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Sesión 2 Desarrollo económico rural y empoderamiento con perspectiva de género
6 horas
Objetivo
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Reconocer las diferencias entre los roles de hombres y mujeres rurales, con énfasis en la dimensión económica.
Contenidos básicos
Desde hace tres décadas los gobiernos del mundo han acordado medidas encaminadas a reconocer la importancia de las mujeres para el desarrollo, de sus ideas, opiniones e intereses, y a crear condiciones de igualdad entre hombres y mujeres.
Las mujeres han asumido el grueso de la carga y muchos de los costos sociales que se derivan de los procesos de ajuste provocados por la globalización de la economía. El empobrecimiento de zonas marginadas por la intensa competencia económica internacional y el riguroso reajuste estructural habrían provocado consecuencias más graves si las mujeres no hubieran aumentado sus esfuerzos de producción en el sector agropecuario y en el sector económico informal.
Uno de los temas tratados en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995) fue el de las mujeres rurales y la pobreza; allí se consideró que la feminización de la pobreza está directamente relacionada con la ausencia de oportunidades y autonomía económica, con la falta de acceso a educación, servicios de apoyo y recursos económicos, incluido el crédito, a la propiedad de la tierra y al derecho a la herencia, sumadas a la mínima participación de las mujeres en el proceso de toma de decisiones.
La Declaración de Roma ha señalado la necesidad de que los gobiernos se comprometan a respetar y aplicar los compromisos contraídos en Beijing, incorporando una perspectiva de igualdad entre el hombre y la mujer en todas las políticas, promoviendo la participación plena y en condiciones de igualdad para la mujer en la economía, proporcionándoles un acceso seguro y equitativo a los recursos productivos como el crédito, la tierra y el agua, al control sobre ellos y también a la educación y la capacitación.
En América Latina y el Caribe las mujeres constituyen casi la mitad de la población en las áreas rurales y cumplen un rol fundamental, aunque invisible, en la producción y provisión de la seguridad y la soberanía alimentarias. La cultura tradicional les ha asignado roles que las responsabilizan de forma única de la reproducción social de sus familias y comunidades. En esta tarea han dado muestras de recursividad y han desarrollado múltiples estrategias de subsistencia para cuidar a sus familias en las condiciones de pobreza y extrema pobreza prevalecientes en las zonas rurales de la región.
Han transmitido de generación en generación conocimientos ancestrales y han contribuido a la actividad económica con el cultivo de huertos familiares que proveen alimentos a los hogares, la participación en algunas etapas del ciclo productivo agropecuario, la preparación de alimentos para obreros y jornaleros, la cría y el levante de animales, y la venta de productos, entre otras actividades. Sin embargo, su no reconocimiento, ocasionado ya sea por los criterios e instrumentos empleados para la clasificación y medición de las actividades económicas productivas o por la percepción que las mismas mujeres rurales tienen de su trabajo, se constituye en uno de los más importantes obstáculos para la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, y para que el aporte que las mujeres hacen a la economía de sus familias, comunidades y países sea visible.
A pesar de esto, la evidencia muestra una contribución real de las mujeres a la agricultura, si bien muchas de las actividades que realizan no son consideradas como actividades económicas sino como actividades domésticas, dado que su participación es activa en todo el ciclo de producción: en la siembra, la cosecha, la pos-cosecha y la comercialización, y también en el cuidado de los huertos familiares. Asimismo su labor es significativa en las actividades pecuarias, en las que comparten con los hombres el trabajo de la producción pecuaria de grandes y pequeñas especies, con mayores responsabilidades en estas últimas.
Si bien en las últimas décadas se ha incrementado la participación de las mujeres en las actividades denominadas económicas por las estadísticas de empleo, las características de esta inserción muestran que la calidad de sus empleos es precaria y que se mantiene la brecha entre los ingresos de hombres y mujeres. Por otra parte, la desprotección laboral es mayor para las mujeres que para los hombres, pues su vinculación se da en mayor medida en el sector informal de la economía, en donde la seguridad social es mínima.
Considerando la situación y la posición de las mujeres rurales en Colombia, es preciso generar condiciones para su participación equitativa en el desarrollo de actividades agropecuarias, teniendo en cuenta que hay sectores11 como los de artesanías, producción de quesos y transformación de frutas y hortalizas, donde es evidente el predominio de la participación femenina. La incorporación de la perspectiva de género en la planeación y producción agropecuaria permitirá avanzar en la participación equitativa de las mujeres rurales. Para garantizar sus derechos es preciso vincularlas a procesos que las integren como propietarias de los medios de producción y como beneficiarias de procesos de capacitación en tecnologías de producción y en las áreas de administración, organización y gestión.
Esta perspectiva de política permitiría generar cambios en la cultura, considerando que muchas de las actividades agropecuarias que las mujeres realizan en el espacio del hogar se confunden con las funciones domésticas, razón por la cual son subvaloradas, y cuando reciben algún pago por tales actividades son mal remuneradas.
En este marco de análisis, también es importante tener presente que la discriminación y exclusión de las mujeres rurales se da, entre otras razones, por las siguientes:
1. Por el hecho de ser mujer rural: Tienen oportunidades restringidas frente a las ventajas y privilegios que gozan hombres y mujeres en las áreas urbanas, y los hombres rurales; además, por el hecho de ser mujeres, vivir en el campo y pertenecer a algún grupo étnico, son excluidas de algunos entornos.
2. Una cultura patriarcal y falta de reconocimiento al trabajo de las mujeres rurales: El cuidado y la protección del hogar y los miembros de su familia, y las muchas obligaciones que éste conlleva, no han tenido suficiente reconocimiento ni retribución económica porque se asumen como obligaciones “naturales”.
3. Violencia intrafamiliar: Las mujeres rurales están expuestas y son vulnerables a las diferentes manifestaciones de violencia intrafamiliar y de género que experimentan en su entorno cotidiano, y a las dramáticas consecuencias del conflicto armado, tales como el desplazamiento, el despojo de tierras, el reclutamiento forzado y la violencia sexual como arma de guerra.
4. Discriminación de las mujeres en ámbitos institucionales: Ésta se expresa en restricciones a su participación en espacios de toma de decisiones, obstáculos para la titulación y formalización de predios, limitaciones al acceso a activos productivos y a fuentes de financiación y crédito rural.
En este contexto es importante comprender, tal como lo plantea ONU Mujeres, que “las mujeres rurales son agentes clave para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales necesarios para el desarrollo sostenible, pero su acceso limitado al crédito, la asistencia sanitaria y la educación se encuentra entre los muchos retos a los que se enfrentan”.
Por lo tanto, generar procesos de empoderamiento desde el enfoque de género no sólo es fundamental para el bienestar de las personas, familias y comunidades rurales, sino también para la productividad económica general, dada la amplia presencia de mujeres en la mano de obra agrícola.
Actividad 1:
120 minutos
Materiales
» Fotocopias de refranes, tantas como subgrupos de trabajo haya.
» Papel seda de diversos colores.
Desarrollo
1. Divida al grupo en dos subgrupos: mujeres y hombres.
2. Entregue a cada subgrupo una fotocopia de los refranes que encontrará al final. Indique al grupo de mujeres que se ocupe de los refranes del 1 al 7 y al grupo 2 que se ocupe de los refranes del 8 al 15.
3. Invite a los subgrupos a leer, analizar y discutir su grupo de refranes. Hágales las siguientes preguntas para orientar la reflexión:
• ¿Qué dicen los refranes acerca de las mujeres?
• ¿Qué dicen los refranes acerca de los hombres?
• ¿Qué dicen los refranes acerca de las relaciones que establecen hombres y mujeres con el dinero, los bienes y la producción?
• ¿Qué consecuencias tienen estos refranes para el acceso de las mujeres a sus derechos?
4. Convoque una plenaria para compartir las reflexiones hechas en los subgrupos, centrándose en los refranes que más les llamaron la atención.
5. Cierre la actividad retomando y resaltando los puntos centrales del análisis hecho por el grupo y haga énfasis en los siguientes mensajes claves:
@ Los refranes populares reflejan las ideas y prácticas de una cultura patriarcal. En este caso reflejan las ideas que se tienen acerca de hombres y mujeres. Estas ideas nocivas y erradas, refuerzan los estereotipos y la violencia.
@ Muchos de estos refranes refuerzan la idea de que las mujeres tienen poca capacidad para hacerse cargo del dinero. Esto no es cierto, las mujeres están en capacidad de hacerse cargo de su vida económica y de tomar decisiones frente a su cuerpo, sus actividades y sus ingresos. Por otra parte, las mujeres no necesitan dinero para decidir; tienen el derecho de decidir sobre sus vidas, sin importar si tienen o no dinero.
@ Muchas de las prácticas violentas que las mujeres experimentan en la familia y en la pareja están relacionadas con las pocas oportunidades que han tenido para desarrollar su empoderamiento económico, pues se sienten con pocas posibilidades de cortar la relación por miedo a no tener alimento, vivienda y otros medios de vida. Su permanencia en casa se confunde con amor y esto es un error, pues el amor no duele, no causa daño, tristeza, miedo, dolor o muerte.
6. Para cerrar la actividad invite al grupo a no seguir utilizando estos refranes y cambiar así, poco a poco, las prácticas violentas en la familia y comunidad.
No. Refranes populares en el campo
1 Hay que tener los pantalones bien puestos
2 Dime cuánto traes y te diré cuánto vales
3 El hombre propone y la mujer dispone
4 El melón y la mujer son difíciles de conocer
5 El que tiene la plata marranea
6 Animales ingratos: las mujeres y los gatos
7 El consejo de la mujer es poco, y el que no lo toma es loco
8 Al que a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija
9 Cada uno en su casa es rey, pero su mujer hace la ley
10 Antes son mis dientes que mis parientes
11 Entre marido y mujer nadie se debe meter
12 Porque te quiero te aporreo
13 Cachetada en cuero ajeno no duele
14 Todo lo limpio es bonito, menos el bolsillo
15 El que pone la plata manda