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7.2 Medicina tradicional y científica en Conocoto

“Si le duele la pancita, agüita de manzanilla; si se olvida, paico para la memoria; hojas de higo para los cólicos de las guaguas y no tan guaguas; y el remedio para que le obedezcan es la ortiga, comadrita” (Dichos populares)

La salud, el bienestar y la enfermedad son hechos biológicos, psicológicos, sociales y culturales que tienen que ver con nuestro cuerpo, afectos, emociones y también con la interacción que hacemos con nuestro entorno natural, social y cultural.

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En Conocoto, al reflexionar sobre la atención de la salud encontramos en los últimos cincuenta años tres subsistemas de salud, cada uno con sus propias características, conocimientos, prácticas y creencias. Los tres subsistemas persiguen el cuidado de la salud.

El primer subsistema corresponde al de la medicina tradicional o alternativa basada en el conocimiento y uso de recursos naturales, plantas, animales, minerales, terapias espirituales, y/o técnicas manuales. Este subsistema busca equilibrar el estado de las personas, lo que contribuye a tener buena salud y bienestar. El uso de la medicina tradicional o alternativa es el resultado de una relación y conocimiento profundos de la naturaleza. Su origen se remonta a culturas prehispánicas y ha sido transmitida de generación en generación.

Al parecer en la historia de Conocoto una de las presencias continuas en la salud de sus pobladores

ha sido la figura de las parteras o comadronas. Gracias a la información de Mercedes Aráuz, obstetra conocoteña, se conoce la existencia del último censo de parteras de Conocoto en el que se menciona a Luz María Guamán, del barrio La Paz, María Magdalena Catota, del barrio La Loma, Filomena de Morocho, del barrio Las Peñas, María Matilde Cumanicho, del barrio La Armenia, Lucinda Pachacama, del barrio Miranda Grande y Rufina Paucar, del barrio San Lorenzo.

Además se recuerda a “sobadores” como Pascual Gallardo y su hijo José María Gallardo, carpintero autodidacta que, sin estudios formales, adquirió conocimientos de anatomía y fue visitado en su época por pacientes de distintas provincias del país, que iban difundiendo su fama de sobador eficaz. Otro sobador fue José Ulpiano Lovato, conocido en la actividad deportiva.

El segundo subsistema se refiere a la medicina occidental o científica, considerada oficial en el sistema de salud, la misma que es percibida y cuestionada por ser predominantemente biológica y ligada a intereses de la industria farmacéutica y por desconocer y no valorar las facultades de la medicina natural, al considerarla empírica y sin base de evidencia científica. Sin embargo, la medicina tradicional ha logrado un vasto conocimiento de las plantas medicinales y métodos terapéuticos, en base a los cuales se crearon terapias científicamente orientadas. Por su lado, la medicina científica ha enriquecido el bagaje profesional de la medicina tradicional. En la

actualidad hay una tendencia a complementarse.

Según la información obtenida, dos de los primeros médicos en Conocoto fueron los doctores Araque y Sarzosa. Entre las primeras enfermeras que prestaron atención en el antiguo dispensario de salud de Conocoto podemos mencionar a Anita Espinosa, Bertha González y Felisa Mera. La primera botica en la población fue la botica Bristol, cuyo propietario, Galo Alarcón, era identificado como “el doctor Galito”. El tercer subsistema del cuidado de la salud es el de la medicina popular o doméstica que, en general, se encuentra históricamente en manos de las mujeres y que cuenta con una serie de prácticas, conocimientos y saberes populares (Escuela de Salud Pública de México, 2010). Se ha ido construyendo un saber femenino sobre la base de recursos disponibles como: plantas medicinales, recomendaciones grupales, y por observación y experiencia propia. La aplicación de la medicina doméstica, es una de las más importantes en el proceso de cuidado de la salud, aun antes de acudir a los curadores o a los profesionales de salud (Bermúdez, Oliveira-Miranda; Velázquez, 2005, p. 453-459).

El doctor Jorge Vargas, médico nacido y radicado en la población, señala que en Conocoto el uso de la medicina natural se hace actualmente por costumbre más que por conocimiento. Según dice, se han perdido las recomendaciones ancestrales y las prescripciones sanitarias; se desconoce la dosificación requerida; cuándo emplear la planta en sus distintos estados (fresco o seco); se desconoce también qué valor de uso tienen las distintas partes de las plantas;

peor aún, los efectos adversos y las precauciones en el uso. En consecuencia, la inexistencia del conocimiento rompe con la cadena de trasmisión del mismo. (Bermúdez, Oliveira-Miranda; Velázquez, 2005, p. 453-459).

El mencionado galeno señala tres causas para la pérdida del conocimiento ancestral: 1) El poco interés en la dinámica de los sistemas de conocimiento local y de la compensación al conocimiento de los saberes. 2) La disminución y casi extinción de los huertos familiares, campos agrícolas y bosques secundarios. Ahora las personas compran en el mercado lo que se tenía en las huertas y, muchas veces, también es en el mercado donde reciben información incompleta de las bondades de las plantas y, 3) El expendio de medicina en forma indiscriminada por las casas calificadas para ofrecer fármacos, y acelerada por la publicidad masiva del rápido alivio.

Agrega que en Conocoto el uso de las plantas es recurrente: “usan plantas que hacen parte de la medicina natural como: taraxaco, romero (como antiinflamatoria), sábila (desinfectante e hidratante), manzanilla (para desórdenes digestivos e inflamaciones), diente de león (para problemas de hígado), ortiga (en varios casos como estimulante circulatorio), ajo (sobre todo para la protección de infecciones), orégano (en presencia de cólicos, diarreas), higo (cólicos menstruales), canela (en casos de resfriado) igual que él eucalipto y la menta; pelo de choclo (como diurético), sangre de drago (para irritaciones) agrega también “que en algunas ocasiones su uso tiene un efecto placebo”.

La obstetra Mercedes Aráuz comenta que algunas mujeres que llegan al Centro de Salud usan la canela para ayudar al parto y para disminuir el frío pero, a decir de ella, el efecto es contrario y a veces se debe practicar cesárea por esta razón.

Canela

Lo cierto es que en el Conocoto de antes, las plantas medicinales eran parte importante de los huertos familiares. Esperanza Gallardo, dueña de uno de los huertos medicinales de Conocoto, y quien proporcionó una rica información, refrenda y engrosa el listado: paico para la memoria, floripondio para curar el espanto, ortiga para mejorar la circulación y también, como planta que endereza a las personas, la verbena amarga para la gripe y dolores de huesos;

también está la canela para perfumar los ambientes. Además de las plantas ya señaladas, cuenta en su huerta con el tilo, el cedrón, el llantén, el bledo y la manzanilla. ¡Cómo es de generosa la madre tierra!

Floripondio

En la huerta de Esperanza hay también plantas alimenticias como choclo, fréjol, habas, acelgas, cebollas, perejil, culantro y plantas frutales como las guabas, uvillas, naranjas agrias y dulces, los capulíes, moras, nísperos, granadas, guayabas y jícamas. Así eran las huertas del Conocoto de antes: todo un universo de plantas. ¿Por qué no revivirlas?

Para las malas energías dice Esperanza que se barría la casa con el guanto, el de flores amarillas. Mercy

Giler suma y señala que para limpiar las energías o ahuyentar los malos espíritus se usa ruda, marco y chilca. Como insecticida natural se usaba el tabaco, el ajo y el ají

La falta de reconocimiento y coordinación de los subsistemas de salud señalados, abre puertas a las prácticas generalizadas de la automedicación. Según el Perfil de consumo de medicamentos en la ciudad de Quito, el médico Marcelo Lalama señala que el 36% de los 455 encuestados se automedicaron, en particular el grupo de ingresos económicos bajos. Del total de la muestra, solo el 43% tuvieron información calificada sobre su tratamiento. De los que se automedicaron, 49% se informaron en medios publicitarios.

A decir de Esperanza Gallardo, en el Conocoto de antes se practicaba la interconsulta entre los portadores de la medicina natural: parteras, curanderos y sobadores. Los curanderos se reunían para intercambiar experiencias, para conversar sobre las curaciones, para socializar conocimientos. En una práctica de constante intercambio de servicios por productos, el dinero no era lo más significativo. Señala que los conocimientos curativos son legado colectivo, acervo cultural y, en algunos casos, memoria escrita como “los libros del abuelo Rafael León que, por desgracia, se han perdido”.

8. QUÉ HACER

¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón.

Fito Páez

Después de este recorrido por las distintas manifestaciones culturales tradicionales de Conocoto y luego de verificar que su uso y percepción está disminuido y desvalorizado en el momento presente, surge la pregunta: ¿Qué hacer para que no todo esté perdido? ¿Qué acciones y cambios desarrollar para lograr el florecimiento de las culturas vivas en Conocoto, desde nuestras raíces? ¿Cómo promover y revalorizar la identidad de sus pobladores?

Las respuestas seguramente son múltiples y complejas. Aquí resumiremos algunas recomendaciones generales recogidas durante la investigación:

Profundizar en investigaciones multidisciplinarias sobre la historia de Conocoto y sobre su patrimonio cultural tangible: espacios, lugares, construcciones. Incluir estos temas en el pensum de estudios de escuelas y colegios de este territorio.

Recuperar el uso social de las construcciones tradicionales y fomentar en la ciudadanía la valoración del patrimonio tangible de la parroquia. Gestionar que el Municipio de Quito y el GAD Parroquial cumplan sus competencias cuidando el

patrimonio arquitectónico, con participación de la ciudadanía.

Dado que actualmente Conocoto es en gran medida dependiente de la economía de la capital, es necesario promover emprendimientos artesanales cuyos productos se puedan vender no sólo para los pobladores de este territorio, sino también para los visitantes. Así los recursos quedarían aquí mismo y decrecería el éxodo masivo y diario de la población hacia Quito.

Promover una feria artesanal dominical, con una imagen atractiva y campañas de difusión que promuevan la venida de visitantes en número cada vez mayor y en donde los productos tengan la marca de “Artesanía de Conocoto” con una calidad reconocida. Así como se posicionó el patio de comidas típicas en la Alfaro y Luis A. Proaño, esta feria podría posicionarse en los exteriores del Infocentro y /o Centro Cultural.

Generar mecanismos de capacitación teóricopráctico en algunos oficios como carpintería, zapatería, plomería, construcción, gastronomía, agricultura urbana, a fin de mejorar la calidad de estos trabajos, que siguen siendo necesarios en la actualidad.

Con el crecimiento urbano de Conocoto, la lucha comunitaria con participación de la mayoría de pobladores se fue convirtiendo en lucha ciudadana, en la cual cada sector o barrio lucha por sus propias reivindicaciones. Sin embargo, aprovechando la experiencia de organizaciones como la Asamblea

Popular de Conocoto, es necesario promover y coordinar la acción de los pobladores por necesidades comunes a toda la población, entre las que se destaca la necesidad de una acción cultural sostenida y la generación de espacios y locales adecuados para las manifestaciones culturales y cívicas.

Una acción concertada del Gobierno Parroquial, la Extensión Conocoto de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y las organizaciones populares permitirá promover la participación activa de barrios, urbanizaciones y condominios en la actividad cultural. Así tendremos un territorio con identidad propia: Conocoto, tierra de arte y cultura.

Conseguir cupos de exportación internacional para productos de excelencia, por parte del respectivo ministerio o ente regulador

Recuperar el sentido de la Yumbada y preservarla como patrimonio cultural e histórico de Conocoto y como parte del patrimonio del Ecuador. Promover el conocimiento de esta manifestación ceremonial en todos los sectores de la población de Conocoto.

Exigir estándares mínimos de seguridad alimentaria en los establecimientos de comida de la población, tomando en cuenta el proceso de compra, elaboración y expendio de comida. Además. promover la marca “Conocoto” para los platos típicos y los platos innovadores en la población.

Fomentar la creación de escuelas de formación artística en todas las disciplinas y retomar la puesta

en escena de las distintas expresiones promoviendo la construcción de un auditorio y un ágora adecuados para la difusión de las distintas expresiones artísticas en la parroquia.

Conseguir para Conocoto un estatus político de cantón o alcaldía menor, lo que fuere factible, a fin de poder planificar e implementar nuestro desarrollo como ciudad intermedia, con áreas residenciales y comerciales, con espacios verdes suficientes, con infraestructura vial y de servicios para todos los sectores.

Entender nuestras raíces y promover identidad cultural, estimular sentido de pertenencia y generar entusiasmo en sus habitantes por aportar al buen vivir en nuestra patria chica son tareas complejas que implican esfuerzos perseverantes, así como concertación de pensamientos, voluntades y acciones. Hay que ofrecer nuestro corazón para esta tarea: Conocoto, ciudad ecológica, territorio de arte y cultura.

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