La Novicia del Aquelarre
Misteriosos Arcanos Bella observaba que la anciana tenía costumbres extrañas, desconocidas totalmente, notando que acostumbraba salir en horas desacostumbradas y cuando inquiría sobre el particular le respondía que sus salidas eran para traer comida, proveerse algunas medicinas o cualquier pretexto con lo que siempre quedaba satisfecha. Sin embargo, el cariño hacia la anciana no declinaba y más la consideraba como si fuera su amada madre ya que la viejita estaba siempre para ofrecerla sus cuidados y muchos apreciados y sanos consejos. Lo más raro era que, en ocasiones, llegaba tiritando del excesivo frío, muy entrada la madrugada, casi con el aparecimiento de la aurora, y para recomponerse de sus fatigas, gustaba prepararse un vaso de agua caliente matizada con infusión de alguna hierba aromática para luego tomarse un descanso reparador. Inquieta como era bella, empezó a buscar razones sobre los actos de la anciana, hasta que, 28