19 minute read

Anhelando completar la apuesta

Año 1892, Londres, entre la calle Baker Street y Crawford Street se encontraba la casa de, Aveline Brown, una mujer que había enviudado hace poco y se había llevado la fortuna de su difunto esposo, no tenía hijos y sus padres vivían lejos, por lo que se había quedado completamente sola, afortunadamente su exmarido le había dejado el control de sus negocios junto a un contador de confianza, cediéndole absolutamente toda su fortuna hasta ese punto. La mujer era una sensación en su época, a sus 27 años tenía un carácter fuerte y era muy bella, tenía una mirada fuerte y profunda, su piel era blanca, con una figura espectacular y el pelo color negro azabache y corto, muchos hombres por esta razón intentaron cortejarla sin ningún resultado positivo, la mujer se centró de lleno a los negocios que ahora tenía, era una aficionada a whist e iba y era parte de un club en James Street bastante exclusivo llamado, White’s Club, contra todo pronóstico logró tener un grupo de juego constante y bastante numeroso con el que se reunía a jugar casi todas las noches. Podía darse ese lujo pues tenía un sirviente demasiado competente en su casa desde hace un año y medio, el hombre se llamaba, Jack Davies, sin duda uno de los mejores sirvientes de la época, el hombre era como una agenda humana, increíble recordando fechas y eventos importantes, adaptaba fácilmente el horario de su ama si algo se presentaba, sabiendo también hacer actividades varias que había adquirido de anteriores trabajos, de apariencias era bastante agradable a la vista, alto, fornido, de cabello corto oscuro al igual que sus ojos, un poco menos serio que su ama, pero juntos trabajaban muy bien pues ambos eran bastante metódicos. Un día como cualquier otro Aveline o Ava, como solían llamarle la gente que la conocía de forma más cercana, se preparaba para ir a su club favorito después de una larga jornada de trabajo, se encaminó hacia el lugar en carruaje y media hora después llegó a su destino, al entrar los empleados la recibieron como siempre, se sentó y le entregaron el periódico Times, donde se enteró de que recientemente se había producido el robo al banco de Londres, nadie había visto ni oído nada concreto, mucha gente decía que la persona había sido alguien de quien no se sospecharía y que iba seguido pues tal vez conocía las horas donde el lugar se encontraba más lleno y había aprovechado esta situación pues el banco tenía a la vista de todos el dinero y los diferentes bienes que se usaban como medio de empeño, sin duda una historia sin ningún sospechoso claro y bastante trágico para las personas que fueron robadas.

Cuando acabó de leer el periódico se dispuso a comer para hacer tiempo mientras esperaba a sus colegas para jugar, al cabo de un tiempo empezaron a llegar sus colegas entre ellos, un banquero, dos ingenieros, un fabricante de cerveza y dos arrendatarios, se pusieron a conversar sobre el tema del robo del banco y algunos empezaron a decir que atraparían al ladrón pues con la tecnología de la época se podría recorrer el mundo en 3 meses, pero Ava contestó que incluso se podría hacer en 80 días, todos los presentes le dijeron que no estaba teniendo en cuenta los muchos problemas que podrían surgir en el viaje como inundaciones, descarrilamientos, viajes con retraso por el clima y muchos factores que ella no podría controlar, uno de los hombres llamado Sir Oliver Connors, un antiguo conocido, soltó una pequeña risa nasal, se levantó de la mesa y le dijo: -Querida Ava, todos los presentes aquí en la mesa estamos fascinados con lo que has logrado sabiendo que ya no tienes un marido para ayudarte, pero lo que nos estás diciendo es imposible, no porque el periódico haya publicado que es posible significa que sea una realidad, nadie lo ha intentado. Ava, que notó el pequeño tono de burla, respondió: -Con todo respeto señor Connors, a mi parecer la ruta que publicó el periódico Times es muy factible, incluso yo me atrevería a hacer el viaje para comprobar y demostrar que se le puede dar la vuelta al mundo en solo 80 días. -No me diga que cree usted que puede hacer semejante viaje, sería demasiado para una mujer, tal vez alguien más pueda demostrar la teoría, pero personalmente dudo que funcione. -Pues se lo voy a demostrar, hoy mismo empezaré la travesía de recorrer todo el mundo en esa cantidad de tiempo. -Si eso es lo que desea, hagamos una pequeña apuesta, todos los que estamos aquí le entregaremos 23.000 libras esterlinas si usted lo logra, pero si pierde como soy un hombre benevolente, le pediré que nos entregue 20.000 libras esterlinas. -Acepto el trato Sir Oliver, si los demás caballeros desean participar, hagamos un acuerdo inmediatamente. Todos estuvieron de acuerdo con la apuesta, se hizo firmar a las 7 personas involucradas el acuerdo y Ava regresó a su casa después de terminar la partida de whist que había dejado pendiente por la discusión. En la casa de Ava, Jack se encontraba terminando de realizar sus tareas, ya

Advertisement

eran las 10 de la noche, él sabía que su ama no regresaría hasta dentro de una hora y media más, pero grande fue su sorpresa al verla traspasar el umbral de la casa, corriendo directo hacia las escaleras, Jack estaba en shock incluso creía que lo que había visto era una ilusión, su ama nunca se salía de su horario y rutinas predeterminadas, pero al oír que lo llamaban desde el piso de arriba corrió aún sin saber que sucedía -Si señora Brown, ¿Qué se le ofrece? -Nos vamos de viaje Jack, mira que la casa quede bien asegurada y nada quede fuera de lugar, compraremos cosas en el camino, por ahora solo llevaremos lo necesario. -Claro, como usted ordene Jack se retiró mientras pensaba el porqué de la decisión de la súbita salida y más aún, por el motivo por el cual decía su ama que iba a salir. Jack seguía estupefacto, después de todos los trabajos que había tenido creyó que con Ava había encontrado una rutina tranquila y estable, pero al parecer se había equivocado. Prepararon todo, solo se llevaron una bolsa de viaje, dentro de ella únicamente se encontraba parte del dinero de Ava junto a dos mudas de ropa para cada uno. El dinero que estaba llevando era el mismo que apostó Ava con sus colegas, unas 21.000 libras esterlinas para ser exactos, salieron de la casa, tomaron un cabriolé, llegaron a la estación y cogieron los billetes. Estaban allí para despedirla sus colegas del White’s Club, en especial él, sir Oliver, el cual estaba ansioso de ver fracasar a Ava en su intento, que según él, resultaría bastante mediocre. Dijo que volvería dentro de 80 días, el sábado 21 de Diciembre a las ocho y cuarenta y cinco minutos de la noche. El tren se puso en marcha y Ava estaba lista para encarar lo que sea que se le pusiera en el camino. La noticia de la apuesta de Aveline Brown, de que podía dar la vuelta al mundo en 80 días, se extendió primero en el White’s Club, luego a los periódicos y al final al público. Todos los periódicos decían que lo que quería hacer era una hazaña imposible de lograr y, teniendo en cuenta que era una mujer la que intentaba lograr este cometido, la gente confiaba mucho menos. Los colegas de Ava intentaron tener un perfil bastante bajo con respecto a la noticia, a excepción de sir Oliver, desde que Ava se había ido el hombre se había dedicado a buscar cada entrevista que se le presentaba para que la noticia no perdiera el furor con el que había comenzado. Mucha gente después de esto empezó a apostar también sobre la noticia, la

cual fue sensación durante casi una semana y media, pero un día, a la policía metropolitana le llegó un telegrama diciendo que perseguían a la persona que creían era la ladrona de bancos, las sospechas apuntaban a Ava y se pedía que enviasen ese mensaje a Bombay en India para su búsqueda y captura. Mientras tanto en Suez, antes de que se entregara el telegrama, en el muelle había alguien esperando, el hombre se encontraba un poco nervioso, podías ver desesperación en sus ojos, al hombre se lo conocía como inspector Davies, estaba a cargo de buscar al ladrón del banco de Inglaterra y con las pocas pistas que se tenían debía estar muy atento. Este estaba impaciente porque quería que llegase el paquebote Mongolia al puerto, debía vigilar a los pasajeros que llegasen para capturar al ladrón, que según investigaciones debería ir en ese paquebote, se especulaba que el ladrón tomaría el medio de transporte más rápido y que más lejos lo dejara del lugar del robo. La gente había empezado a bajar y entre tanto tumulto un hombre se le acercó pidiendo indicaciones para llegar a la oficina del cónsul y hacer visar el pasaporte que tenía entre manos, cuando el oficial recibió el pasaporte se sorprendió al ver el nombre de una mujer en el mismo, así que decidió indagar más a fondo con unas simples preguntas: -Es este pasaporte de usted caballero -¡Oh! No, se trata del pasaporte de mi ama -¿Acaso viaja sola? O porque solamente lleva a visar el pasaporte de la mujer -Sí, mi ama se encuentra viajando solo conmigo Al inspector esto le pareció raro, una mujer, viajando solo con un sirviente, en un viaje tan largo sin supervisión de su esposo es algo que él nunca había escuchado, así que curioso preguntó -Y ¿Por qué el esposo de la señora no se encuentra con ella? -Disculpe inspector, pero mi ama no se encuentra casada, actualmente mi ama se encuentra muy ocupada con su trabajo en varios negocios como para centrarse en el compromiso Si lo primero que había escuchado el inspector le sorprendió esto lo había matado, una mujer trabajando, con el dinero suficiente como para darse el lujo de viajar en un medio de transporte tan caro como lo era el paquebote de Mongolia y sin compromiso, pero no podía seguir divagando, así que decidió decirle lo que el sirviente quería saber en primer lugar. -Perdone por haber preguntado demás, la oficina de visado es aquella

caseta de color azul de allá -Si bueno…Muchas gracias Y sin más Jack partió a la oficina de visado, pero el inspector no se iba a quedar de brazos cruzados, aquella mujer y su criado habían levantado sus sospechas por lo que decidió envió enviar un telegrama con el nombre que había visto en el pasaporte con la afirmación de que Ava era la ladrona del banco de Inglaterra, mientras tanto él seguiría a Ava a donde sea que ella fuera. Dentro del buque, Ava se encontraba en su camarote a bordo del Mongolia y en su agenda se encontraba anotando el recorrido que tendría que hacer. En total llevaba seis días y medio de viaje. Al día siguiente Jack vio a Davies en el Mongolia, pensaba alejarse, pero el inspector se acercó a él, empezaron a hablar y el inspector terminó por disculparse con Jack, por lo que pasó cuando se conocieron, Jack no era rencoroso por lo que aceptó sus disculpas y se sentaron a hablar durante un par de horas. Empezaron a verse más seguido en el Mongolia y Davies había logrado sacar el tema de Ava en algunas ocasiones, ninguna cosa relevante hasta el momento, pero el inspector seguiría intentando incriminar a Ava de alguna manera, ya para el final del viaje no consiguió que Jack dijera nada fuera de lugar, así que lo archivo como supuesto cómplice de Ava y tenía sentido, pues para tal hazaña se hubiera necesitado más de una persona para la planeación y ejecución del robo, aparte Jack era un hombre que media muy bien sus palabras al hablar de la mujer a la que servía, nunca decía nada fuera de lugar sobre ella y en general no le gustaba hablar de ella si no estaba en su presencia. La señorita Ava y su criado desembarcaron del Mongolia. Ava le pidió a Jack que realizara unas compras. Poco después, el detective Davies salió del Mongolia y le contó todo al director de policía de Bombay, le preguntó si había venido una orden de detención para Aveline Brown, pero no recibió ninguna. Mientras Jack hacía las compras vio muchas cosas interesantes, estaba realmente absorto por todos los sitios turísticos que estaban a su paso. Tuvo la idea de entrar en el Malebar- Hill. No sabía que si era cristiano no podía entrar allí y además tenía que entrar descalzo. Entró con zapatos y unos sacerdotes fueron hacía él y le quitaron los zapatos y calcetines y luego gritaban y le pegaban muy enfadados. Consiguió salir y fue a la estación sin las compras que hizo, Ava le dijo que no ocurriese más, lo reprendió y luego entraron al vagón. Davies había escuchado todo lo que

pasó con Jack y se le ocurrió una idea para retenerlos durante un poco de tiempo, así que decidió dejar de seguir a Ava por un tiempo, mientras Ava y Jack se subían al tren y llegaban a su siguiente destino sin ningún contratiempo. Llegaron a Calcuta, cuando se dirigían hacia el paquebote hacia Hong Kong, se pararon en la estación, un policía les paró y les dijo que debían seguirlo sin mayor explicación. Los metió en la prisión y el policía solo mencionó que esperasen la hora de su juicio. Realmente en ese momento ambos se miraron muy confundidos, pues no recordaban haber hecho algo tan malo como para llegar a juicio, hasta que recordaron lo que pasó en Malebar- Hill, pero era imposible, pues las personas que habían atacado a Jack no sabían ni su nombre y mucho menos a donde se dirigían, nada más les quedaba esperar a la hora de su juicio y ver qué era lo que había pasado. El barco hacia Hong Kong zarpaba al mediodía y tenían el tiempo justo. Por fin había llegado la hora de su juicio, los llevaron a una sala y al entrar vieron que las personas que los habían denunciado eran tres sacerdotes. Se empezaron a presentar los cargos en contra de Jack, por ser el que cometió el crimen y a Ava por ser la dueña de Jack por lo que también debía pagar por los actos de su sirviente, no podían negar el crimen pues como muestra los sacerdotes enseñaron los zapatos y Davies estaba alegre de que estuvieran ante el juez, al final admitieron los hechos e iban a estar unos días en prisión, Ava paró el juicio y pidió que se le diera una multa pues era urgente que salieran cuanto antes, el juez dijo que saldría siempre y cuando pagara 2.000 libras esterlinas, Ava aceptó y sacó de la maleta un manojo del fajo de billetes que traía con ella, pero justo en ese momento el inspector Davies saltó, en sus manos tenía la orden que había estado buscando desde que mandó el comunicado y dijo: -Disculpe su señoría, pero la dama aquí presente no podrá irse, porque es la principal sospechosa del robo al Banco de Inglaterra, dentro de la maleta tiene el dinero que se ha robado y este caso se trasladará a un juzgado mayor ahora que he visto la cantidad absurda de dinero que guarda ahí Todos en la sala quedaron estupefactos, estaban al tanto del robo, pero no esperaban tal acusación, Ava al menos, ni siquiera conocía la cara del hombre que la había acusado de tal barbaridad, volteó la mirada hacía su sirviente el cual tenía una expresión bastante inusual en él, se veía… ¿Dolido? ¿Confundido?, realmente ella no sabía interpretar como se sentía su sirviente en ese momento, Jack miraba al hombre que acababa de acusarlos, de repente se levantó y aún con esa mirada de resentimiento en

su cara miró a quien lo acusaba y dijo: -Detective Davies, yo confié en usted, que le hizo creer que mi ama y yo cometimos tal atrocidad, no creo haberle dado señales para que sospechara de mí, yo en serio creí que nos estábamos volviendo buenos amigos, pero veo que solo se acercó a mí con segundas intenciones, si lo que quiere es que entremos a un juicio por su absurda acusación estoy totalmente dispuesto a aceptar, sé perfectamente que yo no lo hice Con eso se sentó, aun con una expresión de dolor en su rostro, el silencio de la sala fue interrumpido nuevamente ahora por el juez a cargo -Bien, teniendo en cuenta que la multa del primer caso ha sido pagada, los acusados quedan libres de la primera acusación, sin embargo, serán llevados de vuelta a Londres para seguir con la investigación por el robo del Banco de Londres, le sedo su custodia al detective Davies, se cierra la sesión Y sin más los sacerdotes y el juez empezaron a retirarse del lugar, el oficial Davies esposó a Ava y Jack y en menos de lo que esperaban ya estaban en un barco de regreso a Londres, fue un viaje de 9 días de regreso, pero finalmente llegaron, ese día ya era muy tarde por lo que simplemente fueron encarcelados en una celda en una comisaria cercana a donde sería el juicio, no se les dijo nada más, la maleta en la que llevaban el dinero y las pocas pertenencias que tenían también habían sido confiscadas. Ya era de mañana, ambos fueron trasladados a los Reales Tribunales de Justicia, al llegar tomaron asiento y empezó el juicio. Apareció ante ellos el que sería el juez y por la puerta entraron los que serían parte del jurado, así como también, el detective Davies junto al que parecía ser un superior junto con las pruebas y al final alguien que no esperaban sir Oliver Connors entró a la sala de manera muy tranquila y se sentó cerca de los oficiales. Para Ava todo era muy confuso en este momento, no entendía por qué el señor Connors estaba ahí, tal vez sabía más del caso del robo de lo que aparentaba, pero Ava no pudo seguir especulando pues la voz del juez la sacó de sus pensamientos. Empezaron la introducción al caso y después de comprobar que se había estado haciendo una investigación de campo y ver que la señorita Ava era la única sospechosa en todo este tiempo se procedió al debate, el detective Davies y el Comisionado Scotland Yard, así averiguaron que se llamaba al empezar el juicio, tenían la maleta con el dinero de Ava y supuestamente un testigo, a Ava y Jack se le asignó un abogado, el hombre no conocía el caso pues fue llamado la noche anterior y poco sabía que tendría que defender a

la supuesta ladrona del Banco de Inglaterra, por lo que no tenía mucho para decir. Todo estaba yendo muy mal para Ava y Jack, se les estaban acabando las opciones y no sabían cómo defenderse, de repente el abogado del Comisionado Scotland llamó al estrado a sir Oliver Connors, le empezaron a hacer varias preguntas y en cada una de ellas hacía sonar a Ava como la culpable, decía que ella había sacado sola el tema de la apuesta y que incluso lo había hecho firmar un acuerdo de confidencialidad antes de irse, Ava explotó -¡Por qué me calumnia de esa manera sir Oliver!, todo lo que usted está diciendo son mentiras, sabe que el tema del viaje ni siquiera lo saqué a relucir yo y mucho menos mandé a que ustedes como colegas firmaran un acuerdo de confidencialidad, el acuerdo era sobre la apuesta -Yo no digo nada que sea mentira Aveline, ¿Cómo explicas que nuestros otros colegas no estén aquí?, Además no soy yo quien está siendo acusado ni mucho menos salí de Londres, tú, por otro lado, saliste apenas firmamos el acuerdo El juez pidió silencio, ninguno de los dos tenía permitido gritar en la sala de esa manera, Ava ni siquiera tenía el acuerdo con ella, se había quedado junto con sus colegas en el White’s Club, pero lo que no entendía era por qué sir Oliver hacía todo esto, él y su difunto esposo incluso trabajaron juntos, los últimos años de vida de su exmarido incluso fue su mano derecha y un apoyo más, no comprendía el cambio tan radical que había tenido ni su motivación. El juicio estaba por finalizar, Ava no tenía ninguna prueba contundente aún, incluso cuando dijo que el dinero provenía de los negocios de su marido, no se molestaron en comprobar si eso era cierto, pues no habían traído nada que lo probara y con todo lo que mostraron anteriormente incluso el jurado ya tenía claro cómo será su deliberación y al final el juicio se dio por terminado. Al cabo de 30 minutos, ya tenían el veredicto final, no fue una sorpresa que Ava fuera condenado junto a Jack, aun si conservaban un poco de esperanza, la realidad es que era difícil que los dejaran en libertad. Ya en la cárcel y en menos de lo que esperaba alguien pidió poder visitarla, la llevaron a un cuarto separado y la dejaron allí, al ver entrar a sir Oliver la sangre le hirvió a Ava, quería abalanzarse sobre él, pero sir Oliver empezó a hablar -Ava, sabes que hubo un tiempo en el que nosotros nos acercamos, me

hubiera encantado que todo siguiera así, pero él, decidió dártelo todo ¡No obtuve nada! ¡Después de todo lo que me esforcé para que me notara! Creí que, si lo mataba, obtendría algo, pero, incluso si le serví mucho más que todos con los que trabajó, tú obtuviste todo sin esfuerzo Ava estaba estupefacta, había dicho que él fue quien mato a su esposo o lo estaba imaginando, así que decidió seguir con la conversación -Cuando dices matar te refieres a ¿Alexander? No había dicho su nombre en mucho tiempo, aún le dolía mencionar al que alguna vez fue la persona que estuvo a su lado -A quien más me referiría Ava, Alexander era una persona muy buena, demasiado para su propio bien, aceptó rápidamente mi ayuda y al convertirme en su mano derecha pensé que por fin podría tener acceso a todo lo que poseía, pero me equivoqué, terminé llenándote a ti los bolsillos de dinero en vez de a mí -¡¿Y por eso haces esto?! ¿Es tu venganza por no haberte quedado con el dinero? -Eso no es todo querida Ava, aún quiero la fortuna de Alexander, contigo aquí, mover las piezas será pan comido, si pude sobornar a nuestros colegas para que no hablaran será fácil convencer a los otros para que me consideren el nuevo director -¡Así que por eso no vinieron a testificar! -Exactamente, muy bien, que lista eres, lástima que es muy tarde para darte cuenta, espero disfrutes tu vida aquí porque si es que logras salir, haré tu vida miserable, nada de lo que conozcas volverá a ser igual, nos vemos Y sin más él salió por la puerta, minutos después, los guardias ingresaron y llevaron a Ava a su habitación de vuelta, se derrumbó, toda su determinación se había ido, poco a poco aceptaba su nuevo destino y simplemente se hundió en una amarga tristeza.

Fin.

This article is from: