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SUMARIO Club Hem
Vida y obra en la ciudad de La Plata
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Destacado
Sin jefe, sin patrón.
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Libros
Bienvenidos al Facebook de Ulises Cremonte
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Ulises Cremonte
“Selfie es una novela parasitaria de la realidad”
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Mundo
PH: FACEBOOK FACEBOOK CLUB HEM
En un rincón de Almagro
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Este suplemento forma parte de la Serie de suplementos sobre editoriales independientes de Argentina que la alumna Estefanía González Rebolledo de la Universidad Nacional de La Plata realizó como tesis de producción para la Licenciatura en Comunicación Social. Edición general y producción periodística: Estefanía González Rebolledo. Corrección: Daniel Badenes. Diseño: Virginia Torres Schenkel.
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Perfil Club Hem es el resultado de un grupo de Facebook que surgió para compartir lecturas y textos tanto propios como ajenos, de autores reconocidos y otros no tanto. Con el paso de los meses, los impulsores quisieron dar el salto desde lo virtual a lo tangible y crearon la editorial que se define como “platense contemporánea”, porque publica autores vivos y porque avala y protege a los autores platenses. La editorial cerró su tercer año con más de 20 títulos en cuatro colecciones diferentes: Ojo de Tormenta (poesía), Sinfonía Emergente (narrativa), La Conspiración de los Puentes (en co-edición con Pixel) y FiloSurfer (ensayos y tesis). El proyecto forma parte de un colectivo editorial que cuenta con su propia distribuidora (Malisia) y que funciona dentro de un centro cultural gestionado por ellos mismos, El Espacio.
FB | Club Hem Editores Dirección | Diagonal 78 Nº506 e/59 y 60 - La Plata Teléfono | 0221 421-2946 PH: LEO ARANCE
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Club Hem
Vida y obra en la ciudad de La Plata El sello, anclado en la escritura platense y consolidado en sus cuatro colecciones, planea editar dos mil ejemplares de poesía y narrativa en 2016.
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obre la esquina de la diagonal 78 se erige una casa cuyas paredes son abarcadas en su totalidad por un mural del que, entre varias frases, se distingue en letra cursiva: “Una marcha de gigantes que no se puede detener”. Junto con otras iniciativas, dentro de ese espacio funciona Club Hem, la editorial platense contemporánea que nació de un grupo de Facebook y que ahora cuenta con tres años de trayectoria y un catálogo de cuatro colecciones que en el 2015 cerró con más de 20 títulos. “Club Hemingway de Escritores y Lectores” era un espacio virtual creado para compartir lecturas y escrituras entre sus participantes. Seis meses después, se lanzó una convocatoria para el que sería el primer título de la incipiente editorial: El último día del verano, una antología de poesía donde se publicó una
selección de 22 textos de los más de 60 que habían sido enviados. “Ahí empezó todo”, cuenta Leo Arance, uno de los tres directores actuales de Club Hem, con un mate en la mano, sentado en un sillón en la habitación que les sirve de oficina dentro de El Espacio. Alrededor de una mesa tipo escritorio está el resto del equipo, Agustina y Francisco Magallanes. En los orígenes de la editorial, cuando sacaron la primera colección de poesía llamada Ojo de tormenta, integraban también el proyecto “dos chicas más que se alejaron por motivos personales”, comenta Leo. Ojo de tormenta por aquel entonces contó con seis títulos. Agustina y Francisco son hermanos; ella es diseñadora gráfica y él cursó la carrera de Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Plata y además es escritor. Ambos se conocieron con
Leo cuando eran todos estudiantes y compartían concubinato en una misma residencia que dieron por llamar “La casa hippie”. Leo también asistía a la Facultad de Periodismo de la UNLP. “Leo siempre escribió y le gustaban los libros, entonces nos tiramos un poco a la pileta. Con Agus ya habíamos tenido una experiencia previa en un libro que escribí yo de relatos”, cuenta Francisco y agrega que la primera recorrida que hicieron por la Feria del Libro Independiente y Autogestiva/Alternativa (FLIA) fue con Leo, y que de patear el universo editorial independiente se generó el vínculo de trabajo. El salto desde lo virtual al objeto tangible, el primer libro editado, dio lugar a la estrategia de financiación de la venta anticipada que es la fuerza de empuje de todo lo demás, como si fuera un efecto dominó. Agus-
tina explica que “tal vez no está la plata en el momento en que uno está pensando editar el libro, pero si pensamos en la venta anticipada podemos juntar un monto para publicarlo y después, con la venta de los libros en las presentaciones o en otras instancias del libro, poder pagar la imprenta, principalmente”. De esta manera nació la antología que, según Francisco, generó “una rueda de financiamiento”: un libro financia al próximo libro. De hecho, los editores de Club Hem no pusieron nunca un peso de su propio bolsillo. “Nosotros arrancamos una editorial casi como si hubiese venido un fondo de inversión y nos hubiera dicho: ‘Bueno, tomen, acá tienen toda esta guita para editar lo que ustedes quieran’, y no fue así.” En ese sentido, destacan el proceso de aprendizaje que atravesaron junto a otras editoriales inde-
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“La Plata tiene su micromundo, más allá de estar a 60 km. de Capital Federal. Acá se escucha música de La Plata, las radios que se escuchan son de La Plata, la gente es hincha de los equipos de La Plata, y me parece que se tiene que empezar a leer autores también de La Plata o que produzcan en La Plata”
PH: LEO ARANCE
pendientes de La Plata: Pixel y Eme Editora. “Juntarnos tres proyectos editoriales fue fundamental. No hubiera sido posible a mi entender o hubiera llevado muchísimo más tiempo” desarrollar a Club Hem de modo individual, explica Francisco. “Poner el cuerpo” para editar los libros, de acuerdo a los chicos de Club Hem, se les retribuye de diferentes maneras. Por ejemplo, y volviendo a los orígenes, tener la posibilidad de pensar en un sello propio, desde cero, que pusiera sobre la mesa de debate qué querían decir con los libros. “Me parece que eso va cambiando con el tiempo”, responde Francisco. “Salvo Agus, los demás escribíamos, entonces también había una intención de publicar nuestros materiales, pero también de empezar a pensar quién más los iba a acompañar, qué otros autores”.
Club Hem se define como una editorial “platense contemporánea”. Por un lado, “los escritores están vivos, y no sólo físicamente, sino que también están produciendo”. Y, por el otro, son autores que se vinculan fuertemente con La Plata, aunque, aclara Francisco, no es una condición excluyente: “Son gente que por más que no nació acá sí tienen una impronta importante y relación directa con la ciudad. Ya sea porque vienen a trabajar, porque viven acá desde hace diez años, porque las obras que fueron publicadas están escritas acá”. De esta manera se puede nombrar a Ulises Cremonte, Marina Arias o J.B Duizeide. En poesía tienen autores de otros lugares, como de Rosario o de Córdoba. Sin embargo, lo que ellos ven como su mayor propuesta para los escritores es que saben que tendrá una buena respuesta en el circuito platense. Club Hem es muy consciente de la ciudad que habita y de la cultura que la sobrevuela: “La Plata tiene su micromundo, más allá de estar a 60 km. de Capital Federal. Acá se escucha música de La Plata, las radios que se escuchan son de La Plata, la gente es hincha de los equipos de La Plata, y me parece que se tiene que empezar a leer autores también de La Plata o que produzcan en La Plata”, comenta Francisco, y completa la idea con que cada autor debería pensarse dentro de una región, su región, antes de mirar hacia Buenos Aires: “Hoy un autor que quiere hacerse conocido en Córdoba, le conviene publicar en una editorial cordobesa, no con Planeta o con Random House”. El arraigo con La Plata, continúa Francisco, en menor medida tiene que ver con pensar las propias posibilidades y buscarles el potencial. Club Hem no tiene distribución nacional, por ejemplo. Y Facebook, como estrategia de
difusión, no alcanza, a veces, para llegar a todos lados. Además de las redes sociales, la editorial utiliza los medios tradicionales de difusión, como son las gacetillas de prensa, diarios locales, publicaciones literarias afines. “Un poco es eso”, dice Leo, “combinar el contexto de las tecnologías del S.XXI con lo histórico de la prensa tradicional”. Para llegar a las vidrieras de las librerías, Club Hem se vale de la experiencia colectiva que compone con las otras editoriales, particularmente con Malisia, que es también distribuidora. Hace poco decidieron avanzar sobre la autopista y a través de una distribuidora “grande”, Waldhuter , hacen accesibles sus libros en Capital Federal y otros puntos del país. A la hora de charlar sobre dificultades, Agustina habla sobre la inversión de tiempo, del propio cuerpo, de dedicarse todos los días “como cualquier otro trabajo”. A medida que pasan los años, esa dedicación se vuelve cada vez mayor: “El primer año diseñé un libro, el segundo año, ocho, el tercer año tengo diecisiete títulos para diseñar”. Y también aumenta la propia exigencia: “Uno quiere que queden mejor los libros, porque ves el primero y no es lo mismo que el último. Eso se visualiza con el proceso”. Como cualquier otro proyecto independiente, es un proyecto propio: “Si yo no diseño los libros, no los va a diseñar otra persona. Pero es el proyecto que a mí me da, en ese sentido, muchas libertades y muchas satisfacciones”. Los editores de Club Hem, a su vez, no reciben una retribución económica como trabajadores. No todavía. “Es una apuesta”, dice Leo. “Es un gran desafío”, continúa Francisco. Y precisa: “Siempre tuvimos en claro que queríamos que la editorial fuera un proyecto sustentable y en lo posible que también tuviera un rédito
económico para sus trabajadores. El tema es que siempre cuesta, de alguna manera, comprender las reglas del capitalismo que son para todos iguales. Por más que sea un proyecto independiente, autogestionado, todo lo que vos quieras, las reglas del capitalismo son letales para todos”. Los tres acuerdan que todavía faltan un par de años para que el proyecto pueda generarles un sueldo estable, pero no por eso se desaniman. Por el contrario, describen entusiasmados lo que les queda por delante: ventas en ferias, ciclos de poesía, ciclos de narrativa, presentaciones de libros, eventos en El Espacio. Una agenda completa desde enero hasta diciembre. “Vamos construyendo todos los días todo lo que rodea al libro, y que va más allá del libro publicado, que es, quizás, lo que más alegría nos da”
“Siempre tuvimos en claro que queríamos que la editorial fuera un proyecto sustentable y en lo posible que también tuviera un rédito económico para sus trabajadores. El tema es que siempre cuesta, de alguna manera, comprender las reglas del capitalismo que son para todos iguales. Por más que sea un proyecto independiente, las reglas del capitalismo son letales para todos”
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Destacado
Sin jefe, sin patrón
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a editorial y distribuidora de libros Malisia, las editoriales Pixel, Club Hem y EME, la agenda cultural ZAZ!, y FA, una productora de discos y encuadernadora artesanal de libros, aunaron sus fuerzas hace poco más de un año y construyeron “El Espacio”, un rincón en la ciudad de La Plata en donde se puja por la autogestión de la cultura independiente. Definido por sus miembros como un lugar de producción, El Espacio es mucho más que un centro cultural con actividades abiertas al público: se conforma como un colectivo de trabajo que fortalece el desempeño de cada uno de sus componentes: “Ante la necesidad de conseguir un espacio físico para poder continuar con las actividades, nos reunimos y empezamos a pensar un lugar que nos contenga a todos, pero que al mismo tiempo nos potencie y en donde podamos realizar otro tipo de actividades que por separado hubiese sido difícil”, comentó uno de sus impulsores, Agustín Arzac. En El Espacio se generó un fenómeno de retroalimentación: en la primera habitación
de la casa, con ventanas que dan hacia la calle, funciona una librería que ofrece, entre otros, los títulos de las editoriales independientes que tienen allí dentro su unidad básica. En un ambiente cuidado y luminoso, se exponen los cientos de libros difíciles de encontrar en las grandes cadenas y a precios accesibles. Las puertas están abiertas, además, para los artistas platenses que quieran exponer su obra. De esta manera, se llevan adelante eventos como lecturas de poesía, recitales acústicos o exposiciones fotográficas. Según Arzac, el objetivo principal a futuro es lograr una solvencia económica que les permita alejar sus pensamientos del pago mensual del alquiler para así poder concentrarse exclusivamente en sus proyectos: “Hay un objetivo colectivo que es seguir trabajando en equipo, seguir haciendo las cosas que nos gustan sin jefe, sin patrón, pero al mismo tiempo cada proyecto tiene sus objetivos particulares, personales, que se van consiguiendo en colectivo”. En El Espacio nunca se pierde de vista que la unión hace la fuerza
El Espacio | FB | El Espacio Diagonal Dirección | Diagonal 78 entre 6 y 59 - La Plata
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Libros
Bienvenidos al Facebook de Ulises Cremonte PH: LEO ARANCE
La novela hiperrealista hace un recorte de época que deja al descubierto las nuevas -y a veces patéticas- prácticas sociales.
E
n tiempos en donde la identidad parece construirse en las pantallas, Selfie, desde una voz íntima y en primera persona, narra un fragmento en la vida de un profesor universitario que, fiel a un rasgo social actual, elige relacionarse a través de Internet. Leer Selfie es como entrar al living de Ulises Cremonte y sentarse a su lado frente a la computadora. Escrita de manera directa y simple, con un sentido del humor equilibrado, la novela hiperrealista desnuda la biografía de su personaje principal al mismo tiempo que éste -a veces de manera
escabrosa- desnuda hasta el más mínimo detalle de sus contactos de Facebook. Así nos enteramos del póster de Sandro que un ex alumno de Cremonte tiene colgado en su habitación o que a una mujer a quien el protagonista pretende seducir no le favorece la bikini animal print. Selfie es honesta en el más brutal de los sentidos. En la segunda parte del libro, Cremonte ni siquiera convierte a su personaje en un alter-ego, sino que, por el contrario, lo bautiza con su mismo nombre: “Me llamo Ulises Salvador Cremonte. Nací en Mar del Plata en 1974. Si al año se
le agrega que mis padres eran universitarios se comprende porque me pusieron ese segundo nombre. Y el que no lo entiende que lea un libro de historia de América Latina”. Claro que el título no es casual; el término “selfie” refiere a la práctica popular contemporánea de tomar un autorretrato y publicarlo en las redes sociales. Cremonte, más que una foto, saca una radiografía de sí mismo y de su entorno, y de esta manera, a través de un personaje que por momentos roza lo patético, logra una parodia de los modos de exhibirse y de relacionarse, no solo
de una generación, sino de toda una sociedad. Selfie toma esa externidad que nos invade desde los perfiles de Facebook y logra sacudir al lector al llevarla hasta el paroxismo
FICHA TÉCNICA Título original: Selfie Autor: Ulises Cremonte Páginas: 104 Editorial: Club Hem Año de publicación: 2015 ISBN: 978-987-3746-04-8 Colección: Sinfonía Emergente Género: Narrativa
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Ulises Cremonte
“Selfie es una novela parasitaria de la realidad” PH: ULISES CREMONTE
Cómo transformar el vicio de las redes sociales en algo productivo, según el autor de Los Eventuales.
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lises Cremonte nació en Mar del Plata hace 41 años, pero considera que su idiosincrasia como escritor está más ligada a La Plata, ciudad donde cursó sus estudios y vive desde entonces. Además de dar clases en la Universidad Nacional de La Plata, Cremonte lleva adelante espacios extracurriculares de escritura creativa para sus alumnos y trabaja en EPC, el sello editorial de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Escribe desde que era chico. A los 27 años empezó a hacerlo sistemáticamente: “Una o dos novelas al año”. En 2006 se publicó su primer libro Muñeca y yo
(cuya edición se encuentra agotada) que fue finalista del Premio Clarín. En 2010 compartió con Mariano Quirós el primer premio del Festival Iberoamericano de Nueva Narrativa con su novela Los Eventuales, un diálogo de 88 páginas entre dos hermanos que narran la vida de su madre, una mujer que, por decisión propia, nunca tuvo hijos. Ahora, sentado alrededor de la modesta mesa de plástico del bufet de la Facultad –“porque en la terraza se puede fumar”-, vestido con una campera de Adidas y un jean, habla acerca de Selfie, su última novela, de la intimidad de sus personajes y del universo
de la edición independiente. — La primera parte de tu novela son descripciones minuciosas de los perfiles de Facebook de ciertos amigos virtuales ¿Cómo elegiste a esos personajes? — El primer perfil fue el que dio origen a todo. Era una piba que me había gustado, me parecía atractiva. Había leído una nota de ella y la busqué en Facebook. Era un verano muy aburrido y me calenté cuando la busqué. Tenía la coincidencia de que había nacido el mismo día que yo, pero diez años después y se llamaba como mi ex novia. Encima yo estaba en un proceso de duelo; todo cuadraba.
Empecé a mirar las fotos y hacía tiempo venía pensando en esa práctica (que no es ninguna originalidad) súper habitual de mirar los perfiles de Facebook y creer conocer a alguien a partir de eso. Es más, a veces -y con ella me terminó sucediendo también- pasaba del éxtasis al aburrimiento, terminaba pensando que era una boluda. No era ni una cosa ni la otra, porque fue todo en mi cabeza. — Con ella te relacionaste solo a través de Facebook. — Claro. Después le mandé la novela y se sintió un poco incómoda, como si fuera un capítulo de Black mirror (una serie que
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trabaja con la tecnología y que es medio futurista y a la vez no). Se sintió perseguida. Fue consciente de cómo la imagen de uno puede ser mirada. Y ella era bastante exhibicionista… Qué raro que alguien exhibicionista se sienta invadido ¿no? — ¿Por qué crees que sucede eso? Que una persona exhibicionista se sienta expuesta. — Porque creo que lo que más jode es que uno no tiene las consecuencias de que la mirada es muy importante, es muy interpelativa, aunque silenciosa. Y quise blanquear eso. Quise blanquear lo pajero de ese momento mío mirando, porque fue un momento recontra súper pajero. Después la novela sigue y lo profundizo. Estaba también un poco asqueado. Me sentí incluso muy boludo cuando vi ese perfil y me entusiasmé y después me desentusiasmé, como diciendo: “Qué superficial que soy”. Lo escribí y me gustó dejarme en evidencia. Me gusta cuando la escritura, y sobre todo en esta que es muy autobiográfica, me deja como en outside.
“Me gusta cuando la escritura, y sobre todo esta que es autobiográfica, me deja como en outside” — En relación al exhibicionismo, con tu novela se cobra dimensión del nivel de intimidad al que se invita a acceder al otro a través de Facebook. Uno no es tan consciente de esa mirada silenciosa que vos nombrás. Y tu novela es un reflejo de esa sobreexposición, porque vos también te ponés como personaje en ese lugar. — Eso me parecía absolutamente justo: los miré y desnudé mi mi-
rada. Pero desnudar mi mirada es más como una cosa conceptual – y lo citas a Roland Barthes y quedás bárbaro en un Congreso-. La gente necesita algo más cash también: “Ya los desnudé con mi mirada, ahora me toca a mí, ahora me muestro todo yo”, hasta tal punto que mucha gente me ha dicho: “No sé si quería saber tanto de vos. Contás demasiado. ¿Por qué?”. También esa cosa de confesión incomoda. Y eso también me gustaba que pasara. — Entonces elegiste Facebook como un elemento central en la novela por una cuestión personal del momento que estabas viviendo. — Sí, sí. También tiene algo de sociológico en el sentido de que son temas de nuestra época; la selfie, la exposición de la propia imagen, pero sobre todo el uso que yo hacía de eso, cómo dejar ahí una especie de cápsula de la época para que quede de registro. — ¿Te parece que esta sobreexposición es un rasgo epocal? — Yo creo que el germen de eso estuvo siempre. Desde el momento en el cual existió la cámara portátil y nos sacábamos muchas fotos compulsivamente. Yo en Selfie cuento un día en Parque Camet y parece que mi infancia es esa tarde en Parque Camet porque es de la que hay fotos. ¿Por qué hay tantas fotos de ahí? Porque ibas una sola vez a revelar el rollo y agotabas todo en ese día. Ya ahí había un germen de Facebook. La tecnología lo que hizo fue maximizar un deseo que creo que ya estaba. — ¿Volverías a escribir algo tan autorreferencial? — Quizás dentro de mucho tiempo. La pasé bien escribiendo esta novela. Había una pulsión pajera en eso de mirar fotos, me gustaba. Aparte tiene como esa cosa amateur, como cercana, como de alguien posible de encontrarte. Y además, encima, tenía el plus de haberlo hecho escritura,
de haberlo hecho productivo, lo vivía con menos culpa que cuando era solo pajeramente: “Estoy haciendo arte, una novela”. Cerraba todo. — ¿No te generó pudor narrar cosas tan íntimas? — Lógicamente, me trajo algunas consecuencias un poco incómodas: temor a que alguien se ofenda... Algunas cosas no las conté porque involucraban a otros, entonces al saber que era todo tan real, (era obvio que era todo tan real) podía incomodar. Me trajo consecuencias. Después, cuando terminé de escribir, lo último que comenté es que estaba empezando una relación. Que me vino bárbaro porque me dio como un cierre. Yo ya venía medio saturado. Porque, además, la última parte de la novela la iba escribiendo día a día con lo que me iba pasando en un chat con otra chica. Y es más, ya se me habían trastocado todos los valores, ya no me quería coger a nadie, sino que quería que me escribieran, o si iba a coger lo pensaba especulativamente como para después narrarlo porque estaba bueno narrativamente. Yo pensaba: “Escribime, contestame, no porque me esté muriendo de ganas de que me contestes, sino porque necesito avanzar con la novela”. Ya me había vuelto muy parasitario de lo real. Creo que esa es la mejor definición de Selfie: es una novela muy parasitaria de lo que me estaba pasando, y es una cagada porque uno pierde un poco de inventiva y por eso estuvo bueno ponerle ese cierre. — ¿Y la mujer con la que empezaste una relación? — Ella vio después el libro publicado y para ella también fue movilizante. Es más, cuando vi que por suerte la cosa venía en serio, que estaba bueno lo que estábamos empezando a armar, le
dije: “¿Cómo querés que te lea esto? ¿Querés que te lo lea yo de a poco? ¿Querés no leerlo y no enterarte? Porque mirá que muestro, eh…”. Yo creo que después la terminaron convenciendo sus charlas con la psicóloga y también que el final es... Bueno, nada… — Sí, a ella la cuidás. — A ella la cuido porque no la vuelvo personaje. No la voy a volver personaje. Si la vuelvo personaje es porque se fue todo a la mierda. Ojalá que nunca la vuelva personaje.
“Tenemos mejores editoriales que lectores” — ¿Cómo te acercaste a Club Hem? — Francisco había empezado en el laboratorio de escritura que tenemos acá. También a Leo le había gustado Los Eventuales. También sabían que, no por falsa modestia lo voy a dejar a decir, yo era como un nombrecito que estaba circulando, y como ellos querían hacer una editorial bien inscripta en La Plata, parece que les cerró por todos lados. Así que me ofrecieron editarme, y la verdad que yo, encantado, porque, además, si bien nunca me llamaron de una editorial de Buenos Aires -sería mentira decir que estoy renunciando a Buenos Aires-, está bueno manejarse acá. Para mí es más importante que salga la reseña en El Día que en Página/12. Y acá hay como todo un público lector. Después uno se entera de rebote de gente que uno no conoce y que terminó leyendo la novela, y eso está bueno. Capaz hay que ser menos pretencioso y construir toda una identidad local. Sobre todo en una editorial como Club Hem que te cuida tanto. — ¿Tuviste una buena relación con la editorial?
PH: DESCONOCIDO
Ulises Cremonte.
— Sí. A mí acá me cuidaron muchísimo. El día de la presentación me sentía Mick Jagger porque iba de una radio a la otra. Y radios que acá son escuchadas. Y está bueno. Y eso lo generaron ellos. Y además, cuando te cuidan tanto, uno necesariamente se termina poniendo la camiseta de la editorial. Además, Selfie es un libro muy lindo, acá está en lindos lugares, en la Facultad obviamente porque yo doy clases, pero también en una librería linda. Está, se ve. Y la verdad que con eso alcanza, porque también en Buenos Aires tenés tiradas de dos mil ejemplares que se pierden en un océano y acá a lo mejor tenés una tirada más chica pero que tiene una circulación nutritiva. Estoy muy contento con Club Hem. Ojalá quieran volver a tener algún material mío en el futuro, porque la he pasado muy bien, así que puro
agradecimiento a ese espacio. — De todos modos, no hay mucha diferencia entre los circuitos porteños y los circuitos platenses de la edición independiente. — No, no. Pero Buenos Aires tiene una cosa como ombligo del mundo, entonces si publicaste en Mansalva después a lo mejor te invitan a una conferencia en algún lado, tu nombre tiene cierto rebote, te incluyen en listas de recomendaciones y esas boludeces. Pero aparte, las presentaciones a las que fui en Buenos Aires son malísimas. A mí me gustan las presentaciones en La Plata. A mí me gusta mucho La Plata, así que está bueno defender ese espacio. Cuidarlo dándole buenos textos, no los textos de resaca y llevando otro tipo de material a Buenos Aires. Yo creo que si Club Hem quiere seguir editándome voy a tener siempre un lindo material para publicar con ellos.
Tampoco me pongo en una posición ética de decir: “No voy a publicar en una editorial grande”. Pero creo que acá hacen un muy lindo laburo y te dan ganas de defender proyectos como los de Club Hem o los de estas editoriales chicas. — ¿Qué opinás del universo de las editoriales independientes? — Yo creo que tenemos editoriales que son infinitamente mejores que los lectores. Los lectores son muy superficiales, no gastan en libros. Mis alumnos no gastan en libros. Mi ayudante tampoco. Terminó comprando la novela, pero le costó. No porque sea mi novela, sino porque la gente no invierte en libros. Posiblemente vayan al evento pero se gastan la misma guita en cerveza y no en un libro. Y las editoriales independientes están haciendo un esfuerzo de tener cosas de calidad, que sean lindas, de tratar de buscarle una vuelta de tuerca al precio que
siempre es complicado, porque si lo ponés muy barato estás menospreciando el producto y si lo ponés muy alto no te lo compran. En todo caso, uno debería preguntarse qué hacemos, realmente qué hacemos, porque ¿seguimos tirando botellas al océano? No sé, no sé. El mundo de ficción, por lo menos (las editoriales independientes no publican solo ficción) es muy estrecho. Y las editoriales independientes invierten mucho esfuerzo para un público que es muy fiaca, que tenés que estar rogándole para que te compre un libro. Y ahí hay como una cuestión de concepción, de decir: “Bueno, ¿y? ¿Qué hacemos? ¿Seguimos produciendo estos materiales que casi no son leídos? ¿Con qué objetivo?”. Me parece que las editoriales independientes no tienen los lectores que se merecen
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Mundo
En un rincón de Almagro
PH: TAMARA GROSSO
La cooperativa de trabajo Eloísa Cartonera inauguró un nuevo local en el tradicional barrio porteño. Además de la feria de libros desplegada en la vereda, los poetas Walter Lezcano, Celeste Diéguez y Gustavo Yuste, entre otros, acompañaron el evento con una ronda de lectura.
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obre una mesa larga y angosta ubicada casi en la esquina de Venezuela y Castro hay un montón de libros desordenados prolijamente, unos encima de los otros. Las tapas de cartón tienen pintados en témpera con colores llamativos los apellidos de los poetas: Lezcano, Casas, Yuste, Cucurto. Adentro del pequeño local que se inaugura hoy están algunos de estos mismos poetas leyendo sus obras publicadas en la editorial anfitriona del evento, Eloísa Cartonera. Junto a ellos, también exponen Gabriela Luzzi, Gabriel Juárez, Rodolfo Facundo Soto, Juan Rux, Ernesto Camilli y
Celeste Diéguez, quien además coordina la serie Ojo de Tormenta de la editorial Club Hem. - ¿Tenés algo de poesía? - una chica se detiene y le pregunta, distraída, al encargado de la venta de libros. - La mitad de nuestro catálogo es poesía– responde el hombre alto y morocho que atiende cuidadosamente a los clientes -.Mirá, acá te encontré estos de Fabián Casas: uno de ensayos, otro de narrativa y los demás de poesía- le dice a un joven de lentes de marcos gruesos que agradece la atención. Eloísa Cartonera nació en el 2002, cuando la crisis del 2001 aún pisaba fuerte en las calles, de
la mano del escritor y periodista Washington Cucurto y el artista plástico Javier Barilaro. Junto a otros escritores construyeron una cooperativa de trabajo e idearon una editorial que desde entonces imprime sus títulos en formato cartón, con materiales comprados a los cartoneros de la CABA, pintados a mano e impresos en el taller propio de la editorial “No hay cuchillos sin rosas”. Alan Pauls, Ricardo Piglia y Gabriela Bejerman sobresalen, entre otros autores, de los 200 títulos de literatura argentina y latinoamericana que contiene “la editorial más colorinche del mundo”. Su primer espacio físico estu-
vo ubicado en Almagro, a la vuelta del antiguo mercado del Abasto -hoy devenido en shopping-, sobre la calle Guardia Vieja. Luego se mudaron a la “República de La Boca”, como ellos suelen denominar, a metros de la bombonera. Hoy vuelven a Almagro, a la zona más vieja del barrio, más alejada del bochinche de los bares y más cercana a los zaguanes derruidos que todavía sobreviven, olvidados, afortunadamente, por los circuitos de moda y el turismo de Buenos Aires. La lectura que corona la noche queda a cargo de Facundo Soto quien lee con énfasis un intercambio de mails que tuvo alguna vez con Ioshua, la joven voz de los barrios bajos que con tono marginal narró sobre su amor y su vida, bautizado desde el periodismo como “el poeta gay del conurbano” y quien falleció en junio del año pasado. La gente aplaude y sale apresurada a tomar una bocanada de aire. El calor es sofocante afuera y adentro del local. Los integrantes de Eloísa Cartonera están contentos porque tuvieron una buena venta de libros. Cada uno sale 20 pesos y de a tres, 50 pesos. En este momento, comprar un libro de Eloísa Cartonera cuesta menos que un paquete de cigarrillos. La vereda de “Venezuela Revolucionaria”, como le llaman a la calle por allí, va quedando casi desierta. Quedan los de siempre, que comienzan a ordenar de a poco. Quedan también algunos carteles pegados en los postes de luz y en los árboles. Uno de ellos reza: “¿Quien dijo que todo esta perdido? Yo vengo a ofrecer mi poesía”
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Algunos títulos de Club Hem Rebelión en la ópera / Carlos Ríos La canción del naufragio / Juan Bautista Duizeide Mochila / Marina Arias Los desiertos / José Supera Noticias de la belle époque / Mario Arteca Volver a la escuela / Diego Vdovichenko Todo el tiempo de cero / Paula Peyseré Cartografía de la insolación / Ana Claudia Díaz Bajo los adoquines está la Pachamama / Nicolás Trivi
Aviso: la presente imagen ha sido retocada artificialmente con Photoshop. PH: CORTESÍA DE CLUB HEM
Agua en la cabeza / Antología literaria