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DICHOSOS LOS MARGINADOS, PORQUE ESTÁN EN EL CORAZÓN DE DIOS
MISIONEROS COMBONIANOS
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P. Enrique SÁNCHEZ G., mccj
En nuestra sociedad la realidad de la marginación es un fenómeno que ha ido creciendo en la medida en que se le ha dado más importancia al individualismo, a lo productivo, al poder y la fama. Ser alguien hoy parece ir asociado al poder adquisitivo, a la apariencia y a la capacidad de imponerse sobre los demás. Mientras que, en un pasado no muy remoto, lo que hacía grandes a las personas era su capacidad de acogida, su sencillez, su cordialidad, su amabilidad y bondad. Incluso en la pobreza se reconocía lo noble de las personas.
Hoy se cree que sólo quien posee gran fortuna y goza de gran prestigio es la persona que ha triunfado en esta vida. Y, para lograr dicha meta, se supone que debemos ser perfectos, superdotados, hábiles y capacitados para responder a todo. Quien no responde a estos parámetros está condenado a engrosar las filas de la marginalidad.
Marginados, los hay de todo tipo. Marginado es el niño a quien se le ha negado su derecho a la educación o a la asistencia sanitaria y que, en muchas ocasiones, acaba teniendo la calle como familia y la sombra de un puente se convierte en casa. Marginado es el joven, a quien le han robado sus sueños y le han matado sus ilusiones, porque aunque tenga un título universitario, simplemente no encuentra trabajo. Marginada es la niña que a sus 12 años ha sido obligada a dejar su casa, su familia, su infancia, para irse a la ciudad y convertirse en sirvienta explotada. Marginada es la madre abandonada por el esposo y que hace de todo para sacar adelante a sus hijos.
Marginados han sido pueblos enteros por el color de su piel, por sus culturas distintas, por sus maneras de estar en este mundo. Esos estilos de vida han demostrado que se puede vivir libres del poder del dinero, de la apariencia, del derroche y han enseñado que la vida pasa por caminos que llevan a la comunión con los demás y a la armonía con la naturaleza que cuida y nutre, que lo da todo gratuitamente.
Marginadas son, también hoy, todas aquellas personas que mantenemos al margen de nuestra sociedad porque nos hacemos selectivos e indiferentes al dolor y al sufrimiento de los demás; pero somos personas llamadas a vivir en relación, en donde nadie es superfluo y cada uno tiene una riqueza que aportar. Nuestra humanidad no debería generar experiencias de marginación, no podemos ignorar esa realidad asumiendo actitudes de indiferencia; abrámonos a todo aquello que nos ayude a crear puentes hacia un mundo en donde todas las personas tienen derecho a ser integradas, reconociendo su diversidad como una riqueza y no como una fatalidad.