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Tu y yo somos por siempre
“su” pasado. Tal vez había un trasfondo aún más amplio detrás de su viaje, que a Adrián le parecía fuera de sus manos. Pero la cercanía que tenía el dueño de la casa en ese momento y la manera en la que le hablaba, empezó a hacer que su corazón intente salir de su cuerpo. -Sí, doce años, es una locura, ¿no? – dijo Ethan sonriendo al tomar la foto entre sus manos, sin pasar por desapercibido la corriente eléctrica que siente desde hace tiempo cada vez que toca a su mejor amigo, sin embargo, hoy se sentía aún más intensa, como si en verdad pudiera intentar alguna locura de esas que su corazón pedía a gritos. - ¿El qué? -Que parece que fue ayer cuando tomamos esta foto, pero han pasado varios años… justo por estas fechas, que ironía La voz del ojiverde fue perdiendo sonido mientras decía esta última frase, lo que a Adrián le obligó a alzar la mirada, como invitación a que termine de hablar. -Ya sabes, casi era mi cumpleaños y mi hermano se había obsesionado más que nunca con ese tema – dijo Ethan acentuando “ese” despectivamente, mientras su mirada desprendía un intenso dolor – aunque creí que sería pasajero… terminé por perderlo completamente y… hace años que no sabemos nada de él. Adrián hizo lo único que le parecía coherente en ese momento, abrazó al muchacho, permitiéndole abrirse por completo y derramar lágrimas. El ambiente que se había creado en su habitación después de ese abrazo era indescriptible, podía sentir como toda la barrera que había creado durante todos esos años para con su mejor amigo, era destruída por completo y en un momento de locura, Ethan lo hizo. A Adrián le tomó por sorpresa el movimiento del otro chico, hasta que sintió su respiración cerca, sus labios rozándose y no se pudo negar. Sus labios sabían a gloria. Nunca había sentido que necesitaba calmar su sed de una manera carnal, como en aquel momento. Todos sus miedos de ser rechazado abandonaron su cuerpo en cuanto la mano del muchacho empezó a pasear por su nuca, acariciando su cabello, como siempre lo había deseado en sus mil y una fantasías de ese preciso primer encuentro, pero en definitiva la realidad superaba a su imaginación. La falta de aire fue el único factor que los obligó a separarse, pero sus ojos reflejaban que deseaban más, mucho más. Pero Ethan, recordó un pequeño detalle, que ninguno de los dos tomó en cuenta antes.
Su novia. Al mirarse a los ojos no necesitaron palabras para comprender que por más ganas que tuvieran, aquello no volvería a pasar. De pronto Adrián sintió una punzada en el pecho, que lo llevó a terminar en el piso, retorciéndose del dolor. Ethan desesperado llamó al 911, en busca de auxilio, sin entender del todo la situación por el reciente suceso que aún lo tenía confundido. Adrián, abrió los ojos después del repentino instante de debilidad posterior al beso, pero de nuevo se encontraba en casa, en SU casa, de su realidad. ¿Qué fue lo que lo había llevado de vuelta? Justo cuando deseaba quedarse y descifrar que había sido todo ese encuentro. Eleonor llegaba después de un día largo del trabajo a su pequeño hogar, moría por comer lo que había dejado preparando temprano y ver a sus hijos; aunque Adrián no era realmente su hijo, le gustaba considerarlo como tal, ya que prácticamente lo había criado desde la muerte de su madre. Con la llegada de la mujer todos bajaron a saludar, incluyendo su marido, Daniel, que había llegado minutos antes, del trabajo. El mayor de los jóvenes parecía desorientado y distraído, por lo que su saludo distante preocupó a Daniel. Tal vez, la explosión de emociones dentro de su pecho generó el viaje de retorno a su hogar, pero aún se encontraba ofuscado buscando una hipótesis que deje de sonar como si estuviera loco. Hablar con su hermanastro menor no siempre era una buena idea, pero las situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas, por lo que Adrián decidió contarle a David, todo lo que había transcurrido a lo largo de ese día. - ¿Me estás dando la razón? – Fue lo único que dijo el menor después de oír todo el relato -No, simplemente te estoy pidiendo que me des una explicación lógica - ¿Y entonces me darás la razón? -Sí… no lo sé, en verdad estoy empezando a pensar que solo fue una pesadilla, porque realmente los viajes entre dimensiones no existen. Daniel que en ese momento estaba en la búsqueda de su celular, por casualidad escuchó la conversación de los jóvenes, misma que evocó recuerdos de su pequeño “experimento” hace 17 años. ¿Será posible que sus acciones empiecen a tener repercusiones después de tanto tiempo? Aun en un debate interno entre decirle la verdad a su único hijo o dejar que el polvo se asiente por sí solo, entró en la habitación.
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- ¿De qué hablan muchachos? - Multiversos –respondió el más pequeño dando a entender que todos sabían de lo que hablaba en esa habitación. -Papá, ¿sabes de lo que está hablando? -Por supuesto, toda mi información está basada en las investigaciones de Daniel en la cochera- se adelantó en responder el más joven. Para David, este era el momento que había estado esperando toda su vida, en el que podía zafar todas sus dudas sobre los experimentos que había realizado su padrastro durante su juventud y lo curioso que resultaba el experimento 007 del que no hay conclusiones. Pero Daniel no parecía muy convencido de hablar del tema, cuando su cara se transformó en terror, buscando con la mirada por toda la habitación la caja. - ¿Está todo bien, papá? Lamento haber hurgado en tus cosas, solo pensé que era un tema interesante – el menor se disculpó y mientras empezaba a recoger todos los papeles dispersos por su escritorio. - No, no te preocupes David, no hiciste nada malo es solo que… son investigaciones sin comprobación, no te creas todo lo que dice ahí. - Pero, la comprobación que necesitas está en frente nuestro ahora mismo – hizo una pausa para mirar a su confuso hermanastro – ¿Recuerdas que Adrián todo el día estuvo haciendo cosas extrañas? – la afirmación con la cabeza que hizo Daniel le incitó a continuar – Es porque no era él, sino su versión de otra dimensión - ¿A qué te refieres David? -Papá, sé que suena loco, pero hoy de la nada aparecí en el baño de “nuestra” casa, en una dimensión donde mamá aún vive y tuvieron otra hija, Hadith… - hablo Adrián. Daniel corrió hacia los papeles que el dueño de la habitación estaba ojeando, buscando el experimento 007. -¿Puede ser posible? – Empezó a balbucear el padre mientras leía con rapidez las hojas – No, no, no -¿Qué ocurre? – Dijo Adrián que seguía sin entender del todo la situación. -Necesito que me expliques detalladamente todo lo que ocurrió Después de un largo relato, interrumpido múltiples veces por Daniel para hacer preguntas, que para el pelirrojo no tenía ningún sentido, los tres emprendieron un viaje a la vieja oficina de investigaciones Daniel. Tal vez, lo que había dicho su compañero de investigaciones, Pablo, hace tantos años era cierto y ninguna acción queda impune ni para bien, ni para mal; y ahora su hijo, que fue víctima de sus años de locura y juventud llena
de ansias por comerse el mundo, estaba en un trance interdimensional. Daniel necesitaba encontrar la forma de solucionar el problema que él mismo había ocasionado y quizá… pueda rescatar a Pablo de donde sea que esté. Mientras los tres buscaban entre la pila de cajas una que indicara la investigación 007 por completo, el padre intentó relatar lo que realmente había pasado. -Adrián, no espero tu perdón después de todo lo que voy a decir, solo tienes que saber que era muy joven y no sabía lo que hacía – empezó Daniel dejando unos documentos sobre la mesa muy serio –Cuando naciste, me encontraba en la cúspide de mi investigación sobre el multiverso, que, para que me entiendas es una colección de múltiples universos observables, frente a todas decisiones que hemos tomado a lo largo de nuestra vida – hizo una pausa para entregarle una hoja en específico a su hijo. – En ese entonces encontré la forma de pasar de una dimensión a otra, pero no tenía una explicación posible, ya que solo involucraba concentración mental en su totalidad y decidí intentarlo con otras personas, a pesar de que mi compañero, Pablo, me advirtió varias veces… tú fuiste mi primer intento, básicamente logré que intercambiaras de universo con otra versión tuya Adrián sintió que sus piernas empezaban a temblar después de toda esa revelación por lo que tuvo que sentarse, mientras su padre proseguía. -Pero no encontré la forma de regresarlos a su respectiva realidad y realmente no me pareció mala idea, porque también podría averiguar qué le pasa al individuo al encontrarse en otra dimensión por demasiado tiempo, pero ahora veo que fue una equivocación total, además de que nunca pude ver a Pablo de nuevo, sus intentos por salvarte hicieron que él también se perdiera, aun así, me encantaría encontrar la forma de regresarte a donde perteneces. -Entonces… ¿la razón por la que nunca me he sentido parte de nada es porque realmente no soy de esta dimensión? Por los próximos días, a pesar de que Adrián no se encontraba del todo bien con toda la información y aun sentía un poco de resentimiento, se pasaron los días buscando una forma de regresar al muchacho a su realidad. Adrián sintió algo que aprisionaba su pecho y le impedía respirar, abrió los ojos y se dio cuenta… había funcionado, estaba en su dimensión, esa que le había sido arrebatada durante tanto tiempo, y en la que aparentemente tenía un gato.
Se sintió más en casa que nunca. Lo primero que hizo fue ir a buscar a Ethan, pero algo no cuadraba, el joven compañero de los relatos y fotografías de su padre, se parecía bastante al ojiverde… ¿podía ser posible que el hermano mayor de Ethan sea también el ayudante de Daniel?
Fin.
Capítulo 1
Es sábado por la mañana se escuchan risas de fondo y un olor a desayuno recién hecho, desde que tengo memoria no he sido tan familiar ni he tenido una buena relación con mis padres simplemente ha sido así siempre, han estado muy ausentes en mi vida, mis hermanos mayores, sí los perfectos mellizos Addison y Aiden se la viven en mi contra y lo único que hacen es juzgarme, bueno no siempre es así Aiden y yo nos llevamos bien pero el siempre tiene que estar del lado de Addison. Ahora vivo en Londres, nos mudamos hace 5 años por trabajo de mis padres, dejamos todo en Barcelona, amigos, familia, pero no extraño como era mi vida allá, bueno solo algunas cosas… Hoy, un típico sábado muy rutinario con la familia Castañeda, los únicos momentos donde usualmente mis padres tienen tiempo libre que no es realmente así ya que siempre hablan por teléfono o se mantienen en reuniones, pasan tan ocupados que ni se dieron cuenta a qué hora llegué anoche, eso es muy común en mi familia el desinterés por ti, por tu vida, lo qué haces, quienes son tus amigos, tus maestros, si tus calificaciones van bien, en fin ha sido así siempre. -Martina Martina Martina, baja ya es hora del desayuno- se escuchó muy a lo lejos. Es lo que cada mañana escucho, a mi padre llamándome por mi nombre - “Martina, Martina, Martina” Pero lo menos que quiero hacer hoy es salir de mi habitación, lo único que quiero es dormir y quedarme aquí el resto del día, aunque mi padre siempre quiere integrarme a la familia, pero a veces sentirme excluida por mi madre y hermanos es inevitable. Al sentirme sin opción decidí bajar de mi habitación para dirigirme al típico desayuno familiar, pero sentir sus miradas profundas en mi todo el tiempo se siente tan raro, eso hace que quiera escapar. -Buenos días hija, ¿qué tal dormiste? - suena una voz muy dulce con un tono muy fingido -Buenos días mamá, todo bien- respondí en voz baja, muy cortante Mamá y yo tenemos una relación complicada, ella no está siempre para escuchar, o cuando necesito algo, pero después de todo es mi mamá. - ¿Has estado asistiendo a tus clases? - pregunto mi padre para así romper el hielo ¿Hablan de las clases de tennis?, Pensé en mi mente, las clases de tennis a las que he faltado por semanas, no he tenido ganas de ir ni de seguir en eso,
he entrenado desde los 6 años para poder ser una buena jugadora. ¿Qué excusa diré ahora? la presión es demasiado para mí, el colegio, el entrenamiento, mis padres, no tengo idea, la verdad he estado muy abrumada para ir, he preferido saltarme los entrenamientos para salir con mis amigos. - ¿Si ha ido a sus clases? - respondió Addison muy arrogante- ella ha faltado por semanas ¿Como sabe Adisson eso? ¿me ha estado siguiendo? ¿quién le conto?, lo único que sentí fue mi ansiedad haciéndome tener ganas de llorar, mordí mis labios para evitarlo ya que mostrar tus emociones te hace débil, o al menos es lo que dice mamá siempre. - ¿Eso es cierto Martina? - preguntó mi padre alzando su voz Salí rápidamente de ahí lo único que quería era escapar, escapar de sus miradas, de sus preguntas, escapar de casa, así que solo me fui, sabía que mi padre se sentía decepcionado por mí y sé que llamarían a mi entrenador para saber toda la verdad, me fui solo para evitar sus cuestiones. Escapé y salí a caminar para despejar mí mente. Vivir en Londres ha sido tan gratificante dejar atrás Barcelona de alguna forma me ha hecho sentir que tengo otra oportunidad para encajar con mi familia y ser más unidos, he conocido muchos lugares donde acudo cuando solo quiero escapar de casa estar lejos de mis odiosos hermanos y de los regaños ocasionales de mis padres. Entonces fui a caminar en Hyde Park uno de mis lugares favoritos desde hace 5 años que es el tiempo que vivimos en Londres Siempre vengo a este inmenso lugar con un lago precioso que es mi parte favorita del parque y de sus grandes árboles que están por todos lados, este es mi lugar, donde puedo ser yo, donde escapo de la ruidosa ciudad y del ambiente familiar que tanto me gusta. Estar aquí me hace pensar, mi cabeza da vueltas por horas y solo miro al cielo para poder encontrar alguna respuesta para mis miles de preguntas, y poder calmar mi ansiedad. Las vacaciones de verano han terminado y me entusiasma por fin terminar el instituto, ya no soporto las clases, pero terminarlo significa pensar en el futuro y aun no estoy lista. Pienso mucho en eso en lo que yo quiero, lo que mis padres quieren, lo que todos dirían de mí.
Capítulo 2
Es primero de septiembre, estamos a vísperas de entrar al instituto, acabo de despertar y apagar mi molestosa alarma que suena cada mañana, y como siempre despierto con un mensaje de Gael, un chico de mi curso, con quien salgo hace un par de meses, pero no mantengo nada serio. Hola Marti, ¿cómo amaneciste hoy? <3 Casi todos me llamaban “Marti”, pero me molestaba que Samuel me llamara así no se bien porque simplemente me molestaba, casi no nos veíamos, él era bastante tímido incluso para invitarme a salir, siempre que lo veía era cuando estábamos con el resto de nuestros amigos, realmente casi ni hablábamos ni teníamos algo en común lo que hacía que lo nuestro sea demasiado aburrido para mí, y solo busco una excusa para terminar con todo. Respondí rápidamente su mensaje, de forma desinteresada, Samuel ya no me interesaba y planeaba decírselo en, pero no sabía cómo. Esta mañana había quedado con mi mejor amiga Beck para desayunar juntas, es nuestra tradición que a inicio de cada mes vayamos de compras, desayunemos wafles y tomemos un mocaccino en nuestra cafetería favorita, y por supuesto ir a caminar en Hyde park. Rebecca es mi mejor amiga desde que estoy en Londres, al contrario de mi es hija única así que no tiene hermanos que la molesten como los míos, en fin, nos llevamos genial, vamos al mismo instituto, practicamos tennis juntas, y nos llevamos con los mismos amigos. Beck paso por mi como lo hacía siempre, así que bajé y subí a su auto de color negro. -Martina, te extrañe demasiado - me saludo con un abrazo y un beso en la mejilla, Beck siempre ha sido tan risueña y simpática. No nos habíamos visto en semanas, había ido las últimas semanas de vacaciones a su rancho familiar en las afueras de Londres. -Yo te extrañé más Rebecca – respondí tan entusiasta como ella, en verdad la extrañaba – Te has perdido de muchas fiestas en casa de Esteban – respondí con una sonrisa -Esteban y yo somos un caso perdido Marti – agrego desalentada Beck y Esteban eran amigos inseparables desde muy pequeños, Beck se enamoró de él y se lo confesó, pero él no le respondió como ella hubiera querido, es por eso que se había ido las últimas semanas al rancho familiar. -Yo sé que él te quiere Beck, solo que han sido amigos por años y de seguro esta confundido- dije rápidamente poniendo mis manos en los hombros de
Beck Esteban es uno de nuestros amigos junto a Francisco y Mathias, con quienes salimos de fiesta y son la mayoría de nuestros planes. Esteban era muy atento conmigo y con Beck, siempre creí que entre los dos había una conexión, pero desde que Beck me contó lo que sentía con él, me alejé porque después de todo ella es mi mejor amiga, Beck y Esteban siempre han tenido una conexión única y estaba segura de que se podía dar algo entre los dos, pero solo el tiempo lo dirá. Salimos de prisa a ver varías tiendas de ropa, compramos muchos atuendos para salir, fuimos a desayunar donde siempre para al final de la mañana terminar yendo a Hyde park, empezamos a caminar hasta llegar al lago. Al llegar nos sentamos para conversar y ver el lago como lo hacíamos siempre, adoramos este plan. Al estar allí un par de perritos Beagle se nos acercaron, parecían perdidos, ambos tenían placas con un número grabado por detrás, al levantar mi mirada noté como un chico venía hacia nosotras, al parecer eran sus macotas. -Así que aquí están, los perdí de vista un segundo y se habían alejado de mí, gracias por tenerlos entretenidos un rato – mencionó muy simpático y amable Me quede bastante fría, al verlo frente a mí, había algo que llamaba mi atención, era bastante alto, con unos ojos azules y el cabello muy oscuro además estaba muy bien vestido, jamás lo había visto por aquí, bueno es Londres siempre ves a personas nuevas, pero en concreto yo venía bastante a este parque y jamás lo había visto, ni lo conocía de algún otro instituto. -No hay problema - respondió Beck En ese instante él se fue con sus dos Beagle tras él, solo vi cómo se alejaba, en mi mente trataba de recordar si lo había visto en algún lugar, pero para nada no tenía idea de quien era. - ¿Beck tienes idea de quién es? -Ni idea jamás lo había visto, de seguro es nuevo en la ciudad o está aquí de vacaciones, pero está muy lindo Sin duda quería volverlo a ver, saber si era de la ciudad o solo estaba de visita; al ver la hora Beck y yo decidimos irnos, al salir de Hyde park volvimos a ver al mismo chico quien estaba a la otra cuadra, esta vez sus dos Beagle ya no estaban con él, la calle estaba bastante despejada, vimos como otra persona se le acercaba y como él le entregaba un sobre de forma
discreta para luego despedirse, y voltearse dirigiéndose muy seguro hacía un masetero de donde saco esta vez un pequeño sobre que luego guardo dentro de su abrigo. -Wow haz visto eso Marti- Beck sonó muy asombrada -Lo vi, el actúa muy raro ¿no? Al levantarse sentí como sus penetrantes ojos azules me miraban fijamente, manteniendo un contacto visual, el solo se quedó viéndome desde el otro lado de la calle, hasta que Beck jalo de mi brazo para ya irnos. -Marti vámonos, no debemos quedarnos aquí – Beck dijo en voz alta, algo nerviosa -Está bien, no le alteres – respondí -Acaso no te das cuenta, eres demasiado ingenua Martina -¿Ingenua? ¿Por qué dices eso?, no te entiendo Beck -El vende drogas Martina, acaso no te has dado cuenta es un dealer ¿Un dealer? Como puede ser eso posible, para nada parecía alguien así, no podía creerlo. Beck me llevo rápidamente a su auto para luego dejarme en mi casa. -Chao Marti, nos vemos en clases – nos despedimos con un abrazo y un beso en la mejilla -Hasta las clases Rebecca – me despedí Al entrar a casa saludé a Aiden quien estaba con un par de amigos en la sala de estar de nuestra casa, me extraño no ver a Addison en casa, pero no pregunté por ella, subí a mi habitación rápidamente, no dejaba de pensar en aquel chico ni en si lo que Beck había dicho era cierto. Quería saber más de él.
Capítulo 3
Es lunes por la mañana como todos los años las clases inician en septiembre, me levanté muy temprano gracias a mi alarma de siempre, tome una ducha con agua tibia, me puse el uniforme, seque y alisé mi cabello, me hice un maquillaje muy natural pero impecable, me gustaba cuidar los detalles, por último, pase mi gloss favorito por mis labios para luego ir a desayunar. Baje de prisa, para solo despedirme de mis padres. -Pórtate bien Martina- Salió muy deprisa mi madre dejándome una marca de lápiz labial en la frente Salió tan rápido que no tuve tiempo de pronunciar ninguna palabra, desayuné con mis hermanos rápidamente y salí a tomar un taxi para poder
llegar a tiempo al instituto, parecía que el tráfico jamás terminaría, se veía eterno, choches haciendo filas por horas esperando avanzar. Cientos de mensajes llegaban a mi móvil, eran de Beck preguntando si estaba a punto de llegar, o donde estaba y que me sería imposible adivinar a quien había visto en el instituto, acaso sería ¿un profesor nuevo?, ¿un rector?, ¿al chico tan misterioso de Hyde park?, la curiosidad simplemente me mataba. Seguía en el tedioso tráfico, con mi cabeza apoyada en el cristal del taxi esperando avanzar más, sabía que llegaría muy tarde lo que me volvía bastante ansiosa, pero después de todo llegaría. Soñaba despierta con la posibilidad de que la persona que había visto Beck en el instituto sea al chico que paseaba a sus dos Beagle en hyde park, estaba demasiado despistada, soñando despierta como para darme cuenta que había llegado, sí al fin. -Señorita ya llegamos – tome unas monedas que tenía en mi bolsillo, le pague al taxista para salir de prisa al instituto. Para darme cuenta que había llegado demasiado tarde y la puerta estaba cerrada, sabía que podía entrar luego, de seguro solo estaban dando la típica charla de inicio de clases, con mil instrucciones y normas. -¡Hola! Sabes si aún se puede entrar - escuché una voz que venía de tras mío, al darme vuelta vi que era aquel chico con ojos claros y cabello muy oscuro. Me quedé helada, paralizada, no salía ni una palabra de mi boca, mi rostro se puso rojo de la vergüenza, en verdad logró sorprenderme. -¿Aún se puede entrar no? - insistió -Si claro, ya deben estar por venir a abrir la puerta – respondí Se veía mucho mayor que la mayoría de mi clase, como de un par de años más, le sentaba muy bien el uniforme, era mucho más lindo de cerca, no parecía ese tipo de personas que venden drogas o que las usan, se veía muy saludable de hecho, de seguro Beck se equivoco con lo que había dicho el otro día acerca de él, después de todo no lo conocíamos ni lo habíamos visto por la ciudad. -Eres nuevo -Si, estaba en otro instituto antes, pero mis padres me transfirieron para que termine mi último año aquí -Genial, oye me resultas familiar, como si te hubiera visto antes… - me refería a la vez en Hyde park, quería ver si me recordaba o si le llame la atención esa vez.
-No lo creo, no me resultas familiar ¿Qué no le resulto familiar?, pero si incluso Beck cruzo un par de palabras con él, de seguro su memoria es de lo peor, pero no lo creo, acaso he sido tan irrelevante. -Creí que te había visto por Hyde park -¿Hyde park? Para nada, no he ido ahí desde que llegue a Londres. ¿Lo que decía era en serio? Estaba super segura de que lo había visto, no era ese tipo de personas que olvidas fácil, pero le seguí la corriente. -Me resultabas muy familiar, pero creo que me equivoqué de persona – dije muy avergonzada El solo sonrió. Un silencio incomodo invadió el lugar, solo esperaba poder entrar al instituto y perderme un rato. Hasta que abrieron la puerta principal para poder entrar, un regaño por haber llegado tarde era inevitable. -Empezamos mal el año Señorita Castañeda -Prometo no volver a llegar tarde – respondí con la cabeza baja No solía llegar tarde, pero cruce rápido el pasillo para poder leer un mensaje de Francisco. -Marti estamos en el comedor, ven rápido Fui prácticamente corriendo para encontrarme con mis amigos, a los cuales no encontraba. -Martina estamos aquí – era la voz de Esteban quien me llamaba desde la esquina del comedor, todos estaban sentados, riendo y contando lo que habían hecho el fin de semana y sus variadas aventuras de las vacaciones. -Estas muy despistada Marti – dice Beck mientras se hace a un lado para que pueda sentarme -Juro que desperté muy temprano para venir puntual, solo que había un tráfico inmenso, pero ya estoy aquí. Mis amigos eran de los más populares aquí, sobre todo Beck quien no tarda en llamar la atención de todos cada que entra a algún lugar, somos amigos de mucho tiempo, llevamos mucho tiempo estudiando juntos, desde el jardín de niños de hecho, ellos me impulsan a hacer cosas que jamás hubiera hecho si no fuera por ellos y a disfrutar de cosas que me he perdido por ser tan reservada, pero eso es cosa del pasado. -Beck a que no adivinas a quien vi hoy -¿A quién? - respondió muy Rebecca muy arrogante -Al chico extraño de hyde park -¿Enserio? Pero el que hace aquí, se ve mucho mayor como para estar en
el insti aun, como sea, da igual solo no le hagas caso Marti. Beck tenia razón, no debía hacerle caso ¿no?, mientras esa duda cruzaba por mi mente y solo escuchaba reír y hablar a mis amigos de fondo vi como Gael se acercaba a nuestra mesa, a ninguno de mis amigos les caía y a mí tampoco últimamente. -Martina, podemos hablar un momento Me levante de mi silla para luego sentir las miradas de mis amigos, pero bueno, tenía que hablar con él. -¿Te pasa algo? Siento que has estado alejada y que no te he visto casi -No, no pada nada solo creo que debemos dejar las cosas aquí- estaba siendo muy sincera -Pero que he hecho Martina, yo te quiero -Creo que pensamos distinto y que somos más amigos que otra cosa y debemos dejarlo así. Solo me alejé, fui rápido a comprar algo de tomar a la cafetería con la excusa de alejarme. Para otra vez ver a aquel chico quien estaba hablando con Vanessa, una chica de mi clase.
Capítulo 4
Acababa de volver del colegio, moría del cansancio solo quería tomar una siesta y nada más, y para mi sorpresa todos estaban en casa hoy, papá, mamá, Aiden y como no, Adisson, aunque haya roces en mi familia me pone contenta tenerlos a todos aquí. Es viernes, y me entusiasma terminar la semana con este almuerzo familiar. -Marti he hablado con tu entrenador, y me ha dicho que has progresado mucho y que no es bueno que faltes a tus clases, desde hoy las retomaras, de acuerdo – dijo mi padre interrumpiendo el silencio reconfortante de nuestro almuerzo Supongo que estaba de acuerdo, no podía faltar más, me gustaba el tennis llevaba demasiado tiempo practicándolo como para dejarlo de la nada. -Okay, estoy de acuerdo, me gustará volver. -Espero que seas responsable y no faltes más, esta bien Martina. Hoy te llevaré yo mismo Terminando de comer subí a mi habitación para cambiarme a ropa deportiva y a guardar mis cosas en mi mochila estaría lista para mi retorno a los entrenamientos. Mi móvil comenzó a sonar, no lo encontraba por ningún lado, hasta que logre encontrarlo, tenía un par de llamadas perdidas de Beck, Beck siempre me llamaba en lugar de enviarme un mensaje de