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Saberes ancestrales afrocolombianos: su pertinencia en la escuela

Arturo Grueso

Licenciado en Educación con énfasis en Biología y Química, Magister en Biología y Magister en Filosofía

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El licenciado Arturo Grueso empezó su exposición preguntándose por el papel de la escuela y su relación con el conocimiento occidental y los saberes ancestrales. Dijo que la negación de los saberes de los pueblos ancestrales se hace evidente en la escuela cuando se renombra con otros términos su mundo, construyendo otras formas de entendimiento y relacionamiento.

El conocimiento en las sociedades modernas es un lugar de producción que explota y expropia otros saberes, precisó. La producción intensiva, como elemento constitutivo de estas sociedades, pervive con sus propias limitaciones, en tanto que la tecnificación se distancia de manera significativa de la comprensión de los seres humanos y su relacionamiento con la sociedad y las especies, lo que implica que el conocimiento occidental va construyendo normas que ponen en riesgo el diálogo real entre la escuela y la sociedad.

Los saberes ancestrales, por su parte, están concebidos desde lo holístico, lo integral, y buscan conocer desde la relación con el otro, con los sentimientos, con el hacer, el pensar y el sentir. Estos saberes ancestrales reúnen la historia desde otras voces, construyen posibilidades de comunidad, traen consigo la memoria que articula el pasado con el presente para comprender porqué ocupamos ciertos lugares en la sociedad y qué mejores futuros posibles podemos construir.

Así las cosas, entre el conocimiento occidental y los saberes ancestrales existen unas tensiones que se hacen visibles en los límites que el primero le pone a los segundos, pues los niega como productores de un conocimiento válido que se pueda replicar en la escuela. Esta negación, para las comunidades negras, se remonta a su historia en este continente.

Cátedra de Estudios Afrocolombianos, Interculturalidad y Etnoeducación: Temáticas emergentes en la escuela

La lucha, la resistencia, la libertad, la construcción de los palenques, el proceso libertario y la participación de los afrocolombianos en la guerra de la independencia condujo a la construcción de la nación. Misma que olvidó que los afrocolombianos tenían intereses distintos a los de los criollos, los pueblos indígenas y los campesinos. Los afrocolombianos, que para ese entonces no tenían tierra y sus formas de producción habían sido raptadas junto con sus cuerpos, luchaban contra el atropello al que estaban sometidos, su lucha era por la libertad. “El discurso libertador no nos representó y hoy seguimos siendo negados”, afirmó Arturo Grueso. Esa negación ha situado a las comunidades afrocolombianas en los lugares de empobrecimiento en el que se encuentran hoy.

Los saberes ancestrales son una práctica política que se fundamenta en el discurso de la representación y la identidad. Allí están la gastronomía, la medicina ancestral, la partería, la tradición oral, la música. Históricamente se nos ha formado desde una mirada eurocéntrica que nuestro modelo de educación anacrónico replica. Muchos docentes han sido formados con ese modelo anacrónico. El reto para la implementación de la Catedra de Estudios Afrocolombianos es lograr que esos docentes se puedan deconstruir y empiecen a pensar desde una mirada propia, planteó. Hay que construir otra escuela, pero la escuela es un aparato conservador muy difícil de transformar. Como comunidad afrocolombiana y como docentes estamos obligados a recoger los elementos más avanzados de los saberes de las comunidades afrocolombianas, contar la otra cara de la historia y abrir un camino para mitigar el empobrecimiento histórico de estas comunidades, dijo a manera de conclusión.

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