





12 de diciembre de 1958. Ese memorable día, en el amplio patio central de la escuela N°5 “José Pedro Varela”, ubicada en la esquina de Guayabos (ex Guayabo) y Gaboto en mi entrañable barrio Cordón, se realizó la ceremonia de finalización de cursos y despedida a las alumnas y a los alumnos de los sextos años que nos íbamos para el liceo.
A mi madre se le ocurrió la idea de extraer del libro “Vida” del maestro, poeta y antropólogo uruguayo José Enríquez Figueira (del cual era sobrina-nieta) un poema: “Adiós a la Escuela”, del poeta español Fermín Estrella Gutiérrez y llevárselo a la Directora, Sofía Bonnecarrere, para ser leído por algún alumno o alumna de alguno de los dos sextos (A y B) existentes en la escuela. A Sofía, mujer sensible y cariñosa, gran directora, luego de leer el poema, le pareció plausible esa proposición de mi madre y armó una especie de “triunvirato” con la profesora de Canto y ambas maestras de sendos sextos, quienes seleccionaron a algunas niñas y algunos niños que nos habíamos destacado por nuestra participación en los cursos de Lenguaje y Canto y nos fueron probando.
Por designio misterioso de la Diosa Fortuna quedé nombrado para ser el recitador del poema. Ese poema estaba marcando un hito trascendental en mi vida: nada más ni nada menos que el pasaje de la niñez y la pre-adolescencia a la adolescencia plena; nueva etapa pletórica de nuevos desafíos a los cuales enfrentar, misterios a los cuales descubrir y problemas a los cuales resolver. Nuevos amores, goces y disfrutes ..… el enigmático futuro.
Lo expresé con tal emoción, convencido hasta la médula del mensaje que estaba enviando al resto del alumnado, a las maestras y a la Directora que se quedaba en la escuela, que cuando finalicé, mi madre (mi padre no estuvo por qué estaba trabajando) que se había sentado en la primera fila de la “platea” salió corriendo a abrazarme. Tras ella, compañeras y compañeros, Elena, mi querida maestra y Sofía la Directora, también me abrazaron, besaron y estrujaron. Me hicieron puré entre todos.
La presidenta de la Comisión de Fomento nos entregó a cada egresada y a cada egresado una rosa púrpura de papel. Hermoso recuerdo que conservé hasta que se la regalé a mi hija mayor, cuando ella egresó a su vez de la escuela.
Al retirarme hacia mi hogar, me iba dando vuelta a cada rato para echarle los últimos vistazos al edificio que había sido mi segundo hogar y donde transcurrió uno de los más felices períodos de mi vida.
Destino quiso contrajera nupcias con una maestra con la cual llevo casado más de 51 años y diera la casualidad que mi nieta Sara, de 4 años asista al centro de educación inicial Araity, cito a pocas cuadras de mí escuela. A veces cuando voy a buscar a mi nieta, aprovecho la cercanía y, embargado por la nostalgia pido permiso y entro al que fue mi hogar escolar, para volver a ver la más que centenaria palmera, ubicada en el patio del fondo. En el patio central o delantero, los salones de las clases en dónde aprendí tantas asignaturas y valores éticos y morales y en el que compartí juegos y amistades en los recreos.
Hablando de valores: Lucio era muy alto para sus doce años. Usaba lentes. De piel parduzca. Hijo de familia humilde. Callado, pero no tímido. Intentaba entreverarse en los picaditos de futbol en los recreos, pero era más bien discriminado. Las niñas se mofaban de su figura. Pero era un buen alumno. Aplicado, tesonero, estudioso. La Comisión de Fomento donó un libro de Geografía Universal de Jorge Chebataroff para ser sorteado en nuestro sexto B. Adivinen quién salió sorteado. Sí, yo. Ante mi requerimiento de otorgarle ese libro a Lucio, la maestra sabedora del problema discriminatorio que sufría Lucio, me llamó aparte y me sugirió que lo mejor que podía hacer por él, era estudiar juntos, una vez en cada hogar. Así lo hicimos. Nos iba tan bien que se nos fueron sumando compañeras y compañeros, rotando localía. Al final, tuvimos que separarnos en grupos de a tres o cuatro, por qué aquello se había transformado en un caos. Pero lo importante de ese asunto, fue que a Lucio se lo empezó a tratar con consideración, respeto y hasta cariño.
Como no podía ser de otra manera, la vida nos separó. Unos/as se fueron al Liceo N°5 “José Pedro Varela”, mismo nombre de la escuelita-escuelaza. Otros/as a liceos privados. Y otros/as, como yo, al glorioso N°4, “Juan Zorrilla de San Martín”. Gran Liceo, si los hay.
“Ab imo péctore” es el nombre de un poema escrito por mi tía, hermana de mi madre, la poetisa y también maestra, María Ofelia Huertas Olivera. En latín, significa: desde el fondo del alma. Desde el fondo del alma es que me brota un grito: ¡Viva la Escuela Pública Vareliana! Obligatoria, laica y gratuita.
Carlos Alliaume
. Nació en Montevideo el 09 de setiembre de 1945. Cumple sus sueños artísticos tras acogerse a la jubilación. Integra desde 2009, varios elencos de teatro, siendo dirigido por talleristas reconocidos como Héctor Spinelli, Rosario Fernández Chávez, Juan Carlos Worobiov, Edy Gabriel Bastoni, entre otros. Simultáneamente participa en el taller literario de Graciela Monteverde en la Casa de Cultura del Prado y con Sebastián Rivero en el Espacio GenerAcciones de la Intendencia Municipal de Montevideo. Obtiene reconocimiento y premios en los concursos literarios organizados por la Secretaría de Personas Mayores de la Intendencia Municipal de Montevideo, correspondientes a los años 2018 y 2019.
Cuesta un poquito mirar hacia atrás para enumerar los hechos más salientes de este año que termina. Aunque es muy reciente y aún no ha terminado este año 2022, estamos en sus últimos días. Han pasado muchos acontecimientos, pero en mi modesto entender trataré de enumerar unos pocos que podrán ser o no relevantes según criterio del lector. Comenzaré por Covid-19 post pandemia. Nos mantuvo en vilo, nosotros que nuestra soberbia como seres humanos nos hace sentir que estamos en la cumbre de los conocimientos, a nivel de la biología, de la informática, de la robótica, de las nuevas tecnologías, estamos en la cresta de la ola, este virus o bacteria nos tuvo encarcelados, con un tapabocas que nos impedía respirar en forma normal para tomar el oxígeno del medio ambiente. Nos impidió estar al lado de amigos y familiares en su lecho de enfermos y lo peor, no pudimos acompañarlos a su última morada. Muchos nos preguntábamos esto no puede estar sucediendo. El covid-19 nos puso de rodillas, no podíamos ver a nuestros seres queridos por mucho tiempo. El miedo nos ganó el alma, la tristeza de que amigos entrañables morían y se nos negaba el derecho (para protegernos) de poder despedirlos. El miedo, siempre el miedo a la muerte. Así vivimos, así sobrevivimos. Por obra de la providencia resistimos y nos protegimos con lo único que podíamos hacer en ese momento, confinamiento, tapabocas, y las vacunas. Sobrevivimos. Ahora sabemos que, en China, donde nació este mal vuelve haber un nuevo brote. Ha llegado aquí porque la globalización es un puente para ello. Esperemos que no sea tan demoledor como la vez anterior. Esperemos que sea menor las víctimas. Una vez más estamos a su merced.
Hoy se me presentó sin pensarlo un acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia de los uruguayos. En palabras de Pablo Vierci autor del libro “la sociedad de la nieve” (que a sus cincuenta años del primer lanzamiento) lanza un segundo libro; “Historia que merece formar parte de los episodios claves de la humanidad” dice y concuerdo totalmente con él. Se han escrito muchos libros, muchas películas acerca de esta tragedia que ese puñado de chicos adolescentes supieron estar a la altura, demostrando una capacidad de resistencia que cala al fondo del espíritu humano. Enfrentar la línea divisoria de vivir o morir, ante una situación límite hace que la capacidad de equilibrio y resistencia te derribe y pienses cual es el mejor camino quizá cando ya no quedan caminos posibles. Es fácil opinar cuando se está bien alimentado, se tiene una cama confortable, con un entorno agradable. Allí, donde estabas a tres mil metros de altura, en un ambiente ´gélido donde el hambre te aniquila y no hay salida tomar una decisión entre todos, alimentarse de los cuerpos de los que sucumbieron, “entrego mi cuerpo para que otro viva” es de una demostración de profunda generosidad de los que partían, (porque dejaron cartas de autorización para que tomaran sus cuerpos). Era el pacto sagrado que hicieron entre todos, muestra una grandeza de espíritu poco antes vista. Setenta y dos días de vivir bajo la nieve a temperaturas extremas, con poco o nada para alimentarse. Setenta y dos días en ver como morían familia y amigos a su alrededor. Hay que experimentar esos estados que van más allá de la resistencia de cada uno.
“La sociedad de la nieve” es un hecho que muestra hasta qué punto se puede llegar para sobrevivir. Como dice Pablo Vierci,” Caminaban por una cornisa entre la vida y la muerte, abandonados, despojados de todo, en la inmensidad de la montaña nevada”
Este hecho demuestra que en los estados en que el ser humano se encuentra al borde mismo de la muerte, en los peores momentos surge lo mejor de sí mismo.
Cabe recordar aquí que es resiliencia: es la capacidad de hacer frente a las adversidades de la vida; transformar el dolor en fuerza motora, para superar y salir fortalecido de ello. Una persona resiliente toma conciencia que es el arquitecto de su propio destino.
En este grupo, a pesar de todo se mantuvo firme el espíritu de generosidad, de compañerismo, de equilibrio, de consenso. Vaya si esto chicos transformaron el dolor de la tragedia “en esa fuerza motora” para sobrevivir. Sin lugar a dudas estaban en otro plano de conciencia, en otra dimensión, en la que quizás, nunca estaremos.
Pasarán los años y me seguiré emocionando, con un nudo en la garganta tratando de ponerme un solo minuto en la piel de los sobrevivientes para entender la magnitud de esta tragedia y lo difícil que es en aceptar que en un instante el mundo se derrumba a tus pies.
También en este año se cumple 15 Años “de la operación milagro”, en que el Hospital especializado de ojos, realizó 100.000 cirugías oftalmológicas. Su jefe José Hernández Guerra afirmó que se apunta a una atención integral, a un valor humanista, con recursos humanos de calidad. Hace 15 años que arribaron a nuestro país los ´primeros médicos cubanos, a raíz de un convenio que Uruguay hizo con Cuba. La brigada cubana (que así se le llama); está constituída por enfermeros, médicos oftalmólogos, internistas, anestesistas, técnicos, etc. Ellos residen en el Hospital de Ojos José Martí. Uno de sus objetivos principales es que hacen convenio con la mayoría de los países del mundo, para atender a la población más vulnerada económicamente, a los más desprotegidos principalmente gente de la tercera edad.
Este Hospital está en el predio de Hospital Saint Bois, hay una señalización que marca el lugar de residencia de estos profesionales cubanos.
Al principio en el 2007, viajaban los pacientes uruguayos a Cuba, hubo una treintena de vuelos a la isla, que trasladaron a más de 2000 pacientes. En el 2008 los cirujanos cubanos comienzan su labor con la población de nuestro país. El resultado “de la operación milagro” es sumamente exitosa. Estos especialistas además de operar cataratas, hacen otro tipo de cirugías más difíciles: cirugías estéticas, obstrucciones de las vías lacrimales, miopía, tumores benignos y malignos, glaucoma entre otras más cirugías. La población que atiende este Hospital son los de muy escasos recursos eso es a lo que apuntan como lo expresé anteriormente es su principal objetivo.
En una investigación que se hizo de las personas de tercera edad, se han detectado 250.000 con visión comprometida, se le hace una evaluación integral, luego es derivado al especialista correspondiente. Hernández afirma que existe una comunión muy buena con los oftalmólogos y especialistas uruguayos. Dentro del éxito que ha tenido “la operación milagro” es que se ha extendido a departamentos del interior. Aquí me pongo en una situación de haber gozado de este servicio, y con mucha gratitud de esta “operación milagro” yo he sido una beneficiaria de este magnífico proyecto. Fui operada de ambos ojos porque tenía comprometida mi visión por las cataratas. Hoy, agradezco a dos oftalmólogas cubanas que me hicieron las cirugías. Hoy puedo ver sin dificultad y puedo estar escribiendo todo esto. Vaya a las doctoras ISNALIA ROSYERO y ODALYS FERNANDEZ, mi eterno sentimiento de gratitud. Si no hubiese existido este convenio mis cirugías no hubiesen sido posible por qué la suma de dinero que me exigían no estaba al alcance de mis posibilidades. Ojalá existan muchas operaciones milagros para los más vulnerables, los más pobres, que tengan la posibilidad de acceder a estos programas de salud.
En este siglo XXI en que cada país tiene sus constituciones que los rigen y los limitan cuesta creer que existan países que quieran mediante el conflicto armado, apoderarse de todos los bienes y servicios de otro país. Es que así sucedió hace ya varios meses. Rusia invadió Ucrania con el afán de anexar un nuevo territorio. Lo que no tuvo en cuenta es que Ucrania no era un país que se dejara avasallar fácilmente. La artillería y los tanques rusos en el máximo de su poderío pensaron que era cuestión de poco tiempo y lograrían la rendición de Ucrania. Pero no fue así, están porque continúan luchando con todos sus medios, fuerza, su esperanza en vencer esta guerra.
Lo que no contaba el presidente Putin, el presidente ruso (responsable de esta guerra), es que su propio pueblo, no está de acuerdo con este conflicto. Mientras su presidente trata de bombardear y destruir la infraestructura de Ucrania su pueblo está sufriendo las inclemencias del crudo invierno, porque sus propias calefacciones están obsoletas y no hay posibilidades que se invierta en su reparación. Mientras el mundo todo contempla tremendo horror, de la mortalidad de miles de seres humanos inocentes, sin que exista una mínima posibilidad de cese al conflicto.
Nadie interviene, nadie de la poderosa Europa quiere mediar. El presidente de Ucrania ha hecho llamados internacionales en busca de ayuda, Debo ratificarme EEUU ha dado una mano económica, al igual que algunos países de Europa, pero es muy poco. Por supuesto esta es una mínima y modesta mirada a esta guerra. Hay muchos factores internos, que desconozco sólo quería que tuviéramos en cuenta, este fue un acontecimiento de los más dolorosos ocurridos este año. Estos acontecimientos son los que debemos avergonzarnos de pertenecer a la raza humana, donde los inocentes en su mayoría mujeres y niños pagan con sus vidas esta catástrofe.
No sé cómo comenzar a escribir este acontecimiento brillante en que el seleccionado argentino de fútbol, se alzó con la JULES RIMET como campeón mundial de fútbol. Nuestro escritor EDUARDO GALEANO escribió un libro dedicado a este deporte que mueve multitudes, que maneja millones de dólares en todo el mundo. Ese libro escrito elegantemente, magistralmente por Galeano se llama “El fútbol a sol y sombra” voy a transcribir en forma textual algunos párrafos porque en verdad vale la pena en palabras de este autor, conocer su opinión y conceptos de este deporte, como introducción a esta enorme conquista deportiva.
“La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha desterrado la belleza qué nace de la alegría de jugar porque sí. En este mundo del fin de siglo, el fútbol profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo que no es rentable. A nadie da de ganar esa locura que hace que el hombre sea niño por un rato, jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con el ovillo de lana: bailarín que danza con una pelota leve como el globo que se va al aire y el ovillo que rueda, jugando sin saber que juega, sin motivo y sin reloj y sin juez”
“El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue.
La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía.
Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado cara sucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y el juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad”
“EL JUGADOR”“Corre jadeando, por la orilla. A un lado lo esperan los cielos de la gloria; al otro, los abismos de la ruina.”
“El barrio lo envidia: el jugador profesional se ha salvado de la fábrica o de la oficina, le pagan por divertirse, se sacó la lotería. Y aunque tenga que sudar como una regadera, sin derecho a cansarse ni equivocarse, el sale en los diarios y en la tele, las radios dicen su nombre, las mujeres suspiran por él y los niños quieren imitarlo. Pero él que había empezado jugando por el placer de jugar, en las calles de tierra de los suburbios ahora juega en los estadios por el deber de trabajar y tiene la obligación de ganar o ganar.”
“Los empresarios lo compran, lo venden, lo prestan; y él se deja llevar a cambio de la promesa de más fama y más dinero. Cuanto más éxito tiene y más dinero gana, más preso está. Sometido a disciplina militar, sufre cada día el castigo de los entrenamientos feroces y se somete a los bombardeos de analgésicos y las infiltraciones de cortisona que olvidan el dolor y mienten la salud. Y en las vísperas de los partidos importantes, lo encierran en un campo de concentración, donde cumple trabajos forzados, come comidas bobas, se emborracha con agua y duerme solo.”
“En los otros oficios humanos, el ocaso llega con la vejez, pero el jugador de fútbol puede ser viejo a los treinta años”
Ahora sí, introduciéndome en el campeonato mundial, cabe expresar el más grande reconocimiento y felicitaciones a la oncena de jugadores argentinos por tamaña hazaña. Si hazaña con mayúscula, porque como bien lo describía Eduardo Galeano, es un “fútbol de mucha velocidad y fuerza” donde el “jogo bonito” de los brasileños que nos deleitaba, ha quedado atrás pero, vaya que hermosos eran esas “gambetas” esos “caños.” “Brasil ha vendido el alma al fútbol moderno” escribió Galeano en su libro.
A pesar de ser mujer me encanta el fútbol y me apasiona, me apasionan los goles, los penales (cuando son a favor de mi cuadro), los triunfos, como duelen las derrotas. URUGUAY eliminado dolió mucho pero el fútbol es así tiene mucha ingratitud. Argentina es justo merecedor de la copa, lucharon como leones, transpiraron la camiseta, pasaron por muchas zozobras, que hermoso fue cuando MESSI el héroe de la jornada se puso el cuadro al hombro y lo veías dejar rivales en el camino y concretar el gol para el deleite de sus parciales. Y Argentina iba avanzando, salvando cuanto obstáculo había en el camino. En el enfrentamiento a penales en la final MESSI con la calidad que lo caracteriza tira el penal soñado despacito lento, la pelota acariciando el lujoso césped. Su consagración fue hermosa para el regocijo de los sudamericanos que le demostrábamos al soberbio fútbol europeo que somos superiores. El pobre continente, modesto que no posee lujosas canchas de fútbol levantaba orgullosamente la ansiada copa.
EslaterceracopadelmundoqueobtieneArgentina,suterceraestrellaenlacamiseta,testigo de sus triunfos. Tres estrellas brillan en la camiseta de los argentinos y en lo más alto del firmamentoparamarcarconletrasdoradasArgentinaCampeónMundialdelfútbol2022.
Época de regalos.
El espíritu de la Navidad no tiene muchos adeptos. Se ha comercializado, se espera la noche buena para recibir regalos. Los chicos esperan ansiosos ese momento.
Muy temprano en la mañana llevando mi nieto de tres años al jardín me hizo una pregunta que me descolocó.
En el cantero de avda. Italia debajo de árboles muy frondosos vio lo que para el parecían paquetes, y me pregunta: abuela, esos son regalos de navidad? Yo sin saber que contestar y para no decirle que eran seres humanos durmiendo bajo un árbol envueltos como un paquete le dije: si son regalos. Y me dice: los niños los podemos agarrar? No, le digo son para los chicos que no tienen arbolito en su casa y papá Noel se los deja aquí. El día de Navidad ellos lo van a venir a buscar.
Ah me dijo. Su carita era de preocupación. Le contó a toda la familia y a la maestra lo que había visto. Todos pensaron: que chico tan fantasioso.
Al otro día vamos de nuevo para el jardín, y él ve más paquetes y me dice: mira abuela hay más regalos. Le contesto: si hay más.
Al día siguiente cambie el camino para ir al jardín y él me dice: abuela no es por aquí que vamos siempre. No, le contesto porque avda. Italia la están arreglando no se puede pasar. Y el pensativo me dice: capaz que hay más regalos abajo los árboles.
Yo ya no sabía cómo sostener esa fábula.
Como explicarle a un niño tan pequeño aquello tan espantoso que nos pasa a los adultos que nos acostumbramos a ver como meros paquetes a aquellos seres humanos “en situación de calle”. Y cada vez son más.
Susana Depascua.
Nacimiento: 24 de mayo de 1946. Jubilada de la salud. Viuda. Tres hijos y dos nietos. No soy escritora apenas una escribidor de cuentos que brotan más del corazón que de las musas poéticas.
En 1920 todavía no existía la rambla, y una década después aún Malvín y Carrasco eran lejanos balnearios.
En aquella ciudad colonial y amurallada, los primeros en tomar de manera sistemática sus baños de mar fueron los padres franciscanos. Lo hacían en el lugar donde ahora muere en la rambla la calle Treinta y Tres; allí había una pequeña ensenada de arena entre las rocas, muy propicia para que los buenos frailes chapoteaban en los días calurosos como Dios los trajo al mundo... amparados por lo recoleto del lugar.
Desde entonces se conoció popularmente la zona como el Baño de los Padres. Los montevideanos en general, en aquel momento y también un siglo después, no cultivaron la costumbre de bañarse en la costa. Sí lo hicieron -como es natural- algunos jóvenes osados, en las pequeñas playitas que en aquel período abundaban por toda la costa de la península En la lejana Aguada, donde se surtían del líquido elemento los barcos anclados en la bahía, se zambullían con gusto los marineros de todos los confines.
Un poco antes de 1900 comenzó a influir por aquí la onda naturista en la alimentación, la salud y las costumbres. Había médicos que se afiliaron a esa corriente y la publicitan a través de la prensa, y los montevideanos más evolucionados asumen con interés tales preceptivas.
Una de las consecuencias de toda esta movida fue el comienzo por estas latitudes del hábito de los baños de mar. Se comenzaron a popularizar por razones "terapéuticas"; se recomendaban para muy variadas dolencias, desde los problemas de huesos hasta la anemia pasando por los cuadros pulmonares.
Cierre de la playa de San Patricio y por consiguiente su posterior relleno y desaparición.A esa altura la capital uruguaya se había extendido. El actual centro -entonces, la "ciudad nueva"- ya se codeaba con otro barrio en crecimiento: el Cordón. Y naturalmente, al ampliarse el espectro de los bañistas se descubrieron playas más alejadas e interesantes.
En la actual Rambla Sur hubo varias de esas playas -que quedaron sepultadas por esa obra de ingeniería inaugurada en 1930-, siendo la más conocida la Santa Ana, ubicada donde está ahora la sede de la Unión Postal de las Américas y España.
Las sudestadas traían por entonces inevitables oleajes que llegaban a entrar en las casas más cercanas a la costa. Solo el Barrio Sur original -desaparecido, aunque eternizado en la canción de Víctor Soliño - poseía un muro de contención para evitar las inclemencias del Plata enfurecido. Quienes habitaban en el barrio Palermo eran testigos habituales de grandes crecidas que cubrían más de una cuadra.
Mientras tanto, por la misma época fueron surgiendo los dos primeros balnearios que tuvimos. Y ambos fueron posibles gracias al tranvía eléctrico.
Ramírez fue la estación de baños democrática por excelencia, más allá de su elegante hotel y del incipiente y coqueto parque Urbano. Allí acudía en masa la clase media estable de los tiempos del primer Batllismo. Todos llegaban rigurosamente vestidos, y mujeres y hombres tenían en la playa sus zonas exclusivas. Ellas se cambiaban en lo clásicos "carritos", que eran llevados por mulas unos metros dentro de agua; posteriormente las bellas, a salvo de los moros de la costa, salían a mojarse y a lucir aquellos trajes de baño enterizos que le cubrían casi todo el cuerpo. A alguien se le ocurrió colocar un telescopio en las canteras cercanas, con el pretexto de apreciar perspectivas y paisajes en la lejanía. Pero a los caballeros se les ofrecía, a mayor tarifa, la posibilidad de enfocar el objetivo hacia la zona femenil de Ramírez.
Pocitos fue un balneario con todas las de la ley. El hotel sobre la arena -con su muelle entrando mar adentro al mejor estilo de la Riviera francesa- pertenecía a La Transatlántica, la compañía tranviaria alemana que se disputaba con la inglesa los pasajeros. Los porteños pusieron de moda Pocitos, y luego la burguesía montevideana construyó a lo largo de esa rambla inicial de diez cuadras suntuosos chalets. Todavía faltaba mucho para que se pudiera acceder por la costa hasta allí, el tranvía y los primeros automóviles llegaban por avenida Brasil y por Pereyra.
La moda de veranear en Pocitos tuvo su pico más alto en la segunda década del siglo XX. Pero en los años treinta, mientras los sectores pudientes descubren el lejano y paradisíaco Carrasco, la clase media daba su perfil a Malvín.
En medio de las grandes dunas se multiplicaron los ranchos. Muchos de ellos habían sido poco antes los "bulines" de la juventud divertida y cabaretera, y fueron adaptados para recibir a grupos familiares constituidos por madres con varios hijos, abuelos y perros, que transcurrían allí el cálido verano, mientras los padres trabajaban en el Centro y venían a pasar los fines de semana cargados de vituallas y regalos en el tranvía que tenía final de línea en el arroyo Malvín, sobre avenida Italia. Los que tenían mejor posición económica arribaban en un poderoso Ford o Chevrolet del 30, despertando admiración en los vecinos del balneario.
Cuando ya Pocitos se había transformado en barrio urbano, Buceo y Malvín iban en camino de serlo a grandes pasos, Carrasco todavía ostentaba su carácter de balneario. Seguramente su ubicación en el extremo del departamento y su difícil acceso por mucho tiempo, favorecieron esta permanencia. Mantuvo su perfil aristocratizante, sus grandes residencias entre eucaliptos, el glamour de su gran hotel, su umbroso tajamar.
Su tranquilidad fue marco para el hospedaje de famosos visitantes extranjeros tan distintos como el poeta español Federico García Lorca y el maestro espiritual hindú Krishnamurti. Todavía, en mitad de los años cincuenta, hubo familias que seguían veraneando en Carrasco, cuando ya se vivía -a lo largo de la costa uruguaya- el pleno auge de balnearios como Salinas, Atlántida, La Floresta, Costa Azul, Piriápolis, Punta del Este y La Paloma.
Sobre fines de la década de 1920, Montevideo abordó una de las obras más ambiciosas y complejas: la construcción de la Rambla Sur. Todo ese proceso, que incluyó la desaparición de dos playas.
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Patricio y Santa Ana
La obra que va a realizar esta comisión puede afirmarse sin temor, es la de mayor trascendencia que ha realizado y que quizás pueda realizar en mucho tiempo el Municipio de Montevideo", aseguraba César Batlle Pacheco, vicepresidente del Consejo de Administración Departamental y miembro de la Comisión Financiera de las Obras de la Rambla Sur, en un discurso pronunciado en marzo de 1926. ANDRÉS LÓPEZ REILLY (Periódico El País)
La construcción de la Rambla Sur supuso el abordaje de proyecto titánico que sin respetar la geografía de la costa, robó terreno al mar y sepultó dos playas de las que solo quedaron algunas fotografías (Santa Ana y Patricios), ubicadas entre la Ramírez y la zona portuaria.
La construcción del tramo de la rambla correspondiente a la Ciudad Vieja trajo consigo cambios en el espacio y en la composición social de la zona.
La construcción de la Rambla Sur supuso el abordaje de proyecto titánico que sin respetar la geografía de la costa, robó terreno al mar y sepultó dos playas de las que solo quedaron algunas fotografías (Santa Ana y Patricios), ubicadas entre la Ramírez y la zona portuaria.
La construcción de la Rambla Sur, balcón al Río de la Plata que va desde la Escollera Sarandí hasta el Parque Hotel, se inició en 1928 con maquinaria con la que hoy no se construiría ni un muelle, buzos de escafandra y obreros que pusieron en cada centro Las calles Brecha y Buenos Aires fueron ensanchadas, disponiéndose además la creación de una explanada entre las calles Treinta y Tres, Reconquista, Ituzaingó y la rambla misma. A su vez, calles como Santa Teresa, Yerbal y Recinto desaparecieron para siempre de la geografía del casco histórico.
Debido a razones estéticas e higiénicas, fueron expropiados los predios limítrofes con el espacio que ocuparía la rambla. Además de obtener los terrenos necesarios para la realización de la obra, a través de esta medida se pretendía erradicar definitivamente el barrio prostibulario, popularmente conocido como "El Bajo". La demolición de estas viviendas provocó la migración de parte de la población de la Ciudad Vieja.
Años más tarde, en la década de 1960, se integró a este espacio el edificio de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay, novedoso desde el punto de vista arquitectónico. Ubicado en Reconquista e Ituzaingó, el edificio fue construido entre 1966 y 1968 por los arquitectos Rafael Lorente Escudero, Rafael Lorente Mourelle y Juan José Lussich, inaugurado en 1971.
El mayor desastre natural que vivió Montevideo durante el siglo XX ocurrió el 10 de julio de 1923. Los vientos corrieron a 148 kilómetros por hora, las aguas en la bahía alcanzaron la altura de 3.30 metros arrasando varios muros de la rambla, volaron techos, se derrumbaron paredes, cayeron cientos de árboles, se hundieron embarcaciones y no hubo luz por espacio de 48 horas. El domingo 8 y el lunes 9 de 1923, hubo un sol radiante que permitió a la población hacer los típicos paseos por el Prado y la Rambla. En las primeras horas de la noche, el cielo comenzó a encogerse de espesas nubes, se dejaron oír truenos y zigzaguean relámpagos.
Nuevas modificaciones tuvieron lugar en 1976 cuando fue acondicionado el espacio delimitado por las calles Treinta y Tres, Reconquista, Camacuá, Ciudadela y Rambla Naciones Unidas, en donde se creó la Plaza España. Al norte de este espacio, sobre la calle Camacuá, se creó además una terminal de ómnibus, con la finalidad de suplir a la que estaba de espaldas al Mercado Central.
La constante afluencia y apropiación por parte de la población, hicieron de la rambla un espacio de esparcimiento representativo y emblemático de la sociedad montevideana
RussiCURRÍCULUM
● Maestra ● Trabajó en Primaria y Colegio privado ● Experiencia como maestra en escuelas de contexto crítico, común y práctica docente.
● Colabora en los programas radiales: Mente Curiosa, Navidad de Jazmines y Con Aroma de Café.
LauraEl largo aullido del pito de la fábrica, interrumpía lo placido del sueño, que no quería abrir sus ojos a la luz matinal .Los primeros transeúntes con paso rápido cruzan veredas de baldosas grises rumbo al trabajo. Pero otros recién vuelven de trasnochar, en inconfesables andanzas viejas, que se renuevan cuando aparece la luna cada unounido en sus cavilaciones, otrosen proyectosque nunca llevarán atérmino.
Pero el amanecer trae consigo el murmullo de renovadas ansias de cambio, de mejorar una historia que se repite a lo largo del tiempo conrumbode noria.
Sabes, pensaba Juan, en ese coloquio, que a veces se inicia de la nada, si puedo este mes voy a comprar una bicicleta -es mi sueño largamente acariciado. Cuando mi viejo prometió tantas veces, y después mamá decía "¿Que bicicleta, Juan? Ni unrealpa' yerba sobra". Si pasasdeclasecapaz, losreyes... Y quedaba en elaire lapromesa inconclusa,como ahora. Primerotengo que terminar losarreglosde la casa, que me dejaron los viejos para que podamos vivir con la María. Mi suegro me da una mano...Y viene el 125 pa'l Puerto. Ahí queda en suspenso, los sueños que desaparecen en la prisa de la rutina "Esa que si valiera oro, nos haríaricosa muchosJuan, eso decían misviejos.
Unatardemihijo, gomeraalcuellolaspiedrasenlosbolsillosemprendiócaminodelbañado.Lollameyleadvertílo triste de cazar a quienes nos regalan sus cantos desde las ramas A todo pulmón tapando el piar de sus propios pichones verlos revolotear en las veredas buscando el alimento para su descendencia llegada a mediado de esta primavera, Pero mama, ni falta hace que me digas y sus ojos verdes centellaron, su inocencia, perplejos ante mi ocurrencia. Llenaba el aire la Zigarra el sol de la tarde que avanzaba la siesta. Lo vi volver lleno de barro y satisfacción venían cinco o seis en apretada conversación fruto de una tarde de aventuras y con el abultado atado de su caza Ranas de patas rellenitas, alimentada con los zancudos e insectos del bañado. Mira mamá me contó la maestra que sus ancas son invaluables en finos restoranes, de comensales de exigente paladar gritaban superponiendo sus comentarios y sapiencia sobre el producto de su productiva tarde de aventuras. Marcelo Alejandro, Cristian y yo mañana vamosdecacería". No te preocupesmama lospájarosestánsanitos.
Después de días de lluvia, el cielo se mostraba encapotado Como presagiando lo que se avecinaba. Muchas personas pululaban por la casa, de forma desacostumbrada. Entraban y salían del cuarto de mis padres mis hermanos, dos, miraban inconscientes y alejados, de saber ni si quiera presentir la realidad. Inquieta en un sillón miraba a desde un rincón del comedor el movimiento que ocasionaba la partida de mi prima Estrella.
El día anterior con la tormenta llegó su madre media hermana de la mía. Se marchan en tren a Sarandí del Yí Desde allí, fuimos a buscarla luego de ver a unos médicos en la capital del país. Mama volvió delicada de salud: me repetían constantemente. Yo lo veía! ya no se levantaba de la cama. Estaba su cuerpo frágil, tan blanco y delgado, tendido entre sábanas igual de blancas Como su nombre, Blanca, como su cara contrastando con sus ojosy su pelo negro.
Estrella se dejó ganar de la desesperanza y lloraba sentada en la cama agarrada a las manos de mamá MI padre callaba, él nunca decía mucho. Aunque muy consiente de nuestra realidad, creo no debía quedarle mucho por decir. Muchas noches después de llegar de sus maniobras ferroviarias se acomoda a en una silla junto al lecho y miraba dormir a mi madre. Sobresaltada dolorida afiebrada. Se consumía se iba un poco cada día yo la veía desaparecer entre quejidos lágrimas y reclamos a cuanto santo rezaron. Sin obtener esperanza de una mejoría Creo que muchas veces pensó que haría con su soledad su dolor y nuestra horfandad. A lo lejos y empujado por el viento y tirado por la locomotora se siente alejarse el tren Y fue ahí que la Abuela María, sería, dijo a mis hermanos - Denle un beso a su madre, yo los seguí. Mis hermanos encaramados a la cama, dieron inconscientesel último beso a mamá. No sé, si porque se cansó de sufrir si con la partida desu familia o tan triste de ver a mi padre aferrado a una esperanza lejana imposible Y si allí cuando fui a besarla volcó su rostro a un costado y entregó el último hilo de vida. Es estaño no pude llorar, tampoco sentí rabia, si culpa de pensar que allíterminaba mi madre, mi familia, mi hogar y la vida como la conocía. Aún hoy le debo las lágrimas a mis muertos, merecen algo más, que ese llanto salado. Merecen el duelo eterno de dolor constante y ese "no pudo ser" que nos dejan sus sueños. Ya dos de mis queridos hijos están con ella y yo no pude llorar Solo espero ese momento de transición entre su cielo y mi espacio. Creo que el pensar que merecen algo más, que ese llanto salado, que tristeza y dolor; merecen una partida rauda sin atadura ni amarguras de este tiempo que ya no nos pertenece.
Clara Nancy Denis López uruguaya 74 años. Jubilada podría decir de muchos oficios ama de casa costurera tejedora artesana doméstica y al final de mi tiempo laboral Cooperativista en 3 cooperativas Sociales. Al fin hoy soy jubilada de varios de estos oficios menos los que se quedaron en mi corazón. No te jubilas, de mamá o ama de tu hogar. O madre de 11 hijos. Porque esto me lleva a ser abuela de 50 nietos bis abuela de 30 y tantos bis nietos. Fui nacida y criada en el barrio buceo. Esquina memorable Rivera casi Comercio. Pero llevo viviendo en La teja desde 1976. En 1970 y tantos años no se puede tener una escueta biografía si quieres que te conozcan porque hoy voy a darles a conocer como pienso (equivocada o no) sobre variados temas, desde mi grupo de adultos mayores y Gracias a mi amiga Nelly X. Y a la revista!!!
Cabo Polonio es un balneario ubicado en el municipio de Castillos del departamento de Rocha, en Uruguay, y forma parte del parque nacional Cabo Polonio. Se encuentra a escasa distancia del balneario Valizas y tiene tres pequeñas islas frente a su costa conocidas como islas de Torres (isla Rasa, isla Encantada y El Islote). En las mismas se encuentra una importante reserva de lobos marinos, los cuales pueden ser vistos desde la costa o desde el Faro de Cabo Polonio. De referencia para los navegantes, fue construido e iluminado en marzo de 1881, contando con un alcance lumínico de 21,80 millas, y destellos lumínicos blancos cada 12 segundos. En 1976 el faro fue declarado monumento histórico. Se ha establecido que el nombre «Polonio» proviene del naufragio de un barco que llevaba el mismo nombre, el 31 de enero de 1735.
La población permanente es pequeña, conformada principalmente por pescadores, artesanos y el personal estable del faro. En temporada turística (diciembre - marzo) cuenta con varios restaurantes abiertos, posadas y casas para alquilar. Las viviendas no cuentan con energía eléctrica, salvo los lugares con grupo electrógeno propio o el faro. Tampoco hay alumbrado público, lo cual es una de las características propias del lugar, que permite, en las noches despejadas, apreciar el cielo nocturno como en pocos lugares de la costa uruguaya.
Poesías de Utopías-Editorial Arted
Se ha terminado de editar tanto en formato papel como en ebook mi libro
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