Año X. n. 21
FOCUS 2
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odo aquel que se dedique a estudiar la
rio, no le corresponde decir o hacer. Entre los
producción teológica y magisterial de
muchos textos que podríamos utilizar como
Joseph Ratzinger - Benedicto XVI no-
hilo conductor de estas reflexiones tomare-
tará probablemente que la atención concedi-
mos algunos pasajes de su encíclica Deus ca-
da por él a la Doctrina Social de la Iglesia no
ritas est, porque consideramos que contiene la
tiene la relevancia de la que ha dispensado a
enmarcación teórica de base sobre la relación
otros ámbitos, como la Escritura, la Liturgia o
Iglesia-Política, sobre la cual se apoyarán lue-
LA CONTRIBUCIÓN DE LA IGLESIA A LA POLÍTICA SEGÚN JOSEPH RATZINGER -BENEDICTO XVI Arturo Bellocq
go profundizaciones y desarrollos en otros escritos, sobre todo en Caritas in veritate. Esta primera encíclica no es una encíclica «social» sino una encíclica sobre el amor. Se compone de dos partes: la primera trata de la naturaleza del amor en Dios y en los hombres, mientras la segunda —que es la que nos interesa— trata «de cómo cumplir de manera eclesial el mandamiento del amor al prójimo»2, es decir, qué cosa debe hacer la Iglesia como tal, «institucionalmente», para cumplir este mandamiento del amor. Y es precisamente aquí que el Papa comienza a hablar del «servicio de la caridad (diakonia)», de sus fundamentos bíbli-
Pontificia Universidad de la Santa Cruz Roma
cos y de las formas que ha tenido a lo largo de la historia. Afirma que, junto con el anuncio
la Dogmática. Sin embargo, como sucede en
de la Palabra de Dios y la celebración de los
tantos campos del saber teológico, el pensa-
Sacramentos, la diakonia constituye una tarea
miento de Benedicto XVI posee intuiciones
esencial en la vida de la Iglesia3.
y desarrollos muy iluminadores y verdadera-
Pero, ¿en qué consiste la diakonia? En un
mente decisivos para responder a la pregunta
esfuerzo por aclarar su naturaleza específica,
que hemos planteado en el título. Su interés
Benedicto XVI responderá a una objeción
por las relaciones entre la Iglesia y el mundo
que algunos han propuesto ante la actividad
—es decir, por la naturaleza de la Iglesia y su
caritativa de la Iglesia y que suele ser formu-
misión específica en la sociedad— y por la re-
lada así: «En vez de contribuir con obras ais-
lación entre fe y política —o sea, por el men-
ladas de caridad a mantener las condiciones
saje de la fe cristiana sobre las realidades polí-
existentes, haría falta crear un orden justo,
ticas, económicas y sociales— ha dado vida a
en el que todos reciban su parte de los bie-
una contribución muy relevante para la Doc-
nes del mundo y, por lo tanto, no necesiten
trina social católica . Pero esta contribución
ya las obras de caridad»4. En otras palabras,
original, en nuestra opinión, no debe buscarse
la Iglesia no debería involucrarse en «obras
en el ámbito de problemas sociales concretos,
aisladas de caridad» sino más bien «crear un
sino en las reflexiones de fondo, en las ideas
justo orden» en términos de justicia social,
claves que brindan un marco teórico adecua-
política y económica, que es aquello de lo que
[3] Allí mismo, 25.
do para entender qué cosa puede y debe hacer
el mundo realmente necesita. Por tanto, esta
[4] Allí mismo, 26.
la Iglesia por la política y qué, por el contra-
debería ser la forma adecuada de entender
[1] El mismo cardenal Ratzinger lo reconocía en 1991 en una conferencia: «A decir verdad, el punto de partida de mi itinerario específico en la investigación teológica me ha parecido a primera vista estar verdaderamente muy distante de esta temática [la doctrina social de la Iglesia]; pero, que tal lejanía era solo aparente se me ha ido haciendo cada vez más claro a medida que reflexionaba» [Svolta per l’Europa? (Cinisello Balsamo: Paoline, 1992, 49]. [2] Benedicto XVI, Carta encíclica Deus caritas est, 1.
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