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Perdido en el universo

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Pero te conocí

Pero te conocí

Es linda al igual que sus gustos, mientras buscábamos información había puesto música y al parecer le encantaba Flora Cash, debía admitir que las canciones eran lindas. Quería saber más de ella. —Y tú en dónde vives— pregunte esperando una respuesta. — En un departamento del Concourse, El Bronx y antes de que sigas con tus preguntas, estoy en esa escuela por una beca y no tengo dinero como tú— vaya, es directa y sincera. Quien diría que mi rival es becada.

Jane

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El trabajo había salido perfecto y él se había enterado del porqué de mi instancia en la escuela. Había ocurrido algún que otro problema entre los dos, pero de alguna manera las cosas se estaban solucionando. Adam dejó de tomar importancia en ver quién es el mejor y la verdad me encantaba, estaba más tranquila. La verdad no sabía nada de mi padre, estar toda la semana en este lugar no me dejaba tiempo. Había logrado superar que mi madre ya no está, James me ayudó a calmar ese dolor que tenía por dentro y a darme cuenta de que andar de borracha no era la solución. Solo faltaba recuperar a mi padre, pero no sabía cómo. James siempre me recordaba del odio al amor, solo hay un paso, pero no lo sé — Querida van a terminar juntos — siempre me lo decía. — Cállate James, no vamos a terminar juntos y punto —era complicado, él ya había creado una historia en su cabeza de que Adam y yo estaríamos juntos hasta el final de nuestros tiempos. Lo admito es lindo y parece un dios griego, pero antes el muy pendejo tenía una personalidad de mierda, no creo que podamos congeniar, además él es rico, somos de diferentes mundos.

Adam

Mi actitud había cambiado y mi forma de pensar igual, a pesar de no hablar mucho con Jane, ella logró que me dé cuenta de las cosas que estaba haciendo mal. Había mandado a investigar un poco de ella, su vida ha sido muy complicada desde la muerte de su madre. Mientras tanto mi familia seguía siendo horrible, las formas de desahogarme las había dejado, pero trataba de olvidar mi soledad y buscar nuevos métodos para poder sentirme mejor. Quería tener más que una buena amistad con Jane, no sabía en qué momento me había enamorado de ella, es que es tan linda y buena persona, me gusta todo de ella.

Pero joder, como me voy a enamorar de Jane, eso no estaba previsto en mi vida, no fue planeado y sé que lo planeado tiene dos maneras de terminar, bien o mal. Considero que valdría la pena intentarlo, debo pensar en cómo acércame a ella y tratar de que esto termine bien para los dos.

Jane

Adam se había puesto poco raro, su actitud cada vez era más linda y más me gustaba, me estaba volviendo loca. Las predicciones de James parecían ser ciertas, del odio al amor solo hay un paso parecía ser verdad, creo que me estoy enamorando de Adam. Tuvimos una cita como amigos claro, él lo había propuesto y fuimos por un helado. Ese día agarramos confianza, comenzamos a hablar de nuestras vidas, los dos hemos crecido en familias complicadas y me di cuenta de que el dinero no te puede hacer feliz. Los siguientes días él se acercaba a saludarme y nos manteníamos en constante comunicación, cuando no estábamos juntos hacíamos llamadas que duraban más de 5 horas. Siempre había algo para conversar y Adam era muy divertido. Cada día sentía más esa revolución de mariposistas en el estómago y lo debía admitir, James siempre tuvo la razón, me gustaba Adam y me tenía loca por él. Había llegado el momento inesperado, ahí se encontraba Adam con un ramo de flores frente a mí. — Jane Smith quieres ser novia de un engreído — dijo él con un tono de voz nervioso. No me lo esperaba y no podía decirle no. — Claro que si chico engreído — se acercó y me dio un abrazo, me dio una risa nerviosa, pero estaba feliz.

Adam

Después de tanto tiempo me había declarado a Jane me encontraba muy nervioso, pensaba que me diría que no, estoy muy feliz, era su chico engreído y ella por fin era mi novia. Más tarde la lleve por lo que más le gusta un helado de chocolate, Jane me había dicho que comer helado le alegraban sus días. Ese día fue el mejor de todos después de tanto tiempo, las semanas pasaban y la relación entre los dos iba mejor que nunca. De vez en cuando teníamos peleas por mis celos, no me gustaba que otro chico se le acercara, pero siempre sabíamos cómo solucionar las cosas. La soledad se había ido de mi corazón, encontré mi ángel guardián y no me ha dejado solo desde la primera vez que nos vimos. Sin embargo, tenía la sensación de que esto era un sueño y en algún momento llegaría alguien o

algo que arruine todo entre nosotros y daría todo de mí para que eso no pase, mientras tanto seré feliz con Jane.

Jane

Haber ganado esa beca fue lo mejor de mi vida, me llené de conocimientos y me siento como megamente, tenía mucha sabiduría en mi cerebro. Además, había tenido un amigo, no importa que sea uno es mejor la calidad que la cantidad y lo que más me hace feliz, es Adam, estaba enamorada de él. Me encontraba en la sala principal de la casa de Adam esperando a que regrese, fue por un bocadillo para la tarde. La puerta principal se abrió y era raro en esta casa, entraron una pareja, me imagino que son los padres de Adam y la verdad no se ven nada amigables. — Papás que hacen aquí — Adam había llegado, se puso nervios y yo igual no sabía qué hacer. — Buenas tardes, señor y señora, Brooks — fue lo único que puede decir, tenía miedo. Ignoraron mi saludo y eso me puso los pelos de punta, quería que la tierra me tragara y apareciera en marte, fue mala idea haber venido, yo presentía que algo malo iba a pasar.

Adam

No lo podía creer, mis padres estaban aquí y justo cuando traigo a Jane a casa. — Quién es ella Adam — pregunto mi madre con un tono de voz de enojada, era obvio que esto no iba a salir bien. — Ella es Jane Smith y es mi novia madre — su cara fue de decepción total, estaba en problemas. Regresé a casa después de haber dejado a Jane en la suya, no sabría decir que es lo que pueda suceder, pero tenía miedo de que me alejen de Jane. Al llegar fui directo al despacho de mis padres para hablar con ellos. — Sabes Adam nos has decepcionado, siempre has sido vigilado, sabemos cada tontería que has hecho, pero ninguna se compara a estar de novio de una pobretona — — Al menos ella no me dejo solo a pesar de que fui un maldito egoísta y ustedes si es que se les puede decir padres han arruinado mi vida, el dinero no lo es todo para que sepan — Todo termino mal y no puede arreglar las cosas, a mis padres les importa más el dinero, dejando de lado mis sentimientos. Comencé a alejarme de Jane si me oponía, Jane tenía el riesgo de perder su estadía en la escuela y

no quería perjudicarla. Estaba totalmente destrozado, mi única esperanza ya no podría estar conmigo y mis padres fueron los culpables de todo esto. No volví a acercarme a Jane, por medio de James dejé una carta despidiéndome y recordándole que es lo mejor que me paso desde que fui pequeño.

Jane

Los días pasaban y menos sabia de Adam, la incertidumbre me estaba matando estaba dado que lo nuestro con Adam termino. No hubo un mensaje de despedida, y la verdad me sentía fatal. James me entrego una carta era de Adam. — Mi pequeña brisa de alegría, lamento decir esto, de verdad lo lamento mucho, pero no fue nuestro tiempo, tal vez no fue nuestra vida, perdón, pero es que la palabra perdón queda muy corta, quedó tan corto que no fui capaz de luchar para estar juntos, fui un cobarde y lo acepto, no sé en qué momento dejé que esto pasara, de repente lo quería todo, pero tomé el vuelo y no llevé conmigo la promesa de estar juntos pese a todo. — No llevé en ese avión el sentimiento que te tenía y solo me marché, no tomé en cuento los riesgos de marcharse, pero todo fue inesperado, la llegada de mis padres, todo lo odio, lo detesto, porque todo se me nublo y me alejaron de ti, me alejé de ti y me da tanta tristeza que no volveré a verte o tal vez sí, pero ya serás feliz con otra persona y eso me destroza que lo que más amaba lo dejé ir...lo siento, siempre serás mi ángel guardián. Nunca te dejare de amar, no importa el tiempo que pase, mi amor por ti seguirá hasta el final de los tiempos. Las lágrimas comenzaron a caer, Adam se había ido y con él mí última gota de esperanza de ser feliz. Estaba destrozada, James estuvo conmigo todo el tiempo hasta a hacerle creer que estaba mejor, pero siendo sincera, no importaría el tiempo que pase, nunca se va a ir el dolor de haberlo perdido, recordaré cada instante en el que estuvimos juntos. No lo podré negar, llegar a esta escuela fue lo mejor y al menos lograría ser alguien para que mi madre esté orgullosa de mí y poder un encontrar un nuevo camino hacia la felicidad, poder olvidar ese pasado oscuro que en algún momento dejara de atormentarme.

El verano debía ser la mejor época del año, aún más tomando en cuenta que este era su último verano antes de graduarse, pero Adrián no parecía tener mayores planes que estar todo el día frente a su ordenador, develando aquellos secretos que la gente se esforzaba tanto en guardar. Ser el único de su familia que comprendía de tecnología lo había llevado hasta ese punto. Su hermanastro, insistía en que un día terminaría ciego de tanto tiempo que pasaba pegado a las pantallas. Mientras su madre hacía la cena y el más joven de la familia le ayudaba, Adrián decidía si presionar ese botón que probablemente cambiaría todo su mundo, el botón de acceso a la información encriptada de todo el mundo, que tanto tiempo le había costado descifrar. -Al diablo Fue lo último que dijo antes de presionar el enter y que todo su mundo se pusiera negro. Hadith, como todos los días, estaba esperando a que su hermano menor saliera de darse una ducha, mientras repasa mentalmente todos sus pendientes del día, cuando escuchó un estruendo en el interior del baño. Su instinto maternal se hizo presente y no dudó en entrar a ver que todo estuviera bien con Adrián, pero este al mirarla dio un traspié y se golpeó la cabeza. - ¿Alguien se levantó con el pie izquierdo? Te dije que permitieras que yo tomara una ducha primero. Pero la cara de desencajada de su hermano hizo que se preocupara más de lo que ya estaba, había algo extraño en él, hasta su forma de actuar y como miraba todo a su alrededor. Lo único que cruzaba por la cabeza del joven era que debía ser una broma, ¿cómo es que en un segundo estaba en su habitación presionando una tecla, y al siguiente se encontraba desnudo, en un baño desconocido? Adrián no recordaba tan siquiera haber salido de su casa, ¿Cómo era posible estar en un lugar totalmente diferente? En ese momento, recordó la teoría de su hermanastro sobre viajes inter dimensionales, al principio le pareció una locura, pero era la única posible respuesta a su repentino “despertar”. - ¿sabes cuál es mi nombre? – preguntó mirando a la muchacha para comprobar la hipótesis - Adrián, ¿estás bien? ¿quieres que llame a mamá y a papá? Sí, ese era su nombre, era probable que… No, no, ¿cómo podía un niño dos

años menor que él tener la razón? - No, no es necesario llamar a nadie, creo que tuve un vacío en mis pensamientos por un segundo, solo para confirmar tu nombre es… - Hadith, soy Hadith, tu hermana mayor, que va a llegar tarde a clases si sigues con tus jueguitos Hadith… ese nombre evocó los recuerdos de sus padres hace algunos meses hablando de la niña que siempre quisieron tener, con precisamente ese nombre… tal vez si era posible estar en medio del multiverso, pero.. ¿Qué hacer para volver a su realidad? -Sí, sí, disculpa, iré a mi habitación que está en… -La primera habitación a la derecha -Sí, eso gracias Al entrar en la habitación, Adrian sintió que era todo lo que siempre quiso, lo que le resultaba aún más curioso, aun así, debía averiguar cómo mantener las apariencias hasta volver a su dimensión. Supuso que el uniforme que estaba sobre la cama, demasiado bien arreglada para su gusto, era el correspondía a ese día. El joven bajó las escaleras, a la espera de toparse con su “hermana” de nuevo, para obtener más datos de su versión actual. El colegio privado estaba atestado de gente, nada comparado a su vida, en un colegio público, mantener las apariencias iba a ser más difícil de lo que pensaba. Pero el destino, si existía, decidió jugarle una pasada, cuando alzó los ojos y lo vio. Después de la noche más larga de su vida, preparando el proyecto final para la clase de la señorita Abraham, Ethan no tenía ganas de aguantar a ninguna persona y menos a su “novia” que insistía que el baile de graduación era su oportunidad para empezar a ser parte de la élite colegio. Lo que llevó al joven a barrer su mirada por todo el pasillo, buscando algo con lo cual distraerse. Adrián Lopez entró por el pequeño pasillo azul, desorientado, mismo que llamó su atención. -Hey, ¿todo bien? – dijo Ethan con genuina preocupación por su compañero de clase Adrián sintió su cuerpo estremecerse al escuchar la voz de ese joven de ojos verdes. -Es mejor que no le hables hoy, tiene amnesia y desconoce a todo el mundo Hadith intervino antes de que el joven pudiera responder, provocando que Ethan desviará desviara la mirada y a su vez, que el menor de los Lopez se

sintiera aún más perdido. ¿Su otro yo conocía a este muchacho? Después de acompañar a Adrián hasta la enfermería para obtener respuestas de su amnesia repentina, Ethan volvió junto a su novia en el pasillo, misma que lo esperaba con cara de pocos amigos, su nulo aprecio por el otro muchacho era conocido por todos, pero en ese momento al joven no le importó. Terminaría por declararse loco, de eso estaba seguro, mientras esperaba en la pequeña habitación blanca, que de enfermería no tenía ni un ápice, pero tal vez estar en esa situación podría ayudarle a resolver un par de dudas. La pasante en enfermería entró en su auto declarada oficina, buscando al joven afortunado que esa mañana iba a ser examinado; en cuanto entró los ojos negros del muchacho atraparon los suyos. -Así que… Adrián Lopez, ¿qué te trae aquí hoy? - ¿Te soy sincero? La blanca universitaria asintió sin demasiada emoción. -Realmente no lo sé, mi hermana dice que olvidé varias cosas -¿Cosas como qué? – lo interrumpió -Si lo supiera no estaría aquí, ¿no lo crees? La audacia y cinismo del joven la sorprendió, era la primera vez que se topaba con algo como eso, y no sabía cómo reaccionar, terminó decantándose por la opción más segura. -Bien, pues a poner en práctica mis dotes, no existentes de psicóloga, hagamos un repaso de las cosas básicas… Un leve balbuceo salió de los labios del chico, que le incitó a continuar leyendo el archivo del muchacho. -Adrián López, hijo de dos empresarios famosos que casi nunca están en casa por viajes de negocios, por lo que solo están tú y tu hermana, Hadith, la mayor parte del tiempo, aun así, destacas en todo lo que inicias -Define -Me refiero, eres el mejor de la clase, capitán del equipo de futbol, campeón tres veces del torneo de ajedrez y creaste tu propio club de lectura, por lo que esa puede ser la razón por la que estás así. -¿Por qué lo dices? -Son demasiadas cosas, parece que haces malabares con tu vida social, académica y familiar, por lo que el estrés pudo haberte llevado hasta este punto -Estrés…

La idea no terminaba de convencer a Adrián, pero por ahora podría ser su excusa. Mientras el timbre de inicio de la siguiente hora sonaba, la enfermera firmó un permiso para el estudiante y lo envío de vuelta a su salón. “2B” le había dicho antes de que salga por la puerta. Adrián no sabía cómo sobrevivió un día entero de clases siendo otra persona, pero en cuanto ese muchacho, Ethan, le había propuesto pasar la tarde en su casa, cualquier pensamiento desapareció. El porcentaje de mala idea que era para Adrian, resultaba equivalente con las ganas que tenía de averiguar ¿qué es lo que tenía de especial el chico de ojos verdes? Porque claramente, el color de sus ojos debía ser la razón por la que Eva decidió comer de la manzana y si no lo era, por lo menos se debían parecer mucho. Necesitaba una tarde de chicos con su mejor amigo para recuperar todas sus energías que había perdido en esa semana de proyectos, sino Ethan, terminaría por volverse loco. Abrió la puerta de su pequeña casa en cuanto llegaron, con la certeza de que sus padres no llegarían hasta la noche, e invitó al otro chico a subir a la habitación mientras buscaba botanas en la cocina. La pequeña nota asentada sobre la isla de la cocina llamó de inmediato su atención. Esa caligrafía perfecta la conocía, su abuela había pasado por casa dejando unos pasteles de manzana. Estaba cerca su cumpleaños y lo sabía, pero era lo último en lo que quería pensar. Subió con una de las tartas y dos cucharas a su habitación, donde encontró a Adrián mirando las fotos sobre su mesa de noche, con demasiada atención, tomando en cuenta que las mismas están ahí desde hace ya varios años, de hecho, la idea de colocarlas ahí fue del muchacho mismo. Aparentemente el pelirrojo no estaba tan bien como dijo. - ¿qué edad tenías en esta foto? – habló el visitante mientras aún tenía una de las fotos en la mano. -Doce años – respondió estaban, mientras recorría la habitación para situarse junto al otro chico – tú estabas justo de este lado – dijo señalando el lado derecho de la foto – solo que te rehusaste a salir en la foto, ¿no lo recuerdas? -Doce años… Cada una de esas fotos generaba una especie de dolor en el pecho del muchacho, un vacío, lo más parecido a una punzada, sin mencionar la horrible sensación de mareo que le provocó la revelación de Ethan, sobre

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