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desde el corazón
Tal vez podría parecer poco ordinario ligar la imagen gráfica de un corazón a la figura del padre, pero que sepamos, también los padres cuentan con uno; órgano que está latiendo a la izquierda del pecho y que ante sus hijos también debería desdoblarse en ternura y bondad infinitas. Dicen que del corazón nace todo; que es un pozo del que brotan todas las cuestiones de la vida; es fuente que bombea vida y proyecta hacia fuera la voluntad de amar a los demás.
DESCUBRE TU VOCACIÓN: SER PARA DIOS Y PARA LOS DEMÁS
En esta época en la que muchos de los cristianos tienen hasta vergüenza de hablar sobre su fe, los apóstoles nos recuerdan que no se requiere de riquezas y comodidades para llevar a todo el mundo la esperanza de la resurrección de nuestro Jesús.
Hemos vivido la Pascua, cuando celebramos el misterio de nuestra fe: «la resurrección de nuestro Señor Jesucristo». En este tiempo, Cristo nos dice que el pecado y la muerte no tienen la última palabra. Con su deceso el Señor nos compró para Dios, con su resurrección nos restituyó la vida del Señor, porque somos de Él. El primer anuncio de la resurrección (según el Evangelio de Marcos) lo dio un joven a tres mujeres (María Magdalena, María la mamá de Santiago, y Salomé) que fueron después del sábado muy temprano al sepulcro para ungir al Señor. Las mujeres pensaron que encontrarían el cuerpo de Jesús, pero en cambio encontraron una tumba vacía. Habían ido a llorar a un hombre muerto, en cambio escucharon un anuncio de vida: «Buscan a Jesús de Nazaret, el crucificado. Ha resucitado; no está aquí». El joven las envió a anunciar la noticia a sus discípulos y a Pedro diciéndoles: «Él va camino de Galilea; ahí lo verán» (Mc 16,1-7). El papa Francisco en la Homilía de la Vigilia Pascual explicó el significado de ir a Galilea: Ir allá significa, sobre todo, volver a empezar. Para los discípulos simboliza volver al lugar donde el Señor los buscó por primera vez y los llamó a seguirlo. Él los llama para que lo sigan sin cansarse nunca. El Resucitado les está diciendo: «Empecemos de nuevo por donde empezamos. Te quiero de nuevo conmigo, a pesar y más allá de todos los fracasos». En esta Galilea aprendemos el asombro del amor