Darío E. Llerena Torres
Una Vida Sencilla Pidiendo el debido permiso y con la aquiescencia de la anciana se dedicó a convertir la sucia casucha que temporalmente le acogía en un lugar menos apestoso, menos desorganizado, menos inhóspito. Para ello, ayudó con el lavado y aseo de algunas prendas aprovechando la presencia de las cantarinas y cristalinas aguas del riachuelo, organizó en provisionales estantes las pobres pertenencias que se encontraban dispersas por los rincones de la casita, quitó los polvos que se acumulaban por doquier y que podían ser causa de enfermedades y, principalmente, sitio de concentración de desagradables insectos, como: chinches, pulgas, piojos y cucarachas. Con ello, las dos, y más con el contento de la viejita, tuvieron un lugar más acogedor y cálido que les permitía coexistir armónicamente en espera de encontrar soluciones a su triste situación. Así mismo, por experiencia, sus curiosidades y lecturas, sabía del proceso de siembra y cultivo 25