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Morir por ti

Capítulo 9:

André Cuando vi que el amor de mi vida, se quedó dormida, solo quise decirle lo que en realidad sentía, no estaba aún listo para decírtelo frente a frente pero a pesar de que este inconsciente lo hice, en algunas partes me salieron lágrimas, era la única que me hacía llorar y me hacía sentir también conmigo mismo, de pronto vi que los frenos del carro no funcionaban y muy cerca venía un tráiler, lo único que pensé en hacer es quitarme el cinturón de seguridad y tumbarme encima de Jena, para que no saliera lastimada, solo pude decir lo mucho que significaba en mi vida y mis ojos se cerraron mirando los de ella.

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Capítulo 10:

Jena Comencé a escuchar las voces de mi Madre y la de Mey, cuando comencé abrir los ojos vi que mi madre estaba llorando y Mey solo decía y ahora como le vamos a contar esto a Jena, no podrá soportar el dolor de saber la verdad. Abrí mis ojos y me levanté de golpe, quería saber que estaba pasando, ¿Qué era lo que no podía escuchar?, solo pude decir: -¿Qué es lo que está pasando?¿Qué es lo que no quieren que me entere?, quiero saberlo ya – mi voz sonó muy firme y arrogante. -Cariño, al fin despertaste- dijo mi madre acercándose a mí-me alegra que te encuentres bien y no hayas quedado en coma debido al accidente. Me quede fría con lo último que me dijo, como que hubo un accidente, en qué momento, no lo recuerdo y a mi mente vino el nombre del chico de quien estaba enamorada. -Mamá ¿Dónde está André?, porque no está aquí con ustedes, ¿Qué le pasó a él?¿Está bien? Mey se acercó y me tomo de la mano, mi corazón empezó a doler un poco y mis ojos empezaron a llorar, no creía en lo que estaba pensando, mi madre se alejó agacho su cabeza y comenzó a llorar sin consuelo. -Jena… tienes que estar tranquila, acabas de despertar después de dos horas, te prometo que te contaré todo lo que ha pasado. No quise escuchar más escusas y solo dije: -Dime ya lo que sea que tengas que decir, estoy muriendo, sin saber qué es lo que paso con André, tú sabes algo y me lo tienes que decir. Sin más escusas May comenzó a hablar: -Bueno lo que sucedió fue que los dos tuvieron un accidente de tránsito,

chocaron con un tráiler y además los frenos del carro no funcionaban, cuando la policía, los bomberos y la ambulancia llegaron al lugar encontraron a André encima de ti, tu estabas inconsciente y él… bueno él estaba muy grave, los trajeron de inmediato al hospital y ahí llamaron a tu madre, ella me llamó a mí y yo llamé a Kai, estuvimos esperando mientras nos daban noticias de los dos, primero salió un doctor a decir que tu estabas fuera de peligro, que te removerían a un cuarto para mantenerte en observación, nos estábamos preocupando sin saber que era lo que pasaba con André, pasaron unos 10 minutos y salió al fin una enfermera a decirnos que André… bueno que André llego sin signos vitales al hospital, lo trataron de revivir pero no pudieron y lo han dado como muerto hace media hora. Lo que dijo Mey fue como un balde de agua fría, no sabía cómo más reaccionar, solo me quite la aguja que tenía en el brazo, me levante, salí de la habitación y me tope con una enferma le pregunte sobre André si talvez sabia en donde estaba, solo me pudo decir que estaba en la habitación trescientos nueve, aquella habitación estaba frente a la mía corrí sin decir nada más, me aterraba abrir la puerta, pero lo hice, vi al amor de mi vida, allí, pálido, sin respirar. Me acerque para estar totalmente segura, tome de él y lo abrace. -NOOOOOOOOOOOOOO, amor tú no puedes estar muerto, teníamos que lograr nuestro sueño, de salir adelante y tener nuestra profesión, ¿dónde quedan nuestros sueños de tener una familia y un hogar donde vivir?, que pasa con todo este amor que siento por ti, donde queda todo lo que somos, y ahora con quien voy a poder compartir las locuras que hacíamos, con quien voy a ver las películas de terror o ciencia ficción, pero ahora donde quedó yo, me dejaste sola a pesar que dijiste que nunca lo harías, que estarías ahí para ver que nunca cayera y me levantarías, porque tú, porque ahora, que estábamos en el mejor momento de nuestras vidas. Escuche a una enfermera que me decía que saliera de la habitación, pero no me importó solo quería seguir a lado del amor de mi vida, quería estar con él y no alejarme, porque tengo que perder a alguien importante, porque perder a la persona con la quién quería formar mi vida y morir, si morir, pero juntos y de viejitos, no, ahora no. Sentí que todo mi mundo se derrumbó, que todo lo que tenía por hacer ya no lo quería, vi que mi madre entró a la habitación, me dijo que debía soltarlo, para que lo llevarán a la morgue para ponerlo en el ataúd. Solo sentí que me levante y camine hacia la otra habitación, mientras las enfermeras salían con la camilla y André hacia el ascensor. Para llevarlo.

Fui a la habitación me vestí y salí de allí, me encontré con Kai quien estaba llorando sin consuelo en el piso, corrí a abrazarlo, el hizo la misma acción y solo nos quedamos así por un tiempo. Mey se acercó y dijo que en quince minutos nos entregarán el cuerpo de André. Con Kai fuimos a buscarlo para llevarlo a la sala de velación que mi Madre había rentado. Esa noche nos quedamos solo los cuatro, al día siguiente vinieron varios de sus amigos y vi a su Padre por primera vez en persona, solo lo conocía por fotos, se acercó al ataúd y escuché: -Ahora si podre ser feliz, tú nunca fuiste un buen hijo, me quitaste el amor y el cariño de tu madre, tan temprano, no sabes cuanto te odio. Escuche esas palabras y corrí hacia aquel hombre lo empuje y le dije que se alejara de él, que fue un gran ser humano y si André se portó de aquella forma fue por todos los golpes e insultos que recibía de su parte, seguido llegó Kai, lo agarro del abrigo y a empujones lo saco de la sala. Me acerque al ataúd donde estaba el amor de mi vida y solo pude decir que todo lo que su padre dijo era mentira, que él fue un ser humano grandioso, que siempre estuvo ahí para que me levantara y siguiera mi camino. Por la tarde del siguiente día, más bien a las tres de la tarde, era el entierro de André, cuando íbamos de camino en donde seria su tumba, mis ojos no dejaban de llorar, tenía los ojos demasiado hinchados, tuve que utilizar lentes negros, porque el sol me afectaba la vista, Kai se mantenía a mi lado por si en algún momento caía y en el otro lado estaba Mey y mi Madre, siempre estaban ahí para mi estas tres personas, antes eran cuatro y a hora solo me quedaban tres, pero sé que André siempre me estará cuidando desde el cielo. Llegamos a la tumba y vi lentamente como el ataúd donde estaba el amor de mi vida desaparecía en el fondo de aquel hueco, no podía parar de llorar, me dolía tanto saber que en sus últimos minutos, me dijo todo lo que sentía por mí, pero le daba miedo decirlo, me daba remordimiento el saber de qué no pude responder aquellas cosas que me dijiste, no pude decirte lo mucho que te amaba, lo tan agradecida que estaba de que llegaras a mi vida a dar más alegría de la que ya tenía, no sabes cuanto me arrepiento haber fingido estar dormida. Me duele el corazón, el saber que nunca más en mi vida volveré a ver aquella sonrisa en tu rostro, no volveré a ver aquel hoyuelo que se formaba cuando sonreías, aquellos ojos cafés claros, que me miraban con tanta ternura, amor y coraje en algunas ocasiones, pero te amo, marcaste mi vida de una manera imaginable, lance sobre su ataúd cuatro rosas blancas y dos rojas, mientras que los demás solo lanzaron dos

rosas blancas, Kai se arrodillo y le agradeció por ser un gran hermano mayor de otra madre y a agradecer por todos los momentos que vivieron juntos y por brindarle más seguridad de sí mismo, seguido dijo: -Ahora que piensas que voy hacer con mi vida, quien me va hacer reír con cada una de sus groserías, con quien voy a conversar como me siento, pero yo quedo en segundo lugar, aquí y ahora te juro que cuidare de Jena, se lo mucho que la amaste y todo lo que sentías, prometo que tratare de que sonría y no este triste todo el tiempo. Sin decir más, comenzaron a rellenar el hueco donde el cuerpo de mi amor quedó ahí. Nos quedamos como media hora, viendo a la tumba, donde en la lápida decía: “André Rivers, 1990-2019, la vida es muy corta para ser cobardes”. Le di un beso a la lápida y junto a Kai, Mey y mi madre, nos marchamos de aquel lugar. Cuando llegamos a el dormitorio, pedí a Kai que me trajera un poco de ropa de André quería sentir aun su olor, él me hizo caso, pasaron unas horas y volvió con una maleta con ropa del amor de mi vida que me había dejado sola en este mundo. Después de dos semanas, me acostumbre a siempre llevar una sudadera de él, Mey y Kai siempre estuvieron ahí, muchas de las veces los traté mal y los mandaba de empujones, quería estar sola, pero ellos no me dejaban, no querían que hiciera una locura, con el pasar del tiempo, comencé a aceptar de que estuvieran conmigo, entre los dos se turnaban para alimentarme, me trataban como una bebé, no quería comer y ellos me daban en la boca.

Capítulo 11:

Jena El día de hoy se cumplen tres años de tu muerte, tres años en donde tuve que aprender a soltarte, donde no he podido sentir nada por nadie, me marcaste tanto que ahora nadie puede ser como o mejor que tú, por eso después de tanto tiempo, tome la decisión de escribirte: Te has ido y con tu partida me has dejado incrédula ante el hecho de que no volveré a verte más. Creo que nunca se está preparada para dejar ir a alguien a quien amas tanto, alguien que es parte de tu vida, de tus días, de tu ser. Te has ido y con ello te has llevado infinidad de sonrisas, en su lugar has dejado un mar de lágrimas, lagrimas que no cesan, lagrimas que duelen. Me gustaría decirte que he estado bien, que no te preocupes por mí, que he vuelto a sonreír. Lamentablemente no es así. Me sigues doliendo en lo más profundo de mí y es que sin mentir te he necesitado demasiado. Te he echado mucho de menos y no ha sido fácil asimilar que ya no vuelvas

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