FOCUS 3
Año XI. n. 22
a civilización moderna se encuentra
L
Esta convicción ha asumido incluso
en una crisis profunda. En una serie
características milenaristas con la espera
de lecciones en la Universidad de Tü-
de una nueva edad, New Age, que comen-
bingen, en el semestre invernal 1947-1948,
zaría con el nuevo milenio y la entrada en
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la Era de Acuario. El fenómeno New Age
denunciaba cómo el paulatino alejamiento
es interesante en cuanto anunciaba la ne-
de sus raíces cristianas habría minado pro-
cesidad de un cambio de mentalidad, de
gresivamente la concepción del hombre
conciencia, de actitud frente a todos los
como persona, abriendo el camino a toda
aspectos de la vida, de las relaciones inter-
una serie de reduccionismos y, sobre todo,
humanas a la medicina, de la técnica a la
a una sociedad siempre menos a la medida
relación con los animales y que se ha ma-
del hombre.
nifestado en una galaxia de movimientos alternativos que han focalizado aspectos
EL ANTIESPECISMO. LA INVITACIÓN A HACERSE ANIMAL
particulares como el vegetarianismo, ani-
Ermanno Pavesi
dernidad, pero no irían a la raíz, es decir,
Secretario de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos, Suiza
malismo, antiviviseccionismo, medicina alternativa, etc. Aun apreciando la contribución de todos estos movimientos, algunos autores están convencidos de su limitación, porque critican aspectos singulares de la moal paradigma humanista: una actitud de crítica de la modernidad, o sea posmo-
[1] Nota del traductor: Es fundamental para la comprensión de este artículo entender un matiz lingüístico presente en el italiano pero no en el español: por umanismo se entiende el antropocentrismo o cualesquiera punto de vista que refleje la dignidad del hombre —dependiendo, claro está, del contexto— mientras que umanesimo es el humanismo renacentista, es decir, ese movimiento cultural y particularmente literario que buscaba un «regreso a las fuentes» clásicas y un énfasis mayor en la formación literaria, retórica y poética del hombre.
Esta crisis no fue percibida por mu-
derna, debería convertirse en posthuma-
cho tiempo, enmascarada por la euforia
nista. Según Roberto Marchesini, uno de
de la reconstrucción y del bienestar que
los exponentes italianos más reconocidos
han mejorado las condiciones de vida de
del posthumanismo, el humanismo —con
amplios sectores de la población después
este término también es señalado el huma-
de la Segunda Guerra Mundial. Con el
nismo renacentista y de la primera moder-
tiempo, sin embargo, se ha difundido la
nidad o Umanesimo en italiano1— habría
convicción de los límites de algunos prin-
tenido ciertamente el mérito de liberar a
cipios que rigen la sociedad moderna y
la civilización «de las referencias a lo di-
de la necesidad de un cambio radical, de
vino»2 de la época precedente que, según
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la vulgata común, estaría caracterizada por
para algunos intelectuales entrar en la pos-
el teocentrismo, y habría puesto al hom-
modernidad y, en muchas ocasiones, sin
bre en el centro de atención: «El paradig-
distinguir los variados componentes de la
ma humanístico se funda sobre un acto
sociedad moderna, con el riesgo de arrojar
de substitución que, respetando el canon
al niño junto con el agua sucia.
del teocentrismo medieval, simplemente
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