Darío E. Llerena Torres
Nuevas y Gratas Amistades Conforme la cita prevista a la que acudía la anciana, llegaron a las proximidades de un poblado muy lejano y bajaron en medio de unas casitas abandonadas pero que, esta vez, estaban repletas de locuaces señoras, unas más viejas que otras, pero que muy alegres esperaban a la ancianita con su compañera nueva. Después de abrazos de bienvenida, todas danzaron muy alegremente entonando unas y tarareando otras algunas canciones de antaño, y compartieron ricas degustaciones preparadas para este evento. A todas ellas les causó enorme alegría la presencia de la bella joven, quien a su vez actuó con condescendencia y demostraciones de cariño, cosa que para muchas de ellas era extraña ya que no habían tenido una ocasión como esta en la que alguien, siendo tan joven, congeniara con ellas y fuera tan agradable. De modo que, una más que otra, hasta luchaban entre sí por su compañía y 35