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Módulo 1
Empoderamiento económico de las mujeres productoras de alimentos y prevención de violencias basadas en género
Introducción
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En el marco del proceso de paz que vive el país, el tema de la ruralidad se convierte en uno de los grandes retos a enfrentar, aunando esfuerzos de índole política, económica, social y cultural. Dentro de las estrategias que se han definido en este sentido está la inclusión productiva cuyo propósito es “incorporar a los pobladores del campo en dinámicas económicas, complementando la estrategia de inclusión social. Se busca desarrollar mecanismos para que los pequeños productores y los trabajadores rurales que se integren a los mercados, alcancen una remuneración justa y mejoren su bienestar”.1
En este contexto es importante reconocer que dentro del conjunto de la población rural, las mujeres enfrentan desventajas adicionales. Aunque su situación en términos de ingreso, empleo y protección social ha mejorado en las últimas décadas, continúan estando en desventaja frente a hombres rurales y mujeres urbanas. Tienen una mayor probabilidad de ser pobres, están peor remuneradas y en su gran mayoría tienen empleos informales, con bajos mecanismos de protección en temas de salud sexual y reproductiva, discapacidad o enfermedad. Más aún, su esfuerzo por lograr mayor educación que los hombres no se ha traducido en mejores oportunidades de trabajo remunerado y, por el contrario, tienen una carga excesiva de actividades de cuidado, incluso mayor que la de las mujeres urbanas, que realizan para garantizar el bienestar y supervivencia de la unidad familiar, sin remuneración ni reconocimiento.
El módulo se desarrolla partiendo de los conceptos generales de derechos humanos y género y poco a poco se va enfocando en temas específicos del empoderamiento económico, la prevención de violencias y la corresponsabilidad de mujeres y hombres en las tareas para los ámbitos productivos y reproductivos. Sin embargo, la persona facilitadora, de acuerdo a su conocimiento de las características y necesidades del grupo en formación, puede reorganizar este diseño curricular en el orden que considere oportuno.
Su propósito es el empoderamiento de personas y comunidades a través de la pregunta sobre las relaciones entre mujeres y hombres en los distintos espacios sociales. Busca orientar la lectura y el cuestionamiento de las relaciones de poder que se establecen entre mujeres y hombres en los diferentes momentos de su ciclo vital y en los diferentes espacios de la vida, a fin de contribuir a que en estos espacios se vivan relaciones de igualdad que posibiliten la realización de los derechos humanos de unas y otros.
Visibiliza las relaciones de desigualdad que han construido hombres y mujeres gracias a la socialización de género, y su impacto en la constitución de las subjetividades y el desarrollo de las comunidades, entendiendo la discriminación en su doble dimensión subjetiva y social.
Comprende al ser como producido y reproducido socialmente en una interrelación dinámica con el entorno. Hombres y mujeres están inmersos en un ordenamiento social de los géneros fundado en relaciones de poder, que se reproduce a sí mismo a través de múltiples dispositivos (ideológicos, políticos, económicos) de los cuales no somos ajenos y que heredamos culturalmente.
Propicia la relectura crítica de la realidad (personal, de pareja, familiar, comunitaria) y la búsqueda de caminos creativos para el desarrollo personal y social, orientado a la igualdad y la equidad en un marco de respeto de los derechos y las libertades, en particular entre hombres y mujeres, y entre personas adultas y niños y niñas.
Se dirige al ser humano desde lo afectivo y lo racional estimulando la resignificación de la vida personal, de las relaciones interpersonales y de la realidad social; de allí que indague, a partir del testimonio y la autobiografía, por las experiencias tanto en el espacio público como en el espacio privado. Así ayuda a pensar las transformaciones en lo individual y lo colectivo de cara a la igualdad.
Se preocupa por la historia y la cultura local, por los lugares de procedencia de sus pobladores y pobladoras, identificando el aporte de mujeres y hombres, de etnias y pueblos, de expresiones culturales y de identidad sexual, de tal forma que se reconozca la heterogeneidad y se potencie la pluralidad. Busca identificar la variedad de los actores económicos, sociales, políticos e institucionales como expresión de la diversidad de intereses en el mundo local.
Reconoce también la diversidad de los contextos y configuraciones familiares y las historias en que se inscriben los y las participantes.
El módulo se nutre de las pedagogías críticas2, las cuales se centran en la persona como sujeto de desarrollo, con sus contingencias y potencialidades, inmersa en relaciones de poder muchas veces injustas y evitables.
Estas pedagogías invitan a construir una mirada reflexiva frente a las relaciones de género, en la búsqueda de diferencias, afinidades y desventajas entre las mujeres y los hombres en las relaciones sociales, buscando afirmar a las mujeres, las adolescentes y las niñas como sujetos de derechos y protagonistas de su propia vida, con capacidad de decisión acerca de su proyecto de vida.
Son atributos de las pedagogías críticas en el marco de la construcción de las relaciones de género, entre otros3:
• La reflexión autobiográfica.
• La valoración de la historia, el testimonio y la voz de las mujeres.
• El reconocimiento de las relaciones de poder: diferencias y desventajas.
• El reconocimiento de la sabiduría y la autoridad de las mujeres.
• El diálogo de saberes y las relaciones horizontales.
• La valoración de la memoria ancestral y de las genealogías femeninas.
• La articulación de lógicas dispersas en la matriz patriarcal.
• La historicidad de las identidades de género y el cuestionamiento al esencialismo femenino y masculino.
• El cuerpo como territorio de derechos.
Así, cada sesión del módulo se acompaña de herramientas pedagógicas que sirven al conocimiento interior de las personas participantes y de su entorno familiar y comunitario, a fin de que cada una se reconozca como un ser complejo, con contradicciones y aciertos, y siempre en proceso de construcción y crecimiento, un ser para el aprendizaje, un sujeto dispuesto al cambio con múltiples potencialidades para aplicar al proceso de desarrollo personal y comunitario.
Estas herramientas sirven para el análisis del contexto, favoreciendo una lectura crítica de la realidad, la cultura y las desigualdades que afectan las relaciones entre mujeres y hombres. Posibilitan el reconocimiento de las condiciones económicas, ambientales y sociales, y de las problemáticas locales, porque éstas son obstaculizadoras o facilitadoras de los procesos de transformación personal y social. En ellas se habita y son el entorno de oportunidades o amenazas en que ocurre la historia personal y colectiva.
El módulo está conformado por sesiones o unidades temáticas, cada una con un tiempo de aplicación de seis horas, cuyos contenidos y objetivos se describen a continuación:
Sesión 1: Derechos humanos y enfoque de género
Objetivo: Estimular el conocimiento para la protección de los derechos humanos entre organizaciones sociales de mujeres y hombres que viven en zonas rurales del país.
Sesión 2: Desarrollo económico rural y empoderamiento con perspectiva de género
Objetivo: Reconocer las diferencias entre los roles de hombres y mujeres rurales, con énfasis en la dimensión económica.
Sesión 3: Economía, poder y violencia
Objetivo: Reconocer y valorar los diferentes aportes que hacen las personas de la familia a la economía familiar y cómo influyen en la construcción de relaciones familiares protectoras o violentas.
Sesión 4: Economía del cuidado, uso del tiempo e igualdad de género
Objetivo: Identificar la economía del cuidado y el uso del tiempo en ámbitos públicos y privados de la vida cotidiana de las mujeres.
Cada sesión contempla dos partes. La parte conceptual plantea los objetivos de la sesión y sus contenidos básicos. La parte de herramientas pedagógicas describe las formas de desarrollar dichos contenidos.
Con este módulo se espera contribuir a repensar formas de relación más democráticas, equitativas e incluyentes en los distintos escenarios donde transcurre la vida de hombres y mujeres que viven en las zonas rurales del país. Busca moverles a adoptar comportamientos y posturas críticas frente al ser y el hacer en las relaciones de género en sus múltiples dimensiones, en dirección a la igualdad de género.