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SERVICIO ESPECIAL Misioneros en el Camino de Santiago
TraselfallecimientodelpadreJorgeGarcía,enseptiembredelaño pasado,elpadreEnriqueSánchez,superiorprovincialdelos MisionerosCombonianosenMéxico,sehizocargodelasrevistas EsquilaMisionalyAguiluchos.Trasestenúmerodejulio-agosto pasaráelrelevoalnuevodirector,elpadreIsmaelPiñón.

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14 Servicio especial
MISIONEROS EN EL CAMINO DE SANTIAGO
Texto y fotos: P. Héctor PEÑA S., mccj
Desde Palas de Rey, España

«Y cuando vuelvan a sus casas, anuncien por todas partes la Buena Nueva...», este es nuestro saludo y bendición que ofrecemos cada día a los peregrinos que pasan por nuestra parroquia misionera en el pueblo de Palas de Rey. La parroquia está enclavada en el camino de Santiago (una de las sendas de peregrinación a la tumba del apóstol Santiago).
Nuestra Familia Comboniana presente aquí en España vive de manera especial la tarea de la animación misionera, y justamente ésta es la que nos ha traído a estos rincones de Galicia para fundar una comunidad. Tenemos el deber de alentar a los cristianos para que se conviertan en misioneros, al tiempo que les recordamos el mandato que Cristo Resucitado dijera con voz fuerte y clara: «Vayan por todas partes y anuncien a todos los pueblos...».
Como misioneros, sentimos la urgente necesidad de hacer discípulos del Señor a cuantos se sienten tocados en el corazón por quien renueva y alienta a vivir más dignamente. Parte de nuestra tarea es atender el anuncio a los jóvenes, a quienes invitamos a ser generosos para responder al llamado a una vida consagrada al Señor en el servicio a la Iglesia misionera.
Es verdad que quienes hacen esta peregrinación, sobre todo en los últimos años, lo hacen por diferentes motivos, los cuales no siempre tienen que ver con el aspecto religioso; no obstante, sigue siendo numeroso el grupo de aquellos que buscan una experiencia espiritual.
Por tanto, me atrevo a decir que, durante los días que dura su camino, muchos son tocados por Dios en su corazón y viven una transformación interior. Experiencia que marca un antes y un después para quienes buscan recomenzar una nueva etapa, ya que se ven alentados por Dios, que quiere seguir renovando la faz de la tierra y lo hace desde la singularidad de las personas.
Este camino se adapta a las necesidades espirituales de quienes lo realizan, lo que permite tomar el rumbo que más les convenga según su experiencia de vida. El primer encuentro es consigo mismos, sus cargas, sus aciertos y desaciertos. Muchas veces, rodeados sólo por la naturaleza en
la que Dios los abraza; en un abrir y cerrar de ojos miran todo lo que han hecho con y por su vida. Ahí, en esos caminos muchas veces solitarios, resuenan preguntas como las que aturdieron a Saulo: «¿Por qué me persigues?». La experiencia divina de Saulo me hace pensar el camino que recorrió aquel que sería el gran apóstol de los gentiles; esa senda fue la que le infundió la fuerza evangelizadora que lo hizo un gran misionero.
El camino de Santiago también muestra su aspecto comunitario, porque aun cuando te hayas puesto en camino solo, en ocasiones lo terminas en compañía de una familia con la que has resuelto las dificultades, con la que has vivido peripecias y una serie de reflexiones compartidas que enriquecen aún más la experiencia.
En esta parroquia he escuchado historias de todo tipo de personas de muchas partes del mundo. Aquí he contemplado la religiosidad de los diferentes pueblos y culturas, he mirado su devoción y contemplado con respeto sus formas de rezar y de alabar a Dios. He mirado la religiosidad de familias enteras puestas de rodillas ante el Santísimo con una devoción impresionante. He sido testigo (porque me lo comentaron después de misa) de cómo personas «no religiosas», por no decir ateas, se sienten «tocadas» y entran a una celebración eucarística. He visto conversiones que el Señor sigue suscitando en su Iglesia; las horas que nos sentamos a confesar nos ayudan a lavar el rostro de quienes han llorado sus pecados y se han visto renovados por la gracia de Dios; personas que habían permanecido atados a su pecado durante cinco, diez o 40 años.
La antiquísima peregrinación a la tumba del apóstol Santiago tiene ese poder sanador que muchas personas están buscando luego de vivir experiencias duras con desenlaces desastrosos para su vida. Ahí resuena esa voz suave del Buen Pastor: «Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados por la carga y yo los aliviaré». Ahí, muchas personas se han visto beneficiadas por un corazón renovado. Me he encontrado testimonios de gente que vino a hacer el camino por acompañar a un amigo o amiga y, al ver este fenómeno religioso tan relevante, se cuestiona sobre la presencia de Dios en

