el (las) oprimidos (as) es que hacen la liberación, solo

ellos (ellas) es que hacen cultura, arte, religión, ciencia, tecnología, en fin, sólo ellos (as) tienen el potencial para desarrollar el proceso civilizador. Los opresores, ocupados en oprimir y en apropiarse de todo, no son capaces de continuar la marcha de la humanización, el proceso de civilización, lo que justifica hablar, a partir de aquí de “civilizaciones oprimidas”. Este principio freireano es muy radical para que la escuela “clásica” lo absorba, pues que significa renunciar a la creencia en la superioridad del conocimiento escolar, del saber erudito, y reconocer el potencial transformador de la sabiduría popular. Y no es populismo, ni basismo, que cree que todo lo que proviene de las capas más vulnerables de la sociedad es bueno. Sabemos cómo el propio Freire reconocía que los oprimidos y las oprimidas son, en la mayoría de los casos, hospederos de sus propios opresores, es decir, leen el mundo a través de los ojos de los dominadores. Ahora bien, si esto es cierto, ¿cómo harán la transformación, si los opresores no hacen nada, salvo apropiarse de todo y ocuparse con la dominación de todos y todas? ¿Cómo los oprimidos harán la transformación, partan de la perspectiva y utilicen las herramientas de quién es impotente para la transformación (los opresores)? Paulo Freire respondería que sólo cuando los oprimidos dejen de interpretar la realidad y renuncien a intervenir en el mundo con las armas de los dominantes, sólo entonces harán la transformación. En resumen, los oprimidos y las oprimidas, en su mayor parte, no hacen la conversión porque están pensando y actuando como el doble de sus opresores. Sólo en

momentos raros y específicos de relaciones históricas y sociales puede surgir la conciencia crítica de los (las) propios (as) oprimidos y oprimidas. Pero esta oportunidad histórica de transformación se traducirá en nada, si no hay un proceso de educación transformadora. En otras palabras, y en una imagen más popular: el caballo de la transformación histórica pasa de prisa, pero es preciso montarlo y manejarlo con competencia (para usar un término de moda). Para que esto ocurra, para hacer posible el desarrollo de la competencia transformadora, necesitamos una educación transformadora, cuya pedagogía no se propone a poner cualquier cosa en la cabeza del oprimido y de la oprimida, y sí a retirar lo que en ella pusieron como trazos, valores, aspiraciones, proyecciones e ideales espurios (alienación). De ahí, que sea tan importante el concepto freireano de concientización que, según él mismo Freire, no debe ser confundido con la “toma de conciencia”. Muchos otros aspectos del pensamiento de Paulo Freire no encajan en una “Pedagogía clásica”, ni sus procedimientos serían convergentes con los de la “Educación clásica” en el sentido de fortalecer la Educación y la Pedagogía que, hoy, lamentablemente, son hegemónicas entre nosotros.


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El dispositivo de regulación de los saberes del trabajo en el ámbito ferroviario: Una estrategia de empoderamiento colectivo

María Luz Ayuso

El estudio de la producción, transmisión y circulación de los saberes del trabajo ha sido poco explorado desde el punto de vista pedagógico. Este proceso que históricamente buscaron monopolizar las empresas en algunos ámbitos de la producción y el trabajo fue resistido por organizaciones sindicales, sociales, cooperativas, etc., propiciando regulaciones que favorecieron la defensa de los saberes producidos, recreados, inventados por los trabajadores. Desde mi perspectiva, un estudio de esta naturaleza puede aportar en la definición de políticas públicas para la regulación, distribución y legitimación de los saberes del trabajo.

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os saberes del trabajo disponibles en la sociedad constituyen un punto central para la planificación estratégica nacional en el marco de un proyecto de crecimiento endógeno. Conocerlos, nombrarlos, realizar su genealogía y estudiar sus luchas por la regulación permitiría profundizar líneas de investigación y de generación de política pública para el beneficio del conjunto. Para la profundización del estudio alrededor de esta temática se recortó el ámbito del trabajo ferroviario. El caso del ferrocarril en la Argentina constituye un analizador privilegiado para estudiar el tema de educación y trabajo, en particular los vínculos entre sujetos, saberes del trabajo e instituciones, en la perspectiva de los saberes socialmente productivos. Por un lado, el ferrocarril constituyó un elemento estructurante en la constitución del Estado moderno por el lugar que ocupaba el tren en la circulación de mercancías para la incorporación del país en el intercambio capitalista internacional. Por otro lado, los saberes asociados a esa tecnología constituían un saber ausente en la Argentina criolla, y para instalarlo se desarrollaron múltiples estrategias de importación, localiza-

ción, distribución y apropiación. Al tiempo que se producía la extensión de los kilómetros del riel se desplegaban complejos procesos urbanísticos, sociales, comunicacionales, además del tecnológico y productivo que desarrollaba la industria ferroviaria y sus industrias asociadas. En su entramado, la red hilvanaba también, multiplicidad de saberes que significaban empoderamiento subjetivo, pero por sobre todo empoderamiento social para muchísimas comunidades, pueblos y ciudades. De ese empoderamiento social hablamos cuando reflexionamos sobre los saberes socialmente produc-

tivos: del enriquecimiento del capital cultural de la sociedad, de saberes capaces de potenciar tejido social inclusivo y democrático, fundando nuevos intereses –sociales, culturales, productivos- para el conjunto social, integrando distintos sectores involucrados a través de alianzas estratégicas, que situados históricamente, se articulan alrededor de un proyecto político (Puiggrós, 2004; Sessano et al, 2009). Focalizando el estudio en los trabajadores de la conducción, nos propusimos indagar la


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experiencia pedagógica que como colectivo, los conductores de trenes construyeron alrededor de la Sociedad “La Fraternidad”. Delimitamos en primer lugar el estudio en el período comprendido entre 1870 y 1930 para la producción de la tesis de Maestría (FLACSO- Argentina), que llevó por título: “Saberes del trabajo de foguistas y maquinistas de locomotoras: la lucha por la apropiación del dispositivo de regulación del saber”. En ese trabajo se sostiene la siguiente hipótesis: en la lucha por la mejora laboral frente al abuso de las empresas ferroviarias hacia fines del siglo XIX, los maquinistas y foguistas de locomotoras agremiados en La Fraternidad construyeron un complejo dispositivo de regulación del saber, a partir de la apropiación, participación y creación de elementos del dispositivo, con la consecuente ganancia de poder para la negociación de la Sociedad en sus luchas por la regulación de los saberes del trabajo frente a las empresas ferroviarias y el Estado Nacional. Recuperando la categoría foucaultiana, entendemos al dispositivo como “un conjunto heterogéneo que implica discursos, instituciones, disposiciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas

administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas; en síntesis, tanto lo dicho cuanto lo no- dicho, he aquí los elementos del dispositivo” (Foucault, 1979). El dispositivo es la red que puede establecerse entre esos elementos, y como formación en un momento histórico, tiene la función de responder a una urgencia –debilidad hegemónica- y por ello a una posición estratégica dominante (Arata y Telias, 2006). Es decir, dispositivo está siempre inscripto en un juego de poder, situado históricamente y articulado a un proyecto político (pedagógico, productivo, social y cultural) más amplio. La construcción histórica del dispositivo fraterno de regulación del saber A instancias de este estudio inicial, diferenciamos distintas etapas en la conformación del dispositivo de regulación del saber del trabajo de los conductores de trenes. En cada una de estas etapas se pueden reconocer ganancias parciales en la construcción de los distintos elementos del dispositivo hasta alcanzar una complejidad y articulación significativa para la década del 30, configuración que posiciona al gremio como un interlocutor obligado para su definición. La primera etapa la delimitamos entre 1870 y 1896, caracterizándose por la indeferenciación en la regulación de los saberes del trabajo de los conductores de trenes. Por un lado, producto de la incorporación de

técnicos y trabajadores extranjeros por la ausencia de saberes relacionados a este desarrollo productivo, por otro lado, por la poca institucionalización e informalización de los procesos de transmisión del saber del trabajo; finalmente, por la ausencia de campos profesionales regulados y conformados como tales, con las implicancias en el recorte del saber que ello implica. El caso de los ingenieros tal vez es el más representativo, por la alianza estratégica que construyeron junto a los maquinistas en la diferenciación del saber de uno y otro. Los primeros Estatutos, el pedido de personería jurídica, la organización de las primeras Academias para la preparación de los aspirantes a maquinistas, son algunas de las tareas que realizan conjuntamente el gremio y este campo profesional aún en conformación. En particular en esta primera época fueron quienes enseñaron el oficio junto a los maquinistas extranjeros los saberes técnicos de la conducción, al tiempo que incorporaban los saberes para la organización política gremial. Para 1887 se crea la “Sociedad de maquinistas y foguistas de locomotoras, La Fraternidad”. Hacia final del periodo, se acuerda un régimen de idoneidad con exámenes de competencia para la conducción de máquinas (decreto del PEN 29/08/1896) dando inicio a una nueva etapa en la conformación del dispositivo de regulación del saber del trabajo de los maquinistas. La siguiente etapa se delimitó entre los años 1896 y 1912, periodo en el cual se produjeron los primeros elementos hacia la construcción del dispositivo de regulación de los saberes del trabajo. Al mismo tiempo la Sociedad buscó legitimarse ante sus propios asociados, las empresas y el Estado, como la asociación representativa de este colectivo de trabajadores. Durante esta etapa la red aumentó sustantivamente, como también las toneladas de cargas transportadas y los trabajadores asociados a esa actividad productiva: de las 3.844.045 toneladas de carga trasportadas en 1887, se pasó a 11 millones de toneladas en 1896, 14 millones en 1902 y 40 millones en 1912 (Lobato y Suriano: 2004). Una vez establecidas las reglamentaciones para la idoneidad, se publicaron los primeros “manuales” y “catecismos” escritos por maquinistas para la transmisión de sus saberes (Arévalo, 1898; Russell, 1918; Gallini, 1920) y se impulsó desde la Asociación la


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Saberes del trabajo en el ámbito ferroviario creación de escuelas técnicas para maquinistas en todas las seccionales sociales del país bajo el lema: “en cada seccional una escuela”. Allí se preparaba a los foguistas aspirantes a maquinistas para la obtención de la certificación, para el ascenso y promoción en el trabajo. Se articuló así experiencia, saber e identidad, pugnando por un escalafón uniforme y por una reglamentación del trabajo homogénea para todas las líneas ferroviarias existentes. En este periodo también comenzó a publicarse la Revista oficial fraterna (Revista La Fraternidad, creada en 1907) coadyuvando desde sus columnas a la consolidación de la identidad alrededor de la solidaridad, unión y fraternidad como “familia fraterna”. A través de este medio se trasmitieron los saberes técnicos específicos para el trabajo. Constituyó además un canal de comunicación entre las seccionales del país y fundamentalmente un sostén en la transmisión de saberes político- gremiales de la corporación. Durante el periodo se estructura un fuerte debate entre grupos políticos y campos profesionales para la regulación del saber (Suriano, 1991 y Palermo, 2004). El informe oficial confeccionado por Bialet Massé (1904) es un ejemplo de ese debate, presentando posiciones alrededor de algunos temas estructurantes para la definición de los vínculos entre educación y trabajo: el papel del Estado en la mediación entre capital y trabajo, el papel de la educación y alfabetización de los trabajadores, la incorporación de trabajadores y técnicos extranjeros frente al saber del criollo e indígena, entre otros. La tercera etapa marcó un punto de inflexión en las luchas obreras ferroviarias en general, y en particular para La Fraternidad que logró legitimarse ante los poderes públicos como el interlocutor y representante de los trabajadores de la conducción. Esta etapa la delimitamos entre las huelgas de 1912 y 1917, y se categorizan como dos huelgas estructurantes para la regulación del saber del trabajo del gremio. Por un lado, por el debate que desató la primera acción de lucha por el reclamo de una reglamentación de trabajo. Recién para 1917 se concretará esa norma haciéndose extensiva para todo el personal ferroviario a través del decreto que dicta la intervención del Ejecutivo y que permite el cese del conflicto. Por otro lado en la lucha que da La Farternidad, frente a trabajadores “adventicios” que las

empresas ubicaban al frente de las máquinas ante la ausencia de trabajadores en huelga que paralizaban el servicio ferroviario en época de cosecha. Las empresas buscaron quebrar los procesos institucionalizados de transmisión del saber del cual los fraternales formaban parte, creando sus propias iniciativas de transmisión y certificación

las escuelas fraternas continúa expandiéndose, se crean nuevas escuelas y bibliotecas a lo largo de las redes, se producen y publican nuevos materiales para la enseñanza escritos por maquinistas avezados que constituyen una referencia ineludible en la preparación de los aspi-

sin mediación del Estado para garantizar la circulación de los trenes y el transporte de las cargas hacia el puerto de Buenos Aires en los periodos de paralización total de los trenes. Los fraternales van a enfrentar estas iniciativas pugnando por la incorporación de los huelguistas alejados de sus puestos y a través de fuertes propagandas de concientización y “escrache” frente al peligro público de mantener al frente de los trenes a conductores sin certificación –ni saberreglamentaria. Luego de la reglamentación del trabajo ferroviario para 1917, y frente a la lucha por la certificación de los adventicios, la legitimidad como agremiación empieza a consolidarse. La transmisión en

rantes para el examen de idoneidad. Se acuerdan con La Fraternidad las reglamentaciones para los programas de exámenes, y se incorporan como fiscalizadores en la mesa de exámenes maquinistas fraternos, tarea hasta entonces realizada por las empresas y el estado, finalmente se instituyen las escuelas fraternas como la institución monopólica en la transmisión de los saberes del trabajo para la conducción de trenes. Para 1920 se logra imponer un escalafón uniforme a nivel nacional (1920), previa a la reglamentación de la ley de jubilaciones y pensiones ferrovia-


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rias (1919) y para fines de esta etapa se instituye la mesa única de exámenes bajo control de la Dirección General de Ferrocarriles (1927), donde participan los conductores de trenes en su fiscalización. Es también en esta etapa, que bajo el modelo fraterno se consolida una forma de organización sindical, que seguirán el resto de las organizaciones ferroviarias -para este periodo, es de destacar el caso de la Unión Ferroviaria (1922)-. A través de la regulación de todos estos elementos, los trabajadores ferroviarios de la conducción, organizados alrededor de la “Sociedad de maquinistas y foguistas de locomotoras”, logran afianzar su corporación alrededor de un saber diferenciado y distinguido respecto al resto de los saberes del trabajo ferroviario (Gordillo, 1988). A través de la organización fraterna, en la institucionalización del saber y en las regulaciones del trabajo se desplegaron la complejidad y diversidad de elementos del dispositivo de regulación del saber: ordenamientos discursivos, prácticas, materialidades e identidad conformando la base del poder de la Sociedad al tiempo que la principal estrategia para su perpetuación. Tupacamarización ferroviaria durante la privatización menemista:

ataque al corazón del dispositivo de regulación del saber. El trabajo que actualmente estoy desarrollando (Proyecto de Tesis de doctoradoUBA: “Los procesos de producción, transmisión, circulación y distribución de los saberes del trabajo de los conductores de trenes (1984-2006)”), centra su interés en los procesos de regulación de los saberes del trabajo desde el proceso de reapertura democrática, poniendo especial interés en la década de los 90 por la fuerte reestructuración que produjo en el trabajo para la sociedad argentina. El impacto en los saberes fue ineludible, en la pérdida, disminución y desconexión de saberes del trabajo históricamente trasmitidos. El avance neoliberal de los 90 provocó una perdida y reconversión de los saberes del trabajo e impulsó a los Ministerios de Trabajo a emprender avances en la conformación de un curriculum en base a competencias para varios perfiles profesionales de diferentes ámbitos productivos. Lejos de la recuperación y reconocimiento de los saberes construidos históricamente por los trabajadores, se buscó incorporar a una grilla normada complejos procesos de producción del saber. Para los conductores del tren en particular, la privatización significó un fuerte ataque al dispositivo de regulación del saber. De las 150 escuelas fraternas que llegaron a contabilizar, sólo quedaron abiertas alrededor de 25, la mayoría de las

cuales se localizaban en la región metropolitana. La función de transmisión se detuvo por completo y el sindicato presenció la mayor baja de asociados de su historia por jubilaciones, retiros voluntarios, cesantías y despidos. Muchas de las seccionales distribuidas a lo largo de la red nacional fueron cerradas al igual que las escuelas. Las empresas concesionarias buscaron imponer sus propias regulaciones del trabajo, atomizando el dispositivo fraterno único y homogéneo para toda la red. Se buscó también formar conductores fuera del ámbito fraterno, a través de la apropiación de la distribución de saber para la idoneidad. Se desmembró la pareja conductor- ayudante del conductor para algunos trenes y desaparecieron varios puestos de trabajo, directamente vinculados a la seguridad del trasporte ferroviario. Al mismo tiempo incorporaban un nuevo saber en los puestos de trabajo, “la seguridad e higiene” bajo normas internacionales y al unísono a la destrucción de un sistema de saberes del trabajo productivo para el tren. En palabras de los protagonistas: “Las empresas concesionadas en un inicio cuando tomaron las concesiones quisieron apoderarse de toda la capacitación. En este proceso de los últimos diez años el gremio fue trabajando para que vuelva a ser lo que fue en su momento… Cuando vino el 90 y el tema de la competitividad, el tema de sálvese quien pueda, el ferrocarril no fue ajeno a eso. Nosotros


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Saberes del trabajo en el ámbito ferroviario tenemos la suerte de tener un sindicato fuerte, supo contrarrestar todo eso... Los únicos que pudieron mantener en el gran cambio su actividad fueron los conductores porque estaban formados. Después en todas las otras actividades en un 90% entró gente nueva, de la calle que tal vez no sentía el ferrocarril como lo sentíamos aquellos que hacía 20 años que estábamos trabajando. Hubo un crack ahí (…) nos salvó el conocimiento”. (Entrevista a un instructor de la Escuela Técnica Central “Ingeniero Carlos Echague”, Buenos Aires, diciembre de 2006). A partir del 2001 se presenta una nueva coyuntura en relación al ciclo anterior en la lucha de distintos colectivos de trabajadores. Para el caso del ferrocarril, y en particular de los conductores de trenes, se inaugura una nueva etapa de negociación colectiva y de recuperación gradual de las conquistas históricas. Se logran entre otras acciones, la recuperación de la jornada reducida de trabajo, la diferenciación y restricción de tareas, una fuerte regeneración salarial, la incorporación de nuevos conductores como también la reincorporación de muchos cesanteados durante el proceso de privatización. La puesta en marcha de varias escuelas fraternas que permanecieron cerradas por más de diez años producto del detenimiento en el proceso de transmisión y de la importante reducción de Kms. de vías de la red tras el lema altamente destructivo de “ramal que para, ramal que cierra”, permitió, lentamente, la recuperación del papel histórico de La Fraternidad en la transmisión de los saberes del trabajo para la conducción y su posición como sujeto de determinación en la regulación del dispositivo de regulación del saber. Nuestras preguntas se recortaron especialmente sobre el proceso que se desarrolló alrededor de la regulación de los saberes del trabajo en las luchas entre empresas, Estado y trabajadores agremiados para esa definición: su desintegración, la búsqueda por inscribir el dispositivo de regulación de los saberes del trabajo en nuevas lógicas de transmisión y comandada por nuevos sujetos, la resistencia por su reproducción articulada a elementos fraternos. En el estudio de esa genealogía, la pregunta que tracciona el trabajo se ubica en las posibles construcciones prospectivas para el ferrocarril. Buscamos explorar alternativas para la proposición de Zemelman (1989) en dos perspecti-

vas: 1. desde el punto de vista fraterno, a través del reconocimiento del empoderamiento que significó para este colectivo de trabajadores organizar su base gremial articulada a la regulación del saber del trabajo (técnico, pedagógico, gremial y político). Consecuentemente, la ganancia como sujetos de definición en las regulaciones del saber y del trabajo que respondieron a los intereses del conjunto de estos trabajadores y que promovieron al mismo tiempo nuevas direccionalidades al modelo de transporte ferroviario argentino. 2. La segunda perspectiva busca sumar a la discusión para la experimentación del nuevo papel del sindicalismo en la Argentina, en particular en su posición como sujetos de determinación en la construcción de proyectos social-

mente productivos, que defendiendo los intereses corporativos, amplíen sus efectos al conjunto social. Una hipótesis para discutir, un desafío de renovación. Propone Hugo Zemelman en su libro “De la historia a la política. La experiencia de América Latina”: “Es difícil potenciar el futuro, en términos de una utopía que no sea una proyección de la misma naturaleza del sujeto. Es la realidad de éste la que hace posible dicha utopía, o bien que se transforme en el principal obstáculo para la realización de otras que contravengan su naturaleza. El caso de los sindicatos, como actores sociales, es un buen ejemplo. Una


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Saberes del trabajo en el ámbito ferroviario

organización centrada en la defensa del salario puede no ser capaz de imponer un proyecto alternativo al orden establecido, ni consolidar y desarrollar un modelo de organización que rompa con la relación empleador- empleado; de aquí que los sindicatos “hayan tomado buena distancia de la idea utópica de autogestión” (Heller y Feher, 1985: 210). Por eso el poder para impulsar una visión de la sociedad no puede violentar la propia naturaleza del sujeto, aún cuando el actor participe en alianzas que aparenten orientarse en una dirección opuesta a sus propias posibilidades. El poder es en principio la capacidad para reproducirse como sujeto, predominando esta lógica sobre la de su transformación” (Zemelman, 1989: 35). El sindicato no pudo contener la cantidad de cesantías y despidos de compañeros conductores que fuera perpetrada durante los años noventa, resistiendo en su lucha sindical para una pequeña porción de asociados. El costo por la defensa de la organización, sustentada alrededor del dispositivo de regulación del saber, fue la pérdida de una cantidad significativa de trabajadores formados. Para los que “se quedaron”, tal vez constituía la única estrategia posible para mantener el sindicato y esperar nuevas condiciones para la lucha por la reincorporación de trabajadores y activación del dispositivo. Para los que se fueron, significaba repudiar un nuevo entramado ferroviario que legitimaba el ordenamiento territorial más injusto de la Argentina: producir, sobre-explotar y sobre extraer de las provincias ricas abandonando

las regiones más pobres a una lógica de extracción pura, en el cual sin inversión, se vivía un latente “Cromagnon sobre rieles” (caracterización realizada por un conductor ferroviario cesanteado). La decisión tomada por el sindicato frente al avance de las políticas neoliberales - en relación al papel del estado, el sistema ferroviario, la regulación del trabajo y del saber- fue defender los intereses corporativos que sustentaron al gremio por más de 100 años. Más allá de la defensa gremial, ¿qué lugar podría ocupar este colectivo de trabajadores para poner en discusión, promover, diseñar, un modelo de ferrocarril que potencie en desenvolvimiento de saberes socialmente productivos más allá de los únicamente rentables que defiende el capital? Para el periodo de privatización, probablemente ninguno, se presentaban otras urgencias. Sin embargo se

abrió una nueva etapa para la construcción política, superando el “sin salida” del discurso único neoliberal que se tornó hegemónico durante los años noventa. ¿Qué luchas reivindicaron los trabajadores a partir de esa fecha? ¿Cuáles fueron las alianzas construidas? ¿Quiénes son los sujetos de diálogo para la organización? ¿Qué relaciones se establecen con el Estado, las empresas y el resto de los trabajadores ferroviarios? ¿Qué proyecto de transporte ferroviario sustenta la reconstrucción salarial, el dispositivo de regulación del saber del trabajo de los conductores, la reconstrucción sindical?


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Andrés Donoso Romo

Identidad y educación en nuestra América: José Carlos Mariátegui, Pedro Henríquez Ureña y José Vasconcelos

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ntre los fenómenos que comenzaron a sucederse entre los años 1870 y 1930 hay muchos que hoy nos parecen inmemoriales. Las mejoras sustantivas en los transportes y las comunicaciones, los inicios de una decidida concentración de la población en pueblos, puertos y ciudades, la reconfiguración de los sectores populares y la aparición los sectores medios, la conformación de los partidos políticos de masas y el fortalecimiento de los Estados son algunas de las principales implicancias que trajeron consigo los inicios de la industrialización y la urbanización. Asimismo, como podremos apreciar a lo largo del artículo, estas transformaciones fueron cruciales para que la nacionalidad se tornara desde entonces en la principal identidad compar-

José Carlos Mariátegui

Entre los años 1870 y 1930 se inauguró la época contemporánea de América Latina de la mano de los inicios de la industrialización y la urbanización de la región. Y es que ambos procesos, en conjunto, desencadenaron una infinidad de pequeños y grandes cambios que hicieron que la cotidianidad de las personas dejara de ser como hasta entonces. Ya nada volvió a ser como antes para la población del continente. Es más, el antes en estricto rigor ya no importaba. Desde ese momento lo relevante será, como ahora, el porvenir.

tida de la población y, a su vez, para que la educación adquiriera una importancia nunca antes vista. La nacionalidad fue tornándose uno de los principales referentes identitarios de la población latinoamericana, desplazando muchas veces a la familia, la comunidad o la religión, porque mientras más avanzaban las transformaciones económicas y sociales, más fútil se tornaba la cultura tradicional para las personas. Tres acercamientos distintos nos servirán para aprehender más sustancialmente este proceso. La identidad de la población latinoamericana se vio tensionada porque en este período comienza un fenómeno, vivo hasta nues-

Pedro Henríquez Ureña

tros días, conocido como migración campo-ciudad. El hambre y la violencia resultantes de la inserción de América Latina en los circuitos del moderno capitalismo mundial fueron los grandes propulsores de estos movimientos. En este tránsito, que muchas veces incluyó un océano de por medio, las personas fueron dejando atrás lo conocido con un equipaje de dolor por sentir que en su mundo ya no había espacio para ellos. A esto se debe sumar que en su migrar les acompañaron, al igual que como ocurre en todos los viajes prolongados y más aún si se sospecha que éste no

José Vasconcelos


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Identidad y educación en nuestra América

tendrá retorno, preguntas de índole existencial que les invitaban, entre otras cosas, a evaluar su propia identidad. La identidad de la población latinoamericana se vio exigida, además, porque al arribar a sus nuevos trabajos se enfrentaron a un modo de producción que les exigía conocimientos que no adquirieron en sus lugares de origen.Asimismo, tanto en el espacio laboral como en general en toda su vida social, las personas se vieron involucradas en novedosas relaciones interpersonales pues, a diferencia de las de antaño, los participantes provenían de distintos cantos del mundo. Esto implicaba que muchas veces no compartían una misma historia, lengua o creencia, lo que dificultaba la comunicación y, al mismo tiempo, ponía en primer plano la arbitrariedad de la propia identidad. La identidad de la población regional se vio sacudida, igualmente, porque las transformaciones económi-

cas y sociales fueron secundadas por una violencia de tal magnitud que no dejó a nadie indiferente. Las desmedradas condiciones de vida y trabajo que encontraron los recién llegados, graficadas en sus casas hacinadas e insalubres y en sus bajos salarios, jornadas extenuantes y nulas condiciones de seguridad, se transformaron rápidamente en descontento y éste no tardó en hacerse proclama, manifestación y huelga. Los sectores dirigentes sólo atinaron a responder a estas demandas con indiferencia, caridad y/o represión, fórmula explosiva que no hizo más que avivar los espirales de violencia hasta tornar crítica la situación en muchos países latinoamericanos. La Revolución Mexicana fue la expresión más elocuente de las crisis descritas, no obstante, fueron muchas las semanas trágicas que, como la vivida en Buenos Aires en 1919, enlutaron a todas las sociedades de la región. En este sentido, la sensación de que la violencia se incrementaba a cada momento y que uno mismo podía ser su próxima víctima instó a toda la población a buscar soluciones y también a repensar sus identidades compartidas. Los tres acercamientos esbozados nos hablan de que la realidad no estaba siendo inteligible para la población a la luz de sus marcos de interpretación tradicionales. Siendo éste el caldo de cultivo perfecto para que la idea de nación adquiriera el gran protagonismo que hasta hoy mantiene. Siendo éste, a su vez, el escenario ideal para que la educación se instalara definitivamente en la mente y en los corazones de la población regional. En todos los países latinoamericanos los sectores dirigentes tuvieron una importancia decisiva en el resurgimiento que tuvo la idea de nación en estos años. Y es que en su evaluación del crítico escena-

rio vivido, acorde por cierto a las respuestas que dieron a las peticiones de los sectores populares, entendieron que la génesis de los problemas radicaba en la identidad oscura, bárbara y/o tradicional del conjunto de la población. Ella sería, en último término, la que alentaría la violencia y provocaría las crisis. Este análisis los llevó a proponer que había que infundir una nueva identidad a la población que tuviera las características que ellos mismos como elite le atribuían a su identidad, es decir, que fuera luminosa, civilizada y moderna. En esta tarea, pensaron, todos los medios eran válidos, pero entre ellos la educación fue sin duda uno de los más reputados. Los sectores populares, por su parte, también coincidieron en que era la identidad, su misma identidad, la causante de los males que la sociedad sufría. Por un lado no pudieron resistirse a lo encantos de los discursos nacionalistas los cuales, por ser altamente emotivos, incluyentes y propositivos, llenaban muy bien el vacío cultural que dejaban como saldo los procesos de industrialización y urbanización. Por otro lado, entendían también que abrazar la misma identidad que el resto de la población los haría merecedores de los beneficios que hasta entonces les estaban siendo privados. La educación nacional, en tanto, comenzó a ostentar un carácter sagrado porque, como bien señala Beatriz Sarlo, desde este momento la cultura pasó a ser un capital a adquirir que no podía ser completamente tomado de los padres ni tampoco de la vida cotidiana. Por ello, si hasta antes de este período al interior de los sectores dirigentes la educación era defendida sólo por un puñado de ilustrados bienintencionados, ahora ella era vista con otros ojos porque instruiría a los futuros trabajadores y/o porque aportaría a frenar las crisis mediante la inculcación de una identidad compartida por toda la población. Igualmente, si hasta ese momento los sectores populares desestimaban la educación por considerarle básicamente carente de utilidad, ahora era ella vista como deseable pues les entregaba herramientas básicas para sobrevivir en el emergente escenario social y laboral y porque cooperaba en su proceso de inclusión a esa comunidad imaginada que llamamos nación. Para ayudarnos a dimensionar la importancia que adquirió la educación para los sectores populares se recuerda que fue


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Identidad y educación en nuestra América una escuela el refugio que escogieron los miles de obreros salitreros que en 1907 participaron en la Huelga Grande de Tarapacá, en el norte de Chile. Que fue desde ahí que demandaron la supresión del sistema de pago mediante fichas, la toma de medidas para prevenir los accidentes laborales y la facilitación de locales para poder instalar establecimientos educacionales. Que fue ahí mismo donde pasaron a la historia en la que se recuerda como la matanza de la Escuela Santa María de Iquique, una de las mayores masacres que se perpetraron en este período en todaAmérica Latina. Con todo, esta coincidencia en torno a la importancia de la educación nacional hizo que al mismo tiempo que las aulas latinoamericanas se poblaran de himnos, héroes y banderas, se ampliara la cobertura educacional y se inauguraran las bases de los actuales sistemas de educación nacional. Quienes se encargaron de implementar gran parte de estos cambios fueron los sectores medios de las sociedades. Quienes se dedicaron a analizarles, encauzarles y mejorarles fueron los intelectuales de la región. Sobre éstos últimos y su pensar es que se posará nuestra atención en la próxima sección. Identidad y educación en los orígenes del pensamiento latinoamericano contemporáneo Los recién formados sectores medios de las sociedades latinoamericanas, entre ellos los pequeños y medianos comerciantes, los funcionarios públicos y los intelectuales, no se quedaron al margen de los procesos descriptos. Así como sufrieron las crisis, también propusieron alternativas para abordarlas. Aunque la mayoría de sus propuestas comulgó con las posiciones de los sectores populares o de los sectores dirigentes, una parte de ellos, más específicamente aquellos pensadores que pudieron participar de la primera red intelectual latinoamericana, tuvo posiciones originales. Sobre el cómo llegaron a gestarse dichas posiciones, así como las características que ellas asumieron en el plano cultural, es que tratará este apartado. Agrandes rasgos se entiende que las mejoras en los transportes y las comunicaciones, junto con favorecer al comercio internacional, aportaron también a la conformación

de la primera red intelectual latinoamericana. Y es que en los mismos trenes o barcos donde viajaron mercancías, ejércitos y futuros asalariados, lo hicieron también libros, revistas e intelectuales. Este movimiento hizo que las reflexiones que se estaban produciendo en las distintas latitudes de la región ampliaran su radio de circulación y lograran así ser más fácilmente apropiadas por otros intelectuales interesados en los mismos temas. Esto redundó en que se incrementara el conocimiento recíproco entre los intelectuales de la región, el que se constituyó, ya con claridad a finales del período en estudio, en la base de un pensamiento compartido, ahora de signo latinoamericano. Entre los distintos medios que aportaron a la conformación de esta red las revistas Americana, Amauta y Repertorio Americano, editadas en Brasil, Perú y Costa Rica respectivamente, fueron quizás las que tuvieron mayor repercusión. Por ellas circularon los más variadas noticias e interpretaciones relativas a América Latina, entre ellas las referidas a las intromisiones que sobre la región hicieron los Estados Unidos de América. Esto se verifica en la amplia cabida que tuvieron en la prensa regional la suma de acontecimientos que terminaron adjudicándole a los Estados Unidos la anexión de Cuba y Puerto Rico en 1898, todo lo que fue su participación en la separación de Colombia y Panamá en 1903-1904, así como también sus prolongadas ocupaciones militares en Nicaragua, Haití y República Dominicana. Desde diversos puntos del continente se condenó este actuar de los Estados Unidos. Muchos como el nicaragüense Rubén Darío, el uruguayo José Enrique Rodó, el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre o los mismos estadounidenses Mark Twain y Waldo Frank entendieron que dicho accionar sólo podía ser entendido como imperialismo. No obstante, hubo también quienes sostuvieron posiciones condescendientes con el país del norte, como el argentino Domingo Faustino Sarmiento o el brasileño Joa-

quim Nabuco. Más allá de lo serias o consistentes que puedan haber sido estas últimas posturas, la sola presencia de aquellas que entendían que los Estados Unidos no se detendrían hasta conquistar Tierra del Fuego hizo que todos se vieran obligados a tomar partido y a reflexionar sobre la identidad latinoamericana. Esto nos permite comprender, por tanto, que en el resurgimiento de la idea de Patria Grande que se dio en este período, las mejoras en los medios de comunicación y de transportes, así como las arremetidas militares estadounidenses al sur del rio Bravo, fueron dos de sus antecedentes principales. ¿Cómo entendieron la identidad latinoamericana los integrantes de esta primera red intelectual de la región? ¿Qué relaciones entre identidad y educación establecieron? Para poder responder a estas preguntas se analizarán los aportes de tres de sus más destacados exponentes: el peruano José Carlos Mariátegui (1895-1930), el dominicano Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) y el mexicano José Vasconcelos (18821959). Los tres comparten el hecho de haber sido parte de las primeras generaciones de intelectuales lati-


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noamericanos que lograron vivir de este oficio, ya sea escribiendo para diarios o revistas, dando clases en distintos tipos de instituciones educacionales y/o ejerciendo funciones públicas vinculadas a las humanidades, la educación o las artes. Los tres tenían, a su vez, aquella glándula llamada latinoamericanitis que, como explicaba Augusto César Sandino, se inflamaba cuando sentían que la región estaba siendo maltratada. Mariátegui, Henríquez Ureña y Vasconcelos coincidieron en denominar a la región como NuestraAmérica, independientemente que cada uno haya utilizado al mismo tiempo otras expresiones como por ejemplo Indoamérica o Iberoamérica. Ellos coincidieron, a su vez, en la comprensión de que las identidades colectivas eran construcciones sociales y que la identidad latinoamericana estaba inacabada, en formación y/o en construcción. En este proceso entendían que la identidad latinoamericana debía nutrirse con elementos de todas las culturas presentes en el territorio, distinguiendo entre ellas muy especialmente a las indígenas e ibéricas. Su deferencia para con el legado cultural ibérico venía dado porque por mucho que españoles y portugueses hubieran

salido por la puerta trasera del continente recién a fines del siglo XIX, entendían que ellos habían dejado como herencia algunos preciados elementos culturales que aglutinaban a la población regional y que servían, entre otras cosas, para levantar una resistencia común a las incursiones del nuevo imperio. Su defensa de lo indígena, en tanto, estaba en sintonía con el vigoroso indigenismo que nacía también por estos años en toda la región y que buscaba poner atajo a los atropellos que sufrían. La campaña del desierto, en este sentido, sólo fue una entre muchas atrocidades que se cometieron contra ellos en todo el continente. Si paradójica resulta la alta estima de lo ibérico en consideración de que las luchas independentistas estaban aún muy frescas en la memoria. Paradójica resulta también su pujante defensa de lo indígena en consideración que ellos mismos no se consideraban indígenas. Esto último quizá se debió a que vieron en las culturas indígenas una suerte de manantial desde donde poder obtener los sentidos que habían sido extraviados en el tránsito hacia la contemporaneidad latinoamericana. A ciencia cierta no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que desde estos años el indigenismo se ha atribuido la protección de los intereses indígenas sin siquiera preguntarles su parecer. Desde los lejanos días en que Colón llegó a estas tierras han sido pocos los que se han acercado a los indígenas para dialogar, no siendo el caso tampoco de los tres intelectuales pesquisados. Ello nos incita a complementar la tesis de Edmundo O’Gorman que sostiene que los europeos inventaron América, afirmando que los indigenistas hicieron lo propio con los indígenas. Este desconocimiento de lo indígena es lo que explicaría, a su vez, la oscilante estigmatización e idealización en que se debaten las posiciones más extendidas sobre su integración hasta la actualidad. Antes de pasar a analizar como José Carlos Mariátegui, Pedro Henríquez Ureña y José Vasconcelos entendieron los vínculos entre identidad y educación, se debe remarcar

que lo tres autores entendieron que la identidad latinoamericana sólo era una entre otras identidades colectivas. En este sentido, cual círculos concéntricos, a la identidad individual se le sobrepondría una de tipo nacional, a ésta una de carácter regional y a todas una de cariz universal. Uno de los trabajos en donde más profundidad encontró esta comprensión fue sin duda en el libro La raza cósmica de José Vasconcelos. Ahí el autor sostuvo que se debía tomar lo mejor de todas las culturas existentes para formar una nueva raza que pudiera incluir en su seno a toda la humanidad. Esta saludable concepción de las identidades colectivas probablemente se deba, como bien sugirió Leopoldo Zea, a que los latinoamericanos vivimos la experiencia de ser dominados y dominantes al mismo tiempo, lo que nos llevaría a tratar de esquivar los horrores que conllevan ambas posiciones y a intentar hermanarnos con toda la humanidad. En este sentido, no es por casualidad que el poema con que Mario Benedetti homenajeó a José Martí llevara por título Patria es humanidad. Ahora sí, respecto a la educación nacional estos tres intelectuales sostuvieron muchas cosas. Su preocupación no sólo se debió a que ellos trabajaron directa e indirectamente en la enseñanza, respondió también a que la escuela pasó a ser para el conjunto de la sociedad un verdadero altar de la patria. En educación, el único punto sustancial en que los tres intelectuales analizados coincidieron fue en que era fundamental tener un sistema de educación nacional, coordinado por el Estado, que permitiera hacer realidad la meritocracia, es decir, que hiciera posible que los estudiantes ascendieran por la pirámide educacional conforme a sus aptitudes y conocimientos. En Mariátegui esta posición se encuentra implícita en la principal crítica que hace a la educación de su tiempo, cuando denuncia la existencia de dos sistemas educacionales paralelos que se distinguen únicamente por el dinero que poseen las familias de los estudiantes. En Vasconcelos y Henríquez Ureña, en tanto, esta idea es parte integrante de sus propuestas educacionales, siendo este último quien en sus Seis ensayos en busca de nuestra expresión va un paso más allá y postula que serían el esfuerzo y el amor los principales motores que permitirían a los estudiantes encumbrarse. En este sentido, los tres inte-


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Identidad y educación en nuestra América lectuales estuvieron sintonizados con los esfuerzos que por esos mismos años estaban dando a luz a sistemas de educación nacional en todos los países de la región. En cuanto al debate relativo a la ampliación de la cobertura educacional que se dio en todos los países de América Latina, Mariátegui se distingue de Henríquez Ureña y Vasconcelos al sostener que antes de multiplicar las escuelas había que sopesar a quienes estaba siendo funcional la educación que se estaba promoviendo. De esta manera el autor de los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana advirtió, como lo hizo también Iván Illich ya en la segunda mitad del siglo XX, que más educación no necesariamente era deseable, sobre todo si ello significaba que habría más de lo mismo, más escuelas en precarias condiciones, más estudiantes con un deficiente nivel de aprendizaje. Henríquez Ureña y Vasconcelos, al contrario, fueron educacionistas a ultranza. Ellos pensaron que más educación, independientemente de las características específicas que ella adquiriera, siempre iba a ser mejor que no proveer nada. Henríquez Ureña fue especialmente agudo en este aspecto porque evaluaba que las herramientas que entregaba la educación, la lectoescritura y las matemáticas básicas, eran imprescindibles para que toda persona se pueda desenvolver adecuadamente en la sociedad contemporánea. Sobre los vínculos que apreciaron entre identidad y educación, pese a que los tres intelectuales compartieron el mismo horizonte identitario, la humanidad, y concordaron en que el Estado debía tener una función protagónica en la articulación de las agencias educacionales, las propuestas que imaginaron para alcanzarles fueron totalmente disímiles. Así por ejemplo, mientras José Carlos Mariátegui proponía que debía instituirse una Escuela Única que no discriminara a los estudiantes según criterios económicos y en donde se infundiera el mito de la revolución socialista, José Vasconcelos proponía la Escuela Unificadora, a saber, que todas las escuelas, independientemente de sus características particulares, aportaran a la tarea de formar una sola raza con lo mejor de las culturas de la región. Dicho de otra forma, si para Mariátegui había que subvertir primero el plano económico para mudar el plano cultural, Vasconcelos pensaba exactamente de manera inversa, primero lo cultural, luego

lo económico. Todas estas anuencias y desavenencias en las comprensiones sobre la identidad y la educación que tuvieron los tres autores reseñados, lo mismo que las relativas a los otros muchos asuntos que fueron de su interés, siguen presentes en la intelectualidad de la región y, por cierto, en parte significativa de su población. El por qué y el cómo de esta vigencia es lo que podrá apreciarse en el tercer y último apartado. Sobre la vigencia del pensamiento latinoamericano de esos años: palabras finales A todos nos pasa que cuando se trata de hablar y/o analizar aspectos eminentemente culturales como lo son la identidad o la misma educación, la inercia nos lleva a asumir posiciones conservadoras que descalifican todo aquello que no se ajusta a los parámetros propios, pues se asume, implícitamente, que lo propio es lo mejor y por tanto lo deseable para todos. José Carlos Mariátegui, Pedro Henríquez Ureña y José Vasconcelos, por el contrario, fueron algunos de los muchos latinoamericanos que eligieron el camino de la reflexión y del análisis para enfrentar los temas culturales. Y aunque no coincidieron en todos sus planteamientos, todos ellos compartieron un atributo fundamental, la originalidad. Su originalidad, tan irreverente como consecuente a la vez, se alimentó de la premura de aportar a la contención del desangramiento que aquejaba a las sociedades latinoamericanas. La originalidad, bien lo sabían ellos, era el único camino para intentar asir nuestra utopía, para acabar con nuestra condición de dominados y dominadores, para liberar nuestros brazos y nuestras inteligencias. En vista de que aún existen


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Identidad y educación en nuestra América escuelas para ricos y escuelas para pobres en América Latina. Debido a que aún los sectores populares moran y trabajan en precarias condiciones. Producto de que las manifestaciones de descontento siguen siendo ignoradas o acalladas. No nos debe extrañar que el pensamiento de estos tres autores, lo mismo que los de aquellos que participaron de esta primera red intelectual latinoamericana, sigan siendo vigentes. Como esta misma red continuó expandiéndose hasta nuestros días, tampoco nos debe sorprender que muchos de sus razonamientos se hayan transformado en sentido común y nos acompañen tanto en las aulas universitarias como en las cocinerías populares. Con otras palabras, pese a que no hayamos leído personalmente a Mariátegui, Henríquez Ureña o Vasconcelos, conocemos sus postulados si leímos a Ernesto Guevara, Paulo Freire, Roberto Fernández Retamar, Horacio Cerutti y/o Pablo Gentili. Si no hemos tenido la suerte de leer a ninguno de ellos, igualmente les conocemos en lo medular pues muchos de los maestros que tuvimos en nuestro paso por el sistema educacional sí los estudiaron y sí los aplicaron. Creemos importante saber que lo que estamos pensando ya ha habido otros que lo reflexionaron antes, así como tomar conciencia de que lo que uno piensa lo entienden así también muchas personas en toda la región. Creemos que es nuestra responsabilidad aprender de los aciertos y errores de aquellos que también pusieron en el centro de sus preocupaciones a América Latina porque si no somos nosotros los que recreamos nuestras identidades colectivas terminaremos aceptando, resignadamente, aquellas que nos son impuestas. Como cantó Alfredo Zitarrosa, “hay olvidos que queman y memorias que engrandecen”. Aquí hemos optado por la memoria. Aquí, como nos enseñaron los fundadores del pensamiento latinoamericano contemporáneo, hemos optado por el porvenir.

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Abriendo sendas José Carlos Maríategui una visión crítica de la Educación Latinoamericana

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ando continuidad al propósito de esta columna, de recuperar posiciones, experiencias y propuestas educativas innovadoras, que “abrieron senda” en nuestro continente, hoy quiero referirme al pensador peruano José Carlos Mariátegui. Su vida fue corta, pero muy fructífera. Nació en Moquegua, el 14 de junio de 1894 y murió en Lima, el 16 de abril de 1930. A sus 8 años, sufrió un accidente en la escuela, cuyas consecuencias lo acompañan a lo largo de toda su vida y que llevarían a la amputación de su pierna en 1924. No concluyó sus estudios, pero escribió muy bien, por lo que, paso a paso, se dedicó de manera autodidacta a la labor periodística, llegando a fundar su propio periódico: La Razón, en 1919. De 1919 a 1923, recorrió Europa; en Italia, no sólo se casa y tiene un hijo, sino que profundiza su conocimiento del pensamiento marxista, asumiendo desde ese momento el marxismo como su método de estudio. A su retorno a Perú, mantuvo relaciones -luego rotas- con Víctor Raúl Haya de la Torre, del APRA, fundó la revista Amauta, en 1926, el Partido Socialista Peruano, en 1928 y la Confederación General de Trabajadores del Perú, en 1929. Su obra teórica esencial también fue elaborada en esa época, entre 1923 y 1930. La mayor parte de su obra escrita fue publicada en revistas, principalmente peruanas, que fueron recopiladas por él (como los imprescindibles “Siete

ensayos de interpretación de la realidad peruana” en 1928) o por sus hijos, después de su muerte. Entre sus preocupaciones más importantes y recurrentes, se encuentra “el problema del indio”, centrado en el problema de la tierra, la permanente explotación del indígena, más allá incluso de la existencia de algunas leyes que lo protegían y el fenómeno del gamonalismo, como expresión y sustento de esa explotación. Para Mariátegui, la conquista española rompió con la cultura y con las economías incaicas, con su organización colectivista, e impuso una visión individualista y de expoliación. La independencia de los países americanos sólo se decidió por necesidades capitalistas, ya que España impedía el desarrollo económico real de sus colonias. La educación es analizada por Mariátegui como un aspecto esencial de la realidad peruana, aunque la agudeza de sus juicios permite su aplicación a otros países latinoamericanos. Sus reflexiones están incluidas

en el ensayo “El proceso de la instrucción pública”, que forma parte de los “Siete ensayos…” y complementadas con los artículos recopilados por sus hijos en el volumen “Temas de Educación”. Ambos textos se refieren a las bases de la educación peruana, la reforma educativa y la universitaria, en particular, y la cultura peruana en general. Entre los aspectos analizados por Mariátegui, surge un tema de constante preocupación: el carácter ajeno de la educación de su país. Por un lado, esto implica que la educación es ajena a la realidad nacional y a sus necesidades: “Impotente para preparar una clase dirigente apta y sana, la enseñanza ha tenido en el Perú (…) el vicio fundamental de su incongruencia con las necesidades de la evolución de la economía nacional y de su olvido de la existencia del factor indígena (7 ensayos:


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Abriendo sendas

106)”. Para él, la educación peruana ha tenido un proceso son tres influencias externas que se suceden en el tiempo: la española, la francesa y la norteamericana, desconociendo la realidad nacional. Así, afirmaba: “La educación nacional (…) no tiene un espíritu nacional: tiene más bien un espíritu colonial y colonizador. Cuando en sus programas de instrucción pública el Estado se refiere a los indios, no se refiere a ellos como a peruanos iguales a todos los demás. Los considera como una raza inferior (7 ensayos: 106)”. Estas herencias marcaron una educación elitista, selectiva, cuyo objetivo principal estaba ligado al mantenimiento de los privilegios de casta y de clase: “(La reforma educativa es) restringida en su aspiración y conservadora en su alcance. Mantiene en la enseñanza, sin la menor atenuación sustancial, todos los privilegios de clase y fortuna. No franquea los grados superiores de la enseñanza a los niños seleccionados por la escuela primaria, pues no encara absolutamente a ésta dicha selección. Confina a los niños de la clase proletaria en la instrucción primaria dividida, sin ningún fin selectivo, en común y profesional, y conserva a la escuela primaria privada, que separa desde la niñez, con rígida barrera, a las clases sociales y hasta sus categorías. Establece únicamente la gratuidad de la primera enseñanza sin sentar por lo

menos el principio de que el acceso a la educación secundaria, que el Estado ofrece a un pequeño porcentaje con su antiguo sistema de becas, está reservado expresamente a los mejores... (7 ensayos: 121)”. Y reafirma después: “En nuestra América, como en Europa y como en Estados Unidos, la enseñanza obedece a los intereses del orden social y económico. La escuela carece, técnicamente, de orientaciones netas; pero, si en algo no se equivoca, es en su función de escuela de clase. Sobre todo en los países económica y políticamente evolucionados, donde el espíritu de clase suele ser, y medioevalmente, espíritu de casta (Temas de educación: 44)”. La educación universitaria, para Mariátegui, formaba parte de esta misma práctica educativa, era parte de la crisis de la educación burguesa, sin ideas ni catedráticos renovadores, pues estaba principalmente al servicio del sistema social injusto. Por ello, la crisis universitaria es estructural e ideológica. Como respuesta a esta crisis, Mariátegui reivindicaba “la lucha de los estudiantes de Córdoba” que “señala el nacimiento de una nueva generación latinoamericana. (…) Los estudiantes de toda la América Latina, aunque movidos a la lucha por protestas peculiares de su propia vida, parecen hablar el mismo lenguaje” (7 Ensayos…: 122)”. Como se trata de una lucha que iba mucho más allá de lo estrictamente universitario, Mariátegui consideraba que: “Únicamente a través de la colaboración cada día más estrecha con los sindicatos obreros, de la experiencia del combate contra las fuerzas conservadoras y de la crítica concreta de los intereses y principios en que se

apoya el orden establecido, podían alcanzar las vanguardias universitarias una definida orientación ideológica (7 Ensayos…: 123)”. Para concluir con esta breve exposición del pensamiento de Mariátegui, me parece muy oportuno señalar su planteamiento de una educación nueva:“La idea democrática no permite mantener en la sociedad compartimentos estancos, castas. Los individuos son libres e iguales y todos tienen el mismo derecho a desarrollarse mediante la cultura. Los niños deben, pues, instruirse juntos en la escuela comunal; no debe haber escuela de ricos y escuelas de pobres. Al cabo de algunos años de instrucción recibida en común se revelan aptitudes del niño y debe entonces comenzar una diferenciación y una multiplicación de las escuelas en escuelas primarias, superiores, escuelas técnicas, y liceos clásicos o modernos. Pero no ser por el hecho del nacimiento o de la fortuna por el que se envíe al niño a esta o a la otra especie de escuela; cada uno frecuentará aquella en que, dadas sus disposiciones naturales, pueda llevar sus facultades al maximun de desenvolvimiento (Temas de Educación: 42)”.


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Helio Gallardo: pone al día la situación en Honduras develando la posición actual del presidente derrocado: “El punto central, sin embargo, es que no se advierte que el nuevo papel político de Zelaya no es solo el de un presidente derrocado por un golpe de Estado sino, también y sobre todo, el de una personalidad política cuya reivindicación es una señal para una nueva Honduras”. Enrique Dussel: reflexiona sobre la Revolución Mexicana de 1910: “México termina con el terrateniente, de tal manera que la Revolución de 1910 como bien dice Arnaldo Córdoba: “Es una revolución provinciana y en un país subdesarrollado, pero es una revolución burguesa”. El campesinado se levanta y destruye al gran terrateniente exportador y permite el nacimiento de una cierta burguesía nacional, que sin interrupción gobernó hasta hoy”. José Pantoja Reyes: “A diferencia de otros países americanos, como Perú, Colombia, Venezuela o Ecuador, México consumó su independencia mediante un acuerdo político, sin una victoria militar contundente sobre las tropas coloniales”. Gennaro Carotenuto y Chiara Calzolaio: “Mientras los niveles de violencia trepan y en Juárez una madre puede morir por tener un auto parecido al de un narco buscado por los sicarios, hay quién dice: “Lo mejor para Juárez sería que ganara El Chapo y pacificara a su manera la ciudad”, cual vietcongs en Saigón”. Anoticia el autor sobre Ciudad Juárez-México y las chances del más moderno empresario neoliberal “Chapo” Guzmán de ganar las elecciones. Jorge Aguilar Mora: “A diferencia de la vida, que siempre está a merced del azar, las obras indispensables para la identidad y la salud del mundo, una vez hechas, dejan de ser contingentes”: Una aproximación a Pedro Páramo de Juan Rulfo. FranciscoArvizu Hugues: Nos introduce en el enigma y legado de Juan Rulfo. Su propuesta: Itinerario inconcluso por El Llano en llamas muestran una preocupación por dar con la “tónica vivificante” del novelista, la de sus cuentos. En esta singular mirada, Rulfo pareciera más cercano a examinar las acciones humanas que en desnudar las costumbres del campesinado mexicano. Osvaldo Cuesta: Reseña la vida y obra de aquel hombre que dudaba del sentido de su vida y a quien Perón le reconoció la “Magistratura Moral de la República Argentina”: Raúl Scalabrini Ortiz. Jorge Torres Roggero: Marca el ocaso del sistema ferroviario argentino, la tenaz resistencia de los años sesenta no pudo frente al imbécil raciocino de los noventa del siglo pasado: “Ramal que para, ramal que se levanta”-cita el autor- , para convocarnos a la evocación y la esperanza.


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Del politicismo reduccionista a un enfoque político Helio Gallardo

Cuando el 28 de junio del año 2009 fuerzas políticas locales e internacionales ejecutaron el golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya en Honduras, los focos políticos más inmediatos y relevantes dibujados se centraron en la continuidad de la institucionalidad política hondureña y la Carta Democrática Interamericana (promulgada por la OEA el año 2001). En el primer foco, los golpistas y sus medios periodísticos afirmaron, sin haber procedido, como correspondía, a presentar una acusación judicial, que el entonces presidente Zelaya había roto el orden jurídico básico y que su expulsión del Gobierno debía entenderse como una necesaria sucesión constitucional. Después, celebraron su éxito proclamando que habían políticamente derrotado al “comunismo”. Por supuesto tuvieron la interesada credibilidad de quienes promovieron el golpe (el Departamento de Estado de EUA, la oligarquía hondureña y su partidocracia, los aparatos clericales, la clientela funcionaria asentada en los poderes judicial y legislativo y los medios masivos comerciales) y el repudio de la Organización de Estados Americanos y de gobiernos de todo el mundo que vieron en el golpe de Estado no sólo la ruptura de la institucionalidad hondureña sino también una amenaza para todaAmérica Latina.

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n año después del golpe los énfasis políticos han cambiado. Hoy se entiende, por parte de importantes sectores sociales hondureños, la institucionalidad hondureña de una manera distinta, y ello cambia el carácter con que se lee el golpe de Estado del 2009, y la aten-

ción se concentra en la voluntad de esos mismos sectores para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que abra paso a un Estado Social Soberano Laico y Democrático que destruya la estructura oligárquica que propició el golpe de Estado y desmantele su aparato represivo y criminal haciendo de esta manera posible políticas públicas sostenibles orientadas al progreso

y bienestar del pueblo hondureño. Los puntos centrales del 2009, el enfoque politicista centrado en el golpe de Estado contra 'la' democracia hondureña, y su restitución/continuidad ligada a decisiones internacionales (OEA, EUA), han ido siendo desplazados durante el 2010 por una comprensión sociohistórica del conjunto de la historia hondureña (dominación oli-


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Del politicismo reduccionista a un enfoque político gárquica y sujeción paracolonial a EUA, régimen democrático aleatorio y restrictivo) y y por el reconocimiento del papel revolucionario de las fuerzas populares hondureñas en la necesaria transformación de una Honduras oligárquica y groseramente dependiente ('falsa' nación a la que corresponde un Estado 'frustrado') cuya pobreza y miseria, durante este siglo, se han movido entre el 70% y el 63%. De hecho, Honduras presenta los porcentajes más altos de pobreza y miseria en América Latina (exceptuando a Haití), y con ello una extremada mala distribución del ingreso, aspectos que han potenciado la corrupción y venalidad (“legal” e ilegal) de sus políticos y sectores empresariales. En el mismo proceso se han acentuado el hambre y la desnutrición crónicas en sectores mayoritarios de la población a los que se niega estructuralmente su posibilidad de acceso a una educación de calidad, por citar dos referentes sociales significativos. Específicamente el desplazamiento del eje de sentido de lo que ha ocurrido en Honduras durante el año 2010 es el paso desde una exigencia de 'retorno' a la institucionalidad democrática, rota por el golpe, hacia la exigencia social de una Constituyente que refunde al Estado y establezca la normativa jurídica que posibilite una sociedad hondureña inclusiva sostenida por la organización y participación de la ciudadanía y el pueblo. Aspectos determinados de este desplazamiento son: Manuel Zelaya ya no es visto como el presidente democrático derrocado por un golpe de Estado, sino como el agente político catalizador que pone en evidencia la corrupción sistémica de la estructuración social, política y cultural de Honduras. Su eventual retorno no se liga ya más entonces con la recuperación de una democracia que jamás existió, porque no se dio las condiciones sociales para ello, sino como el retorno de una personalidad que contribuye a dinamizar la movilización y organización populares orientadas a la creación de una nueva Honduras. Un segundo alcance remite a la 'legitimidad' del gobierno de Porfirio Lobo, “electo” presidente en tanto continuidad salvadora del golpe de Estado en noviembre del 2009. Lobo se autodetermina como deseoso de encabezar un gobierno de unidad nacional. Pero esta 'unidad' no rompe con la matriz oligárquica,

neoligárquica y dependiente de Honduras, sino que la supone. Es así, 'unidad con exclusión' de la mayor parte de hondureños. La administración Lobo resulta de esta manera doblemente ilegítima: “restaura” falsamente la institucionalidad 'democrática' mediante una elección amañada y con polémica participación (menos del 50% incluso para las cifras oficiales; 25% para los observadores de oposición), y se propone como continuador sin pausa de un sistema socio-político y cultural que ha funcionado históricamente en contra de la mayoría del pueblo hondureño. Honduras: entre el simulacro y la esperanza Reconocer el desplazamiento del eje político de significación de los sucesos hondureños permite asimismo determinar el carácter de los actores que procuran incidir en sus escenarios y el sentido de los escenarios mismos. Por un lado están quienes procuran mantener el panorama político en los términos que lo configuraron durante el 2009. Básicamente es la línea del gobierno de Estados Unidos, de los golpistas internos y de gobiernos latinoamericanos alineados internacionalmente o con Estados Unidos (Costa Rica, Colombia, Chile, Panamá, Perú) o presionados por los empresarios que resienten en sus negocios el aislamiento hondureño. Para estos sectores, Honduras debe ser calificado y tratado como un país democrático con un Gobierno surgido de elecciones libres y que posee las creden-

ciales para participar de manera plena en la comunidad democrática mundial (La Nación, editorial, 4/07/2010). Su aislamiento se debe a un “pequeño pero estridente” grupo de países que no conceden legitimidad al Gobierno de Porfirio Lobo y que consiguen bloquear su reingreso a la OEA, al BID o al SICA. Según esta versión, el grupo “estridente”, encabezado por el gobierno de Venezuela, que ha logrado seducir al gobierno brasileño por la pretensión de Lula de obtener reconocimiento internacional (sic), ve facilitada su acción por la ambigüedad del gobierno de Obama y su carencia de una política clara haciaAmérica Latina. Con esta falta de determinación, Obama facilitaría las “aventuras de Chávez” con el terrorismo de Irán y el armamentismo ruso. Debería asumir, en cambio, la tarea de encabezar una gran 'alianza hemisférica' democrática que, reintegrando a Honduras, restablezca los espacios para la


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democracia, la libertad y la dignidad del ser humano. El enfoque de este sector, que posee diferencias internas, como se advierte en sus observaciones sobre el presidente Obama, es enteramente politicista. “La” democracia, “la” libertad y “la” dignidad humana carecen de todo vínculo con la miseria, el hambre y la discriminación. Se siguen únicamente de elecciones que legitiman al gobierno, y al gobernante, que resultó electo en ellas. El gobierno de Zelaya se mostró ilegítimo por sus coqueteos con los sectores populares, su integración al ALBA y su decisión de cancelar la base militar estadounidense en territorio hondureño y, por ello, fue correcta y democráticamente removido aunque el procedimiento haya parecido a algunos grotesco o pintoresco. A grandes trazos este discurso se apoya en la doctrina del “monitoreo de las democracias latinoamericanas” propuesto por Bush Jr/Condoleezza Rice a la OEA (35ª cumbre de la Organización de Estados Americanos, Florida, 2005) y rechazada de plano en el seno de esta última. Conceptualmente, la doctrina del

“monitoreo de los regímenes democráticos latinoamericanos” se inscribe en el imaginario de los regímenes democráticos restrictivos que emergió como “salida” a las insostenibles dictaduras de Seguridad Nacional en la transición desde la década de los ochenta a la de los noventa del siglo recién pasado. Las 'restricciones democráticas' se aplican en primer término a la completa subordinación de las economías a la mundialización (y su 'libre comercio'), cualesquiera sean sus alcances sociales. De esta manera 'la' democracia queda enteramente independizada de la producción de hambre, miseria o falta de oportunidades médicas y salud. Por ello, en el caso hondureño, Porfirio Lobo (y hasta el golpista Micheletti) resulta “democrático” y Manuel Zelaya no. La segunda condición restrictiva se aplica a las organizaciones políticas y sociales que promueven la “lucha de clases” o, más ampliamente, tesis doctrinarias “populistas” (término amplio que cubre a quienes se atribuye ignorar la absoluta 'verdad' del mercado global). Estos grupos no deberían acceder a los gobiernos ni menos gobernar de acuerdo a sus propósitos. Sus doctrinas y posicionamientos son ilegítimos por sí mismos. Mediante esta restricción, la administración colombiana de Álvaro Uribe (ligada a la violación sistemática de derechos humanos y al narcotráfico) resulta 'democrática' y la boliviana de Evo Morales o la ecuatoriana de Rafael Correa no. Pero el menos 'democrático' es sin duda Chávez y su proceso bolivariano. Una de las acusaciones más reiteradas para justificar la 'sucesión constitucional' (golpe de Estado) en Honduras, es que Zelaya era “amigo” de Chá-

vez. Las 'restricciones' acerca de lo que es democrático y lo que no lo es se han ramificado de acuerdo a las circunstancias y, más específicamente, a los requerimientos geopolíticos. Así, del rechazo al “populismo” venezolano y de la aceptación del carácter democrático de la administración Uribe en Colombia se aterriza con facilidad en el término “narcoterrorismo”, un derivado del “narco-guerrillero” inicialmente utilizado para descalificar a los aparatos políticomilitares que luchan en Colombia. Desde aquí resulta también sencillo avanzar hacia el Eje del Mal Mundial encabezado actualmente por Irán y Corea del Norte (República Popular Democrática de Corea) y sus 'fundamentalismos' (mulsulmán o socialista). El discurso de restricciones tiene su frente propositivo: contra el altermundismo, el populismo, las doctrinas fundamentalistas y el terrorismo, se debe promover y aplaudir el pragmatismo. Así, por ejemplo, cuando Lula 'mundializa' Brasil, es un pragmático gran estadista. Pero cuando Lula hace gestos amistosos a Irán, entonces o se transforma en un 'enigma' (actúa irracionalmente), no se lo comprende, o es un ambicioso populista que quiere cargos internacionales. Ser democrático pasa entonces por comportarse pragmáticamente. Y no serlo, por afirmarse en 'ideologías' o 'doctrinas' o 'fundamentalismos' que, cualesquiera sean, determinan acciones populistas que, inevitablemente, llevan a asociarse con el terrorismo y otros delitos. Este es, a trazos gruesos, el imaginario del 'monitoreo democrático' para América Latina que la administración Obama hereda de la administración Bush y de la que asume, sin objeciones, el “Plan Colombia” pero con reticencia y dudas (está más ocupada en su frente interno y mundial) ante la situación hondureña. Sin embargo, las dudas y vacilaciones de la administración Obama no afectan a su Departamento de Estado (Hillary Clinton) que las 'resuelve, en términos del 'realismo' geopolítico, a favor de los golpistas hondureños. La reciente resolución de la OEA (junio del 2010) para conformar una Comisión de “alto nivel” (la componen EUA y Canadá, dos países sudamericanos, dos de Centroamérica y uno del Caribe) que deberá presentar un informe a finales de este mes de


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julio, puede ser asumida entonces en al menos dos escenarios encontrados: el de la hipocresía y el simulacro que clama, con Hillary Clinton, que “Ha llegado el momento en que el hemisferio debe acoger nuevamente a Honduras en la comunidad interamericana. Hemos trabajado con muchos de ustedes para ayudar a Honduras encontrar el sendero democrático” y el de la esperanza que en este mismo momento mueve a sectores significativos del pueblo hondureño (coordinado por el Frente Nacional de la Resistencia Popular) para avanzar en la creación de condiciones económico-sociales, políticas y culturales para que en Honduras, por primera vez en su historia, se puede hablar con propiedad de un régimen democrático de gobierno sostenido por un Estado de derecho que reconoce y potencia, mediante sus políticas públicas, derechos humanos. El informe de la Comisión “de alto nivel” puede de esta manera constituirse en un paso hacia una doble trampa: legitimar el 'retorno' de la democracia sin contenido social en Honduras, y reintroducir oblicuamente en el seno de la OEA la doctrina del 'monitoreo de los regímenes democráticos' y, con ello, avanzar en la legalización de los golpes de Estado en América Latina y el Caribe para confirmar, ideológicamente, la reducción de sus regímenes de gobierno y sensibilidad política a regímenes democráticos restrictivos. A este escenario contribuyen, por desgracia, quienes invisibilizan que el gobierno de Porfirio Lobo practica y consiente la violación sistémica de derechos humanos tanto mediante asesinatos (los más espectaculares son los de periodistas), desapariciones y torturas, como por su propósito de consolidar un Estado y una

democracia oligárquicos y corruptos cuyas políticas “públicas” contribuyen a la polarización social y a la explotación y exclusión de la mayoría. Escenario politicistas: la Comisión oficial de la Verdad y el retorno incondicional de Zelaya La oposición frontal entre el simulacro, la hipocresía y la esperanza políticas en la situación hondureña admite matices. Existe un enfoque que no se limita a procurar la reaceptación de Honduras en la OEA y en el SICA (Sistema de la Integración Centroamericano) porque ya 'la' democracia ha sido restaurada mediante la elección del gobierno de Porfirio Lobo, sino que advierte también que lo que se ha llamado “democracia hondureña' ha entrado en una fase de crisis de acabamiento y que el golpe de Estado contra la administración Zelaya no es sino una señal de este agotamiento. Este planteo no resulta aceptable para los golpistas por razones obvias ni, por el momento, para el Departamento de Estado de EUA en cuanto podría poner en cuestión su doctrina del 'monitoreo democrático' continental y la legitimación de solo 'democracias restrictivas', o sea compatibles con la violación sistémica de derechos humanos, aunque formalmente se afirmen en ella derechos civiles y políticos leídos en clave comercial. El matiz intermedio admite también al menos dos versiones: una se expresa en el discurso con que algunos Gobiernos latinoamericanos se oponen, en el seno de la OEA, a la reincorporación de Honduras a

esa instancia, como es el caso de Brasil. Su argumento es que la acción de expulsión del presidente Zelaya no es negociable y que su restitución como presidente, o al menos su retorno incondicional, cortaría de raíz la intención de algunos de retornar a los golpes de Estado que históricamente caracterizan a América Latina. Este posicionamiento, que parece fuerte y que descansa en una interpretación fiel de la seriedad vinculante de la Carta Democrática Interamericana, no es, sin embargo, realista, y reduce el papel de Zelaya al de presidente “legítimo”. Por ello, su derrocamiento no debería quedar impune. La traba de esta posición consiste en que la OEA actual no puede hacer mucho para asegurar que el rompimiento institucional en ningún país del hemisferio sea castigado y esto ha sido puesto en evidencia entre junio del 2009 y julio del 2010. La OEA, sin la voluntad política estadounidense, carece de capacidad para castigar los golpes de Estado. Y el retorno de Zelaya a Honduras, como 'presidente' o 'sin condiciones', no es factible porque sería juzgado por magistrados comprometidos con el golpe que lo derrocó. Ésta, al menos, es la observación que ha realizado la Comisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (dependencia de la OEA). El fondo de la observación dice: Honduras, bajo la administración de Porfirio Lobo, no posee una institucionalidad judicial que garantice un proceso justo a Manuel Zelaya. Lo que no dice la Comisión es que Honduras nunca ha tenido un sistema judicial que garantice nada a nadie porque este aparato judicial constituye, como su 'democracia', un simulacro. El punto central, sin embargo, es que no se advierte que el nuevo papel político de Zelaya no es solo el de un presidente derrocado por un golpe de Estado sino, también y sobre todo, el de una personalidad política cuya reivindicación es una señal para una nueva Honduras. Ese papel puede


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jugarlo retornando a Honduras y siendo procesado por los golpistas, retornando a Honduras amnistiado (perdonado) por las “leyes” locales y las personalidades que lo derrocaron, o permaneciendo en el exilio como figura política de la necesidad de un cambio estructural en Honduras. Luego, el desafío no está en el retorno o no de Zelaya a su país, sino en el reconocimiento de la factibilidad del programa de cambios que proponen la ciudadanía y el pueblo que se organizan en Honduras para producir una nueva Constitución antioligárquica. En esta última percepción, Zelaya es un actor catalizador y eventualmente, si él lo asume, uno de los líderes del proceso popular y ciudadano. El posicionamiento político de Brasil y otros países en la OEA debería conducir entonces no a la 'exigencia' del retorno incondicional de Zelaya como presidente o no, sino al apoyo político a Zelaya por lo que representa para el pueblo y la ciudadanía progresista y democrática de Honduras. Lo intransable políticamente, en el caso de Zelaya, es que él no debe ser “sentenciado” por la antigua institucionalidad hondureña ni tampoco “perdonado” por ella, sino el que sea factor de realización de las acciones que contribuyan a crear una nueva institucionalidad que él,

durante su mandato, presintió o vislumbró como necesaria. Y en esto se puede avanzar con o sin Zelaya dentro del territorio hondureño. En este sentido, el voto de la OEA debe ser en contra de la reinserción de Honduras, cualquiera sea el lugar de residencia de Manuel Zelaya. El punto puede leerse en otra clave que integra el total rechazo de los gobiernos latinoamericanos a los golpes de Estado: cero impunidad y ninguna amnistía para golpistas y criminales. Pero este planteamiento demanda otra institucionalidad hondureña. Esta nueva institucionalidad no es trabajo de la OEA sino de los hondureños mismos. Pero la mayoría de gobiernos representados en la Asamblea General de la OEA puede contribuir con los procesos que llevarían a esta meta. Sin embargo, hasta la Secretaría General de la OEA coquetea hoy abiertamente con una salida politicista de la situación hondureña, salida que, sin duda, contribuye a falsear la Carta Democrática Interamericana cuya defensa llevó a ese organismo en el 2009 a condenar el golpe. El segundo posicionamiento que puede considerarse intermedio entre la hipocresía y la esperanza parte del reconocimiento de que el golpe de Estado hondureño fue una señal de la descomposición institucional de ese país (K. Casas: “Honduras, un año después”). Sin embargo, esta 'descomposición institucional' se interpreta sesgadamente al mencionar sus factores sociales (“niveles atroces de exclusión social”) pero considerándolos como algo que las camarillas plu-

tócratas y reinantes y sus clientelas deben y pueden superar para no excitar y convocar al 'populismo'. En breve, es necesario transformar a Honduras para que no existan manueles zelayas ni mucho menos protagonismo popular. Y esta 'transformación' deben dirigirla las actuales camarillas corruptas y sus clientelas arraigadas en las instituciones estatales y clericales. La propuesta es, bajo muchas consideraciones (aunque con diverso signo) irreal. Primero, porque asigna a los camarillas reinantes (que consideran que han salido “exitosas” de su golpe de Estado) una voluntad política de la que no solo carecen sino que no pueden construir porque su accionar se liga con intereses particulares patrimoniales ('legales' e ilegales) que entran en conflicto entre sí y con toda voluntad estrictamente 'política' y ciudadana, o sea propuesta desde un emprendimiento colectivo tendencialmente sin exclusiones y regulada por un Estado de derecho efectivo. Lo que existe en Honduras es una 'clase' política delincuencial patrimonialista y venal que disfruta de su “éxito” porque se siente respaldada por sectores poderosos de Estados Unidos. “Éxito” e “impunidad” constituyen una de las claves para leer la realidad 'política' de América Central, en especial la hondureña. El punto es reconocido por el mismo proponente de la tesis que esbozamos, pero bajo una sensibilidad de 'incógnita', 'misterio' e 'indeterminación'. Así, se señala que es la camarilla 'política' hondureña “… la que ha llevado al país al borde del abismo” y que esta misma camarilla 'no ha dado evidencia alguna de estar a la altura de los retos' en material de gobernabilidad (democracia) y equidad (inclusión) y que su disposición para asumirlos es “improbable”. Se trataría de una camarilla (argollas pseudo partidistas, empresarios, líderes clericales,, tecnócratas, militares) suicida que muestra su carácter al negarle a la Comisión de la Verdad (mayo del 2010) instalada por la administración de Porfirio Lobo capacidad tanto para recomendar transformaciones institucionales (reforma tributaria, despolitización de la Corte Suprema de Justicia, Contraloría General de la República y Tribunal Electoral) como para investigar con seriedad las violaciones de derechos humanos ocurridas bajo el gobierno de facto de Micheletti y también bajo la admi-


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Del politicismo reduccionista a un enfoque político nistración 'electa' de Porfirio Lobo. Y permanece en el limbo la cuestión de la necesaria reforma constitucional o nueva Constitución. Pero, pese a todos estos señalamientos, se espera que esta misma camarilla encabece los cambios necesarios. Invisibilizada en esta propuesta la organización y movilización ciudadana y social autónomas (FNRP) por responder a espontaneidades 'populistas' (contra las que se dio el golpe de Estado), queda solo la administración de Porfirio Lobo como impulsora de las transformaciones que se valora inevitables. Pero la administración de Lobo solo ha realizado 'gestos' y carece de la disposición y capacidad políticas para transformar nada. Primero, asume su mandato como un retorno a la 'normalidad' hondureña y juzga esta 'normalidad' como buena. Segundo, ha asegurado la impunidad de los golpistas bajo la fórmula de una amnistía general, decretada en el momento mismo de su investidura. La amnistía se extiende a los delitos políticos de “traición a la patria, contra la forma de Gobierno, terrorismo y sedición, y los delitos comunes conexos de usurpación, delitos cometidos por particulares contra el ejercicio de los derechos constitucionales, desobediencia, abuso de autoridad y violación de los deberes de los funcionarios”. Aunque la excusa oficial es que se trata del “principio de la reconciliación nacional, el perdón del Estado para perdonarnos todos”, se trata de una exculpación de los actores del golpe a los que se añade una exculpación de Zelaya por sus “delitos políticos”. Hemos insistido en que la cuestión hondureña ya no se mueve entre zelayistas constitucionalistas e institucionales y facciosos, sino entre una ciudadanía y población que desea una Honduras inclusiva y quienes aspiran a mantenerla como un feudo de privilegios y delitos impunes realizados desde el poder. Los actos de Lobo se inscriben en este segundo proyecto, con alteraciones cosméticas. Equivale a decirle al país, borrón y sigamos tan amigos como antes. Y, con un mensaje específico para Zelaya,

“ven, reunite con nosotros y sigamos esquilmando al pueblo. No te vamos a hacer nada”. Pero en Honduras la 'reconciliación' nacional pasa tanto por el acabamiento de la impunidad de los poderosos como por la inclusión social y ciudadana. Debe insistirse, además, en que durante la administración Lobo los signos de un régimen y sensibilidad de “Seguridad Nacional”, en especial la precariedad de derechos humanos, que caracterizó al gobierno de

facto de Micheletti, se han mantenido. Especialmente notorio es el asesinato de periodistas independientes. En los primeros cuatro meses de la administración Lobo fueron asesinados seis periodistas. La cifra es solo superada por los siete periodistas mexicanos asesinados en el mismo período. Que se trata de crímenes 'oficiales', o sea no necesariamente cometidos por actores de gobierno pero sí amparados por el aparato estatal y gubernamental, lo revela el que sus autores no aparecen por parte alguna y el

que ni la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ni Reporteros Sin Fronteras (RSF), ligados a los monopolios empresariales y a los posicionamientos del Gobierno de EUA, los conceden importancia. Más pintorescamente, en el reciente pasado mes de junio, el presidente Lobo hizo noticia afirmando que “querían darle un golpe de Estado”. No dio detalle ninguno de la supuesta conspiración. Se trató de un esfuerzo de auto victimización burda para atraer sobre su figura el apoyo de la mayoría de hondureños que, desde su historia larga enfatizada por los sucesos del 2009, rechazan tajantemente los golpes de Estado, las dictaduras militares, los gobiernos de facto y los falsos gobiernos 'democráticos' de la oligarquía. El esfuerzo de auto victimización en procura de respaldo ciudadano y social de Lobo cayó en el vacío. Cualquier hondureño sabe que en Honduras no se puede dar un golpe de Estado sin el consentimiento y apoyo de la Embajada de Estados Unidos y sin el protagonismo de los militares. Es decir, el golpe se puede intentar, pero abortaría en horas. Los posicionamientos intermedios entre el hipócrita simulacro y la esperanza ciudadana y popular hondureña, entonces, incurren en un mismo error que los torna peligrosos y, al mismo tiempo, irreales. Los gobiernos que desde la OEA insisten en juzgar a Zelaya como un presidente víctima de un golpe de Estado y no como una personalidad cuyo accionar detonó una crisis de acabamiento del sistema político hondureño pueden caer en la trampa politicista (contenida ya en


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Del politicismo reduccionista a un enfoque político los acuerdos de Tegucigalpa/San José) de aceptar un retorno 'incondicional' de Zelaya como garantía de que la Carta Democrática Interamericana está vigente. No es así. El golpe de Estado en Honduras muestra que aunque exista la Carta… se darán golpes de Estado en América Latina cuando EUA, el libre comercio, las oligarquías/empresarias y sectores de las FuerzasArmadas nativas se pongan de acuerdo. La política de golpes de Estado podrá ser desplazada solo si la OEA (o un organismo internacional semejante) adquiere una fuerza política y militar autónoma que le permita derrotar estas acciones o si existe una organización ciudadana y social popular y democrática en cada país que consiga bloquear los golpes y también convocar a una cultura de solidaridad hemisférica y mundial efectiva. Es tarea latinoamericana y de las organizaciones populares y ciudadanas trabajar para alcanzar logros en ambos frentes. El otro posicionamiento es también fantasioso y hace el juego, queriéndolo o no, al statu quo oligárquico e imperialista prevaleciente en Honduras al invisibilizar (o temer) la capacidad de transformación inclusiva y democrática contenida en la organización ciudadana y social popular y al depositar en las acciones de la administración de Porfirio Lobo y en la camarilla política reinante las posibilidades de salir de la crisis con un proyecto que beneficie al pueblo hondureño y se constituya en garantía de su gobernabilidad. Al descalificar la organización y movilización social y ciudadana el enfoque acierta con la necesidad de las transformaciones estructurales sustanciales, pero yerra al identificar su protagonista. No solo se equivoca de protagonista o invoca uno políticamente no factible. Desahucia al sujeto popular y ciudadano, único al que puede interesarle una democratización efectiva, social y ciudadana, atribuyéndole proclividad hacia una tentación “populista”. Haciendo esto, el análisis se autoinscribe en el imaginario de las 'democracias res-

trictivas' y del monitoreo democrático hemisférico. El difícil camino para un horizonte de lucha y esperanza Se ha insistido en este trabajo en que el golpe de Estado de junio del 2009 en Honduras creó las condiciones para un proceso de movilización y organización ciudadanas que no solo repudia el golpe, sino que principalmente se propone avanzar en la creación de las condiciones políticas que, por la vía de una nueva Constitución e institucionalidad, potencie una Honduras inclusiva y democrática. Por supuesto se trata de un proceso político que combina diversos actores sociales y ciudadanos y que encuentra su desafío más inmediato en lograr su articulación constructiva. En esto se empeña el Frente Nacional de la Resistencia Popular (FNRP). Su propuesta es clara y puede entenderse en sus líneas básicas cuando se atiende su discernimiento respecto del papel del gobierno de Zelaya. Señala el FNRP que la administración Zelaya (20052009) se inscribió en una aguda crisis social no factible de manejar por un bipartidismo moribundo (liberales y nacionales) que era tensionado por un movimiento popular en ascenso y un nuevo escenario latinoamericano signado por el fracaso social

y ciudadano de las experiencias neoliberales y la emergencia de gobiernos que impulsaban profundos cambios socioeconómicos, políticos y culturales. En este marco, Zelaya asumió un compromiso social que lo enfrentó a una oligarquía hondureña parasitaria, corrupta y criminal, impune en sus crímenes e impúdica en sus privilegios. Este compromiso social, con inevitables repercusiones nacionales en la situación hondureña, se tradujo inicialmente en reformas económicas que buscaban fortalecer la producción y demanda internas y frenar las privatizaciones de los últimos servicios y recursos públicos en manos del Estado. Geopolíticamente este esfuerzo nacional de la administración Zelaya se tradujo en su intención, negociada con el gobierno de EUA, de transformar la base militar estadounidense de Soto Cano (Palmerola) en un aeropuerto civil que reemplazara al obsoleto y peligroso aeropuerto de Tegucigalpa (Toncontín), proyecto que se pensó realizar con fondos venezolanos (ALBA y Petrocaribe) ante la dificultad de conseguir otro financiamiento internacional. En el mismo plano, Zelaya buscó ampliar el espectro de relaciones internacionales de Honduras manteniendo vínculos cordiales tanto con EUA como con Cuba o Venezuela. Este perfil de acercamiento a los sectores hondureños históricamente preteridos y una política internacio-


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Del politicismo reduccionista a un enfoque político nal que entendía que la Guerra Fría se había extinguido a inicios de la década de los noventa, más la intuición de que la construcción de un país-nación requería de una nueva Constitución que potenciara su modernización, fueron los factores que exasperaron al amplio espectro de intereses de los grupos conservadores hondureños y precipitaron el golpe. Los golpistas no imaginaron que los posicionamientos de Manuel Zelaya y su derrocamiento tuvieran como resultado una sostenida y amplia movilización social popular y ciudadana que el FNRP busca articular para establecerlo como factor determinante de la política hondureña. Por el momento, puesto que el FNRP entiende que la etapa actual de su proceso tiene como meta la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente integrada por diputados que surjan desde las etnias, obreros, afro descendientes, pobladores, mujeres, campesinos, profesionales, jóvenes y ciudadanía progresista y democrática, asamblea que eche las bases para un Estado Social Soberano, Laico y Democrático, la propuesta inmediata mínima de una fuerza política modernizadora (que para Honduras debe leerse como “revolucionaria”) pasa por la acción de una Comisión de Verdad que esclarezca las responsabilidades de las violaciones sistemáticas de derechos humanos desde el golpe del 28 de junio del 2009, ponga a los responsables en los circuitos judiciales para su juzgamiento y castigo y ordene la reparación de los daños causados a las víctimas y sus familiares, cuando corresponda. Este punto no sería factible si no se procede a reconstruir el sistema institucional de justicia eliminando de él la influencia de las argollas partidarias con vistas a configurar un Estado sólido de derecho. En ese mismo movimiento reconfigurador deberá atenderse la recomposición profesional de los aparatos militares y policiales. Para el FNRP el Estado de derecho tiene

su contraparte en una población y ciudadanía a la que se le reconocen derechos humanos básicos: libre expresión, asociación y movilización. Estos derechos elementales se asientan en un nuevo pacto social distributivo que detenga y haga retroceder el proceso de concentración del ingreso y potencie oportunidades de movilización social ascendente. Este 'nuevo' Honduras requiere de una Asamblea Nacional Constituyente gestada desde la diversidad de los sectores populares, históricamente excluidos y desagregados, y sus necesidades y horizontes de esperanza. La nueva Constitución debe fijar el marco para que los medios masivos, actualmente al servicio de la desinformación y propaganda 'partidocrática' expresen y refuercen un pluralismo que actualmente niegan al ser correas de transmisión de camarillas de poder que se han apoderado del Estado y del Gobierno y lo utilizan para beneficiar sus intereses particulares. Desconcentrar y desmonopolizar el espacio radioeléctrico resulta una acción decisiva para alcanzar este propósito inscrito en la necesidad de

una población y ciudadanía hondureña informada, deliberativa y democráticamente organizada e incidente. En política exterior, el FNRP propone la tarea hemisférica y mundial de avanzar en la consecución de relaciones internacionales que potencien institucionalmente capacidades para mediar con efectividad en conflictos como el hondureño entendido este último en su sentido histórico: dependencia, dominación interna oligárquico-clerical, ausencia de emprendimiento nacional inclusivo, golpe de Estado. En breve, la movilización popular y ciudadana hondureña mira no solo su propia crisis social y políticocultural, sino que se propone tareas de largo aliento que incidan en la realidad hemisférica de modo de evitar en ella una regresión autoritaria gestada tanto por la conflictividad interna o local como por las crisis en el mundo de la acumulación y del trabajo generados por la mundialización en curso y sus contradicciones. No es menudo programa para una esperanza social y humana activada en su etapa actual por un golpe de Estado en la región centroamericana. En este trabajo se utilizaron materiales de La Nación (periódico) “El caso de Honduras” (editorial, 4/07/2010), San José de Costa Rica), Kevin Casas: “Honduras, un año después”, Lídice Valenzuela: “Asesinatos y resistencia popular”, Frente de Resistencia Nacional Popular: “Manifiesto Político” (20/06/2010) y Joaquín Mejía y Víctor Fernández (cooordinadores): “El golpe de Estado en Honduras desde una perspectiva de Derechos Humanos.


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Revolución Mexicana Enrique Dussel

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n el movimiento campesino mexicano hay tres grandes etapas: la Revolución de 1910, la Revolución Cristera del 26 en adelante, y Chiapas hoy. En México no han pasado dos o tres años sin un levantamiento, hubo cientos; sin embargo, el levantamiento del 10 fue importante. Una verdadera guerra campesina; me gusta compararla con las guerras campesinas de Alemania en el siglo XVI, que limpia, en gran parte de Alemania, la hegemonía feudal. Esta guerra prepara el camino de la burguesía. La revolución campesina mexicana es contra la gran oligarquía terrateniente y prepara el camino a un México que no va a tener como Argentina la contradicción entre el gran terrateniente exportador y la burguesía industrial que necesita un mercado interno. Todas las diástoles y sístoles de la trágica historia argentina es que al exportador le gusta que el dólar valga; y a la industria nacional interesada en su mercado interno le apetece un dólar bajo para poder comprar maquinarias e insumos. Esto último ha produci-

do el populismo industrialista; lo anterior, las dictaduras militares más bien exportadoras. México termina con el terrateniente, de tal manera que la Revolución de 1910 como bien dice Arnaldo Córdoba: “Es una revolución provinciana y en un país subdesarrollado, pero es una revolución burguesa”. El campesinado se levanta y destruye al gran terrateniente exportador y permite el nacimiento de una cierta burguesía nacional, que sin interrupción gobernó hasta hoy. El campesinado destruyó al enemigo de una posible burguesía mexicana.

Esto es lo que explica la continuidad de un régimen que ha durado décadas y que en la actualidad está en crisis, pero no de fondo; el Partido de Acción Nacional, rival del sempiterno gobernante, Partido Revolucionario Institucional en lo sustantivo seguirá el mismo proyecto, y el Partido Revolucionario Democrático no lo puede modificar mucho. Vale decir que el proyecto vas a seguir mucho tiempo todavía en México.


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La independencia de México José Pantoja Reyes

En la madrugada del 16 de septiembre de 1810, reunidos frente a la parroquia de la pequeña villa de Dolores, en el actual estado de Guanajuato, los pobladores de mayoría indígena escucharon la arenga de párroco Miguel Hidalgo y Costilla para iniciar las hostilidades en contra del “mal gobierno” y en defensa de Fernando VII, quien fue capturado por las tropas napoleónicas que habían invadido la península y descabezado el imperio español: “Este movimiento tiene por objeto quitar el mando a los europeos…, que se han entregado a los franceses y quieren que corramos la misma suerte, lo cual no debemos consentir jamás ¡Viva la Independencia! ¡Viva la América! ¡Muera el mal gobierno!”.

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a insurrección promovida por el cura Hidalgo fue la culminación de una conspiración en la que además de él, participaban oficiales del ejército (Ignacio Allende, JuanAldama, MarianoAbasolo, funcionarios (el corregidor Domínguez de Querétaro y su esposa, Josefa Ortiz) y otros personajes de la élite de la región (entre otros el José Mariano Jiménez, ingeniero de minas). Esa conspiración como otras promovidas en Nueva España (Querétaro, Celaya, Guanajuato, San Luis Potosí y la ciudad de México) fue una reacción frente al golpe de estado de 1808 impulsado por miembros españoles de la audiencia y del consulado de la ciudad de México en contra del Virrey Iturrigaray y sus aliados del

Cabildo de la ciudad de México, para impedirles que convocaran a una Junta de representantes del reino de la Nueva España con la que buscaban enfrentar y aprovechar la crisis política y de legitimidad en el Imperio español producida por la invasión francesa. A la movilización del pequeño destacamento de Hidalgo (que marchaba bajo las consignas de “Viva nuestra señora Virgen de Guadalupe, Viva nuestro rey Fernando VII! ¡Muera el mal gobierno!), se sumaron pobladores de los pueblos circunvecinos, sobre todo indígenas, y con ellos se formó el primer ejército insurgente. Hidalgo y sus oficiales, entre los que sobresalió el capitán Ignacio Allende, se dirigieron hacia la ciudad de San Miguel el Grande


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(actualmente de Allende), en el estado de Guanajuato y a su paso por los pueblos y rancherías del Bajío se le unieron campesinos, trabajadores mineros, jornaleros y artesanos sin más armas que las herramientas de trabajo. Las tropas de Hidalgo marcharon hacia la ciudad Guanajuato uno de los centros mineros de plata más importantes de la Nueva España, a la que tomaron el 28 de septiembre después de un cruento enfrentamiento con la nutrida participación de los mineros de la zona. Después del triunfo insurgente en tan importante centro, las tropas insurgentes, que ya sumaban 80 mil hombres, se dirigieron hacia la ciudad de Valladolid (hoy Morelia, Michoacán) a la cual tomaron el 12 de octubre. En dicha ciudad y en su calidad de jefe de la insurgencia, Hidalgo emitió una declaración en la que llamaba a formar un congreso de representantes de las ciudades. Los insurgentes se encaminaron hacia la ciudad de México, capital de la Nueva España y tuvieron varios enfrentamientos con el ejército realista, al cual derrotaron en el monte de las cruces y se abrieron paso hacia

la capital. Los insurgentes acamparon en las goteras de la ciudad (en Cuajimalpa el 30 de octubre), sin embargo la indecisión cundió entre los dirigentes mientras que Allende propugnaba por realizar el asalto, Hidalgo prefirió retirarse hacia el occidente, hacia Guadalajara. Si bien existen varias teorías, de porque los insurgentes no tomaron la ciudad (algunos historiadores dicen que Hidalgo subestimaba la capacidad militar de sus huestes, otros señalan que presumía que la “muchedumbre” atacaría indiscriminadamente a los habitantes de la ciudad) lo cierto es que la decisión fue crucial para el curso siguiente de la insurrección independentista. Las tropas insurgentes tomaron Guadalajara e Hidalgo emitió un decreto el 29 de noviembre en el que se abolía la esclavitud, se derogaban los tributos, se prohibía el papel sellado, la extinción de los estancos, la declaración de independencia. Con la declaración de Guadalajara el movimiento insurgente adquirió un tono mucho más radical no sólo por la participación popular en la lucha sino por que el programa vinculó la independencia a las reivindicaciones sociales que habían surgido desde fines del siglo XVIII contra las políticas de los borbones (que centralizaron el poder en manos de los españoles, eliminando a los competidores del poder del rey como las ordenes

religiosas, los criollos los principales puestos de la burocracia, la iglesia y el ejército), reorganizaron la administración colonial para garantizar que un mayor excedente saliera hacia la metrópoli). Sin embargo, la retirada hacia Guadalajara dio oportunidad a la reorganización del ejército realista y a la contraofensiva comandada por el general Félix María Calleja. En contra de las opiniones de sus oficiales, Hidalgo decidió enfrentar en una batalla campal a las tropas realistas en el Puente de Calderón, en las cercanías de Guadalajara, y fue derrotado el 17 de enero de 1811. Esa derrota le costó la conducción militar y su papel dentro de las fuerzas insurgentes. Dirigidos desde ese momento por Allende, el ejército insurgente decidió replegarse hacia el norte del país, hacia las ciudades de Zacatecas, Saltillo, Chihuahua, acosados y perseguidos por los realistas y después de varias derrotas el ejército insurgente fue diezmado hasta casi su desaparición. Esta fase de la guerra de independencia finalizó cuando Hidalgo,Allende, Aldama y los principales dirigentes de insurgentes fueron capturados en el camino hacia Chihuahua el 21 de marzo de 1811, cuando se dirigían hacia la frontera con Estados Unidos para obtener apoyos y armas. Una vez enjuiciados por la justicia militar y eclesiástica, en el caso de Hidalgo, fueron fusilados y sus cabezas fueron trasladas y exhibidas en la ciudad de Guanajuato. Sin embargo, la guerra de independencia no terminó con la muerte de Hidalgo, pero el escenario de la lucha se traslado hacia el sur del país, a los actuales estados de Guerrero y Oaxaca, y hacia el oriente (Puebla, Tlaxcala, Veracruz), zonas con población predominantemente indígena y dedicada a la producción agrícola. En este fase de la insurgencia la dirigencia recayó José María Morelos y Pavón, cura seguidor de Hidalgo. Muy diferentes en sus perfiles sociales y en su actuación política y militar. Mientras Hidalgo se identificaba claramente con el criollismo, Morelos pertenecía a las “castas” pues era considerado mulato, mientras que Hidalgo pertenecía a los grupos ilustrados, Morelos vivió durante su infancia como peón en una hacienda en el estado de Guerrero para luego convertirse arriero antes de tomar la carrera de clérigo, lo que le permitió conocer a la población, la geo-


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La Independencia de México grafía y los caminos del sur y centro del país. La insurgencia se coloreó social y políticamente. Militarmente la guerra cambio de modalidad, pues además de mantener en ejército permanente se incorporó la guerra de guerrillas, políticamente se fortaleció la perspectiva independentista pues se creó un congreso (en Chilpancingo, en el actual estado de Guerrero en septiembre de 1813) que emitió la Acta de Independencia en 1813 y se formuló la primera constitución (en Apatzingán, Guerrero en 1814). En la constitución de Apatzingán se estableció que la soberanía estaba en manos del “pueblo”, se prohibía la esclavitud y se definía a México como un país independiente. La estrategia general de Morelos fue la de tomar las principales ciudades del sur (Acapulco, Chilpancingo, Oaxaca, Cuautla) todas puntos fundamentales del circuito comercial que alimentaba el sistema económico novohispano, apoyado con la población local para crear así una zona liberada en donde hubiera condiciones para la instauración de un gobierno independentista. Esta estrategia contó con el respaldo social, un ejército más disciplinado y una conducción militar acertada, sin embargo, las condiciones políticas se modificaron con la expulsión francesa de la península y la reorganización militar de las tropas realistas. La campaña realista contrainsurgente se intensificó e incluyó las tácticas de arrasamiento de poblados y relocalización de la población. Asimismo, al interior de los insurgentes surgieron serias diferencias al interior del congreso y el mando militar. De hecho, las intrigas entre los congresistas culminaron con el desplazamiento de Morelos de la comandancia militar a favor de Ignacio Rayón y el cambio de estrategia militar. Morelos fue obligado a custodiar a los diputados del congreso en medio de una feroz ofensiva realista y con ello tuvo que presentar combate en condiciones desfavorables, todo ello culminó con la derrota de Morelos y su captura y fusilamiento el 22 de diciembre de 1815. Con la caída de Morelos, la lucha independentista perdió iniciativa y el ejército realista pasó a controlar las principales zonas económicas y urbanas del país. La mayor parte de los grupos insurgentes se mantuvieron en zonas de difícil acceso y siguieron la estrategia de guerra de guerri-

llas, atacando haciendas, convoyes comerciales, emboscando tropas y en contadas ocasiones atacaron ciudades o puntos militares de importancia. Los principales dirigentes fueron capturados o se indultaron. A finales de la década, sólo algunos destacados dirigentes quedaban en acción, Pedro Moreno en Zacatecas, Osorno en la zona de Tlaxcala y sierra norte de Puebla, Guadalupe Victoria en Veracruz y Vicente Guerrero en el sur. En esta última fase, la insurgencia fue más radical y su composición social fue aún más popular, fundamentalmente las comunidades campesinas sostuvieron la guerra, tanto en el reclutamiento, el abastecimiento como en la protección de las fuerzas insurgentes. De las filas insurgentes surgieron

de 1812) un peligro pues con el regresaba él predominio de los nacidos en España y la sangría de recursos y riquezas de Nueva España hacia la metrópoli. Así que las publicaciones y los conspiradores que apoyaban a los insurgentes armadas continuaron y operando en las zonas dominadas por los realistas. Así a pesar de los grandes recursos y tropas (el ejército realista se duplicó entre 1810 y 1820 pues pasó de 30 mil hombres a 68 mil) las corona española no pudo someter a los insurgentes, los que, si bien estaban reducidos en fuerza se encontraban apoyados socialmente y en posiciones favorables para sostener la lucha.

los nuevos líderes de las comunidades campesinas que dieron la batalla en el periodo post-independiente por la defensa de los derechos comunitarios, contra el despojo de los bienes y tierras campesinas. Si bien la lucha armada se redujo en esta fase, no así el sentimiento independentista que penetró entre casi todos los grupos sociales y étnicos, incluidos “el bajo criollismo” (rancheros, burócratas oficiales del ejército, clérigos de pueblo) que vieron en la restauración de Fernando VII (y la eliminación de la constitución liberal de Cádiz

Aún más, la crisis política de 1820 en la metrópoli, provocada por un nuevo triunfo de los liberales y la restauración de la Constitución de Cádiz, aceleró el triunfo de la causa independentista. El restablecimiento de la Constitución de Cádiz inconformó al virrey Juan José Ruiz de Apodaca, a los españoles realistas y la aristocracia criolla (compuesta por mineros, hacendados y comerciantes) que habían apoyado y finan-


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La Independencia de México ciado la guerra contra la insurgencia. Esos sectores promovieron ahora una conspiración de carácter independentista conocida como Conspiración de la Profesa, pues los conspiradores se reunían en esa iglesia de la Ciudad de México para impedir la aplicación de la Constitución liberal, pues decían que el rey la había jurado en cautiverio, por lo que era nula. Mientras se definía la situación del monarca, el gobierno virreinal estaría en manos del virrey Ruiz de Apodaca. Sin embargo, Ruiz de Apodaca se vio obligado a aceptar la constitución. Esto forzó a los conspiradores a actuar. Presionaron para que el coronel criollo Agustín de Iturbide (un oficial oportunista, acusado de corrupción, pero carismático y que se había afanado en hacer fama de hombre cruel y militar avezado en la lucha contra los insurgentes) recibiera el mando del ejército realista del Sur. Al recibir su nombramiento, Iturbide buscó aliarse con el general Vicente Guerrero principal dirigente de la insurgencia, a quien convenció

de suscribir un pacto para consumar la independencia. El Plan de Iguala recogió las demandas de los criollos que lucharon por la autonomía novohispana y algunos reclamos de los insurgentes. En él se reconoció la autoridad de Fernando VII, pero se declaró al virreinato una monarquía independiente, invitando al monarca o a algún miembro de la familia real española a gobernar el nuevo reino, asimismo se declaró a la religión católica como la única aceptada, mantuvo los fueros de la Iglesia y el ejército, y otorgó el derecho de los mexicanos a ejercer cualquier empleo. El plan fue proclamado el 24 de febrero de 1821 y para respaldarlo se formó el Ejército Trigarante o de las Tres Garantías al cual se sumaron las tropas insurgentes y casi todo el ejército realista. Bajo esas condiciones, el recién llegado virrey Juan de O'Donojú, se vio obligado a firmar los tratados de independencia en la ciudad de Córdoba, Veracruz. El 27 de septiembre de 1821, Agustín de Iturbide, aclamado como libertador, entró triunfal a la ciudad de México. A diferencia de otros países americanos, como Perú, Colombia, Venezuela o Ecuador, México consumó su independencia

mediante un acuerdo político, sin una victoria militar contundente sobre las tropas coloniales. Pero para que esto ocurriera, habían transcurrido más de diez años de luchas y derramamiento de sangre, en la guerra de independencia perdieron la vida el 10% de la población (alrededor de 600 mil personas de una población de 6 millones), el mayor número de bajas sufrido en Hispanoamérica durante las guerras de independencia. El pacto que logró unificar tendencias y grupos sociales divergentes y confrontados para la consumación de independencia no pudo garantizar la estabilidad política pues los intereses sociales en juego se presentaban irreconciliables de tal suerte que México fue incapaz de establecer una forma definitiva de gobierno hasta la restauración de la República en 1867, en el campo sufrió la invasión de las potencias europeas, la pérdida de la mitad de su territorio y una guerra social permanente.


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Viaje al fin del neoliberalismo Gennaro Carotenuto Chiara Calzolaio

Qué mujeres tan extrañas Armando Vázquez Peralta

El sueño de la industrialización neoliberal se transformó en pesadilla. En los últimos dos años la guerra entre narcos, en la que está involucrado el ejército, ya causó 4.600 muertos y 100 mil refugiados. Llegando a Ciudad Juárez desde el sur, la última hora de avión muestra con creciente angustia uno de los desiertos más áridos del mundo. No era así antes, cuentan los pocos lugareños autóctonos. Juárez tenía 30 mil habitantes en 1930, 300 mil en 1970, 1,5 millones en 2000, y perdió varias batallas por el control del agua del Río Bravo con El Paso, que desde 1848 pertenece a Texas.

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el viejo y fértil valle de Juárez quedan apenas los topónimos. Entre ellos está el “Campo algodonero ”, donde en 2001 fueron encontraron los restos de ocho mujeres víctimas de “feminicidios”. En noviembre pasado la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a México por “indiferencia”: las mujeres violadas y asesinadas, jóvenes de clase humilde, no valían nada. Desde los años sesenta, y más aun después del tratado de libre comercio con Estados Unidos de 1994, llegaron a Juárez infinidad de mujeres para trabajar en las maquiladoras, las fábricas exportadoras de propiedad extranjera con regímenes fiscales especiales, bajos sueldos y escasos derechos, pero con la esperanza de un futuro mejor. Las muertas no valían nada, como

nada valen los 4.600 cadáveres que contó Juárez desde inicios de 2008, cuando comenzó la guerra entre narcos por el control de la ciudad entre los cárteles de Juárez y de Sinaloa y llegó el ejército a jugar su propio partido. Cuenta a Brecha el periodista de El Universal Ignacio Alvarado que “el 65 por ciento de ellos son menores de 25 años e hijos o nietos de obreras de maquiladoras”. Ese dato, además de trazar un perfil etnográfico de la masacre actual, atestigua el fracaso de un modelo de desarrollo. Elizabeth Ávalos, sindicalista, ex obrera en las maquiladoras, confirma: “hoy vive en Juárez medio millón de jóvenes a

Qué mujeres tan extrañas tan lejanas… no se ven. 1, 3, 5 en Juárez Semi-enterradas con la piel de plástico y tuertas por labor de los gusanos, creen ver la luz ¿pensarán que es dios? 10, 18, 23 de Juárez Pero la inmaculada blancura languidece y se retira de las superficies: ola derrotada por la playa, reconocen el destello: son fotones de la cámara forense. 35, 68, 76 en Juárez ¿Indagarías la razón? por mi muerte… yo no estoy. 97, 102, 133 de Juárez Oxidándose en sales, con las ropas roídas, los pedazos de osamenta son festín del insecto carroñero del carroñero ser humano del humano-insecto! 179, 200, 268 en Juárez ¿Alguien conoce a un agresor? 343, 368, 422 de Juárez Parece que nadie las quiso parece que fue por despecho parece que comían de la noche parece gran fiesta de un loco extranjero parece que forjan la industria! o un nuevo entretenimiento. 494, 531, 596 en Juárez Y si se da la oportunidad… lucirías bonita lucirías igual parece que pereces, sucumbe en el lugar. 608, 701, 933 de Juárez No importan tus cuentas, no importa el desdén: tu esposa, tu hija la hermana y sobrinas tu nieta y tu madre: ¡morirán también!


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los cuales el modelo neoliberal no ofrece nada, ni educación, ni salud, ni trabajo y ven en el narco la única posibilidad de ganancia y de reconocimiento social”. Captados por los cárteles, son perseguidos por el ejército, que los ajusticia, secuestra, tortura y mata o arreglan sus cuentas a tiros. Esto en un contexto sin ley donde el quiebre del sistema judicial va más allá de la impunidad, y hay apenas 150 expedientes judiciales abiertos. ¿Y los otros 4.450 cadáveres?, pregunta Brecha al jurista Óscar Maynez: “Si el asesinato fue cometido con armas automáticas o semiautomáticas se da por descontado que se trata de un ajuste de cuentas entre narcos, y ya no se procede”. Otro testigo, que prefiere el anonimato, calcula: “En 2008, 80 por ciento de los muertos fueron asesinados por la tropa de ocupación (el ejército). El porcentaje bajó algo en 2009 porque hubo la contraofensiva de los narcos locales, desplazados pero no derrotados”. Los organismos de derechos humanos comprobaron la responsabilidad de los militares por lo menos en cinco casos de desapariciones de personas y hay cientos de denuncias por crímenes cometidos por uniformados. “En Juárez -sigue el testigono hay una guerra entre narcos en la cual el Estado llega a restaurar el orden sino una masacre cometida por el ejército enviado para sustituir un cartel con otro más controlable”.

Aquí la pretensión punitiva del Estado ni siquiera caducó por ley. Simplemente el Estado renunció a castigar, porque está involucrado en la violencia. Así, comenta Maynez, matar se volvió la mejor manera de solucionar asuntos prácticos: “Si le debes 20 mil pesos (unos 1.700 dólares) a alguien te sale más barato pagarle 3 mil pesos a un sicario. Liberarse de una esposa o una amante molesta hoy día es muy fácil. Hace poco mataron en su cama a un ex chofer que había quedado tetrapléjico en un accidente de tránsito. Todo indica que lo mató su patrón para no indemnizarlo, pero no hay ningún expediente abierto por este asesinato”. Tampoco hay un expediente abierto por la muerte deAlfredo Portillo, el yerno de Marisela Ortiz, dirigente de Nuestras Hijas de Regreso a Casa. Marisela, que recibe a Brecha en la escuela donde da clases, es considerada la “madre de Plaza de Mayo” juarense por su lucha contra los feminicidios. Alfredo, como el docente universitario Manuel Arroyo, el dirigente campesino Armando Villareal, el periodista Armando Rodríguez, Josefina Reyes y otros siete defensores de los derechos humanos, junto con anónimos militantes de los movimientos sociales u organizaciones barriales, sindicalistas, estudiantes, jóvenes inconformes, integran la lista de las decenas de “homicidios políticos” en Juárez que ni el Estado ni los medios admiten ni investigan. Los asesinatos de estos luchadores sociales son falazmente atribuidos a “balas perdidas” o a “asuntos privados”. “Algo habrán hecho”, se dice de ellos. Los responsables de esos crímenes no son, a menudo, ni narcos ni delincuentes comunes, sino el propio ejército. Para los organismos de derechos humanos está comprobada la responsabilidad de los militares en por lo menos cinco casos de desapariciones de personas, y hay cientos de denuncias por abusos cometidos por uniformados. Modernidad Juárez es enorme. El espacio de la urbanización hacia el desierto no tiene límites. Las grandes avenidas son recorridas por decenas de patrullas del ejército y de la poli-

cía federal. Cada camioneta carga ocho hombres con pasamontañas, armados hasta los dientes y que apuntan en todas direcciones. Camuflados van los militares, casi de negro los policías federales. Su presencia es agobiante, y los retenes bloquean el tránsito de una ciudad donde el deseo de normalidad choca con la realidad. No habían pasado dos horas de mi llegada a la ciudad y ya me bajaron del auto para una revisión corporal a cargo de militares armados. La mayoría de los autos particulares no tienen placas, pero sí vidrios polarizados, contribuyendo a acrecentar la constante sensación de inseguridad. Por las calles circulan viejos autobuses estadounidenses que vinieron a terminar sus vidas en Juárez. Las caras de los pasajeros sintetizan los distintos pueblos indígenas de todo el país. Cualquier viaje se hace largo entre fraccionamientos habitacionales, grandes centros comerciales y enormes lotes baldíos que se encuentran también en zonas céntricas o semicéntricas. Para llegar a su trabajo los habitantes de estas zonas pierden horas. Seguramente muchos de ellos formaron parte de las importantes luchas comunitarias que tuvieron lugar años atrás para acceder a los servicios básicos. Luz, agua y poco más es lo que quedó del “sueño juarense”. El urbanista colombiano Edwin Aguirre, investigador del Colegio de la Frontera Norte, ofrece una interesante clave de lectura: “Desde los setenta Ciudad Juárez multiplicó por cinco su población. En estas cuatro décadas no fue abierta ni siquiera una escuela preparatoria. Quedan las que había en los años sesenta”. La preparatoria, en el sistema escolar mexicano, equivale al liceo y da acceso a la universidad. Queda claro que ni siquiera se pensó que los inmigrados de primera y segunda generación pudieran ascender socialmente llegando a tener estudios universitarios. “Nunca se los concibió como ciudadanos comenta Óscar Maynez y la ciudad entera fue creciendo atendiendo a los intereses de unas pocas grandes familias.” La gente no vive donde sería mejor sino donde les convino a los dueños de la ciudad: los Zaragoza, los Fuentes, los Vallina. En el México del siglo XXI es fácil reconocer la categoría de “república oligárquica” que caracterizó la América Latina del siglo XIX. Para Ignacio Alvarado, “PRI o PAN no importa. Todos los alcaldes, gobernadores, jefes policiales siempre fueron


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Viaje al fin del neoliberalismo expresión de la cámara empresarial de la ciudad”. Cuando en los setenta el narcotráfico se superpuso al contrabando fronterizo tradicional “era un negocio para jóvenes de clase media alta subordinados a la DNS (la policía política del PRI)”. El narco juarense aparece así como la expresión estructural de la clase dirigente de la ciudad, una forma de acumulación primaria más junto al lavado de dinero o al contrabando. Se exportaba droga, se importaban armas y todos “mordían”. En el centro histórico, a orillas del Río Bravo y del muro que George Bush erigió y que ningún Barack Obama desmantelará, la mayoría de los antros (bares, night clubs) están cerrados. Todavía en 2006 el casco antiguo de Juárez era el centro de la vida nocturna binacional. Miles de estadounidenses pasaban la frontera para divertirse, emborracharse, perder dinero en los casinos o comprar sexo barato en los prostíbulos. Cuando pasamos el puente hacia El Paso (que se define orgullosamente como la segunda ciudad más segura de Estados Unidos) tardamos dos horas y media en colas y humillantes trámites fronterizos. Volviendo a México ni siquiera nos chequearían el pasaporte. En El Paso Brecha se reunió con Gustavo de la Rosa, defensor de los derechos humanos, amenazado de muerte y refugiado allí desde varios meses atrás. Gustavo es objeto de una campaña de solidaridad de Amnistía Internacional y sigue trabajando a tiempo completo para su ciudad: “Los consumos hídricos no mienten. En dos años ya se fueron de Juárez unas 100 mil personas. Las clases medio-altas se mudaron a El Paso. Las obreras retornan al resto de México, en Oaxaca, Durango, Veracruz”. El 25 por ciento de las casas de Juárez estarían vacías. Elizabeth Ávalos denuncia: “Apareció el hambre en las colonias (barrios) más pobres, algo que acá no se conocía. La violencia está destruyendo puestos de trabajo en todos los sectores, incluyendo el informal, que en otros períodos de crisis fue un refugio para muchos. Las maquiladoras que quedan están pagando sueldos de 500 pesos semanales (unos 40 dólares) y hacen contratos de hasta 15 días de duración”. En dos años, en las maquiladoras se perdieron 80 mil puestos de trabajo, de los 280 mil de apenas un par de años atrás. Ya no es un vaivén como en las crisis del 82 y de

2000. A la desarticulación neoliberal del mercado de trabajo, la crisis internacional que México sufre (el PBI cayó 6,5 por ciento en 2009) en el marco de una economía totalmente dependiente de Estados Unidos, Juárez suma los límites difíciles de destrabar entre legalidad e ilegalidad, política y mafia, empresa y narco. La ciudad ya no representa una esperanza para los explotados campesinos y campesinas del interior. Estado de Sitio

años de ausencia, se toparon con importantes manifestaciones de protesta en las que se les acusó de ser responsables política y judicialmente de la catástrofe juarense. El presidente ofreció una militarización aun mayor de la ciudad, además de unos pocos millones de pesos que serán invertidos después de décadas de olvido. Muy poco y muy tarde, comentaron los diarios de derecha mexicanos. Por el contrario, los gran-

Desde que fue elegido, el presidente Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico. Su estrategia no consiste en invertir en la sociedad civil y en la legalidad sino en militarizar el territorio valiéndose del controvertido ejército mexicano. Éste está volcado al orden interno y fue acusado en múltiples instancias de estar plenamente involucrado en el narcotráfico. Lo demuestra el hecho que el 16 de diciembre del 2009, en Cuernavaca (cientos de kilometros del mar en el estado Morelos), la DEA estadounidense recurrió a la marina, en las operaciones por detener y matar a Arturo Beltran Leyva, alias “el jefe de jefes”. Éste, aquella noche misma, esperaba para la cena al general Leopoldo Díaz Pérez, responsable de toda la región. Desde los operativos de 2007 en Michoacán, Guerrero y Baja California, pasando por el de Chihuahua, iniciado en 2008, 45 mil soldados fueron desplegados en todo el país. El punto crítico de esta estrategia es Juárez, la principal plaza de drogas de México, donde se ha producido casi el 40 por ciento del total de bajas de la guerra narco, sin que se lograra detener la sangría. El 31 de enero de 2010 marcó un hito en la historia de la guerra en Juárez: 15 estudiantes fueron asesinados en una fiesta en una colonia popular en el sur de la ciudad. Uno o algunos de ellos “estaban metidos en algo”, pero la mayoría eran jóvenes “normales”. La opinión pública, que había permanecido en silencio, aterrorizada por el agravamiento diario de la situación, esta vez reaccionó. Calderón y su ministro del Interior, Fernando Gómez-Mont, en las repetidas visitas que hicieron a la ciudad el mes pasado, tras

des medios internacionales evitan ensañarse con este país, fiel aliado de Estados Unidos. Es el caso de El País de Madrid, que a menudo exalta los triunfos (sic) de Calderón en su combate al narcotráfico. La de Calderón es “una política de alta simulación”, afirma en cambio Marisela Ortiz. Durante su visita a Juárez el presidente fue increpado por Ñuz María Dávila, madre de dos de los estudiantes asesinados, un hecho simbólico que contribuyó a desnudar al rey. Obligados por primera vez a dar la cara, Calderón y Gómez-Mont sostuvieron, sin que nadie les creyera, que el ejército no es una de las causas principales de la violencia. Sin embargo, la totalidad de los expertos que Brecha entrevistó en Juárez concordaron en considerar que el ejército y la policía federal no sólo tomaron partido en la guerra entre narcos


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Viaje al fin del neoliberalismo sino que importaron formas de criminalidad como los secuestros y el pago de “protecciones” (“cuotas”), delitos que agravaron la crisis económica y contribuyeron al cierre de más de 5 mil pymes. Hoy día en Juárez la vida económica, social y política es simplemente inviable. Nadie espera nada de las inminentes elecciones a gobernador y alcalde, y el PRD, el partido de centroizquierda que en 2006 había llegado al 20 por ciento, en 2009 bajó a 2. La UNESCO denuncia que hasta las escuelas se ven obligadas a pagar una cuota por cada estudiante para que no sean acribillados a la salida de clases. Los jóvenes sicarios se entrenarían demostrando su hombría matando gente anónima en la calle. En la escuela donde trabaja Marisela Ortiz una enorme pancarta invita a los estudiantes a utilizar autobuses: “No te arriesgues”. Hasta la industria más pujante de la ciudad, la funeraria, está en crisis después de varios casos de amenazas, atentados, secuestros y asesinatos durante los velorios. Son numerosos los entierros “secretos”. Concluye Elizabeth Ávalos: “Hace treinta años que los movimientos sociales denunciamos que este modelo de desarrollo no podía más que llevar a la situación actual. Nunca nos escucharon y esto es lo que sembraron”. ¿La guerra del “Chapo” Guzmán? No es fácil sintetizar el actual estado de la guerra entre narcos ni diagnosticar hasta cuándo puede durar esta violencia sin límites. Lo que está claro es que poco está haciendo el gobierno contra el cártel de Sinaloa. Joaquín Guzmán Loera, 1954, apodado “Chapo”, jefe del cártel de Sinaloa, es probablemente el mayor narcotraficante del mundo. Según la revista estadounidense Forbes, acumuló una fortuna de más de mil millones de dólares y está entre las 40 personas más influyentes del planeta. Arrestado en 1989, logró fugarse de la cárcel de alta seguridad de

Puente Grande en 2001, apenas después de que el derechista PAN llegara al poder en México. Quien habría gestionado su fuga habría sido el propio procurador general de la República en épocas de Vicente Fox, Eduardo Medina-Mora. Hoy sólo la DEA estadounidense parece interesada en su captura, ya que Calderón, un presidente que nunca habla de corrupción en uno de los países más corruptos del planeta, no muestra ningún apuro en detenerlo. La lógica de los “operativos conjuntos” en Chihuaua y en otros estados responde teóricamente a la estrategia concordada con la DEA desde los primeros días del gobierno de Felipe Calderón: exterminar a los cárteles menores y “controlar” a los mayores. Sin embargo, el gobierno mexicano “malinterpretó” las líneas de la DEA y en lugar de “controlar” al Cartel de Sinaloa parece colaborar con éste. Múltiples investigaciones y testimonios recogidos por Brecha cuentan una guerra donde el bando del Chapo entra en Juárez sólo cuando pudo contar con el apoyo militar. El ejército, el propio partido de gobierno, el PAN, y la policía federal en Juárez serían, según las distintas interpretaciones, aliados o subordinados de Guzmán, que sólo con esta ayuda pudo colocar a los suyos en el lugar ocupado antes por las pandillas aniquiladas, como los “aztecas”. Lo que es seguro es que fuera quien fuera que haya decidido desatar la guerra por Juárez el Chapo, Calderón, el ejército, la DEA dos años y 4.700 muertos después aún no pudo ganar. Si el cártel del Chapo es considerado la expresión empresarial y profesionalizada del narcotráfico, el de Juárez, implicado en varios casos de feminicidio, aparece como una estructura criminal tradicional que ya

no está capacitada para gestionar el mayor negocio del país. Sin embargo, el cártel de Juárez sigue jugando de local y el precio de la traición es la muerte. Al controlar aún a las policías locales y contar con la cantera infinita de los hijos y nietos de la maquila, pudo resistir a la primera avalancha y contraatacar utilizando incluso técnicas de guerrilla. En ese contexto, el sentido de la matanza de los estudiantes del 31 de enero habría sido crear un evento mediático para que el “aliado” Calderón pudiera terminar de militarizar la ciudad. Con una Juárez inundada de soldados podrían llegar hasta 50 mil, según algunas fuentes, se podría acabar con el cártel de Juárez, a un precio de muertes, violaciones y desapariciones tal vez sin precedentes en la violenta historia del país. Mientras los niveles de violencia trepan y en Juárez una madre puede morir por tener un auto parecido al de un narco buscado por sicarios, hay quien dice: “Lo mejor para Juárez sería que ganara el Chapo y pacificara a su manera la ciudad”, cual vietcongs en Saigón. Miles serían los muertos y cientos de miles los refugiados adicionales en una guerra abierta que al complejo mediático mundial no le interesa narrar porque da cuenta del recorrido histórico del neoliberalismo: con la sociedad civil desmantelada y si todo lo que da ganancia es bueno, el triunfo sonreirá a los Chapo Guzmán, el más moderno de los empresarios neoliberales.


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Tríada y paradoja: Arte, literatura y vida… “He sido capaz de hallar una forma personal de expresarme en la pintura, sin que me empujara prejuicio alguno”. Frida Kahlo. “Toda pintura tiene un antes, pero también un después. Una vez concluida anuncia el comienzo de otra”. Eduardo Stupía. “Creo que el escritor nunca debe saber cómo se escribe. Eso es malo. El saber, casi en cualquier arte determina un anquilosamiento. Lo bello del arte es el experimento, la aventura, la búsqueda”. Augusto Monterroso. “Creo que no hay más compromiso que el que uno acepta tácitamente cuando se pone a trabajar o jugar. Es un compromiso con uno mismo. Se trata siempre de escribir lo mejor que nos sea posible; con total sinceridad, sin pensar nunca en los hipotéticos fulanos que van a leernos”. Juan Carlos Onetti. “Todo humorista es primero un moralista”. Carlos Monsiváis. “Yo creo que se puede hacer ficción a partir de una realidad social, creo que no hay ficción, salvo la ciencia ficción, que no esté basada en la realidad”. Elena Poniatowska. “Todos los hombres nacemos para cumplir dos actividades: el conocimiento y la expresión”. Leopoldo Marechal “En el encierro de la cárcel fue concebido Don Quijote, el más andante de los caballeros. Y para colmo de paradojas, Don Quijote nunca dijo su frase más célebre. Nunca dijo, ladran Sancho, señal que cabalgamos”. Eduardo Galeano.

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Fragmento de una carta a un hijo (Una aproximación a Pedro Páramo) Jorge Aguilar Mora*

...ayer me preguntaste, Diego, por qué estaba leyendo un libro que ya me habías visto leer tantas veces. En tus doce años de vida me has hecho muchas preguntas que he respondido sabiendo que no tienen respuesta y de las que tú esperas al menos una señal mía de que son inevitables. Te contesté que esos libros eran tan indispensables para mi vida como lo eres tú. Y hoy te quiero agregar que vivo, y leo, para que cada momento exista; para que cada cosa me toque y me vea; para agradecerle a este mundo único, insustituible, que sea único e insustituible; para recoger el asombro ante cada rostro diferente, y para acogerme a la incomprensión de que un rostro, el tuyo, Diego, sea diferente de los otros y como los otros, y sea finalmente el rostro sin el cual este mundo, el mío, no sería mundo. Y vivo, Diego, para tener el privile-

gio de poder leer estas palabras: «Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo». ¿Qué lugar tienen estas palabras en el mundo? ¿Qué quería el mundo cuando hizo todo lo posible para que se escribieran? ¿Qué rostro del mundo descubrió ese hombre cualquiera, taciturno, que las escribió? También quiero seguir vivo, Diego, para releer y releer estas otras palabras: «Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras». Releo para dejarme llevar a ese lugar milagroso donde las palabras de este libro, desde la primera hasta la última, me revelan que están en el único sitio posible en que pueden estar; cada una en el lugar de su destino. Regreso a este libro para que esas palabras me hagan saber que, juntas, son necesarias para la salud del mundo. A diferencia de la vida, que siempre está a merced del azar, las obras indispensables para la identidad y la salud del mundo, una vez hechas, dejan de ser contingentes. En la literatura vital, las figuras de un poema o los hechos de una narración o las imágenes de una descripción no pueden ser otra cosa que lo que son. Al contemplarlas, descubrimos que su ser es en realidad un nacimiento constante, radical, de la obra frente a sí misma como fórmula azarosa de la necesidad. Y así nos permiten acceder a la posibilidad de agradecerles que existan y que nos coloquen ante una evidencia comprometedora: la necesidad es la fuerza secreta de la

verdadera libertad y de la única eternidad. ¿Por qué nos hemos dejado quitar la facultad de bendecir lo que ha sido, de bendecir la necesidad del hecho consumado, de asumir nuestro pasado como nuestro destino? La literatura, y el arte en general, existe para recordarnos que sólo así, bendiciendo la necesidad del mundo, reconoceremos su inocencia, su fragilidad, su belleza y su inmensa capacidad de durar eternamente en un instante de nuestra vida. Si no reconocemos la necesidad del mundo, no hay castigo, Diego, pero la vida, como decía un solitario alemán, se vuelve efímera. Ese asombro ante la necesidad de la obra es un reconocimiento de la objetividad inherente a su existencia. Y a ese reconocimiento se agrega la posibilidad de que yo asuma mi capacidad de ser, para la obra, un lector o un espectador necesario. Cuando ayer me sorprendiste releyendo Pedro Páramo, estaba tratando de sentir cómo esta obra se ve siempre a sí misma como nueva en el mundo, recién nacida en cada momento; tratando de evitar la débil reacción de la interpretación, del «análisis»... Yo también he contribuido a esa acumulación de balbuceos críticos. En un texto, quise mostrar que las palabras finales de la novela eran el desenlace de una de sus fuerzas organizadoras: la inversión, y destrucción, de algunos mitos occidentales. Aún más, quise decir que esas 33 palabras primero invertían un mito cristiano (Mateo 16, 18) y luego lo hacían regresar a su verdadero origen, la materia de este mundo. El mito de Pedro, la piedra, como cimiento de la Ciudad de Dios se vuelve primero irrisorio cuando el apellido del personaje le


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Fragmento de una carta a un hijo responde al sujeto simbólico, al nombre propio, convirtiéndose en su paisaje. Pedro no es una piedra solitaria y fundamental, es una piedra más en un desierto. Y luego, el aspirante a símbolo que ha perdido toda dignidad de fundador se vuelve impotente para rebasar su calidad de objeto, se niega a sí mismo: sólo es piedra, piedra hasta el final. Cuando ayer recordé esta idea, no me arrepentí de haber hecho interpretaciones inútiles, pero quise partir de lo ya sucedido, como una necesidad, para preguntarme: ¿qué nudo, qué punto de contacto, qué encrucijada de mí mismo me están dejando ver esas palabras cuando me dejan ver sus comarcas propias? ¿Cómo la obra me regresa a mí, su lector, a mi verdadero origen? ¿Cómo me convierte en un objeto de asombro para ella? Al mismo tiempo que me hacía estas preguntas, Diego, estaba leyendo otras palabras, en las primeras líneas de la novela, que repentina e instantáneamente se abrieron y me dejaron vislumbrar apenas cómo el principio era contemporáneo del final, y todas y cada una de las partes eran contemporáneas entre sí: «No dejes de ir a visitarlo me recomendó. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte». «Se llama de este modo y de este otro…». Juan Preciado comienza transmitiéndonos las palabras literales de su madre. De pronto, introduce una expresión que no es de ella (quien seguramente dijo: «Se llama Pedro Páramo»), que pertenece al lenguaje de la distancia que el hijo ya tiene frente a la muerte de la madre y a la intención de no repetir el nombre que dijo en la primera frase de la novela. Juan Preciado incrusta su discurso en el de ella, no para que se confundan, sí para que, sabiéndose diferentes, se vuelvan inseparables. La historia de la convivencia del lenguaje directo con el indirecto es paralela y casi equivalente de la historia misma de la novela moderna occidental. Esa convivencia comienza con una narración que copia los

protocolos de una conversación o de un epistolario (Tom Jones, Clarissa), pasa por la aparente desaparición del narrador y del tiempo de la enunciación (Stendhal y gran parte de Balzac); y finalmente llega a la etapa en que los personajes se apoderan de la enunciación y del tiempo narrativos sin recurrir nunca a la primera persona (de Flaubert a los umbrales de la primera vanguardia del siglo XX). En la narrativa mexicana, Al filo del agua de Agustín Yáñez es la ocurrencia más acabada de ese último estadio al que había llegado la novela europea y norteamericana a principios del siglo XX. El caso mexicano es complejo porque el desarrollo que va de Los de abajo (1915) a la novela de Yáñez (1947), y que incluye a El águila y la serpiente y La sombra del caudillo de Martín Luis Guzmán, a Cartucho de Nellie Campobello, a Vámonos con Pancho Villa y Se llevaron el cañón para Bachimba de Rafael F. Muñoz, es en sí mismo un proceso completo y en miniatura de lo que sucedió en Europa en un período de siglo y medio. Estos resúmenes casi groseros de dos historias muy complejas sirven al menos para indicar cómo Pedro Páramo debe incluirse como uno de los momentos más notables de

dos procesos decisivos en la literatura occidental. Primero, el de la destrucción de los símbolos y el desmoronamiento de los mitos que se inició de manera radical con Ulises de Joyce para continuar como unas de las empresas más importantes de la vanguardia hasta fines de los sesentas; y, segundo, el de la consolidación de un sujeto autónomo e integral en las novelas de Flaubert y la posterior disolución en el monólogo interior de Ulises, en la animalización de Kafka y en la neutralidad fragmentada de Beckett. Pedro Páramo es, en esta empresa colectiva, una de las propuestas más renovadoras. Con esta novela parece regresar un sujeto... un sujeto que se revela como escindido, no entre dos «personalidades» mentales, sino entre un ser vivo y otro muerto; o un sujeto que se presenta mítico y que termina siendo la materia pura de su nombre. La mezcla monstruosa que hace Juan Preciado de lenguaje directo con discurso indirecto ignora el simbolismo y se presenta como la expresión inmediata, tangible, de la convi-


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Fragmento de una carta a un hijo vencia de los vivos con los muertos. Quién sabe si Juan Preciado está ya muerto, pero sí sabemos que ya tiene la sabiduría de los difuntos. La conversación inicial entre Juan y Abundio está construida precisamente con elementos formales que apuntan directamente a esa convivencia, a esa mezcla. Abundio dice una cosa que el otro no escucha o no entiende, y cuando la repite resulta ser una frase de otra línea de la conversación. Y luego, el juego se invierte. Juan pregunta: «¿Qué pasó por aquí?», y Abundio entiende mal la pregunta. Ese diálogo desdoblado o de caminos paralelos y cruzados, sucede en un tiempo muy diferente del tiempo en el que ocurre la caminata de ambos personajes en dirección de Comala; se dan varios contrasentidos alrededor de Pedro Páramo como padre de ambos personajes; se repite incongruentemente información que ya se había dado... El tiempo se ha vuelto un objeto, tan tangible como una piedra. Y así como el tiempo, los actos. Juan Preciado no oye palabras, oye actos: «¿Y a qué va usted a Comala, si se puede saber? oí que me preguntaban». Y así también oye el silencio, en vez de sonidos. Tiempo, actos, personajes, ya desde el principio todo ha regresado a su matriz original: la materia. La primera escena, con un aspecto de acontecimiento coherente, anuncia soterradamente la fragmentación del cuerpo de la novela, el desmoronamiento final de Pedro Páramo y el regreso del mito a su matriz natural, literal. ¿Podré entonces responder a la pregunta sobre el lugar de mi destino en las palabras de Pedro Páramo? ¿Dónde me quiere colocar la novela a mí, su lector, en este entramado de inversiones de mitos, de disolución de la personalidad, del tiempo, de los actos, las pasiones? Te has dormido, Diego. Y con razón. De pronto dejé de hablarte y me perdí en el lenguaje y los argumentos que quería evitar desde el

principio. No te despierto. Termino con un monólogo, como el de Juan Preciado o como el del narrador en tercera persona que describe conmovido los últimos momentos de Pedro Páramo. La novela de Rulfo afirma el poder de la pluralidad y el inacabamiento de toda narración moderna. Aunque nuestro asombro de lectura sea ir corroborando que la palabra siguiente siempre es la palabra justa, las obras inolvidables nunca ocultan la zozobra de estar naciendo en un mundo que, amorosa, bellamente, desea la necesidad en cada hecho y el azar en cada ley de su destino. Y el cruce de los lenguajes que hace Juan Preciado, y el doble diálogo de éste y Abundio, insisten en esa zozobra: Dolores, Juan, Abundio tienen un lenguaje propio, y otro muy distinto tienen la madre, el hijo parricida, el hijo pródigo y huérfano. Y cada momento de cada uno tiene otro más. La primera aparición de Pedro Páramo en la cual usa dos lenguajes, uno para sí mismo y otro para su madre, tiene la máscara de contingente sobre un rostro de inevitable. Este doble movimiento, lleno de sabiduría, se extiende al conjunto, correspondiendo a las partes despedazadas de su cuerpo con el desmoronamiento de su protagonista. Y lo gozoso, el humor sordo de la obra, es que en ninguno de los dos procesos hay símbolos. Las fuerzas son más abstractas y alucinantes: todo es necesario como hecho

y todo es azaroso como ley. Ese doblez tiene un movimiento pendular, inacabable, gracias al humor sordo y regocijante que recorre toda la novela. Y así una doble herida se prolonga después de las últimas palabras. Acaba la novela, pero no concluye: no hay final, ni meta, para la experiencia humana. El Apocalipsis ha dejado de ser un mito posterior a la Historia y se ha convertido en una forma de vivir dentro de este mundo. No hay orden en la naturaleza, pero sin el azar no hay reconocimiento de que la única salud, la única belleza y la indispensable tragedia es que las palabras se transformen en nuestras palabras, los objetos en nuestros objetos, el mundo en nuestro mundo. Y ésa es mi condición ante el texto: una contingencia más en una necesidad absoluta, una vida de tiempos despedazados, una identidad ilusoria, una mirada a la piedra viva que voy siendo. *Escritor y poeta mexicano


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ulfo I

R Juan

Francisco Arvizu Hugues*

Itinerario inconcluso por El Llano en llamas Tras haberse cumplido los primeros veinticuatro años de la muerte del escritor jalisciense Juan Rulfo (16 de mayo de 1917-7 de enero de 1986), siempre a la consecución de enigmas atraen todo tipo de resultados, caso de ediciones “críticas” de su legado. Aunque, un hecho es claro: la personalidad irrepetible de una obra magna en dos títulos paradigmáticos, El Llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955). Ahora bien, el tono de lo multívoco normaría lecturas -siempre la primera, nunca la última- del legado de Juan Rulfo. Desde esta óptica, la inversa es la clave de la pertinencia cronológica: desde la novela Pedro Páramo hacia los cuentos de El Llano en llamas.

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os universos de la lectura claman la remisión del texto. En 2005 la Fundac i ó n Juan Rulfo, presidida por Víctor Jiménez y voz oficial de los herederos del también fotógrafo, dieron a conocer dos ediciones, asumidas como “texto definitivo”, de sus obras éditas, en la extensión de la palabra. Curioso, regresar a esas páginas, en pulcra tipografía y una diagramación que hace “respirar” lo impreso, constituye afrontar una experiencia sujeta al tiempo y el peso de la historia de

una obra que ha llegado a tomar los visos de “letra sagrada” (en la catadura de Mircea Eliade). Quizá se deba a ello el ánimo hagiográfico de la familia Rulfo Aparicio por conservar y preservar lo impoluto de un habla literaria devenida en mito. No falta razón, además de estar en sus derechos. Lo importante son las páginas abiertas de Juan Rulfo, disponibles y reiterables, además, por el mero placer, dejada atrás la tarea escolar. Por fortuna, los ojos estuvieron al día en la llegada de Pedro Páramo al mercado lector del México de finales del primer lustro de los años 50, hecho seguido con minuciosidad y erudición por el investigador Jorge Zepeda en La recepción inicial de Pedro Páramo (1955-1963), editado por RM y la Fundación Juan Rulfo. Allí quedaron vertidos testimonios y líneas de una aventura, primero, en los ensayos, premuras, dubitaciones y recapitulaciones que conformaron el paso de Rulfo por el Centro Mexicano de Escritores, alrededores de 1953, plasmados en “avances” de la novela, con nombres

provisionales y disímbolos (“Los murmullos”, “Una estrella junto a la luna”, términos y pasajes quedados ínsitos en el texto final de la publicación, debida al Fondo de Cultura Económica, a mediados de marzo de 1955) en publicaciones varias -de las que se ofrecen testimonios facsimilares- y la llegada a la letra de molde en formato de libro, que tuvo su primera reseña, según Zepeda, en oficios de Alí Chumacero, a la sazón, corrector de la editorial. Por supuesto, las polémicas crecieron desde allí, o incluso antes, como lo fijó Yvette Jiménez de Báez en Juan Rulfo: del páramo a la esperanza Una lectura crítica de su obra (FCE, 1998). Por demás, el núcleo emanador de variopintas “leyendas urbanas” (por denominar de algún modo) en que se ha visto envuelto no sólo el escritor Juan Rulfo sino la persona cotidiana, familiar e histórica, es parte de esa cauda, por la que múltiples esfuerzos por brindar un equilibrio en criterios ha sido parte de la iconografía legendaria del narrador en investigaciones y recopilaciones editadas de sus cuadernos, desde los años 70, en donde el uruguayo Jorge Ruffinelli tuvo un papel fundamental, junto con reimpresiones y ediciones revisadas por el propio Rulfo, el cotejo hecho por Juan Manuel Galaviz entre el texto impreso de Pedro Páramo y los borradores rescatados de los archivos del Centro Mexicano de Escritores, que vino a demostrar el ojo reductor y el tino rítmico del autor


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jalisciense, junto con una edición, por cuenta de Jorge Ayala Blanco, del guión El gallo de oro, base para dos películas, la primera, con texto de Gabriel García Márquez, dirigida por Roberto Gavaldón en 1964, y la segunda, en 1987, por Arturo Ripstein, con el nombre de El imperio de la fortuna, reflejaron la vigencia de su impronta. En síntesis, difícilmente se puede marginar la obra literaria de Juan Rulfo, ante propios y extraños. Para ejemplificar su noción de “muda” (tránsitos dramáticos en la estructura de una narración, por lo general, entre extremos opuestos), Vargas Llosa no tuvo mejor uso didáctico a la mano que los 69 fragmentos que José Carlos González Boixo distinguió en su edición crítica de Pedro Páramo (Madrid, Cátedra, 19832002), sobre la que se basa el “texto definitivo” dado a conocer por la Fundación JR en 2005: “¡Comala! ¿No es esa aldea mexicana el primer nombre que se le vino a la memoria en relación a las mudas? Una asociación justificadísima, pues es difícil que quien haya leído Pedro Páramo, de Juan Rulfo, olvide nunca la impresión que le causa descubrir, ya bien avanzado el libro, que todos los

personajes de aquella historia están muertos, y que la Comala de la ficción no pertenece a la 'realidad', no, por lo menos, a aquella donde vivimos los lectores, sino a otra, literaria, donde los muertos, en vez de desaparecer, siguen viviendo.” Mario Vargas Llosa, Cartas a un joven novelista (ArielPlaneta, 1997, p. 110). He allí otra de las “leyendas”, puesta en entredicho por Juan Rulfo, en 1983, entrevistado por González Boixo: en sus conceptos, el único personaje vivo de la novela es Juan Preciado, quien muere hacia la mitad, solitario narrador asible aunque no tan identificable entre las brumas de murmullos que siguen resonando desde hace más de medio siglo en las distancias. Cuando los emparejamientos de la escritura del autor nativo de Sayula, o de San Gabriel, e inclusive Apulco, como lo determinó José Carlos González Boixo en su edición crítica de Pedro Páramo, lo hicieron convivir con la estela naciente de Juan José Arreola e imperdible colofón -fantasioso, por demás- de Al filo del agua, de Agustín Yáñez, los años de distancia a la fecha de la edición príncipe (1955) de Pedro Páramo han ido contribuyendo a establecer los filtros lectores y los decantamientos necesarios, aunque no suficientes, para abordar el universo rulfiano, es decir, la ruptura de la urbe, los ojos de lo contemporáneo por sobre el laconismo de ese espectro asumido

en la armadura de lo “rural”, lo “arcaico” y lo “premoderno”. Contra toda lógica, desde allí debe situarse la huella literaria de Juan Rulfo, quien sigue dando líneas a nuevas generaciones de escritores del México entre siglos, caso del sinaloense Élmer Mendoza, quien con Cóbraselo caro (Tusquets, 2005) rinde cuentas a la solicitud de Dolores Preciado a su deambulante hijo vivo-muerto Juan Preciado, en la primera página de Pedro Páramo. Sin embargo, y en sostenimiento de lo dicho, las perspectivas allende linderos del terruño, y de una crítica literaria sujetante a casilleros (hecho que el propio Juan Rulfo manifestó desde los años cincuenta, al advertir sobre la hegemonía sobreviviente de Los Contemporáneos, que trataban a escritores de la novela de la Revolución mexicana como “reporteros” y no como autores literarios) antes que a un estudio recapitulatorio y capitulatorio de la valía de una obra, con todos los escollos antepuestos como “novedad” bibliográfica, incorporan aires inéditos a su escritura. Tanto el estudio, matizado desde el argot de la lingüística, de Jorge Zepeda, La recepción inicial de Pedro Páramo (1955-1963), como labores de cubículo universitario, caso de Yvette Jiménez de Báez, Juan Rulfo: del páramo a la esperanza Una lectura crítica de su obra, y de algunos más, que escapan a este “vuelo de vampiro” (Michel Tournier dixit) han dado fe de las disímbolas y ricas, en la mayoría de los casos, lecturas de los títulos publicados del escritor jalisciense. Para muestra, va un botón que identifica y une: “En la obra de Juan Rulfo se expresa la voz áspera y lacónica del México campesino, al margen de la modernización urbana y del capitalismo industrial: es el testimonio del campo mexicano, hundido en la pobreza, en el caciquismo, en el fanatismo y las supersticiones, antes de ser aplastado por los tiempos modernos. Después de tantas décadas, siglos incluso, de tratar de expresar al campesino mexicano, fue Rulfo el novelista que logró desidealizarlo, desefebizarlo, desbucolizarlo por completo; y darlo entero, concreto, en su mutismo fatal, con sus atmósferas envenenadas y opresivas, y en su violencia y su desesperanza.” José Joaquín Blanco, Cró-


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Itinerario inconcluso por El Llano en llamas nica literaria Un siglo de escritores mexicanos (Cal y arena, 1996, pp. 454-455). Al margen de lo que deseó expresar José Joaquín Blanco con eso de “desefebizarlo”, la atalaya interpretativa muestra los perfiles de Juan Rulfo de cara a lo “idílico” de la provincia, por un lado, y, por el otro, la supuesta radiografía de un símil del lenguaje -habla intersectada por silencios- campesino del sur de Jalisco, un universo criollo anquilosado de frente el almanaque y los ritmos diarios de lo citadino, junto con desmentirse -como lo llegó a determinar Octavio Paz, en Corriente alterna- folclorismos y atavismos de personajes que, en realidad, constituyen soportes de imágenes literarias, nunca inmóviles, siempre al acecho. Eso es lo que importa. Durante 2005, la Fundación Juan Rulfo dio a conocer su “texto definitivo” de El Llano en llamas (con mayúscula Llano, por tratarse de una región geográfica específica con nombre propio), 17 cuentos, dos más que los incluidos en la versión príncipe del FCE, por 1953. Será el orden de los textos de esa publicación reciente el que se asumirá para este repaso personal. El cuento inicial, “Nos han dado la tierra”, publicado primero en revistas (América y Pan), en los años 40, finca raíces en el paisaje y el espectro de la justicia sin redención de sectores campesinos, todavía lejano el viso de “atmósfera” rulfiana”, pero con el sello de la casa: el eje dialogal de sus relatos. “La Cuesta de las comadres”, voz en primera persona en el trazo descriptivo, ya con la presencia del silencio tipográfico (el valor de los dobles y triples espacios blancos en funciones expresivas y base visual de los entornos temporales), además con incursión de personajes (tal vez, demasiado parecidos todos, como ha sido señalado por analistas y críticos). Un cuento que juega con lo arcaico y el toque de lo pintoresco, “Es que somos muy pobres”, avista el orden “pueblerino” localista del mutismo rulfiano. “El hombre”, rezagos de huellas paternas en camuflaje (el asesinato del “abuelo Cheno”, vuelto documental fílmico por un hijo de Juan Rulfo), con la voz interior puesta en cursivas. Los apuntes ambientales saltan en “En la madrugada”, aunque ya en la mira de los fragmentos aparentemente aislados, columna vertebral de Pedro Páramo. “Talpa” es una pequeña obra maestra, no hay mucho por añadir.

Se ha ponderado hasta el hartazgo “Macario”, pero en realidad es un relato simple, con exultación oral, aunque modesto en anécdota y en contornos. El cuento homónimo, “El Llano en llamas”, evidencia las potencialidades de Juan Rulfo en la síntesis de la fuerza de los acontecimientos y maestría en perfiles caracterológicos a trasuntos de hechos históricos regionales (la banda de Pedro Zamora). “¡Diles que no me maten!”, al que en citas y en otras ediciones se le ha despojado del vocativo, es uno de los derroteros formales de la colección, por su efectividad narrativa y el tiempo justo en el traslape de sucesos. Por declaraciones de Juan Rulfo, “Luvina” tenía ya el sambenito de haber sido el laboratorio formal de Pedro Páramo. Cierto, ya está ese laconismo ambiguo e incitante de su única novela. Tintes melodramáticos, con regusto de mexican curious, en “Las noche que lo dejaron solo”. Ensayo de altibajos, pero en pertinencia desde los días que corren, mediante clichés lacrimógenos, por el entrañable y desnivelado “Paso del Norte”, seguido por el coloquialismo austero de “Acuérdate”. “No oyes ladrar los perros”, también sobrevalorado en su momento, con pérdida de lustre ante el paso del tiempo. “El día del derrumbe”, de los escasos avistamientos de crónica periodística de frente la estulticia de políticos y sus modos y maneras. “La herencia de M a t i l d e Arcángel”, retrato de caracteres en prosa directa,

con voz narrativa en papel de un espejo “encubridor” del compadrazgo testigo aunque culposo. “Anacleto Morones” cierra el volumen: ejemplar narrativa, tinta en sornas y críticas al paisaje, sus criaturas y la credibilidad chapucera en todos sus sentidos. Vale lo instantáneo de lo anterior, a fuerza de seguir por las páginas abiertas de Juan Rulfo en la tónica vivificante de sus cuentos que, de acuerdo con J. S. Brushwood, “no son de ninguna manera costumbristas, ya que el motivo que llevó al autor a escribirlos no fue el de mostrarnos costumbres singulares, sino el de examinar las acciones humanas.” (México en su novela, FCE, 1973, p. 57). No se debe olvidar eso. *Ensayista y periodista mexicano


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Scalabrini Ortiz

Osvaldo Cuesta

no está solo Desde su libro El hombre que está solo y espera, Raúl Scalabrini Ortiz, correntino de nacimiento, porteño por adopción, nos convoca a creer, afirmando que allí reside toda la magia de la vida, en atreverse a transformar en creencia los sentimientos arraigados en cada uno aun cuando contraríen la rutina de extintas creencias. En Acentos de una Soledad, un nota publicada en La Gaceta del Sur algún tiempo atrás e incorporada a su libro como oración del Hombre de Corrientes y Esmeralda, concluye con el agudo párrafo final que une fatalismo y esperanza: “El cadáver de mis empeños vanos fecundiza el pavimento estéril de las calles, y en cada pena ha de nacer un júbilo ajeno y venidero. En ellos revivirán mis sueños”. De tal naturaleza han sido estos trabajos sociológicos sobre la porteñidad que incluyen la receta para relativizar la derrota, en el sentido que ésta se exprese, ya que alguien vendrá a retomar el mandato dando vida a una nueva ilusión. Este juego constante entre soledad, creencias, esperanzas y fatalismo recorrerá toda la vida y la obra de Scalabrini. Es el fruto de una diversidad de hechos, factores y ajetreadas indagaciones existenciales.

M

arangatu (en guaraní: virtuoso, leal) tal su apodo familiar infantojuvenil, tuvo tres hermanos, dos hermanas, una abnegada madre católica, Ernestina Ortiz, de antepasados patricios, preocupada por la crianza, la educación y los valores morales de sus hijos y un padre, Pedro Scalabrini con una fuerte presencia y severa conducta. Pedro era paleontólogo, llegó a la Argentina en el año 1868 emigrado de su Italia natal donde adhería a las ideas de libertad e integración de Giuseppe Mazzini. Arribó solo y pobre y logró sustentar su hogar de clase media acomodada con los ingresos provenientes de la docencia y los estudios científicos. La formación primera es la que se recibe en el hogar y en el ambiente social en que se desarrolla y es la que marca toda la vida. Scalabrini no es la excepción y allí podemos visualizar varios componentes que influirán significativamente en su recorrido personal y profesional. El elemento religioso se hallaba presente por vía materna e inclusive por vía paterna si tenemos en cuenta que un tío, Juan Bautista, fue Obispo de Piacenza. Cuenta Norberto Galasso, que en una visita por la Argentina el tío pretendió llevarse a Raúl para encausar su vida y servir al

“Señor”, cuestión a la que obviamente el padre de Raúl se opuso. Pedro, convencido librepensador, en su juventud y allá en Italia, había tenido interminables discusiones filosóficas con su hermano Juan Bautista, ya ordenado sacerdote. La más acabada muestra de diferencias de enfoque sobre la cuestión religiosa la brindará Pedro en su lecho de muerte. Ernestina, presintiendo lo inexorable del hecho, convoca un sacerdote junto a la cama del enfermo para que cumpla su misión sacerdotal, la reacción de Pedro no se hace esperar y con sus últimas fuerzas hace gestos para que se vaya y susurra palabras negativas. Don Pedro, fervoroso positivista, hombre de ciencia, incansable investigador, amigo de FlorentinoAmeghino, quien reconoce sus aportes designando con su nombre varias piezas fósiles: scalabrinitherium bravardi, scalabrinitherium rothii, prophactrus scalabrini, perimys scalabriniano, dejará un fuerte sello en Raúl. Los comentarios de su padre sobre la evolución de las especies, los libros de Darwin, de Comte, de Spencer, junto a tertulias hogareñas con amigos irán despertan-

do en él el interés por la exploración y descarta el catolicismo que le proponía su madre: “Mi padre era paleontólogo. Vivía rodeado de fósiles en un mundo de ideas encantadoramente simples, en que unas se deducían de las otras con el razonamiento incontrovertible de un teorema. Cuando me hartaba de pelearme con los chicos del barrio y de jugar a los 'vigilantes y ladrones', solía sentarme a su lado, junto a sus cajones repletos de piedras y de huesos fósiles. Yo era allí el único pedacito de porvenir entre tantos restos del pasado. Se divertía y me divertía resumiendo la historia de la humanidad con anécdotas sencillas. Ilustraba su disertación mostrándome algunas láminas coloreadas que abundaban en los libros de popularización. La lógica positivista daba a las etapas sucesivas de la humanidad una continuidad evolutiva simple, clara e irrefutable. Partíamos del mono más primitivo, el orangután, y a través de figuras esquemáticas


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Scalabrini Ortiz no está solo Estrellas, estudios, rabonas y muerte

en que los esqueletos eran cada vez menos erectos, veíamos acercarse a la vertical humana al chimpancé y al gorila. Y así, cada vez más verticales y cada vez menos parecidos a Darwin, los monos cumplían su alta y nobilísima función darwiniana de sustituir a Dios en la responsabilidad de habernos creado.” Y completa sus expresiones dejando en claro cuánto significan en su vida: “En el transcurso de mi vida madura he recordado con frecuencia estas pequeñas anécdotas personales, porque ellas me explican a mí mismo, con su raigambre freudiana,…” (RSO, Revista Que, n°133, junio 1957). “Con premurosa ingenuidad, hurgué todos los conocimientos… Bajo la tutela de mi padre, maestro de maestros, me inicié en razonamientos eruditos, descifré textos de filosofía, supe de discrepancias conceptuales, aprendí a arrebañar y conducir abstracciones”. (RSO. Tierra sin nada, tierra de profetas, Ed. Reconquista, 1947, pág. 16).

Espíritu inquieto y buscador de verdades, nace en Corrientes pero hace su primer reconocimiento del mundo en Esquina, al sur de la provincia, un pueblo por donde 'el progreso' importado de Europa no ha pasado. Allí, junto a las barrancas del Rio Paraná, bajo un manto de estrellas y constelaciones, Scalabrini da sus primeros pasos. A los cinco años y ya en Buenos Aires, crecerá conociendo las enormes contradicciones de la gran ciudad. Su niñez transcurre entre la disciplina del estudio y el alegre retozar en las calles del barrio. Años más tarde confesara en una carta a Muñoz Aspiri (12/12/954): “Entre los juncales del Maldonado tuve tantas osadías y aventuras como Díaz de Solís… Al rio lo exploré en la educación magistral de las rabonas”. En Noticias Gráficas (27/7/931) comenta: “Aprendí elementos de aritmética, geometría, historia, botánica, etc. Pero '¿qué más?' En ese '¿qué más?' está el más grave defecto de la enseñanza. Ese algo más que está ausente en el espíritu. Nuestra enseñanza no comulga con el educando, está fuera de él y de todas sus devociones”. Así, Raúl va adquiriendo costumbres y valoraciones. De su hermano mayor, Pedro, y sus amigos poetas asimila inquietudes intelectuales y se asoma al mundo de los escritores. Por aquel entonces un luctuoso suceso modificara plenamente su percepción de la vida, su hermano Luis que se hallaba cumpliendo con el servicio militar, enferma gravemente y muere “Lo finito apareció en mi cerebro, como una revelación prematura. Analizaba el 'jamás' que alguien había dicho en el velatorio y su indefinible significado me hundía

en angustiosas cavilaciones. El 'nunca más' lo identifiqué poco a poco con la idea de la muerte y fue en adelante el centro de todos mis pensamientos. Fui imaginando muertos a mis amigos, muertos a mis padres, muerto yo mismo y encerrados todos en herméticos cajones negros. El dolor real, verdadero, me hizo llorar por primera vez… La terrible noción adquirida en tan temprana edad por mi cerebro aun virgen, carente de otras más elementales, e incapaz de defenderse, se arraigo como una idea fundamental” (RSO. La Manga, Ed. Gleizer, 1924, págs. 43/44). Tiempo más adelante también fallece su padre, al profundo dolor que cala en lo más hondo debe agregarle el sentido de soledad que esto le representa ya que su padre era el amigo y el consejero de todo momento. Boxeo, agrimensura, literatura y La Manga Le entusiasma el deporte, practica natación, equitación, basquetbol, lucha grecorromana, boxeo, llegando a ser Campeón Argentino amateur de esta disciplina. La pelea final termina en un empate y en una extraña resolución: la Federación Argentina de Box en lugar de convocar a una nueva lucha decide dar por ganador a los dos contendientes, esto irrita a Scalabrini que se siente defraudado con medio campeonato y resuelve abandonar el ejercicio pugilístico. El esfuerzo, la tenacidad y la capacidad de absorber duros golpes es una enseñanza que le deja la práctica deportiva. Su facilidad para la matemática lo inclina hacia los estudios universitarios de Ingeniera, comienza con ímpetu e inclusive genera un Folleto que edita el Centro de Ingeniería, Errores, que afectan a la taquimetría. Con el tiempo esa intensidad decrece. Realiza el servicio militar obligatorio. Vuelto a la vida civil y ante la insistencia de su madre y de


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Scalabrini Ortiz no está solo sus amigos para que complete los estudios, decide cambiar de carrera y se recibe deAgrimensor. A los estudios formales los acompaña ampliando su universo literario: “Yo tenía 19 años. Después de atosigarme de literatura francesa atravesaba el deslumbramiento de Dostoievsky, de Andreiev, de Gorki, de Gogol, de Tolstoi. Me asombraba el inmenso cariño que esos autores manifestaban por su pueblo y sorda, subconscientemente, adquiría la convicción de que esa fidelidad que los artistas rusos demostraban a su pueblo alguna vez debía rendir frutos óptimos” (Que, 15/10/957). La pasión por las letras lo moviliza a escribir, y escribe una comedia y también una serie de cuentos que espera poder publicar. Se acerca a la librería editorial de Manuel Gleizer donde se daban cita jóvenes literatos vanguardistas con quienes comienza a departir las tertulias. Algún tiempo después, logra publicar “La Manga”.Asoma en sus páginas algo de languidez y escepticismo rematado con agudas observaciones, sutiles toques de humor, ironía y también melancolía. Los cuentos están bien logrados y con un buen manejo del lenguaje. El libro recibe críticas muy favorables en los medios de la época. Y se le abren las puertas de los diarios y revistas de Buenos Aires en los que posteriormente volcará sus experiencias, opiniones y críticas. Puertos, ferrocarriles, un maestro y Europa Un trabajo en la Dirección Nacional de Puertos le permite comenzar a imaginar un viaje a Paris; el río le brinda inspiraciones pero la labor que debe cumplir no lo deja elevarse demasiado. Algún tiempo después debe realizar unas tareas de mensura en la Provincia de Entre Ríos y cuando regresa, es designado en la Dirección de Ferrocarriles para encarar un

proyecto de un túnel en Catamarca; más adelante también realizará un trabajo en Salta. La designación lo pone en contacto con un tema al que, con el tiempo, se abocará con pasión: los ferrocarriles. De la experiencia catamarqueña da cuenta en un artículo aparecido en el diario La Nación del 6 de mayo de 1923, titulado “Aspectos

cionado con la decisión, me fui a Europa en un barco de carga”. (RSO. Tierra sin nada… ob. cit., pág. 19). Scalabrini volvió decepcionado de ese viaje. Comprendió que los hombres de ésta tierra eran más fértiles, que tenían la savia del futuro: “Desde entonces mi vanidad es, no de libros leídos, sino de vidas ojeadas en que sentí similitud con la mía. Mi orgullo, el saber licuarme entre los hombres que sienten como yo. Mi fe, la de que los hombres de esta tierra poseen el secreto de una fermentación nueva del espíritu” (Tierra sin nada… ob. cit., pág. 22). Florida, Boedo, bohemia y El Hombre…

de la vida provinciana. El túnel más grande de Sudamérica”. El deambular laboralmente por el país le facilita la apreciación de las vicisitudes diarias de la vida y la explotación del trabajador por parte de las oligarquías lugareñas desde una visión alejada del porteñismo, lo cual le hace comprender como viven y que sueñan sus compatriotas. Sus trabajos de agrimensura y el consiguiente descubrimiento de otra realidad social, le permiten agregar valor a su pasión literaria. Se vincula a la polemista e ingeniosa Revista Martín Fierro. Por ese tiempo se vincula con personajes de reconocida talla en el ambiente intelectual, entablando una gran amistad con Macedonio Fernández, un idealista filosófico, el primer metafísico porteño, de él dirá Scalabrini que aprendió a “pensar”, su figura influenciará definitivamente en la vida de Scalabrini. Como todos los intelectuales de la época, tenía un sueño: conocer Europa “Comencé a buscar mi verdad, huyendo. Había conocido la pampa, los bosques, la cordillera. Había andado en los ásperos altiplanos tocadores de quena y en las orillas de mi río natal, cuyas aguas descienden al mar con un silencio de siglos. Y un día sin importancia, un día cualquiera, un día despropor-

El ambiente literario de la época se halla cruzado por la rivalidad de dos grupos, el de Florida y el de Boedo. El centro o los suburbios. Florida proponía una nueva vanguardia estética, sin ingredientes ideológicos. Boedo apuntaba su literatura a reflejar los problemas sociales, el mundo del trabajo y la ciudad. Scalabrini mantiene amistad y comparte ámbitos sociales con hombres de los dos grupos, sin embargo su extracción social lo inclina más a hacia el grupo Florida, aunque por su propia naturaleza era renuente a integrar grupos que pudieran, en algún sentido, condicionar su propio criterio. Con un cierto grado de bohemia, Scalabrini ha recorrido, vivido y estudiado calles céntricas y suburbios, bares y billares, sentimientos contradictorios y personajes extraños, la noche porteña con toda su magia y sordidez. Ha estado cercano a la izquierda en su vida universitaria y años después también tuvo contactos con sectores del nacionalismo de los hermanos Irazusta. Esas experiencias también le sirven de aprendizaje. Con su obra El hombre que está solo y espera finalmente le pasará por arriba a aquella disputa de los grupos de Florida y Boedo y reconciliará ambas vertientes en una estética que le es propia. El libro, premios, Borges y duelo Scalabrini nos manifiesta en su trabajo: “Este libro, que compendia los sentimien-


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Scalabrini Ortiz no está solo tos que yo he soñado y proferido durante muchos años en las redacciones, cafés y calles de Buenos Aires, fue vivido durante los treinta y tres años del autor y escrito en un mes; septiembre de 1931”. Si bien Scalabrini redactó en un mes su obra, existen indicios de lo que cree y piensa en sus escritos anteriores. No es un rapto de inspiración sino un proceso de acumulación de experiencias en su constante pesquisa del vivir.El libro resulta un éxito literario por las ventas y por las críticas positivas que recibe; inclusive obtiene varios premios. Aunque en un bochornoso hecho le otorgan el segundo premio municipal cuando de acuerdo a las calidades del ensayo le hubieran correspondido indudablemente el primero. Entre quienes ponderaron la obra podemos citar a Jorge Luis Borges (aun cuando años más adelante negara conocer a Scalabrini o su obra) quien le dedicó este comentario al Hombre que está solo y espera: “Reúne un justo análisis del sujeto que considera: el hombre cotidiano de Buenos Aires, con una valoración fastuosa de los méritos imaginarios del mismo o de sus deplorables defectos exaltados a virtudes, para mayor satisfacción de nuestro patrioterismo. A pesar de lo señalado creo en los tres mil pesos del mérito que un jurado en otras resoluciones erróneo, le ha discernido y aún creo que debiera debido otorgarle los cinco mil” (JLB en Jornada 1/1/932). Obviamente los cinco mil pesos correspondían al primer premio. Una anécdota puede mostrar la personalidad de Scalabrini, sencillo, humilde y modesto para calificar a su propia obra pero irreductible para defender su honor. El crítico literario de la época Ramón Doll descalifica con duros comentarios la obra de Scalabrini. Scalabrini lo considera malintencionado e insultante y en tal sentido es contundente “Para mí y para todas las personas decentes, las injurias alcanzan, si leves hasta la longitud de los puños, si graves, los veinte pasos de una bala” (RSO. Martín Fierro, agosto 1927). El 29 de marzo de 1933 se baten a duelo y se impone Scalabrini al herir a Doll en su antebrazo. El Espíritu de la Tierra, El Hombre de Corrientes y Esmeralda En su indagación por la identidad porte-

ña, en la obra El hombre que está solo y espera, Scalabrini construye el concepto del Espíritu de la Tierra, una abstracción, algo más allá de lo tangible que nos incluye y guía, que sólo registramos y conectamos a través de las emociones: “Si por ingenuidad de fantasía le es enfadoso concebirlo, ayúdeme usted y suponga que el 'espíritu de la tierra' es un hombre gigantesco. Por su tamaño desmesurado es tan invisible para nosotros, como lo somos nosotros para los microbios… Solamente la muchedumbre innúmera se le parece un poco. Cada vez más, cuanto más son… La conciencia de este hombre gigantesco es inaccesible para nuestra inteligencia. No nos une a él más cuerda vital que el sentimiento. Cuando discrepemos con sus terminaciones, quizá en el corazón tengamos una avenencia” (RSO El hombre que está solo y espera. Ed. Plus Ultra, ed.16, pág. 19). Nos plantea la idea de un hombre nuevo y lo sitúa en la ciudad puerto ya que es en la ciudad donde se da la química de multitudes. Es un ser que se suma al conjunto, que se integra en un ser colectivo. Es diverso, dinámico, pluricultural, multígeno. En su mirada del porteño incorpora a los tipos criollos precedentes mixturados con los nuevos inmigrantes: “En el pulso de hoy late el corazón de ayer, que es el de siempre” y revela el extraordinario poder de Buenos Aires “su facultad catalíptica de las corrientes sanguíneas”. Y lo ejemplifica con el proceso por el cual la combinación de dos gases, el hidrógeno y el oxígeno, dan por resultado

un tercer elemento que es el agua. “El porteño es una combinación química de las razas que alimentan su nacimiento. El porteño es esa gota de agua, incolora, inodora e insípida que brota en el fondo del tubo de ensayo o que el cielo envía para que la tierra fructifique”. En esas décadas donde la Argentina necesitaba de mitos fundantes, Scalabrini nos presenta el arquetípico Hombre de Corrientes y Esmeralda, lo porteño como núcleo de la identidad nacional, ubicado en esa esquina céntrica donde se mixturan las muchedumbres. “El Hombre de Corrientes y Esmeralda es el vértice en que el torbellino de la argentinidad se precipita en su más sojuzgador frenesí espiritual”… “el Hombre de Corrientes y Esmeralda está en el centro de la cuenca hidrográfica, comercial, sentimental y espiritual que se llama República Argentina. Todo afluye a él y todo emana de


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Scalabrini Ortiz no está solo él”. Para auscultar y alcanzar la comprensión del porteño nos dice que hay que estar atentos a la mirada, que revela el estado de ánimo; a la música del tango, que expresa las amarguras de los porteños; al don de la amistad, que es un olvido del egoísmo humano. Amor, amistad, soledad, tragedia sexual, tedio, finitud, fugacidad del tiempo, política, sentires, percepciones son tópicos sobre los que vibra esta biblia porteña. Esta reflexión psicosociológica y política, con aires ciertamente ilusorios, donde se mezcla lo celeste con lo terrenal, es un hito en la historia del ensayo y describe el proceso de modernización en el que se halla la sociedad en ese momento. El Hombre que está solo y espera… espera algo que sacuda su aletargamiento. Así refería Scalabrini las intenciones de El hombre que está solo y espera “Yo realzaba en mi libro las virtudes de la muchedumbre criolla, y demostraba que su valoración no debía emprenderse de acuerdo a las reglas y cánones europeos: daba una base realista a la tesis esencial de la argentinidad y sentaba la tesis de que nuestra política no es más que la lucha entre el espíritu de la tierra, amplio, generoso, henchido de aspiraciones aún inconcretas, y el capital extranjero que intenta constantemente someterla y juzgarla” (Revista Rivadavia, febrero 1932 citada por Norberto Galasso en Vida de Scalabrini Ortiz). Forja, cuadernos, libros y el 17 de octubre A posteriori de El hombre que está solo y espera, Scalabrini avanza por nuevos caminos. Participa del levantamiento radical de Paso de los Libres de 1933, tras lo cual debe exiliarse en Europa. Sus artículos periodísticos son más comprometidos; nace Forja, da conferencias y se publican los Cuadernos de Forja. Su obra comienza a refle-

jar, de manera concreta, las vicisitudes del argentino. Scalabrini, en su búsqueda constante, desentraña como la dependencia del poder económico extranjero, principalmente inglés, es el limitante del desarrollo nacional. En este sentido, resultan de lectura obligada Historia de los Ferrocarriles Argentinos y Política Británica en el Río de la Plata. Scalabrini no es ajeno al proceso político, social y cultural que originará el 17 de octubre de 1945 y el surgimiento del peronismo. Si bien el desarrollo de esta fructífera etapa excede las posibilidades de este

artículo, es importante destacar que el 17 de octubre de 1945, Raúl Scalabrini Ortiz, verá y será parte de aquella “muchedumbre que iba por la mañana y volvía por la tarde” de la que nos hablaba en el cuento Los Humildes, en La Manga, sentirá el “Espíritu de la Tierra” que nos presentaba en El Hombre que está solo y espera, y producirá la más hermosa descripción de aquella jornada que cambiaría la historia del país: “…Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad. Un hálito áspero crecía en densas vaharadas, mientras las multitudes continuaban llegando… Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la nación que asomaba por primera vez en la tosca desnudez original, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto… Presentía que

la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río. Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba allí presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto. Eran los hombres que están solos y esperan, que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo…” (RSO Tierra sin nada… ob.cit. pág. 33) Para concluir En la dedicatoria a su esposa, en 1951, de la reedición de Política Británica en el Rio de la Plata, Scalabrini denota la compleja profundidad de su pensamiento: “Para Mecha Comaleras que me ayudó a tener 5 hijos, catorce libros y folletos, una esperanza en cada derrota y que, espero, me ayudará a morir sin más espanto que el constante asombro de no saber porque viví”. (Biblioteca particular de Scalabrini Ortiz en posesión de la Asociación del Personal de Dirección de FerrocarrilesArgentinos -APDFA). Este hombre, que dudaba del sentido de su vida, a quien Juan Domingo Perón le reconoció la “Magistratura Moral de la República Argentina” (Biblioteca…), y que seguía considerándose “uno cualquiera que sabe que es uno cualquiera”, también decía, en 1946 en una misiva a Arturo Jauretche, “yo he vivido siempre para la construcción de una gran idea argentina y esa es mi única razón de ser, el único justificativo de mi existencia, la columna vertebral de mis ideas…” (Biblioteca…). Hoy, que estamos cruzados por egoísmos lacerantes e individualismos perversos que sólo buscan el éxito material, vano y superficial, rescatar la figura de Scalabrini Ortiz es un deber si deseamos vivir en una sociedad más justa y equitativa.


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Erre con erre carril

el ferrocarril “costeado por sus rentas”, empieza a derramar beneficios: “ligando entre sí ciudades y provincias mientras el telégrafo hace “de toda la República un barrio”. Son reclamos de los “intereses actuales de los pueblos” que construyen “espontáneamente escuelas”. Cuando la “estación de ferrocarril se levanta”, pide “también una estación para la inteligencia”. Ambos propugnaban comunicación, circulación de bienes que deben llegar “al más lejano de los miembros de la sociedad”. Y lo más importante: a los ferrocarriles se los piensa construidos por el Estado. Las empresas extranjeras, protegidas por la Ley Mitre de 1905 que las eximía de impuestos y les donaba tierras, adujeron durante la década del 30 dificultades financieras. Intentaron de nuevo una gigantesca sociedad mixta que planeó y “realizó el doctor Federico Pinedo. Por su proyecto de simonía los ferrocarriles le pagaron 10.000 libras esterlinas. De acuerdo a las pretensiones de los ferrocarriles, esa sociedad mixta estaría autorizada para realizar toda clase de transportes: ferroviario,carretero, fluvial y aéro” (Scalabrini). Se hubiera perdido el dominio de los Ferrocarriles del Estado, se los hubiera dejado fundidos en la masa informe de una sociedad mixta. Entonces llegó Perón y la nacionalización sin trabas ni sociedades mix-

(viene de pág. 104)

tas. Y los Ferrocarriles Argentinos fueron 41.521 kilómetros. Pero después de 1955 renacen los intentos de desmantelamiento. En 1957 el doctor Verrier comienza a hablar del déficit de los ferrocarriles y la necesidad de “olvidar los factores sentimentales”. Así comenzó la política de endeudar y endeudar a las

miento del Estado.Advinieron Cavallo, Menem y el imbécil raciocinio: “Ramal que para, ramal que se levanta”. Agonía de la Patria, tortura y desaparición de los cuerpos de sus hijos, mutilación de la base material de su existencia, entrega gratuita del patrimonio nacional más cuantiosos subsidios al polo sojiaceitero. 4.- Elegía/esperanza: Uno de los niños de la escuela fiscal que, como estudiante-ferroviario, se había fogueado en la huelga de 1961, dedicó el libro Elogio del pensamiento plebeyo al pueblo de su infancia. Ya no había rieles, ni playa de maniobras, ni planchada, ni monte, ni chi-

empresas del Estado para justificar luego su privatización. 3.-Resistencia y ocaso: En 1961 Frondizi habló por primera vez de “racionalización”, o sea, de levantamiento de ramales y despidos masivos. Pero los cuarenta días de huelga de los ferroviarios y el apoyo del pueblo, frenaron la embestida. Hambreados, movilizados militarmente, traicionados por su dirigencia, habían resistido. Pero llegó la dictadura con Martínez de Hoz y el achica-

cos jugando. Sin embargo, el antiguo trabalenguas suena secretamente y sueña. Como Leopoldo Marechal, nos convoca al alegrón de la esperanza: “Sea como fuere, todo está aquí en movimiento y como en agitaciones de parto. ¡Entonces, dignos compatriotas, recomencemos otra vez!”.



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